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C. Peter Wagner,
Vice-Presidente de Global Spheres, Inc.
Robert Henderson tiene una pasión y amor por el Cuerpo de Cristo que
está despertando al pueblo de Dios dondequiera que ministra. Ahora
Robert tiene una revelación que necesitamos considerar seriamente, para
que se realice la voluntad de Dios para el mundo. Aquí está una llave que
puede cambiar tu vida y liberarte.
www.RobertHenderson.org
El Dr. Wagner declaró que, “los informes que recibo de la Red Apostólica
de Oración Heartland (hapn.us) son los resultados más tangibles y
medibles de la guerra espiritual y oración de alto nivel que he escuchado
en mi vida”, pero fue la enseñanza de Robert lo que me ayudó a mejor
entender por qué lo que hacíamos funcionaba y cómo mejorar.
No tengas miedo, Daniel, porque tus palabras fueron oídas desde el primer
día en que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia
de tu Dios. Precisamente por causa de tus palabras he venido. El príncipe
del reino de Persia se me enfrentó durante veintiún días, pero Miguel, que
es uno de los príncipes más importantes, vino en mi ayuda, y me quedé
allí, con los reyes de Persia. Ahora he venido para hacerte saber lo que va a
sucederle a tu pueblo en los últimos días. La visión es para esos días
(Daniel 10:12-14).
Así que yo corro y lucho, pero no sin una meta definida; no lo hago como
si estuviera golpeando el viento (1 Corintios 9:26).
Pablo dice que él no corre sin una meta definida, aunque sin duda nosotros
sí lo hemos hecho. Participamos en actividades espirituales a la vez que
nos preguntamos si están teniendo efecto alguno en el reino invisible.
Pablo luego dice que él no lucha como uno que golpea el viento. Esto se
refiere a la práctica de boxear a un sujeto imaginario – un método para
aumentar la resistencia y perfeccionar el arte de boxear. Esta práctica es
para entrenamiento en el gimnasio – pero no es algo que vas a hacer con
un oponente actual en el cuadrilátero de boxeo. Cuando hay un oponente
actual, es necesario dar golpes de verdad para dañar al adversario que está
tratando de noquearte. Si solo das golpes al aire en un combate de boxeo,
simplemente te vas a agotar sin hacerle daño a tu oponente. Y puedes estar
seguro de que él se va a aprovechar de tu estado débil, noquearte y ganar el
partido.
rindió un veredicto que era consistente con las peticiones que se estaban
ofreciendo. Se hizo justicia.
Creo firmemente que las Escrituras nos señalan que el lugar del conflicto
inicial es en una sala de tribunal; no es un campo de batalla. El primer
lugar de intercesión debe ser en la sala del tribunal del Cielo. Es allí donde
debemos ganar nuestros veredictos antes de salir al campo de batalla.
Lo primero que tenemos que ver es que el Cielo está abierto. Esto significa
que hay revelación y todo lo que necesitamos para discernir en el reino
Celestial. La oración y la contienda no deben simplemente dispararse a las
oscuras. Debemos poder precisar las cosas con las cuales tenemos que
tratar y tocarlas con exactitud. Debemos poder orar dentro de la voluntad
de Dios. SÍ PODEMOS encontrar la famosa aguja en el pajar cuando el
Cielo está abierto y está fluyendo la revelación. Juan el Apóstol dijo que si
pedimos cualquier cosa de acuerdo con Su voluntad, entonces recibiremos
la petición que le estamos pidiendo (1 Juan 5:14-15).
Su filosofía era la misma que tienen muchos dentro de la Iglesia. ¿Por qué
investigar y descubrir por qué algo no se está moviendo y está atorado,
cuando simplemente puedes usar más esfuerzo? Más esfuerzo no siempre
es la respuesta. Muchas veces la respuesta es descubrir secretos a través de
la revelación, lo cual trae resultados mayores y con menos esfuerzo. Si
hemos hecho lo mismo por muchos años y no ha mejorado, sino que de
hecho ha empeorado, posiblemente necesitemos investigar. Alguien en una
ocasión dijo que esto es la definición de la locura – hacer lo mismo una y
otra vez, esperando que algo diferente ocurra. No necesitamos más
esfuerzo y afán, necesitamos descubrir secretos que desatan nuevas
dimensiones y producen nuevos resultados.
Yo les digo que sin tardanza les hará justicia (Lucas 18:8)
El día que tenían cita ante el juez terrenal, fui a los tribunales del Cielo,
silencié al acusador (hablaremos de eso más adelante) e hice petición al
tribunal del Cielo para que diera un veredicto a favor de nuestra hija – que
de hecho sería a favor de nuestro nieto. Algunas personas proféticas a la
vez me estaban ayudando a percibir lo que sucedía. Claramente escuché y
discerní que el tribunal del Cielo había rendido el veredicto que
buscábamos.
Mi hija entró al tribunal terrenal más tarde esa mañana. El juez escuchó la
evidencia y luego se preparó para dar su veredicto. Primero habló con el
padre biológico y le dijo estas palabras, “Joven, esto es lo que vamos a
hacer. Lo que esta madre quiere que se haga es lo que vamos a hacer. ¿Está
bien?”
Daniel 7:10 nos dice que hay libros o rollos en el Cielo que se tienen que
abrir antes de que el tribunal del Cielo inicie su sesión. Una vez que los
tribunales del cielo están sentados, se abren los libros y el tribunal
comienza la sesión.
Este pasaje nos permite ver claramente que entender “los libros” es
fundamental para la actividad del tribunal que permite que se cumplan los
propósitos del Reino de Dios. ¿Pero cuáles son estos libros y que está
escrito en ellos?
Clases de libros
Salmo 139:16 nos dice que cada persona tiene un libro escrito acerca de
ellos en el cielo.
Aun Jesús tenía un libro. Hebreos 10:5-7 nos dice que Jesús tenía un rollo
del libro que Él vino a la Tierra a cumplir.
Hay un libro en el Cielo que detalla el propósito del Reino que Jesús vino
a cumplir en la tierra. Jesús vino con una pasión y un compromiso a
completar lo que se había escrito en los libros del Cielo acerca de Él. Esto
es interesante porque Juan 1:14 dice que Jesús es la Palabra (el Verbo)
hecha carne.
En otras palabras, Jesús fue la Palabra enviada del Cielo para nacer en
carne. Su nacimiento físico permitió que lo que se había escrito en el libro
se manifestara en la carne. Él pasó los siguientes treinta y tres años y
medio de Su vida cumpliendo lo que estaba escrito en Su libro.
Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas (Efesios
2:10).
La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: “Ve y toma el
librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y
sobre la tierra.” Fui donde el ángel, diciéndole que me diera el librito. Y él
me dijo: “Toma y cómelo; te amargará el vientre, pero en tu boca será
dulce como la miel.” Entonces tomé el librito de la mano del ángel y lo
comí. En mi boca era dulce como la miel, pero cuando lo hube comido
amargó mi vientre. Él me dijo: “Es necesario que profetices otra vez sobre
muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apocalipsis 10:8-11).
Se le instruyó a Juan que tomara el libro y lo comiera. Este libro venía del
Cielo y trataba con el futuro y el propósito del Reino para naciones.
Sabemos esto porque después de que Juan ingirió el libro, el resultado fue
que tuvo la habilidad de profetizar sobre pueblos, naciones, lenguas y
reyes. Sería la tarea del apóstol Juan profetizar lo que Dios había dicho
acerca de estas naciones en los libros. Cuando Juan profetizaba el
contenido de estos libros, permitía que se iniciaran las sesiones de los
tribunales. Apocalipsis 19:10 nos dice que “el testimonio de Jesús es el
espíritu de profecía”.
Toma nota de que Dios dijo “hagamos”. En otras palabras, hubo una
discusión en el consejo del Cielo acerca de la formación del hombre a la
imagen y semejanza de Dios. Como resultado de este consejo, se
escribieron libros acerca del destino de la Tierra, el hombre, y todo lo que
Dios creó. Lo que se escribió en estos libros como resultado del consejo
del Señor es lo que nosotros estamos buscando dar a luz con una
demostración tangible.
En 2 Timoteo 1:9, Pablo exhorta a Timoteo que cumpla lo que fue dado
antes del comienzo del tiempo.
Fue él quien nos salvó y nos llamó con santo llamamiento, no conforme a
nuestras obras sino conforme a su propio propósito y gracia, la cual nos
fue dada en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo (2 Timoteo 1:9
RVA-2015 ).
Observa que se les dio propósito y gracia a Pablo y a Timoteo antes del
comienzo del tiempo. Esto es muy interesante. Significa que propósito y
gracia han estado esperando que nosotros los descubramos desde antes del
comienzo del tiempo. Propósito se refiere a lo que se ha escrito en los
libros del Cielo acerca de ellos y gracia era el empoderamiento dado para
traer lo escrito a las realidades de la esfera terrenal. Les fue dado antes del
comienzo del tiempo o en el consejo del Señor.
Toma nota de que el Señor está buscando “consejo” aquí. Él quiere recibir
aportaciones en cuanto a quién ha de llevar Su mensaje a la tierra. Isaías se
da de voluntario al tener la oportunidad de escuchar esta sesión del
consejo en el cielo. Es claro que en este consejo se tomó la decisión de
darle a Isaías el derecho y el privilegio de correr con este mensaje del
Señor. Creo que antes de dar el Señor mensajes que impactan vidas,
verdades que transforman a iglesias, y/o revelación que cambia el planeta,
hay consejos en el cielo. Estos consejos tienen el propósito de decidir
quién llevará estos mensajes. Una vez que estas decisiones se toman, se
revela la verdad a las personas escogidas para esta asignación. Esta
palabra declarada tiene un efecto impactante en las esferas escogidas. Es
bastante interesante tener vistazos de la manera que obra la esfera
celestial/espiritual. Más ocurre allí de lo que a veces nos damos cuenta.
Una vez que las decisiones se toman en el Cielo, entonces se tiene que
tomar decisiones en la Tierra. En base al consejo del Señor, se escriben los
libros del cielo y se delegan las asignaciones correspondientes. En este
punto nosotros, las personas que residimos en la tierra, tenemos que
decidir si obedeceremos lo que el Cielo quiere. Jesús habló de esto en la
parábola de los dos hijos. En Mateo 21:28-31 Jesús habla de dos hijos
enviados por su padre a trabajar en una viña.
El primer hijo dijo que iría, pero no fue. El segundo hijo dijo que no iría,
pero después se arrepintió y sí fue. Jesús dice que el segundo hizo la
voluntad de Dios porque se arrepintió. El primero dio la impresión de que
obedecería, pero no fue así. Se tomaron decisiones en la tierra que tenían
que ver con el deseo del Cielo. Una vez que se toman decisiones en el
cielo, los que estamos en la tierra tenemos que enfrentar y tomar
decisiones. Tenemos que escoger correctamente para estar de acuerdo con
el deseo de Dios que viene como resultado de las decisiones tomadas en
Su consejo. Cuando las decisiones tomadas en el la tierra concuerdan con
las decisiones en el cielo, ocurren cosas poderosas.
Esto hubiera sido lo ideal. Sin embargo, fue el hijo que primero se rebeló
pero que luego se arrepintió quien de hecho cumplió la voluntad del padre;
el Señor es tan misericordioso. Aun cuando no hacemos lo correcto
inicialmente, Él nos da más oportunidades para cumplir nuestro propósito
divino. El desobedecer completamente el intento y el deseo de Dios para
nuestras vidas requiere que continuamente nos rebelemos en contra de
Dios a pesar de Su fidelidad constante hacia nosotros. Se nos da
oportunidad tras oportunidad para decidir a favor de las decisiones del
cielo. No desperdiciemos las misericordias y la gracia que Dios nos
ofrece. Los que sí cumplimos Su voluntad, es porque Él obra en nosotros
por medio de Su gracia para que estemos de acuerdo con Él. Lo vemos en
Filipenses 2:13.
Mary y yo tenemos seis hijos. Ya todos son adultos – más bien, digamos
que todos son de la edad legal y tienen más de 20 años de edad. Eso es más
cerca a la verdad. Cuando teníamos apenas cuatro hijos y la menor, Hope,
tenía cinco años, Mary estaba muy contenta porque Hope estaba a punto de
entrar a la pre-primaria. Eso significaba que por primera vez en muchos
años Mary contaría con varias horas cada día sin hijos en casa. Ya nos
estábamos acercando a ese tiempo maravilloso cuando eso ocurriría.
Nunca me olvidaré de la ocasión cuando Mary yo nos fuimos de viaje a un
condominio en un campo de golf. Habíamos dejado a nuestros hijos con
alguien para que pudiéramos pasar tiempo solos por primera vez en mucho
tiempo, Había otras parejas en este viaje. El condominio donde nos
estábamos quedando no tenía suficientes recámaras así que a Mary y a mí
nos tocó dormirnos en un colchón en el suelo. Cuando me desperté la
primera mañana, acostado junto a Mary, ella me miró y me dijo, “Te tengo
que decir algo”. Pensé en ese momento tan maravilloso de paz y quietud
en el cual estábamos a solas, que ella me iba a decir que yo era
maravilloso, que me amaba y cuánto disfrutaba nuestra vida como pareja.
Pero entonces soltó las palabras que yo había escuchado en ocasiones
anteriores, “Estoy embarazada”. No sé qué fue lo que dije, pero
probablemente fue algo como, “Me lo dices en broma, ¿verdad?”
Una noche Mary tuvo un sueño. En el sueño se le dijo que el plan había
sido que Micah le naciera a otra pareja, Mike y Carol. Pero Carol murió en
un accidente automovilístico así que lo que Dios había planeado por medio
de ellos no pudo ocurrir. Micah no podía nacer por medio de ellos en la
tierra. El problema es que Dios necesitaba que Micah naciera para que
cumpliera su propósito divino y para que la voluntad de Dios se cumpliera
en la Tierra. Dios nos escogió a Mary y a su servidor para que fuéramos
sus padres en vez de la otra pareja, porque Micah tenía que nacer. ¿No les
parece asombroso? Sin embargo, lo creo con cada fibra de mi ser.
Todos nosotros somos un producto del consejo del Señor. El Señor pensó
acerca de cada uno de nosotros y escribió un libro acerca de nuestras vidas
en base a lo determinado en ese consejo. Cada uno de nosotros hemos
nacido en la Tierra para que Su palabra se haga carne y para que lo que se
ha escrito en los libros se cumpla. Cuando esto ocurre, la influencia del
Reino viene a la tierra, revelando culturas que se asemejan al Cielo.
A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los
que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también
glorificó (Romanos 8:29-30).
En este pasaje, Pablo da un listado de cinco pasos; antes conoció,
predestinó, llamó, justificó, glorificó. Para operar en los tribunales del
Cielo y traer lo que está en el Cielo a la tierra, tenemos que entender en
qué consisten estas etapas.
A partir del consejo del Señor (“antes conoció”), Dios entonces escribió en
un libro las decisiones que se tomaron, las cuales serían la razón divina de
nuestra existencia en el planeta. Hay un libro escrito en el Cielo acerca de
cada cosa que tenga un propósito en el Reino. Los libros del Cielo tienen
los propósitos de Dios para Su Reino. A mí me gusta decir que si no hay
un libro acerca de algo en el Cielo, no pierdas tu tiempo. Solo debemos
involucrarnos en lo que es importante para el Cielo. Si es importante para
el Cielo, hay un libro escrito acerca de ello.
Recuerda que Pablo le dijo a Timoteo en 2 Timoteo 1:9 que le fue dado
propósito y gracia antes de los tiempos de los siglos.
Esto significa que una vez que encontremos nuestro propósito, también
descubriremos que se nos ha proporcionado gracia para el cumplimiento
de dicho propósito. Esta es la manera principal que podemos saber que
hemos descubierto nuestro propósito. Nos damos cuenta de que en esta
actividad y ambición para nuestras vidas hay gracia. En otras palabras, lo
disfrutas, lo haces muy bien, tienes éxito al hacerlo e influyes en otros
cuando lo haces.
Las acusaciones son lo que el diablo usa para impedir que cumplamos lo
que se ha escrito en los libros del Cielo acerca de nosotros. Esta es la
razón por la cual tantas personas están frustradas hoy en día.
Se dan cuenta de manera intuitiva que fueron creadas para algo más de lo
que han llegado a ser. Perciben que algo les está resistiendo para que
cumplan en su totalidad aquello para lo cual fueron creados. Lo que les
está resistiendo es la acusación del acusador en contra de ellos en los
tribunales del Cielo. El acusador está presentando evidencia a Dios el Juez
en cuanto a por qué Él no te puede conceder legalmente todo lo que se ha
escrito acerca de ti en tu libro. Satanás sabe que si obtenemos lo que está
en nuestro libro, entonces haremos gran daño al imperio diabólico en la
tierra. Él usa acusaciones en nuestra contra para impedir que entremos a
todo lo que el Cielo ha dispuesto para nosotros.
Él le hizo esto a Pedro. Veremos esto claramente cuando hablamos de ello
en capítulos posteriores. Es suficiente decir que si queremos que lo que
está escrito en los libros se haga carne en la Tierra, tenemos que refutar las
acusaciones de Satanás. Una vez que se haga esto, Dios entonces como
Juez de Todos tendrá plena libertad para cumplir Su pasión paternal hacia
nosotros y otorgarnos lo que está en el libro para que la voluntad del Cielo
para nosotros se cumpla.
Vemos esto en la vida de José quien vivía en la casa de su padre, pero que
luego fue vendido como esclavo por sus hermanos celosos. Terminó
gobernando la casa de Potifar. Pero luego fue echado injustamente a la
prisión, para después ser promovido a la posición menos esperada – la de
Primer Ministro de Egipto. Él llegó a ser el preservador de vida que Dios
lo había destinado a ser, según lo que estaba escrito en los libros del Cielo.
Todas estas cosas obraron para bien y convergieron juntos para preparar y
llevar a José al lugar donde él tenía que estar. Él entonces, desde su puesto
glorificado, tuvo el impacto que Dios había predestinado que tendría.
Alcanzar el punto de convergencia en nuestras vidas puede ser costoso y
caro, pero lo vale. No solo encontramos la máxima satisfacción en aquello
para lo cual fuimos creados, sino que Dios cumple a través de nosotros Su
propósito para el Reino. La etapa más crítica en este proceso para
individuos así como naciones, es ser justificado. Una vez que hacemos
todo lo necesario en las salas de tribunal del Cielo y los asuntos legales se
han resuelto, entonces Dios libremente nos puede conceder la pasión de Su
corazón.
Alemania, al igual que toda nación, tiene un libro en el Cielo que detalla
cuál es su propósito para el Reino de Dios. Alemania no puede entrar
totalmente a su propósito hasta que obtenga su libro y que se abra y lea
para que se cumpla. Cuando pudimos, de manera legal, quitar el libro de
las garras de los principados y poderes, pudimos comenzar el proceso de
resolver los asuntos legales en los Cielos. Por cierto, nunca se trata de
gritarle al diablo. Solo se trataba de cumplir con los trámites necesarios
dentro del tribunal para poder poseer el libro de Alemania, quitándolo de
los poderes satánicos. Esto era necesario para que Alemania entrara a un
lugar de redención y comenzara el proceso de llegar a ser una nación
oveja.
El corazón de Dios para toda nación es que cumpla su destino tal como
está escrito en su libro. Pero para poder cumplirlo, primero tienen que
obtener su libro. Es por esto que se le dijo a Juan que comiera el rollo o el
libro en Apocalipsis 10:9-11. Cuando él comió el libro que contenía los
destinos de las naciones, él entonces tuvo el poder para profetizar aquellos
destinos y revelarlos a las naciones. Y más que eso, pudo hacer petición
por ellos en los tribunales del cielo.
Una vez que el tribunal está en sesión y los libros están abiertos, se
presentan los casos, se establecen los precedentes legales y se anulan los
derechos de dominio que los principados han tenido sobre naciones. Esto
ocurre cuando comenzamos a presentar casos en base a la revelación que
estamos viendo y entendiendo de los libros del Cielo. Es la razón por la
cual era tan importante que tomáramos posesión del libro de Alemania que
los poderes de las tinieblas habían tomado cautivo. Ahora que tenemos el
libro, podemos leer proféticamente los planes de Dios para la nación. Lo
que está escrito en el libro acerca de Alemania ahora está más cerca que
nunca a su cumplimiento. Todavía requiere de mucha más actividad en los
tribunales del Cielo, pero Alemania, como toda nación, podrá ver el
cumplimiento de sus propósitos divinos una vez que desmantelemos los
argumentos legales que han permitido que los poderes de las tinieblas
gobiernen. Paso por paso y pieza por pieza, podemos eliminar estas
legalidades y otorgar a Dios el derecho legal de cumplir Su voluntad.
Lo principal de lo cual quiero que nos demos cuenta es que el conflicto por
lo que está en los libros ocurre en una sala de tribunal y no en un campo de
batalla. Es por eso que cuando el tribunal está sentado en Daniel 7, es
entonces que los libros se abren. No estamos en un campo de batalla.
Estamos en una sala de tribunal para hacer que los propósitos del Reino de
Dios se manifiesten en la tierra. Sé que ya lo he dicho, pero lo necesito
seguir recalcando porque tenemos que hacer este cambio marcado en
nuestra manera de pensar. El protocolo y la manera de operar en una sala
de tribunal es diferente que en un campo de batalla. Estamos buscando
establecer asuntos legales para lograr la victoria máxima. Otra cosa muy
importante en cuanto a contender para que los libros entren a la dimensión
terrenal es que hay varios niveles de tribunales en el Cielo. Zacarías 3:7
nos muestra que el Señor le prometió a Josué, el sumo sacerdote, que si
caminaba en santidad, él tendría un lugar donde caminar en los tribunales
del Cielo.
Así dice Jehová de los ejércitos: “Si andas por mis caminos y si guardas
mi ordenanza, entonces tú gobernarás mi Casa y guardarás mis atrios, y
entre estos que aquí están te daré lugar” (Zacarías 3:7).
Esto nos dice varias cosas importantes. Primero, Josué era un hombre
mortal a quien se le estaba dando acceso y una función en los atrios, que
también significa cortes o tribunales, del Cielo. Hablaré más acerca de
esto más tarde, pero es suficiente decir ahora que lo que el Cielo quiere
que se haga no puede ocurrir sin que nos involucremos. Aunque estamos
físicamente en la Tierra, en el espíritu podemos funcionar en los tribunales
del Cielo y tenemos autoridad allí.
La gracia de Dios me dará poder para vivir de una manera piadosa en esta
edad presente. Cuando me apropio de Su gracia para vivir en santidad,
obtengo autoridad delante de los tribunales del Cielo.
El trono de la gracia
Todo aquello con que tratamos a nivel personal o familiar podemos llevar
al trono de la gracia. Ante este trono o en este tribunal podemos obtener
misericordia y encontrar gracia para ayudarnos en nuestro tiempo de
necesidad. Yo opero en este ambiente con mucha frecuencia.
La primera vez que operé en este tribunal fue cuando me presenté a favor
de mi hijo, Adam. Adam había pasado por un tiempo difícil. Se había
casado y tuvo un bebé con una chica que luego decidió que no quería
participar en el ministerio junto con él. Habían sido pastores de jóvenes en
la región noroeste de nuestra nación y eran muy efectivos en este
ministerio. Luego, debido a una serie de eventos, regresaron a vivir a la
ciudad donde se habían criado. Ella volvió a involucrarse con sus antiguos
amigos y su familia. El resultado fue que abandonó a Adam y se fue,
llevándose al bebé. Adam, por supuesto, también había tenido sus faltas y
culpas, pero nada para merecer las clases de decisiones que ella estaba
tomando. El resultado fue un divorcio que separó a Adán de todo lo que
amaba. Él no quería el divorcio, pero no pudo hacer nada para impedirlo.
Entró en una depresión profunda. Hice todo lo que pude los siguientes dos
años para tratar de ayudarle a recuperarse. Nada funcionó. Salía a trabajar
desde las tres de la tarde hasta las once de la noche todos los días y luego
regresaba a casa, se encerraba en su habitación, y jugaba juegos de video
en el internet durante toda la noche. Era su manera de tratar con el dolor y
la pérdida que había sufrido. Traté de hablar con él, animarle y motivarlo a
salir de este lugar. Pero él no respondía de manera alguna. No significa que
se portaba mal o irrespetuosamente; simplemente carecía de vida.
Una mañana mientras buscaba al Señor y pasaba tiempo con Él, el Señor
me dijo, “Presenta a Adán ante Mis tribunales”. Yo nunca había hecho algo
semejante, pero estaba más que dispuesto intentarlo. Yo no estaba tratando
con un desastre natural o una situación global. Estaba tratando con un
asunto personal, mi propio hijo. Yo no necesitaba estar delante de un
tribunal del Cielo que tenía jurisdicción sobre lo que le ocurre a las
naciones; solo necesitaba estar delante de Su trono de gracia y encontrar
misericordia y gracia para Adam en este tiempo.
Por tanto, teniendo un gran Sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús
el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. No tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno
que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos
4:14-16).
Aquí dice que tenemos un gran Sumo Sacerdote quien es Jesús quien está
delante de este trono, a nuestro favor. Esta posición de Sumo Sacerdote es
una posición legal delante del trono. Lo único que tenemos que hacer es
ver a Aarón, el sumo sacerdote durante las aventuras del éxodo de los
judíos, y ver que su tarea era proveerle al Señor el derecho legal de
bendecir a Israel. Los sacerdotes le dan a Dios el privilegio legal de
bendecir en lugar de maldecir a una persona o cosa. Aarón hacía esto por
medio de los sacrificios que ofrecía y todas las funciones de su sacerdocio.
Esto es lo que Jesús está haciendo ahora como nuestro Sumo Sacerdote. Él
está delante de este trono de gracia ofreciendo Su propia sangre para que
Dios tenga el derecho legal de bendecirnos en vez de maldecirnos. No
tenemos que tener temor de venir ante este trono, gracias a la posición que
Jesús ha ganado como nuestro Sumo Sacerdote.
Toma nota también de que Jesús como Sumo Sacerdote ha traspasado los
Cielos. Esto es significante. Los poderes de las tinieblas que ocupan estas
dimensiones espirituales llamadas los cielos no pudieron impedir que
Jesús ocupara Su lugar legal de Sumo Sacerdote. A causa de Su total
obediencia al Padre y a la sangre que derramó, ellos no tuvieron el poder
para impedir que Jesús ocupara Su lugar. El resultado es que estos
principados han perdido su derecho legal para gobernar. Jesús de manera
legal ha derrocado a estos poderes de las tinieblas. Es nuestra tarea como
Iglesia ejecutar y administrar este juicio en la Tierra. Colosenses 2:13-15
nos muestra la posición legal que el Señor nos ha dado. Claramente habla
del despojamiento de la posición previa de los poderes de las tinieblas.
Ahora se nos ha dado, por la obra de Jesús en la cruz, una posición legal en
el Cielo desde el cual podemos operar.
Tenemos que entender que la cruz de Jesús fue una transacción legal.
Estamos aquí para realizar las legalidades que esta transacción estableció.
Una transacción legal no tiene poder si no se ejecuta. Por ejemplo, un juez
puede emitir un decreto de juicio en un tribunal, pero si nadie lo hace
cumplir, no tendrá poder.
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través
de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. Esto quiere decir
que, en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, sin
tomarles en cuenta sus pecados, y que a nosotros nos encargó el mensaje
de la reconciliación (2 Corintios 5:18-19).
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por
medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con
Dios (2 Corintios 5:20).
Por lo pronto es suficiente decir que la única arma que el diablo tiene en
contra de nosotros y nuestro destino en los libros del Cielo es la acusación.
Yo tenía el derecho de arrepentirme a favor del bienestar de Adam como
un intercesor, hasta que Adam pudiera hacerlo por sí mismo, y silenciar al
acusador. Esto es lo que hace un “intercesor”. Toma la posición legal a
favor de otro hasta que la otra persona pueda y decida hacerlo por su
propia cuenta. Mientras me arrepentía por Adam, yo estaba resolviendo
los asuntos legales que habían estado oponiendo a Adam. Tan pronto que
sentí que había refutado cada argumento legal que el acusador estaba
usando en contra de Adán, sentí una victoria por parte del Señor.
Pero yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella
darán cuenta en el día del juicio, pues por tus palabras serás justificado, y
por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:36-37).
Yo estaba siendo usado por el diablo para dar más poder a sus acusaciones
en contra de Adam en el tribunal del Cielo. Entonces me arrepentí de todo
lo que había dicho en contra de Adam en mi estado de frustración.
Inmediatamente sentí un alivio llegar al percibir que se estaban
comenzando a establecer legalidades en el Cielo concerniente a Adam. Yo
estaba respondiendo a la acusación en el tribunal del Cielo que legalmente
estaba siendo usado para mantener cautivo a Adam en su estado depresivo.
Todo es un asunto legal cuando se trata del Cielo y la esfera espiritual.
Tenemos que aprender a establecer las cosas de manera legal antes de
marcharnos al campo de batalla.
Tan pronto que me había arrepentido por Adam y por mí mismo, entonces
comencé a profetizar y decretar lo que está escrito en el libro de Adam en
el Cielo. Recuerda que cada uno de nosotros tenemos un libro en el Cielo
donde se han escrito nuestros destinos y días (Salmo 139:15-16). Como yo
ahora había quitado todo lo que estaba obrando en contra de Adam
legalmente, yo ahora podía profetizar lo que Dios había dicho acerca de él
en su libro. Comencé a profetizar las porciones de su destino que yo sentía
que estaba en su libro. Reprendí al espíritu de depresión y le dije que
huyera. Inmediatamente sentí un cambio.
Una semana y media después, Adam me llamó por teléfono. Esto es lo que
me dijo, “Papá, no sé qué fue lo que ocurrió. Pero hace como semana y
media la depresión de repente se me fue. Ahora estoy libre de toda
depresión y estoy listo para buscar y seguir aquello por lo cual Dios me
creó”. Lo que yo no había podido lograr en dos años de orar, guerrear,
gritar, llorar y toda otra apelación emocional ante Dios, se había logrado
en un período de unos quince minutos al estar delante del trono y resolver
todos los asuntos legales.
Hay un tribunal real en el Cielo al cual se nos ha dado entrada. Desde este
tribunal hemos de resolver los asuntos legales para que los destinos que se
han escrito en el libro del Cielo puedan cumplirse. En el siguiente capítulo
mostraré algunas cosas más que he aprendido acerca de este proceso.
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Libros y destinos
Todo en la esfera espiritual tiene que ver con legalidades. Dios ha dado al
hombre libre albedrío y por lo mismo Él no puede hacer nada a menos que
nosotros le demos el derecho legal. El diablo tampoco puede hacer cosa
alguna a menos que tenga permiso legal de hacerlo. Nosotros, como el
pueblo de la Tierra, damos permiso legal para que obre o el diablo o Dios.
Mateo 16:18-19 nos dice que a nosotros, como la Iglesia o Ecclesia de
Dios, se nos ha dado el derecho de atar y desatar.
Las palabras atar y desatar de hecho son términos legales en cuanto a sus
raíces. La palabra atar se refiere a establecer un contrato legalmente
vinculante, mientras que la palabra desatar se refiere a rescindir un
contrato existente. Jesús estaba diciendo que la Ecclesia tiene una
responsabilidad judicial de establecer contratos legalmente vinculantes
con el cielo que le dan a Dios el derecho legal de invadir e impactar al
planeta. La Ecclesia también tiene la tarea de rescindir legalmente los
contratos con el diablo que le permiten operar en la tierra. Cuando
aprendemos a resolver los asuntos legales, estableciendo todo como debe
ser, entonces podemos ver al diablo ser expulsado y la voluntad de Dios
establecida. Esta es nuestra tarea individual y corporativa.
Refuta al acusador
Esto ocurrió en la vida de Jesús. Jesús entró a los tribunales del cielo a
favor de Pedro y obtuvo el destino escrito en los libros del Cielo para él.
Lucas 22:31-32 nos dice que satanás quería tener a Pedro.
La única manera que el diablo puede impedir que cumplamos lo que está
en los libros es a través de la acusación. Esta era la táctica que usó en
contra de Pedro. Es la táctica que usó en contra de Job. Job 1:6-12 nos
muestra la actividad en los tribunales del Cielo.
De lo que también nos tenemos que dar cuenta es que Job al final es
recompensado con una doble porción. Job 42:10 muestra que Dios en Su
justicia le restauró a Job todas sus fortunas. Cuando Job hubo orado por
sus amigos, Jehová le quitó la aflicción; y aumentó al doble todas las
cosas que habían sido de Job (Job 42:10).
Luego me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel
de Jehová, mientras el Satán estaba a su mano derecha para
acusarlo. Entonces dijo Jehová al Satán: “¡Jehová te reprenda, Satán!
¡Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda! ¿No es éste un tizón
arrebatado del incendio?”
Josué, que estaba cubierto de vestiduras viles, permanecía en pie delante
del ángel. Habló el ángel y ordenó a los que estaban delante de él:
“Quitadle esas vestiduras viles.” Y a él dijo: “Mira que he quitado de ti tu
pecado y te he hecho vestir de ropas de gala.” Después dijo: “Pongan un
turbante limpio sobre su cabeza.” Pusieron un turbante limpio sobre su
cabeza y lo vistieron de gala. Y el ángel de Jehová seguía en pie. Después
el ángel de Jehová amonestó a Josué diciéndole: Así dice Jehová de los
ejércitos: “Si andas por mis caminos y si guardas mi ordenanza, entonces
tú gobernarás mi Casa y guardarás mis atrios, y entre estos que aquí están
te daré lugar” (Zacarías 3:1-7).
La respuesta del Señor ante la acusación de que Josué era impuro fue
reprender a satanás. Toma nota de que no reprendió a satanás para
favorecer a Josué. Reprendió a satanás a favor de la reconstrucción de
Jerusalén. A veces nuestro mejor recurso es lo que Dios nos ha llamado a
hacer. Una vez que satanás fue reprendido, Josué necesitaba ser limpiado o
satanás hubiera regresado y legalmente lo hubiera resistido una vez más.
La impureza de Josué le otorgaba a satanás el derecho legal de resistirlo a
él y lo que Dios estaba haciendo por medio de él. El resultado fue que los
ángeles comenzaron a limpiarlo. Luego el profeta también comenzó a
limpiarlo. Toma nota de que los ángeles le pusieron a Josué vestiduras
limpias en esta atmósfera espiritual. Pero Zacarías el profeta dice que
pongan un turbante limpio sobre su cabeza. Para quedar libres de algo por
el cual el diablo nos pueda acusar, necesitamos participación angélica y
profética. Gracias a todas estas intervenciones que obraron a favor de
Josué, él quedó limpio.
Esto fue antes de su caída. Él era parte del sistema legal del Cielo. Una de
sus tareas era juntar evidencia durante su paseo para que Dios pudiera
rendir veredictos basados en esta. Luego vemos que después de que Dios
lo echa, él, ahora como satanás, todavía anda. Job 1:7 nos muestra esto:
Vemos aquí que satanás andaba sobre la tierra en los días de Job. Pero
cuando llegamos a 1 Pedro 5:8, vemos por qué anda:
Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. (1 Pedro 5:8).
Cuando satanás llegó ante el Trono de la Gracia para tratar el caso de Job,
el Señor le preguntó dónde había estado. Su respuesta fue “De rodear la
tierra y andar por ella”. Luego el Señor le pregunta, “¿Has considerado a
mi siervo Job?” En otras palabras, “¿Has juntado evidencia en contra de
él?” Es entonces que satanás levanta el argumento de las motivaciones de
Job. El Señor sabía que satanás, al andar por la tierra, tenía el propósito de
buscar a las personas que tenían destinos para el Reino.
Esto es justo lo que había hecho con Pedro. Se enfocó en Pedro a causa de
las cosas tremendas en su libro. Había juntado evidencia en contra de
Pedro para descalificarlo de lo que estaba en su libro. Presentó la
evidencia al Cielo y demandó una audiencia en los tribunales concerniente
a Pedro. Pero Jesús dijo, “He rogado por ti”. Por medio de las oraciones de
Jesús, Pedro no quedó descalificado, sino calificado para su destino.
Quiero que veamos lo que sucedió en los tribunales del Cielo que permitió
que Pedro tuviera su futuro asegurado y que cumpliera lo que estaba en los
libros del Cielo acerca de él.
Lo primero que permitió que el destino de Pedro quedara asegurado fue las
oraciones de Pedro. Lucas 22:31-31 muestra que satanás demandó que
Pedro fuera sometido a juicio, pero Jesús se paró a favor de él en los
tribunales del Cielo.
Dijo también el Señor, “Simón, Simón, Satanás os ha pedido para
zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte;
y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:31-32).
Probablemente todos han de pensar, “Pues, claro. Jesús oró por él”. De lo
que tenemos que darnos cuenta es que esto ocurrió ANTES de que Jesús
murió, fue enterrado, que resucitó y ascendió. En otras palabras, esto
ocurrió antes de haber ganado su posición en los tribunales del Cielo. Lo
que Jesús hizo por Pedro lo hizo como un hombre mortal. Esto es
importante porque de otra manera nosotros nos descalificaríamos de hacer
lo que hemos sido llamados a hacer. Cuando Jesús oró por Pedro, no lo
hizo como Dios. Lo hizo como un hombre mortal.
Filipenses 2:5-11 nos muestra que Jesús vivió sobre la Tierra como un
hombre mortal. Nunca tocó Sus propios poderes divinos aquí. Todo lo que
hizo, lo hizo como un hombre lleno de Dios, no como Dios.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: Él,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se
hizo semejante a los hombres. Mas aún, hallándose en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz. Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le
dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de
la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre (Filipenses 2:5-11).
Este pasaje bíblico nos dice que Jesús se despojó de todos Sus propios
poderes divinos y funcionó aquí totalmente como ser humano. A causa de
Su obediencia al Padre para hacerlo, ganó para Sí un nombre que es sobre
todo nombre. Esto habla de la posición que ahora Jesús tiene en el Cielo.
Si Jesús hubiera tocado Sus propios poderes divinos mientras vivió en la
Tierra, Él hubiera perdido Su derecho para ser nuestro Salvador. Adán, un
ser humano, perdió la creación. Jesús, el segundo y último Adán, tuvo que
vivir totalmente como un ser humano para recuperarla.
Es por esto que satanás tentó a Jesús en el desierto con, “Si eres el Hijo de
Dios, convierte estas piedras en panes” (Mateo 4: 3). Satanás sabía que si
Jesús en algún momento siquiera tocaba Sus propios poderes divinos
mientras vivía en la Tierra, perdería el derecho de volver a redimirla a
Dios. La tentación era de usar Sus poderes como Dios para convertir las
piedras en pan.
¿Cómo hizo Jesús lo que hizo mientras estuvo en la Terra, si no usó Sus
propios poderes divinos? Él no vivió como Dios en el planeta sino como
un hombre lleno de Dios. Esto es lo que ocurrió en el Río Jordán cuando el
Espíritu Santo descendió sobre Él. Esto es por qué el término El
Encarnado es usado para describir a Jesús. Encarnado significa un cuerpo
lleno de un espíritu. Esta es la manera que Jesús vivió. Él no hizo ni un
solo milagro, según lo escrito, hasta que el Espíritu Santo lo llenó.
Hay varios asuntos en este pasaje. Primero, toma nota de que Dios está
hablando desde una perspectiva de sala de tribunal. Cuando Él dice,
“Hazme recordar, entremos juntos a juicio. ¡Habla tú para justificarte!”,
este es lenguaje de los tribunales. Claramente dice que es para justificar.
Todas las acusaciones en contra de nosotros han sido silenciados y Dios
tiene plena libertad para llevarnos a nuestros destinos. También toma nota
de que en esta situación, el destino de una nación está en juego. Dios está
diciendo que porque hay actividad impropia u operaciones inadecuadas en
el tribunal del Cielo, “está entregando a maldición a Jacob y por ultraje a
Israel”. La operación en los tribunales del Cielo puede ser a nivel personal,
pero puede llegar hasta el nivel que afecta el cumplimiento de los destinos
de las naciones. En este pasaje la razón por la cual la nación estaba siendo
afligida era a causa del pecado del primer padre. Luego dice que las
transgresiones de un mediador también pueden prohibir que se cumpla el
destino de una nación. Antes de que yo hable acerca de estas dos
cuestiones, quiero señalar algunas otras realidades concernientes a las
operaciones en los tribunales del Cielo.
El Señor dice que borra nuestras transgresiones por amor a Sí mismo. Esto
significa que Dios nos necesita. Salvar a las naciones no es un acto
soberano. El Señor necesita nuestra cooperación en los tribunales del
Cielo. Necesitamos aceptar Su perdón y caminar en él. Por lo general les
digo a las personas, “Por amor de Dios, perdónate a ti mismo”. Él necesita
que abracemos la gracia de Su perdón para que podamos pararnos en los
tribunales y cooperar con Él para que Su voluntad sea hecha en las
naciones.
Toma nota de que hay dos cosas que pueden impedir que logremos obtener
veredictos a favor de las naciones y a favor nuestro. Son las transgresiones
del mediador y los pecados de los primeros padres. La palabra mediador
en el hebreo significa alguien que está intentando hablar un idioma
extraño. Un sistema judicial tiene su propio lenguaje. Si no estás instruido
en cómo hablar el lenguaje del tribunal, serás inefectivo. Los abogados
van a la escuela por muchos años para aprender acerca de la ley y también
para aprender a hablar el lenguaje de los tribunales. Aprenden el protocolo
del sistema judicial para que puedan ser escuchados. Si no tienen un
conocimiento adecuado del sistema ni se adhieren al mismo, no pueden
funcionar ni obtener veredictos de los tribunales. Tampoco lo podemos
hacer nosotros en los tribunales del Cielo. El comportamiento correcto, así
como el protocolo requerido, son necesarios si hemos de ser efectivos en
este sistema judicial máximo.
Dios dijo por medio de Isaías que estos mediadores (que es un término
legal y una función) habían pecado. En otras palabras, su pecado había
causado que perdieran su lugar y autoridad en los tribunales del Cielo.
Posiblemente podamos logras cosas por medio de engaños y manipulación
aquí en la tierra, pero si hay pecado en nuestras vidas, la dimensión
espiritual lo sabe. Cuando no hemos tratado con el pecado en nuestras
vidas, perdemos toda autoridad en los tribunales del Cielo. En Isaías 43,
vemos que el resultado fue que una nación vino bajo maldiciones,
reproches y juicio. ¿Podría ser la razón por la cual no hemos sido efectivos
en hacer que las naciones se tornen a los propósitos del Reino para ellos es
porque los que debíamos tener autoridad en el Cielo la hemos perdido a
causa de nuestro pecado? Que nos arrepintamos, y que el Señor nos
perdone. Las naciones están en juego. Tenemos que aprender a operar en
los tribunales del Cielo y otorgarle al Señor Su derecho legal de bendecir a
las naciones –y a nosotros– una vez más. Es el anhelo de Su corazón
bendecirnos, pero tenemos que darle el derecho legal para hacerlo.
El otro asunto que está causando que las naciones no cumplan sus destinos
según lo que está escrito en los libros concerniente a ellos, es el pecado de
los primeros padres. Esto no se refiere a mi pecado personal, sino al
pecado conectado a mi linaje. Si hay pecados que han contaminado mi
linaje aun desde hace miles de años, estos le otorgan al acusador el
derecho legal de resistirme en los tribunales del Cielo. Esta es la razón por
la cual Nehemías, Daniel y otros se arrepintieron por los pecados de sus
antepasados. Ellos entendían que hasta que estos pecados, los cuales
habían permitido al diablo entregarlos a la cautividad, se trataran de
manera legal, no habría liberación. El diablo tendría una razón legal para
afligirlos y mantenerlos cautivos hasta que toda razón legal fuera quitada.
Nehemías, por ejemplo, se arrepintió por sí mismo, por su nación y su
historia, para que en los tribunales del Cielo el acusador fuera silenciado.
Vemos esto en Nehemías 1:5-7.
Y le dije: “Te ruego, Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible,
que guardas el pacto y tienes misericordia de los que te aman y observan
tus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la
oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti, día y noche, por los
hijos de Israel, tus siervos. Confieso los pecados que los hijos de Israel
hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En
extremo nos hemos corrompido contra ti y no hemos guardado los
mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés, tu siervo”
(Nehemías 1:5-7).
Entre más lleguemos a ser personas que pueden entrar a las salas de los
tribunales del Cielo y lograr que legalmente se establezcan las cosas, entre
más buscará el diablo maneras de impedirnos. Recuerda, su única arma en
contra de nosotros es las acusaciones en los tribunales. Todos los demás
ataques fluyen de las acusaciones hechas.
No quiero aburrir con los detalles. Solo digo que algunas personas en
quienes confié implícitamente se pusieron en mi contra e incitaron a otros
a hacer lo mismo. Resultó en gran devastación personal y financiera.
Después de tener un futuro seguro ahora teníamos que preguntarnos cómo
íbamos a poder pagar las cuentas de mes a mes, semana a semana, y hasta
día a día. Aunque el Señor fue fiel, todavía me pregunto cómo sucedió.
Habíamos obedecido fielmente en cada área y siempre habíamos
practicado los principios del honor. Habíamos obedecido al Señor en todas
las formas de dar. Habíamos mostrado misericordia a las personas en
muchas ocasiones. Siempre habíamos tomado cuidado de nuestros líderes
y de otros también. Ahora parecía que todo lo que habíamos hecho para
asegurar nuestro futuro no había funcionado. De verdad, me preguntaba
cómo esto había ocurrido mientras buscaba cómo navegar por estos días
tan difíciles.
Luego empecé a aprender acerca de los linajes y los tribunales del Cielo.
Mientras me preparaba para ministrar a un grupo en particular, el líder me
dijo que querían limpiar mi linaje. Este grupo era muy apostólico y
profético. Estuve de acuerdo con que lo hicieran. Al comenzar a entrar a
los tribunales del Cielo uno de los profetas videntes de repente dijo que
alguien en mi linaje e historia había hecho pacto con un dios llamado
Parax. Alguien sacó la computadora y empezó a buscar Parax en Google.
Cuando oí estas palabras me senté y lloré, hice duelo por algunos días,
ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y le dije: “Te ruego, Jehová,
Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guardas el pacto y tienes
misericordia de los que te aman y observan tus mandamientos; esté ahora
atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago
ahora delante de ti, día y noche, por los hijos de Israel, tus siervos.
Confieso los pecados que los hijos de Israel hemos cometido contra ti; sí,
yo y la casa de mi padre hemos pecado” (Nehemías 1:4-6).
En los versículos que preceden a este pasaje se nos dice que no hemos
llegado al Monte Sinaí, que fue el lugar donde Dios entregó la Ley. No
hemos entrado al lugar de legalismo y muerte. En ese lugar los hijos de
Israel temieron acercarse a Dios y ni siquiera quisieron escuchar Su voz.
Este lugar fue necesario porque fue donde se entregó la Ley. La Ley sirvió
para traernos a Cristo, pero no era el lugar donde habíamos de permanecer.
Su propósito era ser parte de la travesía, pero no el destino. El destino
había de ser el Monte Sión. La manifestación terrenal del Monte Sión fue
establecido por el Rey David como un lugar para ofrecer adoración
perpetua. Es donde David colocó el Arca del Pacto y donde se tenía
adoración las 24 horas de cada día. Fue uno de los primeros actos que
David realizó cuando llegó a ser rey de todo Israel.
Las personas tienden a pensar que Sión tiene que ver con la adoración.
Pero Sión tiene que ver con la adoración. Trata del propósito de la
adoración. El Rey David comisionó la adoración para cultivar y hospedar
la presencia del Señor para que, desde esa presencia, Él pudiera gobernar a
una nación. Ese fue el propósito de la adoración. De la adoración fluye la
autoridad gubernamental de Dios sobre Su iglesia. Cuando adoramos,
ocurren cambios en la dimensión espiritual o celestial que permiten que el
Cielo entre a la Tierra. Esto es lo que el Salmo 110:1-2 declara:
Cuando la Palabra del Señor dice que hemos venido a Sión, está diciendo
que hemos llegado a este lugar gubernamental en Dios. Se nos ha dado el
privilegio, desde el lugar de adoración íntima con el Señor, de gobernar
con Él. Ya no estamos en el Monte Sinaí sino en el Monte Sión, el lugar
donde está Su poder gubernamental.
Vemos que el monte de la Casa del Señor será establecido como cabeza de
los montes. La palabra para cabeza en el hebreo es rosh. Está diciendo que
el monte de la casa del Señor será la cabeza de todos los demás montes.
Siempre que leemos acerca de montes o montañas en las Escrituras, se
está refiriendo a gobiernos, los visibles y los invisibles.
Vemos esto en Jesús cuando habla con Sus discípulos después de su
intento fallido de echar fuera el demonio del muchacho. Encontramos esta
historia en Mateo 17:19-21. Jesús les dice que si ellos tuvieran fe como un
grano de mostaza, podrían hablarle a esta montaña y se movería. Jesús les
estaba informando que una de las razones por las cuales no pudieron
ayudar al muchacho era que estaban tratando con una montaña demoniaca
en el espíritu. Esta no era una situación demoniaca ordinaria. Sea cual
fuera la razón, este muchacho había llegado a ser sede de un gobierno
demoniaco. El poder y la autoridad requeridos para tratar con él era mayor
que en situaciones normales. Porque los discípulos no habían reconocido
esto, no tuvieron éxito. Hay ocasiones cuando lo que enfrentamos no
meramente requiere que echemos fuera demonios menores, sino montañas
demoniacas que han llegado a ser gubernamentales en cuanto a naturaleza
y función. Requiere de una esfera mayor de autoridad para echarlos.
Cuando dice que el monte de la casa del Señor es cabeza de los montes,
está diciendo que el gobierno de Dios gobernará sobre todos los demás
gobiernos. Esta referencia al monte de la casa del Señor es muy
interesante. La mejor manera que conozco para relacionar lo que creo que
el Señor está diciendo es por medio del sueño que la esposa de un profeta
tuvo acerca de mí. En su sueño, su esposo, el profeta, y yo teníamos
garajes idénticos, uno al lado del otro. Tan pronto que supe que estos
garajes eran parte del sueño, supe que se trataba de un centro de
ministerio. Los garajes son el lugar donde ponemos los vehículos. En un
sueño, los vehículos casi siempre representan ministerios, negocios y
cualquier cosa que se está dirigiendo. Cuando sueño acerca de un auto, o
de volar en avión o algo similar, sé que Dios me está hablando acerca del
ministerio del cual estoy al frente y dirijo. Cuando ella me habló de
garajes, yo sabía que se refería al lugar donde estaba ubicado el ministerio.
Esto es lo que Dios está haciendo hoy. Está causando que se levanten
Casas con Montañas adentro. Pueden parecer iglesias normales desde
afuera, pero adentro son gubernamentales. No solo están interesadas en
tener buenas actividades, un buen servicio y ser bendecidos. Quieren ver al
Reino de Dios venir a la Tierra. Quieren que la vida sea un reflejo de la
cultura del Reino en el planeta. Son casas con montañas en ellas.
Vemos que se trata este mismo concepto en Isaías 56:7. Yo los llevaré a mi
santo monte, para que se alegren en mi casa de oración. Sus holocaustos y
sus sacrificios serán bien recibidos sobre mi altar, porque mi casa será
llamada casa de oración para todos los pueblos. (Isaías 56:7 RVC).
La Iglesia que Jesús dijo que edificaría viene de la palabra griega Ecclesia.
Una Ecclesia dentro de la cultura grecorromana de los tiempos de Jesús
hablaba de un cuerpo gubernamental, legislativo y judicial que tomaba
decisiones y hacía juicios que determinaban cómo la sociedad había de
funcionar. Cuando Jesús dijo que edificaría a esta clase de pueblo, se
estaba refiriendo a la edificación de una casa con un monte adentro. Es
muy importante que entendamos esto.
Este versículo dice que el pueblo vendrá y el uno animará al otro para
subir a este monte/casa. Luego identifican el nombre del monte. Dicen que
es Sión. Del monte Sión saldrá la Ley. Cuando Hebreos 12:22 dice que
hemos venido al monte Sión, está diciendo que hemos llegado a la
autoridad gubernamental y judicial del Señor y hemos llegado a ser la casa
con una montaña adentro. Cuando venimos al Monte Sión, se nos
comisiona y autoriza a operar en el sistema judicial del Cielo. Desde esta
postura podemos comenzar a leer lo que está escrito en los libros del Cielo
y administrarlos legalmente para que se manifiesten en la Tierra. La
Palabra, por medio de nuestra función de fe, se convertirá en carne en la
Tierra.
Aquí se revela a Dios como Juez, Jesús como el Mediador. La sangre está
hablando y testificando porque todo lo que está aquí es parte del sistema
judicial del Cielo. Cuando venimos al Monte Sión, venimos al sistema
legal del Cielo donde se juzga a las naciones. En este lugar, a Dios se le
otorga el derecho legal de cumplir Su pasión. Nosotros, la Ecclesia, hemos
de ser la casa con el monte adentro. Somos parte de este sistema y función.
Hebreos 12:22-24 ofrece una lista de las voces dentro del sistema judicial
del Cielo. Se mencionan ocho voces que podemos encontrar en los
tribunales del Cielo y con las cuales podemos entrar en acuerdo. Hay una
voz más en los tribunales que se menciona en otra parte. Hay un total de
nueve voces dentro del sistema judicial con las cuales hemos de aprender a
funcionar dentro. Cuando entramos en acuerdo con estas voces, llegamos a
participar en concederle a Dios el derecho legal de cumplir Su pasión.
4. Dios, el juez de todos. ¿No les parece interesante que aquí en este
pasaje se revela a Dios no como Padre o Señor sino como Juez? Es porque
el Espíritu Santo quiere que reconozcamos la posición legal que Dios tiene
como Juez de todos.
Veremos a cada una de estas voces y sus efectos en los tribunales del Cielo
en los siguientes capítulos. Cuando aprendemos a estar de acuerdo con
estas voces, se rendirán veredictos desde el Tribunal para que la voluntad
de Dios se haga en la Tierra. No hay nada que no se pueda lograr una vez
que establezcamos los detalles legales. Una vez que se resuelvan los
asuntos legales, y que los derechos del diablo se revoquen, entonces Dios
tendrá libertad para retomar al planeta por medio de Su iglesia. Cuando
nosotros como iglesia hemos venido al monte Sión y estamos listos para
estar de acuerdo con las voces del Cielo, el resultado será logros y
victorias sin precedente.
101
6
El testimonio de la Sangre
Una mujer me contó la historia de su hija, quien vivía en otro estado, y a
quien se le había acusado de intento de asesinato. Tal parecía que ella y su
esposo habían reñido fuertemente una noche. Él se salió de la casa y se
subió a su carro y entonces ella se subió rápidamente al otro carro que
tenían y lo siguió. Eventualmente ella chocó el auto de su esposo. Llegó la
policía y, debido a las circunstancias del incidente, a ella la arrestaron y la
acusaron de intento de asesinato. Con el tiempo, ella y su esposo se
reconciliaron, pero el procurador del distrito en el condado donde vivían
persistió con los cargos hechos y estaba procurando que se estableciera
una fecha para que ella compareciera ante el tribunal. Al acercarse ya la
fecha para el comienzo del juicio, esta madre se acercó conmigo y me
preguntó si podíamos llevar esta situación ante el tribunal del Cielo.
Estuve de acuerdo y establecimos una fecha para reunirnos y hacer esto
antes del día que se comenzara a seleccionar el jurado.
El Sumo sacerdote iba detrás del velo una vez por año el día de la
expiación. Rociaba y derramaba la sangre del Cordero de la Pascua. En
base al testimonio de esa sangre, Dios rendía un veredicto de que los
pecados de una nación eran perdonados por un año más. La sangre del
animal solo podía dar testimonio que permitía a Dios ser misericordioso
por un año a la vez. Pero desde que Jesús derramó Su sangre y la roció en
el verdadero altar en el Cielo, el testimonio de esa sangre le da a Dios el
derecho legal de perdonar pecados para siempre. Basado en el testimonio
de la sangre de Jesús, Dios ahora tiene derecho legal de ser misericordioso
y perdonar pecados y asegurar destinos para siempre.
Al decir él esto, me di cuenta de que esto era cuando menos una de las
razones por las cuales yo había luchado contra la ira en mi vida,
particularmente en años anteriores. La ira que estaba en mí tenía raíces en
mi sangre que estaban corrompidas por los pecados de mis generaciones
pasadas. Mi sangre tenía ira en ella. A través de la limpieza de mi linaje,
no solo se le quitó al diablo el derecho legal que él estaba usando para
resistirme, sino que mi sangre fue limpiada de la voz impropia que tenía.
El padre dijo que el sacrificio era demasiado grande para solo la salvación
de Israel. Su sacrificio demandaba que todas las naciones de la Tierra
fueran redimidas. La sangre de Jesús ante el Trono de Dios está clamando
que todas las naciones sean redimidas. Su sangre no solo está clamando
por las personas en las naciones, sino también para que el gobierno de las
naciones funcione en una cultura del Reino.
Qué imagen tan eficaz de un pueblo poseído por la pasión del Señor.
Estaban sobrecogidos por una pasión y voz contenida en la sangre de
Jesús. Su sangre está clamando por naciones y para que todos los pueblos
lo conozcan en Su poder y gloria.
Al abrir el Cordero el quinto sello, debajo del altar vi a las almas de los
que habían muerto por causa de la palabra de Dios y de su testimonio. A
gran voz decían: “Señor santo y verdadero, ¿hasta cuándo seguirás sin
juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra sangre?” Entonces
se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansaran todavía un
poco más de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos
y hermanos, que también sufrirían la muerte como ellos (Apocalipsis 6:9-
11).
Estos mártires están clamando que su sangre sea vengada.
Al ver esto podríamos pensar que están clamando que alguien sea
castigado por el derramamiento de su sangre. Posiblemente esto sea, pero
yo creo que lo que en verdad están deseando y comunicando es su deseo
que aquello por lo cual derramaron su sangre tenga relevancia. En otras
palabras, si dieron sus vidas ante el Señor para que pueblos y naciones
fueran redimidas, su sangre todavía está clamando en los tribunales del
Cielo que se haga esto. La sangre nunca deja de clamar. Recuerda que tiene
el poder para obtener veredictos del trono del Cielo. Esto lo vemos en
Apocalipsis 12:11:
La razón por la cual las naciones no se están ganando para el Señor es que
los principados y poderes tienen un derecho legal de mantenerlas cautivas
a causa de los pecados de muchas generaciones. Dan testimonio a los
tribunales del Cielo basado en este derecho legal. Dios, como Juez de
todos, no puede violar Su propia ley y simplemente quitarle a los poderes
demoniacos lo que tiene cautivado. La razón por la cual tienen este
dominio tiene que ser revocada de forma legal. Sus derechos serán
legalmente revocados una vez que nuestros pecados y los pecados de
nuestros padres han sido limpiados por la sangre de Jesús. Cuando nos
arrepentimos de estos pecados y pedimos que la sangre limpie, el derecho
legal de lo principados que están gobernando a naciones es revocado desde
los tribunales del Cielo. Una vez que su derecho legal es anulado, podemos
reprenderlos y huirán. No funcionará el atar, desatar, reprender o decretar
hasta que se revoque primero la razón legal por la cual están dominando.
Esto es lo que la sangre de Jesús hace por nosotros y a favor del Reino de
Dios. Nuestras peticiones, que hasta ahora han sido resistidas, pueden
entonces ser concedidas y venir bajo la influencia del Reino. La sangre de
Jesús es poderosa. Usémosla y estemos de acuerdo con ella hasta que el
Cielo invada la Tierra.
7
El testimonio del Mediador
Tengo un amigo que había recibido una demanda legal de que cumpliera
acuerdos de un contrato que su compañía había firmado. La compañía
había entrado en un acuerdo de pagarle al demandante un salario anual de
$42,000 USD. El problema era que aunque esta compañía comenzó sus
operaciones, pronto tambaleó y dejó de existir. La persona que ahora
estaba demandando que se le pagara su salario había sido la persona
responsable de lograr que esta compañía nueva tuviera éxito. Obviamente
no hizo bien su trabajo, porque de otra manera la compañía no hubiera
fracasado. Pero de todas maneras estaba demandando que se le pagara. Al
acercarse el día de comparecer ante el juez, el juez ordenó a ambas partes
que se presentaran con un “mediador” para ver si se podía resolver algo
antes de que se presentaran en su sala de tribunal. Lo hicieron, y pudieron
llegar a un acuerdo entre el demandado y el demandante. Entonces
comparecieron ante el juez simplemente para que él pusiera su sello al
acuerdo, autorizándolo como legal.
Hemos venido a Jesús como el Mediador del Nuevo Pacto. Jesús es Quien
está parado en los tribunales del Cielo como el Mediador Celestial y que
une a Dios el Padre y al hombre en un mismo acuerdo. La Escritura dice
que el Hombre, Jesús, es el Mediador. 1 Timoteo 2:5 dice que Jesús en Su
Humanidad y Divinidad se interpone como mediador entre Dios y
nosotros.
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,
que es Jesucristo hombre (1 Timoteo 2:5).
La característica de un mediador es que él es “justo” con ambas partes. Un
mediador tiene que poder ver la postura de cada parte. Como Dios, Jesús
comprende las demandas de la santidad, la pureza y la justicia. Estos
estándares no pueden ser comprometidos y no son negociables. Dios como
Dios nunca podrá permitir que Su justicia sea comprometida. La demanda
de Dios sobre el hombre es que sea santo como Él es santo. 1 Pedro 1:15-
16 nos delinea esta demanda.
Así como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir, porque escrito está: “Sed santos, porque yo soy
santo” (1 Pedro 1:15-16).
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha
pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo (1 Juan
2:1).
Toma nota de que la razón por la mediación de Jesús tiene que ver con el
Nuevo Pacto. Él es el Mediador del Nuevo Pacto. El término “pacto” es un
término legal también. Cada vez que Dios hizo pacto con el hombre, entró
en un acuerdo legal. Él estaba prometiendo, en base al pacto, que
cumpliría Sus palabra y las promesas conectadas a ese Pacto. Jesús como
nuestro Mediador y el Mediador de Dios está obrando para quitar todo
impedimento a que obtengamos las promesas del Nuevo Pacto. Hay
muchas promesas conectadas al Nuevo Pacto. Este pacto está basado en
mejores promesas y un sacrificio mejor. Hebreos 8:5 dice que el pacto que
Jesús está mediando está basado en mejores promesas.
Jesús está aquí para mediar para que obtengamos todo lo que es
legalmente nuestro gracias a Su cruz y sacrificio. Dios hizo promesas
basadas en la sangre de Jesús y Su sacrificio. Estas promesas son nuestras
en Jesús. Nos pertenecen. Pero nuestra propia debilidad y humanidad
obran en contra de nosotros para que no obtengamos estas promesas.
Nuestro mediador, Jesús, está presentando ante los tribunales del cielo
nuestros reclamos legales basados en lo que Él ha hecho en la cruz. El
acusador de los hermanos está indicando a los tribunales por qué Dios no
puede legalmente conceder lo que Jesús ya compró y pagó. El acusador
basa su acusación en la santidad del Señor. Antes de que Dios pueda
legalmente otorgar lo que Jesús compró por nosotros y que ya es nosotros
por pacto, el Mediador tiene que refutar estas acusaciones en los
tribunales. Esto por lo general requiere nuestro arrepentimiento y la obra
de la sangre de Jesús por nuestros pecados. Recuerda que el diablo no tiene
una respuesta para la sangre. Cuando en verdad nos arrepentimos por
nuestros pecados la sangre los limpia y le quita al diablo todo derecho de
resistirnos. Ahora estamos libres para recibir las promesas del Nuevo
Pacto.
Una de las maneras en que el Mediador opera en los tribunales del Cielo a
nuestro favor es por medio de Su testimonio. Apocalipsis 19:10 nos da una
perspectiva muy interesante acerca de Jesús cuando da testimonio como
nuestro Mediador.
Yo me postré a sus pies para adorarlo, pero él me dijo: “¡No hagas eso! Yo
soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús.
Adora a Dios. Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”
(Apocalipsis 19:10).
Ésta será la tercera vez que los visite. Todo asunto se resolverá por el
testimonio de dos o tres testigos (2 Corintios 13:1).
Para entender a Jesús como el Mediador tenemos que saber que mediador
es un término totalmente inclusive de la función de Jesús en los tribunales
del Cielo. He explicado brevemente lo que es un mediador. Hay otros
términos asociados con el término mediador. Jesús es llamado Sumo
Sacerdote, Intercesor, y Abogado como nuestro Mediador.
Pero Cristo, después de ofrecer una sola vez un solo sacrificio por los
pecados, para siempre se sentó a la derecha de Dios, y de ahí en adelante
está en espera de que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies
(Hebreos 10:12-13).
Cuando Dios hizo a Adán en el sexto día, Adán se levantó el día séptimo y
le preguntó a Dios, “¿Qué vamos a hacer hoy?” Dios respondió, “Nada.
Quiero que inmediatamente aprendas que todo lo que haremos, lo haremos
desde un lugar de reposo”.
Jesús – El Intercesor
Como nuestro Sumo Sacerdote, Jesús está funcionando en los tribunales
del Cielo como nuestro Intercesor. Hebreos 7:25 nos muestra que Jesús
está intercediendo por nosotros.
Por eso, también puede salvar para siempre a los que por medio de él se
acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos (Hebreos
7:25).
Jesús como nuestro Intercesor también necesita una ofrenda para formar la
base sobre la cual Su oración es escuchada. Su cuerpo y Su Sangre, los
cuales ofreció en la Cruz, son Su ofrenda. Si Jesús no hubiera dado Su
cuerpo y sangre como una ofrenda, no hubiera sido posible que Él fuera
nuestro Intercesor. Hebreos 7:25-27 nos muestra que la función de Jesús
como Intercesor está conectada a la ofrenda que Él hizo de Sí mismo.
Porque esta ofrenda está sobre el altar, Su intercesión tiene poder y ha sido
legalmente aceptada.
Por eso, también puede salvar para siempre a los que por medio de él se
acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos. Jesús es el
sumo sacerdote que necesitábamos tener: santo, inocente, sin mancha,
apartado de los pecadores, y exaltado por encima de los cielos. No es
como los otros sumos sacerdotes, que diariamente tienen que ofrecer
sacrificios, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo.
Jesús hizo esto una sola vez y para siempre, cuando se ofreció a sí mismo
(Hebreos 7:25-27).
Estas son buenas noticias para nosotros. Nosotros también debemos tener
regalos en el altar. Lo que damos financieramente, nuestros sacrificios, y
las ofrendas de nuestras propias personas crean una base para que oremos
e intercedamos. Aun si todo lo que tenemos es la ofrenda de la sangre y el
cuerpo de Jesús, tenemos el derecho legal de pararnos en los tribunales del
Señor. La verdad es que Jesús como Intercesor tiene el derecho de ser
escuchado en el Cielo a causa de Su ofrenda. Esto es verdad para nosotros
también. Abel fue escuchado y aceptado a causa de su ofrenda. Hebreos
11:4 dice que Dios testificó de la ofrenda de Abel.
Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín,
y por eso fue reconocido como un hombre justo, y Dios aceptó con agrado
sus ofrendas. Y aunque Abel está muerto, todavía habla por medio de su fe
(Hebreos 11:4).
Dios dio testimonio de que Abel era justo porque testificó de sus ofrendas.
En otras palabras, el Señor, desde Su trono, declaró que Abel era justo en
base a las ofrendas de fe que le trajo al Señor. La Escritura luego dice que
él todavía está hablando el día de hoy. Personalmente creo que sus
ofrendas extravagantes lo pusieron en un lugar de intercesión que todavía
está siendo escuchada el día de hoy,
Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha
pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo (1 Juan 2:1-2).
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
seamos justicia de Dios en él (2 Corintios 5:21).
Nosotros somos la justicia de Dios en Cristo Jesús. Nosotros, por fe, nos
arrepentimos y recibimos la justicia imputada que viene del Señor
Jesucristo y Su sacrificio. Esto nos permite pararnos en los tribunales del
Señor. Una vez más, el acusador no tiene respuesta para la sangre.
Marcos 16:12 dice que Jesús se les apareció de una manera diferente. Ellos
no lo reconocerían excepto por el Espíritu. Tenemos que poder escucharlo
y recibir de Él aun cuando quisiéramos descartar el mensaje. Sin embargo,
yo sí abracé el mensaje que Él me había traído. Yo sabía que era una
palabra conforme a la Palabra de Dios. Jesús estaba actuando como mi
Abogado con el Padre. Vino a decirme cuál era la postura del Padre para
conmigo en ese momento presente, y además cómo corregirlo. Sí superé el
dolor de la reprensión y pude vencer lo que pudiera haber destruido mi
futuro y mi destino. Fue a causa de la operación y función de Jesús como
mi Abogado que tuve el poder para hacerlo. Como Abogado, Él no solo
trajo consuelo, sino que me presionó para que venciera y entrara a nuevas
dimensiones de santidad.
Entre más caminamos con Jesús, más aprendemos decir no al pecado. Aun
en nuestros mejores días de caminar ante Él y con Él, yo necesito que me
sea imputada justicia. Esto es lo que me da autoridad y lugar en los
tribunales del Cielo. No vengo en base a mi propio mérito, sino en base al
mérito de quien Él es y lo que Él ha hecho por mí. El Padre nos recibirá
por amor a Jesús, si nos arrepentimos y nos prendemos de Sus provisiones
para el perdón y Su poder para caminar en santidad. No podemos dar
pretextos por nuestro pecado. Todo lo que es necesario para que venzamos
ha sido provisto. Que no aflijamos al Padre, sino que, al contrario,
agradémosle a Él y a Su corazón. Nuestro Abogado espera para ayudarnos
en esta vida para apoderarnos y vencer.
La voz de Jesús como Mediador está hablando en los tribunales del Cielo.
Desde esta voz, y nuestro acuerdo con esta voz, se da testimonio que le da
a Dios el derecho legal de cumplir Su pasión. Cuando entendemos esto, no
tenemos que retroceder en vergüenza. Caminamos hacia adelante en
verdadero arrepentimiento recibiendo el perdón del Señor, tomando
nuestro lugar desde el trono de Su gracia. Cuando lo hacemos, actividad
judicial viene de los tribunales la cual le da a Dios el derecho legal de
invadir al planeta. Que seamos parte de este proceso.
8
El Testimonio de hombres justos hechos perfectos
Cierto joven quien es un amigo cercano de nuestra familia se encontró en
problemas legales. Se había involucrado en una pelea (iniciada por la otra
persona), y durante la pelea, le había roto la quijada al otro. Finalmente,
este joven fue declarado culpable del delito carga menor de asalto y le
dieron libertad condicional. Pero en vez de ser diligente en cumplir los
requisitos de esta libertad a prueba, se fue a vivir a otro estado sin avisar.
Unos dos años más tarde, su esposa aceptó un puesto de maestra lo cual
requería que regresaran a su estado de origen. El problema era que él había
violado los requisitos de su libertad condicional y ahora había una orden
judicial para su arresto. El joven quería resolver la situación. No quería
que esto siguiera sobre él porque sabía que en cualquier momento lo
podrían detener para cualquier cosa tan simple como una violación de
tránsito y luego enviarlo a la cárcel.
Qué descripción tan poderosa del trono de Dios. Toma nota de que el trono
de Dios es central al tribunal del Cielo y que está rodeado por muchos más
tronos. El libro de Apocalipsis nos dice que, aparte del trono de Dios, hay
cuando menos 24 tronos más que forman parte del sistema jurídico.
Vemos que los que ocupan estos tronos tienen una corona sobre sus
cabezas y participan en el sistema judicial del Cielo. Son humanos que han
vencido y que se han ganado el derecho de tomar estos tronos. Sabemos
esto a causa de las coronas que portan.
Las coronas son para humanos que sirvieron fielmente al Señor y ganaron
un lugar de autoridad en el Señor. Esto incluye no solamente a los que
están en el Cielo, sino también a los que todavía vivimos en la Tierra.
Puedes estar vivo en la Tierra y aun así ser parte del sistema judicial del
Cielo. Es más, si no tomamos nuestro debido lugar en los tribunales del
Cielo, los planes de Dios para el planeta no pueden cumplirse. Con
frecuencia digo que, en lo natural, mis pies están en el piso, pero en el
espíritu, estoy parado en los tribunales del Señor cumpliendo un propósito
vital para la causa de Su Reino.
2 Timoteo 4:8 dice que el apóstol Pablo tendría una corona al igual a otros
que amaron la venida del Señor.
Santiago 1:12 promete que se dará la corona de vida a los que pasan la
prueba de la tentación y aman al Señor.
Dichoso el que hace frente a la tentación; porque, pasada la prueba, se
hace acreedor a la corona de vida, la cual Dios ha prometido dar a quienes
lo aman (Santiago 1:12).
Mi punto es que aquellos que vencen en esta vida se ganan para ellos
mismos coronas y lugares en el tribunal y sistema judicial del Cielo. Aun
Jesús ganó Su lugar como Sumo Sacerdote y Sus demás funciones en los
tribunales a causa de Su obediencia al Padre.
Creo que es claro que 12 de los 24 ancianos que están portando coronas en
los tribunales del Cielo y que están ocupando tronos son los apóstoles
originales. Jesús les habló en Lucas 22:28-30.
Pero son ustedes los que han permanecido conmigo en mis pruebas. Por
tanto, yo les asigno un reino, así como mi Padre me lo asignó a mí, para
que en mi reino coman y beban a mi mesa, y se sienten en tronos para
juzgar a las doce tribus de Israel (Lucas 22:28-30).
Jesús les prometió a estos apóstoles que se sentarían en los doce tronos
que juzgarían a las doce tribus de Israel. Recuerda que juzgar es un acto
judicial. También toma nota de que las posiciones a las que se refiere Jesús
son dadas como resultado de su fidelidad de seguir con Él en Su
tribulación. Aquí, nuevamente, las posiciones dentro de los tribunales son
ganadas, no meramente dadas.
Estos mártires (personas que dieron sus vidas por amor al Evangelio)
todavía están orando e intercediendo. Están clamando por justicia en
cuanto a su propia sangre que fue derramada. Están pidiendo que se haga
realidad la razón de su sacrificio. Hay muchos en la dimensión celestial
que todavía están clamando y orando por aquello por lo cual derramaron
su sangre; pidiendo que se haga realidad en la Tierra. Son parte de la gran
nube de testigos. Hebreos 11:39-40 y Hebreos 12:1-2 hablan de esta gran
nube de testigos.
Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a
nuestro alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y
corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la
mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le
esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha
del trono de Dios (Hebreos 12:1-2).
Esta gran nube de testigos tiene un papel en los tribunales del Cielo. La
palabra testigo en Hebreos 12:1 habla de aquellos que dan testimonio
judicial. La nube de testigos tiene una voz en los tribunales del Señor en
cuanto a los propósitos del Reino por los cuales dieron sus vidas. Ellos
tienen derecho de hablar en los tribunales porque se han ganado un buen
testimonio, lo cual tiene que ver con aprobación judicial.
Estos santos todavía tienen una voz y están dando testimonio en los
tribunales del Cielo. Se han ganado un lugar en los tribunales gracias a su
obediencia al Señor cuando estaban en la Tierra.
Cuando ella me contó de este sueño, supe que era el Señor confirmándome
lo que yo estaba a punto de enseñar. Enseñé la lección acerca de la gran
nube de testigos. Les dije a los que estaban presentes que la nube de
testigos que estaban operando en los tribunales del Señor debían ser
honrados por el sacrificio que habían hecho para el Reino de Dios. Yo
sabía que esto era lo que se estaba comunicando por medio del sueño de
Mary acerca de mi Padre.
La gran nube de testigos se para delante del trono del Cielo y testifican en
cuanto a los propósitos del Reino de Dios que todavía se tienen que lograr.
La Biblia claramente dice que ellos, aparte de nosotros, no pueden ser
perfeccionados. Hebreos 11:39-40 nos dice que su pasión máxima no
puede cumplirse sin que nosotros terminemos y nos unamos a su sacrificio
para ver que los propósitos de Dios se cumplan.
Y aunque por medio de la fe todos ellos fueron reconocidos y aprobados,
no recibieron lo prometido. Todo esto sucedió para que ellos no fueran
perfeccionados aparte de nosotros, pues Dios había preparado algo mejor
para nosotros (Hebreos 11:39-40).
Por años este sueño me intrigó. ¿Cuál era el significado, si es que había
uno, de que yo estuviera conversando con Smith Wigglesworth – un
hombre que ya había muerto y partido al Cielo? Ahora creo que Smith
Wigglesworth forma parte de la gran nube de testigos. Mi “reunión” con él
tenía que ver con algo que él llevaba en su ministerio que yo había de
llevar. ¿Podría ser que él de hecho estaba intercediendo por mí, para que
yo tuviera la unción que él había tenido para sanidades? ¿Podría ser que él
estaba peticionando a los tribunales del cielo que dieran un veredicto que
me permitiría caminar en la misma autoridad en la cual él caminó como el
“apóstol de la fe”?
De repente entró un hombre a la sala. Tenía una barba blanca muy larga,
era muy humilde y comenzó a testificar acerca de por qué se le debía
permitir a este joven permanecer en la Tierra y cumplir su destino. En
base al testimonio de este hombre, el tribunal rindió un veredicto que
permitió a este hombre joven vivir y terminar su carrera en la tierra.
Ahora, recuerda que este joven estaba en estado de coma mientras veía
todo este proceso.
Cuando este hombre con la gran barba larga dio vuelta para irse, el joven
le llamó y le dijo, “Por favor, Señor, deténgase”. El hombre se detuvo y
miró a este joven cuyo destino en la tierra recién se había asegurado.
“Señor, ¿cuál es su nombre?” El hombre respondió, “Mi nombre es Noé”.
¡Qué tremendo! Algunos tienen problema con esto por varias razones. Sin
embargo, sí se alinea con el hecho de que hay espíritus de hombres justos
que funcionan en los tribunales del Cielo.
Aun el Señor mismo dijo que Noé era uno de los tres intercesores
extremos que se habían ganado un lugar en los tribunales del Cielo.
Ezequiel 14:14 habla de Noé, Daniel y Job como quienes tienen gran
autoridad como intercesores.
Si estuvieran en medio de ella estos tres hombres: Noé, Daniel y Job, sólo
ellos, por su justicia, librarían sus propias vidas, dice Jehová, el Señor
(Ezequiel 14:14).
Hay una nube muy real de testigos en el Cielo. Forman parte del sistema
judicial en el Cielo. Tienen una función estratégica como testigos en este
proceso judicial. No pueden ser perfeccionados sin nosotros. Que
aprendamos a fluir en un acuerdo con ellos para que los propósitos de Dios
en la tierra se manifiesten.
9
La voz del Juez
El juicio de O.J. Simpson fue conocido como el Juicio del Siglo. Lo
acusaron de asesinar a su ex-esposa y a Ron Goldman. El veredicto fue que
O.J. era inocente y quedó libre. Este veredicto fue muy sorprendente y
muchos dudan del resultado hasta el día de hoy. Me acuerdo bien de todo
el drama que hubo cuando ambos lados, tanto el procurador, así como los
abogados de la defensa, presentaron evidencias que apoyaban sus posturas
respectivas.
El Juez en ese caso fue Lance Ito. Muchos han criticado la manera en que
condujo el juicio. Se quejan de que permitió que se presentara evidencia
que no correspondía y que se dejó llevar por la publicidad generada por
este juicio tan prominente. No obstante, durante el juicio, el Juez Ito tenía
la última palabra.
Así también sucede en los tribunales del Cielo. El Juez sentado en el trono
de los tribunales del Cielo tiene la última palabra. En los tribunales del
Cielo se pueden presentar muchos casos, con muchos testigos y mucha
evidencia, pero finalmente solo el Juez de Justicia determina el veredicto.
Sus veredictos siempre son justos y verdaderos. Vemos esto en 1 Reyes
22:19-23 cuando Micaías empieza a revelar lo que vio en los tribunales del
Cielo en cuanto a Ajab y su destrucción Pero Micaías replicó: “¡Ahora vas
a oír la palabra del Señor! Yo vi al Señor en su trono, rodeado de todos los
ejércitos del cielo. Y el Señor preguntó: ‘¿Quién incitará a Ajab para que
ataque a Ramot de Galaad y sea derrotado?’ Las opiniones estaban
divididas. Pero un espíritu se presentó ante el Señor y dijo que él lo
incitaría. Cuando el Señor le preguntó cómo lo haría, el espíritu dijo:
“Voy a mezclarme entre los profetas, y los haré decir mentiras.” Entonces
el Señor le dijo: “Pues ve y hazlo pronto. Indúcelos a que hagan lo que
dices.” Así que el Señor ha puesto en labios de tus profetas un espíritu que
los hace decir mentiras. Y el Señor ha determinado que te sobrevenga la
calamidad (1 Reyes 22:19-23 RVC).
El Señor estaba rodeado de todos los ejércitos del cielo, y entonces hubo
un debate acerca de cómo podían causar que Ajab cayera. Ajab había
llevado a Israel a la maldad, y el Señor estaba listo para juzgarlo. Las
Escrituras dicen que las opiniones estaban divididas en cuanto a cómo
hacerlo. Luego un espíritu se presentó ante el Señor y dijo que él lo
incitaría y que haría que los profetas de Ajab hablaran mentiras. El Señor
entonces dictó una sentencia. Dijo, “Ve y hazlo pronto”.
Padre y Juez
Es muy interesante que en Hebreos 12:23 el Señor es revelado como “Juez
de todos”.
A la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a
Dios, el Juez de todos, a los espíritus de los justos que han sido hechos
perfectos (Hebreos 12:23).
Una de las mejores maneras en que yo puedo explicar esto es con esta
historia. Cierta mujer muy cerca a nuestra familia fue diagnosticada con
cáncer de mama. Cuando ella apenas había contado con 13 años de edad,
su propia madre había recibido el mismo diagnóstico de cáncer de mama y
había fallecido apenas a los 43 años de edad. Esta enfermedad había
invadido su cuerpo tal como estaba ahora invadiendo el cuerpo de su hija.
Esta amiga nuestra tenía 43 años cuando fue diagnosticada y también tenía
una hija de 13 años. Los paralelos eran sorprendentes. Yo sabía que
estábamos tratando con una maldición generacional familiar.
Proverbios 26:2 dice que una maldición tiene que tener una causa para
poder llegar.
Gorrión sin rumbo, golondrina que revolotea: ¡eso es la maldición sin
causa, pues nunca llega! (Proverbios 26:2 RVC).
¡Ay de los que aun acostados hacen planes inicuos y maquinan el mal, y en
cuanto amanece los ejecutan, porque tienen el poder en la mano! Codician
las propiedades de otros, y se las quitan; codician casas, y las toman;
oprimen al hombre y a su familia, al hombre y a su heredad. Por lo tanto,
así ha dicho el Señor: “Ya he pensado lanzar contra esta familia una
calamidad de la cual no saldrán bien parados. No volverán a andar
erguidos, porque ese tiempo será malo” (Miqueas 2:1-3).
Recuerda que legalmente Dios no puede hacer concesiones como Juez para
poder cumplir Su pasión paternal. Tenemos que darle el derecho legal
como Juez para satisfacer los deseos de Su corazón como Padre. De otra
manera el diablo gana y Dios pierde, aunque Su pasión siempre es de
hacernos el bien. Una vez que captemos este principio, dejaremos de
preguntar, “¿Por qué no hizo Dios algo?’ cada vez que algo malo ocurre.
Dios no puede intervenir hasta que le demos el derecho legal de hacerlo.
Su pasión es siempre bendecir, sanar, y mostrar misericordia. Es por eso
que Santiago 1:16-17 nos dice que es la pasión de Dios de siempre hacer el
bien.
Cuando leemos en las Escrituras que algo malo fue hecho “por Dios”, es
mi opinión personal que Dios no lo “hizo”, simplemente tuvo que
“permitirlo” legalmente. Cuando el diablo tiene un derecho legal de hacer
el mal, Dios tiene que permitirlo a menos que alguien venga al tribunal del
Cielo para refutar ese derecho. Veamos el ejemplo de Job. Dios no mató a
los hijos de Job, ni lo afligió con enfermedad ni le quitó sus riquezas.
Satanás lo hizo. Dios no quería que esto ocurriera, pero Satanás presentó
un caso mostrando su derecho legal de afligir a Job. Sus acusaciones en
contra de Job tenían que ver con los motivos del corazón de Job. En Job
1:9-11 vemos a Satanás diciéndole al Señor que Job solo servía a Dios
porque Dios le había bendecido y dado tanto.
Pero Satanás le respondió al Señor: “¿Y acaso Job teme a Dios sin recibir
nada a cambio? ¿Acaso no lo proteges, a él y a su familia, y a todo lo que
tiene? Tú bendices todo lo que hace, y aumentas sus riquezas en esta
tierra. Pero pon tu mano sobre todo lo que tiene, y verás cómo blasfema
contra ti, y en tu propia cara” (Job 1:9-11 RVC).
Este principio explica por qué los intercesores con tanta frecuencia sienten
la pasión de Dios en su oración, y, sin embargo, nada parece cambiar. Es
muy posible sentir lo que Dios siente, experimentar Sus deseos y aun así
no poder mover nada en la dimensión espiritual. Conocer el corazón de
Dios y poder administrarlo legalmente son dos cosas diferentes. Si
queremos ver la pasión de Dios manifestarse en la tierra, tenemos que
hacer que las cosas legalmente estén en su lugar debido. El diablo siempre
quiere resistir a Dios y a nosotros con legalidades. Dios no anula a Su
propio sistema judicial para hacer cumplir Su pasión. No lo puede hacer.
Nosotros tenemos que involucrarnos en este sistema y darle el derecho
legal de cumplir Su pasión.
Debe corregir con mansedumbre a los que se oponen, por si quizá Dios les
conceda que se arrepientan para conocer la verdad y escapen del lazo del
diablo, en que están cautivos a voluntad de él (2 Timoteo 2:25-26).
El mandato de la Ecclesia
Génesis 18:20-21 nos muestra que Dios mismo bajó a Sodoma y Gomorra
para examinar el clamor y la evidencia que requería juicio.
Entonces Jehová le dijo: —Por cuanto el clamor contra Sodoma y
Gomorra aumenta más y más y su pecado se ha agravado en extremo,
descenderé ahora y veré si han consumado su obra según el clamor que ha
llegado hasta mí; y si no, lo sabré (Génesis 18:20-21).
De alguna manera el clamor en contra de Sodoma y Gomorra había
llegado al trono de Dios. Este clamor estaba presentando evidencia de que
la ciudad merecía juicio y destrucción. El Señor bajó para investigar y
validar la evidencia que se había dado. El Señor hace algo muy
interesante. Incluye a Abraham en la situación. Génesis 18: 17-18 muestra
que Dios comparte con Abraham lo que está a punto de suceder.
Una lectura casual nos haría pensar que Dios simplemente estaba
compartiendo la información porque Abraham era Su amigo. Esto es
cierto, pero había una razón mucho más profunda por la cual Dios
compartió esto con Abraham. Involucró a Abraham en el asunto porque
Dios estaba buscando una razón legal para mostrar misericordia. Él sabía
que Abraham buscaría darle a Dios una razón legal para mostrar
misericordia. Génesis 18:22-26 nos muestra que Abraham, está buscando
darle a Dios una razón legal para no castigar a este lugar tan depravado.
Favor de tomar nota que Abraham peticionó a Dios a base de que Él era
Juez y que estaban juzgando justamente. Dios estuvo de acuerdo con
Abraham de que no la destruiría si había cincuenta justos. Abraham siguió
peticionando a Dios como Juez, hasta que por fin la condición se redujo a
diez justos. El Señor, por el bien de diez hombres justos, perdonaría a la
ciudad y al territorio de la destrucción. Génesis 18:32-33 muestra cómo
este intercambio legal ocurre.
Volvió Abraham a decir: —No se enoje ahora mi Señor; sólo hablaré esta
vez: quizá se encuentren allí diez. — No la destruiré —respondió Jehová
—, por amor a los diez. Luego que acabó de hablar a Abraham, Jehová se
fue y Abraham volvió a su lugar (Génesis 18:32-33).
Dios estaba buscando una razón por la cual ser misericordioso y sabía que
Abraham haría todo por dársela legalmente. Yo he escuchado a muchas
personas decir que Abraham detuvo demasiado pronto su intercesión. Esto
sencillamente no es cierto. En la cultura de ese día y en la cultura judía, el
número 10 representa el menor número menor que constituye un gobierno.
Dios dijo que si Él podía encontrar a diez hombres justos, el menor
número que podía representar un gobierno, por el bien de esos diez
perdonaría a la ciudad. A veces pensamos que necesitamos que toda la
población se arrepienta, o cuando menos la mayoría, para recibir la
misericordia de Dios. En realidad, lo que necesitamos es una
representación gubernamental de la población para peticionar a los
tribunales del Cielo misericordia en vez de juicio.
Es por eso que las Escrituras dicen que es en este tribunal del Cielo donde
llegamos a la Asamblea General. Hebreos 12:23 lo dice:
Después de esto miré, y vi una gran multitud, la cual nadie podía contar,
de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Estaban delante del trono
y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en
sus manos. Clamaban a gran voz, diciendo: “¡La salvación pertenece a
nuestro Dios,
que está sentado en el trono, y al Cordero!”
Y todos los ángeles que estaban en pie alrededor del trono y de los
ancianos y de los cuatro seres vivientes, se postraron sobre sus rostros
delante del trono y adoraron a Dios, diciendo:
“¡Amén! La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la
honra, el poder y la fortaleza sean a nuestro Dios por los siglos de los
siglos. ¡Amén!” (Apocalipsis 7:9-12).
Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro
ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas y copas de
oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Y cantaban un
cántico nuevo, diciendo:
“Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste
inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje,
lengua, pueblo y nación; nos has hecho para nuestro Dios un reino y
sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”
Miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de los seres
vivientes y de los ancianos. Su número era millones de millones, y decían
a gran voz:
“El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la
sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.”
A todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y
en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir:
“Al que está sentado en el trono y al Cordero,
sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos.”
Los cuatro seres vivientes decían: “¡Amén!” Y los veinticuatro ancianos se
postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los
siglos. (Apocalipsis 5:8-14).
La adoración comienza alrededor del trono con los cuatro seres vivientes y
la multitud de ángeles y ancianos – miles multiplicados por diez miles de
ellos. Luego invade a toda criatura en el Cielo, en la Tierra, y debajo de la
Tierra. Impacta a los que están en el mar. Se escuchaba a todos adorar al
Señor quien está sentado en el trono. La adoración que tuvo su origen con
los cuatro seres vivientes alrededor del Trono toca e involucra a toda la
creación de Dios antes de terminar.
El Tabernáculo de David
Vemos esto en la vida de Dios y su establecimiento de Sión. Una de las
primeras cosas que hizo David cuando llegó a ser el rey absoluto de Israel
fue establecer un lugar llamado Sión. Sacó al Arca del Pacto de donde
había estado y lo trajo a Jerusalén. Estableció lo que llegó a ser conocido
como el Tabernáculo de David en el Monte Sión.
Los que tenían los dones de vidente/profeta me estaban diciendo qué veían
y percibían. Yo estaba haciendo lo mejor que podía para tomar mi lugar en
los tribunales. Como el apóstol en esta situación, yo era el responsable de
administrar lo que los videntes/ profetas estaban viendo y entendiendo.
Nos estábamos arrepintiendo por todo aquello que le estaba dando poder y
permiso a la jerarquía demoniaca en sus esfuerzos de traer más
destrucción a los Estados Unidos. Mas mientras nos arrepentíamos, nada
parecía cambiar. Tal parecía que los principados tenían un caso y que
nosotros no estábamos logrando lo necesario para que la voluntad de Dios
se cumpliera. Después de un período muy largo de tiempo, sentí de manera
muy fuerte que debíamos adorar mientras estábamos en los tribunales, y
entonar un canto específico. Comencé a dirigir el canto a capela. Mientras
adorábamos con este canto, de repente sentí un cambio en la atmósfera.
Los videntes/profetas confirmaron que de hecho habíamos recibido una
decisión de los tribunales y se había detenido un ataque antes de que
sucediera. Yo lo supe a causa del cambio en la atmósfera que tomó lugar y
los videntes/profetas lo confirmaron por lo que estaban viendo.
Nuestra adoración crea atmósferas en las cuales los tribunales operan, pero
nuestra adoración también da testimonio en los tribunales que le da al
Señor el permiso legal de implementar Su pasión en la Tierra. La
adoración es una herramienta poderosa en los tribunales del Cielo.
Tenemos que ser adoradores que declaran Su gloria, bondad, pasión,
mérito y santidad. Cuando lo hacemos, nuestra voz como la Ecclesia
comienza a estar de acuerdo con las demás voces en los tribunales del
Cielo. Juntos le damos al Señor los derechos legales de impactar a la
Tierra con Su deseo y voluntad.
Conoce tu jurisdicción
El apóstol Pablo habló de la medida de la esfera que Dios le había dado. 2
Corintios 10:13 nos dice que Pablo se mantuvo dentro de su medida, sus
esferas, límites y jurisdicción.
Es por esto que la Biblia dice que la Iglesia está inscrita en el Cielo. La
Ecclesia/Iglesia es el pueblo legislativo, gubernamental y judicial de Dios,
inscrita y autorizada para operar dentro del sistema judicial del Cielo.
Cuando la iglesia está funcionando donde debe, tenemos una autoridad
para obtener veredictos por parte del tribunal en contra de los poderes de
las tinieblas. Con estos veredictos en mano, ganaremos en el campo de
batalla cada vez. El asunto es que tenemos que tener jurisdicción para
lograr estas cosas. Con la dimensión espiritual no podemos meramente
fingir autoridad que no tenemos. Si no se nos ha dado la jurisdicción por
parte del Cielo para operar allí, la dimensión espiritual y sus fuerzas lo
sabrán y se aprovecharán. No les somos amenaza si no tenemos autoridad
legítima.
Jurisdicción apostólica
La llave a una Ecclesia y su jurisdicción es el apóstol a quien se ha unido.
Los apóstoles llevan autoridad gubernamental que causa que la Ecclesia se
levante. Cada Ecclesia auténtica es reconocida en el cielo y está conectada
a los apóstoles. 1 Corintios 12:28 dice que el Señor ha puesto primero a
los apóstoles.
Este sigue siendo el orden divino de Dios hoy. Cuando Dios se prepara
para levantar a un pueblo gubernamental reconocido en el cielo, comienza
con un apóstol. El apóstol es primero en preeminencia, autoridad, e
influencia. Él entonces une a ese apóstol con un pueblo que llevará y
funcionará en autoridad gubernamental y judicial en los tribunales del
Cielo. Ecclesias diferentes llevan jurisdicciones diferentes. La jurisdicción
de una Ecclesia se determina por la jurisdicción del apóstol que la inició y
los apóstoles que se unieron. Los apóstoles tienen autoridades diversas de
autoridad y jurisdicción. Pablo habló de no ser inferior de los grandes
apóstoles. 2 Corintios habla de esto:
El hecho de que Pablo habló de grandes apóstoles indica que hay apóstoles
de diferentes rangos en la esfera espiritual. Así como hay generales de una
estrella hasta generales de cinco estrellas en el ejército de los Estados
Unidos, también hay diferentes niveles de autoridad entre los apóstoles.
Algunos apóstoles tienen jurisdicción sobre un pueblo pequeño. Otros
apóstoles tienen jurisdicción sobre ciudades principales. Y también hay
apóstoles que tienen jurisdicción en los estados o territorios. Dios aun
tiene apóstoles con jurisdicción sobre naciones. La jurisdicción de un
apóstol determinará la jurisdicción de la Ecclesia que está liderando.
La Ecclesia puede entonces entrar con el apóstol a los tribunales del Cielo
y participar en conseguir veredictos del Cielo que le conceden a Dios el
derecho legal de cumplir Su pasión como Padre en la Tierra. Esta es una
llave crucial para ver a la sociedad cambiar y para que las naciones puedan
ser discipuladas. Para recuperar a la sociedad para que vuelva a ser una
cultura del Reino, se requerirá una razón legal para quitar la razón por la
cual el diablo nos ha resistido.
Una vez que se hayan eliminado estas razones legales que han permitido la
resistencia, podemos entonces volver a implementar la influencia del
Reino en nuestra cultura.
Natasha me miró y contestó, “Tú tienes que venir y contestar esto”. Así
que me presenté y dije, “Yo, Robert Henderson, como un líder apostólico
que reside en Colorado Springs, les invité y les he permitido estar aquí”.
De repente supe por qué Dios me había hecho hacer esa declaración unos
días antes de que llegaran. Los principados buscan usar el asunto de la
jurisdicción para resistirnos para que no logremos cosas en el sistema
jurídico del Cielo. Los poderes de las tinieblas siempre cuestionarán
nuestra medida de gobierno en el tribunal. Ellos conocen cuál es tu
medida, ¿pero la conoces tú?
Ellos ahora sabían que Natasha y su equipo tenían el derecho legal de estar
en nuestra ciudad y funcionar gracias a mi invitación. Sin embargo, la
discusión no terminó allí. Los poderes de las tinieblas que estaban
buscando disminuir y quitar nuestra jurisdicción legal entonces me
preguntaron a mí, “¿Tú quién eres?” Una vez más, esto estaba siendo
revelado por lo que el profeta vidente estaba viendo ocurrir en la esfera
espiritual. Obviamente era una progresión natural de las mismas luchas
que estaban ocurriendo en el sistema jurídico del Cielo. Si yo era el que
había invitado a Natasha a la ciudad, entonces ahora la pregunta era,
“¿Quién era yo?”
Permíteme decir que estos poderes sabían quién era yo. Ellos querían ver
si yo sabía quién yo era. Empecé a contestar ante el tribunal del Cielo que
yo era un apóstol enviado por el Señor Jesucristo a la ciudad de Colorado
Springs. Después de varios momentos delante de los tribunales del Cielo
se estableció por parte de los tribunales que yo tenía jurisdicción en los
tribunales del Cielo y que tenía derecho de traer a Natasha y a su equipo a
funcionar allí.
Todo esto tenía que ver con quién tenía el derecho y la medida de gobierno
para funcionar en los tribunales del Cielo en cuanto a Colorado. Los
poderes de las tinieblas usarán el asunto de la jurisdicción para resistir y
descalificarnos para operar en los tribunales del Cielo. Tenemos que estar
bien establecidos y nuestras dimensiones de autoridad tienen que estar
documentadas en los tribunales del Cielo para que operemos allí. Tenemos
que estar inscritos en el Cielo en las esferas en las cuales estamos
buscando operar.
Una vez más, podemos hablar bendiciones sobre cualquier cosa. Pero si
vamos a luchar con principados en lugares altos por las regiones de la
Tierra tenemos que tener jurisdicción reconocida en el Cielo. También
tenemos que saber que lo que la Tierra aplaude, muchas veces no es
reconocido en el Cielo. Simplemente porque alguien tiene una buena
reputación en la tierra no significa que tenga jurisdicción en la esfera
celestial. Una vez más, no podemos fingir autoridad para ser efectivos en
la dimensión espiritual.
Les ofrezco una historia más que ayuda a entender lo que es estar inscritos
en el Cielo. Durante el verano de 2012 empezó un incendio muy grande en
Colorado Springs. Fue tal que hasta las noticias internacionales por varios
días informaron acerca de cómo los bomberos luchaban por controlar las
llamas. Posteriormente se dijo que este fuego avanzaba al equivalente de
tres campos de futbol americano por segundo, y destruyó 347 hogares una
vez que entró a los límites de Colorado Springs.
Dos meses antes de que empezara este incendio, uno de mis hijos había
tenido un sueño profético. En este sueño vio a Pikes Peak, que es la gran
montaña próxima a Colorado Springs, echando llamas como si fuera un
volcán. El punto principal de su sueño era que mientras había casas a
nuestro alrededor que se estaban quemando, nuestra casa tenía un escudo
por parte de Dios y que Él no permitiría que se quemara. Esto es
precisamente lo que ocurrió. Las llamas del fuego rugieron en nuestro
derredor y vecindarios muy cerca de nosotros fueron destruidos, pero
nuestra casa y nuestro vecindario tuvieron protección divina. El fuego
estuvo tan cerca de nuestra casa que nos evacuaron por cinco días.
Reuní a un total de diez personas que operan con dones de vidente para
que me ayudaran a discernir lo que estaba sucediendo en la esfera
espiritual. Al comenzar a orar y someternos al Señor, la dimensión
espiritual se abrió para los videntes que estaban conmigo. Según la
dimensión de jurisdicción que tenga el apóstol, las personas con los dones
de vidente y proféticos comenzarán a ver en esa dimensión. La autoridad
de un apóstol abrirá esa dimensión en los espiritual. Los dones que están
funcionando conectados al llamado de este apóstol comenzarán a “ver” lo
que está ocurriendo en el mundo invisible.
Firmemente creo que esto fue porque en el tribunal del Cielo le quitamos
al diablo el derecho de consumir a la tierra. Una vez que lo hicimos,
entonces tuvimos la libertad, como una representación de la Ecclesia, de
hacer decretos desde los tribunales del Cielo que el Cielo respaldó. Hubo
muchas personas que oraron para ayudar, pero sé que lo que cambió la
situación fue la actividad estratégica en los tribunales del Cielo. Una
Ecclesia, inscrita y reconocida en los tribunales del Cielo, usó su autoridad
para concederle a Dios el derecho legal de salvar y bendecir a una región.
Tenemos que caminar en la jurisdicción que el Cielo nos concede.
El Candelabro
Hay una cosa más que quiero señalar en cuanto a la Iglesia que es
reconocida e inscrita en el Cielo. Jesús habló a la Iglesia de Éfeso y les
advirtió que si no se arrepentían, podían perder su candelabro. Esto lo
encontramos en Apocalipsis 2:4-5.
Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto,
de dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras obras, pues si no te
arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar
(Apocalipsis 2:4-5).
Estos dos olivos, que proveían a las siete lámparas con aceite perpetua,
hablan de la unción que le da poder a la iglesia. Quiero enfocarme en la
fuente de esta unción, – los dos olivos. Apocalipsis 11:3-6 nos dice que
estos dos olivos tienen cierto ADN.
Y ordenaré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta
días, vestidos con ropas ásperas. Estos testigos son los dos olivos y los dos
candelabros que están de pie delante del Dios de la tierra. Si alguno quiere
dañarlos, sale fuego de la boca de ellos y devora a sus enemigos; si alguno
quiere hacerles daño, debe morir de la misma manera. Estos tienen poder
para cerrar el cielo a fin de que no llueva en los días de su profecía; y
tienen poder sobre las aguas, para convertirlas en sangre y para herir la
tierra con toda plaga cuantas veces quieran (Apocalipsis 11:3-6).
Estos dos testigos que son los dos olivos que están alimentando a las
lámparas son de la naturaleza y ADN de Moisés y Elías. Moisés cambió el
agua a sangre y causó que Egipto sufriera plagas mientras que Elías cerró
los cielos y no permitió que lloviera. El propósito de ambos profetas fue
afectar a naciones. Moisés liberó a una nación por medio de su ministerio
mientras que Elías hizo que una nación volviera a Dios. Ambos tenían
autoridad y unción gubernamental.
Esta ha de ser la unción y autoridad que fluye de los olivos y que alimenta
al candelabro de la Iglesia. Cuando Jesús dice que va a quitar al
candelabro, está amenazando con quitarles su reconocimiento en el Cielo.
Si esto sucedía, todavía serían considerados una iglesia en la tierra, pero
no serían reconocidos en el Cielo.
Este es el caso de muchos grupos hoy. Puede que los llamen iglesias en la
Tierra, pero el Cielo no los reconoce como Ecclesias. No están inscritos en
el Cielo. Han perdido su jurisdicción o posiblemente nunca la tuvieron.
Tenemos que tener Ecclesias que son reconocidas en el Cielo si hemos de
funcionar allí y conseguir veredictos del Cielo.
Así también sucede en los tribunales del Cielo. El justo Juez de todos tiene
que recibir razones legales correctas para que Él puede dar los veredictos
justos.
En el tribunal del Cielo, los ángeles tienen la tarea importante de juntar y
presentar evidencia. Presentan la evidencia y los testimonios necesarios
para que Dios pueda rendir Sus juicios.
Los cielos son los cielos de Jehová, y ha dado la tierra a los hijos de los
hombres (Salmo 115:16).
Los ángeles son una gran parte de este proceso. Hebreos 12:22 declara que
hay una compañía de muchos millares de ángeles los cuales son parte del
sistema judicial del Cielo. El término en el griego para “compañía de
muchos millares” significa diez mil, miríada e incontable. La palabra
ángel significa un mensajero y uno que trae buenas nuevas. Hay ángeles
incontables en los tribunales del Cielos, todos con tareas diferentes.
Algunos están allí para adorar, algunos están para declarar y decretar, y
otros están para dar mensajes.
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las
que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él
(Colosenses 1:16-95).
Las personas por lo general consideran que estos rangos mencionados más
bien son una descripción de la estructura jerárquica satánica. Sin embargo,
también es una estructura que opera en la dimensión celestial – no solo en
la dimensión satánica. Satanás no es un creador. Cualquier estructura que
él usa, la copió de lo que él ha visto en el Cielo. Él fue parte de la
estructura jerárquica del Cielo y la conoce bien. La primera estructura fue
– y todavía es – la estructura del Cielo. Toma nota de que todas estas cosas
fueron creadas por Él y para Él. Todos estos rangos fueron creados para
asistir al Señor a cumplir Su plan. Veamos estos rangos de ángeles para
intentar comprender algunas de las operaciones de esta compañía de
millares.
Tronos
El primer rango mencionado es tronos. La palabra en el griego significa
sentarse, un asiento majestuoso, un potentado. Cualquier persona que se
siente en un trono en el Cielo tiene una voz en el tribunal del Cielo.
Recuerda que hay tronos alrededor del Trono en el Cielo (Daniel 7:9). La
Escritura habla de 24 tronos alrededor del trono de Dios, pero
probablemente hay muchos más. Sugiero que algunos de los que se sienten
en estos tronos son arcángeles. La palabra arcángeles viene de la palabra
griega archo y significa primero en rango y poder político. Si lo primero
que se menciona en la dimensión espiritual son tronos, significa que tienen
que ser ocupados por arcángeles. 1 Tesalonicenses 4:16 dice que
arcángeles acompañarán a Jesús en Su segunda venida.
El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de
Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán
primero (1 Tesalonicenses 4:16).
La voz de un arcángel tiene poder para resucitar a personas muertas. Los
arcángeles son seres poderosos Miguel es un arcángel. Judas 8:9 nos dice
que Miguel luchó con el diablo.
No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están
en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a
resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación (Juan 5:28-29).
Dice aquí que la voz de Jesús es la que les resucitará a vida a los que están
en el sepulcro, sin embargo, cuando Jesús regresa, será con la voz de
arcángel. Si es la voz de un arcángel la que habla por parte de Jesús, es
como si Jesús mismo estuviera diciendo las palabras. Los arcángeles
tienen gran poder y autoridad por parte del Señor. Ellos, entonces, desde su
posición en los tronos, tienen gran influencia en los tribunales del Señor.
Dominios
Moisés fue llevado al Cielo donde vio, entre otras cosas, el Tabernáculo.
Dios entonces le mandó a hacer una réplica en la Tierra, basado en lo que
había visto en el Cielo. La Escritura arriba muestra que él recibió
instrucciones de colocar dos querubines (un tipo de ángel) sobre el
propiciatorio, tal como había visto en el Cielo.
Dijo Dios que desde este lugar, Él se encontraría con Moisés y hablaría
con él desde el propiciatorio. Me da gusto que la voz del Señor siempre
fluye de Su misericordia. Cuando oímos la voz del Señor, viene del
propiciatorio – el asiento de misericordia – del Cielo. Escuchar Su voz es
parte del privilegio de estar en los tribunales del Señor. El verdadero arca
del pacto está en el sistema judicial del Cielo. El apóstol Juan vio este
arca, así como el verdadero propiciatorio. Apocalipsis 11:19 refleja y
demuestra lo que él vio. En ese momento el templo de Dios se abrió en el
cielo, y en él se veía el arca de su pacto. Hubo entonces relámpagos, voces,
truenos, un terremoto y una granizada impresionante.(Apocalipsis 11:19).
Hay dos querubines que están sobre el arca verdadero y lo cubren con sus
alas. La Escritura enseña que, antes de ser echado del Cielo, satanás fue
uno de los querubines que cubría. Ezequiel 28:14 lo declara:
Aquí se revelan tres cosas acerca de los querubines. Lo primero es que son
ungidos. Tienen poder sobrenatural para cumplir su función. Segundo,
cubren y defienden. Es por esto que hay dos querubines sobre el
propiciatorio. Guardan la presencia y la misericordia del Señor. Lo tercero
mencionado es que están en el monte santo de Dios. Un monte siempre
habla de gobierno. El nombre de este monte santo es Sión. Es el lugar de
gobierno en el sistema judicial del Cielo. Hemos venido a este lugar
(Hebreos 12:22).
Los querubines tienen una función en los tribunales del cielo de ayudar a
que se rindan los veredictos que cumplen la pasión del Padre. Escogemos
estar de acuerdo con la función de este rango de ángeles aun cuando no
entendemos por completo. Nosotros, por fe, estamos de acuerdo con el
orden del Cielo para ver que se cumpla la voluntad de Dios en la Tierra.
Principados
El tercer rango de ángeles mencionado es principados. Cuando
escuchamos esta palabra por lo general pensamos en poderes demoniacos.
Hay principados demoniacos, pero originalmente fueron principados en el
orden y el Reino de Dios. Los principados demoniacos cayeron con
Lucifer antes del comienzo de los tiempos. Fueron echados del Cielo a
causa de su rebelión contra Dios. Ellos entonces dejaron de ser poderes
angelicales en la dimensión Celestial y llegaron a ser entidades
demoniacas en contra de la voluntad de Dios. Los principados
probablemente fueron serafines cuando estuvieron en el Cielo. Isaías 6:1-3
nos muestra una de las funciones de los serafines.
El año en que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto
y sublime, y sus faldas llenaban el Templo. Por encima de él había
serafines. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos
cubrían sus pies y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces diciendo:
“¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de
su gloria!”(Isaías 6:1-3)
Los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por
dentro estaban llenos de ojos, y día y noche, sin cesar, decían:
“¡Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es y
el que ha de venir!” (Apocalipsis 4:8)
Un versículo previo dice que “el primer ser viviente era semejante a un
león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como
de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando” (v. 7). Pienso
que posiblemente Isaías grabó algunas cosas y posteriormente Juan
abundó más. Estos eran serafines que son seres que están delante del trono
y están declarando la santidad de Dios en los tribunales del Cielo. Lo
interesante acerca de esto es que el término serafín significa un serpiente
que vuela. Tendemos a pensar que los serpientes son malos, sin embargo,
tuvieron su origen en los tribunales del Cielo. Recuerda que la serpiente en
el Huerto de Edén fue sentenciada a arrastrarse sobre su vientre después de
que se dejó ser el instrumento de satanás para engañar a Eva. Antes de
esto, probablemente fue un ser que volaba. Por esa razón el juicio de Dios
en contra de la serpiente fue tan dura. Dios nuevamente echó a satanás de
su lugar exaltado y lo hizo arrastrarse sobre su vientre en la tierra.
Esta serpiente con cabeza de dragón era un serafín caído que la jerarquía
demoniaca había asignado a esta región de nuestra nación. Era un serafín
que antes volaba, pero ahora había perdido toda su gloria y estaba en
contra de los propósitos de Dios. Comparto esto simplemente para
respaldar el hecho de que los serafines son serpientes voladoras con seis
alas. Funcionan en los tribunales del Cielo. Los serafines caídos ahora son
principados que funcionan en regiones para resistir la voluntad de Dios.
Para hacer hincapié en el significado de esto, permíteme compartir un
sueño más que me abrió mucho el entendimiento. Tuve un sueño en el cual
la esposa de un apóstol bien conocido me envió la respuesta de su esposo a
los ataques del 11 de septiembre del 2001 en los Estados Unidos. Esta
fecha fue cuando los Estados Unidos sufrió un ataque y cayeron las torres
gemelas de Nueva York. El mundo cambió para siempre ese día. En el
sueño recibí la respuesta de este apóstol documentada en una hoja de papel
membretada. Al pie de la hoja había una nota escrita a mano de su esposa.
Escribió lo que ella había visto ocurrir en los tribunales del Cielo antes del
11 de septiembre que permitió que esta tragedia ocurriera. En los
tribunales del Cielo los cuatro seres vivientes estaban clamando, “Santo,
santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso”. Estaban ellos dando su
testimonio ante los tribunales del Cielo. Sin embargo, también estaban sus
contrapartes demoniacas en los tribunales del Cielo. Estos principados
demoniacos estaban declarando ante los tribunales del Cielo, “Negativa
para CDC, Negativa para CDC, Negativa para CDC.
Potestades
Uso la palabra aterrizar porque, así como un avión necesita encontrar una
pista de aterrizaje para aterrizar en la Tierra y soltar su cargamento, así es
con los rollos. Los rollos/libros son instrucciones celestiales que deben
producir un resultado tangible en la esfera terrenal. Así como un avión,
estos necesitan encontrar una pista de aterrizaje donde pueden tocar la
Tierra y soltar el veredicto para que la voluntad de Dios pueda ser hecha
en la Tierra.
Que el Señor nos abra los ojos a las potestades angelicales que operan en
los tribunales del Cielo. Estoy convencido que mucho ya se ha liberado y
simplemente necesita aterrizar. Una vez que esto ocurra veremos al orden
y a la justicia del Reino venir a la tierra. Las naciones cambiarán y
entrarán al destino del Reino porque nosotros como Ecclesia estamos
cumpliendo los mandatos del Cielo. Le estamos concediendo a Dios el
derecho legal de cumplir Sus pasiones y luego con la ayuda angelical
estamos aterrizando a Tierra Sus justos juicios. “¡Venga tu Reino, Tu
voluntad sea hecha, en la Tierra, como en el Cielo!”
13
El testimonio de la Novia
Sin excepción, Mary, mi esposa de más de 35 años, ha sido la influencia
más grande en mi vida. Hemos estado juntos desde que teníamos 16 años y
estábamos en la escuela preparatoria. Simplemente esa historia le concede
a ella gran influencia en mi vida. Agrega a esto mi profundo respeto por su
sabiduría y su don profético y que siempre le pongo mucha atención –
tanto a ella, como lo que ella piensa.
Entonces se me acercó uno de los siete ángeles que tenían las siete copas
llenas de las siete plagas finales, y me dijo: “Ven acá, voy a mostrarte a la
novia, la esposa del Cordero”. Y en el Espíritu me llevó a un monte de
gran altura, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, la cual
descendía del cielo, de Dios (Apocalipsis 21:9-10).
Juan es llevado al monte más alto, el cual creo ser el Monte
Sión. El ángel quiere que Juan vea a la novia desde ese lugar de actividad
gubernamental y judicial. Él no quiere que Juan meramente vea a la Novia
como la amante del Señor, sino como la entidad gubernamental que trae el
Cielo a la Tierra.
Tenemos que darnos cuenta de que cuando somos la novia del Señor y
tenemos un historial de amar y adorarlo, tenemos gran influencia en los
tribunales del Cielo. A causa de Su amor por nosotros, el Señor rendirá
juicios que permitirán al Cielo invadir a la Tierra. La novia de Cristo
dentro de cualquier ciudad puede conseguir veredictos del Cielo que
permitirán reforma a la ciudad. Charles Finney hizo una declaración
profunda que resuena hasta el día de hoy. Dijo, “El avivamiento en sí no es
más milagroso que una cosecha de trigo. Cualquier ciudad puede obtener
avivamiento del Cielo cuando almas valientes entran al conflicto resueltos
a ganar o morir, o si es necesario, para ganar y morir”.
Esta declaración me dice que cuando nosotros como la novia de Cristo nos
posicionamos en oración ante los tribunales del Cielo, le concedemos a
Dios el derecho legal de invadir a la Tierra. El resultado será que la
influencia del Cielo vendrá a la Tierra hasta que las ciudades reflejen Su
gloria y la cultura de Su Reino.
El Señor promete que hará cosa nueva. Toma nota del hecho que Él dice
que Él la hará. La pregunta es, ¿la conoceremos y reconoceremos cuando
sucede? Parece increíble, sin embargo, es posible que el Señor haga algo
nuevo y que nosotros, Su pueblo, no lo reconozcamos y sigamos aferrados
a lo viejo. Tenemos que pedirle al Señor que nos haga sensibles y
conscientes de Su cosa nueva para que no menospreciemos ni seamos
culpables de persecución de la cosa nueva del Señor.
La autoridad de la novia
Tenemos que darnos cuenta de la autoridad e influencia que tenemos en el
Cielo como la Novia. Cantares 4:9 muestra la pasión que brota en el
corazón de Jesús hacia Su novia.
El Novio quiere que la novia entienda el efecto que ella tiene sobre Él. Su
corazón se conmociona y apasiona en gran manera cuando ella lo mira.
Cuando adoramos, añoramos y anhelamos al Señor, Su corazón se
conmueve. En estos momentos de intimidad uno puede pedir y recibir
grandes cosas. El término “pláticas de almohada” se usa en ocasiones para
referir a los secretos y anhelos compartidos entre dos amantes. Durante
tiempos de intimidad corazones se abren y comparten cosas que de otra
manera no se expresarían.
Entonces oí que desde el trono salía una potente voz, la cual decía: “Aquí
está el tabernáculo de Dios con los hombres. Él vivirá con ellos, y ellos
serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios”
(Apocalipsis 21:3).
Todo en esa ciudad será bendecido. Las personas viajarán a esa ciudad y
serían salvas.
¿Es posible que la Novia ejerza tanta influencia en los tribunales del Cielo
que el gobierno de los principados quede disuelto y que la presencia del
Señor ocupe su lugar? Creo que no solo es posible, es nuestra porción. No
tenemos que gritarle al diablo, solo tenemos que ocupar nuestro lugar
como la Novia de Cristo. Por medio de la la influencia que Dios nos ha
dado en los tribunales, podemos desatar lo que los libros del Cielo han
destinado para una ciudad para que se establezca allí la cultura de Su
Reino.
Gran gozo vino a la ciudad de Samaria porque el gobierno del Reino había
impactado, trayendo el Cielo a la Tierra. Hay tanto dolor, odio,
animosidad y desilusión en nuestras ciudades hoy en día. Imagina cómo
será cuando la Novia tome su lugar y le conceda al Señor el derecho legal
de establecer el gobierno del Su Reino.
Vemos esto en los días de Elías cuando Jericó era una ciudad agradable
pero las aguas de la ciudad estaban envenenadas. El profeta sabía qué
debía hacer para sanar las aguas para que lo grato de la ciudad pudiera
restaurarse. 2 Reyes 2:19-22 muestra que Dios sanó las aguas para que ya
no hubiera esterilidad.
Permíteme señalas varias cosas aquí. Primero, Elías pidió una vasija
nueva. De hecho, él era una vasija nueva. Él en esencia estaba diciendo
que lo que la antigua administración no había hecho, él como la nueva
administración, lo haría. Estaba haciendo una distinción entre lo viejo y lo
nuevo. No estaba derrumbando lo viejo, sino que él se estaba
estableciendo como lo nuevo. Esto es importante. Si hemos de ver sanadas
a las ciudades, tenemos que aceptar la administración nueva que Dios está
estableciendo. Eliseo llevaría el manto de una manera diferente de Elías, y
traería sanidad a las ciudades. En segundo lugar, colocó sal en la vasija.
Nosotros somos la sal de la Tierra como el cuerpo de Cristo. Hemos de ser
la respuesta para las ciudades que están clamando por sanidad.
Me arrodillé frente a él. Puse mis manos sobre sus rodillas, y elevé una
oración muy sencilla por restauración completa. Ante mi asombro, este
hombre comenzó a revivir. Dentro de unos pocos minutos, ¡él y su esposa
estaban bailando ante mis ojos! Es, absolutamente, uno de los milagros
más significantes que he llegado a presenciar, simplemente por la manera
en que sucedió. Pasaron muchos años antes de que yo llegara a entender
las cosas espirituales que ocurrieron para producir este milagro. Este
hombre fue totalmente liberado, sanado, y restaurado, y pasó todos los
días que le quedaron de su vida sirviendo completamente al Señor. Había
pasado la mayor parte de su vida como alcohólico, pero desde ese día en
adelante nunca más bebió debido a lo que Jesús había hecho por él. Los
tribunales rindieron un veredicto de sanidad para él como resultado de las
finanzas que su esposa sembró.
Tus finanzas y dinero tienen una voz que es escuchada en los tribunales
del Cielo. Cuando sembramos no solo estamos apoyando causas o
ministerios merecedores. Cuando sembramos, estamos desatando y
amplificando nuestra voz en los tribunales del Cielo. Hebreos 7:8 declara
esta verdad poderosa.
En este caso, los que reciben los diezmos son simples hombres; pero en
aquél, los recibe Melquisedec, de quien se da testimonio de que vive
(Hebreos 7:8).
Como a la hora novena del día, vio claramente en una visión a un ángel de
Dios que entraba a donde él estaba y le decía: Cornelio. Mirándolo
fijamente y atemorizado, Cornelio dijo: ¿Qué quieres, Señor? Y él le dijo:
Tus oraciones y limosnas han ascendido como memorial delante de Dios
(Hechos 10:3-4 LBLA).
Sabemos que el resultado fue que el Evangelio entró al mundo de los
gentiles por medio de la casa de este hombre. Su diligencia en buscar al
Señor y ofrendar crearon este memorial delante del trono de Dios que
resultó en una visita angelical.
Cada año, en el Sur del país donde viví mis años de crianza, mi familia
visitaba un cementerio en el campo donde algunos de mis familiares y
antepasados estaban enterrados. El primer sábado de junio cada año, toda
mi familia extendida se reunía en este cementerio. Teníamos un servicio
interdenominacional en el cual cantábamos y alguien predicaba un
mensaje. Después, comíamos bajo el pabellón que tenían para eventos
como estos.
Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual
alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus
ofrendas; y muerto, aún habla por ella (Hebreos 11:4).
Toma nota de las palabras usadas. Abel alcanzó testimonio de que era justo
porque Dios dio testimonio de sus ofrendas. La palabra testimonio
significa dar evidencia. Viene de la palabra que significa dar testimonio
judicialmente. La palabra testificar es la misma palabra griega, martureo.
En ambos casos, la Escritura está implicando una situación de tribunal.
Abel obtuvo testimonio judicial de que él era justo, porque Dios presenció
y testificó de sus ofrendas. En otras palabras, Dios como juez aceptó el
testimonio de las ofrendas de Abel y lo declaró justo. Este veredicto sigue
siendo válido el día de hoy. No solo la vida de Abel habla y da testimonio,
sino que Abel se ganó para sí mismo un lugar de influencia en los
tribunales del Cielo a causa de su fidelidad y el testimonio de sus
ofrendas. Nuestras ofrendas tienen una voz en los tribunales del Cielo.
Vemos esto descrito en Deuteronomio 26:16-19. Todo este capítulo trata
con los mandatos que Dios dio en cuanto a las ofrendas. Le mandó a Su
pueblo a adorarlo con sus primicias y ofrendas después de entrar a la
Tierra Prometida. En los versículos mencionados, el Señor muestra lo que
sucedería si guardaban Sus decretos y estatutos de adorarlo con sus
ofrendas.
El Señor manda que cumplan estos decretos y estatutos hoy. Luego dice
que cuando cumplen estos decretos y estatutos hoy, están declarando su
compromiso y lealtad a Dios. En otras palabras, cuando traían sus ofrendas
y cumplían Sus estatutos, sus ofrendas comenzaban a proclamar o
testificar delante del Señor.
Observa que el siguiente versículo dice que en base a este testimonio, Dios
ahora rendía un veredicto sobre ellos. Comenzó a declarar las maneras en
que serían bendecidos y exaltados sobre todas las demás naciones.
Nuestras ofrendas tienen una voz y pueden crear un testimonio en el Cielo
cuando sabemos cómo traerlas.
Si traemos una ofrenda a los tribunales del Cielo con falta de perdón en
nuestros corazones, da el testimonio incorrecto en los tribunales. No
queremos los resultados de este testimonio en nuestras vidas. Jesús de
hecho sigue diciendo que si traemos nuestras ofrendas en este estado, el
tribunal del Cielo puede dar veredictos que nos colocan en la prisión.
Mateo 5:25-26 detalla esto.
Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, entre tanto que estás con él en
el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia,
y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí hasta
que pagues el último cuadrante (Mateo 5:25-26).
Él se sentará para afinar y limpiar la plata: limpiará a los hijos de Leví, los
afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.
Entonces será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en
los días pasados, como en los años antiguos. 'Vendré a vosotros para
juicio, y testificaré sin vacilar contra los hechiceros y adúlteros, contra los
que juran falsamente; contra los que defraudan en su salario al jornalero, a
la viuda y al huérfano” (Malaquías 3:3-5).
Observa que cuando somos purificados, como sacerdotes (así como los
hijos de Leví) podemos entonces traer una ofrenda de justicia. Cuando
cada motivación errónea es purificada y cada actitud es ajustada, entonces
nuestra ofrenda será aceptada.
Hay nueve voces que hablan en los tribunales del Cielo acerca del deseo de
Dios para Su Reino y Su pasión por nosotros como Padre. Para repasar,
estas nueve voces son la sangre, el Mediador, el espíritu de hombres justos
hechos perfectos (la gran nube de testigos), el Juez, la asamblea general, la
Iglesia de los primogénitos, millares y millares de ángeles, la novia y
nuestras ofrendas. Tenemos que aprender a estar de acuerdo con la
intercesión del Cielo que cada uno trae y establecer evidencia que le
concede a Dios el derecho legal como Juez de cumplir Su pasión paternal
hacia nosotros. Esta es nuestra tarea como individuos ante Su trono de
gracia y como la Ecclesia.
Lo primero que tenemos que hacer para entrar a los tribunales del Cielo es
abandonar el campo de batalla. Tenemos que reconocer la necesidad de
establecer los precedentes legales antes de correr a la batalla. Estamos en
un conflicto, pero es un conflicto legal. Recuerda que Jesús nunca describe
a la oración en un contexto de campo de batalla. Pero sí puso la oración en
un contexto judicial o de tribunal en Lucas 18:1-8.
Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, entre tanto que estás con él en
el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia,
y seas echado en la cárcel (Mateo 5:25).
Las palabras correctas en los tribunales del Señor son muy poderosas. A
causa de nuestras palabras, Dios nos perdonará. Los sacrificios de nuestros
labios al apartarnos de la iniquidad y regresar al Señor, le dan a Dios el
derecho legal de perdonarnos. Es por esto que Juan dijo que confesáramos
nuestros pecados. 1 Juan 1:9 declara que nuestra confesión, o decir lo que
Dios dice acerca de algo, le concede al Señor el derecho legal de perdonar
y limpiarnos.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).
Resistir al diablo
Hacer decretos
Lo último que hacemos ya que los asuntos legales se han puesto en orden,
es hacer decretos que conllevan la autoridad del tribunal del Cielo.
Nuestros decretos se basan en lo que está escrito en los libros. Toda
objeción se ha quitado y el Juez ahora tiene la libertad de cumplir Su
pasión paternal y hacer cumplir Su voluntad en nuestras vidas. Nada nos
resiste legalmente y los decretos ahora tienen poder.
La tarea del sacerdote era interceder estratégicamente para que los asuntos
legales quedaran establecidos. Una vez que se ha obtenido el
posicionamiento legal, entonces reyes, desde ese lugar en el espíritu,
pueden hacer decretos. Es por esto que hemos de ser sacerdotes y reyes
ante nuestro Dios. Esto lo podemos ver mejor donde Jesús viene ante la
tumba de Lázaro en Juan 11:41-44.