Está en la página 1de 63

DERROTAR

A LA DERECHA
ORLANDO MILLAS
DERROTAR
A
LA
DERECHA

Texto completo del Informe


rendido, en nombre de la
Comisión Política, por el
Diputado Orlando Millas a
la Sesión Plenaria del
Comité Central del Partido
Comunista de Chile, el día
6 de Junio de 1963.
1. Estamos ya en campaña presidencial . . . . 5
2. Lo que se decidirá en esta contienda . . . . 6
3. Las cuatro candidaturas . . . . . t . . 14
4. Marchar con la época . . . . . . . . .2 1
5. El comunismo y la libertad . . . . . . . 29
6. Dar vigencia a la democracia . . . . . 33
7. Trabajar con la mayor a m p litu d ...........................37
8. Remozar al F a r t id o ................................ . . . 4 6
9. Cohesión ideológica y empuje creador . . . . 60
1. E ST A M O S Y A E N C A M P A Ñ A P R E S ID E N C IA L

Cam aradas del Comité Central:


Cam aradas invitados a esta Sesión Plenaria:
L a campaña por la Presidencia de la República ha
comenzado. L a candidatura de Salvador Allende, pro­
clamada en enero, inicia sus trabajos. Después de una
gira por Estados Unidos, Italia y Alemania Occidental,
organiza los suyos Eduardo Frei. Algunos sectores de
la Derecha levantan el nombre de Jorge Prat. A fines
de la última semana, los partidos Conservador y Libe­
ral designaron para que los represente a Julio Duran,
precandidato radical. L a s fuerzas se alinean en tres o
en cuatro frentes y es lo más probable, a menos que
surjan otras alternativas en el desarrollo de esta lucha,
que lleguemos a septiembre de 1964 con tres o con
cuatro postulaciones.
E l objetivo de la presente Sesión Plenaria es im­
pulsar el movimiento democrático y poner en tensión
las fuerzas para triunfar en la gran batalla por el es­
tablecimiento de un Gobierno Popular. Colocamos en
nuestra orden del día desplegar, junto a nuestros alia­
dos, un supremo esfuerzo para desarrollar las condicio­
nes a fin de que se materialice esa perspectiva luminosa.
No ocultamos que el país atraviesa por un mo­
mento difícil. Los sectores conservadores agrupados en
el Frente Antidemocrático, que tratan con Julio Du-
rán de mantener la dominación del latifundio y de los
monopolios norteamericanos y criollos, cuentan desde
la partida con la ventaja de un contingente electoral
superior al que está con el movimiento popular, ade­
más del Poder y de cuantiosos recursos económicos.
E xiste el- riesgo de que la Derecha consiga imponerse.

5
E s necesario que cada hombre y cada m ujer de nues­
tro pueblo adquieran plena conciencia de este peligro,
de lo que ello implica y, a la vez, de la posibilidad real
de evitarlo mediante una movilización verdaderamente
masiva, con métodos ágiles y nuevos, que conmueva
al país y rompa los alineamientos tradicionales y anti­
cuados según los cuales muchos aparecen votando con­
tra sus propias conveniencias.

2. L O Q U E S E D E C ID IR A E N E S T A C O N T IE N D A

L a razón de ser de la candidatura presidencial de


Salvador Allende reside en que Chile no puede continuar
viviendo sin la realización de cambios profundos que
desaten el desarrollo de sus fuerzas productivas. E s
tan evidente la necesidad de tales cambios que los pro­
pios sectores reaccionarios, empeñados en evitarlos, se
ven obligados a aparentar que los aceptarían y em­
plean un lenguaje reformista. Hace agua la vieja es­
tructura atrasada que se basa en el latifundio y en la
explotación norteamericana. L a debacle monetaria, con
el escudo cayendo de tumbo en tumbo, subraya que no
se puede seguir así. L a s alzas diarias de precios y de
tarifas, el incremento de la cesantía, el peso agobiador
de impuestos que abruman a los trabajadores y a las
capas medias, las mil penurias del pueblo alcanzan ca­
racteres intolerables.
Si no se realizan cambios profundos, nuestro pue­
blo continuará condenado al hambre. E l salario míni­
mo obrero de $ 1.624 sólo alcanza para una de las tan­
tas cosas que requiere una fam ilia, o carne por ejemplo,
o el arriendo, pero en ningún caso para satisfacer ni
muy lejanamente las necesidades más esenciales en vi­
vienda, alimentación y vestuario. Por otra parte, la
cesantía adquiere los caracteres de un flagelo, más
odioso aún que en otras partes en un país como Chile,
en que está casi todo por hacer y en que necesitamos
de todo. Artificiosas estadísticas malintencionadas a
base de muéstreos son utilizadas para ocultar la m ag­

6
nitud de este problema. L a población aumentó desde
1953 a 1961 en un millón y medio de habitantes, el nú­
mero de obreros ocupados en 1961, último año sobre
el cual se han publicado cifras oficiales, era sólo el
80,4% de 1953 en la industria extractiva y el 97,7% en
la industria manufacturera, o sea que tanto una como
otra ocupan ahora menos obreros que hace diez años.
U na inmensa masa de obreros deambula por las obras
de construcción y cuando más sólo consigue ganar sa­
lario la mitad de las semanas de cada año o aún me­
nos. Otros se ven obligados a emplearse en oficios aje­
nos a aquellos en que tienen calificación profesional,
aceptando cualquier trabajo pésimamente remunerado.
Muchos han debido convertirse en artesanos o en pe­
queños comerciantes sin capitales y sus fam ilias viven
a medio morir saltando. Los campesinos están aún peor
y sobre miles de inquilinos y medieros pende en estos
días la amenaza de ser lanzados a los caminos. Muchos
profesionales vegetan sin más horizonte que el de cargos
burocráticos mal rentados. Los comerciantes y los indus­
triales nacionales son atenaceados por gabelas excesi­
vas, por intereses bancarios exorbitantes y por cuan­
ta arbitrariedad les imponen los monopolios y las gran­
des firm as distribuidoras. Chile entero tiene sobrada
razón para manifestar su descontento.
E n el Mensaje del 21 de Mayo, el Presidente Ales-
sandri mostró el cuadro de la satisfacción de las cla­
ses dominantes. Ellos se sienten bien, se consideran
en jau ja. L a candidatura de Julio Durán fue procla­
mada para expresar ese criterio de que las cosas no
podrían estar mejores y la voluntad de mantener los
factores determinantes del atraso, de la crisis econó­
mica y de la hambruna.
E l jefe de Estado dijo en su Mensaje que no ha­
bría de dónde sacar recursos para salir de esta situa­
ción. E n la reunión realizada en Río Maipo, dirigentes
de todos los sectores partidistas e independientes que
han adherido a la Candidatura Presidencial del Pueblo,
ya le habían contestado anticipadamente el sábado an­

7
terior, al reiterar: “ L a candidatura del doctor Salvador
Allende proclama enfáticamente la recuperación para
Chile de sus riquezas naturales en poder del imperia­
lismo extranjero como único camino para solventar las
agudas necesidades nacionales y preservar la soberanía
y dignidad del país” .
A fin de fomentar nuestro progreso, hay que in­
vertir en Chile los recursos nacionales de que se apro­
pian los monopolios norteamericanos y que están yen­
do, paradojalmente, a capitalizar Estados Unidos, gran
potencia imperialista. L a candidatura de Julio Durán
se orienta a que continúe esa sangría, equivalente más
o menos a los 500 millones de dólares que, según los
técnicos, se necesitan anualmente en form a extraordi­
naria a fin de invertirlos en la modernización de nues­
tra industria. E n efecto, los valores no retornados as­
cienden a algo así como cien millones de dólares, otros
cien millones de dólares son dedicados al servicio de
la deuda pública contratada en condiciones lesivas pa­
ra Chile y el deterioro de los términos del intercambio,
o sea el alza de los precios de las mercaderías impor­
tadas y la baja de las que exportamos nos hace perder
trescientos millones más. Si queremos que el país no
sea asfixiado, hay que nacionalizar el cobre y las de­
más minas y los servicios públicos en manos norte­
americanas, recontratar en condiciones más favorables
la deuda pública e independizar el comercio exterior
aprovechando las ventajas de las operaciones con los
países socialistas que, de hecho, cambiarían las moda­
lidades de las propias relaciones con Estados Unidos
y demás metrópolis imperialistas, al obligarlos a tratar
con Chile sobre nuevas bases, más favorables. A sí han
procedido las naciones de A sia y de A frica que se es­
tán trazando un camino independiente y en cada país
de Am érica Latina se expresa el mismo anhelo. A sí
procederá en Chile el Gobierno Popular y la candida­
tura de Salvador Allende es la única que se propone
hacerlo.
O tra necesidad impostergable es conseguir que la

8
agricultura alimente a nuestra población y proporcio­
ne las materias primas que requiere la industria na­
cional. E n estos momentos, se dedican ciento veinte
millones de dólares, que debiéramos ahorrar, a la ad­
quisición en el extranjero de alimentos y otros produc­
tos agropecuarios. A pesar de ello, en la dieta media
del chileno considerada mínima por los médicos, o sea
en relación a lo indispensable para que los ocho mi­
llones de chilenos se mantengan sanos, hay un déficit
anual de 536 millones de litros de leche, 120 millones
de huevos, 30 millones de kilos de leguminosas, 506
millones de kilos de papas, 200 millones de kilos de
hortalizas, 131 millones de kilos de frutas y 160 millo­
nes de kilos de pescados y mariscos. E ste déficit no
se saldará mientras forme parte del Gobierno de la
República la casta de los terratenientes, reagrupada
alrededor de Julio Durán. E l latifundio es incompati­
ble con los intereses vitales de todas las fuerzas sanas
de nuestra nación. Mantiene, como hemos señalado, a
los campesinos en condiciones infrahumanas de explo­
tación, con salarios en dinero de trescientos pesos, ro­
bándoles las asignaciones fam iliares y las imposiciones
al Servicio de Seguro Social e impidiendo a los niños
asistir a la escuela. B ajo el imperio de esa oligarquía,
se erosionan los suelos y en los últimos quince años
disminuyó la disponibilidad de artículos agropecuarios
por habitante, porque su producción ha crecido a un
promedio anual de 1,8% y la población a un promedio
de 2,2% . E ste problema es más agudo en relación a
la ganadería, cuyo promedio de aumento anual sólo al­
canza al 0,74%. Por ejemplo, en 1936 había en Chile
por cada mil habitantes 570 cabezas de ganado bovino
y ya en 1955, fecha del último censo agropecuario, ha­
bían bajado a 420 cabezas.
E l Frente Antidemocrático quiere postergar la so­
lución de este problema angustioso de los 34 años que, en
el mejor de los casos, demoraría en parcelar las tierras
del latifundio la “ reforma agraria” puesta en práctica
por la combinación de Gobierno y que, en vez de eso,

9
se preocupa preferentemente de asegurarles un magní­
fico negocio, premiándolos, a los terratenientes que
mantienen sus tierras abandonadas o en pésimas con­
diciones. Pero, para que Chile deje de ser un país ham ­
breado, debe hacerse una verdadera Reform a A graria.
De acuerdo a estudios autorizados, entregando la tie­
rra a los campesinos y ayudándoles a desarrollar una
producción moderna, nuestra agricultura puede alimen­
tar a una población de treinta millones de habitantes.
A pesar de su desbordante optimismo, el Mensaje Pre­
sidencial volvió este año a verificar con amargura el
estancamiento de la producción agropecuaria y su dis­
minución en rubros importantísimos, por ejemplo, la
caída del trigo en el 4,6% y de las papas en el 10%
respecto de la cosecha anterior. Tal como en lo refe­
rente a la nacionalización de nuestras riquezas funda­
mentales, en cuanto a una efectiva Reform a A graria
la candidatura de Salvador Allende es la única que
aborda el asunto en form a moderna, clara y decidida.
Y no se trata sólo de eso. Los potentados finan­
cieros, los .clanes de la oligarquía bancaria, que saquean
a Chile completando la obra de las empresas norte­
americanas y de los terratenientes, se jugaron enteros
en los partidos Conservador y Liberal en favor de J u ­
lio Durán. E n ambas colectividades comandan el dura-
nismo dos hermanos Bulnes Sanfuentes, magnates de
los seguros, y los acompañan personeros de los otros
clanes. E s una capa social insensible respecto de las
necesidades del pueblo, exageradamente austera en
cuanto a la satisfacción por los organismos estatales
de sus funciones sociales y derrochadora de las rentas
excesivas que se guardan para sí. E l parasitismo ha
llegado al colmo de que la inversión privada con recur­
sos propios sólo alcanzó en 1962 a trescientos millones
de escudos, siendo la renta de los empresarios y pa­
trones de cerca de dos mil seiscientos millones de es­
cudos. Los que colocaron sus capitales en bonos dóla­
res, retirándolos de la producción, no pagan impues­
tos, reciben del Fisco intereses anuales de 7 y medio

10
millones de escudos, ganan por el arriendo de esos pa­
peles como depósitos de internación otros 75 millones
de escudos anuales y, con la desvalorización moneta­
ria, han sido favorecidos con un sobreprecio de 97 mi­
llones de escudos. E l Fisco se hizo cargo de las deudas
en el exterior de otra cáfila de estos privilegiados, re­
galándoles 46 millones de escudos que debían pagar
ellos. Como en la práctica, hubieran requerido adquirir
dólares al cambio de corredores, el regalo es aún su­
perior y se le puede calcular en 177 millones de es­
cudos. Los Bancos han confesado que sus utilidades
aumentaron de 4 millones de escudos en 1958 a 9 mi­
llones de escudos en 1962. Por otra parte, un estudio
reciente del Instituto de Economía de la Universidad
de Chile calcula en cincuenta millones de dólares al
año la fu ga antipatriótica de capitales de los potenta­
dos de los clanes financieros hacia Canadá, Suiza y
Estados Unidos. ¡Cómo no van a estar dispuestos a
todo para mantener esta orgía escandalosa! ¡E se es,
en el fondo, el programa de la candidatura Durán, de
que tanto hablan los jefes liberales, conservadores y
radicales!
Chile no puede continuar permitiendo que esta
gente dilapide así sus riquezas. E s falso que no haya
recursos para aumentar la producción y ni siquiera pa­
ra escuelas, hospitales y agua potable, ni para pagar
reajustes a los funcionarios civiles y uniformados, a
los maestros, a los ferroviarios, a los trabajadores de
la Salud, a los obreros y empleados municipales. R e­
cursos sobran; pero se necesita rescatarlos a fin de
que sirvan a la sociedad. Sólo la candidatura de Sal­
vador Allende ha indicado las medidas concretas con­
ducentes a obtenerlos, entre ellas, la nacionalización
de las actividades bancarias, de los seguros y del co­
mercio exterior.
L a fusión del poder político y del poder económi­
co en manos de la oligarquía de plutócratas apuntala
al latifundio, es cómplice de la explotación de Chile por
el imperialismo norteamericano y trata de imponer

11
ahora, con la candidatura de Ju lio Duran, un rumbo
cerradamente antinacional. Y a en los priineros dos años
del actual Gobierno de la Derecha la participación de
los obreros en la renta nacional bajó, de 15,5% calcu­
lado por la Corporación de Fomento para 1958, al 15%
en 1960 y la de los empleados del 18% en 1958 al
17,1% en 1960. Desde entonces, la Moneda prohibió
que se continuara efectuando ese cálculo; pero, es in­
dudable que sigue disminuyendo la participación de los
trabajadores en la renta nacional. Los obreros y em­
pleados de los sectores público y privado, o sea toda
la gente que produce la riqueza de Chile y además la
que trabaja en actividades improductivas y hasta los
sueldos de los gerentes y de los funcionarios mejor
rentados, apenas perciben en total una tercera parte
de la renta nacional, quedando los otros dos tercios
de la renta nacional para los empresarios, los capita­
listas, los terratenientes y los absolutamente ociosos.
A su vez, de esos dos tercios, muy poco es lo que co­
rresponde a la amplia categoría de los 4 mil 863 pro­
pietarios de pequeñas industrias, los 1.931 propietarios
de industrias medianas, los innumerables comerciantes,
los profesionales y los artesanos, actualmente esquil­
mados y que serán protegidos por el Gobierno Popu­
lar presidido por Salvador Allende. E n estos momen­
tos se apoderan de la máyor tajada, de más del 50%
de la renta nacional, los monopolios norteamericanos,
los terratenientes y las treinta fam ilias que dominan
en los Bancos, en las Compañías de Seguros, en las
70 sociedades anónimas de la cima del poder finan­
ciero y, naturalmente, en’ la directiva de su candidatu­
ra presidencial, la del senador Durán.
Se prometió al país por conservadores, liberales y
radicales estabilizar el poder adquisitivo y la cotiza­
ción internacional del signo monetario. P ara acreditar
esa ilusión, inventaron el escudo. Con tal señuelo, im­
pusieron la congelación de los sueldos y salarios, ha­
ciéndoles perder una parte de su poder de compra.
¿Q ué ha sucedido? L a cotización promedio era en 1958

12
de 803 pesos por dólar y hoy esa cotización oscila entre
1.815 del cambio oficial y sobre 3.000 del cambio de
corredores. Con mil pesos en 1958 se podía comprar
en pan ocho kilos y ahora cuatro, en leche catorce
litros y ahora siete, en porotos nueve kilos y ahora
uno, en aceite dos litros y ahora uno, en azúcar seis
kilos y ahora menos de dos, en arroz siete kilos y
ahora también menos de dos, en carne de cazuela dos
kilos y ahora apenas uno. ¿Quiénes le roban a cada
dueña de casa la diferencia de cuatro kilos de pan,
siete litros de leche, ocho kilos de porotos, un litro de
aceite, cuatro kilos de azúcar, cinco kilos de arroz o
un kilo de carne de cazuela por cada mil pesos? Los
mismos que están tras la candidatura de Julio Duran
con el interés de seguir esquilmando así a nuestro pue­
blo. Mientras ellos gobiernen, la economía seguirá en­
ferm a y continuará habiendo, por lo tanto, inflación
monetaria, alzas y especulación desenfrenada.
E ste régimen golpea a todas las clases y capas
sociales, con excepción de las oligarquías de la tierra
y de las finanzas y de los agentes del imperialismo nor­
teamericano. H a y que ponerle término. L a gran tarea
nacional de todos los hombres y mujeres progresistas
es fo rjar un gobierno dedicado a construir la grandeza
de Chile. P ara cumplir esta tarea, debemos poner en
tensión las inmensas fuerzas de las masas. E n diciem­
bre de 1906, comentando la actitud de los partidos bur­
gueses y del partido obrero ante unas elecciones par­
lamentarias en la vieja Rusia, decía Lenin: “ E l partido
obrero cifra todas sus esperanzas en las masas; pero,
no en unas masas atemorizadas, que se someten pa­
sivamente y toleran con resignación el yugo, sino en
unas masas conscientes, que exijan y luchen” . Pablo
Neruda ha escrito: “ Mi pueblo es movimiento. Mi P a ­
tria es un camino” . Sí, lo que se requiere es que el
pueblo avance impetuosamente haciendo Patria.

13
3. L A S CU A T R O C A N D ID A T U R A S

Nuestro movimiento, el Frente de Acción Popular


y la candidatura presidencial de Salvador Allende, co­
rresponden a las necesidades nacionales de esta hora
de Chile. Sobre su base se plantea la coalición de la
clase obrera, los campesinos, las masas populares y
capas medias urbanas y rurales y de la burguesía na­
cional. Y a ahora, al comienzo de la campaña por la
Presidencia de la República, se sienten interpretados
por este bloque progresista los elementos más conscien­
tes del proletariado, grandes masas de trabajadores
manuales e intelectuales, amplias fuerzas del campo,
esclarecidos personeros de la cultura, escritores, pro­
fesionales y maestros, un vasto sector de las Fuerzas
Arm adas en retiro y numerosos empresarios con un
criterio moderno -y nacional. Su programa auténtica­
mente democrático golpea con precisión en el clavo,
aborda los problemas actuales más candentes presen­
tando soluciones antiimperialistas y antioligárquicas
que han madurado en la sociedad chilena.
Las elecciones generales municipales del 7 de abril
eran esperadas con interés para saber si en ellas au­
mentaría o disminuiría la ventaja que el Frente A n ti­
democrático tenía respecto del Frente de Acción Po­
pular. L a combinación de gobierno conservadora-liberal-
radical había ganado las elecciones parlamentarias de
1961, superando a la oposición por más de cien mil
votos. Respecto de todo el electorado, su porcentaje
era el 53,5%. Tenía más de la mayoría absoluta. A ho­
ra fue derrotada por la oposición por 96 mil votos y
sólo consiguió el 46%. Como el Frente de Acción Po­
pular mantuvo el 30%, se acercó a su antagonista fun­
damental. L a diferencia era en 1961 la que correspon­
día a los índices 53,5 para el Frente Antidemocrático
y 30 para el F R A P , o sea de 23,5 puntos. Se ha re­
ducido a 16 puntos.
E n el seno del Frente Antidemocrático, las fuerzas
más retardatarias, los enemigos más contumaces de

14
los planteamientos del F R A P , que son los partidos
Conservador y Liberal, retrocedieron significativamen­
te. E n la elección parlamentaria de 1961 representaban
en conjunto el 30,3 del electorado, o sea más que el
Frente de Acción Popular, y en esta oportunidad úni­
camente consiguieron el 27,3%.
E n general, los resultados del 7 de abril subrayan
que el país repudia a la Derecha y quiere cambios.
Nuestro Partido, contra el cual se concentró el
fuego graneado de la propaganda reaccionaria, creció
en las elecciones municipales, de 157 mil votos de la
campaña parlamentaria, a 258 mil votos, aumentando
así su contingente electoral en el 64%. Teníamos 84
regidores y ahora elegimos 116. Sólo cuatro Munici­
palidades contaban con Alcaldes comunistas. Como
consecuencia de la victoria del 7 de abril, son comu­
nistas los nuevos Alcaldes de once Municipalidades:
Tocopilla, Chañaral, L a Higuera, Combarbalá, Nogales,
L a G ranja, Navidad, Coronel, Lota, Curanilahue y Chi­
le Chico. E n 1961 llegamos al 11,7% del total del elec­
torado y esta vez subimos al 12,8%. También aumen­
taron sus efectivos nuestros aliados del Partido Socia­
lista y del Partido Democrático Nacional. E l Frente
de Acción Popular registró 587 mil votos. Casi uno de
cada tres ciudadanos sufragó por el F R A P . L a suma
de los regidores de los partidos Socialista, Democráti­
co Nacional, Vanguardia Nacional y Comunista alcan­
za a 336.
Diversos factores hacen más desfavorables para
los partidos populares las elecciones municipales. Ello
ha ocurrido generalmente. Sin ir más lejos, antes de
la elección presidencial pasada, de 1958, hubo en 1956
una elección municipal y el Frente de Acción Popular
sólo consiguió en ella 128 mil votos, los que crecieron
en 278% para la elección presidencial, convirtiéndose
en los 356 mil votos emitidos por Salvador Allende. Si
ahora reeditásemos esa hazaña, con el nuevo punto
de partida de 587 mil votos, el 278% sería un millón
seiscientos mil votos.
De los cuatro frentes que se delinean, el de la
15
Izquierda es el más sólido, el que cuenta con la segu­
ridad de que ninguna defección podría paralizar su
poder de expansión. Concretamente, además, tiene m a­
yores reservas que los otros, ya que representa los
intereses y los anhelos profundos de la inmensa m a­
yoría nacional. L a candidatura de Salvador Allende
es la única que señala una salida patriótica a la si­
tuación sobre la base de solucionar los problemas del
país sin timideces ni paños tibios. E s la candidatura
que se ha pronunciado con claridad contra los adver­
sarios del progreso, que no tiene ninguna especie de
compromiso con el imperialismo norteamericano, con
los terratenientes o con la oligarquía financiera. Por
eso, tanto el imperialismo como el latifundio y la alta
Banca la odian y la combaten sin tregua. Esto lo ob­
serva el pueblo. Y en ello reside, precisamente, su si­
tuación de candidatura con posibilidades, si desarrolla­
mos un trabajo tenaz, de alcanzar la victoria, despla­
zando del Poder a las fuerzas conservadoras y reac­
cionarias.
¿Qué ocurre con los otros frentes de la campaña
presidencial ?
E l difícil parto de la candidatura del Frente A n ­
tidemocrático produjo heridas incurables y dio a luz
una criatura cuya salud es sólo aparente. Nadie puede
negar que el senador Durán tiene enemigos mortales
y levanta poderosas y fundadas resistencias en los tres
partidos que lo proclaman. Ello se debe a las contra­
dicciones profundas en pleno desarrollo en esas colec­
tividades. Por una parte, hay antagonismos evidentes
entre unas y otras capas de las clases dominantes y,
ante la agudización de los problemas económicos y so­
ciales, cada una de ellas trata de salvarse sin impor­
tarle los intereses ajenos. Además, el asunto funda­
mental deriva de que los partidos Radical, Liberal y
hasta el Conservador no sólo cuentan con los votos de
los terratenientes, agentes del imperialismo y m agna­
tes de los monopolios, sino también con los de empre­
sarios y capitalistas medianos y modestos, agriculto­
res, profesionales, pequeñaburguesía y masas de tra­
16
bajadores, especialmente empleados. A toda esa gente
le afecta la ruinosa política impuesta por las empresas
norteamericanas y las oligarquías criollas. E l descon­
tento cunde en el país y llega, consciente o inconscien­
temente, a reflejarse en los partidos Radical, Liberal
y Conservador en muy diversas form as, atentando con­
tra su cohesión en esta campaña presidencial. Se trata
de factores que tenderán a acentuarse durante el desa­
rrollo de la contienda.
E n la propia Derecha ha surgido ya, también, otra
candidatura, la de Jorge P rat. E ste ex ministro res­
tableció el impuesto de compraventas introducido en
nuestra legislación por Gustavo Ross, cuyo rendimien­
to ---que el año pasado fue de 187 millones de escu­
dos— pesa sobre el pueblo reemplazando lo que debie­
ran tributar los poderosos. E n su discurso de Temuco
propuso sólo ideas generales, frases que no logran elu­
dir la responsabilidad de los sectores reaccionarios en
la pésima situación que soporta el país y, por último,
la idea de “ dos o tres años” de “ trabajo, sudor y des­
velos” que incluirían la suspensión hasta del derecho
de huelga.
L a oficialización de la candidatura de Julio Duran
plantea un dilema dramático a sus correligionarios. E n
el curso de la reciente campaña municipal, numerosos
radicales — a pesar de que estaban trabajando disci­
plinadamente por sus candidatos a regidores— asis­
tieron en diversas provincias a los actos en que habló
Salvador Allende y pudo observarse que acogían con
afecto al personero del F R A P y aplaudían sus plan­
teamientos programáticos. P ara el denominado “ pue­
blo radical” — industriales, agricultores, comerciantes,
profesionales, artesanos, maestros, empleados u obre­
ros que alguna vez se inscribieron en una asamblea—
¿qué perspectiva presenta servir de escudero del P ar­
tido Conservador y de la oligarquía terrateniente pre­
cisamente cuando ese partido, su adversario tradicio­
nal, y esa clase, a la que son ajenos, llegan a su de­
finitiva decadencia y es inminente que desaparezcan

17
del escenario? Sergio Diez, vicepresidente conservador,
lo dijo brutal y agresivamente al proclamar a Duran:
“ E l Partido Conservador debe tener generosidad para
andar junto con aquéllos que han abandonado su línea
para caminar con los conservadores” . A gregó que no
es el Partido Conservador el que arría banderas doc­
trinarias. F a lta saber si el pueblo radical arriará las
suyas con la facilidad con que lo hacen sus dirigentes.
E n las elecciones parlamentarias de 1937 la Dere­
cha consiguió una ventaja, sobre el Frente Popular de
entonces, similar a la conseguida ahora por el Frente
Antidemocrático respecto al F R A P en las elecciones
municipales de abril. Igual que Julio Durán, partió
Gustavo Ross con un contingente electoral superior,
por lo cual cantaba victoria anticipadamente. Sin em­
bargo, en el desarrollo de la campaña de 1938, fue pe­
sando el antagonismo entre los intereses defendidos
por la candidatura de Derecha y los intereses de los
fclementos modestos que figuraban entre los electores
de los conservadores y liberales. Están dadas las con­
diciones para que se repita ese fenómeno, aún en ma­
yor extensión.
A l día siguiente del 7 de abril, muchos jerarcas
del Frente Antidemocrático amanecieron desalentados.
Su vocero más conspicuo, •E l Mercurio, que, como en el
caso del diablo, más sabe por viejo que por diablo,
preconizó replegarse a las trincheras demócratacristia-
nas. Si bien ese partido declaró que no aceptaba servir
de salvavida a la Derecha, su obcecación en aislarse
de los partidos populares dio aliento e hizo crecer es­
peranzas al Frente Antidemocrático de aprovechar la
división de las fuerzas opositoras.
Se pueden observar en la Democracia Cristiana
elementos que están objetivamente acá, en el bando
de la lucha por los cambios indispensables, y otros ele­
mentos que más bien se ubican allá, en el bando opues­
to a la realización efectiva de esos cambios. H a y quie­
nes apoyan a la Democracia Cristiana porque aprecian
y valorizan su disposición a servir al pueblo y quienes,
en cambio, ven en ella un posible dique contra el mo­
18
vimiento popular. Momentáneamente, ha aprovechado
el 7 de abril los votos de éstos y de aquéllos; pero, en
la contienda presidencial es diferente, se requieren de­
finiciones y el senador Eduardo Frei parece un can­
didato que cree posible llegar a la Moneda como jine­
te montado a la vez en un caballo que trota hacia ade­
lante y en una muía empeñada en retroceder.
Constituyen un factor de perturbación los resabios
de anticomunismo que aparecen en ciertas actitudes de
la Democracia Cristiana, como eco en su seno de las
campañas rabiosas de organismos descalificados del
tipo del denominado Congreso por la Libertad de la
Cultura. Demócratacristianos y comunistas tenemos fi­
losofías diversas, pensamos distinto sobre muchos asun­
tos; pero los sectores populares que apoyan a la De­
mocracia Cristiana no pueden entender que ella se res­
te a una colaboración para resolver problemas concre­
tos de esta etapa histórica de Chle, siendo que levanta
en las campañas electorales la plataform a de. cambios
similares a los que estamos impulsando y realizará el
Gobierno de Salvador Allende.
E n algunos círculos universitarios y profesionales
influidos por la Democracia Cristiana se habla de que
en Chile podrían desarrollarse dos revoluciones de tipo
diferente: la que surge del movimiento popular y otra,
antagónica, a la que se ha dado en llamar revolución
personalista o revolución personalizadora. E n el terre­
no filosófico, esta última no reivindica ningún valor
nuevo, mientras que — como lo definiera M arx— el
ideal del comunismo, que lleva adelante la lucha ideo­
lógica contra las tendencias vinculadas a la intoleran­
cia medieval, es el “ retom o completo, consciente, cum­
plido en el marco de toda la riqueza del desarrollo pa­
sado, del hombre para sí, en tanto que hombre social,
es decir en tanto que hombre humano” . E n el terreno
programático, ¿cómo puede invocarse la “ revolución”
para promover sólo cambios superficiales en el marco
de la Alianza para el Progreso de míster Kennedy? E n
el terreno de la práctica política, se plantea en nuestro
país una sola revolución muy concreta y quienes se
19
separan de ella con pretextos rebuscados caen de he­
cho en la situación prevista por Ju an Pablo Terra en
la propia revista Mensaje, editada en Santiago por los
jesuítas, al escribir: “ ¡Por eso el ansia ardiente de la
justicia temporal, valorada en sí misma, es absoluta­
mente» insubstituible! Ninguna lucidez táctica y ningu­
na formación teórica podrán evitar que, en concreto,
la flojedad de este deseo convierta en reaccionarios y
en conservadores a quienes en abstracto no quisieron
serlo. Y que el pueblo lo perciba y lo sienta” .
H ay , al respecto, numerosos ejemplos. E l antico­
munismo condujo a la Democracia Cristiana francesa
al terrorismo fascista y su caudillo Bidault se convir­
tió en capitán de los asesinos de la O A S . E n Cuba se
transformó por igual motivo en una agencia desnacio­
nalizada de espionaje yanqui. E n Alem ania occidental
se ha comprometido con la herencia del nazismo. A ho­
ra se comenta en todos los tonos lo ocurrido en Italia,
que entrega una lección no sólo a la Democracia Cris­
tiana sino al conjunto de las fuerzas de Centro. Du­
rante un tiempo, al compás del anticomunismo, la De­
mocracia Cristiana italiana siguió una línea como la
del Partido Radical chileno en la actualidad, formando
coalición con la Derecha para detener al movimiento po­
pular. Pronto debió reaccionar, por instinto de conserva­
ción, ante la merma de sus contingentes por el despresti­
gio de sus aliados y la esterilidad de su política. Enton­
ces, ideó una orientación intermedia, denominada de
“ Centro-Izquierda” , que consistía en buscar aliados ha­
cia la Izquierda con la condición de excluir de las res­
ponsabilidades de Gobierno al Partido Comunista, cre­
yendo asi aislarlo, impedirle ejercer la influencia que
el pueblo le ha otorgado, por lo cual lo motejaron de
“ Partido inútil” . L o que resultó “ inútil” fue ese tipo
de Gobierno de café con leche, que se limitó a formu­
lar planes y promesas y de hecho resistió la presión
popular que reclama soluciones efectivas y reformas
de estructura. E n las elecciones recientes, la Democra­
cia Cristiana disminuyó sus efectivos y su porcentaje
electoral y, en cambio, el Partido Comunista Italiano
20
aumentó su contingente electoral en otro millón de vo­
tos. L a ciudadanía de la península ha exigido así una
verdadera “ apertura hacia la Izquierda” , un Gobierno
antimonopolista sin exclusión del Partido de la clase
obrera.
Antes del 7 de abril, los dirigentes demócratacris-
tianos creyeron que iban a superar en las urnas al
Frente de Acción Popular y, por eso, propiciaron un
acuerdo para designar en conjunto un candidato pre­
sidencial. Su propaganda empleó consignas similares a
las del F R A P , que les atrajeron una elevada cuota de
votos. Sin embargo, a pesar de su avance en las elec­
ciones municipales, quedaron a 135 mil votos detrás
del Frente de Acción Popular. Parece que cambian de
táctica y esperan, colocándose en una actitud inter­
media, atraer sufragios que favorecían a los conser­
vadores y liberales, partidos ambos en declinación. En
esto pueden tener razón; pero, al mismo tiempo, al
operar en ese campo y al buscar apoyo su candida­
tura por ese lado, se coloca en otro plano, más a la
Derecha. ¿N o creen que, a su vez, una cantidad apre­
ciable de ciudadanos que apoyaron a los demócrata-
cristianos en razón de que se definían hacia la Izquier­
da, no van a comprender ni acompañar ese viraje? E l
fenómeno italiano puede reproducirse aún en mayor
escala aquí donde la Democracia Cristiana es sólo ter­
cera fuerza y objetivamente obstaculiza a la segunda
fuerza, el Frente de Acción Popular, en vez de ayu­
darle a desplazar a la primera, la del Frente Antide­
mocrático, que personifica lo malo y negativo.

4. M ARCHAR CON L A EPOCA

Afrontando tareas históricas similares, cada país


hace las revoluciones y avanza en su desarrollo social
con su propio estilo. Nosotros haremos la revolución
s, la chilena. E l gran problema de la hora actual es
conseguir el curso consecuente de este proceso, de ma­
nera que no sean defraudadas las esperanzas del pue­
blo. Dos asuntos se dilucidan simultáneamente. Uno de
21
ellos, asegurar la derrota de Julio Duran y de su Fren­
te Antidemocrático. E l otro, obtener que la clase obre­
ra influya determinantemente en el movimiento demo­
crático, a fin de asegurar que se llevan a término las
transformaciones de fondo indispensables para alcan­
zar la solución de los problemas nacionales. L a can­
didatura de Salvador Allende responde a ambos im­
perativos, expresando la voluntad de la clase obrera
y de muy amplios sectores populares en el orden de
una definición categórica. E sto no implica que sea una
candidatura obrerista. Los intereses del proletariado
coinciden íntegramente con los bien entendidos inte­
reses nacionales. L a candidatura de Salvador Allende
interpreta, a la vez que las conveniencias de los obre­
ros, las de los campesinos, artesanos, intelectuales,
funcionarios civiles y uniformados, comerciantes e in­
dustriales no monopolistas. A todos ellos les favorece­
rá que Chile sea dueño de sus riquezas y se ponga en
trabajo. E n especial, ésta es la causa de los jóvenes
y de las mujeres de nuestra tierra: de los jóvenes que
ansian educación, recreaciones sanas, posibilidades pa­
ra construir la grandeza del país, y de las mujeres que,
como madres, sienten más íntima y profundamente en
sus corazones la urgencia de que la Patria sea menos
cruel con sus hijos y atienda por sobre todo su bien­
estar.
L a posición del movimiento popular es muy am­
plia, ausente de todo sectarismo, consciente de la res­
ponsabilidad que inviste. Por ejemplo, el país ha sido
testigo del afecto con que se ha recibido la incorpo­
ración a sus filas de A n a Eugenia Ugalde, diputada
portadora de la auténtica ideología radical. Si mañana
un contingente recuperado del radicalismo quisiera con­
tinuar la obra democrática de los M atta y los Gallo,
de Valentín Letelier y Pedro León Ugalde, de Pedro
Aguirre Cerda y Ju an Antonio Ríos, encontraría las
puertas abiertas. Si la Democracia Cristiana se deci­
diese a apoyar la candidatura de Salvador Allende, se­
ría igualmente bienvenida y, naturalmente, se podría
establecer las bases de su participación en un Gobierno
22
Popular en que colaboraría con los partidos integran­
tes del Frente de Acción Popular, con los mismos de­
rechos y deberes, en proporción a las respectivas fuer­
zas y unidos por un programa común de realizaciones
revolucionarias democráticas.
Chile ha de m archar con la época. Nuestro pueblo
siempre se ha caracterizado por su amor a la libertad
y al progreso y por su sensibilidad para asimilar, acá
en este último extremo de la Am érica del Sur, las ten­
dencias nuevas y las ideologías más avanzadas. Ahora
los acontecimientos se desarrollan vertiginosamente en
el mundo y los pueblos toman, de una u otra manera,
a través de todos los continentes, la iniciativa de cam­
bios profundos que van modificando incesantemente la
correlación de fuerzas en favor de la paz, de la demo­
cracia, de la independencia nacional y del socialismo
Recordemos tan sólo la situación de un año atrás y
veremos cuánto ha cambiado. E n el segundo semestre
de 1962 y el primero de 1963 se han registrado acon­
tecimientos diferentes entre sí, incluso hubo días obs­
curos de tormenta; pero, el más significativo fue la
solución de la crisis del Caribe, cuyo curso derivó pre­
cisamente en lo contrario de lo que buscaban los gue-
rreristas frenéticos de Estados Unidos. Se consolida la
situación de Cuba, su Estado socialista gana la batalla
por la coexistencia pacífica y en nuestro propio conti­
nente, en contraste con tantas miserias y dolores, el
cuadro de América Latin a contiene ya para siempre
esta realidad heroica y m agnífica de la Patria de José
Martí y de Fidel Castro, representada por los rostros
decididos de un pueblo dueño de su destino y por las
caritas sonrientes de sus niños que “ nacieron para ser
felices” . H asta en esferas muy distantes — por ejem­
plo, digamos, en las deliberaciones del Concilio Ecum é­
nico en el Vaticano, o en las declaraciones que form u­
lan remarcando un tono independiente presidentes la­
tinoamericanos de países, aún atados a la O E A , como
los Sres. López Mateos, de México y Joao Goulart, de
Brasil— se evidencia que la humanidad va eliminando
viejos errores y prejuicios, que la Historia no detiene
23
su curso. ¿C uál será la situación a fines de 1984, cuan­
do deba asumir en Chile el nuevo Presidente de la R e­
pública? Todo indica que entonces resultaría aún más
anacrónico un Gobierno de la Derecha.
H ay q u e. considerar la campaña presidencial a la
luz de que en nuestra tierra chilena tiene un eco cada
día más profundo y resonante la nueva época que vive
el mundo. Menos que nunca puede pensarse hoy en los
términos de formaciones y pensamientos políticos es­
tratificados, porque se están desmoronando ante nues­
tra vista grandes dogmas, los vientos populares se in­
troducen en todas partes y limpian de telarañas hasta
obscuros desvanes. L a humanidad avanza en el domi­
nio de la naturaleza, se expande una revolución indus­
trial inmensamente más potente que las anteriores, la
ciencia se transform a en una fuerza productiva direc­
ta, la automatización y la cibernética favorecen en es­
cala prodigiosa el progreso social y, en estas circuns­
tancias, resalta la necesidad imperiosa de eliminar los
restos de colonialismo y de relaciones precapitalistas,
sienten todos los pueblos el irresistible afán de incor­
porarse con su propia personalidad a esta época y se
destaca la superioridad del sistema socialista.
E l socialismo abarca ya un 26% de la tierra, vi­
ven bajo ese régimen con una perspectiva espléndida e
inspiradora el 35,5% de los seres humanos y su pro­
ducción industrial supera el 37% de la mundial. E l sis­
tema socialista comprende una superficie que es el do­
ble de la superficie conjunta de Estados Unidos, Ingla­
terra, Francia, la República Federal Alemana, Italia y
Japón, o sea las seis potencias capitalistas más im­
portantes.
P ara todo obrero consciente es un motivo de or­
gullo el progreso vertiginoso de los países donde go­
bierna la clase obrera. E sta evidencia una capacidad
muy superior a la de los capitalistas para dirigir la
economía y organizar la vida social. E n la influencia
ascendente del gran Partido Comunista Francés y en
los resultados de las recientes elecciones italianas han
debido pesar hechos tan radiantes como, por ejemplo,
24
el que los países capitalistas de Europa tenían hasta
la segunda guerra mundial una producción industrial
per cápita dos veces y media superior a los países de
ese continente que en la postguerra adoptaron el ca­
mino socialista y éstos ahora ya alcanzaron a los
primeros.
Mientras en Chile, bajo el imperio de los gerentes,
la economía anda por los suelos y cada día se dispone
de menos mercaderías por habitante, en los países so­
cialistas la economía y la cultura crecen impetuosa­
mente. L a Unión Soviética, sólo en los primeros tres
meses del presente año, produjo más acero que en to­
do el año 1948, más abonos minerales que en todo el
año 1949, más petróleo que en todo el año 1952, más
fibras artificiales y sintéticas que en todo el año 1953.
L a emulación pacífica entre el socialismo y el ca­
pitalismo inclina la balanza en favor del primero. L a
Unión Soviética ya ha sobrepasado a los Estados U ni­
dos por el volumen de extracción de mineral de hierro
y de carbón y en la producción de coke, de locomoto­
ras a vapor y eléctricas, de cemento armado, de mate­
riales de aserraderos, de telas de lana, de azúcar, de
mantequilla y de algunas otras mercaderías y ha lle­
gado muy cerca del nivel de producción norteamerica­
no de acero. E n los últimos 5 años, el ascenso de la
producción industrial per cápita llegó en la Unión So­
viética al 48% y en los Estados Unidos al 8% . Por eso,
mientras en 1957 la Unión Soviética tenía el 47% de
la producción industrial de Estados Unidos, en 1962
tuvo el 63% de ella.
E ste es el cuadro general, por lo demás, en la
emulación de dos sistemas, el capitalismo que dificulta
el desarrollo de las fuerzas productivas y el socialismo
en que la personalidad humana se desenvuelve libre y
creadoramente. Desde la segunda guerra mundial, los
países capitalistas elevaron su producción industrial en
el 270%, mientras los actuales países socialistas la
elevaron en el 750%. L a estagnación capitalista y el
progreso socialista pueden apreciarse nítidamente al
comparar el crecimento absoluto medio anual de diver­
25
sos rubros fundamentales de la economía entre 1956 y
1960. E ste crecimiento fue respecto de la fundición de
acero de 5 millones 400 mil toneladas en los países ca­
pitalistas y de 8 millones 700 mil toneladas en los paí­
ses socialistas; del hierro fundido de 3 millones 600
mil toneladas en los países capitalistas y de 8 millones
600 mil toneladas en los países socialistas; del cemen­
to de 2 millones 600 mil toneladas en los países capita­
listas y de 9 millones 300 mil toneladas en los países
socialistas. ¡Cómo no admirar esta superioridad tan
evidente, más notable aún si consideramos que la com­
paración se refiere a los países capitalistas que toda­
vía representan casi las tres cuartas partes del terri­
torio mundial y los países., socialistas que constituyen
la otra cuarta parte en cuanto a extensión geográfica!
Pero son muchas más las proezas aún superiores
del gran campo socialista, cuya influencia en la vida
de toda la humanidad se acrecienta en razón de los
nobles ideales que le inspiran. E n esos países, donde
gobiernan los comunistas, no hay ni un solo cesante,
ni un solo adulto que no encuentre trabajo, no hay ni
un solo niño al que le falte escuela, no hay ni un solo
enfermo que no tenga atención médica, no hay ni un
solo indigente.
L a marcha de la historia condena irremisiblemen­
te al imperialismo, no sólo por la aplicación de las le­
yes objetivas de la sociedad, por la agudización de las
contradicciones en la tercera etapa de la crisis general
del capitalismo y por la incapacidad del sistema de
apropiación individual para aprovechar el caudal com­
pleto de posibilidades técnicas y científicas contempo­
ráneas, sino antes que todo por el crecimento de la
conciencia de los pueblos, por el torrente de los movi­
mientos emancipadores que se levantan al tiempo que
en los países socialistas las hazañas de la producción
son acompañadas de proezas culturales y de la exten­
sión del bienestar y de la felicidad de las masas.
Fidel Castro señaló acertadamente en su discurso
del Estadio Lenin de Moscú: “ L a revolución cubana
demuestra en form a definitiva el principio m arxista-
26
leninista de que, en las condiciones actuales del mun­
do, la correlación de fuerzas no favorece ya al campo
imperialista. E n la historia de las relaciones interna­
cionales, regidas por la moral de las concepciones de
la sociedad de clases, desde los tiempos antiguos im­
peró el principio brutal de la fuerza. Con la aparición
y el desarrollo del campo socialista, la situación ha
cambiado radicalmente. Sin la nueva correlación de
fuerzas existente en el mundo actual, el imperialismo
yanqui no habría vacilado en ahogar a la revolución
cubana y no estaríamos ahora construyendo el socia­
lismo en nuestro país, sino combatiendo en las monta­
ñas, en los campos y en la clandestinidad contra la
ocupación extranjera” .
E l imperialismo teme, en estos momentos, que la
gente sencilla de Am érica Latin a visite Cuba y conoz­
ca los frutos de su revolución. Por eso impone a los
gobiernos sin dignidad normas ilegales que aíslen a
nuestros pueblos de la Isla de la Libertad, que dificul­
ten los viajes a ella, que impidan verificar en el terre­
no la verdad de sus realizaciones.
E n cuatro años, Cuba afrontó el bloqueo yanqui
y, en vez de retroceder, elevó su producción industrial
en el 39,3%. Alfabetizó a todos los que no sabían leer,
de ellos en sólo 1961 a 707 mil. Aumentó las escuelas
primarias 56%, secundarias 77% y técnicas 109%; el
número de cursos primarios 114% y de cursos técnicos
227%; los maestros primarios 168%, los maestros se­
cundarios 265% y los maestros técnicos 117%; la m a­
trícula en las escuelas primarias 100%, en las secun­
darias 231% y en las técnicas 224%; los graduados de
escuela primaria 300%, de escuela secundaria 114% y
de escuela técnica 382%. E n estos cuatro años, los
hospitales en Cuba se elevaron de 87 a 144 y las camas
de hospital de 10 mil 800 a 29 mil 200, siendo una de
las consecuencias la disminución de los partos prema­
turos del 10% a 17% y de la mortalidad por partos pre­
maturos del 70% al 25%. A sí, todos los índices de
educación, de salud y de bienestar de la población acre­
ditan que la revolución beneficia a los niños, a las m a­
27
dres, a las fam ilias del pueblo. De lo que se trata, en
resumen, es que las riquezas de Cuba y toda su pro­
ducción ya no van a parar a manos de los yanquis y
de unos cuantos parásitos, sino que están a disposi­
ción de los cubanos.
H a y gente que no puede adaptar su vista a estas
nuevas dimensiones, siente vértigos, se desorienta an­
te la realidad actual y se pregunta extrañada si es
realista y por lo tanto correcto que el movimento po­
pular de Chile plantee la nacionalización de nuestras
riquezas, una efectiva reforma agraria, industrializar
aceleradamente el país y un desarrollo democrático
auténtico, todo lo cual les parece peligroso y arries­
gado. Sin embargo, es lo que corresponde a una situa­
ción en que el mundo cuenta con fuerzas suficientes
para impedir que se exporte la contrarrevolución, en
que los pueblos son más poderosos que los imperialis­
tas y en que nuestro pueblo chileno, con tantas tradi­
ciones gloriosas, no se resignará a permanecer en el
atraso y sabrá abrirse paso.
E l primer problema que debe resolver el movi­
miento democrático es que la ultraderecha no alcance
de una u otra manera sus objetivos antipatrióticos.
Sabemos que es posible impedírselo, requiriendo sí que
no perdamos un minuto. H a y que realizar una acción
incansable de esclarecimiento, de divulgación de lo que
se propone la Derecha y lo que hará, en cambio, el
gobierno presidido por Salvador Allende. L a reacción
movilizará una máquina de mentiras multimillonaria y
gigantesca; pero será impotente si llegamos con la ver­
dad a todos los chilenos y las chilenas, en un diálogo
directo y franco realizado al calor de la movilización
de las masas por sus reivindicaciones. A la vez, en la
medida en que forjemos un movimiento popular mu­
cho más poderoso que el actual, ganando a la inmensa
mayoría para sus objetivos antiimperialistas y antioli­
gárquicos, estará en condiciones de detener la mano
de los conspiradores y aplastar cualquier intento
sedicioso.

28
5. E L COM UN ISM O Y L A L IB E R T A D

E l enemigo, cuando se refiere a la candidatura de


Salvador Allende, la denomina m arxista. Sabemos que
se trata de una candidatura apoyada por m arxistas,
católicos, masones, protestantes y otros sectores ideo­
lógicos, unidos alrededor de un programa de bien pú­
blico que implica realizar las transformaciones revolu­
cionarias democráticas antiimperialistas y antioligár­
quicas, sin proponerse socializar los medios de produc­
ción. Los que insisten en denominar m arxista a . es­
ta candidatura pretenden capitalizar, con su men­
tira, los prejuicios y las suspicacias del anticomunismo
propalado durante decenios por los hitlerianos, los
m accarthystas y los de su calaña. E l anticomunismo
es el ingrediente principal del fascismo, del racismo,
de la reacción en toda la línea. Los comunistas osten­
tamos con sano orgullo nuestra adhesión al marxismo,
el pensamiento más avanzado. Como dijera en la C á ­
mara de Diputados, nuestro inolvidable camarada R i­
cardo Fonseca cuando se discutía la L e y M aldita: “ E l
marxismo es la concepción científica de la naturaleza,
de la sociedad y de las leyes que regulan sus trans­
formaciones” . Sus principios y su objetivo, el socialis­
mo y el comunismo, tienden al triunfo del espíritu hu­
mano, es el humanismo real y por eso mismo levanta
torrentes de impulsos creadores. E ste ha de ser, tam ­
bién, el fúturo de Chile. E n el presente, resolvemos ta ­
reas previas que han madurado en nuestra sociedad.
Somos el movimiento libertario por excelencia.
Nuestros enemigos cargan con la responsabilidad his­
tórica de todas las masacres, las represiones y las ini­
ciativas liberticidas que han tenido lugar en Chile. E n
cambio, nosotros jam ás nos hemos comprometido en
nada de ello y, por el contrario, hemos sido los lucha­
dores invariables de siempre por ampliar y renovar la
democracia, por cada uno de los derechos del pueblo
y por cada libertad concreta. Somos, por lo demás, los
camaradas de Ju lián Grim au y de otros centenares de
miles de mártires y de héroes antifascistas.
29
L a anarquía, el caos, el libertinaje de los intereses
creados, la tiranía brutal de los bárbaros, la concupis­
cencia de las camarillas militares y navales antipatrió­
ticas, la amenaza constante de la guerra civil son el
cuadro de lo que el imperialismo y los reaccionarios
transandinos han logrado imponer sobre la República
Argentina. ¿Con qué cara la Derecha habla de libertad
cuando sus ídolos son los “ gorilas” y mandones san­
guinarios como Franco, Stroessner, Somoza y Sala-
zar? E n el curso de nuestra campaña contra la Dere­
cha en Chile, junto con exponer positivamente qué es
el movimiento popular, cómo actúa y cuáles son sus
metas, debemos levantar m uy alta la solidaridad de
nuestro pueblo con los pueblos hermanos de A rgenti­
na, del Perú, de Paraguay, de Venezuela, de España,
con todos los demócratas que defienden heroicamente
la libertad en nuestro continente y en el mundo, entre
ellos con el pueblo negro de Estados Unidos víctima de
tantas atrocidades.
L a propaganda reaccionaria especula con una su­
puesta contradicción entre la liberación de la sociedad
y los fueros del individuo. Y a M arx explicó: “ De la
misma manera que la sociedad produce ella misma al
hombre como hombre, ella es producida por él” . E l
Program a del Partido Comunista de la Unión Soviéti­
ca sintetiza los objetivos marxistas-leninistas con las
siguientes palabras: “ E l comunismo cumple la misión
histórica de liberar a todos los hombres de la desigual­
dad social, de todas las form as de opresión y explota­
ción y de los horrores de la guerra, y entroniza en el
mundo la Paz, el Trabajo, la Libertad, la Igualdad, la
Fraternidad y la Felicidad de todos los pueblos” .
Los individuos no pueden desarrollar sus faculta­
des, la personalidad humana no es libre, el pueblo no
dispone de garantías elementales en las condiciones de
sometimiento de la Patria al imperialismo yanqui, que
son a la vez condiciones de atraso y de humillación
constante impuestas por los latifundistas a los campe­
sinos, de inseguridad del obrero y del empleado res­
pecto de la posibilidad real de tener trabajo para ga-
30
nar el sustento de la fam ilia y de dictadura implacable
que ejerce el patrón capitalista en “ su” industria, lle­
gando a despedir a cualquier trabajador cuando así lo
desea. ¿Qué especie de derechos individuales son los
que pueden conciliarse con la amenaza de guerra, con
el despliegue de la brutalidad de la policía que se en­
frenta contra todo movimiento reivindicativo, con el
analfabetismo en gran escala, con la desatención de las
más esenciales necesidades en cuanto a vivienda, sa­
lubridad y educación? E s una burla hablarles de sus
presuntos derechos individuales a los obreros de Y a -
rur humillados por un patrón despótico que viene lan­
zando trabajadores a la cesantía durante meses con
vistas a hacer votar en condiciones de terror una
censura a los dirigentes sindicales honestos. También
constituye un escarnio ostentar tales derechos ante los
campesinos de Arauco o los pobladores de José María
Caro asesinados impunemente por la fuerza pública,
ante los miles de fam ilias sin casa que no consiguen
siquiera guarecerse bajo un techo, ante las fam ilias
encerradas por el Ministerio del Interior en ese antro
horrendo que es el ex Teatro Alm agro o lanzadas en
Macul a un camino en pleno invierno porque trataron
de levantar un modesto ranchito en un terreno
abandonado.
E l más amplio y pleno desarrollo de la personali­
dad humana, el dominio del hombre sobre la naturale­
za, el esplendor de la ciencia, el ejercicio ilimitado de
la libertad, necesitan -como requisito eliminar toda
form a de explotación. Por eso, en cualquier etapa de
la vida de los pueblos, los comunistas somos en nues­
tra época los combatientes más apasionados e intran­
sigentes, dispuestos a la lucha con la mayor abnega­
ción, porque se preserven y extiendan las libertades
públicas. E ste es un aspecto fundamental de nuestro
programa. Exigim os por sobre todo que el propio pue­
blo, liberado, alcance el derecho a construir una vida
mejor, de acuerdo a sus anhelos, a sus intereses y a
sus sentimientos.
Reiteramos lo expresado en la anterior Sesión Ple-
31
naria de nuestro Comité Central. Queremos una de­
mocracia representativa, pero verdaderamente demo­
crática y verdaderamente representativa. Queremos un
Estado de Derecho, en que la L ey rija también y de­
ban acatarla la Anaconda, la Braden, la A nglo L a u ta ­
ro, las compañías de Electricidad y de Teléfonos, el
“ R uca” V ergara, los Bulnes Sanfuentes, los Y aru r.
Queremos que haya orden y legalidad, o sea que cese
la anarquía desquiciadora vinculada a los privilegios
de las oligarquías y de los monopolios y se respete es­
crupulosamente al pueblo. Somos quienes queremos
más cambios y más libertad.
Cada vez que los comunistas hemos contribuido
en Chile a establecer un gobierno o lo hemos apoyado,
nuestra influencia ha favorecido en la práctica la am­
pliación de las libertades para el pueblo. E s lo que
ocurrió con los gobiernos de Pedro Aguirre Cerda, de
Ju an Antonio Ríos y con los primeros meses del go­
bierno de Gabriel González Videla, cuando hubo minis­
tros comunistas. E n cambio, en la misma medida en
que cualquier gobierno ha caído en el anticomunismo
es que ha atentado contra las garantías democráticas.
E l gobierno de Salvador Allende será el más democrá­
tico de los gobiernos que haya habido en Chile, en el
que cada hombre y cada m ujer del pueblo gozarán de
las libertades más efectivas y, eliminando las arbitra­
riedades y los abusos de poder, se resguardará todo
interés legítimo.
L a guerra de nervios es un arma muy empleada
en la política chilena. Si quedase sin respuesta, pudiera
servir a ella, el artículo “ De dos males, el menor” , que
apareció ayer en la columna de Topón de Siete en “ U l­
tima H ora” . Con su acostumbrado tono de broma que
le sirve para hablar en serio, el autor de esos comen­
tarios, nuestro estimado amigo Avelino U rzúa, des­
arrolla dos tesis erróneas. E n primer lugar, presenta
el anticomunismo de la candidatura de Ju lio Durán co­
mo un asunto que sólo interesaría a los comunistas. E l
anticomunismo es una agresión a la clase obrera y a
las libertades de todos los sectores nacionales. Hitler
32
condujo a Alem ania con el anticomunismo a una ca­
tástrofe. Se sabe en lo que terminan indefectiblemente
los anticomunistas y para tenerlo presente basta re­
cordar el fin de Hitler, Mussolini, Trujillo y Somoza.
E l Partido Radical chileno tiene la experiencia de que
los arrestos anticomunistas de González Videla gol­
pearon sobre él, como un boomerang, conduciéndole a
la aplastante derrota política de 1952 y 1953. Todo
esto no es casual. E l anticomunismo zoológico que
aparece en discursos del senador Durán amenaza al
conjunto de las fuerzas democráticas del país. E l se­
gundo error de Avelino Urzúa — en el que vemos, más
que un agravio, un desconocimiento absoluto de la
conducta invariable que nos caracteriza— consiste en
suponer que pudiéramos guiarnos por consideraciones
mezquinas y actuar con deslealtad para nuestros alia­
dos. L a Historia indica que jam ás nos hemos guiado
los comunistas por la idea de salvar el pellejo, sino por
los principios y por los intereses de la clase obrera y
del pueblo. L a línea política de los comunistas se tra­
za con claridad y franqueza de cara a las masas. Cuan­
do González Videla nos propuso submarinear, la res­
puesta que obtuvo fue nuestra decisión de afrontar
con entereza la represión. U na cosa es el realismo y
otra el oportunismo, que repudiamos enérgicamente.
Por lo demás, la mejor respuesta al artículo de “ U lti­
m a H ora” puede encontrarse en el contenido general
del presente Informe.

6. D A R V IG E N C IA A L A D E M O C R A C IA

E l documento elaborado en Río Maipo, al sinteti­


zar el pensamiento unánime de los partidos del Frente
de Acción Popular, de los Independientes de Izquierda
y de los movimientos Baluarte del Pueblo, Frente C í­
vico-Militar, Asociación de Economistas de Izquierda
e Instituto Popular, expresa: “ L a reunión de Río M ai­
po reafirmó que toda la campaña presidencial del pue­
blo se realizará sobre la base de las grandes iniciativas
contempladas en el Program a aprobado en la Asam ­
33
blea Nacional del Pueblo. E stas iniciativas constituyen
una form a efectiva de dar vigencia a la democracia
y, por consiguiente, rechazamos vigorosamente la im ­
putación calumniosa de que seamos una amenaza para
los sentimientos religiosos de los chilenos, para las
garantías individuales de los ciudadanos y para los in­
tereses y derechos legítimos de los que contribuyan al
progreso de la República” .
L a Derecha ha inaugurado la campaña presiden­
cial con un brutal atentado antidemocrático, que la re­
trata de cuerpo entero, mostrando su catadura liber­
ticida, cual es el proyecto de eliminación de la libertad
de prensa. Ese proyecto llega a los colmos de condenar
a varios años de cárcel, con un procedimiento verbal
sumario similar al acostumbrado para cobrar partes
por infracciones a las ordenanzas del tránsito, a los
periodistas y a los ciudadanos a quienes se acuse de
haber escrito o haber dicho algo que pudiera conside­
rarse indirectamente una provocación a cualquier de­
lito no cometido y, en la misma form a, a los que incu­
rran de buena fe en errores informativos o los que di­
vulguen noticias verídicas y que no constituyan inju­
rias, pero afecten de hecho el honor, el crédito, la re­
putación, la buena fam a o la respetabilidad de elemen­
tos descalificados. E n resumen, es un proyecto incons­
titucional de protección y fomento de la infam ia, del
deshonor y de las incorrecciones. Cuando una casta
necesita confesar su impudicia patrocinando un pro­
yecto de esta especie, indica a lo vivo su degradación.
E ste primer paso debe servir de alerta. L a reac­
ción necesita coartar las libertades públicas, teme la
campaña presidencial y no vacila ante ningún exceso,
por grosero que sea. Sólo se podrá detenerla notifi­
cándola que las fuerzas democráticas defenderán la
libertad de prensa y cada una de las garantías consti­
tucionales, no tolerarán leyes ni arbitrariedades liber­
ticidas y se harán respetar con una movilización po­
pular vigorosa.
Denunciamos con indignación, igualmente, la odio­
sa intervención electoral extranjera que ha comenzado
34
a desarrollarse. E l imperialismo yanqui parece tener
poca confianza en la capacidad de los corifeos del
Frente Antidemocrático para enfrentar al movimiento
popular y se ha volcado a actuar directa y desvergon­
zadamente en nuestro país. Nos invaden los llamados
“ voluntarios de la paz” , toda una serie de misioneros
muchas veces cubiertos con disfraces religiosos, y una
profusión de agentes que recorren los campos y los
barrios populares a pretexto de distribuir una supues­
ta “ ayuda” , sobornando y corrompiendo. Entidades
como la O R IT , el Instituto de Educación Popular, el
Instituto de Educación Rural, Cáritas, Invica, Techo
María y otras disponen de ingentes recursos en dóla­
res y realizan una labor proselitista descarada. L a fir­
ma Storandt, de antecedentes hitlerianos, desarrolla
una campaña de propaganda anticomunista de eviden­
te financiamiento foráneo. H abrá que desenmascarar
esta intromisión, investigar y descubrir todos sus hilos
y conductos y exponerlos a la vindicta pública.
U n mecanismo de intervención electoral es, de
hecho, y muy grosera, la pretensión de interferir la
campaña instalando la televisión comercial bajo el im ­
perio del “ R u ca” Vergara. Desde esta tribuna señala­
mos al propio Presidente de la República la responsa­
bilidad que a él le correspondería si se consuma ese
atentado.
Lamentamos tener la evidencia y vernos obliga­
dos, por lo tanto, a referirnos a otro tipo de maniobra,
sutil pero insidiosa, que se está desplegando contra la
candidatura de Salvador Allende. Nos referimos a la
intervención eclesiástica, que constituye un abuso de
parte de algunas autoridades del clero. H acía años que
la Iglesia había declarado que su actitud era de neu­
tralidad política, como lo expresaban el Arzobispo
Crescente Errázuriz y el Cardenal José María Caro.
Desgraciadamente, parece no ser el criterio del Carde­
nal señor Silva Henríquez, presidente mundial de C á­
ritas, organización que suele ejercer la caridad no al
estilo cristiano sino acompañada de actividades non
santas. E s posible que la renuncia de algunos sectores
35
a la defensa consecuente del laicismo haya alentado
una resurrección de cierto clericalismo que se decía su­
perado. Primero se produjo la Pastoral con alusiones
partidistas y una agresión contra los comunistas. D es­
pués, ya se ha hecho proverbial que el jefe de la Igle­
sia chilena pontifique sobre asuntos temporales, lo
cual favorece, en desmedro de su propia respetabili­
dad, una actitud muy singular e incisiva de algunos
párrocos.
L a reacción internacional aprovechaba hasta ayer
los anatemas anticomunistas contenidos en las encícli­
cas papales, que buscaban aislar a los comunistas, pe­
ro que en la práctica sólo consiguieron debilitar la in­
fluencia de los católicos en los movimientos populares.
L a reciente encíclica Pacem in Terris removió esos
obstáculos. Naturalmente, subsisten en ella las distan­
cias ideológicas; más aún, se reafirma la disposición
del Vaticano a defender el sistema de explotación ca­
pitalista en sus fundamentos mismos; pero, se pro­
mueve una colaboración de católicos y no católicos, sin
exclusiones, en favor de la causa más noble y esencial,
cual es la defensa de la paz. D eja abierta, también, la
puerta para esta colaboración por otros objetivos de
alta trascendencia humana, entre los cuales puede y
debe figurar, en nuestro caso, remover los obstáculos
para una vigorosa renovación democrática. Saludamos
los comunistas chilenos con respeto y afecto la memo­
ria del Pontífice de la Paz, Ju an X X I I I . Formulamos
votos por que su sabia prudencia, su comprensión de
las mutaciones que se desarrollan en nuestra época y
su valerosa lucha por la paz inspiren también a la je­
rarquía del clero de nuestro país. Ello sería altamente
conveniente.
E n el X I I Congreso Nacional de nuestro Partido,
el camarada Luis Corvalán declaró: “ Respecto de la
religión debemos decir, una vez más, que el comunis­
mo es, como doctrina científica, ateo, pero al mismo
tiempo profundamente respetuoso de todas las creen­
cias religiosas” y, resumiendo nuestro pensamiento,
agregó: “ Deseamos que el movimiento popular en Chi­
36
le y su futuro gobierno no tenga dificultades con el cle­
ro” . L a unidad, en el seno de las fuerzas populares, de
los católicos con los no católicos puede ser un factor
de la mayor importancia en el desarrollo democrático
nacional. Ello requiere que el clero no intervenga en
política, sino que ejerza su ministerio. Se suele decir,
para ju stificar algunas form as de esa intervención,
que estarían amenazados los intereses de la Iglesia.
E sto no es cierto y, por lo demás, no somos opuestos
a que el Frente de Acción Popular, en el cual también
hay católicos y en gran número, precise aún más su
pénsamiento incluso sobre materias como las propie­
dades de la Iglesia y la educación pública, para de­
mostrar que ningún interés legítimo de su parte se
encuentra amagado desde el lado de la Izquierda.

7. T R A B A JA R C O N L A M A Y O R A M PLIT U D

Hemos dicho que la candidatura de Salvador


Allende es la que cuenta con mayores reservas, la que
dispone de un más amplio campo para crecer, exten­
diendo su influencia muchísimo más allá de los marcos
de sus actuales adherentes. A la vez, hemos señalado
que contra ella se levantan poderosos adversarios con
inmensos recursos. A l movimiento popular le cuesta
mucho más que a sus enemigos desarrollar su propa­
ganda y dar a conocer su pensamiento, porque en
nuestra contra está todo el aparato oficial y el poder
económico, además de los prejuicios, la timidez, la pre­
vención de algunos ante lo nuevo, el sometimiento in­
veterado a los poderosos, la influencia múltiple y pro­
fundamente enraizada de las viejas oligarquías. Para
triunfar, necesitamos trabajar mejor que nunca, con
todo el cuerpo, en form a nueva, empleando métodos
audaces, dinámicos y de masas. No se trata de una
campaña presidencial del tipo antiguo, de aquellas en
que se formaban rutinariamente, según un esquema
conocido, cierto número de comités y en ellos se re­
unían los adherentes ya convencidos para realizar la
propaganda acostumbrada. No. A hora se trata de una
37
campaña diferente y en la que deberemos organizarlos
a todos, a los 587 mil que el 7 de abril votaron por el
Frente de Acción Popular, a otros centenares de mi­
les que no tienen derecho a voto por ser jóvenes o
analfabetos, pero que pueden ayudar mucho en la con­
tienda y, además, a centenares de miles que se inscri­
ben ahora por primera vez en los registros electorales
o que sufragaban por partidos del Centro o de la De­
recha y van a hacerlo esta vez por Salvador Allende.
E s el gran movimiento, que rompe los moldes para
golpear la conciencia de millones y movilizarlos, con
un potente impulso, a fin de obtener en Chile trans­
formaciones de fondo.
E l Frente de Acción Popular, coalición de los par­
tidos de la Izquierda, es una obra m agnífica del pue­
blo chileno. Nuestro Partido basa su política en la
alianza fraternal y amistosa que nos une, en el seno
del F R A P , con los partidos Socialista, Democrático
Nacional, Radical Doctrinario, Vanguardia Nacional y
Alianza de Trabajadores. E n el Comando de la Cam pa­
ña Presidencial del Pueblo participan, junto a los par­
tidos del Frente de Acción Popular, los siguientes sec­
tores que no pertenecen al F R A P : los Independientes
de Izquierda, el Frente Cívico-Militar, Baluarte del
Pueblo, el Instituto Popular y los Economistas de Iz­
quierda. E n los organismos de la campaña tendrán su
puesto centenares de miles de mujeres, jóvenes, obre­
ros, campesinos, artesanos, empleados, maestros, ofi­
ciales y suboficiales en retiro, de las Fuerzas Arm adas
y Carabineros, comerciantes, industriales, técnicos,
profesionales, artistas e intelectuales sin partido. E s ­
tamos convencidos de que este movimiento patriótico
se desarrollará con la mayor amplitud y flexibilidad
orgánica, sin otro límite que el propósito conjunto de
avanzar hacia la liberación nacional y social, hacia la
revolución democrática antioligárquica y antiimperia­
lista. E sto no va a ser fácil, eso sí, porque requiere li­
brar batalla contra toda concepción anticuada, restrin­
gida y sectaria.
E n la víspera de la constitución de las nuevas Mu-
38
nicipalidades, una vez cumplida la campaña que ha
elevado en gran porcentaje la representación edilicia
del Frente de Acción Popular, la reunión del 18 de ma­
yo, en Río Maipo, puso en m archa el movimiento na­
cional destinado a instaurar un gobierno popular. A llí
acordamos entregar autonomía y autoridad a los or­
ganismos dirigentes de la campaña y aprobamos las
líneas generales de un plan de trabajo ambicioso, que
requerirá ser aplicado con imaginación y laboriosidad
en todo el país. Ahora entramos en la etapa de form ar
Comandos Provinciales igualmente representativos, que
no sean la mera suma de las directivas de los partidos
populares, sino organismos capaces de poner en acción
las grandes fuerzas regionales que miran hacia la Iz­
quierda y pueden apoyar la candidatura de Salvador
Allende. Cada uno de esos Comandos Provinciales ha
de expresar, por su propia composición, el carácter de
esta candidatura, muy amplia, sin limitación alguna en
el campo de los chilenos patriotas, pero intransigente
contra los enemigos a los que vamos a derrotar. De la
misma manera habremos de generar Comandos Comu­
nales que no restrinjan, sino que expandan este movi­
miento democrático, a la vez que le impregnen la com­
batividad indispensable para arrinconar a los reaccio­
narios, am arrar las manos a los sediciosos y aventure­
ros al servicio del imperialismo e imponer respeto al
pueblo organizado.
U na de las primeras iniciativas del Comando N a ­
cional de la Candidatura Presidencial del Pueblo ha
consistido en establecer una oficina central de plani­
ficación, cuya sigla Ó C E P L A N está llamada a adqui­
rir notoriedad. ¿D e qué se tra ta ? H a y un Program a de
la candidatura de Salvador Allende, y se requiere ela­
borar, sobre la base de sus enunciados, el Plan de
Gobierno, que determinará en form a concreta cada
medida económica, social, política y administrativa, en
todos los órdenes, indicando las prioridades. De acuer­
do a ese plan de trabajo, todos los chilenos podrán sa­
ber qué es lo que hará el futuro gobierno y qué es lo
que no hará, considerando los recursos disponibles, las
39
reservas nacionales y la gran capacidad de un pueblo
que se sentirá partícipe directo de la dirección del E s ­
tado. A sí, no habrá cabida para el engaño ni para los
equívocos.
A hora bien, ¿quién debe redactar el Plan de Go­
bierno? Se ha estimado que debe hacerlo el propio
pueblo, los interesados, los que conocen en el terreno
la realidad chilena, los obreros, empleados e ingenie­
ros respecto de su industria respectiva y los vecinos de
cada población en cuanto se refiera a ella. Los comer­
ciantes y las dueñas de casa son los llamados a opinar
de los problemas de abastecimiento. Los maestros y los
estudiantes, más los padres, han de proponer las ta­
reas a cumplir en el terreno educacional. Y otro tanto
se pedirá que hagan los trabajadores de todas las ac­
tividades. Se trata de una hermosa, atractiva, pero sa­
crificada tarea: solicitar en cuanto sitio hay en el país
las opiniones y las sugerencias para nuestro Plan de
Gobierno. N o sólo se quiere que opinen los partidarios
de la candidatura de Salvador Allende, sino sin excep­
ción los interesados en el progreso nacional, que no in­
currirán por ello en compromiso partidista alguno.
Pondremos en acción un verdadero ejército de encues-
tadores, haremos que todos den a conocer sus ideas,
por primera vez se consultará a millones de chilenos
sobre los asuntos que directamente les interesan y que
están vinculados a la vez con los grandes problemas
nacionales. Democráticamente, todos confeccionarán el
Plan de Gobierno. Salvo los terratenientes y los m ag­
nates y demás enemigos del pueblo, no debe quedar un
habitante del país al que no se le pregunte y no se le
dé oportunidad de aportar una proposición constructi­
va. L a s respuestas habrá que acumularlas, ordenarlas,
aprovecharlas de acuerdo a los lineamientos del Pro­
gram a y a las posibilidades efectivas. E sta tarea le
cabrá a O C E P L A N , que está reuniendo un contingente
valioso de economistas, ingenieros, médicos, técnicos
en planificación y otros profesionales que, en conjunto
con dirigentes obreros y campesinos, sacarán en lim­
pio por zonas el Plan de Gobierno, atendiendo las su­
40
gerencias directas de nuestro pueblo.
A sí vamos a trabajar en esta campaña presiden­
cial, desarrollando una sana emulación entre los parti­
dos del Frente de Acción Popular y los elementos in­
dependientes para contribuir cada cual a que se una
la mayoría nacional alrededor de la postulación de
Salvador Allende. E l derrotero lógico ha de ser un en­
tendimiento mayor entre las fuerzas populares y no
hay nada que temer si conseguimos que todos los
adherentes se sientan tomados en cuenta y aprecien
que realmente pueden aportar, no sólo su entusiasmo,
sino también sus ideas y su capacidad de organización.
Nos hemos referido varias veces a los Indepen­
dientes de Izquierda. Ellos son una realidad. Hace ju s­
tamente una semana realizaron, en el Teatro Munici­
pal de Santiago, el acto m agnífico en que expusieron
la Declaración de Chile Independiente. No creemos nos­
otros que, al margen de la lucha de clases, haya una
categoría social constituida por los independientes en
general. Entre los independientes, los hay de Derecha
como Jorge Alessandri o Jorge P rat, y los hay de Iz­
quierda. Tradicionalmente deciden en Chile las eleccio­
nes presidenciales los partidos que tienen más eco en
la ciudadanía sin partido. H a y numerosos ciudadanos
que, sin ser indiferentes políticos, aunque no están a fi­
liados a partidos, simpatizan con cualquiera de ellos,
los acompañan en las elecciones municipales o parla­
mentarias y, sin embargo, en lo referente a la desig­
nación del Je fe del Estado pueden dejar de lado ciertos
acuerdos de algunas directivas partidarias cuando sien­
ten que ellos no corresponden a su propio examen de
conciencia, a su experiencia personal y a sus intereses
profundos. Por eso, en las contiendas presidenciales
casi siempre en Chile se rompen muchas amarras y
hay vuelcos espectaculares hacia la Izquierda. O bjeti­
vamente, esta vez se observa que esa inmensa masa
comienza a pronunciarse por Salvador Allende. V en en
nuestro candidato a un luchador consecuente, de posi­
ción clara, capaz de hacer un gobierno enérgico, lo que
se llam a “ con pantalones” , humano respecto del pue­
41
blo y fuerte respecto de los enemigos. A nte esa reali­
dad, ¿qué debemos hacer? Por una parte, en decenas
de miles de comités de la campaña presidencial del
pueblo, que comienzan a constituirse en cada manzana
o cuadra de población o de barrio y en cada sitio de
trabajo, participarán indistintamente los que tienen
partido y los sin partido. Serán comités sin apellido,
ni del F R A P ni de los independientes, sino de ambos.
Pero, además, muchos independientes de Izquierda se
sienten m>ás en confianza entre ellos, prefieren dar su
aporte como tales a la candidatura. E ste es un hecho
y nos parece bien. E n nuestro movimiento, hoy en la
lucha electoral y mañana derrotando las asechanzas
del enemigo y reconstruyendo a Chile, todos los pa­
triotas tienen cabida.
L a reunión de Río Maipo acordó convertir cuatro
departamentos de la directiva nacional de la campaña
presidencial en comandos que, como tales, impulsarán
en sus radios de acción grandes movimientos de masas.
Ellos son el comando juvenil, el femenino, el de pro­
fesionales y técnicos y el de escritores y artistas.
L a nueva generación tendrá así un cauce para lu­
char por su futuro. Los jóvenes se caracterizan en ge­
neral por su altruismo, su sentido de lo nuevo, su in­
clinación al progreso, su noble combatividad, su afán
de conocimientos y de acción. Bajo el actual régimen,
la mayoría de los jóvenes no tienen escuela ni trabajo
y la vida comienza para ellos muy dura. Tampoco les
reconoce este sistema atrasado el derecho a la recrea­
ción sana. De A rica a Tierra del Fuego hay varios
miles de clubes deportivos de barrios, cuya gran ma­
yoría no dispone de canchas, menos de estadios, y de­
ben realizar un esfuerzo abnegado y a veces heroico
para competir, supliendo con el entusiasmo la falta de
todos los recursos necesarios. Los jóvenes que estudian
son víctimas del abandono en que se encuentra la en­
señanza pública, con planes de estudio inadecuados,
locales insalubres, carencia de útiles y de materiales.
Los jóvenes trabajadores son objeto de una superex-
plotación, recibiendo salarios inferiores en los casos
42
en que llegan a encontrar dónde ocuparse. L a s mu­
chachas viven la tragedia de mil dificultades para cul­
tivarse y llegar a form ar sus hogares. E l movimiento
de los jóvenes que apoyarán la candidatura de Salva­
dor Allende tiene la tarea de unir a la nueva genera­
ción empleando métodos ágiles, novedosos, de masas, en
organismos múltiples que expresen sus inquietudes, su
ánimo de aprender y de luchar, dándoles la oportuni­
dad de ser forjadores de la victoria popular.
Ganar a las mujeres, no sólo a un amplio sector
de mujeres, sino lisa y llanamente a la gran mayoría
de las mujeres, nos dará el triunfo en esta campaña.
Partimos para esta afirmación del criterio de que no
es un hecho inevitable ni fatal que en su mayor parte
las mujeres sigan votando por la reacción o por el
Centro. Obtener su evolución y que voten por la Iz­
quierda es un asunto difícil pero de la primera impor­
tancia, decisivo. No se trata sólo de producir un cam­
bio en las mujeres, sino especialmente un cambio en
los varones: Cada hombre partidario de la candidatura
Allende debe comprender su propia responsabilidad in­
dividual y actuar de manera que ayude a sus parien­
tes, a sus amigas y a sus compañeras de trabajo a
sentir por propia convicción, después de un proceso, la
trascendencia de esta cruzada patriótica. E n el hogar
es donde puede desarrollarse tal actitud, siempre que
se termine con cierto concepto feudal de la división
del trabajo en el seno de la fam ilia. ¡Cuánta impor­
tancia tiene que el esposo invite a la compañera a los
actos públicos, venza toda subestimación, iea el diario
en conjunto comentando con ella la actualidad, la ayu­
de en los quehaceres domésticos y la persuada a inte­
resarse por el futuro de la Patria! E s natural que ellas
se sientan interpretadas por nuestro movimiento. De­
sarrollamos una política que tiene por único norte el
bienestar de cada fam ilia del pueblo, que recoge las
angustias de las madres de Chile y se propone la sa­
tisfacción de sus más íntimos anhelos. H a y que llegar
con nuestro Program a, expresado más que en ideas
generales eñ iniciativas movilizadoras, a cada una de
43
las mujeres de Chile. Eso exige cambiar de métodos,
dejar de lado las fórmulas y los sistemas inadecua­
dos, ir directamente a las poblaciones obreras y de
empleados, a los barrios y a las aldeas, establecer un
diálogo directo y franco, vitalizar unitariamente los
Centros de Madres y demás organismos de masas, ba­
sar toda la actividad en la atención a los problemas
y asuntos concretos que preocupan a las dueñas de
casa, a las obreras, a las maestras, a las campesinas,
a las profesionales, a cada sector femenino. E sta no
es una responsabilidad parcial de las dirigentes feme­
ninas, sino uno de los asuntos que debemos resolver
todos.
E l comando de profesionales y técnicos y el co­
mando de escritores y artistas, con la ayuda del con­
junto del movimiento popular, han de agrupar a la in­
telectualidad chilena en defensa de nuestra cultura y
de las reivindicaciones específicas de esos sectores. Les
corresponderá, además, vincularlos estrechamente, en
un vivificante contacto cotidiano, con la clase obrera,
los campesinos, las poblaciones de los extramuros de
las ciudades y los villorrios rurales.
Los antiguos militantes del movimiento popular
necesitamos comprender que la consigna de alcanzar
un Gobierno Popular implica un cambio de calidad en
todo lo que hacemos y obliga a trabajar con inmen­
samente mayor amplitud. Si persistiéramos en los vie­
jos métodos, ya superados por la vida, no podríamos
cumplir una tarea tan ambiciosa y trascendental.
Cuatro años después de la Revolución de Octu­
bre, Lenin explicó: “ E l concepto de ‘masas’ es varia­
ble. A l comienzo de la lucha bastaban varios miles de
obreros revolucionarios para que se pudiese hablar de
masas. Si el Partido, además de llevar a la lucha a
sus militantes, consigue poner en pie a los sin parti­
do, esto es ya el comienzo de la conquista de las ma­
sas. Durante nuestras revoluciones hubo casos en que
unos cuantos miles de obreros representaban la masa.
E n la historia de nuestro movimiento, en la historia de
nuestra lucha contra los mencheviques, encontraréis
44
muchos ejemplos en que bastaban en una ciudad unos
miles de obreros para hacer evidente el carácter ma­
sivo del movimiento. Si unos miles de obreros sin par­
tido, que habitualmente llevan una vida plácida y
arrastran una existencia lamentable, que nunca han
oído hablar de política, comienzan a actuar revolucio­
nariamente, ya tenéis ante vosotros la masa. Si el mo­
vimiento se extiende y se intensifica, paulatinamente,
va transformándose en una verdadera revolución. Esto
lo vimos en 1905 y en 1917, durante las tres revolucio­
nes y vosotros tendréis aún ocasión de convenceros
de esto. Cuando la revolución está ya suficientemente
preparada, el concepto de ‘m asas’ es ya otro: unos
cuantos miles de obreros no constituyen ya la masa.
E sta palabra comienza a significar otra cosa distinta.
E l concepto de masas cambia en el sentido de que por
él se entiende una mayoría, y además no una simple
mayoría de obreros, sino la mayoría de todos los ex­
plotados. P ara un revolucionario es inadmisible otro
modo de concebir esto, todo otro sentido de esta pa­
labra sería incomprensible” .
Cuando proponemos la solución a fondo de los
grandes problemas históricos que tiene planteados nues­
tro pueblo en las actuales circunstancias y nos traza­
mos la tarea de conquistar un Gobierno Popular, ello
trae consigo que nuestro concepto de las masas pase
a ser otro diferente y que, según decía Lenin, este con­
cepto se identifique ahora para nosotros con el de la
mayoría. Necesitamos convencer, ganar para la can­
didatura presidencial del pueblo, movilizar organizada­
mente a la mayoría, nada menos que a la mayoría.
Antes podíamos conformarnos con los progresos que
obteníamos en un nivel más reducido y celebrar como
exitosas las concentraciones en que se agrupaban a
escucharnos, en algunos sitios decenas de trabajado­
res, en otros centenares y cuando más varios miles.
L a situación y las perspectivas han cambiado substan-
eialmente. No podemos seguir dándonos vueltas entre
la misma gente, hablándole exclusivamente al público
de siempre. H a y que ir hasta los que todavía no nos
45
han oído. E n adelante, sólo debemos considerar que
el trabajo del Frente de Acción Popular y de la Cam ­
paña Presidencial del Pueblo ha adquirido un verda­
dero carácter de masas allí donde logran atraer a la
mayoría. Si cada comité de base de la candidatura de
Salvador Allende consigue la adhesión de la mayoría
de los que viven en la respectiva manzana o cuadra
o de los que trabajan en el sitio donde se ha consti­
tuido ese comité y, a la vez, no dejamos punto de
Chile sin un organismo de la campaña, la suma repre­
sentará la mayoría absoluta del país. Con esa mayo­
ría, derrotaremos al Frente Antidemocrático.

8. R E M O ZA R A L PARTIDO

No es una mera frase decir que entramos a meses


decisivos. L a responsabilidad de los comunistas se acre­
cienta. P ara que el Partido esté a la altura de tal res­
ponsabilidad e impulse junto a sus aliados la movili­
zación de masas que se necesita, debe comenzar re­
mozándose él mismo. L a capacidad de todos nuestros
organismos partidarios, desde las células hasta el Co­
mité Central, se pondrá a prueba en las batallas inme­
diatas. P ara avanzar, se requiere que seamos intran­
sigentes con la rutina y con el conformismo y que ex­
tirpemos ciertos brotes, que suelen aparecer, de dis­
persión, de actitudes personales insuficientemente me­
ditadas, de anarquía o de liberalismo. Debemos estu­
diar más, aprender día a día y luchar cada vez mejor,
poner en tensión las inmensas reservas de abnegación
y espíritu de sacrificio de que disponemos y lanzarnos
con audacia al combate.
Hemos dicho en las anteriores Sesiones Plenarias
del Comité Central que la organización debe estar al
servicio de nuestras tareas revolucionarias, que nece­
sitamos multiplicar los efectivos del Partido y que, pa­
ra ello, lo primero es eliminar una serie de hábitos
sectarios. E n especial, la intervención del camarada
Manuel Cantero en el Pleno de septiembre del año
pasado, que sirvió de base luego para su artículo pu­
46
blicado sobre esta misma materia en la edición 93 del
mes de enero de la revista Principios, vinculó la reali­
zación de una serie de cambios en nuestros métodos
de trabajo e incluso en las form as orgánicas al cum­
plimiento de la campaña de reclutamiento tendiente a
alcanzar la cifra de 150 mil comunistas chilenos, entre
afiliados al Partido y a las Juventudes Comunistas.
E l desarrollo del Partido entra a ser un propósito
vital. Desglosado nuestro objetivo de 150 mil comunis­
tas en cifras por región y por comité local, ha sido
considerado realista; pero, no tenemos la campaña que
habíamos decidido levantar. L a s reuniones interprovin­
ciales de las últimas semanas no arrojan el balance
que pudiera satisfacernos. L a mayoría de las regiones
no utilizan métodos adecuados de planificación del re­
clutamiento ni lo llevan adelante como es debido. E l
Partido no ha sido ganado para cumplir una tarea de
esta envergadura. No se ha generalizado en el país
la realización de actos de masas llamando a ingresar
al Partido como los efectuados en la Población 22 de
Julio, de L a G ranja, en la Población Nueva L a Legua,
de San Miguel y en Barrancas. Tampoco se ha aten­
dido bien a los incritos, que en su mayoría no han sido
invitados todavía a siquiera una reunión celular ni
tampoco a conversar habitualmente con ellos. L o más
alarmante es que no se vincula el reclutamiento, salvo
excepciones, a las luchas de masas que se suceden en
el país. Por lo demás, subsiste el retraso en la trans­
formación orgánica indispensable para asimilar y edu­
car esos efectivos poniéndonos con ello al frente de
combates ascendentes de nuestro pueblo. Si no reac­
cionamos de inmediato, pudiera ocurrir que las células
se transformasen en pasadizos, que ganen nuevos afilia­
dos y después los pierdan, al no saber interesarlos en
la vida revolucionaria. L a renovación del carnet par­
tidario a este mes es una tarea política y de balance
general del nivel de nuestro trabajo en cada región,
Comité Local y célula que debemos cumplir con el sen­
tido de lo nuevo, con atención esmerada al crecimien­
to del Partido.
47
L a lucha de lo nuevo contra lo caduco es aún dé­
bil en el Partido. E n las anteriores Sesiones Plenarias
del Comité Central señalamos métodos de trabajo que
permitan preocuparse cotidianamente de las necesida­
des, aspiraciones y reivindicaciones de las masas, or­
ganizarías y conducirlas a la pelea; pero, como mono
porfiado, lo retrasado se adapta, levanta otra vez la
cabeza, se apoya en las costumbres inveteradas y pre­
valece en muchos rincones del Partido.
Hemos dicho que el desarrollo del Partido en las
industrias puede tener un gran motor en la constitu­
ción de diversos Comités Locales de empresas. Propu­
simos ya antes del X I I Congreso Nacional que se
estableciese por el Comité Regional Norte de Santia­
go un Comité Local para las células industriales del
sector de Cerrillos y por el Comité Regional Sur de
Santiago un Comité Local para las industrias del sec­
tor de Vicuña Mackenna. Sugerimos también constituir
un Comité Regional para el Departamento de Quillota,
otro Comité Regional para el sur de la provincia de
Coquimbo, Comités Locales én Huachipato y en San­
tiago para el Servicio Nacional de Salud, los Ferroca­
rriles del Estado, la Universidad de Chile, la Munici­
palidad, la locomoción urbana, etcétera. Por otra par­
te, deteniéndonos ante el problema de que nuestros
efectivos femeninos son especialmente insuficientes y
la unidad de las mujeres no alcanza aún el desarrollo
deseado, comprobamos que la generalidad de los Co­
mités Locales entienden mal la disposición del artículo
14 de los Estatutos sobre las células femeninas y, en
vez de ayudar a que tengamos el mayor número de
ellas, dificultan en la práctica su formación, porque
les resulta más cómodo operar sólo con células m ix­
tas. Llamamos a corregir este error y a prestar la m a­
yor atención a que se creen células femeninas. En
otro terreno, hemos insistido en que la realización de
asambleas semanales de las células conduce a rebajar
el nivel de estas reuniones y obstaculizar el estudio y
la aplicación de las tareas de masas, que son las fun­
damentales, por l o ' cual deben ser reemplazadas por
48
asambleas mensuales o quincenales. Sólo muy lenta­
mente comienzan a aplicarse estos acuerdos. ¿P o r qué
ese retraso? Porque hay espíritu conservador en mu­
chos cuadros. Necesitamos remover esos obstáculos
desplegando la crítica y la autocrítica, la lucha ideo­
lógica a fondo, que revise todos los frentes de traba­
jo, desde el Comité Central, su Secretariado y su Co­
misión Política, los Comités Regionales y todos los
organismos partidarios, con la preocupación de extir­
par cualquiera manifestación de burocratismo, cualquie­
ra afición a pasar el tiempo en las oficinas, cualquier
hábito de enredarse en los trajines administrativos in­
ternos en vez de ir a las masas, cualquiera tendencia
a entender la organización como un sistema estático e
inerte.
¿C u ál es el abecé, el criterio medular de la revi­
sión que efectuaremos en esta Sesión Plenaria? Lo
primero que hemos de tomar en cuenta es que ningu­
na de las necesidades de las masas populares, ninguno
de los asuntos que les interesan pueden dejarnos in­
diferentes. U na característica de todo comunista es la
de estar dedicado al servicio de las masas, con ímpetu
revolucionario, con una preocupación cotidiana por es­
clarecerles los problemas, guiarlas y organizarías a fin
de que luchen por la defensa de sus intereses. L a ne­
gligencia respecto de la vida y de la actividad de las
masas perjudica al Partido, a su influencia y al movi­
miento democrático general.
Donde se decide la aplicación de nuestra línea po­
lítica es en la célula y todo depende de los cuadros
que la animan. A llí debe abrirse paso un estilo de
trabajo minucioso, paciente, perseverante y ajeno a
la estrechez. Desde la célula se construye lo que ha­
cemos los comunistas y en su calidad y eficacia des­
cansa la única posibilidad de que la clase obrera en
su conjunto sea consciente de su rol en la sociedad, de
la oposición irreductible de sus intereses con los de la
burguesía, del papel de las diferentes clases y capas
sociales, distinguiendo aquellas que son sus amigas, las
que son sus aliadas posibles y necesarias y las que
49
son sus enemigas. Como hemos dicho, hay que elimi­
nar las reuniones semanales rutinarias de las células,
muchas veces sin interés y que se hacen más por cos­
tumbre que porque haya algo importante que consi­
derar. Nos ayudará mucho reemplazarlas por asam­
bleas mensuales o quincenales, en que se aborde las
tareas con pasión revolucionaria, con capacidad cons­
tructiva, de cara a las masas, dedicándose primordial­
mente a trazar tareas que se realizarán fuera de las
paredes de la célula con esas masas y que por sí mis­
mas contribuyan a la educación de todos los afiliados,
haciendo la vida del Partido atractiva e interesante.
E ste cambio sólo será posible en la medida que los
Comités Locales y Comités Regionales, a su vez, atien­
dan por sobre todo, como lo más importante, dedican­
do a ello la mayor parte de su tiempo, directamente a
las células, que son el organismo fundamental del
Partido.
No todos los Comités Regionales, Comités Locales
y células tienen suficientemente en cuenta la recomen­
dación que form ulara Lenin a los bolcheviques en su
artículo “ E n ruta” , a comienzos de 1909: “ Cada célula
y cada comité obrero del Partido deben convertirse en
un punto de apoyo de la labor de agitación, de propa­
ganda y de organización política entre las m asas, es
decir deben ir sin falta adonde van las masas y esfor­
zarse a cada paso por impulsar la conciencia de las
masas en dirección al socialismo, por ligar cada cues­
tión parcial con las tareas generales del proletariado,
por transform ar toda medida de organización en un
problema relacionado con la cohesión de clase y por
conquistar con su energía y con su influencia ideológi­
ca (y no con sus títulos y rangos, claro está), el papel
dirigente en todas las organizaciones proletarias legales” .
Nuestro Partido ha crecido mucho en los últimos
años. Si miramos hacia atrás, cualquiera comparación
nos muestra que estamos en franco proceso de ascen­
so acelerado, tanto orgánico como político e ideológi­
co; pero, con el número presente de afiliados y con
el nivel presente de trabajo de la mayoría de nuestros
50
organismos, aún no podríamos alcanzar los objetivos
que nos hemos propuesto junto a nuestros aliados.
Para resolver favorablemente los problemas actuales y
contribuir a la victoria de Salvador Allende, el candi­
dato del pueblo, en la elección de septiembre de 1964,
necesitamos elevar verticalmente el contingente de los
comunistas y, empleando una frase de Gabriela Mis­
tral, “ desatam os la electricidad de la creación, que
guardamos a veces en el puño, sin empleo” . -
L a Comisión Política quiere decirle a esta Sesión
Plenaria que no está conforme con su propio trabajo
y con el de cada uno de sus miembros. L a semana pa­
sada nos reunimos en la Comisión Política y examina­
mos rigurosamente nuestras deficiencias. H ay miem­
bros de este organismo que no se vinculan suficiente­
mente con las masas y habernos otros a los que nos
absorben demasiado muchas tareas menudas en el mo­
vimiento de masas. Se precisa un mayor equilibrio, que
todos asumamos por igual responsabilidades y adop­
temos iniciativas, atendiendo los respectivos frentes y
el conjunto de la dirección política del Partido.
L a línea del Partido no es sectaria, es una línea
amplia, a pesar de lo cual aparece el sectarismo en la
actividad práctica de muchos organismos del Partido,
incluso de la Comisión Política. L a s críticas que se for­
mulan en este Informe se refieren en primer término
a cada uno de los miembros del Comité Central que
estamos aquí presentes, no son para otros los versos.
Invitamos a que esta Sesión Plenaria adquiera un ca­
rácter suficientemente crítico y autocrítico. Si algunos
miembros del Comité Central no colocan sus frentes
de trabajo al nivel de las necesidades del movimiento
popular, si hay parlamentarios que en determinados
momentos se guían más por su criterio personal que
por el criterio colectivo del Partido, si ciertos cuadros
vegetan y no estudian, la salud del Partido nos impone
corregir esos defectos.
Tenemos urgencia de contar con un Partido mu­
cho más fuerte a fin de realizar en su integridad nues­
tra política, explicar convincentemente la situación y
51
ganar para iniciativas audaces de lucha a la generali­
dad de los trabajadores y a las diversas capas sociales
interesadas en que Chile tenga un Gobierno Popular.
Si nos detenemos a examinar los resultados de las elec­
ciones municipales, podemos verificar que hay células,
Comités Locales y Comités Regionales que están tra ­
bajando con métodos nuevos, que saben trazar el ca­
mino a la clase obrera y al pueblo, les aportan una
conciencia activa y dirigen sus combates, por lo cual
obtienen éxitos; pero, hay células, Comités Locales y
Comités Regionales que viven replegados sobre sí mis­
mos, en la rutina, constituidos en grupitos, en sectas
lugareñas o provinciales, sin tener ellos mismos una
perspectiva clara ni conocer los problemas de su zona
y que, por eso, se encuentran desvinculadas de las m a­
sas y éstas se separan de ellos Hemos empleado la
palabra remozamiento para referirnos al Partido, lo
que significa que tenemos en vista la idea de cierto
tiraje a la chimenea, de abrirle paso a la savia nueva
donde se observa anquilosamiento.
Como un ejemplo positivo, queremos recoger en
esta Sesión Plenaria las experiencias de los comunistas
de A tacam a, la provincia en que tuvimos un mayor au­
mento de nuestro porcentaje en el electorado, o sea
en la que fue más rotunda nuestra victoria en las elec­
ciones municipales del 7 de abril. E n la reunión del
Comité Regional de Atacam a en que se analizó esos
resultados, el Secretario Regional, camarada Gaspar
Díaz, expresó, entre otras cosas, lo siguiente: -‘E n A ta-
cama, las consignas de lucha contra las alzas y por
la salvación de la minería mediana y pequeña prendie­
ron en la conciencia de los mineros y de otras capas.
Durante meses se han venido realizando cabildos, asam­
bleas zonales y movimientos masivos en Vallenar, Co-
piapó, Inca de Oro, Tierra Am arilla y Chañaral. Los
comunistas han sabido desarrollar una política de am­
plitud, liberándose cada vez más del sectarismo; pero,
al mismo tiempo, sin caer en la conciliación con el
Gobierno de gerentes, como lo ha venido haciendo el
movimiento radical, sobre todo sus dirigentes” . Más
52
adelante, ese informe reseña las luchas de los mineros
de Cerro Imán y A arianita; los pliegos de peticiones
y los combates por la estabilidad en el trabajo reali­
zados por los mineros de Cerro Negro, Buenaventura,
Huantemé, Mina Carmen, Herm otita, Compañía Santa
Fe, L a s Lozas, Well Chile, C A P , Potrerillos, E l Sal­
vador y otros; los paros de protesta de los pirquine­
ros de Tierra Am arilla e Inca de Oro; la movilización
por la conquista de viviendas en Vallenar y Copiapó;
los movimientos de masas por la construcción de pla­
zas, estadios, pavimentación de calles, instalación de
alumbrado eléctrico y de pilones de agua potable en
Chañaral, E l Salado, Inca de Oro, Pueblo Hundido y
las poblaciones Polvorera, Los Carrera y Gómez, de
Vallenar; y la gran campaña permanente para en­
frentar los designios antinacionales de ia Andes Cop-
per Mining. E l secreto de que los 2 mil 600 votos co­
munistas de 1960 se hayan triplicado en tres años en
A tacam a, convirtiéndose este 7 de abril en 7 mil 847,
reside en el despliegue tesonero y sin tregua de las
luchas de masas por las reivindicaciones de la clase
obrera y del pueblo. L o mismo puede decirse de las
comunas de L a G ranja .en el Tercer Distrito de San­
tiago y de Nogales, en Valparaíso, donde de cinco re­
gidores obtuvo el Partido tres en cada una de ellas,
constituyendo por sí solo las respectivas mayorías
municipales.
L a campaña presidencial no es una campaña ais­
lada. No podemos concebirla como una simple campa­
ña electoral. L o vital son las luchas económicas, so­
ciales y políticas, en cuyo curso se une el proletariado
y se establecen las alianzas de clases y capas sociales
coaligadas contra el imperialismo y las oligarquías. L a
campaña presidencial se basa en esas luchas y será
sólida en la medida en que, a la vez, las impulse. L a
preocupación de nuestro Partido y del conjunto de las
fuerzas populares por la contienda electoral no se se­
parará sino que ha” de entrelazarse con la atención pri­
mordial al desarrollo de los combates en vasta escala
para cerrar el paso al encarecimiento de los alimentos
53
y del vestuario, por la estabilización de las rentas de
arrendamiento y por la conquista de cada urgente rei­
vindicación en materia de trabajo, de vivienda, de edu­
cación, de salud y de salarios, así como por impulsar
el progreso local y regional. A la vez, hay asuntos de
gran relieve nacional respecto de los cuales es posible
y conveniente concertar la acción conjunta de muy di­
versos sectores, por sobre diferencias o antagonismos
en otras materias. Entre estos asuntos contemplamos,
en especial, el pronunciamiento de Chile en favor de
1a. paz y de la coexistencia pacífica, el respeto a la
autodeterminación de las naciones, el rechazo a toda
intervención en Cuba, el establecimiento de relaciones
diplomáticas y económicas con los países socialistas, la
defensa de los derechos democráticos, la vigilancia con­
tra cualquiera aventura sediciosa de los reaccionarios,
el fomento de la producción industrial y minera, la in­
movilidad de los campesinos en las tierras que ocupan
como inquilinos o como mecheros o colonos, la estabi­
lidad en el trabajo, la detención de la ola de alzas, la
revalorización de pensiones y montepíos, la preserva­
ción de las conquistas previsionales, la extensión de los
derechos sindicales y la oposición a que se sigan au­
mentando los impuestos que agobian a la masa con­
sumidora, a los trabajadores, a los profesionales, a los
pequeños propietarios y a la industria y al comercio
nacionales. Nos pronunciamos enfáticamente, de la mis­
ma manera, por el desarrollo de amplios movimientos
de masas de las mujeres, de los jóvenes y de los in­
telectuales.
E n el país hay mil motivos de protesta. E lla surge
espontánea cuando en los barrios se espera la locomo­
ción, al encontrarse las dueñas de casa con las noticias
de una u otra alza de precios, o ante el irritante des­
precio de cualquier servicio público por las necesida­
des del pueblo. E stas protestas, la mayoría de las ve­
ces, quedan reducidas a una imprecación. E n todos los
sitios en que se manifiesta una injusticia debe haber
un comunista que encauce la indignación y la vincule
certera y combativamente a la gran lucha nacional por
54
alcanzar un Gobierno Popular, que promueva en un
comienzo form as elementales de acción de masas co­
mo son la aprobación de un voto, la publicación de
un acuerdo, la realización de un pequeño acto, de ma­
nera de ir elevando sin tregua el nivel de estas luchas,
ampliándolas y coordinándolas. P ara ello se requiere
que tengamos un Partido más grande, más dinámico,
más intransigente en los problemas de principios y más
flexible en su ligazón con las masas.
Lo esencial es cómo trabajam os en el seno de la
clase obrera, en qué medida se fortalece el Partido en
los centros industriales y cómo aplica su política de
una manera viva y creadora, adaptada a las condicio­
nes de cada empresa. E n este sentido, el desarrollo de
las células industria por industria es una preocupación
que corresponde directa y preferentemente a los pro­
pios miembros del Comité Central, los Comités Regio­
nales y los Comités Locales y no es justo diluir nues­
tra responsabilidad.
Lo cierto es que, en el conjunto del trabajo del
Partido, hemos dejado en parte de lado, o más bien
dicho no le hemos prestado la atención que se mere­
ce, al trabajo sindical. E l X I Congreso lo abordó con
fuerza. Después tuvimos las Sesiones Plenarias de
Comité Central en que informaron los camaradas Os­
car Astudillo y Bernardo A raya. Pero estos esfuerzos
no son continuados y el trabajo sindical, en la prác­
tica, pasa a un tercer o cuarto rango. Quizás no sería
exagerado que nos pusiéramos en alerta ante el peli­
gro de una desviación electoralista. E n el fondo, ¿de
qué se trata? Los efectivos del Partido son aún insu­
ficientes, los afiliados nos hacemos pocos y las células
malgastan parte de su tiempo en reuniones rutinarias,
por lo cual cuesta coordinar todos los frentes, no dis­
ponemos de cuadros para atenderlos y, cuando reali­
zamos una campaña económica o , se desarrolla una
elección, damos grandes bandazos, nos dedicamos to­
dos a esa tarea impostergable y resentimos así los
frentes fundamentales y hasta el propio frente sindi­
cal. E l resultado es que el mismo trabajo electoral se
55
cumple también superficialmente, sin permanencia, sin
calidad y sin su contenido básico, que para nosotros
debe ser el de masas.
E l trabajo sindical es, como lo hemos dicho tan­
tas veces, de responsabilidad del conjunto del Partido.
Cuando observamos que no hay progresos en el nivel
orgánico de los sindicatos, que algunos movimientos
huelguísticos no cuentan con la solidaridad indispen­
sable y que van avanzando subterráneamente una se­
rie de intrigas tendientes a hacer peligrar la unidad
sindical del proletariado, esas son cuestiones de primer
plano que tienen que ser debatidas en esta Sesión Ple-
naria. E n estos días, la clase obrera es víctima de una
sucia maniobra dirigida desde el Comando del Frente
Antidemocrático y que consiste en descabezar sindica­
tos despidiendo a sus dirigentes. U na infam ia de esta
especie sólo puede ser dejada sin efecto por una in­
mediata movilización solidaria en el campo sindical.
Antes que todo, debemos cuidar la unidad de la
Central Unica de Trabajadores. E n ella se a g ru p a . el
movimiento sindical. Junto a obreros comunistas, so­
cialistas o democráticonacionales, hay en su seno una
inmensa masa de obreros sin partido y muchos demó-
cratacristianos, radicales o de otras afiliaciones. L a
C U T no es una central apolítica. Por el contrario, su
política consiste en la defensa intransigente de ios
intereses inmediatos y mediatos del proletariado. Pero,
a la vez, la C U T no es un organismo partidista, no
pertenece ni a un partido ni a una combinación de
partidos. U na serie de organismos financiados por los
servicios de espionaje y soborno establecido por el im­
perialismo norteamericano están trabajando febrilmen­
te, siembran intrigas y ya hacen cálculos sobre la po­
sible división de la Central U nica, con el pretexto de
la campaña presidencial, porque el paralelismo sindical
es el mejor negocio de los enemigos de la clase obrera
y del pueblo. Quieren empujar a la democracia cristia­
na a escindir el movimiento sindical y aislarse en una
central confesional y a los empleados, profesores y
otros sectores influidos por los radicales a hacer algo
56
parecido. Nos preocupa este peligro y llamamos a en­
cararlo mediante una discusión franca y abierta que
precise las condiciones en que se respetará todos los
intereses y las posiciones legítimos, de acuerdo con las
normas de la organización sindical, atendiendo antes
que todo a la preservación de la unidad de la C U T
como central independiente de clase, combativa y de
una estructura interna auténticamente democrática.
Innumerables ejemplos de estos mismos días mues­
tran que la clase obrera quiere pelear por sus reivin­
dicaciones y comprende la importancia trascendental
de su unidad consolidada a través del combate. De­
pende de nosotros que, con un trabajo concreto, con
medidas prácticas, con los esfuerzos de nuestras células
de empresa y su mejoramiento y ampliación, pongamos
en tensión esta poderosa fuerza.
¿Cóm o estamos en el frente del aliado fundamen­
tal de la clase obrera, el campesinado? No son hala­
güeños el estado orgánico general de la Federación de
Campesinos e Indígenas, la unidad real de las masas
campesinas influenciadas por los diversos sectores ideo­
lógicos ni la coordinación entre las luchas reivindica-
tivas de las diferentes capas de la población rural.
Tampoco se han elaborado respuestas adecuadas a las
medidas que el gobierno denomina de “ reforma agra­
ria” ni a las maquinaciones del Instituto de Educación
Rural y de otros organismos similares. E n el cuadro
general, predomina el ascenso de la organización del
campesinado y su volcamiento impetuoso a la lucha
contra el latifundio; pero, ello no debe inducimos a
ignorar nuestras insuficiencias.
N o entraremos en el análisis de los demás frentes.
Deseamos, eso sí, poner de relieve que el frente de
pobladores, que agrupa a las fam ilias de la clase obre­
ra y del pueblo donde mismo vive, reviste una impor­
tancia tal que puede considerársele una clave para la
propia unidad de la clase obrera y para que el movi­
miento antiimperialista y antioligárquico desarrolle su
punch. U na serie de agentes reaccionarios, institucio­
nes subvencionadas por los norteamericanos y funcio­
57
narios de organismos estatales se empeñan en la dis­
gregación del movimiento de pobladores, porque pre­
fieren que se disperse en la form a de un archipiélago
de comités aislados y contrapuestos, algunos de ellos
apéndices de partidos políticos, que en la práctica no
están en condiciones de servir los intereses de las fa ­
milias de la respectiva población y del conjunto de
ellas. Se necesita un esfuerzo tenaz de las organiza­
ciones del Partido para obtener, junto a nuestros alia­
dos y a los más vastos sectores progresistas, que haya
una sola Ju n ta de Vecinos, Comité o Comando de Po­
bladores- — el nombre es lo de menos.— o sea un or­
ganismo único en cada población, generado democrá­
ticamente en proporción a las simpatías con que cuen­
ten en ellas las diversas corrientes y que, respetando
las opiniones de los distintos sectores, los agrupe en
la lucha conjunta por las reivindicaciones más senti­
das. H a y que educar a la m asa de los pobladores en
la comprensión de que cualquiera otra actitud, de un
proselitismo estrecho, perjudica a la colectividad. A sí
se colocará cimientos más sólidos a las organizaciones
que coordinan la lucha conjunta de este frente tan
vinculado a urgencias populares de la mayor actuali­
dad. E l hecho de que pongamos todo el acento en el
desarrollo de las células de empresa y en la organi­
zación del Partido en los centros industriales no puede
significar que abandonemos el trabajo en las poblacio­
nes. A l contrario, la existencia de poderosas células
de empresa les permitirá dedicar a un porcentaje de
sus afiliados, bajo su control, a que atiendan la lucha
de masas en los sitios en que residen, colocándose allí
coordinadamente a las órdenes de los organismos del
Partido de esas poblaciones.
Las intervenciones de los miembros del Comité
Central, en el curso de esta Sesión Plenaria, profun­
dizarán en relación a cada uno de los frentes de tra­
bajo del Partido. Por ejemplo, nuestro Partido, partido
de la clase obrera, siente gran satisfacción de contar
en sus filas con valiosos contingentes de trabajadores
provenientes de otras capas sociales, entre los cuales
58
numerosos profesionales. E n la campaña municipal se
recibió con cariño el trabajo en los barrios y en el
campo de muchos artistas, de jóvenes' estudiantes y
de escritores comunistas. E s amplia la cantidad de in­
telectuales que trabajan esforzada y brillantemente
por la revolución. Sin embargo, con razón en los sin­
dicatos obreros, en las poblaciones y en los sectores
rurales se manifiesta el deseo de ver a los profesiona­
les y a los estudiantes comunistas entregando un apor­
te más continuo, más abnegado, más apasionado al de­
sarrollo del movimiento popular.
E l análisis que abordamos en esta Sesión Plenaria
tendrá que promover en especial un mejoramiento subs­
tancial de nuestra propaganda. Somos conscientes de
que el enemigo movilizará sin asco inmensos recursos
para engañar a las masas, pervertirlas con su propa­
ganda mentirosa, desarrollar sus intrigas y socavar al
movimiento popular. L a respuesta necesaria incumbe
en primer lugar a la propaganda del Partido en sus
diversas form as y ella es aún deficiente y escasa. Nues­
tra propaganda tiene las tareas de combatir la ideo­
logía del adversario en el terreno teórico, de responder
a todas las preocupaciones del pueblo, de ayudar a
la organización de las masas con vista a la acción com­
bativa. Estam os elevando aunque demasiado lentamen­
te la calidad de nuestro diario y nos proponemos que
éste sea un órgano más político, más certero y tam ­
bién más atractivo para masas más amplias. Ello se
facilitará en la medida que cada célula del Partido se
preocupe de elevar su circulación y de enviarle infor­
maciones, sugerencias y críticas, ayudándole en su tra­
bajo. Pero, ésta no es la única labor de propaganda
de las células. A todas les incumbe estudiar y divul­
gar la revista Principios, la revista teórica Nuestra
Epoca y nuestra literatura y realizar su propia pro­
paganda, abordando los problemas desde el ángulo que
interese a los trabajadores de su industria, o fundo
y a los vecinos de su barrio o aldea. Cada comunista
debe convertirse en un propagandista.

59
9. C O H E SIO N ID E O L O G IC A Y E M P U JE C R E A D O R

Nuestro Partido tiene el orgullo de aplicar crea­


doramente, con fidelidad invariable a los principios, el
marxismo-leninismo a la realidad chilena. Nos llena de
satisfacción que las ideas básicas del Program a de
nuestro Partido, nuestra estrategia y nuestra táctica,
sean profundamente comprendidas por las grandes m a­
sas de la clase obrera y del pueblo, las compartan nues­
tros aliados y se expresen en una vasta cruzada anti­
imperialista y en la candidatura presidencial de Salva­
dor Allende. L a línea que nos hemos trazado es la
única posible para llevar adelante el proceso revolucio­
nario. N o hay otra form a de obtener la liberación, sino
desarrollando la conciencia de las masas a través de
las luchas por sus reivindicaciones que ascienden hacia
la perspectiva luminosa de las transformaciones demo­
cráticas de fondo, del socialismo y del comunismo.
E l cumplimiento por el Partido de su misión his­
tórica reclama su más férrea unidad ideológica alrede­
dor de los principios. Estam os empeñados en convertir
en m agnífica realidad, aprovechando las posibilidades
efectivas que se presentan, la idea de alcanzar en Chi­
le un Gobierno Popular. Ello nos exige impregnarnos
aún más profundamente e impregnar a las grandes
masas de la clase obrera de. las formulaciones de
nuestro Program a. E n la marcha hacia el objetivo fi­
nal de la clase obrera del desarrollo integral y libre de
todo individuo en una sociedad sin clases, del hombre
total de que hablaba M arx, el proletariado necesita
cohesionarse en la lucha por la libertad y por el pro­
greso y reagrupar con su ejemplo a las otras clases y
capas democráticas, reforzar los lazos con ellas y con­
ducir al pueblo a la liberación nacional y social.
L a propaganda del imperialismo norteamericano
no pierde oportunidad de introducirse hasta por la me­
nor brecha, tratando de socavar la unidad ideológica
de los comunistas, porque comprende qije ésta repre­
senta una fuerza formidable. E sa propaganda se ha
apresurado en los últimos meses a aprovechar algunas
60
voces levantadas en el seno del movimiento comunista
internacional que expresan discrepancias con las tesis
elaboradas en conjunto en las Conferencias de Moscú
de 1957 y de 1960. E n nuestro país se han distribuido
profusamente ataques antisoviéticos de los dirigentes
del Partido Albanés del Trabajo y ciertas formulacio­
nes de la prensa china. Y a analizamos esos problemas
en el período de preparación de nuestro X I I Congreso
Nacional. N uestra línea es ajena a toda concesión a las
desviaciones revisionistas o dogmático-sectarias. E sta ­
mos, sobre esa base, por la unidad del movimiento co­
munista. E l Partido Comunista de Chile apoyó de in­
mediato el llamamiento formulado por el Partido Co­
munista de la Unión Soviética, a cesar la polémica apa­
sionada y reemplazarla por la creación, mediante dis­
cusiones bilaterales, de las condiciones para una Con­
ferencia que elabore tesis marxistas-leninistas con vis­
tas a llevar más adelante la lucha de los pueblos con­
tra el imperialismo y por lá paz, la democracia y el
socialismo.
H ay una relación estrecha e inseparable entre
nuestra adhesión inquebrantable al internacionalismo
proletario, nuestra solidaridad entrañable con el P ar­
tido de Lenin y nuestra combativa y revolucionaria po­
lítica, que impulsa el desarrollo de la unidad y de las
luchas de la clase obrera, la alianza obrero-campesina,
el entendimiento de todas las fuerzas populares, un
gran reagrupamiento antiimperialista y antioligárqui­
co. L a reacción quisiera aplastar por la violencia este
avance. Pero, defendemos a brazo partido las liberta­
des y los derechos del pueblo, abrimos enérgicamente
una vía pacífica del movimiento liberador, que es la
negación misma de todo apaciguamiento y que mira
cara a cara a la realidad.
E n la raíz de nuestra política, como su premisa y
su fundamento, se encuentra la lucha por la paz. E l
imperialismo es por naturaleza belicista y el armamen­
tismo no constituye en él una variante accidental, sino
la expresión de su agresividad y aventurerismo. E s
una coyuntura decisiva, cuando la guerra termonuclear
61
representa el peligro del exterminio de decenas de mi­
llones en pocas horas, los comunistas planteamos a la
humanidad la posibilidad real de evitar ese crimen mo­
vilizando las fuerzas suficientes para contener al im ­
perialismo. E ste es un asunto cardinal y afecta direc­
tamente, así como a todos los pueblos, al pueblo chi­
leno, que enfrenta al imperialismo norteamericano y
aprecia en carne propia la influencia alentadora que
ejerce en sus luchas todo progreso en el camino de
la coexistencia pacífica. Sería un gravísimo error sub­
estimar estratégicamente a nuestro mortal enemigo o
bajar la guardia en la lucha por la paz, por el desarme
general y completo, por la solidaridad activa con Cuba
revolucionaria, por convertir Am érica Latin a en una
zona desatomizada, por la defensa de los principios de
la no intervención.
E n nuestra época crece incesantemente la influen­
cia del socialismo, convertido en el factor determinan­
te dedicado al bien del hombre. E l desarrollo del m ar­
xismo creador, las tesis del X X , el X X I y el X X I I
congresos del Partido Comunista de la Unión Soviéti­
ca, la superación de las consecuencias del culto a la
personalidad, el auge de la democracia socialista, han
estimulado una actividad pletórica y animosa de las
fuerzas revolucionarias en todo el mundo y constitu­
yen avances ideológicos irreversibles, que nutren tam ­
bién nuestro Program a y la práctica de nuestro P ar­
tido, sus luchas y sus éxitos.
Toda la experiencia internacional atestigua que el
fraccionalismo y cualquiera actividad que tienda a se­
parar a los proletarios, a escindir a los pueblos, a rom­
per la unidad de los comunistas, de hecho favorece al
enemigo. Por esto, sostenemos una batalla ideológica
irreconciliable contra las influencias negativas y las
tendencias opuestas a la cohesión ideológica del movi­
miento comunista.
Cam aradas:
L a campaña presidencial representa una oportuni­
dad de que el movimiento popular se abra paso. E s
una posibilidad que hemos ganado con la suma de to­
62
das las luchas de los chilenos que a través de la H is­
toria de la P atria han querido la libertad y el progre­
so. Recibimos esta posibilidad como herencia del he­
roico batallar de Lautaro y Caupolicán, de la obra im­
perecedera de Bernardo O ’H iggins y Manuel Rodrí­
guez, de la suma de los esfuerzos de los que alentaron
ideales democráticos en el siglo pasado, de los hombres
avanzados que participaron en las campañas estudian­
tiles del año 20 y en el Frente Popular, de la ejemplar
trayectoria de nuestros camaradas que 'desde Luis
Emilio Recabarren han organizado a la clase obrera al
calor de combates heroicos. ¡Cómo no vamos a dispo­
nernos a trabajar con todo el cuerpo, mejor que nun­
ca, haciendo de la noche día, cuando de ello depende
que los hogares de Chile tengan felicidad y se presente
una vida alegre para los niños de esta tierra, los que
todo lo merecen!
Estam os empeñados en el trabajo difícil, esforza­
do y hermoso de avanzar con las masas, estamos ha­
ciendo Historia y no nos dejaremos distraer de esta
noble tarea. Desde que el maestro Luis Emilio Réca-
barren fundara, hace más de medio siglo, el Partido
Obrero Socialista, transformado diez años después en
Partido Comunista de Chile, hemos resistido muchas
pruebas y realizado grandes cosas. Ahora, la propia
vida nos exige que nos superemos, que nos multipli­
quemos y avancemos, junto a nuestros aliados de los
partidos Socialista y Democrático Nacional, a las de­
más colectividades que integran el Frente de Acción
Popular y a los movimientos independientes de la Iz­
quierda, para aislar y derrotar a las fuerzas reaccio­
narias y darle a la Patria un gobierno verdaderamente
avanzado y auténticamente democrático. E sta no es,
repetimos, una tarea fácil ni sencilla, requiere una la­
bor tesonera; pero, la enfrentamos con una alentadora
esperanza, basada en una confianza sin límites en lo
que pueden hacer la clase obrera y el pueblo cuando
sienten profundamente una causa y se lanzan a la ac­
ción. Nos dirigimos personalmente a cada comunista
y a cada amigo de los comunistas y les decimos: ca-
63
maradas, hay que trabajar en form a nueva y mejor.
N uestra independencia nacional, conquistada en el
segundo decenio del siglo pasado, y todo lo que hay
en Chile de adelanto en cualquier orden o de alguna
garantía democrática son consecuencias de la voluntad
indomable de los que han encendido esa fe en que el
pueblo sabría abrirse paso. Son ajenos a las tradicio­
nes bravas de nuestra Patria, quienes predican las fa l­
sas virtudes del sometimiento servil y proponen resig­
narse al atraso, la crisis crónica y la miseria. L a ge­
neración actual de este pueblo debe resolver la contra­
dicción entre el imperialismo norteamericano y el pro­
greso del país. Sabremos hacerlo como patriotas chi­
lenos.

¡V iv a el Frente de Acción Popular!


¡V iv a la candidatura presidencial de Salvador
A llende!
¡V iv a el Partido Comunista de Chile!

También podría gustarte