Nuevo sistema

DE JUSTICIA PENAL
¿La “fuga”
legal?
Número 46 Año 2
RN1TV

¡Ojo! Alerta de spoiler

1 al 14 de agosto 2017
$42 M.N. $4.00 US

TV

Javier Duarte, culpable… reporteniveluno.mx

 Cultura

Ana Francis Mor,

del cabaret a las letras

“Todavía es
exótico tener
40 años, no
estar casada
ni tener hijos”
Carlos Organista

Actriz, cabaretera, directora teatral, activista

y ahora escritora, Ana Francis Mor presenta
su primera novela: una puerta a un mundo
en el que dos chicas lesbianas construyen una
relación feminista de amor fraterno, sin caer en
lugares comunes, con mucho humor y nunca
indiferentes al machismo de la sociedad y la
violencia de género.
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 cultura
S
i alguien le habla de novelas sobre mujeres, ¿qué es lo pri-
mero que piensa? La respuesta, en definitiva, dependerá
mucho de su edad; pero muy probablemente imaginará
enseguida la típica historia de amor, en la cual dos personajes
lucharán contra todo y todos para defender su relación de pa-
reja. Sin embargo, aunque parezca una obviedad, el universo
femenino es mucho más que eso. “Todas las mujeres vivimos
millones de historias y aventuras y millones de cosas en la ca-
beza mientras limpiamos los frijoles. El caso es que esas his-
torias no están contadas por una serie de razones”, asegura la
actriz y escritora mexicana Ana Francis Mor.
Y es que, si bien la literatura femenina ha sido un reflejo
del pensamiento de las sociedades en distintos contextos, en
los últimos años ha ido también de la mano de la lucha de
las mujeres por el reconocimiento de sus derechos. “Un poco
como esto que le pasó a Virginia Woolf: ‘Fui a la biblioteca a
ver literatura femenina y resulta que todas eran historias del
corazón’. Entonces, ¿dónde está todo lo demás? ¿Por qué las
mujeres tenemos que escribir solo de esto? ¿Por qué no pode-
mos escribir del sentido de la vida, de la búsqueda de la felici-
dad, discutir sobre la civilización y hacia dónde va el mundo,
de dónde venimos, quiénes somos, quién es Dios... de todo
aquello que no sean los hijos y los maridos?”, dice en una char-
la con Reporte Nivel Uno la también activista especializada
en derechos sexuales y estudios de género y fundadora del co-
lectivo Las Reinas Chulas, que promueve el cabaret en México.
En ese contexto, Ana Francis Mor presenta su primera no-
vela: Lo que soñé mientras dormías (Planeta, 2017); “dos ami-
gas, Antonia y María, que se adoran con toda el alma, transi-
tan la vida y hacen esta travesía que se van narrando la una
a la otra de cómo miran el mundo; dos personajes que ven el
mundo de manera superdistinta, pero las une un amor elegido
muy fuerte, un amor fraterno”, describe la autora.
La primera vez
Entre las muchas cosas que se supone uno debería hacer en la
vida está escribir un libro, pero no siempre es posible y, por lo
tanto, no se sabe cómo es la experiencia. Ana Francis Mor lo
explica así: “Me senté a escribir y fue la aventura más hermosa
de mi vida. De pronto, todo empezó a salir y a salir... como si
mi cuerpo, mi cabeza, mi alma y mi corazón fueran una espe-
cie de prisma a través del cual pasan todas las historias de mi
vida, las de mi familia, las que me contaron, las que oigo en el
56 ReporteNivelUno.com
metro...”. Y añade, en su particular estilo: “Se siente como la
primera vez, pero ‘más mejor’; porque como ya sabes que la
primera vez de veras no se repite es mucho más emocionante”.
“Yo soy una fanática de contar historias de las mujeres, es
mi trabajo en la vida, lo que vine a hacer a este mundo. Lo que
me he ido topando con mi propia historia, en la dramaturgia
sobre todo; es que hay pocos personajes que nos enteramos
cómo piensan, cuya narrativa esté disociada de la maternidad
o del amor romántico. Como que en todos los personajes fe-
meninos su historia y su tragedia son o porque se enamoraron
de alguien o porque fueron mamá de alguien. ¿Y todo lo demás
que no sabemos, dónde está? Porque de que está, está, pero en
la cabeza de las mujeres, no en sus historias; no está escrito”,
expresa la autora.
“Se van a encontrar historias muy simpáticas, que pocas
veces leemos; historias relacionadas con la libertad sexual y el
sexo, pero no con el amor. Aunque no es una novela cómica,
tiene su buen grado de sentido del humor, porque yo soy yo,
pero es una novela que habla de la experiencia humana, del
dolor”, dice Ana Francis Mor, y agrega: “(Los personajes) son
mujeres en sus 40, no están casadas, y por ahí llevan una vida
bastante exótica: todavía es exótico tener 40 años, no estar
casada ni tener hijos”.
Machismo y feminismo
Así como habla del amor fraterno y de historias pocas veces
contadas sobre el universo femenino, Lo que soñé mientras
dormías refleja también la forma como ha cambiado, para
bien y para mal, el machismo y feminismo en distintas épocas
y contextos. En ese sentido, la autora advierte que para termi-
nar con el machismo es necesario un “cambio de narrativa”,
y para explicarlo recurre a una anécdota personal: “Por cir-
cunstancias familiares, mi mamá tuvo que dejar de ser ama de
casa para ganar dinero. Eso pasó cuando tenía más o menos
como unos 6 años, justo la edad en que tienen que enseñarte
a peinarte, a vestirte por ti sola... Como había muchas mujeres
en mi casa, estaba cuidada, en términos de que no me iba a
pasar nada, pero este cuidado específico de enseñarme a ser
‘señorita’ a mi mamá ya no le dio tiempo. Entonces, peinarme,
a mí me cuesta un huevo. ¡No puedo! Nunca he podido, no me
sale, me da hueva, no entiendo. Y entonces mis primeros 20,
30 años, los viví como un abandono... Claro, después me hice
feminista y entendí un montón de cosas. De entrada, ¿por qué

eso no se lo reclamas a tu papá? Porque no se te ocurre que
ese güey también pudo enseñarte a peinarte. Y después me di
cuenta de que el hecho de que mi mamá no estuviera encima
de mí haciéndome señorita me dio mucha libertad, porque
entonces pude crecer como se me dio la gana (...) Entonces,
mi narrativa cambió”.
“El problema es que muchos de los hombres todavía no
han encontrado las ventajas que tiene dejar el machismo:
ventajas emocionales, de vida, de relajación, de desapretarse
el calzón... porque el machismo es muy cruel para hombres y
mujeres (...) (los hombres) van a acabar como viejos maltrata-
dos por las mujeres que nunca trataron bien. Ancianos jodi-
dos, maltratados, enfermos, con el hígado destrozado...”.
Ante la pregunta de si acaso hemos entendido mal el fe-
minismo, Ana Francis Mor responde: “Sí. Tiene muy mal
marketing el feminismo, aunque ha ido cambiando. Creo que
ha ayudado mucho el ‘feminismo pop’, como le llaman las fe-
ministas ultras: esta ola de Madonna, Emma Watson (...) ser
feminista qué significa: que estés de acuerdo en que las muje-
res vayamos a la escuela, que no nos obliguen a casarnos, que
tengamos hijos cuando queramos y que tengamos los mismos
derechos laborales, etc. Eso es ser feminista. No hay más”.
Si bien la “narrativa” no ha cambiado del todo, los roles
han comenzado a modificarse con algunas dificultades. “Veo
a mis amigas heterosexuales que tienen carreras increíbles y
luego andan con cada pendejo... porque no hay hombres de su
tamaño que le quieran entrar. Me parece que es un momento
difícil para los hombres heterosexuales, andan de pronto muy
…muchos de los hombres todavía no
han encontrado las ventajas que
tiene dejar el machismo: ventajas
emocionales, de vida, de relajación,
de desapretarse el calzón...
porque el machismo es muy cruel
para hombres y mujeres (...) (los
hombres) van a acabar como viejos
maltratados por las mujeres que
nunca trataron bien
Cultura
perdidos, no saben cómo entrarle. Claro que no quieren ser
machínes como sus papás, pero tampoco saben cómo no serlo
y no hay muchos otros hombres a los cuales acudir para pre-
guntarles cómo le hacen. Y también hay muchas feministas
que les dicen: ‘Yo qué te voy a estar enseñando, estoy ocupa-
da trabajando. ¡Edúcate!’. Hay como toda una generación de
hombres que se están acomodando y no la tienen fácil”.
Aunque, aplaude Ana Francis, “cada vez somos más las
mujeres que tenemos oportunidad de elegir una vida distinta
a la de nuestras madres y abuelas. Y eso ha ido cambiando
rapidísimo. La vida que tuvo mi madre no tiene nada que ver
con la que tengo yo (...) Sí hay cambios radicales, lo que pasa
es que también tenemos todo que ganar: si hace 60 años no
votábamos, ahí te encargo; si el dos por ciento de las propieda-
des en el mundo son de mujeres y el 98 por ciento de hombres,
tenemos todo que escriturar. Tenemos todo que escribir, todo
que contar; porque no podíamos y ya podemos, empezamos
a poder”.
Al final, como dice Antonia a María en algún momento de
la novela, nada es cierto... menos cuando se trata de las típicas
historias sobre mujeres. “No, no es cierto que era tan impor-
tante que alguien me enseñara a peinarme; no es cierto que
ser mujer significa una cosa; no es cierto que la felicidad está
en casarse y tener hijos; no es cierto que la felicidad está en el
dinero; no es cierto que el amor es esto que nos dicen que es...
Y no es cierto toda la cantidad de historias que hemos escrito
y leído sobre mujeres, hay muchas que no son ciertas”, remata
Ana Francis Mor.