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El Misterio de las Galletas Desaparecidas

En un pequeño pueblo llamado Villa Pastel, donde las calles estaban


pavimentadas con dulces y los árboles daban frutas en forma de caramelos, cinco
amigos adolescentes se encontraban en medio de un enigma extraordinario.

Elena, Pedro, Sofía, Juan y Marta eran inseparables. Un día, mientras disfrutaban
de un picnic en el prado, notaron algo extraño: todas las galletas que habían
llevado habían desaparecido. Lo más curioso es que no había rastro de migajas ni
huellas que indicaran quién podría haber sido el culpable.

Decididos a resolver el misterio, el quinteto de amigos se embarcó en una


investigación por todo el pueblo. Interrogaron a los vecinos, revisaron cada rincón
y hasta espiaron en la ventana de la panadería. Sin embargo, cada pista los llevaba
a un callejón sin salida.

Después de días de búsqueda infructuosa, Elena tuvo una idea brillante: usarían a
su perro detective, Sherlock, para olfatear al culpable. Con una correa y unas
cuantas golosinas como cebo, el can los llevó hasta una cabaña abandonada en
las afueras del pueblo.

Allí, descubrieron a un grupo de ratones traviesos que habían hecho de la cabaña


su hogar temporal. Entre risas y alivio, los amigos se dieron cuenta de que los
ratones habían sido los responsables de la desaparición de las galletas. Con el
enigma resuelto, regresaron al pueblo con una anécdota que contarían durante
años.

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