Todos los cristianos serios desean vivir por la gloria de Dios y de una manera digna al llamado que nos dio. Sin embargo, hay muchos que están errantes porque no saben cuál es la voluntad de Dios. ¿Cuál es la voluntad de la vida del cristiano? 1.- La esencia del pecado es no obedecer a la Palabra de Dios. 1) El que Adán y Eva desobedecieran la Palabra de Dios es pecado (Gn3:1-7). 1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 2) El hombre que se separó de Dios por el pecado se olvidó de Dios. (Sal50:22). 22 Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, No sea que os despedace, y no haya quien os libre. 3) Se separó de Dios y desconoció su Palabra y sus órdenes. (Ose 4:6) Mi pueblo fue talado, porque le faltó sabiduría. Porque tú desechaste la sabiduría, yo te echaré del sacerdocio; y pues que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. 4) Al ser cortado del proveedor de la bendición y todo, el hombre no tuvo más opción que vivir una vida que se esfuerza para subsistir. (Heb2:14-15). 14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. (Ef2:2-3). 2 En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 5) Ya que no conoce la voluntad de Dios, vive una vida que sigue lo físico y lo terrenal solamente. (Lc12:16-21). 16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. 6) Al final, si no conocemos la Palabra y la voluntad de Dios, vivimos una vida sin dirección, perdemos muchas cosas y al final vivimos vacíos. (Ecc1:2-11). 2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. 5 Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. 6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. 8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. 9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 10 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. 11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después. (Lc16:19). 19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 7) El hombre puede disfrutar de la verdadera felicidad sólo al saber el objetivo por el que fue enviado a la tierra, obedecer esa voluntad y vivir una vida junto con Dios. (Gn1:27-28). 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Gn2:17). 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. 2.- Dios envió a Cristo y abrió el camino para la salvación. 1) Dios desea que todos sean salvos y lleguen a la verdad. (1Tim2:4). El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 2) Desde el principio prometió enviar a Cristo para salvar al hombre. (Gn3:15, 21). 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. 3) Cristo vino así como fue prometido. Jesús es este Cristo. (1Co15:3-4). 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 1. Es el verdadero rey que destruyó toda fuerza de Satanás y nos liberó. (1Jn3:8). 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 2. Es el verdadero sacerdote que nos liberó de la ley del pecado y de la muerte. (Ro8:2). 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3. Es el verdadero profeta que abrió el camino nuevo, vivo y eterno para encontrarnos con Dios. (Jn14:6). 6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 4) Todo el que crea en Jesús como el Cristo es un hijo de Dios salvo. (Jn1:12). 12 Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 5) Dios envía al Espíritu Santo al hijo de Dios y Dios está junto con ellos eternamente. (Jn14:16). 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 6) La salvación es que el hombre restaura su forma original y todos los problemas se resuelven. (Gn1:27-28). 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Jn19:30). 30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. 7) Por lo tanto, los hijos de Dios salvos no son atados a su vida para supervivencia y no viven bajo esclavitud del diablo sino viven para la voluntad de Dios. (1Tim2:3-4). 3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 8) El verdadero cristiano no vive ya para sí sino para Cristo. (2Cor5:15). 15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 3.- La vida del verdadero creyente es para cumplir la voluntad de Dios. 1) Jesús vino a esta tierra para cumplir la voluntad de Dios y obedeció a Dios hasta la muerte. (Jn6:38). 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. (Fil2:6-8). 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 2) La voluntad de Dios es que todos aquellos que miren a Jesucristo obtengan la vida eterna. (Jn6:40). 40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 3) La voluntad de Dios es que ninguno de los elegidos se pierda sino sean todos salvos. (Jn6:39). 39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 4) Por lo tanto, la voluntad de Dios es salvar a los elegidos por medio de Cristo, por lo que Jesús obedeció hasta la muerte para cumplir lo que debía hacer en su vida en esta tierra. 5) En este momento Dios está obrando con el Espíritu Santo para la obra de salvación y obra para poder salvar a los elegidos hasta el día del último juicio. (2Pe3:9). 9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 6) Dios cumple este ministerio de salvación a través de los hijos de Dios. (2Cor5:18- 19). 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. (2cor6:1-2). 1 Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. 2 Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. 7) Los verdaderos creyentes pueden soportar cualquier dificultad para cumplir la obra de salvación. (2Cor6:3-10). 3 No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; 4 antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; 5 en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; 6 en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, 7 en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; 8 por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; 9 como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; 10 como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo. 8) Los verdaderos creyentes no escatiman ni su vida para que el evangelio de la gracia de Dios sea predicado. (Hch20:24). 24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. 9) Por lo tanto, el verdadero objetivo de la vida que Dios da a todo cristiano es que se cumpla la evangelización mundial proclamando el evangelio a toda persona. (Mt28:18- 20). 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Hch1:8). 8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.