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MANUALES

Lenguaje, teorías y modelos

Desde la incompletitud de Gödel


hasta desarrollos contemporáneos

Jouko Väänänen
Andrés Villaveces
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Eudeba
Universidad de Buenos Aires

Primera edición: 2021

©2021
Editorial Universitaria de Buenos Aires
Sociedad de Economía Mixta
Av. Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos Aires
Tel: 4383-8025 / Fax: 4383-2202
www.eudeba.com.ar

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Composición general: Eudeba

Impreso en Argentina. Hecho el depósito que establece la ley 11.723

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su


almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en
cualquier forma o por cualquier medio, electrónico, mecánico,
fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor.
A Juliette y a María Clara

Juliette Kennedy y María Clara Cortés no solamente han sido acompañantes


de vida de Jouko y de Andrés: muchísimos temas de este libro tienen que
ver con grandes búsquedas que los cuatro –Jouko y Juliette, Andrés y María
Clara– hemos llevado a cabo en estos años.

¡Les dedicamos este libro!


Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Índice general

Introducción 11

1. Inducción y lógica proposicional 17


1.1. Relaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
1.2. Inducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
1.2.1. Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
1.3. Lógica proposicional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

2. Hacia el teorema de incompletitud 27


2.1. Recursión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
2.1.1. Funciones primitivas recursivas . . . . . . . . . . . 28
2.1.2. Aritmética y codificación . . . . . . . . . . . . . . . 33
2.1.3. Funciones recursivas . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
2.2. Conjuntos recursivamente enumerables . . . . . . . . . . . 41
2.3. Recursividad y teorías completas . . . . . . . . . . . . . . . 44
2.4. Hacia la incompletitud de la aritmética . . . . . . . . . . . . 44
2.5. Aritmetización de la sintaxis . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
2.5.1. Evaluar términos, interpretar fórmulas . . . . . . . . 47
2.5.2. Más notaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
2.6. Conjuntos aritméticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
2.6.1. Intuiciones subyacentes (contraste) . . . . . . . . . 54
2.6.2. ¿Cómo saber si un conjunto no es definible? . . . . . 55
2.7. Números de Gödel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
2.8. El teorema de Tarski . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
2.9. El teorema de Gödel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62

3. Primer orden 67
3.1. Lenguaje e interpretación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
3.2. Hacia la completitud de Gödel . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3.2.1. Entre teorías y clases de estructuras . . . . . . . . . 75


3.2.2. Puntos fijos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
3.2.3. Enunciados de completitud . . . . . . . . . . . . . . 76
3.3. Construir modelos de términos . . . . . . . . . . . . . . . . 78
3.3.1. Etapa de teorías atómicas . . . . . . . . . . . . . . . 78
3.3.2. Etapa puramente proposicional . . . . . . . . . . . . 79
3.3.3. Teorías con igualdad . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
3.3.4. Teorías con cuantificadores . . . . . . . . . . . . . . 82
3.3.5. El teorema de Herbrand - modelos canónicos . . . . 84
3.4. El teorema de compacidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
3.5. Completitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
3.5.1. El sistema deductivo . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
3.5.2. Validez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
3.6. Teorías de primer orden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
3.6.1. Completitud de teorías . . . . . . . . . . . . . . . . 101
3.6.2. Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102

4. Teoría de modelos 105


4.1. Equivalencia elemental e inmersiones . . . . . . . . . . . . 108
4.1.1. Extensiones elementales . . . . . . . . . . . . . . . 108
4.1.2. Modelos generados . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
4.1.3. El criterio de Tarski-Vaught . . . . . . . . . . . . . 110
4.2. Compacidad: ultraproductos y aplicaciones . . . . . . . . . 113
4.2.1. Aplicaciones de compacidad . . . . . . . . . . . . . 116
4.2.2. Modelos no estándar . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
4.2.3. Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
4.3. Tipos, saturación, homogeneidad . . . . . . . . . . . . . . . 122
4.3.1. Saturación y homogeneidad . . . . . . . . . . . . . 123
4.3.2. Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
4.4. Eliminación de cuantificadores . . . . . . . . . . . . . . . . 125
4.4.1. Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
4.5. Geometría combinatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
4.6. Modelos minimales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
4.7. Pregeometrías, geometrías . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
4.7.1. De pregeometría a geometría . . . . . . . . . . . . . 131
4.7.2. Localizar pregeometrías . . . . . . . . . . . . . . . 132
4.7.3. Dimensión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
4.7.4. Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
4.8. Minimalidad fuerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
4.9. O-minimalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

5. Lógica, más allá de primer orden 143


5.1. Lógica infinitaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
5.2. Semántica juego-teórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
5.3. Lógica de segundo orden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
5.3.1. Definición y ausencia de compacidad . . . . . . . . 149
5.3.2. Segundo orden y recursión . . . . . . . . . . . . . . 151
5.3.3. Campos real-cerrados y postulados de los reales . . . 153
5.4. Simbiosis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
5.5. Lógica de haces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
5.5.1. Prehaces sobre un espacio topológico . . . . . . . . 156
5.5.2. Haces de estructuras . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
5.5.3. Forzamiento y semántica local . . . . . . . . . . . . 157
5.5.4. Límites, forzamiento puntual y continuidad . . . . . 159
5.6. Clases elementales abstractas . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
5.6.1. Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
5.6.2. El teorema de presentación de Shelah . . . . . . . . 166
5.6.3. Tipos de Galois . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
5.7. Lógica de la dependencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169

Índice alfabético 177

Bibliografía 179
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Introducción

La lógica es la teoría del razonamiento correcto. La lógica matemática


estudia el contenido, las posibilidades y las limitaciones de llevar a cabo
razonamientos en matemática. Además, la lógica matemática estudia teorías,
sus modelos y múltiples formas de llevar a cabo definiciones.
Aristóteles (384-322 a. C.) es considerado el padre de la lógica, el pri-
mero que estudió las reglas del razonamiento. De Aristóteles proviene el uso
del método axiomático en la ciencia. Euclides también dio los fundamentos
para axiomatizar la geometría; durante 2000 años este fue un ejemplo de las
posibilidades del ser humano de encontrar verdades infalibles.
La geometría proporcionó una base firme para toda la matemática hasta
el inicio del siglo XIX. Pero esa posición privilegiada se desplomó con la
geometría no euclidiana y la posibilidad de tener rectas paralelas que se en-
cuentren en el espacio. Quedó en evidencia que la intuición geométrica no
es inquebrantable y que los axiomas de la geometría pueden llegar a tener
muchos modelos distintos. Fue necesario ir a buscar fundamentos seguros
en otro lado. La aritmética proporcionó una nueva base segura. Ya desde el
siglo XVII se sabía que la geometría se puede interpretar en la geometría
analítica, a través de la teoría de los números reales. Sin embargo, la teo-
ría de los números reales tenía vacíos importantes. Por ejemplo, la pregunta
sobre qué son los números reales, y cómo sacar información a partir de ahí.
Con la entrada del siglo XX, la investigación de la teoría de los reales
se empieza a llevar a cabo a través del fundamento más sólido dado por la
teoría de conjuntos. Sin embargo, la teoría intuitiva de conjuntos contiene
paradojas. La más famosa es la paradoja de B. Russell (1872-1970): sea R el
conjunto de todos los conjuntos que no son elementos de sí mismos. ¿Es R
elemento de sí mismo o no?
Las paradojas de la teoría intuitiva de conjuntos generaron la sensación
de que todos los intentos de armar una base segura y confiable para la ma-
temática terminarían desmoronándose. Surgieron distintas escuelas de pen-
samiento, opuestas, sobre qué es una fundamentación correcta. Al mismo

11
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

tiempo, nació la lógica matemática, a finales del siglo XIX, en parte como
un estudio de dichos fundamentos.
D. Hilbert (1862-1943) hizo hincapié en la necesidad de crear una teoría
exacta del razonamiento lógico válido; una teoría de cómo se llega paso a
paso a partir de axiomas simples a encadenamientos más complejos. Esto
marcó un gran salto para la investigación en lógica. G. Frege (1848-1925)
ya había dado forma a los llamados lenguajes de primer orden, en los cuales
los argumentos matemáticos se podían expresar de manera precisa. G. Peano
(1858-1932) dio la axiomatización de la teoría de números en 1889, y E. Zer-
melo (1871-1953), la de la teoría de conjuntos en 1908.
El método axiomático, desde luego, ya era familiar en la Grecia antigua.
Sin embargo, entonces se pensaba que los axiomas debían ser verdades ab-
solutas que describieran el mundo real. Una manera más moderna de pensar
es que los axiomas describen ciertas realidades, es decir, modelos. La teoría
de modelos de lenguajes formales se desarrolló en la década de 1930, entre
otros, por A. Tarski (1902-1983).
Los axiomas y los teoremas de la teoría de grupos describen los grupos,
los de campos describen los campos, etc. Incluso para los axiomas de la
teoría de conjuntos hay distintos tipos de modelos. Un punto de arranque de
la lógica moderna está en observar que los axiomas usuales nunca valen en
un solo modelo sino en una multitud de modelos distintos. El primero en
notar esto en el caso de la teoría de números fue Th. Skolem en 1934.
Uno de los resultados más importantes de este curso es el teorema de
completitud de K. Gödel (1906-1978) del año 1931, que dice que un enun-
ciado vale en todos los modelos de un conjunto de axiomas si y solo si se
puede deducir lógicamente a partir de estos axiomas. Claro, ya se sabía que
si un enunciado vale en algunos modelos de los axiomas pero falla en otros
(como el axioma de las paralelas en geometría), no puede deducirse lógi-
camente de los axiomas. El resultado de Gödel es interesante pues muestra
que el uso de modelos es adecuado en todos los casos. La existencia de una
deducción lógica finita se sigue de propiedades de estructuras matemáticas
infinitas.
El razonamiento lógico es un tipo especial de cálculo, un cálculo que ma-
neja sucesiones finitas de símbolos de acuerdo con ciertas reglas. Por ejem-
plo, fijemos un conjunto de letras, y llamemos palabras a las cadenas finitas
formadas con estas letras. Sea además un conjunto de ecuaciones wi = wi0 ,
donde wi y wi0 son palabras. Cada ecuación da lugar a una regla de posicio-
namiento: si la segunda parte de la ecuación ocurre en una palabra, se puede
reemplazar por el otro lado. Obtenemos, mediante un cálculo sencillo, trans-

12
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

formaciones entre palabras. Por ejemplo, de la ecuación AB = BA se sigue


de la palabra ABBA la palabra BABA, y de ahí se sigue la palabra BBAA.
En este libro damos una visión de la lógica matemática distinta de las
más tradicionales. Para empezar, nos apartamos del orden histórico usual de
los dos teoremas famosos de Gödel del inicio de los años 1930: en la pri-
mera parte presentamos el teorema de incompletitud de Gödel. Preparamos
el camino hacia este importante resultado con una presentación de nociones
básicas de teoría de la recursión, codificación en los naturales, teoría de la
demostración y semántica acotada a los naturales. Culminamos esa primera
etapa con los teoremas de Gödel y de Tarski (incompletitud e indefinibilidad
de la verdad).
En el siguiente capítulo generalizamos esas nociones a lenguajes y es-
tructuras arbitrarios de primer orden –uno de los objetivos es estudiar los
fenómenos de completitud en cierto sentido como una “reparación” del fe-
nómeno de incompletitud estudiado inicialmente.
El siguiente capítulo es una introducción a los rudimentos de la teoría de
modelos. Además de los temas usuales de teoría de modelos (aplicaciones
de compacidad, Löwenheim-Skolem, criterio de Vaught de categoricidad,
etc.), damos una breve introducción a las teorías minimales y o-minimales,
con énfasis en las pregeometrías combinatorias que surgen naturalmente en
las primeras. Esta parte está basada en el libro La tricotomía de Zilber: una
breve introducción geométrica, de Villaveces [41]1 .
En el último capítulo hacemos un recorrido breve por seis temas que es-
tán fuera de la lógica de primer orden. Presentamos extensiones a lógica de
segundo orden, a lógica infinitaria y semántica de juegos, al concepto de sim-
biosis entre teoría de conjuntos y lógica de segundo orden y una introducción
básica a la teoría de modelos de clases elementales abstractas.
El orden poco común (primero incompletitud, luego completitud) que
adoptamos en la primera mitad del libro fue usado antes por Väänänen en su
libro Matemaattinen logiikka [38]; una publicación en finlandés de 1987 que
inspiró inicialmente este trabajo. Villaveces inició adaptando y traduciendo
al castellano esa obra, que corresponde a la primera parte de este libro; au-
mentó ejemplos y temas en varios cursos y seminarios en varias ciudades, y
después de un tiempo los dos autores decidimos actualizar y completar un
libro que diera cuenta de cierta visión que compartimos de la lógica mate-
mática. De ahí surgieron los últimos dos capítulos grandes del libro.
Además de la originalidad de la presentación de esos dos grandes teo-
1
Presentado como un cursillo en el contexto de la Escuela Venezolana de Matemáticas
en 2011.

13
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

remas dada en ese orden (la completitud entendida prácticamente como una
“reparación” de los problemas que deja abiertos el teorema de incompleti-
tud), hay razones matemáticas e históricas que hacen que este orden sea más
natural de lo que a primera vista parecería:

La publicación del teorema de completitud antecede por solo un año


la del teorema de incompletitud. Los diarios de Carnap consignaron
detalles de sus conversaciones con Gödel mientras este se encontraba
finalizando su tesis doctoral. Las conversaciones consignadas indican
un interés simultáneo de Gödel por tres temas: completitud, categorici-
dad e incompletitud. El impacto que tendría la publicación del teorema
de incompletitud fue seguramente adivinado por Gödel y por aquellos
de su entorno con quienes discutía estos temas. Es muy posible que
haya pospuesto su publicación solamente para blindarlo de las críti-
cas que con toda seguridad llegarían. Sin embargo, no hay una pre-
cedencia histórica estricta entre completitud e incompletitud; a título
conceptual, no necesariamente el primero antecede al segundo.

De hecho, matemáticamente es bastante natural considerar primero la


verdad en una estructura fija para luego remover esta restricción y em-
pezar a variar la estructura donde se evalúa una sentencia. Esto es parte
de lo que sucede en el tránsito de incompletitud a completitud en este
libro.

Vale la pena mencionar que el presente volumen puede tener usos múl-
tiples, y puede apelar a públicos muy variados. Un curso de Lógica Mate-
mática en carreras de Matemáticas puede estar basado en los capítulos 1, 2
y 3, con incursiones selectas y breves en los capítulos 4 y 5. Un curso de
posgrado introductorio en Lógica Matemática puede constar de los capítulos
2, 3 y 5 (si el curso no hace tanto énfasis en teoría de modelos) o en los capí-
tulos 2, 3 y 4. Un curso para estudiantes con más énfasis en filosofía puede
estar basado exclusivamente en los capítulos 1 y 2, con breves incursiones
en el capítulo 3. Otro tipo de lector puede ser alguien que investigue en ma-
temática (o biología o química o lingüística o física) y que quiera afianzar su
conocimiento de los fundamentos de la lógica matemática. Los capítulos 4 y
5 podrían ser tema de un seminario o lectura propia.
Agradecemos a los muchos estudiantes (en Helsinki, Ámsterdam, Bo-
gotá, Mérida, etc.) que han seguido las notas presentadas en este orden y
han ayudado a ir afianzando y mejorando la articulación de esta visión de la
lógica matemática. Sin ellos, este libro no existiría.

14
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

De manera muy especial, el segundo autor agradece a sus estudiantes de


Lógica Matemática en la Universidad Nacional de Colombia, en el primer
semestre de 2008. Recién llegado a Bogotá de un año sabático en Helsinki,
el segundo autor se lanzó a dar el curso de Lógica Matemática con una pri-
mera versión de lo que se convertiría en este libro, con las notas del libro en
finlandés de Väänänen que conforman ahora la primera parte. Sin el entusias-
mo increíble de esos estudiantes, que aceptaron ir leyendo las “traducciones
al vuelo” del finlandés al castellano que conformaron el primer esqueleto
de parte de este libro, es muy probable que el proceso se hubiera detenido
mucho antes de llegar a ver la luz en imprenta. Algunos de esos estudiantes
hoy son colegas investigadores; uno de ellos, Miguel Moreno, se doctoró en
Helsinki en lógica matemática en 2017, y aún recuerda su primera clase de
lógica en 2008, con “libro en finlandés”.
También agradecemos a Carlos Di Prisco (quien invitó al segundo autor a
dar un curso intenso de una semana en Mérida, Venezuela, en 2011, sobre la
Tricotomía de Zilber). Parte del capítulo 4 de este libro proviene de ese curso.
Y agradecemos a Juliette Kennedy, Xavier Caicedo, Fernando Zalamea, Juan
Antonio Nido, Luis Miguel Villegas, Alejandro Martín, Pedro Zambrano,
Boris Zilber y Saharon Shelah las múltiples discusiones matemáticas que
de alguna manera se plasman en este documento. También agradecemos a
María Clara Cortés el haber aceptado que usáramos algunas imágenes de su
obra para ilustrar los inicios de los capítulos del libro. La preparación de
este libro contó con el apoyo de la Academia de Finlandia (proyecto número
322795), el European Research Council (proyecto número 101020762) y la
Universidad Nacional de Colombia (semestre sabático 2021-I).

Sobre algunos símbolos que usamos en el texto


Usamos notaciones comunes en muchos textos matemáticos. Por ejem-
plo, el símbolo  indica el final de una demostración. Algunos ejercicios
tienen el símbolo ? que indica un grado de dificultad del ejercicio posible-
mente mayor que el usual. La lectura del resto del libro no se ve afectada por
esos ejercicios. Usamos abreviaturas comunes en matemáticas: i.e. abrevia
id est y significa “por lo tanto”; e.g. abrevia exempli gratia y significa “por
ejemplo”; ssi abrevia “si y solo si”.

15
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Capítulo 1

Inducción y lógica
proposicional

Recorridos - María Clara Cortés - 2007

La mayoría de la matemática se puede presentar de manera sencilla y


efectiva mediante conceptos y notaciones de la teoría de conjuntos. Igual-
mente, es bien sabido que la mención explícita a la teoría de conjuntos se
puede eliminar, si uno así lo desea. Los conceptos básicos de la lógica ma-
temática solo requieren operaciones conjuntísticas muy elementales, como
uniones, intersecciones, pares ordenados y relaciones.
Los objetos de la lógica (términos, fórmulas, teoremas, etc.) son sin ex-
cepción conjuntos inductivos. Por esto conviene iniciar inmediatamente con
construcciones inductivas y demostraciones por inducción, en su forma ge-
neral. Al final de este capítulo introductorio veremos los fundamentos del
cálculo proposicional.

17
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

1.1. Relaciones
Una relación en un conjunto A es un subconjunto cualquiera de un pro-
ducto cartesiano

An = {(a1 , . . . , an ) | a1 , . . . , an ∈ A}

(n > 0). El número n se llama la aridad de la relación. Una relación 1-aria


(también llamada en ese caso monádica) corresponde de manera natural a un
subconjunto de A. Una relación 2-aria se llama también binaria. Los órdenes
y relaciones de equivalencia son ejemplos de relaciones binarias. Un ejemplo
de relación ternaria en el conjunto de los números reales es

(a1 , a2 , a3 ) | a21 + a22 + a23 = 1 .

Se pueden definir de manera natural las operaciones booleanas


[ \
R ∩ S, R ∪ S, ¬R, Ri , Ri ,
i∈I i∈I

(respectivamente, intersección, unión, complemento, unión de familia e in-


tersección de familia). Cuando R es una relación n-aria en el conjunto A y
(a1 , . . . , an ) ∈ R, solemos usar la notación

R(a1 , . . . , an ).

Si n = 2 muchas veces escribimos aRb en vez de R(a, b). Denotamos con


N el conjunto de los números naturales {0, 1, 2, . . . }.

1.2. Inducción
La forma más primitiva de inducción captura la característica esencial
del conjunto N:

0 ∈ N y si n ∈ N entonces n + 1 ∈ N. (1.1)

La idea es que N no solo tiene la propiedad 1.1 sino que es el conjunto más
pequeño que tiene la propiedad 1.1. Esto se basa en el principio de inducción
más sencillo: demostrar la afirmación P(n) para todo n ∈ N. Considere el
conjunto A = {n ∈ N | P(n)}. Si demostramos que 0 ∈ A y n + 1 ∈ A
cuando n ∈ A entonces el conjunto N por la minimalidad cumple N = A,
es decir P(n) vale para todo n ∈ N.

18
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Será necesario para nosotros tener un concepto general de construcción


inductiva. Sea X un conjunto arbitrario (en el cual llevamos a cabo la si-
guiente construcción). Sea F una familia de operaciones en el conjunto X.
Es decir, para cada f ∈ F existe n ∈ N tal que f : Xn → X. Si A ⊂ X,
entonces sea

F(A) = A ∪ {f(x1 , . . . , xn ) | f ∈ F, x1 , . . . , xn ∈ A} .

Decimos que un conjunto A ⊂ X es F-cerrado si F(A) ⊂ A. Denotamos

F0 (A) = A,
Fn+1 (A) = F (Fn (A)).
S∞
n=0 F es F-cerrado.
Lema 1.2.1 El conjunto n (A)

Sea B = ∞ n=0 F (A). Queremos ver que F(B) ⊂ B.


n
S
D EMOSTRACIÓN
Sean x1 , . . . , xm ∈ B y f ∈ F. Como es claro que Fn (A) ⊂ Fn+1 (A)
para todo n ∈ N, basta buscar un n tal que x1 , . . . , xm ∈ Fn (A). De ahí,
f(x1 , . . . , xm ) ∈ Fn+1 (A) ⊂ B. 
El conjunto más pequeño A ⊂ X que sea F-cerrado y que contenga a
B ⊂ A se llama la F-clausura del conjunto B y se denota clF (B). Es fácil
ver que la familia de subconjuntos F-cerrados es cerrado bajo intersecciones.
Por lo tanto,
\
clF (B) = A ⊃ B | A es F-cerrado .
S∞
n=0 F
Lema 1.2.2 clF (B) = n (B).

D EMOSTRACIÓN Podemos ver por inducción sobre n ∈ N que para todo


número natural n,SFn (B) ⊂ clF (B) pues clF (B) es F-cerrado. Por otro
lado, el conjunto ∞ n=0 F (B) es F-cerrado por el lema 1.2.1; de modo que
n

contiene al conjunto F-cerrado minimal clF (B). 

1.2.1. Ejemplos
E1 El conjunto N es la F-clausura del conjunto {0} en los números reales, si
F consiste únicamente de la función f(x) = x + 1.1
1
Esta no es una definición de los números naturales, sino una propiedad de estos. El
conjunto N se puede definir por medio del concepto de clausura, pero en ese caso se debe
tener la existencia de clausura en los axiomas.

19
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

E2 Sea X un conjunto y F un par de funciones f y g tales que

f : X × X → X y g : X → X.

Suponga que arrancamos con un conjunto B ⊂ X que consta de los dos


elementos a y b. Entonces el conjunto clF (B) contiene los elementos

a, b, f(a, a), f(b, a), g(a), g(b), f(g(a), g(b)), g(f(a, b)), . . .

Este conjunto puede ser finito o infinito. Puede perfectamente pasar


que varios elementos de esta sucesión coincidan. Esto sucede por ejem-
plo cuando X = N, a = 0, b = 1, f(x, y) = x + y y g(x) = x + 1.

E3 Sea (G, ◦, e) un grupo. Considere el conjunto F cuyos elementos son las


funciones f(x, y) = x ◦ y−1 y g(x) = e. Si B 6= ∅ es un subconjunto
arbitrario de G, entonces clF (B) es el subgrupo de G generado por B.

E4 Sea I un conjunto de letras. Denotamos mediante W(I) el conjunto de


todas las palabras que se pueden formar con las letras de I. El conjunto
W(I) se puede pensar como el que contiene la palabra vacía () y es
cerrado bajo la familia de funciones que contiene las funciones fi (x) =
i para todo i ∈ I y g(x, y) = xy (la concatenación de las palabras x y
y). (En la definición de fi , i es una letra de I.)

E5 Sea I = {pn | n ∈ N}∪{[, ], ¬, ∧, ∨} y sea F el conjunto de las siguientes


funciones sobre W(I):

n(x) = [¬x], c(x, y) = [x ∧ y], d(x, y) = [x ∨ y]. (1.2)

Sea SP el conjunto clF (B) donde B consta de todos las letras pn . El


conjunto de palabras SP se llama el conjunto de sentencias proposi-
cionales. Por ejemplo,

[¬[p0 ∨ [p1 ∧ [¬p0 ]]]] ∈ SP. (1.3)

De hecho, esta palabra es n(d(p0 , c(p1 , n(p0 )))).

Podemos ver el efecto de estas familias de funciones cuando queremos


llevar a cabo una demostración por inducción: suponga que queremos de-
mostrar que todo elemento x ∈ clF (B) tiene una propiedad P(x). Basta ha-
cer esto en dos pasos. Primero se demuestra que P(x) vale para todo x ∈ B.
Después se lleva a cabo el paso inductivo para cada una de las funciones
f ∈ F:

20
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Hipótesis de inducción: P(xi ) vale para todo i = 1, . . . , n

Verificar que vale P(f(x1 , . . . , xn )).

De aquí, el conjunto A = {x ∈ clF (B) | P(x)} resulta ser F-cerrado, de


donde se concluye que A = clF (B).
Sea F como en el ejemplo E5. Demostramos por inducción que toda
sentencia proposicional tiene el mismo número de paréntesis izquierdos ([)
que derechos (]). Sea P(w) esta afirmación acerca de la sentencia proposi-
cional w. Si w ∈ B, entonces w = pn para algún n, de donde vemos que
vale P(w). Suponemos ahora que valen P(w) y P(w 0 ). Hay que ver si valen
P([¬w]), P([w ∧ w 0 ]) y P([w ∨ w 0 ]). Pero eso se sigue trivialmente de la
hipótesis de inducción.
Por la definición inductiva del conjunto clF (B) podemos asociar una
“historia de generación” a cada uno de sus elementos. Todo elemento de
clF (B) o bien pertenece a B o bien es imagen o imagen de imagen o imagen
de imagen de imagen o... etc., de elementos de B. La sucesión (x1 , . . . , xn )
se llama una F-sucesión de construcción de xn si para todo i ∈ {1, . . . , n} se
tiene que xi ∈ B ∪ F({x1 , . . . , xi−1 }). Así, para todo i ≤ n, xi ∈ Fn−1 (B).
La sucesión de construcción se puede organizar también como una jerarquía:
el árbol de construcción.

[p0 ∨ [p1 ∧ [¬p0 ]]]

p0 [p1 ∧ [¬p0 ]]

p1 ¬p0

p0

Si x ∈ clF (B), existe un n ∈ N tal que x ∈ Fn (B). El mínimo n que


satisface lo anterior se llama la profundidad de x en el conjunto clF (B). La
profundidad aumenta cuando es necesario aplicar más veces funciones de la
familia F para lograr construir x. Es fácil verificar que los elementos gene-
rados con profundidad n tienen árbol de construcción con ramas de longitud
≤ n.

21
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

1.3. Lógica proposicional


En el ejemplo E5 definimos el conjunto de sentencias proposicionales
SP. Ese conjunto fue dado por las operaciones

[¬A] negación,
[A ∧ B] conjunción,
[A ∨ B] disyunción,

que producen sentencias proposicionales nuevas a partir de sentencias


proposicionales. Estas operaciones se pueden usar para definir las siguientes
nuevas operaciones:

[A → B] implicación,
[A ↔ B] equivalencia.

Intuitivamente podemos ver las sentencias proposicionales como corres-


pondientes al concepto de valor de verdad. Esto se determinará con precisión
más adelante, pero tal vez vale la pena de una vez iniciar el tema. Sean A
y B sentencias proposicionales que están conectadas (por ejemplo, a través
de una función v : SP → {0, 1} con los valores de verdad 1 (“verdadero”) y
0 (“falso”)). La idea de la lógica proposicional es que al formar las nuevas
sentencias proposicionales [¬A], [A ∧ B] y [A ∨ B], los valores de verdad
de estas quedan determinados por los que traían A y B por medio de opera-
ciones. La manera más sencilla de presentar estas operaciones es mediante
tablas de verdad.

Negación
A ¬A
1 0
0 1

Conjunción
A B A∧B
1 1 1
1 0 0
0 1 0
0 0 0

22
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Disyunción
A B A∨B
1 1 1
1 0 1
0 1 1
0 0 0

Implicación
A B A→B
1 1 1
1 0 0
0 1 1
0 0 1

Equivalencia
A B A↔B
1 1 1
1 0 0
0 1 0
0 0 1

Las siguientes nociones son importantes a lo largo de toda la lógica (mu-


cho más allá del cálculo proposicional): una sentencia proposicional ϕ es
una tautología si y solamente si dada cualquier valuación v, v(ϕ) = 1; es
una contradicción si y solamente si v(ϕ) = 0 para toda v. Mucho más ade-
lante (ver página 80), al armar modelos para teorías consistentes de primer
orden, usaremos de manera crucial la noción de tautología proposicional.
Las fórmulas que veremos en ese momento tienen mucha estructura adicio-
nal; sin embargo, el “sustrato” proposicional será importante en ese caso.

Ejercicios
1. Sean R y S relaciones n-arias en el conjunto A. Demuestre las leyes
de De Morgan
¬(R ∪ S) = (¬R) ∩ (¬S) y ¬(R ∩ S) = (¬R) ∪ (¬S).

2. Sean R, S y P relaciones n-arias en el conjunto A. La implicación


R → S entre las relaciones R y S es (¬R) ∪ S. Demuestre que R →
(P → S) = (R ∩ P) → S y (R → P) → S = (¬R → S) ∩ (P → S).

23
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3. Encuentre ejemplos de relaciones binarias no vacías P, R, S en N tales


que R → (P → S) = (R → P) → S.

4. Sea R una relación de equivalencia en el conjunto A. Usamos las no-


taciones siguientes: [a] = {b ∈ A | aRb} y A/R = {[a] | a ∈ A}. Sea
además ∗ una operación de grupo sobre A. ¿En qué condiciones se
tiene que ⊗ es una operación de grupo sobre A/R, donde [a] ⊗ [b] =
[a ∗ b]?

5. Un conjunto A es finito si A = ∅ o si existen n ∈ N y f : {0, . . . , n} →


A tal que A = {f(0), . . . , f(n)}; de lo contrario es infinito. Un con-
junto A es enumerable si A = ∅ o si existe f : N → A tal que
A = {f(n) | n ∈ N}; de lo contrario es no enumerable. Demuestre
que todo subconjunto de un conjunto enumerable es enumerable y que
para todo subconjunto infinito B de un conjunto enumerable existe una
biyección f : N → B.

6. Sea F = {n, c, d}, donde I = {pn | n ∈ N} ∪ {[, ], ¬, ∧, ∨}, y

n(x) = [¬x], c(x, y) = [x ∧ y], d(x, y) = [x ∨ y].

Sea PL el conjunto clF (B), donde B es el conjunto de todas las pala-


bras de la forma pn . PL es el conjunto de las sentencias proposiciona-
les. Describa en detalle F3 (B).

7. Demuestre que dada cualquier ϕ ∈ PL, no se puede tener simultánea-


mente ϕ = [A ∧ B] y ϕ = [C ∨ D], para ningún A, B, C, D ∈ PL.

8. Arme tablas de verdad para las siguientes sentencias:

a) Si no ventea o no llueve, entonces llueve pero no ventea.


b) Si x no es divisible por 5 a menos que sea divisible por 7, enton-
ces x es divisible por 7 a menos que sea divisible por 5.
c) (((A → B) → A) → A).

9. Demuestre que dada una sentencia proposicional ϕ que use las letras
A1 , A2 , . . . , An , tal que ϕ admite al menos un valor 1 para alguna
valuación de sus letras proposicionales, entonces existe una sentencia
proposicional ψ en las mismas letras, tal que

ψ es de la forma θ1 ∨ · · · ∨ θk , donde cada θi es a su vez de la


forma ±A1 ∧ · · · ∧ ±An (la expresión ±Ai denota una única de
las dos posibilidades Ai o ¬Ai ),

24
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

ϕ↔ψ

La fórmula anterior ψ se llama la forma normal disyuntiva de ϕ.

10. Calcule la forma normal disyuntiva de las siguientes fórmulas propo-


sicionales:
(((A ∨ B) → C) ∧ B)
((A ↔ ¬B) ∨ (C → A))

11. El señor K se dirige a una isla de caballeros y rufianes. Los caballeros


siempre dicen la verdad, y los rufianes siempre mienten. Se encuentra
con dos personas, A y B.

a) A dice: “En cualquier caso el otro es un rufián”. ¿Quiénes son A


y B?
b) A dice: “Soy un rufián y B es un caballero”. ¿Qué es cada uno
de ellos?

12. El señor K se encuentra con tres personas, A, B y C. El señor K le


pregunta a A: “¿Ustedes son caballeros o rufianes?”. A contesta algo,
pero el señor K no oye muy bien. Entonces el señor K le pregunta a B:
“¿Qué dijo A?” y B contesta “A dijo que éramos rufianes”. En ese mo-
mento C entra en el diálogo y dice “No le crea a B, ¡está mintiendo!”.
¿Qué son B y C?

13. Los dos problemas anteriores son adaptados del libro de R. Smullyan
What is the name of this book? ¿Cuál es, finalmente, el nombre del
libro de Smullyan?

25
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Capítulo 2

Hacia el teorema de
incompletitud

Tiempo suspendido - María Clara Cortés - 2012

En este capítulo estudiamos el primer teorema de incompletitud de Gö-


del, al igual que el teorema de indefinibilidad de la verdad de Tarski. Para
lograrlo, iniciamos con un estudio de funciones y conjuntos recursivos. Lue-
go usamos estos conceptos para lograr la “aritmetización del lenguaje”, que
nos permite expresar afirmaciones de carácter lógico en la aritmética y exa-
minar si valen o no en los números naturales. La posibilidad de expresar
nociones de validez y elementos del sistema deductivo en los naturales es la
clave de estos teoremas.

27
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

2.1. Recursión
En el pensamiento matemático hoy en día solemos centrar nuestra aten-
ción en cuestiones de existencia y unicidad. En cierto sentido, estas son las
únicas condiciones que determinan nuestro concepto de un objeto o indaga-
ción matemática. Por ejemplo, cualquier relación F ⊂ A × B que satisfaga
la implicación
(F(x, y) ∧ F(x, z)) → y = z,

es llamada función. Pero históricamente la noción más primordial e intuitiva


de función tenía que ver con un procedimiento o una norma específica para
determinar (calcular) el valor de la función.
Hay varias maneras de definir una función de tal manera que la unicidad
de valor se garantice. El enfoque más sencillo es definir el valor de la función
mediante una cláusula explícita; en este caso, los problemas de existencia y
unicidad se transfieren a partículas usadas en la cláusula. Por ejemplo,
 3
1
f(x) = 1 + .
1 + x2

Otra forma muy común de definición es la implícita; en este caso, tene-


mos una ecuación que debe cumplirse para todos los valores del argumento
y los valores de la función. La existencia y la unicidad son generalmente más
difíciles de probar cuando tenemos definición implícita. He aquí un ejemplo
famoso:
f(0) = 0, f(1) = 1, f(n + 2) = f(n + 1) + f(n).

En esta sección iniciamos nuestro estudio de funciones y conjuntos re-


cursivos, que generalizan la idea de definición implícita del ejemplo anterior.
Para aquellos lectores que quieran ir más allá en el estudio de funciones re-
cursivas, el texto estándar es [32].

2.1.1. Funciones primitivas recursivas


Usamos la notación f : N → N o simplemente f o f(x), a menos que
haya riesgo de confusión. La composición de funciones se define como de
costumbre: si f es n-aria y g1 , · · · , gn son funciones m-arias, la compuesta
es la función m-aria h dada por

h(x1 , · · · , xm ) = f(g1 (x1 , · · · , xm ), · · · , gn (x1 , · · · , xm )).

28
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Definición 2.1.1 La clase de las funciones primitivas recursivas (p.r.) es la


familia más pequeña de funciones entre números naturales que incluye las
funciones

Z(n) = 0 (función nula),

S(n) = n + 1 (función sucesor),

Prni (x1 , · · · , xn ) = xi (funciones proyección),

funciones que se obtienen de funciones p.r. utilizando composición:

h(x1 , · · · , xm ) = f(g1 (x1 , · · · , xm ), · · · , gn (x1 , · · · , xm )),

funciones que se obtienen de funciones p.r. utilizando recursión primi-


tiva: dadas f : Nn → N y g : Nn+2 → N, h : Nn+1 → N se obtiene a
partir de f y g mediante recursión primitiva si
h(0, x1 , · · · , xn ) = f(x1 , · · · , xn )
.
h(y + 1, x1 , · · · , xn ) = g(y, h(y, x1 , · · · , xn ), x1 , · · · , xn )

Nota: Lo anterior incluye el caso n = 0: en ese caso h(0) = a (constan-


te) y h(y + 1) = g(y, h(y)).
No es difícil ver que f y g determinan de manera única a h.
Por ejemplo, la identidad id(n) = n es p.r., pues id(n) = Pr11 (n).
También sucede que si f es una función binaria p.r., entonces g(n, m) =
f(m, n) es p.r.: g(n, m) = f(Pr22 (n, m), Pr21 (n, m)); g se puede por lo tanto
expresar como compuesta de las funciones p.r. f, Pr22 y Pr21 .

Ejemplo 2.1.2 Las siguientes funciones son p.r.:

1. la suma a(n, m) = n + m,

2. la multiplicación p(n, m) = n · m,

3. la exponencial e(n, m) = nm ,

4. las constantes Ck (n) = k,

5. la resta truncada

x − y, si x ≥ y
x−̇y =
0, si x < y.

29
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Dada una relación n-aria R sobre un conjunto X, la función caracterís-


tica de R es la función fR : Xn → {0, 1}, tal que fR (x1 , · · · , xn ) = 1 si
(x1 , · · · , xn ) ∈ R y fR (x1 , · · · , xn ) = 0 si (x1 , · · · , xn ) ∈
/ R.
Decimos que una relación R es una relación primitiva recursiva si su
función característica fR es una función p.r.

Ejemplo 2.1.3 La función 1−̇x es p.r. Como 1−̇0 = 1 y 1−̇x = 0 si


x > 0 también se tiene que la relación x = 0 es primitiva recursiva.

La función signo dada por sg(x) = 1−̇(1−̇x) es p.r. (la función sg(x)
arroja 1 si x > 0 y arroja 0 si x = 0).

Igualmente, las relaciones p.r. son cerradas bajo combinaciones boolea-


nas.

Hecho 2.1.4 Si R y S son relaciones n-arias p.r., entonces las relaciones


¬R, R ∩ S y R ∪ S son p.r., como lo revelan las siguientes combinaciones de
sus funciones características:

f¬R (x1 , . . . , xn ) = 1−̇fR (x1 , . . . , xn ),

fR∩S (x1 , . . . , xn ) = fR (x1 , . . . , xn ) · fS (x1 , . . . , xn ),

fR∪S (x1 , . . . , xn ) = fR (x1 , . . . , xn )+fS (x1 , . . . , xn )−̇fR∩S (x1 , . . . , xn ).

Ejemplo 2.1.5 De las equivalencias

1−̇(x−̇y) = 1 ⇔ x ≤ y
1−̇(1−̇(y−̇x)) = 1 ⇔ x < y
1−̇((x−̇y) + (y−̇x)) = 1 ⇔ x = y

se sigue que las relaciones x ≤ y, x < y y x = y son primitivas recursivas.

Una forma útil de especificar funciones es mediante definición por casos:





f1 (x1 , . . . , xn ), si R1 (x1 , . . . , xn )
.
h(x1 , . . . , xn ) = ..


f (x , . . . , x ), si R (x , . . . , x ).
m 1 n m 1 n

Suponemos de aquí en adelante que las R1 , . . . , Rm son mutuamente ex-


cluyentes (Ri ∩ Rj = ∅ si i 6= j) y cubren todas las n-tuplas ( m n ).
S
R
i=1 i = N

30
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Hecho 2.1.6 (Definición por casos) Si f1 , . . . , fm , R1 , . . . , Rm son p.r., en-


tonces la función h correspondiente a la definición por casos es p.r., pues
está dada por la ecuación siguiente:
X
m
h(~x) = fi (~x) · fRi (~x).
i=1

Teorema 2.1.7 Si f es una función p.r. (n + 1)-aria entonces las funciones


Y
y
g(y, ~x) = f(i, x1 , · · · , xn )
i=0
y
X
y
h(y, ~x) = f(i, x1 , · · · , xn )
i=0
son p.r.

D EMOSTRACIÓN Damos el argumento para g (el caso de h es similar).


Por la definición de g vemos que g(0, ~x) = f(0, ~x) y g(y + 1, ~x) = g(y, ~x) ·
f(y + 1, ~x). Por lo tanto, es suficiente exhibir una función p.r. w tal que
g(y + 1, ~x) = w(y, g(y, ~x), ~x). La idea naturalmente es tomar w(y, z, ~x) =
z · f(y + 1, ~x). Esta función es p.r. pues la multiplicación lo es y f lo es
también. 

Corolario 2.1.8 Si R(z, ~x) es una relación p.r. y

S(y, ~x) ⇔ ∀z ≤ yR(z, ~x)

(para todos los z ≤ y donde vale R(z, ~x)), entonces la relación S es p.r..
Igualmente, la relación

T (y, ~x) ⇔ ∃z ≤ yR(z, ~x)

es p.r.

D EMOSTRACIÓN Usar funciones características. 


Por último, decimos que f proviene de la relación R mediante minimiza-
ción acotada,
f(y, ~x) = µz ≤ yR(z, ~x),
si
mínimo z ≤ y tal que R(z, ~x), si existe tal z
f(y, ~x) =
0, de lo contrario.

31
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Teorema 2.1.9 La clase de las funciones primitivas recursivas es cerrada


bajo minimización acotada.

D EMOSTRACIÓN Sean R y f como arriba. Entonces f(0, ~x) = 0 y



 f(y, ~x) si ∃z ≤ yR(z, ~x)
f(y + 1, ~x) = y + 1 si R(y + 1, ~x) y ∀z ≤ y(¬R(z, ~x))

0 en los otros casos.

Como f se puede definir mediante reglas de recursión mutuamente excluyen-


tes, resulta que f es p.r. 

Ejemplo 2.1.10 Las siguientes funciones son p.r.:


bx/yc = µz ≤ x((z + 1) · y > x)

√ (µy ≤ x(x < y2 ))−̇1 si x > 1
b xc =
x si x ≤ 1

b2 log(x + 1)c = (µy ≤ x(x < 2y ))−̇1.

También podemos ver fácilmente que hay funciones que no son p.r.:
se puede demostrar que hay solo una cantidad numerable de estas, pero
el conjunto de todas las funciones N → N no es enumerable. Además, si
f0 (x), f1 (x), · · · es la sucesión de todas las funciones p.r. en una variable,
entonces
g(n) = fn (n) + 1
no puede ser p.r. (por una variante del famoso argumento diagonal de Can-
tor).

Ejercicios
1. Demuestre que la exponenciación c(n, m) = nm , las funciones cons-
tantes Ck (n) = k y la resta truncada x−̇y son p.r., y dé el árbol de
construcción de esas funciones.

2. Muestre que máx(x, y) = x + (y−̇x) = y + (x−̇y). Concluya.


Muestre que mı́n(x, y) = y−̇(y−̇x) = x−̇(x−̇y). Concluya.

3. Demuestre que si f es una función n-aria p.r., entonces la relación


{(~x, y) | f(~x) = y} es p.r. ¿Cuándo se tiene el recíproco?

4. Demuestre que el conjunto de las funciones p.r. es enumerable.

32
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

5. Sea g(x, y) = (µz ≤ f(x, y))(h(y, z) = 0), donde f y h son funcio-


nes p.r. Claramente, g es p.r.; dé el argumento en todo detalle.

6. Demuestre que, dada una relación de equivalencia p.r. E, todas las cla-
ses son conjuntos p.r. ¿Por qué no vale la recíproca?

7. Sean F = {f, g} y U un conjunto, tales que f : U × U → U y g :


U → U. Sean V un conjunto y F, G, R funciones F : V × V → V,
G : V → V y R : B → V, con B ⊂ U. Sea C = clF (B). Considere el
caso en que uno define una función h : C → V mediante las siguientes
ecuaciones:
h(x) = R(x) si x ∈ B; de lo contrario h(f(x, y)) = F(h(x), h(y)) y
h(g(x) = G(h(x)). Sabemos que estos términos son necesarios para
definir la función h. Demuestre que es suficiente para la existencia de
h que f y g sean inyectivas en C y que los conjuntos imagen f[C2 ] y
g[C] sean disyuntos.

8. Considere el conjunto de funciones F = {f, g} definidas en los reales


mediante f(x, y) = x · y y g(x) = x + 1. Sea A = clF (B), con B =
{0}. Obviamente, A = N. Demuestre que las ecuaciones h(0) = 0,
h(f(x, y)) = f(h(x), h(y)), h(g(x)) = h(x) + 2 definen de manera
única una función h.

9. Denotamos mediante µ(f, x) el valor µz ≤ x(f(z) = 0). Demuestre


que
(µ(f, x + 1)−̇x) · f(x + 1) = 0
y que
(µ(f, x + 1)−̇x) · f(µ(f, x + y + 1)) = 0.

10. Sea f(n) = 1 si la expansión decimal del número π produce por lo me-
nos n cincos consecutivos, y f(n) = 0 en caso contrario. Demuestre
que f es p.r.

2.1.2. Aritmética y codificación


Para lograr definir nuevas funciones p.r., y poder codificar conceptos más
complejos, usamos el poder de la teoría de números. La divisibilidad de nú-
meros enteros nos da una forma eficiente de codificar cadenas de números
en uno solo. Empezamos con un caso sencillo: la función de emparejamiento
(se llama función de emparejamiento pues “empareja” dos números en uno
solo). Esta función fue introducida por primera vez por Cantor [4].

33
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Sea π(x, y) = 12 ((x + y)2 + 3x + y). No es difícil verificar que esta


función de N × N en N es biyectiva y p.r. (ejercicio 1, página 40). De modo
que podemos definir las funciones inversas

ρ(z) = (µx ≤ z)(∃y ≤ z)(π(x, y) = z)

σ(z) = (µx ≤ z)(∃x ≤ z)(π(x, y) = z),


con lo cual
ρ(π(x, y)) = x y σ(π(x, y)) = y.
Observe que ρ y σ son p.r. pues se obtienen a partir de suma, multiplicación
y minimización acotada.
Decimos que π codifica los números x y y de manera única con el nú-
mero π(x, y). Las funciones ρ y σ a su vez decodifican el código dado por
π. Las funciones ρ y σ también se llaman proyecciones.
Si hay que codificar una tupla más larga de números x1 , . . . , xn por un
número único, se puede usar la función π de manera iterada:

π(x1 , π(x2 , . . . , π(xn−1 , xn ) . . . )).

Más difícil es codificar sucesiones cuya longitud finita no se conoce de


antemano. Hay que dar entonces una función que logre codificar sucesiones
finitas de números, independientemente de su longitud. Esto se puede hacer
usando números primos de dos maneras distintas, como veremos a continua-
ción.
Si x, y son números enteros positivos, existen únicos números q, r con
r ≥ 0 tales que

x = qy + r, r < y.
Aquí entonces r es el residuo de dividir x por y; escribimos r = rm(x, y).
Por ejemplo, rm(321, 74) = 25, pues 321 = 4 · 74 + 25 y 25 < 74.
Si rm(x, y) = 0, se dice que x es múltiplo y y divide al número x; se
denota y | x.
Por último, usamos Pr(x) para denotar la relación unaria “x es primo”
–es decir x > 1 y sus únicos divisores son 1 y x– y PR(x, y) es la relación
binaria “x, y son primos relativos”i –si x y y no tienen divisor común fuera
de 1–.

Lema 2.1.11 La función rm(x, y) (residuo al dividir x por y) y la relación


x|y son p.r.

34
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

D EMOSTRACIÓN Sea R(n, z, x, y) la relación x = ny + z. Claramente


R es p.r. Sea S(z, x, y) la relación ∃n ≤ xR(n, z, x, y). Claramente tenemos
que rm(x, y) = (µz ≤ x)S(z, x, y) y que y | x ⇐⇒ rm(x, y) = 0. 

Lema 2.1.12 Las relaciones RP(x, y) y Pr(x) son p.r.

D EMOSTRACIÓN Sea R(x, y, z) la relación (z | x ∧ z | y ∧ z > 1). Es


claro por el lema anterior que R es p.r. Sea ahora S(x, y) la relación ∃n ≤
xR(n, x, y). Así,

PR(x, y) ⇐⇒ (x > 1 ∧ y > 1 y no S(x, y)).

Si ahora S 0 (x) es la relación ∃n ≤ (x−̇1)R(n, x, x) entonces Pr(x) ⇐⇒


(x > 1 y no S 0 (x)). 
Recuerde ahora la famosa identidad de Bézout:

Lema 2.1.13 Si PR(m, n) entonces existen s, t ∈ Z tales que sm + tn = 1.

Teorema 2.1.14 (Teorema chino del residuo) Dados n1 , . . . , nk números


naturales primos relativos dos a dos, y dados a1 , . . . , ak naturales tales que
ai < ni cuando i = 1, . . . , k, existe m tal que rm(m, ni ) = ai para todo
i = 1, . . . , k.

D EMOSTRACIÓN Sean n1 , . . . , nk y a1 , . . . , ak como en el enunciado


y sean M = n1 · · · nk , Mi = M/ni (i = 1, . . . , k). Se trata de encontrar
m. Note que para cada i, Mi y ni son primos relativos. Por la identidad de
Bézout, existen enteros si y ti tales que si Mi +ti ni = 1. Multiplicamos cada
una de esas ecuaciones por el ai correspondiente, y obtenemos ai si Mi +
ai ti ni = ai para i = 1, . . . , k. Esto implica que el residuo de dividir ai si Mi
por ni es ai : rm(ai si Mi , ni ) = ai . Pero por otro lado observe que si i 6= j,
rm(ai si Mi , nj ) = 0. De modo que si tomamos

m = a1 s1 M1 + · · · + ak sk Mk ,

obtenemos que rm(m, ni ) = ai , para i = 1, . . . , k. 


Hacia el siglo cuarto de nuestra era vivió el matemático chino Sunzi
Suanjing, quien dio la siguiente presentación del teorema chino del residuo1 :
proporcionar un número cuyo residuo sea 2 si se divide por 3, 3 si se divide
1
El resultado es muy antiguo; conocido por matemáticos en China en el siglo III anterior
a nuestra era. Una demostración fue dada por Gauss en 1801. Una demostración moderna se
puede encontrar en [17].

35
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

por 5 y 2 si se divide por 7. Obtenemos que M = 105, M1 = 35, M2 = 21


y M3 = 15. A mano se puede ver que 2 · 35 − 23 · 3 = 1, 21 − 4 · 5 = 1
y 15 − 2 · 7 = 1. El número m es entonces igual a 23. De hecho cualquier
número de la forma 23 + t · 105 es solución (para t ∈ N).
Ahora regresamos a la codificación:

Teorema 2.1.15 Dados a1 , . . . , ak números naturales arbitrarios, existen


m y n tales que
rm(m, 1 + jn) = aj ,
para j = 1, . . . , k.

D EMOSTRACIÓN Sean a1 , . . . , ak como en el enunciado. Si consegui-


mos primero un n tal que los 1 + jn son primos dos a dos al variar j entre 1 y
k, podemos aplicar el teorema chino del residuo para conseguir el m tal que
rm(m, 1+jn) = aj . Para conseguir el n basta hacer lo siguiente: sea prime-
ro b = máx(a1 , · · · , ak , k). Sea n := b! Entonces basta ver que si i 6= j, los
números 1+in y 1+jn son primos relativos. Suponga que no, y suponga que
un primo p los divide a ambos. Entonces p | (1 + in) − (1 + jn) = (i − j)n.
Como p es primo, debe entonces dividir a i − j o a n. Pero |i − j| ≤ k... así, si
p | i − j entonces p | n. O sea, p | n en cualquier caso. Pero esto contradice
que p | 1 + in. Así, los 1 + in y 1 + jn son primos relativos si i 6= j. Por el
teorema chino, existe m tal que rm(m, 1 + jn) = aj , para j = 1, . . . , k. 
Con esto, dada una cadena arbitraria de números podemos encontrar un
par de números (m, n) a partir de los cuales se pueden recuperar los origi-
nales mediante la función p.r.

f(m, n, j) = rm(m, 1 + jn) = aj .

¡La función f es la misma, independientemente de la longitud de la ca-


dena!
La función f es conocida en la literatura como “función β de Gödel”.
Si dos sucesiones de misma longitud se codifican de esta manera mediante
el mismo par (m, n), las sucesiones deben ser la misma, pues se calculan a
partir de (m, n) mediante la función β. Este tipo de unicidad es un aspecto
importante de la codificación aritmética.
Otra manera de codificar muy usada, pero menos elegante, se basa en
potencias de números primos. Sea pk (k ∈ N) la sucesión creciente de los
números primos. Así, p0 = 2, p1 = 3, p2 = 5, . . . Dado cualquier número
m > 0, existe una única descomposición

m = 2a0 . . . pak k ,

36
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

donde ak 6= 0.
La función i 7→ pi es p.r.
La función exp(m, i) = el exponente del número primo pi en la expan-
sión de m - esta también es p.r.
La función len(m) = 1 + máx k tal que exp(m, k) 6= 0 (casos especiales:
len(0) = len(1) = 0, exp(0, i) = 0).
Con lo anterior, se tiene entonces que

Y
k
exp(m,i)
m= pi , k = len(m) − 1.
i=0

Podemos usar lo anterior para codificar sucesiones de naturales a0 , . . . ak


mediante el natural m, mediante exp(m, i) = ai + 1, para i = 0, . . . , k. Por
ejemplo, a la sucesión 3, 0, 2, 0 corresponde el natural 24 31 53 71 = 42000.
Codificar funciones: si f(x, ~y) es una función de Nk+1 en N, entonces
definimos
Yx
f(i,~y)+1
f̃(x, ~y) = pi ,
i=0

con esto f̃(x, ~y) está codificando la sucesión f(0, ~y), . . . , f(x, ~y).
El siguiente teorema muestra que en la definición de una función p.r.
podemos usar “esquemas de recursión acumulativos”: esquemas de recursión
que usan todos los valores anteriores a un valor dado.

Teorema 2.1.16 Si g(~y) y h(x, z, ~y) son funciones p.r. y se define f(x, ~y)
f(0, ~y) = g(~y)
mediante entonces la función f es p.r.
f(x + 1, y) = h(x, f̃(x, ~y), ~y)
~

D EMOSTRACIÓN Armamos una función auxiliar para la demostración.


La función p.r. auxiliar resulta tener la propiedad F(x, ~y) = f̃(x, ~y). Toma-
f(0,~y)+1
mos F(0, ~y) = p0 y

f(x+1,~y)+1 h(x,F(x,~y),~y)+1
F(x + 1, ~y) = F(x, ~y)px+1 = F(x, ~y)px+1 .

Entonces F es p.r. Pero entonces f(x, ~y) = exp(F(x~y), x) − 1... claramente


p.r. 

Ejemplo 2.1.17 (Números de Fibonacci) Los números de Fibonacci están


dados por la sucesión a0 = 0, a1 = 1, an+2 = an+1 + an . La función
f(n) = an es p.r., pues f(n+1) = exp(f̃(n), n)+exp(f̃(n), n−̇1)+(1−̇n).

37
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

2.1.3. Funciones recursivas


Las funciones recursivas se forman a partir de las funciones p.r. mediante
minimización no acotada.
Sean R(y, x1 , . . . , xn ) una relación y f(x1 , . . . , xn ) una función. Deci-
mos que f se logra a partir de R mediante minimización si para toda tupla
x1 , . . . , xn

1. Existe y tal que R(y, x1 , . . . , xn ) y

2. f(x1 , . . . , xn ) = el mínimo y tal que R(y, x1 , . . . , xn ).

En ese caso, escribimos

f(x1 , . . . , xn ) = µyR(y, x1 , . . . , xn ).

El teorema que sigue es muy importante. Dice que la minimización2 es


suficiente para el esquema de recursión. Y por lo tanto, se puede cambiar
la definición misma de recursión. En la demostración las codificaciones son
esenciales.

Teorema 2.1.18 Sea F un conjunto de funciones y relaciones que contiene


las funciones S, Prni , +, ·, −̇ y es cerrado bajo composición y minimización.
Entonces F es cerrado para el esquema de recursión.

D EMOSTRACIÓN Sean f(~x) y g(y, z, ~x) funciones en F y sea h(y, ~x)


obtenida mediante recursión a partir de f y g. La idea de recursión es que el
número h(y, ~x) se puede calcular como una sucesión

h(0, ~x), h(1, ~x), . . . , h(y − 1, ~x), h(y, ~x).

Por el Teorema 2.1.15, existen u y v que codifican esta sucesión. Si ponemos


m = π(u, v) y β(m, i) = rm(ρ(m), 1 + (i + 1)σ(m)), entonces vale que
β(m, i) = h(i, ~x), de lo cual se sigue que


h(y, ~x) = β µm β(m, 0) = f(~x) y

!

∀i < y(β(m, i + 1) = g(i, β(m, i), ~x)) , y .

2
No acotada

38
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

No es difícil verificar que rm(x, y) y β(x, y) están en F. Por lo tanto, la


relación R(m, y, ~x):

β(m, 0) = f(~x) y ∀i < y β(m, i + 1) = g(i, β(m, i), ~x)

está en F. Pero R(m, y, ~x) puede expresarse de la forma

β(m, 0) = f(~x) y

y = µz β(m, z + 1) 6= g(z, β(m, z), ~x) o z = y .
Por lo tanto podemos concluir que β ∈ F, con lo cual también h ∈ F, y
podemos concluir que F es cerrado bajo el esquema de recursión. 

Definición 2.1.19 El conjunto de las funciones recursivas es el mínimo con-


junto de funciones que contiene las funciones

S, Prni , +, ·, −̇

y es cerrado bajo composición y minimización. Una relación es recursiva si


su función característica lo es.

Un ejemplo de una función recursiva que no es p.r. es la famosa función


de Ackermann. Sean

 A0 (y) = y+1
Ax+1 (0) = Ax (1)

Ax+1 (y + 1) = Ax (Ax+1 (y)).

Observe que A2 (y) = 2y+3, A3 (y) = 2y+3 −3 y que A4 es una especie


de función exponencial iterada. La función de Ackermann está dada por

A∞ (x) = Ax (x).

Se puede ver (ejercicio 10) que para toda función p.r. f existe un número
n tal que f(x) < An (x) para todo x. Así, la sucesión de las funciones An
domina a todas las funciones p.r.; por lo tanto, la función de Ackermann A∞
no puede ser p.r. (sin embargo, la función de Ackermann es recursiva3 ; véase
ejercicio 11).
3
Más información sobre la función de Ackermann se puede encontrar en [1]; más mate-
rial sobre funciones de crecimiento rápido está en [9].

39
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Ejercicios
1. Demuestre que π es una biyección p.r. de N × N en N.

2. Demuestre que las siguientes funciones son p.r.:

a) D(x) = el número de factores primos de x.


b) φ(n) = |{[x] ∈ Z/n | (x, n) = 1}|; dado n, φ(n) cuenta cuántos
números naturales relativamente primos a x, menores que x, hay.

3. Demuestre que la función f(x, y) = 2x (2y + 1) − 1 es una biyección


p.r. de N × N en N. Demuestre que existen proyecciones p.r. g y h
tales que f(g(x), h(x)) = x, g(f(x, y)) = x, h(f(x, y)) = y.

4. Demuestre que la función exp(n, m) es p.r.

5. Dado i ∈ N, sea

exp(i, 1)
ri = (−1)exp(i,0) · .
1 + exp(i, 2)

Entonces Q = {ri | i ∈ N}. Demuestre que la suma y la multiplicación


en racionales son p.r., y que existen funciones p.r. f y g tales que ri +
rj = rf(i,j) y ri · rj = rg(i,j) .

6. Sean g, g 0 funciones p.r., y sean a, a 0 ∈ N. Defina las funciones f


y f 0 mediante la siguiente recursión cruzada: f(0) = a, f(n + 1) =
g(n, f 0 (n)) y f 0 (0) = a 0 , f 0 (n + 1) = g 0 (n, f(n)). Demuestre que f
y f 0 son p.r.

7. ? Sea g una función p.r. Defina la siguiente función f: f(0, x) = g(x),


f(n + 1, x) = f(n, f(n, x)). Demuestre que f es p.r.

8. Demuestre las siguientes propiedades de la función de Ackermann:

a) y < Ax (y)
b) Ax (y) < Ax (y + 1)
c) Ax (y + 1) ≤ Ax+1 (y)
d) Ax (y) < Ax+1 (y).

9. Demuestre que para todo x, y > 1 se tiene:

a) Ax (z) + Ay (z) < A2 (Ax+y−1 (z))

40
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

b) Ax (z) + Ay (z) < Ax+y (z).

10. Demuestre que para toda función p.r. f(x1 , . . . , xn ) existe un número
m tal que f(x1 , . . . xn ) < Am (x1 + . . . + xn ), para todo x1 , . . . , xn .
Concluya que la función de Ackermann A∞ no puede ser p.r.

11. Demuestre que la función de Ackermann A∞ es recursiva.

2.2. Conjuntos recursivamente enumerables


Como antes, podemos tratar los conjuntos de números naturales como
relaciones unarias. Decimos que A ⊂ N es recursivo si su función caracte-
rística χA es recursiva. La idea intuitiva es que un conjunto es recursivo si
existe un algoritmo mecánico que puede decidir, dado un número natural n,
si n pertenece a A o no.
Dado un conjunto recursivo no vacío A, podemos enumerarlo de la si-
guiente manera: Sea a0 ∈ A. Entonces, si definimos

n si χA (n) = 1,
f(n) =
a0 si χA (n) = 0,
tenemos que
A = {f(n) | n ∈ N}.

Obviamente, f es una función recursiva. Así, cualquier conjunto recursi-


vo (no vacío) siempre se puede enumerar de manera recursiva.
Se dice que A ⊂ N es recursivamente enumerable (r.e.) si A = ∅ o existe
una función f : N → N recursiva tal que

A = {f(n) | n ∈ N}.

Lo anterior implica que todo conjunto recursivo es recursivamente enumera-


ble. ¿Vale el recíproco? Más adelante vemos que no: de hecho hay conjuntos
recursivamente enumerables con descripciones muy concretas que no son
recursivos (teorema de Church, véase 2.8.4).
Se puede observar fácilmente que el complemento de un conjunto re-
cursivo también es recursivo. Así, en este caso, no solo el conjunto sino su
complemento tienen enumeración recursiva. A la inversa, si

A = {f(n) | n ∈ N}
N \ A = {g(n) | n ∈ N}

41
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

donde f y g son ambas funciones recursivas, entonces A resulta recursivo,


pues  
n ∈ A ⇐⇒ f µm f(m) = n ó g(m) = n = n,
o (informalmente) la pregunta ¿n ∈ A? se puede responder mediante un
algoritmo que desgrane en paralelo las enumeraciones recursivas f y g de
A y N \ A: como necesariamente n aparecerá en una (y una sola) de esas
enumeraciones, el algoritmo converge en tiempo finito y podemos decidir si
n ∈ A. Todo lo anterior se resume en:

Teorema 2.2.1 Un conjunto A es recursivo si y solo si tanto A como su


complemento N \ A son recursivamente enumerables.

Definimos antes los conjuntos recursivamente enumerables como los


conjuntos de valores de una función recursiva. Los conjuntos r.e. se pue-
den definir también como conjuntos solución de relaciones recursivas o (de
modo equivalente) como conjuntos de ceros de funciones recursivas.
Sea entonces
A = {f(n) | n ∈ N}
donde f es una función recursiva. Si R(x, y) es la relación f(y) = x entonces

A = {n ∈ N | ∃mR(n, m)}. (2.1)

Adicionalmente, sean R una relación recursiva y A 6= ∅ un conjunto que


satisface la ecuación (2.1). Veremos mediante codificación sencilla que A es
el conjunto de valores de una función recursiva. Sea

R 0 = {π(n, m) | R(n, m).}


Entonces R 0 resulta ser un conjunto de números naturales que codifica la
relación binaria R. Sea a0 ∈ A. Definimos la función recursiva f así:
ρ(n), si n ∈ R 0 ,
f(n) =
a0 , / R 0.
si n ∈
Entonces claramente
A = {f(n) | n ∈ N}.
Lo anterior es demostración de lo siguiente:
Teorema 2.2.2 Un conjunto A es recursivamente enumerable si y solo si
existe una relación recursiva R(x, y) tal que

A = {n ∈ N | ∃mR(n, m)}.

42
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Existen variantes mucho más fuertes del teorema 2.2.2. Por ejemplo, en
1970 Matiyasévich demostró [30] que la relación R(x, y) siempre se puede
escoger de la forma específica f(x, y) = 0, primitiva recursiva, donde f(x, y)
es un polinomio.

Teorema 2.2.3 La clase de los conjuntos r.e. es cerrada bajo uniones e in-
tersecciones.

D EMOSTRACIÓN Sean A y B conjuntos r.e., y sean R y S relaciones como


las que da el teorema 2.2.2. La identidad siguiente implica que A ∪ B es r.e.:
 
n ∈ A ∪ B ⇐⇒ ∃m R(n, m) o S(n, m) .

La intersección requiere más cuidado: hay que usar las codificaciones:


 
n ∈ A ∩ B ⇐⇒ ∃m R(n, ρ(m)) y S(n, σ(m)) .

¿Por qué? Note que al recorrer los naturales, los valores ρ(m) y σ(m) re-
corren todos los pares de naturales. ¡Esto es necesario para garantizar que n
aparezca en la intersección! 

Ejercicios
1. Demuestre que un conjunto A es recursivamente enumerable si y solo
si existe una función recursiva f tal que

A = {n ∈ N | ∃m(f(n, m) = 0)}.

2. Demuestre que si A es un conjunto infinito r.e., existe una función


inyectiva y recursiva f tal que A = im(f).

3. Sean A un conjunto recursivamente enumerable y f una función recur-


siva. Demuestre que los conjuntos {f(n) | n ∈ A} y {n | f(n) ∈ A}
son recursivamente enumerables.

4. Demuestre que todo conjunto infinito recursivamente enumerable con-


tiene un conjunto infinito recursivo.

5. Sea A = n<ω An con An ⊂ N tal que el conjunto {π(n, m) | n ∈


S
Am } es recursivamente enumerable. Demuestre que A es recursiva-
mente enumerable.

43
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

6. Demuestre que si R(x, y, z) es una relación recursiva entonces el con-


junto
A = {n | ∃m∃kR(n, m, k)}
es recursivamente enumerable.
7. Demuestre que un conjunto A es infinito y recursivo ssi existe una
función recursiva estrictamente creciente f tal que im(f) = A.
8. ? Demuestre que existe un conjunto infinito r.e. no recursivo tal que su
intersección con todo conjunto r.e. infinito es no vacía.
9. Sean R(x, y, z) una relación recursiva y A un conjunto que satisface
n ∈ A ⇐⇒ ∀m ≤ n∃kR(m, n, k).
Demuestre que A es recursivamente enumerable.

2.3. Recursividad y teorías completas


Esta breve sección incluye observaciones que enlazan los conjuntos r.e.
y los conjuntos recursivos con temas del capítulo siguiente: teorías y teorías
completas.
La clase de conjuntos r.e. no puede ser cerrada por complementos, pues
en ese caso por el teorema 2.2.1 se tendría que todo conjunto r.e. es recursivo
(más adelante, en 2.8.4, veremos que esto no siempre sucede).
Más adelante (en el capítulo siguiente), al estudiar teorías (conjuntos de
sentencias), tendremos la siguiente analogía: los conjuntos r.e. corresponden
a los conjuntos de teoremas (sentencias demostrables) a partir de ciertos con-
juntos de axiomas. Dada una sentencia, no podemos saber si es demostrable
(teorema) a menos que alguien dé una demostración (esta correspondería al
número m del teorema 2.2.2). Los conjuntos recursivos corresponden enton-
ces a las teorías llamadas completas. Una teoría matemática es completa si
dada cualquier sentencia ϕ, se tiene que a partir de T se puede demostrar ϕ o
se puede demostrar la negación de ϕ. La teoría PA (Aritmética de Peano) de
números naturales es un ejemplo de teoría incompleta; la teoría de números
complejos es un ejemplo de teoría completa.

2.4. Hacia la incompletitud de la aritmética


La lógica se caracteriza por centrar su atención en el lenguaje y la im-
portancia de las expresiones lingüísticas. Si A es un conjunto de números

44
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

reales, una pregunta natural en lógica es si es definible mediante una fórmu-


la, o incluso si es el conjunto de soluciones de una ecuación. Esas preguntas
pueden tener significado matemático. Por ejemplo, la medibilidad de A pue-
de desprenderse de saber que A es definible de cierta manera específica.
Enfocar el lenguaje lleva a hacer una distinción importante entre sintaxis
y semántica. De manera burda, se puede decir que la sintaxis se refiere a la
estructura de una sentencia como hilera de símbolos, mientras que la semán-
tica de la sentencia se refiere a expresar la oposición entre verdad y falsedad,
estructuralmente.
Revisemos la sintaxis y la semántica para clarificar la diferencia en la
expresión algebraica

x2 + 2x − 1.
Sintácticamente se puede decir, por ejemplo, que se trata de un polino-
mio suma de tres monomios y que el polinomio es de grado 2. Semántica-
mente, se puede decir que en los números racionales el polinomio no tiene
factorización, pero en los números reales se parte como
√ √
(x + 2 + 1)(x − 2 + 1).

A continuación definimos de manera precisa la sintaxis y la semántica de


la teoría de números. Esto nos permitirá hacer preguntas específicas acerca
de muchos conjuntos, funciones y relaciones.
Lo que sigue después es la llamada aritmetización de la sintaxis, un pro-
ceso mediante el cual codificamos las sentencias mediante números natura-
les. Luego demostramos que el conjunto de todas las sentencias se puede
codificar como un conjunto p.r.; más adelante, mostramos que el conjunto
de todos los teoremas se puede codificar como un proceso p.r., y el con-
junto correspondiente a las sentencias demostrables resulta ser un conjunto
recursivamente codificado. El conjunto de los argumentos verdaderos resulta
corresponder a un conjunto no definible de números naturales (teorema de la
indefinibilidad de la verdad de Alfred Tarski).
La aritmetización de la sintaxis se puede consultar en [13]; hay traduc-
ciones al inglés ([14]) y al castellano ([15]).

2.5. Aritmetización de la sintaxis


En esta sección, tratamos a los nombres de los números naturales de
manera independiente de sus significados. Así, vemos expresiones como 34

45
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

9
y 12 como si fueran números distintos: estamos por ahora construyendo el
lenguaje.
Sean 0, 1, ⊕, ⊗, (, ), v0 , v1 símbolos distintos entre sí. La conven-
ción es que

0, 1 : designan los números 0 y 1,


⊕, ⊗ : designan la suma y la multiplicación.
(, ) : paréntesis,
v0 , v1 , · · · : símbolos de variables.
El conjunto de los términos aritméticos es el mínimo A tal que

1. 0, 1, v0 , v1 , · · · ∈ A,

2. si t, t 0 ∈ A, entonces (t ⊕ t 0 ), (t ⊗ t 0 ) ∈ A.

Ejemplos de términos aritméticos: v9 , ((1 ⊕ 1) ⊕ 1), ((1 ⊗ v0 ) ⊕ 1), etc.


Como siempre sucede con estas construcciones, cada término tiene su
árbol (note que hay lectura única).
Abreviamos los números naturales mediante términos de la siguiente ma-
nera (definición formal por inducción):

Término Abreviatura
0 0
1 1
(1 ⊕ 1) 2
((1 ⊕ 1) ⊕ 1) 3
(((1 ⊕ 1) ⊕ 1) ⊕ 1) 4
((((1 ⊕ 1) ⊕ 1) ⊕ 1) ⊕ 1) 5
etc.

Teorema 2.5.1 El árbol de construcción de un término es único –es decir,


cada término se puede escribir de manera única de la forma 0, 1, vn , (t ⊕
t 0 ), (t ⊗ t 0 ) donde n ∈ N y t, t 0 son términos–.

D EMOSTRACIÓN Verificación sencilla. 


0
Podemos armar palabras mediante identidades (t ≈ t ), usando el sím-
bolo de identidad ≈. Las identidades (o igualdades) son los ejemplos más
básicos de objetos a los que llamamos fórmulas.
Sean ¬, ∧, ∨, ∃, ∀ nuevos símbolos distintos. Los dotamos de los si-
guientes roles:

46
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

¬ símbolo de negación no
∧ símbolo de conjunción y
∨ símbolo de disyunción o
∃ cuantificador existencial existe
∀ cuantificador universal para todo

Las fórmulas aritméticas son el mínimo conjunto A que satisface:

1. A contiene las identidades entre términos,

2. Si ϕ, ψ ∈ A, entonces (¬ϕ), (ϕ ∧ ψ), (ϕ ∨ ψ) ∈ A,

3. Si ϕ ∈ A y n ∈ N entonces (∃vn ϕ), (∀vn ϕ) ∈ A.

Ejemplos de fórmulas (aritméticas) son entonces (0 ≈ 1), (∃v0 ((v0 ⊗


v1 ) ≈ 4)). Y palabras como ⊗(0) o ∀v0 ((v0 ≈ v1 ) ⊕ 4) no son fórmulas.
Nuevamente, tenemos un teorema de unicidad:

Teorema 2.5.2 El árbol de construcción de una fórmula es único, es decir,


toda fórmula se puede escribir de manera única de la forma (t ≈ t 0 ), (¬ϕ),
(ϕ ∧ ψ), (ϕ ∨ ψ), (∃vn ϕ) o (∀vn ϕ), donde t, t 0 son términos, ϕ, ψ son
fórmulas y n ∈ N.

2.5.1. Evaluar términos, interpretar fórmulas


Entra poco a poco la semántica: evaluamos términos e interpretamos fór-
mulas en la estructura
(N, +, ·, 0, 1).

Si en el término no aparecen variables, se puede de manera natural eva-


luar llevando a cabo los cálculos del caso:

((1 ⊕ 1) ⊗ (1 ⊕ 0)) 7→ ((1 + 1) · (1 + 0)) = 2.

Si en el término sí aparecen variables, no podemos dar un valor fijo: el


valor depende de la variación de las variables a lo largo de los naturales.
Llamamos función interpretación a cualquier función

s : N → N.

47
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

El valor interpretado mediante s del término t se define así:

0hsi = 0
1hsi = 1
vn hsi = s(n)
(t ⊕ t 0 )hsi = thsi + t 0 hsi
(t ⊗ t 0 )hsi = thsi · t 0 hsi.

De esta manera, todo término t tiene un valor thsi ∈ N, que depende de


la función de interpretación s.
Podemos extender el proceso anterior a las fórmulas. Al fijar una fun-
ción interpretación cada fórmula adquiere un valor de verdad (verdadero o
falso). Es importante notar que este valor de verdad depende de la función
interpretación, salvo en el caso en que la fórmula sea una sentencia.
Al igual que en el caso de los términos, empezamos aplicando una fun-
ción de interpretación a las variables.
Usamos la notación s(n/a) para referirnos a la función de interpreta-
ción que coincide con la función s excepto en la imagen del número n, que
siempre es a, es decir:

s(i), si i 6= n
s(n/a)(i) =
a, si i = n.

Definición 2.5.3 (Definición de verdad de Tarski) La satisfacción de la fór-


mula ϕ según la función de interpretación s, N |= ϕhsi, se define así:
1. N |= (t ≈ t 0 )hsi ssi thsi = t 0 hsi

2. N |= (¬ϕ)hsi ssi no se tiene que N |= ϕhsi

3. N |= (ϕ ∧ ψ)hsi ssi N |= ϕhsi y N |= ψhsi

4. N |= (ϕ ∨ ψ)hsi ssi N |= ϕhsi o N |= ψhsi

5. N |= (∃vn ϕ)hsi ssi N |= ϕhs(n/a)i para algún a ∈ N

6. N |= (∀vn ϕ)hsi ssi N |= ϕhs(n/a)i para todo a ∈ N.

Podemos captar la noción de subfórmula de manera natural, inductiva-


mente así:

Sub[(t ≈ t 0 )] = {(t ≈ t 0 )}

Sub[(¬ϕ)] = Sub[ϕ] ∪ {(¬ϕ)}

48
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Sub[(ϕ ∧ ψ)] = Sub[ϕ] ∪ Sub[ψ] ∪ {(ϕ ∧ ψ)}

Sub[(ϕ ∨ ψ)] = Sub[ϕ] ∪ Sub[ψ] ∪ {(ϕ ∨ ψ)}

Sub[(∃vn ϕ)] = Sub[ϕ] ∪ {(∃vn ϕ)}

Sub[(∀vn ϕ)] = Sub[ϕ] ∪ {(∀vn ϕ)}

Ejemplo: si ϕ es la fórmula (∃v0 ((v0 ⊗2) ≈ v1 )), y la función interpretación


s está dada por s(n) = 8n + 6, entonces (v0 ⊗ 2)hs(0/7)i = 7 · 2 = 14 =
s(1), con lo cual se tiene que

N |= ((v0 ⊗ 2) ≈ v1 )hs(0/7)i,

y por lo tanto,
N |= (∃v0 ((v0 ⊗ 2) ≈ v1 ))hsi.
En la fórmula ϕ anterior, las variables v0 y v1 ocurren de maneras muy
distintas: la variable v0 ocurre ligada (pues está bajo el alcance del cuantifi-
cador existencial) y la variable v1 ocurre libre (pues no queda bajo el alcance
de ningún cuantificador).
Rb Esto es análogo a lo que ocurre cuando en cálculo
decimos Φ(x) = a f(x, y)dy. El rol de x es muy distinto del de y: co-
mo integramos “con respecto a y”, la variable y como tal “desaparece” y la
función Φ depende solamente de x.
Como vemos a continuación, los valores de los términos en funciones
interpretación solo dependen de las variables que ocurren en los términos, y
la validez de las fórmulas solo depende de las variables que ocurren libres en
estas.

Lema 2.5.4 Sean t un término y s y s 0 funciones de interpretación tales que


s(n) = s 0 (n) siempre que vn ocurre en el término t. Entonces thsi = ths 0 i.

D EMOSTRACIÓN Ejercicio. 

Teorema 2.5.5 Sean ϕ una fórmula y s, s 0 funciones de interpretación tales


que s(n) = s 0 (n) siempre que vn ocurre libre en la fórmula ϕ. Entonces,

N |= ϕhsi ssi |= ϕhs 0 i.

D EMOSTRACIÓN Sea A el conjunto de las fórmulas con respecto a las


cuales vale la conclusión, para todo par de valuaciones s, s 0 . Es suficiente
demostrar por inducción que A es cerrado bajo las construcciones de fórmu-
las.

49
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

N |= (t ≈ t 0 )hsi ssi thsi = t 0 hsi ssi (por el lema) ths 0 i = t 0 hs 0 i ssi


N |= (t ≈ t 0 )hs 0 i. Entonces, A contiene todas las atómicas.

Sea ϕ ∈ A. N |= (¬ϕ)hsi ssi N 6|= ϕhsi ssi (hip. ind.) N 6|= ϕhs 0 i ssi
N |= (¬ϕ)hs 0 i. Así, (¬ϕ) ∈ A.

Sean ϕ, ψ ∈ A. N |= (ϕ ∧ ψ)hsi ssi N |= ϕhsi y N |= ψhsi ssi


(hip. ind.) N |= ϕhs 0 i y N |= ψhs 0 i ssi N |= (ϕ ∧ ψ)hs 0 i. De manera
similar con (ϕ ∨ ψ). Se concluye que (ϕ ∧ ψ) y (ϕ ∨ ψ) pertenecen
a A.

Sean ϕ ∈ A y n ∈ N. Supongamos primero que N |= (∃vn ϕ)hsi,


es decir, para algún a ∈ N se tiene N |= ϕhs(n/a)i. Si vm es una
variable que ocurre libre en ϕ entonces s(n/a)(m) = s 0 (n/a)(m),
pues s(n/a)(n) = a = s 0 (n/a)(n) y en el otro caso s(n/a)(m) =
s(m) = s 0 (m) = s 0 (n/a)(m). Por lo tanto, por la hipótesis de in-
ducción, N |= ϕhs 0 (n/a)i, de lo cual se sigue por la definición de
verdad de Tarski que N |= (∃vn ϕ)hs 0 (n/a)i. La dirección opuesta, al
igual que el caso del cuantificador universal, se demuestra de manera
similar.


Este teorema muestra que, en realidad, el valor de verdad de una fórmula
solamente depende de las interpretaciones de sus variables libres. De ahí se
sigue que tiene sentido la notación

ϕ(x1 , · · · , xn )

para una fórmula, para señalar que sus variables libres están todas en el con-
junto {x1 , · · · , xn }. De modo similar, si a1 , · · · , an ∈ N, usamos la notación
N |= ϕ(a1 , · · · , an ) para expresar que, al reemplazar todas las ocurrencias
de xi por los valores ai , vale la fórmula en N.
La definición de Tarski de la verdad (primero en la aritmética, luego
generalizada) fue publicada en 1933 en polaco y en 1935 en alemán [36].
Más tarde, Tarski dio otra definición más exacta [37].

2.5.2. Más notaciones


Igualmente usamos la notación ϕ(t1 , · · · , tn ) si los ti son términos pa-
ra denotar la fórmula que se obtiene al reemplazar todas las ocurrencias de
xi en la fórmula ϕ(x1 , · · · , xn ) por ti . ¡OJO! este reemplazo puede fallar

50
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

si en los términos ti ocurren variables ligadas de la fórmulaR ϕ. ¡Conside-



re, por ejemplo, lo confuso que es tener la función f(x) = 0 g(x, t)dt y

ahora el término h(t) = f( t)... ! La convención es entonces que en una
fórmula ϕ(x1 , · · · , xn ), si queremos hacer un reemplazo por términos, pri-
mero cambiamos las variables ligadas para evitar repeticiones que generen
la confusión mencionada.

Definición 2.5.6 Una sentencia4 es una fórmula en la cual no ocurren va-


riables libres.

Se puede entonces decretar, en el caso de una sentencia ϕ,

N |= ϕ

si y solo si N |= ϕhsi, para alguna s (y por lo tanto para toda s). Si una
sentencia ϕ es tal que N |= ϕ se dice que ϕ es una sentencia verdadera. Ex-
presa un hecho verdadero de la teoría de números. Un ejemplo de sentencia
verdadera es
 
∀v0 ∀v1 ∃v2 (((v0 ⊕ v2 ) ≈ v1 ) ∨ ((v1 ⊕ v2 ) ≈ v0 )) .

Si a1 , · · · , an ∈ N y ϕ(x1 , · · · , xn ) es una fórmula, entonces reem-


plazar las variables por los símbolos abreviados (ver las abreviaturas de
naturales en página 46) correspondientes a1 , · · · , an produce la sentencia
ϕ(a1 , · · · , an ). No es difícil ver que

N |= ϕ(a1 , · · · , an ) ssi N |= ϕ(a1 , · · · , an ).

Si t es un término cuyas variables están todas en la lista x1 , · · · , xn es-


cribimos t(x1 , · · · , xn ). Si a1 , · · · , an son números naturales, la notación
t(a1 , · · · , an ) indica el número natural que se obtiene al evaluar el término
t dando a xi el valor ai (i = 1, · · · , n). Si t es un término cerrado (i.e.,
sin variables), se puede hablar del valor del término tN –que resulta en este
caso completamente independiente de las interpretaciones– por ejemplo, el
término cerrado t dado por ((13 ⊕ 5) ⊗ 3) tiene valor tN igual al número 54.
Como sucede en el resto de la matemática, una vez que un término o una
fórmula están definidos, podemos usarlos como abreviaturas. Por ejemplo,
podemos suponer que x ≤ y está definido por la fórmula (∃v0 ((v0 ⊕ x) ≈
y))... y usar la abreviatura x ≤ y a partir de esa instancia.
4
Nota: “Sentencia” en el sentido definido es un anglicismo [sentence] que usamos am-
pliamente en Colombia. En otros países de América Latina o en España se usa “enunciado”
u “oración”.

51
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

2.6. Conjuntos aritméticos


Vamos hacia el teorema de Gödel. Pasamos por conjuntos aritméticos
(=definibles en N), la comparación entre conjuntos aritméticos y conjuntos
recursivos (r.e., etc.) y los números de Gödel. Lo más importante de este
capítulo son los teoremas de Tarski (indefinibilidad de la verdad) y de Gödel.
Demostramos que toda relación recursiva es definible mediante una fór-
mula de la aritmética. De manera un poco burda, esto significa que, aunque
una función recursiva f(x, y) se pueda definir de manera “implícita” en tér-
minos de sí misma, por ejemplo

f(0, y) = 1, f(x + 1, 0) = f(x, 1), f(x + 1, y + 1) = f(x, f(x + 1, y)),

se puede capturar f(x, y) = z mediante una expresión explícita

N |= ϕ(x, y, z).

Al calcular el valor f(x, y) pasamos de un enfoque algorítmico a la verifica-


ción directa de validez de una fórmula ϕ(x, y, z).
La definibilidad es uno de los temas típicos de la lógica. En matemática
abundan casos específicos de definibilidad: nociones como conjunto abierto,
función continua o derivable, conjunto medible, etc. son ejemplos importan-
tes. La definibilidad en lógica es estudiada per se, como tema característico.
Se puede decir que uno de los rasgos definitorios de la lógica matemática es
que estudia el tema de definibilidad en general, a diferencia de las versiones
particulares del resto de la matemática (abierto, continuo,. . . ).

Definición 2.6.1 (Relaciones y funciones aritméticas) Decimos que la re-


lación R(x1 , . . . , xn ) es definible en la aritmética, o simplemente aritméti-
ca, si existe una fórmula de la aritmética ϕ(v1 , . . . , vn ) tal que para todo
a1 , . . . , an ∈ N se tiene

R(a1 , . . . , an ) ⇐⇒ N |= ϕ(a1 , . . . , an ).

Decimos que una función f(x1 , . . . , xn ) es una función aritmética si la rela-


ción
f(x1 , . . . , xn ) = xn+1
es aritmética.

Por ejemplo, las relaciones =, ≤ y < son aritméticas (la fórmula ϕ(v1 , v2 )
dada por [¬[∃v3 [[v2 ⊕ v3 ] = v1 ]]] define la relación < - similarmente [v1 =
v2 ] define la relación =, y [∃v3 [[v1 ⊕ v3 ] = v2 ]] define ≤).

52
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Es inmediato verificar que suma y multiplicación son funciones aritmé-


ticas.
Sin embargo, no es inmediatamente obvio por qué la exponenciación
es aritmética. Para verificarlo necesitamos demostrar la aritmeticidad de las
funciones que se pueden construir aplicando el esquema de recursión.

Teorema 2.6.2 El conjunto de las funciones aritméticas es cerrado bajo


composición.

D EMOSTRACIÓN Sea f(~x) = g(h1 (~x), . . . , hm (~x)), donde g y h1 , . . . , hm


son funciones aritméticas. La idea de la demostración es la identidad

f(~x) = y ⇐⇒ ∃y1 . . . ∃ym h1 (~x) = y1 , y


..
.
hm (~x) = ym , y 
g(y1 , . . . , ym ) = y .

Sean ϕ(v1 , . . . vm+1 ) y ψ1 (w1 , . . . , wn+1 ), . . . , ψm (w1 , . . . , wn+1 ) fór-


mulas tales que

g(x1 , . . . , xm ) = y ⇐⇒ N |= ϕ(x1 , . . . xm , y)

hi (x1 , . . . , xn ) = y ⇐⇒ N |= ψi (x1 , . . . xn , y).


Entonces se tiene que f(a1 , . . . , an ) = b si y solo si N |= θ(a1 , . . . , an , b),
donde θ(x1 , . . . , xn , y) es la fórmula

∃w1 . . . ∃wm ψ1 (x1 , . . . , xn , w1 )∧


..
.
ψm (x1 , . . . , xn , wm )∧
ϕ(w1 , . . . , wm , y) .

Teorema 2.6.3 El conjunto de las funciones aritméticas es cerrado bajo mi-


nimización.

D EMOSTRACIÓN Sea f(~x) = µzR(z, ~x), con R relación aritmética. La


idea de la demostración ahora es que

f(~x) = z ⇐⇒ R(y, ~x) y ∀z < y¬R(z, ~x).

53
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Sea ϕ(w, v1 , . . . , vn ) la fórmula que define la relación R(y, x1 , . . . , xn ).


a) = b ⇐⇒ N |= ψ(b, a
Claramente, f(~ ~ ) con ψ(y, ~x) la fórmula

ϕ(y, ~x) ∧ ∀vn+1 vn+1 < y → ¬ϕ(vn+1 , ~x) .




Corolario 2.6.4 Toda función recursiva es aritmética.

D EMOSTRACIÓN Basta observar que S, Prni , +, · y −̇ son aritméticas y


usar los dos teoremas anteriores. 

Corolario 2.6.5 Todo conjunto recursivamente enumerable es aritmético.

D EMOSTRACIÓN Sean R(x, y) una relación recursiva y A el conjunto


{n | ∃mR(n, m)}. Si la fórmula ϕ(v1 , v2 ) define la relación R, entonces
n ∈ A si y solo si N |= ψ(n) donde ψ(v1 ) es la fórmula ∃v2 ϕ(v1 , v2 ). Por
lo tanto, A es aritmético. 

2.6.1. Intuiciones subyacentes (contraste)


La intuición (en términos de calculabilidad) subyacente a las funciones
aritméticas no es la misma que la de las funciones recursivas. Entendemos
intuitivamente cómo la verdad de una fórmula ϕ(x1 · · · , xn ) corresponde a
la interpretación de una función. Se puede decir que la intuición detrás de
las funciones recursivas es “de procedimiento”, mientras que la intuición de
las funciones aritméticas es “declarativa”. Entre estas dos intuiciones hay
diferencias fundamentales. Calcular el valor de una función recursiva es ir
arrojando valores en un número finito (pero desconocido de antemano) de
pasos. Determinar el valor de verdad de una fórmula no se concibe en tér-
minos de recursos finitos sin información adicional. Por ejemplo, afirmar
que vale ∀xϕ(x) implica investigar infinitas veces si vale ϕ(n) (para todo
n ∈ N).

Tipo de función Intuición computacional


Función aritmética Declarativa
Función recursiva Procedimiento

54
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

2.6.2. ¿Cómo saber si un conjunto no es definible?


Saber si un conjunto A ⊂ N, una relación R ⊂ Nk o una función
f : Nk → N son aritméticos requiere construir una fórmula o usar teoremas
por el estilo del corolario 2.6.4 o 2.6.5. Sin embargo, vale la pena considerar
el siguiente ejemplo de NO definibilidad (aquí nos salimos momentánea-
mente de nuestra estructura N y estudiamos definibilidad fuera, por eso aquí
hablamos de “definibles” y no de aritméticos).
Hecho 2.6.6 La suma no es definible en términos de la multiplicación. Más
precisamente, la función + : N2 → N no es definible en la estructura
(N, ·, 1).
Usamos el siguiente hecho básico pero fundamental:
Lema 2.6.7 Si A ⊂ Nk es definible en (N, ·, 1) entonces A es invariante
bajo la acción de automorfismos de (N, ·, 1).
D EMOSTRACIÓN Sea A el conjunto definido por ϕ(x1 , . . . , xk ) en los
naturales (es decir A = {(a1 , · · · , ak ) | (N, +, ·, 0, 1) |= ϕ(a1 , . . . , ak )}) y
sea f ∈ Aut(N, ·, 1) (i.e., f : N → N es una biyección tal que f(1) = 1 y
para todo n, m ∈ N, f(n · m) = f(n) · f(m)). Si (a1 , · · · , ak ) ∈ A enton-
ces (N, ·, 1) |= ϕ(a1 , · · · , ak ). Entonces (N, ·, 1) |= ϕ(f(a1 ), · · · , f(ak )).
[¿Por qué? Hay que usar inducción sobre la construcción de la fórmula.
Para atómicas se usa directamente que f es automorfismo. Luego se sube
por inducción a todas las fórmulas]. Pero entonces podemos concluir que
f(a1 , · · · , ak ) = (f(a1 ), · · · , f(ak )) ∈ A. 
Ahora veamos que + no es definible en nuestra estructura (N, ·, 1). Basta
encontrar un automorfismo de esa estructura, que no respete la suma. Uno
muy fácil es el siguiente: Q Q
f(0) := 0, f(1) := 1, f(2a0 · 3a1 · ni=2 pai i ) := 3a0 · 2a1 · ni=2 pai i .
Corresponde a intercambiar los 2 por los 3 en la descomposición primaria de
cualquier natural, y dejar los demás primos fijos. Así
f(2) = 3, f(3) = 2, f(5) = 5, · · · ,
f(6) = f(2 · 3) = 3 · 2 = 6,
f(10) = f(2 · 5) = 3 · 5 = 15,
f(15) = f(3 · 5) = 2 · 5 = 10,
etc.
Claramente + no es invariante: por ejemplo, (2, 5, 7) ∈ + pero f(2, 5, 7) =
(f(2), f(5), f(7)) = (3, 5, 7) ∈
/ +. Así, + no es definible en (N, ·, 1).

55
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Ejercicios
1. Escriba una sentencia que sea verdadera si y solo si existen infinitos
números primos p tales que p + 2 también es primo.

2. Estudie la validez de N |= ϕ(4, 5) o N |= ϕ(5, 4), donde ϕ(v1 , v2 ) es


la fórmula

a) ∃v5 (v5 + v2 ) = v1
b) ∃v3 (v3 · 14 = 81)
c) ∀v3 ∃v4 (v3 · 24 · v2 = v1 · v4 ).

3. a) Demuestre que N |= ¬∃vn ϕhsi ⇐⇒ N |= ∀vn ¬ϕhsi.


b) Demuestre que N |= ¬(ϕ∧ψ)hsi ⇐⇒ N |= (¬ϕ∨¬ψ)hsi.

4. Demuestre que
N |= ∃x ϕ(x, ~y) ∧ ψ(~y) hsi ⇐⇒ N |= ∃xϕ(x, ~y) ∧ ψ(~y) hsi,
 

donde x no ocurre libre en ψ.

5. Demuestre que
N |= ϕ(t(~y), ~y)hsi ⇐⇒ N |= ∃x x = t(~y) ∧ ϕ(x, ~y) hsi.


6. Encuentre una fórmula ϕ tal que {s | N |= ϕhsi} sea el conjunto


{s | s(n + 2) = s(n) + s(n + 1) para todo n ≤ 100}.

7. Demuestre que no existe una fórmula ϕ tal que {s | ϕhsi} sea exacta-
mente el conjunto {s | s(n) = 0 para todo n}.

8. Sea R(x, ~y) una relación aritmética. Demuestre que las relaciones

P(~y) ⇐⇒ ∃xR(x, ~y)

y
S(~y) ⇐⇒ ∀xR(x, ~y)
son aritméticas.

9. Esboce una demostración de “el conjunto de las relaciones aritméticas


es enumerable”. Dé el inicio de construcción de una relación que no
sea aritmética.

10. Demuestre que la imagen f(A) y la preimagen f−1 (A) de un conjunto


aritmético por una función aritmética f : N → N son aritméticas.

56
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

11. Demuestre que, dada una fórmula ϕ, se puede encontrar otra fórmula
ψ que no contiene símbolos de negación (¬) tal que N |= ϕhsi ssi
N |= ψhsi para toda s. (Pista: demuestre primero el enunciado para
fórmulas de la forma (¬(t ≈ t 0 )).)
12. Sea R(x, ~y) una relación aritmética. Demuestre que las relaciones
P(~y) ⇐⇒ ∃xR(x, ~y)
y
S(~y) ⇐⇒ ∀xR(x, ~y)
son aritméticas.
13. Esboce una demostración de “el conjunto de las relaciones aritméticas
es enumerable”. Dé el inicio de construcción de una relación que no
sea aritmética.
14. Demuestre que no existe una relación aritmética R(x, y) con la si-
guiente propiedad: si P(x) es aritmética, entonces existe un m tal que
para todo n se tiene P(n) si y solo si R(m, n).
15. Sea {Ai | i ∈ N} una familia de conjuntos no vacíos, tal que la relación
{(i, j) | j ∈ Ai } es aritmética. Demuestre que existe una “función de
elección” aritmética f tal que f(i) ∈ Ai para todo i ∈ N.
16. Un conjunto A ⊂ N es casi periódico si existen m, p ∈ N tales que
n ∈ A ⇐⇒ n + p ∈ A, para todo n > m. Demuestre que todo
conjunto casi periódico es aritmético.

2.7. Números de Gödel


Los números de Gödel permiten codificar fórmulas mediante números
naturales. Esta invención de Kurt Gödel permite que fórmulas se refieran a
otras fórmulas, y permite capturar autorreferencias “paradójicas”.
Codificamos primero los símbolos de la aritmética mediante números:
#(0) = 1 #(]) = 7
#(1) = 2 #(∧) = 8
#(⊕) = 3 #(∨) = 9
#(⊗) = 4 #(¬) = 10
#(≈) = 5 #(∃) = 11
#([) = 6 #(∀) = 12
#(vn ) = 13 + n

57
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Ahora, si w es una palabra escrita en el alfabeto

0, 1, ⊕, ⊗, ≈, [, ], ∧, ∨, ¬, ∃, ∀, vn ,

digamos con letras (en orden) w0 , . . . , wn , el número de Gödel de w, que


denotamos pwq, es
#(w0 ) #(wn )
pwq = p0 · . . . · pn .

Así, por ejemplo, p[1 ≈ 1]q = 26 · 32 · 55 · 72 · 117 = 1718768482200000.


No es difícil demostrar que varias operaciones unarias corresponden a
ciertas operaciones de números de Gödel. Los dos teoremas siguientes son
ejemplos importantes de esto. La concatenación _ , que es particularmente
útil en el cálculo de números de Gödel, es definible (el ejemplo siguiente
explica en qué sentido exactamente).

Ejemplo 2.7.1 Definimos f(u, v) como el mínimo m tal que exp(m, i) =


exp(u, i) si i < len(u) y exp(m, i) = exp(v, i − len(u)) si i ≥ len(u).
Entonces si u codifica (mediante descomposición en números primos) la su-
cesión a0 , . . . , an y v codifica la sucesión b0 , . . . , bk , se tiene que el número
f(u, v) es el único número que codifica la sucesión a0 , . . . , an , b0 , . . . , bk .
Esta f(u, v) codifica la concatenación u_ v - y la denotamos mediante ∗. No
es difícil ver que ∗ es p.r. y 0 ∗ v = v ∗ 0 = v.

Los dos conjuntos “de términos” y de “de fórmulas” (en realidad, los
conjuntos de sus números de Gödel) resultan primitivos recursivos. Usamos
ese hecho al demostrar los teoremas de Tarski y de Gödel. Las dos demostra-
ciones son similares: codificamos mediante predicados los procesos básicos
y luego una función auxiliar para verificar que la función característica del
caso es p.r.; la construcción de esto requiere detalles que solamente hacemos
explícitos en el caso del conjunto de términos.

Teorema 2.7.2 El conjunto Trm = {ptq | t es un término} es primitivo


recursivo.

D EMOSTRACIÓN Hay que ver que la función característica χTrm es p.r.


Para empezar, observamos que los siguientes predicados lo son (los tres
primeros son inmediatos; los dos últimos requieren la construcción del ejem-
plo 2.7.1):

58
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Zero(n) ⇐⇒ n = p0q (⇐⇒ n = 2)


One(n) ⇐⇒ n = p1q (⇐⇒ n = 4)
Var(n, i) ⇐⇒ n = pvi q (⇐⇒ n = 213+i )
Sum(n, i, j) ⇐⇒ n = p[q ∗ i ∗ p⊕q ∗ j ∗ p]q
Prod(n, i, j) ⇐⇒ n = p[q ∗ i ∗ p⊗q ∗ j ∗ p]q.

Sea ahora g : N → {0, 1} una función tal que g(x) = 1 si y solo si existe
n ≤ x tal que len(x) = n y

Zero(n) ∨ (∃i < n)Var(n, i) ∨ One(n)∨



Prod(n, i, j) ∨ Sum(n, i, j) ∧

(∃i < n)(∃j < n)

exp(x, i) = 2 ∧ exp(x, j) = 2 .

Claramente, g es una función p.r. (por nuestros lemas sobre cuantifica-


ción acotada y conectivos, y la definición de exp; ver página 37).
Ahora conviene recordar nuestras maneras de codificar funciones p.r. de
manera también p.r. (ver página 37):

Y
k
exp(m,i)
Y
x
f(i)+1
m= pi , k = len(m) − 1, f̃(x) = pi .
i=0 i=0

La idea es demostrar que para todo n, χTrm (n + 1) = g(χ̃Trm (n)), para


poder concluir que χTrm es una función p.r., y por lo tanto el conjunto Trm
es primitivo recursivo.
Supongamos primero que χTrm (n + 1) = 1. Esto quiere decir que n + 1
es número de Gödel ptq de algún término t. Si Zero(n + 1) o (∃i <
n + 1)Var(n + 1, i) o One(n + 1), entonces g(χ̃Trm (n)) = 1. Veamos
por qué: lo primero es notar que la longitud de χ̃Trm (n) es justamente n + 1.
Pero g(χ̃Trm (n)) = 1 cuando la longitud (n+1) satisface uno de los tres pre-
dicados Zero, Var o One. Suponga ahora que t era un término compuesto,
es decir que existen i, j < n+1 = ptq tales que Prod(n+1, i, j)∨Sum(n+
1, i, j). Para concluir que g(χ̃Trm (n)) = 1 solo falta verificar que los expo-
nentes exp(χ̃Trm (n), i) y exp(χ̃Trm (n), j) son ambos iguales a 2. Pero co-
mo i y j son a su vez números de Gödel de términos, se tiene que χTrm (i) =
Q χ (r)+1
χTrm (j) = 1. Por lo tanto, exp(χ̃Trm (n), i) = exp( nr=0 pr Trm , i) =
χTrm (i) + 1 = 1 + 1 = 2. Análogamente, exp(χ̃Trm (n), j) = 2. Concluimos
entonces que g(χ̃Trm )(n) = 1.

59
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Q χ (i)+1
Supongamos ahora que g(χ̃Trm (n)) = g( ni=0 pi Trm ) = 1. Revisa-
mos la definición de g (recordando que la longitud del argumento χ̃Trm (n)
es n + 1). Si Zero(n + 1), One(n + 1) o (∃i < n + 1)Var(n + 1, i), en-
tonces se tiene inmediatamente que χTrm (n + 1) = 1, pues n + 1 es número
de Gödel de un término.
Queda solo el caso en que existen i, j < n + 1 tales que Prod(n +
1, i, j)∨Sum(n+1, i, j) y exp(χ̃Trm (n−1), i) = exp(χ̃Trm (n−1), j) = 2.
Entonces χTrm (i) = 1 y χTrm (j) = 1, es decir que i y j son números de
Gödel de términos ti y tj respectivamente, y que n + 1 es número de Gödel
de un término compuesto con componentes ti y tj . Se sigue entonces que
χTrm (n + 1) = 1. 

Teorema 2.7.3 El conjunto Fml = {pϕq | ϕ es una fórmula} es primitivo


recursivo.

D EMOSTRACIÓN La idea es la misma que la de la demostración anterior:


hay que codificar primero mediante una función auxiliar la inducción (caso
atómico usando χTrm , y luego armar predicados auxiliares para los pasos de
inducción, análogos a los predicados Sum y Prod de la prueba anterior). Fi-
nalmente, se demuestra de manera análoga que χFml es una función primitiva
recursiva. 

Ejercicios
1. Encuentre palabras con números de Gödel 1080 y 6930.

2. Demuestre que la relación {(pϕq, pψq) | ϕ es una subfórmula de ψ}


es p.r.

2.8. El teorema de Tarski


La sentencia ϕ que dice “La sentencia ϕ es falsa” encarna la llamada
paradoja del mentiroso. La sentencia ϕ es evidentemente verdadera si y so-
lo si es falsa –es imposible decidir–. La demostración del teorema de Tarski
es la versión matemática de la paradoja del mentiroso. Alfred Tarski no de-
mostró el resultado como lo presentamos aquí. Él estudió de manera general
las posibilidades que los lenguajes formales tienen de expresar predicados
de verdad. La demostración del teorema de Tarski es un método importante
en filosofía, lógica y computación teórica.

60
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Un elemento central de la paradoja del mentiroso es el posicionamien-


to. Demostramos para empezar que el posicionamiento de los términos en
una fórmula es una operación p.r. en números de Gödel. Sea s(m, n, k) la
relación

m = pwq, k = pw 0 q y w 0 se logra a partir de la palabra w

posicionando el término n en todas las ocurrencias de v0 .


Así, por ejemplo, si m = pϕ(v0 )q y v0 ocurre en la fórmula ϕ(v0 ) solo
libre, entonces
s(m, n, k) ⇐⇒ k = pϕ(n)q.

Lema 2.8.1 La relación s es p.r.

D EMOSTRACIÓN Sea s 0 (m, n) la función característica de la relación

s(exp(m, 0), n, exp(m, 1)).

Basta mostrar que s 0 es p.r., pues s(m, n, k) ⇐⇒ s 0 (2m 3k , n) = 1.


Sea E(m) la relación ∀i ≤ m(exp(m, i) 6= #(v0 )). Sea g : N × N → {0, 1}
la función p.r. tal que g(0, n) = 1 y g(m + 1, n) = 1 si y solo si

(E(m0 ) ∧ m0 = m1 )∨

(∀i ≤ m0 )(∀j ≤ m0 ) (m0 = i ∗ pv0 q ∗ j ∧ E(j)) →


(∃k ≤ m1 )(m1 = k ∗ pnq ∗ j ∧ exp(g̃(m, n), 2i 3k ) = 2) ,


con m0 = exp(m + 1, 0) y m1 = exp(m + 1, 1). Solo queda verificar por


inducción sobre m que g(m, n) = s 0 (m, n). 

Teorema 2.8.2 (Teorema de Tarski) El conjunto de los números de Gödel


de las sentencias verdaderas no es aritmético.

D EMOSTRACIÓN Sea Tr = {pϕq | ϕ es una sentencia verdadera}. De-


mostramos que si A ⊂ Tr es aritmético, entonces A 6= Tr. Sea θ(v0 ) una
fórmula que define el conjunto aritmético A, con única variable libre v0 . Po-
demos suponer (cambiando variables ligadas) que v0 , v1 no ocurren ligadas
en θ(v0 ). Sea σ(v0 , v1 , v2 ) una fórmula que defina la relación s en la cual
v0 , v1 no ocurren ligadas. Sea ψ(v0 ) la fórmula

¬∃v1 θ(v1 ) ∧ σ(v0 , v0 , v1 ) .




La fórmula ψ(v0 ) “dice” que si v0 es el número de Gödel de la fórmula ϕ(v0 )


entonces pϕ(pϕ(v0 )q)q ∈ / A. Sea entonces k = pψ(v0 )q. Así, tenemos que

61
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

pψ(k)q ∈ A ⇐⇒ N |= θ(pψ(k)q)
⇐⇒ N |= ∃v1 θ(v1 ) ∧ v1 = pψ(k)q


⇐⇒ N |= ∃v1 θ(v1 ) ∧ σ(k, k, v1 )




⇐⇒ N |= ¬ψ(k).

Supusimos que A ⊂ Tr. Pero entonces, pψ(k)q ∈/ A, pues de lo contra-


rio tendríamos simultáneamente N |= ψ(k) y N 6|= ψ(k). Como pψ(k)q ∈ /
A, tenemos N 6|= ¬ψ(k), con lo cual pψ(k)q ∈ Tr. Pero esto demuestra que
Tr 6= A. 

Corolario 2.8.3 No existe relación recursiva R(n) tal que dada cualquier
sentencia ϕ se tenga

N |= ϕ ⇐⇒ R(pϕq).

Un teorema íntimamente relacionado con los temas de esta sección se


debe a Alonzo Church, y da una respuesta negativa al famoso problema de
decisión, conocido por su nombre original en alemán: Entscheidungspro-
blem. El teorema de Church da en particular un ejemplo muy natural de un
conjunto r.e. no recursivo.

Teorema 2.8.4 (Church [6]) El conjunto de las fórmulas válidas de la lógi-


ca de primer orden no es decidible.

No entramos en los detalles de este teorema, pues requiere temas que


aparecen en el capítulo siguiente5 .

Ejercicios
1. (Este es el Teorema del punto fijo de Gödel:) Sea ϕ(x) una fórmula
de la aritmética. Demuestre que existe una sentencia ψ tal que N |=
ψ ⇐⇒ N |= ϕ(pψq). Ayuda: mire la demostración del teorema
de Tarski.

2.9. El teorema de Gödel


El teorema anterior (cuando identificamos las funciones recursivas con
aquellas que son calculables mediante algoritmos mecánicos) dice que las
5
Church da un problema combinatorio indecidible σ, y demuestra que σ es expresable
en la lógica de primer orden. Si esta fuera decidible, σ también tendría que serlo; como se
sabe que no lo es, la lógica de primer orden tampoco puede ser decidible.

62
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

verdades de la aritmética no se pueden generar mediante un procedimiento


algorítmico. Ahora, los matemáticos demuestran todo el tiempo teoremas o
sentencias verdaderas a pesar de lo anterior. Pareciera entonces que los mate-
máticos tienen el poder de pasar por encima de todos los computadores y de
todas las limitaciones de los procedimientos mecánicos. Esta conclusión es,
sin embargo, apresurada. No es para nada un problema para un computador
llegar, por ejemplo, a que una fórmula como [[n ⊕ m] ≈ [m ⊕ n]] es una
sentencia verdadera. El problema surge solo más adelante, cuando se enfoca
la pregunta sobre métodos que se apliquen a todas las sentencias verdaderas.
El teorema de Gödel dice que cualquier sistema axiomático efectivo que
no sea trivial no puede demostrar todas las verdades de la aritmética. Expli-
camos primero estas nociones.
Sea X el conjunto de todas las fórmulas. Llamamos sistema axiomático
de la aritmética a un par A = (B, F), donde B ⊂ X y F un conjunto de
funciones X → X o Xn → X. Los elementos del conjunto B se llaman
axiomas, los del conjunto F se llaman reglas de deducción y los de clF (B)
se llaman teoremas. Todo teorema tiene por lo tanto un procedimiento de
construcción, que se llama la deducción del teorema.
Definiremos en breve el sistema axiomático de Peano. Intuitivamente es
obvio que axiomas naturales y útiles incluyen, por ejemplo,

t=t

t + t0 = t0 + t
t · t0 = t0 · t
y reglas, por ejemplo,
ϕ;ϕ∨ψ
(ϕ, ψ) ; ϕ ∧ ψ
ϕ ; ∃vn ϕ.
Un sistema axiomático es válido si todo teorema es una sentencia ver-
dadera. Es completo si toda sentencia verdadera es un teorema. Un sistema
axiomático A es efectivo si las relaciones

R(pϕq) ⇐⇒ ϕ∈B
Rn (pϕ0 q, . . . , pϕn q, pϕn+1 q) ⇐⇒ ϕ0 , . . . , ϕn ∈ X, y
∃f ∈ F con f(ϕ0 , . . . , ϕn ) = ϕn+1

son recursivas. Esto se captura de manera precisa pidiendo que el conjunto

63
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces


G(A) = m o bien len(m) = 1 y R(exp(m, 0)) o bien
n = len(m) − 2 ≥ 0 y
se tiene Rn (exp(m, 0), . . . , exp(m, n + 1))

sea recursivo. Intuitivamente esto hace preciso que existe un algoritmo me-
cánico que calcula si existe una construcción mediante reglas deductivas, o
no. Efectividad y validez son lo mínimo que podemos pedir a un sistema
axiomático razonable.

Teorema 2.9.1 Si A es un sistema axiomático efectivo, entonces el conjunto


ThmA = {pϕq | ϕ es un teorema} es un conjunto recursivamente enumera-
ble.

D EMOSTRACIÓN Basta revisar el conjunto de todas las demostracio-


nes, es decir, de todas las deducciones, pues estas son la manera que te-
nemos de controlar los teoremas. Recuerde que una sucesión de fórmulas
ϕ0 , · · · , ϕn es una deducción si para toda i ≤ n se tiene que ϕ ∈ B o
bien existe una subsucesión ψ0 , · · · , ψm de la sucesión ϕ0 , · · · , ϕi−1 tal
que f(ψ0 , · · · , ψm ) = ϕi para alguna f ∈ F. Usamos números de Gödel a
partir de aquí: armamos el conjunto PrfA de todos los números n tales que

∀i < len(n) (2exp(n,i) ∈ G(A))∨

∃m ≤ n(m ∈ G(A) ∧ exp(n, i) = exp(m, l(m) − 1)∧


∀r < len(m) − 1 ∃j < i(exp(m, r) = exp(n, j)))) .
El conjunto PrfA es recursivo, pues G(A) lo es. Ahora se tiene

n ∈ ThmA ⇔ ∃m(PrfA (m) ∧ exp(m, len(m) − 1) = n).

Por lo tanto, ThmA es recursivamente enumerable. 


He aquí una presentación de los axiomas de Peano (PA):

(PA1) ∀x¬(x + 1 = 0)

(PA2) ∀x∀y(x + 1 = y + 1 → x = y)

(PA3) ∀x(x + 0 = x)

(PA4) ∀x∀y(x + (y + 1) = (x + y) + 1)

(PA5) ∀x(x · 0 = 0)

64
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

(PA6) ∀x∀y(x · (y + 1) = (x · y) + x)

(PA7) ∀~x (ϕ(0, ~x) ∧ ∀y (ϕ(y, ~x) → ϕ(y + 1, ~x)) → ∀yϕ(y, ~x))

Teorema 2.9.2 (Primer teorema de incompletitud de Gödel) Dado un sis-


tema axiomático de la aritmética válido y efectivo A, se puede dar explíci-
tamente una sentencia que es verdadera pero no es un teorema de A. Por lo
tanto, todo sistema axiomático válido y efectivo es incompleto.

D EMOSTRACIÓN Por el teorema 2.9.1, el conjunto ThmA es aritmético.


Sea θ(v0 ) una fórmula que define el conjunto ThmA . Como A es válido, se
tiene que ThmA ⊂ Tr. Podemos seguir como en la demostración del teorema
de Tarski. Sea ψ(v0 ) la fórmula

¬∃v1 θ(v1 ) ∧ σ(v0 , v0 , v1 ) .




Podemos suponer que v0 no ocurre ligada en la fórmula ψ(v0 ). Sea k =


pψ(v0 )q. Entonces tenemos:

pψ(k)q ∈ ThmA ⇐⇒ N |= θ(pψ(k)q)


⇐⇒ N |= ∃v1 θ(v1 ) ∧ σ(k, k, v1 )


⇐⇒ N |= ¬ψ(k).

Si la sentencia ψ(k) fuera un teorema, entonces tendríamos que pψ(k)q ∈


ThmA y por lo tanto, N |= ¬ψ(k) contradiría la validez. Así, la sentencia
ψ(k) no es un teorema. Esto implica que N 6|= ¬ψ(k), pero entonces ψ(k)
es una sentencia verdadera. 
Note que la sentencia ψ(k) “dice” que ψ(k) no es un teorema . . . dice
“no soy un teorema”.
La demostración del teorema de Gödel (teorema 2.9.2) en realidad es
bastante directa. La construcción de la sentencia verdadera ψ(k) se puede
llevar a cabo en sistemas axiomáticos muy sencillos. Por ejemplo, en el sis-
tema axiomático de Peano mencionado arriba, o en cualquier sistema que
extienda a A mientras sea libre de contradicciones. Si se toma como A al
sistema axiomático de Peano, se obtiene que no se puede demostrar dentro
del mismo sistema que no hay contradicción en ese sistema axiomático. De
lo contrario, se puede ver que la sentencia ψ(k) debería ser deducible, pe-
ro esto es imposible por el (primer) teorema de Gödel (teorema 2.9.2). Esta
observación es el segundo teorema de incompletitud de Gödel.
Una fuente para los teoremas de Tarski y Gödel es [13] (hay una traduc-
ción al inglés: [14]).

65
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Ejercicios
1. Sea A el sistema axiomático cuyo único axioma es la sentencia n ≈ n
y con reglas de deducción ϕ ; [ϕ ∨ ψ], ψ ; [ϕ ∨ ψ] y (ϕ, ψ) ;
[ϕ ∧ ψ]. Demuestre que A es válido.

2. Demuestre que el sistema A del problema anterior es efectivo.

3. Encuentre una sentencia verdadera que no sea un teorema del sistema


A de los dos problemas anteriores.

4. Demuestre que el conjunto de los teoremas del sistema A de los tres


problemas anteriores es p.r.

5. Construya tres sistemas axiomáticos que sean (a) efectivo y válido pe-
ro no completo el primero, (b) efectivo y completo pero no válido el
segundo, y (c) completo y válido pero no efectivo el tercero.

6. ? Sea A 0 un sistema axiomático cuyos axiomas son sentencias de la


forma [t ≈ t 0 ] donde t y t 0 son términos cerrados tales que tN = t 0N
y las reglas de deducción son como en el problema 1. Demuestre que
A 0 es válido, efectivo, incompleto y que sus teoremas son un conjunto
p.r.

7. ? Sea T un conjunto de fórmulas tal que T es cerrado bajo negación y


el conjunto de los números de Gödel de las fórmulas de T es recursivo.
Sea A un sistema axiomático correcto y efectivo, tal que toda sentencia
de T verdadera es un teorema de A. Demuestre que el conjunto de
números de Gödel de sentencias verdaderas de T es recursivo.

66
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Capítulo 3

Primer orden

Conversaciones de Zeuxis y Parrasios - María Clara Cortés - 2012

Euclides no logró demostrar el axioma de las paralelas a partir de los de-


más axiomas. Mucho después se dilucidó la razón: los otros axiomas tienen
modelos –los llamados espacios no euclidianos– donde falla el axioma de las
paralelas. Vimos antes que dado cualquier sistema axiomático aritmético A
que sea efectivo y válido podemos armar una sentencia verdadera ψ(k) que
no puede ser demostrada en tal sistema axiomático. En este capítulo vemos
por qué: el sistema axiomático A tiene modelos no estándar en los cuales
ψ(k) es falsa.
El método axiomático no está ni mucho menos limitado a la teoría de
números. En este capítulo generalizamos dicho método; lo aplicamos ahora
a teorías matemáticas arbitrarias.

67
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3.1. Lenguaje e interpretación


Los números naturales

N = hN, +, ·, 0, 1i

no son más que un ejemplo de estructura matemática. Otros ejemplos inclu-


yen

Estructuras algebraicas: grupos, anillos, campos, etc.

Estructuras topológicas: topologías, métricas, etc.

Estructuras geométricas: superficies de Riemann, etc.

Estructuras ordenadas: conjuntos ordenados, árboles, álgebras boolea-


nas, etc.

Un ítem común a las estructuras es la presencia de algún universo (o va-


rios) en el que hay definidas varias operaciones, relaciones y constantes. Nos
limitamos en esta parte del libro1 a considerar estructuras de primer orden,
en las cuales todas las operaciones y las relaciones están definidas en ele-
mentos del universo. De las mencionadas arriba solo satisfacen ese requisito
las estructuras algebraicas y las estructuras ordenadas. Esta limitación, sin
embargo, no es más que aparente: todas las estructuras matemáticas pueden
ser interpretadas como estructuras de primer orden mediante traducciones
adecuadas.
Llamamos vocabulario a cualquier conjunto enumerable2 con tres tipos
de símbolos: de relación, de función y de constante. Cada símbolo s del
vocabulario viene con un número #(s) llamado la aridad de s; siempre un
número natural y en el caso de símbolos de constante siempre con valor 0.
Un ejemplo de vocabulario es el vocabulario aritmético que ya conocemos
{⊕, ⊗, 0, 1} - aquí #(⊕) = #(⊗) = 2, #(0) = #(1) = 0. Otros ejemplos son
el vocabulario de la teoría de grupos {◦, e} - aquí #(◦) = 2, #(e) = 0 o el
vocabulario de conjuntos ordenados {R}, con #(R) = 2.
Si L es un vocabulario, entonces las L-estructuras o L-modelos M cons-
tan de un universo M e interpretaciones sM de cada símbolo s del vocabu-
lario L en el conjunto M. Siempre se supone que el universo es un conjunto
no vacío. Por otro lado, no se supone nada sobre los elementos del universo.
1
Sólo hay una breve excepción al final.
2
La enumerabilidad de los vocabularios no es necesaria en realidad; sin embargo, el
tratamiento de vocabularios más grandes puede ser ligeramente más complicado.

68
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

La idea central de los modelos es que el modelo “sabe” de sus elementos


exactamente en la medida en que el alfabeto dado sea capaz de decir. La si-
tuación es similar a la del juego de ajedrez: no importa si las piezas son de
madera, de plástico o de un programa de computador; lo importante son las
relaciones que hay entre ellas.
La interpretación de los símbolos del alfabeto L se define así: si f es sím-
bolo de función, R es símbolo de relación y c símbolo de constante; entonces,

RM ⊂ M#(R) ,
fM : M#(R) → M,
cM ∈ M.

Así, RM es una (verdadera) relación #(R)-aria en el conjunto M, fM es


una verdadera función #(f)-aria en el conjunto M y cM es un elemento dis-
tinguido de M. La notación general para una L-estructura M muestra enton-
ces las interpretaciones de símbolos de relación, de función y de constante,
así:
M = hM, (RM )R∈L , (fM )f∈L , (cM )c∈L i.

Ejemplo 3.1.1 Números naturales en L = {⊕, ⊗, 0, 1}, es sencillamente


el modelo hN, +, ·, 0, 1i,

el grupo aditivo de los reales en L = {◦, e} es la estructura M = hR, +, 0i;


aquí ◦M = +, eM = 0,

el orden de los racionales en L = {R} es la estructura M1 = hQ, <i. En


este caso, RM1 = {(p, q) | p < q}.

Dos L-estructuras M y M 0 son isomorfas (M ≈ M 0 ) si existe una bi-


yección que preserva la estructura: un isomorfismo π : M → M 0 . Es decir,
se debe tener lo siguiente (usamos, como siempre la convención mediante la
cual R denota símbolos de relación; f, símbolos de función; y c, símbolos de
constante):

RM (a1 , · · · , an ) ⇐⇒ RM (πa1 , · · · , πan )


0

πfM (a1 , · · · , an ) = fM (πa1 , · · · , πan )


0

πcM = cM
0

donde R, f, c ∈ L y a1 , · · · , an ∈ M. Por ejemplo, las estructuras hR, <


, 0i y hR, <, 1i son isomorfas, mediante el isomorfismo π(x) = x + 1. Sin
embargo, las estructuras hN, <, 0i y hN, <, 1i no son isomorfas: si existiera

69
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

una biyección π : N → N que preservara el orden y tal que π(0) = 1, no


sería posible hallar un elemento a tal que π(a) = 0.
A cada alfabeto L le podemos asociar de manera natural conjuntos de
términos y de fórmulas. La idea es la misma que ya teníamos para la cons-
trucción de términos y fórmulas en el lenguaje de la teoría de números. El
único cambio es con los alfabetos nuevos. Llamamos L-términos al mínimo
conjunto A que satisface lo siguiente:

1. vn ∈ A si n ∈ N; los vn son símbolos de variables,

2. c ∈ A si c ∈ L,

3. si f ∈ L es un símbolo de función n-ario y t1 , · · · , tn ∈ A, entonces


también f(t1 · · · , tn ) ∈ A.

Los términos hay que verlos primariamente como un símbolo que desig-
na posibles objetos. Así, f(t1 , · · · , tn ) no significa el valor del símbolo de
función f, sino una palabra cuyos símbolos son (en orden) f, (, t1 , · · · , tn y
). Como en el caso de la teoría de números, cada término se puede represen-
tar de manera única de la forma vn , c o f(t1 , · · · , tn ) donde t1 , · · · , tn son
términos.
Por ejemplo, algunos términos del lenguaje {◦, e} de la teoría de números
son ◦(e, e) y ◦(v0 , ◦(v1 , e)), usualmente denotados e ◦ e y v0 ◦ (v1 ◦ e). Del
mismo modo, en el vocabulario de la teoría de números podemos denotar los
términos ⊕(t, t 0 ) y ⊗(t, t 0 ) mediante t + t 0 y t · t 0 . Los únicos términos del
lenguaje de conjuntos ordenados {R} son palabras de la forma vn .
Si L no contiene símbolos de relación, logramos la siguiente definición
interesante del “conjunto de L-términos cerrados” M (por inducción): si f en
un símbolo de función n-ario de L, entonces definimos la función f 0 así:
f0
(t1 , · · · , tn ) 7→ f(t1 , · · · , tn ).
Si c ∈ L es un símbolo de constante, lo interpretamos con c mismo.
Entonces hemos definido una L-estructura

MLfree = hM, (f 0 )f∈L , (c)c∈L i,


llamada la L-álgebra libre.

Ejemplo 3.1.2 Si L = {f, e} donde #(f) = 1, entonces MLfree = hM, g, ei,


donde M es el conjunto {e, f(e), f(f(e)), · · · } y g es la “función sucesor”
t 7→ f(t).

70
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

El álgebra libre es un ejemplo de modelo sintáctico, es decir, un modelo


cuyo universo consta de expresiones lingüísticas en lugar de los objetos ma-
temáticos usuales como números, puntos, conjuntos, etc. En lógica de pro-
gramación se usan mucho las L-álgebras (llamadas universos de Herbrand).
Ahora armamos el conjunto de las L-fórmulas. Usamos los símbolos nue-
vos =, ∨, ∧, ∃, ∀. Las fórmulas atómicas del lenguaje L son todas las expre-
siones
R(t1 , · · · , tn ),
donde R ∈ L es un símbolo de relación y t1 , · · · , tn son L-términos, al igual
que todas las expresiones

t = t0 (igualdades),

con t y t 0 términos. El conjunto de las L-fórmulas es el más pequeño A que


contiene todo lo siguiente:

1. A contiene a las fórmulas atómicas,

2. si ϕ ∈ A, entonces ¬ϕ ∈ A,

3. si ϕ, ψ ∈ A, entonces ϕ ∧ ψ ∈ A,

4. si ϕ, ψ ∈ A, entonces ϕ ∨ ψ ∈ A,

5. si ϕ ∈ A y n ∈ N, entonces ∃vn ϕ ∈ A,

6. si ϕ ∈ A y n ∈ N, entonces ∀vn ϕ ∈ A.

Como antes, podemos abreviar mediante ϕ → ψ la fórmula (¬ϕ) ∨ ψ


y mediante ϕ ↔ ψ la fórmula (ϕ → ψ) ∧ (ψ → ϕ). Al igual que pa-
ra la teoría de números, vemos que la definición de la fórmula puede ser
especificada de manera tal que todas caigan en uno de los siguientes for-
matos: R(t1 , · · · , tn ), t = t 0 , ¬ϕ, ϕ ∧ ψ, ϕ ∨ ψ, ∃vn ϕ, ∀vn ϕ, donde
t, t 0 , t1 , · · · , tn son términos y ϕ, ψ son fórmulas.
Una función de interpretación del modelo M es cualquier función s :
N → M. La modificación s(n/a) se define igual al caso aritmético.
El valor de un L-término t dado mediante la función de interpretación s
del L-modelo M,
tM hsi
se define así:

71
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

cM hsi = cM
vMn hsi = s(n)
f(t1 , · · · , tn )M hsi = fM (tM M
1 hsi, · · · , tn hsi).

Claramente, estos valores tM hsi siempre resultan ser elementos de M.

Definición 3.1.3 (Definición de la verdad de Tarski) La validez de una L-


fórmula ϕ en el modelo M mediante la función de interpretación s,

M |= ϕhsi

se define inductivamente así:

M |= (t = t 0 )hsi ⇔ tM hsi = t 0M hsi


M |= R(t1 , · · · , tn )hsi ⇔ (tM M
1 hsi, · · · , tn hsi) ∈ R
M

M |= (¬ϕ)hsi ⇔ M 6|= ϕhsi


M |= (ϕ ∧ ψ)hsi ⇔ M |= ϕhsi y M |= ψhsi
M |= (ϕ ∨ ψ)hsi ⇔ M |= ϕhsi o M |= ψhsi
M |= (∃vn ϕ)hsi ⇔ M |= ϕhs(n/a)i para algún a ∈ M
M |= (∀vn ϕ)hsi ⇔ M |= ϕhs(n/a)i para cualquier a ∈ M

En lógica, la construcción de modelos de teorías es un problema central.


Enfocamos el problema en dos etapas: (1) lógica proposicional, (2) modelos
de términos.

Ejercicios
1. Sea L = {R}, con #(R) = 2. Sea M una L-estructura tal que M = N y

RM (m, n) ⇐⇒ n + 1 = m.

¿Cuáles de las siguientes sentencias son válidas en M?

a) ∀v0 ∃v1 R(v0 , v1 )


b) ∀v0 ∃v1 R(v1 , v0 )
c) ∀v0 ∀v1 (¬v0 = v1 → (R(v0 , v1 ) ∨ R(v1 , v0 ))).

2. Sea L = {R}, con #(R) = 2. Una L-estructura M es un conjunto densa-


mente ordenado si es modelo de las siguientes sentencias, que forman
la teoría de conjuntos densamente ordenados:

∀v0 ¬R(v0 , v0 )

72
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

∀v0 ∀v1 ∀v2 ((R(v0 , v1 ) ∧ R(v1 , v2 )) → R(v0 , v2 ))


∀v0 ∀v1 (R(v0 , v1 ) ∨ R(v1 , v0 ) ∨ v0 = v1 )
∀v0 ∀v1 (R(v0 , v1 ) → ∃v2 (R(v0 , v2 ) ∧ R(v2 , v1 )))
∃v0 ∃v1 R(v0 , v1 ).
Demuestre que el universo de todo conjunto densamente ordenado es
infinito.
3. Sea L = {∼}, con #(∼) = 2. Arme una L-teoría T cuyos modelos sean
L-estructuras M tales que ∼M es una relación de equivalencia. ¿Qué
modelos de T son también modelos de las siguientes sentencias:
a) ∃v0 ∃v1 (¬v0 = v1 ∧ ∀v3 (v3 ∼ v0 ∨ v3 ∼ v1 ))?
b) ∀v0 ∀v1 (v0 ∼ v1 → v0 = v1 )?
4. ¿Qué pares de modelos, entre hR, <i, h[0, 1], <i y h(0, 1), <i, son iso-
morfos entre sí?
5. Sean M y M 0 L-modelos y π un isomorfismo M → M 0 . Demuestre
que si t es un L-término y s es una evaluación en M, entonces

πtM hsi = tM hπ ◦ si.


0

Demuestre que si ϕ es una L-fórmula y s es una función de evaluación


en M, entonces M |= ϕhsi si y solo si M 0 |= ϕhπ ◦ si. Concluya que
dados dos modelos isomorfos, estos satisfacen las mismas sentencias.
6. Construya un modelo de la teoría

 ∀v0 ∀v1 ∀v2 ((R(v0 , v1 ) ∧ R(v1 , v2 )) → R(v0 , v2 ))
∀v0 ¬R(v0 , v0 )

∀v0 R(f(v0 ), v0 ).

7. Construya una sentencia ϕ que sea válida en hQ, +, ·, 0, 1i pero no lo


sea en hR, +, ·, 0, 1i.
8. a) Demuestre que la sentencia ∀v0 ∃v1 ∀v2 (R(v0 , v1 ) ∨ ¬R(v0 , v2 ))
es válida.
b) Demuestre que la sentencia ∀v0 ∃v1 ∀v2 (R(v0 , v1 ) ∨ ¬R(v2 , v0 ))
no es válida.
9. Decida si la sentencia ∃xR(x) es consecuencia lógica de la teoría Γ =
{∀x(R(x) → P(x)), ¬∀xP(x)}.

73
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

10. Considere los siguientes conjuntos de sentencias. Estudie si existe, o


no, alguna estructura que los satisfaga (en el primer caso decimos que
son consistentes, en el segundo decimos que son contradictorios).

a) {p0 ∨ p1 , p1 → p0 }.
b) {¬p0 → p1 , ¬(p1 → p0 ), ¬p0 }.
c) {(p0 ∨ p1 ) → p2 , (p1 ∨ p2 ) → p0 , (p2 ∨ p0 ) → p1 , (p0 ∨ p1 ) ∨
p2 , ¬((p0 ∧ p1 ) ∧ p2 )}.

3.2. Hacia la completitud de Gödel


Antes de llevar a cabo la construcción de modelos, podemos definir al-
gunos conceptos importantes.

Definición 3.2.1 Fijamos un vocabulario L.

Una L-sentencia es una L-fórmula sin variables libres.

Una L-teoría es un conjunto de L-sentencias. Comúnmente usamos


T, T 0 para denotar teorías; a veces Σ, Σ 0 , etc., también.

Dada una L-estructura A, la teoría completa de A es

Th(A) := {σ | A |= σ},

el conjunto de L-sentencias que valen en A.

Dada una clase de L-estructuras K, la teoría común de K es


\
Th(A) = {σ | para todo A ∈ K(A |= σ)}.
A∈K

Dada una L-teoría T , Mod(T ) es la clase de todos los modelos que


satisfacen todas las sentencias de T :

Mod(T ) := {A | A |= T }.

Por ejemplo, algunas teorías muy conocidas incluyen Th(N, +, ·, 01), la


teoría de grupos (en el lenguaje Lgr = {∗, e}), Tgr = {∀x∀y∀z((x ∗ y) ∗ z =
x ∗ (y ∗ z)), ∀x(x ∗ e = x = e ∗ x), ∀x∃y(x ∗ y = e = y ∗ x)}, y de modo
similar muchas otras (teoría de anillos, teoría de campos, teoría de grupos
abelianos, teoría de grupos infinitos, teoría de una relación de equivalencia

74
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

con infinitas clases infinitas, teoría de órdenes lineales, teoría de órdenes


discretos, etcétera).
Note que en la definición llamamos a Th(A) una teoría completa. No he-
mos definido hasta ahora qué quiere decir que una teoría sea completa, pues
aún no tenemos la noción de deducción `. Sin embargo, adelantándonos, po-
demos de una vez decir que una L-teoría T es completa ssi dada cualquier
L-sentencia σ, se tiene que T ` σ o T ` ¬σ. Más adelante nos ocuparemos
de los detalles. La teoría de una estructura A resulta ser completa en este
sentido.
La teoría Tgr no es completa: la sentencia σ = ∀x∀y(x ∗ y = y ∗ x)
no es consecuencia de Tgr y su negación tampoco lo es (por el momento, no
podemos demostrar esto puesto que no tenemos la definición de `, pero luego
bastará observar que, como existen grupos no abelianos y grupos abelianos,
la conmutatividad de ∗ no se puede deducir de los axiomas de grupos).
Ejemplos de Mod(T ) hay muchos. Todos resultan ser clases propias (si
no son vacíos), pues si A ∈ Mod(T ), y A 0 ≈ A, entonces A 0 |= T .
La clase de todos los grupos es de la forma Mod(T ): es exactamente
Mod(Tgr ). Otros ejemplos incluyen la clase Mod(PA) de todos los mo-
delos de la aritmética de Peano. Esta clase tiene el modelo estándar pero
también tiene modelos no isomorfos.

3.2.1. Entre teorías y clases de estructuras


Sintaxis Funtor Semántica
Clase de
L-estructuras =⇒ Th(K)
K

Teoría
Mod(T) ⇐= T

Si partimos de una clase de L-estructuras K, podemos ir mediante Th y


regresar mediante Mod; obtenemos una clase en principio más grande que
la original. Igualmente, si arrancamos con una L-teoría T y aplicamos suce-
sivamente Mod y Th obtenemos una teoría que contiene a T . Estos procesos
“perfeccionan” las clases o teorías de las que arrancamos, de maneras con-
cretas que más adelante estudiamos.
Nuestras dos definiciones Mod(T ) y Th(K) tienen comportamiento “fun-
torial” contravariante: si K1 ⊆ K2 , entonces Th(K2 ) ⊆ Th(K)1 ; y si T1 ⊂

75
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

T2 , entonces Mod(T2 ) ⊆ Mod(T1 ).

Hecho 3.2.2 Dada T , T ⊆ Th(Mod(T )): si σ ∈ T , entonces σ vale


en todos los modelos de T , pues si A |= T , obviamente A |= σ.

Dada K, K ⊆ Mod(Th(K)): si A ∈ K, entonces A satisface cual-


quier sentencia de la teoría común de K: Th(K) ⊆ Th(A).

Las dos inclusiones anteriores en general son propias. Igualmente, si


por ejemplo K = {(N, +, ·, 0, 1)}, Mod(Th(K)) es la clase de todos los
modelos de la teoría completa de {(N, +, ·, 0, 1)} (llamada la “verdadera
aritmética”; Tr en el capítulo anterior). La clase de todos los modelos de
Tr = Th({(N, +, ·, 0, 1)}) es gigantesca. Veremos más adelante que hay mo-
delos en esa clase (modelos “no estándar de la aritmética”) de cardinales
arbitrariamente altos.

3.2.2. Puntos fijos


Sin embargo, hay “puntos fijos” de la adjunción; dos tipos de objeto
muy importantes en lógica. Veamos qué ocurre al iterar tres veces los dos
procesos.

Proposición 3.2.3 Sean T una L-teoría y K una clase de L-estructuras.

Mod(T ) = Mod(Th(Mod(T ))).

Th(K) = Th(Mod(Th(K))).

La demostración es un ejercicio. Note entonces que iterar tres veces sí es


equivalente a aplicar una vez el proceso.
Note que (por lo anterior) las teorías maximal consistentes (es decir, tales
que para cada L-sentencia σ, o bien σ ∈ T o bien ¬σ ∈ T ) son puntos fijos
de la adjunción: si T es maximal consistente, entonces Th(Mod(T )) = T . Y
también las clases elementales (es decir, las clases de la forma Mod(T ) para
T una teoría completa) son puntos fijos de la adjunción: si K = Mod(T ),
entonces, Mod(Th(K)) = K.

3.2.3. Enunciados de completitud


El teorema de completitud de Gödel “subsana” en cierto sentido el fenó-
meno de incompletitud, con el precio de tener que mirar estructuras en una
clase grande y no solamente ya una estructura.

76
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Damos dos enunciados y (casi) demostramos que son equivalentes. Nos


quedan faltando un par de puntos que dependen de la definición de `.
En lo que sigue de esta subsección apelamos sin definición a algunas
propiedades de la relación T ` ϕ (más adelante las definiremos en todo
detalle). Intuitivamente, quiere decir que existe una deducción de ϕ a partir
de T .
Decimos que T es consistente si “no podemos deducir ninguna contradic-
ción” a partir de T , es decir, para ninguna σ se tiene T ` σ y T ` ¬σ. Fi-
nalmente se dice que T es satisfactible si existe A una L-estructura tal que
A |= T - es decir A |= σ para toda σ ∈ T .
Teorema 3.2.4 (Completitud de Gödel) Sean L un lenguaje, T una L-teoría
y ϕ una L-sentencia. Entonces,
(COMPL 1) T ` ϕ si y solo si T |= ϕ.
(COMPL 2) T es consistente si y solo si T es satisfactible.
Es interesante ver por qué (COMPL 1) y (COMPL 2) son equivalentes,
aunque aún estamos lejos de demostrar cualquiera de los dos enunciados.
D EMOSTRACIÓN Veamos que (COMPL 1) implica (COMPL 2). Primero
verificamos “validez”: suponemos que T es satisfactible. Suponemos que T
es inconsistente - entonces T ` σ y T ` ¬σ para alguna σ. Pero por (COMPL
1), tenemos T |= σ y T |= ¬σ. Como T es satisfactible, sea A |= T . Pero
entonces, A |= σ y a la vez A |= ¬σ. Esto es absurdo.
Vemos ahora la otra dirección (completitud propiamente hablando): supon-
gamos ahora que T es consistente. Debemos ver que T tiene un modelo. Si
no lo tuviera, entonces sería trivialmente cierto que todo modelo de T es mo-
delo de cualquier otra cosa, en particular, T |= σ y T |= ¬σ para alguna σ.
Pero por (COMPL 1), esto implica que T ` σ y T ` ¬σ, lo que contradice la
consistencia de T .
Ahora veamos que (COMPL 2) implica (COMPL 1). Suponemos “validez”,
y que T ` σ. Si T 6|= σ, existe un modelo A |= T tal que A 6|= σ, es decir,
T ∪ {¬σ} es satisfactible. Por (COMPL 2), T ∪ {¬σ} es consistente. Pero esto
es imposible: T ∪ {¬σ} ` σ (pues supusimos que T ` σ) y T ∪ {¬σ} ` ¬σ
pues ¬σ ∈ T ∪ {¬σ}.
Finalmente, la otra dirección. Supongamos ahora que T |= σ y tratemos de
llegar a una contradicción a partir de T 6` σ. Esto último implica que T ∪{¬σ}
es consistente3 Por (COMPL 2) tenemos que T ∪ {¬σ} es satisfactible. Sea
A |= T ∪ {¬σ}. A contradice que T |= σ. 2
3
Aquí usamos propiedades de ` que demostraremos más adelante. La idea intuitiva es
que si fuera inconsistente T ∪ {¬σ} debería poder deducir σ, pero supusimos que T 6` σ.

77
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3.3. Construir modelos de términos


Iniciamos el camino hacia la demostración ilustrando cómo construir
modelos a partir de puro lenguaje. La idea es usar la construcción de “ál-
gebras libres” de términos cerrados, e irlas adaptando a teorías cada vez más
complejas. Llevamos a cabo la construcción en varias etapas. Primero cons-
truimos modelos para teorías puramente atómicas en lenguajes sin símbolos
de igualdad; luego para teorías que no tengan ni cuantificadores ni símbolo
de igualdad damos condiciones que muestran que la construcción del mode-
lo se reduce a la construcción de valuaciones proposicionales. En las últimas
etapas agregamos primero una manera de lidiar con la presencia del símbolo
de igualdad (básicamente, armando cocientes de los modelos de términos)
y finalmente lidiamos con la parte más difícil: los cuantificadores. En cada
etapa reducimos gradualmente el tipo de valuaciones que sirven para cap-
turar los modelos, y finalmente usamos compacidad proposicional para la
construcción de modelos arbitrarios.

3.3.1. Etapa de teorías atómicas


El caso más sencillo consiste en armar modelos de un conjunto de sen-
tencias atómicas T que no contengan el símbolo de igualdad.
Sea T una L-teoría. Suponemos de aquí en adelante, a menos que se diga
lo contrario, que L contiene al menos un símbolo de constante4 .
Armamos el modelo M = MTfree como la L-álgebra libre asociada a T . El
universo M de M es entonces el conjunto de todos los L-términos cerrados.
Si f ∈ L es símbolo de función n-ario, entonces la interpretación fM se
define como en el álgebra libre: fM (t1 , . . . , tn ) es el término ft1 . . . tn . Si
R ∈ L es un símbolo de relación n-ario, entonces definimos
RM (t1 , . . . , tn ) ⇐⇒ Rt1 . . . tn ∈ T.
Se sigue entonces de la definición que si ϕ ∈ T entonces M |= ϕ. Esta
construcción es la versión primitiva de un modelo de términos5 .
Teorías que consten de puras sentencias atómicas nunca pueden resul-
tar contradictorias. Si permitimos sentencias más complicadas, obtenemos
contradicciones por razones no triviales. Por ejemplo, T puede contener las
sentencias R(c) ∧ P(d) y ¬R(c); en ese caso no puede tener modelo.
4
Esto es necesario para poder tener modelos de términos cerrados (álgebras libres) no
triviales. Más adelante igual enriqueceremos los lenguajes pero de maneras que terminan
produciendo los modelos que requerimos.
5
En este punto, en lugar de buscar los ejemplos en ramas de la matemática, como haremos
más adelante en el curso, estamos armando los modelos lingüísticamente.

78
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3.3.2. Etapa puramente proposicional


En esta siguiente etapa armamos modelos para teorías que puedan incluir
los símbolos ¬, ∨, ∧, → basados en fórmulas atómicas relacionales, pero
aún sin símbolo de igualdad y, además, sin cuantificadores.
Fijamos T , una L-teoría (L tiene al menos un símbolo de constante), don-
de no aparezcan ni símbolos de igualdad ni cuantificadores.
Veremos en qué casos el modelo M = MTfree construido como antes
funciona.
Previamente, aislamos de una fórmula arbitraria sus “átomos proposi-
cionales”: cualquier fórmula ϕ va a tener entonces un “esqueleto puramente
proposicional”, armado con los símbolos ¬, ∨, ∧, → que actúa sobre los áto-
mos proposicionales de ϕ.

Definición 3.3.1 (Átomos proposicionales de L) El conjunto PL consta de


las fórmulas atómicas o de aquellas de la forma ∀vn ϕ o ∃vn ϕ.

El hecho importante es que toda fórmula de L es una sentencia propo-


sicional con “letras proposicionales” en PL . Por ejemplo, en la fórmula ϕ
dada por (¬∃v2 (¬R(v2 )) ∧ ∀v1 ∃v2 (R(v1 ) ∨ S(v1 , v2 ))) → ¬(R(v2 ) →
∃v2 (¬R(v2 ))), los átomos proposicionales son las fórmulas ∃v2 (¬R(v2 )),
∀v1 ∃v2 (R(v1 ) ∨ S(v1 , v2 )), R(v2 ) y ∃v2 (¬R(v2 )). Note que S(v1 , v2 ) no es
átomo proposicional de la fórmula. Así, la fórmula ϕ es también ((¬A) ∧
B) → ¬(C → A), y esto revela el esqueleto proposicional de la fórmula
(mucho más compleja) ϕ.

Lema 3.3.2 Sea L un lenguaje, y T un conjunto de L-sentencias sin cuan-


tificadores ni símbolos de igualdad. Entonces T tiene modelo ssi existe una
valuación v : PL → {0, 1} tal que v(T ) = 1.

D EMOSTRACIÓN Sean L, T como en el enunciado. Supongamos primero


que M |= T . Entonces podemos extraer de M la valuación vM : PL → {0, 1}
siguiente: como en T no hay símbolos de igualdad, las letras proposiciona-
les de PL que aparecen en T todas son de la forma R(t1 , · · · , tn ), y como
no hay cuantificadores en T , ¡los términos ti deben ser todos cerrados! Así,
podemos definir vM [R(t1 , . . . , tn )] = 1 ⇔ M |= R(t1 , . . . , tn ), es decir, si
la n-tupla (tM M M
1 , . . . , tn ) ∈ R . Note que esto solo nos da la definición en
las letras proposicionales que provienen de T . En las otras letras proposicio-
nales podemos definir de manera arbitraria la valuación vM . Ahora podemos
extender la valuación a las demás fórmulas, por inducción en su compleji-
dad. Pero vM (σ) = 1 para toda σ ∈ T , pues ya lo tenemos para atómicas

79
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

y la inducción mantiene este valor. Note que no hay que llevar la inducción
hasta los cuantificadores, pues en T no hay fórmulas con cuantificadores.
Supongamos ahora que tiene una valuación v : PL → {0, 1} tal que
v(T ) = 1. Construimos el modelo Mv así: el universo es el álgebra de térmi-
nos (cerrados). Dado un símbolo de relación n-ario R, definimos

RMv (t1 , . . . , tn ) ⇔ v(R(t1 , . . . , tn )) = 1.

Los símbolos de función y de constante ya tienen su interpretación dada


por la construcción del álgebra de términos. De nuevo usamos inducción
para demostrar que M |= σ para toda σ ∈ T . Esta inducción en atómicas
solo depende de fórmulas de tipo R(t1 , . . . , tn ) y no requiere subir hasta
cuantificadores, por la hipótesis sobre T . 
Una fórmula ϕ es tautología si para toda valuación v : PL → {0, 1}, al
subir por la estructura proposicional de ϕ se tiene v(ϕ) = 1, y es válida si
¬ϕ no tiene modelos (esto se denota mediante |= ϕ).
Note que esta definición de tautología es una instancia de la de tautología
proposicional (ver página 23).

Corolario 3.3.3 Dada ϕ una fórmula sin cuantificadores y sin símbolo de


igualdad, ϕ es tautología ssi ϕ es válida.

D EMOSTRACIÓN Si ϕ es tautología, entonces para toda valuación v :


PL → {0, 1}, v(¬ϕ) = 0, pero entonces por el lema 3.3.2, T = {¬ϕ} no tiene
modelos, es decir, ϕ es válida. El argumento se puede invertir sin problema.


3.3.3. Teorías con igualdad


Observe que cuando hay símbolo de igualdad lo anterior no vale: la sen-
tencia sin cuantificadores c = d∧R(c)∧¬R(d) no puede tener modelos; sin
embargo, para la valuación v dada por v[c = d] = 1 = v[R(c)], v[R(d)] = 0,
se tiene v[c = d ∧ R(c) ∧ ¬R(d)] = 1 (es decir, la negación de la fórmula
es válida, pero no es tautología).
Ahora resolvemos esos problemas mediante los siguientes “axiomas de
igualdad”.

Definición 3.3.4 (Axiomas de la igualdad.) El conjunto IdL consta de las


siguientes sentencias:

t = t, para t un L-término cerrado,

80
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

(t1 = s1 ∧ . . . ∧ tn = sn ∧ ϕ(t1 , . . . , tn )) → ϕ(s1 , . . . , sn ), para ϕ


una L-fórmula atómica.

Decimos además que v : PL → {0, 1} respeta la igualdad si v(ϕ) = 1


para toda ϕ ∈ IdL .

Lema 3.3.5 Sea v una valuación que respeta la igualdad (vqri). Entonces
v(ϕ) = 1, para todas las ϕ de las formas siguientes:

1. t = t 0 → t 0 = t,

2. (t = t 0 ∧ t 0 = t 00 ) → t = t 00 ,

3. (t1 = s1 ∧ . . . ∧ tn = sn ) → f(t1 , . . . , tn ) = f(s1 , . . . , sn ), para f


un L-símbolo de relación n-ario, y

4. (t1 = s1 ∧ . . . ∧ tn = sn ∧ ϕ(t1 , . . . , tn )) → ϕ(s1 , . . . , sn ), para ϕ


una L-fórmula libre de cuantificadores.

D EMOSTRACIÓN

1. Usamos los axiomas t = t y (t = t 0 ∧ t = t) → t 0 = t.

2. Usamos (1) y el axioma (t 0 = t ∧ t 0 = t 00 ∧ t 0 = t 0 ) → t = t 00 .

3. Por inducción y forma adecuada del segundo axioma.

4. Ídem.

Sea ahora v una valuación que respeta la igualdad. Armamos el mode-


lo de términos Mv de manera similar al L-álgebra libre, pero teniendo en
cuenta que ahora hay símbolo de igualdad.
Sea M el conjunto de todos los L-términos cerrados. Definimos en M la
relación ∼v = ∼ así:

t ∼ t0 ⇐⇒ v(t = t 0 ) = 1.

Es claro que ∼ es relación de equivalencia (Lema 3.3.5). Aún más, el


lema implica que ∼ es congruencia (es decir, es una relación de equivalencia
que respeta los símbolos del lenguaje):

f(t1 , . . . , tn ) ∼ f(s1 , . . . , sn ) si t1 ∼ s1 , . . . , tn ∼ sn ,

v(R(t1 , . . . , tn )) = v(R(s1 , . . . , sn )) si t1 ∼ s1 , . . . , tn ∼ sn .

81
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Sea entonces Mv = M/ ∼= {t∼ | t ∈ M} (donde t∼ es la clase de equiva-


lencia de t). Definimos la interpretación de los símbolos en Mv :

fMv (t∼1 , . . . , t∼n ) = f(t1 , . . . , tn )∼ ,

RMv (t∼1 , . . . , t∼n ) ⇐⇒ v(R(t1 , . . . , tn )) = 1,


cMv = c∼ .

Lema 3.3.6 Sea v : PL → {0, 1} una vqri, y sea Mv el modelo de términos


correspondiente. Dado t L-término cerrado y ϕ L-sentencia sin cuantifica-
dores, se tiene:
tMv = t∼ ,
Mv |= ϕ ⇐⇒ v(ϕ) = 1.

D EMOSTRACIÓN Inducción. 

Teorema 3.3.7 (Modelos de teorías sin cuantificadores) Sea T un conjun-


to de L-sentencias sin cuantificadores. Entonces T tiene modelo ssi existe
v : PL → {0, 1} una vqri tal que v(ϕ) = 1 para toda ϕ ∈ T . En este caso,
Mv |= T .

D EMOSTRACIÓN ⇐: Sea v : PL → {0, 1} una vqri tal que v(T ) = 1.


Entonces, por el lema anterior, se tiene que Mv |= T - T tiene entonces
modelo.
⇒: Sea M |= T . Defina v(ϕ) = 1 ssi M |= T para ϕ atómica en PL . Entonces
v(ϕ) = 1 ssi M |= ϕ, para toda ϕ sin cuantificadores (inducción). 

3.3.4. Teorías con cuantificadores


Finalmente, llegamos a la etapa más sofisticada: ¿cómo controlar la exis-
tencia de modelos cuando las teorías ahora sí tienen cuantificadores?
Primero, buscamos una variante menos restrictiva del concepto de tauto-
logía, que nos permitirá aislar la validez de sentencias sin cuantificadores:

Definición 3.3.8 (Cuasitautologías) Se dice que una L-sentencia ϕ es una


cuasitautología ssi v(ϕ) = 1 para toda v que respete la igualdad.

Note que si ϕ es tautología también es cuasitautología. La dirección


opuesta no vale: por ejemplo, R(c) → (c = d → R(d)) es una cuasitau-
tología pero no es una tautología.

82
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Corolario 3.3.9 Una sentencia libre de cuantificadores ϕ es válida ssi ϕ es


una cuasitautología.

D EMOSTRACIÓN Similar a la del corolario 3.3.3: si ϕ es una sentencia


libre de cuantificadores válida, entonces la teoría {¬ϕ} no tiene modelos.
Por el teorema 3.3.7, no existe vqri v : PL → {0, 1} tal que v(¬ϕ) = 1. Pero
entonces para toda v vqri se tiene que v(ϕ) = 1, con lo cual concluimos que
ϕ es una cuasitautología. Todas estas implicaciones se pueden “invertir”. 

Compacidad proposicional
Esta sección es puramente proposicional: es una demostración del teore-
ma de compacidad proposicional, basada en el lema de König para árboles.
El lema de König requiere una versión débil del axioma de elección (enume-
rable: lo suficiente para demostrar compacidad en el caso proposicional).
Un árbol T = (T, <) es un conjunto T parcialmente ordenado por < =
<T tal que
Para todo t ∈ T , Prec< (t) está totalmente ordenado, y

existe un único t0 ∈ T (la “raíz” del árbol) tal que Prec< (t0 ) = ∅, y
para todo elemento t ∈ T , si t 6= t0 , t0 ∈ Prec< (t).
(Prec< (a) denota el conjunto de <T -predecesores de a, {b ∈ T | b <T a}.)
Por ejemplo, ω> ω = {t : n → ω | n ∈ ω} es un árbol, con la relación
⊂; la raíz es la función ∅. ω> 2 = {t : n → ω | n ∈ 2} es el árbol pleno
de ramificación binaria y altura ω. Una rama de T es un subconjunto lineal-
mente ordenado maximal. Por ejemplo, una rama de ω> 2 es la de sucesiones
finitas de la forma 0, 01, 010, 0101, etc. Un nodo t 0 es sucesor inmediato de
t en T si t < t 0 pero no existe t 00 tal que t < t 00 < t 0 en T . Un árbol es de
ramificación finita si cada nodo tiene finitos sucesores inmediatos.

Lema 3.3.10 (Lema de König) Todo árbol infinito de ramificación finita tie-
ne alguna rama infinita.

D EMOSTRACIÓN (informal). Decimos que un elemento t ∈ T es “grueso”


si existen infinitos elementos s ∈ T tales que t < s. La idea es construir la
rama (usando el axioma de elección enumerable) por inducción, siempre con
elementos gruesos. Por la hipótesis, la raíz t0 es gruesa. Si ya hemos cons-
truido t0 < t1 < t2 < · · · < tn , todos gruesos, como tn es grueso y tiene
solo finitos sucesores inmediatos, alguno de ellos tiene que ser grueso. Sea
tn+1 uno de esos sucesores inmediatos de tn que son gruesos. Al finalizar

83
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

la construcción, hemos logrado t0 < t1 < t2 < · · · < tn < · · · , una rama
infinita de T . 

Teorema 3.3.11 (Compacidad proposicional) Sea T un conjunto de sen-


tencias proposicionales en un conjunto contable de letras proposicionales,
tal que para todo subconjunto finito T0 de T existe una valuación v0 : PL →
{0, 1} tal que v0 (T0 ) ≡ 1. Entonces existe v una valuación tal que v(T ) ≡ 1.

En otras palabras, si T es “satisfactible mediante valuaciones a pedazos”,


también lo es globalmente.
D EMOSTRACIÓN Empezamos ordenando todos los elementos de T en
una lista T = {ϕ0 , ϕ1 , · · · , ϕn , · · · }. Esto es posible, pues L es contable.
Armamos la valuación por pedazos, usando un árbol y el lema de König.
Sea Bi el conjunto de letras proposicionales que ocurren en ϕi . Armamos el
siguiente árbol: los nodos son valuaciones parciales p : B0 ∪· · ·∪Bk → {0, 1}
para algún k, tales que p satisface todas las sentencias ϕ0 , · · · , ϕk para algún
k, el orden es la inclusión. Claramente,

el árbol es infinito (pues por la hipótesis del teorema, todo subconjunto


finito tiene una valuación que lo satisface),

la ramificación es finita: pues un elemento p : B0 ∪ · · · ∪ Bk → {0, 1}


puede tener a lo sumo finitos sucesores inmediatos, dados por las po-
sibles extensiones con valores 0 o 1 en los elementos de Bk+1 .

Por el lema de König, el árbol así armado tiene una rama infinita - esta es
una valuación que vale 1 en todos los elementos de T . 

3.3.5. El teorema de Herbrand - modelos canónicos


El siguiente lema va a ser clave para el teorema de Herbrand (que nos
permitirá reducir fórmulas existenciales a disyunciones finitas de fórmulas
sin cuantificadores). Este lema requiere el teorema de compacidad proposi-
cional, y dice básicamente que si una L-teoría no es completamente falsifi-
cable mediante alguna vqri, entonces una disyunción finita proveniente de la
teoría es una cuasitautología.

Lema 3.3.12 Sea T una L-teoría. Si para toda v vqri existe A ∈ T tal que
v(A) = 1, entonces existen A1 , . . . , An ∈ T tales que A1 ∨ . . . ∨ An es una
cuasitautología.

84
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

D EMOSTRACIÓN De lo contrario, dados A1 , . . . , An ∈ T existe una vqri


v tal que v(A1 ) = . . . = v(An ) = 0. Considere la teoría IdL ∪ {¬A |
A ∈ T }; esta es entonces finitamente satisfactible (proposicionalmente). Por
compacidad proposicional, debe existir una valuación v tal que v(IdL ∪{¬A |
A ∈ T }) = 1. Esta valuación respeta la igualdad. Además, no existe A ∈ T
tal que v(A) = 1. Esto contradice la hipótesis. 

Teorema 3.3.13 (Teorema de Herbrand) Sea L un lenguaje con al menos


un símbolo de constante. Entonces para que la L-sentencia

∃x1 . . . ∃xn ϕ(x1 , . . . , xn )

(con ϕ(x1 , . . . , xn ) libre de cuantificadores) sea válida es necesario y sufi-


ciente que exista m < ω, y existan L-términos cerrados ti1 , . . . , tin (i ≤ m)
tales que
ϕ(t01 , . . . , t0n ) ∨ . . . ∨ ϕ(tm m
1 , . . . , tn )

sea una cuasitautología.

D EMOSTRACIÓN ⇐: Sean ti1 , . . . , tin (i ≤ m) términos tales que la fór-


mula ϕ(t1 , . . . , tn ) ∨ . . . ∨ ϕ(tm
0 0 m
1 , . . . , tn ) es una cuasitautología. En ese
caso, por el corolario 3.3.9, esta también es una fórmula válida. Así, si M es
una L-estructura arbitraria, tenemos que

M |= ϕ(t01 , . . . , t0n ) ∨ . . . ∨ ϕ(tm m


1 , . . . , tn ).

Pero entonces existe i ≤ m tal que M |= ϕ(ti1 , . . . , tin ). Esto implica que
M |= ∃x1 . . . ∃xn ϕ(x1 , . . . , xn ). Como M es una L-estructura arbitraria,
concluimos que ∃x1 . . . ∃xn ϕ(x1 , . . . , xn ) es válida.
⇒: Sea T = {ϕ(t1 , . . . tn ) | t1 , . . . , tn son L-términos cerrados}. Sea v una
vqri. Como la fórmula ∃x1 . . . ∃xn ϕ(x1 , . . . , xn ) es válida, se tiene Mv |=
ϕ(t1 , . . . tn ) para algunos t1 , . . . , tn ∈ Mv . Por el lema 3.3.12 aplicado a
T , existen m < ω y ti1 , . . . , tin (i ≤ m) tales que ϕ(t01 , . . . , t0n ) ∨ . . . ∨
ϕ(tm m
1 , . . . , tn ) es una cuasitautología. 
 
Ejemplo 3.3.14 La sentencia ∃x (R(c) ∨ R(d)) → R(x) es válida, pues
la sentencia
   
(R(c) ∨ R(d)) → R(c) ∨ (R(c) ∨ R(d)) → R(d)

es una cuasitautología.

85
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

El teorema de Herbrand [20] amplía el método de las valuaciones de las


sentencias sin cuantificadores a las de la forma ∃~xϕ(~x).
Ya tenemos condiciones necesarias y suficientes para la existencia de
modelos de conjuntos de sentencias libres de cuantificadores. Ahora nos
concentraremos en teorías T que contienen sentencias con cuantificadores.
Primero observamos que el conjunto de sentencias {∃xR(x), ∀x¬R(x)} no
puede tener modelo; sin embargo, existe una valuación que respeta la igual-
dad v tal que v(∃xR(x)) = v(∀x¬R(x)) = 1. Necesitamos una condición
más fuerte sobre las valuaciones.
Una valuación v : PL → {0, 1} respeta los cuantificadores si

v(∃xϕ(x)) = 1 ⇐⇒ v(ϕ(t)) = 1 para algún L-término cerrado t

v(∀xϕ(x)) = 1 ⇐⇒ v(ϕ(t)) = 1 para todo L-término cerrado t

donde ϕ(x) es cualquier L-fórmula.

Lema 3.3.15 Dada cualquier valuación v : PL → {0, 1} que respete igual-


dad y cuantificadores, v vale 1 en la siguiente fórmula (donde ϕ(x1 , . . . , xn )
es una L-fórmula arbitraria):

(t1 = s1 ∧ . . . ∧ tn = sn ∧ ϕ(t1 , . . . , tn )) → ϕ(s1 , . . . , sn ).

D EMOSTRACIÓN Demostramos la siguiente afirmación por inducción

(t1 = s1 ∧ . . . ∧ tn = sn ) → (ϕ(t1 , . . . , tn ) ↔ ϕ(s1 , . . . , sn )).

El único paso nuevo en la demostración es el paso de inducción de cuan-


tificadores. Suponga entonces que v(t1 = s1 ∧ . . . ∧ tn = sn ) = 1 y
v(∃vi ϕ(t1 , . . . , tn )) = 1. Suponga para simplificar que i = 0. Escoja t0 ∈ L
tal que v(ϕ(t0 , . . . , tn )) = 1. Por la hipótesis de inducción, tenemos que
v(ϕ(t0 , s1 , . . . , sn )) = 1. Así, v(∃vi ϕ(s1 , . . . , sn )) = 1. La otra dirección
se demuestra usando un argumento similar para el cuantificador universal. 

Lema 3.3.16 Sea L un lenguaje, v : PL → {0, 1} una valuación que respeta


la igualdad y los cuantificadores, y sea Mv el modelo de términos. Para toda
L-sentencia ϕ se tiene:

Mv |= ϕ ⇐⇒ v(ϕ) = 1.

86
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

D EMOSTRACIÓN Sea A el conjunto de las L-fórmulas ϕ tales que

Mv |= ϕ(t∼1 , . . . , t∼n ) ⇐⇒ v(ϕ(t1 , . . . , tn )) = 1

se tiene, para toda tupla de L-términos cerrados t1 , . . . , tn . Es fácil ver que A


es cerrado bajo negación, conjunción y disyunción. A también es cerrado ba-
jo cuantificadores: si ϕ es la fórmula ∃xψ(x, ~y), con ψ ∈ A, entonces M |=
ϕ(t∼1 , . . . , t∼n ) ssi Mv |= ψ(t∼0 , . . . , t∼n ) para algún t0 ssi v(ψ(t∼0 , . . . , t∼n )) =
1 para algún t0 ssi v(ϕ(t∼1 , . . . , t∼n )) = 1. 
No es trivial armar valuaciones que respeten la igualdad y los cuantifi-
cadores. No basta que la teoría tenga modelos. Por ejemplo, en el lenguaje
L = {c, R} la teoría T0 = {R(c), ∃x(R(x) ∧ ¬x = c)} tiene modelos (por
ejemplo, con universo {c, d} con c 6= d, constante c interpretada como c y
relación R igual a {c}), pero no existe vqric (valuación que respeta la igualdad
y los cuantificadores) v tal que v(T ) = 1, pues el único término constante es
c.
Un L-modelo M es canónico si todo elemento a del universo M es el
valor de algún L-término t: a = tM . La teoría de arriba T0 es un ejemplo
de una teoría sin modelos canónicos. Es claro que todo modelo de términos
siempre es canónico. Se puede demostrar que todo modelo canónico es iso-
morfo a un modelo de términos. Los modelos canónicos también se conocen
como modelos de Herbrand.

Teorema 3.3.17 Sea L un lenguaje y T un conjunto de L-sentencias. T tiene


un modelo canónico ssi existe una valuación que respeta la igualdad y los
cuantificadores v : PL → {0, 1} tal que v(ϕ) = 1 para toda ϕ ∈ T . En ese
caso Mv |= T .

D EMOSTRACIÓN Similar a la del teorema 3.3.7. 


Una manera intuitiva de entender qué falta para que una teoría tenga un
modelo canónico corresponde a imaginar que el lenguaje no tiene suficientes
símbolos de constante para las fórmulas existenciales. La idea es entonces
“agregar constantes” que sirvan de testigo. Estas constantes testigo también
se conocen como constantes de Henkin.
Una extensión por testigos del lenguaje L es otro lenguaje

[
0
L = Ln ,
n=0

con L0 = L y Ln+1 una extensión de Ln con nuevos símbolos de constante


cϕ(x) y dϕ(x) para cada fórmula ϕ(x) del lenguaje Ln (n > 0), tal que todas

87
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

las constantes nuevas aparecen en Ln+1 \ Ln . Los símbolos de constante


cϕ(x) y dϕ(x) se llaman los testigos de la fórmula ϕ(x). La idea es que la
extensión por testigos contenga suficientes símbolos de constante para que
se puedan llevar a cabo los pasos de las demostraciones correspondientes a
cuantificadores.
El conjunto HL de las fórmulas testigo de L contiene las siguientes (for-
mas de) L 0 -sentencias:

1. El conjunto de las sentencias IdL 0 ,

2. ∀xϕ(x) → ϕ(t),

3. ϕ(t) → ∃xϕ(x),

4. ∃xϕ(x) → ϕ(cϕ(x) ),

5. ¬∀xϕ(x) → ¬ϕ(dϕ(x) ),

donde ϕ(x) es una L 0 -fórmula y t un L 0 -término cerrado. Es claro que si v


es una valuación tal que v(HL ) = 1 entonces v respeta igualdad y cuantifi-
cadores.

Teorema 3.3.18 (Existencia de modelos) Sea L un lenguaje y L 0 su exten-


sión por testigos. Una L-teoría T tiene modelo si y solo si existe v : PL 0 →
{0, 1} tal que v(T ∪ HL ) = 1. En ese caso, v respeta la igualdad y los cuan-
tificadores, y Mv |= T .

D EMOSTRACIÓN Sea M una L-estructura tal que M |= T . Expandimos


M a un L 0 -modelo M 0 tal que M 0 |= T ∪HL (el universo es el mismo M y to-
do L-símbolo se interpreta tal como en M). Construimos la expansión por in-
ducción. Suponga entonces que para toda constante c ∈ Ln ya fue definida la
interpretación. Sea ahora cϕ(x) ∈ Ln+1 . Como ϕ(x) está en Ln examinamos
la pregunta sobre si M 0 |= ∃xϕ(x) vale. Si vale, escogemos a ∈ M tal que
M 0 |= ϕ(a) y asigne el valor cϕ(x) al elemento a. Si no vale, cϕ(x) es senci-
llamente un elemento arbitrario de M. De manera similar interpretamos las
constantes dϕ(x) . Sea dϕ(x) ∈ Ln+1 . Como ϕ(x) está en Ln , vemos si se tie-
ne M 0 |= ¬∀xϕ(x). En caso afirmativo, existe a ∈ M tal que M 0 |= ¬ϕ(a).
Basta entonces asignar este a como interpretación de dϕ(x) en M 0 . En caso
contrario, interpretamos esta constante con un elemento arbitrario de M. Es-
to completa la definición del L 0 -modelo M 0 . Claramente M 0 |= T 0 , y también
M 0 |= HL . Sea ahora v una valuación tal que v(ϕ) = 1 ⇔ M 0 |= ϕ,
para ϕ ∈ PL 0 . Por lo anterior ya teníamos que v vale 1 en todas las sentencias

88
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

libres de cuantificadores. Pero además, por la construcción del modelo M 0


es claro que además se tiene v(ϕ) = 1 ⇔ M 0 |= ϕ para toda sentencia
ϕ ∈ L 0. 
El teorema de existencia de modelos aparece por primera vez en [18].

Ejercicios
1. Un conjunto de sentencias proposicionales T es independiente si el
conjunto {¬A} ∪ (T \ {A}) es consistente, para todo A ∈ T . Demues-
tre que si todo subconjunto finito de T es independiente, entonces T
también lo es.

2. Un conjunto de sentencias proposicionales T es finitamente consistente


si todo subconjunto finito de T es consistente. T es completo si para
toda sentencia proposicional A se tiene que A ∈ T o (¬A) ∈ T .
Demuestre que un conjunto finitamente consistente siempre se puede
extender a un conjunto finitamente consistente completo de sentencias.

3. Sea E = {0, 1}P el espacio de todas las valuaciones (topología pro-


ducto). Si A es una sentencia proposicional, sea U(A) el conjunto
{v | v(A) = 1}. Demuestre:

a) U(A) es abierto para toda sentencia proposicional A.


b) U(A) es cerrado para toda sentencia proposicional A.
c) Si T es un conjunto de sentencias finitamente satisfactible en-
tonces, en el conjunto {U(A) | A ∈ T }, los subconjuntos finitos
tienen intersección no vacía.
T
d) La intersección A∈T U(A) es no vacía (use que E es compacto,
por ser producto cartesiano de compactos). Concluya que si v ∈
T
A∈T U(A), se tiene que v(A) = 1 para toda A ∈ T .

Lo anterior es una demostración topológica del teorema de compaci-


dad para el cálculo proposicional.

4. Construya un modelo en el lenguaje {R, S, f, g, c, d} para la teoría

{R(c, d), S(f(c)), R(g(f(c), c), g(d, d))}.

5. Sean L = {c, f} y T = {¬(c = fc), ffc = c}. Dé un ejemplo de una


valuación que respete la igualdad v tal que v(T ) = 1 y construya el
modelo de términos Mv .

89
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

6. Demuestre que las siguientes sentencias son cuasitautologías pero no


son tautologías:

a) ¬R(c, fd) ∨ ¬d = e ∨ R(c, fe)


b) (c1 = c2 ∧ c2 = c3 ∧ c3 = c4 ) → c4 = c1 .

7. Demuestre que todo modelo canónico es isomorfo a un modelo de


términos.

8. Una L-fórmula ϕ es una sentencia universal de Horn si es de la forma

∀x1 ...∀xn ((ϕ1 ∧ . . . ∧ ϕn ) → ϕ)

o de la forma ∀x1 ...∀xn ψ, donde ϕ1 , . . . , ϕn , ϕ son fórmulas atómi-


cas y ψ es una fórmula atómica o negación de atómica. Demuestre que
si T es un conjunto de sentencias de Horn y T tiene modelo entonces
T tiene modelo canónico.

9. Sea T un conjunto de sentencias universales de Horn y ϕi (x1 , . . . , xm )


(1 ≤ i ≤ n) fórmulas atómicas tales que

T |= ∃x1 . . . ∃xm ϕ1 (x1 , . . . , xm ) ∨ . . . ∨ ϕn (x1 , . . . , xm ) .




Demuestre que existen términos t1 , . . . , tm e índice i tales que

T |= ϕi (t1 , . . . , tm ).

3.4. El teorema de compacidad


Ahora generalizamos el teorema de compacidad proposicional al cálculo
de predicados. Este resultado, también debido a Kurt Gödel, es fundamental
en la lógica de primer orden. Ver [12] para la publicación original y [15] para
una traducción al castellano (además de la traducción al inglés en [14]).

Teorema 3.4.1 (Compacidad general) Sean L un vocabulario y T una L-


teoría. Si todos los subconjuntos finitos de T tienen modelos, entonces T
tiene un modelo.

D EMOSTRACIÓN Sea L 0 la expansión por testigos de L. Basta construir


una valuación v : PL 0 → {0, 1} tal que v(T ∪ HL ) = 1, como en el teorema de
existencia de modelos. Por el teorema de compacidad proposicional, basta
demostrar que tal valuación existe para cualquier subteoría finita de T . Sea

90
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

T0 ⊂ T una subteoría finita. Por nuestra hipótesis T0 tiene un modelo M0 .


El teorema de existencia de modelos muestra que existe una valuación v0 :
PL 0 → {0, 1} tal que v0 (T0 ∪ HL ) = 1. 
Usando el teorema de compacidad podemos demostrar varias propieda-
des de indefinibilidad o independencia axiomática en la lógica de primer
orden.

Corolario 3.4.2 (Indefinibilidad de la finitud) Si L es un vocabulario y T


una L-teoría tal que todos sus modelos son finitos, entonces existe nT ∈ N,
cota superior de los tamaños de los modelos de T .

D EMOSTRACIÓN Suponga que, por el contrario, para cada n ∈ N existe


Mn |= T tal que |Mn | ≥ n. Armamos entonces la nueva teoría

T 0 := T ∪ {θn | n ∈ N},

con θn la sentencia siguiente:


^
∃x1 · · · ∃xn ( ¬(xi = xj )).
1≤i6=j≤n

Todo subconjunto finito de T 0 tiene modelos, por la hipótesis de la demostra-


ción, y por compacidad T 0 tiene algún modelo M. Pero M debe ser infinito
–lo cual contradice que todos los modelos de T son finitos–. 
También se usa de manera central la compacidad para construir mode-
los nuevos de teorías. Varias teorías tienen un modelo que de alguna manera
es el prototipo de lo que los matemáticos usan a la hora de axiomatizar di-
cha teoría. En el caso de la teoría de números, dicho modelo es obviamente
(N, +, ·, 0, 1). Estos modelos prototípicos, cuando existen, se llaman mode-
los estándar. Aquellos que no son isomorfos al estándar se llaman modelos
no estándar. Ver [35].

Corolario 3.4.3 (Modelos no estándar de la aritmética) Existen estructu-


ras M en el vocabulario de la teoría de números L tales que dada cualquier
L-sentencia ϕ se tiene

M |= φ ⇐⇒ (N, +, ·, 0, 1) |= φ,

pero existe a ∈ M tal que

M |= ¬(a = n)

para todo n ∈ N.

91
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

D EMOSTRACIÓN Sea T = {φ | φ es L-sentencia y (N, +, ·, 0, 1) |=


φ} ∪ {¬(c = n) | n ∈ N}. Esta T es una (L ∪ {c})-teoría. Sea T0 ⊂ T finito y
sea m ∈ N tal que la sentencia ¬(c = m) no está en T0 . Entonces podemos
armar el modelo
N = (N, +, ·, 0, 1, m)
(es decir, usamos la interpretación cN = m). Claramente, N |= T0 . Por el
teorema de compacidad podemos concluir que T tiene un modelo M. Ahora,
si a = cM , claramente se tiene que M |= ¬(a = n), para todo n ∈ N. 
Este modelo M es no estándar, pues en la demostración el “número” a
resulta ser “infinitamente grande”. De hecho, se tiene

M |= ∀x(x ≤ n → (x = 0 ∨ · · · ∨ x = n))

para todo n ∈ N, con lo cual M |= n < a para todo n ∈ N, es decir,


a es dentro de M un elemento mayor que todos los nM (recuerde que las
desigualdades entre términos t ≤ t 0 y t < t 0 las podemos ver como abre-
viaturas de las fórmulas ∃v0 (t + v0 = t 0 ) y ¬(t 0 ≤ t) respectivamente).
Observe que M también tiene los números a + a, a · a, a3 , · · · y si a es par
(y M |= ∀v0 ∃v1 (v1 + v1 = v0 ∨ v1 + v1 + 1 = v0 ), ya que todo elemento es
par o sucesor de par) entonces existe b = a2 en M. Finalmente, como

M |= ∀x(¬x = 0 → ∃y(y + 1 = x)),

tiene sentido escribir a − 1, a + 2, a − 3, · · · , todos elementos infinitos.

Ejercicios
1. Sean ϕ0 , . . . , ϕn L-sentencias. Demuestre que {ϕ0 , . . . , ϕn , θ} es con-
tradictorio ssi ϕ0 → (ϕ1 → (. . . → (ϕn−1 → ¬θ) . . .)) es válida.
2. Suponga que la L-sentencia ϕ es consecuencia lógica de la L-teoría T .
Demuestre que existen ϕ1 , . . . , ϕn ∈ T tales que la sentencia (ϕ1 ∧
. . . ∧ ϕn ) es válida.
3. Sea T una L-teoría tal que en toda L-estructura al menos una ϕ ∈ T
vale. Demuestre que existen ϕ1 , . . . , ϕn ∈ T tales que la sentencia
ϕ1 ∨ . . . ∨ ϕn es válida.
4. Sea L = {R}, con #(R) = 2. Decimos que el modelo M es bien fun-
damentado si no existen a1 , . . . , an , . . . ∈ M tales que RM (an+1 , an )
para todo n ∈ N. Demuestre que no existe ninguna L-teoría cuyos mo-
delos sean exactamente todas las L-estructuras bien fundamentadas.

92
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

5. Si ϕ(x) es una fórmula de la teoría de números, entonces


hN, +, ·, 0, 1i |= ∃xϕ(x) → ∃x(ϕ(x) ∧ ∀y(ϕ(y) → x ≤ y)).
(Aunque debería ser claro lo anterior, explique por qué.) Deduzca a
partir de aquí que si M es un modelo no estándar de la aritmética y
ϕ(x) es una fórmula de la aritmética tal que M |= ϕ(n) para n ∈
N arbitrariamente grande, entonces M |= ϕ(a) para algún a ∈ M
infinito.
6. Demuestre que dado un conjunto (contable) A, y dado un orden parcial
≤ sobre A, existe ≤ 0 ⊃ ≤ tal que ≤ 0 ordena linealmente a A.
7. ? Sea ϕ una sentencia en el lenguaje L = {0, +} que vale en todos los
grupos abelianos divisibles libres de torsión. Demuestre que para todo
(salvo finitos) primo p, ϕ vale en el grupo cíclico Zp de orden p.
Nota: un grupo abeliano G es divisible si para todo entero n > 0,
G |= ∀x∃y(ny = x),
donde ny abrevia y + . . . + y. G es libre de torsión si para todo n >
| {z }
n
0,
G |= ∀x(nx = 0 → x = 0).

3.5. Completitud
Recuerde que en la sección 2.9 definimos el concepto de sistema axio-
mático y demostramos que no existe ningún sistema axiomático efectivo A
tal que se tenga
N |= φ ⇐⇒ φ es un teorema de A
para toda sentencia del lenguaje de la aritmética φ. Esta incompletitud desa-
parece si abandonamos el fijar un modelo único (N). Ahora mostramos cómo
asociar a cualquier L-teoría T , un sistema axiomático A tal que
T |= φ ⇐⇒ φ es un teorema de A
para toda L-sentencia φ.
Si PL0 consta de todas las L-fórmulas atómicas o de la forma ∃xφ o ∀xφ,
podemos hablar de valuación de verdad v : PL0 → {0, 1} como antes. Asimis-
mo, decimos que la L-fórmula φ es tautológica si v(φ) = 1 para cada una
de esas valuaciones v.

93
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3.5.1. El sistema deductivo


Definición 3.5.1 Sean L un lenguaje y T una L-teoría. La L-fórmula ϕ es
un T -teorema (también se dice T deduce ϕ),

T `ϕ

si ϕ pertenece al mínimo conjunto A que contiene las L-fórmulas de los


cuatro tipos enumerados a continuación, y es cerrado bajo las funciones
(llamadas reglas deductivas) modus ponens y generalización, listadas abajo.
1. Los elementos de T ,
2. Las L-fórmulas que son tautologías,
3. Las fórmulas de identidad de L:
t = t, donde t es L-término,
(t1 = s1 ∧ . . . ∧ tn = sn ∧ ϕ(t1 , . . . , tn )) → ϕ(s1 , . . . , sn ),
donde ti , si son L-términos y ϕ es una fórmula atómica de L,
4. Los L-axiomas de cuantificadores:
∀xϕ(x, y1 , . . . , yn ) → ϕ(t, y1 , . . . , yn ) (t puede ser la variable
x o un término cerrado, ϕ es una L-fórmula),
ϕ(t, y1 , . . . , yn ) → ∃xϕ(x, y1 , . . . , yn ), donde ϕ es una L-
fórmula y t un L-término.
Reglas deductivas:

1. Modus ponens (MP): (ϕ, (ϕ → ψ)) 7→ ψ,


2. Generalización (G∀, G∃):
(ϕ → ψ) 7→ (ϕ → ∀xψ), si x no ocurre libre en ϕ,
(ϕ → ψ) 7→ (∃xϕ → ψ), si x no ocurre libre en ψ,

con ϕ y ψ un par de L-fórmulas.

Esta definición dota a cada lenguaje L y teoría T de un sistema axiomá-


tico A cuyos teoremas son las fórmulas que se pueden deducir a partir de
T . Por esto, llamamos a las fórmulas ϕ tales que T ` ϕ T -teoremas, o teo-
remas de T . Cuando se tiene que ∅ ` ϕ se dice que ϕ es un teorema. Si
T ` ϕ, entonces hay una sucesión de construcción de ϕ a partir de T - una
T -deducción de ϕ.

94
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Ejemplo 3.5.2 Si T = {R(c), ∀x(R(x) → P(x))}, entonces T ` P(c).

D EMOSTRACIÓN
(1) ∀x(R(x) → P(x)) elemento de T
(2) ∀x(R(x) → P(x)) → (R(c) → P(c)) ax. cuant.
(3) R(c) → P(c) MP(1, 2) 
(4) R(c) elemento de T
(5) P(c) MP(3, 4).

Ejemplo 3.5.3 La fórmula ∃x∀yϕ → ∀y∃xϕ es un teorema, para cual-


quier fórmula ϕ.

D EMOSTRACIÓN
(1) ∀xϕ → ϕ ax. cuant.
(2) ϕ → ∃xϕ ax. cuant.
(3) (∀xϕ → ϕ) → ((ϕ → ∃xϕ) → (∀yϕ → ∃xϕ)) tautología
(4) (ϕ → ∃xϕ) → (∀yϕ → ∃xϕ) MP(1, 3)
(5) ∀yϕ → ∃xϕ MP(2, 4)
(6) ∀yϕ → ∀y∃xϕ G∀(5)?
(7) ∃x∀yϕ → ∀y∃xϕ G∃(6)† .
?: y no ocurre libre en ∀yϕ
†: x no ocurre libre en ∀y∃xϕ. 

Note en el ejemplo anterior el orden en que se van aplicando las genera-


lizaciones en los pasos (6) y (7): ¿se pueden aplicar en el otro orden?

Ejemplo 3.5.4 Si T = {¬∀x¬R(x)}, entonces T ` ∃xR(x).

D EMOSTRACIÓN
(1) R(x)
 → ∃xR(x)    ax. cuant.
(2) R(x) → ∃xR(x) → ¬∃xR(x) → ¬R(x) taut.
(3) ¬∃xR(x) → ¬R(x) MP(1, 2)
(4) ¬∃xR(x)
 → ∀x¬R(x)    G∀(3)
(5) ¬∃xR(x) → ∀x¬R(x) → ¬∀x¬R(x) → ∃xR(x) taut.
(6) ¬∀x¬R(x) → ∃xR(x) MP(4, 5)
(7) ¬∀x¬R(x) ∈T
(8) ∃xR(x) MP(6, 7).


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Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3.5.2. Validez
Teorema 3.5.5 (Validez, [21]) Suponga que T ` ϕ(x1 , . . . , xn ). Entonces
se tiene T |= ∀x1 . . . ∀xn ϕ(x1 , . . . , xn ).

D EMOSTRACIÓN Sea A el conjunto de todas las L-fórmulas ϕ(x1 , . . . , xn )


tales que T |= ∀x1 . . . ∀xn ϕ(x1 , . . . , xn ). Hay que ver que A contiene a to-
dos los posibles resultados de una T -deducción (los T -teoremas), y para esto
basta ver que los seis ítems de la definición (los cuatro tipos de axiomas y las
dos reglas) preservan esto. El ítem (1), elementos de T , se tiene de manera
trivial. Para el ítem (2), suponga que ϕ es una tautología. Sean M |= T y
a1 , . . . , an ∈ M. Veamos que si ϕ es la fórmula ϕ(x1 , . . . , xn ), entonces
M |= ϕ(a1 , . . . , an ). Sea entonces v : PL 0 → {0, 1} la siguiente valuación:

v(ψ(x1 , . . . , xm )) = 1 ⇐⇒ M |= ψ(a1 , . . . , am ) (3.1)

donde ψ(x1 , . . . , xm ) ∈ PL 0 y ai = an si n ≤ i ≤ m. Es fácil verificar que


3.1 vale para toda sentencia proposicional y por lo tanto vale para ϕ. Como ϕ
es tautología, se sigue que M |= ϕ(a1 , . . . , an ). Los ítems (3)-(5) (fórmulas
de identidad de L, L-axiomas de cuantificadores, y la regla modus ponens)
se verifican de manera directa. Para el caso (6), la regla de generalización,
suponga que la fórmula (ϕ → ψ) ∈ A y x no ocurre libre en ϕ. Sean ϕ la
fórmula ϕ(x1 , . . . , xn ) y ψ la fórmula ψ(x, x1 , . . . , xn ). Sean a1 , . . . , an ∈
M. Suponga que M |= ϕ(a1 , . . . , an ). Como (ϕ → ψ) ∈ A se tiene que
M |= ψ(a, a1 , . . . , an ) para cualquier a ∈ M que se escoja; por lo tanto
M |= ∀xψ(x, a1 , . . . , an ). Con esto demostramos que (ϕ → ∀xψ) ∈ A. La
otra parte de (6) se logra de manera similar. 

Ejemplo 3.5.6 La sentencia ∀x∃yR(x, y) → ∃y∀xR(x, y) no es un teore-


ma: por el teorema de validez basta encontrar un modelo donde no valga.
Sea M el siguiente modelo: M = N, RM = {(m, n) | m < n}. Entonces
M |= ∀x∃yR(x, y) pues si m ∈ N entonces M |= R(m, m + 1). Por otro la-
do no se tiene M |= ∃y∀xR(x, y) pues si m ∈ M entonces M |= ¬R(m, m).
Así, M no es modelo de ∀x∃yR(x, y) → ∃y∀xR(x, y).

Lema 3.5.7 Sea T una L-teoría.

1. Si T ` ϕ → ψ y T ` ¬ϕ → ψ, entonces T ` ψ.

2. Si T ` (ϕ → θ) → ψ, entonces T ` ¬ϕ → ψ y T ` θ → ψ.

D EMOSTRACIÓN

96
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

(1) ϕ→ψ   hipótesis: T deduce esto


(2) (ϕ → ψ) → (¬ϕ → ψ) → ψ) taut.
1. (3) (¬ϕ → ψ) → ψ) MP(1, 2)
(4) ¬ϕ → ψ hipótesis: T deduce esto
(5) ψ MP(3, 4).

2. Primer ítem:
(1) (ϕ → θ) → ψ  hipótesis: T deduce esto
(2) (ϕ → θ) → ψ → (¬ϕ → ψ) taut.
(3) ¬ϕ → ψ MP(1, 2).
Segundo ítem:
 → θ) → ψ 
(1) (ϕ hipótesis: T deduce esto
(2) (ϕ → θ) → ψ → (θ → ψ) taut.
(3) θ→ψ MP(1, 2).

Lema 3.5.8 (Introducción de constantes) Sean T una L-teoría y c ∈ / L. Si


ϕ(x, y) es una L-fórmula tal que T ` ϕ(c, y) y x no ocurre en la fórmula
~ ~
ϕ(c, ~y) ni en la teoría T , entonces T ` ϕ(x, ~y).

D EMOSTRACIÓN Sea ψ1 , . . . , ψm una T -deducción de ϕ(c, ~y). Note que


esta T -deducción está en el lenguaje L ∪ {c}. Sea ahora ψi0 el resultado de re-
emplazar las ocurrencias de c en ψi por x. Es fácil verificar que ψ10 , . . . , ψm
0

es una T -deducción (ahora en el lenguaje L) de ϕ(x, ~y). Note que la genera-


lización no tiene problema con x, pues x no ocurre en la fórmula ψi . 

Lema 3.5.9 Sean T una L-teoría y c ∈


/ L.
 
1. Si T ` ∃xϕ(x, ~y) → ϕ(c, ~y) → ψ(~y), entonces T ` ψ(~y).

 
2. Si T ` ¬∀xϕ(x, ~y) → ¬ϕ(c, ~y) → ψ(~y), entonces T ` ψ(~y).

D EMOSTRACIÓN Para la primera: La siguiente sucesión de fórmulas no


es exactamente una demostración correcta, sino un formato para construir.

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Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

 
(1) ∃xϕ(x, ~y) → ϕ(c, ~y) → ψ(~y) hipótesis
(2) ¬∃xϕ(x, ~y) → ψ(~y) Lema 3.5.7 (2)
(3) ϕ(c, ~y) → ψ(~y) Lema 3.5.7 (2)
(4) ϕ(z, ~y) → ψ(~y) Lema 3.5.86
(5) ∃zϕ(z, ~y) → ψ(~y) G∃(4)
(6) ϕ(x, ~y) → ∃zϕ(z, ~y) axioma de cuantif.
(7) ∃xϕ(x, ~y) → ∃zϕ(z, ~y) 
 G∃(6)
(8) ∃xϕ(x, ~y) → ∃zϕ(z, ~y) →
 
→ ∃zϕ(z, ~y) → ψ(~y)

→ (∃xϕ(x, ~y) → ψ(~y)) taut.
 
(9) ∃zϕ(z, ~y) → ψ(~y) →
(∃xϕ(x, ~y) → ψ(~y)) MP(7, 8)
(10) ∃xϕ(x, ~y) → ψ(~y) MP(5, 9)
(11) ψ(~y) Lema 3.5.7(1).
La segunda parte se demuestra de manera similar.

Teorema 3.5.10 (Teorema de completitud de Gödel) Sean L un lenguaje,


T una L-teoría y ϕ una L-sentencia. Entonces
T |= ϕ ⇐⇒ T ` ϕ.

D EMOSTRACIÓN El teorema de validez nos da la dirección de dere-


cha a izquierda. Suponga entonces que T |= ϕ. Hay que encontrar una T -
deducción de ϕ. Para esto usaremos la compacidad del cálculo proposicio-
nal, junto con los lemas anteriores.
Como T |= ϕ, la teoría T ∪ {¬ϕ} no puede tener modelos. Por lo tanto,
T ∪ {¬ϕ} ∪ HL es contradictorio en lógica proposicional. Por compacidad
proposicional, existe T0 ⊂fin T ∪HL tal que T0 ∪{¬ϕ} es contradictoria. Sean
θ1 , . . . , θm aquellos elementos de T0 que o bien provienen de T o bien son de
las formas (1)-(3) en HL (elementos de IdL 0 , o de la forma ∀xϕ(x) → ϕ(t)
o de la forma ϕ(t) → ∃xϕ(x)). Los elementos faltantes de T0 son entonces
fórmulas de forma (4) o (5) en HL (las fórmulas de Henkin de formatos
∃xϕ(x) → ϕ(cϕ(x) ) o ¬∀xϕ(x) → ¬ϕ(dϕ(x) )).
Enumeramos las fórmulas de Henkin faltantes en T0 mediante la sucesión
θm+1 , . . . , θn , con lo cual
T0 = {θ1 , . . . , θn }.
Los índices de las fórmulas de Henkin los damos según un procedimien-
to ordenado adecuado. Dada θ ∈ T0 , sea r(θ) el mínimo número n tal

98
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

que θ ∈ Ln (recuerde que HL es una L 0 -teoría, donde L 0 = n<ω Ln ).


S
Sea θm+1 ∈ T0 \ {θ1 , . . . , θm } tal que r(θm+1 ) es maximal. Es decir, si
θ ∈ T0 \ {θ1 , . . . , θm }, entonces r(θ) ≤ r(θm+1 ) o sea, θm+1 es “de las últi-
mas” fórmulas de Henkin en T0 . Escoja θm+2 ∈ T0 \ {θ1 , . . . , θm+1 } tal que
r(θm+2 ) es maximal, etc., hasta completar T0 = {θ1 , . . . , θn }. Esta manera
de indexar las fórmulas de Henkin garantiza que si m < i ≤ n y θi es de la
forma ∃xϕ(x) → ϕ(cϕ(x) ), entonces cϕ(x) no ocurre en las fórmulas θj , con
j > i. Igualmente, si θi es de la forma ¬∀xϕ(x) → ¬ϕ(dϕ(x) ), entonces
dϕ(x) no ocurre en las fórmulas θj , con j > i.
Como T0 ∪ {¬ϕ} es contradictoria, la fórmula
!
 
θ1 → θ2 → . . . → (θn → ϕ) . . .

es una tautología y por lo tanto la podemos incluir como parte de una T -


deducción. Si 1 ≤ i ≤ m, entonces θi es o bien elemento de T o bien
tautología o bien axioma de identidad o bien axioma de cuantificadores. Por
lo tanto, T ` θi . Aplicando varias veces modus ponens, tenemos
!
 
T ` θm+1 → θm+2 → . . . → (θn → ϕ) . . . .

Ahora podemos aplicar repetidamente el lema 3.5.9 a lo anterior y logramos


T ` ϕ. Note que la maximalidad de r(θm+i ) es necesaria para poder aplicar
el lema 3.5.9 en cada paso. 

La demostración de completitud usa compacidad. Es fácil ver que el teo-


rema de compacidad a su vez es consecuencia de completitud: sea T una
teoría finitamente satisfactible. Si T no tuviera modelo, entonces trivialmen-
te se tendría que T |= ∃x(¬x = x). Por completitud, se tendría entonces
que T ` ∃x(¬x = x). Pero las T -deducciones son finitas, de modo que
existe T0 ⊂fin T tal que T0 ` ∃x(¬x = x). Por validez, se tiene que
T0 |= ∃x(¬x = x). Pero entonces. . . ¡T0 no puede tener modelos! Esta con-
tradicción completa el argumento.
El teorema apareció inicialmente en [12] (traducción al español en [15];
al inglés en [14]).

Ejercicios
En los ejercicios 1-14, escriba las deducciones. Cada paso de la deduc-
ción debe ser justificado.

99
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

1. {∀x(R(x) ∨ P(x)), ¬P(c)} ` R(c)

2. {¬∃xR(x)} ` ∀x¬R(x)

3. {∀x(R(x) → (S(x) ∨ Q(x))), ¬S(c)} ` ¬R(c) ∨ Q(c)

4. {S(c), ∀x(¬(S(x) ∧ ¬R(x)))} ` R(c)

5. ` ∀x∀yϕ → ∀y∀xϕ

6. ` (ϕ ∧ ∃xψ) → ∃x(ϕ ∧ ψ), si x no ocurre libre en ϕ.

7. ` ∃x(ϕ ∧ ψ) → (ϕ ∧ ∃xψ), si x no ocurre libre en ϕ.

8. ` (ϕ ∨ ∃xψ) → ∃x(ϕ ∨ ψ)

9. ` ∃x(ϕ ∨ ψ) → (ϕ ∨ ∃xψ), si x no ocurre libre en ϕ.

10. ` (ϕ ∧ ∀xψ) → ∀x(ϕ ∧ ψ), si x no ocurre libre en ϕ.

11. ` ∀x(ϕ ∧ ψ) → (ϕ ∧ ∀xψ)

12. ` ∀x(ϕ → ψ) ↔ (∃xϕ → ψ), si x no ocurre libre en ψ.

13. ? ` (∃yϕ → ∃xψ) → ∃x∀y(ϕ → ψ), si x no ocurre libre en ϕ y y


no ocurre libre en ψ.

14. ? ` ∀x∃y∀z(R(x, y) ∨ ¬R(x, z))

15. {R(c), ¬∃x(S(x) ∧ ¬R(x))} 6` S(c)

16. {∀x(R(x) → (S(x) ∨ Q(x))), ¬R(c)} 6` ¬S(c) ∧ ¬Q(c)

17. Demuestre que una L-teoría T tiene modelos ssi T 6` ϕ ∧ ¬ϕ, para
toda L-sentencia ϕ.

18. Demuestre que T ∪{ϕ} ` ψ ssi T ` ϕ → ψ (teorema de la deducción).

19. ? Sean T y T 0 un par de L-teorías que tienen los mismos L-modelos.


Demuestre que T y T 0 deducen los mismos teoremas.

20. Sean T y T 0 un par de teorías. Demuestre que T ∪ T 0 no tiene modelo


ssi existen ϕ1 , . . . , ϕn ∈ T 0 tales que T ` ¬ϕ1 ∨ . . . ∨ ¬ϕn .

100
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3.6. Teorías de primer orden


3.6.1. Completitud de teorías
La axiomatización más importante de la teoría de números consiste en
los axiomas de Peano PA, que ya habíamos visto en el capítulo anterior.
Recordemos que consiste de los siguientes axiomas en el vocabulario de la
teoría de números {⊕, ⊗, 0, 1}:

1. ∀x(¬(x ⊕ 1 = 0))

2. ∀x∀y(x ⊕ 1 = x 0 ⊕ 1 → x = x 0 )

3. ∀x(x ⊕ 0 = x)

4. ∀x∀y(x ⊕ (y ⊕ 1) = (x ⊕ y) ⊕ 1)

5. ∀x(x ⊗ 0 = 0)

6. ∀x∀y(x ⊗ (y ⊕ 1) = (x ⊗ y) ⊕ x)

7. (Esquema de inducción:)
!
 
∀~y φ(0, ~y) ∧ ∀x φ(x, ~y) → φ(x ⊕ 1, ~y) → ∀xφ(x, ~y) ,

donde φ(x, ~y) recorre todas las fórmulas de la aritmética.

Es modelo de PA, claramente, el “modelo estándar” (N, +, ·, 0, 1), pero


por el corolario 3.4.3, PA también tiene sus modelos no estándar. Por el
teorema de completitud, dada una sentencia aritmética φ, φ vale en todos
los modelos de PA ssi PA ` φ.
En un vocabulario L una teoría T es completa si dada cualquier sentencia
φ, se tiene T ` φ o T ` ¬φ. Así, la completitud de una teoría “resuelve”
todas las afirmaciones posibles dentro de la limitación dada por un lenguaje.
Por el teorema de incompletitud de Gödel, la teoría PA es incompleta. Sin
embargo, hay muchas teorías completas interesantes. Empezamos con las
más sencillas.

Ejemplo 3.6.1 La teoría T = {∃x∃y∀z(¬x = y ∧ (z = x ∨ z = y))} es


completa. Sea φ una sentencia arbitraria en el lenguaje vacío. La teoría
T tiene (módulo isomorfismo) solo un modelo M = ({a, b}), con a 6= b.
Entonces, T ` φ si M |= φ y T ` ¬φ si M |= ¬φ.

101
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Dados M un L-modelo y T una L-teoría, definimos

Th(M) := {φ | M |= φ, φ es una L-sentencia},

Cn(T ) := {φ | T ` φ, φ es una L-sentencia}.

Lema 3.6.2 Una L-teoría T es completa y consistente ssi existe un L-modelo


M tal que Cn(T ) = Th(M).

D EMOSTRACIÓN Sea primero T completa, y M |= T . Si φ ∈ Cn(T ),


T ` φ e inmediatamente M |= φ, o sea φ ∈ Th(M). Si φ ∈ / Cn(T ), T 6` φ
pero como T es completa, T ` ¬φ, y claramente entonces M |= ¬φ con
/ Th(M). Por otro lado, si Cn(T ) = Th(M), entonces M |= T
lo cual φ ∈
(si φ ∈ T , φ ∈ Cn(T ) = Th(M), con lo cual M |= φ), y si φ es una
L-sentencia, entonces T ` φ si M |= φ y T ` ¬φ si M |= ¬φ. 

3.6.2. Ejercicios
1. PA |= ∀x(¬(x = 0) → ∃y(y ⊕ 1 = x)).

2. Demuestre sin usar completitud que PA ` ∀x(¬(x = 0) → ∃y(y ⊕


1 = x)).

3. Demuestre que en el lenguaje {R}, #(R) = 1, la teoría

{∃x∀y(R(x) ∧ (R(y) → y = x)),


 
∃x∀y ¬R(x) ∧ (¬R(y) → y = x) }

es completa.

4. Demuestre que en el lenguaje {R}, #(R) = 2, la teoría

{∃x∃y(R(x, y) ∧ ¬x = y), ∃x∃y¬R(x, y), ∀xR(x, x)}

es incompleta.

5. Demuestre que en el lenguaje {R}, #(R) = 2, la teoría




 ∀xR(x, x)
 y) → R(y, x))
∀x∀y(R(x,

 ∀x∀y∀z (R(x, y) ∧ R(y, z)) → R(x, z)


(la teoría de las relaciones de equivalencia) es incompleta.

102
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

6. ? Demuestre que la teoría del ejercicio anterior se vuelve completa si


se agregan las sentencias
 
∀x∀y0 . . . ∀yn ∃z R(x, y0 ) ∧ . . . ∧ R(x, yn ) →

!
 
R(x, z) ∧ ¬y0 = z ∧ . . . ∧ ¬yn = z

∃y0 . . . ∃yn ¬R(y0 , y1 ) ∧ . . . ∧ ¬R(y0 , yn ) ∧ . . .

. . . ∧ ¬R(yn−1 , yn )

para cada n ∈ N.

7. Sea DLO1 la teoría de órdenes lineales densos –como DLO pero sin
el axioma ∀x∃y∃z(R(y, x) ∧ R(x, z))–. Demuestre que DLO1 es in-
completa.

8. ? Sea DLO2 la teoría DLO1 agregándole el axioma


!
   
∃x∃y∃z x = z ∨ R(x, z) ∧ y = z ∨ R(z, y) .

Demuestre que DLO2 es completa y DLO1 es decidible.

103
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Capítulo 4

Teoría de modelos

Ecos del paisaje - María Clara Cortés - 2020

Introducción
En teoría de modelos de primer orden controlamos las clases de estruc-
turas mediante sus teorías. Consideremos para empezar los siguientes tres
pasos: fijar una estructura M, tomar su teoría Th(M) y regresar a la clase de
modelos de esta teoría, Mod(Th(M)).
En detalle, estos son los tres pasos:

Fijar M: empezamos tomando cierta estructura M de la cual queremos


estudiar propiedades (por ejemplo, un espacio vectorial V sobre un
campo K, o algún campo algebraicamente cerrado (F, +, ·, 0, 1), o por
ejemplo un campo valuado (F, +, ·, Γ, v), algún árbol infinito, algún
grafo, etc.), en algún vocabulario L = L(M).

105
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Tomar la teoría de M, es decir, el conjunto de todas las L-sentencias váli-


das en M: T = Th(M) = {σ ∈ Sent(L) | M |= σ}.

Regresar a la clase de modelos: de nuevo el énfasis pasa a los modelos,


pero ahora tomamos la clase

Mod(T ) = Mod(Th(M)).

Al tener ahora muchas variantes de esos modelos (que podemos ver


como “variantes no estándar” del modelo original M) podemos estu-
diar propiedades de M también. Las preguntas pueden ser muy varia-
das; he aquí algunos ejemplos:

¿Qué tanto depende M de sus trozos pequeños (por ejemplo,


contables)?
¿Cómo se pueden generar extensiones de M que tengan, por
ejemplo, muchos automorfismos? ¿Que sean “rígidas”?
¿Es categórica la teoría de M? Es decir: ¿puedo capturar la clase
de isomorfismo de M mediante su teoría? Y si no es categórica,
¿qué tan lejos está Th(M) de serlo?
Cuando M es una estructura algebraica, cabe la siguiente pre-
gunta: si existe una solución a cierta ecuación en una extensión
de M, ¿cuándo puedo afirmar que eso implica que debía haber
una solución en M?

Lo anterior está lejos de describir exhaustivamente lo que sucede al


considerar modelos, sus teorías y las clases de modelos de estas teo-
rías. Hay situaciones en las cuales no se parte de un modelo inicial
que se quiera estudiar, sino que son razones más puramente modelo-
teóricas las que dan lugar a la construcción de la teoría. No se parte en
ese caso de un “modelo canónico” conocido a priori (como sí sucede
con los complejos o con los reales). Idealmente, se llega a una axio-
matización muy robusta, incluso sin modelo canónico a partir del cual
iniciar.
Por ejemplo, trabajos clásicos de Abraham Robinson llevaron a Le-
nore Blum en su tesis doctoral (1968) a axiomatizar correctamente la
teoría DCF de campos diferencialmente cerrados, por analogía cla-
ra con el caso de los campos algebraicamente cerrados (modelos de
ACF). Para estos, el modelo de partida se conocía a priori: era el cam-
po complejo hC, +, ·, 0, 1i. Por el contrario, al pasar a campos dife-

106
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

rencialmente cerrados, no hay tal modelo de partida, no hay modelo


canónico.
La teoría surgida de los trabajos de Robinson y Blum ha tenido un
impacto enorme en la conexión entre teoría de modelos y el resto de la
matemática, posterior y completamente independiente de los trabajos
iniciales de esos autores.
Por otro lado, en la década de 1960 en Berkeley, toda una generación
formada inicialmente por Tarski desarrolló métodos globales de teoría
de modelos. Los trabajos de Vaught, Chang, Keisler y Morley dieron
lugar a una teoría de modelos en primer orden muy amplia y entrela-
zada con lógica infinitaria y teoría de conjuntos en buena medida.
La llegada de Saharon Shelah al inicio de la década de 1970 marcó
un nuevo cambio, pues desde su tesis doctoral se inició la construc-
ción enorme de la teoría de la clasificación (también llamada estabi-
lidad modelo-teórica); el medio siglo que ha pasado desde entonces
ha estado completamente enmarcado por esos trabajos. Estos combi-
nan la generalidad de la escuela de la “Costa Oeste” (Berkeley, años
60) con ideas de independencia que resultaron muy útiles también pa-
ra los problemas más ligados a temas directamente matemáticos que
habían crecido originalmente en la “Costa Este” (Yale) bajo la égida
de Robinson.
Más recientemente, desde los trabajos de Hrushovski en su demostra-
ción de la conjetura de Mordell-Lang, la teoría de modelos ha teni-
do aplicaciones cada vez más entrelazadas con la teoría de números,
la geometría algebraica entendida de manera muy general. Algunos
trabajos de las dos últimas décadas incluyen la integración motívi-
ca (Loeser, Denef), cierta geometría aritmética (Zilber y la “escuela
de Oxford”) en estructuras fuertemente minimales (ver sección 4.8),
dinámica algebraica (Scanlon). Otra línea central de interacción (ini-
ciada por Steinhorn y van den Dries) es la o-minimalidad: estructuras
con orden lineal pero con conjuntos definibles con estructura muy bien
entendida (un ejemplo central es el cuerpo real (R, +, ·, <, 0, 1)). En
la sección 4.9 damos una breve introducción.
Estos desarrollos más recientes siguen generando interacciones muy
profundas entre la teoría de modelos y áreas distintas de la matemática.
Un punto importante es que están muy fuertemente anclados en los
desarrollos más “abstractos” originalmente surgidos de la escuela de
Berkeley, a través de las generalizaciones de Shelah.

107
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Usamos en este capítulo dos notaciones para los modelos: por un lado, sole-
mos denotar nuestras estructuras mediante “letras góticas” A, B, C, . . . ; en
ese caso, las correspondientes mayúsculas latinas A, B, C, . . . señalan los
universos de las estructuras, y las interpretaciones de símbolos del vocabu-
lario L se suelen denotar mediante fA , RB . También usamos a veces letras
como M, M 0 y N, por ejemplo, para denotar L-estructuras.

4.1. Equivalencia elemental e inmersiones


Nos concentramos primero en dos relaciones fundamentales entre L-
estructuras: la equivalencia “lógica” (llamada equivalencia elemental) y la
inmersión (dos niveles: inmersión e inmersión elemental).
Fijamos un lenguaje L.

Definición 4.1.1 Dos L-estructuras M y N son elementalmente equivalentes


(y lo denotamos M ≡ N) si Th(M) = Th(N), ésto es, cuando todas las L-
sentencias válidas en M son válidas en N y viceversa.

Note que si M ≈ N entonces M ≡ N y que ≡ es una relación de


equivalencia entre L-estructuras. En general, ≡ es mucho menos fina que la
relación de isomorfismo ≈.
Vale la pena mencionar este resultado (de Keisler bajo la GCH, luego ex-
tendido por Shelah al caso general), que enlaza la relación (lógica) ≡ con la
relación (algebraica) ≈. Aunque ≡ es mucho más débil, y cantidades enor-
mes (clases propias) de estructuras que no son isomorfas sí son elemental-
mente equivalentes, es importante saber que la equivalencia elemental se
puede caracterizar mediante la existencia de cierto isomorfismo de dos es-
tructuras asociadas (llamadas ultrapotencias, ver página 115). Lo importante
en este punto, más allá de la definición de ultrapotencia (que vendrá más
adelante) es que podemos efectivamente enlazar la definición de equivalen-
cia elemental (≡) y la de isomorfismo (≈).

Teorema 4.1.2 (Keisler-Shelah) Dado cualquier par de L-estructuras A y


B, tenemos que A ≡ B si y solo si existen ultrapotencias AU y BU tales
que AU ≈ BU .

4.1.1. Extensiones elementales


La noción de “extensión elemental” (y la de “subestructura elemental”)
es la conexión entre estructuras más importante de toda la teoría de modelos
(incluso fuera de “primer orden” o clases elementales).

108
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Inicialmente, definimos extensión “a secas”.

Definición 4.1.3 (extensión, submodelo) Dadas dos L-estructuras A y B,


decimos que B es extensión de A (A es subestructura de B) si

A ⊆ B,

fA = fB  Aar(f) para cada símbolo de función f,

RA = RB ∩ Aar(R) para cada símbolo de relación R,

cA = cB para cada símbolo de constante c.

Usamos la notación A ⊆ B.

Un ejemplo clásico de extensiones/submodelos es la cadena siguiente.

(N, +, ·, <, 0, 1) ⊂ (Z, +, ·, <, 0, 1) ⊂ (Q, +, ·, <, 0, 1) ⊂ (R, +, ·, <, 0, 1).

Estos ejemplos también muestran cómo la satisfacción de una sentencia


puede variar enormemente al pasar a una extensión.
La noción de extensión más central en teoría de modelos es la de exten-
sión elemental1 , que definimos a continuación.

Definición 4.1.4 (Extensión elemental, subestructura elemental) Dadas L-


estructuras A y B, decimos que A es una subestructura elemental de B o,
de modo equivalente, que B es una extensión elemental de A (A ≺ B) si

1. A ⊆ B, y

2. Para toda ā ∈ A y toda L-fórmula ϕ(x̄), tenemos que

A |= ϕ(ā) si y sólo si B |= ϕ(ā).

La noción A ≺ B es, por lo tanto, una manera fuerte de combinar entre


sí las nociones A ⊆ B y A ≡ B. De hecho, A ≺ B si y solo si A ⊆ B y
ThA (A) = ThB (B) (aquí, ThA (A 0 ) = {σ ∈ Sent(LA ) | A 0 |= σ}).
1
Una noción análoga en geometría algebraica serían las extensiones de campos en las
cuales los abiertos de Zariski del campo pequeño son los mismos que en el grande.

109
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

4.1.2. Modelos generados


La construcción de modelos de una teoría es una de las líneas centrales
de trabajo en teoría de modelos. Damos aquí varias maneras adicionales de
construir nuevos modelos dentro de una clase (los teoremas ascendente y
descendente de Löwenheim-Skolem, los teoremas de uniones de cadenas,
los ultraproductos y las ultrapotencias). Esto refina nuestro conocimiento de
elementos de una clase de la forma Mod(T ) para una teoría de primer orden
T.
La primera construcción nos permite calcular “clausuras lógicas” de con-
juntos dentro de modelos –un proceso similar a tomar “subcampos genera-
dos” o “subespacios generados”– pero que tiene como resultado subestructu-
ras elementales: el teorema descendente de Löwenheim-Skolem. La demos-
tración involucra calcular una “clausura” de carácter lógico: formalmente,
una clausura de Skolem, es decir, bajo términos en un lenguaje típicamente
muy enriquecido con respecto al lenguaje original L.

Teorema 4.1.5 (Löwenheim-Skolem descendente) Dado un modelo infini-


to A, y X ⊆ A, existe B tal que:

1. X ⊆ B ≺ A,

2. |B| ≤ |X| + ℵ0 + |L|.

B es, por lo tanto, una especie de clausura de X dentro de A, con cardi-


nalidad pequeña (controlada por |X|), que además es subestructura elemental
de A.
D EMOSTRACIÓN Nos concentramos en el caso de lenguaje L contable.
Como vimos en el teorema 3.3.18, si una teoría es consistente tiene un mo-
delo de Henkin (cociente del modelo de términos por identidades, en el len-
guaje expandido L 0 en el teorema). Este modelo tiene cardinal ℵ0 , pues el
lenguaje L 0 y por ende, el conjunto de términos, tiene este cardinal. Si consi-
deramos T = Th(A, a)a∈X en nuestro enunciado y aplicamos esa construc-
ción incluyendo constantes para los elementos de X, obtenemos un modelo
contable B de T , por ende B ≺ A. 
Ver el original en [34].

4.1.3. El criterio de Tarski-Vaught


Este es uno de los criterios más útiles para decidir cuándo una estructura
A es subestructura elemental de B. Dice, informalmente, que lo único que

110
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

hay que revisar cuando ya se sabe que A ⊂ B, es que “las existenciales


bajen”: que toda fórmula existencial con parámetros en A que valga en B
vale en B con un testigo de A.

Teorema 4.1.6 (Tarski-Vaught) Sea A ⊆ B. Entonces son equivalentes:

1. A ≺ B.

2. Dada cualquier fórmula ϕ(x̄, y), y dado cualquier ā ∈ A de longitud


igual a la de x̄, si existe b ∈ B tal que B |= ϕ(ā, b), entonces existe
b 0 ∈ A tal que B |= ϕ(ā, b 0 ).

D EMOSTRACIÓN Sean A ⊂ B. Demostramos primero la implicación


1 → 2. Supongamos entonces que A ≺ B, y sean ϕ(x̄, y) una fórmula,
ā ∈ A, b ∈ B tales que B |= ϕ(ā, b). Entonces B |= ∃yϕ(ā, y). Los pará-
metros de esta última fórmula son de A y, por lo tanto, A |= ∃yϕ(ā, y), pues
A ≺ B. Pero entonces debe existir algún b 0 ∈ A tal que A |= ϕ(ā, b 0 ). De
nuevo, como todos los parámetros están en A, tenemos que B |= ϕ(ā, b 0 ).
1→2 .
Demostración de 2→1: usamos inducción sobre la complejidad de ϕ(x̄) pa-
ra probar que para todo ā ∈ A, A |= ϕ(ā) si y solo si B |= ϕ(ā). El paso
crucial es el existencial. [Los otros pasos son más sencillos, y son un ejerci-
cio]. Suponga entonces que ϕ(x̄) = ∃yψ(y, x̄) y supongamos primero que
A |= ϕ(ā), es decir, A |= ∃yψ(y, ā). Pero entonces realmente existe un ele-
mento b ∈ A tal que A |= ψ(b, ā). Por la hipótesis de inducción, también
tenemos que B |= ψ(b, ā) - esto da inmediatamente que B |= ∃yψ(y, ā).
Finalmente, el caso interesante: supongamos que B |= ϕ(ā), o sea que
B |= ∃yψ(y, ā). Esto nos da un testigo b ∈ B tal que B |= ψ(b, ā). Usamos
ahora la hipótesis (2): debe existir entonces b 0 ∈ A tal que B |= ψ(b 0 , ā).
Lo importante es que ahora sí todos los parámetros están en A, y podemos
usar la hipótesis de inducción para concluir que A |= ψ(b 0 , ā). Con esto
ahora sí tenemos que A |= ∃yψ(y, ā), es decir, A |= ϕ(ā). 
Observe que el criterio nos da A ≺ B en términos de satisfacción en B
(y no en A, a diferencia de la definición). Este hecho es útil a la hora de armar
por modelos como “clausuras” de un modelo grande, pues la verificación
final de A ≺ B, y la construcción, solo dependen de evaluar sentencias en
B.

Teorema 4.1.7 (Łoś-Tarski) Dada una cadena ≺-creciente deSmodelos A0 ≺


A1 ≺ . . . ≺ Ai ≺ Ai+1 . . . para i < α, se tiene que Aj ≺ i<α Ai para
todo j < α.

111
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

D EMOSTRACIÓN Verificación directa usando el teorema anterior. 

Observación 4.1.8 Es fácil construir ⊆-cadenas de modelos A0 ⊆ A1 ⊆


⊆ An ⊆ . . . tales que Th(An ) = Th(Am ) para todo m y n, pero
... S
Th( n An ) 6= Th(A0 ).

La observación anterior muestra que la clausura bajo uniones de cadenas


dada por el teorema de Łoś-Tarski es una propiedad estructural fuerte de la
relación ≺.
Damos ahora un criterio importante para la completitud de una teoría.
Es un puente interesante entre la semántica y la sintaxis: la noción (muy
semántica) de categoricidad queda relacionada con la de completitud2 .

Definición 4.1.9 Dado un cardinal infinito κ, una teoría es κ-categórica si


y solo si todos sus modelos de cardinal κ son isomorfos.

Teorema 4.1.10 (Criterio de completitud de Vaught) Sea T una L-teoría


consistente (sobre L contable) sin modelos finitos. Entonces, si T es categó-
rica en algún cardinal infinito λ, se tiene que T es completa.

Daremos la demostración al final de la sección siguiente.

Corolario 4.1.11 La teoría Th(C, +, ·, 0, 1) del cuerpo de los números com-


plejos es decidible.

D EMOSTRACIÓN Esta teoría es completa por definición, pero a priori


podría no ser decidible. Por otro lado, la teoría ACF0 que consta de
los axiomas de cuerpos,

los axiomas de la forma

∀x0 . . . ∀xn (¬xn = 0 → ∃y(xn · yn + · · · + x1 · y + x0 = 0))

para n natural positivo (y entendiendo que yi abrevia y·· · ··y i veces),


y

los axiomas de la forma

∀x¬(xn = 0)

para n natural positivo,


2
En su libro reciente [27], J. Kennedy estudia el impacto filosófico y matemático del
entrelazamiento entre los dos extremos sintáctico y semántico.

112
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

axiomatiza los cuerpos algebraicamente cerrados de característica cero. Cla-


ramente, (C, +, ·, 0, 1) |= ACF0 . Un resultado clásico de Steinitz implica que
ACF0 es categórica en todo λ > ℵ0 . Aplicando el criterio de completitud de
Vaught, la teoría ACF0 resulta ser completa.
Pero ACF0 ⊆ Th(C, +, ·, 0, 1). Como ambas teorías son completas, tie-
nen los mismos modelos y las consecuencias de ACF0 coinciden con las
sentencias verdaderas en (C, +, ·, 0, 1).
Ahora, ACF0 tiene una axiomatización recursiva (dada arriba), por lo
tanto, sus teoremas son un conjunto recursivamente enumerable. Sin embar-
go, dado que es completa, dada cualquier sentencia σ del lenguaje de anillos,
o bien σ, o bien ¬σ, aparecerá entre las consecuencias de ACF0 . Así, al enu-
merar recursivamente las consecuencias de ACF0 , aparecerá una y solo una
de cada sentencia del lenguaje.
Si nos dan una sentencia arbitraria σ en el lenguaje de anillos, basta es-
perar a que σ o ¬σ aparezca entre las consecuencias de ACF0 . Aquella única
que aparecerá determinará si σ vale o no vale en la estructura (C, +, ·, 0, 1).


Ejercicios
Demuestre que

(N \ {0}, <) ⊂ (N, <).


(N \ {0}, <) ≡ (N, <), de hecho (N \ {0}, <) ≈ (N, <)).
(N \ {0}, <) 6≺ (N, <).
(Qalg , +, ·, 0, 1) ≺ (C, +, ·, 0, 1).
(Q, +, ·, <, 0, 1) 6≺ (R, +, ·, <, 0, 1).
Demuestre el teorema 4.1.7.
Construya una ⊂-cadena de modelos
SMn (n < ω) tal que Th(Mn ) =
Th(M0 ) para todo n < ω pero Th( n<ω Mn ) 6= Th(M0 ).

4.2. Compacidad: ultraproductos y aplicaciones


Recuerde el teorema de compacidad (teorema 3.4.1):

Teorema 4.2.1 (Compacidad) Una teoría L-teoría T tiene modelos si todo


subconjunto finito T0 ⊂ T tiene modelos.

113
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

En esta sección estudiamos ultraproductos y ultrapotencias, y damos una


demostración distinta de este teorema de la vista en el capítulo anterior. Ade-
más, vemos algunas aplicaciones.
La idea de la demostración será tomar un modelo Ai |= Ti de cada sub-
teoría finita Ti ⊂ T e intentar “pegar” de manera inteligente los modelos
Ai .
Pero antes, debemos definir los ultraproductos de estructuras y demostrar
el teorema fundamental (teorema de Łoś).

Definición 4.2.2 (Ultraproducto) Fijamos L = L(T ), el vocabulario aso-


ciado a T . Sean I un conjunto no vacío, U un ultrafiltro
Q sobre I y (Ai | i ∈ I)
una familia de L-estructuras. El ultraproducto U Ai de (Ai | i ∈ I) es la
siguiente L-estructura:
Q
1. El universo es el cociente del producto cartesiano i∈I Ai por la si-
guiente relación (de equivalencia):
def
f ∼U g ⇐⇒ {i ∈ I | f(i) = g(i)} ∈ U.
Q
2. La interpretación de un símbolo de relación R en U Ai viene dada
por
Q
def
R U Ai
([f1 ]U , . . . , [fn ]U ) ⇐⇒ {i ∈ I | (f1 (i), . . . , fn (i)) ∈ RAi } ∈ U.
Q
3. La interpretación de un símbolo de función F en U Ai viene dada
por
Q
def
F U Ai
([f1 ]U , . . . , [fm ]U ) = [g]U ⇐⇒

{i ∈ I | FAi (f1 (i), . . . , fm (i)) = g(i)} ∈ U.


Q
4. La interpretación de un símbolo de constante c en U Ai viene dada
por Q
def
c U Ai = [fc ]U donde fc (i) = cAi .

Hay que revisar, por supuesto, que esto efectivamente da una L-estructura,
es decir, que las interpretaciones están bien definidas. Por ejemplo, si supo-
nemos que f1 ∼U g1Q , . . . , fn ∼U gn , debe ser cierto que (de acuerdo con
nuestra definición) R U Ai ([f1 ]U , . . . , [fn ]U ) no dependa del representante
de la ∼U -clase, es decir, que {i ∈ I | (f1 (i), . . . , fn (i)) ∈ RAi } ∈ U si y
solo si {i ∈ I | (g1 (i), . . . , gn (i)) ∈ RAi } ∈ U. Pero esto es cierto, pues

114
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

los conjuntos Xk = {i ∈ I | fk (i) = gk (i)} ∈ U para 1 ≤ k ≤ n, luego su


intersección
\
Xk = {i ∈ I | (f1 (i), . . . , fn (i)) = (g1 (i), . . . , gn (i))} ∈ U
1≤k≤n

y se puede concluir. De manera similar se verifica que interpretaciones de


funciones y constantes de L están bien definidas.
Cuando todos los Ai son la misma estructura A, el ultraproducto corres-
Q
pondiente se llama la ultrapotencia de A a lo largo de U, y se denota U A
(o simplemente AU ).
El teorema fundamental sobre ultraproductos y ultrapotencias es el teo-
rema de Łoś.
Q
Teorema 4.2.3 (Łoś) Dado un ultraproducto de L-estructuras Q U Ai , y da-
da una L-formula ϕ(x1 , . . . , xn ) y funciones f1 , . . . , fn ∈ i∈I Ai ,
Y
Ai |= ϕ([f1 ]U , . . . , [fn ]U ) ⇐⇒ {i ∈ I | Ai |= ϕ(f1 (i), . . . , fn (i))} ∈ U.3
U

Más aún, identificando una “copia” de A dentro de AU (dada por las U-


clases de funciones constantes fa (a ∈ A) en el producto cartesiano de A)
tenemos también que
A ≺ AU .

D EMOSTRACIÓN Por inducción en la complejidad de ϕ. El caso atómico


está dado ya por la definición del ultraproducto. La negación se tiene dado
que un conjunto pertenece a un ultrafiltro si y solo si su complemento no
pertenece a este. Para la conjunción usamos que los ultrafiltros son cerrados
bajo intersecciones finitas. Finalmente, el paso de inducción para la existen-
cial ϕ = ∃ψ(x). QSupongamos, como hipótesis de inducción, que para todo
g, f1 , . . . , fn ∈ i∈I Ai ,
Y
Ai |= ψ([g]U , [f1 ]U , . . . , [fn ]U )
U

m
{i ∈ I | Ai |= ψ(g(i), f1 (i), . . . , fn (i))} ∈ U.
3
En particular, toda estructura A es elementalmente equivalente (ver definición 4.1.1) a
cualquiera de sus ultrapotencias AU .

115
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Q
Supongamos
Q primero Q que U Ai |= ϕ([f1 ]U , . . . , [fn ]U ). Entonces existe
g ∈ U Ai tal que U Ai |= ψ([g]U , [f1 ]U , . . . , [fn ]U ). Por la hipótesis
de inducción, Xg = {i ∈ I | Ai |= ψ(g(i), f1 (i), . . . , fn (i))} ∈ U. Pe-
ro Xg ⊂ {i ∈ I | Ai |= ∃xψ(x, f1 (i), . . . , fn (i))}, con lo cual {i ∈ I |
Ai |= ϕ(f1 (i), . . . , fn (i))} ∈ U. Por otro lado, si Y = {i ∈ I | Ai |=
ϕ(f1 (i), . . . , fn (i))} ∈ U, podemos para cada i ∈ Y escoger un elemento
bi ∈ Ai tal que Ai |= ψ(bi , f1 (i), . . . , fn (i)) (testigo de la existencial en
cada modelo). Esto nos da una función g0 con dominio Y: g0 (i) = bi . Po-
demos extender g0 de manera arbitraria a elementos de I fuera de Y: como
Q ∈ U cualquier extensión g de g0 a una función de dominio Q
Y I satisfará
A
U i |
= ψ([g] U , [f ]
1 U , . . . , [f ]
n U ), con lo cual se tendrá que U Ai |=
ϕ([f1 ]U , . . . , [fn ]U ). 
Ahora sí demostramos el teorema de compacidad mediante ultraproduc-
tos.
D EMOSTRACIÓN del teorema 4.2.1. Hacemos la siguiente construcción:
sea I = Pfin (T ). Tomamos, para cada i ∈ I, un modelo Ai |= i.
Definimos ahora un ultrafiltro: primero tomamos la familia S de todos
los subconjuntos de I de la forma Iσ = {i ∈ I | σ ∈ I}. Observamos que S
tiene la propiedad de intersecciones finitas: {σ1 , . . . , σn } ∈ Iσ1 ∩ . . . ∩ Iσn .
Tomamos un ultrafiltro cualquiera que contenga Q a S.
Ahora, verificamos que el ultraproducto U Ai |= T . Si σ ∈ T , entonces
si σ ∈ i, Ai |= σ, por lo tanto, Q{i ∈ I | Ai |= σ} ⊃ Iσ y Iσ ∈ U. Por el
Teorema de Łoś, tenemos que U Ai |= σ. 

4.2.1. Aplicaciones de compacidad


Mencionamos aquí algunas aplicaciones importantes de compacidad. Es-
tas combinan la limitación del poder expresivo de la lógica de primer orden
con una mayor capacidad para producir cantidades enormes de modelos de
teorías dadas.

Teorema 4.2.4 (NoFin) Inexpresabilidad de la finitud: no existe una sen-


tencia σ tal que A |= σ ssi A es finito.

D EMOSTRACIÓN Suponga que existe una sentencia ψfin en algún len-


guaje L tal que dada una L-estructura A, A |= ψfin ssi A es finito. Sea ahora
T la L-teoría 
{ψfin } ∪ ∃≥n x(x = x) | n ∈ N ,
donde ∃≥n x(x = x)) es la sentencia ∃x1 . . . ∃xn ( i6=j ¬(xi = xj )) que dice
V
que hay por lo menos n elementos en el dominio. La teoría T es finitamente

116
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

satisfactible (dado T0 ⊂ T existe un máximo n tal que ∃≥n x(x = x) ∈ T0 ;


cualquier modelo finito de tamaño ≥ n satisface T0 ) pero no puede tener
modelos: un modelo de T debería ser a la vez finito (pues satiface ψfin ) e
infinito (pues tiene más que n elementos, para cualquier n). 

Teorema 4.2.5 (NoBO) Inexpresabilidad del buen orden: no existe una sen-
tencia σ tal que (A, <, · · · ) |= σ ssi (A, <) está bien ordenado.

D EMOSTRACIÓN Suponga que existe una sentencia ψbo en algún lengua-


je L que contenga un símbolo < tal que dada una L-estructura A, A |= ψbo
ssi (A, <) está bien ordenado. Sea ahora L 0 = L ∪ {ci | i < ω}, con las ci
constantes nuevas (no pertenecen a L). Sea ahora T la L 0 -teoría
{ψbo } ∪ {ci+1 < ci | i < ω} .
De nuevo: T es finitamente satisfactible pero no puede tener modelos (un
modelo de T tendría una <-cadena infinita descendente pero a la vez sería
bien ordenado, lo cual es absurdo). 

Löwenheim-Skolem ascendente
El siguiente es uno de los teoremas más importantes de la teoría de mo-
delos; permite construir extensiones arbitrariamente grandes de cualquier es-
tructura infinita.

Teorema 4.2.6 (Löwenheim-Skolem ascendente) Sea T una teoría en un


lenguaje contable L, con algún modelo infinito. Entonces, para cada cardi-
nal infinito κ existe un modelo A de T de cardinal mayor o igual a κ.

D EMOSTRACIÓN Sea L 0 = L ∪ {ci | i < κ} una extensión de L mediante


κ símbolos de constante nuevos. Sea T 0 la L 0 -teoría T 0 = T ∪ {ci 6= cj | i <
j < κ}. Entonces,
1. T 0 es finitamente satisfactible: todo subconjunto finito de T tiene un
modelo (por hipótesis, T tiene un modelo infinito; basta usar finitos
elementos de ese modelo y armar una expansión adecuada).
2. Por lo tanto, T tiene un modelo A. Como dentro de A hay interpre-
taciones de todas las constantes ci (para i < κ) implica que A tiene
cardinal al menos κ. 
De hecho, por el teorema descendente de Löwenheim-Skolem, el mode-
lo A de la demostración anterior tiene un submodelo elemental de tamaño
exactamente κ.

117
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

4.2.2. Modelos no estándar


Otro tipo de aplicación importante de compacidad es la construcción de
modelos no estándar (de la aritmética, campos real-cerrados, etc.). He aquí
algunos de los pasos de esa construcción.

NNoEst Modelos no estándar de la aritmética:


1. Existe una extensión elemental A de (N, +, ·, <, 0, 1) tal que para
algún elemento a ∈ A, todo número primo estándar p divide a a
en A, por compacidad.
2. Existe un elemento b en A tal que b > a y para todo número
natural n, b > a + n. Elementos como a o b son “naturales
no estándar” de A. En el orden de A, todos los elementos no
estándar son mayores que todos los elementos estándar.
3. En A, si a es no estándar, tenemos los siguientes elementos

. . . , a−n, . . . , a−3, a−2, a−1, a, a+1, a+2, a+3, . . . , a+n, . . .

(Note que podemos restar números naturales estándar arbitrarios


n de a).
4. Dado cualquier elemento no estándar a ∈ A, denotamos me-
diante Ka := {. . . , a − n, . . . , a − 3, a − 2, a − 1, a, a + 1, a +
2, a + 3, . . . , a + n, . . .} la mónada de a. Note que (Kb , < Kb )
es isomorfo al orden (Z, <). También, si b y c son no estándar y
Kb 6= Kc , Kb ∩ Kc = ∅.
5. Si b1 < b2 son no estándar y las mónadas K1 , K2 son disyuntas,
existen c, d, e no estándar tales que las mónadas correspondien-
tes son disyuntas y

Kc < Kb1 < Kd < Kb2 < Ke .

Así, las mónadas están densamente ordenadas dentro de A; ade-


más, no hay mínima mónada no estándar, y no hay máxima mó-
nada.
6. Lo anterior se denota así (en notación de Hausdorff):

tipo de orden(A, <) = ω + (ω∗ + ω) · η̄

donde ω denota el tipo de orden de los naturales, ω∗ el orden


inverso y η̄ el tipo de orden lineal denso sin extremos (no espe-
cificamos cardinal).

118
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

7. Si cierta fórmula ϕ(x) es tal que N |= ϕ(n) para todo natural


estándar n, entonces A |= ϕ(a) para todo a ∈ A. Por otro lado,
si cierto natural no estándar b satisface cierta fórmula ψ(x) en
A, entonces existen naturales estándar arbitrariamente altos que
satisfacen ψ(x).

NonStR Modelos no estándar de la teoría de los reales4 .

1. Usando compacidad, armamos una extensión elemental

(R∗ , +, ·, <, 0, 1)

de (R, +, ·, <, 0, 1) propia. Entonces, existe cierto elemento ε ∈


R∗ tal que
1
ε< n para todo número natural n,
0 < ε.
Esto resulta dar una extensión propia, no arquimedeana, de los
reales5 .
2. En un modelo no estándar de Th(R, +, ·, <, 0, 1), para cada ele-
mento r existen infinitos elementos s tales que |r − s| > 0 pero
|r − s| < n1 para todo natural n. Estos elementos, “infinitamente
cercanos” a r, conforman la mónada alrededor de r; podemos
denotarla mediante m(r).
4
Los reales (R, +, ·, <, 0, 1) son modelo de la teoría RCF de “campos real-cerrados”. La
axiomatización, y muchos detalles interesantes sobre la teoría RCF se pueden encontrar en
muchos libros de teoría de modelos.
5
Y de paso, esto demuestra que la arquimedianidad no es una propiedad que se pueda
expresar en la lógica de primer orden, otra de las famosas consecuencias de compacidad. En
la lógica Lω1 ,ω sí se puede expresar la arquimedianidad.

119
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3. Buena parte del cálculo y el análisis se pueden desarrollar sobre


R∗ en lugar de desarrollarlos sobre los reales estándar R. A ni-
vel elemental inicial, las definiciones y propiedades básicas de
derivadas e integrales se pueden llevar a cabo “estilo Leibniz”,
con infinitesimales en lugar de definiciones tipo ε, δ (argumen-
tos de continuidad, teorema del valor intermedio, etc.). En este
camino hay resultados de investigación en áreas como economía
matemática (Keisler) o incluso teoría de modelos de procesos
estocásticos (Fajardo y Keisler [10]). Esta línea fue iniciada por
Abraham Robinson en la década de 1950.

Esos dos ejemplos de modelos no estándar de teorías familiares son apli-


caciones muy directas de compacidad. En ambos casos, temas que usualmen-
te se trabajan “en los naturales” o “en los reales” pueden tener soluciones
distintas (“más” soluciones) en esos modelos no estándar.
Ahora sí demostramos el criterio de Vaught 4.1.10.
D EMOSTRACIÓN de 4.1.10. Suponga que T no es completa. Sea entonces
σ tal que T 6` σ y T 6` ¬σ. Existen entonces modelos A1 y A2 tales que
A1 |= T ∪ {σ} y A2 |= T ∪ {¬σ}. Como A1 y A2 son ambos modelos infinitos
de T , por Löwenheim-Skolem (ascendente o descendente, según el cardinal
de cada uno de estos modelos), sabemos que existen B1 y B2 , ambos de
cardinal λ, tales que A1 ≡ B1 y A2 ≡ B2 . Como B1 y B2 son modelos
de T de cardinal λ, deben ser isomorfos (y en particular son elementalmente
equivalentes, con lo cual obtenemos que A1 ≡ B1 ≡ B2 ≡ A2 . Pero esto es
imposible, dado que A1 |= σ y A2 |= ¬σ. 

120
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Figura 4.1: El criterio de Vaught.

4.2.3. Ejercicios
1. Sean L = {≺} y L 0 = {}, con #(≺) = #() = 2. Si M es un L-
modelo, sea M 0 un L 0 -modelo, con M 0 = M y

M = {(a, b) | (a, b) ∈≺M o a = b}.


0

Demuestre que para toda L-sentencia ϕ existe una L 0 -sentencia ϕ 0 tal


que para todo M |= DLO1 se tiene

M |= ϕ ⇐⇒ M 0 |= ϕ 0 .

2. Demuestre que la relación ternaria

Q = {(a, b, c) ∈ N3 | a + b = c}

no es definible en (N, ·). Pista: recuerde que relaciones definibles


son invariantes bajo automorfismos. Encuentre un automorfismo Φ
de (N, ·) tal que Φ(Q) 6= Q.

3. Demuestre que N es definible en el modelo (Z, +, ·, 0). Concluya que


≤ es definible en (Z, +, ·, 0). Haga lo mismo pero reemplazando Z por
R (es más fácil para R que para Z).

4. Demuestre que R no es definible en (C, +, ·, 0, 1).

5. Sea DisLO la teoría con los siguientes axiomas:

121
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

a) ∀x¬x < x
b) ∀x∀y∀z(x < y < z → x < z)
c) ∀x∀y(x = y ∨ x < y ∨ y < x)
d) ∀x∃y(x < y ∧ ¬∃z(x < z < y)
e) ∀x∃y(y < x ∧ ¬∃z(y < z < x)

Demuestre que, dado cualquier orden lineal (A, <), el modelo A ×


Z con orden lexicográfico satisface DisLO, y que todo modelo de
DisLO es isomorfo a un modelo de la forma A×Z para algún (A, <).

6. Encuentre una teoría completa que tenga exactamente cuatro modelos


contables no isomorfos (idea: use DLO+ = DLO + {c1 > c2 , c2 >
c3 , . . .} y agregue un predicado unario P al lenguaje. Por último, agre-
gue axiomas que garanticen que los elementos que satisfacen P y los
que no lo satisfacen son ambos densos).

7. Sea L = {c1 , c2 , . . .}. Sea T = {ci 6= cj | i < j < ω}.

a) Demuestre que T tiene ℵ0 modelos contables no isomorfos (idea:


dado un modelo M, considere M \ {cM M
1 , c2 , . . .}).
b) Demuestre que existe un modelo contable de T en el cual se pue-
den sumergir elementalmente todos los modelos contables de T .
c) Concluya que T es una teoría completa.

4.3. Tipos, saturación, homogeneidad


Los objetos de trabajo básicos en teoría de modelos, y aún más, en teoría
de estabilidad, son los “tipos”. Estos se pueden ver como fórmulas gene-
ralizadas o como intersecciones infinitas de conjuntos definibles mediante
fórmulas.
Siguiendo la analogía expresada en varios puntos, los definibles (básicos)
se pueden ver como una versión (muy generalizada) de conjuntos algebrai-
cos.
El conjunto algebraico clásico

V = {(x, y, z, w) ∈ C4 | x2 − y3 + (w − 7)5 + z = 0}

se puede ver como el conjunto definido por la fórmula

ψ0 (x, y, z, w, 7) = x2 − y3 + (w − 7)5 + z = 0

122
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

(claramente escrita en el lenguaje de teoría de anillos {+, ·, 0, 1} con ayuda


del parámetro 7), en la estructura

(C, +, ·, 0, 1).

Ese “conjunto solución” o “conjunto definible” que usualmente se denota en


teoría de modelos de manera general como

ψ(A, b) := {ā ∈ Aar(ψ) | A |= ψ(ā, b)}

en este caso concreto sería ψ0 (C, 7).


Desde este punto de vista es que los tipos son fórmulas generalizadas, o
definibles generalizados.

Tipos Sistemas infinitos de ecuaciones


=
Fórmulas Ecuaciones

La definición formal es la siguiente:

Definición 4.3.1 Dado A |= T , X ⊂ A, a ∈ A, el tipo de a sobre X en A es


el conjunto

tp(a/X; A) = {ϕ(x, b̄) | A |= ϕ(a, b̄), ϕ(x, ȳ) ∈ Fml(L), b̄ ∈ X}.

De manera más general, un tipo π en x1 , . . . , xn es un subconjunto de


Fml(L) tal que para todo ϕ ∈ π, las variables libres de ϕ están todas en
x1 , . . . , xn . Tal subconjunto puede ser o no consistente con una L-teoría dada.
Cuando es consistente con T , decimos que π es un tipo parcial de T .
Cuando además resulta completo, decimos que π es un tipo completo de
T , o (a secas) que π es un tipo de la teoría T . Usualmente, en ese caso, en
lugar de usar una letra griega como π, usamos las letras p, q, p1 , . . . para
denotar los tipos.
Un tipo p sobre A es algebraico si en cualquier modelo existen finitos
elementos que lo realizan. Es decir, dado N |= T , existen a1 , . . . , ak ∈ N
tales que si b |= p, b ∈ N, entonces b = ai para algún i. Un tipo p es
trascendente si no es algebraico.

4.3.1. Saturación y homogeneidad


Una manera de construir modelos grandes, donde existen muchas reali-
zaciones de los tipos, es “saturar” los modelos: extenderlos elementalmente,
pero realizando más y más tipos.

123
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Definición 4.3.2 Un modelo A es λ-saturado si dado cualquier D ⊂ A de


tamaño < λ, y dado cualquier tipo p ∈ S(D) (esto quiere decir que los
parámetros de p están en D), p es realizado en A.

Es decir, “todo lo que sea consistente con A y se pueda expresar usando


menos que λ-parámetros” de hecho ya tiene solución en A.

Ejemplos
No es difícil ver que (Q, <) es ℵ0 -saturado, pero no es ℵ1 -saturado.

(C, +, ·, 0, 1) también es ℵ0 -saturado. De hecho, este modelo también


es ℵ1 -saturado; en realidad es incluso (2ℵ0 )-saturado.

(R, +, ·, <, 0, 1) no es ℵ1 -saturado.

Es un poco más difícil ver que ningún modelo contable de la teoría


de conjuntos de Zermelo-Fraenkel junto con el axioma de elección
(usualmente denotada ZFC) puede ser ℵ0 -saturado. No es complica-
do, pero requiere usar un poco de “teoría de estabilidad” (en este caso,
para armar un árbol de 2ℵ0 tipos distintos sobre ∅).

Similar al caso anterior: ningún modelo contable de PA o de la verda-


dera aritmética Th(N, +, ·, <, 0, 1) es ℵ0 -saturado.

Note que el máximo grado de saturación de un modelo infinito A siempre


es |A|.
La siguiente definición es una variante de saturación (otra noción de
“grandeza” de un modelo), con un sabor muy distinto. En lugar de concen-
trarnos en la realización de muchos tipos (tantos como sea posible en el caso
de los modelos saturados), nos concentramos en la posibilidad de extender
monomorfismos elementales de trozos de la estructura a automorfismos de
la estructura.

Definición 4.3.3 Una estructura A es homogénea si dado cualquier mo-


nomorfismo elemental α : B → B 0 entre subconjuntos de A de tamaño
estrictamente menor que |A|, α se puede extender a un automorfismo α
^ de
A.

Si los modelos saturados son grandes en el sentido de que tienen mu-


chas “soluciones” a todos los sistemas “posibles”, los modelos homogéneos
son “grandes” en un sentido muy distinto: tienen una cantidad enorme de

124
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

“simetrías”. Si un par de trozos pequeños son similares (caso atestiguado


por un monomorfismo elemental α como en la definición), entonces la simi-
litud, la simetría se extiende al modelo entero. El modelo entero “ve” todas
las “posibles simetrías” entre sus trozos pequeños.

4.3.2. Ejercicios
Demuestre que si A es infinito y es κ-saturado, entonces |A| ≥ κ. Demues-
tre que si A es saturado (=|A|-saturado) y B ⊂ A es definible en A e
infinito, entonces |B| = |A|.

Cortes de Dedekind. Describa el tipo de 2 sobre Q en√(R, +, ·, <, 0, 1).
Compárelo con el corte √ de Dedekind “usual” de 2. Considere de
nuevo el tipo p = tp( 2/Q; (R, +, ·, <, 0, 1)). ¿Es principal? ¿Es al-
gebraico? ¿Es trascendente? Arme el “corte de Dedekind al infinito”
de un elemento mayor que todos los racionales. ¿Es consistente? De
serlo, ¿dónde habría realizaciones de este tipo?
Tipos en ACF0 . Tenemos tipos√ algebraicos (es decir, con finitas solucio-
nes), como el tipo tp( 5/Q). Observe que la noción de “algebraico”
y “trascendente” depende del conjunto de parámetros. Por ejemplo,
tp(π/Q; C) es trascendente, pero tp(π/C; C) es algebraico. Generalice
e intente describir todos los tipos algebraicos y todos los tipos trascen-
dentes dentro de C.
Tipos de reales no estándar. El tipo

p0+ = {x > 0} ∪ {x · · · x} < 1 | n < ω}


| +{z
n

es consistente con la teoría de los reales. Los reales lo omiten (es decir,
no hay real que realice ese tipo). Como es consistente con la teoría de
los reales, se realiza en alguna parte. Cualquier realización ε es un
infinitesimal positivo. Explique todo esto.

4.4. Eliminación de cuantificadores


La eliminación de cuantificadores es una propiedad muy fuerte que pue-
de tener o no tener una teoría dada. Intuitivamente, dice que todas las fór-
mulas se pueden reducir (dentro de la teoría) a fórmulas sin cuantificadores.
Si se interpreta esto en términos de los conjuntos definibles que aparecen,
quiere decir que los definibles se logran todos en dos etapas:

125
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Se escogen unos conjuntos “básicos” para generar todos los definibles.

Se toman combinaciones booleanas de los básicos (uniones, intersec-


ciones, complementos).

Lo anterior se itera un número finito de veces. Note que en ese caso ¡no es
necesario tomar proyecciones! Es decir, cuando hay eliminación de cuanti-
ficadores el álgebra booleana de definibles (la “jerarquía boreliana”, la “jer-
arquía proyectiva”, etc.) es trivial.
Más precisamente, lo anterior quiere decir que si uno toma unos S básicos
T
Bij , los cierra bajo combinaciones booleanas finitas, digamos B = i j Bij ,
y luego toma una proyección de B, ¡la imagen bajo proyección ya estaba en
la familia original!
Que una teoría tenga eliminación de cuantificadores tiene consecuencias
enormes.
Demostrar eliminación de cuantificadores es un verdadero arte, que usual-
mente requiere entender bastante bien la teoría de la cual se está demostrando
la eliminación. Tesis de doctorado completas han tenido partes sustanciales
consistentes en lograr alguna eliminación de cuantificadores en algún con-
texto algebraico específico. Por lo general, hay que enriquecer ligeramente
los lenguajes para obtener la eliminación.

Definición 4.4.1 T admite eliminación de cuantificadores (QE) si para cada


fórmula ϕ(x) de L existe una fórmula libre de cuantificadores ψ(x) tal que

T |= ∀x[ϕ(x) ↔ ψ(x)].

Note que T no necesariamente es completa en esta definición. En mu-


chos ejemplos concretos la completitud de una axiomatización dada puede
ser bastante difícil de demostrar. Sin embargo, cuando T tiene QE, la com-
pletitud se puede reducir a una condición fácil de verificar, por el hecho
siguiente.

Hecho 4.4.2 Dada una teoría consistente T , son equivalentes:

1. T es completa para sentencias libres de cuantificadores.

2. Todos los modelos de T tienen la misma “característica” (es decir,


la subestructura generada por ∅ es siempre la misma en cualquier
modelo, módulo isomorfismo).

126
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Cuando T tiene QE, estas condiciones corresponden a la completitud de


T.
Note que para lograr QE basta eliminar los cuantificadores de las fórmu-
las existenciales.

Teorema 4.4.3 (QE; “criterio de vaivén”) Sea T completa para las sen-
tencias libres de cuantificadores, con |L| = κ. Entonces son equivalentes:
1. T admite QE.
2. Si A, B |= T son tales que |A| ≤ κ y B es κ+ -saturado, A0 ( A y f es
una inmersión de A0 en B, entonces f se puede extender propiamente
a una inmersión de alguna subestructura C de A en B.

4.4.1. Ejemplos
Teorema 4.4.4 1. La teoría de órdenes lineales densos sin extremos ad-
mite QE.
2. La teoría ACF admite QE.

El segundo es uno de los hechos fundamentales de la etapa “clásica”


de la teoría de modelos. Muchas otras teorías algebraicas admiten elimina-
ción de cuantificadores6 : DCF (campos diferencialmente cerrados), campos
p-ádicos, campos valuados. Las pruebas usan criterios similares a los pre-
sentados arriba, pero para lograr las amalgamaciones requieren del uso de
lemas, teoremas, herramientas, métodos sofisticados de cada una de las áreas
a las cuales se refieren. “Eliminar cuantificadores” (es decir, probar alguna
de las amalgamaciones mencionadas) es casi un verdadero arte, que requiere
entender a fondo la otra disciplina.
D EMOSTRACIÓN Verificamos la condición para ACF. Como el lenguaje
de ACF es finito, podemos tomar κ = ℵ0 . Entonces, considerando campos
algebraicamente cerrados A, B con A contable y B ℵ1 -saturado, sea A0 una
subestructura propia de A, y f una inmersión de A0 en B. Debemos encontrar
una extensión propia de f, que sea inmersión.
Sin pérdida de generalidad, A0 es un subcuerpo de A: dado que es sub-
estructura, es un subanillo. Podemos considerar el subcuerpo generado por
este subanillo dentro de A y extender primero f a este subcuerpo siguiendo
directamente la manera como aparecen los nuevos elementos.
6
Y también admiten eliminación de imaginarios, un tema debido a Shelah que no toca-
mos en estas notas y que permite “cerrar bajo cocientes definibles” los modelos de muchas
teorías.

127
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Ahora extendemos f del subcuerpo A0 a un punto adicional a.


Sea B0 la imagen de f; entonces B0 ⊂ B y f es un isomorfismo de A0
en B0 . Sea a ∈ A \ A0 .
Caso I: a es algebraico sobre A0 . Sea p(x) el polinomio mínimo de a
sobre A0 . Sea q(x) el polinomio correspondiente en B0 (x) (aplique f a los
coeficientes de p(x)). Entonces q(x) es irreducible en B0 [x], pues B es
algebraicamente cerrado, q(x) tiene una raíz en B. Sea b una de esas raíces.
Claramente, decretar f(a) = b nos da un isomorfismo de A0 (a) en B.
Caso II: a es trascendente sobre A0 . B debe ser no enumerable (pues es ℵ1 -
saturado). Por lo tanto, hay un b ∈ B, trascendente sobre B0 . Extendemos
f a un encaje de A0 (a) en B definiendo f(a) = b. 
Corolario 4.4.5 (Tarski-Chevalley) 1. Toda proyección de un conjunto
construible es construible.
2. La teoría Th(C, +, ·, 0, 1) del campo complejo es decidible.

4.5. Geometría combinatoria


Definición 4.5.1 (Clausura algebraica) Dada una estructura A y dado un
subconjunto B ⊂ A, la clausura algebraica de B es el conjunto acl(B) =
{a ∈ A | ∃b ∈ Bn , m ∈ N, ϕ(u, v) tales que A |= ϕ(a, b) ∧ ∃≤m vϕ(v, b)}.
Es decir, la clausura algebraica de B es el conjunto de todos los a ∈ A
que satisfacen alguna fórmula con parámetros en B que solo un número finito
de elementos de A satisface (decimos que la clausura algebraica consta de
todos aquellos elementos “con órbita finita” sobre B).
Observación 4.5.2 En la definición, acl(B) no depende de A.
D EMOSTRACIÓN Formalmente, la definición parece depender de la es-
tructura A, pero si A1 ≡ A es tal que B ⊂ A1 , entonces podemos sumergir
ambas en una extensión elemental A2  A. Si a ∈ A tiene órbita finita (por
ejemplo, con m elementos) sobre B, A |= ∃=m vϕ(v, b). Como esto es cierto
también en A2 los m elementos de la órbita deben ser los mismos entre A y
A2 , luego entre A2 y A1 . 
Hecho 4.5.3 En cualquier estructura se tienen las siguientes propiedades
de acl.
A ⊂ acl(A) (4.1)
A ⊂ B → acl(A) ⊂ acl(B) (4.2)
acl(acl(A) = acl(A). (4.3)

128
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Ejemplos
Si K es un campo (en el lenguaje usual de anillos τring ) y A ⊂ K,
acl(A) contiene a la clausura algebraica usual (de teoría de campos)
de A en K.

Si A = A es un conjunto puro (τ = τ∞ = h i), entonces para todo


B ⊂ A, acl(B) = B.

Si A = (N, +, ·, <, 0), acl(∅) = N. En general, si A es cualquier


modelo no estándar de la aritmética, acl(∅) ⊃ N (donde N denota la
“parte estándar” de A).

Lema 4.5.4 Dada una estructura A, todo monomorfismo elemental f entre


B, B 0 ⊂ A se puede extender a f : acl(B) → acl(B 0 ).

D EMOSTRACIÓN Enumeramos acl(B) \ B como (bi )i<γ y usamos in-


ducción transfinita para ir extendiendo f a B ∪ {bi | i < γ} así: para cada bi
(i < γ) encontramos bi0 ∈ acl(B 0 ) una realización del tipo

f(tp(bi /(B ∪ {bj | j < i})))

(que se obtiene reemplazando los elementos de cl(B) por los que les corres-
ponden mediante la función ya construida en el tipo tp(bi /(B∪{bj | j < i})).
Es un ejercicio verificar que este proceso es exhaustivo en ambos lados
(acl(B) y acl(B 0 )). 

4.6. Modelos minimales


Suponemos que el lenguaje es contable.
Los modelos minimales/fuertemente minimales son aquellos donde el
álgebra booleana de definibles es la mínima posible.

Definición 4.6.1 Un modelo A es minimal si todo subconjunto definible (con


parámetros) de A es finito o cofinito.

El lema fundamental es el siguiente.

Hecho 4.6.2 [Intercambio] En modelos minimales vale la propiedad de in-


tercambio:

Dados B ⊂ A, b, c ∈ A b ∈ acl(B, c) \ acl(B) → c ∈ acl(B, b). (4.4)

129
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

D EMOSTRACIÓN Suponga que b ∈ acl(B, c) \ acl(B). Sean entonces


ϕ(x, y) una fórmula con parámetros en B y m < ω que atestigüen lo pri-
mero:
A |= ϕ(b, c) ∧ ∃≤m xϕ(x, c). (4.5)
Podemos suponer que

A |= ∀y ϕ(b, y) ∧ ∃≤m xϕ(x, y) ,



(4.6)

pues dado cualquier g ∈ A, si denotamos mediante ψ(x, y) la fórmula


ϕ(x, y) ∧ ∃≤m xϕ(x, y), el conjunto ψ(A, g) tiene a lo sumo m elemen-
tos. Hay que ver que c ∈ acl(B, b). Basta ver que el conjunto ϕ(b, A) :=
{d ∈ A | A |= ϕ(b, d)} es finito. Supongamos que no. Entonces su com-
plemento ¬ϕ(b, A) debe ser finito (por minimalidad). Suponga entonces
que es de tamaño ≤ k, es decir que A |= ∃≤k y¬ϕ(b, y). Pero entonces
la órbita de b sobre B para la fórmula ∃≤k y¬ϕ(b, y) –es decir, el conjunto
D = {b 0 ∈ A | A |= ∃≤k y¬ϕ(b 0 , y)}– debe ser infinita, ya que b ∈
/ acl(B).
Podemos entonces tomar m+1 elementos distintos b1 , · · · , bm+1 en D. Con
esto,
ϕ(b1 , A) ∩ · · · ∩ ϕ(bm+1 , A)
debe ser infinito, a fortiori no vacío, y contiene un punto c 0 . Esto contradice
la ecuación 4.6. 

4.7. Pregeometrías, geometrías


Las pregeometrías de van der Waerden (también llamadas “matroides”
en combinatoria finita) ocurren de manera natural en el contexto minimal.

Definición 4.7.1 (Pregeometría) Una pregeometría abstracta es un conjun-


to M dotado de un operador

cl : P(M) → P(M)

que satisface (para todo A, B ⊂ M):

Carácter finito ∀A ⊂ M cl(A) = { cl(A 0 ) | A 0 ⊂ A finito}.


S

Crecimiento A ⊂ cl(A).

Monotonía A ⊂ B → cl(A) ⊂ cl(B).

Idempotencia cl( cl(A) = cl(A).

130
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Intercambio b ∈ cl(A, c) \ cl(A) → c ∈ cl(A, b).

Por la sección anterior (Hecho 4.6.2), si A es una estructura minimal, la


clausura algebraica acl en los subconjuntos de A da lugar a una pregeometría.

Definición 4.7.2 [Geometría combinatoria] Una geometría es una pregeo-


metría (M, cl) tal que

para todo a ∈ M, cl({a}) = {a}. (4.7)

4.7.1. De pregeometría a geometría


La diferencia entre pregeometrías y geometrías está en el comportamien-
to de cl en los puntos. El paso de pregometría a geometría es el natural
en este caso: dada una pregeometría (M, cl), definimos la relación ∼ en
M \ cl(∅) así:

x∼y ssi cl({x}) = cl({y}).

Claramente, ∼ es una relación de equivalencia. Note que (por la propiedad


de intercambio), se tiene x ∼ y si y solo si y ∈ cl({x}).
Ahora, la geometría correspondiente a (M, cl) tiene como soporte el
conjunto
^ := (M \ cl(∅))/ ∼ .
M
Todo punto de M ^ = cl(a) \ cl(∅) para algún
^ es entonces de la forma a
a ∈ M \ cl(∅). Ahora definimos, para A^ = {^
a | a ∈ A} ⊂ M,
^ la clausura

^ := {b
cl(A) ^ | b ∈ cl(A)}.

Proposición 4.7.3 Si (M, cl) es una pregeometría, la construcción anterior


^ cl).
da lugar a una geometría (M,

D EMOSTRACIÓN Basta revisar que ∼ respeta las cinco propiedades. 

Ejemplo
Sea M un espacio vectorial. No es difícil ver que M es minimal (los
subconjuntos de M definibles con parámetros son todos combinaciones boo-
leanas finitas de soluciones de ecuaciones lineales, luego son combinaciones
booleanas finitas de síngletons [o de M mismo o el conjunto ∅]: conjuntos
finitos o cofinitos).

131
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

La pregeometría asociada a la clausura algebraica en M, acl da lugar me-


diante el procedimiento anterior al espacio proyectivo asociado con M: M ^
es exactamente lo que en geometría se llama el espacio proyectivo (asociado
a M).
El espacio afín asociado a un espacio vectorial M es la pregeometría con
el mismo soporte M y la nueva clausura

claff (A) = A + span(A − A)

donde A − A = {a − b | a, b ∈ A}.

4.7.2. Localizar pregeometrías


El paso de pregeometrías a geometrías es una versión del paso de (la pre-
geometría de) un espacio vectorial a (la geometría de) un espacio proyectivo.
Otra construcción (sumamente importante) se llama “localización”.

Definición 4.7.4 (Localización) Dada una pregeometría (M, cl) y dado un


subconjunto D ⊂ M, la localización de (M, cl) con respecto a D es la
siguiente pregeometría (MD , clD ):

MD = M clD (A) = cl(D ∪ A). (4.8)

Hecho 4.7.5 Todo espacio afín es una geometría. Su localización con res-
pecto a cualquier punto es una pregeometría isomorfa a la del espacio vec-
torial inicial.

D EMOSTRACIÓN Es una verificación inmediata. 

Ejemplo
Grupos minimales: sea (G, +) un grupo minimal. De nuevo se puede
armar el “espacio afín” asociado a G, con los mismos puntos pero con la
nueva noción de clausura claff (A) = A + hA − Ai. Y de nuevo se tiene que
si se localiza esta construcción a cualquier elemento g ∈ G, se recupera el
grupo inicial.
Así, algunos pares afín/localización se describen a veces en términos de
“olvidar el 0/recuperar un 0”.

132
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

4.7.3. Dimensión
La manera usual de tratar las nociones de independencia, generadores,
dimensión en espacios vectoriales se generaliza a todas las pregeometrías.

Definición 4.7.6 (Independencia/Bases) En una pregeometría (M, cl) se


dice que un conjunto A ⊂ M es independiente si cl(B) 6= cl(A) si B ( A.
Un subconjunto independiente maximal de A es una base de A.

Lema 4.7.7 Todo par de bases B y C de un conjunto A tienen el mismo


cardinal.

D EMOSTRACIÓN Consideramos primero el caso en que B tiene n ele-


mentos, B = {b1 , · · · , bn }. Como B es independiente, se tiene

cl(b1 , · · · , bn ) \ cl(b1 , · · · , bn−1 ) 6= ∅.

Como cl(B) = A = cl(C), existe c ∈ C tal que

c ∈ cl(b1 , · · · , bn ) \ cl(b1 , · · · , bn−1 ).

Usando intercambio, podemos concluir que {c, b1 , · · · , bn−1 } es base de A


[como c ∈ cl(b1 , · · · , bn ) \ cl(b1 , · · · , bn−1 ), bn ∈ cl(c, b1 , · · · , bn−1 );
pero así, tenemos {b1 , · · · , bn } ⊂ cl(c, b1 , · · · , bn−1 ) con lo cual A =
cl(b1 , · · · , bn ) ⊂ cl( cl(c, b1 , · · · , bn−1 )) = cl(c, b1 , · · · , bn−1 ); por
otro lado, como c ∈ C ⊂ A, se tiene {c, b1 , · · · , bn−1 } ⊂ A con lo cual
cl(c, b1 , · · · , bn−1 ) ⊂ cl(A) = cl( cl(B)) = cl(B) = A].
En Mc (la localización en c), los conjuntos {b1 , · · · , bn−1 } y C \ {c} son
bases de A. Por inducción sobre n se sigue el teorema para el caso de bases
finitas: la hipótesis de inducción daría que C\{c} debe tener n−1 elementos.
Ahora, si B y C son ambos infinitos, usamos el carácter finito de cl:
podemos enumerar B y C y armar una biyección usando vaivén. 
Con lo anterior, tiene sentido definir la dimensión exactamente como se
hace en espacios vectoriales, o como se define el grado de trascendencia en
teoría de campos.

Definición 4.7.8 (Dimensión) Sea (M, cl) una pregeometría. Dado un sub-
conjunto A ⊂ M, la dimensión (combinatoria) de A es el cardinal de
una base de A. Denotamos este cardinal mediante dim cl (A) o simplemen-
te dim(A) cuando no hay ambigüedad. Si B ⊂ A, la dimensión relativa
es la dimensión de A en la pregeometría (localizada) MB ; la denotamos
dim(A/B).

133
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Lema 4.7.9 (Fórmula de adición)

dim(A/B) + dim(B) = dim(A).

D EMOSTRACIÓN Usar la noción de dimensión relativa. 

4.7.4. Ejemplos
La dimensión en espacios vectoriales (coincide con la dimensión com-
binatoria cuando se toma cl = span).

En el caso de campos algebraicamente cerrados (modelos de ACF),


la dimensión combinatoria correspondiente a la pregeometría es pre-
cisamente el famoso grado de trascendencia. Como todo campo se
puede extender a uno algebraicamente cerrado, la definición se puede
extender a subconjuntos de cualquier campo.

En el caso de estructuras puras, la dimensión combinatoria coincide


con la cardinalidad.

¿Qué pasa con los “trozos” de un conjunto y la dimensión combinato-


ria? ¿Cómo se combinan entre sí? El siguiente lema resultará parcialmente
familiar: cuando la desigualdad ≤ es una igualdad, es una propiedad básica
y muy útil de la dimensión en espacios vectoriales. En nuestro caso, el que
se tenga (o no) la igualdad resultará fundamental.

Lema 4.7.10 Dada una pregeometría M, y dados X, Y ⊂ M,

dim cl (X ∪ Y) ≤ dim cl X + dim cl Y − dim cl (X ∩ Y).

D EMOSTRACIÓN Sea Z una base de X ∩ Y, y sean Z ∪ X0 base de X,


Z ∪ Y0 base de Y. Entonces cl(X0 ∪ Z ∪ Y0 ) = cl(X ∪ Y), con lo cual
dim cl (X∪Y) ≤ |X0 ∪Z|+|Y0 ∪Z|−|Z| = dim cl X+dim cl Y −dim cl (X∩Y).


Ejercicios (homogeneidad y minimalidad)


Verifique que en la pregeometría de clausura algebraica de estructuras
triviales (infinitas) y de espacios vectoriales, la anterior es una igual-
dad.

¿Se tiene la igualdad en espacios afines?

134
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Verifique mediante un ejemplo que la igualdad falla en la pregeome-


tría de acl asociada al campo complejo (C, +, ·, 0, 1) (Pista: use tres
números complejos mutuamente trascendentes).

Hecho 4.7.11 Toda estructura minimal A en un lenguaje enumerable es ho-


mogénea.

D EMOSTRACIÓN Suponga que B, B 0 ⊂ A son de cardinal < |A|, y


α : B → B es un monomorfismo elemental. Entonces dim B = dim B 0 .
0

Además, dim B < |A|; con esto, por la fórmula de adición


dim(A/B) + dim B = dim A = dim(A/B 0 ) + dim B 0 ,
se tiene que dim(A/B) = dim(A/B 0 ). Extendamos ahora B a C y B 0 a C 0
para formar una base de A sobre B y B 0 respectivamente. Como |C \ B| =
|C 0 \ B 0 | podemos tomar una biyección γ : C → C 0 que extiende a α. Es
un ejercicio verificar que γ es monomorfismo elemental (basta verificar los
tipos de las n-tuplas en las bases). Por el lema 4.5.4 se puede extender γ a
un automorfismo de A y terminar la demostración. 

4.8. Minimalidad fuerte


La noción de minimalidad de una estructura es suficiente para basar en
ella una pregeometría con acl: si una estructura es minimal, la clausura alge-
braica satisface la propiedad de intercambio. Sin embargo, una estructura A
puede ser minimal pero ser elementalmente equivalente a otra estructura B
que no lo sea.
En muchos casos importantes, uno requiere que las propiedades que estu-
dia resulten cerradas bajo ≡; este es un criterio de qué tan “modelo-teórica”
es una propiedad. En este sentido, la minimalidad no es muy robusta modelo-
teóricamente. Por eso en muchos tratamientos del tema se prefiere trabajar
directamente con estructuras fuertemente minimales, que sí resultan cerradas
bajo equivalencia elemental (por definición). Además, la minimalidad fuerte
(como muchas buenas propiedades en matemática) es una noción natural,
como lo atestigua el hecho de que tenga muchas definiciones equivalentes
que usan ideas distintas7 .
Antes de definir la minimalidad fuerte, examinemos la conexión entre la
saturación de una estructura y su dimensión combinatoria.
7
En el caso general, M es fuertemente minimal si es elementalmente equivalente a una
estructura minimal de dimensión infinita, o bien si es de rango de Morley igual a 1 y grado
de Morley igual a 1.

135
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Teorema 4.8.1 Toda estructura minimal de dimensión infinita es saturada.

D EMOSTRACIÓN Cuando A es de dimensión infinita, se tiene dimacl (A) =


|A|, por el carácter finito de acl. Sea ϕ(x) una fórmula con parámetros en un
conjunto B con cardinal |B| < |A|. El conjunto ϕ(A) es finito o cofinito, por
minimalidad. En el segundo caso además tenemos que

A \ acl(B) ⊂ ϕ(A) :

si a ∈ A es tal que A 6|= ϕ(a), entonces A |= ¬ϕ(a), pero como ϕ(A) es


cofinito, se tendría que a ∈ ¬ϕ(A), un conjunto finito definido sobre B, es
decir, a ∈ acl(B). Esto contradice nuestra hipótesis.
Por lo tanto, dado cualquier tipo p ∈ S(B) (e.g., p = {ϕi (x, b̄i )|i < |B|}),
hay que ver que existe b ∈ A que realiza p.
Basta observar que dado cualquier conjunto consistente de fórmulas ϕi
con parámetros en B, la intersección
\
ϕi (A)
i

o bien contiene el conjunto (no vacío, pues |B| < |A|) A \ acl(B), o bien es
un subconjunto no vacío de algún ϕi (A) finito.
Esto implica que A es saturado. 

Corolario 4.8.2 (Eliminación de ∃∞ ) Toda estructura elementalmente equi-


valente a una que sea minimal de dimensión infinita es minimal también, y
elimina el cuantificador ∃∞ : dada una fórmula ϕ(x, ȳ), existe un número
natural mϕ tal que |ϕ(A, ā)| > mϕ implica que ϕ(A, ā) es infinito.

Antes de iniciar la demostración, vale la pena contrastar esto con el hecho


general de indefinibilidad de la finitud (consecuencia inmediata de compaci-
dad). Sucede aquí que ciertas teorías (por ejemplo, las fuertemente minima-
les), sí permiten eliminar el cuantificador ∃∞ .
D EMOSTRACIÓN Suponga que no se elimina ∃∞ : que la fórmula ϕ(x, ȳ)
es un contraejemplo dentro de cierta estructura A minimal de dimensión in-
finita. Entonces para cada m existe un conjunto ϕ(A, ām ) finito de tamaño
≥ m. El complemento ¬ϕ(A, ām ) es por lo tanto infinito. Esto quiere decir
que ām satisface la fórmula

ψm (ȳ) := ∃≥m xϕ(x, ȳ) ∧ ∃≥m x¬ϕ(x, ȳ).

Por lo tanto, el tipo p := {ψm | m < ω} es consistente –como A es saturado


por el teorema 4.8.1, existe ā ∈ A tal que ā |= p– pero esto quiere decir que

136
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

ϕ(A, ā) y ¬ϕ(A, ā) son ambos infinitos, lo cual contradice la minimalidad
de la estructura A. 
Los hechos anteriores justifican la siguiente definición de minimalidad
fuerte.

Definición 4.8.3 (Minimalidad fuerte) Una estructura minimal A es fuer-


temente minimal si es elementalmente equivalente a una estructura minimal
de dimensión infinita.

En estructuras fuertemente minimales A, la minimalidad es una propie-


dad de primer orden: la teoría Th(A) implica que todos los modelos son
minimales.

Hecho 4.8.4 Sea A minimal, X ⊆ A y B = acl(X) una subestructura infi-


nita. Entonces B ≺ A.

D EMOSTRACIÓN Por Tarski-Vaught, basta revisar que si una fórmula con


parámetros en B tiene una realización en A, también tiene una realización en
B. Si ϕ(A) es finito, entonces ϕ(A) ⊆ B por ser B algebraicamente cerrado.
Si ϕ(A) es infinito, debe ser cofinito por la minimalidad de A, y por lo tanto
¬ϕ(A) es finito y se debe tener ϕ(A) ∩ B 6= ∅. 
Finalmente, vale la pena mencionar la conjetura de tricotomía para es-
tructuras fuertemente minimales.

Conjetura 4.8.5 (Zilber) Sea M una estructura fuertemente minimal. En-


tonces la (pre-)geometría de M siempre corresponde a una de las siguientes
tres posibilidades:

1. Trivial (dim(X ∪ Y) = dim(X) + dim(Y)),

2. Localmente modular (dim(X ∪ Y) = dim(X) + dim(Y) − dim(X ∩


Y)) - inducida por una estructura “modular” (análoga a un espacio
vectorial),

3. Inducida por una estructura de cuerpo algebraicamente cerrado.

En particular, cuando no es ni trivial ni localmente modular, existe un campo


algebraicamente cerrado K definible en M y la única estructura inducida
sobre K por M es el campo mismo.

137
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

En 1990, Hrushovski encontró un primer contraejemplo a esta conjetura.


Desde entonces ha habido dos líneas importantes de trabajo: por un lado,
encontrar condiciones bajo las cuales sí vale la tricotomía (“geometrías de
Zariski”) y por otro lado, aumentar la familia de contraejemplos y explicar su
conexión con la matemática externa a la teoría de modelos. Resultados más
recientes han mostrado conexiones sorprendentes con estructuras relevantes
en física matemática.

4.9. O-minimalidad
Una clase importante de teorías (que incluye la teoría RCF de los cuerpos
real-cerrados) es la de teorías o-minimales (la letra o en este caso proviene
de “orden”).

Definición 4.9.1 Una estructura M = (M, <, . . . ) es o-minimal si todo


subconjunto definible X ⊂ M es unión de una cantidad finita de interva-
los abiertos y puntos:
X = I1 ∪ · · · ∪ In ∪ P,
(Aquí, cada Ik es un intervalo abierto (a, b) con a < b, a, b ∈ M ∪ {±∞},
P es un subconjunto finito de X).

Una estructura o-minimal M = (M, <, . . . ) tiene relativamente pocos


conjuntos definibles: todos los subconjuntos definibles de M son realmente
definibles en (M, <).
El ejemplo primordial de teoría o-minimal es RCF, la teoría de cuerpos
real-cerrados cuyos axiomas son los axiomas de cuerpos ordenados

Axiomas de cuerpos en +, ·,

∀x∀y∀z(x ≤ y → x + z ≤ y + z),

∀x∀y ((x ≥ 0 ∧ y ≥ 0) → x · y ≥ 0),

junto con

Para cada n ≥ 1, un axioma

∀x1 . . . ∀xn (x21 + · · · x2n + 1 6= 0),

∀x∃y(y2 = x ∨ y2 + x = 0),

138
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Para cada n ≥ 0, un axioma

X
2n
!
∀x0 . . . ∀x2n ∃y y2n+1 + xi yi = 0 .
i=0

Estos axiomas son similares a los de cuerpos algebraicamente cerrados,


pero hay dos diferencias fundamentales: por un lado, se trata aquí de cuerpos
ordenados. Por otro lado, solo los polinomios de grado impar tienen raíces.
En efecto, se puede demostrar que RCF satisface eliminación de cuanti-
ficadores. Pero entonces toda fórmula es equivalente a una fórmula sin cuan-
tificadores y, por lo tanto, todo subconjunto de un modelo M |= RCF es una
combinación booleana de conjuntos de las dos formas {x ∈ M | p(x) = 0}
y {x ∈ M | q(x) > 0} para polinomios q y p. Pero estos conjuntos son
precisamente uniones finitas de intervalos y puntos.
Así, hemos mostrado (la parte final del argumento de) el teorema siguien-
te:

Teorema 4.9.2 La teoría RCF de cuerpos real-cerrados es o-minimal.

La definición de o-minimalidad tiene consecuencias muy fuertes sobre


la estructura de los conjuntos definibles. Por ejemplo, se puede demostrar
usando la o-minimalidad de RCF que toda función semialgebraica (definible
por polinomios y desigualdades) f : K → K para K un cuerpo real-cerrado es
“continua a trozos”: existe una partición de K en finitos pedazos I1 , . . . , Ik , P
donde los Ik son intervalos abiertos disyuntos con extremos en K ∪ {±∞} y
P es un conjunto finito de tal manera que f es continua en cada Ij .
Los subconjuntos definibles de potencias Mn también tienen estructura
bien entendida, bien estratificada (descomposición en celdas, análoga a la de
los CW-complejos o complejos simpliciales).
Una pregunta importante es cuándo una expansión del anillo de los reales
es o-minimal; saber que lo es tiene consecuencias estructurales fuertes. La
siguiente caracterización, debida a Harvey Friedman [11], muestra cierta
analogía entre las expansiones o-minimales de los reales y condiciones de
clausura similares a las que se tienen para funciones recursivas.

Teorema 4.9.3 (H. Friedman, 2008) Sea M = (R, <, 0, 1, +, −, ·, V) una


expansión del anillo (R, <, 0, 1, +, −, ·) de los reales. Entonces son equiva-
lentes:

1. M es o-minimal,

139
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

2. V está incluido en una clase rica especial de funciones.

Una clase rica especial de funciones sobre los reales es una clase V de
funciones de dominio Rn para algún n e imagen Rm para algún m, que con-
tiene todos los polinomios con coeficientes reales, cerrada bajo composición,
con selección de cero y con límites.
En detalle:

(COMP 1) Si f : Rn → Rm ∈ V, g : Rm → Rp ∈ V, entonces
h : Rn → Rp ∈ V, donde para todo x ∈ Rn , h(x) = g(f(x)),

(COMP 2) si f : Rn → Rm ∈ V, g : Rm → Rp ∈ V, entonces
h : Rn → Rm+p ∈ V, donde para todo x ∈ Rn , h(x) = (f(x), g(x)),

(SEL CERO) Sea f : Rn+m → R ∈ V. Entonces existe g : Rn →


Rm ∈ V tal que si f(x, y) = 0 entonces f(x, g(x)) = 0,

(LIM) Toda función acotada f : R → R tiene límite en infinito.

Más de una década antes, Wilkie había demostrado que los reales expan-
didos con la función exponencial ex , Rexp = (R, <, 0, 1, +, −, ·, ex ) son una
estructura o-minimal. Ese trabajo resolvió una pregunta que había enunciado
Tarski varias décadas antes. El resultado de Wilkie usa resultados bastante
avanzados para capturar la geometría de variedades exponenciales reales.
Por el teorema anterior, la función exponencial está incluida en una familia
de funciones rica y especial.
Muchas otras expansiones de los reales o de otros cuerpos real-cerrados
han resultado ser o-minimales; sin embargo, demostrar la o-minimalidad
suele ser difícil y requerir mucha matemática externa a la lógica (resultados
de van den Dries han establecido la o-minimalidad de varias expansiones
mediante funciones analíticas).
Otro resultado muy importante, establecido por Peterzil y Starchenko [42],
es que la conjetura de tricotomía vale para estructuras o-minimales:

Teorema 4.9.4 (Peterzil-Starchenko, 1998) Dada cualquier estructura o-


minimal M = (M, <, . . . ) y dado a ∈ M, exactamente una de las tres
siguientes situaciones vale:

1. a es trivial (no definimos esta noción aquí),

2. existe una vecindad convexa de a en la cual M induce una estructura


de espacio vectorial ordenado,

140
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

3. existe un intervalo abierto alrededor de a sobre el cual M induce una


estructura de expansión de algún cuerpo real-cerrado.

Note el contraste con respecto a la minimalidad fuerte: aunque Zilber


había conjeturado que la tricotomía también valía en ese caso, un contra-
ejemplo famoso de Hrushovski a esa conjetura estableció su falsedad. Una
larga historia muy interesante se desprende de dos esfuerzos distintos:

Acotar la clase de estructuras para las cuales sí vale la tricotomía (teo-


rema de Hrushovski y Zilber para geometrías de Zariski), y

estudiar de qué manera precisa falla la tricotomía: entender el contra-


ejemplo inicial de Hrushovski, y qué familias de estructuras matemá-
ticas corresponden a esa construcción.

Los trabajos de Zilber y varios de sus estudiantes en Oxford han ido


llenando este cuadro de manera fascinante, durante las dos primeras décadas
del siglo XXI.
La noción de o-minimalidad se debe a Anand Pillay y Charles Steinhorn
(ver [2]). Una fuente importante de estudio del tema es [40].

141
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Capítulo 5

Lógica, más allá de primer


orden

Los regalos perfectos (detalle) - María Clara Cortés - 2013

La lógica de primer orden satisface un teorema de completitud y el teo-


rema de compacidad. Se usa compacidad en buena parte del material del
capítulo anterior, y en general de la teoría de modelos de primer orden. Por
otro lado, la lógica de primer orden tiene varias limitaciones en su poder ex-
presivo; en varios casos estas limitaciones precisamente son consecuencias
del teorema de compacidad:

Solo se puede cuantificar sobre elementos. Así, expresar nociones co-


mo “para todo subconjunto no vacío X se tiene ϕ(X)” no es posible.

Los conectivos y los cuantificadores son todos finitos. No es posi-


ble, por lo tanto, de manera directa expresar algo como “para todo
x0 , x1 , . . . ”, o decir que “simultáneamente valen las sentencias ϕi para
i ∈ N”.

143
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Aunque se pueden expresar nociones como continuidad y límites usan-


do ∀ε∃δ . . . , si se interpretan ε y δ en “un modelo de la teoría de los
reales”, esos valores perfectamente pueden ser infinitesimales o infi-
nitos. Así, no es natural expresar nociones como continuidad, límites,
etc. en lógica de primer orden. Y en este sentido, la lógica de primer
orden no sería adecuada de manera directa para el análisis matemático.

Tampoco se tienen alternaciones infinitas de cuantificadores existen-


ciales y universales.

Muchas otras nociones (la de dependencia, por ejemplo) escapan del


poder expresivo de la lógica de primer orden.

Esas limitaciones están “balanceadas” por muchas consecuencias impor-


tantes del teorema de compacidad. Sin embargo, la lógica matemática histó-
ricamente ha intentado capturar clases de estructuras más allá de estas limi-
taciones.
¿Existen lógicas que permitan cuantificar sobre subconjuntos (o sobre
funciones, o incluso sobre conjuntos de conjuntos)?
¿Existen lógicas que permitan capturar la noción de dependencia?
¿Existen lógicas naturalmente adaptadas a nociones básicas del análisis
matemático, donde los modelos sean estructuras como espacios de Banach,
de Hilbert, etc., y las nociones de supremo, ínfimo, límite, convergencia, sean
básicas y no tengan problemas con elementos no estándar?
¿Existen lógicas que capturen nociones de verdad no binarias? ¿Con tres
valores de verdad? ¿Con infinitos valores de verdad? ¿Con valores de verdad
dados como un espacio topológico?
La respuesta a todas esas preguntas es sí. Y no solamente existen to-
das esas otras lógicas; algunas tienen una teoría de la demostración bastante
sofisticada, otras tienen también una teoría de modelos bien desarrollada.
Existen incluso “lógicas” no sintácticas, donde se puede llevar a cabo teoría
de modelos pura, no basada de manera inmediata en conjuntos de fórmulas
ni compacidad (las “clases elementales abstractas”).
En este capítulo exploramos solo un fragmento de todo ese mundo: la ló-
gica infinitaria, la semántica de juegos, la lógica de segundo orden, las clases
elementales abstractas y la lógica de la dependencia. Además estudiamos el
fenómeno de simbiosis entre la teoría de conjuntos y la lógica de segundo
orden.

144
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

5.1. Lógica infinitaria


Es natural permitir conjunciones o disyunciones infinitas, o cadenas in-
finitas de cuantificadores existenciales o universales. Por ejemplo, la propie-
dad arquimediana de un cuerpo ordenado (K, +, ·, <, 0, 1) se puede capturar
usando la sentencia
_
∀x x < |1 + 1 +{z· · · + 1} .
n∈N n veces

Por el teorema de compacidad, la arquimedianidad de un cuerpo ordena-


do no es expresable en lógica de primer orden; es decir, la sentencia anterior
no es equivalente a ninguna que se pueda escribir en lógica de primer orden.
Otros ejemplos de sentencias que se pueden escribir usando conectivos
o cuantificadores infinitos son (aquí, la sentencia de primer orden ϕol es la
conjunción de los [cuatro] axiomas de orden lineal):

ϕbo : ϕol ∧ ¬∃x0 ∃x1 . . . ∃xn . . . ( i∈N xi+1 < xi ),


V

V 
i<j<n+1 ¬xi = xj .
V
ϕ∞ : n∈N ∃x0 . . . ∃xn

Dada una estructura M = (M, <, . . . ), M |= ϕbo si y solo si (M, <)


es un buen orden1 . También dada A = (A, . . . ), A |= ϕ∞ ssi A es infinito.
Sabemos (de nuevo por compacidad) que ni ϕbo ni ϕ∞ son equivalentes a
una fórmula de primer orden.
Aunque los ejemplos dados arriba tienen conjunciones y disyunciones
numerables, y una de las fórmulas tiene también una cadena de existenciales
de longitud numerable, no hay ninguna razón para detenerse ahí. Podemos
armar sentencias con conjunciones, disyunciones o cadenas de cuantificado-
res de longitud cualquier cardinal.
Sean κ ≥ λ dos cardinales infinitos. Definimos la lógica Lκ,λ como aque-
lla donde las fórmulas tienen conjunciones y disyunciones de menos de κ
fórmulas, y las cadenas de existenciales y universales son todas de longitud
menor que λ.
He aquí la definición precisa:

Definición 5.1.1 Fije un vocabulario τ. Dados κ ≥ λ dos cardinales in-


finitos, la lógica Lκ,λ (τ) es la mínima lógica que contiene las τ-fórmulas
atómicas (usando el símbolo = y variables vi con i < κ, además de los
símbolos no lógicos provenientes de τ), y es cerrada bajo
1
Esto requiere del axioma de elección. En todo el texto lo estamos usando libremente.

145
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

negaciones,
V
conjunciones de la forma i<γ ϕi para γ < κ,
W
disyunciones de la forma i<γ ϕi para γ < κ,

cadenas de existenciales de la forma

∃v0 . . . ∃vj . . . ϕj
| {z }
j<θ

para θ < λ,

cadenas de universales de la forma

∀v0 . . . ∀vj . . . ϕj
| {z }
j<θ

para θ < λ.

Frecuentemente abusamos del lenguaje y simplemente escribimos Lκ,λ ,


sin especificar el vocabulario τ.
Así, por ejemplo, la lógica de primer orden es Lω,ω . La sentencia ϕ∞
pertenece a Lω1 ,ω y la sentencia ϕbo pertenece a Lω1 ,ω1 .
Un teorema famoso de López-Escobar establece que la sentencia ϕbo no
es equivalente a ninguna sentencia de Lω1 ,ω . De hecho, tampoco es equiva-
lente a ninguna sentencia de Lκ,ω , para ningún cardinal κ (en otras palabras,
la cadena infinita de cuantificadores es esencial). Dicho teorema va más allá
del contenido de este libro. Comúnmente se conoce como el teorema de la
indefinibilidad del buen orden en L∞,ω . Aquí la expresión L∞,ω se refiere
a la unión (clase propia)
[
L∞,ω := Lκ,ω .
κ cardinal

Es fácil ver que el teorema de compacidad falla en Lω1 ,ω . De hecho, no


podemos demostrar en la teoría de conjuntos ZFC que exista un cardinal κ
tal que el teorema de compacidad valga en Lκ,ω . La propiedad

κ > ℵ0 + Lκ,ω satisface el teorema de compacidad

146
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

se llama la compacidad fuerte de κ. La existencia de cardinales fuertemente


compactos está mucho más allá del alcance de lo que puede demostrar ZFC2 .
Aunque falla el teorema de compacidad en Lω1 ,ω , se puede desarro-
llar bastante su teoría de modelos; naturalmente, hay que reemplazar en las
demostraciones el uso de compacidad por otros métodos. Vale la pena men-
cionar que vale un teorema de Löwenheim-Skolem descendente.
Una buena fuente para más temas de lógica infinitaria es [25].

5.2. Semántica juego-teórica


Muchos conceptos básicos de la lógica se pueden expresar en términos
de juegos. La verdad de una sentencia φ en un modelo M se puede ex-
presar como la existencia de una estrategia ganadora para algún jugador en
un “juego semántico” G(M, φ). La existencia de un modelo para φ tam-
bién puede expresarse como la existencia de una estrategia ganadora para
algún jugador en el llamado juego de la existencia de modelos MEG(φ).
Finalmente, la equivalencia elemental M ≡ N entre dos modelos se puede
describir mediante los llamados juegos de Ehrenfeucht-Fraïssé EFn (M, N).
Además, los juegos G(M, φ), MEG(φ) y EFn (M, N) están claramente en-
trelazados y son en realidad manifestaciones de un enfoque uniforme a la
lógica, correctamente llamado semántica juego-teórica.
Empecemos con G(M, φ). Este es un juego de dos jugadores de suma
cero y de información perfecta. Hay dos jugadores a los que llamamos I y II.
Intuitivamente, el jugador I duda que M |= φ, mientras que II lo sostiene.
Durante el juego, se pueden cambiar los roles: II puede convertirse en quien
duda y I en quien sostiene; y también se asignan valores a algunas variables,
es decir que se produce una interpretación s.
Diremos que una tripla
(φ, s, d),
donde φ es una fórmula, s una interpretación y d ∈ {I, II} se llama una
posición. Si d = I entonces d∗ = II; de lo contrario d∗ = I. Intuitivamente,
en esta posición el jugador d sostiene que

M |=s φ
2
De hecho, en la llamada jerarquía de grandes cardinales, los fuertemente compactos
están bastante arriba; más allá de los medibles y mucho más allá de los inaccesibles. Dado
cualquier cardinal inaccesible κ, se tiene que el nivel Vκ de la jerarquía de von Neumann
es modelo de ZFC. Pero si κ además es el mínimo inaccesible, entonces Vκ resulta ser un
modelo de ZFC donde no hay inaccesibles, pues κ ∈ / Vκ .

147
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

y su opositor lo duda. Al inicio del juego G(M, φ) la posición es (φ, s, II)


donde s es una intepretación cualquiera. Las reglas del juego son las siguien-
tes:
1. Si φ es atómica, termina el juego y II gana si d = II ssi M |=s φ.
De lo contrario I gana.
2. Si φ es ¬ψ, la siguiente posición es (ψ, s, d∗ ).
3. Si φ es ψ ∧ θ, la siguiente posición es (ψ, s, d) o (θ, s, d) y d∗ escoge
cuál de las dos.
4. Si φ es ψ ∨ θ, la siguiente posición es (ψ, s, d) o (θ, s, d) y d escoge
cuál de las dos.
5. Si φ es ∀vn ψ, la siguiente posición es (ψ, s(a/n), d) y d∗ escoge
a ∈ M.
6. Si φ es ∃vn ψ, la siguiente posición es (ψ, s(a/n), d) y d escoge a ∈
M.
Teorema 5.2.1 Las siguientes condiciones son equivalentes:
(1) M |= φ.
(2) II tiene estrategia ganadora en G(M, φ).
D EMOSTRACIÓN (1) implica (2): la estrategia ganadora de II es garan-
tizar que si la posición es (ψ, s, d), entonces (d = II ⇒ M |=s ψ) y
(d = I ⇒ M 6|=s ψ). Es fácil ver que esta es una estrategia ganadora.
(2) implica (1): supongamos que (1) es falsa, es decir que M |= ¬φ. Por lo
anterior, II tiene estrategia ganadora en G(M, ¬φ). Pero esto implica que I
tiene estrategia ganadora en G(M, φ), con lo cual (2) es falsa. 

Ejemplo 5.2.2 Describimos una estrategia ganadora para la jugadora II


en el juego G(M, φ) con M = (N, <) y φ la sentencia ∀v0 ∃v1 (v0 < v1 ).
El juego arranca en la posición (φ, s, II), donde s es alguna interpretación.
Por la regla (6) el jugador I escoge a ∈ N y la siguiente posición es
(∃v1 (v0 < v1 ), s(a/0), II).
Por la regla (5) la jugadora II puede escoger b ∈ N de tal manera que
(v0 < v1 , s(a/0)(b/1), II)
siga siendo una buena posición para ella. Escoge b = a + 1 y el juego
finaliza. Como M |=s(a/0)(b/1) v0 < v1 , gana la jugadora II.

148
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Como jugar el juego G(M, φ) arranca con la sentencia φ y avanza pro-


gresivamente hacia las subfórmulas atómicas de φ, la definición de verdad
en términos de G(M, φ) a veces se llama un análisis de la verdad “de arriba
hacia abajo”. Respectivamente, la definición inductiva de verdad de Tarski
de M |= φ puede ser llamada “de abajo hacia arriba”, puesto que parece
proceder desde las fórmulas más simples hacia las más complejas. El teore-
ma anterior muestra que los dos enfoques, el juego-teórico de arriba hacia
abajo y el inductivo de abajo hacia arriba, de hecho son equivalentes.
Para ir más a fondo en semántica juego-teórica, ver [19].
Ejercicios:

1. Sea M el modelo para el vocabulario vacío con universo {0, 1}. (a)
Describa una estrategia ganadora para II en G(M, ∀v0 ∃v1 ¬v0 = v1 ).
(b) Describa una estrategia ganadora para I en G(M, ∀v0 ∀v1 ∃v2 (¬v2 =
v0 ∧ ¬v2 = v1 )).
2. Muestre que G(M, φ) siempre está determinado, es decir, alguno de
los jugadores tiene estrategia ganadora.
3. Muestre que es imposible que ambos jugadores tengan estrategia ga-
nadora en G(M, φ).

5.3. Lógica de segundo orden


5.3.1. Definición y ausencia de compacidad
Sea L un vocabulario. Hasta ahora hemos usado variables v0 , v1 , · · · , vn , · · ·
a la hora de introducir cuantificadores en las fórmulas. Si ahora introducimos
nuevas variables relacionales

Rm m
0 , · · · , Rn , · · · (m, n ∈ N)

iniciamos la construcción de fórmulas de segundo orden. El número m es la


aridad de la variable Rm m
n , #(Rn ). Al cuantificar sobre variables relacionales
aumentamos el poder expresivo de la lógica. Por ejemplo, “todo subconjunto
no vacío tiene mínimo elemento” se puede expresar así:
 
∀R10 ∃v0 R10 (v0 ) → ∃v0 R10 (v0 ) ∧ ∀v1 (R10 (v1 ) → v0 ≤ v1 ) .

El conjunto de fórmulas lógicas de segundo orden se obtiene agregando los


siguientes casos a la definición de las fórmulas lógicas de primer orden:

149
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

si t1 , · · · , tn son L-términos, entonces Rm


n (t1 , · · · , tn ) es L-fórmula
atómica,

si ϕ es una L-fórmula, entonces ∃Rm m


n ϕ y ∀Rn ϕ son fórmulas.

Usualmente podemos escribir una fórmula de segundo orden

ϕ(x1 , · · · , xn , X1 , · · · , Xm )

para denotar que sus variables libres vi están entre las x1 , · · · , xn , y sus
variables libres Rij están entre las X1 , · · · , Xm . La definición de verdad para
fórmulas de primer orden extiende la que teníamos para fórmulas de primer
orden, así: las interpretaciones de verdad para un L-modelo M ahora están
dadas por funciones arbitrarias

S : N2 → ℘(Mm )

que a cada (m, n) ∈ N2 asignan alguna relación m-aria en M. Si A ⊂ Mm ,


la interpretación S(n/A) es entonces aquella que coincide con S en todas
las parejas excepto en (m, n), donde vale A. La relación de verdad para una
L-fórmula ϕ
M |= ϕhs, Si
en un modelo M y para la interpretación de verdad S extiende la definición
que teníamos en primer orden, y agrega los siguientes casos:

M |= Rm
n (t1 , · · · , tm )hs, Si ⇔ (t1 hsi, · · · , tm hsi) ∈ S(m, n),

M |= (∃Rm
n ϕ)hs, Si ⇔ ϕhs, S(n/A)i para algún A ⊂ Mm ,

M |= (∀Rm
n ϕ)hs, Si ⇔ ϕhs, S(n/A)i para todo A ⊂ Mm .

Ejemplo 5.3.1 La finitud se puede expresar en segundo orden. Es decir, exis-


te una fórmula de segundo orden ϕfin tal que M |= ϕfin ssi M es finito.

Teorema 5.3.2 El teorema de compacidad falla en la lógica de segundo or-


den.

D EMOSTRACIÓN Considere la teoría T = {ϕfin } ∪ {∃≥n x(x = x) | n ∈


N}. T no puede tener modelos, pero todo subconjunto finito de T tiene mo-
delos. Por lo tanto, falla el teorema de compacidad en la lógica de segundo
orden. 

150
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

5.3.2. Segundo orden y recursión


La siguiente colección de sentencias de segundo orden se llama Postula-
dos de Peano:

1. ∀x(¬(x ⊕ 1 = 0))

2. ∀x∀y(x ⊕ 1 = x 0 ⊕ 1 → x = x 0 )

3. ∀x(x ⊕ 0 = x)

4. ∀x∀y(x ⊕ (y ⊕ 1) = (x ⊕ y) ⊕ 1)

5. ∀x(x ⊗ 0 = 0)

6. ∀x∀y(x ⊗ (y ⊕ 1) = (x ⊗ y) ⊕ x)

7. (Inducción:)
 
∀R10 R10 (0) ∧ ∀x(R10 (x) → R10 (x ⊕ 1)) → ∀xR10 (x) .


Note que la única diferencia entre estos axiomas de Peano de segundo or-
den y los de primer orden (página 101) está en que reemplazamos el esquema
de inducción de primer orden por un axioma (ahora único) de segundo orden.

Teorema 5.3.3 Todo modelo de los postulados de Peano es isomorfo al mo-


delo estándar hN, +, ·, 0, 1i.

D EMOSTRACIÓN Sea M = hM, +M , ·M , 0M , 1M i un modelo de los pos-


tulados de Peano. Defina un mapa f : N → M así:

f(n) = nM = el valor del término n en M.

Es claro que f es inyectiva. Por inducción se puede demostrar que f(n) +M


f(m) = f(n+m) y que f(n)·M f(m) = f(n·m). Veamos que f es sobre: sea
A = f(N) ⊂ M y sea ϕ(R10 ) la fórmula R10 (0) ∧ ∀x(R10 (x) → R10 (x ⊕ 1)). Si
a ∈ A, por ejemplo a = f(n) entonces a +M 1M = f(n + 1) ∈ A. También
claramente 0M = f(0) ∈ A. Por lo tanto, se tiene M |= ϕ(A). Por el
postulado de inducción (7) se sigue que A = M, es decir, f es sobreyectiva.

Así, f : hN, +, ·, 0, 1i → M. 
Por lo tanto, en contraste enorme con la lógica de primer orden, los pos-
tulados de Peano no admiten modelos no estándar: caracterizan de manera

151
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

única la estructura de los números naturales. Serían ideales como axioma-


tización de la teoría de números, si la lógica de segundo orden tuviera un
sistema deductivo como el de la lógica de primer orden. Pero veremos que
no es así: la lógica de segundo orden no puede tener un sistema deductivo
bien comportado como el de la lógica de primer orden.

Teorema 5.3.4 Si L contiene al vocabulario {⊕, ⊗, 0, 1} entonces el conjun-


to de L-sentencias válidas de segundo orden

ValII = {pϕq | ϕ es L−sentencia de segundo orden y M |= ϕ para todo M}

no es recursivamente enumerable.

D EMOSTRACIÓN Sea ϕP la conjunción de los postulados de Peano. Por


el teorema 5.3.3 se tiene que para toda sentencia ψ de la aritmética,

N |= ψ ⇔ pϕP → ψq ∈ ValII .

(¿Por qué? Si N |= ψ, entonces ψ vale en todos los modelos de ϕP [pues


todos son isomorfos a N] y así se tiene que en cualquier modelo M de un
lenguaje L que contenga {⊕, ⊗, 0, 1}, si M |= ϕP entonces M |= ψ, con lo
cual pϕP → ψq ∈ ValII . Si, por otro lado, pϕP → ψq ∈ ValII , entonces
en todo modelo M vale ϕP → ψ; en particular, como N |= ϕP , se tiene
N |= ψ.) Pero entonces, el conjunto de verdades de la aritmética es igual al
de sentencias aritméticas ψ tales que pϕP → ψq ∈ ValII . Si ValII fuera un
conjunto aritmético, se contradiría el teorema de Tarski. 

Corolario 5.3.5 No existe conjunto B de fórmulas de segundo orden ni co-


lección F de funciones en las fórmulas de segundo orden tales que

1. Las relaciones

R(pϕq) ⇐⇒ ϕ ∈ B
Rn (pϕ0 q, · · · , pϕn q, pϕn+1 q) ⇐⇒ f(ϕ0 , · · · , ϕn ) = ϕn+1
para todo f ∈ F

son recursivas.

2. Para una sentencia de segundo orden ϕ se tiene

ϕ ∈ clF (B) ⇔ para todo M : M |= ϕ.

152
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

D EMOSTRACIÓN De no ser así, podríamos demostrar de manera similar


a como se hizo para el teorema 2.9.1 que el conjunto {pϕq | ϕ ∈ clF (B)} es
recursivamente enumerable, lo cual contradice el teorema 5.3.4. 
El teorema anterior muestra que no podemos encontrar un sistema de-
ductivo T ` ϕ definible inductivamente para la lógica de segundo orden tal
que T ` ϕ ⇐⇒ T |= ϕ. Esto indica inmediatamente que la lógica de segun-
do orden es mucho más difícil que la de primer orden. Mientras que controlar
la lógica de primer orden depende en últimas de cadenas finitas, la lógica de
segundo orden es esencialmente conjuntística3 .

5.3.3. Campos real-cerrados y postulados de los reales


En paralelo, y en contraste también, con la situación con la aritmética,
tenemos los muy conocidos postulados de los números reales: a los axiomas
de campos ordenados agregamos la sentencia de segundo orden (axioma de
completud) siguiente:
 
∀R10 ∃xR10 (x) ∧ ∃x∀y(R10 (y) → y ≤ x) →


∃x ∀y(R10 (y) → y ≤ x)∧
!

∀z ∀y(R10 (y) → y ≤ z) → x ≤ z .

Como pasó con los postulados de Peano y N, no es difícil ver que un


modelo de los postulados de los números reales es isomorfo a un solo mo-
delo, a saber, el campo ordenado (R, +, ·, 0, 1, <). Pero de nuevo estamos en
segundo orden, donde ya sabemos que no es posible armar sistemas deduc-
tivos que no sean esencialmente teoría de conjuntos. Tal como los axiomas
de Peano se pueden ver como una versión parcial de primer orden de los
postulados de Peano, dada por un esquema infinito de axiomas, la teoría de
campos real-cerrados es una versión parcial de primer orden, también infi-
nita, de los postulados de los reales. Sin embargo, en este caso, la teoría de
campos real-cerrados es completa y decidible.
Vale la pena revisar la fuente original de la categoricidad de los axio-
mas de Peano de segundo orden en [7]. Trabajos importantes en lógica de
segundo orden aparecen por lo menos desde [21].
3
Ver el ensayo sobre el concepto de simbiosis entre teoría de conjuntos y lógica de
segundo orden - Juliette Kennedy, [26].

153
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

5.4. Simbiosis
Para algunas lógicas la veracidad de
M |= φ (5.1)
puede ser una pregunta que requiere algo de teoría de conjuntos no trivial
para su solución. La simbiosis es un concepto que hace explícito este fenó-
meno.
En lógica de segundo orden hay una sentencia φHC tal que
(R, +, ·, 0, 1) |= φHC ssi vale la hipótesis del continuo. (5.2)
En este caso uno debe decidir la hipótesis del continuo para poder decidir si
(5.1) es verdadera o no. La hipótesis del continuo resulta ser independiente
de los axiomas ZFC de la teoría de conjuntos; esto hace que el significado
de (5.1) sea muy problemático en este caso.
Consideremos (5.1) cuando φ es de primer orden, en cierto sentido el
extremo opuesto de la situación anterior. En este caso, (5.1) es absoluta en el
siguiente sentido: si suponemos que (A, ∈) es un modelo transitivo de ZFC
tal que M ∈ A, entonces

M |= φ ssi (A, ∈) |= pM |= φq; (5.3)


donde pM |= φq se refiere a una representación formal de M |= φ en el
lenguaje de la teoría de conjuntos (que use la definición de verdad de Tarski).
La equivalencia (5.3) es fácil de demostrar por inducción en φ. Una ló-
gica para la cual vale (5.3) se llama absoluta. La lógica de primer orden es
absoluta pero la de segundo orden no lo es.
Podemos describir la relación entre la lógica de segundo orden y la teo-
ría de conjuntos mediante el concepto de simbiosis. La simbiosis entre una
lógica y un predicado de la teoría de conjuntos significa que ninguno de los
dos puede vivir sin el otro, o más exactamente, que el predicado de verdad
de la lógica es absoluto con respecto al predicado de la teoría de conjuntos,
y viceversa: el predicado mismo es definible (en cierto sentido) en la lógica.
Un modelo transitivo (M, ∈) de la teoría de conjuntos es absoluto con
respecto a un predicado (fórmula) P(~x) de la teoría de conjuntos si para todo
~ ∈ M tenemos que
a
a) ssi (M, ∈) |= P(~
P(~ a).
En el caso de la lógica de segundo orden, el predicado relevante resulta ser
Pw(x, y) ssi y = P(x).

154
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Un modelo transitivo (M, ∈) de ZFC es absoluto con respecto al predicado


Pw si y solo si M = Vα para algún α (límite, α > ω), o alternativamente,
para todo a ∈ M todos los subconjuntos de a están en M. Para tales M la
equivalencia (5.3) también vale para φ de segundo orden.
Ahora mostramos que Pw es definible en la lógica de segundo orden en el
siguiente sentido: existe una fórmula φ(x, y) de la lógica de segundo orden
tal que para todo modelo transitivo (M, ∈) de ZFC y para todo a, b ∈ M:

Pw(a, b) ssi (M, ∈) |= φ(a, b). (5.4)

Como φ(x, y) podemos tomar la fórmula de segundo orden

∀u(u ∈ y → ∀v(v ∈ u → v ∈ x))∧

∀X(∀u(X(u) → u ∈ x) → ∃v(v ∈ y ∧ ∀u(X(u) ↔ u ∈ v))).


Con lo anterior hemos argumentado que la lógica de segundo orden es
simbiótica con el predicado Pw. Aunque la lógica de primer orden es abso-
luta, es demasiado débil para ser simbiótica con un predicado no trivial.
Otro ejemplo de simbiosis es el siguiente. Sea I el siguiente “cuantifi-
cador de equicardinalidad”:

M |=s Iv0 v1 φ(v0 , ~z)ψ(v1 , ~z)

ssi
|{a ∈ M : M |=s(a/0) φ(v0 , ~z)}| = |{b ∈ M : M |=s(b/1) ψ(v1 , ~z)}|.
La extensión de la lógica de primer orden con este cuantificador es simbiótica
con el predicado
Cd(x) ssi x es un cardinal.
La importancia de la simbiosis es que pone en evidencia de manera clara
y contundente el grado de dependencia que una cierta lógica tiene con res-
pecto a la teoría de conjuntos. Por otro lado, revela la relación íntima que
hay entre la teoría de conjuntos y la teoría de modelos.

Ejercicios:

1. Dé una sentencia φCH como en (5.2) explícitamente.

2. Demuestre (5.4) para esta fórmula φ(x, y).

3. Dé una sentencia φ en la extensión de la lógica de primer orden tal


que φ tiene modelos si y solo si la hipótesis del continuo es falsa.

155
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

5.5. Lógica de haces


Es natural imaginar lógicas con más de dos valores de verdad, donde las
valuaciones admitan no solamente los valores V y F sino también un tercer
valor, o posiblemente n valores, o incluso infinitos valores.
En el primer tercio del siglo XX, un avance importante de Łukasie-
wicz [28] tuvo lugar con su lógica multivaluada. En el último tercio del
siglo XX, el trabajo de muchos autores (Chang y Keisler en [5], Iovino [22],
entre otros) llevó a la formulación de una lógica con valores de verdad en,
por ejemplo, el intervalo [0, 1] o incluso cualquier espacio compacto métrico
y al desarrollo de la teoría de modelos en ese contexto, hoy en día conoci-
do como teoría de modelos continua. La monografía [23] es una referencia
importante en el tema.
La lógica sobre haces toma un camino un poco distinto. Inicialmente
se podría describir como una lógica con “valores de verdad” en un espacio
topológico arbitrario. En realidad, la construcción va más allá de esta idea. El
espacio topológico actúa realmente como un sistema de perspectivas para la
semántica: cada abierto U del espacio topológico ofrece un “punto de vista”
de la semántica, y el sistema entero organiza de manera coherente todos estos
puntos de vista.
Fijamos un espacio topológico X en toda esta sección.

5.5.1. Prehaces sobre un espacio topológico


Fijamos ahora un vocabulario de primer orden L, y suponemos que para
cada abierto U ⊂ X tenemos una L-estructura A(U). Si además, estas estruc-
turas están conectadas entre sí por L-homomorfismos ρU V : A(U) → A(V)
siempre que V ⊂ U, tenemos un sistema llamado prehaz de L-estructuras
sobre X. Más precisamente:
Definición 5.5.1 Un prehaz de estructuras sobre X es un funtor contrava-
riante de la categoría Ab(X) de abiertos no vacíos de X (con inclusiones)
en la categoría EstrL de L-estructuras (con L-homomorfismos). Es decir,
una asignación
U 7→ A(U)
de abiertos de X en L-estructuras tal que siempre que V ⊂ U, se tiene

UO  / A(U)
A

i ρU
V
? 
V / A(V)
A

156
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

y además, para todo W ⊂ V ⊂ U, ρU V U U


W = ρW ◦ ρV , y para todo U, ρU :
A(U) → A(U) es la identidad de A(U).
El prehaz A de estructuras sobre X es, de momento, simplemente un
sistema donde asignamos una estructura A(U) a cada abierto no vacío U;
además, tenemos los L-homomorfismos ρU V : A(U) → A(V) siempre que V
es un subconjunto abierto de U. Hasta ahora, la topología de X no ha jugado
un papel muy central. Esto cambia en la siguiente sección.

5.5.2. Haces de estructuras


Un haz de estructuras sobre X es un prehaz A que además satisface una
condición de “pegamento” abstracta. Este pegamento sí hace uso central de
la topología de X. Antes de dar la definición formal, damos una descripción
de la idea. Queremos lograr lo siguiente: dado un modelo A(U) del prehaz
sobre un abierto U, siempre que recubramos el abierto U mediante abiertos
Ui , debemos poder conectar de manera coherente el modelo original A(U)
con los modelos A(Ui ). Ese principio “global/local” es la esencia de los
haces de estructuras, a nivel conceptual.
Definición 5.5.2 Un prehaz A de L-estructuras sobre X es un haz de L-
estructuras sobre X si satisface las dos condiciones (a las cuales, juntas,
llamamos de “pegamento”):
Coherencia: dadoSU un abierto de X, dado un recubrimiento por abier-
tos de U, U = i Ui , y dados elementos σi ∈ A(Ui ) para cada i,
Uj
si dados i, j tenemos que ρUi
Ui ∩Uj (σi ) = ρUi ∩Uj (σj ) entonces existe
σ ∈ A(U) tal que para todo i, ρUUi (σ) = σi (en palabras: secciones
localmente coherentes se pueden pegar).
Exactitud: dadoSU un abierto de X, dado un recubrimiento por abier-
tos de U, U = i Ui , dada una familia coherente de secciones σi ∈
A(Ui ), si σ1 , σ2 ∈ A(U) son tales que ρU U
Ui (σ1 ) = σi = ρUi (σ2 ) para
todo i, entonces σ1 = σ2 (en palabras: dos secciones cuyas restric-
ciones coinciden deben ser iguales).

5.5.3. Forzamiento y semántica local


Ahora definimos la semántica: aunque de plano ya tengamos una semán-
tica, pues cada L-estructura A(U) puede interpretar fórmulas de primer or-
den, hasta ahora lo que sucede “encima de cada abierto U” es independiente.
Ahora queremos una semántica que cumpla dos cosas:

157
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Estar basada en “A |= ϕ” hasta donde sea posible,

Continuidad con respecto al espacio topológico X.

Lo logramos modificando la noción de validez de manera tal que se re-


fleje la información proveniente de la topología de X. La siguiente definición
captura esa idea.

Definición 5.5.3 (Forzamiento local) Sea U un abierto de X. Definimos la


relación A U ϕ[σ1 , . . . , σk ] (se lee “A fuerza en U la fórmula ϕ...) por
inducción en la complejidad de la L-fórmula ϕ(x1 , . . . , xk ) - suponemos
que σ1 , . . . , σk ∈ A(U).

ϕ atómica:

1. ϕ ≡ x = y: A U σ1 = σ2 ssi σ1 = σ2 ,
2. ϕ ≡ R(x1 , . . . , xk ): A U R[σ1 , . . . , σk ] ssi (σ1 , . . . , σk ) ∈
RA(U) ,

ϕ = ψ ∧ χ: A U ψ ∧ χ ssi A U ψyA U χ,

ϕ = ψ ∨ χ: A U ψ ∨ χ ssi existen V, W abiertos de X tales que


U = V ∪ W, A V ψ y A W χ,

ϕ = ¬ψ: A U ¬ψ ssi para todo abierto W ⊂ U se tiene A 6 W


ψ,

ϕ = ∃v(ψ(v)): A U ∃v(ψ(v)) ssi para algún recubrimiento


abierto Ui de U existen σi ∈ A(Ui ) tales que para cada i, A Ui
ψ[σi ],

ϕ = ∀v(ψ(v)): A U ∀v(ψ(v)) ssi dado W ⊂ U abierto, para


todo σ ∈ A(W) se tiene A W ψ[σ].

Podemos observar varios hechos básicos:

La definición de forzamiento es perfectamente análoga a la clásica en


fórmulas atómicas y en conjunciones.

Forzar en U una disyunción ψ ∨ χ corresponde a “repartir” el forza-


miento de ψ y de χ en dos subabiertos que cubran a U.

158
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Forzar la negación de ψ en U es mucho más exigente que no forzar ψ


en U. En efecto, para forzar esa negación es necesario que no se fuerce
ψ en ninguno de los subabiertos no vacíos de U.

Forzar el existencial ∃vψ(v) tiene un contenido netamente topológico:


basta encontrar “testigos por pedazos” para ψ: basta que exista algún
recubrimiento abierto de U y testigos en cada uno de los elementos del
recubrimiento.

Finalmente, forzar en U la fórmula universal ∀vψ(v) de nuevo (co-


mo en negaciones) requiere no solo que todos los elementos de A(U)
satisfagan ψ sino que para todos los subabiertos V de U todos los ele-
mentos de A(V) satisfagan ψ.

5.5.4. Límites, forzamiento puntual y continuidad


Sea A un haz de L-estructuras sobre X, y fijemos un punto x ∈ X. Po-
demos definir el “límite del haz A en x”, Ax , mediante la construcción de
“germinación” en x.

Definición 5.5.4 (Germinación) Sean σ ∈ A(U), τ ∈ A(V), donde


U, V son abiertos de X tales que x ∈ U∩V. Definimos σ ∼x τ si existe
W ⊂ U ∩ V, con x ∈ W, tal que ρU W (σ) = ρW (τ). La relación ∼x es
V

de equivalencia.

Dado U abierto de X tal que x ∈ U, y dada una sección σ ∈ A(U),


el germen de σ en x, [σ]∼x , es la clase de equivalencia de σ bajo la
relación ∼x .

El modelo de gérmenes en x, Ax es el límite inverso de los A(U), para


U 3 x, bajo la relación ∼x : el universo de este modelo es

Ax = lı́m A(U)/ ∼x = {[σ]∼x | ∃U abierto con σ ∈ A(U) y U 3 x},


U3x

y la interpretación de símbolos de L viene dada por representantes de


clases de equivalencia. Por ejemplo, si R es un símbolo de relación
k-aria,
([σ1 ]∼x , . . . , [σk ]∼x ) ∈ RAx
ssi existe U 3 x abierto tal que σ1 , . . . , σk ∈ A(U) y (σ1 , . . . , σk ) ∈
RA(U) , etc.

Podemos ahora definir el forzamiento puntual:

159
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Definición 5.5.5 Dado A haz de L-estructuras sobre X, dado x ∈ X, y dada


una L-fórmula ϕ(x1 , . . . , xk ), dados gérmenes [σ1 ]∼x , . . . , [σk ]∼x , decimos
que
A x ϕ[[σ1 ]∼x , . . . , [σk ]∼x ]

(A fuerza en x la fórmula ϕ en los gérmenes [σ1 ]∼x , . . . , [σk ]∼x ) ssi existe
U 3 x abierto con σ1 , . . . , σk ∈ A(U) tal que A U ϕ[σ1 , . . . , σk ].

El lector puede verificar algunas propiedades básicas de esta relación de


forzamiento puntual.
La más importante de todas esas propiedades es la siguiente.

Teorema 5.5.6 (Continuidad del forzamiento puntual) En la misma situa-


ción de la definición anterior, tenemos

A x ϕ[[σ1 ]∼x , . . . , [σk ]∼x ]

m

existe U 3 x tal que para todo y ∈ U A y ϕ[[σ1 ]∼y , . . . , [σk ]∼y ] .

D EMOSTRACIÓN Suponga primero que A x ϕ[[σ1 ]∼x , . . . , [σk ]∼x ]. En-


tonces hay un abierto U tal que x ∈ U, las σi ∈ A(U) y A U ϕ[σ1 , . . . , σk ].
Pero entonces, si y ∈ U, por definición también A y ϕ[[σ1 ]∼y , . . . , [σk ]∼y ]
–precisamente U atestigua la definición–. La otra dirección es inmediata. 
Las estructuras Ax son, por lo tanto, límites de los modelos A(U) del
4
haz . El proceso se puede llevar a cabo al revés también: partir de estructu-
ras Ax sobre los puntos de un espacio topológico; construir primero el forza-
miento sobre puntos x y en términos de este el forzamiento sobre abiertos
U y los modelos A(U).
La lógica de haces satisface el siguiente teorema de completitud:
4
También podemos tomar otro tipo de límites, que producen estructuras llamadas
“genéricas”. Para esto usamos los filtros llamados genéricos G, y en lugar de hacer el
proceso de germinación sobre un punto lo hacemos con respecto al filtro G: A[G] =
lı́mU∈G A(U)/∼G = {[σ]∼G | σ ∈ A(U) para algún U abierto tal que U ∈ G}. La defini-
ción de ∼G es la natural, al igual que las interpretaciones de los símbolos de L para formar
el modelo genérico A[G] = (A[G], RA[G] , . . . , fA[G] , . . . , cA[G] , . . . ). El teorema “del modelo
genérico” de Caicedo [3] relaciona las fórmulas que valen en A[G] con las que son forzadas
por el haz de estructuras A.

160
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Teorema 5.5.7 (Completitud para lógica de haces) Dados un vocabulario


L y una L-sentencia σ, tenemos que σ es forzada en todos los haces para L,
para cualquier espacio topológico X, sobre todos los abiertos U de X, si y
solo si σ es un teorema de la lógica intuicionista. En símbolos,

σ ⇔ `i σ,

donde σ abrevia “Dados X espacio topológico, U abierto en X, A haz


sobre X, A U σ”.

En lo anterior mencionamos la lógica intuicionista. Esta es una lógica


más débil que la lógica clásica de primer orden, Lω,ω . No entramos en deta-
lles sobre su axiomatización y sus reglas de deducción, pero indicamos dos
puntos importantes:

Si `i σ entonces ` σ. En otras palabras, todo teorema intuicionista es


teorema clásico (el recíproco no es cierto). Es bastante más difícil ser
teorema intuicionista que teorema clásico.

El “tercio excluido” ϕ ∨ ¬ϕ no es un teorema de la lógica intuicio-


nista. Tampoco lo son los siguientes teoremas clásicos:

• ∃xφ(x) ↔ ¬∀x¬φ(x),
• ¬¬φ ↔ φ.

La lógica sobre haces tiene entonces completitud (es la contraparte se-


mántica de lo que sintácticamente es la lógica intuicionista). Mezclado con el
teorema del modelo genérico puede ser una manera muy poderosa de cons-
truir sistemas de aproximación. Una de las versiones más famosas es el caso
de espacios topológicos XP asociados a órdenes parciales (P, ≤P ), donde
cada p ∈ P da lugar a un abierto básico Up := {q ∈ P | p ≤ q}. Una manera
de entender la construcción de forcing conjuntístico es como un haz sobre
el espacio XP , donde sobre cada abierto básico Up se ubica un modelo de la
teoría de conjuntos. El teorema del modelo genérico corresponde a la famosa
construcción del modelo también llamado genérico en forcing conjuntístico.
Cuando el espacio topológico base del haz es de la forma XP , el haz corres-
ponde de manera natural a cierto tipo de “modelo de Kripke” (no entramos
en más detalles aquí). Estos a su vez están emparentados con modelos de
lógica temporal (otro tema clásico; al menos desde el siglo XI con Avicen-
na hay investigaciones de la temporalidad en la lógica; ver una descripción
detallada en [31]).

161
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Más allá del caso particular (pero sumamente complejo y rico en apli-
caciones) del forcing conjuntístico, los haces permiten un tránsito natural a
conexiones entre la teoría de modelos y la geometría algebraica.
La lógica de haces surgió de trabajos de Ellerman [8], Macintyre [29] y
ha sido desarrollada por Caicedo [3] y algunos de sus estudiantes en Bogotá.

5.6. Clases elementales abstractas


De todo lo visto hasta ahora ha quedado claro que la lógica matemática
da herramientas para estudiar clases de estructuras (por ejemplo, dada una
teoría de primer orden completa T , la clase Mod(T ) o dada una sentencia
φ de Lω1 ,ω , la clase Mod(ψ)) y que estudiar estas clases de estructuras se
lleva a cabo usualmente mediante propiedades de la teoría T o de la sentencia
φ. También hemos visto que la relación binaria de subestructura elemental
≺ es en muchos sentidos la relación primordial entre estructuras en clases
como Mod(T ).
En muchas partes de la matemática es natural estudiar clases de estructu-
ras y de inmersiones entre estas. Por ejemplo, en teoría de grupos es común
estudiar la relación G ≤pure H que dice que G es un subgrupo puro de
H; relaciones similares existen entre módulos, construcciones geométricas o
algebraicas.
A principios de los años 1980, Shelah intentó generalizar varios de sus
resultados de teoría de la estabilidad a lógicas infinitarias. Una de las di-
ficultades para abordar los problemas de hacer esta generalización de ma-
nera directa era la ausencia de compacidad. Se puede, claramente, estudiar
la teoría de modelos de clases axiomatizadas por ejemplo por sentencias ψ
de Lω1 ,ω , y muchos resultados interesantes fueron obtenidos por Keisler,
Chang y otros con este enfoque. Sin embargo, un problema muy central de
la teoría de modelos desde sus inicios, generalizar el teorema de Morley de
transferencia de categoricidad, no fue logrado para Lω1 ,ω con este enfoque.
Durante la década de 1980, Shelah inició un proyecto gigante de reformu-
lación de la teoría de modelos desde sus bases, al reemplazar el énfasis en
axiomatizaciones por un entendimiento directo de condiciones sobre nocio-
nes abstractas de “inmersión elemental”. En este aspecto, Shelah construía
una generalización de ideas anteriores (clases de Fraïssé y de Jónsson); más
aún, retomaba la tradición matemática de considerar directamente clases con
nociones de inmersión naturales. En lugar de basar directamente en la lógica
la construcción de las clases de estructuras, estas se presentan de manera di-
recta como un par (K, ≺K ): la clase de estructuras (en un vocabulario fijo) y

162
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

la relación abstracta de inmersión “elemental”. Aunque la lógica parece no


estar presente en esta presentación, varios axiomas sobre ≺K permiten tres
cosas:

recuperar gran parte de la teoría de modelos (estabilidad),

cubrir muchas clases axiomatizables en lógicas infinitarias Lκ,ω y en


varias otras lógicas (L(Q) por ejemplo), además de clases de estructu-
ras dadas de manera natural en álgebra, y finalmente

generalizan las clases (Mod(T ), ≺) axiomatizadas en primer orden.

La motivación inicial tuvo que ver con desarrollar la teoría de estabilidad


suficiente para abordar la generalización del teorema de Morley a un ámbito
amplio que cubriera muchas más lógicas; esto se ha logrado parcialmente
hasta la fecha.

Concepto Teoría de modelos Énfasis


Elemental tò lógos M |= ϕ Control lingüístico
No elemental tò harmótton M ≺K N Inmersión

El paso de clases elementales a clases elementales abstractas se puede


ver entonces como un paso de definir las clases mediante control lingüístico
(lógos) a atrapar las clases por las relaciones internas (harmótton5 ) entre sus
modelos.

Definición 5.6.1 (Clase elemental abstracta) Fije un vocabulario L. Una


clase de L-estructuras K, junto con una relación binaria ≤K en K es una
clase elemental abstracta (usamos la abreviatura frecuente en la literatura,
AEC) si:

1. Tanto K como ≤K son cerradas bajo isomorfismos. Esto significa dos


cosas: primero, si M 0 ≈ M ∈ K, entonces M 0 ∈ K; segundo, si
M 0 , N 0 son L-estructuras y además tenemos que M 0 ⊂ N 0 , M 0 ≈ M,
N 0 ≈ N y M ≤K N, entonces M 0 ≤K N 0 .

2. Si M, N ∈ K, M ≤K N, entonces M ⊂ N,

3. ≤K ordena parcialmente a K,
5
Tò lógos en griego es el discurso, la palabra; es la raíz de la palabra lógica. En contraste,
tò harmótton es el buen encaje, la buena inmersión, el “buen encuadre”. Es la raíz de la
palabra armonía.

163
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

4. (Coherencia) Si M ⊂ N ≤K N 0 y M ≤K N 0 entonces M ≤K N,

5. (LS descendente) Existe un cardinal (llamado “número de Löwenheim-


Skolem” de la clase) κ = LS(K) ≥ ℵ0 tal que si M ∈ K y A ⊂ |M|,
entonces existe N ≤K M tal que A ⊂ |N| y |N| ≤ |A| + LS(K),

6. (Uniones de ≤K -cadenas) Si (Mi )i<δ es una cadena ≤K -creciente de


longitud δ (δ ordinal límite), entonces

i<δ (Mi )i<δ ∈ K,


S
S
para cada j < δ, Mj ≤K i<δ Mi ,
si para cada i < δ, Mi ≤K N ∈ K entonces i<δ Mi ≤K N.
S

Observación 5.6.2 El axioma de uniones dice que la clase es cerrada bajo


uniones, y además la unión de una cadena “elemental” extiende “elemen-
talmente” a todos los miembros de esta, y es subestructura “elemental” de
cualquier extensión común de la cadena. Esto vale también para sistemas
dirigidos.

5.6.1. Ejemplos
Unos ejemplos de AEC:

Sea T una teoría completa de primer orden. Entonces (Mod(T ), ≺) es


una AEC. Si T es contable, entonces LS(Mod(T )) = ℵ0 .

Dada ψ una sentencia de Lω1 ,ω y F un fragmento contable6 de Lω1 ,ω


que contenga a ψ, tenemos que (Mod(ψ), ≺TV F ) es una AEC con nú-
mero de Löwenheim-Skolem ℵ0 ; decimos que M ≺TV F N si M ⊂ N
y toda fórmula existencial con parámetros en M que tenga realización
en N también tiene realización en M (“test de Tarski-Vaught” para
sentencias del fragmento F).

Dados ψ una sentencia de Lκ+ ,ω y F un fragmento de Lκ+ ,ω de cardi-


nal ≤ κ que contenga a ψ, (Mod(ψ), ≺TV F ) es una AEC con número
de Löwenheim-Skolem igual a κ.

La clase de los grupos localmente finitos, con la relación de subgrupo


usual, es una AEC. Note que esta clase no es axiomatizable en primer
orden.
6
Es decir, una subclase de fórmulas cerrada bajo ∨, ¬, ∃ y contiene la lógica de primer
orden.

164
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Varias AEC interesantes que consisten de grupos abelianos pueden ser


obtenidas mediante la noción de “subgrupo puro” y otras similares.

La clase de modelos contables de la aritmética, junto con modelos


ω1 -like de tamaño ℵ1 , con la relación de extensión M ≺K N si N es
extensión final de M, es una clase elemental abstracta.

Varias clases axiomatizables con cuantificadores de cardinalidad son


AEC.

Hay una familia de clases elementales abstractas muy interesante, la


más famosa de las cuales es llamada el “campo de Zilber” (Zilber
field). Se trata de una clase elemental abstracta axiomatizable en la
lógica Lω1 ,ω (Q1 ) (Q1 xφ(x) se interpreta como “existe una cantidad
no contable de x tales que φ(x)”) y que permite estudiar una fami-
lia de cuerpos algebraicamente cerrados dotados de función exponen-
cial, para entender la estructura (C, +, ·, 0, 1, ex ). La importancia de
esta clase es que captura de manera natural propiedades aritmético-
algebraicas asociadas a la exponencial compleja, y permite enmarcar
conjeturas famosas acerca de esta de manera razonable. Además, es
una clase de estructuras con buen comportamiento (a diferencia de la
teoría de primer orden Th(C, +, ·, 0, 1, ex )).

Transferencia de categoricidad

El inicio del interés por las AEC fue la conjetura de transferencia de


categoricidad de Shelah, es decir, encontrar versiones del teorema de Morley
para lógicas infinitarias, pero a través de un desarrollo de las herramientas
necesarias para abordar este problema directamente en las clases elementales
abstractas.
He aquí una versión muy amplia de la conjetura de Shelah:

Conjetura 5.6.3 Dado un cardinal λ, existe un cardinal µλ tal que si K es


una AEC con LS(K) = λ categórica en un cardinal ≥ µλ , entonces K es
categórica en todo cardinal mayor o igual a µλ .

La historia de la solución (aún parcial) a esta conjetura es un tema enor-


me en la teoría de modelos contemporánea.

165
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

5.6.2. El teorema de presentación de Shelah


Aunque la definición de las clases elementales abstractas no menciona
fórmulas ni teorías, hay un teorema de representación para las clases ele-
mentales abstractas que permite recuperar algunas propiedades similares a
las que se tienen en la teoría de modelos de primer orden o en ciertas lógi-
cas infinitarias, y llevarlas a clases elementales abstractas K. No incluimos
la demostración, pero vale la pena contemplar el fenómeno que devela es-
te teorema: partimos de los axiomas de clases elementales abstractas; no
hay teoría ni fórmulas, no hay ni siquiera una lógica subyacente a la clase,
aparentemente. Y sin embargo, el teorema dice que (en un vocabulario más
grande que el de la clase) hay en efecto una teoría y un conjunto de tipos que
controlan por completo la clase K dada.

Teorema 5.6.4 (Shelah) Sea (K, ≤K ) una AEC en un vocabulario L. Enton-


ces existen

Un vocabulario L 0 ⊃ L, de cardinal LS(K),

Una teoría (de primer orden) T 0 en el vocabulario L 0 y

Un conjunto de T 0 -tipos, Γ 0 , tal que

K = PC(L, T 0 , Γ 0 ) := {M 0  L | M 0 |= T 0 , M 0 omite Γ 0 }.
Más aún, si M 0 , N 0 |= T 0 y ambos omiten Γ 0 , M = M 0  L y N = N 0  L,

M 0 ⊂ N 0 ⇔ M ≤K N.

Así, cualquier clase elemental abstracta K es la clase de proyecciones a


L de modelos de una teoría T 0 que omiten un conjunto fijo de T 0 -tipos Γ 0 ,
ambos en un vocabulario enriquecido L 0 (esto trae de vuelta la lógica a las
clases elementales abstractas, pero con un precio alto: las teorías involucra-
das requieren un vocabulario más grande que el original de la clase). Esto
tiene consecuencias muy importantes; entre estas, el siguiente corolario.

Corolario 5.6.5 (Número “de Hanf” de una AEC) Si una AEC K tiene un
modelo de cardinal ≥ i(2LS(K) )+ entonces tiene modelos arbitrariamente
grandes.

Este corolario dice que aunque solo hay un axioma de Löwenheim-Skolem


descendente (axioma 5), si una clase elemental abstracta tiene un modelo

166
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

suficientemente grande entonces, de hecho, Löwenheim-Skolem ascenden-


te también vale en la clase. Recuerde que demostrar Löwenheim-Skolem
ascendente requería en primer orden usar compacidad; aquí se obtiene direc-
tamente de los demás axiomas siempre y cuando la clase tenga un modelo
suficientemente grande. El camino es el teorema de presentación7

5.6.3. Tipos de Galois


Definimos ahora la noción apropiada de tipo para clases elementales abs-
tractas. Observe dos cosas:
A partir de cierto momento, toda la teoría de modelos gira en torno
a la noción de tipo; la estabilidad se define en términos de conteo de
tipos y en términos de comparaciones entre tipos sobre conjuntos y sus
restricciones o extensiones. Los tipos son el objeto primordial de toda
esa parte de la teoría de modelos.
La definición de tipo en primer orden (Def. 4.3.1) está dada en térmi-
nos de fórmulas. El tipo de un elemento a en un modelo N, sobre un
conjunto B, es el conjunto de fórmulas ϕ(x, b) con b una tupla de ele-
mentos de B, tales que N |= ϕ(a, b). ¿Cómo definir “tipo” en clases
elementales abstractas, sin fórmulas?
La respuesta está en las tres definiciones siguientes.

Definición 5.6.6 (Equivalencia de triplas) Fijamos una AEC (K, ≤K ), mo-


delos M` ≤K N` en K, y a` ∈ N, para ` = 0, 1. Entonces

(M0 , N0 , a0 ) ∼ (M1 , N1 , a1 )

si y solo si
M0 = M1 ,
existen Ñ y K-inmersiones f` : N` → Ñ tales que f0 (a0 ) = f1 (a1 ) y
f0  M0 = f1  M1 .

Note que lo anterior no necesariamente da una relación de equivalencia;


sin embargo, si la clase K satisface la propiedad de amalgamación siguiente,
K sí resulta ser una relación de equivalencia.
7
El corolario 5.6.5 tiene una demostración larga, que usa propiedades como la indefinibi-
lidad del buen orden en lógicas Lκ,ω , combinado con la presencia de “números de Hanf” de
las clases proyectivas. Estudiar su demostración en detalle es un excelente ejercicio de inicio
a partes más avanzadas del tema.

167
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Definición 5.6.7 (Propiedad de amalgamación) Una AEC K satisface la


propiedad de amalgamación si y solo si para cada tripla M0 , M1 , M2 tal
que M0 ≤K M1 y M0 ≤K M2 existe un modelo M3 y existen K-inmersiones
g` : M` → M3 (` = 1, 2) tales que f1  M0 = f2  M0 .

Definición 5.6.8 (Tipo de Galois en AEC con amalgamación) Sea K una


AEC que satisfaga la propiedad de amalgamación, sean M ≤K N en K y
sea a ∈ N. Entonces el tipo de Galois de a en N sobre M, gatp(a/M, N)
es la clase de equivalencia de la tripla (M, N, a) bajo ∼.

La noción de tipo de Galois generaliza la noción usual de tipo en pri-


mer orden (tipos “sintácticos”): si a, b ∈ M, dado un modelo satu-
rado M de una teoría de primer orden T , tp(a/M0 ) = tp(b/M0 ) ssi
gatp(a/M0 , M) = gatp(b/M0 , M), siempre que M0 ≺ M.

La noción de tipo de Galois también generaliza la noción de tipo sin-


táctico (conjunto consistente de fórmulas en una variable) de Lω1 ,ω : la
igualdad de tipos de Galois (gatp(a/M, N) = gatp(b/M, N)) impli-
ca la igualdad de tipos sintácticos: tpLω ,ω (a/M) = tpLω ,ω (b/M).
1 1
El recíproco usualmente no vale: los tipos de Galois típicamente son
“más finos” que los sintácticos; detectan diferencias que pueden no ser
capturadas por tipos sintácticos.

Modelo monstruo
Cuando una AEC K satisface la propiedad de amalgamación, la pro-
piedad de inmersiones juntas (Joint Embedding Property, JEP) y no tiene
modelos maximales, se puede demostrar que tiene un modelo monstruo, es
decir un modelo M que es
fuertemente homogéneo: todo isomorfismo f : M → N con M, N ≤K
M y |M| = |N| < |M| se puede extender a algún f^ ∈ Aut(M).

Galois-saturado: todo tipo de Galois de la forma (M, N, a) para M ≤K


M tiene una realización en M, es decir, existe b ∈ M tal que (M, N, a) ∼
(M, M, b).
Cuando una AEC K tiene modelo monstruo M, vale lo siguiente:

Proposición 5.6.9 Para todo a, b ∈ M y M ≤K M, las siguientes dos afir-


maciones son equivalentes:
gatp(a/M, M) = gatp(b/M, M)

168
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

existe f ∈ Aut(M/M) tal que f(a) = b.


Lo anterior justifica que a veces los tipos de Galois también sean llama-
dos tipos orbitales: cuando hay modelo monstruo, los tipos de Galois son
realmente órbitas bajo la acción del grupo de automorfismos del monstruo
que fijan la base del tipo.

Conteo de tipos de Galois


Al desarrollar la teoría de estabilidad en clases elementales abstractas,
contar el número de tipos es fundamental, como lo era en primer orden. Una
AEC K es Galois-estable en λ si y solo si el número de tipos de Galois
distintos sobre cualquier modelo de cardinal λ es λ. Este valor es el mínimo
posible, por el siguiente lema; Sgal (M) denota el conjunto de todos los tipos
de Galois sobre M.
Lema 5.6.10 Para toda clase elemental abstracta K, dado cualquier mode-
lo M ∈ K de tamaño λ, se tiene que
λ ≤ |Sgal (M)| ≤ 2λ .
La teoría de estabilidad en clases elementales abstractas ha tenido desa-
rrollos muy amplios en la década de 2010-2020. La conjetura principal sigue
siendo la de Shelah (transferencia de categoricidad). Aunque hay hasta la
fecha relativamente pocas aplicaciones, la teoría permite un punto de vista
amplio que entronca de manera correcta con las preguntas fundamentales de
la lógica infinitaria, con ciertas ideas de la lógica categórica y con la estabi-
lidad modelo-teórica. Los desarrollos iniciales se deben a Shelah (ver [24]).
Más adelante, varios autores contribuyeron a su desarrollo, incluido el se-
gundo autor de este libro (ver [33]). Una excelente introducción básica (pero
más avanzada que esta sección) se debe a Grossberg [16].

5.7. Lógica de la dependencia


El concepto de dependencia es ubicuo en la ciencia y en el lenguaje
diario. He aquí unos ejemplos:
“El tiempo de bajada de la bola solo depende de la altura de la caída”.
“Estaciono mi automóvil de este lado de la calle dependiendo del día de la
semana”.
“El sexo de la descendencia está totalmente determinado por los
cromosomas XY”.

169
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

La lógica de la dependencia es una extensión de la lógica de primer orden


en la cual uno puede hacer explícita la noción de dependencia. Esto se logra
al agregar nuevas fórmulas atómicas

=(x1 , . . . , xn , y) (5.5)

cuyo significado intuitivo es que los valores de x1 , . . . , xn determinan com-


pletamente el valor de y. Aquí n puede ser cualquier número natural. Si
n = 0, tenemos entonces la fórmula atómica =(y) cuyo significado intuitivo
es que el valor de y es constante. De acuerdo con esta intuición, siempre vale
=(y, y). También

Si =(x1 , y), entonces =(x1 , x2 , y)

y
Si =(x, y) y =(y, z), entonces =(x, z).

Para definir el significado de (5.5) no es suficiente tener en cuenta la sa-


tisfacción de (5.5) bajo una sola función de interpretación. Por ejemplo, si
solo dejo caer una vez una bola desde cierta altura, no puedo afirmar que a
la luz de ese experimento la altura determine el tiempo de bajada. Tengo que
dejar caer muchas veces muchas bolas distintas desde muchas alturas distin-
tas para poder afirmar que a la luz de estos experimentos la altura determina
completamente el tiempo de descenso. Esta observación simple nos lleva al
concepto de equipo, que ahora discutimos.
En la lógica de primer orden, la verdad de una sentencia en un modelo se
analizaba mediante el concepto M |=s φ de una interpretación s que satisfa-
cía una fórmula φ en un modelo. En la lógica de la dependencia, analizamos
el valor de una sentencia en un modelo mediante el concepto

M |=X φ

de un conjunto de interpretaciones que satisface una fórmula φ en el modelo


M. Estos conjuntos X de interpretaciones se llaman equipos.
Veamos primero qué significa que un equipo satisfaga la fórmula atómica
(5.5). Definimos
M |=X =(x1 , . . . , xn , y)
si para todo s, s 0 ∈ X, si s(x1 ) = s 0 (x1 ) ∧ . . . ∧ s(xn ) = s 0 (xn ), entonces
también s(y) = s 0 (y). En este caso, decimos que el equipo X satisface (5.5)
en M.

170
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

x y z
s0 10 5 1
s1 20 6 2
s2 10 1 1
s3 20 1 2

Cuadro 5.1: El equipo X = {s0 , s1 , s2 , s3 }.

Ejemplo 5.7.1 Consideremos las variables x, y, z e interpretaciones en N.


He aquí un ejemplo de un equipo {s0 , s1 , s2 , s3 }:
Este equipo satisface = (x, z) en un modelo con universo N, pues si
s, s 0 ∈ X tienen el mismo valor en x, sea 10 o 20, entonces dan el mis-
mo valor para z también. Este equipo no satisface =(y, z), pues s3 y s4 dan
el mismo valor a y, 1 específicamente, pero dan valores distintos para z.

Ahora que les hemos dado un significado a los átomos (5.5), podemos ha-
cer algunas observaciones. Es posible usar equipos para explicar, suponiendo
que el significado definido en términos de equipos corresponda a nuestra in-
tuición, por qué =(x, y) no implica =(y, x). Para esto, basta considerar el
equipo

x y
s0 1 0
s1 2 0

y observar que este equipo satisface = (x, y) pero no = (y, x). De manera
similar, podemos explicar por qué = (x1 , x2 , y) no implica = (x1 , y). Para
esto es suficiente notar que el equipo

x1 x2 y
s0 1 0 0
s1 1 1 1

satisface =(x1 , x2 , y) pero no =(x1 , y).


Si aceptamos que (5.5) formaliza de manera precisa la noción “y está
totalmente determinada por x1 , . . . , xn ”, entonces podemos usar equipos pa-
ra analizar inferencias que involucren el concepto “totalmente determinado
por”.
La determinación total no es más que una de las posibles formas de la
dependencia; eso sí, una forma muy fuerte. Podemos obtener formas más

171
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

débiles mediante operaciones lógicas:

M |=X φ ∧ ψ ssi M |=X φ y M |=X ψ.

M |=X φ ∨ ψ ssi X = Y ∪ Z con M |=Y φ y M |=Z ψ.


La definición de verdad de la disyunción puede parecer extraña. ¿Por
qué no usar la definición clásica “M |=X φ o M |=X ψ”? El punto es que
la definición que damos es más fuerte, funciona perfectamente para las apli-
caciones, y la disyunción clásica más débil es definible en términos de la
nuestra, que es más fuerte. La satisfacción de φ ∨ ψ en X captura la idea
siguiente: “una parte Y de X satisface φ y una parte Z de X satisface ψ y
estas dos partes cubren completamente a X”. Vale la pena notar aquí la ana-
logía con la definición de forzamiento de la disyunción en lógica de haces
(Definición 5.5.3).

Ejemplo 5.7.2 Si φ∨(ψ∧θ), entonces (φ∨ψ)∧(φ∨θ). Específicamente,


suponga que X satisface φ ∨ (ψ ∧ θ). Entonces X = Y ∪ Z, tales que Y
satisface φ y Z satisface ψ ∧ θ. Así, X satisface φ ∨ ψ y X también satisface
φ ∨ θ.

Ejemplo 5.7.3 En general no se tiene que si (φ ∨ ψ) ∧ (φ ∨ θ), entonces


φ ∨ (ψ ∧ θ). En efecto, considere el equipo X:
x y z
s0 0 1 1
s1 0 2 1
s2 1 0 0
s3 1 0 2

Es fácil verificar que X satisface tanto =(x)∨ =(y) como =(x)∨ =(z), pero
no =(x) ∨ (=(y)∧ =(z)). Recuerde que =(y) es la fórmula (5.5) con n = 0.
Para la fórmula atómica x = y definimos

M |=X x = y ssi ∀s ∈ X(s(x) = s(y)).

Igualmente,

M |=X R(x1 , . . . , xn ) ssi ∀s ∈ X((s(x1 ), . . . , s(xn )) ∈ RM ).

La lógica de la dependencia tiene negaciones solamente delante de fór-


mulas atómicas de la forma x = y o de la forma R(x1 , . . . , xn ). Definimos

M |=X ¬x = y ssi ∀s ∈ X(s(x) 6= s(y))

172
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

M |=X ¬R(x1 , . . . , xn ) ssi ∀s ∈ X((s(x1 ), . . . , s(xn )) ∈


/ RM ).
Por ejemplo, un equipo satisface

x = z ∨ =(x, y) (5.6)

si consta de dos partes, una de las cuales satisface x = z y la otra =(x, y).
Esto se puede interpretar como decir que x determina totalmente a y en este
equipo excepto en el pedazo donde x = z. En este sentido, (5.6) representa
un tipo de dependencia más débil que (5.5), específicamente que la depen-
dencia =(x, y) se tiene solo en una parte del equipo.
Finalmente, consideremos los cuantificadores. Recuerde que en lógica de
primer orden tenemos el concepto de interpretación modificada s(n/a) (una
interpretación igual a s excepto que a vn le asigna el valor a [ver página 48]).
Cuando modificamos un equipo completo X podemos usar valores diferentes
para cada s ∈ X. Suponga que F : X → M. Definimos

X(n/F)

como el equipo de todos los s(n/F(s)) tales que s ∈ X. Respectivamente,


definimos
X(n/M)
como el equipo de todos los s(n/a), con a ∈ M y s ∈ X. Ahora estamos
listos para definir

M |=X ∃vn φ ssi existe F : X → M tal que M |=X(n/F) φ

M |=X ∀vn φ ssi M |=X(n/M) φ.


Hemos definido M |=X φ para todas las fórmulas de la lógica de la
dependencia, i.e., para todos las φ que se pueden construir a partir de las
fórmulas atómicas
x=y
R(x1 , . . . , xn )
=(x1 , . . . , xn , y)
y las fórmulas atómicas negadas

¬x = y
¬R(x1 , . . . , xn )

mediante
∧, ∨, ∃, ∀.

173
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Note que no permitimos ¬ =(x1 , . . . , xn ), aunque podríamos definir que un


equipo la satisface si y solo si el equipo es el equipo vacío. Una fórmula de
la lógica de la dependencia sin variables libres se llama una sentencia.
Definimos ahora verdad así: una sentencia de la lógica de la dependencia
φ es verdadera en un modelo M,

M |= φ,

si M |=X φ vale para todo equipo X (de manera equivalente, para algún
equipo no vacío). Una sentencia es válida si es verdadera en todo modelo.

Lema 5.7.4 Un modelo M es infinito si y solo si

M |= ∃z∀x∃y(=(y, x) ∧ ¬y = z).

D EMOSTRACIÓN Suponga primero que M es infinito. Sea a ∈ M. Sea f


una función uno a uno M → M \ {a}. Interpretamos z como el elemento a
y dado un valor b de x escogemos f(b) como el valor de y. Dado cualquier
equipo X tenemos entonces que

M |=X[z/a][x/M][y/F] (=(y, x) ∧ ¬y = z),

y de aquí
M |=X ∃z∀x∃y(=(y, x) ∧ ¬y = z).
El recíproco es similar. 
He aquí una aplicación interesante del lema anterior. Sea ψ la disyunción
de una cantidad suficientemente grande de sentencias de primer orden falsas
en la estructura (N, +, ·, 0, 1). No importa qué es exactamente la sentencia
ψ, siempre y cuando se pueda hacer algo de teoría de números elemental
en los modelos de ¬ψ. Para convertir a ψ en una sentencia de la lógica de
la dependencia es necesario reescribirla de tal manera que solo tenga nega-
ciones ante fórmulas atómicas. Usando el lema 5.7.4 podemos escribir una
sentencia θ de la lógica de la dependencia, en el vocabulario de la aritmética,
que exprese que algún elemento tiene infinitos predecesores. Note que entre
aquellos modelos donde falle ψ, los modelos de θ son precisamente los no-
estándar. Ahora, dada cualquier sentencia φ de la lógica de la dependencia
en el vocabulario de la aritmética, tenemos que

(N, +, ·, 0, 1) |= φ ssi ψ ∨ θ ∨ φ es válida,

pues si (N, +, ·, 0, 1) |= φ y M 6|= ψ ∨ θ, entonces M es el modelo es-


tándar con lo cual M |= φ. Por otro lado, si (N, +, ·, 0, 1) 6|= φ entonces

174
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

(N, +, ·, 0, 1) mismo atestigua que ψ ∨ θ ∨ φ no es válida. Como el conjun-


to de los números de Gödel de sentencias de primer orden que son verdaderas
en (N, +, ·, 0, 1) no es aritmético (por el teorema de Tarski 2.8.2), el conjun-
to de números de Gödel de sentencias válidas de la lógica de la dependencia
tampoco puede ser aritmético. Por lo tanto, la lógica de la dependencia no
puede tener una axiomatización completa en el sentido que la tiene la lógi-
ca de primer orden. Si la tuviera, el conjunto de los números de Gödel de
las sentencias válidas de la lógica de la dependencia sería recursivamente
enumerable, es decir, aritmético.
La importancia de la lógica de la dependencia proviene de su poder ex-
presivo, del cual se sabe que es el mismo que el poder expresivo de la lógica
existencial de segundo orden, i.e., el fragmento de la lógica de segundo or-
den que consiste de una cadena de cuantificadores existenciales de segundo
orden seguida de una fórmula de primer orden.
En modelos finitos, el poder expresivo de la lógica de la dependencia es
exactamente NP (i.e., tiempo polinomial no determinista); esto quiere decir
que una clase C de modelos finitos es la clase de modelos de una sentencia
de la lógica de la dependencia si y solo si existe una existe una máquina de
Turing no determinista que para, cuando la cinta input codifica una estructura
finita, si y solo si la estructura en cuestión está en C y cuando para, para en
tiempo polinomial en el tamaño del input.
La lógica de la dependencia y sus variantes, llamadas lógica de la inde-
pendencia y lógica de la inclusión, pueden ser usadas para analizar proble-
mas en ciencia de la computación, biología, física y economía. Una extensión
de la lógica de primer orden muy relacionada con la lógica de la dependencia
es la llamada en inglés independence friendly logic. Una fuente para conti-
nuar el estudio de la lógica de la dependencia es [39].
Ejercicios:

1. Demuestre que si un equipo satisface = (x, y) y = (y, z), entonces


también satisface =(x, z).
2. Demuestre que todo equipo que satisfaga ∀x∃yR(x, y, z) también sa-
tisface ∀x∃y(=(x, z, y) ∧ R(x, y, z))).
3. Demuestre que todo equipo que satisfaga =(x, y, z) también debe sa-
tisfacer =(y, x, z), pero no necesariamente =(x, z, y).
4. Suponga que T es un conjunto numerable de sentencias de la lógica de
la dependencia tal que todo subconjunto finito de T tiene un modelo.
Demuestre que T también tiene un modelo.

175
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

Índice alfabético

acl, véase clausura algebraica función característica, 30


función de Ackermann, 39
AEC, véase clase elemental función primitiva recursiva (p.r.),
abstracta 29
función recursiva, 39
clase elemental abstracta, 163
clausura algebraica, 128 geometría combinatoria, 131
conjetura de Shelah, 165
continuidad del forzamiento, 160 haces
germinación, 159
definición por casos, 30 haz de estructuras, 157
dependencia (átomos), 170
intercambio (prop.), 129
eliminación de cuantificadores,
126 Löwenheim-Skolem descendente,
equivalencia elemental, 108 110
espacio afín, 132 Löwenheim-Skolem ascendente,
estructura 117
estructura o-minimal, 138 minimización acotada, 31
fuertemente minimal, 137 mónada, 118
modelo λ-saturado, 124
modelo homogéneo, 124 pregeometría, 130
modelo minimal, 129 dimensión, 133
modelo no estándar, 118 fórmula de adición, 134
modelo saturado, 124 localización, 132
extensión, 109 prehaz de estructuras, 156
extensión elemental, 109 propiedad de amalgamación, 168

forzamiento local, 158 QE, véase eliminación de


función β de Gödel, 36 cuantificadores

177
Lenguaje, teorías y modelos Väänänen-Villaveces

subestructura, 109 tipo algebraico, 123


subestructura elemental, 109 tipo completo, 123
tipo parcial, 123
Tarski-Vaught (criterio), 111
tipo trascendente, 123
teorema de existencia de
tipos de Galois, 168
modelos, 88
teorema de Friedman, 139 ultrapotencia, 115
teorema de Keisler-Shelah, 108 ultraproducto, 114
teorema de Peterzil-Starchenko,
140 Vaught (criterio de completitud),
teorema de presentación, 166 112
teorema de Tarski-Chevalley, 128
teoría de una estructura, 106 Łoś-Tarski (uniones de cadenas),
tipo, 123 111

178
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