Gi En Defensa del Marxismo N° 5 Aniversarios diciembre 1982
1492-1992 El Capitalismo festeja su senilidad (3°
parte)
Osvaldo Coggiola
La fragmentacién de la América Hispana Independiente
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Nuevo Mundo una sola Nacidn en la que todas las partes estén
Unidas entre si y en conjunto por un mismo eslabén. El origen es uno solo, asi como la lengua, las costumbres y la
religién, «No deberian, entonces, obedecer a un solo gobierno que confederara a los diversos Estados? Si, Pero no es
posible, porque Ie distancia de los paises, la diversidad de las situaciones, [= disimilitud de los earacteres haven que
América se divida® (Simén Bolivar, mensaje de Angostura, 1819).
Sélo en la escala sefialada por Bolivar, como une gran nacién latinoamericana, América Latina, podria haberse
afirmado como una sociedad econémica y politica mente independiente. Lo que lo impidié fue, en primer lugar, la
ausencia de un eshoz0 de desarrollo econémico camtin (mercado inteino continental preexistente, 2! cual, como
vimos, si existia en las colonias inglesas del Norte).
Nadie puede decir con seriedad que la América colonial fuera una ‘aren nacién latinoamericana, porque eso
equivaldria a afirmar que la India y Norteamérica eran una misma nacién por pertenecer ambas a la Corona briténica
Las colonias americanas de Espafia tenian en comin eso: ser colonias de la misma monarauia y poseer un idioma y
tuna religién comunes. Pero no existia unidad econémica — base sustancial de la nacién, sin la cual el idioma y otros
elementos subjetivos son impotentes— y ni siquiera unidad administrativa. ‘La unidad existente en el Imperio
hispancamericano’ era, desde el punto de vista de la unided nacional, précticamente nula. Espafia, 2 pesar de la
unidad de su soberania en América, no pudo fundar un solo gobierno, ni hacer un solo vireinato de todas sus
posesiones en América, porque la enorme extensién y variedad del territorio se lo impidi' (1).
Pero la fragmentacién de la América espatiola no se limits @ la no constitucién de una o dos grandes naciones desde
Méjico hasta Argentina, Las unidades nacionales proyectadas durante la lucha por la Independencia — la Federacién
Centroamericana, la Gran Colombia de Bolivar, la Confederacién Peruano-Boliviana, as provincias Unidas de Argentina
y Uruguay— también se dividieron. La tendencia a la constitucién de grandes unidades nacionales fue vencida durante
y después de la lucha por la independencia, La ausencia de base econémica no es todo, pues si existe el proyecto y lacinigencia aispuesta a ejecutario, esta puede imponerio aictatorial mente (como e! Norte Ge los Estados Unidos
impuso la unidad y la lucha por la independencia a los tories y al Sur). Pero la dirigencia de la independencia
latinoamericana sufria de las limitaciones de la clase que le dio origen, la aristocracia criolla, aunque estuviera un paso
més al frente que ella: era incapaz de apoyarse en otras clases, las cuales en diversos momentos de la guerra de
Independencia tenderian a darle un contenido social (Haiti, Méjico 1819, Paraguay o el Uruguay de Artigas)
“Los planes de Bolivar no fracasaron simplemente porque no contaban con una poderosa clase social que los hiciera
suyos, sino porque no existiendo tal clase las fuerzas sociales que se aglutinaban en torno al proyecto bolivariano y
que debian haber ‘sustituido’ la ausencia de aquélla, carecian de la voluntad revolucionaria suficiente para hacer
avanzar el proceso hastaun punto en el que un posible retomo a la situacién anterior resultara imposible. En otras
palabras, se volvié irrealizable por la debilidad propia de las fuerzas que debian encamarlo y por el profundo temor que
sentian ante la violencia destructiva de las masas populates. El recuerdo traumatizante de las rebeliones en la época
colonial, la reaccién conservadora y realista provocads en la élite criolla por Ia presencia amenazante de masas
‘dispuestas a ser agitadas por cualquier demagogo y lanzadas contra los centros del orden, la cultura y las finanzas*
corroia el débil jacobinismo que caracterizé alin a los més radicalizados representantes del movimiento
revolucionario, La perspectiva de hacer depender de la profundizacién de la movilizacién popular el triunfo del nuevo
orden revolucionario era temida ‘no sélo por los individuos de mentalidad conservadora, sino también por muchos de
formacién liberal, como Bolivar, que vefan que la masa popular tenia més capacidad destructiva que constructiva’ (2).
Dejando de lado la oposicién metafisica que el autor hace entre “constructividad! y “destructividad’ (la revolucién
social ‘construye’ un nuevo orden justamente porque “destruye” e 1 antiguo), la “falta de voluntad revolucionaria’ (que
analizada aistadamente remitiria a una especie de carencia cultural) remite a la ausencia de una clase revolucionaria,
capaz no sélo de oponer revolucionariamente sus intereses al antiguo régimen sino también de modelar una nueva
sociedad de acuerdo a esos intereses,
Las burguesias francesa e inglesa realizaron su revolucién no directamente sino a través de las dictaduras
revolucionarias de Cromwell y de los jacobinos. Pero Cromwell y Robespierre expresaron la voluntad de la burguesia
de movilizar revolucionariamente a le Nacién para barrer con el Antiguo Régimen en todos los planos (no para
beneficiar @ las masas populares). En ese sentido, hubo en América Latina ausencia de una burguesia revolucionaria
interesada en poner fin a las formas precapitalistas de trabajo y al latifundio, creando un amplio mercado interno: por
lo tanto la revolucién democrética se realizé de manera incompleta e inacabada. Los lideres revolucionarios
tradujeron la impotencia de la burguesia criolla. Asi, Miranda ante la revuetta de Haiti y las rebeliones campesinas dijo:
“Mejor seria que las colonias permanecieran un siglo mas bajo la opresién barbara y vergonzosa de Espafia’ (Carta a
Tumbull, 12/11/1798). ¥ Miranda fue ‘el precursor déla independencia’. Bolivar, mas osado, heredé sin embargo de él
el miedo a la “revolucién de los colores” (negra, mulata y mestiza). “El miedo de que de la emancipacion de los
esclavos naciera un Haiti continental, paraliz6 a la mayor parte de la oposici6n criolla’ (3)Prevalecieron entonces los intereses localistas de la aristocracia criolla, dirigidos al monocultive primario para el
mercado mundial y sin interés en la constitucién de fuertes unidades nacionales basadas en el mercado interno
(como era el caso de la burguesia del norte en Estados Unidos). Pero la fragmentacién politica fue un factor de crisis
de las nuevas naciones. Interesaba a los nuevos seftores del mercado (como ya habia ocurrido en el pasado) obtener
dine*o liquido y no productos. Ahora bien, la fragmentacién del antiguo imperio colonial habia aislado regiones enteras
de sus fuentes de metal precioso (es, por ejemplo, el caso del Rio de la Plata, privado de casi todo metal circulante
durante casi 15 afios). También en las zonas de produccién el ritmo de exportacién era mas répido que el ciclo
productivo y sdlo podia llevar al mismo resultado: asi sucedié en Chile después de la independencia. El nuevo Estado,
productor de plata y oro, no conseguila conservar el volumen de dinero liquide (aunque modesto) que necesitaba para
su comercio interno. La crisis econémica y financiera exacerbé las disputas intemas, lo que facilité la intervenciéin, no
ya de la extenuada Espafia, sino de la dinémica Inglaterra, en la conformacién politica de América Latina
Contra la leyenda que atribuye exclusivamente @ Inglaterra la responsabilidad por la division de América Latina
(leyenda que tiende a absolver a la aristocracia criolla y a los lideres de la independencia), se puede decir que la
intervencién inglesa tendié a veces a evitar una mayor divisién de los nuevos paises. “Cuando poco después de la
caida de Rosas en la Argentina llega al pais Sir Charles Hotham, primer enviado britdnico en la nueva etapa que se
abre, ste compruba de inmediato la necesidad de evitar Ia disgregacién del tevritorio argentino en insignificantes
republiquetas. Tratar y discutir por separado —alega a sus superiores— con los gobernantes que surgirian en cada una
de ellas era oneroso, pesado y fatigante. Se hacia necesario —argumentaba— apoyar la unidad del pais en torno de un
polo que mereciera confianza. En consecuencia, la politica briténica primero apoyaria al General Urquiza... Los
propésitos separatistas de los caudillos regionales ~y Urquiza fue uno de ellos— fueron desaprobados, asi como toda
injerencia excesiva del Imperio de Brasil en los asuntos argentinos” (Leén Pomer)
La raz6n para esto es simple y bien resumide por Tulio Malperin Donghi ‘Le aspiraciGn de Gran Bretafia no es obtener
Un dominio politico directo, que implicaria gastos administrativos y la comprometeria en las violentas luchas de las
facciones locales. Al contrario: se propone dejar en manos de los americanos, juntamente con la produccién y buena
parte del comercio local, los honores y la carga de gobernar aquellas vastas extensiones de tierras. Toda eso no
quiere decir falta de puntos de vista bien claros y firmes ni timidez en la imposicién de su voluntad” (4)
No obstante, la "energia inglesa fue més necesaria cuando habia que oponerse a la constitucién de unidades
nacionales potencialmente fuertes. Fue el caso de la separacién de Uruguay de la Argentina, debida a la influencia
inglesa, en ocasién de la Guerra entre Argentina y Brasil (1828). "La actitud briténica ante el conficto entre Argentina y
Brasil fue diferente: Inglaterra impuso otra solucién apoyando la constitucién de un Estado-tapén que retiraba al
gobierno de Buenos Aires el control politico del sistema fluvial mas importante de América del Sur’ (5). Y asi nacié el
Uruguay “independiente”. No por casualidad dos veces (1838 y 1846) la flota inglesa bloqued Buenos Aires para
imponer ‘sin timidez” sus puntos de vista (lo que, en aquella ocasién, frecasd). La intervencién inglesa invadiendo
Georgetown en Nicaragua (1848) fue también decisiva para impedir la formacién de una unidad nacional mas amplia
en América Central