REVISTA DE GEOGRAFÍA AGRÍCOLA 33, pp.

77-107

Lucha de los chayoteros veracruzanos

por el mercado
Víctor Manuel Cisneros Solano1
Recibido: febrero de 2003.
Aceptado: julio de 2003.

Resumen

A diferentes niveles, los movimientos campesinos responden a las acciones que les son adversas. Una de
ellas es la lucha por la comercialización de sus productos, con la cual, han tratado de evitar la doble
explotación de que son objeto: la de comprar insumos caros y vender sus productos baratos. Tal
desigualdad es muy marcada en un ámbito poco conocido como es la producción de chayote, sector que
siempre ha enfrentado un mercado desigual en el que normalmente los productores no conocen a sus
compradores y el precio de su cosecha es impuesto por estos últimos.

Ante tal disparidad, pareciera obvio que organizarse para comercializar es la mejor estrategia para
combatirla. Sin embargo, los chayoteros han carecido de la orientación y persistencia para establecer un
mecanismo organizativo que contrarreste semejante desventaja, y han afrontado de manera individual y
desarticulada el mercado. Los intentos de organización han sido dispersos y discontinuos aunque
permiten visualizar posibilidades de éxito si éstos fueran más sistemáticos y permanentes. En tal sentido, el
artículo presenta algunas experiencias que en el periodo 1985-2000 se han desarrollado aunque sin
obtener las repercusiones necesarias para organizar el mercadeo de esta hortaliza que incluso, de
manera brusca, se ha incorporado a la competencia internacional.

Palabras clave: chayoteros, mercado, movimientos campesinos, chayote, Veracruz, comercialización.

THE STRUGGLE FOR MARKETS BY CHAYOTE PRODUCERS FROM

VERACRUZ STATE

Summary

Peasant movements respond to adverse actions at different levels. One of them is to struggle for commer-
cialization of their products, through which they have tried to avoid the double exploitation of which they are
subject: that of buying expensive inputs and that of selling at low price. Such inequality is observed in a little
known realm, that of chayote production, a sector which has always faced an unequal market in which
producers don’t know their buyers who impose the price of their output.

The best strategy to combat such disparity seems to be the organization for better commercialization
conditions. Nevertheless, chayote producers lack orientation and persistence required to establish an
organization mechanism to counterweight their disadvantages, and thus they have faced markets
individually and unarticulated. Attempts to organize have been scattered and discontinuous, but they allow
to visualize some success possibilities. Some experiences in this sense are presented, which have been

1 Profesor-Investigador. Universidad Autónoma Chapingo, Centro Regional Universitario Oriente, km 6 carretera Huatusco-Xalapa.
Apartado Postal núm. 49, CP 94100, Huatusco, Veracruz. Tel. 273-40764 y 273-40846. Correo e: vcisneross@yahoo.com.mx

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Cisneros Solano, Víctor Manuel
developed between 1985 and 2000, although without obtaining the results necessary to fully organize this
vegetable marketing which has suddenly incorporated to international competition.
Key words: chayote producers, markets, peasant movements, chayote, Veracruz, commercialization.
Hasta hace poco, no se concebía que una eco-
nomía provincial pudiera estar influenciada por los
círculos de poder y de comercio establecidos en
las grandes naciones. Se presumía que las deci-
siones tomadas en una comunidad para cultivar,
aun la más alejada del “mundo civilizado”, de-
pendían única y exclusivamente de las necesida-
des de esa población local.
Sin embargo, el advenimiento de la reafirma-
ción salvaje de la ley del valor en un espacio global
(o globalización) ha dejado al descubierto la impo-
sibilidad de algunos sectores productivos para sus-
traerse de ella. Más aún, consciente o incons-
cientemente, han tenido que incorporarse al proce-
so globalizador a pesar de los múltiples riesgos que
conlleva.
Esto deja ver que los patrones de desarrollo
agrícola no ocurren con completa autonomía, sino
que están sujetos a los efectos combinados de glo-
balización y localización, donde las situaciones “lo-
cales” se convierten en parte de procesos y arenas
“globales”. Es el caso del chayote (Sechium edule
[Jacq.] Sw.), una hortaliza que de cultivarse restrin-
gidamente en el huerto familiar y para el autocon-
sumo, ha experimentado, a partir de 1980, un
rapidísimo proceso de transformación a cultivo co-
mercial, al incorporarse primero a los mercados na-
cionales y después a los círculos internacionales
por la creciente demanda y a las facilidades de ac-
ceso a los mercados importantes como Estados
Unidos.
A pesar de que nuestro país tiene el privilegio
de ser el centro de origen del chayote y el estado de
Veracruz es el principal productor nacional, la cre-
ciente importancia que la hortaliza ha experimenta-
do no guar da re ci pro ci dad con el de sa rro llo
organizativo que los productores han intentado
hasta el momento. De esta manera, no son capa-
ces de generar mecanismos consistentes para ha-
cerle frente a un mercado donde, hasta ahora, sólo
los comercializadores han obtenido las mayores
ganancias del proceso. Conforme a lo anterior,
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este artículo reseña algunos de los mecanismos de
incorporación de los chayoteros al mercado y las
estrategias que han generado para no ser absorbi-
dos en forma brutal, principalmente a través de una
incipiente organización para comercializar.
El análisis parte de considerar los efectos de la
globalización en la agricultura mundial, así como
las transformaciones económicas y tecnológicas
más importantes ocurridas en la región de estudio,
particularizando sus efectos en el modelo de desa-
rrollo mexicano y las respuestas que los movimien-
tos campesinos han generado al respecto. El
énfasis del trabajo se centra en destacar las formas
tradicionales de comercialización del chayote; los
intentos organizativos para la búsqueda de merca-
dos alternativos, y las diversas formas que actual-
mente se llevan a cabo. Finalmente, se destaca el
papel que el grueso de los productores ha manteni-
do al no incorporarse a organización alguna, con lo
cual la estructura para comercializar del sector
chayotero no sólo no se consolida sino que es pun-
to de referencia para ubicar los riesgos que la glo-
balización puede provocar en una especie no
tradicional que en otras partes del mundo se em-
pieza a cultivar ampliamente.
La globalización y sus efectos
en la agricultura
Con la llegada de la globalización, las relacio-
nes en el mundo cambiaron sustancialmente. No
sólo se internacionalizó la producción sino que se
globalizaron las finanzas; aumentó la migración del
sur al norte, y se aproximaron las economías, el po-
der y las culturas del mundo. Además, con el as-
cen so de las gran des tec no logías de las
telecomunicaciones, las fronteras prácticamente
se desconfiguraron. De acuerdo con Marini (1993):
...la globalización es una reafirmación salvaje
de la ley del valor en un espacio mundial; es
un pro ce so económico que lle va a la
bús-que da de for mas de in te gra ci ón
económica que necesariamente llevan a la in-
tegración política.
 Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado

De acuerdo a sus dimensiones, la globali-

zación también es entendida como
... la nueva configuración del capital mun-
dial; es una reestructuración multilateral de
las regiones, los países, las localidades, las
empresas y los ciudadanos, todo ello co-
mandado por la mundialización del capital
(Oliver, 2001).

En el caso de la agricultura y de las cade-

nas alimentarias, la dinámica globalizadora
ha repercutido en cambios en la tecnología
de cultivos y en una división internacional del
trabajo; donde, específicamente, las mujeres
asumen una participación creciente en las la-
bores agrícolas a destajo y en las industrias
de procesamiento de alimentos. Muchos de
Una de las empresas de mayor éxito (JJJ Produces) en la comercia-
estos cambios han recrudecido los conflictos
lización de chayote en Coscomatepec, Ver.Foto: Víctor M. Cisneros.
por la tenencia de la tierra y por los recursos
naturales, así como por el acceso a determi- energéticos. Repercute igualmente a que se pulve-
nados apoyos sociopolíticos y económicos impor- rice el minifundio, a la desintegración social de las
tantes. También, la globalización ha implicado comunidades campesinas y a que se contamine el
modificaciones en los marcos legales, en el uso de ambiente.
la tierra, en la administración de la ecología, la utili-
Por otra parte, si bien el mundo puede producir
zación de la tecnología, y en las redes de las institu-
alimentos suficientes para toda su población, se re-
ciones técnicas y administrativas al servicio de los
conoce la dificultad expresa para distribuirlos equi-
agricultores (Long, 1996).
tativamente, en lo fundamental, por el heterogéneo
El mismo autor destaca que los patrones de de- comercio mundial de productos (Gómez, 2001). En
sarrollo agrícola son influenciados por los efectos este sentido, la nueva división internacional del tra-
combinados de globalización y localización, donde bajo agrícola se caracteriza por la especialización
las situaciones “locales” se transforman al conver- del sur en exportar cultivos de “lujo”, que requieren
tirse en parte de procesos y arenas “globales”, con de alta cantidad de trabajo intensivo como las fru-
lo que localmente se genera un patrón de múltiples tas y hortalizas de contraestación, carne vacuna,
respuestas. Así, algunas empresas agrícolas o aves, pescado y flores, entre otros; mientras que el
sectores productivos se orientan a los mercados norte produce alimentos no procesados que no re-
internacionales; para otros su objetivo es la pro- quieren el empleo extensivo de mano de obra. Esto
ducción específicamente local y, ciertos grupos le ha llevado a una doble perversión: por una parte,
apuestan a diversificar cultivos y/o a combinar acti- los países del sur orientan sus productos hacia los
vidades agrícolas y no agrícolas. mercados externos de los países altamente indus-
trializados, pero descuidan la producción interna
El ascenso de la agricultura nacional a los mer-
de alimentos básicos para su población y, por otra
cados internacionales ha aumentado la presión so-
parte, los países del norte practican el dumping con
bre los re cur sos na tu ra les pro vo ca da por el
sus excedentes internos, lo que no expresa más
incremento de las tierras con cultivos comerciales,
que la gran protección que caracteriza hoy en día a
lo que promueve la pérdida de las bases necesa-
los países desarrollados (Villafuerte, 1999).
rias para un desarrollo sustentable. Esta degrada -
ción ambiental se asocia con los procesos de defo- Así, los países industrializados del norte son
restación y erosión de suelos, la pérdida de recur- quienes fijan los precios para la venta de sus pro-
sos acuícolas y al uso ilimitado de recursos ductos; y son ellos mismos quienes establecen qué

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y cuánto se debe producir al definir los precios que
se paguen a los países del sur y las cuotas unita-
rias que es necesario comercializar. Para situar
aún más tal desigualdad, en la mayoría de los
países del norte la agricultura es subvencionada o
subsidiada, mientras que sus “recomendaciones”
a los países subdesarrollados se traducen en pro-
gramas de reajustes estructurales donde exigen
que los gobiernos no intervengan en los asuntos
del comercio internacional y promuevan la libera-
ción de las aduanas (Gómez, 2001).
Tal disparidad ha generado fuertes desequili-
brios productivos, causando cambios muy nota-
bles, particularmente en América Latina. Ahí,
diversas naciones han transitado de ser países au-
tosuficientes en la producción de granos básicos,
incluso exportadores de excedentes, a ser importa-
dores netos. El caso más grave ha sido México, cu-
yas importaciones se han incrementado
extraordinariamente en los últimos años hasta con-
vertirse en un problema de seguridad nacional (Vi-
llafuerte, 1999).
Ante tales circunstancias, CAES (2001) asume
que el campesino pareciera tener sólo dos alterna-
tivas: desaparecer u organizarse. En este caso,
según la misma fuente, la alternativa pudiera ser a
través de una estrategia de alianza con los consu-
midores que evite la violencia de la globalización y
Para el mercado más exigente en calidad, el uso de transportes ta, entró en franca crisis. Sin embargo, la
refrigerados es una necesidad. Coscomatepec, Ver. Foto: Víctor M. proliferación desordenada de la superficie
Cisneros.
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rompa con la dicotomía con la que hoy son trata-
dos. No son sólo agricultores y consumidores, sino
que en primera instancia son ciudadanos.
En cuanto a México, el país no ha sido ajeno a
los vaivenes de las políticas económicas mundia-
les. Desde la década de 1940 las estrategias de de-
sarrollo convergieron en promover una agricultura
comercial a la que se le encomendó realizar tareas
como crear un ahorro interno con base en activida-
des agroexportadoras; contribuir a industrializar el
país produciendo materias primas baratas, y ex-
pulsar la mano de obra superflua por la tecnifica-
ción creciente de algunos de sus sectores agríco-
las.
De esta forma la agricultura comercial se con-
virtió en un importante agente de crecimiento pues
conformó mecanismos para fomentar una acumu-
lación de capital, a diferencia de la propiedad cam-
pesina que no se integró al mercado más que de
una manera marginal. Esta promoción comercial
de la agricultura planificada por agentes naciona-
les e internacionales, vino a cumplir plenamente
con su papel de proveedor de divisas y auxiliar de
la industrialización. Sin embargo, sus consecuen-
cias tuvieron un gran cos to social, político y
económico, visto en la creciente marginalización
de la agricultura campesina que, aún hoy en día, es
muy palpable (Etiene y Bustamante, 1991).
En este sentido, uno de los sectores de
pro duc tos agríco las co mer cia les más
dinámicos es el de las frutas y hortalizas, que
si bien ha sido fuertemente impulsado hacia
los mercados de exportación, los precios y
ganancias obtenidas propician un estímulo
para acrecentar la superficie sembrada de
otras especies del mismo tipo y encaminar-
las, por lo menos, al mercado nacional. Es el
caso de la producción de chayote, una horta-
liza que tras haber prosperado inicialmente
en los huertos familiares de todo el país, se
desarrolló como cultivo estrictamente co-
mercial en algunos estados nacionales
como alternativa a una agricultura de culti-
vos básicos que, a partir de los años ochen-
 Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado

cultivada de esta especie no se acompañó

de mecanismos adecuados de comerciali-
zación y tras casi veinte años de ingresar al
círculo de las hortalizas de producción inten-
siva, su venta ha estado atada a los vaive-
nes de un mer ca do in cier to y a las
inconsistencias organizativas de los produc-
tores.

De acuerdo a ese contexto, la situación

social que las familias campesinas enfren-
tan actualmente refleja los diversos factores
externos a sus formas específicas de pro-
ducción y de reproducción, como la política
macroeconómica de los gobiernos, las cir-
cunstancias de los mercados, los precios in-
ternacionales de las materias primas y el Mercado regional de chayote en Coscomatepec, Ver., los martes y
viernes. Productor con su camioneta en espera de negociar sus
carácter que asumen las instituciones agra-
“colmos”. Foto: Víctor M. Cisneros.
rias. Sin embargo, su bienestar social tam-
bién depende de factores internos vincu- la-
dos a sus formas propias de utilizar sus recursos,
sus organizaciones sociales y su experiencia
(ONU-CEPAL, 1999).
La lucha de los campesinos
a través de la comercialización
En nuestro país y América Latina, la segunda
mitad de la década de 1970 se caracterizó por la
proliferación de movimientos sociales. Sin embar-
go, la crisis del estructural-funcionalismo y del mar-
xismo dogmático de la década de 1980 apagaron
las explicaciones acerca de la lucha de clases o del
papel revolucionario del proletariado como susten-
to de esos movimientos, en su lugar, surgieron
cuestiones como los sujetos sociales, las acciones
colectivas, la construcción de identidades y la for-
mulación de políticas sociales alternas al neolibe-
ralismo (Muro y Jiménez, 2001).
Dentro de esas acciones colectivas, los nuevos
movimientos sociales de la década de 1980 se cen-
traron principalmente en problemas inmediatos de
la vida cotidiana. Al respecto, Flores, et al. (1988)
proponen caracterizarlos a partir de los principales
frentes distinguibles como: a) la lucha por la tierra;
b) la lucha por la defensa de los recursos naturales;
c) la lucha por organizar la producción y la comer-
cialización; d) la lucha por la defensa de los dere-
chos laborales de los obreros agrícolas y su
sindicalización, y e) la lucha por el abasto de los
productos básicos. En cuanto a los terrenos de
operación más frecuentes, ha sido la región y la
rama productiva o de servicios a que pertenecen,
sin descuidar, como lo asienta Hernández (1992),
demandas más generales como solucionar el reza-
go agrario, modificar la legislación vigente, aumen-
tar la inversión al campo y otorgar precios más
justos a los productores rurales.
Como respuesta a la exclusión que sufrían los
cam pesinos y los productores asalariados, en la
década de 1980 los movimientos por la tierra entran
en declive y surgen nuevas modalidades como la
lucha por los recursos productivos, la apropiación
del proceso como tal y la autonomía en la organiza-
ción para la producción. Además, este plantea-
miento responde a la necesidad de llenar el vacío
que había dejado tras de sí el Estado del bienestar
(Rubio, 2001).
En México, la lucha por los recursos productivos
surge en 1983 con el movimiento nacional por el
aumento de los precios de garantía del maíz que,
de iniciarse en Nayarit, al poco tiempo se extendió
a ocho estados de la República. Para 1985 surge la
Unión Nacional de Organizaciones Campesinas
Autónomas (UNORCA), quien vino a dirigir, de mane-
ra coordinada, los movimientos por los precios en
contra de la liberalización comercial y por los recur-

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sos públicos, logrando elevar regionalmente los
precios de los productos agrícolas en las zonas
más combativas.
En la década de 1990 este tipo de movimientos
persiste centrado en los aspectos productivos, en
los precios y en la exigencia al acceso de recursos
económicos, pero se empieza a matizar con una
nueva vertiente de lucha, ahora defensiva, en la
que más que buscar integrarse y recuperar el rol
productivo perdido, los agricultores luchan por con-
seguir mercado para los productos y disminuir las
acrecentadas deudas derivadas de las diferentes
épocas de crisis. Esto ocurre porque las condicio-
nes económicas del sector han cambiado. Ya no
existe más el Estado de bienestar y en su lugar
aparecieron la desregulación comercial y el domi-
nio financiero de las trasnacionales.
Ejemplos de lucha para la comercialización hay
muchos. No obstante, destaca el proceso seguido
por los productores de café, quienes lo inician a
partir de la pugna por la defensa del precio que más
tarde se transforma en un elemento cohesionador
dado su carácter generalizado y la existencia de un
enemigo común visible (el Instituto Mexicano del
Café y los intermediarios). Pero al cabo de dos o
tres ciclos de movilizaciones, los productores fue-
ron comprendiendo que la lucha por el precio no
Consumación de la venta del chayote. En ambos casos, los
productores individuales (camionetas de la izquierda) entregan el
producto a los acaparadores (camiones de la derecha). Foto: Víctor
M. Cisneros.
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permitía la formación de una fuerza campesina
permanente y percibieron la necesidad de una or-
ganización que agrupara a la mayoría de los pro-
ductores del país.
Con la formación y luego la integración de orga-
nizaciones cafetaleras, cada una de ellas fue plan-
teando la búsqueda de mecanismos particulares
para vender el producto. Inicialmente incursiona-
ron en la comercialización directa, con todo lo que
ello implica: construir su propia infraestructura, en-
frentar la problemática del financiamiento y batallar
con los obstáculos de carácter político. Paulatina-
mente, consolidaron mecanismos estables y cre-
cientes en la esfera de la comercialización hasta
lograr un punto de equilibrio que les permite enfren-
tar de mejor manera la problemática. El paso poste-
rior que sólo algunas organizaciones han dado, fue
apropiarse del proceso integral de producción,
transformación y comercialización, como la etapa
más avanzada es el mayor reto que se debe cons-
truir (Celis, F. et al., 1991).
La producción de chayote en Veracruz
Pero esta actividad organizativa no ocurre en
todos los sectores productivos ni mucho menos el
establecimiento de luchas sistemáticas por el pro-
ceso de producción. El caso del chayote es un ex-
celente ejemplo donde impera la desorganización
entre productores a pesar de que, aparente-
mente, existe el elemento que pudiera aglu-
tinarlos: la necesidad de buscar un mejor
precio de la cosecha.
Recordemos que el chayote (Sechium
edule [Jacq.] Swartz) es una hortaliza de
hábito trepador que remonta su cultivo a épo-
cas antiguas, particularmente en México de
donde es originario. Hacia los siglos XVIII y
XIX su cultivo se introdujo a Las Antillas, Sur
América y Europa. De aquí, se extendió a
Asia, África y Australia. A todas estas tierras,
el chayote debió haber sido llevado princi-
pal men te por na ve gan tes in gle ses y
españoles (Cook, 1901).
No obstante su distribución tan temprana
hacia el mundo, durante mucho tiempo per-
maneció como un cultivo restringido al solar
familiar o a los jardines botánicos. Es hasta
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la década de 1980 cuando se inició su cultivo

comercial en Brasil, Costa Rica, Guatemala
y México. De esta forma, el chayote es la
quinta hortaliza de importancia comercial en
Brasil donde se produjeron 170 000 ton en
1978 (Lopes, 1979). Costa Rica produce
menos pero es muy importante como país
exportador, ya que incrementó sus ventas
externas de 1 104 ton en 1978 a 4 617 ton en
1982 y 18 127 ton en 1996 (Ministerio de
Agricultura y Ganadería, 1983; Secretaría
Ejecutiva de Planificación Sectorial Agrope-
cuaria, 2001). Actualmente, el chayote se
cultiva comercialmente en el Continente
Americano, desde el sur de los Estados Uni-
dos hasta Sur América y las Antillas. Tam- Productor que ya convino el precio del producto, traslando los colmos
bién se siembra en los trópicos de Malasia, al intermediario. Foto: Víctor M. Cisneros.
Australia, Nueva Zelanda, India, sur de Eu-
ropa y Argelia (Cook, 1901; Newstrom,
Hidráulicos, 1992). Para 1995, los tres principales
1985).
estados productores (Veracruz, Jalisco y Mi-
En la República Mexicana, el chayote se siem- choacán) tenían sembradas 1 187 ha mientras que
bra en los huertos familiares de casi todos los esta- a nivel nacional la superficie disminuía a 1 325 ha
d o s ; s i n e m b a r g o , l a s ár e a s c u l t i v a d a s (Secretaría de Agricultura y Ganadería, 1995).
comercialmente se reducen a pocas entidades y
Ante la falta de datos específicos sobre la su-
extensiones muy reducidas. En 1992, Baja Califor-
perficie de chayote sembrada en México la Secre-
nia, Guanajuato, Jalisco, México, Michoacán, San
taría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI
Luis Potosí y Veracruz sumaban apenas 1 419 ha
1998) toma como base la evolución de la produc-
sembradas (Secretaría de Agricultura y Recursos
ción del periodo 1991-1996
para ilustrar su variación.
De acuerdo a la figura 1, en
esos seis años la produc-
ción cambió de 46.4 a 70.5
miles de ton/año. Lo reduci-
do del tiem po ana li za do
sólo permite observar una
variación cíclica de aumen-
to y disminución en perio-
d o s d e t r e s a ño s .
Considerando que la misma
fuente calcula como rendi-
miento promedio nacional
es de 47.81 ton/ha, se pue-
de estimar que la superficie
na cio nal sem bra da para
esos años varió de 970 a 1
474 ha. Con base en cifras
Figura 1. Evolución de la producción y superficie cultivada de chayote en México:
1991-1996. de 1996, SECOFI (1998) indi-

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ca que las entidades productoras de chayote en
México para esas fechas eran Veracruz (con 1 195
ha), Jalisco (212 ha), Guanajuato (36 ha), Yucatán
(14.4 ha) y México (8 ha). Es decir, el chayote se
cultiva en áreas reducidas, por lo que seguramente
las entidades encargadas de las estadís- ticas
agropecuarias no le prestan demasiada atención
en sus registros ni mucho menos las actualizan.
Aunque el estado de Veracruz es la principal
entidad productora de chayote, los registros de las
superficies cultivadas adolecen de los mismos
vacíos que en el ámbito nacional, se ha encontrado
únicamente que sus tendencias han sido similares
a las del territorio mexicano, mientras que otras
fuentes muestran datos divergentes. De acuerdo
con la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y
Pesquero (SEDAP, 1993), para el periodo 1976 a
1993 el estado de Veracruz pasó de cultivar 538 a
900 ha; es decir, en 17 años la superficie aumentó
362 ha. Datos de SECOFI (1998) señalan que entre
1991 y 1996, la superficie sembrada con chayote
varió de 606.7 ha a 1 007.9 ha, con un aumento in-
termedio espectacular que llegó a 1 151.4 ha en
1993. En otras palabras, durante ese periodo la su-
perficie cultivada tuvo un incremento “espectacu-
lar” de 66.1% (figura 2).
Figura 2. Evolución de la producción y superficie cultivada de chayote en el estado de semana y hasta en más
Veracruz: 1991-1996.
84 / Revista de Geografía Agrícola 33
Hasta 1990, la producción de chayote en Vera-
cruz se basaba en la superficie cultivada de dos
regiones productoras: Actopan y Orizaba-Ixtaczo-
quitlán. Pero en esas mismas fechas, inicia el surgi-
miento de una terce ra zona al re de dor de la
población de Coscomatepec (figura 3). Ante la ine-
xistencia de estadísticas para las mismas fechas
de todas las regiones productoras, se sabe que en
1992 la superficie censada por la Secretaría de
Agricultura y Recursos Hidráulicos (1992) para Ori-
zaba-Ixtaczoquitlán era de 478 ha; en 1998, Acto-
pan con ta ba con 513.75 ha ( SAGAR , 1998);
mientras que para la misma fecha, en Coscomate-
pec ya existían 480 ha (Presidencia Municipal,
1999). Asumiendo que la superficie de Oriza-
ba-Ixtaczoquitlán se hubiera mantenido invariable,
en 1998 el esta-do de Veracruz tendría una super-
ficie cultivada de 1 471.75 hectáreas.
Estos datos destacan que mientras en 1976
apenas se sembraron 538 ha en dos regiones pro-
ductoras, 22 años después existían 933.75 ha más
por la emergencia de una tercera región y el creci-
miento natural de aquéllas. Particularmente, en
sólo ocho años la ñona de Coscomatepec se con-
virtió en una zona altamente dinámica en la produc-
ción de chayote, con un incremento de 480% en
su per fi cie cul ti va da,
mientras que en el ámbi-
to estatal el aumento fue
de 173.5%.
Aunque la superficie
sembrada de chayote es
pe queña en com pa ra-
ción a las áreas cultiva-
das de otras especies
como maíz, frijol, caña,
café o frutales, es indu-
dable que existen as-
pectos que distinguen a
esta hor ta li ña de las
demás. Destaca su alta
productividad en corto
tiempo; su cosecha per-
manente, dos veces por
de 50 cortes consecuti-
vos; también debe resal-

tarse el alto uso de mano de obra, pero sobre todo,
la elevada dependencia del mercado, en donde el
producto debe acudir en menos de 24 horas (para
el mercado nacional) o 72 horas (para el internacio-
nal), a fin de comercializar los frutos en su mejor
condición fisiológica. Esta gran depen-dencia del
mercado y la concurrencia desarticulada, temporal
e individualista de los pro- ductores, ha ocasionado
que más de una vez no exista un precio de venta
satisfactorio. En cierta forma, esto indica que el
mercado para el chayote no se ha ampliado en la
misma magnitud que la superficie sembrada, pues
se da el caso de que en ciertos meses del año es in-
costeable realizar la cosecha.
Tal situación es más evidente cuando se obser-
va que los rendimientos reales que se obtienen son
superiores a las 80 ton/ha/ciclo, por lo que si se
considera el valor de 1 471.75 ha como la actual su-
perficie sembrada, las tres regiones producen en
un solo año 117 740 ton de chayote, cantidad que
inevitablemente demanda un mercado permanen-
te que lo absorba. Pensando que el producto se
puede comercializar al menos durante 300 días al
año, este volumen obtenido demandaría mínima-
Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado
mente 14 717 camiones de 8 ton para movilizar el
producto hacia algún mercado, equivalente a 49
camiones diarios, todo lo cual ofrece una idea de la
magnitud de los volúmenes cosechados y de la im-
portancia económica de la especie.
Por otra parte, la producción de chayote en Ve-
racruz también sobresale por ser una producción
eminentemente individual, donde cada productor
cultiva empíricamente sin el auxilio de asesoría
técnica (que tampoco existe) e invierte sus propios
recursos económicos (pues los bancos no apoyan
a esta especie). Además, es un cultivo que requiere
de altas inversiones por la infraestructura (actual-
mente, unos $35 000/ha) que no se recuperan sino
a mediano plazo. De esta forma, en un solo año de
cultivo los productores hacen inversiones por alre-
dedor de $51 511 250.00; por lo cual, la importan-
cia de contar con un mercado seguro, permanente
y con precios adecuados se convierte en una nece-
sidad apremiante para la economía de los produc-
tores. La realidad es que se acude individualmente
a un mercado desconocido por la gran mayoría de
ellos.
Revista de Geografía Agrícola 33 / 85
Cisneros Solano, Víctor Manuel

La comercialización tradicional
del chayote
El chayote es una especie cultivada para
comercializar principalmente su fruto. A los
cuatro o cinco meses después de sembrado,
puede iniciarse la cosecha, llamada entre
los productores como “corte”. Se ha estable-
cido que el fruto es adecuado para cortarlo
cuando está “tierno”, de 12 a 16 cm de longi-
tud. Pero antes de iniciar esta fase, el pro-
ductor debió haber resuelto varios aspectos
para fincar el éxito de su cosecha, como son:
a) a dónde vender; b) quién será su compra-
dor; c) qué días deberá cortar; d) cómo será
el sistema de acopio; e) qué calidades re- No todos los productores tienen la misma suerte. Pequeño productor
querirá el comprador; f) qué tipo de carga sin vehículo que debe esperar y negociar con mayor dificultad para
tendrá que preparar, y g) el sistema de pago. colocar su chayote. Foto: Víctor M. Cisneros.

Del productor al bodeguero de la CEDA

Frecuentemente, el productor de chayote ha
obviado varios de esos aspectos, pues decide casi
siempre vender a la ciudad de México con los bode-
gueros de la Central de Abastos de Iztapalapa, que
es el mercado más conocido. Del comprador tam-
poco se ocupa, ya que en su comunidad, los ami-
gos o compadres le han sugerido alguno o algunos.
También, ha eludido saber los días de corte, pues
con cualquier comprador que se convenga, éste ya
tiene preestablecidos los días en que se deberá
cosechar y remitir la carga.
Por lo tanto, el productor llega directamente
hasta el punto del acopio, que lo resuelve con la
misma persona que le informó de los anteriores as-
pectos y que, cosa curiosa, puede ser el acopiador
local del bodeguero. Este intermediario no le plan-
tea explícitamente la importancia de la calidad del
producto, ni el tipo de carga que deberá preparar,
sólo exige que haga “buenos” colmos.2 En cuanto
al pago, el productor sabe que no será al contado,
sino que puede ser a la vuelta de viaje (a los tres
días de enviado el producto) o máximo al siguiente
viaje (a los seis o siete días del primer envío).
En este esquema tradicional de venta, desta-
can dos aspectos que son inherentes al productor:
1. Que nunca conoce al comprador y 2. Que no
sabe con precisión, qué calidad requiere el compra-
dor y por tanto, tampoco el tipo de fruto demanda-
do. De todos modos, si el comprador quisiera otro
tipo de chayote,3 posiblemente el productor no es-
tuviera preparado para ello ya que seis o siete me-
ses antes, simplemente consiguió semilla de
chayote para sembrar sin ocuparse de las deman-
das y exigencias del mercado. En esta misma
“lógica”, un trato que el productor desestimó ha
sido el precio al cual el comprador le pagará, como
si tal cuestión no importara para el proceso y para
sus balances económicos.
Debe recordarse que la decisión que el produc-
tor tomó para sembrar chayote fue basada en los
resultados que sus vecinos obtuvieron el ciclo pa-
sado o anteriores y a las expectativas, siempre pre-

2 Los productores de chayote llaman “colmo” al empaque tradicional con el que se concurre al mercado regional o nacional. Consta
de una reja de madera de 46 X 34 X 25 cm forrada en su interior con papel periódico, que se llena de chayotes acomodados
apropiadamente hasta formar un “copete” que casi representa otra media reja. Este sobrante es protegido con papel periódico y
papel grueso tipo kraft, al final es amarrado con hilo rafia. Su peso normal es de 35 kg, aunque puede variar según las rejas que se
compren.

3 Nos referimos sobre todo a la forma del fruto, muy variable de acuerdo con el mercado destino. Los hay alargados, redondos y
periformes, con formas intermedias o más acentuadas de uno o de otros.

86 / Revista de Geografía Agrícola 33

 Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado

sentes, de que el año siguiente siempre será mejor
que el anterior. Su razonamiento es especulativo a
pesar de que ha tenido que invertir $35 000 por
hectárea y que no sabe cuándo los recuperará.
Tampoco sabe, pues no lo ha experimentado en
forma directa, que en función de la fecha de siem-
bra posiblemente tuviera la suerte de que los pre-
cios fueran altos durante dos o tres periodos en el
ciclo; pero es factible que para esas fechas, no tu-
viera producto. Es el riesgo de ser productor nuevo.
Es probable que en los siguientes años aprenda a
manejar la relación entre el campo y el mercado.
Cosechado el chayote, viene la fase complica-
da de seleccionar los frutos de acuerdo a las cali-
da des que, fi nal men te, el mer ca do exi ge al
productor. A continuación también viene el empa-
cado de los “colmos”. El primer aspecto lo logra se-
parando chayotes de primera, segunda, duros o
revueltos,4 a partir de su propia percepción, ya que
de facto, en el mercado se ha establecido corrien-
temente una regla de calidades por encima de la
Norma Mexicana5 correspondiente, pero sin que
exista una total uniformidad de criterios entre los
productores y mucho menos, entre los comprado-
res.

De esta manera, definidos quién será él o los
compradores, el productor también sabrá en qué
días tendrá que cosechar, que pueden ser lunes y
jueves; o martes y viernes; o miércoles y sábado.
Son los días en que los bodegueros de la ciudad de
México han “programado” para que los productores
de chayote de la región cosechen, empaquen y les
envíen su producto. Definidos los días, religiosa-
mente tendrá que ser así durante toda la cosecha,
aunque “llueva, truene, relampaguee o sea día fe-
riado”. Eso no importa. Importa el mercado.
Definido también el comprador, podrá optar por-
que éste le envíe rejas de madera para “hacer la
carga” o bien, comprarlas en la región. En cualquier
caso, es un gasto que el productor deberá de sufra-
gar. De la misma forma, el comprador le puede en-
viar periódico, hilo rafia y “tapas”, con el propósito
de tener oportunamente todos los insumos para
”hacer la carga”. O nuevamente, el productor los
tendrá que conseguir en la región, con los consi-
guientes desembolsos. Así pues, el productor ya
está listo para iniciar la cosecha, que la realizará
con la mejor de las esperanzas, de que el año pinte
bien y haya ganancias.
Por ser la primera experiencia del productor,
confundirá las “primeras” con las “segundas”; no
obstante, las seleccionará de cualquier forma den-
tro de una misma. Diferenciadas éstas globalmen-
te, procede a empacar los frutos cosechados.
Si la superficie en producción es pequeña, pron-
to habrá de terminar de cortar y empacar. Si es
grande y no “consiguió gente”, se demorará más y
correrá el riesgo de que el camión no lo espere, ya
que todavía falta conseguir otro vehículo para lle-
var la carga al sitio de acopio. Puede ser afortuna-
do de que el camión pase por su carga, siempre y
cuando la parcela esté sobre un camino transitable.
De otra forma, incluso tendrá que “burrearla”. Este
hecho, la posibilidad de que el camión recoja su
carga en la parcela, también forma parte de los
arreglos que se establecen localmente, donde el
fletero puede ser de la comunidad o mandado por
el bodeguero. De todos modos, el costo del flete lo
paga el productor. Y así se irá su primera “carga” a
la ciudad de México.
Si hay suerte y el mercado de México no está sa-
turado, el producto será bien recibido y pagado
adecuadamente. Si hay en exceso, no sólo el pre-

4 Las calidades del chayote se diferencian con base en su grado de madurez, tamaño, sanidad y daños externos. Los denominados
como “primera” son los tiernos, entre 12 y 16 cm de largo, sin plagas y enfermedades y sin daños externos; los de “segunda”
pueden ser más maduros, más largos y con algún daño mecánico; los “duros”, son frutos cuyo grado de madurez es el mayor, por lo
que su tamaño también es muy grande (más de 16 cm) y donde no importan los daños externos. Finalmente, los “revueltos” forman
una categoría donde se incluyen indistintamente primeras, segundas o duros, y son demandados cuando el mercado está
desabastecido de producto.

5 Existe la Norma Mexicana NMX-FF-47-1982 que establece las calidades y tipos de empaque requeridos para comercializar
chayote. Por los múltiples errores contenidos y ante la escasa apropiación por los productores, en 1994-1995 se discutió con
algunas entidades de investigación una nueva propuesta, la NMX-EE-47-1996, cuyo contenido mejora sustancialmente a aquélla
pero no logra trascender hacia los participantes del proceso. Hasta donde se sabe, no fue aprobada todavía, por lo que en los
hechos subsiste la de 1982.

Revista de Geografía Agrícola 33 / 87

Cisneros Solano, Víctor Manuel
Figura 4. Variaciones del precio pagado al productor de chayote en 1994.
cio de liquidación será bajo, sino que a la vuelta del
que fleta, el bodeguero le mandará una nota al pro-
ductor donde le da recomendaciones para una se-
lección mejor y empaques futuros. Le indicará que
debe esmerarse más por “hacer bien la carga”; “ha-
cer mejor los colmos”; le reclamará que “el colmo
viene muy chico” o la “fruta mal seleccionada”; etc.
Es decir, el productor empieza a conocer el merca-
do y las exigencias de su comprador.
A lo largo de la cosecha, el proceso se repite. En
el mejor de los casos, puede obtener precios acce-
sibles o bien, apenas para irla pasando. Así lo re-
gistra la figura 4, donde se muestra la variación tan
drástica de precios del ciclo 1994, que es muy simi-
lar al de cualquier año reciente.
Del productor a los acopiadores regionales
Otra modalidad que la comercialización de cha-
yote asume es la venta que el productor realiza a
los acopiadores regionales, quienes por su parte,
revenden el chayote en mercados regionales
(como Huixcolotla, Puebla) o los llevan directa-
mente con bodegueros de la CEDA. Para que esto
ocurra, existe un punto de compraventa que ambas
partes conocen.
88 / Revista de Geografía Agrícola 33
Hasta antes de la emergencia y consolidación
de la zona productora de chayote de Coscomate-
pec, el centro de compraventa de este sistema se
situaba en la ciudad de Orizaba, en una calle ale-
daña al mercado municipal “Emiliano Zapata”, por
lo cual, ese sitio se nombraba como “El Zapata”.
Ahí, los días martes y viernes a partir de las 4 o 5 de
la tarde, los compradores, unos 10 o 12, al llegar
con sus camiones se estacionaban de manera es-
tratégica, distribuidos a lo largo de cuatro o cinco
cuadras. Mientras tanto, los productores prove-
nientes de toda la región concurrían al mismo sitio
en sus vehículos particulares o rentados, y poco a
poco se acomodaban “donde hubiera lugar”.
Ahí, el productor recorría a los compradores
para saber a cómo estaba “corriendo” el precio, tra-
tando de sondear también, la forma de pago y las
exigencias respecto a la calidad del producto. De
manera “fortuita”, un precio de compra se fijaba a
las primeras horas. Según la oferta del producto
(cuántas camionetas entraban a vender), ese pre-
cio de referencia podía subir o bajar. Así, los pro-
ductores que llegaban primero no sabían a cómo
terminaría el precio del día y podían vender barato
o caro. Otros, un poco más cautos, aguantaban dos
o tres horas hasta percibir que el precio se estabili-

zara. Sin embargo, podía ocurrir el que los compra-
dores “estuvieran llenos” y no pudieran comprar
todo el producto. O si lo compraban, ya no sería al
contado, sino a crédito, con un cheque posfechado
o a la palabra, para liquidar en la siguiente fecha de
compra.
Cualquiera que fuera la situación, en esta mo-
dalidad el productor seguía enfrentando un merca-
do incierto en cuanto a los precios, aunque en
calidad, las exigencias no eran tan altas como para
el mercado de la ciudad de México. Así ha funcio-
nado este mercado más o menos hasta 1998. Aún
persiste pero su temporalidad se relaciona con la
cosecha de la zona de Coscomatepec, a donde flu-
yen mayoritariamente tanto compradores como
vendedores.
A partir de 1999, la importancia de la zona pro-
ductora de Coscomatepec rebasó la de Orizaba,
por lo que el mercadeo se trasladó temporalmente
a esta ciudad, en las inmediaciones del monumen-
to a Nicolás Bravo. Aquí, ya no existe una sola calle
para compraventa, sino varias. Sin embargo, el
modelo de comercialización persiste. Por un lado,
los compradores siguen situándose en forma dis-
persa, un tanto estratégicamente; por el otro, los
productores continúan recorriendo todas esas ca-
lles buscando un buen precio y un buen compra-
dor. Pero el hecho sigue siendo recurrente. Los
precios no son tan buenos, aunque las calidades
exigidas son más laxas, pueden vender chayotes
de primera; segundas o revueltos a buen precio.
Incluso, algunos compradores sólo adquieren “du-
ros” en bolsas de polivinilo.6
Un buen número de productores ha encontrado
en este tipo de mercado una posibilidad para co-
mercializar el producto, que por alguna circunstan-
cia, el día anterior no pudo enviar a México.
Asimismo, es una forma de tener otras opciones de
venta, ya que al involucrarse en este tipo de merca-
do puede estar monitoreando la variación de los
precios y saber a cómo pueden esperarse los pre-
cios de la ciudad de México. Pero también tiene si-
6 Los chayotes duros que se comercializan no usan rejas de madera como empaque, sino bolsas limpias de fertilizante que son
amarradas con hilo rafia. Esta calidad de fruto también puede ir a granel, ya que por su madurez avanzada, no sufre daños
mecánicos. Todos estos frutos se destinan a los mercados del sureste, desde Oaxaca, Tabasco hasta Yucatán, incluso.
Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado
tuaciones negativas, como la incapacidad de los
compradores de adquirir grandes volúmenes de
chayote (en ocasiones los productores tienen que
regresarse a casa con toda su carga); o la propia
incapacidad económica de los compradores para
pagar al contado (así, se está haciendo común el
vender a crédito, por lo que el productor financia al
comprador).
Del productor a compradores locales
o de ocasión
Una forma de venta poco común de la hortaliza
es aquella donde existen compradores locales que
acuden hasta las huertas a intentar la compra de
chayote. Éstos, son personas que después de
comprar el producto, acuden a mercados estatales
de importancia como Veracruz, Xalapa, Minatitlán
o Coatzacoalcos, pero los volúmenes y precios
que adquieren y pagan están en función de la res-
puesta de esos mercados. Por su poca capacidad
económica y la escasa demanda de esas plazas,
existen pocos compradores de este tipo y, por tan-
to, poco volumen comercializado a través de esta
vía.
Otros compradores que aparecen de vez en
cuando son los de ocasión, compradores de otros
estados del país que sólo se presentan hasta las
huertas cuando no existe chayote en sus lugares
de origen debido fundamentalmente a problemas
meteorológicos como heladas, granizadas, sequía
o abundancia de lluvias y que tienen la necesidad
del producto para satisfacer sus compromisos con
el mercado. Tal situación alerta a los productores
pues su presencia les indica la falta de producto en
las diferentes plazas y la ansiada oportunidad de
vender caro. Sin embargo, ésta es una ocasión pa-
sajera que lo único que provoca es el “calentamien-
to” de la plaza por los altos precios ofrecidos y que
de un momento a otro vuelven a su punto de origen,
no sin antes dejar en los productores la percepción
de que el chayote debe seguir vendiéndose a
precios altos.
La búsqueda del mercado alternativo
Revista de Geografía Agrícola 33 / 89
Cisneros Solano, Víctor Manuel

Las situaciones antes relatadas, permiten resu-
mir que: a) 85% de la producción regional se desti-
naba al mercado de la Central de Abastos de la
Ciudad de México (SECOFI, 1998); b) los bodegue-
ros fijan a su arbitrio los precios de compra al pro-
ductor, matizados por la “oferta” y la “demanda” del
día; c) no hay injerencia de los productores en la fi-
jación de los precios pagados por los bodegueros;
es decir, se enfrenta a un mercado al que se deno-
mina “monopsódico”; d) algunos productores “de-
fien den” el pre cio de su pro duc to en vian do
chayotes bien seleccionados y empacados, es de-
cir, “chayotes de calidad”; e) los agentes involucra-
dos en la comercialización no conocen y, por lo
tanto, no respetan las normas mexicanas aproba-
das al respecto (ni la original NMX-FF-047-1982, ni la
recién aceptada NMX-FF-047-1996-SCFI) relacionadas
con calidades y empaques; f) los empaques actua-
les son antieconómicos, antiecológicos y de esca-
sa presentación para el mercado. En este sentido,
debe subrayarse que las rejas usadas para hacer
los “colmos” han tenido un aumento de precios, en-
tre 1994 y 2000, de 128%, ya que sus costos pasa-
ron de $3.50 a $8.00, y g) a las ganancias que los
pro duc to res ob tie nen les dis tin gue un alto
ingrediente de fortuna pues están sujetos a
los vaivenes de la “oferta” y la “demanda”.
Cuautlapan suman más de 300 toneladas de
esta verdura las exportadas hacia Estados
Unidos.7
Sin embargo, tales hechos no tuvieron continui-
dad, ya que aunque se hicieron esfuerzos adicio-
nales para diseñarse empaques distintivos de la
zona, la exportación fue efímera. ¿A que se debió
este fenó-meno?
De acuerdo con observaciones de campo, una
de las posibles causas de la interrupción fue el
envío de frutas con calidad no aceptable para los
clientes. En otras palabras, la calidad inicialmente
convenida y enviada en los primeros embarques
se trastocó por otra de menor calidad, adicionada
por inadecuados manejos de campo y de poscose-
cha que propiciaron la aparición de enfermedades
aún en el tránsito del producto.
A pesar de este “tropiezo”, tres años después el
presidente del Comité de Financiamiento de la So-
ciedad de Solidaridad Social Productores de Cha-
yote de la Zona Centro auguraba que:
...el futuro de los productores de chayote en la
zona centro del estado tiende a ser promisorio
en virtud de que la cadena comercial GIGANTE

Estas razones, simplificadas desde la

percepción de los productores como la falta
de buenos precios ante un mercado “satura-
do”, despertaron la inquietud por buscar
FOTO 7
otras opciones de comercialización que
cumplieran con esa expectativa. Por tal mo-
tivo, los siguientes apartados relatan algu-
nos de los esfuerzos que se han generado
para intentar, centralmente, arribar a otros
mercados e intentar mejores condiciones de
venta para su producto.

Los primeros pasos

De acuerdo con notas periodísticas, en

1990 la Sociedad de Compra de Cuautla- Vista parcial del mercado de chayote en Coscomatepec, Ver., a
pan, Ver., reportaba que: orillas de la carretera federal Córdoba-Huatusco. Foto: Víctor M.
Cisneros.
Ixtaczoquitlán exporta chayotes a Estados
Unidos: comunidades como Tuxpanguillo y

7 Diario El Dictamen. Sección Financiera, p. 3, septiembre 8 de 1990.

90 / Revista de Geografía Agrícola 33


Otra vista parcial del mercado de chayote, hacia el boulevard Leo razón social de la empresa jaliscience, sin
nardo Bravo de Coscomatepec, Ver. Foto: Victor M. Cisneros
proyecta instalar en Ixtaczoquitlán, un impor-
tante centro de acopio para comercializar el
fruto en sus tiendas departamentales de todo
el país. Asimismo, daba a conocer que a partir
de la próxima quincena la organización co-
menzará a exportar 375 rejas de 35 kilos cada
una a Estados Unidos.8
Sin embargo, tal optimismo contradecía la opi -
nión más mesurada y realista del presidente de esa
Sociedad de Solidaridad Social ya que:
...denunciaba la pérdida semanal de más de
35 000 nuevos pesos de cada uno de los 56
productores de chayote de su organización,
(por lo que) los productores organizados de-
mandan del gobierno participación para que
(.....) se abran nuevas vías de comercializa-
ción. Subrayaba el evidente desaliento como
resultado de la anarquía en la comercializa-
ción, (pues) dependemos de un mercado cau-
tivo que al saturarse contrae peligrosamente
el precio de venta y nos lleva a grandes pérdi-
das.9
También declaraba que:
8 Diario El Dictamen, agosto 6 de 1993.
9 Diario de Xalapa , septiembre 18 de 1993.
10 Ibidem.
Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado
...actualmente se exportan cuarenta tonela-
das semanales a través de Guadalajara,
enviándose el producto seleccionado en re-
jas de madera por carretera y allá se empaca
con calidad de exportación en cajas de
cartón, reembarcándose en camiones refri-
gerados a USA.10
Tales afirmaciones resaltaron la incipien-
te crisis de la comercialización del chayote
de ese momento, pero también, la búsqueda
de nuevos mercados, aunque dependientes
de intermediarios como Guadalajara, Jal.,
donde se reempacaba el producto para ex-
portarlo. Como es de suponer, el producto
exportado salía al mercado externo con la
reconocer el origen veracruzano. Por su par-
te, las declaraciones divergentes de ambos
personajes con un solo mes de diferencia,
demostraron las contradicciones que en el
ámbito organizativo se tenían sobre un mismo
problema.
Estos intentos aislados de organización para
comercializar estaban circunscritos al municipio de
Ixtaczoquitlán y al empuje de dos agrupaciones
pioneras de productores: la Sociedad de Solidari-
dad Social de Chayoteros de la Zona Centro de Ve-
ra cruz y la So cie dad de Pro duc ción Ru ral
Huizquilxóchitl de Tuxpanguillo, Ver. A pesar de
sus intentos, esos esfuerzos fueron truncados por
diversos motivos.
La primera organización, en voz de su presiden-
te, expresó durante su participación en la Primera
Reunión Estatal sobre Producción de Chayote ce-
lebrada en 1993, que:
...algunos compañeros equivocaron el cami-
no, se acercaron única y exclusivamente para
ver de qué forma se podían financiar, qué se
podía lograr a través de la sociedad, pidiendo
dinero. Aunque a nuestra sociedad ya empe-
zaban a acudir un número considerable de so-
cios, al no ver satisfechas sus intenciones,
Revista de Geografía Agrícola 33 / 91
Cisneros Solano, Víctor Manuel
sus necesidades, algunos se fueron yendo.11
El mismo presidente de la Sociedad de Solidari-
dad Social, al hablar de los éxitos y fracasos obteni-
dos por su organización decía que:
...logramos establecer un convenio con un
comprador de Guadalajara; sin embargo,
pues tenemos el problema dentro de los pro-
pios socios, que con tal de mandar, envían
producto que no reúne las condiciones de cali-
dad exigidas. Y nos pasó un caso específico,
que de 750 cajas (enviadas) nos regresaron
350. Sacaron las cuentas y lo demás lo perdi-
mos.12
De esta forma, se seguía aceptando la de-
pen-dencia de un solo mercado (CEDA en México);
de que se hacían esfuerzos por diversificarlos
(Guadalajara, para exportación), pero quedaban
expresadas algunas contradicciones en el interior
de la SSS y la falta de responsabilidad de los pro-
ductores organizados para un abastecimiento re-
gular y con producto con calidad de exportación.
La Primera Reunión Estatal sobre Producción
de Chayote
Hacia noviembre de 1993 y bajo los auspicios
de la Universidad Autónoma Chapingo (UACH); el
Centro de Capacitación Agropecuario y Forestal
(CECAF) de Cementos Apasco; el Distrito de Desa-
rrollo 005 de la Secretaría de Agricultura y Recur-
sos Hidráulicos (SARH); la Secretaría de Desarrollo
Agropecuario y Pesquero (SEDAP) el Gobierno del
Estado de Veracruz y el H. Ayuntamiento de Ixtac-
zoquitlán, se celebró la Primera Reunión Estatal so-
bre Producción de Chayote en las instalaciones de
Cementos Apasco, de Ixtaczoquitlán, Ver., se reu-
nieron alrededor de 200 productores procedentes
tanto de la región de Orizaba como de Huatusco,
Coscomatepec y Actopan. Esta reunión permitió
destacar que el problema del sector productivo no
11 Versión grabada. Palabras del Sr. Alejandro Cerón Hernández, presidente de la Sociedad de Solidaridad Social Chayoteros de la
Zona Centro de Veracruz, durante su participación en la Primera Reunión Estatal sobre Producción de Chayote. Ixtaczoquitlán,
Ver., noviembre 19 de 1993.
12 Ibi
13 Diario El Mundo de Córdoba, noviembre 20 de 1993.
14 Ibidem.
92 / Revista de Geografía Agrícola 33
sólo era producir, sino también comercializar y or-
ganizar a los productores.13
Ante dicha problemática, las conclusiones reco-
mendaron: la búsqueda, por encima de los intere-
ses personales de cada uno de los productores de
chayote, de la unidad del gremio... consensuaron
volver a reunirse para platicar... aspectos de co-
mercialización para que la unión de productores de
chayote vaya tomando forma,14 comentarios que
pretendían la creación de una gran empresa regio-
nal y la reivindicación de los chayoteros en cuatro
objetivos:
1. La compactación de la oferta de chayote del es-
tado de Veracruz,
2. La búsqueda de nuevos mercados alternativos
al de la Central de Abastos de México,
3. El mejoramiento de la calidad y presentación del
producto,
4. La obtención de mejores precios para el produc-
tor.
De la propia reunión estatal surgió el interés de
que los productores se involucraran para constituir
una nueva organización, que admitiera a los pro-
ductores aún no asociados pero también a los ya
organizados. Sería una gran agrupación regional
con tendencia a extenderse al ámbito estatal. Así,
un grupo de personas interesadas iniciaron sesio-
nes de trabajo cuyo esfuerzo culminó el 12 de mar-
zo de 1994 con la constitución de la
Comercializadora Agrícola de Veracruz S.A. de C.V.
(CAVSA).
La historia que inicia
En su conformación, la CAVSA agrupó a produc-
tores de chayote de los municipios de Ixtaczo-
qui-tlán, Chocamán, Coscomatepec, Ixhuatlán del
Café, Zentla, Huatusco, Totutla y Comapa, quienes

a través de 40 socios suscribieron 135 acciones
con un capital social de N$270 000.00.
Con la creación de la CAVSA muchas expectati-
vas y planteamientos surgieron. Por un lado, sus
socios empezaron a diseñar la estrategia de corto y
mediano plazo, iniciaron en julio de 1994 el acopio,
selección y suministro de chayote para exportar en
Huatusco, Ver., con destino a una compañía de
Guadalajara, Jal. con muchos años en el negocio y
que sería el exportador final (Agroabasto). Pero por
otra parte, un gran número de productores y autori-
dades municipales seguían a la espera de que:
...se instale la Comercializadora en Ixtaczo-
quitlán, para lo cual, se están realizando una
serie de reuniones previas que permitan ir
compaginando los criterios que den como re-
sultado el establecimiento de la comercializa-
dora.15
Es decir, daban a conocer efectivamente las
reuniones que ya la CAVSA llevaba a cabo, pero no
para incorporar a más socios o instalarse en equis
lugar, sino para entrar en operación.
En el mismo tenor, el presidente de la Sociedad
de Producción Rural Huizquilxóchitl de Tuxpangui-
llo, Ver., daba a conocer las estrategias que
seguían generando en el mercado de México para
mejorar los precios del chayote, como retener por
un día más en ese lugar a los camiones que lleva-
ban producto, a fin de que en el siguiente día tuvie-
ran otra oportunidad por vender mejor, cosa que no
sucedía. También se vanagloriaba que anterior-
mente a 1994, el problema central de los producto-
res era la co mer cia li za ción, pero con el
advenimiento del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), ya había muchas com-
pañías que deseaban comprar. A pesar de ello, re-
conocía la carencia de dinero para soportar la
carga financiera de vender a Estados Unidos, con
buenos precios y con contratos, por lo que convocó
a establecer un frente común a través de la valida -
ción de un paquete tecnológico y hasta el financia-
15 Diario El Mundo de Córdoba, junio 14 de 1994.
16 Declaraciones del Sr. Esteban Tzópitl Rosete. Presidente de la Sociedad de Producción Rural Huizquilxóchitl de Tuxpanguillo,
Ver., en ocasión de la Reunión Estatal del Sistema Producto Chayote, celebrada en Orizaba, Ver., julio 22 de 1994.
17 Diario de Xalapa , octubre 26 de 1994.
Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado
miento.16 En su oportunidad, este mismo grupo fue
invitado a integrarse a la CAVSA pero no aceptó.
De igual manera, los productores no asociados
en la CAVSA veían con desesperación lo difícil que
era comercializar el producto y en palabras del pre-
sidente de la Sociedad de Chayoteros de la Zona
Centro se daba la voz de alarma porque:
...los bajos precios, condiciones climatológi-
cas adversas, elevados intereses bancarios,
fuerte intermediarismo y otros serios proble-
mas hacen que el cultivo de chayote tienda a
desaparecer en las vastas regiones de Oriza-
ba e Ixtaczoquitlán.17
Es decir, mientras que un grupo organizaba su
comercialización, otros más se desesperaban por
la falta de posibilidades de mercado, cuando se su-
ponía que éstos ya estaban enviando chayote de
exportación a Guadalajara y que por lo mismo, no
se habían querido incorporar a la naciente CAVSA.
A pesar de estas discrepancias en forma y fon-
do, la CAVSA logró incorporarse al mercado de ex-
por ta ción casi in me dia ta men te des pués de
constituirse. De esta forma, durante el periodo de
julio a octubre de 1994, esa primera experiencia de
exportación de la CAVSA a través de Agroabasto
arrojó los siguientes resultados:
1. La comercialización de 25 000 cajas de cartón de
7 kg cada una, lo que provocó el desvío de 175
toneladas que no llegaron a la Central de Abas-
tos de México; es decir, unos 5 000 “colmos”.
2. Los productores participantes obtuvieron:
a) un precio fijo de venta, superior al de la CEDA (fi-
gura 5);
b) un conocimiento y experiencia para el manejo,
selección y empaque del producto de exporta -
ción;
c) un mayor conocimiento para el manejo de las
huertas;
Revista de Geografía Agrícola 33 / 93
Cisneros Solano, Víctor Manuel
Fig. 5. Precios pagados por CAVSA y CEDA Durante 1994
d) recursos económicos inmediatos para la mejor
programación de las labores de campo.
Finalizado el periodo de cosecha en la región
Huatusco-Coscomatepec, y ante el compromiso
de la CAVSA por seguir surtiendo a Agroabasto, la
comercializadora estableció compromisos para
adquirir chayote con los productores del municipio
de Actopan, quienes de diciembre a marzo logra-
ron remitir al exportador de Guadalajara más de 45
000 cajas de cartón de 7 kg (unas 315 toneladas de
chayote).
Estas experiencias positivas ayudaron a pro-
mover y concretar esfuerzos para organizar a otros
productores de chayote. En Coscomatepec, surgió
Central Agrícola COSVER, mientras que en el muni-
cipio de Actopan, el modelo de los grupos de traba-
jo auspiciados por el Ayuntamiento en el poblado
de Otates se extendió y puso la simiente de cuatro
más en Paso de la Milpa, Ranchito Las Ánimas,
Actopan y Chicoasen para formar posteriormente
Sociedades de Solidaridad Social.
18 Diario El Mundo de Córdoba , diciembre 22 de 1994.
94 / Revista de Geografía Agrícola 33
Paralelamente al desarrollo de la CAVSA, el Go-
bierno del Estado, a través de la Secretaría de De-
sarrollo Agropecuario y Pesquero (SEDAP) había
fortalecido los esfuerzos que tanto la Universidad
Autónoma Chapingo como el Centro de Capacita -
ción Agropecuario y Forestal (CECAF) desarrolla-
ban para organizar y consolidar la empresa. Tal
apoyo de SEDAP vino a concretarse el 21 de diciem-
bre de 1994 cuando el Lic. Patricio Chirinos Calero,
gobernador del estado de Veracruz firmó el conve-
nio con productores de chayote de la región para el
impulso de la comercialización nacional y extranje-
ra de este producto,18 otorgando una bodega en
comodato a la CAVSA con lo que evidentemente se
dio el impulso para comercializar chayote en
mejores condiciones de infraestructura.
Pero este beneplácito no era igual para todos
los productores, ya que algunos seguían plantean-
do que:
... con la integración de Uniones de Producto-
res de Chayote, se logrará una mejor comer-
cialización para que sea rentable esta acti-

vidad que permita una mejor comercializa-
ción; ya que aunque la exportación del chayo-
te ha sido una actividad redituable, es necesa-
rio fo men tar la más y por ello se está
trabajando en la integración de uniones de
productores para buscar mejores mercados y
que a la vez se obtengan mejores precios.19
Por su parte, más productores estaban a la ex-
pectativa de que:
...la comercializadora de chayote, que tanto
han solicitado los productores de la zona de
Fortín-Ixtaczoquitlán, está a punto de ponerse
en marcha y de esta forma evitar el interme-
diarismo y el coyotaje en el que caen al llevar
su producto a la capital de la República... ellos
se están organizando en esta comercializado-
ra que se encargará de llevar su producto al
mercado tanto nacional como extranjero en
donde los productos del campo, en este caso
el cha yo te, están te nien do una bue na
de-manda.20
La realidad era que los productores de la región
de Orizaba no querían reconocer que sus similares
de la región Huatusco-Coscomatepec habían con-
seguido constituir una empresa que ya estaba co-
mercializando el chayote a Estados Unidos de
manera indirecta; y que además, la zona estaba
creciendo en importancia en menos de cinco años,
cuestiones ambas que en sus áreas correspon-
dientes, no se había logrado en más de veinticinco
años de producción continua.
Retomando la evolución de la CAVSA, en junio
de 1995 el nuevo ciclo de producción se inició aho-
ra en Coscomatepec con la participación no sólo de
esta empresa que surtía a Agroabasto, sino tam-
bién de Central Agrícola COSVER que suministraba
a R.L. Distributors, una empresa establecida en Los
Ángeles California (USA) y cuyo acopiador, el Ing.
Alejandro Slater, se encontraba operando en la
región desde el aZo anterior a través del acopio de
algunos embarques.
19 Diario El Mundo de Córdoba, enero 30 de 1995.
20 Diario El Mundo de Córdoba , abril 16 de 1995.
21 Diario El Financiero, abril 26 de 1995.
Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado
La organización de los productores en dos gru-
pos diferentes, sin antagonismos, auguraba una
adecuada planeación para la cosecha y comerciali-
zación. Sin embargo, las condiciones ambientales
adversas de las zonas productoras de Jalisco y Mi-
choacán, la no concurrencia momentánea de Acto-
pan como área pro duc to ra por ra zo nes de
temporada y la limitada producción de Orizaba-
Ixtaczoquitlán, puso los ojos de más compradores
en la región. De esa manera, aunque avanzada la
cosecha, aparece Tarasco Produce L.C., empresa
del estado de Michoacán con experiencia en expor-
tación y varios intermediarios nacionales más.
La implícita competencia en la plaza de tres ex-
portadores y de varios compradores nacionales
hizo que por primera vez en el estado de Veracruz,
entre julio y noviembre de 1995, el sector chayotero
estuviera exportando tres trailers semanales (unas
6 950 cajas de 7 kg) equivalentes a 50 ton, situa-
ción presentada entre julio y noviembre de 1995 y
que en total sumaron 57 330 cajas registradas para
exportación y un número no precisado para los
mercados de la CEDA y de otros estados de la
república.
El auge de la producción de chayote era eviden-
te. Periódicos nacionales como El Financiero em-
pezaron a dedicarle espacios, aún pequeños, en
sus ediciones. En su sección de Comercio Exterior
señalaba que:
...ahora, que el chayote está de moda y que
Veracruz presenta ventajas para aumentar la
exportación de chayote, toda vez que el go-
bierno estatal apoya a los productores de ese
cultivo..., aunque el Director de Agricultura del
Estado indicaba que se tienen que mejorar
sus sistemas de empaque y calidad producti-
va.21
No obstante, tal optimismo no era compartido
por los productores de otras regiones fuera de Cos-
comatepec. Desde Fortín, ocurría la enésima queja
de que los productores de chayote de la zona
Fortín-Ixtaczoquitlán se ven afectados por acapa-
Revista de Geografía Agrícola 33 / 95
Cisneros Solano, Víctor Manuel
radores y coyotes al elevarse los costos de trans-
porte y producción. Nuevamente advertía que: es
preocupante que los más de 200 productores....
estén sufriendo debido al bajo precio que perciben
por su producto a causa de que no están organiza-
dos para venderlo al mercado .22
Por su parte, el Gobierno del Estado, involucra-
do en la dinámica de la CAVSA seguía entusiasmado
con el cultivo y de varias formas manifestó su
ayuda:
a) A través de la FAO y la colaboración de la
SAGAR, SEDAP y de la Universidad Autónoma Cha-
pingo, se elaboró la nueva propuesta de Norma de
Calidad para Chayote (la NMX-FF-047-1996) y se tu-
vieron varias reuniones para discutir la normaliza -
ción de los productos agropecuarios.
b) Se impartieron dos cursos de capacitación a
productores, ambos relacionados con la exporta-
ción, en el marco de las Veinticinco Decisiones del
Gobierno de Veracruz para Apoyar al Campo y al
Programa de Emergencia Económica.
c) Apoyos y Servicios a la Comercialización
Agropecuaria (ASERCA) elaboró un Análisis Técnico
Financiero para la Instalación de un Centro de Aco-
pio de Chayote para Exportación en Coscomate-
pec, Ver., con lo que la CAVSA tendría la primera
empacadora nacional.
d) La promoción del producto en el ámbito inter-
nacional a través de sus boletines Veracruz Fresh
Produce traducidos al inglés.
e) El fomento a través de ferias y exposiciones
nacionales e internacionales como la Primera Feria
Hortofrutícola de Veracruz celebrada en la CEDA
del D.F., y la Exposición de la Produce Marketing
Association (PMA) en San Antonio, Texas.
Todos estos eventos y el efectivo éxito en el
acopio y comercialización del chayote condujeron
a que en su momento, el tesorero de la CAVSA
señalara:
22 Diario El Mundo de Córdoba , mayo 8 de 1995.
23 Diario El Mundo de Córdoba. Julio 17 de 1995.
96 / Revista de Geografía Agrícola 33
...que se inicia el auge en la producción de
chayote, principalmente por la posibilidad de
trabajar con una compañía de Guadalajara,
vendiendo a un mejor precio y obteniendo
para el productor un precio fijo para toda la co-
secha. Sin embargo, también reconoció la
aparición de coyotes y oportunistas que sur-
gen cuando se dan cuenta que determinado
grupo está saliendo adelante, situación que
nos está causando problemas...23
El parteaguas de la CAVSA
Si bien la CAVSA estuvo trabajando fuertemente
durante más de dos años, el 3 de octubre de 1995
ocurrió un hecho que marcó el destino incierto que
la empresa ya experimentaba. Lo que sucedió,
tuvo que ver con el voluntarismo con que se hicie-
ron las cosas dentro de la comercializadora ya que
los diferentes gerentes que operaron el acopio, se-
lección, empaque, embarque y aspectos adminis-
trativos, nunca tuvieron un sueldo según sus activi-
dades.
El primer gerente coordinó en Huatusco el ciclo
de exportación de 1994 con prácticamente nula co-
laboración del Consejo de Administración de la
CAVSA. Su relación más directa se estableció con
los socios y productores proveedores de chayote,
mientras que el Consejo de Administración no
atendió debidamente el funcionamiento de la
empresa.
Cuando el siguiente gerente tomó posesión,
asumió la responsabilidad más por su calidad de
socio y tesorero que por el sueldo que la empresa
le ofrecía. Con esas limitaciones, durante dos ci-
clos laboró y dejó ganancias para la CAVSA a pesar
de que el Consejo de Administración siguió sin in-
volucrarse directamente en el funcionamiento de la
empresa. Sin embargo, el 3 de octubre de 1995, en
reunión del Consejo se acuerda relevar al tesorero
por dos motivos: 1) A solicitud de él mismo, pues ya
no quería seguir trabajando en esas circunstan-
cias, y 2) Porque en realidad, el manejo de la
 Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado

empresa ya casi era de la entera

responsabilidad del tesorero.

A pesar de que el Consejo de Administra-

ción pensaba que tomaba una buena deci-
sión con el relevo del tesorero, en realidad
ocurrió lo contrario. Por principio, la CAVSA
ya no pudo operar en el ciclo de invierno en
Actopan a pesar de los esfuerzos de otras
personas. En consecuencia, la operación
vino a caer en manos de una segunda em-
presa que celebró un convenio de trabajo
con la CAVSA con base en la infraestructura,
contactos y relaciones de la comercializado-
ra, pero cuya operación fue sólo en el ciclo
primavera-verano de 1996 e n Uno de los compradores casi terminando de abastecerse de
producto. Observese lo alto de las estibas con colmos de chayote.
Coscomatepec.
Foto: Victor M. Cisneros.
Con este documento, prácticamente la
CAVSA asumió su desaparición, pues la ope-
criterio de precios fijos superiores a los precios
ración recayó en gente sin experiencia, que ad- promedio de la Central de Abastos de la ciudad
quiría producto, lo enviaba a Estados Unidos pero de México, lo que permite planear mejor sus
los compradores “nunca pagaron” porque el pro- trabajos de campo.
ducto iba en “malas condiciones sanitarias”. La
CAVSA perdió presencia y dinero. La credibilidad se
3. La empresa valoró el hecho de ser proveedora
vino abajo y la empresa se vio obligada a sus-
de un exportador, con lo cual, adquirió una serie
pender, en los hechos, sus actividades.
de ventajas, pero que sólo representa una eta-
Aun cuando la experiencia de la CAVSA de inte- pa en su desarrollo.
rrumpir sus actividades no fue nada gratificante
para los socios, existen elementos que la empresa 4. La empresa ha sido pionera y promotora de la
ha marcado en el devenir de las nuevas organiza- exportación formal de chayote hacia Estados
ciones de productores y la propia producción de Unidos, con lo que se manifiesta la real posibili-
chayote del estado de Veracruz. En un esfuerzo de dad de diversificar los mercados del producto.
síntesis, a continuación se señalan las fortalezas y
las debilidades que desde el punto de vista del 5. La exportación que ha logrado la CAVSA ha per-
autor se presentaron. mitido no saturar el mercado de la Central de
Abastos de la ciudad de México y mejorar el pre-
A) Las aportaciones de la CAVSA
cio pagado al productor durante el periodo de
1. Los productores aprendieron un procedimiento abasto al mercado extranjero, con lo que inclu-
para la exportación del chayote en términos de so, pro duc to res no agre mia dos se han
beneficiado indirectamente.
cosecha, selección y preempacado. Asimismo,
ahora conocen el manejo más preciso de sus la-
bores de campo relacionadas principalmente 6. Sin que sea una constante, existen algunos te-
con el control de plagas y enfermedades, y la mores en la Central de Abastos de la ciudad de
necesidad de aplicar sólo productos químicos México porque ocurra un desabasto de chayote
autorizados. hacia esa plaza, por lo que algunos bodegueros
se han involucrado en compras más directas y
2. Los productores entendieron que con la exporta- en el establecimiento de siembras propias o en
ción, la derrama económica es importante por el asociación con otros productores.

Revista de Geografía Agrícola 33 / 97

Cisneros Solano, Víctor Manuel
7. Con su constitución, la CAVSA ha propiciado que
otras organizaciones de productores inicien su
propia agrupación; también, ha promovido indi-
rectamente alianzas entre intermediarios o la
creación de empresas privadas con la idea de
exportar chayote.
8. Ha logrado despertar la curiosidad de institucio-
nes para involucrarse en la investigación del
chayote.
B) Lo negativo de la CAVSA
1. El Consejo de Administración no asumió total-
mente su papel. Como lo cita un documento in-
terno, existieron varios aspectos en los que el
Consejo no se involucró, destacando principal-
mente los siguientes:
· Se contrataron dos agentes de venta, con
sueldos fijos. Su labor no era tan necesaria
como la del gerente, quien estuvo laborando
sin percibir sueldo.
· No obstante, este gerente tuvo en sus manos
toda la coordinación del proceso: contrata-
ción y pago de personal de apoyo; operación
en el empaque; inspección del producto con
productores; las relaciones públicas; manejo
de ingresos y egresos; la relación con el con-
tador; contratación y pago de local de acopio
(antes de contar con la bodega), así como de
los transportes; la búsqueda de mercado
para los sobrantes de la exportación; los in-
ventarios de cartón y bolsa para el empaque;
pago de proveedores y, control del pago a los
productores, entre otros.
· Disponibilidad de recursos muy limitados en
función a la dinámica de pago a productores y
venta del producto a Agroabasto.
· En la aclaración oportuna de las mermas
efectuadas por Agroabasto, así como en los
descuentos correspondientes (un trailer fue
devuelto).
2. El grupo de accionistas de la CAVSA no se integró
plenamente. En tal sentido, ni el Consejo de
Administración logró conjuntarse como es debi-
do, mucho menos involucrar al grupo de accio-
nistas en la problemática de la empresa.
98 / Revista de Geografía Agrícola 33
3. Los accionistas no pagaron el total de sus accio-
nes. El Consejo fue benévolo con los socios, a
los que les dio mucho tiempo para pagar, lo cual
nunca hicieron. Esto limitó contar con recursos
pertinentes para la operación.
4. Carencia de una infraestructura propia de CAVSA.
Todo se hizo con base en la buena voluntad.
Faltó gente de tiempo completo para las activi-
dades básicas de funcionamiento.
5. Socios no comprometidos con el abastecimiento
de chayote. Fue recurrente que desde el primer
embarque del primer ciclo, varios de los socios
productores no asumieran su responsabilidad
para abastecer con producto a la empresa. Sólo
20% aportó regularmente producto de calidad.
La nueva comercialización o la historia
sin fin
Con la CAVSA en suspensión de actividades y la
problemática de los chayoteros en casi el mismo
punto, nuevas organizaciones y empresas particu-
lares empezaron a gestarse y a aparecer. En Cos-
comatepec se mantenía Central Agrícola COSVER
como organización de productores, mientras que
dos empresas privadas se constituían: Producto-
res Agrícolas del Trópico S.P.R. de R.L. y J.J.J.
Produces. Otras compañías seguían operando
aunque sin una influencia manifiesta como las em-
presas del Ing. Alejandro Arizmendi y la del Ing.
Alejandro Slater.
En el mismo municipio de Coscomatepec, cua-
tro o cinco grupos de productores no organizados
surtían ocasionalmente a compradores de Guada-
lajara. En Ixtaczoquitlán-Orizaba ya no se destaca-
ban declaraciones periodísticas de líderes; en
Actopan, la temporalidad de su producción mani-
festaba también una organización pasajera y su co-
mercio dependiendo más bien de compradores
externos. Por razones de espacio, en las siguien-
tes páginas se relatará el trabajo concerniente a
dos de estas agrupaciones, excluyendo a las de
Actopan y Orizaba, que desafortunadamente no
han trascendido en el mercado de chayote.
Central Agrícola COSVER. El mismo propósito
Esta agrupación nace en 1993 pero se constitu-
ye legalmente hasta el 21 de abril de 1994 con base

en la inquietud de ocho productores de Coscoma-
tepec y la asesoría de un profesionista de Orizaba,
quienes en principio no se conocían entre sí. El
punto común era la necesidad de buscar canales
de comercialización diferentes al mercado de
México y obtener mejores precios de venta, ya que
desconocían otros por haber sido productores de
papa antes de ser chayoteros. En una primera eta-
pa, los productores agrupados en esta Sociedad
de Producción Rural trabajaron coordinados por el
profesionista mencionado, quien les controlaba to-
dos los aspectos administrativos de la empresa.
Empezaron vendiendo colmos a la ciudad de
México, aunque en mejores condiciones de venta
por el uso de vehículos de un socio. Así estuvieron
laborando durante casi dos años hasta madurar
otras opciones.
Hacia 1996, el mercado del D.F. fue desplazado
por la exportación indirecta que COSVER convino
con el Ing. Alejandro Slater, quien adquiría el cha-
yote y lo enviaba a Tijuana, B.C., para distribuirlo a
Porfirio Armenta y a Rubén López. En esta etapa
aparecieron empaques de cartón rotulados con el
nombre R. Distributors. Para 1997, nuevamente
aparece Alejandro Slater para continuar el conve-
nio con COSVER; sin embargo, empezaron a aflorar
problemas entre los socios, traducidos en descon-
fianza mutua o exigencias de éstos por mandar
más producto de lo asignado.
Por discrepancias de algunos socios con el pro-
fesionista, pero particularmente por el interés de
colocar a otra persona en la administración, en
1997 COSVER terminó una etapa e inició otra. En
ésta, el nuevo administrador retoma la modalidad
de cuotas para poder establecer compromisos de
ventas, consistente en que cada socio debía pro-
veer cierta cantidad de cajas de chayote con base
en su superficie en producción. Pero tal compromi-
so tenía que mantenerse todo el ciclo, indepen-
diente de los vaivenes de la producción o de los
precios en México. En caso de que les hiciera falta
producto a los socios, cada uno debía buscar los
medios para completar su cuota, manteniendo ob-
viamente la calidad y sanidad necesarias para la
exportación.
Si bien ésta fue una excelente forma organizati-
va para el abasto, poco a poco los productores de-
Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado
jaron de entregar las cuotas convenidas ya que por
los buenos resultados obtenidos, también habían
aumentado su superficie de siembra y exigían ma-
yores cuotas para exportación, sobre todo cuando
el precio en la ciudad de México era bajo. En caso
contrario, no sólo no entregaban su cuota, sino que
dejaban sin producto los compromisos de la em-
presa. En esta nueva etapa, COSVER también incur-
siona con nuevos compradores. Así, contactan en
Cd. Guzmán, Jalisco a Fiesta Fresh Produce de
Douglas Hinds Miller, pero sin éxito ya que tuvieron
problemas de pago. Aquellos problemas, pero so-
bre todo el adeudo de Douglas, contribuyeron a
que diminuyera su lista de socios de COSVER. Ha-
cia 1998, varios ya habían emigrado, particular-
mente uno que más tarde se convirtió en proveedor
directo de Alejandro Slater.
Con la participación de algunos socios origina-
les COSVER continuó laborando en 1998 y su canal
de comercialización se dirigió hacia Monterrey,
mercado que hasta la fecha conservan. Aunque los
socios restantes siguieron de proveedores, los
mismos problemas de abasto del año anterior obli-
garon al administrador a aumentar la lista de pro-
veedores que ya no eran socios, lo que matizó la
fase de transición de COSVER, como agrupación de
productores, a AGROCOSCO, como empresa parti-
cular. La diversificación de mercados también fue
una constante en este nuevo año, pues se le
vendía a todos los compradores que satisficieran
las condiciones impuestas por la agónica COSVER.
Esta dinámica se mantuvo en los años 1999 y
2000. También se establecieron alianzas con otras
empresas emergentes que originaron el retiro de
los socios restantes de COSVER, porque las nego-
ciaciones ya no eran dirigidas por ellos, sino por el
nuevo administrador y presidente de la naciente
AGROCOSCO.
En esta tesitura, en mayo de 2001 surge legal-
mente AGROCOSCO bajo la responsabilidad del ad-
ministrador y dos socios nuevos. Adicionalmente,
seis proveedores fijos y unos diez ocasionales. Así
se estructuró una empresa eminentemente comer-
cial que dejó atrás los ideales de ocho productores
que buscaban nuevos rumbos para su producción.
Sin embargo, la mayor claridad de unos pocos y el
desaliento de otros muchos, ocasionó de facto la
Revista de Geografía Agrícola 33 / 99
Cisneros Solano, Víctor Manuel
desaparición de COSVER, actualmente en suspen -
sión fiscal de actividades.
A la fecha, AGROCOSCO mantiene el cliente de
Monterrey, pero también ya hace esfuerzos por in-
gresar directamente al mercado de exportación.
Asimismo, ha efectuado convenios con el Grupo
Cifra-Walmart a quien le ha vendido más de mil to-
neladas en el presente ciclo. Como paradoja,
AGROCOSCO sigue vendiendo chayote a México
pero ahora en caja de cartón, con mejor calidad y
precios, pero seguramente, de la Central de Abas-
tos reenvían hacia el exterior. Como se ve ahora,
todos estos logros no son compartidos más que por
tres socios; las aspiraciones de los anteriores ocho
quedaron en suspenso.
JJJ Produces. Modalidad interesante
Las características de esta empresa privada
son peculiares. Nace en 1997 cuando los actuales
socios se percatan de que tenían la capacidad y
calidad productiva para comercializar su chayote
en el extranjero y no seguir beneficiando a una ca-
dena de intermediarios que cada vez era más lar-
ga. Entonces, intentaron llegar directamente a las
cadenas comerciales del extranjero y nacionales,
eliminando a los intermediarios y siendo ellos
mismos, tres socios, sus propios proveedores de
chayote.
Esta empresa, ha ido más allá que las otras or-
ganizaciones a consecuencia de su mayor claridad
comercial y a su capacidad económica. Así, no so-
lamente se han dedicado a la venta de chayote,
sino que han intentado comercializar “velillo” (hoja
de plátano), tomatillo, ejote, calabacita y berenjena.
Han podido visitar las zonas productoras de chayo-
te de Costa Rica de donde han adaptado el meca-
nismo que usan en su empaque y la planta
empacadora que poseen, y que los distingue por
ser los únicos en el estado y posiblemente en la
nación con esa infraestructura. La organización
empresarial que tienen (un administrador, una se-
cretaria, cuadrillas de seleccionadoras y para car-
gar el trailer), así como toda la infraestructura
complementaria (rieles de carga, patín para las es-
tibas, caja de cartón con marca propia, tarimas,
100 / Revista de Geografía Agrícola 33
teléfono, fax y computadora), la hacen diferente a
las otras dos empresas.
Tal infraestructura, conocimiento técnico y clari-
dad comercial han servido para que su abasto sea
planteado de manera diferente:
1. Los tres socios tienen áreas propias de produc -
ción, cuya cosecha ingresa totalmente a la em-
pacadora, siempre y cuando cumpla con las
normas de calidad exigidas por los mercados
de México y de Estados Unidos, particularmen-
te de Los Angeles y Mc Allen.
2. La empresa les compra el producto a los socios,
con 10% por arriba del precio del mercado del
momento.
3. Se establece una diferencia entre los socios y los
proveedores externos en cuanto a precio (a
éstos no les paga el sobreprecio), aunque sí les
adquiere todo el chayote que produzcan.
4. A los proveedores externos les paga en forma in-
mediata; a los socios, les demora hasta quince
días, pero les otorga un anticipo para no dete-
ner las labores.
5. Cada lunes efectúan la programación de la se-
mana, así que todos, socios y proveedores ex-
ternos, saben cuándo deben cortar y cuándo
abastecer a la empresa. Lo único que ésta les
pide a todos los proveedores es seriedad en el
abasto y que entreguen producto de calidad, útil
para la exportación.
Este esquema ordenado ha permitido a la em-
presa catalogarse como seria. Sus propias instala-
cio nes así lo de mues tran pues todo está
perfectamente ordenado y en su lugar. En tal
razón, exceptuando a COSVER o AGROCOSCO y Pro-
ductores Agrícolas del Trópico, JJJ Produces no
reconoce a más empresas comercializadoras en la
zona de Coscomatepec. Existen más compradores
pero son:
...exportadores de banqueta, porque llegan y
estacionan un trailer y ahí acopian el produc-
to. Reparten cartón, reparten bolsas y ahí
acopian el producto. De esta manera, no tie-

nen compromisos fiscales, no tienen nada de
infraestructura, no tienen personal y también,
lo que se ha dado muchas veces, en el mo-
mento en que el negocio no es rentable, desa-
parecen y dejan deudas... son empresas
oportunistas.24
Aunque el funcionamiento y los resultados ob-
tenidos por la empresa han sido hasta ahora satis-
factorios, queda la inquietud en su administrador
de que se pudiera hacer algo más:
...en un principio la idea era que la comerciali-
zadora (JJJ Produces) se hiciera cargo del
desarrollo tecnológico y que interviniera de
una manera más directa en la producción (de
los socios); no se pudo consolidar esto pero
yo sigo pensando que eso sería lo idóneo,
porque habría mayor uniformidad en el aspec-
to técnico, en la calidad, participaría más la co-
mer cia li z a do ra en los ries gos de la
producción; y también en las fallas de calidad.
Creo que es un ideal un poco difícil de lograr
porque esa sería la integración total.25
Este esquema de funcionamiento pone en cier-
ta duda el tipo de organización que actualmente se
está haciendo. Si bien aquélla se cataloga como ne-
cesaria, incluso con fines de producción, el admi-
nistrador de la empresa la ve viable en la medida
que se pudieran asociar gente que tuviera solven-
cia económica, técnica y moral, pero, según él, son
tres cosas muy difíciles de encontrar juntas, por lo
que los resultados a los que se llega cuando se
organiza gente desigual, no son muy positivos.
Para poner un ejemplo:
...actualmente ya hay mucha competencia de
compradores y de empacadores y exportado-
res, lo cual, ha originado que los productores
nos volvamos poco serios en nuestros com-
promisos, porque aunque sabemos que es
importante para un comercializador cumplir
con sus compromisos de venta, nosotros nos
vamos por el mejor precio en el mercado. Así
24 Versión grabada. Entrevista al Ing. Carlos Ross Torres, administrador de la empresa J.J.J. Produces de Coscomatepec, Ver.,
noviembre 5 del 2001.
25 Ibidem.
26 Versión grabada. Entrevista al Ing. Carlos Ross Torres, administrador de la empresa J.J.J. Produces de Coscomatepec, Ver.,
noviembre 5 del 2001.
27 Ibidem.
Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado
se ha echado a perder la posibilidad de hacer
una organización de productores sólida. En
esto, yo creo que es culpa del productor y del
comercializador, porque ha habido poca ética,
tanto de los productores para cumplir, como
de los comercializadores para respetar los
grupos de productores que cada comerciali-
zador está financiando o apoyando. 26
Desde la seriedad de la opinión de este produc-
tor no deja de preocupar su pronóstico de que se
avizora una crisis de magnitud considerable en la
producción regional de chayote, aun cuando la
zona de Coscomatepec ha experimentado un cre-
cimiento impresionante en los últimos diez años:
...yo creo que la tendencia de crecimiento se
va a frenar un poco y a la vuelta de unos años
va a venir un decrecimiento; ... yo creo que la
tendencia a mediano y largo plazo es a estabi-
lizarse y caer, aunque... va a depender de la
dinámica que tenga el mercado... Que el culti-
vo permanezca, crezca o decrezca, va a de-
pender mucho de las estrategias que como
productores y comercializadores sigamos
para atacar a los mercados.
Con la situación actual, de falta de organiza-
ción, el problema que se ha suscitado como la
falta de control de los embarques, yo creo que
la tendencia futura es que si no se revierte
esto, es que decaiga la producción.
Además, yo creo que hace falta una norma;
una norma oficial para el producto que se va a
exportar y debía de otorgarse algún certifica-
do de que el producto es apto para exportarlo.
Esto redundaría en beneficio de los producto-
res porque sería premiado el esfuerzo a la
gente que produce calidad y no como ahorita
que se exporta producto de mala calidad, que
posiciona mal al producto mexicano y esto se
revierte en un precio bajo.27
Revista de Geografía Agrícola 33 / 101
Cisneros Solano, Víctor Manuel
La necesidad del mercado o la búsqueda
de los orígenes del problema
Los movimientos relatados evidencian que los
productores de chayote tienen distintas ópticas de
cómo abordar su propia reivindicación por el mer-
cado. Algunos de ellos se han aglutinado en torno a
organizaciones o empresas, según las característi-
cas específicas de cada uno de los agremiados.
Otros, se han quedado a la deriva, sin más fortaleza
que la suya propia. Pero la constante ha sido la lu-
cha porque el mercado mejore los precios pagados
por su producto.
Sin embargo, este hecho que marca la culmina-
ción de su proceso productivo demuestra que el
problema tiene raíces más profundas, específica-
mente en la zona donde la producción de la cucur-
bitácea tiene en la actualidad mayor impacto y
dinámica económica: la zona de Coscomatepec.
Es presumible que esas raíces se ubiquen en el
proceso dinámico de cambio del uso del suelo que
la población agrícola regional ha desarrollado para
enfrentar las vicisitudes de la política agropecuaria
mexicana, ajustando de manera constante su
patrón de cultivos de acuerdo a esas circunstan-
cias que, siendo de orden macroeconómico, le
afectan cotidianamente y por tanto, tiene que tomar
decisiones que incluso lo pueden llevar a seleccio-
nar alternativas más complicadas por ser menos
conocidas.
De acuerdo a evidencias empíricas, la zona en
algún tiempo tuvo preponderancia hacia otros culti-
vos como el café y al tabaco, esquemas producti-
vos que al amparo del proteccionismo estatal
mexicano y de instituciones específicas (Instituto
Mexicano del Café y Tabacos Mexicanos, respecti-
vamente) jugaron un destacado papel en la eco-
nomía regional. En el mismo sentido, la producción
de maíz, frijol y papa completaban el paisaje
agrícola local auspiciado por las condiciones am-
bientales favorables, pero sobre todo, por el gran
cobijo gubernamental que existía para los cultivos
básicos, particularmente para el maíz. De esta ma-
nera, los subsidios en semilla, fertilizantes, ase-
soría técnica, financiamiento, compra de cose-
chas, almacenamiento, y los precios de garantía,
otorgaban seguridad económica al productor por lo
102 / Revista de Geografía Agrícola 33
que inevitablemente procedían a la siembra de la
gramínea.
Los cambios en la política mexicana a través del
llamado ajuste estructural impuesto por las institu-
ciones financieras internacionales (principalmente
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mun-
dial) propiciaron la desregulación de la economía y
la destrucción progresiva y brutal de las reglamen-
taciones y barreras impuestas por el Estado al de-
sarrollo del mercado. Al mismo tiempo, se liberalizó
el comercio exterior, se propiciaron las privatiza-
ciones y de una manera general, se redujo la parti-
cipación del Estado en la actividad económica
(Chamboux-Leroux, 2002).
De este grupo de decisiones, dos de ellas im-
pactaron negativamente en el sector agrícola re-
gional e inclinaron la necesidad de hacer cambios
en el uso del suelo que se realizaban. Por un lado,
la desprotección estatal hacia los cultivos básicos
originó la búsqueda de otras opciones productivas;
por otro lado, el fomento de cultivos comerciales y
de exportación que el aparato gubernamental en-
caminaba, orilló a los productores locales a adoptar
un conjunto de hortalizas: la calabacita italiana, el
tomate de cáscara, el tomatillo, la berenjena, pero
sobre todo el chayote, vinieron a ser la respuesta a
la exigencia de una nueva realidad comandada por
el mercado. No es circunstancial que esta introduc-
ción de cultivos comerciales ocurrida a finales de la
década de 1980 e inicios de la década de 1990,
coincidiera con el retiro del aparato gubernamental
que apoyaba al campo.
Pero este cambio a otros niveles productivos no
conocidos donde se demandaba la organización
de los productores para enfrentar eficientemente el
mercado no ha sido acompañado en forma ade-
cuada con una política organizativa pertinente. El
momento ya no lo permitía. Han sido las exigencias
del propio mercado las que han obligado a los pro-
ductores a buscar opciones organizativas que los
lleven a obtener mejores ingresos por la venta de
sus productos; sin embargo éstos, no han asumido
totalmente su responsabilidad para lograrlo. Si-
guen a la espera de que el Estado mexicano les
otorgue la orientación necesaria para formar sus
empresas; aguardan ansiosos que “alguien” esta-
blezca sus centros de acopio y solamente “espe-

ran” ser ellos quienes asuman el abasto a esos
centros de acondicionamiento y empaque. No
faltaba más.
En este sentido, la mayoría los productores no
ha despertado aún a la nueva realidad donde el
mercado es el rector de la economía nacional e in-
ternacional y sólo algunos pocos, como lo muestra
la reseña, han tomado la responsabilidad en su
propia mano, incursionando en ámbitos poco cono-
cidos pero potencialmente favorables. Por ello, los
movimientos sociales que de este renglón produc-
tivo pudieran emerger, están aún latentes por el in-
dividualismo del productor, pero además, por la
inconsistencia de algunas políticas gubernamen-
tales para apoyarlos por lo menos para que se or-
ganicen y proporcionarles orientación de mercado.
Además, han confluido algunos intereses corpora-
tivos, particularmente de la Confederación Nacio-
nal Campesina, para tratar de conducir estos
procesos, pero sin lograrlo. Los mismos movimien-
tos independientes como Unión Nacional de Orga-
ni za cio nes Cam pe si nas Autóno mas o Unión
General Obrera, Campesina y Popular no se han
interesado por encauzar esta necesidad sentida
por tantos años. Pero sobre todo, los productores
prácticamente han abandonado a su propia suerte
su futuro, dejando la posibilidad de que solamente
las organizaciones y empresas privadas puedan
asistir al mercado globalizado que cada día se
acentúa más y donde el grueso de los productores
no podrán ser más que convidados de piedra.
Esperemos que ello no sea así y pueda revertirse
el proceso.
A manera de conclusiones
Hasta ahora, se ha hecho un recuento de las ex-
periencias que en la esfera de la comercialización
han desarrollado al menos cinco organizaciones o
empresas de chayoteros, a saber: Sociedad de So-
lidaridad Social Chayoteros de la Zona Centro de
Veracruz; Sociedad de Producción Rural Huiz -
quilxóchitl; Comercializadora Agrícola de Veracruz
S.A. de C.V.; Central Agrícola COSVER S.P.R., y JJJ
Produces. Aunque no se cuenta con el dato preci-
so, el alcance que estas agrupaciones tienen hacia
los productores de chayotes es reducido. Si consi-
deramos a 25 productores directos como provee-
dores de cada empresa, se estaría hablando de
Lucha de los chayoteros veracruzanos por el mercado
125 productores de un universo de alrededor de 1
500; es decir, apenas 8.3%.
Si bien como empresas han intentado diversifi-
car mercados, principalmente de exportación para
no saturar el mercado de la ciudad de México y ob-
tener mejores precios, pocas lo han logrado con-
sistentemente y con perspectivas favorables, lo
que habla aún de una situación altamente pro -
blemática.
Aunque el grueso de los productores no ha sido
convidado de los beneficios directos de este proce-
so alterno de comercialización, varios han sido los
aspectos que de alguna manera han impactado en
todos ellos. Al respecto, se pueden citar los
siguientes:
1. El productor ya tiene y conoce otras opciones de
venta; su “mundo” ya no se reduce a la Central
de Abastos de la ciudad de México. Sabe que
existe un mercado potencial de exportación que
está a su espera. El problema es que como pro-
ductor desorganizado e individual no puede ser
considerado en las posibles negociaciones.
2. El productor tiene precios de referencia para
vender. Con los precios que ofrece el mercado
de exportación, que es más diáfano en ese ma-
nejo, los productores de chayote tienen una
base para negociar con los intermediarios a los
que vende. De esta forma, cualquier comprador
que ocasionalmente llegue a adquirir producto,
se enfrentará a productores que cuentan con
precios de referencia.
3. El agricultor conoce un procedimiento mejor de
trabajo. Entrenados hacia un mercado de ma-
yor calidad como es el de exportación, advier-
ten los cui da dos que de ben te ner para
proporcionar un mejor producto. Por tanto, sa-
ben de los requisitos para competir y ofrecer ca-
li dad y cantidad a los mercados que lo
demanden.
4. El mercado centralizado de chayote se ha diver-
sificado. Aunque los volúmenes de exportación
o destinados a otros mercados alternos son aún
escasos respecto al total producido, es una rea-
lidad que ha disminuido las cantidades que se
ofertan a la Central de Abastos de la ciudad de
Revista de Geografía Agrícola 33 / 103
Cisneros Solano, Víctor Manuel
México, lo que en cierta forma ha repercutido fa-
vorablemente en los precios pagados al pro-
ductor que aún acude a este mercado.
5. Aunque sea de “oídas”, los productores conocen
las experiencias de trabajo que las distintas or-
ganizaciones han desarrollado. Si bien esta si-
tuación tiene una doble vertiente, lo deseable
sería que los productores asimilaran los aspec-
tos negativos e incorporaran los positivos en la
perspectiva de futuras organizaciones.
A pesar de lo anterior, es evidente que el grueso
de los productores individuales mantiene las mis-
mas aspiraciones que los productores que trabajan
para el mercado de exportación: mejores precios.
Es decir, comparten ideales y aspiraciones. Sin
embargo, queda cuestionado el hecho de definir
hasta dónde es deseable la incorporación de un
mayor porcentaje de productores a los vaivenes
del mercado internacional, ya que actualmente las
tres empresas remanentes no han podido
consolidar su propio mercado.
Al respecto, se abren muchas posibilidades de
éxito si los productores individuales entraran a pro-
cesos organizativos. Pero la realidad es que no se
ve por dónde. Con el retiro de la SARH, luego la
SAGAR y ahora la SAGARPA de las actividades de fo-
mento de la agricultura mexicana, los productores
están más solos que nunca. Sin embargo, este as-
pecto negativo posiblemente se transformará en
positivo ante la urgente necesidad de los producto-
res por buscar alternativas. En tal sentido, primero
la definición de objetivos comunes, luego el tipo de
organización y la definición de estrategias organi-
zativas, pero sobre todo la capacitación, pueden
dar la pauta para mejores resultados en el ámbito
de la comercialización.
Las experiencias de gestión organizativa que
hasta ahora se han tenido apuntan a considerar
que el grueso de los productores de chayote es un
núcleo con limitados recursos económicos y que
tienen pocas posibilidades de éxito en su actividad
si persisten en trabajar de manera individual. Por
ello, los costos de producción son altos, con ma-
gras cosechas y concentradas en una sola época
del año, por lo que es difícil vender a precios espec-
taculares; tienen que conformarse con los precios
104 / Revista de Geografía Agrícola 33
actuales y según las circunstancias, esperar
siempre la llegada de buenos precios. Además, los
compradores, empacadores o exportadores tienen
la disyuntiva de seguirse aprovechando de la pro-
ducción individual aunque con costos de produc-
ción altos y mala calidad del producto; o promue-
ven la organización para eficientar toda la cadena
productiva, que hasta ahora ellos mismos la han
obstaculizado por no convenirles. Así lo han de-
mostrado los cafeticultores que fueron pasando de
cereceros a pergamineros y luego a la integración
con el beneficiado y el mercado. Es la forma de
disminuir costos, enfrentar mercados exigentes y
generar beneficios a los productores.
Pero el problema no es únicamente el de la or-
ganización en el papel. Hace falta el liderazgo, la
comunicación eficiente, la división específica del
trabajo y de las responsabilidades entre las partes.
Eso le otorga solidez al trabajo de una organiza-
ción.
Otros problemas que contribuyen al poco éxito
de los productores es el desconocimiento de las
temporadas en que el mercado demanda su pro-
ducto en mayor cantidad, y por tanto, con mejores
posibilidades de precios. Éste es un conocimiento
que sólo lo tienen algunos productores y que difícil-
mente comparten con la mayoría. Sin embargo,
este dato puede ser más valioso que otros pues a
partir de él se pueden programar y planear todas
las actividades productivas del chayote. Ésta es
otra tarea que debe entrar en la agenda de los pro-
ductores interesados por no saturar el mercado. Se
conocen estrategias aisladas de algunos producto-
res para manejar el ciclo de cultivo en función de la
falta de producto en la propia zona, por lo que con
poco producto cosechado se observan excelentes
resultados de precios y sin necesidad de acudir ni
al mercado de México ni al de Estados Unidos, sino
a mercados locales.
Aparte de este desconocimiento del mejor mo-
mento para acudir al mercado, los productores de-
sorganizados se enfrentan a un bajo desarrollo
tecnológico que se inicia desde no saber qué tipo
de fruto demanda su mercado y por tanto, qué fruto
seleccionar para sembrar. De ahí para adelante,
persisten labores culturales que se están convir-
tiendo en contrarias al proceso mismo como la con-

ta mi na ción de fru tos con agro quími cos no
autorizados. Bajo estas circunstancias los produc-
tores desorganizados se encontrarán en perma-
nente desventaja ante cualquier eventual compra,
por el riesgo de los compradores de adquirir fruto
en condiciones no apropiadas para el mercado de
exportación o más cuidadosos en ese sentido que
el de la ciudad de México o regionales.
De la misma manera, la falta de infraestructura
para la producción deja en completa desventaja a
los productores individuales. Desde cobertizos en
campo, empaques comunitarios, centros de empa-
que, transporte inmediato, procedimientos de pre-
se ca do para po der co se char aun con llu via,
sistemas de preenfriado, cuartos fríos y transpor-
tes refrigerados son aspiraciones para que este
sector pudiera transitar a mejores niveles de com-
petitividad. Este rubro es de cabal importancia
pues de otra forma, sólo quienes pueden disponer
d e r e c u r s o s p a r a e s t a b l e c e r l o t e n d rán
posibilidades de destacar en el comercio del fruto.
Pero el punto de mayor importancia es el de la
actitud de los productores. Los fracasos o limitacio-
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por parte de las empresas, tienen su punto débil en
la falta de compromiso de los productores, aún
asociados, para cumplir con el abastecimiento de
chayote de una manera más seria, permanente,
con calidad y oportunidad. Posiblemente su res-
ponsabilidad tenga que compartirse con los actua-
les bodegueros de la ciudad de México, quienes
han formado un mercadeo entrampado en la falta
de normatividad en calidad, empaques a su conve-
niencia y pagos a su arbitrio. El productor tiene que
darse cuenta que el mercado alterno demanda
calidad, seriedad y oportunidad, por lo que su
propia actitud tiene que ir en correspondencia.
Estas decisiones beneficiarán localmente a los
productores, aun cuando no se den cuenta que glo-
balmente tienen repercusiones en un mercado
donde el consumidor final está siendo llevado a
estándares de calidad y que ahora los exige como
algo cotidiano. Es una forma en que el productor in-
ternacionaliza su trabajo, su actitud, sus aspiracio-
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