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EN LA ciudAd
MEdiEvAL
EuRoPEA
30 CIENCIAS hISTÓRICAS
JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA
BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU
JELLE HAEMERS
Editores
Logroño, 2014
Los grupos populares en la ciudad medieval europea / Jesús Ángel Solórzano Telechea, Beatriz Arízaga
Bolumburu y Jelle Haemers (editores). – Logroño: Instituto de Estudios Riojanos, 2014. 574 p.: il.col.; 24
cm. – (Ciencias Históricas; 30).- D.L. LR 881-2014. – ISBN 978-84-9960-073-4
1. Población -- Europa -- Historia social -- S.V-XV. 2. Situación social—Europa -- S.V-XV. I. Solórzano Telechea,
Jesús Ángel. II . Arízaga Bolumburu, Beatriz. Haemers, Jelle. III. Instituto de Estudios Riojanos. IV. Título.
V. Serie.
308-054(4)”04/14”
314-054(4)”04/14”
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrar-
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Los trabajos de la presente publicación han sido sometidos a una doble revisión anónima por parte del
siguiente Comité Cientíico Internacional: Beatriz Arízaga Bolumburu (Universidad de Cantabria). Amélia
Aguiar Andrade (Universidade Nova de Lisboa). Raphaela Averkorn (Universität Siegen). Michel Bochaca
(Université de La Rochelle). Ariel Guiance (CONICET-Universidad de Córdoba de Argentina). Ricardo
Izquierdo Benito (Universidad de Castilla-La Mancha). Christian Liddy (University of Durham). Denis
Menjot (Université de Lyon II). Esther Peña Bocos (Universidad de Cantabria). Giuliano Pinto (Universitá
degli studi di Firenze). Sarah Rees Jones (University of York). Vicente Salvatierra Cuenca (Universidad de
Jaén). Louis Sicking (Universiteit Leiden). Urszula Sowina (Instituto Arqueológico de Varsovia). Isabel del
Val Valdivieso (Universidad de Valladolid).
© Jesús Ángel Solórzano Telechea, Beatriz Arízaga Bolumburu y Jelle Haemers (editores)
© Instituto de Estudios Riojanos, 2014
C/ Portales, 2 - 26001, Logroño, La Rioja
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© Imagen de cubierta: Los efectos del buen gobierno. Lorenzetti. Palacio comunal de Siena.
Depósito Legal: LR 881-2014
ISBN: 978-84-9960-073-4
Diseño gráico de la colección: Ice comunicación
Producción gráica: La Mirada comunicación (Logroño)
Impreso en España. Printed in Spain.
Índice
PRESENTACIÓN
11 José Abel Bayo Martínez, Consejero de Educación, Cultura
y Turismo de La Rioja
INTRODUCCIÓN
17 Los grupos populares en las ciudades de la Europa medieval:
reflexiones en torno a un concepto de historia social
Jesús A. Solórzano Telechea y Jelle Haemers
133 The common good and common profit in the trade regulations
of medieval English towns
James Davis
151 Del taller al consell. El rol político de los artesanos. Las pequeñas
ciudades pañeras del sur valenciano (Segunda mitad del siglo XV)
Antoni Llibrer Escrig
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179 Grupos de poder, construcción de la realidad y formación de
la opinión pública: el villazgo de Brozas (1537)
Luis Vicente Clemente Quijada
CONCLUSIONES
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Mujeres y concejos en
Castilla en la Baja Edad
Media
Beatriz Majo Tomé
Universidad de Valladolid/
Instituto Universitario de Historia Simancas
INTRODUCCIÓN
1. Este artículo se ha realizado en el marco del proyecto: “Impacto urbano, actividad productiva y sociabilidad
en las villas y ciudades castellanas del eje económico Toledo-Burgos (1450-1520)”, MICINN, HAR2010-15422.
2. Desde el punto de vista bibliográfico, pueden destacarse el trabajo de Nash, M. “Dos décadas de historia de
las mujeres en España: una reconsideración”, Historia Social, 9, 1991: 137-161. Val Valdivieso, Mª. I del. “La histo-
ria de las mujeres medievales en España”, Solórzano Telechea, J.Á.; Arízaga Bolumburu, B. y Aguiar Andrade, A.
(eds.) Ser mujer en la ciudad medieval europea. Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 2013: 19-37.
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4. Segura Graíño, C. (Coord.) Feminismo y misoginia en la literatura española. Fuentes literarias para la Histo-
ria de las Mujeres. Madrid, Narcea, 2001.
5. Esteban Recio, A. “Otras miradas, otros caminos. Mujeres de fines de la Edad Media”, Edad Media. Revista de
Historia, 2, 1999: 196-200.
Pero esta teoría eclesiástica chocaba con la visión relajada que la sociedad
medieval tenía sobre el pecado a mediados de la Edad Media. La Iglesia debía
acometer el problema. Las interpretaciones de las Escrituras realizadas por los
Padres de la Iglesia estaban obsoletas y no respondían a la nueva sociedad.
Era necesario un nuevo replanteamiento. A mediados del siglo XIII, teólogos,
predicadores y moralistas tomaron los textos de Aristóteles y formularon un
modelo femenino que respondía a las necesidades del momento: la consolidación
de una doctrina que evitase la autonomía de la mujer y reforzase la sociedad
patriarcal. Las mujeres quedaron definidas como “hombres frustrados e
imperfectos, las mujeres eran frágiles, maleables, irracionales y pasionales”. Esta
visión, su imposición y generalización, contribuyó a la marginación de la mujer
que, dada su condición de inferioridad, debía estar sometida, imposibilitada de
ejercer cargos públicos y limitada al espacio del trabajo familiar y doméstico.
Uno de los grandes ideólogos de esta visión fue Tomás de Aquino quien
consideró que se ajustaba perfectamente a los planteamientos de La Biblia: la
mujer había surgido después del hombre y, además, de su cuerpo. Tomás de
Aquino veía en el hombre “lo activo, el intelecto, la razón”, mientras que la
mujer representaba “lo inferior, lo material, el cuerpo”: La mujer había sido la
principal culpable de la desobediencia a Dios que había acarreado el Pecado
Original, era, por tanto, más proclive a pecar y a caer en el abismo de la
maldad. Con estas consideraciones, el hombre tiene el cometido de protegerla,
aunque esta protección conlleve la sumisión.
Esta visión de la mujer como ser peligroso, pero a la vez frágil y necesitado
de salvaguarda, se generalizará en la sociedad medieval e impregnará todas
las relaciones de las mujeres con otros individuos, poderes y espacios,
condicionando su “autonomía”, su capacidad para desempeñar oficios o su
papel en la sociedad. A pesar de su subordinación, las mujeres también pudieron
actuar por sí mismas y en los próximos apartados procuraremos reflejar algunas
de sus actuaciones.
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6. Por razones de acotamiento hemos tenido que reducir el estudio únicamente a las mujeres cristianas del
común, viéndonos obligados a obviar el análisis de mujeres judías y musulmanas.
7. En torno a la diferencia socioeconómica del común de una ciudad castellana, puede leerse: Diago Hernando,
M. “El común de los pecheros de Soria en el siglo XV y primera mitad del XVI”, Hispania: Revista española de
historia. 50, 174, 1990: 39-91.
8. Segura Graíño, C. “Actividades remuneradas y no remuneradas de las mujeres en la Edad Media hispana”,
Rentas, producción y consumo en España en la Baja Edad Media. Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2001:
111.
9. Asenjo González, M. “Participación de las mujeres en las compañías comerciales castellanas a fines de la Edad
Media: los mercaderes segovianos”, Segura Graíño, C. y Muñoz Fernández, Á. (Coords.) El trabajo de las mujeres
en la Edad Media hispana (V Jornadas de investigación interdisciplinar sobre la mujer), Madrid, Asociación
Cultural Al-Mudayna, 1988: 223-234.
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Esta mujer no fue una excepción10. Por lo general, muchas de ellas ejercían el
oficio una vez que sus maridos habían fallecido, pero también otras mujeres
ejercieron oficios de cierta relevancia al margen de su marido, como Ángela
Palafox, joyera real, vecina de Valladolid y de la que luego hablaremos. Lo que
sí es cierto es que estas mujeres gozaron de cierto reconocimiento social y
cierto grado de “independencia”.
10. Isabel del Val ha estudiado, por ejemplo, el caso de Teresa González de Esquivel: Val Valdivieso, Mª. I. del.
“Los testamentos como fuente para la historia de las mujeres (el caso de Teresa González de Esquibel y Diego
Martínez de Heali”, Val Valdivieso, Mª. I. del. y Rosa Cubo, C. de la., et al (Coords.) Protagonistas del pasado.
Las mujeres desde la Prehistoria al siglo XX, Valladolid, Castilla Ediciones, 2009: 15-35; Carvajal de la Vega, D.
“La mujer castellana a fines de la Edad Media: una firme defensora del patrimonio familiar”, Solórzano Telechea,
J.Á., Arízaga Bolumburu, B y Aguiar Andrade, A. (Coords.) Ser mujer en la ciudad medieval europea..., op. cit.:
119-136.
11. Cristina Segura considera que fueron frecuentes los matrimonios entre hijas de artesanos con otros artesanos
en los que la mujer aportaría en su dote instrumental propio del trabajo. Por lo tanto, la mujer tendría un gran
conocimiento del oficio al haberlo visto desde pequeña y colaborar, posteriormente, con el marido, llegando a
conocer tan bien el oficio que, en caso de enviudar, podrían desempeñarlo perfectamente. (Segura Graíño, C.
“Actividades remuneradas y no remuneradas de las mujeres”, Aragón en la Edad Media: rentas, producción y
consumo en España en la Baja Edad Media. Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2001: 111)
13. Otros estudios donde pueden apreciarse estos trabajos en otras ciudades y villas castellanas: Val Valdivieso,
Mª. I del. “El trabajo de las mujeres en el Bilbao tardomedieval”, Emakumeak Euskal Herriko Historian, 1997:
65-92; Segura Graíño, C. (Coord.) Los espacios femeninos en el Madrid Medieval, Madrid, horas y HORAS, 1992:
61-62; Val Validiveso, Mª I. del, Segura Graíño, C. y Castrillo, J. “Organización gremial en la península ibérica has-
ta el siglo XVII”, Castillo, S. (Coord.), Mundo del trabajo y asociacionismo en España: colegia, gremios, mutuas,
sindicatos. Madrid, Catarata, 2014: 36-52.
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Por último, el escalón más bajo de las mujeres del común, atendiendo a un
criterio socioeconómico, estaría compuesto por mujeres pobres, enfermas,
marginadas y excluidas. Su nivel educativo es nulo (excluyendo conocimientos
provenientes de la tradición oral y cultura popular), aunque algunas de ellas
podrían tener ciertos conocimientos al provenir de familias del grado intermedio
y haber caído en la mendicidad al enviudar o morir el padre. En su mayoría,
estas mujeres suelen ser objeto de la caridad por parte de las autoridades
locales y las cofradías15. Ejercen ciertos trabajos, a menudo temporales. Un claro
ejemplo lo constituyen las criadas, chiquillas que suelen provenir del medio
rural o de familias pobres del ámbito urbano y que constituyen una mano de
obra barata. Trabajan como servicio de la casa o como ayudantes en el taller
de un mercader o artesano y suelen recibir un salario muy bajo cuyo cometido
es constituir la dote para poder casarse ya que es el fin al que le destina la
sociedad patriarcal. El servicio en las casas y talleres, hacía que alguna de estas
mozas, cuando dejaban el servicio, hubiesen aprendido un oficio o tuviesen un
aprendizaje cualificado que les serviría en su vida adulta16.
14. Sobre mujeres y medicina en la Edad Media, especialmente su participación como parteras: El libro del arte
de las comadres o madrinas y del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños (ed. García Gutiérrez, D.),
Zaragoza, Anúbar Ediciones, 2000; González de Fauve, Mª E. (ed.), Ciencia, poder e ideología. El saber y el hacer
en la evolución de la medicina española (siglos XIV.-XVIII). Argentina, Universidad de Argentina, 2001.
15. Martín Romera, Mª. Á. Las redes sociales de la oligarquía de la villa de Valladolid (1450-1520), Universidad
Complutense, Tesis Doctoral inédita: 489.
16. Segura Graíño, C. “Actividades remuneradas y no remuneradas de las mujeres”: 115; López Beltrán , M. T.
“De la niñez a la plena madurez. Una etapa vital compleja para las mujeres del común en la sociedad urbana
bajomedieval”, Melanges de la Casa Velázquez, 34, 1, 2004: 99-126. Entre muchos aspectos, destaca el análisis de
las niñas que entran al servicio de una casa, las agresiones que podían sufrir o el aprendizaje cualificado que
algunas adquirían.
Las ciudades eran consideradas lugares públicos por lo que la mujer quedaba
relegada al ámbito doméstico, según los preceptos patriarcales19, según los
preceptos patriarcales, pero en la práctica, la mujer fue ocupando progresivamente
algunos ámbitos públicos como el mercado debido, principalmente, a la
necesidad de atender la demanda de la producción20.
17. Sobre la prostitución en Castilla: dos trabajos de José María Castrillo de la Fuente, “Conflictividad social alre-
dedor de la prostitución ilegal en la Castilla bajomedieval”, Carrasco Martínez, A. (Coord.), Conflictos y sociedades
en la historia de Castilla y León: aportaciones de jóvenes historiadores. Valladolid, Universidad de Valladolid,
2010: 317-326; “Medidas contra la violencia que rodea a la prostitución clandestina en las ciudades medievales”,
Arízaga Bolumburu, B.; Solórzano Telechea, J. Á. (Coords.) La convivencia en las ciudades medievales. Logroño,
Instituto de Estudios Riojanos, 2008: 503-514.
18. Algunos trabajos sobre las mujeres en la Edad Media a partir de ordenanzas municipales: Las mujeres en
las ciudades medievales. Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 1984. En él podemos leer trabajos sobre
mujeres y ordenamientos locales de Cuenca, Segovia, Córdoba, y otras ciudades andaluzas.
19. Sobre el concepto de espacio público: Val Valdivieso, Mª. I del. “Los espacios del trabajo femenino en la
Castilla del siglo XV”, Studia Historica, 26, 2008: 63-90.
20. Segura Graíño, C. “Mujeres y ciudades, agua y mercado”, Segura Graíño, C. Mujeres y espacios urbanos: ho-
menaje a Christine de Pizan en el VI Centenario de la 1 edición de “La ciudad de las damas”. Madrid, Asociación
Cultural Al-Mudayna, 2007: 100.
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“callejuela (…) que baxa del corral de la espeçería al río desgueva contra
la prematica de sus altezas e syn su licençia (…)lo qual hera en grand
prejuizio de esta villa por ser commo es en grand peligro por la grand
escuridad e largura que es commo nueva para allí saltear e ferir e matar
e forçar mugeres e moças”.
21. Sobre la peligrosidad de la calle: Val Valdivieso, Mª I. del. “Les rues castillanes au XV siècle: miroir d’une
société”, Leménorel, A. La rue, lieu de saciabilité?. Rouen, Publications de l’université de Rouen, 1997: 63-72;
Córdoba de la Llave, R. “Violencia cotidiana en Castilla a finales de la Edad Media”, Iglesia Duarte, J. I. (Coord.)
Conflictos sociales políticos e intelectuales en la España de los siglos XIV, XV y XVI: XIV Semana de Estudios Me-
dievales. Nájera del 4 al 8 de agosto de 2003. Logroño, Instituto de Estudios Riojanos: 10-11; Scarborough, C. L.,
“Urban Spaces in the Tragicomedia de Calisto y Melibea”, Classen, A. (ed.), Urban space in the Middle Ages and
Early Modern Age. Walter de Gruyter, 2009:540-542.
“pues no osaría por allí pasar ninguna persona nin poniendose el sol
porque es aparejo grande para rrobar e matar la gente”23.
24. Santos Tomás Pérez M. Los baños públicos en Valladolid: agua, higiene y salud en el Valladolid medieval.
Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 2002.
25. Segura Graíño, C. “Mujeres y ciudades. Agua y mercado”..., op. cit.: 108-112.
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26. Asenjo González, M. “Las mujeres en las ciudades medievales” ..., op. cit.: 117. La caridad fue una práctica
muy utilizada por parte de los regimientos y otras instituciones urbanas de cara a la protección de las viudas.
27. Los libros consultados recogen las actas desde el año 1497 hasta 1521.
28. Esteban Recio, A.; Izquierdo García, Mª. J. “Pecado y marginación. Mujeres públicas en Valladolid y Palencia
durante los siglos XV y XVI”, Bonachía Hernando, J.A (Coord.). La ciudad medieval. Aspectos de la vida urbana
en la Castilla bajomedieval. Valladolid, Universidad de Valladolid, 1996: 151-152
29. AMV, Libro de Actas. Años 1502-1514 . 1ª Parte, f. 292r (Año de 1507)
31. Sobre la condición social de las mujeres en la Edad Media, Bardsley, S. Women’s roles in the Middle Ages.
Westport, CT, Londres, Greenwood Press, 2007.
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libertad era limitada, pero existía, aunque habrá que esperar cinco siglos para
que la incorporación de la mujer a la vida pública se imponga.
No obstante, esta marginación del común (de sus hombres) no fue total. Es
cierto que éstos estaban apartados de los mecanismos que permitían el ejercicio
de cargos políticos locales, sin embargo, las alianzas matrimoniales o clientelares
con miembros de la oligarquía, así como su encuadramiento en instituciones
como las collaciones o cuadrillas35, les permitieron mantener una presencia
activa en la vida política de las ciudades castellanas.
32. A partir de mediados del siglo XIV se produce la implantación y generalización del regimiento que supuso
el cierre de los concejos abiertos y la creación de concejos cerrados cuyos cargos estaban controlados por la
oligarquía local. Sobre las consecuencias de la implantación del regimiento en relación al común: Val Valdivieso,
Mª. I., del. “Oligarquía versus común. (Consecuencias sociopolíticas del triunfo del regimiento en las ciudades
castellanas)”, Medievalismo, 14, 1994: 41-42; “Ascenso social y lucha por el poder en las ciudades castellanas del
siglo XV”, En la España Medieval, 17, 1994: 157-184.
33. Sirva de ejemplo el caso de Valladolid o Soria donde era requisito sine qua non, pertenecer a uno de los
linajes que articulaban la vida política de la urbe. En el caso soriano, serían doce los linajes, mientras que en
Valladolid, los linajes de Reoyo y Tovar monopolizaban el juego político de la villa. Para Soria: Diago Hernando,
M. Estructuras de poder en Soria a fines de la Edad Media. Valladolid, Junta de Castilla y León, 1993; Sobre Valla-
dolid: Rucquoi, A. Valladolid en la Edad Media. I: Génesis de un poder. II: El mundo abreviado, 2 vols. Valladolid,
Junta de Castilla y León, 1987; Bennassar, B. Valladolid en el Siglo de Oro. Una ciudad de Castilla y su entorno
agrario en el siglo XVI. Valladolid, Ámbito, 1989.
34. Asenjo González, Mª. “Sociedad y vida política en las ciudades de la Corona de Castilla. Reflexiones sobre
un debate”, Medievalismo, 5, 1995: 115-116.
35. Resulta significativo el caso de las cuadrillas de Valladolid que, marginadas del concejo, consiguieron llevar
a cabo un papel muy activo en la política de la villa durante los tiempos de las Guerras Civiles del siglo XV.
Durante el reinado de los Reyes Católicos, las cuadrillas mantuvieron ciertas funciones que les permitían ejercer
cierto papel político: el regimiento consultaba con ellas algunos aspectos como la idoneidad del repartimiento
de 1496, tenían funciones militares y sirvieron de estructura para encauzar los descontentos del común hasta
que en 1517 logren su ansiado objetivo de obtener dos procuradores mayores que estuviesen presentes en el
regimiento.
36. Beceiro Pita, I. “La mujer noble en la Baja Edad Media castellana”, Fonquerne, Y. R., Esteban, A (Eds.), La
condición de la mujer en la Edad Media. Actas del Coloquio celebrado en la Casa Velázquez del 5 al 7 de noviem-
bre de 1984. Madrid, Casa de Velázquez - Universidad Complutense de Madrid, 1986: 289-313; Val Valdivieso, Mª.
I., Valdeón Baruque, J. Isabel la Católica, reina de Castilla, Valladolid, Ámbito, 2004; Pelaz Flores, D. “Queenship.
Teoría y Práctica del ejercicio del poder en la Baja Edad Media castellana”, Val Valdivieso, Mª. I del., Jiménez
Alcázar, J. F. (Coords.), Las mujeres en la Edad Media, Murcia-Lorca, SEEM-Editum-CEM-CSIC-Ayuntamiento de
Lorca-Región de Murcia, 2013: 277-288.
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37. Carvajal de la Vega, D. “Merchant networks in the cities of the Crown of Castile”. Pendiente de publicación.
Le agradezco que me haya facilitado la información.
38. Bonachía Hernando, J.A. “Más honrada que ciudad de mis reinos… La nobleza y el honor en el imagina-
rio urbano (Burgos en la Baja Edad Media)”, Bonachía Hernando, J.A. (Coord.) La ciudad medieval..., op. cit.:
169-212.
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Esta “cultura política” “conecta muy bien con las inquietudes del pueblo y con
sus aspiraciones de un orden justo; y esa es, sin duda, la clave de su éxito y lo
que le llevará rápidamente a situarse entre las prioridades de los responsables
políticos”40. Como ya señalasen Martín Cea y Bonachía Hernando, “la función de
todo gobernante consiste principalmente en imponerse sobre los gobernados,
pero con el menor coste posible y con el mayor grado de aceptación”41.
Las fiestas y entradas reales se presentaban como los momentos más propicios
para proyectar la imagen de la ciudad y su honra42. Una práctica que, si bien
favorecía a la clase dirigente de la urbe, también repercutía en el resto de la
comunidad, haciéndole partícipe del acontecimiento y de la imagen proyectada,
una imagen de comunidad urbana que ayudaba a cohesionar la universitas
urbana.
Ante tal acontecimiento, los libros de Actas de los Regimientos suelen legarnos
numerosas informaciones acerca de las medidas adoptadas para acondicionar
39. Lecuppre-Desjardin, E.; Van Bruaene, A.L (eds.) Studies in European Urban History: De Bono Communi, The
discurse and practice of the Common Good in the European City (13th-16th c). Brepols, 22, 2010.
40. Martín Cea, J. C. “La intervención política concejil en el mantenimiento de la convivencia: Castilla siglos XIV
y XV”, Arízaga Bolumburu, B.; Solórzano Telechea, J. Á. (Coords.), La convivencia en las ciudades medievales.
Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 2008: 397.
41. Bonachía Hernando, J. A y Martín Cea, J.C: “ Oligarquías y poderes concejiles en la Castilla Bajomedieval”,
Revista d’historia medieval, 9, 1998: 34
42. Guerrero Navarrete, Y. “El poder exhibido: La percepción del poder urbano. Apuntes para el caso de Bur-
gos”, Edad Media. Revista de Historia Medieval, 14, 2013:81-104; Lecuppre- Desjardin, E. “Proclamar la autoridad,
afirmar el poder, seducir al pueblo: Una reflexión sobre la comunicación política en los antiguos Países Bajos
Borgoñones”, Edad Media. Revista de Historia Medieval, 13, 2012: 103-121.
la urbe para el evento: arcos engalanados, fuentes que emanan vino, balcones
con mantones, calles limpias, etc., son algunas de las acciones llevadas a cabo
para los recibimientos reales.
Como puede verse, la comitiva estaba integrada por todos los estamentos de
la villa y sus principales instituciones. El valor simbólico del desfile es, por
tanto, esclarecedor desde el punto de vista político tanto para la representación
43. Andrés Díaz, R. de., “Fiestas y espectáculos en las “Relaciones góticas del siglo XVI”, En la España medieval,
14, 1991: 328-329. Agradezco a mi compañero, Germán Gamero Igea, que me facilitase esta referencia.
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Por otro lado, las ordenanzas emitidas por los regimientos para que se limpien
los fronteros de las casas y se engalanen las fachadas permiten observar otra
acción indirecta de las mujeres, ya que serían éstas las encargadas de llevar a
cabo dichas labores. En las casas nobiliarias serían las criadas (y criados) las
que efectuarían el embellecimiento de las portadas, pero también en las casas
de mercaderes o artesanos44, las mujeres tratarían de embellecer, en la medida
de lo posible y acorde a sus recursos, los frontales de sus hogares. Sirva como
ejemplo la ordenanza para la entrada real de Juana y Felipe a Valladolid en
1502.
Por ende de parte de sus altezas mandan Justiçias e regimiento que todas
personas vecinos desta villa e moradores e estantes en ella tengan muy
linpias las calles e plaças e sus continos e tengan aderesçadas todas las
delanteras e ventanas de sus casas de tapaçerías ricas de brocados e de
sedas e plata e joyas e todo lo mejor que pudieren45.
Estos dos ejemplos señalados, que podrían haber sido muchos más y referidos
a otras ciudades, manifiestan una participación indirecta de la mujer en estos
episodios, pero no por ello deben dejar de señalarse ya que, como veremos a
continuación, las manifestaciones conjuntas de los grupos sociales de las villas
44. Estos, a menudo, solían vivir en calles principales o aledañas, sobre todo ricos mercaderes, por donde
pasaría la comitiva real.
45. A.M.V. Libro de Actas del Regimiento. Años 1502-1514. (1ªparte), sesión: miércoles, 26 de enero, de 1502,
ff. 6v-7r.
46. Documentos escogidos del Archivo de la Casa de Alba, publicados por la Duquesa de Berwick y de Alba,
Madrid, 1891, pp. 12-16.
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BEATRIZ MAJO TOMÉ
El documento narra que por la tarde, los ánimos en la villa estaban muy
caldeados: Haciendo estas cosas todas, toda la villa, así naturales como
forasteros, estaban muy escandalizados, turbados y tristes, y las mujeres lloraban
como en la Semana Santa se suele hazer [...]. Tiempo después, los regidores
con una comitiva compuesta por otros vecinos y cuadrilleros se dirigen ante
el presidente de la Audiencia para emitir la queja conjunta de la villa. Estos
regidores, además, justifican la defensa como personas públicas, por lo que
tocaua al seruicio de Sus Altezas y bien universal, y por el juramento que avían
hecho quando los oficios les dieron, y por lo que deuían a sus honrras y linajes.
Entre las peticiones y declaraciones, acuerdan que durante las visitas reales
vestirán de negro en señal de luto.
48. Íbid.:115; Doctor de Toledo, Cronicón de Valladolid (1333-1539). Valladolid, Grupo Pinciano, 1984: 73.
(ed. Facsímil).
Lo que nos interesa aquí es la referencia a las mujeres que, llorarían al igual
que se hacía en Semana Santa. El documento está indicando la práctica de las
plañideras que se llevaría a cabo en los funerales y en ciertas representaciones
de la Semana Santa. Una práctica heredada de la tradición griega y romana
que perduraría a lo largo de la Edad Media a pesar de que, en los siglos
bajomedievales, las autoridades eclesiásticas trataron de prohibirla. Sin embargo,
sólo consiguieron una disminución de la práctica, pero su raigambre en la
sociedad, y entre las mujeres, permitió su supervivencia.
En el caso que nos ocupa, la noticia de las mujeres llorando a la forma que se
hacía en Semana Santa permite apreciar una acción de las mujeres del común
(en las de más alta escala social no estaría bien visto) en favor de la manifestación
de desacuerdo por el agravio sufrido. Al igual que puede entenderse el uso del
luto por los regidores como forma de expresar su descontento y de ejercer
una manifestación de defensa de los intereses políticos y económicos50 de la
villa, las mujeres del común, a través de los pocos instrumentos que poseían,
se sumaron a dichas manifestaciones en pro de la defensa de los intereses de
la villa.
49. Español, F. “El “Córrer les armes. Un aparte caballeresco en las exequias medievales hispanas”, Anuario de
Estudios Medievales, 37, 2, julio-diciembre, 2007: 869
50. La pérdida de territorio jurisdiccional presentaba unas consecuencias negativas para Valladolid. Por un lado,
en el plano político suponía una pérdida de prestigio y de autoridad de cara a establecerse como un importante
poder en un territorio controlado por las grandes familias nobiliarias. Desde el punto de vista económico, la
mengua del alfoz supuso una pérdida de autonomía debido a la disminución de los productos de primera nece-
sidad y materias primas, así como de pecheros que contribuyeran. Finalmente, en el plano militar, se refleja en
la pérdida de fuerza armada. Como vemos, todos estos factores vienen a provocar la disminución del poder de
Valladolid como fuerza dentro del reino y como señorío colectivo. Rucquoi, A. Valladolid en la Edad Media. El
mundo abreviado: 108-109
JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 491
BEATRIZ MAJO TOMÉ
En primer lugar cabe preguntarnos quiénes eran estas mujeres. Existió una
evidente diferenciación sociológico-religiosa entre las monjas y las beatas.
Estas últimas provenían principalmente del ámbito del común de la ciudad,
especialmente ligadas al ámbito artesanal, sobre todo las beatas particulares.
En el caso de los beaterios, el peso numérico de las mujeres provenientes del
ámbito artesanal era menor. El movimiento beato experimentó, además, una
progresiva aristocratización en el último tercio del siglo XV, en el que aumentó
la presencia de las mujeres vinculadas a los jurados, a profesiones liberales o
de la oligarquía urbana.
51. Giddens, A. Sociology. Cambridge, Polity Press, 1993: p. 511, a través de Graña Cid, Mª del M., “Beatas y
comunidad cívica. Algunas claves interpretativas de la espiritualidad femenina urbana bajomedieval (Córdoba,
siglos XIV-XV)”, Anuario de Estudios Medievales, 42, 2, julio diciembre, 2012: 698.
52. Graña Cid, Mª del M., “Beatas y comunidad cívica. Algunas claves interpretativas de la espiritualidad feme-
nina urbana bajomedieval (Córdoba, siglos XIV-XV)” ..., op. cit.: 697-725.
Caridad, oración y trabajo eran las actividades propias de las beatas. Estos tres
aspectos se vislumbran en muchas de las actividades desempeñadas: bienestar
social a través de los hospitales, ayuda en la búsqueda de dotes para las mujeres,
consuelo y acompañamiento espiritual (especialmente en los fallecimientos),
trabajo doméstico para los necesitados, tutoras o albaceas testamentarias,
actividades educativas y de crianza, especialmente con niñas huérfanas o
pobres, acompañamiento y ayuda a mujeres no religiosas, actividades textiles o
la mediación salvífica por vía de oración, que constituía una de las principales
fuentes de ingresos.
Sus actividades y su modo de vida reflejan ese afán por conectar e integrarse
en la comunidad cívica urbana, pero, además, puede apreciarse una importante
labor política en la comunidad cívica. Por un lado, su forma de vida fue
reconocida como autoridad, constituyendo una vía de sociabilización femenina
aceptada y permitida lo que otorgó un nuevo rol social a la mujer. Las beatas
contribuían al reconocimiento público de la mujer al admitirse su independencia
vital, patrimonial y laboral. Sus labores dignificaban el cuerpo y la palabra de
53. Las beatas podían ejercer su compromiso desde la acción particular, residiendo en su propia casa, o desde
un beaterio. En ellos se sumaban mujeres que decidían libremente convivir bajo unos principios de hermandad,
siendo libres de abandonarla cuando querían. El beaterio más común surgía en torno a una o varias propietarias
(a veces hermanas), diferenciadas socialmente del resto y que aportaban la casa residencial y dirigían la her-
mandad. En cuanto a su perdurabilidad, los beaterios solían ser vitalicios o perpetuos. En los segundos, la o las
fundadoras procuraban el sustento de la hermandad en su testamento.
54. La presencia de beaterios o beatas particulares en las zonas de residencia de los artesanos y del común
cordobés en general, evidencian esta tendencia a integrarse y diluirse en el ámbito de la población no privile-
giada.
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BEATRIZ MAJO TOMÉ
55. Algunos ejemplos: Nash, M. y Tavera, S. (Eds.) Las mujeres y las guerras: el papel de las mujeres en las gue-
rras de la edad antigua a la contemporánea. Barcelona, Icaria, 2003; Acosta Ramírez, F.; De Martino, F.; Morenilla,
C. (Coord) La redefinición del role de la mujer por el escenario de la guerra: teatro y sociedad en la antigüedad
clásica. Levante, Bari, 2010. Querría destacar la obra de Lynn II, J.A. Women, Armies, and Warfare in Early Mon-
dern Europe. Cambridge University Press, Cambridge, 2008.
56. Prieto Álvarez, Mª L. “Las mujeres en la Historia de la conflictividad social bajomedieval: la rebelión irmandi-
ña”, Val Valdivieso, Mª. I. del., Rosa Cubo, Mª. C. de la., et al., (Coords.), La historia de las mujeres: una revisión
historiográfica. Valladolid, Universidad de Valladolid, 2004: 265-276. Carlos Barros también menciona diversos
ejemplos de mujeres que participaron en la revuelta irmandiña: Barros, C. Mentalidad justiciera de los Irmandi-
ños. Siglo XV. Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1990. También puede consultarse mi trabajo sobre mujeres
en la Guerra de las Comunidades: Majo Tomé, B. “Las leonas de Castilla. Revisión historiográfica y planteamiento
para el estudio de la participación de las mujeres de las ciudades castellanas en la guerra de las comunidades”,
Solórzano Telechea, J.Á.; Arízaga Bolumburu, B. y Aguiar Andrade, A. (Coord.), Ser mujer en la ciudad medieval
europea..., op. cit.: 329-348.
57. ARChV. Registro de Ejecutorias, Caja 386, 15. Marina de Buiza, vecina de Medina del Campo acusa a una
treintena de personas de La Seca, entre las que se encuentra una mujer, de haberle destrozado su casa y propie-
dades durante el conflicto comunero. Marina era mujer de Gil Nieto, regidor asesinado durante la revuelta por
los comuneros.
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BEATRIZ MAJO TOMÉ
Son sólo unos pocos ejemplos de la contribución activa que tuvieron las
mujeres en algunos acontecimientos bélicos, sin embargo, los consideramos
representativos de la participación de las mujeres en los asuntos políticos
locales, que, como hemos visto, puede apreciarse en distintos ámbitos, siendo
la participación en las contiendas, un ejemplo más a tener en cuenta.
59. A.G.S., C.C., Leg. 146., Doc., 193, f. 3r. Francisco de Castro, marido de Ángela, había sido nombrado alcalde
por los gobernadores, durante la ausencia del rey, y había servido al bando realista en las campañas militares de
la Guerra de las Comunidades.
CONCLUSIÓN
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mente a través de la Librería del Instituto de Estudios
Riojanos, a través de su librero habitual, o cumpli-
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Este libro tiene por objeto el estudio de los grupos populares como un producto
social inacabado, que es capaz de revelarnos las claves del funcionamiento de las
sociedades medievales. La presente monografía quiere aportar algunas respues-
tas a las grandes cuestiones que se han venido haciendo los medievalistas sobre
los grupos populares, tales como su deinición, cómo se veían y eran vistos, su
composición, sus actividades económicas, su identidad, sus aspiraciones, sus con-
tribuciones a los regímenes políticos medievales, entre otras muchas cuestiones.
Así, se ha tratado de dar respuesta a varios interrogantes sobre el papel de los
grupos populares, muchas veces tanto despreciados por los cronistas medievales,
como infravalorados por los medievalistas contemporáneos, desde una perspecti-
va comparada y transnacional entre el mundo Atlántico y el mundo Mediterráneo
en la Europa bajomedieval. Esta monografía se inscribe en las tareas del proyecto
de investigación inanciado por el gobierno de España Las sociedades urbanas
de las ciudades y villas portuarias de la Europa Atlántica en la Baja Edad Media
(HAR2012-31801).
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de Nájera