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Clima: se refiere a los patrones de variación en temperatura, humedad,

presión atmosférica, viento, precipitación y otras condiciones


meteorológicas de interés en una región geográfica determinada. El clima
se determina por factores físicos y relaciones entre ellos, en lo que se
conoce como sistema climático, dado que operan de manera ordenada y
recíproca, incluso en los casos de climas extremos. Todo sistema climático
se compone de cinco estratos de interacción: atmósfera, hidrósfera,
criosfera, litosfera y biósfera, cada uno con características químicas y
físicas particulares.

Tiempo: es una magnitud física que se utiliza para medir la duración,


simultaneidad y separación de los hechos y acontecimientos. El tiempo
permite ordenar acontecimientos en una secuencia, de la que se desprenden
las nociones de pasado, futuro y presente. En sentido general, el tiempo
puede ser visto como la magnitud física que permite secuenciar hechos y
determinar momentos y cuya unidad de medida es el segundo.

Efecto Invernadero: es un fenómeno atmosférico que se produce cuando


la radiación térmica (calor) de la superficie de la Tierra, que comúnmente
es emitida hacia el espacio, se encuentra en cambio retenida por los gases
de efecto invernadero (GEI) presentes en la atmósfera debido a la
contaminación del aire. Los GEI más comunes son el dióxido de carbono
(CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O) y los clorofluorocarbonos
(CFC).

El efecto invernadero incrementa la temperatura del planeta impidiendo


que el calor escape, lo que ocasiona un incremento de la temperatura
planetaria. La luz solar que recibe a diario nuestro planeta calienta su
superficie, incluidas las aguas del océano, aportándole una enorme cantidad
de luz y calor que permiten la vida y que inyectan la energía necesaria para
sus distintos ciclos químicos y físicos. Sin embargo, parte de esa energía
calórica se reirradia hacia afuera en frecuencias más bajas (radiación
infrarroja), permitiendo cierto margen de enfriamiento y equilibrio. Este
proceso se interrumpe o se disminuye cuando en la atmósfera abundan
gases como el vapor de agua, dióxido de carbono (CO2), metano (CH4),
los óxidos de nitrógeno (NxOy) y el ozono (O3), conocidos por ende como
gases de efecto invernadero.

Fenómeno de El Niño: es un patrón climático natural que afecta


periódicamente a varias regiones del mundo, especialmente en la región del
Pacífico tropical. Se caracteriza por un calentamiento inusual de las aguas
superficiales del océano Pacífico ecuatorial, que tiene importantes
repercusiones en el clima y el medio ambiente a nivel global. El fenómeno
de El Niño está asociado con la Oscilación del Sur, que son fluctuaciones
en la presión del aire sobre las mitades oriental y occidental del Océano
Pacífico. Durante un evento de El Niño, el calentamiento de las aguas del
océano Pacífico desencadena una serie de cambios en los patrones
climáticos, que pueden incluir sequías, inundaciones, ciclones tropicales y
otros fenómenos meteorológicos extremos. El fenómeno de El Niño no es
estático; su intensidad y duración varían en cada evento, y no todas las
regiones se ven afectadas de la misma manera.

Ciclones: son fenómenos meteorológicos que se caracterizan por vientos


de gran intensidad que giran en círculos como un torbellino. Los ciclones
se originan en la zona de la atmósfera donde la presión es más baja que la
de los alrededores. La intensidad del viento puede provocar todo tipo de
destrozos; las precipitaciones torrenciales, además, suelen causar
inundaciones. Los ciclones se clasifican en categorías del 1 al 5, siendo los
más intensos los de categoría 5, con vientos de más de 252 kilómetros por
hora
Los ciclones se desarrollan sobre extensas superficies de aguas cálidas y
cuando las condiciones atmosféricas alrededor de una débil perturbación en la
atmósfera son favorables. A veces se forman cuando otros tipos de ciclones
adquieren características tropicales.

Los ciclones tropicales son conducidos por vientos direccionales hacia la


troposfera; si las condiciones continúan siendo favorables, la perturbación
tropical se intensifica y puede llegar a desarrollarse un ojo, y pierden su fuerza
cuando penetran en tierra o si las condiciones alrededor del sistema se
deterioran, este se disipa.

Los ciclones tropicales producen grandes daños en las zonas costeras,


mientras que regiones interiores y altas están relativamente a salvo de los
daños, también producen lluvias torrenciales que a su vez pueden producir
inundaciones y corrimientos de tierra y también provocan marejadas ciclónicas
en áreas costeras y las cuales dependiendo de la geografía pueden producir
inundaciones extensas a más de 40 km hacia el interior en llanuras litorales
extensas y de pendiente escasa.6

Aunque sus efectos en las poblaciones y barcos pueden ser catastróficos, los
ciclones tropicales pueden reducir los efectos de una sequía. Además,
transportan el calor de los trópicos a latitudes más templadas, lo que hace que
sean un importante mecanismo de la circulación atmosférica global que
mantiene en equilibrio la troposfera y mantiene relativamente estable y cálida la
temperatura terrestre.
Áreas de formación atípicas: Las siguientes áreas producen ciclones
tropicales ocasionalmente.

Océano Atlántico Sur. Una combinación de aguas más frías y cizalladura


vertical hacen muy difícil para el Atlántico Sur registrar actividad tropical.
Sin embargo, se han observado tres ciclones tropicales en esta región.
Fueron una débil tormenta tropical en 1991 cerca de la costa de África; el
ciclón Catarina (conocido también como Aldonça), que hizo entrada en
tierra en Brasil 2004, con fuerza de Categoría 1; y una tormenta más
pequeña, en enero de 2004, al este de Salvador de Bahía, Brasil, que se cree
que alcanzó intensidad de tormenta tropical con base en los vientos
registrados.

Pacífico Norte Central: La cizalladura en esta área del océano Pacífico


limita severamente el desarrollo tropical, por lo que no se conocen
formaciones de tormentas desde 2002. Sin embargo, esta región es
frecuentada comúnmente por los ciclones tropicales que se forman en el
ambiente mucho más favorable de la región del Pacífico Nordeste.

Pacífico Sudeste: Las formaciones tropicales en esta región son bastante


raras; cuando se forman, frecuentemente están enlazadas a episodios de El
Niño. Muchas de las tormentas que entran en esta región se han formado en
el lejano oeste, en la zona del Pacífico Suroeste. Afectan a las islas de
Polinesia en casos excepcionales.

Mar Mediterráneo: A veces se forman tormentas con estructuras similares


a las de los ciclones tropicales. Algunos ejemplos de estos "ciclones
tropicales mediterráneos" se formaron en septiembre de 1947, septiembre
de 1969, enero de 1982, septiembre de 1983 y enero de 1995. Sin embargo,
hay cierto debate sobre si la naturaleza de estas tormentas fue realmente
tropical.37

Subtrópicos Templados: Las áreas más allá de los treinta grados del
ecuador normalmente no son conductivas para la formación o
fortalecimiento de ciclones tropicales. El factor limitante primario es la
temperatura del agua, aunque una mayor cizalladura vertical también es
otro de los factores. Estas zonas en ocasiones son frecuentadas por ciclones
moviéndose desde latitudes tropicales. En raras ocasiones, como 198840 y
197541 pueden formarse o fortalecerse en esta región.
Bajas Latitudes: El área entre los paralelos 10° N y 10.º S no
experimentan una presencia significativa del efecto Coriolis, un ingrediente
vital para un ciclón tropical. Sin embargo, en diciembre de 2001, el tifón
Vamei se formó al sudeste del mar de la China Meridional e hizo entrada
en tierra en Malasia. Tuvo origen en una formación tormentosa en Borneo,
que se movió hacia el mar de la China Meridional.42

Los Grandes Lagos: Un sistema tormentoso que parecía similar a un


huracán se formó en 1996, en el lago Hurón. Formó una estructura con el
ojo típico en su centro y

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