Anión: Un anión es un ion con carga negativa, lo que significa que ha ganado
electrones en comparación con el número de protones en su núcleo. Los aniones
son comunes en la química y juegan un papel fundamental en las reacciones químicas. Por ejemplo, el ion cloruro (Cl-) es un anión que se forma cuando un átomo de cloro gana un electrón. Los aniones pueden formarse cuando los átomos de un elemento ganan electrones para alcanzar una configuración electrónica estable, o cuando los átomos de un elemento comparten electrones de manera desigual en una molécula, lo que resulta en una carga negativa en una parte de la molécula.
Enlace covalente: Un enlace covalente es un tipo de enlace químico en el cual
dos átomos comparten un par de electrones. Esto ocurre cuando ambos átomos necesitan electrones para alcanzar una configuración electrónica estable. En un enlace covalente, los electrones compartidos están vinculados a ambos átomos simultáneamente, lo que resulta en una fuerza de atracción que mantiene unidos a los átomos en una molécula. Enlace iónico: Un enlace iónico es un tipo de enlace químico que se forma entre átomos cuando uno o más electrones son transferidos de un átomo a otro. Este tipo de enlace se produce típicamente entre átomos con diferencias significativas en su electronegatividad, lo que resulta en la formación de iones positivos (cationes) y negativos (aniones).
En un enlace iónico, un átomo con baja electronegatividad, generalmente un metal,
cede uno o más electrones a un átomo con alta electronegatividad, generalmente un no metal. Esto resulta en la formación de un catión con carga positiva, ya que pierde electrones, y un anión con carga negativa, ya que gana electrones. Los iones opuestos se atraen mutuamente debido a la fuerza electrostática entre las cargas opuestas, formando así el enlace iónico.
Enlace metalico: Un enlace metálico es un tipo de enlace químico que ocurre en
los metales y en las aleaciones metálicas. En un enlace metálico, los átomos de metal comparten sus electrones de valencia de forma relativamente libre entre sí, formando una "nube" de electrones móviles que rodea los iones metálicos positivos. Esta "nube" de electrones móviles es responsable de muchas de las propiedades características de los metales, como su conductividad eléctrica y térmica, su maleabilidad y su lustre.