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Fragmentos para la Prueba Interna

Fragmento Romeo y Julieta


William Shakespeare
Páginas 78, 79 y 80
Acto III, Escena V

1 Señora De Capuleto: -Si, pero no lo agradece. ¡Insensata! Con su sepulcro debía


2 casarse.
3 Capuleto: -¿Eh?¿Qué es eso? Esposa mía. ¿Qué es eso de no querer y no
4 agradecer? ¿Pues no la enorgullece el que le hayamos encontrado para esposo
5 un tan noble caballero?
6 Julieta: -¿Enorgullecerme? No, agradecer sí. ¿Quién ha de estar orgullosa de lo
7 que aborrece? Pero siempre se agradece la buena voluntad, hasta cuando nos
8 ofrece lo que odiamos.
9 Capuleto: -¡Qué retóricas son esas! “¡Enorgullecerse!” “Sí y no”. “¡Agradecer y no
11 agradecer!” Nada de agradecimiento ni orgullo, señorita. Prepárate para ir por tus
12 pies el jueves próximo a la iglesia de San Pedro a casarte con Paris, o si no, te
13 llevo

14 arrastrando en un serón, ¡histérica, nerviosa, pálida, necia!


15 Señora de Capuleto: -¿Estás en ti? Callate.
16 Julieta: -Padre mío, de rodillas os pido que me escuchéis una palabra sola.
17 Capuleto: -¡Escucharte! ¡Necia, malvada! Oye, el jueves irás a San Pedro, o no
18 me volverás a mirar la cara. No me supliques ni me digas una palabra más. El
19 pulso me tiembla. Esposa mia, yo siempre creí que era poca bendición de Dios el
20 tener una hija sola, pero ahora veo que es una maldición, y que aun ésta sobra.
21 Ama: -¡Dios sea con ella! No la maltratéis, señor.
22 Capuleto: -¿Y por qué no, entremetida vieja? Cállate, y habla con tus iguales.
23 Ama: -A nadie ofendo…No puede una hablar.
24 Capuleto: -Calla, cigarrón, y vete a hablar con tus comadres, que aquí no metes
25 baza.
26 Señora de Capuleto: -Loco estas.
27 Capuleto: -Loco si. De noche, de dia, de mañana, de tarde, durmiendo, velando,
28 solo y acompañado, en casa y en la calle, siempre fue mi empeño casarla, y a
29 hora que le encuentro un joven de gran familia, rico, gallardo, discreto, lleno de
30 perfecciones, según dicen, contesta esta mocosa que no quiere casarse, que no
31 puede amar, que es muy joven. Pues bien, te perdonaré si no te casas, pero no
32 vivirás un momento aquí. Poco falta para el jueves. Piensalo bien. Si te
33 consientes, te casaras con mi amigo. Si no, te

34 ahorcarás, o iras pidiendo limosna y te morirás de hambre por esas calles, sin
35 que ninguno de los míos te socorra. Piensalo bien, que yo cumplo siempre mis
36 juramentos.

Fragmento Como agua para chocolate


Laura Esquivel
Páginas 14, 15 y 16

1 Una de esas tarde, antes de que Mamá Elena dijera que ya se podían levantar de
2 la mesa, Tita, que entonces contaba con quince años, le anunció con voz
3 temblorosa que Pedro Muzquiz quería venir a hablar con ella…

4 - ¿Y de qué me tiene que venir a hablar ese señor? - dijo Mamá Elena luego de un
5 silencio interminable que encogió el alma de Tita.
6 Con voz apenas perceptible respondió:
7 - Yo no sé.
8 Mamá Elena le lanzó una mirada que para Tita encerraba todos los años de
9 represión que habían flotado sobre la familia y dijo:
10 - Pues más vale que le informes que si es para pedir tu mano, no lo haga.
11 Perdería su tiempo y me haría perder el mío. Sabes muy bien que por ser la
12 más chica de las mujeres a ti te corresponde cuidarme hasta el día de mi muerte.
13 Dicho esto, Mamá Elena se puso lentamente de pie, guardó sus lentes dentro del
14 delantal y a manera de orden final repitió:
15 - ¡Por hoy, hemos terminado con esto!
16 Tita sabía que dentro de las normas de comunicación de la casa no estaba
17 incluído el diálogo, pero aun así, por primera vez en su vida intentó protestar un
18 mandato de su madre.
19 - Pero es que yo opino que…
20 - ¡Tú no opinas nada y se acabó! Nunca, por generaciones, nadie en mi familia
21 ha protestado ante esa costumbre y no va a ser una de mis hijas quien lo haga.
22 Tita bajó la cabeza y con la misma fuerza con que sus lágrimas cayeron sobre la
23 mesa, así cayó sobre ella su destino. Y desde ese momento supieron ella y la
24 mesa que no podían modificar ni tantito la dirección de esas fuerzas
25 desconocidas que las obligaban, a la una, a compartir con Tita su rino, recibiendo
26 sus amargas lágrimas desde el momento en que nació, y a la otra asumir esta
27 absurda determinación.
28 Sin embargo, Tita no estaba conforme. Una gran cantidad de dudas e
29 inquietudes acudían a su mente.

30 Por ejemplo, le agradaría tener conocimiento de quien había iniciado esta


31 tradición familiar. Sería bueno hacerle saber a esta ingeniosa personas que en
su
32 perfecto plan para asegurar la vejez de las mujeres había una ligera falla. Si Tita
33 no podía casarse ni tener hijos, ¿quién la cuidaría entonces al llegar a la
34 senectud?¿Cuál era la solución acertada en estos casos?¿O es que no se
35 esperaba que las hijas que se quedaban a cuidar a sus madres sobrevivieron
36 mucho tiempo después del fallecimiento de sus progenitoras?.

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