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3.1.

El encabalgamiento

4.3.1. Consideraciones teóricas

El fenómeno contrario a la esticomitia es el encabalgamiento, que consiste en


el desajuste entre la pausa versal y la sintáctica (Domínguez Caparrós, 2000: 103).
Isabel Paraíso afirma que el encabalgamiento “se produce cuando el verso no contiene
una unidad de sentido, ni mayor ni menor, sino sólo una parte”, y añade: “Mediante el
encabalgamiento, el sentido se prolonga en el verso siguiente, y la materia fónica verbal
sufre algunos cambios”, destacando el hecho de que “el encabalgamiento supone un
efecto de suspensión en el verso: de su sentido y de su sonido” (Paraíso, 2000: 99).

Flores Gómez, que recoge una gran cantidad de definiciones de este recurso
(1988: 25-27), destaca que el encabalgamiento presenta tres vertientes básicas a las que
no se ha atendido por igual a la hora de su estudio:

Los tres modos de entender el encabalgamiento: formal –no coincidencia


de los límites de las dos estructuras-; realización -extensión material de
esa no coincidencia-; efecto -contraste, desdibujamiento, correspondencia
con el contenido-, son correlativos entre sí y proporcionan un marco en
que puede estudiarse el significado estilístico de este procedimiento en
tres niveles de análisis. (1988: 27)

En este trabajo trataremos de analizar cada una de estas dimensiones tanto en la


teoría como en la práctica.

Este fenómeno ha sido usado por los poetas desde los comienzos de la poesía,
aunque es difícil delimitarlo. Flores Gómez recoge en su artículo “Coincidencia y
distorsión de la unidad rítmica” (1988) numerosos estudios sobre el encabalgamiento en
autores de la Antigüedad como Homero, Apolonio de Rodas o Virgilio. En el ámbito de
la poesía hispánica Bělič afirma, por ejemplo, que es “un recurso antiquísimo y de gran
importancia en las literaturas modernas desde el Renacimiento (aunque nunca aceptado
unánimemente por los preceptistas)1” (2000: 55), haciendo referencia asimismo a su
utilización ya en la poesía grecorromana y medieval francesa. Diferentes opiniones

1
En la crítica española encontramos ya comentarios de este fenómeno en las anotaciones a la obra de
Garcilaso de la Vega que realiza Herrera (1580). Ya Quilis hace referencia a la polémica que su uso
generaba: “Fernando de Herrera se levanta en su siglo frente a las opiniones de los otros preceptistas
coetáneos, que seguían las doctrinas clásicas de que cada verso necesitaba una pausa” (1964: 4).
sobre la conveniencia o no de su utilización se han dado a lo largo de la historia de las
teorías métricas (Domínguez Caparrós, 1975: 275-294).

El encabalgamiento, sin embargo, no puede considerarse como un elemento


métrico, sino como un recurso estilístico. En este sentido lo tomará Navarro Tomás, que
lo sitúa dentro de sus “Complementos rítmicos” (1991: 42). Será Domínguez Caparrós
quien más hincapié haga sobre este carácter meramente estilístico de este recurso:
“Quizá convenga insistir en que el encabalgamiento es un fenómeno puramente
estilístico, ya que su aparición no está regulada por las normas de la métrica y sólo
depende de la voluntad o la intención del poeta” (2007: 130). En esta misma línea
Martínez Fernández destaca el hecho, ya explorado por otros estudiosos como Ricardo
Senabre, de que “el encabalgamiento no es el único fenómeno de conflicto entre métrica
y sintaxis” (2010: 17), haciendo referencia a otros recursos con valor expresivo como el
hipérbaton, que aunque juega también con métrica y sintaxis constituye un recurso
estilístico.

4.3.2. Tipología del encabalgamiento


El encabalgamiento propicia una gama de casos muy amplia en los que se
puede percibir en mayor o menor medida el fenómeno. La base para determinar el grado
de cohesión de las palabras y por lo tanto la existencia o no de encabalgamiento es la
sintaxis. Es Antonio Quilis (1964) el que estudia más profundamente el
encabalgamiento estableciendo una tipología que ha sido después aceptada por otros
estudiosos de la métrica y que aquí adoptaremos en parte. La clasificación del autor de
tipos de encabalgamiento depende también de los diversos criterios de clasificación,
pero se basa especialmente en los diferentes tipos de elementos que se separan. Estos
diferentes tipos producen encabalgamiento y sus consecuentes efectos porque son
secuencias que en el habla no admiten una pausa entre ellos2. La clasificación es la
siguiente:

1. Si clasificamos respecto a la pausa que violenta el encabalgamiento, hablaremos de:

2
Este criterio es muy eficaz a la hora de clasificar los tipos de encabalgamientos, pero puede producir
algunos problemas para dirimir si existe o no encabalgamiento. Flores Gómez examina, por ejemplo, los
casos de braquistiquio y antibraquistiquio de Quilis y afirma: “En estos casos no parece dirimente la
existencia o no de pausa fonológica para establecer un encabalgamiento, sino el haber trasladado, por así
decir, el corte final del verso a un lugar en el interior del verso siguiente. Así pues, parece exagerado
ceñirse exclusivamente a los casos en que no se da pausa fonológica para hablar de encabalgamiento,
pues no soluciona ningún problema, sino que plantea otros innecesariamente” (1988: 39).
- Encabalgamiento versal: cuando se da entre la parte final de un verso y el
comienzo del siguiente.

- Encabalgamiento medial: cuando se da entre el final de un hemistiquio y el


principio del siguiente que está en el mismo verso.

2. Si nos fijamos en la unidad escindida por el encabalgamiento, tendremos:

- Encabalgamiento léxico: si separa una palabra.

- Encabalgamiento sirremático: cuando se rompe un sirrema. Puede separar:

o Sustantivo + adjetivo.

o Sustantivo + complemento determinativo.

o Verbo + adverbio.

o Palabra de relación (pronombre átono, preposición, conjunción,


artículo) + elemento que se introduce.

o Tiempos compuestos de los verbos o perífrasis verbales.

o Sirrema formado por una frase verbal.

- Encabalgamiento oracional: cuando el antecedente se encuentra en el verso


encabalgante y la oración adjetiva especificativa en el encabalgado3.

Su clasificación, se basa en muestras de lecturas y llega a unas conclusiones que


vienen a ser las esperadas sintácticamente casi en todos los casos: hay encabalgamiento
cuando se rompe un sintagma. En el caso de los que llama encabalgamientos
oracionales Quilis (1964: 75-77) explica que en el discurso normal estas unidades se
realizan sin pausa para no crear confusiones semánticas entre oraciones adjetivas
especificativas y explicativas. Quilis (1964: 77) distingue también, aunque no en la
clasificación, otro grupo de palabras que también presentan gran unidad: “Las palabras
que se construyen con preposición con el término que ésta introduce”, se refiere, según
sus ejemplos, a dos tipos de casos, a participios, que actúan como adjetivos con un
complemento: “Siempre cargada de graves pensamientos”, y por otra parte a la
separación de verbos que rigen complemento preposicional o suplemento: “De la voz
mortecina que sale del pulmón”. En este último caso veríamos que realmente se desunen

3
Utilizaremos esta terminología ya bastante asentada: verso encabalgante para el verso en el que se inicia
el encabalgamiento, y verso encabalgado para aquel en el que continúa.
dos sintagmas distintos. También en el caso de “adverbio + verbo” y del sirrema
formado por una frase verbal vemos que se separan dos sintagmas distintos, pero el
grado de cohesión que presentan (Quilis, 1964: 99 y 116) hace que podamos hablar de
encabalgamientos y no de simples enlaces.

Además de estas partículas entre las que se produce encabalgamiento por existir
gran cohesión, por formar parte de un mismo sintagma o palabra, Kurt Spang (1983: 47-
50) defiende que al menos en determinados casos existe también cohesión entre los
elementos “sujeto + verbo” y “complemento directo + verbo”. No afirma que estos
grupos tengan la misma cohesión que los sirremas de Quilis, por lo que no se atreve a
llamar encabalgamiento a su escisión en distintos versos o hemistiquios, y les da el
nombre de “enlaces”4. Ciertamente hay ocasiones en las que estos enlaces pueden ser
notados; veamos algunos ejemplos del poeta que nos ocupa:

Crece el aroma de la yerba, mueve


las copas de los álamos frondosos (Junto al lago, XVI, vv.5-6)

Cuando tú, silencioso y enlutado, leías


latín en una celda ya hubo duendes extraños
sembrando por tus venas no sé qué fuego noble. (Preludios a una noche total,
“Invocación a Hölderlin”, vv18-20)

La percepción de ruptura por medio de la pausa, aunque Spang no se atreve a


llamarla encabalgamiento, es clara. Así, en algunos manuales de métrica como el de
Isabel Paraíso (2000) o Domínguez Caparrós (2000), aparecen los “enlaces” de Spang
como ejemplos de encabalgamiento:
Que es historia del mundo. En su tropel
Pasan Cartago y Roma, yo, tú, él,

Jorge Luis Borges (Paraíso, 2000: 100)

Y así, en la parte que la diestra mano


gobierna, y en aquella que declara
el conceto del alma, fui herido.
Garcilaso de la Vega (Domínguez Caparrós, 2000: 108)

No quiere decir que estos investigadores no se hayan percatado de que las


unidades escindidas no son técnicamente “sirremas”, o algunas de las nombradas por

4
Spang admite que no se ha comprobado por espectrógrafo la cohesión entre este tipo de unidades, sin
embargo, en su definición del enlace habla de la duración de la pausa en el mismo: “Como ya advertí, el
enlace no eliminará del todo la pausa versal y permanecerá entre los elementos escindidos un alto de la
duración de una pausa interna aproximadamente” (1993: 43).
Quilis. De hecho Domínguez Caparrós comenta sobre estos versos: “los
encabalgamientos, con la creación de una expectativa, organizan un juego artificioso en
que el elemento anunciado por el complemento directo (la diestra mano), y esperado en
el verso décimo, el verbo (gobierna), es el mismo que termina el verso (declara) sin
completar el sentido y produce la espera del complemento directo (el conceto del
alma)” (2000: 108). En otro libro posterior del autor se explican estas vacilaciones que
existen a la hora de incluir la ruptura de determinadas unidades como casos de
encabalgamiento o no hacerlo:

Este carácter estilístico del encabalgamiento es el que explica también la


dificultad de su definición. No es raro que un autor llame
encabalgamiento a la separación por medio de la pausa del grupo formado
por verbo más complemento directo, y sin embargo, los experimentos que
demuestran que tal grupo es separable en el habla por medio de la pausa
no autorizarían la inclusión de este caso entre los de encabalgamiento.
Hay, pues, un margen de duda en la definición de encabalgamiento.
(Domínguez Caparrós, 2001: 18-19)

De hecho Esteban Torre no duda en afirmar que “el encabalgamiento puede


afectar a las más diversas estructuras sintácticas: artículo y sustantivo, sustantivo y
adjetivo, perífrasis verbales, tiempos compuestos, sujeto y verbo, verbo y complemento
directo, etc.” (2000: 69). En todo caso hay ciertas características que se repiten en los
casos en los que consideramos la separación “verbo + complemento directo” como un
encabalgamiento. La más destacable es que dicho verbo además de ser transitivo exige
un complemento directo obligatoriamente en la mayoría de los casos. De los verbos que
hemos visto en los ejemplos anteriores cuando se dividían estas unidades, mueve y
declara son de este tipo, mientras que leías podría presentarse sin complemento directo.
Por otra parte en muchos de los casos de los enlaces vistos se observa que hay una
pausa anterior muy próxima al final de verso, por lo que cabe esperar una unidad de
sentido mayor.

A pesar de la dificultad para encontrar un criterio claro que justifique la


existencia o no de encabalgamiento, aquí tomaremos como tal los sucesivos, siguiendo
los criterios que se exponen, que, como veremos, se aproximan mucho a los propuestos
por Quilis. Entendemos que los grupos propuestos pueden aparecer en un orden o en el
contrario (adjetivo + sustantivo o sustantivo +adjetivo), ya que lo que importa es que
son grupos entre los que hay una gran cohesión.
A- Respecto al criterio de unidades escindidas encontramos los siguientes casos:

- Encabalgamiento léxico o tmesis:


Luego, acallose un labio
y sólo el otro suavisi-
mamente aún temblaba
dando a la muerte y al amor sentido (TA, “Explicación de una muerte”,
vv.12-15)

- Encabalgamiento sirremático:

o Sustantivo + adjetivo
También el aire muere entre los robles
y en sus copas se extinguen, poco a poco,
los silbos de los pájaros, la queja
emocionada de un ocaso rojo. (JL, I, vv.7-10)

o Sustantivo + complemento determinativo


Por esa piel sin mácula, por su tersura suave,
tronché columnas firmes, derrumbé la techumbre
de la más alta noche: la de mis sueños puros. (PNT, “Poema de la belleza
cautiva que perdí”, vv.4-6)

o Verbo + adverbio
Por húmedos caminos he llegado
muy cerca de tus ojos, de la nieve. (PNT, “Fría belleza virgen”, vv.3-4)

o Palabra de relación (pronombre átono, preposición, conjunción,


artículo, determinante) + elemento que se introduce:
Geografía amorosa, tierras tan nobles como
los muros de aquel templo donde al atardecer
el sol incrusta gemas, funde banderas, fulge. (PTS, III, “Mediodía en
Sahagún de Campos)

o Tiempos compuestos de los verbos, perífrasis verbales y frases


verbales.
El gran techo morado de la noche otoñal
quedaba en nuestros ojos maduro, reposado,
como un gran fruto dulce. Y las violetas iban
quedando en tu regazo desordenadas, cándidas. (PNT, “El tiempo de los
frutos”, vv.1-4)

No sé qué voy a hacer sin tu sonrisa


ahora que estás lejos y no vale
contemplar con amor los montes quietos. (JL, XII, vv.17-19)

o Verbo + suplemento.
Leíamos la luz y, al leerla, gozábamos
de suma perfección, sin que se revelase (NMN, IV, vv. 24-25)

o Otros: otras combinaciones de separación de palabras de un mismo


sintagma, como adverbio + adjetivo (muy / amable), adjetivo +
complemento, etc.
roídas por las uñas, manoseadas, llenas
de muerte hasta los bordes. Tumbas ennegrecidas (PTS, II “En San Isidoro
beso la piedra de los siglos”, vv.7-8)

- Enlaces5:

o Sujeto + verbo.
allá donde los caballos
beben el agua helada de las cascadas (TA, “Zamira ama los lobos”, vv.6-7)

o Verbo + complemento directo. En el primer ejemplo el complemento


directo es una subordinada sustantiva:
yo diría
que un órgano sonaba por tus venas (ST, “Sepulcro en Tarquinia”, vv.101-
102)

en la cima, un encuentro monstruoso que anunciaba


el divino lugar casi con violencia. (NMN, V, vv.4-5)

o Verbo copulativo + atributo.


La envenenaron toda y allí está
muerta como las hojas que cayeron (ST, “Sepulcro en Tarquinia”, vv. 52-
53)

- Encabalgamiento oracional: antecedente + oración adjetiva especificativa.


Aquí vemos dos ejemplos de encabalgamiento medial oracional y uno versal:
Aquí, en estas riberas // que llevan hasta el llano
la nieve de las cumbres, // planto sueños hermosos.

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Flores Gómez habla de este mismo concepto y habla de un segundo grado de ruptura, y destaca que este
tipo de encabalgamiento puede tener valores estilísticos y expresivos muy relevantes: “La función
sintáctica de un sustantivo encabalgado -sujeto o complemento, cualquiera que sea- no indica grado de
ruptura, sino un mayor o menor contenido o aprovechamiento estilística, dependiendo de la importancia
que tenga en el contexto” (1988: 40).
Aquí también las piedras // relucen: piedras mínimas,
miniadas piedras verdes // que corroe el arroyo. (PTS, IV, “Riberas del
Órbigo”, vv.7-10)

y la vida tan sólo es esa ave


que deliciosamente vuela a la deriva (LM, “Torres d’en Lluc”, vv.8-9)

B- Respecto al criterio de longitud de las unidades escindidas distinguimos entre:

- Encabalgamiento suave: el encabalgamiento se prolonga en el verso


encabalgado hasta el final del verso (Domínguez Caparrós, 2000:105), o al
menos hasta después de la quinta o sexta sílaba (Quilis, 1964:118):
Nadie podrá robarnos la riqueza
de estos instantes encendidos, plenos.(JL, VII, vv.11-12)

- Encabalgamiento abrupto: la unidad sintáctica del verso encabalgante se


prolonga en el segundo pero finaliza antes de la quinta sílaba (Dámaso
Alonso, 1987: 69). Ya Quilis había destacado la importancia de este tipo de
encabalgamientos que dejaban aislado un braquistiquio en el verso
encabalgado (1964: 107):
unidos, apurando cada poro
de tu ser, que hoy no tienen ya razón (JL, I, vv.4-5)

- Contra-encabalgamiento abrupto: así llama Isabel Paraíso (2000:105-


106), basándose en la métrica francesa, a aquel encabalgamiento en el cual el
sintagma del verso encabalgante que continúa en el siguiente verso, es breve
y está aislado por una pausa interior al final del verso:

hacia la tierra de los muertos.


Pero
no seremos los mismos.
Esta historia (JL, IV, vv.18-19)

C- Respecto al lugar en el que aparece se distingue entre:

- Encabalgamiento estrófico. Afecta a la pausa estrófica. Es muy escasa,


sobre todo en las composiciones en las que no se sigue un esquema estrófico
predeterminado. En la obra de Antonio Colinas encontramos únicamente
éste:
Con los alumnos del Conservatorio
descendiendo bordeando oxidadas
verjas, hogueras de hojas perfumadas.
Un palacio, un jardín y un Ofertorio

apasionado en via delle mura (LVS, “Del libro de ocios y de burlas de un


monje alpino”, V, vv.4-9)

- Encabalgamiento versal. Es el que afecta a la pausa versal:


Para qué abandonaríamos la altura
de aquel monte calcáreo (JO, “Elegía en Toledo”, vv. 2-3)

- Encabalgamiento medial. Es el que afecta a la pausa entre hemistiquios:


Confirmación de que algo // divino hay en nosotros (NMN, IX, v.1)

D- Respecto a la cantidad o duración del encabalgamiento podemos también


hablar de:

- Encabalgamiento encadenado: cuando se da sucesivamente en varios


versos (Balbín, 1968: 213).

- Encabalgamiento dilatado: los elementos del mismo sintagma que forman


el encabalgamiento, se hallan separados por un verso o más, que se
intercalan entre ellos (Spang, 1983:45-47). Oldrich Bělič (2000: 54) también
hace referencia a este tipo de encabalgamiento al que denomina oculto,
encubierto o hiperbático, y que se da cuando los elementos encabalgados de
un sirrema se hallan afectados por hipérbaton, separada por hipérbaton la
unidad de las palabras que forman el sirrema.

A pesar de la aparente claridad de esta clasificación en la práctica aparecen


ciertos problemas. Antes hacíamos ya alusión a las dudas que surgen en el caso del
encabalgamiento en verso compuesto. Es el relativo a los casos de encabalgamiento
medial, y la pregunta que se nos presenta es la siguiente: ¿tiene los mismos valores el
encabalgamiento medial que el que se produce entre dos versos? Domínguez Caparrós
dice en su diccionario de métrica: “Tiene valores estilísticos similares a los del
encabalgamiento versal” (2007: 132). Veamos algunos ejemplos:

Mientras la boca va // desgranando las puras (NMN, I, v. 11)

Encima de tu útero //moribundo de azul (NMN, III, v. 5)

Parece que en estos casos el encabalgamiento medial, aunque dependiendo de su


ejecución puede ser perceptible, no causa los mismos efectos que causaría si se
encontrara entre dos versos independientes. Lo veremos más claro en los siguientes
versos:

Mientras llega del fondo // de la noche y su nada (NMN, II, v.4)

Tengo un lago de plata // fundida en mi cerebro (NMN, II, v.2)

En ambos el corte de la pausa produce un encabalgamiento con repercusiones


semánticas. En el primero se juega con la posibilidad de utilizar “del fondo” como
sintagma completo, sin especificaciones, y aunque el fondo nos hace pensar en las
profundidades, la especificación que se introduce en el segundo hemistiquio será aún
más profunda: el fondo de la noche y la nada, por lo que se refuerza la primera
impresión. En el siguiente ejemplo sucede lo contrario, la significación varía de manera
sustantiva con el segundo hemistiquio, pues la plata que parece poseer no es un tesoro,
ya que está “fundida en su cerebro”. Sin embargo, este juego de significados, tan típico
del encabalgamiento, parece que pierde fuerza, al encontrarse en un encabalgamiento
medial. Las posibles razones las expone Martínez Fernández, que expone que desde su
punto de vista, este tipo de encabalgamiento “es menos perceptible, visualmente no
existe, y, por lo tanto, depende de la ejecución, es decir, de la recepción en gran parte”
(2009a: 197). Esta debe de ser la apreciación también de Antonio Colinas, pues en sus
versos encontramos significativamente más encabalgamientos mediales que versales,
como tendremos ocasión de comprobar. Son tan frecuentes que si fueran entre dos
versos podrían resultar incluso repetitivos, pero sin embargo, entre dos hemistiquios no
se perciben de tal manera.

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