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El orden público es la situación de normal funcionamiento de las instituciones públicas

y privadas en la medida que las autoridades ejercen sus atribuciones propias y las
personas ejercen pacíficamente sus derechos y libertades. Está estrechamente
relacionado con el concepto de legitimidad en el ejercicio del poder político y el de
consenso social. Desde el punto de vista del Derecho civil, el orden público es el
(conjunto de principios jurídicos, políticos, morales y económicos obligatorios para
conservar el orden social del pueblo en una época determinada)
Como expresión, muy a menudo se restringe en su uso a su sentido negativo (la
alteración del orden público). Asimilada a distintas formas de delincuencia,
marginalidad, protesta pública, revuelta y, en los casos más graves, revolución o
subversión, especialmente desde una concepción autoritaria del orden, que lo equipara
al mantenimiento de la jerarquía social, las instituciones y el sistema político,
considerando (desorden) cualquier alteración en lo establecido.

Se puede definir al orden público como «un conjunto de principios e instituciones que
se consideran fundamentales en la organización social de un país y que inspiran su
ordenamiento jurídico».[cita requerida] Sin embargo, en esta amplia definición caben
toda clase de fenómenos jurídicos: los principios generales del Derecho,
la constitución política de cada Estado

Importancia

Es un estado ideal en el que el funcionamiento de la sociedad es completamente


correcto. Una situación de paz y respeto a las leyes de la comunidad. Sin este Orden
Público, o mejor dicho sin respetar este Orden Público, sus ciudadanos podrían terminar
desencadenando el caos.
Podemos decir por tanto, que el Orden Público es un estado de legalidad. Una situación
ideal en la que las diferentes autoridades de un gobierno ejercen su trabajo sin que los
ciudadanos puedan entorpecerlo.

Teniendo en cuenta todo esto, podemos asegurar en cierto modo que el Orden Público
también es una herramienta de contención. Una imposición gubernamental que pondría
ciertos límites a la libertad de los seres humanos, eso sí, siempre teniendo en cuenta el
beneficio de todos los individuos del Estado.

Seguramente hemos escuchado en alguna ocasión eso de “alteración del Orden


Público”. Esta alteración supone que se ejecuten acciones que puedan entorpecer o
arriesgar esta situación de paz y tranquilidad. Así, actos vandálicos, de cualquier
naturaleza, ruidos nocturnos que puedan alterar el descanso o incluso actividades diarias
que puedan alterar la vida cotidiana de los demás, serían acciones que podrían ser
penadas por alteración del Orden Público.

Seguridad ciudadana

La seguridad ciudadana es la acción integrada que desarrolla el Estado, con la


colaboración de la ciudadanía y de otras organizaciones de interés público, destinada a
asegurar su convivencia y desarrollo pacífico, la erradicación de la violencia. La
utilización pacífica y ordenada de vías y de espacios públicos y en general evitar la
comisión de delitos y faltas contra las personas y sus bienes.

En líneas generales, por seguridad ciudadana debe entenderse el conjunto de acciones


democráticas en pro de la seguridad de los habitantes y de sus bienes, y ajustadas al
derecho de cada país. De hecho, el reto actual es armonizar el ejercicio de los derechos
humanos de cada uno con las distintas políticas en materia de seguridad ciudadana de
los estados.

La seguridad ciudadana es el proceso de establecer, fortalecer y proteger el orden civil


democrático, eliminando las amenazas de violencia en la población y permitiendo una
coexistencia segura y pacífica. Se le considera un bien público e implica la salvaguarda
eficaz de los derechos humanos inherentes a la persona, especialmente el derecho a la
vida, la integridad personal, la inviolabilidad del domicilio y la libertad de movimiento,
no trata simplemente de la reducción de los delitos sino de una estrategia exhaustiva y
multifacética para mejorar la calidad de vida de la población, de una acción comunitaria
para prevenir la criminalidad, del acceso a un sistema de justicia eficaz, y de una
educación que esté basada en los valores, el respeto por la ley y la tolerancia.

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