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Adoración celestial

Adoración en espíritu y verdad


“Escribe una cita aquí”

– Juan Pérez
“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por
dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a
gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el
cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y
lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de
leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León
de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus
siete sellos. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los
veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas
de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo
cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste
inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y
pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos
sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los
seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a
gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la
sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está
en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que
en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza,
la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes
decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron
al que vive por los siglos de los siglos.”

Apocalipsis 5:1-14
Ningún hombre es digno de
alabanza

“Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni


debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun
mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se
había hallado a ninguno digno de abrir el libro,
ni de leerlo, ni de mirarlo.”

Apocalipsis 5:3-4
“Dijeron, pues, al rey de Asiria: Las gentes que tú trasladaste
y pusiste en las ciudades de Samaria, no conocen la ley del
Dios de aquella tierra, y él ha echado leones en medio de ellos,
y he aquí que los leones los matan, porque no conocen la ley
del Dios de la tierra. Y el rey de Asiria mandó, diciendo:
Llevad allí a alguno de los sacerdotes que trajisteis de allá, y
vaya y habite allí, y les enseñe la ley del Dios del país. Temían a
Jehová, y honraban a sus dioses, según la costumbre de las
naciones de donde habían sido trasladados.”

2 Reyes 17:26-27, 33
“Dios le respondió a Job desde la tormenta: «¿Quién eres tú para dudar
de mi sabiduría, si solo tonterías has dicho? ¡Vamos a ver qué tan valiente
eres! Ahora yo voy a hablar, y tú me vas a escuchar. »Si de veras sabes
tanto, dime dónde estabas cuando puse las bases de la tierra. ¡Tú no sabes
quién la midió metro a metro, quién puso la primera piedra y en qué
descansan sus cimientos!. Dime quién puso límites al mar cuando este
cubrió la tierra; dime cuándo lo envolví entre nubes y lo dejé en la
oscuridad; dime cuándo les mandé a las olas no pasar más allá de la
playa. ¿Alguna vez en tu vida le has dado órdenes al sol para que
comience un nuevo día? ¿Has bajado al fondo del mar para ver dónde
nace el agua? ¿Has bajado al reino de la muerte y visitado a los muertos?
Si en verdad lo sabes todo, dime cuánto mide la tierra. ¿Has estado en los
depósitos donde guardo la nieve y el granizo? ¿Sabes hacia dónde se
dirigen los relámpagos, y a qué regiones de la tierra viajan los vientos del
este? ¿Sabes quién deja caer las lluvias torrenciales, ¿Quién riega los
campos secos y los convierte en verdes prados? ¿Puedes ordenar que
llueva con solo levantar la voz?”

Job 38:1-6, 8-12, 16-18, 22, 24-25, 27, 34 TLA


“Tú mereces alabanzas, Dios nuestro, y no
nosotros; tú mereces alabanzas por tu amor
y tu fidelidad.”

Salmos 115:1 TLA


La verdadera adoración está basada
en lo que Dios es y lo que hace

“y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de


tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste
inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has
hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y
reinaremos sobre la tierra.”

Apocalipsis 5:9-10

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