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Los gRuPos

PoPuLAREs
EN LA ciudAd
MEdiEvAL
EuRoPEA

JESÚS Á. SOLÓRZANO TELECHEA


BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU
JELLE HAEMERS
(EDITORES)

30 CIENCIAS hISTÓRICAS
JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA
BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU
JELLE HAEMERS
Editores

LOS GRUPOS POPULARES EN


LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA

Logroño, 2014
Los grupos populares en la ciudad medieval europea / Jesús Ángel Solórzano Telechea, Beatriz Arízaga
Bolumburu y Jelle Haemers (editores). – Logroño: Instituto de Estudios Riojanos, 2014. 574 p.: il.col.; 24
cm. – (Ciencias Históricas; 30).- D.L. LR 881-2014. – ISBN 978-84-9960-073-4
1. Población -- Europa -- Historia social -- S.V-XV. 2. Situación social—Europa -- S.V-XV. I. Solórzano Telechea,
Jesús Ángel. II . Arízaga Bolumburu, Beatriz. Haemers, Jelle. III. Instituto de Estudios Riojanos. IV. Título.
V. Serie.
308-054(4)”04/14”
314-054(4)”04/14”

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrar-
se o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio,
sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier
otro, sin permiso previo por escrito de los titulares del copyright.

Los trabajos de la presente publicación han sido sometidos a una doble revisión anónima por parte del
siguiente Comité Cientíico Internacional: Beatriz Arízaga Bolumburu (Universidad de Cantabria). Amélia
Aguiar Andrade (Universidade Nova de Lisboa). Raphaela Averkorn (Universität Siegen). Michel Bochaca
(Université de La Rochelle). Ariel Guiance (CONICET-Universidad de Córdoba de Argentina). Ricardo
Izquierdo Benito (Universidad de Castilla-La Mancha). Christian Liddy (University of Durham). Denis
Menjot (Université de Lyon II). Esther Peña Bocos (Universidad de Cantabria). Giuliano Pinto (Universitá
degli studi di Firenze). Sarah Rees Jones (University of York). Vicente Salvatierra Cuenca (Universidad de
Jaén). Louis Sicking (Universiteit Leiden). Urszula Sowina (Instituto Arqueológico de Varsovia). Isabel del
Val Valdivieso (Universidad de Valladolid).

Primera edición: diciembre, 2014

© Jesús Ángel Solórzano Telechea, Beatriz Arízaga Bolumburu y Jelle Haemers (editores)
© Instituto de Estudios Riojanos, 2014
C/ Portales, 2 - 26001, Logroño, La Rioja
www.larioja.org/ier
© Imagen de cubierta: Los efectos del buen gobierno. Lorenzetti. Palacio comunal de Siena.
Depósito Legal: LR 881-2014
ISBN: 978-84-9960-073-4
Diseño gráico de la colección: Ice comunicación
Producción gráica: La Mirada comunicación (Logroño)
Impreso en España. Printed in Spain.
Índice

PRESENTACIÓN
11 José Abel Bayo Martínez, Consejero de Educación, Cultura
y Turismo de La Rioja

13 Marta Martínez García, Alcaldesa de Nájera

INTRODUCCIÓN
17 Los grupos populares en las ciudades de la Europa medieval:
reflexiones en torno a un concepto de historia social
Jesús A. Solórzano Telechea y Jelle Haemers

PRIMERA PARTE: CARACTERIZACIÓN DE LOS GRUPOS POPULARES:


DENOMINACIONES, ACTIVIDADES URBANAS Y MOVILIDAD
53 El trabajo de los grupos populares en las ciudades de la Corona de
Castilla a fines de la Edad Media: los oficios del sector productivo
Ricardo Córdoba de la Llave

81 Il lavoro salariato nell’italia medievale (secoli XIII-XV)


Maria Paola Zanoboni

109 Os grupos populares nas cidades medievais portuguesas:


problematização e inserção no espaço urbano
Arnaldo Sousa Melo y Maria do Carmo Ribeiro

133 The common good and common profit in the trade regulations
of medieval English towns
James Davis

151 Del taller al consell. El rol político de los artesanos. Las pequeñas
ciudades pañeras del sur valenciano (Segunda mitad del siglo XV)
Antoni Llibrer Escrig

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 7
179 Grupos de poder, construcción de la realidad y formación de
la opinión pública: el villazgo de Brozas (1537)
Luis Vicente Clemente Quijada

199 La movilidad social por motivos culturales en Barcelona en


el siglo XIV
Oriol Murall Debasa

221 Movilidad geográfica de los grupos populares


(Perpiñán, siglos XIV-XV)
Elodie Capet

SEGUNDA PARTE: EL COMÚN Y LOS PODERES URBANOS:


PARTICIPACIÓN POLÍTICA, IDEOLOGÍA Y REIVINDICACIONES
241 ¿Qué tiene de común el ‘común’? La construcción de una
identidad política en Castilla a fines de la Edad Media
Hipólito Rafael Oliva Herrer

271 El común de pecheros en la vida política de las ciudades


castellanas en las vísperas de la revuelta comunera (1504-1520)
Máximo Diago Hernando

301 Las voces del común en el mundo urbano de la España atlántica


en la Baja Edad Media
Jesús Ángel Solórzano Telechea

345 Común y protesta social en San Vicente de la Barquera a finales


de la Edad Media
Fernando Martín Pérez

371 Ad petitionem burgensium. Petitions and peaceful resistance of


craftsmen in Flanders and Mechelen (13th-16th centuries)
Jelle Haemers

395 Des populaires de Montpellier et d’ailleurs: réflexions sur une


dénomination politique
Vincent Challet

413 Commun et communes, révoltes ou révolutions: participation


politique et luttes de pouvoir dans les villes allemandes à la fin
du Moyen Âge
Gisela Naegle

8 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


441 Hildesheim y Palencia en la Baja Edad Media, luchas de poder y
movimientos sociales
Jesús A. de Inés Serrano

469 Mujeres y concejos en Castilla en la Baja Edad Media


Beatriz Majo Tomé

499 Las mujeres del común y la sociedad política en el País Vasco


bajomedieval
Janire Castrillo Casado

523 Construir la identidad pechera: la lucha contra la exención fiscal


en Astorga, León y Oviedo durante el siglo XV
Raúl González González

CONCLUSIONES

545 Are ‘popular groups’ powerless? Towards a research agenda


Jelle Haemers y Jesús A. Solórzano Telechea

555 Resúmenes / Abstracts

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 9
Mujeres y concejos en
Castilla en la Baja Edad
Media
Beatriz Majo Tomé
Universidad de Valladolid/
Instituto Universitario de Historia Simancas

INTRODUCCIÓN

El estudio de las mujeres en las diferentes etapas de la Historia ha estado


cargado de inconvenientes1. Las distintas ideologías que condicionan los temas
de estudio o las fuentes documentales son sólo dos de los grandes problemas
que han originado la exclusión de la mujer como sujeto histórico. En las últimas
décadas, y vinculado al desarrollo del movimiento feminista, la concienciación
de la necesidad de que la mujer se integre en el discurso histórico ha generado
la proliferación de publicaciones, congresos e instituciones que aborden el
estudio de las mujeres en las distintas etapas históricas2. Sin ir más lejos, estos
mismo Encuentros Internacionales dedicaron su edición del año pasado al

1. Este artículo se ha realizado en el marco del proyecto: “Impacto urbano, actividad productiva y sociabilidad
en las villas y ciudades castellanas del eje económico Toledo-Burgos (1450-1520)”, MICINN, HAR2010-15422.

2. Desde el punto de vista bibliográfico, pueden destacarse el trabajo de Nash, M. “Dos décadas de historia de
las mujeres en España: una reconsideración”, Historia Social, 9, 1991: 137-161. Val Valdivieso, Mª. I del. “La histo-
ria de las mujeres medievales en España”, Solórzano Telechea, J.Á.; Arízaga Bolumburu, B. y Aguiar Andrade, A.
(eds.) Ser mujer en la ciudad medieval europea. Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 2013: 19-37.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 469
BEATRIZ MAJO TOMÉ

estudio de las mujeres en las ciudades medievales3. Otras instituciones han


surgido para reivindicar e impulsar el estudio de las mujeres a lo largo de
la Historia, por ejemplo, en la Universidad de Valladolid funciona ya desde
hace unos años el Grupo de Investigación de Historia de las Mujeres y de las
relaciones de género “Leticia Valle”, creado en el año 2002 y cuya finalidad es
“promover la investigación en el campo de la Historia de la Mujeres y de las
relaciones de género”.

Estos congresos e instituciones han facilitado el desarrollo de estudios sobre


las mujeres en la Castilla medieval. Sin embargo el estudio no está exento
de problemáticas. La naturaleza de las fuentes, la necesidad de replantear
conceptos y términos y la consideración de la sociedad patriarcal que rige cada
etapa histórica, complican y condicionan el estudio de las mujeres.

En el caso de las mujeres de la Edad Media, se hace indispensable tener en


cuenta la visión que ofrece la Iglesia y que impregnará desde los ordenamientos
locales a la literatura de la época4. En los siglos XII y XIII, al calor del desarrollo
urbano y de la remodelación de la familia en torno al matrimonio sacramental,
la Iglesia desarrolló toda una teoría encaminada al control de la mujer5. Para
ello, generó un perfil, un modelo a seguir y, de forma paralela, concretó un
modelo antagónico, el perfil erróneo de la mujer representado por las que no
siguiesen la norma establecida. La Iglesia, a través de sus escritos, reflejó estos
dos perfiles en las figuras de María y de Eva. La mujer era Eva (pecadora),
pero debía imitar a María (virtud). La condición pecaminosa y de fuente de
perdición de la mujer hacía imprescindible extremar el cuidado sobre ésta para
que redima su condición de pecadora. A través de esta ideología, la Iglesia
y los poderes públicos justificaron la creación de todo un cuerpo legislativo
destinado al control de la mujer.

3. Solórzano Telechea, J.Á.; Arízaga Bolumburu, B. y Aguiar Andrade, A. ibid.

4. Segura Graíño, C. (Coord.) Feminismo y misoginia en la literatura española. Fuentes literarias para la Histo-
ria de las Mujeres. Madrid, Narcea, 2001.

5. Esteban Recio, A. “Otras miradas, otros caminos. Mujeres de fines de la Edad Media”, Edad Media. Revista de
Historia, 2, 1999: 196-200.

470 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

Pero esta teoría eclesiástica chocaba con la visión relajada que la sociedad
medieval tenía sobre el pecado a mediados de la Edad Media. La Iglesia debía
acometer el problema. Las interpretaciones de las Escrituras realizadas por los
Padres de la Iglesia estaban obsoletas y no respondían a la nueva sociedad.
Era necesario un nuevo replanteamiento. A mediados del siglo XIII, teólogos,
predicadores y moralistas tomaron los textos de Aristóteles y formularon un
modelo femenino que respondía a las necesidades del momento: la consolidación
de una doctrina que evitase la autonomía de la mujer y reforzase la sociedad
patriarcal. Las mujeres quedaron definidas como “hombres frustrados e
imperfectos, las mujeres eran frágiles, maleables, irracionales y pasionales”. Esta
visión, su imposición y generalización, contribuyó a la marginación de la mujer
que, dada su condición de inferioridad, debía estar sometida, imposibilitada de
ejercer cargos públicos y limitada al espacio del trabajo familiar y doméstico.

Uno de los grandes ideólogos de esta visión fue Tomás de Aquino quien
consideró que se ajustaba perfectamente a los planteamientos de La Biblia: la
mujer había surgido después del hombre y, además, de su cuerpo. Tomás de
Aquino veía en el hombre “lo activo, el intelecto, la razón”, mientras que la
mujer representaba “lo inferior, lo material, el cuerpo”: La mujer había sido la
principal culpable de la desobediencia a Dios que había acarreado el Pecado
Original, era, por tanto, más proclive a pecar y a caer en el abismo de la
maldad. Con estas consideraciones, el hombre tiene el cometido de protegerla,
aunque esta protección conlleve la sumisión.

Esta visión de la mujer como ser peligroso, pero a la vez frágil y necesitado
de salvaguarda, se generalizará en la sociedad medieval e impregnará todas
las relaciones de las mujeres con otros individuos, poderes y espacios,
condicionando su “autonomía”, su capacidad para desempeñar oficios o su
papel en la sociedad. A pesar de su subordinación, las mujeres también pudieron
actuar por sí mismas y en los próximos apartados procuraremos reflejar algunas
de sus actuaciones.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 471
BEATRIZ MAJO TOMÉ

1. LA MUJER DEL COMÚN EN LOS CONCEJOS DE LA


CASTILLA BAJOMEDIEVAL6

1.1. LA MUJER DEL COMÚN: UN gRUpO hETEROgéNEO


Los individuos que componen el grupo del común de las ciudades y villas
castellanas presentan una serie de rasgos que les unen y cohesionan como
grupo social. Suelen estar excluidos del gobierno local y, en el caso de acceder
a él, están muy controlados por la oligarquía, son el grupo no privilegiado en el
orden social y, salvo ciertos miembros de su élite, su condición socioeconómica
es baja en relación con las oligarquías o la nobleza. A pesar de estos rasgos
que los unen, el grupo del común presenta gran heterogeneidad, si atendemos,
precisamente, a la diversidad socioeconómica ya que en el grupo tienen cabida
desde ricos mercaderes y artesanos a jornaleros, asalariados o pobres7.

Las mujeres pertenecientes a este grupo social, presentan, igualmente, esta


doble perspectiva, rasgos en común y rasgos diferenciadores. Por un lado, su
condición de mujer del grupo no privilegiado les confiere una característica
común: la doble exclusión. Como miembro del común, está excluida de toda
participación política por los cauces institucionales convencionales. Sólo las
mujeres pertenecientes a la oligarquía, nobleza o casa real podían ejercer
un papel político en sus señoríos y propiedades. Como mujeres, también
están excluidas de los mecanismos de organización del común (cuadrillas,
collaciones, etc.) que permitían una participación indirecta en la política local.
Además, existía todo un cuerpo legislativo emanado de instituciones integradas
por hombres (Iglesia, regimientos, etc.), que relegaba a la mujer a un segundo
plano en el contexto social dotándole de unos rasgos, caracteres y fines que las
homogeneizaban.

Si las mujeres hallaban en su condición de mujer y de miembro del común


una serie de aspectos que las asemejaban, la diversidad de situaciones

6. Por razones de acotamiento hemos tenido que reducir el estudio únicamente a las mujeres cristianas del
común, viéndonos obligados a obviar el análisis de mujeres judías y musulmanas.

7. En torno a la diferencia socioeconómica del común de una ciudad castellana, puede leerse: Diago Hernando,
M. “El común de los pecheros de Soria en el siglo XV y primera mitad del XVI”, Hispania: Revista española de
historia. 50, 174, 1990: 39-91.

472 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

socioeconómicas presentes en el grupo del común, ofrecían una gran


heterogeneidad. Esta condición socioeconómica repercute en los oficios que
las mujeres pueden realizar, en sus relaciones sociales, en su nivel y calidad
de vida, su “independencia” (respecto a la tutela del hombre), etc. Además,
debemos tener en cuenta que la teoría moral y religiosa que condiciona la
visión y el marco legal de las mujeres, será superada en la práctica ofreciendo
un amplio abanico de situaciones en las que podemos dilucidar tres grandes
grupos.

En primer lugar, en una escala descendente según el nivel socioeconómico,


situamos a la mujer perteneciente al grupo de la élite del común, es decir, el
nivel más acaudalado y con mayores recursos económicos. Estas mujeres gozan
de una situación económica más o menos desahogada y suelen ostentar un
cierto prestigio en la sociedad urbana, sobre todo entre los miembros de su
grupo social.

En el plano doméstico, su situación económica les permite contar con criadas


que hagan las labores atribuidas a la mujer: abastecimiento de agua, compra,
cuidado del hogar, crianza de los niños, etc.

En el plano cultural y educativo, presentaban un nivel superior al del resto


de mujeres de su mismo grupo social. La mujer perteneciente al grupo más
enriquecido del común solía ser hija y/o esposa de ricos mercaderes y artesanos
por lo que, a menudo, contribuían en la gestión del oficio. Esta colaboración
les otorgaba ciertos conocimientos de cálculo, aprendían a leer y a escribir,
etc. Los conocimientos adquiridos sobre el oficio eran tales que, a menudo,
cuando enviudaban, ciertas mujeres asumían el oficio que había desempeñado
el marido8. Un ejemplo ilustrativo fue señalado por María Asenjo en su estudio
sobre la participación de las mujeres en las compañías comerciales de Segovia9.

8. Segura Graíño, C. “Actividades remuneradas y no remuneradas de las mujeres en la Edad Media hispana”,
Rentas, producción y consumo en España en la Baja Edad Media. Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2001:
111.

9. Asenjo González, M. “Participación de las mujeres en las compañías comerciales castellanas a fines de la Edad
Media: los mercaderes segovianos”, Segura Graíño, C. y Muñoz Fernández, Á. (Coords.) El trabajo de las mujeres
en la Edad Media hispana (V Jornadas de investigación interdisciplinar sobre la mujer), Madrid, Asociación
Cultural Al-Mudayna, 1988: 223-234.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 473
BEATRIZ MAJO TOMÉ

Una compañía segoviana tenía entre sus miembros a 9 hombres y 6 mujeres.


Estas mujeres eran, a su vez, cuatro viudas de antiguos miembros de la
compañía, dos hijas de uno de los componentes y Mari Álvarez, madre de uno
de los hombres de la compañía. Como puede verse, una compañía con fuertes
lazos familiares. La compañía se conoce a través de un pleito por asesinato por
el que se le embargan los bienes. María Asenjo reflexionó sobre la presencia
de las mujeres en la compañía que podía estar motivada para “dar lástima”, sin
embargo, el papel activo desempeñado por una de las mujeres, Mari Álvarez,
le llevan a considerar que su presencia iba más allá que el de exhibición. Mari
Álvarez, a quien se le denomina “tutora y curadora de la compañía”, actuará
como cabeza de familia, al modo de un “pariente mayor”. Puede ser que alguna
de estas mujeres que componían la compañía no tuviese un peso relevante,
pero el papel ejercido por Mari Álvarez demuestra la jerarquía que una mujer
podía alcanzar no sólo en la familia sino en un trabajo considerado, a priori,
de hombres.

Esta mujer no fue una excepción10. Por lo general, muchas de ellas ejercían el
oficio una vez que sus maridos habían fallecido, pero también otras mujeres
ejercieron oficios de cierta relevancia al margen de su marido, como Ángela
Palafox, joyera real, vecina de Valladolid y de la que luego hablaremos. Lo que
sí es cierto es que estas mujeres gozaron de cierto reconocimiento social y
cierto grado de “independencia”.

Un segundo escalón lo compondrían las mujeres del grupo “intermedio”, es


decir, aquellas mujeres descendientes o casadas con medianos y pequeños
mercaderes, viudas que regentan un pequeño negocio, etc. Estas mujeres tienen
un nivel educativo menor. En los casos en los que contribuyesen al oficio del
marido mercader o artesano, o regentasen un pequeño negocio, conocerían el

10. Isabel del Val ha estudiado, por ejemplo, el caso de Teresa González de Esquivel: Val Valdivieso, Mª. I. del.
“Los testamentos como fuente para la historia de las mujeres (el caso de Teresa González de Esquibel y Diego
Martínez de Heali”, Val Valdivieso, Mª. I. del. y Rosa Cubo, C. de la., et al (Coords.) Protagonistas del pasado.
Las mujeres desde la Prehistoria al siglo XX, Valladolid, Castilla Ediciones, 2009: 15-35; Carvajal de la Vega, D.
“La mujer castellana a fines de la Edad Media: una firme defensora del patrimonio familiar”, Solórzano Telechea,
J.Á., Arízaga Bolumburu, B y Aguiar Andrade, A. (Coords.) Ser mujer en la ciudad medieval europea..., op. cit.:
119-136.

474 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

oficio al colaborar o gestionarlos y tendrán ciertos conocimientos de escritura,


lectura y de pequeñas operaciones matemáticas11.

Estas mujeres ejercían tanto oficios no remunerados como oficios remunerados.


Al no contar con un nivel económico tan holgado, las mujeres del grupo
“intermedio” realizarían tareas domésticas, además de las reproductoras, es
decir, las tareas atribuidas a la mujer: labores del hogar, abastecimiento del
agua, cuidado del fuego, la cocina, vestido de la familia, cultivarían un pequeño
huerto en el caso de tenerlo, cuidarían de la familia y de los hijos, etc., y,
por supuesto, ayudarían en el taller (artesano o mercantil) complementando el
trabajo del marido.

A pesar de lo establecido en el Fuero, por el que la mujer sólo podría ejercer


la prostitución como trabajo remunerado, la práctica supera, una vez más a
la teoría, y las mujeres ayudarían en la economía familiar ejerciendo ciertos
oficios o realizando determinados trabajos12. Cristina Segura analizó los trabajos
desempeñados por las mujeres cordobesas en la Edad Media señalando
dos categorías: aquellos realizados exclusivamente por las mujeres y en los
que trabajaban los dos sexos indistintamente. En el primer grupo señaló
los siguientes trabajos: berceras, cabriteras, candeleras, fruteras, habateras,
hortelanas, pescaderas, queseras, semilleras, trenzeneras y triperas. En el
segundo: afondigueras, carniceras, horneras, mesoneras, panaderas, recateras,
taberneras y tenderas13.

11. Cristina Segura considera que fueron frecuentes los matrimonios entre hijas de artesanos con otros artesanos
en los que la mujer aportaría en su dote instrumental propio del trabajo. Por lo tanto, la mujer tendría un gran
conocimiento del oficio al haberlo visto desde pequeña y colaborar, posteriormente, con el marido, llegando a
conocer tan bien el oficio que, en caso de enviudar, podrían desempeñarlo perfectamente. (Segura Graíño, C.
“Actividades remuneradas y no remuneradas de las mujeres”, Aragón en la Edad Media: rentas, producción y
consumo en España en la Baja Edad Media. Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2001: 111)

12. Segura Graíño, C. íbid., 114

13. Otros estudios donde pueden apreciarse estos trabajos en otras ciudades y villas castellanas: Val Valdivieso,
Mª. I del. “El trabajo de las mujeres en el Bilbao tardomedieval”, Emakumeak Euskal Herriko Historian, 1997:
65-92; Segura Graíño, C. (Coord.) Los espacios femeninos en el Madrid Medieval, Madrid, horas y HORAS, 1992:
61-62; Val Validiveso, Mª I. del, Segura Graíño, C. y Castrillo, J. “Organización gremial en la península ibérica has-
ta el siglo XVII”, Castillo, S. (Coord.), Mundo del trabajo y asociacionismo en España: colegia, gremios, mutuas,
sindicatos. Madrid, Catarata, 2014: 36-52.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 475
BEATRIZ MAJO TOMÉ

La mayoría de los trabajos en los que participa la mujer pertenecen al sector


terciario y están muy relacionados con el abastecimiento de la casa (alimentos,
textil, etc.) Es necesario y significativo resaltar el trabajo como parteras, el único
oficio relacionado con la curación que podían ejercer y que ha sido practicado
por mujeres hasta décadas recientes, especialmente en los núcleos rurales14.

Por último, el escalón más bajo de las mujeres del común, atendiendo a un
criterio socioeconómico, estaría compuesto por mujeres pobres, enfermas,
marginadas y excluidas. Su nivel educativo es nulo (excluyendo conocimientos
provenientes de la tradición oral y cultura popular), aunque algunas de ellas
podrían tener ciertos conocimientos al provenir de familias del grado intermedio
y haber caído en la mendicidad al enviudar o morir el padre. En su mayoría,
estas mujeres suelen ser objeto de la caridad por parte de las autoridades
locales y las cofradías15. Ejercen ciertos trabajos, a menudo temporales. Un claro
ejemplo lo constituyen las criadas, chiquillas que suelen provenir del medio
rural o de familias pobres del ámbito urbano y que constituyen una mano de
obra barata. Trabajan como servicio de la casa o como ayudantes en el taller
de un mercader o artesano y suelen recibir un salario muy bajo cuyo cometido
es constituir la dote para poder casarse ya que es el fin al que le destina la
sociedad patriarcal. El servicio en las casas y talleres, hacía que alguna de estas
mozas, cuando dejaban el servicio, hubiesen aprendido un oficio o tuviesen un
aprendizaje cualificado que les serviría en su vida adulta16.

14. Sobre mujeres y medicina en la Edad Media, especialmente su participación como parteras: El libro del arte
de las comadres o madrinas y del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños (ed. García Gutiérrez, D.),
Zaragoza, Anúbar Ediciones, 2000; González de Fauve, Mª E. (ed.), Ciencia, poder e ideología. El saber y el hacer
en la evolución de la medicina española (siglos XIV.-XVIII). Argentina, Universidad de Argentina, 2001.

15. Martín Romera, Mª. Á. Las redes sociales de la oligarquía de la villa de Valladolid (1450-1520), Universidad
Complutense, Tesis Doctoral inédita: 489.

16. Segura Graíño, C. “Actividades remuneradas y no remuneradas de las mujeres”: 115; López Beltrán , M. T.
“De la niñez a la plena madurez. Una etapa vital compleja para las mujeres del común en la sociedad urbana
bajomedieval”, Melanges de la Casa Velázquez, 34, 1, 2004: 99-126. Entre muchos aspectos, destaca el análisis de
las niñas que entran al servicio de una casa, las agresiones que podían sufrir o el aprendizaje cualificado que
algunas adquirían.

476 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

En este sector podríamos incluir a las prostitutas. Por su puesto existían


diferencias económicas entre unas y otras, pero su condición de “mujeres mal
vistas” las relegaban la marginalidad17.

1.2. REgULACIÓN CONCEJIL SOBRE LA MUJER


En el apartado anterior hemos abordado el estudio de la diferenciación
socioeconómica de las mujeres del común y cómo esta diferenciación
condicionaba su educación, su autonomía y, muy especialmente, su trabajo.
De hecho, es el trabajo el aspecto más mencionado en la legislación municipal
cuando se alude a las mujeres. Nuestro objetivo no es volver a incidir sobre
este aspecto, sino sobre las pretensiones de los ordenamientos y la visión que
ofrecen de la mujer.

Una de las fuentes más importantes para conocer la realidad de la situación de


la mujer en los concejos medievales son los Libros de Actas o las Ordenanzas
emanadas de los regimiento, órganos de gobierno municipal18. A través de esta
documentación podemos conocer y valorar la diferencia entre la teoría jurídica
y la práctica real que, como hemos indicado, distaban bastante.

Las ciudades eran consideradas lugares públicos por lo que la mujer quedaba
relegada al ámbito doméstico, según los preceptos patriarcales19, según los
preceptos patriarcales, pero en la práctica, la mujer fue ocupando progresivamente
algunos ámbitos públicos como el mercado debido, principalmente, a la
necesidad de atender la demanda de la producción20.

17. Sobre la prostitución en Castilla: dos trabajos de José María Castrillo de la Fuente, “Conflictividad social alre-
dedor de la prostitución ilegal en la Castilla bajomedieval”, Carrasco Martínez, A. (Coord.), Conflictos y sociedades
en la historia de Castilla y León: aportaciones de jóvenes historiadores. Valladolid, Universidad de Valladolid,
2010: 317-326; “Medidas contra la violencia que rodea a la prostitución clandestina en las ciudades medievales”,
Arízaga Bolumburu, B.; Solórzano Telechea, J. Á. (Coords.) La convivencia en las ciudades medievales. Logroño,
Instituto de Estudios Riojanos, 2008: 503-514.

18. Algunos trabajos sobre las mujeres en la Edad Media a partir de ordenanzas municipales: Las mujeres en
las ciudades medievales. Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 1984. En él podemos leer trabajos sobre
mujeres y ordenamientos locales de Cuenca, Segovia, Córdoba, y otras ciudades andaluzas.

19. Sobre el concepto de espacio público: Val Valdivieso, Mª. I del. “Los espacios del trabajo femenino en la
Castilla del siglo XV”, Studia Historica, 26, 2008: 63-90.

20. Segura Graíño, C. “Mujeres y ciudades, agua y mercado”, Segura Graíño, C. Mujeres y espacios urbanos: ho-
menaje a Christine de Pizan en el VI Centenario de la 1 edición de “La ciudad de las damas”. Madrid, Asociación
Cultural Al-Mudayna, 2007: 100.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 477
BEATRIZ MAJO TOMÉ

La legislación local manifiesta la visión dual que se tenía de la mujer: un ser


frágil y al que debe cuidarse y protegerse (visión patriarcal y paternalista), pero,
también, un “hombre imperfecto”, un ser necio, de naturaleza pecaminosa y
que, por lo tanto, no debe estar presente en determinados espacios, ni ejercer
determinados oficios.

El primer rasgo que debemos señalar respecto a la legislación municipal es


su carácter paternalista hacia la mujer. Segura Graíño señala que los espacios
públicos, en especial las calles y plazas, eran lugares no destinados al tránsito
de las mujeres. Por ellas sólo transitarían con regularidad las mujeres pobres
y del sector no privilegiado, pero no las “mujeres honradas” que debían estar
en sus casas. Sin embargo, la mayoría de las mujeres del común, que solían
ejercer un oficio en un espacio público y abastecer la casa, se veían obligadas
a frecuentar las calles y plazas. La calle de las ciudades castellanas era, sin
lugar a duda, un espacio peligroso, más aún para la mujer21. Sin embargo, esta
peligrosidad contrasta con el escaso interés de los regimientos por paliar la
situación22, aunque en algunos casos sí se preocuparon por la seguridad de la
mujer, siempre desde un punto de vista paternalista.

Un ejemplo significativo lo encontramos en la investigación abierta por el


regimiento vallisoletano en el año 1500, en torno a la construcción de distintas
casas en la

“callejuela (…) que baxa del corral de la espeçería al río desgueva contra
la prematica de sus altezas e syn su licençia (…)lo qual hera en grand
prejuizio de esta villa por ser commo es en grand peligro por la grand
escuridad e largura que es commo nueva para allí saltear e ferir e matar
e forçar mugeres e moças”.

21. Sobre la peligrosidad de la calle: Val Valdivieso, Mª I. del. “Les rues castillanes au XV siècle: miroir d’une
société”, Leménorel, A. La rue, lieu de saciabilité?. Rouen, Publications de l’université de Rouen, 1997: 63-72;
Córdoba de la Llave, R. “Violencia cotidiana en Castilla a finales de la Edad Media”, Iglesia Duarte, J. I. (Coord.)
Conflictos sociales políticos e intelectuales en la España de los siglos XIV, XV y XVI: XIV Semana de Estudios Me-
dievales. Nájera del 4 al 8 de agosto de 2003. Logroño, Instituto de Estudios Riojanos: 10-11; Scarborough, C. L.,
“Urban Spaces in the Tragicomedia de Calisto y Melibea”, Classen, A. (ed.), Urban space in the Middle Ages and
Early Modern Age. Walter de Gruyter, 2009:540-542.

22. Segura Graíño, C. “Mujeres y ciudades, agua y mercado”: 104

478 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

Finalmente se ordena el derribo de las obras tras escuchar a diversos vecinos,


entre ellos, Lozano de Geria, que se mostró de acuerdo con la decisión del
concejo de cerrar dicha calle

“pues no osaría por allí pasar ninguna persona nin poniendose el sol
porque es aparejo grande para rrobar e matar la gente”23.

la legislación municipal se centró más en la protección de la mujer en los


espacios públicos destinados a ellas, estos son, los espacios relacionados con el
abastecimiento de la casa, y muy vinculados con el agua, por ejemplo la fuente,
el lavadero, etc. Otros espacios no exclusivos de la mujer, sino compartidos
con los hombres, como la Iglesia, los baños, lugares de diversión, hospederías
o el mercado, también fueron regulados y se establecieron normas para que el
contacto entre sexos fuese mínimo, bien separándolos (la Iglesia, la hospedería)
o bien ofreciendo horarios o días para cada sexo (baños24). En el caso del
mercado, la progresiva feminización del espacio dio lugar a la regularización
de ciertos oficios desempeñados por las mujeres, pero no fue necesario emitir
ordenanzas que evitasen el contacto excesivo entre hombres y mujeres ya que,
de forma paralela a la feminización del mercado, se produjo un abandono de
los hombres que centraron sus objetivos en las ferias y no tanto en los mercados
cotidianos en los que la mujer había copado gran número de oficios destinados
al abastecimiento de la casa y productos de primera necesidad25.

Unida a la visión paternalista de la mujer, se generalizó, progresivamente, la


concepción de que los propios poderes públicos deben paliar o solucionar
la indefensión de ciertas mujeres, muy especialmente las viudas. Las mujeres
viudas que carecían de padre e hijos con edad suficiente para asumir la carga
familiar se encontrarían en una situación muy frágil y muchas caerían en la

23. AMV, Libro de Actas. Años 1497-1501, f. 412v. (Año de 1500).

24. Santos Tomás Pérez M. Los baños públicos en Valladolid: agua, higiene y salud en el Valladolid medieval.
Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 2002.

25. Segura Graíño, C. “Mujeres y ciudades. Agua y mercado”..., op. cit.: 108-112.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 479
BEATRIZ MAJO TOMÉ

pobreza. El papel de los poderes públicos vendría a suplantar, en cierto modo,


la ausencia de varón26.

La segunda característica de la legislación municipal fue la regulación de


lo tocante a la mujer desde el punto de vista de su condición de “hombre
imperfecto”, incapaz de desempeñar ciertas actividades y propenso a los errores
y malicias debido a su naturaleza pecaminosa.

Son numerosos los ejemplos de las ordenanzas municipales regulando ciertos


aspectos de los oficios desempeñados por las mujeres: el espacio donde deben
desarrollarse, los precios y las calidades del producto, etc. Las ordenanzas
ponen especial cuidado en el oficio de las regatonas, mujeres dedicadas a la
venta al por menor, en el que el fraude era frecuente. Se regula especialmente
el lugar en el que deben realizar la labor, se incide en los controles para
evitar los constantes engaños, etc., siendo, en el caso vallisoletano, el oficio
desempeñado por mujeres más citado en los Libros de Actas27.

La prostitución, vinculada según la ideología de la época a la naturaleza


lasciva de la mujer, constituyó uno de los trabajos de las mujeres en los que
los regimientos pusieron mayor atención. A pesar de que la moral de la época
sancionaba la prostitución, la hipocresía imperaba. La prostitución controlada,
ejercida en las mancebías, ofrecía una fuente de ingresos a los poderes públicos
y era presentado como un mal menor que el poder público conseguía controlar.
Además, el ejercicio de la prostitución en la mancebía permitía canalizar la
violencia sexual, controlar las enfermedades de transmisión sexual y evitar la
proliferación de relaciones extraconyugales que pudiesen poner en peligro
la base fundamental de la sociedad, la familia. Por todos estos beneficios, los
poderes públicos centraron sus esfuerzos en canalizar la prostitución hacia las
mancebías. Sin embargo, también existía la prostitución fuera de las mancebías,
en las calles y las esquinas donde se localizaban las “rameras”, “mujeres
enamoradas”, etc. Las autoridades locales se veían, a menudo, sobrepasados por
el ejercicio de esta actividad por lo que cesaban en su empeño de erradicarla

26. Asenjo González, M. “Las mujeres en las ciudades medievales” ..., op. cit.: 117. La caridad fue una práctica
muy utilizada por parte de los regimientos y otras instituciones urbanas de cara a la protección de las viudas.

27. Los libros consultados recogen las actas desde el año 1497 hasta 1521.

480 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

y centraron sus esfuerzos en controlarla, disponiendo lugares concretos


para el ejercicio del oficio, apartado del centro de las ciudades, las llamadas
“romerías”, que no constituían una institución como las mancebías, sino sólo
una localización espacial28.

Como vemos, la práctica se imponía a la teoría y la mujer desempañaba oficios


en contra de lo que regulaba la moral y la norma suprema de la época. Sin
embargo, la visión negativa que la sociedad patriarcal imponía sobre la mujer
existía y condicionaba la presencia de la mujer en ciertos oficios, sobre todo
en aquellos más respetados y en los que debía primar la virtud. Un ejemplo
es el oficio de los cambiadores, cuya actividad económica estaba fuertemente
reglada y en la que la mujer no tenía cabida. En 1503 Francisco de San Esteban,
cambiador vallisoletano, se negaba a cumplir la ordenanza por la cual los
cambios debían estar localizados en los pilares de las casas del consistorio de la
plaça e mercado mayor donde está la dicha justiçia e el contraste29, por lo que
acabó siendo multado con veinte mil maravedís. Pero en la orden de castigo no
sólo figura su resistencia a cumplir lo establecido en lo tocante a la localización,
sino que, además, se señala que Sant Esteban consyente e da lugar para que
esté su muger en el cambio e pese e cambie, seyendo commo es ofiçio de varones
e non de mugeres 30.

Las ordenanzas y la distinta legislación de los regimientos bajomedievales


reflejaron las dos visiones sobre la mujer que imperaban en la sociedad medieval31.
Sin embargo, se aprecia un aspecto curioso y es la normalidad del trabajo
femenino, a pesar de su prohibición por la norma suprema, el Fuero Real. Que
el lugar de la mujer era el espacio doméstico, era una realidad tan asumida que
ni siquiera se cuestionaba, aun así, la mujer consiguió ocupar progresivamente
distintos espacios públicos y extender su presencia en el ámbito urbano. Esta

28. Esteban Recio, A.; Izquierdo García, Mª. J. “Pecado y marginación. Mujeres públicas en Valladolid y Palencia
durante los siglos XV y XVI”, Bonachía Hernando, J.A (Coord.). La ciudad medieval. Aspectos de la vida urbana
en la Castilla bajomedieval. Valladolid, Universidad de Valladolid, 1996: 151-152

29. AMV, Libro de Actas. Años 1502-1514 . 1ª Parte, f. 292r (Año de 1507)

30. Ibid, f. 85v. (Año de 1503)

31. Sobre la condición social de las mujeres en la Edad Media, Bardsley, S. Women’s roles in the Middle Ages.
Westport, CT, Londres, Greenwood Press, 2007.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 481
BEATRIZ MAJO TOMÉ

libertad era limitada, pero existía, aunque habrá que esperar cinco siglos para
que la incorporación de la mujer a la vida pública se imponga.

1.3. LA MUJER DEL COMÚN y SU pARTICIpACIÓN pOLíTICA EN


LOS CONCEJOS
La mujer del común estaba marginada de la política ordinaria de los concejos
castellanos por su doble condición: mujer y miembro del común. Recordemos
que en la mayoría de villas y ciudades castellanas, el común se encontraba
marginado de la política local32 debido a que los cargos de gobierno estaban
mayoritariamente controlados, cuando no monopolizados, por los miembros de
las oligarquías locales33. En algunas ciudades, sin embargo, el común, o mejor
dicho, su élite, pudo acceder al gobierno local a través de algún puesto político,
cargos que, evidentemente, eran ostentados por hombres34.

No obstante, esta marginación del común (de sus hombres) no fue total. Es
cierto que éstos estaban apartados de los mecanismos que permitían el ejercicio
de cargos políticos locales, sin embargo, las alianzas matrimoniales o clientelares
con miembros de la oligarquía, así como su encuadramiento en instituciones
como las collaciones o cuadrillas35, les permitieron mantener una presencia
activa en la vida política de las ciudades castellanas.

32. A partir de mediados del siglo XIV se produce la implantación y generalización del regimiento que supuso
el cierre de los concejos abiertos y la creación de concejos cerrados cuyos cargos estaban controlados por la
oligarquía local. Sobre las consecuencias de la implantación del regimiento en relación al común: Val Valdivieso,
Mª. I., del. “Oligarquía versus común. (Consecuencias sociopolíticas del triunfo del regimiento en las ciudades
castellanas)”, Medievalismo, 14, 1994: 41-42; “Ascenso social y lucha por el poder en las ciudades castellanas del
siglo XV”, En la España Medieval, 17, 1994: 157-184.

33. Sirva de ejemplo el caso de Valladolid o Soria donde era requisito sine qua non, pertenecer a uno de los
linajes que articulaban la vida política de la urbe. En el caso soriano, serían doce los linajes, mientras que en
Valladolid, los linajes de Reoyo y Tovar monopolizaban el juego político de la villa. Para Soria: Diago Hernando,
M. Estructuras de poder en Soria a fines de la Edad Media. Valladolid, Junta de Castilla y León, 1993; Sobre Valla-
dolid: Rucquoi, A. Valladolid en la Edad Media. I: Génesis de un poder. II: El mundo abreviado, 2 vols. Valladolid,
Junta de Castilla y León, 1987; Bennassar, B. Valladolid en el Siglo de Oro. Una ciudad de Castilla y su entorno
agrario en el siglo XVI. Valladolid, Ámbito, 1989.

34. Asenjo González, Mª. “Sociedad y vida política en las ciudades de la Corona de Castilla. Reflexiones sobre
un debate”, Medievalismo, 5, 1995: 115-116.

35. Resulta significativo el caso de las cuadrillas de Valladolid que, marginadas del concejo, consiguieron llevar
a cabo un papel muy activo en la política de la villa durante los tiempos de las Guerras Civiles del siglo XV.
Durante el reinado de los Reyes Católicos, las cuadrillas mantuvieron ciertas funciones que les permitían ejercer

482 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

La participación de las mujeres en la vida política de las villas y ciudades


castellanas, no fue totalmente excluyente. Algunas mujeres, como señoras de
diversas urbes, actuaron activamente en la política local. También las reinas
ejercieron sus poderes señoriales sobre villas y ciudades de su propiedad
como es el caso de María de Aragón y su constante intervención en la villa de
Arévalo36. No obstante, la participación política de las mujeres a través de los
cauces institucionales sólo fue factible en los casos de mujeres pertenecientes a
la aristocracia o, más notablemente, de las reinas.

La inviabilidad de la participación política de la mujer del común a través de los


mencionados cauces institucionales ha contribuido a la consideración general
de que la mujer del común no ejerció ninguna función política en el seno de
los concejos de las ciudades medievales. Sin embargo, las nuevas perspectivas
metodológicas y la revisión de las fuentes, permiten que replanteemos dicha
cuestión. ¿Que la mujer del común no actuase a través de los mecanismos
institucionales significa que la mujer no tuvo ninguna participación política? ¿A
caso no se ha demostrado en las últimas décadas que los hombres pertenecientes
al común participaron en la política local al margen del regimiento?

Para responder a este interrogante es necesario que replanteemos el término


de participación política. Atendiendo a los parámetros en los que medimos
la participación de los hombres o de las mujeres de la clase alta, debemos
considerar que no: no participaron en los regimientos, no tuvieron cargos
de relevancia en éstos, no ejercieron funciones jurisdiccionales, etc. Pero eso
no significa que no participasen en la vida política. Si abrimos el término de
participación y consideramos otras organizaciones y encuadramientos, podemos

cierto papel político: el regimiento consultaba con ellas algunos aspectos como la idoneidad del repartimiento
de 1496, tenían funciones militares y sirvieron de estructura para encauzar los descontentos del común hasta
que en 1517 logren su ansiado objetivo de obtener dos procuradores mayores que estuviesen presentes en el
regimiento.

36. Beceiro Pita, I. “La mujer noble en la Baja Edad Media castellana”, Fonquerne, Y. R., Esteban, A (Eds.), La
condición de la mujer en la Edad Media. Actas del Coloquio celebrado en la Casa Velázquez del 5 al 7 de noviem-
bre de 1984. Madrid, Casa de Velázquez - Universidad Complutense de Madrid, 1986: 289-313; Val Valdivieso, Mª.
I., Valdeón Baruque, J. Isabel la Católica, reina de Castilla, Valladolid, Ámbito, 2004; Pelaz Flores, D. “Queenship.
Teoría y Práctica del ejercicio del poder en la Baja Edad Media castellana”, Val Valdivieso, Mª. I del., Jiménez
Alcázar, J. F. (Coords.), Las mujeres en la Edad Media, Murcia-Lorca, SEEM-Editum-CEM-CSIC-Ayuntamiento de
Lorca-Región de Murcia, 2013: 277-288.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 483
BEATRIZ MAJO TOMÉ

llegar a advertir la participación de la mujer en aspectos políticos. Eso sí, de


forma mucho más indirecta que los hombres.

A continuación expondremos algunos ejemplos ilustrativos de la participación


de la mujer en la política local de la ciudad castellana bajomedieval, tanto de
forma indirecta como de forma más directa, con el objetivo de replantear
los parámetros hasta ahora utilizados en el planteamiento de la participación
política del común en las villas y ciudades. Para ello analizaremos su función en
la construcción de la honra de las urbes o en la expresión conjunta ciudadana
de rechazo a una medida, su papel en el ascenso del común a las instituciones
de gobierno y familias oligárquicas, su participación activa como representantes
de sectores marginados o el papel que desempeñaron durante los conflictos
armados.

1.3.1. PAPEL iNdiREcto E iNstRuMENtALizAdo EN EL AccEso dEL


coMúN A LA oLigARquíA LocAL
La sociedad bajomedieval disponía de una serie de instrumentos para que
miembros y familias del común entroncasen con las oligarquías locales. La
movilidad social entre ambas esferas y sus conexiones son mucho más amplias
de las que podríamos esperar a tenor de la teoría social que estructuraba la
propia sociedad y que contemplaba la división de esta en tres órdenes más o
menos herméticos.

Los miembros de las oligarquías y las propias instituciones que controlaban,


como el regimiento, tenían estrechos vínculos con ciertos miembros del sector
de los excluidos. Estas relaciones bilaterales se establecían con la élite del
común compuesta por ricos mercaderes, importantes artesanos, miembros de
profesiones liberales, etc., en definitiva, individuos con un alto nivel adquisitivo,
pero que, por su condición de integrantes del pueblo llano, se veían excluidos
de los resortes políticos tradicionales. Las necesidades y ambiciones de ambos
grupos, facilitaron la creación de lazos clientelares y familiares. En estos últimos,
la mujer de ambos grupos sociales desarrolló un papel indirecto, pero principal,
al ser utilizada como instrumento matrimonial. Esta misma función instrumental
la ejercía en el seno de la nobleza y la oligarquía donde los matrimonios eran
utilizados con fines políticos y de ascenso social.

484 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

El emparentamiento de una familia del común con la oligarquía suponía


el ascenso social de los familiares más próximos y de la descendencia del
matrimonio pudiendo, en un par de generaciones, alcanzar un estatus elevado
y consolidado en el ámbito local e, incluso, traspasar los límites de la ciudad.
Son numerosas las informaciones al respecto de estos matrimonios y en todas
las villas y ciudades castellanas se aprecian esponsales entre miembros de
ambas élites. Para ilustrar nuestra explicación hemos elegido el caso de Beatriz
de Soria. Beatriz fue hija de un importante mercader de Burgos, Diego de
Soria, que, sin embargo, no formaba parte de las familias que se repartían las
regidurías. Para paliar esta situación y entroncar con familias con presencia en
el regimiento, Beatriz es casada con el regidor Alonso de Lerma lo que permitió
el ascenso de la familia Soria a la élite gobernante. Las aspiraciones de la familia
no acabaron ahí. El hijo de Beatriz y Alonso, llamado igual que su abuelo,
Diego de Soria, se casó con Catalina de Salinas (hija de un afamado mercader
con alianzas con la nobleza – el tío de Catalina era el obispo Mota, uno de los
favoritos del monarca- ). A partir de este nuevo círculo familiar accederá al
servicio real siendo nombrado contino real en diciembre de 151137.

En tres generaciones, la familia Soria había conseguido no sólo ligarse a una


familia que participaba en el regimiento local sino que, además, había traspasado
las fronteras de la villa y entrado en relación con las esferas cortesanas.

1.3.2. LA MujER y EL EMBELLEciMiENto dE LA ciudAd: LA HoNRA


dE LA coMuNidAd
A fines de la Edad Media, la imagen de la ciudad se constituyó como otro
instrumento político al servicio de la oligarquía local. La imagen de la
ciudad era utilizada por los gobernantes de las ciudades para proyectar su
buen gobierno38. Era, por tanto un instrumento de propaganda para expresar
y difundir su buen hacer político. Esta mejora de la honra de las ciudades
se encuentra estrechamente vinculada al principio del bien común, que se

37. Carvajal de la Vega, D. “Merchant networks in the cities of the Crown of Castile”. Pendiente de publicación.
Le agradezco que me haya facilitado la información.

38. Bonachía Hernando, J.A. “Más honrada que ciudad de mis reinos… La nobleza y el honor en el imagina-
rio urbano (Burgos en la Baja Edad Media)”, Bonachía Hernando, J.A. (Coord.) La ciudad medieval..., op. cit.:
169-212.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 485
BEATRIZ MAJO TOMÉ

convirtió en una base más del poder político-social de la oligarquía que le


granjeaba un doble beneficio: sustentar su poder y proyectarlo39. La limpieza de
las calles o su empedrado, el cuidado de la salud pública o el embellecimiento
de la ciudad, son sólo algunos de los ejemplos de medidas adoptadas por los
regimientos para mejorar la honra de las villas y ciudades. Estas acciones no sólo
contribuían a mejorar la vida de los conciudadanos, sino que, proporcionaban
a los miembros del regimiento un beneficio político al consolidar su respaldo
social y fortalecer su posición frente a otros poderes y sus gobernados.

Esta “cultura política” “conecta muy bien con las inquietudes del pueblo y con
sus aspiraciones de un orden justo; y esa es, sin duda, la clave de su éxito y lo
que le llevará rápidamente a situarse entre las prioridades de los responsables
políticos”40. Como ya señalasen Martín Cea y Bonachía Hernando, “la función de
todo gobernante consiste principalmente en imponerse sobre los gobernados,
pero con el menor coste posible y con el mayor grado de aceptación”41.

Las fiestas y entradas reales se presentaban como los momentos más propicios
para proyectar la imagen de la ciudad y su honra42. Una práctica que, si bien
favorecía a la clase dirigente de la urbe, también repercutía en el resto de la
comunidad, haciéndole partícipe del acontecimiento y de la imagen proyectada,
una imagen de comunidad urbana que ayudaba a cohesionar la universitas
urbana.

Ante tal acontecimiento, los libros de Actas de los Regimientos suelen legarnos
numerosas informaciones acerca de las medidas adoptadas para acondicionar

39. Lecuppre-Desjardin, E.; Van Bruaene, A.L (eds.) Studies in European Urban History: De Bono Communi, The
discurse and practice of the Common Good in the European City (13th-16th c). Brepols, 22, 2010.

40. Martín Cea, J. C. “La intervención política concejil en el mantenimiento de la convivencia: Castilla siglos XIV
y XV”, Arízaga Bolumburu, B.; Solórzano Telechea, J. Á. (Coords.), La convivencia en las ciudades medievales.
Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 2008: 397.

41. Bonachía Hernando, J. A y Martín Cea, J.C: “ Oligarquías y poderes concejiles en la Castilla Bajomedieval”,
Revista d’historia medieval, 9, 1998: 34

42. Guerrero Navarrete, Y. “El poder exhibido: La percepción del poder urbano. Apuntes para el caso de Bur-
gos”, Edad Media. Revista de Historia Medieval, 14, 2013:81-104; Lecuppre- Desjardin, E. “Proclamar la autoridad,
afirmar el poder, seducir al pueblo: Una reflexión sobre la comunicación política en los antiguos Países Bajos
Borgoñones”, Edad Media. Revista de Historia Medieval, 13, 2012: 103-121.

486 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

la urbe para el evento: arcos engalanados, fuentes que emanan vino, balcones
con mantones, calles limpias, etc., son algunas de las acciones llevadas a cabo
para los recibimientos reales.

En estos acontecimientos, la proyección de la alegría de la comunidad tenía un


doble significado político. Por un lado, se exteriorizaba la idea de comunidad
urbana de esa ciudad, reforzando el papel de sus gobernantes y el status quo.
Pero, también, se exteriorizaba el reconocimiento al soberano y la familia real,
expresando de forma pública el pacto entre monarca y súbditos.

Las comitivas de recibimiento a los monarcas estaban lideradas por los


poderes políticos, religiosos y administrativos de las villas. Pero, a menudo,
estas comitivas integraban al final una representación de vecinos del común.
Tomemos como ejemplo el recibimiento de Fernando el Católico en Valladolid,
el martes 30 de enero de 1509. Antes de su entrada en la villa, fue recibido
a media legua de la Puerta del Campo por una comitiva encabezada por el
corregidor y los regidores, a continuación desfilaba una representación del
Estudio con los catedráticos y colegiales; en tercer lugar aparecía el prior y
cabildo de la Iglesia de Santa María la Mayor. Le seguía el presidente de la Real
Audiencia, el obispo de Cartajena, y los doce oidores. En quinto lugar desfilaba
el obispo de Osma, Alonso Enríquez, hermano del Almirante de Castilla,
seguido de un gran número de caballeros y personas notables de la villa. Por
último, y en relación a nuestro estudio, cerraban la comitiva unos doscientos
labradores de la zona realizando un baile de espadas, acompañados por todas
las labradoras rezien cassadas despossadas e moças de la tierra con infinitos
panderos e muchos cantares alegres cantando e baylando delante de su alteza.
Los niños menores de 8 años también participaron de la representación de
alegría por la venida del monarca43.

Como puede verse, la comitiva estaba integrada por todos los estamentos de
la villa y sus principales instituciones. El valor simbólico del desfile es, por
tanto, esclarecedor desde el punto de vista político tanto para la representación

43. Andrés Díaz, R. de., “Fiestas y espectáculos en las “Relaciones góticas del siglo XVI”, En la España medieval,
14, 1991: 328-329. Agradezco a mi compañero, Germán Gamero Igea, que me facilitase esta referencia.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 487
BEATRIZ MAJO TOMÉ

de la comunidad urbana local como del reconocimiento del orden social y el


gobierno del monarca.

Por otro lado, las ordenanzas emitidas por los regimientos para que se limpien
los fronteros de las casas y se engalanen las fachadas permiten observar otra
acción indirecta de las mujeres, ya que serían éstas las encargadas de llevar a
cabo dichas labores. En las casas nobiliarias serían las criadas (y criados) las
que efectuarían el embellecimiento de las portadas, pero también en las casas
de mercaderes o artesanos44, las mujeres tratarían de embellecer, en la medida
de lo posible y acorde a sus recursos, los frontales de sus hogares. Sirva como
ejemplo la ordenanza para la entrada real de Juana y Felipe a Valladolid en
1502.

Sepan todos los veçinos e moradores en esta noble villa de Valladolid


e los estantes en ella que el rey e la reyna nuestros sennores mandaron
por sus çédulas que se faga resçebimiento con mucha alegría y plazer
a los ylustrísimos prínçipes nuestros sennores y para lo hazer mandan
que esta villa esté muy limpia e ataviada de tapisçerçias e plata e joyas
e todas las otras cosas que para el dicho resçebimiento e ornamento e
conpostura de la dicha villa son nesçesarias.

Por ende de parte de sus altezas mandan Justiçias e regimiento que todas
personas vecinos desta villa e moradores e estantes en ella tengan muy
linpias las calles e plaças e sus continos e tengan aderesçadas todas las
delanteras e ventanas de sus casas de tapaçerías ricas de brocados e de
sedas e plata e joyas e todo lo mejor que pudieren45.

Estos dos ejemplos señalados, que podrían haber sido muchos más y referidos
a otras ciudades, manifiestan una participación indirecta de la mujer en estos
episodios, pero no por ello deben dejar de señalarse ya que, como veremos a
continuación, las manifestaciones conjuntas de los grupos sociales de las villas

44. Estos, a menudo, solían vivir en calles principales o aledañas, sobre todo ricos mercaderes, por donde
pasaría la comitiva real.

45. A.M.V. Libro de Actas del Regimiento. Años 1502-1514. (1ªparte), sesión: miércoles, 26 de enero, de 1502,
ff. 6v-7r.

488 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

y ciudades consolidaban la construcción de una identidad colectiva urbana


utilizada, incluso, como instrumento de contestación en los conflictos.

1.3.3. su PARticiPAcióN EN LAs ExPREsioNEs PoLíticAs y


coLEctivAs dE LAs ciudAdEs: EL cAso dE vALLAdoLid
Constatar la participación política de un sector marginado tanto por su condición
social como por su condición sexual, dificulta enormemente el estudio. Por
tanto, es necesario la revisión de las fuentes y replantearnos el significado de
diferentes informaciones para conseguir desgranar las noticias que indiquen la
participación de la mujer en la vida política de las ciudades y villas medievales.
Desde hace unos años, el replanteamiento de lo que significa participar en la
vida política de las ciudades ha permitido que a día de hoy se plantee, por
ejemplo, la participación política de cuadrillas o collaciones a pesar de estar
marginadas del gobierno local y no constituir, en la mayoría de los casos, los
cauces institucionales por los que alcanzar la regiduría.

Este replanteamiento del significado de la participación debe ser plasmado,


igualmente, en el estudio de la participación de la mujer del común, así como
los mecanismos e instrumentos que utilizó.

Acorde con esta necesidad de revisión y de replanteamiento, quiero exponer


la información que arroja el siguiente documento que lleva por título “El
sentimiento que fizo Valladolid quando se dieron Simancas e Cabeçón”46. Para
comprender su contenido, debemos indicar los acontecimientos que llevó al
conjunto de vallisoletanos a manifestar dicho sentimiento.

Desde 1375, Valladolid había asistido a la paulatina pérdida de términos de


su alfoz que eran enajenados por la Corona y entregados a grandes nobles en
compensación por sus servicios o como regalos para mantenerlos afines a su
política47. Estas mercedes se acentuaron durante el reinado de Enrique IV y
las sucesivas luchas civiles, primero contra los partidarios de su hermanastro
Alfonso y luego con los de la princesa Isabel. En este contexto, Valladolid se

46. Documentos escogidos del Archivo de la Casa de Alba, publicados por la Duquesa de Berwick y de Alba,
Madrid, 1891, pp. 12-16.

47. Rucquoi, A. Valladolid en la Edad Media. El mundo abreviado, 2: 108-117.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 489
BEATRIZ MAJO TOMÉ

había convertido en plaza estratégica y los grandes nobles acechaban tanto a


la villa como a sus dominios. Enrique IV otorgaría la fortaleza de Simancas a
Pedro Niño, miembro destacado de la oligarquía vallisoletana, en julio de 1467.
Sin embargo, poco le duraría la posesión ya que en el mes de noviembre sería
tomada por el Almirante de Castilla, enemigo del rey. Dos años después, otro
noble enfrentado al monarca, Juan de Vivero, tomaría la villa de Cabezón y
pasaría inmediatamente a fortificarla48. Valladolid perdía dos de las plazas más
importantes de su alfoz, Simancas, punto estratégico desde el punto de vista
militar, y Cabezón, una de las villas más importantes desde el punto de vista
económico al estar ubicado en el camino hacia Burgos.

El documento citado está datado en 1483 y narra los acontecimientos vividos


en la villa el 5 de enero de dicho año, tras conocerse la confirmación de las
dos expropiaciones por parte de los Reyes Católicos. Esta confirmación suponía
una gran desilusión para la villa. Ante este agravio a sus derechos y privilegios,
los regidores de Valladolid, secundados por las catorce cuadrillas de la villa y
numerosos vecinos, llevan a cabo una manifestación de desacuerdo. Se organizó
una procesión que paseó por las principales calles de la villa y que salió por
varias puertas de la muralla para expresar, tanto intramuros como extramuros,
el pesar de los vecinos. Para mayor dramatismo los regidores vistieron de negro
en señal de luto por la decisión de los monarcas.

El documento narra que por la tarde, los ánimos en la villa estaban muy
caldeados: Haciendo estas cosas todas, toda la villa, así naturales como
forasteros, estaban muy escandalizados, turbados y tristes, y las mujeres lloraban
como en la Semana Santa se suele hazer [...]. Tiempo después, los regidores
con una comitiva compuesta por otros vecinos y cuadrilleros se dirigen ante
el presidente de la Audiencia para emitir la queja conjunta de la villa. Estos
regidores, además, justifican la defensa como personas públicas, por lo que
tocaua al seruicio de Sus Altezas y bien universal, y por el juramento que avían
hecho quando los oficios les dieron, y por lo que deuían a sus honrras y linajes.
Entre las peticiones y declaraciones, acuerdan que durante las visitas reales
vestirán de negro en señal de luto.

48. Íbid.:115; Doctor de Toledo, Cronicón de Valladolid (1333-1539). Valladolid, Grupo Pinciano, 1984: 73.
(ed. Facsímil).

490 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

Lo que nos interesa aquí es la referencia a las mujeres que, llorarían al igual
que se hacía en Semana Santa. El documento está indicando la práctica de las
plañideras que se llevaría a cabo en los funerales y en ciertas representaciones
de la Semana Santa. Una práctica heredada de la tradición griega y romana
que perduraría a lo largo de la Edad Media a pesar de que, en los siglos
bajomedievales, las autoridades eclesiásticas trataron de prohibirla. Sin embargo,
sólo consiguieron una disminución de la práctica, pero su raigambre en la
sociedad, y entre las mujeres, permitió su supervivencia.

Las plañideras, eran contratadas para demostrar el sentimiento de la familia


ante la pérdida de un familiar. Esta práctica se había convertido en oficio, sin
embargo, también era llevada a cabo por las mujeres de las ciudades y villas
castellanas como forma de expresar su “apoyo” a la familia. Una manifestación
conjunta de un sentimiento49.

En el caso que nos ocupa, la noticia de las mujeres llorando a la forma que se
hacía en Semana Santa permite apreciar una acción de las mujeres del común
(en las de más alta escala social no estaría bien visto) en favor de la manifestación
de desacuerdo por el agravio sufrido. Al igual que puede entenderse el uso del
luto por los regidores como forma de expresar su descontento y de ejercer
una manifestación de defensa de los intereses políticos y económicos50 de la
villa, las mujeres del común, a través de los pocos instrumentos que poseían,
se sumaron a dichas manifestaciones en pro de la defensa de los intereses de
la villa.

49. Español, F. “El “Córrer les armes. Un aparte caballeresco en las exequias medievales hispanas”, Anuario de
Estudios Medievales, 37, 2, julio-diciembre, 2007: 869

50. La pérdida de territorio jurisdiccional presentaba unas consecuencias negativas para Valladolid. Por un lado,
en el plano político suponía una pérdida de prestigio y de autoridad de cara a establecerse como un importante
poder en un territorio controlado por las grandes familias nobiliarias. Desde el punto de vista económico, la
mengua del alfoz supuso una pérdida de autonomía debido a la disminución de los productos de primera nece-
sidad y materias primas, así como de pecheros que contribuyeran. Finalmente, en el plano militar, se refleja en
la pérdida de fuerza armada. Como vemos, todos estos factores vienen a provocar la disminución del poder de
Valladolid como fuerza dentro del reino y como señorío colectivo. Rucquoi, A. Valladolid en la Edad Media. El
mundo abreviado: 108-109

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 491
BEATRIZ MAJO TOMÉ

1.3.4. LAs BEAtAs y su coNtRiBucióN A LA digNificAcióN dEL


coMúN
Si en algún momento las mujeres consiguieron cierto grado de independencia,
este tuvo lugar en el seno de algunos movimientos religiosos. Especialmente
en Castilla, debemos resaltar el movimiento beato no reglado que vivió su
impulso en los siglos finales de la Edad Media. Nos estamos refiriendo a las
conocidas como beatas o beguinas. A través de este movimiento, las mujeres
que lo integraban podían desarrollar acciones colectivas encaminadas a un fin
igualmente colectivo y desarrollado al margen de la esfera de las instituciones
establecidas51. A su vez, el movimiento beato contaba con fuertes planteamientos
políticos que, en menor o mayor grado, trataron de llevar a la práctica.

Para ejemplificar este planteamiento seguiremos los trabajos de María del


Mar Graña Cid, especialista en los movimientos religiosos de las mujeres en
la Castilla bajomedieval. En sus muchos trabajos de referencia, ha planteado
algunas consideraciones sobre el movimiento beato en la Córdoba de fines de
la Edad Media52.

En primer lugar cabe preguntarnos quiénes eran estas mujeres. Existió una
evidente diferenciación sociológico-religiosa entre las monjas y las beatas.
Estas últimas provenían principalmente del ámbito del común de la ciudad,
especialmente ligadas al ámbito artesanal, sobre todo las beatas particulares.
En el caso de los beaterios, el peso numérico de las mujeres provenientes del
ámbito artesanal era menor. El movimiento beato experimentó, además, una
progresiva aristocratización en el último tercio del siglo XV, en el que aumentó
la presencia de las mujeres vinculadas a los jurados, a profesiones liberales o
de la oligarquía urbana.

51. Giddens, A. Sociology. Cambridge, Polity Press, 1993: p. 511, a través de Graña Cid, Mª del M., “Beatas y
comunidad cívica. Algunas claves interpretativas de la espiritualidad femenina urbana bajomedieval (Córdoba,
siglos XIV-XV)”, Anuario de Estudios Medievales, 42, 2, julio diciembre, 2012: 698.

52. Graña Cid, Mª del M., “Beatas y comunidad cívica. Algunas claves interpretativas de la espiritualidad feme-
nina urbana bajomedieval (Córdoba, siglos XIV-XV)” ..., op. cit.: 697-725.

492 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

Ya fuesen beatas particulares o beatas integradas en un beaterio53, los vínculos


del movimiento se sustentaban en el amor, el acompañamiento, la caridad y el
servicio. El fundamento teológico que regía su actividad era la espiritualidad
evangélica que hallaba en los pobres y enfermos al Cristo sufriente al que debía
atenderse. Su deseo de identificarse, cuando no diluirse54, en la comunidad
cívica urbana, unido a los principios del movimiento, determinó que su actividad
estuviese en gran parte dirigida al servicio del bienestar social mediante la
inserción en las redes asistenciales y de caridad.

Caridad, oración y trabajo eran las actividades propias de las beatas. Estos tres
aspectos se vislumbran en muchas de las actividades desempeñadas: bienestar
social a través de los hospitales, ayuda en la búsqueda de dotes para las mujeres,
consuelo y acompañamiento espiritual (especialmente en los fallecimientos),
trabajo doméstico para los necesitados, tutoras o albaceas testamentarias,
actividades educativas y de crianza, especialmente con niñas huérfanas o
pobres, acompañamiento y ayuda a mujeres no religiosas, actividades textiles o
la mediación salvífica por vía de oración, que constituía una de las principales
fuentes de ingresos.

Sus actividades y su modo de vida reflejan ese afán por conectar e integrarse
en la comunidad cívica urbana, pero, además, puede apreciarse una importante
labor política en la comunidad cívica. Por un lado, su forma de vida fue
reconocida como autoridad, constituyendo una vía de sociabilización femenina
aceptada y permitida lo que otorgó un nuevo rol social a la mujer. Las beatas
contribuían al reconocimiento público de la mujer al admitirse su independencia
vital, patrimonial y laboral. Sus labores dignificaban el cuerpo y la palabra de

53. Las beatas podían ejercer su compromiso desde la acción particular, residiendo en su propia casa, o desde
un beaterio. En ellos se sumaban mujeres que decidían libremente convivir bajo unos principios de hermandad,
siendo libres de abandonarla cuando querían. El beaterio más común surgía en torno a una o varias propietarias
(a veces hermanas), diferenciadas socialmente del resto y que aportaban la casa residencial y dirigían la her-
mandad. En cuanto a su perdurabilidad, los beaterios solían ser vitalicios o perpetuos. En los segundos, la o las
fundadoras procuraban el sustento de la hermandad en su testamento.

54. La presencia de beaterios o beatas particulares en las zonas de residencia de los artesanos y del común
cordobés en general, evidencian esta tendencia a integrarse y diluirse en el ámbito de la población no privile-
giada.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 493
BEATRIZ MAJO TOMÉ

las mujeres como ejemplo evangélico, y los espacios y trabajos domésticos


tradicionalmente vinculados a las mujeres.

Por otro lado, se constata su implicación en los procesos de constitución política


urbana desde el ejemplo o desde la acción. Su ejemplo de vida, su modelo de
agrupación y sus acciones proponían nuevos modelos de agrupación humana,
política y eclesial, un ideal comunitario laico, la valoración del tan denostado
trabajo manual y la dignificación de los sectores sociales no privilegiados
(artesanos, marginados y pobres, y, sobre todo, mujeres).

Su “vocación de incidencia política sobre la ciudad” les llevó a perfilar una


alternativa al fenómeno de jerarquización y oligarquización política. No sólo
ofrecían modelos de relación evangélico-comunitarios en base a la sororidad
y fraternidad, sino que, además, dignificaron y reivindicaron a un común
progresivamente marginado desde el siglo XIII. Las beatas, no sólo existieron
en Córdoba sino que su presencia está generalizada en las ciudades castellanas
donde desempeñaron su labor en la sociedad urbana.

1.3.5. LA PARticiPAcióN dE LAs MujEREs EN Los


ENfRENtAMiENtos BéLicos
Diversos trabajos han constatado la participación de las mujeres en conflictos
bélicos a lo largo de la Historia55. La Edad Media no es una excepción y así
puede constatarse en la Revuelta Irmandiña, en la Guerra de las Comunidades
y otros episodios56.

55. Algunos ejemplos: Nash, M. y Tavera, S. (Eds.) Las mujeres y las guerras: el papel de las mujeres en las gue-
rras de la edad antigua a la contemporánea. Barcelona, Icaria, 2003; Acosta Ramírez, F.; De Martino, F.; Morenilla,
C. (Coord) La redefinición del role de la mujer por el escenario de la guerra: teatro y sociedad en la antigüedad
clásica. Levante, Bari, 2010. Querría destacar la obra de Lynn II, J.A. Women, Armies, and Warfare in Early Mon-
dern Europe. Cambridge University Press, Cambridge, 2008.

56. Prieto Álvarez, Mª L. “Las mujeres en la Historia de la conflictividad social bajomedieval: la rebelión irmandi-
ña”, Val Valdivieso, Mª. I. del., Rosa Cubo, Mª. C. de la., et al., (Coords.), La historia de las mujeres: una revisión
historiográfica. Valladolid, Universidad de Valladolid, 2004: 265-276. Carlos Barros también menciona diversos
ejemplos de mujeres que participaron en la revuelta irmandiña: Barros, C. Mentalidad justiciera de los Irmandi-
ños. Siglo XV. Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1990. También puede consultarse mi trabajo sobre mujeres
en la Guerra de las Comunidades: Majo Tomé, B. “Las leonas de Castilla. Revisión historiográfica y planteamiento
para el estudio de la participación de las mujeres de las ciudades castellanas en la guerra de las comunidades”,
Solórzano Telechea, J.Á.; Arízaga Bolumburu, B. y Aguiar Andrade, A. (Coord.), Ser mujer en la ciudad medieval
europea..., op. cit.: 329-348.

494 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

Mis estudios acerca de la Revuelta Comunera me han permitido ahondar en la


participación de la mujer en este conflicto. En primer lugar, debe destacarse
que la documentación menciona tanto mujeres que participaron en el bando
realista, como mujeres con vínculos con el bando comunero. La naturaleza de
las fuentes que he estudiado hasta el momento (Registro General del Sello,
Memoriales, pleitos), ofrecen dos perfiles de mujer muy definidos: mujeres
de la oligarquía urbana que tras el conflicto, bien reclaman la compensación
de bienes por los destrozos ocasionados por los comuneros, bien solicitan el
perdón para sus maridos e hijos, o bien reclaman su dote, que habrían sido
confiscadas por las autoridades como bienes del marido acusado de rebelión.
Por supuesto existieron mujeres del común que participaron de la revuelta, sin
embargo, éstas no suelen estar reflejadas en la documentación estudiada debido
en parte a que algunas no podrían costearse el proceso judicial. Los estudios
locales se presentan, por tanto, como imprescindibles para lograr abordar la
problemática.

Dejando a un lado el problema de las fuentes, vamos a exponer brevemente


algunos de los roles que desempeñaron las mujeres del común en el conflicto.
Por un lado, aunque no hemos podido constatarlo documentalmente, no
parece descabellado afirmar que ejercerían labores sanitarias y de cuidado
de heridos, de abastecimiento y cocina, etc., labores atribuidas a las mujeres.
Además, algunas mujeres comuneras participarían de forma activa en ataques
a las propiedades de aquellos que consideraban contrarios a los ideales
comuneros57. Más difícil resulta constatar a mujeres del común del bando
realista. Sin embargo, existen ejemplos paradigmáticos como el de Ángela
Palafox, joyera real, y, por tanto, miembro del rico artesanado, que ejerció una
labor de espionaje en Valladolid, informando al Condestable de las actividades
de los comuneros de la villa. La desdichada será descubierta por ciertos vecinos
y, tras ser golpeada reiteradamente y humillada públicamente, acabó recluida58.
Tras el conflicto, utilizó su participación al servicio del monarca para solicitar un

57. ARChV. Registro de Ejecutorias, Caja 386, 15. Marina de Buiza, vecina de Medina del Campo acusa a una
treintena de personas de La Seca, entre las que se encuentra una mujer, de haberle destrozado su casa y propie-
dades durante el conflicto comunero. Marina era mujer de Gil Nieto, regidor asesinado durante la revuelta por
los comuneros.

58. A.G.S, C.C leg.145, doc. 49.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 495
BEATRIZ MAJO TOMÉ

oficio importante para su marido que, finalmente, obtendría el nombramiento


de su marido de alguacil de la Casa y Corte del rey59.

Otros enfrentamientos bélicos evidencian la participación activa de las mujeres


de las ciudades. Poco después de la derrota comunera, en 1521, tendrá lugar
el enfrentamiento armado entre Castilla y Francia por las pretensiones de esta
última de recuperar el reino de Navarra, anexionado ahora a Castilla. En este
contexto, en 1522 las tropas francesas avanzaron hacia Irún. El 30 de junio, el
clérigo de Rentería, Mosén Pedro de Hirizar, distribuyó más de cuatrocientas
“hachas de palo”, entre las mujeres y los mozos de la ciudad con el objetivo
realizar una maniobra de distracción. Se les encargó que caminaran, en silencio
y con las hachas ardiendo, durante una legua, desde lo alto del Camino Real
hasta Irún, para hacer creer al enemigo que los soldados iruneses estaban
reunidos en la zona de Irún y no desplazándose hacia la Peña de Aldabe.

La maniobra funcionó y en la madrugada del 30 de junio de 1522, mientras las


mujeres y niños caminaban por el Camino Real, las tropas irunesas avanzaron
por el lado opuesto, consiguiendo sorprender a las tropas enemigas60.

Son sólo unos pocos ejemplos de la contribución activa que tuvieron las
mujeres en algunos acontecimientos bélicos, sin embargo, los consideramos
representativos de la participación de las mujeres en los asuntos políticos
locales, que, como hemos visto, puede apreciarse en distintos ámbitos, siendo
la participación en las contiendas, un ejemplo más a tener en cuenta.

59. A.G.S., C.C., Leg. 146., Doc., 193, f. 3r. Francisco de Castro, marido de Ángela, había sido nombrado alcalde
por los gobernadores, durante la ausencia del rey, y había servido al bando realista en las campañas militares de
la Guerra de las Comunidades.

60. http://www.alardedeirun.com/es/alarde/historia-del-alarde. Fecha de consulta: 10 de septiembre de 2013.


Louise Bullen, M. “Las mujeres y los Alardes de Hondarrubia e Irún”, Arenal: Revista de historia de las mujeres,
4, 1, 1997: 123-145, en este artículo, además de mencionar la participación de mujeres en los sucesos de 1522,
también se analiza el conflicto que existe en la actualidad debido a la participación de las mujeres en la conme-
moración festiva del alarde.

496 LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA


MUJERES Y CONCEJOS EN CASTILLA EN LA BAJA EDAD MEDIA

CONCLUSIÓN

A pesar de la doble marginación a la que estuvieron sometidas, las mujeres del


común tuvieron una presencia activa en la vida política de las villas y ciudades
castellanas.

Su presencia en los ámbitos públicos estaba más generalizada que la de mujeres


pertenecientes a otros grupos sociales. La teoría que prohibía el desempeño de
trabajos por parte de las mujeres, era ampliamente superada por la práctica. Este
desfase puede apreciarse, igualmente, en su participación política. Si bien no
pudieron ejercer cargos públicos, la mujer del común se valió de otros cauces no
institucionales. No sólo tuvieron una participación indirecta e instrumentalizada,
como se advierte en los casamientos de mujeres de la élite del común con
miembros de la oligarquía, sino que, como miembros de la universitas urbana,
las mujeres participaron activamente en las diferentes manifestaciones políticas
y en las revueltas, además de utilizar ciertos movimientos religiosos para lograr
una mayor emancipación e interferir en la sociedad y política local.

La revisión tanto de fuentes como de conceptos, permite ampliar la visión de


las mujeres castellanas del común ofreciendo una nueva vertiente política que
debe tenerse en cuenta a la hora de analizar la realidad política y social de las
villas y ciudades de la Castilla bajomedieval.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.) 497
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npRioja/default/defaultpage.jsp?idtab=488335
Este libro tiene por objeto el estudio de los grupos populares como un producto
social inacabado, que es capaz de revelarnos las claves del funcionamiento de las
sociedades medievales. La presente monografía quiere aportar algunas respues-
tas a las grandes cuestiones que se han venido haciendo los medievalistas sobre
los grupos populares, tales como su deinición, cómo se veían y eran vistos, su
composición, sus actividades económicas, su identidad, sus aspiraciones, sus con-
tribuciones a los regímenes políticos medievales, entre otras muchas cuestiones.
Así, se ha tratado de dar respuesta a varios interrogantes sobre el papel de los
grupos populares, muchas veces tanto despreciados por los cronistas medievales,
como infravalorados por los medievalistas contemporáneos, desde una perspecti-
va comparada y transnacional entre el mundo Atlántico y el mundo Mediterráneo
en la Europa bajomedieval. Esta monografía se inscribe en las tareas del proyecto
de investigación inanciado por el gobierno de España Las sociedades urbanas
de las ciudades y villas portuarias de la Europa Atlántica en la Baja Edad Media
(HAR2012-31801).

Ayuntamiento
de Nájera

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