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T) = ARTE SG DESCARTES REVISTA INTERNACIONAL Potato (eee Afio VII - Numero 10 - Marzo 1992 ANAFORA EDITORA ESCARTES | Be ANALETSIS EN L@sCULTURA _ Director: German L. Garcia LL ~~ w B MU, el vacio. Anéfora Editora __Numerosos_estudios han puesto de manifiesto la sutil complejidad del creer y el(hacer creer) Mi exposici6n carece evidentemente de la pretension de “analizar este campo laberintico, a menudo indecidible y polémico. Simplemente me propongo atravesarlo mediante algunas hipétesis que conciernen al fun- ‘social del creer, Faciimente se comprende cémo, en esta materia, “un relato de vai, trazando un camino ente tos ie experiencias. Al presentar de cia, intento infroducir en el debate ‘un itinerario particular. Lo diferido > En sus origenes vedas (sraddha) y latinos (credo) el termino creer presenta / constelacién de usos, que provee un campo de hipétesis. “Verdadero' fosil — rolbaieo"_sionica tanio-conllar €f aan o-€2. Si ‘como creer en la’ To que se ve, y también fiarse de lo que se dice.” Bajo estas tres for- ;-que:conclernen ya Sea Un actor (persona u dbjeto), va una referencia, ya/ cho, el creer implica una relacion.con el-otro. det otro; siempre, implicado, aparece como aquello con. lo. que-se: ‘contar. De este) ‘modo, en los ejemplos que cita Georges Dumézil (Numa, 2tC), esta relacion ‘figura tambien como “comercio”. Obedece a la ética del do ut das. Se exi ; pods ioe patieparas sus se_sunciea res". Aqui se dibula la deja de existir si la diferencia se torra | Bi ‘partes y otorga un dominio mutuo del contrario; asimismo, tampoco puede hhaberla si la diferencia se torna exhorbitante pot_una ruptura del pacto. La’ 3s dos polos permitiria una primera clasificacin en el ~ Jcampo de las creencias, que oscilaria desde la fidelidad (que privilegia la alian- 2), hasta la fe (que insiste sobre la diferencia) | io. “uno al-otre. El objeto de intercambio 5 en si ‘entre dos momentos, porque lo debide —o lo esperado— no es lo mismo que lop, ‘dado, sino un equivalent: la afalogia entre lo reside lo lteco ser ) ‘bajo del tiempo sobre su identidad. La secuencia del don y la resttucién articula | ‘temporalmente una economia del intercambio. Ella se desarrolla, por otra parte, dal lado de la creencia, del acreedor v, mas explicitamente, hacia el crédito, en el que Marx ve "el juicio de iz economia politica sobre la moral de un hombre”.* Formalmente similar al/" > tal como lo analiza Merleau-Ponty,* el creer i entetei canna eon -“reconocimientos”. Es ina “tela de araria” “qué Organiza el- telido sbcial.* La diferencia ue lo dstingue del ver 0 el sabgr no $e‘earacterza Everdad del q fon que ha Por e valor d at una en una i, telaion de suet a suet a Sacer oe ae ‘por una femporaiizacion, se transmuta en una relacién de sujeto {cognoscente) a objeto (conocido). En_las relaciones sociales, la cuestin del creer es a cuestin del tiempo. ~~ El “creyente” abandona una ventaja presente, o algo de sus pretensiones, ‘para conceder crédito a un destinatario. Introduce en si mismo un vacio relativo al tiempo del otro, y, en los intereses que calcula, crea un déficit por donde un ‘Porvenir se introduce en el presente. Asi toma forma una problemaica social: //las diferentes voluntades se-distinguen entre si por la duracion que retarda la / apropiacién. Una pluralidad y una historicidad se anudan en. el_acto que / instaura, a la vez, un partenairé diferente y una restitucion diferida. Esta préc- tica temporal de la diferencia otorga plena pertinencia al plazo. Es por este | Aiflerido que el creer se separa originalmente del ver.» _ Pero se trata también de la adquisicion de un derecho. Tiene el valor de “recibo”. La_cosa dada se cambia contra un derecho que sittia al otro —y al tiempo mismo— en una red de obligaciones) Entra en un campo de opera- clones sociochistoricas que permiten una gestion colectiva del otro y del tiem- bo, Los mados la dureclen de su crcuscin se ubian bajo la garentiay a controbde las reglas que conciernen & -costumbres, © at Teglas (el acto de confiar una cosa tambien comporta obligaciones); si por eso mismo las actualiza, también se beneficia de ellas, y el donador adquiere por su sacrificio el derecho a que lo sostengan. El caracter diferido marca igualmente el rol, y el precio, de los contratos colec- tivos. En el cruce de una practica del tiempo y una sym-bblica social, el creer 3, en sus desarrollos, sus retrasos y sus desplazamientos, un lugar estratégico de la comunicacion. 50 Frecuentemente toma la forma de _un: que colma el intervalo. Jentre una pérdida presente (0 que se confi) ) una remiuneracion por venir que sera recuperado). Bifaz, a palabra sumerge a este presente de pércida Jun porvenir_anticipado. Su status (:que no es acaso el de toda palabra?) es decir a la vez la ausencia de Ta cosa y la promesa de surelorno Es tna F ._ Got asada Con Ta cosa que ya no esta pero cuyo abandono pagé el nacimien. | ~ {9.de la palabra, y es un derecho adquirido sobre.eHiso futuro de su referencia, ‘También la palabra mantiene una Iaiagén pevigjada ‘con-el creer; como el acto dé decir, el acto er articula sobre la cosa desaparecida y esperada Tz | Posiildad social de un “comercio". En Jos dos casos, una pérdida auloriza un ant Entre los tres términos que distingue Dumézil —un actor, un real, un decir—, existe disparidad. En relacin al creer, el decir tiene efectivamente la doble funcién de indicar un tipo Particular de objeto (se puede creer en una Palabra, un relato, etc.) y de proveer tn modelo gerieral (el decir y el creer Teproducen la misma estructura). A esta homologia entre el creer y el decir se puede afiadir la similitud al sacrificio, tomando este Altimo término ad el sentido de Durkheim. Para ‘Durkheim, el sacrificio instaura y representa la sociedad; por lo que él sustrae a individual, hace pesar sobre lo ‘Propio de cada uno (cuerpo o del otro, pero la pluralidad asi Producida tiene valor con- tractual; el codigo de intercambio social ‘que se inscribe sobre la naturaleza indi- ‘vidual, mutdndola, la transforma en blasén de una sociedad.‘ El lugar hecho al don tiene valor de convencién con el otro. Eri el orden del (r= ekonocimlento,_el.creer seria el equivalente del sacrifcio en el orden icas. Traza en una autonomfa la marca del otro, pierde el presente por “sacrifica”, es decir “hace sentido” (sacer-facere) sustituyendo un deber auntener. als. oa Tere 4 5. Telaciones humanas. De scapa a la ley del tiempo {for ejemplo, constituyendo lugares santuarios donde el saber puede capi. talizarse en un presente), menos importancia acuerda al creer, La misma problematica se encuentra a nivel de la micropolitica de gru- Pos. Las practicas cotidianas ponen de manifiesto sistemas de expectacién que remiten a “un orden legitimo de creencias que concierne a la vida en A sciedad”. Las osperas (expetiancies se apayen en cicenene (oeliefs). Un sis- tema del creer liga las conductas presentes a un futuro que les escapa. De este ‘modo los gestos de ayuda mutua, hospitalidad 0 cortesfa funcionan a base del derecho que otorgan a esperar ser correspondidos. “Las practicas cotidianas ‘se desarrollan sobre un fondo (backgr. de expectaciones" .” Todas suponen los ritos sociales que actian en tiempos diferidos. Con mayor o menos virtio- sismo, “ejecutan” 0 “interpretan” (como un trozo, musical) los codigos de ‘espera propios de cada grupo. Desde este punto de vista; et lenguaje vale aqui como modelo general, / organizando una ted formal de esperas mutuas. Por ejemplo, la sintaxis proves las “probabilidades encadenadas", es decir aquello que cada posicién permite esperar de otra y del equivalente a partir de ella. pero, mas fundamentalmente, la lengua entera supone que el sentido debe responder a lo que ella articula, y que ella ha adquirido un derectio.simbélico sobre la referencia, de la cual esta ‘empero separada. El acto de palabra se funda también en la’expectacién de que haya quien responda, y que el enunciado “dado” al otro sea, bajo la forma de gquivalencia-y-no-de identidad, restituido al donadorlocutor. La.red. de credibilidad Sostiene las convenciones que regulan la comunt- cacién social de varias taneras. Entre partenaires, permite también toda clase de Juegos, manipulaciones y efectos de sorpresa con las convenciones (hacer ‘creer que se cree, 0 que no se cree, etc la alteridad del tiempo (0 de la no inmediatez) una prctica de la Comunicacién, Funciona en el lugar donde solo una duracion puede convertir la posicion del ~donador ena de beneficario: el:lugar donide el tiempo del otto proyecta la sombra de un plazo y pues la incertidumbre de una adecuacién de lo oftecido a lo devuelto. A este principio de sociabilidad hist6rica se opone un principio de ‘lentificidad (0 de “verdad") que, eliminando el retraso del tiempo diferido, practicando la inmediata coincidencia entre lo dado y lo recibido, tiene por index el ver. I, El decir y el hacer Ei creyente dice: “Creo que tu volverds”. Depende del otro incluso si, en ‘ocasiones, el otro esté domesticado, controlado por las reglas sociales, que “aseguran” al acreedor contra el riesgo del tiempo. Se sitia en ese “entre dos, cen el suspenso que separa lo que ha hecho de lo que se haré. Un decir ocupa este espacio: una promesa, tna-convencion, una confesion de fe, etc.”. Pero este decir supone y apunta a un hacer. El.creer une dos tiempos distantes por medio de una palabra. Reciprocamente, esta inscripcién del decir en el hacer y del hacer en el decir hace del creer una practica expectante” En esta perspecti- va, la formula de la posicion del creyente podria ser: “tu lo crees silo haces, y sino lo haces, no lo crees”. Este axioma valdria para gran numero de sociedades tradicionales estables, por ejemplo, la antigua Roma o Israel. Las ‘reencias tienen alli forma de practicas. Del mismo modo que el sacrificio grlego,* son interpretados por la antropologia como un conjunto de “activi- dades titualizadas”? que encierran la promesa o la confianza en la objetividad de un gesto. E/hecho de que hayan podido ser consideradas representaciones suscep- tibles 0 no de recibir un asentimiento individual o colectivo (del tipo “yo creo en ello” o “nosotros no creemos”) es en parte efecto de la interpretacion historica, fundada en’énunciados que sobreviven a practicas hoy desaparecidas. Se supone a estos fragmentos separados el. valor de aserciones concernientes a seres (sobrenaturales, divinos, etc.) 0 verdades que la distancia nos hace ubicar bajo el signo de la ctedibilidad justamente porque nosotros ya no -creemos en elas. Dicho de otro modo, la creencia sertransforma en enunciado (afirmacién) cuando deja de compromieter una préctica contractual, Preguntarse “zYO creo?” es salirse del campo de la creencia y tenerla por objeto intelectual, tnde- pendientemente del acto que la afirma como relacion. La creencia no es mas ue decir cuando deja de ser compromiso racional, es decit, cuando deja de ser creencia. El aislamiento del creer se debe también a la historia mas reciente, que hizo posible, entre creencias 9. practicas, una ruptura por la evidencia. Tres si- glos de polémica entre Ja“cientia” v la “supersticion” separan a las practicas en dos mitades desiguales y afectadas por dispar destino; una hecha de ko que constituia a esa préctica como expectativas mutuas, que se_convirtio en resto estéril del pasado, enfermedad que infecta a la otra mitad, relativa a una opera- torla de esas practicas, que se convirtié en objeto de una’racionalizacion técni- a, mitactaisiada, analizada, redistribuida en elementos combinables en vista de luna mayor eficacia. Esta fragmentacién dio lugar, por un lado, a las Lamadas “creencias”, justamente POTMUE va no se cree en ellas y ya no funcionan como alianzas sociales, y por otro lado, a conductas objetivas (médicas, comerciales, educativas, culinarias, etc.) que era necesario elevar al status de técnicas y tratar ‘como serie de gestos relativos a operaciones de fabricacion.» Este’clivale se acenttia en las sociedades complejas donde coexisten sis- temas de crédito heterogéneds entre ellos, estratificados, fragmentados ¢ imbri- cados. Las mismas practicas divergen sobre aquello que otorgan derecho a esperar. Las mismas convenciones de crédito se practican de modo contradic- torlo. Las creencias y conductas mantienen relaciones cada vez més inestables. ‘Se multiplican tas combinaciones entre “convi ” y “comportamientos”. A la inversa de las sociedades tradicionales, la practica rio @s més la transparente objetividad de una creencia, Es necesario distinguirlas, y esta distincion misma, verbal y operatoria, es nuestra préctica creyente contempornea, forma parte de los gestos en los que suponemos un interlocutor, La autonomia de estos dos elementos no es, sin embargo, nl tan répida ni tan radical. De este modo, la accion politica que substituye a las practicas reli- glosas mantiene el rasgo de las esperas salvadoras que quiere borrar con una teorfa de la revolucién o del bienestar. Estas “convenciones” pasadas, desor- bitadas de las précticas que las articulaban, se objetivan en las estrategias que supuestamente las reemplazan. Inversamente, los gestos que sobreviven al resquebrajamiento del sistema de intercambios que las legitimaba ptiblicamente permanecen determinantes, por ilegitimas que sean, en el paisaje mental que se les ha hecho extrafio. Alii estén, activas pero ilcitas, con el status de “su- persticiones”, es decir, “sobrevivientes”. ‘importante ent este punto es que, incluso en casos extremos, las creen- clas siguen siendo el index de practicas que las sostienen y a las que apuntan. Croce decia, a propésito del mal de ojo: “Es mentira, pero creo en él”. Esta cteencia, exiliada del saber cientifico (éI sabe que es mentira), expulsada de la configuracion epistemologica que ponia de manifiesto (es la reliquia de una cos- mologia), sigue siendo indisociable de Jo que no debe hacerse (aceptar un elo- ‘glo trae mala suerte) o de precauciones (llevat amuletos, decir el nimero cinco), La creencia de Croce es un gesto que transgrede la ortodoxia cultural. No 53 fratos con futuros més 0 mente, al haber sido desheredados por el si nuevo papel, més modesto. En el interior de las operaciones “fecuperacién’ en una sociedad, responden a un investimiento, la “superviver= da” no tiene una funcién “positiva” reconocida, Pero guarda —y frecuente= nente presenta esta modalidad, el rol negativo de restringir estas operaciones: Publica’, de limitarias y a veces incluso suspenderlas por sor “nefastas”. Las Ponvenciones pasadas con partenaires fuera de la legitimidad y la identidad Social trazan gestos silencfosos en el campo de las expectativas legitimas. Estas acciones rituales marcan fronteras invisibles en la cultura autorizada, "A fines del S. XVill, Madame Du Deflant declaraba: “No creo en los fan tasmas, pero les temo”. ‘Por su temor evidencia que “cree”, Pero el termine “creer” se ha hecho objeto de un juego de palabras, uri equ, el discur=

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