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Breve historia de la moneda 50 pesos oro “centenario”

Pablo Luna Herrera

Las monedas de oro siempre han cautivado al ser humano, desde siglos atrás ha
sido el metal predilecto para hacer transacciones, ahorrar, acumular o invertir. La
Numismática, a la sazón de ser la disciplina que estudia las monedas y medallas
(Diccionario Real Academia Española, 2019), será el tema predilecto del siguiente
opúsculo, fungiendo como área auxiliar de la Historia. En nuestro país hay piezas
numismáticas que son bien conocidas por todos, es el caso del famoso “centenario”
de oro, que aunque es familiar para muchos, no sabemos el origen de su nombre,
cuándo se origina y por qué, tal proposición es el objetivo de este breve texto que
analiza las circunstancias en que nace, cambia y se consolida la pieza aurea hasta
nuestros días.
Los inicios de la moneda de oro moderna o contemporánea en México se dan
con la reforma a la Ley Monetaria de 1905. Cobra relevancia sintetizar lo expuesto
por Bruce y Vogt (1981: 126) al respecto, quienes plasman los principales cambios
que trajo la nueva normatividad, como lo fue:
1. La introducción del patrón oro, por el cual habría moneda de oro como
circulante monetario
2. Fijar la fineza de la moneda de oro en ley 0.900 (90% oro)
3. La expresión de identificación nacional en el Escudo Nacional al agregar
la leyenda “Estados Unidos Mexicanos”
4. La moneda de oro no ha sufrido cambio alguno desde la reforma en
cuanto a su valor facial, diseño y valor intrínseco
De esa guisa surgen las monedas de 5 y 10 pesos, posterior a ello, en 1917
se suman las monedas de 2, 2 ½ pesos y 20 pesos. Es hasta 1921 cuando surge el
denominado “centenario”, en el marco de un festejo nacional de relevancia, el
tratadista en la materia José Manuel Sobrino (1972: 194-195) señala:
Para celebrar el Centenario de la Consumación de la Independencia se decretó el 14 de
septiembre de 1921 la emisión de monedas de oro, de cincuenta pesos, que desde un
principio se llamarón “centenarios”. En sentido estricto, solamente las piezas acuñadas en
1921 pueden llamarse conmemorativas, puesta esta moneda, en vista de la buena acogida
que tuvo, se continuó troquelando hasta 1931. En 1943 se acuñó una pieza con el mismo
diseño que de la de cincuenta pesos, pero omitiendo la denominación del valor; tales piezas
se conocen como tejos y no son tan apreciadas como las que tienen la inscripción 50 pesos.
De 1944 a 1947 se efectuó una reacuñación de los centenarios, pero ya no con fines
monetarios. Su troquelación ha continuado, pero siempre con la fecha de 1947. El anverso
de estas piezas es el ya conocido de todos los que circulaban; el reverso ostenta la figura
alada de la Victoria (copia del “ángel” de la Columna de la Independencia que se erige en
el Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México); a la izquierda la inscripción 37.5 Gr – ORO
PURO y el año de la emisión; como fondo, la silueta de los volcanes Popocatépetl e
Iztaccíhuatl. En el canto, incusa, la inscripción INDEPENDENCIA Y LIBERTAD.
En efecto, el “centenario” recibe ese nombre por conmemorar los cien años
del fin de la gesta bélica de la Independencia, siendo en su momento una moneda
con valor facial de cincuenta pesos, a ese costo se podían hacer transacciones al
día a día, conviviendo a la par con otras monedas de plata y oro.
Ahora bien, después de poco más de un decenio en circulación este tejo de
oro dejaría de ser circulante, la posterior reforma a la Ley Monetaria del 25 de julio
de 1931 retiraría de circulación toda moneda de oro en nuestro país, en otras
palabras, se le privaría de todo poder liberatorio legal. Respecto al motivo de este
medida, conviene retomar lo expuesto por Castañeda, Hernández y Pineda: “la
salida del oro es provocada por la depresión de bienio anterior, el abuso de la
acuñación de plata, el hecho de disponer del fondo de estabilización formado para
garantizar el canje a la par de moneda de plata, la reducción de exportaciones, falta
de crédito y fuga de capitales” (Castañeda, Hernández y Pineda, 1989: 166).
Bajo ese mismo orden de ideas Torres Gaytán (1982: 187-188) refiere a ese
acontecimiento la siguiente explicación:

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En el informe rendido por el Presidente de la República, Pascual Ortiz Rubio al
Congreso de la Unión en septiembre de 1931 puntualiza que la situación económica
que prevalece -agravado por la emigración de capitales- dio origen a que la antigua
moneda de oro nacional tomará el papel de simple mercancía internacional y dejará
de llenar su función puramente monetaria.
El gobierno basándose en que se había convertido en una mercancía de
especulación [la moneda de oro] o de atesoramiento y que, por ello, más bien
constituía un obstáculo al proceso económico decidió erradicar el mal
desmonetizándolo.
En ese contexto, la moneda de oro que se acuñaría en delante simplemente
obedecería a propósitos de ahorro o inversión y para satisfacer la demanda nacional
y extranjera del metal áureo.
Por lo que se refiere a los “centenarios” posteriores, fechados de 1943 a
1947, tales piezas obedecen a los objetivos aludidos en el considerando anterior.
Es de importancia indicar que existen re-troquelaciones, monedas acuñadas
ostentando el año 1947, que no se acuñaron ese año, sino posterior. En los últimos
setenta años todos los “centenarios” han sido labrados con el año mencionado, un
ejemplo de lo anterior ocurre en el 2019 cuando se troquelaron 15,268 piezas, todas
ellas con el año 1947 (Luna, 2019).
Es por todo lo anterior que la moneda de $50 pesos “Centenario” en vísperas
de cumplir su “centenario” (valga la redundancia) es definitivamente un símbolo
monetario bien arraigado en la comunidad mexicana, que aunque con diferentes
propósitos se ha mantenido intacto (en cuanto a dimensiones y diseño se refiere)
por casi un siglo. En opinión del autor, su presencia continua obedece a haber sido
la pieza de oro de mayor tamaño jamás acuñada por la Casa de Moneda de México
en su momento, al excelso trabajo de grabado que en sus dos caras ejecutó Emilio
del Moral y, como se señaló en un inicio, al arraigo (con raíces prehispánicas y
españolas) que genera el metal dorado en el ser humano, con un elevado grado de
pureza (90% oro).

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Bibliografía

BRUCE, C., VOGT, G., Standard Catalog of Mexican Coins, Iola Wisconsin, Krase
Publications, 1981.

CASTAÑEDA BATRES, O., HERNÁNDEZ L., PINEDA AGUILAR, A., La Casa de


Moneda de México a más de 450 años, México D.F. Miguel Angel Porrúa Editores,
1989.

LUNA HERRERA, Pablo, La Familia Centenario, en "El Dato Numismático",


https://eldatonumismatico.wordpress.com/la-familia-centenario/ [Fecha de consulta
8 de julio del 2020]

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión


23.3 en línea]. <https://dle.rae.es> [8 de julio del 2020].

SOBRINO, José Manuel, La Moneda Mexicana, Su Historia, México D.F, Banco de


México S.A., 1972.

TORRES GAYTÁN, Ricardo, Un Siglo de Devaluaciones del Peso Mexicano,


México D.F., Siglo Veintiuno Editores, 1982.

CITA ESTE ARTÍCULO:

LUNA HERRERA, Pablo, “Breve historia de la moneda 50 pesos oro “centenario”,


México, Blog APAMI, 2020. Disponible en línea: https://apami.home.blog/2020/07/29/breve-
historia-de-la-moneda-50-pesos-oro-centenario/

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