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Corrección de la Actividad 2

El bosque era (ser) mi casa. Allí vivía yo y lo cuidaba. Intentaba


(Intentar) tenerlo siempre limpio y arreglado como buen amante de la
naturaleza que soy. Pero un día, mientras estaba (estar) recogiendo la
basura que se habían dejado/se dejaron (dejarse) unos domingueros,
oí (oír) a alguien que se acercaba (acercarse).

Rápidamente, me escondí (esconderme) detrás de un árbol y vi (ver)


a una pequeña niña que caminaba (caminar) tranquilamente con una
cestita en la mano.

«No tengo de qué preocuparme» me tranquilicé (tranquilizar). Pero


había (haber) algo en ella que no me gustaba (gustar) un pelo. Vestía
(Vestir) de una forma muy llamativa, toda de rojo, con una capucha,
como queriendo ocultarse de la gente.

Aún así, salí (salir) de mi escondite para saludarla e intenté (intentar)


ser educado: me presenté (presentarme), le pregunté (preguntarle) a
dónde iba (ir) y ofrecí (ofrecer) mi ayuda, como haría todo lobo bien
educado.

Ella me contó (contarme) que iba (ir) a ver a su abuelita así que le
sugerí (sugerir) el camino más seguro, ya que el camino que ella iba a
coger era (ser) más peligroso. Después, se fue (irse) por el camino que
yo le había indicado (indicar a ella). Yo me quedé (quedarme)
reflexionando sobre la niña y pensé (pensar) que no me había dicho
(decirme) la verdad, que ocultaba (ocultar) algo peligroso en esa
cesta. Así que tomé (tomar) el camino más peligroso, pero más rápido,
para averiguar si realmente era (ser) su abuelita y si no lo era (ser),
advertirle de que estaba (estar) en grave peligro.

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