Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Beta 2 - Jasinda Wilder
Beta 2 - Jasinda Wilder
Esta traducción fue hecha de fans para fans, sin ningún tipo
de ganancia. Hecho para promover la buena lectura y darle
la posibilidad de leer el libro a aquellas personas que no leen
inglés. Puedes apoyar a la autora comprando sus libros y
siguiéndola en sus redes sociales.
Gasper Black
Gasper Black
Erienne
Just Jen
Bibliotecaria70
Alevi
Yani
AmiNatera13
Carmen N
ValeV
MaJo MadHatter
astrea75
Jazmin
Jane’
Capítulo 12
Capítulo 1
Capítulo 13
Capítulo 2
Capítulo 14
Capítulo 3
Capítulo 15
Capítulo 4
Capítulo 16
Capítulo 5
Capítulo 17
Capítulo 6
Capítulo 18
Capítulo 7
Capítulo 19
Capítulo 8
Capítulo 20
Capítulo 9
Capítulo 21
Capítulo 10
Próximo Libro
Capítulo 11
Sobre la autora
Sinopsis
Roth y yo estamos en un indefinido viaje por el mundo. Roth
siendo Roth, significa misionero en Marruecos, la posición de
vaquera en Calcuta, ser inclinada sobre la proa de una casa
flotante en Hanoi, lento y tranquilo en St. John inversa. En
cualquier lugar y en todas partes, en todas las posiciones
imaginables, y algunas que no sabía eran posibles.
Él me pertenece.
Alpha #2
5
1
8
—Sí. El vino de Serpiente te afectó rápidamente, al parecer.
—Él miraba mientras lo acariciaba lentamente, una mano
deslizándose desde la base hasta la punta y retrocediendo
suavemente.
—¿Qué es?
***
Dos semanas más tarde, estábamos en un castillo en las
colinas del sur de Francia. Me desperté, jugando mi juego.
Haciendo balance de daños y adivinando nuestra ubicación.
Silencio.
Él me pertenece.
10
2
12
¿Qué
debo
hacer?
¿Qué
debo
hacer? La
respuesta
vino
“Él me pertenece.”
—No.
—Está bien.
15
Me inquieté. Moviéndome. Reacondicionándome. Me quedé
mirando la nota, tratando de no hiperventilar. Después de
una eternidad, comprobé la hora en mi teléfono; apenas
había pasado una hora. Incluso rompiendo todos los límites
de velocidad de aquí a Londres, Harris no podía estar aquí en
algo menos de cuatro horas. ¿Qué diablos iba a hacer hasta
entonces? Estaría demente en cuatro horas.
Diablos no.
—Por el derecho.
—Sí.
Sirenas.
—Lo hago.
18
Simplemente hágalo.
—Veo humo delante. Estoy casi ahí —Oí decir a Harris—. Toca
la bocina y enciende tus faros.
recta
la
rueda. Cuando
diga
—¿Listo?
—¡No!
22
—¿Celos?
hombre
que
acabo
de
eliminar
es
solo
uno
de
—Marsella.
24
—¿Y luego?
26
Bebimos en silencio.
¿bebiendo vino?
—Para tu problema.
29
30
viento. Las
cuerdas
chocaron
contra
los
mástiles,
banderas
quebradas. Harris nos guío a través de una multitud de
personas, cafeterías y bares cerca del mar, al final dimos con
los muelles entre los cientos de barcos, algunos con velas y
otros no. Pequeños buques de pesca y gigantescos yates y
todo lo demás.
31
―¿Cómo lo conseguiste?
―¿Cómo qué?
―¿Quién es Henri?
―Oh.
―Sí. Oh.
―Grecia.
4
34
35
Gina Karahalios.
—Val. Dios mío, Val. Envejecer se ve bien en ti. —Su voz era
un poco más profunda y con un ligero acento inglés.
36
¿entiendes?
—No vas hacer una maldita cosa, Val —Giró sobre sus
talones, tomando la sábana que me cubría, y la arrojó hacia
atrás. Estaba completamente desnudo, un hecho en el que
había intentado no pensar hasta entonces.— Te has vuelto
blando. Siempre utilizaste a tu amigo Harris para hacer el
trabajo sucio. No finjas,
¿vale? Te conozco.
38
Cerré los ojos y pensé en ese día hace quince años atrás,
cuando ella había enviado a Micha para torturarme y
matarme. Pensé en el dolor de su cuchillo en mi espalda, a
centímetros de perforar mi corazón. Pensé en la lucha, cada
movimiento era una agonía, peleando por sacar la pistola de
sus dedos.
—Ya iba a morirse, pero ¿ahora? Creo que tal vez sufrirá
primero. Tal vez ordene que la traigan. Quizás haré que
observe cómo te follo. Tal vez tomaré lo que quiero de ti y
luego te mataré, y después a ella. —Se inclinó sobre mí otra
vez, acariciando mi pecho, mis muslos, mi pene y mis
testículos, su toque gentil en contraste con sus palabras—.
Me encargaré yo misma. He tenido mucha práctica en eso,
ya sabes. Tengo algunas técnicas más fascinantes. —Se
lamió los labios, cambiando de golpe de tácticas—. ¿Pero
primero? Conseguiré que te pongas duro. Preferiría no
drogarte, pero lo haré si hace falta. Primero vamos a probar
esto. Solías amarlo.
40
Observa.
41
42
—¿O?
Gracias, Val.
—Jódete
44
Había alcanzado trecientos diecinueve cuando sentí la cama
hundirse y sus frías manos en mis muslos, luego el calor
húmedo de su boca en mi polla —
Lo contuve todo.
45
fuera de su alcance.
48
5
49
50
Siempre es difícil.
51
—Lo encontraremos.
—Estoy aquí.
—Lo sé. Pero… ¿Cómo decir esto sin que suene ofensivo? Yo
era un Ranger del ejército.
53
54
Y para mejor.
57
en un repentino estallido.
Apreté los ojos y luego los abrí, obtuve una sola imagen la
cual era borrosa y se multiplicaba.
—Val. Oh, oh, oh. Qué desastre. Parece ser que el
medicamento tiene efectos secundarios. —Rodeó la cama y
se sentó a mi lado, el lado que no estaba vomitado. Tocó mi
frente con el dorso de su mano—. Estás ardiendo.
—Pero Stefanos…
Me aparté de ella.
62
—Da lo mismo si me matas —digo a través de mis dientes.
***
—Oh…Val… sí —gimió.
—Preferiría morir.
64
66
7
—Distracciones.
68
70
—No lo sé. Pero tenemos que hacerlo. —Me dio la llave que
había obtenido del hombre muerto—. Quítale las esposas.
Sin embargo, por ahora, deja las esposas en sus muñecas.
No sé cuán loco lo volverán las drogas. Puede que tenga que
someterlo hasta que desaparezca. —Sonaba demasiado
tranquilo, y le
lancé una mirada a los ojos de Harris. Claramente le
inquietaba ver a Valentine de esta forma.
71
—¿Kyrie? —Parecía vacilante. Escéptico.
Cerré mis ojos con fuerza y recé una oración por lo que
pudiera o no estar allí afuera, y besé a Valentina. Un beso
lento y profundo. Del tipo que decía te amo-te amo-te amo.
—Soy yo. Soy yo.
Le alcancé la toalla.
72
74
Estaba quieta como una piedra, con las manos a los lados, el
temor agitándose en mis entrañas. ¿Era mi Roth quien me
besaba? ¿O era la bestia lasciva del auto que me miró como
si quisiera comerme? Quería besarlo, para recordarle quién
era, quiénes éramos. Toqué su mandíbula, levantó su rostro.
75
―Roth, espera.
―Kyrie… maldición, Kyrie. Eres Tú. Puedo olerte. Eres tú. Eres
tú realmente.
Te soñé una vez, pero era ella ―gruñó en mi oído y gemí por
el hambre loco en su voz.
¿Pero esto?
―¿Por qué?
―Porque te amo.
77
8
necesidad primitiva.
Déjame ayudarte.
—Pero no lo hiciste.
—¿Valentine?
80
81
Negué con un gesto. No podía volver a eso. Ahora no. No con
Kyrie sentada sobre mí. No con esta necesidad profunda, no
bajo el influjo de esta droga, destrozándome, controlándome.
Incluso darle sentido coherente a mis palabras me costó
esfuerzo, y tener que contarle lo que había soportado me
arruinaría. Necesitaba fuerza para eso, y me encontraba
débil en este momento.
—Kyrie.
Estaba cerca.
83
—Kyrie… —No sabía qué decir, si pudiera dar sentido a la
turbulencia de mi alma.
—Oh… oh… oh Dios, Roth. Mierda. Sí, Dios, sí. Más. —Su voz
fue ahogada por la cama, con sus ojos cerrados firmemente,
el éxtasis reflejado en su rostro—.
85
Comenzó a moverse contra mis embestidas, su columna
vertebral arqueada hacia arriba para llevar sus caderas hacia
atrás en sincronía con mis estocadas, y luego se empujó con
las manos, inclinándose para encontrarse con el martilleo de
mi polla. Y ahora gemía con cada reunión de nuestros
cuerpos, gritando contra el colchón mientras mi polla la
llenaba, su coño apretándose a mi alrededor,
comprimiéndome y sujetándome con espasmos
involuntarios. Sostuve sus caderas, envolviendo mis manos
alrededor del pliegue en donde su cadera se encuentra con
su muslo, golpeando hacia atrás contra mis embestidas,
levantando su cuerpo de la cama para sentarse sobre mi
polla, introduciéndome más y más profundo en su núcleo
húmedo y palpitante.
86
87
—Roth, escucha…
—Kyrie, lo lamento…
está bien.
—¿Te lastimé?
89
***
dijo.
—Solo… apúrate.
92
93
10
94
—¿Qué haremos?
Retiró sus manos de las mías. —Lo sé. —Su voz temblaba,
tenue y con dolor—. Lo sé, Kyrie. Y yo… me odio por eso.
95
—Y tú y yo.
96
—Si ese fuese tu deseo, te dejaría ir. Lucharía por ti, pelearía
hasta que
quedara claro que de verdad te quieres ir. Pero si lo hicieras,
llamaría a Robert.
—¿Por qué?
—Papá.
—Ese es el punto.
posteriores.
—Háblame.
99
Sal de la ducha.
—¿Por qué?
—Necesito saberlo.
100
—Gina
—¿Cuánto tiempo?
Cerró sus ojos y trató de retirar sus manos. Habló con los
dientes apretados. —Ella… sabes lo que hizo.
―Dime
Jodidamente, lo intenté.
Se detuvo.
Y eso me asustó.
104
―Di algo.
―Bueno.
105
106
El alivio que sentí mientras ponía mi mochila en el dormitorio
principal de la torre de la casa de Manhattan de Roth llegó
en una gruesa, ardiente, sofocante ola de lágrimas. Dejé
caer la bolsa al suelo, mirando alrededor de la habitación
familiar. La cama grande, el edredón blanco plegado
prolijamente en los bordes.
Me equivoqué.
Y ¿ahora…?
108
—Kyrie… Kyrie… —Su voz era un murmullo rasposo y áspero,
llena de emoción y demasiado baja, apenas audible—. Estoy
aquí, amor. Estoy aquí.
—Lo jodí todo. Me rendí. Traté de luchar. Sabía que eras tú.
Sabía que lo que la droga me hacía era malo, pero no podía
luchar contra ello. Y sabía que harías cualquier cosa por mí.
Cualquier cosa. Y lo hiciste. Tú, tomaste todo lo que podía
hacerte. Te lastimé. Te… violé. A nosotros. Le hice eso a
nosotros.
—No, no después…
—No. —Mi voz era tan débil, que no estaba segura que Roth
me hubiese oído. Lo dije más fuerte—. No, Roth. No puedes
pensar de esa manera. No puedes dejar que gane. Me amas.
Te amo. Eso es todo lo que importa.
Es un jodido animal.
Abrió los ojos, tormentos azules claros del mismo tono que el
Mediterráneo fijándose en los míos. —Kyrie. Te veo, querida.
Te veo. Pero…
***
111
112
demandaba el control total. Buscaba mi sumisión total,
sexual y de otra manera. —
»Cada vez que hice lo que quería, era porque le temía, temía
a su padre.
113
No te mentiré.
114
Estoy borracho, Kyrie. No he dormido en días. No me he
duchado en un tiempo. Soy un desastre. Estoy jodido. No sé
lo que estoy sintiendo o cómo lidiar con esto. Tengo miedo
de dormir. Tengo miedo de tocarte. De permitirte que me
toques. Soy… un inútil en este momento.
Esperé.
115
Me hallaba paralizado.
118
Le estaba fallando.
120
¿Necesidad?
—¿Roth…?
Confiando.
¿Cómo podía continuar confiando en mí? Sin embargo, lo
hacía, y no lo cuestionaría.
124
—Dije: te amo.
Gimió en protesta.
125
—No me quieres…
Todo lo que pude hacer fue besarla. No fue solo un beso, sin
embargo. Fue más. Fue una plegaria. Una admisión de
necesidad, una declaración de amor.
127
—Respira, Roth… respira por mí. Vamos, nene. Está bien. Soy
yo. Soy yo.
128
—¿Me ves, amor? —Su voz era tan pequeña, diminuta pero
insistente.
—Te veo.
—¿Me reconoces? Soy yo.
—Sí… sí.
129
—Lo hago. —La miré, mis manos enredadas en las suyas, sus
senos temblaban por lo que sus pezones rozaban mi pecho.
Vi.
Sentí.
chupando, mordiendo.
Sentí la presión de su coño alrededor de mí y gocé de la
contracción pulsante de sus músculos llegando al clímax.
Tenía que moverme. Tenía que llenarla, y retirarme. Tuve que
abrazarla, como si fusionara cada centímetro de nuestro
cuerpo, cada átomo y molécula de nuestro ser.
—Tú, mierda, Valentine, eres tan grande. Tan grande que casi
duele. Sin embargo me duele de una forma buena. —Se
quedó sin aliento y comenzó de nuevo—. ¿Recuerdas la
última vez que me follaste contra este armario?
136
13
—Venirme.
139
140
—Kyrie… —Respiró.
—Síp
Siguió un silencio mientras ambos nos hundíamos en el
sueño. —Te creo
—murmuró.
Me desperté en mi lado, las manos de Roth vagando por mi
torso, ahuecando mis pechos, y luego cavando sus dedos
hacia abajo, abajo en mi interior. Antes de que estuviera
completamente despierta, se encontraba empujando dentro
de mí y murmuré una protesta por la sorpresa. Pero entonces
se hallaba dentro de mí y yo estaba completamente
despierta, sus dedos trayéndome a la vida con habilidad. Se
agitó dentro de mí, y coloqué mi mano en su nuca para así
mantenerlo en mi cuello, jadeando mientras empujaba
dentro de mí a un ritmo constante.
143
Muy adelante.
—Si puedo.
144
14
145
¿Dónde estás?
No hubo respuesta.
¿Qué quieres?
distracción.
¿Entiendes?
—Yo…
—Lo que eso significa, en caso de que seas demasiado
estúpida para entenderlo, es que si me causas problemas, si
me haces repetir lo mismo, dejaré que uno de mis chicos…
juegue… contigo. No vas a disfrutar eso, te lo aseguro. —
Gina rodó sus ojos hacia mí —Es solo una rodilla. Tienes dos.
Ahora vamos pequeña zorra estúpida. Tengo cosas que
hacer.
Yo no sería su presa.
La muerta Eliza.
—Tobias, noquéala.
149
15
—Es por eso que estoy aquí arriba, Harris. No puedo dejarla.
Se lo prometí.
151
Sí, quizás.
De Kyrie.
154
—¿Henri?
—Sí. Me llamó anoche. Karahalios le atacó. Quemó el edificio
completo en donde se encontraba su bar. Envió a un par de
chicos a su residencia personal.
¿Cómo la encontraremos?
—Henri trajo algunos equipos con él. Creo que,
probablemente, puede rastrear ese número telefónico, a
menos que ella tuviera algún tipo de encriptación en él. La
encontraremos. Lo prometo.
155
—Me gustaría poder decir que fue bueno verte, Henri —dije
—. Siento lo de tu bar. Te compraré uno nuevo cuando esto
termine.
Basta de charla.
158
—Estoy de acuerdo.
159
—No iría a ningún lugar cerca de ella por ningún dinero. —Se
encogió de hombros—. Tal vez con un rifle, desde unos mil
metros.
160
16
162
La chica no estaba atada ni amordazada. Se encontraba
vestida y no daba muestras de sangre o de hematomas. Sin
embargo, era evidente que tenía muchísimo miedo. Con
mucha razón de estarlo. —L… Lisa. Me llamo Lisa.
163
Sabía que Valentine vendría por mí, a pesar de que tenía que
saber que era una trampa.
No podía.
No dejaría que ellos me hicieran lo que le habían hecho a
Lisa. Atacaría, los obligaría a que primero me mataran. Eso
sería mejor. Mejor que ser violada.
—Acuéstate —ordenó.
166
Permanecí sentada.
169
170
Lo sabía. Lo sentía.
¿Pero estaba viva?
17
171
¡BANG!
¡BANG!
¡BANG!
174
¿Valentine?
Era mi Valentine.
175
176
¿Está ella…?
178
179
—Viniste.
—Duele
—¿Qué?
—Todo.
¿A dónde?
—Lo sé.
181
Me dormí de nuevo.
183
184
—Ella dijo que había trabajado para ti por veinte años, pero
luego tú dijiste que cuando tu padre te echó, te dejó sin
nada. No estoy segura de entender.
185
186
188
190
19
191
La última vez que tomé una siesta tenía cuatro años y lo hice
de mala gana, con rabia. Las siestas siempre las he sentido
como una pérdida de tiempo.
¿Pero todas esas otras cosas? Serían vacías y sin sentido sin
Kyrie.
Giré mi rostro, y capturé sus labios con los míos. Nos dimos
un beso lento y profundo.
No podía hacerlo.
Y deslizarme en su interior.
194
Estirándome.
Jadeé.
195
Había sido tan pero tan tonta como para hacerlo. Había sido
imprudente.
Había sido una chica ingenua, esperanzada y desesperada.
Como ahora.
falta de oxígeno.
197
Todo de él.
Solo podía darle la bienvenida a su cuerpo dentro del mío,
penetrándome, perforándome.
Amar.
Cada.
Centímetro.
Y entonces, me corrí.
198
Y mi Kyrie me sorprendió.
199
Uno.
Fundidos.
Inmersos.
200
recuperar el aliento.
Se echó hacia atrás sobre sus talones, mientras yo jadeaba
en busca de aire.
—¿Perdón?
—Se puso de pie sobre mí, tan alto que tuve que estirar el
cuello para mirarlo directamente, y luego sus labios estaban
en los míos, probando mi esencia en él.
Roth, yo no siento…
203
Tal vez era porque tenía a Valentine detrás de mí, o quizá era
porque tenía sus palabras resonando en mis oídos. O tal vez
era porque yo de verdad era hermosa. Todo lo que sabía era
que, al mirarme en el espejo, me sentí hermosa.
204
—No creo que pueda con los aretes —dice, sonriendo con
una mueca de vergüenza.
—¿Qué lo es?
—¿En mí?
206
Tomó mis manos entre las suyas, frotó mis nudillos con sus
pulgares—. Entonces supe que iba a hacer esto. Es solo que
jamás imaginé lo que ocurriría para llegar hasta aquí. Y
todavía no sé lo que voy a decir, a pesar de haber redactado
esto en mi cabeza una y mil veces.
207
20
Cut transmitió por radio que alguien tuviera lista una sábana
para envolverla.
210
¡BANG!
211
—Creo que hay más que eso. Por un lado, había dos chicas.
—¿Quiénes?
Asintió. —Continúa.
Déjalo ir, le dije. Olvídalo, le dije. Por diez años guardó sus
secretos y los míos, ¿y luego ella va y lo secuestra? —Se
alejó de la cripta, pasándose la mano por el cabello en señal
de frustración—. No podía dejar el tema de lado, ¿verdad?
Mierda.
—¿Cuál es el plan?
214
—No, Cut. Agradezco la idea, pero no. Tengo que hacer esto
por mí mismo.
215
21
pregunté.
—Siento molestarte a esta hora, pero esto es algo que
pienso que te gustaría ver de inmediato. —Alexei me entregó
una hoja de papel doblada—.
Desplegué el papel.
Robert Middleton
Henri Desjardins
Layla Campari
Albert Roth
Olivia Roth
Valentine Roth
Eliza Gutierrez
217
—No.
—Gracias, Harris.
218
—¿Y tú?
—Él está ahí fuera, Harris. Viene por todos nosotros —dije—.
¿Cómo crees que estoy?
De Vitaly.
219
—Tendré que…
Podía escuchar los timbrazos, una vez, dos veces, tres veces,
y luego una voz soñolienta al cuarto tono. —¿H… hola?
220
—En general.
221
¿Está bien?
222
Abrí sus rodillas con una de los mías, y uní nuestros cuerpos.
—Todo estará bien. Me aseguraré de ello. Haré lo que sea
necesario para proteger lo que es mío. —Me moví, y se
quedó sin aliento—. Tú me perteneces.
Fin
Cuando te haces enemigo de un hombre como Vitaly
Karahalios, no hay ningún lugar en la tierra al que puedas ir
para escapar de su ira. Él te encontrará. Me encontró,
encontró a Roth. Encontró a Layla.
De nuevo.
223
Pero tal vez, solo tal vez podamos conseguir nuestro final
feliz.
New York Time & USA Today Bestselling Autor. Jasinda Wilder
nació en Michigan
224
225