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n: feiov'a Aguilar Soci ide Ediclones; tncursicn en la arg &, ©. Henry @ Ediciones Libreria Faustce de Kaf : a Megado a adquirir fcado pleno que Edgar Poe otorgé en {842 ninacién inglesa short story, como pieza de prosa cuya brevedad permite leerla de un jomenclatura utilizada en la Europa neolatina x el relato comparativamente breve mos. siderable diversidad y sugiere que nuestro actual no se presentaba entonces como un no unificado sino como un conjunto de mani, Mterarias divergentes ¢ insulares que se men las muy diversas categorias de exempla, € infinidad de otras especies, a las que en flel Renacimiento se agregé la novellatitake €n un principio se refirié ©1 Centro Editor de América Latina Junin 981 - Buenos Hecho el depdsito de Libro de edicién arger Se terminé de imprimir Talleres Gréficos FAVARO. SAIC y a mees un sentido notoriamente mds amaplio : Independencia sera pct sus alcances, segin puede com; wens Aires, Ay Subtitulo que Chrétien de Troyes confirié a su s ‘ Be a relacién en verso sobre las aventuras del ju- Distribu’ ores en la Republica Argenti ae ledor Perceval: “el cuento del Grial” initiva unificacién del género narrativo que Mamamos cuento fue, tal vez, una conse- Mateo Cancellaro e Hij Echeverria 2469, 5° cc in Ayela SAICIF Bartolomé Mitre 853, 5° p,, I cuencia del vigoroso crecimiento que el relato breve adquirié en toda Europa a partir del Romanticismo, en la primera mitad del siglo XIX. Pero la vigencia de tal denominacién no sélo abarcé las experiencias mas recientes de este Ambito literario, con caracte- risticas singulares que eran producto de una mue: mentalidad poética, sino que ademas se torné exten. siva al pasado y comprendié en su totalidad la histo- ria del relato breve desde sus origenes folkléricos en sus formas mds sencillas y remotas hasta las concepciones mas elaboradas, complejas e indirectas de nuesira propia época, Pese a esta fusién de multiples variedades narrati- vas en una sola denominacién, corresponde destacar =como tan prudentemente lo hace Ramén Menénde Pidal— que hasta el Renacimiento la originalidad na- rrativa del cuentista radicaba exclusivamente en la diestra y novedosa reelaboracién de anécdotas trad cionales, en tanto que el rasgo distintivo del cuentista moderno consiste en presentar sus historias como el producto de una inventiva propia, desligada de vincu- los tradicionales. Y¥ para completar su argumento. el mismo comentarista afiade: “No es que el cuento tradicional quede completamente relegado; sigue cul- tivandose en la Edad Moderna, pero muy rara vez El cuento moderno es de arte absolutamente personal. Es un género literario lo mismo que otro cualquiera. Cada cuento pertenece exclusivamente a su autor. como le pertenece la novela, el drama 0 el soneto que haya escrito, Estas producciones individuales renie- gan del pasado; no quieren tener mds antecedentes que su tmico inventor, quieren que en’ él comience su historia y en él acabe”. Segin C. S. Lewis en The Discarded Image, \a cultura medieval se susten- I taba principalmente en la autoridad; en consecuen ~ cia, hasta la validez de una anézdota ficticia resultaba proporcionalmente persuasiva al volumen de sus “an tecedentes”. Por lo contrario, la éptica moderna es ante todo individualista; a cavsa de ello, no sélo la manera de encarar el relato de ficcién sino inclusive el asunto se han vuelto absolutamente personales En consecuencia, por lo menos hasta fines de la Edad Media aun los cuentistas mas renovadores en la practica de su oficio mantuvieron una fidelidad bas- tante escrupulosa a las anécdotas tradicionales, que en ultima instancia parecen haber derivado de ver- tientes mas 0 menos folkléricas conservadas oralmen- te 0 fijadas por escrito, Este hecho fue verificado por los estudiosos del cuemto que centraron sus indagacio- nes en el rastreo de fuentes; y de tal comprobacién pudieron derivar, ademas, otras caracteristicas que permiten establecer con bastante precisién los rasgos distintivos de esta especie narrativa, Una de las prin- cipales observaciones que pudieron extraerse de la indole tradicional que poseyé el cuento hasta el Rena- cimiento fue su naturaleza factica, ya que en su con- cepcién perdura esa cualidad en la que Viadimir Propp ha centrado el andlisis morfolégico del relato folklérico: el cuento tradiciona’ se organiza principal- mente en el plano de la anécdeta, como un encadena- miento de acciones que en sus expresiones més primi- tivas se manifiesta escueto y lineal. Por ahadidura, la narracién factica admite dos variedades principales: una maravillosa y otra realista, ambas presentes en la literatura medieval. La anécdota maravillosa, con su exposicién de sucesos fabulosos y sobrenaturales presentados en Ja ficcién como efectivamente acae- cidos, se halla ilustrada en abundancia por los reper- Tr torios populares y anénimos, por las vidas de santo y las historias de milagros (entre cuyos exponente. cabe recordar la Leyenda durea y las Florecillas de San Francisco). A’ su vez, el cuento realista, con su captacién del suceso verosimil y cotidiano (espe- Cialmente, el episodio picante), asoma con vigor en autores como Boccaccio y Chaucer, a menudo tratado con un perspicaz sentido cémico, De todas maneras, seria erréneo y parcial consi- derar el cuento medieval como un bloque monolitico, exento de una dindmica que se pone en evidencia a través de uma notoria y significativa transforma, cin, Si bien es dificil fijar una fecha precisa para ubicar este cambio porque no se da uniformemente en toda Europa, cabe afirmar que es el resultado de una nueva dptica, precipitada por el surgimiento de la burguesia y el avance de una generalizada seculari. zacién. En los relatos se advierte una actitud mas realista y mundana, un abandono de las expresiones mas ingenuas que exhibia el sobrenaturalismo de los cuentos maravillosos tempranos, Ante todo. se per- cibe una creciente elaboracién postica que enriquecs las posibilidades del discurso y permite una mayor soltura y seguridad en el tratamiento de ingredientes Rarrativos escurridizos y ambiguos. Por lo demés, el didacticismo imtemporal de los primitivos ejem” plarios pierde terreno, sustituido por la referencia Concreta —muchas ¥eces satfrita— a la sociedad y las costumbres de la época. En general, crece la preocu. pacion artistica y declina la intencién educativa, De manera sobresaliente, en autores como Boccaccio, Chaucer y sus contempordneos prevalece la intencién recreativa, ligada a una destreza cada vez mis refi. nada en el ejercicio narrativo, En consecuencia, sin Iv desechar la reelaboracién de anéedotas que es propia de la tradicién medieval, resulta evidente que a cuento adquiere una nueva ee literaria en Ee registro, en su utilizacién e inclusive en su mism ignificado. Sin embargo, este inusitado esplendor que se bs serva en el cuento durante Jas Bostruietied mais: vales y el apogeo renacentista habria : resul a funesto para a supervivencia del género. El encale namiento cada vez mts trabado que entre a sce i istorias establece el empleo c Seok ae y los Cuentos de Cantérbery— 0 la ene n 7 minuciosa y detenida de Petsonsies: y. ss ivas determinan que el relato br . ae por un nuevo tipo de ficcién que en be llano se denomina novela y cuyo primer ejemplo deslumbrador lo ofrece el Quijote, nina, compesicién vasta, compleja y fundamentalmente ualtiea a ace vés de la presencia ininterrumpida de los ‘otagonistas. ; ; a vera y vigorosa actualidad gue lege adquirir el cuento a partir del siglo XI ie buena medida, consecuencia de la accién rehal ze tadora en que se conjugaron desde la contin ae rior la difusién de las Mil y una noches, oniGhie habia vertido al francés, y el bee eate ca los fildlogos alemanes, cuyo rescate de las narracio- nes folkléricas culminé en Ja obra de los emery Grimm. De tal forma parecié que iba a restable cerse la vigencia del relato breve tradicion Le ce tirpe medieval. Sin embargo, el. tiempo, no habia transcurrido en vano y las condiciones imp af en la sociedad y en la Kiteratura poco tenian en comin con las circunstancias que habian prevalecido en épocas anteriores, de modo que el cuento adquirié @ corto plazo caracteristicas novedosas, Por un lado, Ja reimplantacién del realismo factico estaba blo. queada en virtud de que la novela moderna acaparaba ese dmbito, Por el otro, la nostalgia que exhibian los roménticos por lo maravilloso tropezaba con un mundo plenamente secularizado, en el que sin duda subsistian las apetencias por lo sobrenatural © ined. lito, si bien sdlo podian quedar satisfochas persuasi- vamente a condicién de que los sucesos de tal indole Permanecieran suspendidos en cierta vaguedad oniri. ¢a que no los privara por completo de verosimilitud. Encontrar la exacta medida de equilibrio, en medio de las miiltiples fuerzas que condicionaban la em. Presa, constituyé una tarea de considerable dificul. tad; pero en definitiva el problema hallé conveniente resolucién cuando los narradores lograron ubicar el relato breve en una dimensién artistica propia. De * tal forma, en reemplazo de la cualidad fictica que habria predominado en el cuento tradicional, surgié una actitud que podriamos lamar lirica, en el sentido de que tenia por objeto generar una respuesta ani. mica andloga a la estimulada por la poesia de tal especie, mas bien que concentrar la atencién en el encadenamiento de sucesos. A causa de ello, la anti gua hegemonia de los hechos referidos fuc suplantada por el notorio ascendiente de los efectos procurados. consecuencia, la preocupacién por la “historia (qué se cuenta) quedé supeditada en grado conside- rable al interés Primordial que suscitaba el “dis- curso. (cémose cuenta). Disminuyé la invencion de VI : . ari. ibs écdotas completas en la estricta acepcién em fica —es decir, con la rigurosa unidad causal de fee Fo, y fi ambio gané. terren i i mbio gan “cipio, medio y fin— y en cambio gané ls ee m psicolégica, la situacién ambigua, el EE olio fragmentario que se carga de significacién p i ncias. su riqueza de sugere a Rerun muy curioso comprobar hasta qué pot esta bi “atmésfera” mas bien q : brisqueda de “atmés f ine nes se eticuld con la doctrina DO P a4 mugnaba el registro de una tranche de » ee a a cin en que el tratamiento literario com care Fntensidad y fascinacién al recorte operado, ¢ a baladt pudo transformarse en lo que aaa Toyee designs con el nombre de epifanias lo que en si migmo acaso parezca minisculo intrascendente faguirié la fuerza de una auténtica See o Fl eapote de Nikolai Gégol, la. desapari jt de fies que pertenecia a un infimo emplead ie administracion piblica; en Wakefield de Nathan Hawthorne, el voluntario distanciamiento oe : familia para observar | ividuo que abandona su f : rie al ee ado por su ausencia: en innumerable ae Ba ie Chéjov, Ja comicidad epidérmica que apenas encubre la tragica condicién humana; on ak ee tos de Joyce, la soledad que asoma en los recuerdo» : 6 sional; 1 una celebracién ocas lay Smee BP Melville, et desacosiego que va cree - iva inerci ersonaje mé ic esiva inercia de un p j a se poe aegaeuna muti de ejemplos rel 28 i muestran plenos de \tasticos que se piratos aren Ga a elec tomados_de Jos mais, diverse, autores i 5 oe, sh Is : Hoffmann, Edgar Poe, in Hier Macpaseant, Henry” James, Flaubert, Tiirguén al Vil Sherwood Anderson, Saki, O. Henry, Kafka, Eliza. beth Bowen, Ernest Hemingway, T. F. Powys y muchos otros. . En suma, puede afirmarse que el cuento moderno, mediante enunciados de aspecto fragmentario ¢ in directo, ha tratado de penetrar en vericuetos intrin- cados y penumbrosos de la experiencia, los que por lo general fueron omitidos en la novela clasica, con su preocupacién casi exclusiva por los conflictos que tienden a manifestarse en la cara exterior de la trama social. Esta original concepcién narrativa, por consiguiente, se propuso descubrir, sepultadas muy por debajo de los triunfos o fracasos mundanos, las raices de la insularidad y alienacién que se han ido aduefiando del hombre de nuestro tiempo, oprimido por la sospecha de que se halla inserto en un mundo indiferente y aun hostil, plagado de acechanzas y enigmas, de sorpresas y angustias. A decir verdad, el relato breve que ha surgido con tan extraordinaria vitalidad en el ultimo siglo y medio legé a rami- ficarse en muy variadas direcciones; pero uno de sus desarrollos mas siguilicativos es el que ha busca- do transmitirnos una aguda conciencia de la inco- municacién humana. Muy a menudo, se traté de alcanzar este efecto apelando a personajes que pare- cen superfluos y a dramas que se supone triviales; pero al penetrar en el sentido subyacente y poco me- nos que tacito de los sucesos expuestos, descubrimos que la clave de uné existencia integra se halla con- centrada en una encrucijada cuyo transcurso abarca apenas unos pocos instantes. La brevedad del cuento iradicional solia originarse en el hecho de que el encadenamiento de acciones enunciadas se agotaha VIL extensién; en cambio, las dimensiones limi- oo, jel cuente ‘moterno, habitualmente proceden del poder de concentracién que ha de exhibir el jparrador para elaborar en forma alusiva situaciones Que de otro modo escaparian a la posibilidad de evo- fescidn literaria, en razén de que su naturaleza se revela al mismo tiempo tenue y compleja. Jaime Rest. Ix

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