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Sebastian Peñuela Alvarez

física del movimiento 2


profesor: Leonardo Charry Rodriguez

Efectos de la presión en los humanos a grandes alturas y


profundidades

a) Grandes alturas:

La presión atmosférica disminuye a medida que aumentamos en


altitud. Este fenómeno tiene importantes implicaciones para los
humanos que se aventuran a grandes alturas, ya sea en
actividades recreativas como el alpinismo o en profesiones como
la aviación. La exposición a altitudes elevadas puede
desencadenar una serie de efectos fisiológicos y médicos que es
crucial entender para garantizar la seguridad y el bienestar de las
personas.

Cuando ascendemos a altitudes más altas, la presión atmosférica


disminuye. Esto afecta directamente la cantidad de oxígeno
disponible en el aire y, por lo tanto, la cantidad de oxígeno que los
humanos pueden inhalar con cada respiración. Como resultado,
se desencadenan una serie de efectos fisiológicos:

1) Hipoxia: La hipoxia es la deficiencia de oxígeno en los


tejidos del cuerpo. A medida que la presión atmosférica
disminuye, la concentración de oxígeno en el aire también
cae, lo que puede llevar a una menor saturación de oxígeno
en la sangre y, en casos extremos, a hipoxia.

2) Mal de montaña agudo (AMS): El AMS es un conjunto de


síntomas que incluyen dolor de cabeza, fatiga, náuseas,
mareos y dificultad para dormir. Ocurre típicamente a
altitudes superiores a los 2,500 metros y es causado por la
exposición rápida a altitudes elevadas, lo que dificulta que el
cuerpo se adapte a la disminución de oxígeno.

3) Edema pulmonar de altura (HAPE): En altitudes más altas,


la presión atmosférica disminuida puede causar la
acumulación de líquido en los pulmones, lo que resulta en
HAPE. Este es un trastorno potencialmente mortal que
puede desarrollarse rápidamente y requiere atención médica
urgente.

4) Edema cerebral de altura (HACE): Similar al HAPE, el HACE


implica la acumulación de líquido, pero en el cerebro en
lugar de los pulmones. Esto puede provocar síntomas como
confusión, dificultades para caminar y cambios de
comportamiento, y también puede ser fatal si no se trata
adecuadamente.

Medidas de mitigación:
Para mitigar los efectos negativos de la exposición a altitudes
elevadas, se pueden tomar varias medidas:

1) Ascenso gradual: Permitir que el cuerpo se adapte


gradualmente a la altitud puede reducir la incidencia y
gravedad del AMS, HAPE y HACE.

2) Suplementación de oxígeno: En entornos donde la


disponibilidad de oxígeno es limitada, como en aeronaves
comerciales, la suplementación de oxígeno puede ser
necesaria para mantener niveles adecuados de oxígeno en
la sangre.

3) Fármacos: Algunos medicamentos, como la acetazolamida,


pueden ayudar a prevenir o aliviar los síntomas del AMS al
facilitar la aclimatación.
4) Descenso rápido: En casos de HAPE o HACE, el descenso
a altitudes más bajas es la medida más efectiva para el
tratamiento.

Conclusiones:

La disminución de la presión atmosférica a grandes alturas tiene


una serie de efectos fisiológicos significativos en los humanos,
que van desde el AMS hasta el HAPE y el HACE. La comprensión
de estos efectos y la adopción de medidas de mitigación son
fundamentales para garantizar la seguridad y el bienestar de
aquellos que se aventuran a altitudes elevadas.

b) Grandes profundidades:

"Un cuerpo sumergido total o parcialmente en un líquido


experimenta una fuerza ascendente igual al peso del líquido
desplazado"

Si nos introducimos en el agua de la bañera de casa, veremos que


el nivel de agua sube. Pues bien: Esa cantidad de agua que
"aumentó", medida en litros, es igual al volumen de la parte de
nuestro cuerpo que hayamos sumergido. Mientras más te
sumerges, más sube el nivel. Y cuando sales de la bañera ves
que éste desciende. A esa cantidad de agua le llamamos
desplazamiento.
Sigamos con el ejemplo de la bañera. Ya estamos dentro de ella y
el agua nos cubre casi todo el cuerpo. Percibimos que pesamos
muchísimo menos. Sin embargo, nuestro cuerpo sigue siendo el
mismo y pesa igual. Lo que realmente ocurre es que al
sumergirnos en el agua nuestro cuerpo, igual que cualquier otro,
experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del agua que
desaloja. Por eso tenemos la sensación de ser más ligeros; y es
que dentro del agua nuestro peso es aparentemente menor.

Si dejásemos una pelota de ping-pong y otra de plomo del mismo


tamaño, ambas desplazarían la misma cantidad de agua. En el
primer caso flotaría, al pesar menos la pelota de ping-pong que el
agua que desplaza, mientras que en el segundo caso, se hundiría
la bola de plomo ya que su peso es mayor que el del agua que
desaloja. De ahí podemos decir que un cuerpo flota cuando pesa
menos que el agua que desplaza; y a la inversa: se hunde cuando
pesa más.

El cuerpo humano, de promedio, tiene un peso muy similar al del


agua. Ello supone que por cada kilogramo de peso desplaza un
litro de agua, que también pesa 1 Kg. Aceptaremos que al estar
sumergido, ni se hunde ni flota. Un buceador sumergido estará
prácticamente equilibrado. Diremos que tiene flotabilidad neutra.
Así mismo también diremos que la pelota de ping-pong tiene
flotabilidad positiva y la bola de plomo tiene flotabilidad negativa.

Hemos visto que la fuerza ascendente que actúa sobre un cuerpo


parcial o totalmente sumergido es igual al peso del líquido
desplazado. Este peso depende de la densidad del líquido y del
volumen del cuerpo sumergido.

efectos :

1) Barotrauma: A medida que la presión aumenta con la


profundidad, los gases presentes en las cavidades
corporales, como los oídos, los senos nasales y los
pulmones, pueden comprimirse. Esto puede provocar dolor,
hemorragias internas y daño tisular. El barotrauma del oído
medio es común y puede resultar en perforación del
tímpano.

2) Toxicidad del oxígeno: A profundidades extremas, el oxígeno


puede volverse tóxico para el sistema nervioso central,
causando convulsiones, pérdida del conocimiento y muerte.
Esto se conoce como intoxicación por oxígeno y puede
ocurrir a profundidades superiores a los 60 metros en buceo
recreativo.

3) Enfermedad de descompresión (EDC): La EDC, también


conocida como enfermedad de los buzos o "bends", ocurre
cuando los gases inertes, como el nitrógeno, se disuelven en
los tejidos corporales durante la inmersión y forman burbujas
al ascender demasiado rápido. Estas burbujas pueden
bloquear los vasos sanguíneos y causar síntomas que van
desde dolor articular hasta parálisis e incluso la muerte.

4) Efectos cardiovasculares: La presión aumentada puede


afectar la circulación sanguínea y la función del corazón. A
profundidades extremas, el corazón puede trabajar más para
bombear sangre contra la presión, lo que puede aumentar el
riesgo de arritmias cardíacas y otros problemas
cardiovasculares.

5) Narcosis por nitrógeno: A profundidades considerables, el


nitrógeno presente en el aire respirado puede causar
narcosis, también conocida como "ebriedad de las
profundidades". Esto puede provocar confusión, pérdida de
coordinación y juicio alterado, lo que aumenta el riesgo de
accidentes.

Medidas de Seguridad

1) Descompresión controlada: Para prevenir la enfermedad de


descompresión, los buzos deben ascender lentamente y
realizar paradas de descompresión en el camino hacia la
superficie. Estas paradas permiten que los gases inertes se
liberen gradualmente del cuerpo, reduciendo el riesgo de
burbujas.

2) Uso de mezclas de gases: En inmersiones profundas, se


pueden utilizar mezclas de gases diferentes al aire
comprimido, como el helio y el oxígeno, para reducir los
efectos de la narcosis por nitrógeno y la toxicidad del
oxígeno.

3) Equipamiento adecuado: El uso de equipos de buceo


adecuados, incluidos trajes de presión, reguladores de aire y
ordenadores de buceo, puede ayudar a controlar los efectos
de la presión y mantener un ambiente respirable seguro.

4) Entrenamiento adecuado: Es crucial que los buzos y otros


profesionales que trabajan en entornos de alta presión
reciban un entrenamiento adecuado sobre los riesgos
asociados y las técnicas de seguridad para gestionarlos de
manera efectiva.

Conclusión

La presión en profundidades extremas puede tener una variedad


de efectos adversos en el cuerpo humano, desde barotrauma
hasta enfermedad de descompresión y narcosis por nitrógeno. Sin
embargo, con el equipo adecuado, el entrenamiento y la
observancia de las prácticas de seguridad establecidas, los
riesgos pueden minimizarse y la exploración segura de los
entornos submarinos puede llevarse a cabo de manera efectiva.

Este informe destaca la importancia de comprender los efectos de


la presión en el cuerpo humano y la necesidad de tomar
precauciones adecuadas al sumergirse a grandes profundidades
para garantizar la seguridad y el bienestar de los buzos y otros
profesionales que trabajan en entornos submarinos.

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