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ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS (90) 1016.

—Recensiones 679

Muy ricas y útiles son las 44 páginas dedicadas a la bibliografía. Un índice


de 23 páginas de citas bíblicas, del judaísmo, escritos rabínicos, cristianismo
antiguo y otros escritos de la antigüedad completan el libro.
Es un comentario muy útil para exegetas, teólogos y estudiantes de teología
pues ofrece mucha información sobre la historia de la exégesis moderna sobre el
evangelio de Juan, que el autor evalúa y discute mostrando sus propias opciones
y opiniones al respecto.— José Ramón Busto Saiz, S.J.

Orígenes, Sobre los principios (Introducción, texto crítico, traducción y


notas de Samuel Fernández), Editorial Ciudad Nueva, Madrid 2015,
1048 pp. (Fuentes Patrísticas 27), ISBN 978-84-9715-317-1.
No deja de ser sugerente que dos de los escritos más influyentes en la Anti-
güedad cristiana, el Contra los herejes de Ireneo de Lion y el Sobre los principios
de Orígenes, sean los dos libros con grandes problemas de transmisión textual,
pues no conservamos el original griego de ninguno de ellos, sino una traducción
latina completa y algunos fragmentos griegos (o en otros idiomas).
En el caso de Orígenes estas dificultades se multiplican todavía más debido
a los conflictos que su persona, su método teológico y su doctrina produjeron en
ciertos sectores de la comunidad eclesial, prácticamente dividida entre defenso-
res y detractores suyos, así como la posterior condena de algunas de sus ideas
en el II Concilio de Constantinopla (553), lo que dio lugar a que su producción
literaria fuera sometida a una severa purga, que conllevo la práctica destrucción
de la mayor parte de sus escritos.
De hecho, de su obra Sobre los principios (en griego Perì arjôn) sólo nos ha
llegado una traducción latina (De principiis) realizada por Rufino de Aquileya
a finales del siglo IV (san Jerónimo escribió otra traducción en contra de la de
Rufino, tan tendenciosa que la propia tradición no la ha conservado, aunque sí
algunos fragmentos suyos).
Al contrario de lo que pasa con la traducción latina del Contra los herejes, bas-
tante fiel por lo que conocemos al original griego, la traducción de Rufino cuenta
con el grave lastre de que él mismo afirma en el prefacio que antecede a su tra-
ducción que «si en alguna parte de sus libros encontramos algo contra lo que él
mismo [Orígenes] ha definido acerca de la Trinidad, lo hemos omitido como algo
adulterado e ilegítimo, o bien lo hemos expresado en conformidad con la regla [de la
fe] que frecuentemente encontramos afirmada por él mismo», pref. 2.
Y, por si el lector no tenía suficientes dudas sobre la fidelidad de la traducción
latina y el «maquillaje» a que ha sido sometido el original griego, continúa escri-
biendo el propio Rufino: «Si en algún punto, cuando [Orígenes] quiere avanzar
rápido, se ha expresado de modo demasiado oscuro, puesto que está hablando
como a instruidos y eruditos, empeñados en dar una explicación para hacer más

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comprensible el pasaje, hemos agregado algo más claro sobre el mismo argumento
que hemos leído en otros de sus libros», ib.
Es lógico, por tanto, que a pesar del intento de Rufino por legitimar su propia
traducción ante el lector («en todo caso, no hemos dicho nada nuestro, sino que
le hemos devuelto lo suyo, aun si no lo había dicho en otro lugar», ib), las dudas
sobre la fidelidad de la traducción latina al texto griego han estado presentes
desde sus inicios y han marcado en buena medida la desconfianza general de la
crítica sobre la correspondencia entre el texto latino, sometido a esta tarea de
censura, y el original griego. Desconfianza que llegó a su extremo entre los años
1850 y 1920, cuando algunos de los grandes especialistas en Orígenes se atrevie-
ron a afirmar que la traducción de Rufino había modificado hasta tal punto el
texto griego que no tenía ninguna relación fiable con él.
El contraste con algunos fragmentos que nos han llegado de la obra de Orí-
genes, especialmente los utilizados para su condena en el II Concilio de Con-
santinopla (a petición del emperador Justiniano), los empleados en la Philokalia
(antología de textos de Orígenes realizada en Capadocia a mediados del siglo
IV), así como los relacionados con la traducción de Jerónimo, han ayudado a
rehabilitar en buena medida, si no del todo, la traducción de Rufino de las ante-
riores sospechas de manipulación.
Este largo preámbulo no tiene otra intención que resaltar tanto la importan-
cia del Sobre los principios de Orígenes («el primer intento formal de elaborar,
desde la fe cristiana, una respuesta y coherente a las grandes preguntas del ser
humano», Introducción a Sobre los principios 19 [desde ahora SP]), sin duda
una de las obras teológicas más influyentes en la Antigüedad cristiana, como la
enorme dificultad que entraña realizar una edición crítica de esta obra.
De hecho, hasta ahora solo contábamos con las siguientes ediciones bilin-
gües: dos realizadas en el campo alemán (Paul Koetschau en el 1913, dentro de
la prestigiosa colección Die griechischen christlichen Schriftsteller der ersten
drei Jahrhunderte [GCS], y Herwin Görgemmans y Heinrich Karpp en el 1976,
en la colección Texte und Forschung), otra en francés (Henri Crouzel y Manlio
Simonetti, en Sources Chrétiennes, 1978-1984) y otra en catalán (Josep Rius-
Camps en el 1998, en la colección Escriptors Christians de la Fundació Bernat
Metge), con la ausencia destacada del español (en el caso de Italia cuentan, en
cambio, con una excelente traducción a cargo de Manlio Simonetti, Editorial
Unione Tipografico-EditriceTorinese, 1968 y en el inglés, otra de George William
Butterworth, editada por Peter Smith en el 1973).
Este clamoroso vacío ha sido llenado, y con creces, con la edición en el 2015
de la obra de Rufino realizada por el patrólogo chileno Samuel Fernández Eyza-
guirre, profesor de la Facultad de Teología de la Pontifica Universidad Católica
de Chile, cuya intención es: «Ofrecer la versión latina del De principiis iluminada
con los testimonios indirectos del tratado, evaluados críticamente. No pretende
reconstruir el original, pedido, empresa demasiado hipotética, sino ofrecer el
texto de Rufino junto con la rica documentación indirecta», SP 81-82.

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Esta edición crítica va precedida de una completísima introducción al Sobre


los principios (especialmente todo lo relacionado con la historia de la transmi-
sión del texto y la estructura de la obra), los numerosos fragmentos existentes,
tres aparatos críticos (los correspondientes al texto latino, el relacionado con los
fragmentos y el de los testimonios bíblicos que aparecen en la obra) y las nume-
rosas y suculentas notas, que enriquecen enormemente tanto la comprensión de
la obra origeniana como la traducción de Rufino o los fragmentos. Unos exhaus-
tivos índices: bíblico, origeniano, de obras antiguas, de autores modernos y el
índice sistemático, que vienen a completar esta impresionante obra.
Y es que el profesor Samuel Fernández no se ha contentado con recoger to-
das las aportaciones de las ediciones críticas anteriores de este escrito, sino que
ofrece al lector una serie de importantes innovaciones, entre las que habría que
destacar las siguientes:
1) La utilización de algunos manuscritos no utilizados con anterioridad (es-
pecialmente el códice Parisinus lat. 10593), la lectura del texto sobre el
latín tardío (y no sobre el clásico, como el realizado en otras ediciones),
el cotejo de los textos con la nueva versión de la Philocalia (donde se re-
cogen algunos de los fragmentos del SP), una documentación completa
sobre los títulos y la división de los capítulos en la versión latina, así como
la revisión de algunos fragmentos de la Apología de Pánfilo y el anónimo
De incarnatione Verbi ad Inanuarium, que cuentan con ediciones críticas
recientes.
2) La edición de los fragmentos, que no sólo han sido comprobados en su
autenticidad, sino además colocados en el lugar correspondiente del SP;
trabajos ambos que denotan un derroche poco usual de capacidad in-
vestigadora, pues los fragmentos, en una obra tan compleja como la de
Orígenes no son algo decorativo, sino absolutamente necesarios para
entender su pensamiento, de aquí la importancia del lugar donde están
situados.
3) Las notas, de una gran riqueza, en las que aparecen no sólo los textos
directamente relacionados con el texto origeniano sino con el contexto en
el que se mueve su obra, recogidos sobre todo de los autores antiguos, y
no tanto de las referencias modernas, que hubiesen desbordado la inten-
ción del libro, además de ser una misión prácticamente imposible, dada
la amplitud de la bibliografía actual sobre Orígenes.
4) El aparato crítico de los testimonios bíblicos: baste recordar que sólo en
la Biblia patrística aparecen unas 57.000 referencias bíblicas a la obra de
Orígenes, y no es el único lugar donde se puede consultar.
5) La traducción, pues, a pesar de que el profesor Samuel Fernández co-
mente que «por el carácter científico de esta publicación, se ha buscado
la versión más literal que permite el buen uso de la lengua española», SP
88, ello no obsta para que, mi juicio, sea uno de los grandes valores de
la presente obra, ya que consigue hacer legible períodos y expresiones

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tremendamente complejos en el propio latín, sin eliminar sus ricos


matices.
6) La propia tipografía editorial, un auténtico tour de force, capaz de poner
en una misma página el texto griego, el texto latino, los testimonios
bíblicos y las notas críticas de los textos, así como la numeración de las
líneas y su correspondencia con el texto de P. Koetschau, mientras en
la otra página está la traducción al castellano de los diferentes textos
más las notas, y ello en una edición de una pulcritud encomiable, tarea
nada fácil, para quien conozca el mundo editorial, sobre todo si ade-
más estamos hablando de una edición bilingüe, donde los textos deben
corresponderse.
7) Yo añadiría una séptima, que es su capacidad de reconocer los límites
que tiene un trabajo de este género, dejando tanto a los lectores como a
los críticos la valoración de su obra, como cuando, hablando de su pro-
pia traducción del texto latino, comenta: «La traducción ha intentado no
cerrar los problemas que el texto deja abiertos: es decir, intenta –en la
medida de lo posible- respetar las ambigüedades del texto, ofreciendo al
lector la posibilidad de optar por las interpretaciones que, en cada caso,
juzgue más adecuadas», SP 89.
Una obra de esta entidad en otros lares habría sido sólo posible si hubiese
sido realizada por un equipo interdisciplinar (con su correspondiente financia-
ción); en cambio en este caso ha sido realizada por una sola persona, y sin estar
liberada exclusivamente para ello (de la financiación ni hablamos). Aparte de las
especiales cualidades y capacidades de Samuel Fernández, de las que sin duda
ha hecho gala en otras obras suyas relacionadas con Orígenes –como su tesis
doctoral (Cristo médico según Orígenes. La actividad médica como metáfora de la
acción divina, Studia Ephemeridis Augustinianum, Roma 1999) o sus traduccio-
nes de las Homilías sobre el Cantar de los cantares (Ciudad Nueva, Madrid 2000,
Biblioteca Patrística 51) y las Homilías sobre el Isaías (Ciudad Nueva, Madrid
2012, Biblioteca Parística 89)–, este libro ha supuesto para él una cantidad de
trabajo y tiempo tan considerables que solo él conoce. Por eso no sorprende el
reconocimiento al trabajo realizado que aparece en el prefacio de Manlio Simo-
netti (autor no dado a la alabanza fácil, para quien no lo conozca) que encabeza
el libro.
Para concluir: lo mismo que pasa en la naturaleza, hay libros que son flor
de un día, porque tienen poco que aportar; otros libros, en cambio, tienen una
mayor duración, sobre todo si coinciden con las inquietudes o modas genera-
cionales; sin embargo, sólo unos pocos libros, muy escasos, tienen el privilegio
de perdurar, y éste del que ahora hablamos tiene sin duda todas las papeletas
para ello.
Así que solo queda felicitar al profesor Samuel Fernández por su trabajo rea-
lizado, aunque sé de buena tinta que, no contento con la complejidad que supo-
ne la edición del Sobre los principios, ahora pretende internarse, con mentalidad

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de montañero, por la senda de los textos relacionados con el concilio de Nicea,


tarea tan necesaria como difícil.
Y felicitar también a la editorial Ciudad Nueva, en concreto a la colección de
Fuentes Patrísticas, dentro de la que se encuentra este libro, por atreverse, en los
tiempos que corren, a publicar obras de este calado, animándola a que continúe
en esta misma línea.
Y alentar también a los posibles lectores para que seamos capaces de entrar
en obras como Sobre los principios, obras no fáciles, pero que cambiaron el sen-
tido de la teología y de nuestra manera de entender la fe, porque el tiempo que
le dediquemos tendrá su recompensa con creces.— Fernando Rivas Rebaque.

Balthasar, Hans Urs von, Vocación. Origen de la vida consagrada, Edi-


ciones San Juan, Madrid 2015, 151 pp., ISBN: 978-84-606-5500-8.
Saludamos con alegría la bella publicación de H. U. von Balthasar que Edi-
ciones San Juan nos ha ofrecido con ocasión del Año de la Vida Consagrada, bajo
el título Vocación. Y con un subtítulo altamente significativo en este momento
histórico en el que la Vida Consagrada se pregunta por su peculiaridad y trata de
encontrar la forma adecuada con la que ha de revestirse en la situación eclesial,
cultural y social hodierna: Origen de la Vida Consagrada. Título y subtítulo logran
resumir y reasumir la intencionalidad de fondo de los seis textos que integran
este libro que, aunque diversos tanto en su finalidad como en su ocasión, nos
ofrecen seis miradas hacia un misterio –la Vida Consagrada– que, naciendo de
Cristo, tiene en él su raíz, su origen, y su paradigma; y tiene su razón de ser en su
elección y llamada –Vocación–. Sólo desde ahí es comprensible como «momento
perennemente fundacional de la Iglesia» (143) tal como nos recuerdan Aldana y
Walker en una de las reflexiones finales que cierran este libro.
Como en tantas otras ocasiones, los escritos de Balthasar se adelantan en el
tiempo, al momento en el que pueden ser acogidos y leídos con todo su sentido,
libres ya del espacio de confrontación en el que en muchas ocasiones han sido
escritos. De ahí que nos felicitemos por la elección, para su publicación, de un
momento como éste, en el que dichas críticas pueden ser leídas acogiendo su
acento profético, con la suficiente distancia como para abrazar aquello de ver-
dad a lo que apuntaban, libres de la inmediatez que pudiera impedir llegar al
fondo, a lo sustancial, a lo importante.
Los escritos aquí reunidos ponen de relieve, sin fisuras, hasta qué punto la
Vida Consagrada es central en la vida y en la misión de la Iglesia, y cómo la ra-
zón última de que sea así no descansa ni en la tradición, ni en las circunstancias
históricas y las realizaciones humanas que fueron configurándola, sino en su
origen en la vida de Cristo, en su forma cristomórfica, y su configuración entendi-
da esencialmente como «un dejar que disponga de mí» Aquel que me ha elegido
y llamado (Vocación) y lo haga como Él quiera.

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