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nacimiento de Jesús
Jesús dejó su reino de gloria para vivir entre los hombres y
darles salvación. Entienda más de este tema en este artículo.
Jesús dejó su reino de gloria para vivir entre los hombres y darles salvación.
¿Cuántos bebés nacen diariamente en el mundo? Aunque no haya un número
exacto, podemos afirmar que cada día nacen más de 200 mil bebés. ¡Son muchos
niños!
No sé para usted, pero para mí, el relato del nacimiento de Jesucristo trae
profundas enseñanzas. Quiero compartir algunas de ellas.
Entre las tantas profecías sobre el nacimiento de Jesucristo, veamos la del profeta
Miqueas, escrita siete siglos antes del acontecimiento: “Pero tú, Belén Efrata,
pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor
en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”
(Miqueas 5:2).
Aquí hay una lección esencial extraída de la historia del nacimiento de Jesús:
¡Dios siempre cumple su palabra! Él prometió el nacimiento de su Hijo, y eso
ocurrió en el día determinado. Ahora, deténgase y piense: “Este Dios es confiable,
y cumple lo que fue acordado”.
“No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa
de Israel; todo se cumplió” (Josué 21:45). ¡Qué espectacular! Tenemos todas las
razones del mundo para creer que el Señor cumple lo que promete.
El bebé Jesucristo nació en un lugar simple, en una familia humilde, sin pompas o
privilegios (Lucas 2:7). ¿y qué ganó a cambio? “A lo suyo vino, y los suyos no le
recibieron” (Juan 1:11). ¿Y cuál es la respuesta de él?
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él” (Juan 3:16-17).
¿Se siente triste, preocupado, angustiado? Estas son las amorosas palabras de
Dios para usted:
“Yo conozco sus lágrimas de tristeza; yo también lloré y estuve triste. Por eso,
esos pesares demasiado profundos para que los cuenten a alguien, yo los
conozco. Hijas mías, hijos míos, no piensen que están perdidos y abandonados.
Aunque su dolor no despierte la sensibilidad de nadie, sepan que, si miran hacia
mí y confían, YO les daré fuerzas para recomenzar”.
Quien imaginaría que, para salvar al ser humano, Dios estaría dispuesto a
encarnar a su único Hijo, a fin de que viviera entre nosotros, como uno de
nosotros. Pues Dios hizo eso, uniéndose a la humanidad por lazos que jamás se
romperán.
“Más tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en
misericordia y verdad” (Salmo 86:15).
En esta Navidad
Aparte su mirada de los regalos y las luces, y vea lo que de hecho le da sentido a
esta época, un Dios que:
Cumple su palabra;
Tiene amor infinito por el ser humano;
Es especialista en hacer por nosotros cosas positivas y que nos marcan.