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Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
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Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
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Bom Bom
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Bom Bom
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Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
Chi,chi,chi,chi,chicle
Oh!
Chi,chi,chi,chi,chicle
Oh!
Chi,chi,chi,chi,chicle
Oh!
Chi,chi,chi,chi,chicle
Oh!
Chi,chi,chi,chi,chicle
Oh!
Chi,chi,chi,chi,chicle
Oh!
Chi,chi,chi,chi,chicle
Oh!
Chi,chi,chi,chi,chicle
Oh!
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle,Chicle
Bom Bom
El canguro salta
y es muy divertido
mi papá hace fuerza
y queda
dolorido.
Pipo Pescador
Panam
5. Mimo a mi mamá (Panam)
Porque sos mi todo
Mi mamá me mima
Mi mamá me mima
Mi corazón te mima
Sabia es tu mirada
Y si no hice caso
Mi mamá me mima
MAMÁ
Mi cielo es tuyo
Mi mamá me mima
Amo y mimo a mi mamá (3)
MAMÁ
Tu amor incondicional
Y para mi vida
Madre es paciencia
Mi mamá me mima
MAMÁ
Panam
Al gato Confite
Le duele la muela
Y no va a la escuela.
Papel, papelito
Cuelga de un hilito
Finito, finito.
El…
7. EN EL PAÍS DEL NOMEACUERDO (M.E Walsh)
Adivinador, adivina.
Adivina, adivinador.
Alfajores!!
Chupetines!!
Chocolates!!
Caramelos!!
En día y noches
de fiesta y sueño,
un hombre
sencillo y pequeño
recorría,
de arriba abajo,
las calles y recovecos
de su humilde pueblo,
creando hilos de música,
pintando nubes al cielo.
Nubes siempre de algodón,
dulce colchón de los sueños
y tejado de las calles
que recorría,
también sin fin,
toda la gente del pueblo,
al son de la música popular
y de la senda del cielo.
Y a su paso, caminaban
creando hilos de música,
pintando nubes al cielo,
bajo el ilustre y eterno son
del cohetero.
Autora: ALMUDENA ORELLANA PALOMARES
Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con un cartel
que decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.
chán, y muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor, arbolito!!", y
entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: "sigue
haciendo magia". Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del árbol una luz
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se dice
Él se divierte jugando
y un poquito vanidoso
como un agradecimiento.
aparecerá cumplido
Valores:
aceptación, arrepentimiento, creatividad
A la reunión acudieron las tres hadas. La mayor y más sabia se llamaba Sabrina. Era un hada con el pelo
azul que siempre iba vestida de blanco, con unos guantes sedosos en sus manos que sujetaban no una
varita, sino dos. Le gustaba hacer sus hechizos con ambos palitos mágicos, porque con uno decía que no
llegaba a hacerlo muy bien.
El hada del medio se llamaba Verónica. Tenía el pelo rojo y era una hada traviesa. Siempre estaba
escondida detrás de las puertas para enterarse de toda la información y así poder hacer sus trucos con
mayor facilidad, ya que ella siempre decía que quien tiene información tiene poder.
El hada pequeña se llamaba Diana. Era conocida en el reino por ser la hada más buena y utilizar su
magia para hacer el bien a los demás. Su pelo era de color morado y solía vestir de color verde como la
naturaleza y la esperanza.
-Chicas, no sé qué está sucediendo. Nuestros hermanos los elfos, que siempre han sido trabajadores y
han formado un buen equipo ,ahora están todo el día discutiendo, no hacen caso a los niños y se están
uniendo en grupos diferentes.
-Creo que ha sido desde que el Elfo Patricio no dejó sus juguetes en el parque. Además, el Elfo Eduardo
vio a Luiso llorar y le dijo que cada uno tenía sus problemas, que tenía que ir a la fábrica, y se fue sin
escucharle. Se están volviendo muy egoístas -explicó Verónica, que siempre estaba enterada de todo lo
que sucedía.
-El reino en sí se está volviendo egoísta. Cada vez pensamos más en lo que necesitamos, lo que nos
apetece y lo que nos gusta y así es muy difícil convivir todos juntos. Se me ha ocurrido una idea… -dijo
Diana con la mirada iluminada de ilusión.
-Pues adelante, cuéntanosla y entre todas lograremos que todos se lleven bien -le dijo Sabrina con una
gran sonrisa.
Diana comenzó a explicarles su plan a las dos hadas. El plan consistía en hacer una pequeña merienda
en el reino a la que invitaría a todos los elfos en su tiempo libre y allí hacer una clase sobre las
emociones, para que las conozcan: la alegría, la tristeza, la ira… y preparar luego un baúl donde todos
participen en construirlas.
¿Qué puedo hacer para que la persona que tengo enfrente esté alegre? ¿Qué puedo hacer si alguien
está triste? ¿Cómo voy a controlar mi rabia? Y así hacer un baúl de las emociones para que los elfos lo
pudieran colocar en la plaza principal del reino y usarlo cada vez que estén enfadados. Así se conocerán
más unos a otros y no tendrán excusa para dejar de ser egoístas.
Las hadas se pusieron manos a la obra y
convocaron a todos los elfos que acudieron a la cita muy animados. Cuando vieron el baúl no podían
esperar de la ilusión que les hacía acercarse a él. Cuando las hadas acabaron de contar el maravilloso
mundo de las emociones todos colaboraron en construir el baúl que finalmente quedó lleno de un montón
de aportaciones, recetas y ánimos. Entre ellos comenzaron a pedirse perdón, a contar como se sentían y
las hadas los miraban desde lejos muy felices.
A partir de aquella tarde el baúl quedó colocado en esa plaza del reino donde muchas veces era
consultado y donde muchas otras era rellenado de nuevo con nuevas aportaciones sobre cómo se
sentían los habitantes del reino y qué podían hacer para ser mejores con los demás.
Timón era un niño muy bajito que tenía diez años. Era
tan bajito que en la escuela tenía un pupitre más
pequeño que el de los demás, se vestía con la ropa de
su hermano de seis años y usaba una bicicleta más
chiquitita que las de los niños de su edad.
Timón muchas veces se sentía mal, porque sus compañeros no se daban cuenta de que él no era el
único diferente. Por ejemplo había otro chico que era tan alto que podía tocar los árboles más altos con
las manos, otro con unas gafas enormes porque casi no veía y otro tan delgado que tenía que darle dos
vueltas al cinturón. Cada uno de los niños tenía alguna característica diferente y eso lo hacía mucho más
divertido, pero para los niños lo único divertido era burlarse del pobre Timón.
Un día, mientras estaban en el recreo, Timón estaba sólo comiéndose un bocadillo y, cuando lo terminó,
decidió hablar con sus compañeros para preguntarles si querían jugar con él.
- Estamos jugando a las carreras. Tu, como tienes las piernas tan cortitas, no puedes correr rápido – le
dijo Manuel, el cabecilla del grupo
Timón se dio la vuelta y volvió a quedarse sólo hasta que, al día siguiente, vio que sus compañeros
jugaban al fútbol y se acercó para preguntar si podía jugar con ellos.
- Timón, tu no vales para jugar al fútbol. ¡Contigo en el equipo perderemos seguro! – le volvió a decir
Manuel
Esa misma tarde, su hermano se encontró una pelota de baloncesto y, cuando llegó a casa, le dijo:
- Timón, ¡Mira lo que me he encontrado! ¿Quieres jugar al baloncesto conmigo?
Timón, que no había jugado nunca al baloncesto, se puso muy contento. Los dos hermanos empezaron a
jugar, cuando, de repente, los dos se dieron cuenta de que Timón encestaba todas las pelotas a la
primera.
Resultó que Timón tenía muchísima fuerza en los brazos y podía encestar la pelota desde la otra punta
de la pista incluso.
Al día siguiente, los niños del colegio estaban jugando al baloncesto, así que Timón, muy contento, se
acercó para jugar con ellos.
- ¡Jajajajaja! Un niño tan pequeño como tú no puede jugar al baloncesto – dijo Manuel
- ¡Sí que puedo! Y además lo hago muy bien. Déjame la pelota y te lo demostraré.
Pero Manuel se echó a reír y continuó jugando con sus amigos sin darle a Timón la opción de intentarlo.
Timón volvió a quedarse solo, pero, justo en ese momento, levantó la cabeza y vio un cartel que
anunciaba un concurso de triples.
Timón no se lo pensó dos veces. Quería jugar y demostrar a sus compañeros y especialmente a Manuel,
que aunque fuera más bajito que los demás no se merecía que le dejaran de lado.
Por fin llegó el concurso. Tenían que lanzar la pelota diez veces y ganaría el que más balones encestara.
Todos fueron probando pero nadie lograba hacer un diez. Hasta que por fin llegó el turno de Timón.
- ¡Timón, con tu estatura no vas a encestar ni una! – le gritaban
Pero Timón se armó de valor y lanzó todas las pelotas sin fallar ni una. Fue el primero en conseguir el
diez y todos se quedaron boquiabiertos
Timón ganó el primer premio y demostró a todos sus compañeros que ser bajito no le impedía hacer las
mismas cosas que los demás. Éstos se disculparon por su comportamiento y nunca jamás volvieron a
meterse con él.