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Se abusa de un niño
en la Iglesia
Prefacio
1
Daniel Arasse, " Un oeil noir "(Un ojo negro) en On n’y voit rien (No se ve nada), Paris, Folio, 2000,
pp. 58-94.
6
vo día de su nacimiento como exigía el rito 2 . Pero estos puntos de vista no agotan, no
circunscriben totalmente el misterio de esta Encarnación. Sigue habiendo una cierta
diplopía en el asunto: en el Renacimiento, el culto de los genitales de Cristo (en latín,
ostentatio genitalia) llegó a tomar la forma de una petición de fertilidad o protección
masculina. Posteriormente, este "miembro" fue recubierto por la pudicia de la era
victoriana, resultando en una carne amordazada y oculta, suscitando un cierto
ofuscamiento sobre lo sexual.
2 Régis Burnet y Didier Luciani, "La Circoncision. Parcours biblique" (La Circuncisión. Recorrido
bíblico). Lessius, Bruxelles, 2013. Este pequeño trozo de carne, cortado del cuerpo humano, marca la
incompletitud del hombre con respecto a la Alianza con Dios. Pero este corte material, corporal, no
puede garantizar la disposición espiritual del espíritu. San Pablo, en sus cartas a los Romanos y a los
Filipenses, considera que puede haber falsos circuncisos entre los que están circuncidados en la carne
y verdadera circuncisión entre los que no presentan esta marca en el cuerpo. La Biblia habla, en
cambio, de circuncidar "el prepucio de la oreja, del ojo, del corazón y de los labios". La espiritualidad
de la circuncisión rebosa el estricto marco ritual de la observancia de la Ley. A través de esta incisión
metafórica, subraya la apertura de los órganos, que ya no giran en torno a su eje, colmados y
obstruidos por la concupiscencia, en su propio circuito pulsional autoerótico.
3 Olivier Bobineau, Constance Lalo, Joseph Merlet, "Le Sacré Incestueux", (Lo sagrado incestuoso)
Paris, Desclée de Brouwer, 2017, p. 39: "en griego, scandalon designa una trampa, mientras que en
latín, es una piedra de tropiezo, como una piedra en el zapato. [... ] En la pedofilia, el escándalo tiene
su origen en el encuentro explosivo de dos sagrados, lo sagrado instituido del sacerdote que es el
abusador y lo sagrado culturalizado del niño que es la víctima".
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7
Abuso
- engaño, fraude.
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Introibo
Método
Fue a raíz de estas preguntas, en el proceso de retomar, recoger y anotar
su contenido, que se elaboraron las posibles respuestas o hipótesis, reunidas en este
estudio4.
En este recorrido se convocará una diversidad de textos en la
heterogeneidad, las variantes y la disparidad de fuentes. La intención será entonces
identificar las referencias cruzadas entre ellas para identificar y establecer invariantes
que caracterizarían las prácticas abusivas:
4 Este término debe entenderse en la forma en que se utiliza en pintura, escultura o música como
ejercicio previo: una pieza que da lugar a un boceto, un esbozo o a variaciones con miras a una
composición final.
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- dos novelas más recientes y contemporáneas, en resonancia con
nuestra época, que datan respectivamente de 2020 y 2021, El consentimiento de
Vanessa Springora y Viaje al Este de Christine Angot. El primero atestigua la
devastación que causa para una adolescente menor la revelación de que este supuesto
amor pasional, exclusivo, con un hombre no era más que engaño enmascarando
prácticas depredadoras de "abusador serial" con otras adolescentes. El segundo hace
reflexionar sobre la diferencia entre una violación cometida por un padre de familia y
un sacerdote, calificado del título de Padre en el seno de la Iglesia y que se revela, la
mayoría de las veces como un "violador serial".
5 Mara Goyet, "Sous le charme du fait divers" (Bajo el encanto del suceso), Paris, Stock, 2016: para
esta escritora, el suceso no es una simple anécdota, anodina, trivial que se añade a otra, que hay que
ubicar en la rúbrica de los gatos aplastados. Lo convierte en un acontecimiento que colisiona con la
regularidad de nuestras vidas más o menos ordenadas. Es como una deflagración que impacta el
fundamento y la garantía de nuestros valores. Comporta, como suceso, una dimensión sorprendente,
heterogénea y sofocante que escapa al mimetismo de lo conocido. Mara Goyet compara su brutalidad
con la instantánea conmovedora del haiku japonés: "el haiku traduce la evanescencia del mundo de
manera bastante pacífica y serena. El suceso, con la misma concisión, refleja la inquietante opacidad
del mundo. En el haiku se siente el aliento y el espíritu, en el suceso se siente la asfixia y el
desorden".
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Inicio
Este uso del "se", mascullado y machacado varias veces (mea culpa,
mea culpa, mea maxima culpa), y que revelaba un profundo resentimiento acumulado
hacia la jerarquía católica y su silencio opaco, también a mí me llamó la atención.
Pero recién fue con posterioridad (y es el objeto de este estudio) que la repetición de
este "se" evocó algunas referencias que citaré a continuación. Además del recuerdo de
mi abuela que, sentenciosa, no dejaba de reprimir mi lenguaje demasiado impreciso
para ella: "Se es para los cerdos", también recordé que el filósofo alemán Martin
Heidegger dedica un pasaje6 de Ser y Tiempo al análisis del "se" (das Man, Heidegger)
haciendo de este pronombre el parangón de la inautenticidad. En efecto, ¿quién es el
que habla, encubierto por el anonimato y la impersonalidad?
6 Martin Heidegger, "Être et Temps", (Ser y tiempo) Paris, Gallimard, 1986, p. 155-173.
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El "se" puede, por así decirlo, ser interpelado constantemente. Puede responder de
todo sin la menor dificultad, ya que nunca avala a nadie.
7 Ya se trate de los crímenes nazis, de genocidios perpetrados o de la ola de suicidios en el correo (La
Poste), la retórica de la defensa participa siempre del mismo argumento falso: no es nuestra culpa,
hemos obedecido las órdenes, no somos más que ejecutores.
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de sus llamadas tendencias pedófilas, dejándolos solos con todos esos chiquillos de los
cuales se ocupaban. ¡Había que paliar la escasez de las vocaciones! ¡Círculo vicioso
de un proceso y al final...¡qué vejación!
Vergonzontología
La segunda oradora fue una mujer que habló de sus sentimientos al
verse conmocionada por la revelación de estas prácticas pedófilas:
¿Los fieles deberían pagar por culpa de esos sacerdotes o el silencio de la Iglesia?
9 En el marco de los abusos que afectan a los niños o adolescentes pertenecientes a las federaciones
deportivas (gimnasia, natación, fútbol.) estos jóvenes quedan apresados en conflictos de lealtad que
amordazan su palabra: preocupados por sus carreras, de los emprendimientos a los cuales aspiran o
de las medallas que pueden ganar, no pueden testificar contra sus entrenadores encubiertos por las
instancias de este medio así como por las familias que participan en esta conspiración del silencio,
sacrificando el cuerpo de sus hijos por la gloria . Se han convertido en peones manipulados en el gran
tablero de la ambición a costa de un terrible fracaso de su futura vida sexual.
16
¿Qué alcance tendría, económicamente10 hablando, la expiación de la
vergüenza? ¡Le echaríamos la culpa al pueblo de Dios! ¡Qué atroz! No pareciera que
la jerarquía eclesiástica haya formulado una petición o una doctrina explícita 11 en
cuanto a esta petición de fondos (en forma de donaciones o colectas). Si bien puede
dejarse cierta libertad al juicio de los creyentes, no es menos cierto que algunos se
oponen a esta forma de indemnización (que podrían calificar de "desvergonzada"),
prefiriendo que la Iglesia la procure de sus propios bienes o riquezas mediante la venta
de su patrimonio o recurriendo a la fortuna personal de sus sacerdotes pedófilos. ¡Así
se cumpliría su voto de pobreza!
Se ruega
cerrar los ojos
12 La dramática actualidad de la guerra en Ucrania nos revela el obsceno comercio con la muerte
propuesta a los soldados rusos y a sus familias: en caso de fallecimiento, se volcaría una
indemnización que permitiría comprar un Lada, un auto flamante que pueda llevar los padres al
cementerio donde será enterrado su hijo. Y colmo del cinismo, para evitar pagar esta indemnización
económica que cuesta al Estado, el ejército ruso no reclama los cadáveres, dejándolos insepultos en el
campo de batalla, dándolos por desaparecidos o llegando a pedir a las familias que viajen a Ucrania,
desde las profundidades de Siberia, para recuperar los cuerpos. Estos jóvenes se convierten en carne
de cañón, sacrificándose para salvar el sustento de sus familias. Un dilema brutal: el monedero o la
vida de mi hijo.
13 Algunas congregaciones africanas explotan, instrumentalizan la miseria de las familias de
religiosas de las que pagan su entrada en las congregaciones y monetizan el comercio sexual, que se
asemeja a una prostitución encubierta. Esto les permite evitar el riesgo de contraer el sida si llegasen
a involucrarse en relaciones venales. Y si quedan embarazadas, recurren al aborto (acto proscrito por
la doctrina de la Iglesia) que estas congregaciones financian. El abuso adquiere tintes trinitarios:
abuso de los cuerpos, abuso por corrupción económica, abuso por duplicidad y engaño. Además, la
Iglesia norteamericana ha acusado a los demandantes de abusos de querer beneficiarse
económicamente de sus acciones legales, y ha gastado muchos dólares en pagar a bufetes de
abogados para que los defiendan.
14 Sigmund Freud, "Lettres à Wilhelm Fliess", (Cartas a Wilhelm Fliess) Paris, Puf, 2006, p. 259.
18
mento, mi familia no estaba contenta conmigo porque había decidido que las exequias serían íntimas y
sencillas, algo que les pareció luego totalmente justificado. La frase escrita en el cartel tiene un doble
sentido y puede entenderse de dos maneras: debemos cumplir con nuestro deber hacia los muertos. (Una
forma de disculpa como si no lo hubiera hecho y necesitara una indulgencia - el deber en sí mismo tomado
literalmente). El sueño es, por tanto, una expresión de esta tendencia al autorreproche que se presenta
regularmente en los sobrevivientes.
15 S. Freud, "L’interprétation des rêves" (La interpretación de los sueños), Paris, Puf, 2012, pp. 273-
274.
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tarse en caso de incumplimiento de esta obligación. Llega en el momento justo, de
improviso, para indicar el dilema que puede haberse apoderado de la comunidad
católica en torno al deber de revelar los abusos perpetrados por estos sacerdotes que
llamamos "padres". Atreverse a denunciar estas prepotencias, salir del armario (un
coming out espiritual y salvador de vidas), no enterrar estos asuntos (porque cerrar los
ojos equivaldría a una "muerte psíquica", a un asesinato de almas para estos niños
maltratados, creando un peso irremediable sobre el tarot de su destino). ¡Nada de
cortinas de humo! O, de lo contrario, contemplar el asunto por el lado de la
justificación (callar, no ver, bajo la presión de la ley del silencio, lo que se agazapa en
los seminarios o presbiterios, a la sombra de los obispados o de los despachos
vaticanos) y perpetuar el encubrimiento, barrer el polvo bajo la alfombra. Pero
cuidado con los estados de ánimo que pueden conducir a una "procristinización", a
aplazar una y otra vez una decisión, aun cuando las palabras de Cristo en el Evangelio
se pronuncian más bien bajo el signo de la urgencia y la determinación. Jesús no duda
en volcar la mesa tanto en el sentido literal como metafórico, en este episodio
evangélico. Es como si esta "caza" anticipara el valor de la comisión de la C.I.A.S.E
(Comisión Independiente sobre los abusos sexuales en la Iglesia, o Commission
Indépendante sur les Abus sexuels dans l’Église), deseosa de poner fin a la amplitud
de sus escándalos y de exonerar a la institución del hedor nauseabundo de sus pestes.
Jesús entró en el Templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían.
Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas 16 y les dijo: "Escrito
está: Mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones".
Es una carga cáustica, una manera radical de poner los puntos sobre las
íes, en la medida en que esta mercantilización equivale doblemente a un robo así como
a un abuso, a la vez violación y robo de conciencias. La Iglesia se habría convertido en
una guarida subterránea de violadores.
16 Explotando la ingenuidad de las viudas pobres que no podían permitirse sacrificios grandiosos, los
mercaderes les vendían palomas (pigeons) como sucedáneo. En su libro "Historia de un Silencio",
(Histoire d'un silence), Isabelle de Gaulmyn cita el testimonio de una víctima que cuenta que el padre
Bernard Preynat "siempre encontraba un pretexto (una razón enmascarada) para que subiera a verlo
en la sala de disfraces que él llamaba su 'palomar'". No hay mejor manera de transmitir, a través de
esta metáfora de un pájaro, la suciedad de haber sido abusado (pigeonné) *.
¿Podría ser que a pesar de todo, estos sacerdotes aman a estos niños o se trata
de pervertidos? ¿Qué diferencia hay con el incesto perpetrado por un padre en el seno de una familia?
Se abusa de un niño
Este abuso del pronombre indefinido "se" como agente del maltrato
también nos remite al planteamiento de Freud sobre la fantasía de "Pegan a un niño
17," y que abre, mediante la permutación, la inversión y la variación de la estructura
gramatical, la cuestión de quién es el sujeto en juego en esta escena, recubierta por la
indeterminación. Pero a diferencia de la formulación freudiana de una fustigación que
permanece en el ámbito de lo virtual, de una fantasía potencial, de un imaginario
proyectado, la escena del abuso pone en acto, en la realidad, un "real" pulsional y
sexual. Freud, por lo demás, fue severamente criticado après-coup, (especialmente por
la corriente feminista) por haber privilegiado la dimensión fantasmática (en particular
17 Sigmund Freud, " On bat un enfant" (Pegan a un niño) en Névrose, psychose et perversion, Paris,
Puf, 1981, pp. 219-243.
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21
en relación con un deseo edípico volcado incestuosamente hacia el padre) en
detrimento de una violación realmente perpetrada, ejecutada. Con esta salvedad (nada
desdeñable) respecto a la realidad del pasaje al acto, que lo distingue radicalmente de
una fantasía, puede operarse una transposición de los envites, una traslación de las
diversas posiciones fantasmáticas representadas en lo "real" de los abusos.
dor serial que anima este Padre: "para él y por él, ¿soy yo el único, el preferido, su
favorito'"? Porque no se trata de una elección singular, de una rivalidad dual, fraternal.
Se es engañado, en una serie anónima, donde cada uno podría creer que es el elegido
pero que, de hecho, está fundido, confundido en lo impersonal. Esto es algo que
intensifica la sensación de abuso y engaño. Por cierto, siempre existe la explotación de
una transferencia paterna (versión compensatoria hacia un Padre) en función de la
vulnerabilidad de cada individuo (el tercer estadio de la fantasía freudiana indica estas
posibles sustituciones), pero ¿se trata de un deseo de humillar, degradar y mancillar a
un niño (como en el escenario de ciertas perversiones) o de tocamientos, roces y
masturbaciones que no implican un deseo de amor o de relación privilegiada? ¿Sería
este abordaje instrumental del niño una manera fácil de obviar la alteridad de
cualquier relación con un adulto (libre de consentir las expresiones deseadas)?
18 Sandor Ferenczi, " Confusion de langues entre les adultes et les enfants" (Confusión de lenguas
entre los adultos y los niños) en Psychanalyse IV, Paris, Payot, 1982, pp. 125-135.
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23
Si el niño se repone de tal agresión sexual, siente una enorme confusión; a decir
verdad, ya está escindido, a la vez inocente y culpable, y su confianza en el testimonio de sus propios
sentidos está quebrada. [… ] Casi siempre, el agresor se comporta como si nada, y se consuela con la idea:
"Oh, es sólo un niño, no sabe nada todavía, lo olvidará".
19 Patrick. C. Goujon, Prière de ne pas abuser, (Se ruega no abusar) Paris, Seuil, 2021.
20 Ibid., p. 13.
21 Ibid., p. 14.
24
eran suficientes para amortiguar la violencia de sus males. El dolor lo carcome en toda
circunstancia, punzante, al ser atravesado por estados de tensión.
Es la culpa de haber sido mancillado, niño, que este adulto puede sentir
ahora y abusivamente (como si el sentido de este pecado recayera sobre él), el
tormento, la obsesión de preguntarse si tuvo placer aquel día, si fue complaciente, si
cedió. Puede que haya encerrado sus palabras en una cripta (mensajes cifrados) y
bloqueado todo acceso a la escena traumática. Hasta tal punto que el acontecimiento
podría pasar por no acontecido y que, por tanto, no puede ser objeto de una
reminiscencia, puesto que no ha tenido lugar. Sin embargo retorna a la memoria
corporal. Lo que ha soportado de su trauma pasa también por un miedo pánico de ser
atacado por la espalda: "Nunca me siento de espaldas a una puerta abierta. Temo que
fuercen la entrada". Al preguntarle a un colega sacerdote por las noticias del abad N.,
escucha que lo califican de "basura pedófila". Este nombramiento, pronunciado por
otro persona, autentica su experiencia, que ya no puede ponerse en duda. Esto
confirma que su historia nunca fue un delirio.
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25
Aquellos que no entienden por qué las víctimas se declaran tanto tiempo después
de sus "supuestas" agresiones, ¿entenderán la voz apagada del léxico? Como esas piedras que remontan a la
superficie de los campos o, como en Verdún, los obuses que resurgen y amenazan con estallar en la cara de
quien los manipula sin cuidado. Tomar la palabra me arrancó de ese campo minado22.
22 Ibid., p. 50.
23 Ibid;, p. 42 .
26
el espacio privado, secreto, donde se puede pronunciar una palabra acerca del tormento
real (trastornos, cruces de experiencias) que representó la obscenidad de estas escenas
de violación. Hazaña en la que se intentará despegarse de esa sensación de vergüenza
que se adhiere a la piel, como si el abuso hubiera estropeado, desgastado la imagen de
sí mismo y hubiera que ocultarlo a toda costa.
Pero no hace falta mucho para volver a sentir la vergüenza de haber sido
mancillado. Separar la vergüenza de mí, es inútil, vano, falso: no es mía. No soy yo el culpable.
Caravaggio muestra a un soldado que cubre a Jesús con una túnica mientras Pilatos lo
presenta. El manto vela el cuerpo ultrajado. Protege. Evita que los demás vean sus heridas 24.
24 Ibid., p. 80.
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27
humillado, sacrificado, crucificado sin considerar la posibilidad de un cuerpo
resucitado en sus impulsos, su deseo, su vitalidad. Este sacerdote ya no sería sólo un
alter Christus, otro Cristo, sino ipse Christus, el Cristo mismo. Se trataría menos de
una ablución purificadora de un cuerpo mancillado (a menudo, por otra parte, en la
tradición ascética, la carne debe ser castigada por la observancia del ayuno, la
abstinencia y la castidad) que de un camino de purificación, una travesía de
depuración, de un desprendimiento de una culpa supuestamente indeleble. También se
abusa de volver la culpa contra uno mismo. Y el violador se convierte en un "experto"
en la materia para desviar la culpa e imputar la venalidad o la prostitución cómplice al
niño que por otro lado él ha comprado: "Pero no has dicho que no, aceptaste los
regalos y los viajes que te he propuesto".
¿Por qué el hombre que me abrazaba por la mañana me evitaba por la tarde?
Aquel malestar me habitaba aún al despertar. Reconocí esa sensación única, el frío metálico que me helaba
entonces. Por la mañana, una trampa se cerraba sobre mí, pero por la noche se exhibía la mentira. Esta
evasión que me asombraba me revela hoy esto: el niño había percibido la agresión que el instante del control
absoluto le arrebataba25.
25 Ibid., p. 58.
28
pos de exterminio) "dónde estaba Dios en ese momento" 26, algo lo llevó al sacerdocio.
¿Cómo podía ser, después de lo que lo había desgastado, después de lo que le había
hecho otro sacerdote? ¿Traición? ¿Se volverá él un usure-pater que abusa del título de
"Padre", usurpará él su ejercicio? ¿Acaso se ha apartado de una fácil amalgama
imaginaria que habría condenado toda pertenencia a la Iglesia en nombre de las
acciones de uno de los miembros de la comunidad cristiana? Se ha comprometido en la
vía simbólica de la fe y la creencia en un Otro salvador. No se desilusionará ni se
desengañará de su fe. A su terapeuta, que le sugiere que "ha elegido lo que lo salva",
le responde, jugando con el equívoco de esta palabra:
No me he salvado (huido/salvado en francés). Podría haber huido. No esquivé
nada. La denegación me había dado una cita para incumplirla después. No hui (sauvé) porque otro me salva.
Él también cuida de mí 27.
Elegí ser soltero, sin duda, por el deseo de estar unido a Dios. Puedo afirmarlo.
No fingiré, después, que no hubo algunos temores. Lo acepto. Lo comprendí el día en que mi osteópata me
manipulaba. Me trata desde hace casi veinte años. La fuerza de sus breves y castos contactos me hizo sentir
que no soportaba que me tocaran. Lo dejé hacer28.
26 Youssef Ishagour, "Le Poncif d'Adorno, Le poème après Auschwitz ", (El cliché de Adorno, El
poema después de Auschwitz) París, Éditions du Canoë, 2020: Adorno pudo haber declarado que
"escribir un poema después de Auschwitz sería una barbaridad". Esta frase, utilizada como un cliché,
un veredicto implacable o un mantra, ha sido criticada como si fuera cómplice de la barbarie nazi que
pretendía denunciar. El reino de este poder absoluto sigue causando estragos, prohibiendo para
siempre cualquier aproximación poética al Mal. Es como si la declaración igualmente bárbara del
cardenal Barbarin: "Gracias a Dios, los hechos han prescrito" cerrara el expediente y, al pretender
excluir la cuestión de la sexualidad en el seno de la Iglesia, censurara cualquier reflexión de ésta
sobre su organización institucional.
27 Ibid., p. 77.
28 Ibid., p. 83.
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29
Aunque haya habido prescripción, una investigación abierta ha
permitido a este sacerdote escuchar, públicamente, el nombre de su agresor, que será
pronunciado por un tercer tribunal civil. Para él, este acto de nombramiento servirá
como reconocimiento de su historia, de lo que le sucedió. En su testimonio, este
sacerdote no deja de exhortar a la Iglesia, de rogar a esta venerable institución que no
oculte en su seno el problema del Mal que, inevitablemente, participa del escándalo.
La rabina Delphine Horvilleur relata en uno de sus últimos libros 29,
dos chistes que muestran cómo la religión judía trata con humor la terrible cuestión del
Mal:
Dos sobrevivientes de los campos bromean con humor negro sobre la Shoah. Dios,
que pasaba por allí, los interrumpe bruscamente: "¿Pero cómo se atreven a hacer chistes sobre esta
catástrofe"?
Y los sobrevivientes responden: "¡No podrías entenderlo, no estabas allí"!
29 Delphine Horvilleur, "Vivre avec nos morts", (Vivir con nuestros muertos) Paris, Grasset, Livre
de Poche, 2022, p. 80 et p. 92-93.
30 Claude Lanzmann, "Le curé d’Uruffe et la raison d’Église", ( El cura de Uruffe y la razón de la
Iglesia) L’infini, N° 61, Paris, Gallimard, Printemps 1998.
30
bebé que aún no había nacido, provocándole heridas profundas.
Entre el acusado, la acusación, la defensa, el tribunal y los jurados, había algo así
como un pacto tácito: ante todo, dejar a la Iglesia fuera del caso. Esto significaba callar sobre lo esencial,
no decir nada sobre lo que, a nuestros ojos, podría haber justificado encontrar circunstancias atenuantes
para el abate Desnoyers: reclutamiento y formación de sacerdotes, disciplina de los seminarios, celibato de
los párrocos, castidad, relaciones del párroco rural con la jerarquía, posibilidad de que revelara sus
dificultades a un superior, etc.. Sobre todo, no intentar comprender 31 lo que una vida de sacerdote
representa, en plena campiña Lorena, en la segunda mitad del siglo XX, no preguntarse tampoco qué
podía significar "creer" para este ministro de Dios, capaz a la vez de ejercer su sacerdocio con temible
eficacia temible como hacerse masturbar, sotana en alto bajo la mesa familiar, por la mano de una niña
de trece años y medio, la misma hermana de la mujer a la que iba a asesinar.
31 Durante el juicio, el abate Desnoyers recibió una carta de un viejo cura rural que decía: "Hijo mío,
no añadas a tu falta el pecado del orgullo intentando explicarla". Aquí, el recurso al misterio o a "los
inescrutables caminos del Señor" puede funcionar también como resistencia a cualquier pregunta
sobre la razón de un crimen, aunque uno podría admitir que cualquier elucidación conlleva un
elemento de enigma en la historia de un hombre.
.
}
31
bio. Como si esos hábitos32, esas imágenes, esos oropeles sociales (a menudo son
profesiones que están en contacto con los niños), por su prestancia cubren y recubren
la faceta oscura pulsional. La fascinación de su brillo atrapa a sus presas.
"Conozco al asesino, conozco la verdad, pero no puedo decir nada, estoy atado por el
secreto confesional. Ni siquiera mi obispo me puede hacer soltar la lengua. ¡Lo dice aquí mismo!"
32 Guy Marie Louis Henri Desnoyers utilizaba su sotana para distorsionar su condición de sacerdote.
Durante los viajes o campamentos que organizaba junto al mar, tal un hombre-pájaro de mal agüero,
levantaba la dicha sotana para cubrir a las niñas (con el pretexto de que corrían el riesgo de ser
miradas por extraños) y jugueteaba con ellas al tiempo que les enseñaba pedagógicamente a
desvestirse.
32
Por lo demás, los maltratadores no dudan en aprovecharse de estos
argumentos retóricos evocando la trascendencia (diabólica o divina) para exculparse de
la inmanencia de sus actos, recurriendo a justificaciones 33 tanto más arteras cuanto que
toman la apariencia de motivos espirituales34:
"Cristo no pudo impedirme hacer esto. Por lo tanto había amor en todo eso".
"¿Por qué Dios no pudo parar esto? Debería haberme hecho ver que estaba mal".
33 Diario La Croix, martes 27 de diciembre 2022. Esto es lo que cuenta una víctima declarada del
padre Marko Rupnik, célebre jesuita esloveno: "Me besó ligeramente en la boca, diciéndome que así
besaba el altar donde celebraba la eucaristía. Me alentaba diciéndome que era un don que el Señor
nos otorgaba sólo a nosotros". La analogía del tocamiento y el recurso a la exclusividad de una gracia
divina justifican el abuso sexual falseando su sentido espiritual. El acto sexual se distorsiona en
sacramento del amor divino.
34 Un nuevo asunto fue noticia en otoño de 2022: aunque la Iglesia se había comprometido a una
mayor transparencia, el escándalo volvió a surgir por el encubrimiento de las actos de Michel Sentier,
obispo y director de la École de la Foi de Coutances: se lo acusó de abuso espiritual con fines
sexuales, poniendo en primer plano el sacrilegio: el mal uso del sacramento de la confesión. En
efecto, ante el tabernáculo, se obligaba al penitente a quitarse la ropa cada vez que confesaba un
pecado so pena de no ser absuelto. Esta strip-confession, inspirada en parte en el strip poker, en el
que el perdedor paga quitándose las prendas, se vale de la noción de privación espiritual o despojo.
¡Qué sumision, qué dependencia acarrea tal aceptación de los fieles!
35 Stéphane Joulin, "Combattre l´abus sexuel des enfants"(Combatir el abuso sexual de los niños),
París, Desclée de Brouwer, 2018, p. 19: "Se prestará especial atención a la cuestión de las
distorsiones cognitivas, esos pensamientos pervertidos y tóxicos que pretenden justificar,
excusar, moralizar, minimizar, racionalizar y eventualmente espiritualizar un pasaje al acto
abusivo".
}
33
¿Por qué permitió Dios que esto sucediera? Después de un tiempo lo odié y a
veces aún me cuesta no odiarlo, me gustaría ponerle una cruz".
36 Desde una perspectiva psicoanalítica, podemos suponer que esta relación con el Padre (relación
con el Nombre de Dios, posición paterna respecto a estos niños puestos bajo su autoridad) no podía
sino repetir y "cruzar" la relación privada, singular, que el niño sacerdote mantenía con el nombre de
su padre y la ley simbólica (lo prohibido) que le fuera transmitida.
34
tiendo un sometimiento implacable o podemos liberarnos de este no sabido, este insu,
que insidiosamente insiste? A este respecto, una relectura del Libro de Job, que da
testimonio de su rebelión contra Dios, podría quizá arrojar alguna luz sobre la
problemática.
37 "Job ", en La Bible, Ancien testament, (La Biblia, Antigo testamento ) II, Paris, Livre de Poche,
1975, pp. 181 - 230.
}
35
se afeita la cabeza y en señal de humildad , se arroja al suelo, prosternándose en una
oración henchida de adoración y bendición :
De ahí que unas llagas maligna se abatan sobre Job, golpeándolo desde
la planta de los pies hasta la coronilla. Agarra una esquirla para rascarse sus heridas
y no le queda más que considerarse un paria, instalándose en las afueras de la ciudad
y condenado al ostracismo en el medio de las cenizas. Su esposa lo insta a abandonar
su integridad y piedad, exhortándolo a que maldiga a Dios para luego morir. Job
exclama entonces estas palabras, lamentando su nacimiento 38 y maldiciendo haber
sido traído al mundo:
38 Cabe señalar que se trata de una insurrección similar (aunque el contexto de los dioses griegos
parezca diferente) la que se apodera de Edipo cuando se da cuenta, sin estar enterado de su destino,
de que ha matado a su padre y se ha acostado con su madre: Mè phunai (mejor no haber nacido)
exclama, ante la desesperación de esta ceguera.
36
Sería un consuelo
}
37
¿Qué es el hombre
Para que te ocupes tanto de él,
Para que le pases revista por la mañana
Y lo examines a cada momento?
¿Por qué no apartas de mí la vista
Si he pecado?
¿En qué te afecta, espía del hombre?
Te has vuelto en un verdugo para mí.
Por tanto, Dios restaura los asuntos de Job con una magnificencia y
generosidad multiplicadas por diez (como si la fe de su criatura se hubiera
multiplicado por diez) redoblando todas sus posesiones: recibe catorce mil ovejas, seis
mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Además, su confianza en la vida se
refleja en su descendencia, pues también le vinieron siete hijos y tres hijas a las que
llamó, muy delicadamente, Tórtola, Flor de Canela y Sombra para los Párpados.
¿Qué lección extraer de este pasaje bíblico en relación con el Mal que
ha golpeado a la comunidad católica con la revelación de los abusos sexuales en su
seno? Job pudo sentirse engañado, abusado por un Dios que castigó su cuerpo con
manchas leprosas siendo él un fiel intachable que servía a la divinidad con entrega
absoluta. Pues bien, precisamente el desafío lanzado por el diabólico Satanás, al que
Dios consiente, por dos veces, se refiere a la cuestión de una ofrenda gratuita de la fe,
de una ofrenda gratuita a la fe. Se trata de probar, de sopesar si esta confianza y esta
fidelidad en Dios se fundan en una lógica de protección, incluso de lógica condicional
de reciprocidad y de intereses (si observo sus mandamientos, Dios me lo devolverá con
creces) o si un acto de fe o de caridad participa de un don desinteresado en la
incondicionalidad de una gracia, sin necesariamente esperar un favor a cambio. Y es
}
41
por esta lógica contable, retributiva, que Job tropieza, señalándolo a Dios como un
impostor. La relación con Dios no puede ser del orden de lo que reporta.
Enviaron espías que simulaban ser justos, a fin de sorprenderlo en sus palabras, para
entregarlo al poder y a la autoridad del procurador. Y le preguntaron, diciendo: "Sabemos que dices y
enseñas con rectitud, y que no haces acepción de personas, sino que enseñas el camino de Dios con verdad.
¿Nos es lícito o no dar tributo a César"? Pero él, entendiendo su astucia, les dijo: "Muéstrenme un denario.
¿De quién tiene la imagen y la inscripción"?
Entonces Jesús les dijo: "Pues dad a César lo que es de César y a Dios lo que es de
Dios". Y no pudieron sorprenderlo en sus palabras delante del pueblo, sino que, maravillados de su
respuesta, callaron.
.
42
A la vista de la lucidez de este aforismo, uno estaría tentado de decir
que estos fariseos no consiguieron engañar o embaucar a Cristo, que bien podría haber
caído en la trampa que le tendieron: ¿esperaban que denegara lo que se debía a las
finanzas seculares, al Estado de derecho, para acusarlo después de fomentar la sedición
y la insurrección entre el pueblo, negándose así a pagar su deuda y a pagar el
impuesto? No, Jesús reconoce la efigie grabada sobre el denario que autentifica y
garantiza la legitimidad de esta retención, y los hace callar, pagándoles con la misma
moneda. Este precepto es, pues, válido, y de él deben sacarse todas las conclusiones.
Sin embargo, parece que la Iglesia ha callado durante mucho tiempo esta
recomendación radical (no es, claro, un silencio de admiración, sino de ocultación): le
ha costado mucho reconocer esta separación de lo secular y lo sagrado, como si minara
su propio poder cultural e ideológico sobre la sociedad39.
39 Es precisamente esta distinción que rechaza el integrismo islámico y que reivindica una teocracia
como régimen político que orienta un país. En la misma línea, Cirilo, patriarca de la Iglesia Ortodoxa
de Rusia, apela a lo espiritual para legitimar la guerra putiniana de anexión en Ucrania: convoca
resurrección y vida eterna, en nombre de la patria, para exhortar a los soldados reclutados a
convertirse en (extraño derecho o deber) una carne de cañón. Serán elevados a la dignidad de
mártires y se les prometerá un lavado de sus pecados que los llevará directamente al paraíso.
}
43
Del mismo modo que las pruebas de Job lo llevó a reflexionar sobre su
relación con la fe, el Mal que se ha abatido sobre la Iglesia católica (reconozcamos que
no está exenta de impureza) puede verse paradójicamente como un Bien , un kairos,
como decían los griegos, una ocasión, un momento para abordar con decisión, sin
forzarla, la cuestión de la sexualidad en la vida de sus fieles y de su clero (el sentido de
la castidad, las relaciones hombre/mujer en la institución, el placer o la condena de la
carne...). En todo caso, los lugares de escucha profana (fuera de la Iglesia para evitar
conflictos de intereses o de lealtad) parecen deseables y necesarios para escuchar el
interés de las vocaciones de los seminaristas, las dificultades, el sufrimiento o los
tormentos del clero en la duda o el cumplimiento de sus compromisos, los síntomas o
las fantasías de los abusadores. Ellos mismos tienen una historia parental, que
comienza con su concepción de niño, su período de adolescencia hasta su elección de
adulto (sacerdotes, obispos...). ¿Qué se ha repetido en estos actos perpetrados?
Nos tocaba las partes con palabras inapropiadas y nos llamaba "sus
guardaespaldas".
Me tomó la mano para ponérsela en los calzoncillos, fue tan insistente que
terminé por hacerlo, decía que era un regalo de la Iglesia al cielo, una acción de gracias a Dios. A veces
lograba retirarla, pero no siempre.
Secuelas
Las reminiscencias de las escenas traumáticas vuelven bajo múltiples
formas: ocultación, lagunas, ( la memoria es cripta inviolable de acceso) o, por el
contrario, somatizaciones recurrentes, reviviscencia de la escena en forma de imágenes
alucinatorias, resurgimientos de visiones, sensaciones de opresión física, olores
obstinados (aliento del abusador, sabor de sudor, ruidos, jadeos o sonidos repugnantes)
vienen (y es el colmo del abuso) interferir, parasitar la sexualidad futura de estos niños
o adolescentes. Aquí también, fuertes y valientes testimonios vienen declarar esta
obscenidad: el roce de la cruz de Cristo colgando del cuello de este hombre de Iglesia
consagrado y que se tambalea sobre el pecho aplastado, sofocado, del abusado, redo-
Sabes, cuando estábamos los dos, "él" estaba siempre con nosotros. En realidad,
para mí, no éramos dos, éramos siempre tres 40.
40 Isabelle de Gaulmyn, "Histoire d’un silence" (Historia de un silencio), Paris, Seuil, 2016.
41 Este "se " expresa aquí toda la red en juego (jerarquía eclesial, familias, comunidad).
46
- Filia evoca en primer lugar el sentido de una hospitalidad
ofrecida a los miembros de una comunidad. Ahí está la noción de un gesto gratuito de
bienvenida. Por otra parte, en la Ética nicomáquea, Aristóteles define el amor como un
afecto, un sentimiento que hace que amemos al otro, incondicionalmente, por su "ser",
por lo que es, y no por los intereses o los beneficios que podría traernos.
42
En la Grecia antigua, la pederastia hacia los jóvenes adolescentes pasaba por un consentimiento
vinculado al amor del saber transmitido por el educador.
}
47
busadores explotan estos cuerpos, aprovechándose de la vulnerabilidad y la
dependencia de seres frágiles. Implícitamente también, estas prácticas giran en torno a
una transgresión que evoca el hedor de la culpa, el pecado y la profanación. Amar a un
niño es un asunto completamente distinto. Implica acompañarlos incondicionalmente
en su desarrollo, asumir la responsabilidad apoyando sus elecciones, descentrarnos de
nosotros mismos, procurando no proyectar en ellos nuestros ideales frustrados ni
hacerlos pagar por nuestros resentimientos. En resumen, no instrumentalizarlo en
beneficio exclusivo de nuestra propia satisfacción. La expresión consagrada a esta
tarea especialmente sutil y delicada (se educa a un hijo) sitúa esta elevación en el
extremo opuesto de aquellos actos que sólo pueden evocar la mancha de la
restauración, el envilecimiento o, más propiamente, la degradación.
43
Christine Angot, "Le Voyage dans l’Est " (Viaje al Este), Paris, Flammarion, 2021.
48
La père-versión del padre es resaltada de dos maneras: es a la niña a
quien él achaca el deseo de acercamiento (es a ella a quien le gusta esto) y por otra
parte justifica el acto sexual en todas sus formas (penetración, coito anal, felación)
como el pasaje obligado de un rito de iniciación: su vida no se arruinará, sino que, por
el contrario, ahorrará tiempo, en su encuentro posterior con los hombres. Transmisión
noblemente paternal, digna de una valiosa experiencia. Y es sobre todo esta mezcla de
géneros, el efecto de estas confusiones de lugares no diferenciados, pisoteados y
reprimidos en la filiación, lo que genera la ira de Christine Angot:
No se dan cuenta de lo que es tener un padre que rehusa que seas su hija. Para
ustedes, el incesto es sólo algo sexual. No entienden, no entienden. Es el poder supremo del patriarcado. [... ]
Tengo el derecho de no reconocer la realidad. Niego lo que es. Incluso tengo el derecho de no reconocer a
mi hija como una hija45.
44 Ibid., p. 190.
45 Ibid., p. 180
}
49
Puede haber grados de filiación. Soy parte de su familia, sí, pero soy su hija prostituta (literalmente
traducido: hija pública, fille publique en francés). No puedo ser su hija públicamente46.
46 Ibid., p. 87.
47 Ibid., p. 36.
50
Hablar. Romper el silencio. Para eso había que ver las cosas. Saberlas. Hacerlas
existir en la cabeza. [... ] Callarse. Esto permitía no tener imágenes en la cabeza, seguir fingiendo. No saber
realmente, no tener miedo, no dar cuerpo a la preocupación, no darle realidad a la impresión de tener una
vida arruinada48.
Me puse boca arriba. Los brazos abiertos sin resistencia. Pensé: qué pena. Estoy
harta de intentar discutir. Es inútil. Me aniquilé. Ya no creía en nada. Mi vida amorosa estaba arruinada. Lo
sé. Ya no había nada que hacer. Un poco más, un poco menos. [...] Tenía la impresión de que participaba en
mi vida participando en mi propia negación49.
En fin... Vivir... Sentir las cosas... ¿Las estamos viviendo? ¿Estamos ahí?
Estamos. Preferiríamos no estar. Pero estás. No es vivir plenamente. No es algo que se vive. No realmente.
Se está ahí. Se observa. ¡Vaya! Está sucediendo eso50 .
48 Ibid., p.77.
49 Ibid., pp.126-127.
50 Ibid., pp.211.
}
51
Este uso repetido del "se" marca la insistencia, el esfuerzo renovado por
liberarse de la situación (hasta el desgaste) mediante un distanciamiento desrealizante.
Un intento desgarrador para decir que se han aprovechado de nosotros.
Más tarde, Christine Angot decide tener un hijo. Pero en este acto del
parto interfieren sensaciones anteriores que afectan esta zona vaginal. En ese lugar y
en ese momento íntimo demuestra un reflejo inverso, ya que cierra en lugar de abrir,
no puja, retiene hasta el punto de que es objeto de una interpretación casi salvaje de un
médico que se atreve a decirle: "lo quiere guardar dentro suyo". Equívoco que no
puede sino repetir el malentendido de los lugares que ocupan su vida.
Ultrajes
————
}
53
Sujeción
de evitarlo debido a estas circunstancias perturbadoras, era él quien tenía que hacer
penitencia. La culpa era suya. Recordó que el padre de Kern tenía fama de ser un
sacerdote muy piadoso, incluso ascético, un cuasi santo. Se decía que usaba un cilicio
y se flagelaba. Esto lleva al niño a elaborar ciertas fantasías a las que tuvo que
enfrentar y paliar:
Sí, este hombre debía de llevar un cilicio, matarse con maceraciones, desgarrar su
cuerpo con las puntas de hierro de las disciplinas. Esto era notable en la lentitud penosa de su caminar, en la
dolorosa flexión de su cintura, en la lastimosa lividez de su piel. [... ] Y en un exceso de gratitud exaltada y
penitente por todo lo que este jesuita le había dado de su ciencia, de su emoción, por todo lo que había
despertado en él de bello, de noble, de ardiente, habría querido entreabrir los pliegues de su sotana, vendar
las marcas rojas de su pecho, y besar sus heridas estancadas.
El Padre de Kern desplegó toda su gracia inventiva con una palabra que lo
persuade y acaricia... La palabra "pecado", sobre todo por la manera en que lo envolvía, parecía una flor
extraña que atrae por la amenaza misma de su perfume... y pese a que develaba su horror con capciosa
repugnancia, la aversión seguía siendo deseable y encantadora.
Lo evitas conociéndolo mejor... Si te confieso estas cosas abominables, hijo querido (le aprieta las manos en
un abrazo estremecido) es porque quisiera tanto protegerte del pecado.
— Hablo contigo de una forma que no hablaría con nadie más, porque entiendes
y sientes cosas que ninguno de tus amigos siente o entiende.
Profanación
Había en sus recuerdos una interrupción, una ruptura repentina, violenta, terrible.
En ese momento, se encontraba sin odio, porque se vaciaba de todo pensamiento.
}
57
Pero, ¿por qué no le había hecho caso a sus presentimientos? ¿Por qué se había
dejado envolver por las palabras hipnóticas de este hombre, sus consejos venenosos, su poesía, su ternura
que enmascaraba el crimen? Y lo que lo irritaba era que no sentía odio por ese criminal. No le guardaba
rencor; estaba enojado consigo mismo por su confianza absurda y cómplice.
— Sí, yo... soy sacerdote... tengo el poder de absolverte... aunque seas indigno,
aunque seas culpable, aunque seas un criminal... El carácter sagrado que hace que pueda devolverte, por
miserable que yo pueda ser, la paz de la conciencia, y la orgullosa pureza de tu cuerpo, el candor de tu
pequeña alma angelical. Yo, que he vuelto a caer en el infierno, puedo restituirte el paraíso. Hace un
momento, no sé qué extravió mi razón... ¿Obedecí a alguna sugestión de locura? No lo sé... Dios es testigo
de que mis intenciones eran nobles.
— Soy un monstruo. Sin embargo, ten un poco de piedad de mí, de mí que estoy
a tus pies, pidiéndote perdón... A ti, nada te mancha, nada te ha ensuciado porque eres un niño, ¡pero yo!
58
Para redimir mi alma, ¡qué largas expiaciones me esperan! Esta carne que he mancillado, tendré que
desgarrarla de nuevo, arrancar cada fibra con mis uñas, en interminables suplicios.
— ¡Padre!... No... no... no quiero que haga eso por mi causa... no quiero... no
quiero.
51
Blandine Chelini-Pont, Le Monde, publicación del 10 de enero 2023: "Entre los siglos XII y XIII
surge la noción de mala fama, que rige la distinción entre los llamados delitos "ocultos" y los delitos
notorios cometidos por clérigos. Los vicios no conocidos por los clérigos, cualesquiera que sean, se
tratan en la discreción del fuero interno, mediante la investigación discreta, la corrección fraterna a
puerta cerrada y la confesión, sacramento lastrado por el secreto absoluto. En cuanto al delito notorio,
el de orden público que causa escándalo, requiere un edificante "for externe": el juicio por infamia, la
penitencia pública y humillante, la excomunión, la prohibición de ejercer el sacerdocio, además de
las prohibiciones civiles y las multas".
52
La desviación sacrílega del sacramento de la confesión por Michel Santier podría provocar, por
contagio de confesofobia un melancólico malestar: "puesto que esto es así, no me confesaré más".
También podría ser una oportunidad para que la Iglesia cuestione el sentido espiritual, el rito y la
práctica de la confesión.
60
con sus propias manos, como un blanqueo de dinero sucio del crimen 53. Esta triple
transgresión (la violación de la carne de un niño, el desafío a la trascendencia de Dios
y la obscena asociación entre este acto ordálico y su confesión inmediata por parte del
perpetrador) podría dar lugar a un plus de goce 54 del abusador.
Cortocircuito de la ley simbólica de la sociedad que encubre el abuso recurriendo al
perdón de la penitencia en la mentira del sacramento. ¡Maldita profanación!
53
Para llevar a cabo su acto homicida, el sacerdote Desnoyers se había citado con su víctima al
atardecer en el lugar de un calvario y le había preguntado si lo perdonaría antes de darle la
absolución.
54
Jacques Lacan acuñó el término plus de goce derivándolo de la noción marxista de plusvalía. El
capitalista puede gozar de la estafa que ejerce sobre el trabajador, engañándolo sobre el valor de su
tiempo de trabajo (abuso de explotación).
}
61
la misión de impedir la distinción laica de lo que es criminal y de lo que debe ser
juzgado ante el tribunal de los hombres.
Pone a una chica desnuda a horcajadas sobre un gran crucifijo. Se folla a la puta
al estilo perrito para que la cabeza de Cristo le sacuda el clítoris. Se tira pedos y la hace tirarse pedos en el
cáliz, mea y la hace mear. Caga y la hace cagar y acaba descargando allí 56.
55
Sade, "La philosophie dans le boudoir", (La filosofía en el tocador) Paris, Folio, 1976, p. 45.
56
Sade, "Les 120 Journées de Sodome" (Los 120 días de Sodoma), Paris, 10/18, 2014, p.234.
62
No es inusual que los relatos de abusos sexuales perpetrados por estos
"padres" contra niños señalen que estas violaciones podían tener lugar en lugares
destinados a ceremonias religiosas (ante el altar o el sagrario) o en la penumbra de las
sacristías, como si tales actos se cometieran bajo la mirada de Dios o en referencia a su
juicio, convocado o desafiado en determinadas ocasiones. La perfidia de hacer creer al
niño que si no es él que consiente, Dios, en cierto modo, con su silencio (no impidió
este pecado) ha "consentido" este acto, calificado obscenamente de acto de amor.
Represalias
— ¡Dios te da dolor, hijo mío! Es porque tiene designios inescrutables sobre ti;
es porque tal vez eres el elegido para alguna gran obra. ¡Oh, no dudes nunca, aun en medio de los más
atroces sufrimientos, de la infinita y misteriosa bondad de Dios! No la pongas en duda; sométete a ella...
Era también una manera de decirle a ese niño que se sometiera a lo que
había ocurrido sin denunciar las mentiras y la hipocresía de la institución. El padre
superior, utilizando su poder en beneficio propio, pide a Sébastien que jurara silencio
cómplice, aunque el perjurio se refería a la duplicidad de su colegio y a la turbia
vocación de esos sacerdotes.
64
— Pero, sobre todo, prométeme que siempre guardarás silencio sobre este
espantoso asunto... Júramelo, hijo mío, mi hijo querido".
Se retiró, asqueado, de este abrazo que le era tan odioso como el del padre de
Kern, y dijo:
57
Esta relativización esgrimida como argumento parece difícilmente admisible, evangélicamente
hablando: una sola oveja descarriada ya preocupa por su salvación. Del mismo modo, un escollo
inverso sólo podría ser perjudicial: suscitar una sospecha generalizada con respecto a esta comunidad
de sacerdotes y obispos, amalgamando estas prácticas desviadas con el conjunto de los ejercicios
sacerdotales, provocando, por ello mismo, en los creyentes, una sospecha viral respecto a la
autenticidad de la fe.
68
máquina para prescribir actos pedófilos) y los efectos inconscientes producidos por
una institución en la que intervienen sacerdotes y obispos, podría corresponder a un
argumento falaz y abusivo. El término "sistémico" podría fácilmente referirse a la
sobredeterminación del término "sistema" en un triple sentido, una trinidad de
dimensiones que atraviesan tres relaciones con el cuerpo (la transmisión de estas
representaciones espirituales que afectan a esta experiencia corporal).
Pero sería inútil intentar trazar una dicotomía demasiado tajante entre la
dimensión sistémica e institucional del abuso y la historia personal de cada abusador.
Como si esta última sirviera para exculpar al primero. Las fronteras son especialmente
porosas entre la institución familiar en la que nació el maltratador y la transferencia de
ciertos valores o frustraciones que puede haber trasladado a su elección de la
institución eclesiástica y el sacerdocio: se inter-presta. Si nos recordamos de la
definición del sujeto de Jacques Lacan: un significante es lo que representa al sujeto
para otro significante, pareciera posible afirmar que la escena familiar (lugar del niño
nacido de una pareja parental, imágenes paternas y maternas, transmisión de valores
éticos, sexuales, ideológicos, etc.) representa al maltratador para la escena eclesial
(transferencia, resonancias pulsionales, identificaciones, ideales familiares, etc.).
Podríamos llegar a decir que la Sagrada Familia de la Iglesia (Dios Padre, el hijo Jesús,
la Virgen María concebida más como madre que como mujer) se hace eco de las
figuras parentales en la familia de cada fiel comprometido con la fe, sujeto a la fe y no
sujeto a la herencia de las tradiciones. La Trinidad puede resonar con el triángulo
familiar. ¿En relación con qué escena familiar se produciría la llamada a una vocación
}
69
o creencia? Un espacio analítico (acompañamiento laico libre de todo superyó
jerárquico de la Iglesia) podría ser concedido para la escucha de este pasaje 58 que
permitiría a un abad, a un obispo o a un párroco interrogarse sobre lo que está en juego
en esta transferencia de representaciones, incluso en tiempos de crisis, de vacilación,
de duda o de cuestionamiento.
Para mamá fue una pena inmensa; se puso triste, perdió todo el ánimo y se dejó
estar; mi abuela se alarmó y vino un día a decirle: "Mi querida, no se vive con los muertos, sino con los
vivos". [... ] En fin, se desea un varón: llegó una niña, era yo; se debía llamar a este muchacho Paul, me
llaman Paule. No me enteré de esto hasta mucho más tarde y no creo que haya sido una decepción, sino más
bien una sorpresa. El hecho es que físicamente soy mucho menos femenina que mis hermanas, y tengo tanto
58 Este cuestionamiento vale asimismo para todo compromiso militante, monacal, humanitario
incluyendo por supuesto, al deseo del psicoanalista.
70
una mentalidad femenina como masculina, me siento más mujer que mujer y más hombre que hombre 59.
60 Marie de la Trinité, "Entre dans ma gloire", (Entra en mi gloria) Orbey, Arfuyen, 2003, pp. 74-
75: "Porque no te elijo para expiar el mal, sino para suplir el bien que falta". Esta exhortación de
Dios la pone bajo el signo de un ministerio de la suplencia donde se siente investida de la misión de
paliar las insuficiencias de estos hombres-sacerdotes en el ejercicio de su sacerdocio. Hay que
apoyarlos y rezar por ellos.
}
71
Los hechos se refieren a la costumbre que tenían mis hermanas de decir y repetir
de mí: "Es tonta, es demasiado tonta, nunca se ha visto una tan tonta". Además, se divertían mucho
diciéndome, con el mismo tono, cosas verdaderas y falsas, y gozaban sin malicia de mi vergüenza, porque
no sabía realmente qué creer o reír; cuando me equivocaba, todos reían, entonces yo lloraba y mis
pequeñas penas provocaban aún mayor hilaridad61.
61 Marie de la Trinité, Entre dans ma gloire (Entra en mi gloria), op.cit., pp. 52-54.
72
briendo sus vilezas para huir de la responsabilidad de su compromiso. Sería cobardía y
una indignidad aún peor que la de complacerse, revolcarse en la vergonzosa
subsistencia:
No pude tener lucidez sobre este punto hasta el día en que pude disociar ante mí
mismo, y respecto a este conjunto de situaciones y reacciones, la faceta "responsabilidad" de la faceta
"culpabilidad". Hasta ese momento, la angustia de una culpabilidad ineludible me cegaba 62.
62 Marie de la Trinité, "De l’angoisse à la paix" (De la angustia a la paz), Orbey, Arfuyen, 2003,
p. 50.
63 No basta con seguir, en la realidad, el precepto evangélico radical: "dejarás a tu padre y a tu madre
para seguir el camino de Dios" (lo que hizo Jesús, que partió de la casa de José, incógnito, para
disgusto de sus padres) para separarse verdaderamente de las raíces, de las modalidades de goce
transmitidas por la línea familiar.
}
73
Órgano
Palimpsestos
En
otro momento de estos mismos encuentros con la comunidad
católica de Ma Campagne, se me planteó también otra pregunta insistente:
64 Josselin Tricou, "Des soutanes et des hommes, Enquête sur la masculinité des prêtres catholiques"
(Sotanas y hombres, Encuesta sobre la masculinidad de los sacerdotes católicos), Paris, puf, 2021:
"el sacerdote es aquel por quien se produce la transubstanciación, precisamente confirmada como
dogma por el Concilio. Esta insistencia en la función de "sacrificador nos lleva a pasar de la idea de
una reactivación ritual del sacrificio de Cristo en la celebración de la Eucaristía a la idea del sacrificio
del propio sacerdote".
65 Algunas malas lenguas (no inspiradas por las lenguas de fuego de Pentecostés) han sugerido
insidiosamente que si se permitieran estas alianzas matrimoniales, podrían conllevar el riesgo de
separaciones o divorcios, y por tanto estar en desacuerdo, o incluso transgredir escandalosamente, el
precepto de Cristo: "lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.". El dogma de la indisolubilidad
de los lazos del matrimonio, considerado como sacramento, estaría en peligro. Todavía pesa sobre la
prohibición de la comunión prescrita para los fieles divorciados.
66 Nicole-Claude Mathieu, "Notes pour une définition sociologique des catégories de sexe " (Notas
para una definición sociológica de las categorías de género), Épistémologie sociologique, vol.11,
1971, pp. 19-39: "La categoría del hombre se caracteriza, tal Cristo en la hostia, por una presencia
real pero oculta".
}
77
cepción inmutable de la mujer (sólo tendría vocación de cuidar, ayudar, estar al
servicio de...) contribuye a circunscribir y limitar este papel en relaciones de
subordinación que, justamente, traba toda posible ordenación al sacerdocio. Este
feminismo llega incluso a flagelarse considerando esta reivindicación como
pecaminosa67. Esto sería conceder a la teoría del género que podría conducir a una
peligrosa alteración de la diferencia sexual. Pero, ¿puede el deseo de igualdad
equipararse con la abolición de las diferencias o, por el contrario, con su
reconocimiento? ¿Hay alguna forma de que la Iglesia se aferre a estos papeles
tradicionales de hombres y mujeres (manteniendo una cierta jerarquía) con el pretexto
de que ceder en esta cuestión introduciría el veneno mortal de la indistinción sexual
entre hombres y mujeres?
Por tanto, la hipótesis planteada sería que, ante esta sexualidad genital
llamada "oblativa" en su ofrenda al otro, aunque reprimida y prohibida, no habría otra
salida que desviarla hacia prácticas violentas, depredadoras, incestuosas,
consecuencias de la fuerza y el cautiverio de esta represión (un dique que acaba
cediendo bajo la presión y la represión de lo que ha contenido). La relación con el niño
no se regiría por el intercambio de una ofrenda, sino que su cuerpo sería
instrumentalizado con fines autoeróticos. Por tanto, la hipótesis planteada sería que,
ante esta sexualidad genital llamada "oblativa" en su ofrenda al otro, aunque reprimida
y prohibida, no habría otra salida que desviarla hacia prácticas violentas, depredadoras,
incestuosas, consecuencias de la fuerza y el cautiverio de esta represión (un dique que
acaba cediendo bajo la presión y la represión de lo que ha contenido). La relación con
el niño no se regiría por el intercambio de una ofrenda, sino que su cuerpo sería
instrumentalizado con fines autoeróticos. Esta es la tesis de lo vicario, de lo paliativo,
de una desviación de las pulsiones sexuales insatisfechas en un contexto matrimonial.
Pero, ¿es tan mecanicista esta causalidad basada en la lógica de la suplencia? Esta
tesis de una sexualidad sucedánea, de un sustituto desviado hacia los niños (en el
tropismo turbio de una condenación y su redención a través del perdón) es apoyada
por Nancy Huston, una escritora francocanadiense, que escribió una carta en forma de
súplica 68 al Papa Francisco. He aquí algunos fragmentos:
Querido Francisco
[...] ¿Por qué estos curas atacan tan predominantemente a niños y adolescentes?
No porque sean pedófilos -la proporción de verdaderos pedófilos entre los sacerdotes es seguramente tan
ínfima como en la población general-, sino porque tienen miedo, y los más jóvenes son los más débiles, los
más vulnerables, los más fáciles de intimidar y, por tanto, los menos propensos a denunciarlos.
A menos que se piense que sólo los pedófilos y los pervertidos están interesados
en el sacerdocio cristiano, el problema no es ni la pedofilia ni la perversión. Hay que abandonar estos
estereotipos de una vez por todas. El problema es que se pide algo anormal a personas normales. Es la
Iglesia la que es "perversa" al negarse a reconocer la importancia de la sexualidad y las desastrosas
consecuencias de su represión.
Es bien sabido que Jesús no ha dicho nada sobre este tema 69. Aunque él mismo
no tomó esposa, había hombres casados entre sus apóstoles y, en otros tiempos o de otras formas, el
cristianismo autorizó a sus sacerdotes a casarse.
[…] Le imploro que tenga este coraje (de autorizar este matrimonio). El
momento es ahora. La Iglesia debe dejar de avalar (y por tanto de perpetuar y perpetrar) crímenes que han
arruinado innumerables vidas en todo el mundo y a lo largo de los tiempos. Diga BASTA, Francisco.
Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, lo crucificaron allí, junto con los
dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús dijo:
Y, por lo demás, los escritos de san Pablo y san Agustín volverán sobre
esta problemática de la elección entre el Bien y el Mal:
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
71 ¿Cree usted que el violador sabe totalmente lo que hace (de dónde le viene) y las consecuencias
que sus actos pueden tener cuando "crucifica" el cuerpo y el espíritu de los niños? ¿Cree usted que el
Cardinal Barbarin sabía lo que estaba haciendo cuando, con la violencia de sus propósitos, declaró:
"afortunadamente, los hechos son prescritos por Dios", crucificando, una segunda vez, a los niños
violados miembros de la sociedad La parole libérée?
72 Josselin Tricou, op.cit., pp. 71-73: el autor analiza las diferentes posiciones doctrinales de la Iglesia
en función del habitus del sacerdote: la marca distintiva más clerical de la sotana, la secularización
del clériman o de un traje banal, el overol del sacerdote-obrero.
82
Yo era el que quería, y el que no quería, yo era. Mas porque
no quería plenamente ni plenamente no quería, por eso contendía conmigo.
San Augustín, Las Confesiones
Perspectivas
84
Campo
Albert Camus
73 En este otoño de 2022, las últimas rondas de revelaciones en cuanto al abuso de los obispos,
supuestos guías de orientación espiritual y puntos cardinales de la doctrina, han suscitado para los
fieles sentimientos de traición, ira e indignación por las promesas salvadoras de transparencia. Peor
aún, es un clima de sospecha insidiosa generalizada que parece haberse instalado en la Iglesia.
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Por supuesto, en estos casos no se trata de aprobar un uso moderado de
la sexualidad desviada: ciertos círculos conservadores de la Iglesia pueden haber
pensado que estos excesos eran consecuencia del movimiento de mayo del 68 para
liberar la moral (reivindicación libertaria de relaciones sexuales con niños) y, sobre la
marcha, incriminar al Concilio Vaticano II por ser demasiado abierto al mundo. Esta
interpretación no puede ocultar la singularidad y especificidad del abuso o violación de
menores. La libertad sexual reivindicada por la sociedad (más allá de la cuestión del
pecado o de la profanación) presupone un consentimiento libre que, si no se respeta, da
lugar a una denuncia, a una investigación y a un juicio ante la institución judicial. La
justicia (de acuerdo con el principio democrático de separación de poderes) trata
entonces de establecer la verdad de estos abusos, e inspecciona el fundamento y la
exactitud de estas acusaciones, que pueden o no ser engañosas o inventadas (ajustes de
cuentas entre parejas, rumores destinados a arruinar una reputación, y demás).
75 Agnès Desmazières, "L’inconscient au paradis, Comment les catholiques ont reçu la psychanalyse" (El
inconsciente en el paraíso, Cómo los católicos recibieron el psicoanálisis), Paris, Payot & Rivages, 2011,
pp. 167: El tratamiento psicoanalítico puede haber sido visto como "competidor" de la confesión en
el posible alivio que aporta. También en este caso es altamente recomendable evitar confundir el
espacio psíquico con una vía espiritual. La escucha analítica no es competitiva, sino que puede
conducir a una purificación de la fe. Puede aliviar la culpabilidad al tiempo que pone de manifiesto la
responsabilidad del sujeto. Del mismo modo, la crítica del pansexualismo dirigida a Freud y al
psicoanálisis no debe servir de pretexto para repudiar todo cuestionamiento respecto a lo sexual en la
Iglesia. Si Freud pudo hablar de perversión polimorfa en el niño, precisó que esta potencialidad
(polimórficamente perversa) sólo podía tomar forma bajo la influencia de la seducción de un adulto.
76 "L’Église au défi de reconquérir son droit pénal" (La Iglesia frente al desafío de recuperar su
derecho penal) en Journal La Croix, Lunes 5 de diciembre 2022: este artículo indica cómo el derecho
canónico penal fue totalmente abandonado después del Vaticano II, como consecuencia de la ola de
anti-juridismo de los años 60, como si el derecho se opusiera a la caridad impidiendo toda sanción.
El concepto de amor no puede diluirse en la cursilería de la gentileza. El castigo también es una
dimensión que forma parte de la verdad.
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sociedad. Es como si esta no diferenciación entre lo que debe ser devuelto a César y lo
que debe ser devuelto a Dios, testimoniara secuelas no cicatrizadas o escorias no
barridas en el régimen de separación entre la Iglesia y el Estado. Por supuesto, el
abusador también se aprovecha de estas nociones que pueden proteger sus actos,
argumentando incluso la no intervención de Dios para condenarlo o incluso su
consentimiento a estos actos, como vía espiritual del amor (desviación obscena del
sentido de esta palabra). Quien se presenta como Padre, usurpa este título, engaña al
niño y, usurpando este ascendiente, literalmente se torna "usura-pater". De tal forma
que el abusado se encuentra igualmente engañado por la duplicidad del abusador que
maneja la ambigüedad entre impulso amoroso y satisfacción sexual.
77 Élodie Emery, Wandrille Lamos, "Bouddhisme, La loi du silence" (Budismo, La ley del silencio) ,
Paris, J.C. Lattès, 2022.
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se equivocaron en el Camino y no tuvieron la clarividencia de elegir a un buen gurú. Y
como está prohibido que los lamas se critiquen entre sí, las instancias jerárquicas
budistas encubren estos actos.
Del mismo modo, las víctimas de abusos, con el fin de abordar y acotar
lo que les sucedió, podrán "limpiar" su trauma en un despliegue en tres dimensiones:
79 Resulta que me encontré, en el marco de un análisis, con un adolescente que había sido engañado
por las promesas de un profesor que lo cubría con regalos, alegando un amor exclusivo y apasionado.
Pero cuando este joven se dio cuenta de que estaba lejos de ser el único, cayó en un estado de
abatimiento con un episodio delirante donde percibía el agua que caía de su ducha como si hubiese
sido sangre derramada. Esta ducha le recordaba los tocamientos en cuestión y se volvía una escena
sangrienta, sacrificial de expiación y castigo. Tenía que depurar su sensación de prostitución.
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Bibliografía
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