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LA REVOLUCIÓN DE CONSTANTIN STANISLAVSKI (1863-1938) )

Todos estos cambios culminó en una figura artística que, incluso al día de hoy,
sigue ejerciendo
influencia. Stanislavski también dirige una compañía de aficionados y, con amigos,
funda la
Sociedad de Arte y Literatura. Crea, en 1897, junto con Nemirovich-Danchenko, el
Teatro de Arte.
Un año más tarde, se estrenan en Moscú con La Gaviota. Las representaciones
continúan con las
obras de quien sería su autor de cabecera: Anton Chejov (1860-1904): Tío Vania en
1889, Las
tres hermanas en 1901 o la aclamada El jardín de los cerezos en 1904. Con estos
textos y su
rte en modelo a imitar.

fórmula para el entrenamiento de actores, Stanislavski se convie

idad más absoluta sin renunciar a la fidelidad

Y lo hace porque entrena a los actores en la natural


ce novedosos efectos en escena,

del ambiente histórico. Es él quien, además, introdu :


desconocidos en la época, aunque al público contemporáneo esté tan habituado que, a
veces, ni

se repara en ello. A pesar de que es aclamado, incluso internacionalmente, en 1905


el Teatro de
Arte no puede continuar su actividad. Los nuevos modelos revolucionarios chocaban
frontalmente
con las obras burguesas que Stanislavski lleva a escena. Todo esto hace que se
embarque en un
gira por Europa y América propagando su particular visión del naturalismo en
teatro. Tras las
revoluciones de 1917, fue protegido por el nuevo régimen llevando no solo títulos
del repertorio
ruso (Almas muertas de Gogol en 1932 por poner un nombre) sino también obras de
Shakespeare (Otelo y Hamlet). Tras su muerte, su legado continuó con sus discípulos
bajo el

llamado Octubre teatral.

El verdadero actor se dice a sí mismo: “sé que la escenografía, el maquillaje, el


vestuario y el
hecho de que tenga que trabajar en público es una mentira descarada. Pero no me
importa,
porque las cosas en sí no tienen importancia en mí... Pero, si todo lo que me rodea
en el
escenario fuera verdadero, yo haría esto, y habría representado esta o aquella
escena de tal o

cual manera. Stanislavsky

Muy resumidamente, su revolución no solo se basó en la búsqueda del realismo sino


también en
la naturalidad a la hora de interpretar. Par ello, había que formar a los actores
con el objetivo
último de que se alejaran del histrionismo imperante entrenándolos en todos los
recovecos del
alma humana. Todo ello se consigue a base de concentración espiritual y de
relajación física.

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