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A once mil la libra

Por tres mil cuántas me daría

Esas siete fresas alivianan el peso de su guitarra que antes de subir al pus recordó que
había olvidado en su casa y sería poco lógico y dar la clase y no tener con qué aprender por
ende se devolvió y llegó tarde pero traía siete fresas o seis porque claramente ya se había
comido una

Perdón por llegar tarde entiende que me toca caminar desde el metro

Julieta siempre pone como excusa la distancia el solo le responde

Tranquila ya me acostumbré

Y empezaron los minutos que se convirtieron en distracciones que daban risa y en notas
que no entendía la comprensión en una mirada y el esfuerzo invertido en la guitarra haría
que valiera ofrecer una de sus ahora cinco fresas.

Qué harías si las fresas fueran amarillas

No las comería

Esa es lamentable porque yo creo que serían más deliciosas pero como afortunadamente
estas son rojas…

Julieta le sonríe tratando de conectar y medianamente convencer a Daniel de comer una


esto me recordaba a la escena de la bruja ofreciéndole la manzana Blancanieves pero esta
vez era Blancanieves ofreciendo la manzana que no estaba envenenada y qué tanto
apreciaba

Entonces Dani quieres una pero solo una porque no te las puedo dar todas la que gasté
todo mi dinero en ellas

Aunque la propuesta de Julieta era tierna es sin dudarlo la rechazó y le cuestionó sus
decisiones que honestamente si yo no la conociera hubiera hecho lo mismo

Julieta tú ni deberías de comer esas fresas las compraste de alguien que las vendían un
balde y no la lavaste además gastaste todo tu dinero en algo que te puede causar una
intoxicación y no permitir que termines desde aprender a tocar guitarra

No me da miedo morir por estas ricas fresas y te confieso que realmente me alegra le habla
hayas aceptado

Después de eso se despidieron y cada uno se fue por su lado Julieta con cinco fresas y
Daniel solo dio la vuelta
Ella no esperaba su atención, su apoyo ni su cariño no lo esperaba la doña que le vendió
las fresas ni del trabajador del metro ni de las niñas que le sonrió en la calle
Ella sólo quería tiempo alguien que le ayudará a llevar su guitarra y a tenerle un poco de
miedo a la muerte
Ella la pequeña Julieta dispuesta a dar una de sus fresas a cambio de no quedarse sola y
andaba decidida a aliviar el peso de su melancolía En el amarillo del sol o en el calor de las
personas

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