Está en la página 1de 44
NACION Y SOCIEDAD EN | LA HISTORIA DELPERO ff cis tt lal Peter FE Klarén : ZS Z Capitulo VIII La Republica Aristocratica, 1895-1919 EL Pend ingres6 ahora a un periodo singular en su historia modema, signado por unraro consenso politico, una amplia 5, por lo menos en un principio, Conocido porlo general en la tistoriograffa peruana como la «RepiblicavAristocratica», habria de extenderse, conbrevesinterrupciones, desde 1895 hasta después del final de la Primera Guerra Mundial, en 1919. El consenso se derivaba en parte del pacto entre los partidos Civily Demécrata, que tenia grandes ventajas para ambos bandos, siendo una de losmnés importantes la uni6n de fuerzas para derribar al opresivo gobierno de C4- cetes, Porsu parte, Piérola comprendié que sin el respaldo de la emergente oligar- qua civlista seria imposible gobernar. En cuanto a los civilistas, Nicolas de Piérola pronto pas6 a ser su chombre a caballo», el caudillo andino carismatico, capaz de convocar un amplio respaldo popular y pacificar el pats. Sinembargo, en el largo plazo,l6s eiilistasfuleton los principales beneficiatios . Luego de que los cuatro afios de gobierno de Piérola lle- grrana su fin en 1899, se sobrepusieron astutamente a sus rivales demécratas al oblener el control de puestos gubernamentales claves y en particular del aparato electoral, lo que les permitié alcanzar la presidencia en 1900. De ahfen adelante n conservarla hasta 1919 mediante la manipulacién electoral y otras tacticas, salvo por un breve intervalo antes del estallido de laPrimera Guerra Mundial __Balo el gobiemo de Piérola, el pais logré un grado de modemizacién, diversifi- ‘aciony una expansin econémica impresionantes, provocadas por una conjuncion 'nusualmente favorable de factores. En primer lugar, el nuevo consenso politico Bee involucré a los dos partidos politicos mas importantes, sino que abarcé amplia gama de intereses econémicos. Ellos inclufan los de los hacendados Escaneado con CamScanner ergentes industriales y los de los comerciantes, Peter Klarén 256 lanecesidad de crear un cima propicio paralasinversongs rra. Todos coincidfan en y mecanismos de control En segundo lugar, la 1892 hizo que se tuviera a! | social para las masas. desaceleraci6n de lainversiGniextranjera después. 4, ue volver hacia la ene fe capital doméstiog j6n econémica. La demanda internacional de Seca eee as peruanas se evant6 a medida que Occidentor an gin dela depresén de 1893-894 ¢iniciaba un periodo de exparsiGn ind trial. Los exportadores peruanos, ayudados por una tasa de cambio favorable Nnego de la devaluaciondelsolen 1892, lograron ampiarla produccién yla vena de productos agricolas tales como aztcar, lana, algod6n y café, asf como demi nerales industriales.como cobre, zinc y plomo. izacion, como normalmente sucede, para incrementar lacficiencia y la produccién. Sin embargo, en este caso las f amedida que los empresarios descubrian un creciente merca- do intemo debido al alza de la demanda de bienes locales por parte de los trabaja- dores asalariados, y de bienes de capital, ambos en el sector exportador. Por ejemplo, yaamediados de la década de 1890 habia 24,000 trabajadores azuca- reros y 66,600 mineros cuyos salarios alimentaban la demanda de consumo popt- Jar, abastecida cada vez mas por fabricantes locales. Del mismo modo, los bienes de capital para la construcci6n de ingenios azucareros y fundiciones para la plata y el cobre eran manufacturados en fundiciones locales, al igual que los equipos con que extender los ferrocaniles hacia las zonas mineras. Muchos prominentes hacendados azucareros, mineros y comerciantes expor- tadores estuvieron en la primera linea de esta tendencia manufacturera. Por ejemplo, el hacendado azucarero José Pardo, quien en breve llegarfa a ser presidente, igual que su padre antes que él, fund6 y administré la fabrica textil limefta La Victoria a partir de 1897. Ese mismo aio, el empresario Eulogio Fernandini desarroll6 una de las mas grandes fundiciones de la sierra central con maquinarias arduamente llevadas en recuas de mulas a su hacienda Huaraucaca. Pardo, asimismo, estuvo involuerado en la fundacién de una serie de bancos y compajifas de seguros que movilizaron y dirigieron capital a las manufacturas, y cuyas juntas directivas inclufan amuchos exportadores prominentes. Podemos cuantificar de diversas formas esta poderosa, aunque relativamente breve, alza en la industrializacién por sustitucién de importaciones de finales de urbanas que fabricaban bienes de consumo masiv? Jab6n, cigarrillos, zapatos, camisas, muebles, vinos 1 Oy 1902 elles - ante 18409 1870, antes us la Guerra del Pacifico de 1879. En forma similar, la riipacin de los bienes de consumo importados cays de cincuenta y ocho por ento en 1891-1892, a cuarenta y nueve por ciento en 1900 y treinta y nueve por Sento en 1907. La caida fue especialmente marcada en los textiles —més de cin- etenta por ciento— entre 1897 y 1907. Ella se debié ala apertura de cinco nue- (ps abricas textiles de algodén en una sola década—de 1892 a 1902—, financia- gasyadministradas por industriales nativos como Pardo. La produccién local de textes subio de menos del cinco por ciento en 1890, a cuarenta y dos por ciento en 1906. La producci6n comprendia principalmente telas mas baratas o de tipo popular, lo. que indica la naturaleza de masas de la demanda local. En general, ra 1899 habia tal vez unas 150 fabricas modernas que empleaban unos seis friltrabajadores; unos Cuantos afios antes, los industriales habian organizado su propio grupo de interés —la Sociedad Nacional de Industrias—a instancias de Piérola. Unared financiera ampliada que inclufa bancos y otras instituciones crediticias | faclité la movilizacion y el flujo de capital, tanto al sector exportador como al manufacturero. El capital bancario se cuadruplicé en una década, yen 1896 se abrié una bolsa de valores. 1898 el gobierno logré financiar su déficit presupuestario integramente con la emisi6n de nuevos bonos. Elprograma econémico y fiscal de Piérola mejoré la tendencia hacia un cre- cimiento y desarrollo aut6nomos, asf como ala centralizaci6n y mayor eficiencia delestado. Por ejemplo, Piérola elevé los aranceles para proteger las nacientes in- dusttias, e incentivé la construccién de caminos en el interior como un acicate al comercio, al autorizar la movilizacién de cuadrillas de trabajadores de las comunida- des locales de indigenas. Ademiés, el sistema tributario fue reorganizado por comple- to, abandondndose el viejo tributo indigena y estableciéndose una nueva agencia recaudadora estatal en reemplazo de la antigua préctica de arrendar el cobro de losimpuestos. La abolicién de la contribuci6n personal buscaba minarla base de las rentas de las Juntas Departamentales descentralizadas de Caceres. En su lu- gat, Piérola establecié un nuevo impuesto ala sal en 1896, un gravamen regresivo que golpes a las familias campesinas con tanta dureza como el antiguo tributo, eto cuya renta ingresaba ahora directamente al tesoro nacional. El nuevo impuesto Provocé una serie de protestas y resistencia popular, sobre todo en lugares como lasprovincias de Huanta y La Mar, donde las violentas protestas campesinas fue- Yon reprimidas brutalmente por las autoridades (Manrique 1988; Husson 1992). Asimismo, Piérola cre6 un ministerio de fomento, que inmediatamente em- Prendié la revision de la anacrénica legislacién que regia el comercio y la mineria, Parte de la cual se remontaba a més de un siglo antes, alas reformas borbénicas 4eltardio siglo XVIII. Ansioso por fomentar una cooperaci6n mds estrecha entre VIII / La Reptiblica Aristocratica, 1895-19 19 257 Escaneado con CamScanner peter Klarén 258 el Estado y la sociedad civil, piérola estimulo @ los pee : 2 los nino que siguieran alos industriales y organizaran SY Dears cional Agraria la Sociedad Nacional de Minerfa. Jrénicamente, en $ politicas econémicas eae ahora ser mas un capitalista civilista modernizador que un tradicionalista catélico e hispanéfilo. Por tiltimo, Piérola emprendi6 la una instituci6n que habia arrojado una reestructuracion de las fuerzas armadas, Targa sombra sobre el curso politico del f independencia. De hecho, en tanto que se trataba de una de las po- one Teletivemente coherentes en el transcurso del siglo XIX, ella fue -lacosta, otro en los mineros y los latifundistas de lasierra central; y otro mas en’ elcomerciolanero del sur. Otros ven a la oligarquia como una entidad conformada principalmente por hacendados, exportadores, empresarios y banqueros costefios, que se cohesionaban en Lima en torno al Estado y que tenian vinculos con el ca- pital extranjero (Flores-Galindo et al. 1978). El poder econémico y la cercanfa al gobierno facilitaban la penetracién oligarquica y su control del centro, en tanto que las alianzas con los gamonales de la sierra aseguraban el control de las pro- vincias circundantes, en donde el alcance del gobiemo central seguia siendo débil y tentativo. Gorman (1979), otro historiador, sostiene que la oligarquia representaba miiltiples intereses sectotiales distintos, en una economfa nacional no integrada y extremadamente heterogénea. Sin embargo, los partidos politicos existentes no lograron mediar entre estos intereses disimiles a nivel de la politica estatal. Las evidencias a favor de esta tiltima posici6n son bastante amplias cuando considera- Escaneado con CamScanner << mos simplemente las divisiones existentes entre los intereses agrarios. Por e los hacendados del azticar y el algodén discrepaban vehementemente sobre cues nes puntuales, tales como quién debfa pagar impuestos. Lo crucial para ambo, grupos era un acceso lo bastante amplio al Estado como para asegurar el conte) sobre los funcionarios locales cuyos poderes policiales, judiciales y de distribucién de las aguas constituian puntos neurélgicos para los intereses de los hacendados Claro esta que la oligarquia s{ tenfa una mentalidad y perspectiva comtin en lg que respecta a las cuestiones ms amplias del papel del Estado en la sociedad, la necesidad de controlar las clases populares. . Silas fuentes de desacuerdos y discordia dentro de la oligarquia fueron mal. tiples en este periodo, es en el Congreso donde parecen ser claramente evidentes, El ntimero de ministros depuestos entre 1886 y 1919 fue notablemente elevado; segiin una cuenta, cincuenta y siete de justicia, sesenta y cuatro ministros de gue. ra, sesenta y cinco de hacienda y setenta de gobierno. Es més, la legislatura tam. bién rechazé los presupuestos enviados por el presidente para su aprobaci6n en 1901, 1903, 1911, 1914y 1917, y derroié una serie de otras importantes iniciativas presidenciales. Esta discordia se debia principalmente al hecho de que la elite cos- tefia y el presidente debian compartir el poder en la legislatura con un ntimero des- proporcionado de representantes de la clase gamonal del interior. Aunque ello tra- jo consigo cierta interdependencia entre las elites costefias y los gamonales dela sierra en lo que respecta al control social, también explica las divisiones sobre cuestiones espectficas que afectaron aa oligarquia y la economia de exportacién, que iban desde el patrén de oro y las leyes bancarias y monetatias, a los impuestos a las exportaciones y las concesiones a extranjeros. Si bien la oligarquia no era omnipotente, fue mas modema y empresarial de lo que hasta ahora se ha dicho. La postura dependentista plantea que ella fue una clase social regresiva de mentalidad rentista, que inhibié el desarrollo y fue incapaz de promover la modernizacién. En forma revisionista, Quiroz (1993) sos- tiene que por el contrario, fue una clase dinaémica y empresarial que actué en for- mas mayormente racionales y capitalistas, y que diversific6 sus actividades econémi- cas tradicionales del comercio y la agricultura a las finanzas, las manufactures ¥ el desarrollo urbano. El hecho de que la economfa peruana titubeara en la década de 1920 y mostrara serios problemas estructurales, la dependencia entre ellos, s¢ debid, no al presunto comportamiento anacrénico y sefiorial de esta oligarav'® sino a otras causas. Es més, a esta oligarquia progresista no le falté un proyecto de desarrollo capitalista para el Peri, como han sostenido usualmente los dependentistas. oe sando que el pais contaba con un medio natural particularmente idéneo ene desarrollo agricola y minero, las politicas que prescribié para el crecimiento Ps a modernizaci6n subrayaron la liberalizacién de las prerrogativas patrimonieles 270 Peter Klarén ‘emplo, Escaneado con CamScanner VIII / La Repiblica Aristocratica, 1895-1919 271 Estado; la atraccién del capital extranjero; la mecanizacién de la produccién agraria y minera; el desarrollo de la infraestructura, como Ifneas férreas, carreteras y obras de urbanizacién; la construccién de grandes proyectos de riego; y la atrac- cién de la inmigraci6n europea, de preferencia anglosajona. También fue impor- tante la asimilacién de las propiedades corporativas pertenecientes a la Iglesia y las comunidades indias al sector moderno de la economia, asf como de los latifundistas «feudales», y la integracién de la poblacién indigena a una moderna 1 fuerza laboral asalariada que serfa capaz de fomentar la producci6n y el crecimiento capitalistas. En vista de este programa de desarrollo y el uso del Estado para impulsarlo, podrfa cuestionarse la interpretacién liberal y evolucionista que la elite supuesta- mente tuvo de la relacién entre el Estado y la sociedad. Esta postura, tal como la expresara un investigador que ha estudiado el pensamiento econémico dela elite, sugiere que la oligarquia crefa firmemente que «el destino de la sociedad se decide fundamentalmente en el nivel individual y el Estado no es sino un factor orientador, que no tiene ni los medios nila responsabilidad de predeterminar, y mucho menos realizar, un tipo de sociedad particular» (Gonzalo Portocarrero, citado en Love y Jacobsen 1988: 145). Sin embargo, semejante tipo ideal de liberalismo clasico de laissez faire era, en realidad, mucho més complejo y complicado. De hecho, Ja- cobsen (1988: 146; 1993) sostiene que lo que caracteriz6 al gobierno de la elite durante la Republica Aristocratica, fue una combinacién mucho més proteica de los enfoques liberal e intervencionista, en lo que respectaa las cuestiones econémi- cas y sociales. e intervencionista del estado peruano, asi como con los patrones personalistas y clientelistas del comportamiento politico de la elite antes mencionados. Tanto Ja- cobsen (1993) como Trazegnies (1980) enfatizan estas tendencias contradictorias (liberal y tradicional) de la oligarquia y sugieren que en el Pert, ella buscé llevar a cabo una modernizacién de tipo tradicional. Buena parte de la fuerza impulsora del programa de desarrollo liberal y ca- pitalista de la elite se derivé de su reaccién a las desastrosas consecuencias de la Guerra del Pacifico. Ella vio no sdlo cémo su patrimonio nacional era tomado, si- no que aderés, su control absoluto del pats se evaporé momentdneamente ante un invasor extranjero y un difundido levantamiento popular. Patalevitarlarepeticion de semejante calamidad en el futuroylavelitepens6 que el Reréxdebiafomentar scales, disefiadas para desarrollar nuevas fuentes de riqueza que reemplazaran a la desastrosa sobre-especializacién y los habitos derroct de la era del guano. peee actitud fue resumida por Augusto B. Leguia, el ministro de hacien- da (1903-1908) y un prominente vocero de la elite civilista progresista, al afirmar que «aquella préspera y comoda situacién [la era del guano antes de la guerra] Escaneado con CamScanner “= 272 Peter Klarén s6lo parecia serlo; estabamos siendo engafiados, seguimos Seca aan bimos. Hoy no vivimos con liberalidad, pero tenemos honesti ‘a aA luest 6 Presu- Puestos estan equilibrados». Otro miembro de la elite, Manvel icente Villarén, un civilista progresista y catedratico de derecho de inclinaci6n positivista en Ia Universidad de San Marcos, expres6 el nuevo espfritu capitalista de la época trust al afirmar que «ya no son los cafiones los que logran el triunfo, sino, cérteles y comptoirs», y que «para nosotros, hoy la riqueza es mas un asunto de dignidad, honor y tal vez independencia, que una cuestién de comodidad y cultura» (citado en Quiroz 1984: 54). Claro est que semejante forma de ver las cosas inevitable. mente llev6 a la oligarquia a forjar vinculos 0 alianzas con el capital extranjero, virtualmente la tinica fuente de inversién disponible: Pero unas serias fisuras politicas se manifestaron en la oligarquia a comienzos de la Reptiblica Aristocratica, incluso cuando se justificaba al capitalismo liberal como un medio con el cual modernizar al Perti y fortalecer a la clase dominante. El acercamiento entre los rivales demécratas y civilistas, que permitié a Piérola triunfar en la «revolucién del 95», c , ambos partidos acordaron un candidato que sucediera a Piérola: el hacendado suren Lépez de Romana | elcrucial aparato electoral de la Junta Electoral Nacional. Ello permitié a Manuel Candamo, el jefe de este partido, ganar la presidencia en 1903. Desde entonces hasta 1919, la historia Politica del Pert estuvo esencialmente dominada por el Partido Civil. Sin embargo, su dominio no puso fin nalismo politico, pues el partido mismo se habfa dividido en grandes faccionen, La division seguia fundamentalmente line eas generacionales y personales, antes que ideolégicas o programaticas, La genera ci6n més vieja, encabezada li- Ygente patdaro Isaac Alzamora, uchSporcontolarel paiva ce an sea ouetloeeans . ee logrado mantener la paz entre las deceso a, comienzos de 1904 desen- n de su sucesor. Pardo gané la puja ah facciones durante sus cuatro afios de ierno. alas divisiones oligarquicas o al faccio- En 1908, Pardo eligi al empresario y joven turco» evi 8 gue) su nsto de haclendaymaximoasesorpaltioane oe. tido para la presidencia, Losi litico, como candidato del par- Escaneado con CamScanner VIII / La Repdblica Aristocratica, 1895-1919 273 vieja guardia recelaban de Leguia, a quien vefan como un arribista de clase media que earecia de las conexiones necesarias conilas familias masiantiduas. Este, por su parte, aunque un leal hombre de partido, resentfa este rechazo de la vieja guar- dia y después de su eleccién procedié arbitrariamente paraimarginarlaidellasposi- cionesideliderazgo ensunuevo gobierno. Esto, as{ como su intento de llevar a al- gunos demécratas prominentes a su administracién, condujo a una divisién partida- ria més profunda que culmin6 en una feroz lucha de ambas facciones por el con- trol del Congreso. Cuando el Presidente intenté arreglar las elecciones legislativas de 1911, sus oponentes civilistasformaroneli«Bloque» con miembros de los partidos de oposi- cién. Entonces, luego de un choque armado entre ambos bandos en el exterior del palacio legislativo el 13 de julio, el ala que se oponfa a Leguta dejé el partido para formar el Partido Civil Independiente. Los arbitrarios intentos efectuados por Leguia para gobernar independientemente de la jerarquia partidaria fueron los que provocaron el sustancial debilitamiento del-civilismo como fuerza politica y no las diferencias ideolégicas, econdmicas 0 sociales dentro del partido. Seguin Gonzalez Prada, «gracias a Leguia; el civilismo dej6 de serlamaderafuerte dela construcci6n, convirtiéndose més bien en un palo débil comido por los gusanos, Uitil s6lo para tirar al fuego» (citado en Stein 1980: 32). Elorden social del pafs experimentaba algunos cambios fundamentales en el mismo momento en que el partido gobernante comenzaba a desarmarse. La poblaci6n peruana habia crecido lentamente en el iltimo cuarto del siglo XIX, de 2.7 millones sequin el censo oficial de 1876, a un estimado de 3.7 millones en 1900, un crecimiento medio anual de alrededor de uno por ciento. Una década més tarde, en 1910, el ntimero de habitantes habfa aumentado a 4.2 millones, y una década después, en 1920, aleanz6 los 4.8 millones, incrementéndose la tasa de crecimiento medio anual a 1.2 por ciento y 1.5 por ciento, respectivamente (Webb y Fernandez Baca 1990: 97). La gradual tendencia ascendente en la tasa media anual de crecimiento coincidié con la recuperacién y la expansion econ6émica de la década de 1890. en En lo que respecta a la poblacién de Lima, ésta permaneci6 virtualmente estacionaria —100,000 en 1876 y 104,000 en 1891, reflejando asf el impacto de la guerra yy de las conmociones civiles de la década de 1880. Sin embargo, con laaceleracién del ritmo de la economia, ella subi6 en 35.5 por ciento a 141,000 en 1908, y en cincuenta y nueve pot ciento y224,000 en 1920. El vecino puerto del Callao, el punto principal deb afl em " ,000 Escaneado con CamScanner —= 274 Peter Klarén cada vez més grande de emigracién desde el interior al centro econémicamente activo. Esta migracién interna, que se incrementaria dramaticamente a lo largo del siglo en diversas oportunidades, es visible en el creciente porcentaje de la po. blacién limefia nacido afuera de la capital. En 1858 era 37 por ciento, 58.5 por ciento en 1908 y 63.5 por ciento en 1920. Otro factor en el crecimiento de la poblacién limefa —aunque no del pais— a partir de la década de1890ifue latmejora'generalen la:salud publica desde comienzos de siglo. Com auurbanizacién y lamodernizacion llegaron mejores ain i i ica que ayudaron a reducir la incidencia de enfermedades La tasa de mortalidadicomenz6vaidisminuir después de1895, marcando asf el advenimiento de lamodemizacion demogréfica», esto es unas tasas de fertilidad y poblacién en constante crecimiento. La conclusién, al fin, de los ferrocarriles central y del sur, que unfan la costa con la sierra, también facilit6 un mayor movi- miento de personas desde el interior, aun cuando su objetivo principal era abrir el camino para la explotacién de sus abundantes recursos naturales. El ferrocanil central entre Lima y La Oroya se completé en 1893, y luego se extendié al impor- tante pueblo comercial serrano de Huancayo en 1909. El ferrocarril del sur se completé en 1908 y unié el puerto de Mollendo con el Cuzco, a través de Arequipa y Puno, en el lago Titicaca. La formacién de la clase obrera Amedida que la poblaci6n peruana se expandia y urbanizaba gradualmente, y su economia de exportacion se diversificaba y crecfa durante la Reptiblica tica, lo mismo sucedfa con su mano de obra. azucareras (30,000) velandonerandelncosia (35,000), enilasminas de la sierra (plata, oro y cobre: 20,000-25,000), en los campos petroleros del exiremo norte de la costa, y en los talleres del recién terminado sistema ferroviario. Los 300,000 trabajadores estimados en el caucho y la lana estaban més dispersos y aislados. Incluyendo a estos tiltimos, todos surnaban unos 80,000 a 120,000 trabajadores, centre cinco y ocho por ciento de la fuerza laboral estimada en 1.53 millones en ladécada de 1890. ‘Sin embargo, a pesar del ereciente nimerode trabajadores, varios factores: _ Entre ellos retardaron su organizacién en gremios 0 sindicatos en estos enclaves. estaban el aislamiento ylalejanfa de los sectores laborales urbanos mas dinémic®, |. Las Escaneado con CamScanner VIII / La Repdblica Aristocratica, 1895-1919 275 ros de las haciendas en las afueras de Trulllo, cados répidamente porlas autoridades. Sin embargo! contrarse enla costa norte, pero fueron sofo- ., donde podian en- a ». Si también incluimos la categoria de artesanos, el ntmero de «obreros» crecié en Lima de alrededor de 9,500 (9.5 por ciento de la poblacién) en 1876 a casi 24,000 (16.9 por ciento) en 1908 y a més de 4,000 (19.8 por ciento) en 1920. Las cifras del Callao se elevaron por encima de 4,000 en 1905 y 8,400 en 1920. Dado que estaba concentrada en la capital, laclase obrera de Lima-Callao era més dinémica que sus contrapartes rural-pro- vinciales. Como sefiala Blanchard (1982), los trabajadores tenian alli acceso a di- rigentes politicos ¢ instituciones nacionales y extranjeros, y alas ideas de periodistas e intelectuales, con los que podian contar para apoyarlos en sus demandas y en sus movilizaciones. ~ @raidel guano, cuando se formaron las primeras sociedades de socorros mutuos y la agitacién laboral estallé en Lima y se esparcié a algunas ciudades de provincias. Aligual que los gremios del periodo colonial, el mutualismo suraié para proteger los intereses de los artesanos de las amenazas de las incipientes manufacturas y las crecientes importaciones. A partir del cobro de cuotas, las sociedades también daban ayuda financiera asus miembros que cafan enfermos, quedaban incapacita- dos o desempleados, y para cubrir los costos funerarios. ‘Asimismo, unaagitacién laboral més militante, en forma de motines y huelgas, estallé ocasionalmente en esta temprana fase de la historia obrera. Sin embargo, hasta después de 1895 no comenzaron a producitse frecuentemente en Limalas protestas y huelgas industriales entre los obreros textiles, panaderos, bancarios y los trabajadores ferroviarios, estibadores y de fabricas, pero se limitaban a cada sector individual y por lo general involucraban la demanda de salarios més altos y mejores condiciones laborales. Dada jadores fe jiaric El gobierno temia to- productos desde y hacia el extranjero que pudiera tanto en el sector ptiblico como en el da perturbacién en el flujo de disturbar la economfa y reducir las rentas, Se todo, el progreso de los trabajadores fue relativamente lento hasta la Primera Guerra Mundial. Escaneado con CamScanner — 276 Peter Klarén corros mutuos, con un promedio de doscientos miembros cada una, agrupada, en una de las dos principales confederaciones laborales de Lima. En general, log trabajadores preferian una politica de conciliacién con el gobierno antes que de confrontacién. Sin embargo, no muy entrado el nuevo siglo, los anarco-sindicalistas em, ron como un desaffo al mutualismo, que rehufa los enfrentamiento: Elanarguignd Latina durante el tardfo siglo XIX y comienzos del XX. Fue llevado al Pert nada menos que po! de imidosi y las masas trabajadoras andiné lez Prada retorné al Perti en 1898 tras una estadia de siete afios en Europa en la cual se convitti6, en. tre otras cosas, enlunianarquistaiconvictoy confeso, En la década de 1890 Euro- : pa rezumaba nuevos movimientos que cuestionaban las convenciones morales, politicas y artisticas de la época. Uno de los movimientos mas extremos era e| anarquismo, que propugnaba la justicia social y la total libertad individual en una sociedad sin Estado y con una propiedad privada limitada. j Si Europa, con su rapido avance industrial y creciente proletariado urbano, expuesto a las vicisitudes y la explotacién del temprano:capitalismoidelilaissez i licales, lo mismo sucedié con la versién neo-colonial y orientada a la exportaci6n del Perti. De hecho, el . Los artesanos, que valoraban la empresa individual, lo vieron ‘como una proteccién contra las dislocaciones con las que los amenazaba el avance inexorable de la mecanizacién y el sistema fabril. Para el naciente proletariado, que era un producto de estas mismas fuerzas, i i aitravés del cual:cuestionar los bajosssalarios, el desempleo periédico y las duras condiciones de vida en que vivian y trabajaban; ellas se ilustran en este testimonio sobre los alojamientos de los trabajadores en los ingenios textiles de Vitarte y La Victoria: } [...] siguieron siendo pequefios, oscuros, htimedos [y] sin ventilacién, agua pot le o sanitarios, y ahora cada vez mAs costosos. Estaban situados en las partes més insalubres de la ciudad, donde enfermedades tales como la tifoidea, los de- s6rdenes intestinales, la tuberculosis, la peste y la malaria eran endémicas: 2 oT Ilas del rio Rimac, cerca al hospital y el campamento de incurables, y cerca al laz=- reto, en donde estaban aislados los que sufrian de la peste. Las pilas de excrement eran algo comtin en estas zonas, suméndose a los riesgos para la salud (Blanchard 1982: 51). Las condiciones laborales 7 0 on Vit Escaneado con CamScanner VIII / La Repdblica Aristocrética, 1895-1919 277 Elanarco-sindicalismo prosperé en este medio socioeconémico. Los diarios anarquistas espaiioles y los libros de Proudhon, Bakunin, Malatesta y otros se conseguian con facilidad en Lima e incluso en ciudades de provincias como Trujillo y Arequipa. Pronto aparecié una serie de diarios anarquistas de fabricacién casera, comenzando con Los Parias, fundado por Gonzélez Prada en 1904, y sequido por otros con nombres disefiados para atraer exclusivamente a los trabajadores, como El Hambriento y El Oprimido. Al comienzo, la principal contribucién del anarquis- mo fue la promocién de una cultura marcadamente obrera. Surgieron diversos grupos teatrales, musicales y literarios con participantes de la clase obrera, que desarrollaban temas y causas definidamente proletarios. Asimismo, se organizaron cfrculos culturales para discutir las iltimas ideas de Bakunin 0 Kropotkin, en tan- to que en la fabrica textil de Vitarte los trabajadores crearon un dia especial de ce- lebracién obrera, llamado la Fiesta de la Planta. Estas nuevas actividades educa- tivas y culturales, asf como la profusi6n de diarios que las promovian, sugieren la composici6n y el liderazgo predominantemente artesanal del incipiente movimiento de los trabajadores de Lima, dado el nivel relativamente alto de logros culturales yeducativos. _se laprimera gran huelga bajo la influencia anarco-sindicalista tuvo lugar en 1904, entre los trabajadores portuarios del Callao. Aunque en tiltima instancia no tuvo éxito, ella produjo el primer martir del movimiento, y su entierro ptiblico dio asus lideres una plataforma mediante la cual realizar una labor proselitista entre la fuerza laboral de la ciudad, al igual que una gran celebracién por el Dia del Tra- bajo al aiio siguiente, con Gonzélez Prada como figura central. En adelante, am- bos sucesos serfan celebrados con regularidad por anarquistas y mutualistas por igual, con una marchaa la tumba del mértir, discursos y una velada de entreteni- miento, recibiendo los trabaj as celebraciones del Dia del Trabajo también forjaron un sentido de unidad y de Clase entre la naciente clase obrera peruana. la creciente influencia del anarco-sindicalismo lenamente en el movimiento obrero. En ese aio aparecié La Protesta, un nuevo periddico anarquista editado por Delfin Lévano, hijo de uno de los primeros lideres del movimiento, Este afio también vio la primera hhuelga general en Lima. La encabezaron los trabajadores textiles de Vitarte, que exigian salarios més altos, una jomada de diez horas y la eliminacién del tuo nocturne, Al arrestarse al corité de huelga, ottos grupos, entre ellos los panaderos, chéferes de 6mnibus y anarquistas se unieron para proclamar una huelga general en solidaridad. Al dia siguiente la ciudad estaba virtualmente peta por la huelga y el gobierno se vio for jadores. El paro result6 un gran’ conciencia de Sin embargo, hasta 1911, més militante no se hizo sentir pl Escaneado con CamScanner 278 Peter Klarén laboral en visperas de la eleccién de Guillermo Billinghursten 1912, posiblemente el primer presidente populista en la historia del pais. En cierta forma Guillermo Billinghurst era un defensor inesperado de las nuevas clases trabajadoras de Lima. Nacido en 1851 en la provincia surefia de ‘Atica, era hijo de un acaudalado hombre de negocios que hizo una fortuna con el comercio de nitratos en Tarapaca. Elorigen britanico de la familia se derivaba de su abuelo, que combatid, al igual que varios de sus compatriotas, en las querras de independencia de comienzos del siglo XIX. Dado que la fortuna de los Billinghurst provenfa de los nitratos yno dela tierra, y que Ja familia tenfa vinculos empresariales mas fuertes con Santiago que con Lima, ella estaba al margen de las treinta o cuarenta familias que gobernaban la Republica Aristocratica Billinghurst no queria en. modo alguno ala elite de poder civilista y respaldé al demécrata Piérola en la «revolucion del 95", siendo recompensado con el nombramiento de primer vicepresidente. Sin embargo, sus aspiraciones de llegar a la presidencia se desvanecieron debido a las propias ambiciones politicas de Piérola, quien, esperando ubicarse para regresar posteriormente al cargo, mantuvo sualianza con los civilistas eligiendo como su sucesor. al nada controvertido hacen- dado azucarero surefio Eduardo Lépez de Romafia, que era aceptable para sus aliados. Esta eleccién puso fina la amistad de Billinghurst con Piérola y momentanea- menie le llev6 a las margenes de la politica y de vuelta a sus intereses empresatiales. Con todo, presintiendo el potencial politico de la emergente clase obrera, pronto volvié a la escena ptiblica y gané la alealdfa de Lima en 1909. Durante sus dos afios como alcalde, Billinghurst emprendié una serie de reformas populares que beneficiaron a los trabajadores. Estas reformas inclufan el subsidio para la carne vendida en barrios pobres; la persecucién del alza ilegal de los precios por parte de Jos vendedores; la destrucci6n de algunos barrios bajos urbanos, incluyendo el ba- rio chino; la construccién de viviendas de bajo precio para los obreros; la mejora de la provision de agua potable de la ciudad; y la intervencién en huelgas en be- neficio de los trabajadores. Al final de sus dos afios de gobierno, y ya cercanas las elecciones presidenciales de 1912, Billinghurst era una figura popular entre las clases trabajadoras. om : eee . Sin embargo, sus posibilidades eran inciertas, dadas “listas para suceder a Leguta. las divisiones en el partido que llevaron a la formacién del opositor Partido Civil Independiente el afto anterior. t . Alentados por su recién descubi poder en la exitosa huelga general del afio anterior, los obreros se organizaron ¢n nombre del popular ex-alcalde y demostraron la fuerza electoral de Billinghurst¢! Vill /La Repiblica Aristocrética, 1895-1919 279 tiltimo domingo antes de los comicios con una inmensa manifestacién en la ca- pital que atrajo a més de veinte mil sequidores, contra los dos mil de Aspillaga. El antiguo comerciante de nitratos fue apodado «Pan Grande» porla prensa popular, cuando unos cuantos sequidores desplegaron una banderola que contrastaba el futuro costo de este producto entre los dos candidatos —la hogaza mds pequenia aveinte centavos en caso de ganar Aspillaga, ya cinco si vencfa Billinghurst— y see urgié a que declarara formalmente su candidatura, Elproblema era que Billinghurst tenfa poco tiempo para organizar su campafia y Leguia rechaz6 su pedido de ultimo minuto para posponer la eleccién. Con el aparato electoral gubernamental firmemente del lado de la candidatura de Aspi- llaga y el sufragio limitado (el alfabetismo y las propiedades como requisitos) que restringfa la participacién popular, la negativa de Leguia hizo que los obreros con- vocaran otro paro general exitoso el dia de la eleccion. Este paro tuvo el efecto deseado de perturbar tanto los comicios, que no se emitié el tercio necesario de los votos. En consecuencia, la eleccién cayé en manos del Congreso, en donde Billinghurst yLegufa hicieron un trato. A cambio de elegir al hermano del presidente como su primer vicepresidente, Legufa, que tenfa la mayorfa en el parlamento, or- dené a sus seguidores que votaran por Billinghurst el 9 de agosto. Por el momento la dubitativa oligarquia acept6, no s6lo por estar dividida, sino también por estar convencida de que por mucho que fuera un reformista, Billinghurst era uno de ellos y no pondrfa en peligro los intereses fundamentales de su propia clase. Como presidente, Billinghurst tuvo que vérselas inmediatamente con una serie de huelgas ahora que los trabajadores pensaban que por vez primera tenfan un auténtico defensor en el palacio presidencial. El presidente intervino a favor de los trabajadores en varias de ellas, lo que consolidé atin mas su posicién como su patrocinador. El no solamente crefa en su causa y deseaba pagar su deuda elec- toral, sino que, al no contar con un partido politico propio ni con el respaldo de uno, dependia precariamente del de los trabajadores ante un Congreso hostil y conservador. Como outsider en la Reptiblica Aristocratica, su nica ventaja politica teal era su capacidad —como lo demostré su eleccién— para movilizar a los tra- bajadores en las calles para que presionaran al congreso y el establishment en pos de reformas. Sin embargo, finalalmente, esta peligrosa tactica resultarfa politica- mente fatal al provocar que la oligarqufa dertibara a Billinghurst por la fuerza, después de apenas dieciocho meses en el cargo. Lainminente confrontacién politica no demors en llegar y gir en tomo ala cuestién constitucional de si el nuevo presidente podia evadir al Congreso al im- om, Peter Klarén F ais, particularmey asignado a las fuerzas armadas. Los pasos as ee ie fae euuea bs del ejécito, se agitaron también con los ‘unos Vt Chile. Alaparecer nor to de vender as disputadas provincias a a bee or yBilinghiieh aon cias adicionales de una conspiraci6n para ce! ‘ per es de trabajadores, que se produjeron no s6lo en Lima ‘sumando esta tiltima mas de diez mil en lengua inglesa West Coast Leader parecfan haber dado en el clavo al comentar que Billinghurst estaba decidido a llevar aca. bo una «revolucién social», en la cual «la concentracién del poder en las manos de unos cuantos, la eliminacién dela gran masa del pueblo como cualquier cosa salvo un factor pasivo en el gobierno de la nacién, [iban siendo] minadas y deriba- das» (citado en Blanchard 1977: 268). Sin embargo, semejante participacién directa de las masas en el sistema po- Iitico elitista y tradicionalmente cerrado era un desafio inaceptable para la oligar- qufa. Ominosamente, la rumoreada conspiracién en contra de Billinghurst involu- craba a importantes miembros de los partidos politicos, la comunidad empresarial yelejército, Después de que Billinghurst comenzara a repartir armas a sus seguido- res la tarde del 3 de febrero de 1914 y de que éstos salieran a las callles disparén- dolas al aire, los conspiradores, encabezados por el coronel Oscar R. Benavides, comandante de la quamicién de Lima, arrestaron al presidente al amanecer del dia siguiente y le exiliaron a Chile. Al final, la «indisciplina» de las masas y la pers- pectiva de que se armase a los trabajadores no podfa ser tolerada por el cuerpo de oficiales. En lo que respecta a la oligarquia, el hacendado azucarero Ramén Aspi- laga lo expres6 mejor en una carta a su hermano y candidato presidencial Antero dos dias més tarde, cuando achacé la causa principal del golpe a «la insolencia de las masas» y a su demostracién del 3 de febrero. El golpe dirigido por Benavides fue importante porque, entre otras cosas, prefiguré el papel futuro de las fuerzas armadas en la politica nacional. Al mismo tiempo, era una consecuencia de la profesionalizacién de los militares iniciada en 1896 por Piérola. Esto ilimo era paradéjico, dado que no sélo buscaba revert los pasado fracasos militares del pafs, sino ademas seal ae das reformadas ala autoridad civil Para ece In eh nn es ues aT sala aut ra ese fin, el francéfilo Piérola habia im- Portado una misién militar francesa para que hiciera por el Perc lo que el general brusiano Emil ener estaba haciendo por Chile, a saber, reorganizar yen general modemizarlas fuerzasarmadss, ; Elcoronel Paul Clement, jefe de la recién nombrada misic VIII / La Republica Atistocratica, 1895-1919 281 miento militar de los varones entre veinti sustancialmente el enorme cuerpo de Benavides, integrante de una el producto de esta profesionalizaci itn Yveinticinco afosde edad, reduciéndose Oficiales, ndido a jefe del estado mayor del ejército. A seismesesdel golpe, el general, ahora presidente provisional, enfrent6 la mas se- tia crisis nacional desde el fin de la Guerra del Pacifico. Eniagostode'1914 la’ Pri- mera Guerra Mundial estallé en Europa; este acontecimiento arrojaria inicialmente } dependiente de las exportaciones, a un descenso en ba- rena, al igual que al resto de América Latina. La Primera Guerra Mundial y su impacto Elestallido de la guerra en Europacerréil6s lucrativos mereados de exportacién, hizo‘aumentar las tasas de los fletes y el precio de las manufacturas importadas, cinterrumpi6 el flujo de préstamos y crédito de los bancos y mercados monetarios europeos. Estas perturbaciones provocaron,a su vez, que las fébricas de la periferia, penlana'cerraran Y que el desempleo se incrementara. A medida que las mercancias destinadas a la exportacién se apilaban en puertos y almacenes, la produccién se detenta y los trabajadores eran despedidos. Por ejemplo, en las haciendas azucareras y pueblos de La Libertad, el setenta y cinco por ciento de la fuerza laboral fue ex- pulsada del trabajo. En Lima, la fabrica textil El nea recort6 los salarios en cin- cuenta y cinco por ciento entre agosto y noviembre de 1914. Para empeorar las cosas, unos mil quinientos trabajadores peruanos desempleados arribaron a In capital por barco, luego de la suspensi6n de la produccion en los campos de nitra- tos chilenos. Los problemas financieros se incrementaton a medida que la fuerte caida en las importaciones europeas provocaba una masiva baja enilos aranceles estata- les, que cayeron de £616,491 en a primera mitad de 1914, a £568,351 en los si- guientes doce meses. El crédito peruano en él extranjero quedé comprometido atin més, pues el pafs no pudo cumplir con los pagos desu deuda externa’ telativa- mente pequefia: Para empeorar las cosas, el sistema bancario colapsaba a medida Que los depésitos cafan, los préstamos eran recortados y las ganancias se reducian, Estas inexorables presiones financieras sirvieron para agudizar atin mas el deseo de Benavides de retirarse cuanto antes de la presidencia, cargo que le resul- taba incémodo desemp i ? si 2 r lo Escaneado con CamScanner 282 Peter Klarén tanto, que en 1915 se convocara a todos los partidos politicos para una «Convencién, de Partidos» que eligiera un presidente civil. La convenci6n, la primera de su tipo enla historia, se reuni6 en agosto y eligié al ex-presidente José Pardo y Barreda en latercera votacién, Aunque seguia profundamente dividida, la elite tradicional de laReptblica Aristocrdtica, aforando nostélgicamente los «mejores dias» del primer gobierno de Pardo, decidié confiar en un politico conocido antes que buscar un nuevo liderazgo o direcci6 del gobierno elevando los impuestos e — _ medida ms importante fue un impuesto ala exportacién de productos agricolas y minerales, que aunque im- popular con los productores de la elite, hizo mucho por estabilizar las finanzas del pals, Por azar, el impuesto coincidié después de 1916 con una recuperacién general y luego con el «boom» de las exportaciones peruanas a los beligerantes europeos, que para ese entonces enfrentaban una escasez critica de las mercancfas esenciales debido al conflicto bélico. Esto permitié al sol peruano estabilizarse y luego re- valuarse, de modo que para julio de 1918 sele intercambiaba con la libra esterlina inglesa con una prima sustancial. La mayor renta tributaria permiti6 al gobierno reasumir el pago de la deuda, lo cual mejoré, a su vez, la posicion crediticia del Estado. Por diversas razones, la exportaci6n de aaticar lider6 la bonanza exportadora. En primer lugar, el canal de Panamé se abrié un aiio antes de la guerra, reduciendo ala mitad la distancia a Liverpool y cortando el viaje a Nueva York en sus dos ter- ceras partes; en consecuencia, los costos del transporte cayeron. En adelante, los Estados Unidos reemplazaron a Gran Bretafia como principal importador del azticar peruana. En segundo lugar, la industria habia realizado sustanciales inver- siones para incrementar la capacidad productiva entre 1908 y 1914. De modo que los productores peruanos se encontraban en condicién de incrementar su pro- duccién répidamente, una vez que la demanda extranjera se reinicié después de las primeras perturbaciones comerciales inducidas por la guerra y que los precios comenzaron a subir. Las exportaciones se elevaron entre 1914 y 1920, excepcién hecha de una mala cosecha en 1917, la tierra cultivada crecié marcadamente y las ganancias se dispararon. Podemos tener cierta idea de las ganancias inesperadas de los hacendados azucareros gracias a los balances de la hacienda Cayalti, de los hermanos Aspillaga, en el departamento de Lambayeque, que gané £70,285 entre 1911 y 1913, ¥ £71,713 tnicamente en 1914, cifra que se elev6 a £222,243 en 1919. Esto hizo que Antero Aspillaga afirmara que «...al igual que muchos otros productores ¢ in- dustriales azucareros, les damos las gracias a los alemanes por la bonanza que nos ha tocado...» (citado en Albert 1988: 109). Como veremos, estas ganancias inesperadas no fueron compartidas por los trabajadores azucareros, cuyo némero — VIII/ La Reptiblica Aristocratica, 1895-1919 283 se increment6 marcadamente, pero cuyo salario relativo en realidad descendié en el mismo lapso. Por otro lado, la produccién algodonera experiments una dislocaci6n inicial mucho més fuerte que el azticar debido a la quer, pero las exportaciones se re- cuperaron a mediados de 1915. El algodén alcanz6 un nivel récord de exportaciones en 1916, tanto en volumen como en ganancias, y de alli en adelante subié constan- temente, salvo en el afio de sequfa de 1917. En consecuencia, las tierras dedicadas asu produccién se incrementaron en un estimado de setenta y cinco a cien por ciento durante el conflicto, en tanto que a la inversa, los productos alimenticios dejaron de producirse. Esto tuvo un serio impacto sobre la provision y el precio de los alimentos urbanos, contribuyendo, como veremos, a la espiral inflacionaria ascendente y al concomitante descontento social en Lima hacia el final de la guerra. Aligual que el algod6n y el azticar, las exportaciones de lana —el motor del crecimiento en la economifa regional del sur peruano, con su centro comercial en Arequipa— también experimentaron una breve caida inicial y luego un «boom» a medida que se desarrollaba la querra europea. Aunque el volumen exportado su- bid modestamente en respuesta a la demanda extranjera, los precios en alza hicieron que se cuadruplicara el valor asf como las ganancias de los exportadores laneros en los quinquenios de 1910-1914 y 1915-1919. Esta bonanza tuvo también. serias consecuencias sociales ya que agudizé el descontento campesino en la re- gi6n, lo que llevé ala rebelién de Rumi Maqui en 1915-1916, ala cual volveremos en breve. A diferencia de los sistemas de propiedad de las haciendas que producfan azticar y algodén, en que predominaba la propiedad peruana o de inmigrantes (apenas el veinticinco por ciento de la produccion azucarera estaba en manos de empresas extranjeras), cuando se produjo la Primera Guerra la minerfa era dominada en su mayorfa por extranjeros. Por ejemplo, el noventa por ciento de la produccién peruana de cobre era producida por dos compafifas, Cerro de Pasco y Backus y Johnson, La guerra obligé inicialmente a cortar la produccién en cincuenta por ciento, pero a partir de 1915 los precios y la producci6n subieron répidamente hasta 1917, en respuesta ala demanda internacional. Las ganancias inesperadas de los propietarios de las minas fueron sustanciales y otra ronda de adquisiciones extranjeras tuvo lugar después de 1916, De este modo, la guerra aceleré y profundiz6 el proceso de des- nacionalizacién y control monopélico de la minerfa, inhibiendo el desarrollo nacio- nal mediante la remisi6n de utilidades y las limitaciones a la actividad empresarial nativa. Escaneado con CamScanner peter Klarén 284 ‘ staba también bajo control ex. nto, la industri? Pe eres Lalnternational Petrolaurn similar duran industria, permitiéndole desafiar ex. Pune fos. El més serio de ellos fuesudecisin % aplecido porel gobierno de Parco, enderse» al imperialismo. laeconomia. El conflicto mares dos, Esto es valido no solamente Ya en este mome! tranjero y siguié un curso simi Company ejercié un monopolio vi tosamente al gobierno en unaserie C oe de no pagar el nuevo impuesto ala mine quien fue atacado porlosnacionalisias Pt La guerra tuvo otro impacto impo i i incase presen come eS" les, como en a miner sino en el rea de las inversiones y los a or omercio entre ambos pafses. Ya en 1913, Estados treinta y tres por ciento de sus exportaciones. Buena rae aaa dominado por la WR, Grace & Co., que no sélo era Cee ee oe De grande del Perd, sino que ademas era dueia de la compa azucarera Cartavio, controlaba casi la mitad de la industria textil en 1918, y era también activa en la banca, los seguros y otros negocios. La’ cteciente presencia comercial estadounidense se debfaen parte ala apertura del canal de Panam en 1913, y al impacto adver- so que la guerra tuvo sobre las relaciones comerciales britanicas y alemanas con Pertiy el resto de América del Sur. ‘Un lugar comiin en la bibliografia es que la perturbaci6n de las importaciones a América Latina durante la Gran Guerra, estimul6 un proceso de industrializacién por sustitucién de importaciones (ISI) en la region. Sin embargo, esta tesis fue cuestionada por Albert (1988), quien mostré convincentemente que la ISI no fue muy importante en el Pert entre 1914y 1918. Mas bien, las importaciones se rei- niciaron entre doce y dieciocho meses después del estallido de la guerra, a medida que lasubsiguiente bonanza de los exportadores enriquecfa principalmente ala elite, permitiéndole reasumir sus gastos suntuosos en bienes de consumo del extranje- 10, Las compras extranjeras en la industria minera incrementaron, asimismo, lai eae eigen Ee ee ue oe Al mismo tiempo, a medida que la ae eo ae c lurante el conflicto, la elite tenfa poca incli- es latendencia hacia la desnacionalizacién de la mineria, o.areemplazar el modelo liberal del crecimiento impulsaci eee con una polticade ISA deat verdad el sooorre dela ceoomecen de cater yalgodén convencié de algo alos hac , iM 00m» de la exportacién de azticar 9 endadbos, fue de hacer grandes inversiones s en la errénea creencia de que la de- la guerra, lo que result6 ser imprudente. iendo incluso después de terminada \ubo varias razones que ex Aunque hi ; manufacturero durante la guerra pea debilidad relativa del crecimiento it —_ ierra, la princi d elite ola disminucion de su ian teal aroera aber ae eer ee ras desde el robusto periodo VIII /La Republica Atistocratica, 1895-1919 285 de crecimiento de la ISI entre 1897 y 1907. Beneficiada como clase con el boom» exportador, la oligarquia volvié a priorizar en su vision del desarrollo el crecimiento liderado por las exportaciones. De hecho, podfan argumentar que mientras las ex- portaciones y las ganancias siguieran subiendo, en tanto que las importaciones permanecian relativamente constantes, la balanza de pagos peruana y su condici6n financiera general seguirian siendo favorables. Sin embargo, semejante postura ignoraba miopemente el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores xy gener6 el escenario para el incremento del descontento social en 1917, amedida que la guerra se aproximaba a su fin. La primera sefial de un serio descontento social debido a las perturbaciones econémicas provocadas por la guerra se dio en los Andes del sur, con el estallido de la rebelién de Rumi Maqui en 1915-1916. La rebelién comenz6 cuando varios centenares de campesinos indios atacaron las haciendas de dos prominentes terra- tenientes en la remota provincia de Azéngaro, en el departamento de Puno, el 1 de diciembre de 1915. Tras ser rechazados por los empleados fuertemente armados de la hacienda, que perdieron un estimado de entre 10 a 132 personas, su jefe, José Maria Turpo, fue cazado, brutalmente torturado y ejecutado seis semanas més tarde. Result6 que Turpo habia estado organizando a los campesinos conjuntamente con Teodomiro Gutiérrez Cuevas, un forastero que llegé a Azdngaro originalmente en 1913 como el representante nombrado por Billinghurst para investigar el descon- tento campesino en la zona. Gutiérrez era un oficial de mediano rango del ejército que habfa ocupado diversos cargos qubernamentales en Puno desde comienzos de siglo, y que crefa que la suerte de la poblacién india podia mejorar con ciertas reformas educativas y legales. Después de huir a Chile tras el derrocamiento de Billinghurst, Gutiérrez, que parece haber tenido ademés inclinaciones anarquistas, asumié una posicién més militante y en septiembre de 1915 regresé clandestinamen- tea Puno, donde se unié a Turpo y otros campesinos en sus esfuerzos organizativos. Gracias a los pocos documentos sobrevivientes del movimiento sabemos que Gutiérrez asumié el nombre de «Rumi Maqui» (Mano de Piedra) y que, convocando la imagen benefactora de los incas, se nombré a si mismo «General y Director Supremo de los pueblos indfgenas y las fuerzas armadas del Estado Fe- deral del Tahuantinsuyo» (Jacobsen 1993: 340). Procedié entonces a designar a una serie de funcionarios en los distritos distantes de este nuevo estado federal, la mayoria de los cuales no fueron extraidos de las filas de las autoridades comunales ae estaba dirigido en contra ae ies oe eee 7 : ue buscaban mot lizar| luc- de tierras y las abusivas autoridades eee Since ritidasica air eeainees cién ializaci6n de la lana a ex] 4 ita Poa an tivo de esta rebelién era su combinacién de objetivos 286 Peter Klarén socioeconémicos, con una agenda politica que enfatizaba una mayor autonomia yun discurso milenarista que subrayaba la eindianidad». Sin embargo, segtin dan cobsen (1993: 239-42), este tilimo recurso no era un retroceso roméntico v atavico ala época incaica, como a veces se ha sugerido. Era, més bien, un medioa tra- vés del cual fortalecer a la comunidad frente a los esfuerzos de una nueva elite ga- monal de catalogar a los indios en términos racistas como «barbaros», a fin de justificar sus propios intentos de imponer una nueva’ dominacién neocolonial, du- ray explotadora a los nativos andinos en el contexto de la bonanza del comercio lanero, Entretanto, el descontento comenz6 a despertar en Lima y otros lugares, inspirado en parte por los acontecimientos internacionales. Los levantamientos de los trabajadores en Rusia pusieron en marcha la Revolucién de 1917, y la sub- siguiente toa del poder por parte de los bolcheviques en nombre del proletariado. Estos acontecimientos fueron publicitados por todo el mundo en los medios de comunicacién y captaron la imaginaci6n de trabajadores, intelectuales y el puiblico, yno menos en Pert, donde los diarios de la clase obrera come La Protesta anun- ciaban el amanecer de un nuevo orden proletario mundial. Al mismo tiempo, el alza en el costo de vida y el estancamiento de los salarios provocados por la gue- 1a europea brindaron un contexto social igualmente explosivo, gracias al cual po- dfan tener gran resonancia los sucesos, ideas e ideologias revolucionarias que cir- culaban desde Rusia y Europa. Aunque segtin Kammann (1990), el salario real no cayé en la industria azu- carera, el costo de vida se elevé marcadamente, erosionando el nivel de vida de los trabajadores en una industria que habfa experimentado ganancias inesperadas durante la guerra. Buena parte de este deterioro puede atribuirse al incremento del precio de los alimentos, provocado por la masiva conversién de las tierras de- dicadas a ellos en cultivos comerciales, precisamente para beneficiarse con el «boom» de las exportaciones. Diversas administraciones intentaron hacer frente a este problema requiriendo que las haciendas separaran una parte fija de sus tierras para el cultivo de productos alimenticios, sin conseguir resultado alguno. A pesar del deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores rurales durante la guerra, existfan obstéculos significativos para su organizacién y movil zaci6n efectivas. Si bien por un lado, el considerable tamafio numérico y la concen- tracién de los trabajadores rurales en el estratégico sector exportador del cual de- pendia la econom{a para crecer, y el Estado para el grueso de sus rentas, les daba cierta ventaja estratégica sobre el capital; por otro, las autoridades del. gobiernoy \ygeoaréficamente fragmentada que rabajaba en este sector. Los enclaves. VIII / La Repablica Aristocrética, 1895-1919 287 bajadores en las haciendas costerias, las minas de la sierra y los campos de petro- leo del norte no sdlo estaban separados geograficamente uno de otro, sino que también estaban diferenciados étnica y racialmente, ademas de estar divididos segtin el tipo de trabajo que efectuaban, esto es, si eran permanentes, de corto plazo, contratados 0 aparceros. Todo ello implicaba que los trabajadores rurales podian tener distintos intereses y perspectivas que impedfan la organizacién de un movimiento obrero eficaz y unificado. Tomemos el ejemplo de la forma mas comtin de trabajador rural en las ha- ciendas, la categorfa de los enganchados. Sus filas estaban conformadas por campesinos indios de la sierra, alos que se adelantaba el pago para que trabajaran porun plazo especificado y temporal, originalmente en el sector minero. Este sis- tema de mano de obra barata y migratoria se hizo mas comtin después de la Guerra del Pacifico, debido al ruinoso estado de la industria azucarera de la post- guerra y a la aguda escasez de trabajadores en las haciendas costefias, una vez que el tréfico de coolfes chinos cesara en la década de 1870. A decir verdad, el enganche result6 ser un negocio lucrativo para los enganchadores —comerciantes locales, terratenientes y hasta funcionarios del Estado— que habfan surgido en la sierra después de la querra para organizar el sistema. A menudo, tenfan la pésima reputacién de aprovecharse de los reclutas més analfabetos y vulnerables con prdcticas de contratacién cuestionables. Sin embargo, los campesinos encontraron amplias razones para aceptar semejante trabajo en un nimero cada vez mayor, dada la necesidad de contar con suficiente efectivo con el que cancelar deudas, cubrirlos gastos de las fiestas religiosas 0 llevar a cabo sus propias labores agricolas. Con el tiempo, su explotacién y manipulacién a manos de los enganchadores contribuyé a una ola creciente de protesias rurales durante la segunda década del siglo, y los reformistas sociales urbanos hicieron numerosos llamados para que el gobierno incrementara su reglamentaci6n. Por otro lado, el hecho de que fueran transitorios y que anduvieran yendo y viniendo de sus pequeiias parcelas a estos puestos temporales, hizo que resultara sumamente dificil la tarea de organizar en un movimiento obrero a este tipo de trabajadores que un historiador denomin6. «protoproletarios». En cuanto a las divisiones étnicas y raciales, los trabajadores asidticos contra- tados siguieron conformando una parte de la fuerza laboral rural de la costa, cluso después de que el tréfico de coolfes chinos fuera cerrado oficialmente en 1874. Dada la escasez de mano de obra después de la Guerra del Pacifico, el flujo de trabajadores contratados en China y Japén se reinicié en 1899, aunque ahora estuvo mucho més reglamentado por el gobiemo que antes. Unos 11,764 japoneses habfan arribado al Perti hasta 1923, cuando se suspendié el trafico, cifra semejante ala de los 15,000 trabajadores inmigrantes llegados desde China en aproximada- mente el mismo perio hoiseiquellosiabe)e : Eco 288 Peter Klarén ici fe te mejores, dado que como i nes de vida relativamen aed Se ‘de una categoria laboral mucho més reglamentada aS peruanas, provocé resentimientos y divisiones entre ambos aes que ocasionalmente estallaron en brotes de violencia. A decir verdad, al igual que sus pares urbanos que se amotinaron antes contra los chinos enLimay otros lugares, los trabajadores rurales nativos tenfan similares prejuicios en contra de los trabajadores asiaticos. nh A ae de estas y otras formidables divisiones y obstaculos a la organizacién cel i 2 , A ‘trclessehsreronnsomuneseintensesqueramiacapil Los disturbios mas serios se dieron en el valle costefio de Huaura eni1916; entre lostrabajadoresiazu- careros y portuarios, quie ,

También podría gustarte