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SER NAVEGANTE TOTAL

No deja de ser muy intrigante y no es fácil de discernir, desde cuando los humanos navegan.
Indudablemente es una de las artes más antiguas que se han practicado e incluso hay quienes
sostienen que antes de haber “inventado” la rueda los humanos comenzaron a desplazarse sobre
el agua. Esta seria claramente una definición primera de la acción de navegar… aunque claramente
no pensaríamos que es un gran arte subirse a un tronco que flota en un rio y es arrastrado por la
corriente del mismo, y así “Navegar”

Todos quienes pueden reflexionar sobre esto convendrán en que podemos hablar de Navegar
cuando “alguien suma” al hecho de flotar “una intención” de conducir el “objeto flotante” hacia
un determinado lugar distinto del que se encuentra o de aquel al que iría a dar si nadie lo
condujera. Es decir, un tronco puede “bajar” por un río recorriendo kilómetros pero nadie diría
que está navegando. Solo flota, y está en su esencia el flotar, no puede evitarlo, y a la vez se
desplaza por efecto de “la corriente del río”… pero no hay navegación estrictamente hablando. No
hay navegante, no hay intención, no hay una consciencia y no hay objetivo…

Y sin embargo cuando nos adentramos en los saberes del arte de la navegación lo primero que nos
dicen es que la condición básica de la navegación es La Flotabilidad. Lo que no flota, no navega. Y
es absolutamente así. Lo que no flota, se hunde… Lo que no se “sustenta” en el fluido que utiliza
para desplazarse, no navega. Pero flotar no es navegar, como ya vimos más arriba. O sea que La
Flotabilidad es una condición necesaria pero no suficiente, explica la lógica. Y en este sentido
vemos que muchas veces creemos que el cumplimiento de cierta condición, si bien es necesario,
no llega a ser suficiente para que algo se constituya totalmente en algo específico.

De esta secuencia lógica de conceptos que acabo de expresar, es que surgió en mí la intuición
profunda hace 40 años de que eso de navegar tenía mucho que ver con el Arte de Existir. El hecho
que deperto esta intución fue que estaba viendo con un amigo, Andrés, veleros navegando en el
río. Yo observaba sus recorridos en el agua y no entendía los porque unos lo hacían de una manera
y otros de otra. Mi amigo, que sabía navegar, me explicaba cuestiones del viento, de la
profundidad del rio, de las posibilidades de hacer tal o cual cosa, según variables que yo no llegaba
a ver ni conocía y que indudablemente determinaban limitaciones a las posibilidades de
movimiento de los distintos veleros que veía.

Unos días después, estando en la casa de otro amigo, estudiante él en ese momento de Psicología,
me puse a leer un libro de Freud casi por azar y debido a mi aburrimiento, y descubrí muchos
saberes que yo no tenia sobre el funcionamiento mental. Atento a mi Intuición de días antes me
propuse escribir sobre ello y compartir mi intuición de esa relación entre El Arte de Navegar y La
Existencia misma con otras personas.

Pues bien, siendo consciente a mis 21 años de mi total ignorancia sobre estas cuestiones, me vi en
la necesidad de informarme sobre los secretos y saberes del funcionamiento mental. Para eso
decidí estudiar y convertirme en Psicólogo. También fui consciente de mi ignorancia respecto del
Arte de Navegar. Para eso también decidí estudiar y convertirme en Navegante. Y ejercí la práctica
y la experiencia de ambos saberes para poder darle forma a esa intuición y comunicarla por este
medio.
Yo necesitaba poder disponer de los conocimientos acumulados de la ciencia de la Psicología para
poder describir cabalmente esa intuición respecto de que Navegar en la Existencia y poder
manejar las fuerzas expresadas en las emociones y los estados mentales subjetivos, tiene un
correlato con el Arte de la Navegación. De manera que si uno puede aprender a Navegar y lograr
realizar el acto de conducir su velero que solo flota, donde uno decide, dentro de ciertas
limitaciones estructurales y de variables que no controla, debería, considerando estos mismos
criterios, poder aplicar esas mismas lógicas al arte de conducirse o navegar en la existencia.

Esto es lo que yo entiendo por ser un Navegante Total. Alguien que comprendiendo y ejerciendo el
arte de la Navegación a Vela, aplica esa lógica a la Existencia misma.

Así es que cuando uno se pregunta ¿Qué tiene que ver distinguir Flotabilidad de Navegación con el
Arte de Existir. Es que en realidad tiene que ver más precisamente, con esto que subjetivamente
experimentamos como Existir Conscientemente. Que es mucho más que existir, ya que hay
infinidad de “cosas” que existen, o de las que podemos dar cuenta de su existencia. ¿Pero
experimentan esas cosas la consciencia de existir, como lo hacemos nosotros?

Pero ¿Cómo lo hacemos nosotros? En mi búsqueda de información encontré que alguien, alguna
vez se planteó dudar sobre la percepción subjetiva de estar existiendo. Mediante La Duda
Sistemática llegó a poner en duda todas y cada una de sus percepciones. Poniendo en duda su
misma existencia. Y no estaba demente. Fue un famosísimo Filosofo.

Así pues vemos claramente que cuando este “Dudador sistemático", llamado Rene Descartes
afirma a modo de conclusión: “Cogito ergo Sum” está exponiendo una relación entre el pensar y el
existir.

Ahora bien, antes de avanzar en esa idea o relación entre esos dos hechos, distingamos que ha
sido mal difundido, pues se lo ha traducido como “Pienso luego Existo”. Digo mal traducido ya que
estaría mejor traducido como “Pienso, por lo tanto, Existo” como ya varios han aclarado.

Pero a mi criterio cabría precisar el concepto de esta forma: “Dado el hecho de que estoy
Consciente de que Pienso, necesariamente estoy, no solo existiendo, sino siendo consciente de
que estoy Existiendo” Introduciendo algo muy importante que se soslaya. El SER CONSCIENTE.

Volviendo a la relación evidenciada entre Pensamiento y Existencia, nos encontramos en igual


situación que con La Flotabilidad y La Navegación. Es decir el Pensamiento es condición necesaria
pero no suficiente para transformarse en Existencia.

O más claro, ¿Todo lo que se piensa necesariamente existe?

Y si retomamos la proposición expresada en el párrafo anterior, donde el concepto de Consciencia


ocupa un lugar distintivo, vemos que lo que le da valor al Pensar para enlazarlo al Existir es el SER
CONSCIENTE, y ni siquiera es necesario decir que hay que serlo del Pensar o del Existir. Sin
Consciencia, y para mi de manera evidente, no habría ni Pensamiento ni Existencia.

Más adelante veremos a que llamamos PENSAR, y qué entendemos por EXISTIR.

Mientras tanto y para que esto se torne más claro, volvamos a La Flotabilidad y La Navegación…
Para que ocurra la segunda, es necesaria la primera más una consciencia que partiendo de saber
donde uno esta, determine que hacer para llegar a donde decide ir. Como en la navegación. Y eso
sin Consciencia no es posible. Solo se flota, solo hay desplazamiento… pero no se Navega.
Es por esto que desde aquel entonces supe que para el ser Humano su Existencia es Una
Navegación en el inmenso Mar del Misterioso Existir. Y así como hemos aprendido a Navegar los
inmensos Mares, y los Cielos y el Espacio, debemos Navegar nuestro Interior, aplicando los
mismos criterios.

Ser Navegantes Totales se hace cada vez más necesario. Y más cuando ya estamos navegando en
mundos virtuales a través de Internet.

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