2 OPINIÓN Miércoles, 6 de marzo de 2024 YARACUY AL DÍA

La vieja casona
Humberto Peinado Vila Son las 4:30 pm y me apresuro a llegar antes
Un último intento,
humbertopeinado12@gmail.com

“ Sus huéspedes de ayer,

aún la recuerdan hoy”.
del cierre de la casona, hoy convertida en mu-
seo. Llego, subo el alto escalón que separa la
puerta de entrada del recinto y entro, los re-
a ver si lo entienden /1
cuerdos salen a mi encuentro, firmo el libro de
visitantes y le expreso al vigilante que vengo en Luis Fuenmayor Toro Hablan del masivo respaldo popular

H
e retornado a la vieja casona, mi uni- la búsqueda de mis recuerdos donde antes es- lft3003@yahoo.com que tiene María Corina, y dan cifras entre
versidad forjadora de sueños e ideales tudiaba, luego de casi medio siglo de ausencia. el 70 y el 90 por ciento de algo, sin anali-

de juventud universitaria. Siempre
quise retornar. Siempre quise hacerlo, anhela-
ba con fervor, casi obsesivo, visitarla para así
recordar allí las etapas de mi vida estudiantil.
Regreso a la ciudad con la loca esperanza de
reencontrarme con mis viejos compañeros y
amigos, plasmados en mis recuerdos, cifrados
en sueños difíciles de expresar con palabras
sueños de esperanza en la búsqueda de un fu-
turo promisorio.
Muchos de ellos ya partieron, se mudaron,
están sembrando y asistiendo tierras en los
confines del firmamento.
Antes de ingresar a la vieja casona, luego de
casi medio siglo de ausencia, recorro las viejas
calles adyacentes de la colonial ciudad en bus-
ca de recuerdos y lugares que solíamos visitar
con relativa frecuencia, para consumir un bo-
cadillo, tomar un tinto o una bebida refrescan-
te, esos sitios idílicos ya no se encuentran, el
tiempo cargó con ellos.
Sus históricas calles, angostas y de rancios
olores, aún permanecen allí. Sus casas colonia-
les, albergue de muchos compañeros, hoy lu-
cen ocupadas por otros inquilinos, no son las
mismas; sus fragancias, sus olores, testigos de
una época de jolgorio, estudio y juventud, se
mudaron con ellos.
Nuevamente suspendo mi ingreso, un alia-
do, un detalle olvidado me detiene, redirijo
mis pasos en busca de la vieja estación ferro-
viaria, la misma ya no existe, pero sus huellas
imborrables aún persisten en aquellos luga-
res que ocupaba la vieja estación con sus pa-
tios. El tiempo pasó raudo sobre ellos.
Vuelvo a escuchar el crepitar de la locomoto-
ra, la gente agolpándose en las andenes al es-
cuchar el chirrido de las ruedas sobre el riel y el
silbar anunciando su llegada.
El olor de las fritangas invadiendo la esta-
ción, recibe y despide los pasajeros, todos las
consumen y nosotros también, en las ham-
brientas noches de estudio. Ya se fueron las fri-
tangas, las locomotoras y los trenes.
Entro al recinto que nos albergó, me invade
una especie de sopor cautivante, me siento en
una banca de las dispuestas en la planta baja,
hoy convertida en jardín, y los recuerdos co-
mienzan a llegar a tropel, no los detengo, dejo
que me invadan, empiezo a evocar y a convo-
car imaginariamente todas la vivencias y de
pronto me encuentro rodeado de mis compa-
ñeros, de mis amigos de clase, muchos de los
cuales ya partieron hace rato, solo quedan
unos pocos….
Me encuentro con “Nacho”, el parrandero,
el hacedor de fiestas; con el “Mello” Hernando,
quien viene de atender cultivos de bananos allá
en el firmamento, con los colegas del novísimo
departamento de El César, con los compañeros
Torres y De la Torre, acompañando al rico de
la clase, el que cada lunes nos sorprendía al lle-
gar con un carro diferente; con Miguel el de la
carpeta multimaterias colgando bajo el brazo,
y muy cerca, pero distante, la única mujer de la
promoción con su inseparable pareja.
Todos a una, ascendemos al primer piso, nos
encontramos con las oficinas de la rectoría, ha-
cemos una pausa y luego en seguidilla recorre-
mos los salones donde recibíamos clases.
Nos asomamos en cada una de ellas recor-
dando nuestros más gratos momentos, allí es-
tán nuestros profesores, “El cacho” Díaz Gra-
nado, nuestro querido profesor de suelos con
sus motivadoras clases; con el hermano de
“Gabo”, el Premio Nobel de Literatura; el inge-
niero Jaime García Márquez, el de los cálculos
matemáticos, la voz chillona y sabia de “El chi-
leno”, dueño y señor de la Química, y así suce-
sivamente con todos los docentes de la época.
Al bajar a la planta baja vemos a Cabrales,
egresado de la universidad quien después sería
una revelación como profesor enseñándonos a
sembrar microorganismos en las cajas de Petri.
Satisfecho por este viaje al pasado, los ami-
gos y compañeros del ayer se retiran de ese via-
je imaginario y yo con ellos. Seguiré recordán-
dolos por siempre.
N
o sé si seguir tomándolos en se-
rio o si, mejor, los dejo que se
cuezan en su propia salsa y no
pierdo más mi tiempo con ellos. Hablo
de quienes están totalmente de espaldas
a la realidad y, al parecer, nada han
aprendido de los errores y horrores del
pasado, pero que además actúan con
una violencia verbal grosera, calumnia-
dora e irrespetuosa, al peor estilo de cier-
tos programas gubernamentales de VTV.
Gritan que la primaria fue abierta y
todo el mundo convocado, por lo que “era
obligatorio participar y quienes no lo hi-
cieron no pueden opinar ni objetar nada”,
ni mucho menos tener derecho a propo-
ner algo distinto.
Según estos energúmenos, ese resulta-
do de la primaria es de obligatorio cum-
plimiento y no puede ponerse en duda su
validez. Pero lo peor es que lo dicen quie-
nes se han negado muchas veces a parti-
cipar en las elecciones nacionales, las que
sí son convocadas para que todos partici-
pen, están regidas por la Constitución y
las leyes, y tienen mecanismos claros de
control por quienes participan.
Esos abstencionistas profesionales son
quienes ahora afirman que todos los par-
tidos de oposición tenían que participar
en la primaria que la PUD convocó. ¿Por
qué? Pues porque ellos así lo dicen y ya. Y
llegan al extremo de decir que “si no par-
ticiparon, fue porque no quisieron y es-
tán fuera del juego electoral”.
Además, afirman que María Corina es
la única que puede ser candidata y, si no es
ella, será también la única que dirá quien
la representará, si es que la sensatez, digo
yo, llega a entrarle en el cerebro y se con-
vencen que no la dejarán inscribirse.
zar el origen y validez de las mismas, más
allá de ser producto de unos rabiosos
anencefálicos. Para ellos, todo lo que ocu-
rra fuera de ese escenario es de “alacra-
nes” vendidos al régimen de Maduro.
Repito lo que he afirmado en la red X:
la primaria reciente fue una actividad
particular de un grupo de mini partidos
opositores y de sus líderes. Ellos hicieron
su fiesta, en la que la mayoría de gente ni
se coleó ni quiso que la invitaran.
Por lo tanto, salir a decir después que fue
un evento popular masivo y obligatorio es
una solemne ridiculez. Alegar que fue un
evento amplio de todo el pueblo venezola-
no y manchar lo de 2,5 millones de votan-
tes, contados solo por ellos y presentado
como algo “masivo, nunca visto en Vene-
zuela”, es simplemente una alucinación.
Hay quienes han dicho que es el evento
democrático más importante de todo
este siglo. Desconocen hasta su propia
primaria: en 2012, que elige a Capriles con
más votos que la reciente y una participa-
ción de 17 por ciento del REP; o en 2017, la
consulta de la Asamblea Nacional oposi-
tora, con 7,5 millones de supuestos votan-
tes y 98 % de respuestas positivas a las
tres preguntas presentadas.
Ante esa “millonada” de votos en 2017,
los supuestos 2,4 millones de la primaria
reciente lucen muy disminuidos. Debe-
rían entender algo tan simple como que
la primaria es válida para quienes las or-
ganizaron y participaron en ellas. Ellos ya
tienen su candidata que es María Corina.
Lo absurdo es que quieran obligar a los
demás a aceptarla como candidata. Y si al-
guien se niega o hace otra proposición, se
enardecen, insultan, amenazan y agreden,
en medio de convulsiones epileptiformes.
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Degusten esta lorenzada FUNDADOR

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Carlos J. Pinto Domínguez Redacción, Administración y Talleres

Lorenzo Viez Morales
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En la época del manguerío
Se alegran los corazones
Al igual con la lechosa,
La naranja y los mamones
Es un gustazo divino
Aquí y en otras naciones
Todo lo que sea fruta
Recibe mil bendiciones
Es un regalo de Dios
Que viene a dar soluciones
Sin olvidar el cambur
La piña y los melones
Pero la más agradable
Para todo rico y pobre
Es la sabrosa patilla
De corazón dulce y noble
Toda rojita por dentro
No hay quien no la devore
En la playa, en el río
Controla nuestros valores
Cuando estamos fatigados
Por los inmensos calores
Nos hidrata
inmediatamente
y aleja los resquemores
Entre unos contra otros
Que cada día son peores
Por la bendita política
Desde épocas anteriores
Olvidando que hay un Dios
Padre de ricos y pobres.
(1926-1987)
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