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LA TIERRA

Entre las características de la Tierra que han hecho que sea posible la vida encontramos la
existencia de agua en estado líquido, la distancia entre la Tierra y el Sol, las dimensiones de
la Tierra y la existencia de la atmósfera, los componentes de la Tierra y el campo magnético
terrestre.
De una masa incandescente que experimentaba bruscos cambios, la Tierra ha ido
evolucionando, sin dejar de hacerlo en ningún momento, hasta convertirse en un lugar
habitable para los seres vivos. Este planeta es el único conocido hasta el momento con unas
características especiales que han hecho posible la vida. Plantas y animales, incluidos los
seres humanos, compartimos este hogar y convivimos en cierta armonía gracias a sus
características.
EL AGUA
La importancia del agua y sus funciones en el planeta es crucial para la vida de todos los
seres vivos que en el habitan. Este recurso natural permite el correcto funcionamiento de los
procesos biológicos de los ecosistemas y, a su vez, garantiza la supervivencia de todas las
especies animales y vegetales que habitan en nuestro planeta.
El agua es uno de los recursos más presentes en los seres vivos. No se trata tan solo de la
necesidad de beber, de hidratarse, sino que el agua es reguladora de los ecosistemas terrestres,
manteniendo el equilibrio necesario para la subsistencia animal y vegetal. Entre sus fucniones
destaca ser un auténtico regulador natural del clima. Sin el agua, esta estabilidad se
debilitaría.
LOS ARBOLES
Los arboles tienen la capacidad de disminuir el efecto invernadero a través de dos procesos
relacionados al ciclo del carbono, la fijación o captura de carbono y la reducción de emisiones
debidas a la deforestación y degradación forestal.
Los arboles durante su crecimiento absorben el bióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y
lo convierten en carbono que se almacena en su tronco, raíces y hojas. Adicionalmente queda
carbono almacenado en el suelo, en la materia orgánica al ras del suelo (hojarasca) y en los
árboles muertos.
Este proceso en el que los arboles capturan carbono de la atmósfera contribuye a la mitigación
del cambio climático. Un árbol que crece está catalogado como un sumidero de carbono.

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