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Ética y política

IV
Roberto Cañas

Ética y Política

V
Producción académica Diagramación
y asesoría metodológica Víctor Hugo Fallas Araya
Víctor Hugo Fallas Araya
Especialista de contenidos
Yubi Bonilla
Andrés Gallardo Corales

Corrección de estilo:
© Roberto Cañas Quirós Alejandro Lizano Fernández
© Universidad Estatal a
Distancia Ilustraciones
Víctor Hugo Fallas Araya
Roberto Cañas Quirós

Coordinador del Programa de Humanidades:


Rafael A. Mendez A.

Encargado de cátedra de filosofía:


Jorge Zeledón Solano

Esta unidad didáctica ha sido confeccionada en


la UNED, en el 2019, para ser utilizada en la
asignatura Ética y Política, código 05441, impartida
por la Cátedra de Filosofía.

VI
Dedico este libro a mi hijo. Si él no lo lee, tal vez un lector amable le dé su propia
versión.

“La persona perfecta es el mejor de los animales, pero apartado de la ley y de la justicia se convierte
en el peor de todos”. Aristóteles, Política 1253a32-33.

VII
Agradecimientos

Mi más cordial agradecimiento a Víctor Hugo Fallas Araya, Yubi Bonilla, Rafael Ángel
Méndez A. y Jorge Zeledón, quienes fueron el equipo gestor de la producción de esta
unidad didáctica

VIII
Prólogo

Me complace facilitarle al lector una unidad didáctica que trata sobre exponentes y
temáticas de la Filosofía. Este campo en ocasiones resulta áspero y escabroso, pero en
las siguientes páginas se intenta que sea digerible intelectualmente. Aquí se
selecciona y delimita una nómina de autores destacados que han vertebrado el curso
de la historia del pensamiento filosófico occidental, detallando sus propuestas éticas
y políticas.

Primero, se pasa a puntualizar una síntesis de los aspectos teóricos de este escrito:

Por ética se va a entender lo mismo que filosofía moral. Implica una reflexión sobre
las costumbres que se estiman rectas y las que se juzgan desviadas de acuerdo con el
contexto fijado en cada período. Además, consiste en una disciplina que plantea
principios o normas para guiar hacia las acciones buenas y encontrar un propósito
para la existencia humana. Para eso, propone los caminos para adquirir las virtudes,
el deber, los valores, el placer o la felicidad. No hay una sola ética, sino una
diversidad de rutas según diversos autores y escuelas.

Dentro de las corrientes éticas se pueden clasificar ocho posturas principales:

Relativismo. Esta postura remarca la dimensión particular de cada cual para elegir los
actos que le favorezcan según el entorno. El sofista Protágoras del siglo V a. E. C.
cuestiona las normas definitivas y aboga que el individuo es quien posee el criterio
para sopesar lo útil según las circunstancias. Este enfoque ha derivado un conjunto
de subgéneros que se mencionan de pasada:

Utilitarismo. Se trata de una variante moderna del siglo XIX, donde se hacen las cosas
porque en el futuro redundan en el beneficio o utilidad para el mayor número de
personas (Jeremy Bentham y John Stuart Mill).

Consecuencialismo. Posición del siglo XX en el que la pureza o la deshonra de una


acción está supeditada por las consecuencias que remite. Debe optarse por el acto o
IX
las palabras que provoquen la mayor cantidad de bien sobre el mal o el menor daño
posible. Por ejemplo, una mentira piadosa en la que se profiere algo falso con una
intención benevolente y así causar el menor perjuicio posible.

Ética posmoderna. Aquí se presentan autores de las últimas décadas que abordan el
fenómeno moral sin acordar jerarquías en cuanto a las normas o valores. Jean-
François Lyotard considera que el posmodernismo es aclimatarse a pensar sin moldes
ni criterios. Las ideologías se desplomaron en los últimos tiempos, por lo que ha de
darse una pluralidad de puntos de vista sin una autoridad suprema que se imponga.

Hedonismo. Se trata de la doctrina de que el bien mayor reside en el placer. Aristipo a


inicios del siglo IV a. E. C. respaldó la dimensión personal íntima para optar las
acciones siguiendo sus gustos y obtener sensaciones placenteras que no arrastren
después al dolor. Hay que vivir gozando el momento y sin preocuparse del pasado o
el futuro.

A finales del siglo IV a. E. C. Epicuro imparte su magisterio en su Escuela El Jardín.


Su propuesta radica en que el placer nos lleva a la felicidad, pero optando solo por
las apetencias naturales (alimentarse, calmar la sed, contar con techo, abrigo y
seguridad) y de vez en cuando los naturales y no necesarios (gratificación sexual,
gozo estético con las artes y conversaciones amenas con amigos). Se deben rechazar
siempre los placeres no naturales e innecesarios (la tormentosa actividad política o la
fama). Este equilibrio conduce a la disminución de deseos, pasiones y temores,
alcanzándose una serenidad interior.

Intelectualismo moral. Esta es una posición ética que la inicia Sócrates. En esta
concepción la moralidad y las virtudes se basan en el conocimiento del bien. Si este
se llega a conocer realmente, se actuaría siempre de conformidad con lo bueno y la
justicia. Los vicios, en cambio, son efecto de la ignorancia; es decir, las malas acciones
son producto del desconocimiento. Conociéndose a sí mismo es que se puede
alcanzar ese conocimiento de la verdad. Platón escribe las tesis socráticas y a la vez
las amplía. Su ética está en función de la política, pues únicamente en el Estado ideal
se podrían formar más sólidamente las virtudes (prudencia, valentía, moderación y
justicia). Propuso un mundo de las Ideas o Formas, por encima de la realidad
sensorial, de carácter absoluto y eterno, donde el Bien, la Justicia, la Belleza, entre

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otros, son los modelos de las cosas materiales. Quien pueda adquirir el conocimiento
de ese ámbito suprasensible, siempre obrará con rectitud.

Ética de las virtudes y la felicidad. Aristóteles es el fundador de esta filosofía moral. Su


propuesta reside en mantener correctos hábitos. Esto conducirá a alcanzar las
excelencias del carácter y la mente, y a evitar los vicios que puedan entorpecerlas. Se
trata también de una ética eudemonista (cuyo fin es la felicidad), que se basa en el
florecimiento personal a partir de las buenas costumbres y la búsqueda de los
conocimientos más elevados.

Ética deontológica. Su fundamento reside en lo debido. Sus promotores en la


Antigüedad fueron los filósofos cínicos y estoicos, quienes elevaron las virtudes y los
deberes al primer plano, repeliendo los placeres. En el siglo XVIII Kant lo reelaboró,
formulando que el deber moral surge del interior mismo de la persona y no equivale
a una mera imposición externa. Lo correcto según los principios es lo que ha de
seguirse, aunque me genere consecuencias poco propicias. Por ejemplo, mi deber
como padre para atender en cualquier situación a mis hijos, significa lo correcto desde
el plano moral y eso me obliga a desvelarme o gastar mi dinero en ellos, sin esperar
nunca una retribución posterior.

Vitalismo ético. Filosofía que considera que los organismos vivientes están inmersos
en un acontecer natural ininterrumpido, en que opera una fuerza impulsora,
dinámica o vital, por encima de las consideraciones científicas o la razón. Uno de sus
grandes expositores es Friedrich Nietzsche, quien aboga por la aparición del
superhombre, el cual valora lo que circunda la vida terrenal en todas sus expresiones,
ya sean vivenciales, mundanas, irracionales, trágicas o finitas. Hay que abrazar la
existencia en toda su oscuridad, horror y sufrimiento. La filosofía se resume entonces
en un problema de valores. Por tanto, el individuo superior es el que mediante su
voluntad de poder transmuta todos los que existen y funda una moral superior.

Ética axiológica. Esta se centra en lo valores como realidades ideales, esencias que
residen más allá de los objetos físicos y que se perciben con las emociones. Tal
perspectiva ha sido defendida por Max Scheler, quien a su vez agrega que los valores
poseen polaridad (uno es positivo y otro negativo) y se pueden ordenar de modo
jerárquico de lo inferior a lo superior: 1. valores de lo placentero
(agradable/desagradable), 2. vitales (sano/enfermo), 3. espirituales: a) estéticos

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(bello/feo), b) jurídicos (justo/injusto), c) intelectuales (verdadero/falso), y d)
religiosos (santo/profano).

Ética existencialista. Corriente que tiene su auge durante la primera mitad del siglo XX
y no suele ser homogénea en sus representantes. En este texto se aborda a Jean Paul
Sartre. Su enfoque consiste en que el acontecer del mundo es fundamentalmente un
absurdo (su mayor expresión son las guerras). El individuo está arrojado a
circunstancias problemáticas y debe enfrentarse a ellas con responsabilidad y
autenticidad según su situación particular. No hay una condición previa que lo
determine, sino que son sus actos los que lo definen. Lo crucial para el ser humano
radica en ejercer la libertad, no echándole la culpa de nuestros actos a los demás y
ejerciendo una vida auténtica.

Estas éticas mencionadas se denominan normativas porque aconsejan procedimientos


para alcanzar el fin propuesto (el placer, la felicidad, la virtud, el deber, acciones
vitales por encima de la moral tradicional, y otros).

Existen, también, más concepciones de la filosofía moral que en este texto no van a
ser abordadas, pero siempre tendrán mucho interés y resulta necesario dar una
pincelada sobre ellas.

Una se refiere a la metaética. Corresponde a debates académicos sobre las relaciones


entre diversas teorías éticas o vínculos entre autores. También pueden plantearse
polémicas sobre si los valores son universales o relativos, si la ética tiene que estar
fundamentada en creencias religiosas o debe ser laica; o el significado de vocablos
como “inmoral”, “malo”, “tabú”, que determinan el comportamiento humano.

Otra es la ética profesional, atinente al análisis de casos particulares en ámbitos


laborales y de posibles principios para darles solución. Muchas veces este tipo de
ética es plasmada en un código, que se acuerpa mediante un colegio profesional. En
esa dirección se concreta la ética docente, del abogado, del administrador, de los
trabajadores de la salud, etcétera.

Otra que debe mencionarse corresponde a la bioética, que además de incluir el área
médica, atiende problemáticas relativas al medio ambiente y un trato correcto hacia
los animales. Pueden darse algunos ejemplos como eutanasia, fertilización in vitro,
clonación, aborto, experimentación animal, ingeniería genética humana, entre otros.

XII
La ética constituye una rama específica de la filosofía. Sin embargo, su extensa
repercusión la enlaza con otras disciplinas, que abarcan la antropología, la economía,
la biología, la historia, la sociología y teología. En este libro se atenderá,
esencialmente, a la relación de la ética con la psicología y la política.

El tema moral será objeto de reflexión psicológica en el apartado atinente a Sigmund


Freud. Su pensamiento, además, resulta pertinente para comprender cabalmente a
los filósofos que influyó. Aunque el padre del psicoanálisis no propone una ética, sus
críticas hacia la moral y la supresión de la sexualidad como un asunto vergonzoso,
nos hacen llegar hasta las raíces del porqué se imponen las exigencias de las reglas
de conducta.

Desde su planteamiento, la moral y la religión son hijas de la cultura, la cual reprime


a los individuos y no tiene como objetivo conducirlos a la felicidad. La religión y sus
mandamientos construyen un espejismo delirante y neurótico, que no se adapta ante
el mundo. La moral surge para prohibir acciones y generar después por su
incumplimiento sentimientos inconscientes de culpabilidad. Sin embargo, la
represión humana y el no fortalecer las pulsiones de vida o el Eros, pueden llevar a
la sociedad contemporánea a incrementar sus pulsiones muerte, provocando una
destructividad global.

En este texto la ética también se va a enlazar con la filosofía política, la cual atiende a
las relaciones idóneas de las personas con respecto al Estado, el Gobierno, las leyes y
la sociedad. Tanto la ética como la política concuerdan en que son disciplinas
filosóficas prácticas, vinculadas a la sabiduría de la experiencia. No son ciencias
exactas porque existen factores imprevisibles que eventualmente incidirían sobre los
hechos. Aristóteles en sus Éticas no concebía de modo separado a la ética de la
política, pues ambas persiguen el buen vivir y la felicidad humana. No obstante, la
política tiene una ventaja y es que el que tenga poder puede realizar mayores bienes
que si solo poseyera una vida no vinculada con lo público. La política tendrá como
meta formar ciudadanos virtuosos y, sobre todo, que los políticos también posean
virtudes. La política sin ética desencadena corrupción e injusticias. Ambas ramas son
indesligables. La ética le suministra insumos a la política a fin de que en la sociedad
se generen acciones justas, buenas y nobles. Un individuo con un cargo político y
falto de ética acarrea en sus gobernados sufrimientos y privaciones.

XIII
En esta obra se vierten una serie de teorías y propuestas políticas desde los antiguos
griegos. Estos, a su vez, son reformulados por filósofos posteriores. Dicho conjunto
de tendencias políticas que han articulado la historia del pensamiento resulta factible
encuadrarlas del siguiente modo:

Utopismo político. Esta corriente fue fundada por Platón. Concibe un Estado ideal que
describe en el diálogo República. Su plan consistió en establecer un gobierno de
filósofos, instaurando la mejor educación y forjando altas cualidades en sus
integrantes, con igualdad para las mujeres y como una especie de familia estatal.
Tales ideas las reacondicionó Thomas Moro en el Renacimiento con la novela Utopía.
Realiza una narración literaria imaginando una organización social muy por encima
de lo dado en su tiempo. A pesar de que su realización resulta difícil, presenta la
utilidad de despertar la conciencia social y ser críticos ante un contexto de profundas
desigualdades e injusticias.

A partir de esa vertiente política se desprenden en el siglo XIX otras tendencias:

Socialismo. Desde una visión crítica del entorno aparece una constelación de escritores
y gestores de proyectos comunitarios. Los representantes más sobresalientes del
primer brote socialista son Henri de Saint-Simon y Charles Fourier en Francia; y
Robert Owen en Inglaterra. En sus propuestas plantearon formas de asociación
colectivistas con el propósito de extender los beneficios sociales y denunciar al
capitalismo moderno como un sistema de explotación laboral, heredero de la
esclavitud antigua y el vasallaje medieval. Pero sus detractores los llamaron
“socialistas utópicos”, por sus formulaciones soñadoras y reformistas.

Anarquismo. Por razones de espacio esta ideología no es tocada en el presente texto,


pero debe mencionarse que es una expresión del socialismo. En la segunda mitad del
siglo XIX sobresalió el francés Joseph Proudhon, que calificó el Estado como el mayor
enemigo de los gobernados y la propiedad privada un robo encuvierto. El ruso Mijaíl
Bakunin recomendó una unión de trabajadores agrícolas e industriales, la abolición
de las clases sociales, la igualdad de los sexos, la supresión del derecho de herencia,
una organización revolucionaria, una antiestatismo, entre otros.

Socialismo científico. Es la teoría de Karl Marx y Friedrich Engels, también en el siglo


XIX. Ellos exponen un análisis del encadenamiento que a lo largo de las diversas
épocas han protagonizado los sectores antagónicos en el ámbito estatal. Estas

XIV
relaciones que entablan los individuos generan conflictos entre las clases sociales y el
substrato económico condiciona las actividades de cada una de ellas.

El modo industrial capitalista de los tiempos modernos desencadena una


conflictividad entre los dueños de los medios de producción y los obreros. Estos
últimos a raíz de los mecanismos opresivos, terminarán realizando la revolución.
Después de eso se instaurará una dictadura del proletariado, en la que con el tiempo
hará desaparecer la lucha entre los grupos sociales y el Estado en su rol represor.

También hay que analizar otros replanteamientos del pensamiento marxista, desde
una perspectiva interdisciplinaria, que realizó en el siglo XX la Escuela de Frankfurt
y, en especial, Herbert Marcuse. Este llevó a cabo una denuncia de la
deshumanización provocada por el sistema político del comunismo soviético y del
capitalismo de la civilización industrial avanzada de Occidente. Mantuvo de Hegel y
Marx la dialéctica y una visión utópica en el cual los agentes revolucionarios serán
los sectores no adscritos al sistema productivo.

Otras posiciones políticas que se analizan en este libro son las siguientes:

Realismo político. En la Antigüedad, los primeros en formular una perspectiva objetiva


en torno al poder en el Estado fueron los sofistas y, en especial, Trasímaco. La justicia
es el derecho del más fuerte y los débiles se someten como ovejas, las cuales suelen
ser trasquiladas y engullidas por el gobernante. Más tarde, Aristóteles escribe la
Política y funda un punto de vista realista. Sus observaciones acerca de las diversas
Constituciones de su tiempo lo hacen emitir juicios sobre ellas. Igualmente, valora los
regímenes en los que predomina la monarquía, la aristocracia y la República en la
que clase media constituye la fortaleza de la estructura de la sociedad. Por otro lado,
critica los sistemas en los que impera la tiranía, la oligarquía y la democracia
demagógica.

En el Renacimiento florentino surge un hito en la trinchera realista del análisis


político, a partir de Maquiavelo y sus obras El príncipe y Discursos sobre la segunda
década de Tito Livio. Es el primero en atreverse a decir sin evasiones cómo se han
comportado los hombres públicos con éxito, incluso aconsejando para ellos
recomendaciones que no necesariamente concuerdan con la moral y la religión. La
naturaleza humana resulta defectuosa y la concepción de un Estado no puede darse
desde un idealismo utópico. Hacerse temer (pero no odiar), escoger lo menos malo,

XV
emplear el arte de la manipulación y el engaño, recordar las audacias del pasado,
poseer buenas armas y ejército propio, suelen ser diversas prescripciones para los
gobernantes eficaces.

Contractualismo político. Movimiento político de los siglos XVII y XVIII, en la que se


da como axioma que el nacimiento de la sociedad y del Estado reside en un contrato
originario. Se parte de un estado de naturaleza previo y de cómo pudo haber sido ese
pasado remoto. Una vez consensuado ese acuerdo entre los componentes sociales, se
estipularán sus leyes y las potestades que le entregarán a los gobernantes. A pesar de
que no hay una uniformidad en las propuestas entre los diversos autores, el alcance
de sus escritos configuró los Estados nacionales contemporáneos.

En esta tendencia resalta el inglés Thomas Hobbes en sus escritos Sobre el ciudadano y
Leviatán. En ellos presenta un punto de vista absolutista del Estado, en el que este
controla las instituciones judiciales, militares, civiles y eclesiásticas. A partir de un
convenio en el que los ciudadanos le otorgan mucho poder al monarca, él los protege
de su naturaleza destructiva y tomará las medidas atemorizantes para instaurar la
paz y el bienestar material.

En una línea distinta aparece después su compatriota John Locke y su ensayo Segundo
tratado sobre el gobierno civil. Más bien le resta supremacía a la autoridad presidencial
y se la asigna al cuerpo legislativo las principales facultades. En el parlamento se
manifiesta la soberanía popular y se realizan las leyes que deben acatar tanto el jefe
supremo o rey y el pueblo. Los ciudadanos, originalmente, realizaron un contrato con
estos órganos gubernamentales, a fin de que ambos se comprometieran a proteger
sus vidas, libertad y propiedad privada.

La separación de poderes entre el órgano ejecutivo y legislativo fue crucial para la


teoría del francés Montesquieu en su obra Del espíritu de las leyes. En su concepción
las leyes son lo fundamental para el Estado y significan la pauta para la libertad
política y evitar la corrupción. El poder ejecutivo (rey, ministros y embajadores),
legislativo (parlamento que crea las leyes) y judicial (jueces de los tribunales) no
deben concentrarse en las mismas manos, sino que se contrapesan o armonizan.

El último importante autor contractualista fue el también francés Jean-Jacques


Rousseau en su estudio El contrato social. Resalta la idea de que la libertad y la
igualdad del estado de naturaleza se mantienen con más beneficios por medio de un

XVI
contrato social. Aquí se instituye un Estado regido por la Voluntad General
(búsqueda del bien común) por parte del cuerpo colectivo. La soberanía recae en este
y no debe confundirse con el gobierno, el cual siempre pretenderá abusar de su
puesto.

Los aspectos pedagógicos que se emplean en esta publicación pretenden ser variados,
porque está dirigida a diversos lectores y, sobre todo, para los que estudian a
distancia. No obstante, tal material sirve para todo aquel que quiera dotarse de una
cultura humanística y resulta vital para la formación científica.

Vale la pena mencionar al pensador español José Ortega y Gasset en su libro La


rebelión de las masas de 1929, quien critica en su tiempo “la barbarie del especialismo”:
una condición frecuente en quienes conocen su campo específico de conocimiento,
pero que ignoran profundamente el resto de los saberes. Las Humanidades vienen a
llenar, precisamente, ese vacío para muchas profesiones a fin de que puedan repensar
la vida humana desde distintas aristas filosóficas.

Esta unidad didáctica se denomina Ética y Política y se desgranó a partir de un libro


más extenso, el cual se llama Fuentes éticas y políticas de la filosofía occidental: Grecia y la
modernidad, del 2013, editado por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia
(EUNED). La presente versión intenta simplificar hasta donde fuera pertinente el
anterior escrito y proporcionar más refuerzos pedagógicos a los estudiantes.

En las siguientes páginas se encontrará una división de contenidos en diversos


capítulos y la exposición de las teorías sobre pensadores sobresalientes de la cultura
occidental. Sin embargo, a veces se recurre a podar partes valiosas por las
limitaciones del espacio y porque su uso está destinado para algunos a un curso
durante algunas semanas.

Se acompañan con mediaciones que corresponden con objetivos de aprendizaje


(general y específicos), sumario, conceptos claves, una introducción capitular,
epígrafes, los contenidos teóricos, cuadros o esquemas sinópticos, resúmenes,
ejercicios de autoevaluación donde se comentan textos y un glosario. Por otra parte,
se incorporan códigos QR, en los que se podrán encontrar más prácticas para un
mejor aprovechamiento.

Roberto Cañas

XVII
Carta al estudiante

Estimado estudiante:

El Programa de Humanidades, adscrito a la Escuela de Ciencias Sociales y


Humanidades de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), le brinda un cordial
saludo. El material didáctico que usted tiene en sus manos constituye la base de la
entrega de la docencia de la asignatura Ética y Política, código 05441, la cual forma
parte esencial de la oferta académica de la Cátedra de Filosofía. Se propone como
alternativa que puede matricular la población estudiantil de primer ingreso en el área
modular denominada “Filosofía y pensamiento científico”, ubicada en el nivel
académico de diplomado.

La obra Ética y Política ha sido preparada, en particular, como un material de trabajo


para el Programa de Humanidades. El Programa constituye una propuesta
académica, cuyo eje es el estudio del ser humano en su contexto. Como tal, se vincula
con la misión institucional, promoviendo la comprensión de la problemática
contemporánea, la autorregulación y el autocrecimiento de su población estudiantil.
Es nuestro interés que su lectura y las actividades de mediación que le acompañan
en cada uno de los capítulos colaboren con la adquisición de un aprendizaje
significativo para quienes se incorporen a esa ruta del conocimiento.

La asignatura Ética y Política estudia los grandes temas de la filosofía moral y el


pensamiento político del mundo occidental. De este modo, se persigue que los
estudiantes reconozcan las propuestas más significativas de la filosofía moral y
política que se han vertebrado durante la Antigüedad griega, el Renacimiento, la
Ilustración y la época contemporánea, a fin de re-pensar y re-valorar temas
humanísticos aún vigentes. La asignatura se orienta a despertar el interés de la
población estudiantil por una “cultura general”, con la que puedan enfrentar de

XVIII
manera más amplia los desafíos y problemáticas axiológicas y políticas
contemporáneas.

El objetivo primordial de la asignatura, reflejado en esta obra académica, es el análisis


de las principales teorías y propuestas más significativas de la filosofía moral y
política occidentales de los tiempos antiguos, modernos y contemporáneos en sus
fuentes éticas y políticas.

Una aspiración legítima que se busca, en esa dirección, es relacionar aspectos de


orden teórico y metodológico, presentes en este texto, por medio del estudio de
diversos autores y escuelas de pensamiento, con la realidad contemporánea y, de ser
posible, con el entorno local y regional en las que nos encontramos insertos.

La obra Ética y Política es el resultado de un concienzudo y sistemático estudio


llevado a cabo por el autor Roberto Cañas Quirós, investigador y docente Catedrático
de la Universidad Estatal a Distancia (EUNED) y de la Universidad de Costa Rica
(UCR). Filósofo de profesión, el académico Cañas Quirós forma parte del plantel
docente de la Cátedra de Filosofía de la Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades
de la UNED, por lo que acumula una vasta experiencia en los procesos de enseñanza-
aprendizaje bajo el modelo de educación superior pública a distancia en Costa Rica.

Lo anterior constituye una fortaleza que estamos seguros de que será bien
aprovechada en el abordaje que se haga de los materiales didácticos que usted
encontrará más adelante.

El texto que usted se dispone a analizar está compuesto de dos grandes secciones.
Cada una de ellas, a su vez, se divide en una serie de capítulos, con un conjunto de
elementos que buscan brindar apoyo, de distinta naturaleza, en la aventura que
significa incursionar en el modelo de estudio a distancia.

Entre los insumos que usted encontrará a lo largo del texto destacan los objetivos de
aprendizaje, actividades, conceptos claves, enlaces web, preguntas generadoras,
herramientas de mediación y ejercicios de autoevaluación, entre otros, diseñados con
la idea de que usted se familiarice con la atmósfera que le brindará la formación
académica por parte de la UNED, tanto dentro del Programa de Humanidades como
en la formación profesional que usted ha elegido para especializarse.

XIX
La primera parte de esta obra se dedica al estudio de los inicios de la filosofía, en una
época donde el mito constituía un elemento esencial como factor explicativo de la
realidad. Ligado a ello, se analizan las primeras críticas hacia el mito, la ruptura entre
este y el “lógos” y la trascendencia que tales cuestiones tenían para el pensamiento
en la Grecia antigua. Se presenta aquí un interés por determinar las causas del
filosofar, así como una revisión de las figuras que representaron a la denominada
filosofía presofística.

No están ausentes las exploraciones a pensadores clásicos como Sócrates, Platón o


Diógenes; o bien a movimientos como el sofista o el Hedonismo. En este escenario, el
elemento articulador del eje ética y política lo constituye, desde el punto de vista
espacial, la Grecia antigua.

Una segunda sección capitular se enfoca en el análisis de un conjunto de figuras y


corrientes que incluyen a pensadores que han dado contribuciones vitales para el
desarrollo de ideas modernas como Maquiavelo, Locke, Rousseau, Montesquieu o
Kant. Destacan asuntos relativos a la naturaleza, el Estado, la división de poderes, el
pensamiento político, la ética y el racionalismo, entre otros temas que se abordan, en
procura de dar luz a la construcción del pensamiento que ha tenido incidencia hasta
nuestros días.

Es nuestro interés que esta obra del destacado autor costarricense Roberto Cañas
Quirós le acerque de forma clara y precisa, aunque compleja, (no está de más decirlo),
a este recorrido histórico de la ética y la política, que nace con la antigua Grecia y se
adentra hasta el pensamiento contemporáneo. Estamos seguros que su estudio
brindará una serie de insumos que permitirán una mejor comprensión del
pensamiento humano y de las rupturas y continuidades que ha experimentado a lo
largo del tiempo, hasta nuestras sociedades actuales.

Rafael A. Méndez Alfaro


Coordinador
Programa de Humanidades

XX
Iconos utilizados en esta unidad didáctica

Para acompañar su recorrido por este material se brindan iconos que

podrían facilitar la comprensión del mismo.

Objetivos

Se exponen los objetivos principales y

específicos de cada capítulo

Ejercicios de autoevalución

Ejerciciós pedagógicos abordados sobre la

gama de temas con el fin de rascenderlos de la


teoría a la práctica.

Se facilita verificar la compresión de los tópicos


analizados a lo largo del capítulo

Actividad virtual

Se refiere a realizar alguna búsqueda en internet

¡Atención!

Se utiliza para enfatizar sobre conceptos

Relevantes

XXI
¿Sabe qué es Promade? ¿Quiere colaborar en la
mejora de este material didáctico?
El libro que está en sus manos fue especialmente diseñado para usted. Un equipo
multidisciplinario de profesionales veló por su calidad académica, gracias a un
riguroso proceso de revisiones y una mediación didáctica apropiada, de acuerdo con
las necesidades propias de una persona que estudia en el sistema de educación a
distancia.

En el Programa de Producción de Material Didáctico Escrito (Promade) se elaboran


los materiales escritos que las asignaturas de la UNED requieren. Desde la fundación
de la Universidad, en 1977, este departamento ha sido el eje de la producción de
aquellos materiales que son el principal objeto de consumo didáctico de nuestros
estudiantes, lo cual nos compromete a una producción intensa y permanente. Estas
obras han llegado a constituir un acervo nacional e internacional: se utilizan con gran
éxito en la UNED y también en diferentes instituciones educativas públicas y
privadas de nivel superior y medio del país, así como fuera de Costa Rica. Usted
puede contribuir con el mejoramiento de los materiales que producimos, enviando
sus observaciones y comentarios sobre la unidad didáctica al correo
infopromade@uned.ac.cr. Recuerde incluir el nombre del material y del autor o
autores. Y si el libro le gustó, también cuéntenos... ¡Nos encantaría conocer su
experiencia!

<https://www.uned.ac.cr/dpmd/promade/>

XXII
Indice

Dedicatoria ...........................................................¡Error! Marcador no definido.


Agradecimientos ............................................................................................ VIII
Prólogo ............................................................................................................. IX
Carta al estudiante ....................................................................................... XVIII
Iconos utilizados en esta unidad didáctica ..................................................... XXI
Índice de figuras ......................................................................................... XXVIII
Índice de cuadros ……………………………………………………………………………………..XXXIII
Primera Parte ......................................................................................................
Grecia Antigua.....................................................................................................
Capítulo I .............................................................................................................
El origen de la filosofía ........................................................................................
I. LOS COMIENZOS DE LA FILOSOFÍA ..............................................................
II. EL MITO Y SU PASO AL LÓGOS ....................................................................
III. REPRESENTANTES DE LA FILOSOFÍA COSMOLÓGICA ..............................
IV. CAUSAS PSICOLÓGICAS DEL FILOSOFAR .................................................
Capítulo II ............................................................................................................
El nacimiento de la filosofía humanista: .............................................................
los sofistas y Sócrates..........................................................................................
I. EL MOVIMIENTO SOFISTA: EL GIRO DE LA FILOSOFÍA DESDE
EL COSMOS HASTA EL SER HUMANO..................................................................
II. PROTÁGORAS. EL RELATIVISMO ÉTICO-POLÍTICO .......................................
III. GORGIAS. EL PODER DE LA RETÓRICA .....................................................
IV. PRÓDICO. EL PRIMER ATEÍSMO FILOSÓFICO ..........................................
V. TRASÍMACO. REALISMO POLÍTICO ..............................................................
VI. ALCIDAMANTE. LA REPROBACIÓN HACIA LA ESCLAVITUD .....................
Capítulo III ...........................................................................................................
La filosofía ética y política de Platón ...................................................................
I. VIDA Y OBRAS ..............................................................................................
II. EL ESTADO PLATÓNICO Y LA NATURALEZA DE LA JUSTICIA ........................
III. EL COMUNISMO PLATÓNICO ..................................................................

XXIII
Capítulo IV ...........................................................................................................
Ética y filosofía política en Aristóteles.................................................................
I. VIDA Y OBRAS ..............................................................................................
II. LA ÉTICA COMO FLORECIMIENTO DEL CARÁCTER Y DEL INTELECTO ..............
A. El propósito práctico de la ética......................................................................
B. La “felicidad” como el fin de la vida humana ..................................................
C. Las virtudes éticas ...........................................................................................
D. Las virtudes intelectuales ...............................................................................
Capítulo V ............................................................................................................
Las concepciones de la ética durante el período Helenístico .............................
I. HEDONISMO ...............................................................................................
II. EPICUREÍSMO ..............................................................................................
III. CINISMO ..................................................................................................
IV. ESTOICISMO ............................................................................................
Segunda Parte .....................................................................................................
Del Renacimiento a la Ilustración ........................................................................
Capítulo VI ...........................................................................................................
Maquiavelo y el realismo político .......................................................................
I. VIDA Y OBRAS REPRESENTATIVAS ...............................................................
II. HUMANISMO CÍVICO-HISTORICISTA ...........................................................
III. LA REALIDAD DE LO HUMANO ANTE EL PODER ......................................
IV. LA VIRTUD Y LA FORTUNA .......................................................................
Capítulo VII ..........................................................................................................
Pensamiento político utópico .............................................................................
I. CONCEPTO DE UTOPÍA ................................................................................
II. LA UTOPÍA COMO “HUMANISMO CRISTIANO” EN TOMAS MORO .............
III. EL SOCIALISMO UTÓPICO........................................................................
IV. CRÍTICA CONTRA LAS UTOPÍAS ...............................................................
V. REIVINDICACIÓN DE LOS IDEALES DE LAS UTOPÍAS ....................................

XXIV
Capítulo VIII .........................................................................................................
Pensamiento político liberal inglés: ....................................................................
Hobbes y Locke ...................................................................................................
I. Thomas Hobbes ..........................................................................................
II. LOCKE Y LA TEORÍA DEL ESTADO LIBERAL ...............................................
A. El estado de naturaleza ...............................................................................
B. El “contrato” que origina el gobierno civil ..................................................
C. La distinción entre los poderes ...................................................................
D. Derecho de insurrección .............................................................................
Capítulo IX ...........................................................................................................
El pensamiento político de ..................................................................................
Montesquieu, Rousseau y Kant ...........................................................................
I. MONTESQUIEU. EL EQUILIBRIO DE LOS TRES PODERES .............................
II. ROUSSEAU. SOCIEDAD CORRUPTA Y SOLUCIONES POLÍTICAS....................
A. Crítica contra la civilización .........................................................................
B. El contrato social y la Voluntad General ....................................................
C. La soberanía ................................................................................................
D. La ley y el legislador ....................................................................................
E. El gobierno como sospechoso de atentar siempre
contra la soberanía .............................................................................................
III. KANT. LA ÉTICA DEL DEBER ABSOLUTO ..................................................
A. La ley moral del imperativo categórico .......................................................
B. La formulación del imperativo categórico ..................................................
C. Elevación de lo moral ..................................................................................
D. ¿Es ético mentir por amor a la humanidad? ...............................................
Tercera Parte ......................................................................................................
Siglo XIX ...............................................................................................................
Capítulo X ............................................................................................................
La filosofía política de Marx ................................................................................
I. CRÍTICA DE MARX A HEGEL .........................................................................

XXV
II. MATERIALISMO HISTÓRICO ........................................................................
III. LUCHA DE CLASES SOCIALES ...................................................................
IV. ADVENIMIENTO DEL COMUNISMO.........................................................
Capítulo XI ...........................................................................................................
La filosofía del superhombre de Nietzsche .........................................................
I. LA MUERTE DE DIOS Y EL SUPERHOMBRE ..................................................
II. LA TRANSMUTACIÓN DE TODOS LOS VALORES ..........................................
Cuarta Parte ........................................................................................................
Capítulo XII ..........................................................................................................
Sigmund Freud: el problema de la moral ............................................................
I. EL INCONSCIENTE Y SU EMERSIÓN EN LOS SUEÑOS...................................
II. LA LÍBIDO.....................................................................................................
III. “ELLO”-“YO”-“SUPERYÓ”.........................................................................
IV. GÉNESIS DE LA CONCIENCIA MORAL ......................................................
V. EL MALESTAR EN LA CULTURA ....................................................................
Capítulo XIII .........................................................................................................
La ética de los valores de Max Scheler ................................................................
I. CRÍTICA CONTRA LA MORAL KANTIANA......................................................
II. LOS VALORES Y SUS CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES .........................
III. LA SIMPATÍA Y EL AMOR .........................................................................
Capítulo XIV .........................................................................................................
El existencialismo ................................................................................................
I. CARACTERÍSTICAS COMUNES .....................................................................
II. JEAN-PAUL SARTRE: EL COMPROMISO CON LA LIBERTAD ..........................
Capítulo XV ..........................................................................................................
La Escuela de Frankfurt .......................................................................................
I. DESARROLLO Y PROPÓSITOS DE LA ESCUELA DE FRANKFURT ....................
II. MARCUSE. CRÍTICA A LA CIVILIZACIÓN INDUSTRIAL AVANZADA
Y ALTERNATIVA DE CAMBIO................................................................................
Capítulo XVI .........................................................................................................
Filosofía y posmodernidad ..................................................................................
I. FUNDAMENTOS DEL PENSAMIENTO POSMODERNO.......................................

XXVI
A. Entorno político y cultural de la posmodernidad............................................
B. Características comunes de la posmodernidad ..............................................
III. LYOTARD. FUNDADOR DEL PENSAMIENTO POSMODERNO ....................
Referencias .........................................................................................................

XXVII
Índice de figuras

Capítulo I

Figura 1.1. Visión de conjunto del Mito y la Filosofía…………………………

Capítulo II
Figura 2.1. Protágoras y el relativismo………………………………………….

Figura 2.2. Giorgias. El poder de la Retórica……………………………………

Figura 2.3. Pródico. Ateísmo y dilema moral…………………………………..

Figura 2.4. Trasímaco. Realismo político……………………………………….

Figura 2.5. Alcidamente. Objeciones contra la esclavitud……………………

Figura 2.6. Sócrates. Filosofía moral……………………………………………

Capítulo III
Figura 3.1. El Estado justo y su manifestación en el alma……………………

Figura 3.2. El comunismo del Estado ideal…………………………………….

Capítulo IV
Figura 4.1. La ética: las virtudes del carácter y de la inteligencia……………

Figura 4.2. La política es una realización humana y natural…………………

Figura 4.3. Los regímenes políticos apropiados


y contraproducentes………
Figura 4.4. La estabilidad de un gobierno en el que domina la
clase media..
Capítulo V
Figura 5.1. El grato deleite sensorial de los cirenaicos………………………..

Figura 5.2. La serenidad del sabio epicúreo y su prudencia respecto


a los placeres
Figura 5.3. Antístenes. La virtud como fin de la vida
y aborrecimiento
de los placeres ……………………………………………………………………
Figura 5.4. Diógenes. Filosofía cínica y corrosión hacia
las convenciones…..

XXVIII
Figura 5.5. Zenón y el estoicismo……………………………………………….

Capítulo VI
Figura 6.1. El humanismo cívico y la historia son vitales
para la política…..
Figura 6.2. Una perspectiva realista de lo humano y la política…………….

Figura 6.3. El éxito basado en la convergencia entre la virtud


y la fortuna…
Capítulo VII
Figura 7.1. Aspectos de la utopía……………………………………………….

Figura 7.2. Pensamiento político utópico de Tomás Moro…………………..

Figura 7.3. Saint-Simon y Fourier. La superación histórica


del socialismo…
Figura 7.4. Puntos débiles sobre las utopías……………………………………

Figura 7.5. La trascendencia de recuperar la utopía………………………….

Capítulo VIII
Figura 8.1. Hobbes. Estado de naturaleza y rapacidad humana…………….

Figura 8.2. Hobbes. Necesidad de convenir en leyes


cuyo eje es la paz……
Figura 8.3. Hobbes. La mejor opción para la paz
y prosperidad: el Estado-Leviatán …………………………………………….
Figura 8.4. John Locke. El estado de naturaleza relativamente
razonable y seguro ………………………………………………………………
Figura 8.5. Locke. Independencia y separación de los Poderes
Políticos
Figura 8.6. Locke. Causas que justifican el derecho de
desobediencia y alzamiento civil
………………………………………………………………….
Capítulo XIX
Figura 9.1. Montesquieu. La naturaleza de las leyes………………………….

Figura 9.2. Montesquieu. El freno al despotismo con equilibrio


de los tres poderes ……………………………………………………………….
Figura 9.3. Rousseau. Contrato Social, Voluntad General
y Soberanía……..

XXIX
Figura 9.4. Rosseau. Pretensiones para la ley y el legislador…………………

Figura 9.5. Rousseau. Diferencia entre la Soberanía y el Gobierno…………

Figura 9.6. Kant. La facultad de la razón y su capacidad


científica y ética….
Figura 9.7. La ética del Deber sin pretextos……………………………………

Figura 9.8. Kant. No existe el derecho moral a mentir por


un propósito Noble
……………………………………………………………………………..
Capítulo X

Figura 10.1. Filosofía idealista de Hegel……………………………………….

Figura 10.2. El materialismo histórico …………………………………………

Figura 10.3. Dialéctica en cuanto a las brechas sociales a lo largo


de los tiempos …………………………………………………………………….
Figura 10.4. Advenimiento del comunismo …………………………………..

Capítulo XI

Figura 11.1. La muerte de Dios y el Superhombre ……………………………

Figura 11.2. Transmutación de todos los vslores y Nietzshe ………………..

Capítulo XII

Figura 12.1. Explicación de las raíces ocultas de los sueños …………………

Figura 12.2. La líbido y sus manifestaciones a lo largo de la vida …………..

Figura 12.3. Segunda tópica del psiquismo ……………………………………

Figura 12.4. Conciencia moral ………………………………………………….

Figura 12.5. El malestar en la cultura de Freud ………………………………

Capítulo XIII

Figura 13.1. Crítica a la ética de Kant por Scheler …………………………….

XXX
Figura 13.2. Tabla axiológica para explicar a Scheler ………………………..

Figura 13.3. Las manifestaciones de la simpatía y el amor


según Scheler …

Capítulo XIV

Figura 14.1. Propuestas sartrianas que se fundamentan


en la libertad ineludible………………………………………………………….
Capítulo XV

Figura 15.1. Síntesis de las concepciones de Marcuse ……………………….

Capítulo XVI

Figura 16.1. Cuadro sinóptico sobre el pensamiento


de Lyotard ……………………………………………………………..

XXXI
Indice de cuadros

Capítulo I

Cuadro 1.1. Pricipales filósofos de los siglos VI y V a. E.C. ..

Capítulo II

Cuadro 2.1. Paralelo entre el individuo, el estado y las


Virtudes …………………………………………………………..

XXXII
Primera Parte

Grecia Antigua
2
Capítulo I

El origen de la filosofía

3
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general

Analizar las propuestas que fundamentaron el origen de la filosofía griega antigua.

Objetivos específicos

1. Comprender los rasgos universales de los mitos.

2. Explicar las características presentes en la filosofía griega antigua en su


distanciamiento con respecto al mito.

3. Conocer el pensamiento de los principales exponentes de la filosofía griega


antigua.

4. Describir las causas psicológicas del origen de la filosofía griega.

4
Sumario

• Los comienzos de la filosofía


• El mito y su paso al lógos
• Rasgos universales de los mitos
• Los mitos en la Grecia Antigua y sus primeras críticas
• Representantes de la filosofía cosmológica
• Causas psicológicas del filosofar

Conceptos clave

• Filosofía
• Mito
• Principio/Arché
• Lógos
• Cosmogonía
• Antropogonía
• Politeísmo
• Naturaleza/Phýsis
• Antropoformismo

5
En el siguiente apartado se encontrará cuáles fueron los comienzos de la Filosofía a
partir de Tales, Anaximandro y Anaxímenes. Se conocerán sus soluciones para
dilucidar el problema: ¿de qué está hecho el cosmos?

También veremos los diversos aspectos que caraterizan el mito como el modo más
ancestral de interpretación del mundo. Se notará que estos relatos manifiestan rasgos
comunes en todos los pueblos. Los filósofos son los primeros en formularles críticas
a las narraciones religiosas afincadas en las creencias y en su lugar emplean el
razonamiento (lógos) como instrumento de interpretación.

En este sentido, se apreciará una lista de los iniciales pensadores griegos, que se
ubican en diversas ciudades-Estado y que representan escuelas que difunden
corrientes filosóficas. Cada una planteó uno o varios “principios” (que después se
llamarán causas, elementos, substancias), para explicar la composición (de qué está
hecho) el universo. En Jonia están los que postulan una sola substancia como Tales,
Anaximandro, Anaxímenes y Heráclito; en el sur de Italia se localiza a los
matemáticos Pitágoras y los pitagóricos; en Elea los metafísicos Parménides, Zenón
y Meliso; y los filósofos que proponen múliples principios en los casos de
Anaxágoras, Empédocles, Leucipo y Demócrito.

Finalmente, se revisará cuál fue la motivación intelectual que provocó esparcir la


reflexión filosófica. En esta dirección, el ocio reflexivo y el asombro constituyen en
los incipientes autores del filosofar la raíz de la cual germinarán teorías para clarificar
la naturaleza de las cosas.

“Hermoso y divino, ten por seguro, es el impulso que te lleva a razonar” (Platón,
Parménides 135d).

“Todos los hombres desean por naturaleza saber”. (Aristóteles, Metafísica 980a).

6
I. LOS COMIENZOS DE LA FILOSOFÍA

Los términos “filosofía” y “filósofo” se anuncian, por primera vez, con Pitágoras de
Samos (580–500 a. E. C.). Provienen de las palabras phílos, amado, querido, amante;
y sophía, sabiduría, ciencia, habildad, agudeza. La filosofía se identifica con un modo
de vida teórico, consagrado a alcanzar el conocimiento y reflexionando sobre las
maravillas del universo.

Hay una referencia que describe la conversación que sostuvieron Pitágoras y León,
gobernante de Fliunte, en el sur de Italia. En esta interlocución se distinguen tres
propósitos fundamentales de la existencia humana:

“León, admirando el talento y la elocuencia de Pitágoras, le preguntó sobre su arte, a


lo que éste respondió que no era maestro de arte alguno, sino un filósofo. León
desconocía esta palabra, por lo que Pitágoras para aclarar su significado se valió de
un símil que se ha tornado célebre. La vida, dijo, es como una reunión de personas
en los juegos olímpicos, a los cuales le gente asiste por tres motivos: para competir
por la gloria de una corona, para comprar y vender, o simplemente como
espectadores. Así llegamos a la vida, unos para servir a la fama, y otros al dinero,
pero la mejor elección es la de aquellos pocos que consumen su tiempo en la
contemplación de la naturaleza, como amantes de la sabiduría, es decir, como
filósofos” (Cicerón, Cuestiones Tusculanas V, 3, 8).

La alborada de la filosofía griega antigua acaeció. Sin embargo, antes de la aparición


del vocablo, en las colonias orientales de Asia Menor en Jonia, hacia el siglo VI a. C.
Los primeros exponentes de la filosofía occidental fueron originarios de zonas
costeras e islas. Las regiones jónicas se convirtieron en los focos de esa producción
intelectual, iniciando con la ciudad de Mileto. En este marco, ubicamos a sus primeros
exponentes: Tales (624–546 a. E. C.), Anaximandro (611–546 a. E. C.) y Anaxímenes
(586–525 a. E. C.). Ellos rompen con las versiones explicativas del mundo por parte
del politeísmo imperante. En su lugar, se interesaron por estudiar la “naturaleza”, de
qué estaba hecha y de dónde procedía todo lo existente. Su indagación versaba sobre
cuál era el “principio” (arché) de todas las cosas. Cada uno señaló, mediante
argumentos racionales, un elemento de tipo material del cual surgió el universo. La
temática cosmológica va a ser la predominante en los inicios del filosofar.

7
Tales, el introductor de la filosofía, dijo que el “Agua” constituía ese principio,
posiblemente porque observó que el alimento de todos los organismos permanece
húmedo; Anaxímenes que es el “Aire” por ser el principio de vida por medio de la
respiración; y Anaximandro lo “Infinito”, al estimar en ese concepto rasgos de la
divinidad. Ellos presumieron que el mundo aflora a partir de una unidad originaria
y esa sustancia única continúa siendo la base permanente de todos los seres. Los
cambios y sus diversas manifestaciones se deben a esa materia primaria y no a
agentes personales-divinos que operan alrededor de modo caprichoso.

II. EL MITO Y SU PASO AL LÓGOS

La palabra griega “mito” (mỹtos) cuenta con diversos significados: palabra, discurso,
relato, noticia, conversación, reflexión, proyecto, rumor, invención y cuento. Para las
diversas culturas sus narraciones representan revelaciones divinas y, por tanto,
significan historias verdaderas y sagradas.

El mito es un episodio oral o escrito, forjado por personajes excepcionales o


inspirados, de gran prestigio social y poseedores de un conocimiento privilegiado,
como profetas, videntes y poetas. Su función consiste en relatar y “revivir” mediante
rituales, acontecimientos ocurridos en los “comienzos”, en un “tiempo originario”
que fue mejor: “paraísos perdidos”, “hombres de la edad de oro”, seres superiores en
virtudes, salud y longevidad, mientras que los actuales son su “caída” o
“degeneración”. Ese realce de épocas anteriores se remonta a que semidioses o
individuos especiales como héroes, santos, magos, curanderos y salvadores,
realizaron acciones extraordinarias, constituyendo los modelos por imitar en todas
las dimensiones de la vida.

No hay hecho alguno que escape de ser irradiado por los mitos: la génesis del
universo (mitos cosmogónicos), el origen del ser humano (mitos antropogónicos), las
raíces de las cosas (mitos etiológicos), de su destino futuro (mitos escatológicos o de
renovación) y sobre todas las actividades significativas como el trabajo, la
alimentación, el arte y la moral.

8
Los poetas griegos antiguos fueron quienes difundieron los mitos y las creencias
religiosas, por lo que se los laureó como los más grandes educadores. De estos el que
recibió mayúscula aclamación fue Homero (siglo VIII a. E. C.), el probable autor de
la Ilíada y la Odisea. Considerado el mayor formador de Grecia desde los ámbitos
religioso, moral y literario. Son narraciones llenas de imaginaciones cautivadoras,
con protagonistas que sobresalen como héroes y que versan sobre guerras y
aventuras de viajes. Su obra ejerce mucha inflencia sobre toda la cultura griega.
Podría considerarse que en estas composiciones poéticas se halla en germen algunas
características que aparecerán después en la filosofía. Su genealogía de los dioses
sugiere principios cosmológicos y las acciones de sus personajes manifiestan un
sentido de la excelencia (ética). Empero, estos mitos homéricos no se apartan de las
creencias para explicar el porqué de las cosas, como las arbitrariedades de los dioses
o la contundencia del Destino (una especie de ley eterna que se impone
absolutamente a todos).

Otro poeta celebrado fue Hesíodo, quien compuso la obra titulada Teogonía, que versa
sobre la descendencia de los dioses. Su narración cosmogónica la plasma como fruto
de la revelación:

“En primer lugar existió, realmente, el Caos. Luego Gea, de ancho pecho, morada
siempre perenne y segura de todos los inmortales que habitan las cumbres del
nevado Olimpo; el tenebroso Tártaro, en lo más profundo de la esoaciosa tierra; y
Eros, el más bello entre los dioses inmortales, que libra de preocupaciones a todas las
deidades y a todos los hombres su inteligencia y prudente decisión somete” (Teogonía
116).

Los mitos, sin embargo, se toparon con objeciones. El primer autor en criticarlos fue
el poeta y filósofo Jenófanes (570-480 a. E. C.). Lanza su ataque contra las narraciones
antropomórficas (dioses con formas y características humanas):

“Los hombres suponen que los dioses nacen, y tienen vestidos y voz y forma como
ellos” (fr. 14 DK).

“Los etíopes imaginan a sus dioses negros y con nariz chata. Los tracios, con ojos
azules y pelirrojos” (fr. 16 DK).

9
“Pero si los bueyes, los caballos y los leones tuvieran manos, y pudiesen pintar y
representar obras como los hombres, los caballos pintarían a los dioses con forma de
caballo y los leones como leones, haciendo que los cuerpos de los dioses se pareciesen
a sus formas propias” (fr. 15 DK).

Con la filosofía acontece el uso de la razón, la lógica y el pensamiento conceptual


(lógos), que supera como modo de interpretar las cosas, a los mitos, creencias, fe e
imaginación emotiva. En lugar de explicar los sucesos naturales y psicológicos
apelando a la intervención de dioses o semidioses, los primeros filósofos argumentan
sobre causas naturales, principios o elementos que están presentes en todos los seres
existentes.

III. REPRESENTANTES DE LA FILOSOFÍA COSMOLÓGICA

Los exponentes destacados de la aurora de la filosofía cosmológica y sus propuestas


sobre el “principio” de todas las cosas, se agrupan en monistas y pluralistas:

Monistas. Escuelas que establecen un solo principio o elemento

1. Los jónicos. Abogan por una sola substancia. Tales plantea como elemento el
Agua; Anaximandro lo Infinito; Anaxímenes el Aire; y Heráclito el Fuego.

2. Los itálicos. Pitágoras y los pitagóricos, quienes establecen el Número, de cuyas


relaciones armoniosas se conforma el universo.

3. Los eleáticos. Zenón, Parménides y Meliso, quienes subrayan la vía verdadera del
Ser único, eterno e inmóvil, siendo las cosas corpóreas simples apariencias. Niegan
el movimiento de las cosas, la credibilidad de los sentidos y la multiplicidad de los
seres (la vía falsa de la opinión).

10
Escuelas pluralistas. Filosofías que sustentan una diversidad de elementos

1. Teoría de los cuatro elementos. Empédocles de Agrigento, que expone la


propuesta de cuatro raíces (tierra, agua, aire y fuego), unidas y desunidas,
respectivamente, por los dioses el Amor y la Discordia.

2. Teoría panespermina. De pân, todo; y spérma, semilla. Anaxágoras de Clazomene,


que concibe a las semillas (partículas infinitamente divisibles que componen todo lo
existente y que la Mente divina las ordena).

3. Atomismo. Leucipo de Elea y Demócrito de Abdera, que sustentan la teoría de los


átomos, concebidos como partículas indivisibles, microscópicas e infinitas en formas,
que se mueven en el vacío infinito.

En torno a estos primeros filósofos cosmológicos y sus propuestas puede verse el


siguiente cuadro. Este abarca un período de dos siglos y se designa el nombre del
autor, su ciudad-Estado de nacimiento, el principio o principios que establecen, su
escuela y si se enmarcan como monistas o pluralistas:

Cuadro 1.1.
Principales filósofos de los siglos VI y V a. E. C.

Filósofos Polis de origen Principios Escuela Monistas Pluralistas

Tales Mileto Agua Jónica o Milesia X

Anaxímenes Mileto Aire Jónica o Milesia X

Anaximandro Mileto Infinito Jónica o Milesia X

Heráclito Éfeso Fuego/Lógos Jónica o Milesia X

Pitágoras Samos Números Itálica X

Parménides Elea Ser Eleata o Itálica X

Zenón Elea Ser Eleata o Itálica X

Meliso Samos Ser Eleata o Itálica X

Anaxágoras Clazomene Semillas/Noûs Eleata o Itálica X X


Empédocles Agrigento 4 Raíces Siciliana o Itálica X X
(Tierra, Agua, Aire y Fuego) unidos por el Amor
y separados por la Discordia)
11
Leucipo Mileto o Elea Átomos/Vacío Atomista X X

Demócrito Abdera Átomos/Vacío Atomista X X

Fuente: Belitz et al., 2009

IV. CAUSAS PSICOLÓGICAS DEL FILOSOFAR

Los primeros filósofos griegos disfrutaron del “ocio reflexivo”. Privilegio obtenido
gracias a la esclavitud, institución que permitía a los ciudadanos recrearse de tiempo
libre para sí mismos.

Además, la filosofía surge como una necesidad primordial de la mente humana.


Platón y Aristóteles remiten el origen de la filosofía al “asombro”. Maravillarse frente
a la naturaleza, preguntándose acerca del por qué existen los diversos cuerpos que
pueblan el universo y con ello salir de la ignorancia, fue lo que impulsó el nacimiento
de la filosofía. En sus inicios, la “admiración” condujo a la reflexión, investigando los
problemas más simples hasta llegar a los más complejos, intentando establecer un
“principio” de todas las cosas.

El asombro es una causa psicológica del filosofar, una disposición mental de los
primeros autores de los siglos VI y V a. E. C. Ellos indagaron acerca del problema de
la “naturaleza”, la “física” o la “realidad” (phýsis). Abarcan, en este sentido, el
“período naturalista”, donde el estudio preferente versa sobre el universo; gira en
torno a los principios que lo integran (cosmología) y su ordenación (cosmogonía). Sus
exponentes se llaman physiólogos, al estudiar la condición primaria de los seres.

La sección completa sobre el origen de la Filosofía se observará a continuación con


un esquema. En este puede notarse el ascendiente que se presenta en los mitos como
la forma más ancestral de explicación de todas las cosas. En la cultura griega antigua
Homero y Hesíodo son los dos grandes poetas que registraron los principales relatos.
Más tarde, los filósofos cosmológicos se desmarcaron de ellos, con nuevas propuestas
para esclarecer las causas de los fenómenos de la naturaleza:

12
13
Resumen
• La etimología de “filosofía”: phílos, amado; y sophía, sabiduría. Pitágoras acuña los
términos “filosofía” y “filósofo”, sugiriendo un tipo de vida contemplativa o teórica,
distinta de los que pretenden obtener fama y dinero.

• Los primeros filósofos griegos aparecen en la ciudad de Mileto en la región de Jonia


durante el siglo VI a. E. C. con Tales, quien defiende el Agua como principio;
Anaxímenes que establece el Aire; y Anaximando que aboga por lo Infinito.

• Para la sociedad en que los mitos están insertos se trata de historias que se asumen
de manera verdadera y sagrada.

• Los mitos tienen como protagonistas a los dioses, semidioses y héroes, quienes
protagonizaron los acontecimientos que explican los orígenes del universo
(cosmogónico), de cómo nacieron los dioses (teogónico), de cómo fueron creadas las
cosas (etiológico), del origen del ser humano (antropogónico), de sus actividades
significativas (moral) y de su destino último (escatológico).

• Homero y Hesíodo (siglos VIII a. E. C.) son los principales poetas educadores y
difusores de los mitos griegos. En ellos aparecen aspectos germinales que después
brotarán en la filosofía (cosmología y éica).

• Los mitos fueron criticados por primera vez por el poeta y filósofo Jenófanes, quien
atacó su antropomorfismo (características humanas en las divinidades).

• La filosofía da un salto del mito hacia el lógos. Significa que emplea la razón, la
lógica y el pensamiento conceptual, como modo de interpretar el mundo, dejando
atrás a las creencias, fe e imaginación emotiva.

Monismo filosófico:

• Jonia, siglo VI a. C. Primeros exponentes: Tales, Anaximandro y Anaxímenes


(Mileto); Heráclito (Éfeso). Rastreaban un “principio” material que explicara todas
las cosas (Tales el Agua, Anaximandro el Infinito, Anaxímenes el Aire, y Heráclito el
Fuego).

• Pitágoras y los pitagóricos establecen el Número como principio del cosmos.

14
• La Escuela de Elea (Parménides, Zenón y Meliso) postula el Ser único, eterno e
inmóvil como principio y las percepciones sensoriales como apariencias.

15
Pluralismo filosófico:

• Anaxágoras propone la teoría panespermina: las Semillas (infinitamente divisibles)


son los principios de las cosas, las cuales son ordenadas por una Mente divina.

• Empédocles establece cuatro raíces o elementos (Tierra, Agua, Aire y Fuego) unidos
por el Amor y separados por la Discordia.

• Leucipo y Demócrito intuyen como principios los átomos (indivisibles,


microscópicos, infinitos en formas) que se mueven en el Vacío (infinito) y conforman
todo lo existente.

• Los primeros filósofos manifestaron dos causas psicológicas en su filosofar:

1) Admiración o asombro (maravillarse frente a los fenómenos de la naturaleza).

2) Ocio activo (espacio creativo para filosofar más allá de la utilidad económica).

• Los iniciales exponentes de la filosofía se ubican entre los siglos VI y V a. E. C. y se


se denominan cosmólogos o physiólogos, porque indagaban acerca de la “naturaleza”,
la “física” o la “realidad” (phýsis).

16
Ejercicio de autoevaluación
Comentario de texto

Texto 1. El origen de la filosofía

“Que no se trata de un conocimiento productivo, es evidente ya por los que primero


filosofaron. Pues los hombres comienzan y comenzaron a filosofar movidos por la
admiración; al principio, admirados ante los fenómenos sorprendentes más comunes;
luego, avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios
de la Luna y los relativos al Sol y a las estrellas, y la generación del universo. Pero
quien se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia. Por eso también
el que ama los mitos (filómito) es también amante de la sabiduría (filósofo), pues el
contenido del mito se compone de elementos maravillosos. De suerte que, si
filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del
conocimiento, y no por alguna utilidad. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta
disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las
relativas al descanso y al ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos
por ninguna otra utilidad, sino que, así como llamamos hombre libre al que es para
sí mismo y no para otro, así consideramos a esta como el único conocimiento libre,
pues este solo es para sí mismo […] Es indigno del hombre no buscar el conocimiento
que le puede ser accesible” (Aristóteles, Metafísica 982b12).

1. ¿Cómo se relaciona según Aristóteles el mito con la filosofía?

2. ¿Por qué la filosofía antigua surge por encima de las necesidades económicas?

3. En este capítulo se ha afirmado que los mitos cumplen, entre sus funciones,
explicar, por medio de dioses y divinidades, el origen del universo y las cosas.

Lea el siguiente pasaje que narra una leyenda mexicana sobre el origen del Sol y la
Luna.

… en el principio solo había oscuridad en el mundo, y los dioses viejos


decidieron reunirse en la gran Tulan-Teotihuacán y celebrar un gran

17
consejo. Resolvieron que habría un torneo: uno de ellos se sacrificaría por
el bien común, arrojándose a las llamas para convertirse en la luz que
iluminaría el mundo, ante la promesa de gloria inmensa. Por un lado
asume el mortal reto el vanidoso Tekuksistekatl, quien tres veces corre
hacia la hoguera, solo para descubrir que le abandona el valor en el último
salto. Al no consumarse ningún sacrificio, la destrucción del cosmos
parecería inminente.

Surge entonces la figura de un improbable campeón: Nanawatzin, el


buboso (llagado), el menospreciado – aunque bajo su pecho latía un
corazón gallardo y no titubea en arrojarse al fuego –. Presa de la envidia y
ávido de gloria, Tekuksistekatl corre en pos de él, finalmente lanzándose
a la hoguera también. Tras unos días, ambos renacen como dos grandes
discos luminosos en el firmamento, aunque los dioses juzgan desigual el
valor mostrado por ambos y deciden castigar a Tekuksistekatl, partiéndole
la cara con una quijada de conejo a fin de atenuar su brillantez. Por esta
razón, en lugar de dos grandes luceros, tenemos el Sol y la Luna. La
segunda como un falso sol, capaz solo de reflejar, mas no emitir, luz
verdadera (Gayol, 2011, p. 196).

Compare esta narración con el siguiente pasaje de las explicaciones griegas sobre el
origen de los astros y los eclipses:

Los astros se generan como un círculo de fuego, separándose del fuego del
mundo, circundado cada uno por aire. Hay orificios, conductos en forma de
flautas, a través de los cuales se muestran los astros, por lo cual, cuando los
orificios son obstruidos, se producen los eclipses (12 A 11) HIPÓL., I 6, 4-5.

¿Cuáles diferencias y similitudes se encuentran en estos dos tipos de relatos?

18
Respuestas del ejercicio 1.
1. Aunque el mito envuelve mayor antigüedad y se fundamenta en la fe o creencia,
la filosofía se separa de este por medio de la razón (lógos). Sin embargo, sigue
existiendo un vínculo entre ambos saberes. Así lo interpreta Aristóteles, para quien
la admiración resulta ese puente común entre el mito y la filosofía. El que ama los
mitos de cierta manera también ama la sabiduría pues en ambas actividades se
comparte una predilección hacia lo pasmoso y cautivante de las cosas. En el mito hay
un deslumbramiento por las narraciones que versan sobre lo sobrenatural; y en la
filosofía ese arrobamiento se da al contemplar la naturaleza o el cielo estrellado. Por
eso, Aristóteles asocia los términos “filómito” (amante de los mitos) y “filósofo”
(amante de la sabiduría), que encierran ambos un gusto por lo asombroso.

2. De acuerdo también con Aristóteles, los primeros filósofos buscaron un “saber por
saber” para abandonar la ignorancia e indagar respuestas frente a los fenómenos del
cosmos. No pretendieron alcanzar una ganancia económica. La complacencia por el
conocimiento está por encima de la adquisición de dividendos materiales. Incluso el
saber filosófico refleja una libertad que no tienen otros saberes utilitarios, que
dependen de una remuneración. Los primeros pensadores realizaron su actividad
porque ya habían resuelto casi todas las cosas necesarias para la vida, incluso para
una vida cómoda; filosofando entonces no en vistas a una recompensa, sino con un
fin en sí misma, basados en una satisfacción puramente intelectual.

3. Este ítem es de elaboración propia. Pero el estudiante deberá comprender que el


relato mitológico recurre a elementos y personajes mágicos, así como a dioses;
mientras que las narraciones y explicaciones griegas dan cuenta de los eventos del
universo por medio de la razón, apelando únicamente a elementos naturales (como
el fuego), sin la intervención divina.

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Glosario

antropogonía. Del griego ánthropos, ser humano; y de goné, generación, acción de


engendrar, descendencia. Mitos y teorías que dan cuenta acerca del origen del ser
humano, de cómo apareció sobre el mundo.

cosmogonía. Del griego kósmos, orden del mundo; y de goné, acción de engendrar.
Explicación sobre la génesis, ordenación o formación del universo. Las cosmogonías
pueden ser de tipo religioso, filosófico o científico.

lógos. Término griego cuyos diversos significados remiten a la explicación, aclaración


y definición completa de algo, donde se ahonda en su causa primordial. Significa al
mismo tiempo razón y la palabra. Otra acepción es la de recoger, reunir, ordenar una
amalgama de cosas confusas donde la mente logra darles unidad. Con el surgimiento
de la filosofía antigua, aparece el uso de lógos como una herramienta para interpretar
de modo racional el cosmos, distinta a las creencias míticas.

mito. Del griego mŷthos, palabra; discurso; razón; dicho; relato; mensaje;
conversación; pensamiento; comunicación; designio; consejo; historia imaginada;
rumor; fábula. El mito consiste en una narración transmitida desde época inmemorial
y que se cree verdadera y sagrada. Forma parte fundamental de todas las religiones
y sus relatos se reactualizan mediante ritos que recuperan los tiempos originarios
(como los mitos de la creación del mundo, de los dioses, de los héroes, los santos, los
salvadores, etcétera). Los fenómenos de la naturaleza, la creación humana, su
comportamiento y su destino futuro son explicados por el mito, apelando a entidades
sobrenaturales. El pensamiento mítico, afincado en la fe, el misterio, la magia, el
sentimiento, lo irracional, lo supersticioso, fue por primera vez quebrantado por la
filosofía griega antigua con Jenófanes (570-480 a. E. C.).

phýsis. En griego significa naturaleza, esencia, índole, constitución, clase; figura;


universo; realidad o sustancia primera y fundamental. Primero es aplicada por los
filósofos “físicos” o “naturalistas”, entre los siglos VI y V a. E. C. A estos tempranos
filósofos griegos antiguos se les llama también physiólogos, investigadores de la
constitución natural de las cosas.

20
politeísmo. Término que viene del griego polýs, “mucho”; y theós, “dios”. Se trata de
un sistema religioso compuesto por diversas divinidades. Estas suelen tener
jerarquía, inmortalidad, características propias; se les invoca de manera separada y
son la causa de todos los acontecimientos naturales y psicológicos. Ejemplos de las
religiones politeístas son el hinduismo, y las antiguas religiones egipcia, griega,
romana y nórdica.

principio. En griego arché, elemento, causa, sustancia, o componente esencial de la


materia. Es equivalente a phýsis.

21
22
Capítulo II

El nacimiento de la filosofía humanista:

los sofistas y Sócrates

23
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general
Caracterizar cuáles fueron las condiciones culturales y políticas que favorecieron el
movimiento sofístico.

Objetivos específicos
1. Explicar el significado para Protágoras del relativismo ético y político.

2. Comprender por qué según Gorgias la retórica ejerce una supremacía sobre
cualquier disciplina.

3. Puntualizar las propuestas éticas y políticas de Pródico, Trasímaco y Alcidamante.

4. Aclarar en qué consiste el método que fundamenta la filosofía moral de Sócrates.

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Sumario

• El movimiento sofista: el giro de la filosofía desde el cosmos hasta el ser


humano
• Protágoras. El relativismo ético-político
• Gorgias. El poder de la retórica
• Pródico. El primer ateísmo filosófico
• Trasímaco. Realismo político
• Alcidamante. Reprobación hacia la esclavitud
• Sócrates. Filosofía moral
• Vida y “leyenda” socrática
• Sabiduría e ignorancia
• El método socrático: la “mayéutica”

Conceptos clave

• Excelencia/virtud (areté)
• Sofista
• Ética
• Moral
• Relativismo
• Naturaleza (phýsis)
• Retórica
• Paradoja

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Este capítulo trata sobre la revolución en el filosofar griego antiguo, al cambiar su
soporte: ya no se caracteriza por ofrecer modelos explicativos de la realidad, sino que
se esfuerza por indagar las problemáticas humanas. Quienes dan ese giro son los
sofistas. Aquí se abordarán los grandes maestros que aportaron ideas significativas
en el campo antropológico. En esta dirección, encontraremos a los siguientes autores
más importantes del movimiento: Protágoras y su promoción del relativismo ético y
político; Gorgias que exalta el poderío de la retórica; Pródico que de manera literaria
exhorta a la virtud y fundamenta su ateísmo; Alcidamante el crítico de la esclavitud;
Trasímaco el realista político; y Sócrates que dialoga para reconocer la mutua
ignorancia y hacer que otros fecunden la verdad. En este grupo de exponentes, se
verá una gran riqueza de propuestas éticas y políticas, que dieron origen a una nueva
fase humanista de la filosofía.

“Los que son de padres nobles los respetamos y honramos; en cambio, a los que
descienden de una casa humilde ni los respetamos ni los honramos. En tal aspecto,
nos comportamos como bárbaros los unos con los otros, puesto que por nacimiento
somos todos naturalmente iguales en todo, tanto griegos como bárbaros. Y es posible
observar que las necesidades naturales son igualmente necesarias a todos los
hombres. Ninguno de nosotros ha sido distinguido, desde el comienzo, como griego
ni como bárbaro. Pues todos respiramos el aire por la boca y por las narices y
comemos todos con las manos” (Antifonte, fr. 2 DK).

“¿No te avergüenza andar preocupado por el dinero y por conseguir lo más que
puedas, y por el honor y la fama, descuidando y abandonando la sabiduría y la
verdad y tu alma, y la manera de hacerla lo mejor posible?” (Platón, Apología de
Sócrates 29d-e).

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I. EL MOVIMIENTO SOFISTA: EL GIRO DE LA FILOSOFÍA DESDE EL
COSMOS HASTA EL SER HUMANO

Este vocablo viene del griego sophistés, que deriva de los términos “sabio” (sophós) y
“sabiduría” (sophía). Equivale a un talento práctico, una prudencia en el arte de
gobernar, dar consejos morales mediante frases cortas que encierran sabiduría
(aforismos) o en actuar con sensatez. Un “sabio” como “experto en el saber” y un
“sofista” son palabras equivalentes. Igualmente, significa poeta, maestro en
elocuencia, educador, retórico y filósofo.

El movimiento sofístico se distingue por los siguientes aspectos:

1) El eje de la reflexión filosófica griega gira del cosmos a lo humano. Ya no se trata


de suponer “principios” que subyacen en el universo, como habían postulado los
pensadores cosmológicos. Gracias a la escuela sofística la filosofía, desde entonces se
torna humanística o antropológica.

Los sofistas emergen con otros intereses, los cuales enfocan el hombre y su ciudad.
Los nuevos temas conciernen a la vida de las personas en sociedad: la ética, la política,
la cultura, la educación, el arte, la lengua, la poesía y la religión.

2) Con la sofística se registra el alba de la ética o filosofía moral. Abordan temas como
la justicia, la virtud, la belleza, la igualdad política, social y racial, entre otros. Los
sofistas inician la ética a partir de una actitud escéptica, que objeta los dogmas.

Atenas es el primer Estado en la historia en conquistar beneficios para el pueblo,


hasta el punto de constituir la primera democracia. El mayor ascenso del régimen
popular ateniense antiguo se da con Pericles. Resalta como el político y orador más
influyente. Ejerce un liderazgo en su ciudad desde el 460 hasta el 429 a. E. C. Su
periodo se conoce como “edad de oro”, “época clásica” o incluso “era de Pericles”.

Los sofistas encuentran en la democracia ateniense el terreno más fructífero para


aplicar sus ideas; ahí la mayoría se desempeñan como extranjeros griegos (metecos),
no pudiendo ser ciudadanos y participar directamente en política. Pero sí les
permitieron dar lecciones y contribuir al desarrollo de la ciudad. La areté (excelencia,
virtud o aptitud) de carácter político es lo que los sofistas proceden a enseñar. En el
siglo V el éxito para un ciudadano ateniense no se desliga de la esfera política, con el

27
objetivo de culminar siendo un líder dentro de la comunidad. La herramienta más
eficaz para triunfar, que los sofistas enseñaron, fue la retórica (el arte de persuadir
con el discurso).

Algunos sofistas tienen tesis novedosas para su tiempo. Por ejemplo, Protágoras,
Pródico y Critias impugnan la veracidad de la religión; Antifonte e Hipias
promueven la igualdad social y racial; y Alcidamante cuestiona la esclavitud.

Los sofistas influencian con sus puntos de vista a destacados personajes de la política
ateniense: Pericles y su compañera Aspasia, el dramaturgo Eurípides y el historiador
Tucídides. Por el contrario, la sofística fue criticada por Aristófanes, Platón y
Aristóteles.

II. PROTÁGORAS. EL RELATIVISMO ÉTICO-POLÍTICO

Protágoras nace hacia el 490 a. E. C. en Abdera, ciudad al noreste de Grecia. Fue el


primero de los sofistas profesionales y en denominarse a sí mismo “sofista”. Pretende
ser un maestro de la excelencia (areté) para que el estudiante dirija adecuadamente
sus bienes personales y sea un ciudadano con un discurso que lo lleve a conducir el
Estado.

¡Atención!

“El hombre como medida de todas las cosas” de Protágoras, indica que, a nivel moral
y político, cada cual puede apreciar las cosas como le plazca. Sin embargo, no todos
los juicios tienen el mismo valor, pues habrá cosas más eficaces que otras. No hay
nada “bueno” o “malo” siempre, ya que los valores morales y las acciones políticas,
se subordinan a las circunstancias y se eligen en función de que procuren las mejores
consecuencias para uno mismo y los demás.

En Atenas Protágoras entabla amistad con Pericles, Aspasia y Eurípides. El


fallecimiento de este sofista se da hacia el 411 a. E. C. Fue víctima de un naufragio
cuando navega rumbo a Sicilia, después de haber sido juzgado y deportado de
Atenas por el cargo de “impiedad” (no creer en los dioses).

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De los libros perdidos de Protágoras se pueden mencionar los Discursos demoledores,
Antilogías o Argumentos contrarios, Sobre la verdad, Sobre los dioses (manifiesta la
imposibilidad de conocer algo acerca de los dioses) y De la organización primitiva
(expone el tema del progreso humano por medio de la educación).

La filosofía del sofista se basa en la relatividad de los valores éticos y políticos. Así se
estipula en su frase:

“El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en aquello que son, y de
las que no son en aquello que no son”. Protágoras, Sobre la verdad (fr. 1 DK).

Si definimos relativismo como la concepción filosófica cuestionadora de normas,


valores, o verdades de carácter universal, absolutas, objetivas e inmutables. Como
corriente ética y política, tiene a su fundador a Protágoras, que asume la relatividad
de usos, costumbres, normas morales y razonamientos políticos.

Con este enunciado arranca el humanismo occidental, en donde cada cual construye
sus propias normas y no el Estado y la religión. En efecto, las cosas son o no son según
la “media” o criterio de cada cual: para unos una misma cosa se valúa “buena” y,
para otros, “mala”. El “hombre como medida” indica que el individuo particular es
el único con el juicio necesario para determinar cómo son las cosas, pues no hay que
partir de reglas absolutas y respetar las visiones contrarias.

Por “cosas” se entiende todo lo que arroje utilidad o beneficio para las personas, como
los negocios, la política, la educación de los hijos, etcétera. Así se enmarcan también
los valores morales: lo “bueno” depende de las circunstancias particulares. Cada cual
cuenta con su verdad y la que se suele consolidar se asienta en la que ha hecho un
uso persuasivo del discurso.

A continuación, se muestra un esquema sinóptico de Protágoras, que se vertebra


desde un relativismo en cuanto a los valores éticos y políticos. Aquí se detallan
aspectos como: su biografía y obras, su técnica de analizar las ventajas y perjuicios en
cada tema, su planteamiento relavista sobre la verdad, la moral y la belleza, y su tesis
de que el ser humano es capaz de razonar lo más beneficioso para sí mismo y la
comunidad mediante palabras convincentes:

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III. GORGIAS. EL PODER DE LA RETÓRICA

Nace en Leontinos, Sicilia, alrededor del año 490 a. E. C. y llega a vivir más de cien
años. Es alumno de Empédocles, de quien recibe las bases del arte de la retórica.

Como embajador de su ciudad natal Gorgias visita diversas localidades de Grecia,


como Olimpia, Delfos y Atenas. También gana mucho dinero al impartir lecciones,
elaborar discursos y protagonizar actuaciones. Tiene muchos estudiantes. Escribe
Sobre el no ser o sobre la naturaleza en que critica la metafísica del filósofo Parménides.
También Gorgias publica Defensa de Helena, en la que defiende mediante un discurso
a este personaje de censuras en su contra.

En la retórica se concentra la disciplina que Gorgias pone en la cima. Puede


entenderse como las diversas formas de argumentación persuasiva o justificar con
expresiones encantadoras un tema. Un gran orador es aquel capaz de ejercer
mediante la magia de las palabras una “conducción de la mente” (psicagogía), ya sea
para convencer a los jueces en un tribunal o al pueblo. Así explica Gorgias el poder
de la elocuencia:

“La palabra es el más poderoso soberano, pues con un cuerpo pequeñísimo y


completamente invisible, lleva a cabo obras sumamente divinas. Puede, por ejemplo,
acabar con el miedo, desterrar la aflicción, producir la alegría o intensificar la
compasión” (Gorgias, Defensa de Helena 8).

Para Gorgias la atracción que ejercen las palabras supera el uso de la fuerza o la
coacción legal. Ante ese empuje irresistible que ejerce la retórica, todas las disciplinas
se convierten en sus siervas:

“El arte de la persuasión supera con mucho todas las otras artes y es con gran
diferencia el mejor, porque hace de todas las demás sus esclavas, mediante sumisión
voluntaria, no por violencia” (Platón, Filebo 58ª).

También Gorgias añade que el dominio de la persuasión causa efectos ilusorios en el


ánimo similares a un fármaco:

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“Las palabras producen aflicción o alegría, miedo o confianza, otras predisponen a la
audacia a aquellos que las oyen, y otras, por una cierta persuasión nefasta, pueden
drogar y hechizar la mente” (Gorgias, Defensa de Helena 9).

A continuación, se propone el esquema sinóptico para Gorgias. Aquí se pueden


advertir sus datos biográficos, obras y la retórica como el eje central, que constituye
la disciplina superior:

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IV. PRÓDICO. EL PRIMER ATEÍSMO FILOSÓFICO

Pródico nace aproximadamente entre el 470 y el 460 a. E. C. en Ceos, isla de las


Cícladas en el mar Egeo. Muere hacia la primera década del siglo IV. Suele visitar
Atenas en misiones diplomáticas y aprovechaba para ganar dinero declamando
composiciones en público e instruyendo a jóvenes en el arte de triunfar en la vida
privada y política.

Sócrates se considera a sí mismo uno de sus discípulos. Pródico había adquirido


renombre por sus trabajos sobre el lenguaje y la distinción entre los términos.

Pródico compone un relato pedagógico que se llama Heracles en la encrucijada. Trata


de la historia del joven Heracles (o Hércules), que deberá escoger entre dos mujeres:
la Virtud (que representa el sacrificio y heroísmo, pero gloria en el porvenir) y la
Sensualidad (que le ofrece el deleites sexuales y manjares, vida inactiva y ausencia
de preocupaciones, pero efectos nocivos en el futuro).

El pensamiento de Pródico con respecto a la religión y los dioses puede considerarse


el primer ateísmo de la historia de la filosofía.

Su propuesta se fundamenta en que los creyentes han mezclado las cosas “útiles” de
la vida con la divinidad o han supuesto que estas las han creado. En los comienzos
sucedió que los astros, ríos, fuentes, y otros, algunas sociedades ancestrales los
reverenciaron. Por otra parte, los griegos cuando cosechan cereales se lo agradecen a
Deméter, cuando beben vino exaltan a Dionisio, cuando disfrutan del agua le rinden
pleitesía a Poseidón, etcétera; ante cada cosa útil se cree que hay una divinidad que
la obsequia. Elaboraron, entonces, muchos dioses (politeísmo) imaginando que son
la causa de esos beneficios. La religión tiene como origen el sentimiento de gratitud.
El culto a las divinidades acontece por costumbres y no por naturaleza.

El siguiente esquema sinóptico basado en el pensamiento de Pródico muestra, por un


lado, los aspectos concernientes al incentivo de la virtud mediante una disyuntiva
moral; y, por otro, su teoría explicativa sobre el surgimiento de la emotividad
religiosa:

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V. TRASÍMACO. REALISMO POLÍTICO

Trasímaco nace en Calcedonia, en el Bósforo, hacia la segunda mitad del siglo V a. E.


C. y muere durante el transcurso del siglo IV a. E. C. Realizó muchos viajes como
sofista profesional, que le proporcionan notoriedad y dinero. Critica en un discurso
dirigido a la Asamblea ateniense a los partidos políticos, los cuales usan su ideología
como una máscara solo para obtener poder y no para acabar con la guerra.

La ética política es el fuerte de la enseñanza de Trasímaco. Su perspectiva


corresponde con la de un realismo y pesimismo político, donde describe los hechos
en este campo en toda su crudeza. Su tesis se sintetiza en la frase:

“La justicia no es sino el interés del más fuerte” (Platón, República o de la justicia 338c).

Ese enunciado alega que, en los Estados, quienes ejercen el mando elaboran las leyes
a favor de su propia conveniencia y, al promulgarlas, declaran que solo existe justicia
para los súbditos que las obedecen, aunque, en realidad, tan solo se desprenden
beneficios para los gobernantes. Además, la injusticia consiste en la infracción de esas
leyes: se castiga a todo el que se aparte de ellas como a malhechores.

La justicia se constata del mismo modo en todos los regímenes políticos: lo que
conviene a la autoridad establecida, lo que beneficia al más fuerte. Los gobernantes,
como los pastores de ovejas, buscan aparentemente el bienestar de sus rebaños al
mantenerlas sanas y gordas; pero, en última instancia, no se trata del provecho de las
ovejas, sino el de sus dueños, al trasquilarlas y matarlas.

El ejemplo principal es cuando un mandatario de incontables recursos comete


muchas iniquidades, al robar, saquear y asesinar sin ser nunca castigado por ello; en
su lugar es considerado feliz por el propio pueblo que ha subyugado. El individuo
comúnmente llamado “justo” está, en todas partes, en desventaja con respecto al
injusto y resulta ultrajado.

En la práctica, los que censuran la maldad lo dicen por la posibilidad de llegar a


convertirse en una víctima de ella. La falta de escrúpulos, cuando se produce a gran
escala, rebasa en influencia y poder a la rectitud moral, reiterándose la ponencia
inicial de que la justicia redunda en ventaja para el más fuerte.

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El siguiente esquema resume los aspectos relevantes que Trasímaco establece en su
descripción política realista:

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VI. ALCIDAMANTE. LA REPROBACIÓN HACIA LA ESCLAVITUD
Alcidamante posee como origen de nacimiento a la ciudad eolia de Elea y se ubica en
el siglo IV a. E. C. Recibe enseñanza de Gorgias y se especializa en realizar discursos
improvisados. Escribió Sobre los que componen discursos escritos o Sobre los Sofistas, en
que censura a los que componen textos descuidando la investigación y la cultura.

La antítesis naturaleza-convención (phýsis-nómos) es la teoría que Alcidamante aplica


para objetar la esclavitud. Por convenciones, leyes o costumbres ocurre la
servidumbre y no por naturaleza o realidad. Para la ética tiene una gran importancia
sus dos valientes afirmaciones:

1. “Algún dios ha hecho a todos los hombres libres; la naturaleza no ha hecho a nadie
esclavo” (Aristóteles, Retórica 1373b).

2. “Aunque un hombre sea esclavo, tiene la misma carne; nadie fue nunca esclavo por
naturaleza, aunque el azar esclavice el cuerpo” (Filemón, fr. 95).

Los argumentos de Alcidamante para invalidar la esclavitud se pueden esquematizar


del siguiente modo:

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VII. SÓCRATES. FILOSOFÍA MORAL

Sócrates nace en el 470 a. E. C. en Atenas. Su principal interés reside en la ética. Es


hijo de un artesano, y de Fenareta, una partera: de quien dice, mediante una analogía,
haber aprendido la técnica obstétrica de ayudar a engendrar conceptos.

La esposa de Sócrates de nombre Jantipa, al parecer se enojaba porque su marido


descuidaba los negocios por andar filosofando. Sócrates nunca cobra dinero por su
enseñanza. Se cuenta de él que ejerce sobre los demás un magnetismo personal,
semejante al pez torpedo que emite descargas eléctricas. También el efecto que suscita
sus preguntas induce a que se lo comparara con la mosca tábano (de ahí la expresión
“tábano socrático”), cuya picadura es molesta, pero no letal.

Sócrates dice recibir una advertencia divina, una señal acostumbrada que le dice “no”
cuando va a realizar algo indebido. Una voz interna disuasiva, proveniente de una
especie de semidiós o hijo de dioses (daímon). Este lo desanima de participar
activamente en política. Afirma, incluso, que “un verdadero defensor de la justicia
debe evitar la política, o de otra forma no durará mucho”. Desde su óptica, el hombre
de Estado que cuenta con poder, fama y honores, no es nada en comparación con
quien cuida su alma.

Hacia los setenta años a Sócrates se lo acusa y sentencia a muerte por los cargos de
impiedad y malear a la juventud mediante doctrinas contrarias a la religión y al
Estado. El destierro como pena parece la mejor opción durante el juicio, pero decide
no temer a la muerte y enfrentarla. Durante su estancia en la cárcel, rehúsa el
ofrecimiento de sus amigos para fugarse, para no quebrantar su deber ante las leyes
de su ciudad. Al final, bebe el veneno extraído de la planta cicuta en el año 399.

No hay ningún libro que pueda ser atribuido a Sócrates porque este cree que el acto
de escribir no suscita transformaciones en el alma y está por debajo del diálogo. Su
pensamiento pasa a ser reconstruido por creaciones de críticos y admiradores.

Aristófanes, el comediógrafo, plasma una sátira de Sócrates como sofista ateo y


corruptor de las mentes de los jóvenes en Las Nubes.

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Jenofonte, el militar y cronista, escribe Económico, Apología, Banquete y Recuerdos de
Sócrates, donde retrata a su maestro Sócrates como un hombre de grandes virtudes y
que hacía mejores a los que estaban con él.

Nadie idealiza más a Sócrates que Platón. Lo incorpora como personaje central en sus
diálogos y se suelen confundir las diferencias exactas entre ambos.

Las propuestas socráticas se adulteraron porque sus discípulos, con un talento


portentoso, terminaron fabricando una “leyenda socrática”, que tiene mucho de
ficción y que distorsiona al Sócrates histórico.

La sorprendente personalidad de Sócrates y la abundante influencia que opera sobre


sus seguidores inmediatos y sobre filósofos de renombre como Platón, Aristipo y
Antístenes, lo catapultan como uno de los grandes exponentes del pensamiento
occidental, a pesar de no haber escrito nada.

La paradoja de la sabiduría: la frase de inspiración socrática “solo sé que no sé nada”,


implica saber algo, tener conciencia de que no se sabe y eso es algo. Hay una
substancial diferencia entre este enunciado con la expresión “no sé nada”. Por otra
parte, aquellos que creen saberlo todo, en cambio, en realidad no saben nada,
ocupando el nivel más bajo en cuanto a la sabiduría. Se desprende una paradoja (un
punto de vista contrario a la opinión común), en que puede apreciarse que la persona
con más sabiduría equivale a la que menos sabe, porque descubre todo lo que aún
está en vías de aprender. En otros términos, el que más sabe es el que menos sabe
porque se siente más ignorante de todo lo que le falta por conocer.

Hay un acontecimiento de la vida de Sócrates que debe contarse. Uno de sus


seguidores, llamado Querefonte, visita el santuario de Apolo en Delfos, en Grecia
central. En ese oráculo se le da respuesta a los consultantes por medio de una
sacerdotisa que entra en un estado de trance por medio de unos vapores y lo que dice
se tomaba como si el propio Apolo lo profiera. La autoridad de este templo es tal que
hasta las leyes de las ciudades-Estado se consultan ahí. Querefonte pregunta si hay
alguien más sabio que Sócrates y la mensajera del dios le responde que no. Sus
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respuestas suelen ser enigmáticas, a fin de exigir a los curiosos una interpretación y
concordar con la frase que está escrita a la entrada del templo: “Conócete a ti mismo”.

El significado de la historia, Sócrates la descifra alegando que la vida del sabio no se


deriva de la posesión de la sabiduría, sino de la tendencia hacia ella. Asimismo,
estima que el oráculo lo pone a modo de ejemplo para decir: la cosa más sabia que un
hombre puede conquistar radica en ser consciente de su propia ignorancia.

La “mayéutica” (el arte u oficio de la partera) constituye el método de Sócrates. Pero


en lugar de ocuparse de cuerpos y de niños, se dedica a asistir a las almas a fin de
que estas alumbren ideas.

La “obstetricia mental” socrática no parte de un alumno como receptor pasivo de


conocimientos, una cabeza hueca que hay que llenar. La mejor forma de enseñar
consiste en formularle preguntas al aprendiz, para sacar ese saber que en el fondo
posee, pero que yace adormecido. El procedimiento mayéutico, basado en la
esterilidad de la comadrona (o sea, quien pregunta no sabe cuál es la respuesta),
pretende conseguir que el estudiante exprese un enunciado general o una
“definición” sobre conceptos universales, atinentes a la ética del ser humano. Se
busca saber qué es la virtud (areté) y se definen las correspondientes a la justicia,
amistad, valentía, sensatez, amor, entre otras.

Al interesado Sócrates le dirige preguntas que lo llevan a contradecirse, descubriendo


por él solo los defectos de su definición; y proponiendo, a su vez, una segunda o
tercera que quizás se acerquen más a la verdad, aunque siempre son refutadas con la
finalidad de evidenciar la mutua ignorancia. La intención socrática, lejos de pretender
un fracaso deliberado, procura demostrar que el hombre es mejor por la conciencia
de que no sabe. La purificación o catarsis mental, que hace purgar al individuo de las
falsas nociones y hacerlo percatarse de la ignorancia de sí mismo, es la forma de
preñar al alma para alcanzar el saber. Solo de ese modo se puede conocer a sí mismo
y cuidar el alma como el bien más preciado.

En el siguiente esquema sinóptico se muestra la filosofía moral de Sócrates. Pueden


verse aspectos relevantes sobre su vida y magisterio, su método y el cuido del alma
como el foco central:

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Resumen
Sofística

• Corriente de pensamiento que se caracteriza por los siguientes aspectos:

1) El eje de la reflexión filosófica griega gira por completo. Los tópicos que enseñan
son humanísticos y antropológicos. Los temas que dan énfasis son la ética, la política,
la cultura y la educación, el arte, la poesía, la lengua y los mitos.

2) Con los sofistas se registra el alba de la ética o filosofía moral. Abordan cuestiones
como la justicia, la virtud, la belleza, la igualdad política, social y racial, entre otros.

• La sofística fue un movimiento intelectual humanístico que se inicia en la segunda


parte del siglo V a. E. C. y se extiende hasta la primera mitad del IV a. E. C.

• Los sofistas imparten lecciones principalmente en Atenas, la ciudad más cultural y


democrática de Grecia.

• La retórica (arte de la persuasión) fue la principal herramienta que enseñaron los


sofistas para alcanzar el éxito político.

• Los sofistas enriquecen con sus puntos de vista a prominentes personajes de la


política ateniense como Pericles y su compañera Aspasia, al dramaturgo Eurípides y
al historiador Tucídides. Recibió, por el contrario, censuras de parte de Aristófanes,
Platón y Aristóteles.

Protágoras

• Plantea un relativismo basado en la frase “el hombre es la medida detodas las


cosas”. Esto equivale a que no existen juicios absolutos y universales, solo los
argumentos persuasivos que cada cual puede realizar.

• Los individuos poseen el criterio para valorar lo bueno y lo malo, lo útil; y nocivo,
y no se deben dejar arrastrar por las costumbres que imponen un único punto de
vista.

Gorgias

• La retórica es el arte supremo y el resto de las disciplinas son sus siervas


voluntarias.

45
• Las palabras tienen un influjo mágico dispensando una “conducción de la mente”
(psicagogía).

• El discurso produce todo tipo de efectos sobre el individuo (ahuyentar el miedo y


la tristeza, avivar la alegría, la compasión y el amor).

Pródico

• Aborda la lingüística o el estudio de los términos e influye sobre Sócrates.

• Compone el relato Heracles en la encrucijada (dilema moral entre la escogencia de


la Virtud o el Deleite).

• Elabora el primer ateísmo filosófico de la historia. Interpreta cómo el sentimiento


de gratitud ante las cosas beneficiosas de la naturaleza y la cultura hacen creer que
hay dioses.

Trasímaco

• Enseña ética política desde una perspectiva “realista” (como descripción


descarnada y cruda de su fondo).

• Sostiene que “la justicia es el interés del más fuerte”. Cada Estado establece sus
leyes (la justicia) en beneficio de los gobernantes (los más fuertes), quienes abusan de
su autoridad y someten a los individuos haciéndolos creer que su obediencia es la
justicia.

Alcidamante

• Realiza objeciones contra la esclavitud, la cual se basa en las convenciones. “Por


naturaleza”, carece de sentido la esclavitud.

Sócrates

• Sus discípulos elaboraron sobre él una “leyenda” porque su maestro no escribió


nada.

• Sócrates propone una “sabiduría” basada en el reconocimiento de la ignorancia.

• Usa como método la “mayéutica” (obstetricia mental), con preguntas que ayudan
a dar a luz ideas o conceptos universales y absolutos.

46
• Pretende definir qué es cada concepto o virtud (justicia, sensatez, valentía).

• Su filosofía da énfasis a la purificación y “cuidado del alma”, las virtudes y el


conocimiento de sí mismo.

47
Ejercicios de autoevaluación
Comentario de texto

La mayéutica

“Lo que tienes son dolores de parto querido Teeteto, puesto que no eres estéril; estás
preñado. —No lo sé, Sócrates; digo lo que me pasa. —¿No has oído decir, pobre
inocente, que yo soy hijo de una muy hábil y renombrada comadrona, de Fenareta?
—Sí he oído esto. —¿Quizás hayas oído también que yo practico el mismo arte? —
Eso no. —No vayas a denunciarme, pero así es en verdad, y que no tengo rival en
esto de cortar el cordón umbilical. Reflexiona en lo del oficio de las parteras, y
comprenderás mejor lo que quiero decir. Sabes, en efecto, que ninguna mujer
mientras se encuentra en edad de concebir ejerce como partera, sino solo cuando vive
ya el tiempo de la infertilidad [...] —Ahora bien, mi arte de partero se asemeja en todo
al de ellas, y solo difiere en que se aplica a los varones y no a las mujeres, y que
atiende no a sus cuerpos, sino a sus almas en el momento de su alumbramiento. Y el
privilegio principal de mi arte es la posibilidad de verificar si el pensamiento del
joven alumbra una mentira, un malparto, o bien algo auténtico o fructífero. También
aquí me ocurre precisamente como a las parteras. Y la causa es que un dios me
impone el deber de ayudar a parir a los otros, pero a mí me ha negado el poder de
engendrar. No soy sabio en absoluto, y no tengo ningún descubrimiento que mi alma
haya dado a luz. En cuanto a los que buscan mi compañía, hay algunos que a primera
vista dan la impresión de ser unos ignorantes; pero todos, a medida que progresa
nuestra convivencia, y con tal que la divinidad les ayude, causa admiración ver cómo
adelantan. Y una cosa hay clara: que de mí nunca han aprendido nada, sino que por
sí mismos, en su propio interior, han encontrado y alumbrado muchas y bellas cosas”
(Platón, Teeteto 148e y ss).

48
Respuestas
1. ¿Cómo se compara el oficio de la partera con la técnica intelectual que Sócrates
ejerce?

El arte obstétrico de alumbramiento mental llevado a cabo por Sócrates se enuncia


mediante la comparación con su madre, de nombre Fenareta. Este consiste en una
analogía: su progenitora realiza su oficio sobre cuerpos y ayuda a que nazcan niños,
mientras que Sócrates lo hace con preguntas sobre mentes a fin de que estas puedan
engendrar ideas. En este último caso se trata de una técnica en donde el que pregunta,
al igual que la comadrona que no da a luz, se declara estéril de conocimientos y no
se atreve a afirmar nada. La mayéutica es un camino para purificar del alma
reconociendo la propia ignorancia y luego buscar la sabiduría.

2. ¿De acuerdo con Gorgias en qué consiste el poder de la retórica?

Respuesta
La retórica es la técnica de la persuasión con el discurso. Para Gorgias las palabras
poseen una magia capaz de conducir y hechizar la mente (psicagogía) sobre una
persona o un grupo. La retórica constituye la disciplina más poderosa puede acabar
con el miedo, desterrar la aflicción, producir la alegría o intensificar la compasión.
Además, el arte del bien hablar induce a la audacia, convence a los jueces de los
Tribunales o al pueblo reunido en actividades políticas. El influjo de la elocuencia
sobre el oyente es similar al que provoca una droga.

3. Investigue en internet sobre el juicio y la muerte de Sócrates. ¿De qué se le acusó


en la Atenas de la antigüedad y cuáles fueron sus razones para morir? ¿Puede
considerarse su actitud ante la muerte como una posición ética?

En este ejercicio se debe realizar una breve investigación en Internet, a fin de


comprender los motivos que antecedieron a la muerte de Sócrates. Básicamente, se le
acusa de corromper a la juventud e introducir nuevas divinidades en la ciudad. Ante
la condena de muerte, Sócrates rehusa huir, para luego beber un veneno (la cicuta).
Sócrates mantiene una posición ética ante la muerte: en tanto ciudadano ateniense,
se someterá a las leyes y a los castigos que le impongan, sin intentar evadirlos o
escapar de ellos, aun cuando estos sean injustos.

49
Glosario

areté. Virtud, excelencia, éxito, pericia, mérito, nobleza, honor, capacidad para
realizar óptimamente una función. Los sofistas enseñan la areté política, el conjunto
de habilidades para ser un gran orador y convertirse en un líder del Estado (la mayor
ambición del mundo griego). Para Sócrates, las virtudes son la mejor manera de
cuidar el alma.

ética. Del griego éthos, costumbre; y de êthos, carácter, manera de ser; hábito; morada,
residencia, patria. Es equivalente a “filosofía moral”. Es una parte fundamental de la
filosofía práctica, en cuanto trata de establecer qué es el “obrar acertado”. En un
sentido amplio, la ética es una reflexión, un examen o una crítica sobre la moral.

mayéutica. El término significa “técnica de la partera”. Sócrates dice que practica el


mismo oficio que su madre, Fenareta, el arte de ayudar a parir. En sentido figurado
significa que ayuda a engendrar los pensamientos del alma en el participante del
diálogo. Consiste en una obstetricia sobre mentes, las cuales pueden concebir un falso
saber o uno verdadero. El comadrón de inteligencias se declara estéril para dispensar
conocimientos; pero haciendo preguntas a los interlocutores, estos eventualmente
podrían engendrar sabiduría, aunque descubriéndola en sí mismos.

moral. Este vocablo procede de la locución latina mos, moris, que significa costumbre,
género de vida, conducta. La moral, en tal dirección, tiene un carácter popular o
inconsciente, pues se asienta en tradiciones ancestrales y preceptos religiosos. La
moral no transita, necesariamente, por vías argumentativas mediante criterios
razonados. Son reglas o valores aceptados por una mayoría, que ejerce presión sobre
los particulares.

relativismo. Doctrina según la cual no existe objetiva y absolutamente nada verdadero


ni falso, bueno y malo, o bello y feo. La veracidad o falsedad de un juicio, la bondad
o maldad de un acto, la belleza o fealdad de algo o alguien dependen de las
circunstancias o el contexto en que se producen. Protágoras representa el padre del
relativismo.

retórica. Del griego rhétor, orador. El arte de la persuasión y del bien decir por medio
del discurso (improvisado o escrito). Los sofistas enseñan la retórica con vistas a que

50
el ciudadano sea un orador eficaz en su intervención en sus asuntos privados y
públicos.

paradoja. Del griego pará, en contra de, contrario a lo esperado; y dóxa, opinión,
parecer, creencia; fama, reputación; ilusión, apariencia. Paradoja significa un punto
de vista opuesto a la opinión común. Las paradojas arrojan contradicciones,
callejones sin salida intelectuales. Sócrates representa un maestro de las paradojas.
Algunos ejemplos: “Solo sé que no sé nada”; “Mientras más se sabe menos se sabe”.

51
52
Capítulo III

La filosofía ética y política de Platón

53
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general

Analizar la ética y la política de Platón.

Objetivos específicos

1. Comprender de acuerdo con Platón su ideal de Estado.

2. Describir cómo explica Platón las partes del alma.

3. Detallar según Platón el significado de las virtudes.

4. Puntualizar de acuerdo con Platón las características de su organización estatal


comunista.

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Sumario

• Vida y obras
• El Estado platónico y la naturaleza de la Justicia
• El comunismo platónico

Conceptos clave
• Justicia
• Prudencia
• Valentía
• Moderación
• Comunismo
• Racional
• Irascible
• Concupiscible

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En esta sección veremos a Platón, uno de los mayores filósofos de la historia. Se
inciará con su vida, vínculos con otros autores, la organización de su escuela, sus
intentos por fundar un Estado ideal y los períodos de sus escritos. Su pensamiento lo
vertió mediante doctrinas no escritas y diálogos con interlocutores y personajes.

Se podrá también leer de Platón sus planteamientos acerca de la naturaleza de la


justicia y la injusticia. También se atenderá a sus propuestas en torno a cómo debe
ser un Estado perfecto, cobrando especial relevancia la educación que los lleve al
desarrollo de las virtudes. Finalmente, se ahondará sobre su ideal de organización
comunista en cuanto a los bienes compartidos y una familia en grande cohesionada.

“En la justicia están incluidas todas las virtudes” (Teognis, Elegías 147).

“Todo cuanto oro existe encima y debajo de la tierra, no es lo suficientemente digno


para darlo a cambio de la virtud” (Platón, Leyes 728ª).

I. VIDA Y OBRAS

Platón nace en Atenas hacia el año 428-427 a. E. C. en el seno de una familia


aristocrática. Su nombre verdadero se registra como Aristocles, pero su profesor de
gimnasia lo apoda “Platón”, que en griego quiere decir “de anchas espaldas”.

Durante su juventud, se aficiona a la pintura y a la poesía. Más tarde se hace discípulo


de Crátilo, un seguidor de Heráclito, quien a la postre despierta en Platón la creencia
de que el mundo material está sujeto a un movimiento tan extremo, que no lo hace
susceptible de un verdadero conocimiento. De los 20 a los 28 años sigue las
enseñanzas de Sócrates, cuya muerte le inhibe de participar en política, aunque
siempre va a considerar que la filosofía presenta la única salida posible para la
reforma moral y política.

Después del deceso de Sócrates, viaja a Megara, Egipto, Cirene y el sur de Italia. En
las ciudades de la Magna Grecia entra en contacto con las comunidades pitagóricas,
de las que recibe una gran influencia. Abreva cuestiones como la importancia de las
matemáticas, la inmortalidad del alma y la reencarnación
56
Platón, durante tres ocasiones, visita Siracusa, con la intención de fundar su proyecto
de Estado. Sin embargo, sus intentos fracasaron.

Alrededor de los 40 años, Platón en Atenas funda la Academia, su centro de


enseñanza organizada como fraternidad. Esta incluye un huerto con árboles, jardines,
un gimnasio y otros edificios. Muere en el año 347 a. E. C., a los 81 años.

Gracias a la labor posterior de la Academia, se conservó casi de manera íntegra la


obra platónica, escrita con gran maestría literaria. Redacta aproximadamente 13
cartas y más de 30 diálogos. Se pueden ubicar tres períodos:

Caracterizado por la influencia socrática: Apología (juicio de Sócrates), Critón (sobre


el deber incondicional ante las leyes), Laques (sobre la valentía), Ion (sobre la poesía),
Cármides (sobre la sensatez), Lisis (sobre la amistad), Eutifrón (sobre la piedad), Hipias
mayor (sobre la belleza), Crátilo (sobre el lenguaje), Gorgias (sobre la retórica),
Protágoras (sobre la excelencia política) y República I (sobre la justicia).

De madurez: expone sus principales teorías filosóficas: Menón (sobre el conocimiento


como recuerdo de las vidas pasadas), Fedón (sobre la inmortalidad del alma), Banquete
(sobre el amor), Fedro (sobre el mundo de las Ideas y la Idea de Belleza), y República
II – X (sobre la justicia y temas de carácter educativo, ético, metafísico, antropológico,
político y estético, entre otros).

De vejez: revisa sus anteriores planteamientos: Parménides, Sofista, Teeteto (autocrítica


a la teoría de las Ideas), Filebo (sobre el placer), Político y Leyes (un esquema más
realista, aunque más autoritario de asociación política con respecto a la República),
Critias y Timeo (el mito de la Atlántida y la formación del universo realizada por un
Arquitecto divino, a partir de la imitación de Ideas o Formas divinas).

II. EL ESTADO PLATÓNICO Y LA NATURALEZA DE LA JUSTICIA

Platón traza una sociedad ideal, la cual no existe en la práctica. Se trata de una utopía,
que para su creador constituiría la mejor comunidad posible. Su modelo de Estado
se concentra en la aristocracia (“el poder de los mejores”); no obstante, lejos de

57
referirlo a las clases nobles, entroniza a los “filósofos”, cuya elevada preparación y
méritos, los capacita con miras a gobernar.

Para Platón resulta un gran castigo para un personaje excelente, ser mandado por
alguien inferior. Como salida, propone que los males de la política nunca se van a
extinguir, hasta que los filósofos obtengan el poder, o que los gobernantes se
conviertan en filósofos. Sin embargo, los verdaderos filósofos no presiden los Estados
existentes, porque nacería en ellos la “ambición”, a partir de la cual se corromperán.
Solo en el Estado ideal se podrían hacer cargo del poder, pero por deber ciudadano:
una forma de retribuir a su comunidad lo que esta ha destinado en su formación.

La ciudad platónica estaría integrada por las siguientes tres clases sociales:

• Los gobernantes-filósofos: pueden ser uno o unos pocos. Deben superar los
más altos niveles educativos y predomina en sus almas la facultad de la razón
y la virtud de la sabiduría. Esa excelencia, a escala política, equivale a una
prudencia o buen consejo, una aptitud práctico-cívica para regir la ciudad y
velar por el mejor modo de llevar sus relaciones en el interior y con los demás
Estados; y, a escala individual, cumple como objeto de estudio lo eterno e
inmutable, orientándose hacia la mayor lección de todas, el conocimiento del
Bien.
• Los guerreros (auxiliares): constituyen un cuerpo más numeroso, defienden
la ciudad y sobresale en ellos la facultad de la voluntad. La valentía, fortaleza
o bravura pasa a ser su virtud fundamental, entendida, a nivel político, como
el mantener con firmeza la recta opinión con respecto a lo que debe temerse y
a lo que no debe temerse (lo que se infunde por medio de las leyes y la
educación); y a nivel individual, como la capacidad para sobrellevar la
adversidad, peligros, dolores, pasiones y placeres.
• Los artesanos: son la mayoría y se encargan de producir lo necesario para la
subsistencia de todo el conglomerado social, puesto que en ellos abundan las
necesidades físicas. En tal clase debe prevalecer la virtud de la templanza, la
cual, en el plano político, se refiere a la capacidad para someterse de modo
conveniente a las clases superiores; y, en el plano individual, envuelve una
especie de orden, dominio y disciplina sobre los placeres y deseos. Dicho
grupo social administra exclusivamente los bienes materiales y estos no deben
ser ni escasos ni excesivos.

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Los tres estamentos conformarían una jerarquía o pirámide social; un sistema de
castas en el cual asuman el lugar que les corresponde por naturaleza. Esto se
inculcaría mediante creencias religiosas. Por medio de mitos se proclama que los
filósofos atesoran oro en sus almas; los guerreros, plata y bronce; y los productores,
hierro. Estos dos últimos, al pertenecer a metales inferiores, nunca podrán gobernar.

En la ciudad ideal, los filósofos poseen todas las virtudes: sabiduría, valentía,
moderación y justicia; mientras los guerreros tienen como virtudes la valentía y la
moderación, y los artesanos solo cuentan con la moderación.

La justicia se instaura en la ciudad porque cada clase social “realiza lo mejor posible
las funciones que le son propias por naturaleza”. Para que haya justicia, no debe
haber intromisión en los roles de las clases sociales: por ejemplo, los guerreros no
deben meterse a producir bienes materiales o a gobernar, y los productores tampoco
deben dedicarse a la guerra o mandar la ciudad.

A nivel individual para Platón existe también un gobierno interior. Este se conforma
por tres “partes” en el alma:

• Lo racional: constituye la aptitud para captar la verdad y se encumbra como


la parte más elevada que debe regir sobre las otras.
• La voluntad (lo irascible): la cual abarca cuestiones como el espíritu de lucha,
indignarse ante la injusticia que otros reciben, la ambición, la ira y la
competitividad. Esta parte, si recibe una buena educación, se pone del lado de
lo racional, representando su auxiliar. Por el contrario, puede aliarse con la
parte inferior del alma, si se somete a los dañinos efectos de una inadecuada
educación.
• La parte de las necesidades o apetitos (lo concupiscible): equivale a lo más
bajo a causa de la violencia de los deseos de comida, bebida, placeres amorosos
y a la intensidad del deseo de dinero, por ser este el medio por el cual se
satisfacen las anteriores.

Los tres aspectos internos están presentes en todos los seres humanos, aun cuando
solo sea el filósofo, según Platón, el más capacitado para dirigirlos. La justicia en el
alma se da cuando la razón, en la cual reside la sabiduría, se convierte en la parte
dominante; la voluntad se hace su aliada y constituye la sede de la valentía; y los
apetitos obedecen a las anteriores, al ser el sitio donde se aloja la moderación.

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Las partes del alma tienen como analogía un ser constituido por tres integrantes: el
hombre (quien representa la razón), que manda sobre el león (el coraje) y sobre el
monstruo de muchas cabezas (los apetitos). Asimismo, en el cuerpo humano se
ubican tres órganos centrales, donde cada uno de ellos refleja una parte del alma
respectiva: el cerebro envuelve la sede de la razón; el corazón, de lo irascible; y el
estómago, de lo concupiscible.

La justicia es la armonía de las partes tanto del alma como del Estado perfecto. Cada
de ellas realiza su función propia y no se entromete con la de las demás.

El paralelo entre la ciudad platónica y el hombre revela que el estrato de los


magistrados, cuya misión reside en gobernar, corresponde con la parte racional del
alma; sus auxiliares o la clase guerrera, quienes cumplen la función de salvaguardar
la ciudad, equivalen al elemento de la voluntad; y los productores, encargados de
proporcionar la manutención para todos, representan la parte apetitiva del alma. En
tal sentido, podemos apreciar el siguiente cuadro sobre el paralelo entre el individuo,
el Estado y las virtudes:

Cuadro 2.1. Paralelo entre el individuo el estado y las virtudes

Partes del Cuerpo Partes del alma Clases sociales Virtudes cardinales

Cerebro Racional Gobernantes- Sabiduría


filósofos

Corazón Voluntad Guerreros Valentía

Estómago Apetitos Productores Moderación

Armonía Armonía Cada cual en lo suyo Justicia

Roberto Cañas, 2019.

El concepto de justicia platónico se refiere a un estado de salud mental y moral, un


enlace apropiado de las diversas partes del alma debido a una buena educación; de
forma que el más alto de los impulsos humanos, la razón, domine y se satisfagan las
emociones y pasiones en un grado compatible con el bienestar de la totalidad del

60
sujeto. La voluntad y los apetitos deben encauzarse por el rumbo de la filosofía y no
necesariamente anularlos. De esta manera, justicia e injusticia representan
condiciones internas, estados saludables o enfermos del alma.

En el siguiente esquema se encuentra una representación del individuo (alma-


cuerpo) relacionado con el Estado ideal y las virtudes:

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III. EL COMUNISMO PLATÓNICO

Platón se figura un tipo de colectivismo elitista, en donde recoge costumbres de la


ciudad de Esparta y algunas prácticas de las sectas pitagóricas. Tal comunismo está
reservado solo para los “guardianes” (filósofos y guerreros), quienes reciben una
fiscalizada formación literaria, musical y gimnástica. Los artesanos, en cambio, sí
tienen propiedad privada.

Hay que distinguir tres características fundamentales del comunismo platónico:

• Comunidad de “posesiones”: se trata de un régimen de vida y habitación


donde nadie resulta acreedor de casa propia y en la cual puede entrar
cualquiera que quiera. Los productores les pueden abastecer los víveres
suficientes como retribución por su guarda. Así pues, los guardianes
mantienen un sistema de vida colectivo donde incluso asistirán a las “comidas
en común”. El único oro y la única plata que van a ostentar reside en sus almas
y no en los metales terrestres, que desencadenan tantos crímenes a raíz de su
disputa.
• Comunidad de mujeres e hijos: Platón rompe con todos los cánones de su
época al resolver que las mujeres deben compartir los mismos deberes de los
varones y, por consiguiente, recibir la misma educación. Aunque las mujeres
suelen ser más débiles, no existe una diferencia natural con respecto a la
competencia social y política.

Las mujeres, según sus diversas capacidades, pueden ser excelentes en diversos
campos y algunas serán adecuadas para ser guardianas y, ¿por qué no?, filósofas-
gobernantes. Platón estima que las ciudades de su época desaprovechan su talento:
una ciudad ideal dará a la mujer igualdad de oportunidades con los hombres en las
faenas de la milicia y el gobierno.

Los matrimonios y la procreación se permiten exclusivamente en festividades


religiosas, en las cuales se calcula el número apropiado para no exceder la cantidad
de habitantes. Las parejas son elegidas por sorteo; pero, este será manipulado por los

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gobernantes, a fin de que solo salgan favorecidos los mejor dotados. Así no reinará la
discordia entre los guardianes poseedores de menos cualidades.

Los políticos del Estado ideal realizarán una “mentira-remedio”, orientada al bien
público antes que al bien particular. Su finalidad es la eugenesia (los buenos
nacimientos), como el mecanismo para mejorar o conservar las cualidades del Estado.

Después de realizadas las uniones y una vez transcurridos de 7 a 9 meses, los


guardianes que engendraron a todos los nacidos en esas fechas los verán como hijos
suyos, sin reconocer a los propios, y ellos también los asumirán como padres y
madres; tampoco reconocerán a los que les corresponde biológicamente. Estas fiestas
pueden reiterarse cada cierto tiempo, en aras de mantener la población constante,
aunque siempre los mejores repiten.

• Comunidad de alegrías y tristezas: consiste en que el mayor número posible


de integrantes goce y se aflija de manera parecida ante los mismos hechos
felices o desgraciados que acontecen. Estamos ante una ciudad concebida
como una familia en grande, cohesionada, unida, que celebra o lamenta al
unísono los sucesos que ocurren a sus diversos miembros.

A continación, se propone para el comunismo del Estado platónico un esquema


sinóptico. Aquí se aprecia cómo los filósofos y guerreros se distribuyen en común las
posesiones materiales, se integran en una familia grande en que las mujeres y los
niños, la mayoría, son de todos, y donde se comparten los júbilos y las penas:

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Resumen

• Platón propone un sistema político ideal. Su fin es mostrar qué es la justicia “en
grande”. Este Estado se divide en tres clases sociales: 1. Los filósofos, quienes lo
gobiernan y poseen la prudencia, valentía, moderación y justicia; 2. los guerreros,
quienes lo defienden y poseen la valentía y la moderación; y 3. los artesanos, quienes
producen y satisfacen las necesidades básicas de todos y poseen la moderación.

• La justicia en el Estado ocurre cuando cada clase social realiza su función propia
sin entrometerse en la de las demás.

• Las partes del Estado y sus virtudes concuerdan con las del alma, que se dividen
en tres: 1. Lo racional, que posee la sabiduría, 2. La voluntad, que posee la valentía; y
3. Los apetitos, que poseen la moderación.

• La justicia en el alma es la armonía entre sus partes (la razón gobierna, la voluntad
la auxilia y los apetitos obedecen).

El Estado ideal platónico se organiza de manera comunista para los “guardianes”


bajo tres aspectos: 1. Comunidad de posesiones, donde no tienen propiedad privada
y comparten vivienda, comida y demás elementos; 2. Comunidad de mujeres y niños,
donde existen “matrimonios” temporales entre los mejores y las mejores a fin de
optimizar la descendencia; y una misma educación y participación política y militar
para las mujeres; 3. Comunidad de alegrías y tristezas, donde se siente en común lo
que le sucede a cada componente social como si fuera una familia en grande.

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Ejercicio de autoevaluación
Comentario de texto

1. La mentira-remedio y el comunismo eugenésico


“Realmente la mentira es algo que, aunque de nada sirve a los dioses, puede ser útil
para los hombres a manera de medicamento, porque está claro que una semejante
droga debe quedar reservada a los médicos sin que los particulares puedan tocarla
[…] Si hay, pues, alguien a quien le sea lícito faltar a la verdad, serán los gobernantes
de la ciudad, que podrán mentir con respecto a sus enemigos o conciudadanos en
beneficio de la comunidad sin que ninguna otra persona esté autorizada a hacerlo. Y
si un particular engaña a los gobernantes, lo consideraremos como una falta igual o
más grave que la del enfermo o atleta que mienten a su médico o preparador en
cuestiones relacionadas con sus cuerpos […] En lo relativo al matrimonio y la
generación parece que eso tan razonable resultará no poco importante […] Se
desprende la necesidad de que los mejores cohabiten con las mejores tantas veces
como sea posible y los peores con las peores al contrario; y, si se quiere que el rebaño
sea lo más excelente posible, habrá que criar la prole de los primeros, pero no la de
los segundos. Todo esto ha de ocurrir sin que nadie lo sepa, excepto los gobernantes,
si se desea también que el rebaño de los guardianes permanezca lo más apartado
posible de toda discordia […] Será, pues, necesario, creo yo, inventar un ingenioso
sistema de sorteo, de modo que, en cada apareamiento, aquellos seres inferiores
tengan que acusar a su mala suerte, pero no a los gobernantes”. Platón, República
389b, 459d.

¿En el Estado platónico con qué fin se utiliza la mentira?

2. La sociedad por la que abogaba Platón


En el capítulo se ha indicado que Platón abogaba por una sociedad de tipo
“comunista”. Lea con atención la siguiente nota publicada en el diario El País de
España.

https://elpais.com/diario/1992/03/28/opinion/701737205_850215.html

¿Cuáles diferencias señala el autor entre el comunismo platónico, y su versión


moderna, instaurada por Marx y Engels?

68
Respuestas

Respuesta al comentario de texto 1.


La mentira cuando tiene una intención de remedio (para no provocar un mal mayor)
resulta beneficiosa en algunas circunstancias. Esto se apoya en una analogía. Un
enfermo o un deportista nunca deben engañar sobre su verdadera condición al
médico y entrenador, porque se derivarían consecuencias nefastas para sí mismos.
Sin embargo, estos profesionales pueden tomar decisiones fundamentadas sobre los
fármacos y rutinas físicas con los mejores efectos. Este es el caso de los mandatarios
que sí pueden faltar a la verdad cuando se deriven beneficios generales y esto no
tienen por qué saberlo los gobernados. Si ellos en el Estado platónico se enteran que
no fueron seleccionados para los matrimonios al carecer de las cualidades
demandadas, se daría una disensión social que haría perder la armonía. El sorteo
para elegir las parejas es un engaño del que se valen los filósofos para mantener la
eugenesia y no se caiga en la decadencia del cuerpo político.

Respuesta al comentario de texto 2.

Este ítem es de elaboración propia. Supone realizar un análisis de lo que se ha


afirmado en el capítulo y compararlo con lo que se menciona en el reportaje. El
estudiante deberá comprender que el “comunismo” platónico es distinto del
comunismo moderno, basado en las ideas de Marx y Engels.

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Glosario

comunismo. Palabra que carga el acento sobre la puesta en común de los bienes. Fue
previsto en la Antigüedad por Platón para su Estado ideal en el diálogo República,
pero restringido para filósofos y guerreros, excluyendo las clases productoras. Su
propuesta se resume en compartir las pertenencias materiales, conjuntar una familia
en grande con uniones seleccionadas por méritos y unificada por sus mutuas alegrías
y tristezas.

justicia. Consiste en la mayor de las virtudes porque abarca otras excelencias. El


individuo justo es a la vez sabio, valiente y moderado. Se trata, por un lado, de una
armonía de las partes del alma (la razón dirije, la voluntad la favorece y los apetitos
se sacian obedeciendo a las anteriores en una medida proporcionada); y, por otro,
cuando se trata de un Estado ideal consiste en que cada clase social realice la función
que le corresponde por naturaleza sin entrometerse entre sí (los gobernantes-filósofos
mandan, los guerreros defienden y los artesanos producen).

sabiduría. Virtud que se puede dar en el Estado o en el alma. En el primero consiste


en una prudencia o buen consejo para gobernar; y en el segundo, la aptitud para
alcanzar el conocimieto de lo verdadero.

templanza. Puede llamarse también moderación o sensatez. En el Estado platónico


esta virtud debe estar presente en todas las clases sociales e implica una obediencia
hacia las clases superiores. A nivel individual es orden, dominio, moderación y
disciplina sobre los apetitos y deseos.

valentía. En el Estado platónico es la virtud que poseen los gobernantes y guerreros.


Se le llama también fortaleza o bravura. En una organización política corresponde a
mantener con firmeza la recta opinión de lo que se inculca por medio de las leyes y
la educación, es decir, respetarlas y temerlas. En el plano individual la valentía no
solo es coraje en momentos de peligro, sino también sobrellevar dolores y pasiones

70
Capítulo IV

Ética y filosofía política en Aristóteles

71
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general
Comprender la relación entre la ética y la política en la filosofía de Aristóteles.

Objetivos específicos

1. Distinguir según Aristóteles las virtudes concernientes al carácter y la inteligencia.

2. Explicar, de acuerdo con Aristóteles, cómo se origina la ciudad-Estado.

3. Entender la clasificación de Aristóteles sobre las formas naturales y desviadas en


las que se manifiestan las ciudades-Estado.

4. Puntualizar por qué, según Aristóteles, solo la ciudad-Estado regida por la clase
media es el sistema más estable.

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Sumario

• Vida y obras
• La ética como el florecimiento del carácter y de la inteligencia
o El propósito práctico de la ética
o La “felicidad” como el fin de la vida humana
o Las virtudes éticas
o Las virtudes intelectuales
o La filosofía política: las formas del Estado
• Relaciones entre la ética y la política
• El surgimiento de la ciudad-Estado
• Las formas naturales del Estado y sus desviaciones
• El equilibrio de la “clase media”

Conceptos clave

• Felicidad/eudaimonía
• Virtud ética
• Virtud dianoética
• Ciudad-Estado/pólis
• Ciudadano
• Mesocracia

73
En el presente apartado se explicará el pensamiento moral y las reflexiones sobre el
Estado por parte de Aristóteles. Este puede considerarse uno de los mayores filósofos
de todos los tiempos. Durante la Edad Media con solo que dijeran que “así lo había
dicho el filósofo”, era suficiente para saber que se trataba de él. Su obra abarca una
amplitud de temáticas, en las que incluye todos los campos del conocimiento de su
época.

Escribe los primeros tratados sistemáticos y aquí es donde veremos sus propuestas
en torno a “la filosofía de la vida humana”, donde los temas se aprenden actuando.
Sus ponderaciones morales y políticas la trazan como dos áreas indesligables, pues
ambas desembocan en el bien humano: la excelencia individual solo puede gestarse
en un Estado bueno.

En las sucesivas páginas, se analizarán los aspectos éticos de Aristóteles vinculados


a la felicidad y las características esenciales de las virtudes del carácter y de la
inteligencia.

Y en lo concerniente a la filosofía política se verá cómo el filósofo examina lo relativo


a la organización estatal, el ciudadano y las diversas formas de gobierno (acertadas y
malogradas). Por último, se atenderá a la solución que ofrece para el equilibrio
político y que este sea duradero.

“Quien recibe a un huésped y lo ama en exceso, o en exceso lo aborrece, es algo


irritante. Todo es mejor si es moderado” (Homero, Odisea XV, 71).

“Porque una golondrina no hace verano, ni un solo día, y así tampoco ni un solo día
ni un instante bastan para ser venturoso y feliz” (Aristóteles, Ética Nicomáquea 1098ª).

I. VIDA Y OBRAS

Aristóteles nace en Estagira, en Tracia, al norte de Grecia, en el año 384 a. E. C. A los


17 años Aristóteles llega a Atenas, a la Academia de Platón, en la que pasaría
estudiando durante 20 años. En el año 342 a. E. C. lo convoca Filipo de Macedonia,
con el propósito de que se encargue de la educación de su hijo Alejandro, que en ese
momento cuenta con 13 años. Esta se da por espacio de tres años, la cual tiene que

74
suspenderse porque el futuro emperador es forzado a afrontar escaramuzas
militares.

En el 343 a. E. C. el estagirita vuelve a Atenas para fundar su centro de enseñanza: el


Liceo. Lo manda a construir con edificios, gimnasio, comedor y jardines donde pasear
y caminar (perípatos). Por eso, a los aristotélicos se les llama “peripatéticos”, porque
su maestro impartía lecciones caminando.

En el 323 a. E. C. muere Alejandro Magno, por lo que Aristóteles pierde ese apoyo.
Algunos atenienses pretenden imputarle los mismos cargos que a Sócrates, de
“impiedad”, solo que Aristóteles prefiere emigrar a Calcis, en Eubea, a una propiedad
materna. Pero muere sin haber transcurrido un año, en el 322 a. E. C., a los 63 años.

Los textos que se conservan de Aristóteles son los que destinaba para dar clases, el
resto se ha perdido y probablemente haya sido un buen escritor. Compuso tratados
sobre casi todos los campos del saber de su época y se pueden catalogar en las
siguientes temáticas:

1. Lógica, conocidos bajo el nombre de Órganon (instrumento); 2. Metafísica; 3. Física,


historia natural, matemática y psicología; y 4. Filosofía práctica: ética, política,
economía, estética y retórica. En este grupo se incluyen los escritos Ética Nicomáquea,
en 10 libros y dedicada a su hijo Nicómaco; Ética Eudemia y la Gran ética. Esta última
condensa las dos anteriores. Política, en 8 libros. Retórica (el arte de la refutación y
confirmación) y Poética (se conserva el tratado sobre la tragedia y no el de la comedia).

II. LA ÉTICA COMO FLORECIMIENTO DEL CARÁCTER Y DEL INTELECTO


Aristóteles establece que la ética es un conocimiento provechoso sobre la vida diaria,
en que ocurren hechos muchas veces imprevistos e inesperados, que afectan las
decisiones humanas. Lo primordial del pensamiento moral consiste en realizar
acciones buenas y no tanto en teorizar. Los seres humanos buscan el bien para ellos
y con eso ser dichosos. Sin embargo, su consecusión reside más en el interior que en
el exterior del individuo; no hace falta ser el dueño de la tierra para obtenerlo. Lo
esencial para poseer la felicidad reside en desplegar nuestro potencial, fomentando
las cualidades del carácter y de la inteligencia.

75
A. El propósito práctico de la ética
Una de las obras sobre filosofía moral que más han ejercido influencia a lo largo de
la historia, ya sea en favor o en contra, corresponde a la Ética Nicomáquea de
Aristóteles. Sus páginas abordan con gran claridad y penetración temas
concernientes al bien, la felicidad, el deber, las virtudes, entre otros. El libro
representa una guía práctica para vivir, donde su autor conjuga valores de su época,
con los que él mismo logra reflexionar.

La ética de Aristóteles demanda ser práctica. No se investiga de manera puramente


teórica para saber qué es la virtud, sino para ser buenos, ya que, de otro modo,
obtendría ningún beneficio se de ello.

Eudaimonía es el término para “felicidad”. De eu, bueno, y daímon, divinidad. Para


los griegos la felicidad dependía de lo que la divinidad quisiera otorgar. Aristóteles
considera a la felicidad como el “fin” de la vida humana. Por una parte, esta no es
posible sin bienes externos moderados pues alguien en situación de desgracias
difícilmente puede tener una vida bienaventurada. Y, por otra parte, la felicidad
demanda una actividad (la realización de potencialidades internas), que tiene que ver
con el desarrollo de las virtudes del carácter y las de la contemplación teórica.

B. La “felicidad” como el fin de la vida humana


Para Aristóteles el “fin” último de la existencia humana no puede ser otro que la
“felicidad” (eudaimonía). Se entiende como “la actividad del alma de acuerdo con la
virtud”. La vida bienaventurada está ligada a lo mejor del ser humano: el desarrollo
de su carácter e inteligencia.

La felicidad involucra la realización consumada y madura del hombre. No reposa


sobre estados transitorios de alegría ni situaciones efímeras de euforia. Consiste en
florecer, perfeccionando las cualidades humanas. Alguien que no extienda sus
potencialidades no puede decirse que esté forjando un éxito de su vida. Quienes
hayan alcanzado las mayores excelencias, pueden, incluso, no haber pasado por
muchos momentos alegres o quizás afrontaran inmensos sinsabores. Un hombre

76
bueno puede morir por su patria o por sus familiares, y eso puede entrañar
considerable dolor y sufrimiento.

La felicidad se tasa de diversos modos. La mayoría cree que esta reside en el “placer”.
No obstante, una consagración exclusiva a la voluptuosidad acarrea una “existencia
digna de las bestias”.

Otros sitúan la felicidad en la “fama”. Este afán se posa sobre los que se aplican a la
vida política. Pese a eso, el poder alude a un bien externo y se lo requiere no tanto
por sí mismo, sino con vistas al reconocimiento público.

Una vida aún inferior se inclina a “amasar riquezas”. El dinero corresponde a un


medio para alcanzar algo distinto y no encierra un fin en sí mismo. Llamar a la
riqueza la “causa” de la felicidad es tan absurdo como atribuir la interpretación
brillante de un músico a su instrumento y no a su arte. Disponer de moderados bienes
externos y medios de fortuna resulta primordial porque su casi completa inexistencia
quizás podría malograr o comprometer la felicidad.

C. Las virtudes éticas


El intelecto humano incluye el razonamiento práctico, a fin de someter los instintos
desmedidos. A esa capacidad de regir las pasiones se llama “virtud ética”. Estas se
derivan en el hombre de sus “hábitos” o “costumbres” (éthos). El título de acto
virtuoso se forja con la constancia, el ejercicio o la práctica. Una buena acción aislada
no convierte a la persona en virtuosa; más bien, su reiteración.

Si se repiten actos justos y valientes, se adquiere el hábito de la justicia y la valentía,


hasta el punto en que se tornan cualidades inseparables de la personalidad, en una
especie de “segunda naturaleza”. Las virtudes no son innatas; pero se pueden asentar
como una condición adquirida, como un suplemento inherente al carácter:

“Las virtudes no se hallan implantadas en nosotros por la naturaleza ni son contrarias


a la naturaleza. En nuestra naturaleza está adquirirlas, pero es el hábito el que nos las
proporciona en plenitud” (Aristóteles, Ética Nicomáquea 1103ª).

Tampoco existe un estado definitivo del alma en el cual haya plena posesión de la
virtud, como si se hubiera llegado a la meta de una carrera. Se requiere, por tanto, ser
tenaces y asiduos a lo largo de toda la vida.

77
Todo ser posee su excelencia (areté), lo cual implica la posibilidad de que pueda llevar
a cabo su función propia (la visión aguda en el ojo, la agudeza en el hacha, la
racionalidad y la bondad en la humanidad).

La virtud no se afianza solo en un asunto moral, sino también en el talento en un arte


o desempeño particular; se funda en la excelencia que capacita a cualquier criatura,
órgano o instrumento para realizar su actividad específica. Por otra parte, la virtud
no puede existir donde haya exceso o defecto, demasía o carencia, sino más bien la
justa proporción, que vale por “el punto medio entre dos extremos” (Aristóteles, Ética
Nicomáquea 1106b36).

Pueden proporcionarse una diversidad de ejemplos sobre virtudes éticas, en las


cuales hay un punto medio, un exceso y un defecto. Si examinamos la mansedumbre,
se instala en un lugar intermedio entre quien se suele irritar injustificadamente y
quien no se enfada cuando la ocasión lo amerita. La moderación se coloca como
término medio entre los excesos del libertinaje y la insensibilidad. Otro caso es el de
la amistad, que constituye un justo medio entre el deseo desmedido de complacer y
la matonería. Y la generosidad como virtud presenta el extremo del dispendio y el
vacío de la mezquindad.

D. Las virtudes intelectuales


Si antes analizamos las “virtudes éticas”, propias del carácter, ahora corresponde su
turno a las “virtudes intelectuales” (dianoéticas). Estas pertenecen a la parte más
elevada del alma, la “razón”, la cual, a su vez, se divide en “razón práctica” y “razón
teórica”.

La “razón práctica” decreta órdenes con respecto a lo correcto e incorrecto


moralmente. Al ocuparse de objetos y situaciones cambiantes, que con frecuencia
escapan a nuestro poder, no puede ser infalible.

La “razón teórica” se refiere a la facultad humana para especular sobre temas


abstractos como, por ejemplo, la eternidad del cosmos o la naturaleza de Dios,
etcétera. Aquí la “sabiduría” se acredita como la virtud intelectual más elevada, al
reflexionar sobre seres eternos e inmutables.

La actividad humana fundamental no puede ser, desde el ángulo aristotélico, el


simple vivir pues esa condición resalta sobre todo en los organismos vegetales;

78
tampoco el sentir: ese estado lo comparten todos los animales. La obra peculiar del
hombre se circunscribe en la actividad del alma según la razón, la “sabiduría”, el
“pensamiento filosófico” o la “vida teórica”. Constituye la forma de vida más
independiente y, contrariamente a las acciones prácticas, elegidas por sus
consecuencias, ella encuentra su fin en sí misma.

En el quehacer especulativo el hombre alcanza el clímax de sus posibilidades. Si la


vida conforme a las virtudes éticas proporciona una felicidad humana, la felicidad de
la vida contemplativa conduce más allá de lo humano: pone al sujeto en contacto con
respecto a la divinidad pues el intelecto puro lo asemeja con esta y ejerce así lo más
excelente de su naturaleza. En la actividad de la “inteligencia” (noûs) como
pensamiento filosófico metafísico reside la mayor felicidad y eso se parece de cierto
modo a la actividad que realiza la divinidad.

Con el siguiente esquema, se pueden visualizar los dos tipos de virtudes y sus
característas imprescindibles, según el estagirita:

79
!
! De Estagira, Tracia Aristóteles! Estudió!20!años!en!la!A cademi a!de!

! Platón;!educó!a!A l ejandro!M agno!y !


En el ! último año de fundó!en!A tenas!su!escuela:!el !Liceo!
vida se! exilia de Atenas
Ética!
!
Conocimiento
! práctico Obras! éticas:! Ética&N icomáquea,! Ética&
! Fin de la vida!humana! ética!
Eudemia!y!Gran&
!Guía!para!vivi r!
!
No se halla en placeres
! Felicidad!
Lo importante reside en hacer A utosufi ciencia! físicos o recibir mucho
!
dinero; aunque una gran
!
carencia puede
! Reside en el alma y sus virtudes
Nada ! sacamos con comprometer la felicidad
saber !qué es la virtud,
si no somos virtuosos Carácter I nteligencia Metafísica
!
! (éthos) (noûs)
La actividad teorética o
!
La virtud o contemplativa es la más
!
excelencia Virtudes!éti cas! Virtudes!intelectuales! semejante a la divinidad
!
(areté)
! es la
capacidad
! para Práctica Razón Teórica
realizar Saber por saber
! de modo
superior
! una Sabiduría
Prudencia
función Ocio reflexivo
!
! Experiencia
Hábitos
! o costumbres Vida filosófica
Establece lo bueno o
! Deliberación malo en sentido moral
!
Repetición o constancia
!
Elección
! Medios!
Relativo
! en ocasiones
a cada individuo
! Fines
! Término medio
! Exceso o adecuada
Defecto
! proporción
!
!
! Temeri dad! Val entía! Cobardía!
!
!
! Pi ropear !
M atonería! A mistad!
!
!
!
! Iracund o! M ansedumbre! Inalterable!
!
!
! Derroche! Generosidad! A varicia!
!
!
! Ejemplos:

Figura!4.1.!La!ética:!las!virtudes!del!carácter!y!de!la!inteligencia!
Roberto!Cañas,!2019.!
!

80
I. LA FILOSOFÍA POLÍTICA: LAS FORMAS DEL ESTADO

En Aristóteles, la ética al igual que la administración estatal no son ciencias exactas


porque pertenecen al conocimiento de lo práctico. Ambas disciplinas corresponden a
la filosofía de la vida humana y se complementan mutuamente. Para tener una
existencia moral excelente, necesario residir en un Estado bueno. Al contrario, los
sujetos corruptos y viciosos tanto en una esfera privada como pública abundan en los
regímenes gubernamentales maleados. Por tanto, la política constituye el saber
directivo supremo. Por eso, el pensamiento moral se subordina a la política: esta
dictamina las normas que aseguran el bienestar general de los ciudadanos. Los
grandes logros se realizan en una escala superior, solo cuando se cuenta con el poder
político:

“Pues, aunque sea el mismo el bien del individuo y el de la ciudad, es evidente que
es mucho más grande y perfecto alcanzar y salvaguardar el de la ciudad; porque
procurar el bien de una persona es algo deseable, pero es más hermoso y divino
conseguirlo para un pueblo y ciudades” (Aristoteles, Ética Nicomáquea 1094b7-10).

La ciudad, al estar por encima del individuo, implica que la política tenga que
construir las bases para que los ciudadanos puedan desarrollar sus virtudes, vivir
bien y obtener la felicidad.

El Filósofo describe al ser humano como alguien con carencia, a menos que agregue
vínculos sociales con otros. Solo un dios o una bestia viven en total aislamiento. Por
eso, la plenitud del individuo reside en la ciudad-Estado (pólis):

“Resulta manifiesto que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es
por naturaleza un animal social, y que el insocial por naturaleza y no por azar o es
mal hombre o más que hombre” (Aristóteles, Política 1253a).

El origen de la ciudad-Estado para el estagirita acontece, por naturaleza, a partir del


desarrollo de asociaciones humanas que empiezan con la familia, que a su vez se
unen y forman la tribu, después la aldea y, finalmente, la ciudad. Esta ha de ser
intermedia en la cantidad de habitantes, evitando el exceso o unos pocos.

Para Aristóteles, lo que origina el “ciudadano” se establece en el sentido natural de


pertenencia a una determinada asociación política. Para eso, no basta con residir en

81
un lugar, ni gozar del derecho de iniciar una acción judicial, ni tampoco con ser
descendiente de ciudadanos. Con miras a adquirir, verdaderamente, esa condición,
se debe colaborar en los tribunales o en las magistraturas, “tomar parte en la
administración de la justicia y participar en la Asamblea que legisla y gobierna la
ciudad” (Aristóteles, Política 1275a). El ciudadano tiene la doble y simultánea facultad
de ocupar un cargo político y obedecer a la autoridad.

Este apartado sobre el origen de la ciudad-Estado y las características del ciudadano


puede verse también en el siguiente esquema:

82
83
Aristóteles realiza una clasificación de los Estados. Los tres primeros constituyen las
formas acertadas o naturales porque persiguen el bienestar general:

Monarquía, Aristocracia y República. La soberanía de estas reside,


correspondientemente, en uno solo, en una minoría y en todos; y su esencia está
conformada por la autoridad, el mérito y la libertad. El propósito de los gobernantes, en
dichos casos, se aboca al interés común.

Por el contrario, si el propósito consiste en el interés personal aparecen tres expresiones


defectuosas o desviaciones:

Tiranía, Oligarquía y Demagogia o democracia. Cada una de ellas, respectivamente,


degenerará a partir de las anteriores y tienen como esencia el despotismo (abuso de
autoridad), incremento del lucro y la arbitrariedad en provecho de los desposeídos.

Desde una perspectiva ideal, si en una ciudad se diese un individuo que sobresaliera
por encima de todos, merecería ser acreedor del poder monárquico; y, si aparecieran
individuos excelentes por sus méritos, se les transferiría un gobierno aristocrático.

El sentido realista de Aristóteles le hace ver que estos casos son muy difíciles de
cumplir en la práctica. Por eso, asume la “República” como la mejor forma de
administración estatal, porque no requiere ni de uno ni de algunos hombres
sobresalientes, sino de muchos, que, a pesar de no contar con altos dotes de virtud
política, al menos pueden mandar y obedecer a partir de las leyes.

En la siguiente figura se observa la división aristotélica de los sistemas políticos


correctos y sus degeneraciones:

84
Para Aristóteles, la República emerge como la mejor forma de gobierno. Su
justificación se concentra sobre el fortalecimiento de la “clase media”:

“En cuanto le es posible, una ciudad trata de estar formada por ciudadanos iguales y
parecidos entre ellos, esto sucede sobre todo con ciudadanos que pertenecen a las
clases medias; por ello, la ciudad mejor gobernada será aquella en la que se realizan
las condiciones de las que por naturaleza se deriva la posibilidad de la comunidad
de ciudadanos. Por lo demás, precisamente la clase que constituye la base de esta

85
posibilidad, es decir, la clase media, es aquella cuya existencia queda garantizada en
la ciudad. En realidad, los que pertenecen a ella, al no ser pobres, no desean las
condiciones de los demás, ni los otros desean la suya, como sucede en relación con
los ricos cuya posición envidian los pobres. Por ello, los que pertenecen a la clase
media, al no tramar engaños contra los demás y no siendo, a su vez, objeto de abusos,
pasan su vida sin peligros […] Está claro, pues, que la mejor comunidad política
(politeía) es la que se basa en la clase media y que las ciudades que se encuentran en
estas condiciones pueden ser gobernadas, me refiero a aquellas en las que la clase
media es más numerosa y más poderosa que los dos extremos, o al menos que uno
de ellos” (Aristóteles, Política 1295b).

Los dos extremos son los ricos y los pobres. En la República, el mando lo poseen el
mayor número de ciudadanos (como en la democracia) y no unos pocos (como en la
oligarquía). Pero no se trata de una multitud pobre, como acontece en muchas
democracias: es una multitud que disfruta de un bienestar suficiente y que el quórum
dentro de ella tiende a ser una “clase media”, garantizando así una mayor
estabilidad.

La República surge cuando los ricos y los pobres están endulzados con ciertos
beneficios que no son excesivos ni carenciales. Por otra parte, esta “posición media”
conecta a la política con las virtudes éticas del “justo medio”, que son el fundamento
para la realización de un Estado feliz.

Aristóteles combina una mezcla entre la democracia y la aristocracia. Cree en el valor


de la mayoría, pero con las cualidades mencionadas; y también en virtudes relativas
al mérito, quienes destacarían dentro de la misma clase media. Aunque dicha forma
de llamarse esta Constitución no le preocupa, se hace notorio que es una mesocracia
(el gobierno de la clase media).

Del mismo modo, con un esquema se puede advertir cómo Aristóteles subraya el
régimen de gobierno a gobierno en el cual la clase media de la población en la clase
la mass media ejerce en la cual supremacía la clase media de la población ciudadana.

86
!
!
! República! Régimen' mixto:'
Duración' y'
! todas' las' clases' se'
estabilidad'política'
! representan'
!
Término'
! Ética' M esocracia'
medio'
! La' más'
! recomendable'
! Pobres' forma'de'gobierno'
Clase' Ricos'
!
! media'
! Carga'y'amenaza'
Egoísmo'y'ambi ción'
!
!
! Deben' recibir' Deben' recibir'
! beneficios' y' no' beneficios' y' sus'
! bienes' no' ser'
ser'oprimidos'
!
confiscados'
!
!
! Gobiernan' Deben' constituir'
! respetando'las'leyes' la' clase' más'
! numerosa'
!
!
N o' se' dejan' convencer' por'
! N o' envidian' a'
discursos'demagógicos'
! las'otras'clases'
!
!
Figura!4.4.!La!estabilidad!de!un!gobierno!en!el!que!domina!la!clase!media!
Roberto'Cañas,'2019.'
'

87
Resumen

ÉTICA

• La “felicidad” de acuerdo a Aristóteles es el fin de la vida humana. Consiste en un


florecimiento del alma y las virtudes.

• La virtud o areté es la capacidad para realizar una función de manera óptima.

• Las “virtudes éticas” corresponden con el carácter y se desarrollan a partir de los


“hábitos”.

• Las virtudes éticas se ubican en el punto medio entre dos extremos (por ejemplo, la
generosidad tiene como excesos el derroche y la tacañería).

• Las “virtudes intelectuales” constituyen la cima de la sabiduría o vida teórica y, por


consiguiente, de la felicidad. Requieren ocio activo y ejercicio de la inteligencia sobre
los temas más elevados.

• La razón es la parte más elevada del ser humano y se subdivide en “páctica”


(dirigida a un mundo de experiencias cambiante) y “teórica” (orientada a la
contemplación de cuestiones divinas).

POLÍTICA

• La ética y la política son conocimientos prácticos, concernientes a la vida humana,


cuyo objetivo reside en hacer y mucho menos en teorizar.

• La política supera a la ética porque con la primera se pueden realizar bienes


mayores para una ciudad.

• La política garantiza las condiciones sociales para vivir bien, adquirir las virtudes
y alcanzar la felicidad.

• El hombre es un animal “político” por naturaleza, porque su realización nunca


ocurre si se aparta de la organización estatal.

• La “ciudad-Estado” constituye la organización política ideal, es una forma


intermedia entre un conglomerado excesivo de individuos y un puñado de estos.

88
• El auténtico “ciudadano” debe participar de la administración de justicia y del
gobierno de la ciudad.

• Los regímenes políticos:

Formas naturales, cuya finalidad es el interés común: 1. La monarquía, donde la


autoridad reside en un individuo sobresaliente; 2. La aristocracia, donde manda una
minoría que ha destacado por sus méritos; y 3. La república, donde predomina la
libertad de todos los ciudadanos.

Formas desviadas, donde la finalidad es el interés personal: 1. La Tiranía, el interés


del monarca que emplea el despotismo; 2. La Oligarquía, donde predomina el afán
de ganancia económica de unos pocos, los ricos; y 3. la Demagogia o democracia,
donde hay un interés hacia los pobres.

• La República se consolida como la mejor forma de gobierno, en razón de que


fomenta la supremacía de la “clase media” (punto medio entre los ricos y los pobres).

• Se le puede llamar mesocracia (el gobierno del grupo medio de la ciudadanía) y


hasta podría combinar mezclas de diversos regímenes políticos).

89
Ejercicio de Autoevaluación
Comentario de texto

Texto 1. El término medio es la clave en la virtud ética

“La virtud ética tiene que ver con las emociones y las acciones, en las que existe el
exceso, el defecto y el término medio. Por ejemplo, el miedo, la confianza, el deseo, la
cólera, la piedad, el placer y el dolor en general pueden darse en demasía o en muy
poca medida, ninguna de cuyas cosas es buena; pero si tenemos estas pasiones
cuando es debido, y por aquellas cosas y hacia aquellas personas debidas, y por el
motivo y de la manera que se debe, entonces hay un término medio y lo excelente; y
en ello radica, precisamente, la virtud. En las acciones hay también exceso, defecto y
término medio” (Aristóteles, Ética Nicomáquea 1106b18-24).

¿Qué se entiende por “término medio” en relación con la virtud ética?

Texto 2. Compare esa apreación con la siguiente nota, publicada por el Diario de
España:

https://www.eldiario.es/canariasahora/lapalmaahora/sociedad/consumismo-genera-
infelicidad-individualismo-competitividad_0_936506443.html

¿Cómo se relaciona la visión de Aristóteles con lo que se comenta en la nota?

¿Cuáles son los factores que, para las autoras, inciden en la felicidad humana? ¿Se
asemejan o se diferencian de la visión de Aristóteles?

Respuesta al texto 1. El término medio es la clave en la vitud ética


Para Aristóteles la virtud no puede existir donde haya exceso o defecto, demasía o
carencia, sino más bien la justa proporción, que vale por “el punto medio entre dos
90
extremos”. Corresponde a un equilibrio (virtud ética) que la razón práctica establece
según el contexto, las circunstancias y las personas involucradas. Esto solo puede ser
fruto de la constancia, reiteración y hábitos en las acciones que denoten mesura. Por
ejemplo, un individuo con la virtud de la serenidad, no se se irrita injustificadamente
ni deja de enfadarse cuando la ocasión lo amerita.

2. Se ha afirmado, en el capítulo, que, para Aristóteles, “una vida inferior se inclina a


“amasar riquezas”. El dinero corresponde a un medio para alcanzar algo distinto y
no encierra un fin en sí mismo. Llamar a la riqueza la “causa” de la felicidad, es tan
absurdo como atribuir la interpretación brillante de un músico a su instrumento y no
a su arte”.

Respuesta al texto 2. Comparación con un texto de un diario español

Este ítem requiere una elaboración y análisis propios. Se debe enfatizar la noción de
que Aristóteles no le concede a la riqueza el rol principal para alcanzar la felicidad,
lo cual puede relacionarse con las sociedades de consumo contemporáneas: la
felicidad no se alcanza mediante el consumo. Asimismo, mientras las autoras en el
reportaje enfatizan las relaciones humanas y las relaciones colectivas como factores
relevantes de felicidad, para Aristóteles un elemento fundamental lo constituye el
cultivo de la razón y la sabiduría.

91
Glosario
ciudadano. Para Aristóteles remite a un sentido natural de pertenencia a una
determinada asociación política. Además de residir en un lugar, contar con la
posibilidad de iniciar una acción judicial y ser descendiente de ciudadanos, también
debe colaborar en los tribunales de justicia y participar en la Asamblea que legisla y
gobierna la ciudad. El ciudadano al mismo tiempo ocupa un cargo político y obedece
a la autoridad del Estado.

eudaimonía. Del adverbio griego eû, buen, bueno, favorable; y del sustantivo daímon,
dios o divinidad inferior. En la cultura griega antigua poseer un “buen daímon”,
remitía a ser favorecido por un ser sobrenatural benefactor. De acuerdo con el poeta
Hesíodo en Trabajos y días (120-127), hubo hombres de la raza de oro, quienes al
extinguirse se convirtieron en daímones protectores, guardianes de los mortales y
dispensadores de riqueza. Por eso, la eudaimonía es equivalente a “felicidad”, puesto
que se asocia a la suerte propicia, a la prosperidad enviada desde el exterior por
entidades superiores. Las éticas eudemonistas buscan la felicidad. El primero en
sistematizarlo fue Aristóteles, quien postula la felicidad como fin de la vida humana;
y como medios, el florecimiento de las virtudes del carácter y del intelecto.

virtud. Del griego areté. En Aristóteles todo ser posee su excelencia, lo cual implica
que posee el potencial de llevar a cabo su función óptima (la agudeza del ojo, la
racionalidad y la bondad en la humanidad). La virtud no se afianza solo en un asunto
moral, sino también en el talento en un arte o desempeño particular; se funda en la
excelencia que capacita a cualquier criatura, órgano o instrumento, para realizar su
actividad específica. En el estagirita, se diferencia la virtud ética y la virtud
dianoética.

virtudes dianoéticas. Del griego diánoia, pensamiento; designio, propósito; idea, juicio;
conocimiento, inteligencia, mente. En Aristóteles son las perfecciones humanas en
cuanto ser pensante, que hacen captar la verdad y asemejan con la divinidad. Las
virtudes dianoéticas son, por ejemplo: ciencia o conocimiento, sabiduría teórica, arte,
habilidad técnica, prudencia y buen consejo.

virtudes éticas. En Aristóteles son las excelencias humanas relativas al carácter o al


dominio ordenador de la voluntad. Se hallan regidas por el “hábito” (la reiteración),
y por el “término medio” (medida proporcionada entre dos extremos: el exceso y el

92
defecto de las acciones). Algunos ejemplos de virtudes éticas son: generosidad,
valentía, autodominio, amistad y etcétera.

93
94
Capítulo V

Las concepciones de la ética durante el período


Helenístico

95
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general
• Distinguir las principales ideas sobre la vida ética de las escuelas
pertenecientes al periodo helenístico.

Objetivos específicos

1. Explicar las características del hedonismo según Aristipo.

2. Describir la clasificación ética de Epicuro en torno a los placeres.

3. Comprender la filosofía cínica de Antístenes y Diógenes.

4. Comprender la filosofía ética de Zenón centrada en la virtud.

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Sumario

• Hedonismo
o Aristipo y la filosofía del placer
• Epicureísmo
o Epicuro: vida y obras
o El ideal del “sabio” y su alejamiento de la actividad política
o Clasificación de los placeres
o La elección de los placeres naturales y necesarios
• Cinismo
o Antístenes. La virtud como fin de la vida y la negación del placer
o Diógenes. Desafío punzante ante las convenciones
• Estoicismo
o Zenón. Las virtudes son los únicos bienes del alma

Conceptos claves

• Apatía
• Aponía
• Ataraxia
• Cirenaicos
• Hedonismo
• Epicureísmo
• Cinismo
• Estoicismo

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En este capítulo se llega a los últimos grandes exponentes de la ética y la filosofía
política de los griegos antiguos. También en él se verán las propuestas durante el
período helenístico o alejandrino; es decir, la cultura desarrollada por los helenos y
que corresponde a un período marcado por dos importantes acontecimientos
políticos: la muerte del emperador griego Alejandro Magno (323 a. E. C.), hasta el año
30 a. E. C., fecha en que el emperador romano Octavio Augusto incorpora Egipto a
Roma luego de derrotar a Marco Antonio y Cleopatra. Esos hechos significan la
desaparición de las ciudades-Estado autónomas y la consolidación de extensos
imperios.

Emergen en tal contexto escuelas de pensamiento ético con un profundo sentido de


la vida; corrientes que abogan por el placer bien entendido y que resulta la clave para
obtener la felicidad. El hedonismo y el epicureísmo son los representantes de esa
filosofía moral.

A dichas corrientes se contraponen el cinismo y el estoicismo con un enfoque nuevo


acerca de la existencia humana que actúa según la virtud y el deber. Ambas
constituyen la meta de la vida y se aparta de ilusiones que suelen motivar y perturbar
a la mayoría: el poder político, la fama, el dinero, los placeres y la belleza física.

“Por lo que la carne clama es por no pasar hambre ni sed ni frío. El individuo que
tiene estas cosas y espera seguir teniéndolas rivaliza con el mismo Zeus en felicidad”
(Epicuro, Gnomologium Vaticanum 33).

“Las virtudes son los únicos bienes del alma” (Zenón de Citio).

citado por el biógrafo del siglo III d. E. C. (Diógenes Laercio Vidas y opiniones de los
filósofos ilustres VII, 30).

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I. HEDONISMO

El hedonismo es la corriente de pensamiento moral fundada a inicios del siglo IV a.


E. C. por Aristipo de Cirene. De esa ciudad se desprende el nombre escuela cirenaica.
Aquí se plantea que el placer físico en una escala equilibrada constituye la meta de la
vida y lo que nos puede conducir a la felicidad. Desde que nacemos hasta que
morimos buscamos satisfacer nuestras apetencias y lo adecuado es que no acarreen
consecuencias nocivas. También debemos disfrutar de los placeres sin que nos
importen las costumbres de nuestra sociedad, gozarlos en el momento (sin referencia
al pasado o futuro) y según nuestro propio gusto.

Un discípulo de Sócrates se halla en Aristipo. Nace en los últimos decenios del siglo
V y muere hacia el 350 a. E. C. Funda la filosofía cirenaica de la experiencia centrada
en el “placer”. Procede de Cirene, colonia griega en África del norte. Por eso, sus
seguidores se les denomina los “cirenaicos”. Su hija Areté y su nieto Aristipo el Joven
continúa su filosofía.

La doctrina de Aristipo se denomina “hedonismo” (de hedoné, placer). Constituye el


supremo bien y la motivación para actuar. A su fundador se le describe disfrutando
de buena comida, ropa lujosa, perfumes y mujeres.

Para Aristipo las investigaciones matemáticas y físicas son inútiles pues no tienen
ninguna relación con respecto al bien o a la felicidad.

En Aristipo, el placer corporal es el fin de las acciones humanas; en tanto que en el


dolor reside el peor mal. La virtud, por consiguiente, se observa en la destreza para
adjudicarse deleite y evitar disgustos. Las personas pueden dedicar sus vidas a la
búsqueda de satisfacciones, que se derivan de sensaciones; pero tienen que aprender
a utilizar el juicio y la moderación para contener los impulsos peligrosos. Se debe ser
dueño de sí mismo, disfrutando de los placeres, sin convertirnos en sus siervos.

Existen, según Aristipo, tres estados de nuestro temperamento, de acuerdo con la


analogía del mar:

El dolor, que lo sentimos como en el mar acontece una tempestad; el placer, percibido
como un leve movimiento de las aguas; y en el que no hay dolor ni placer; estado
intermedio afín a la quietud del mar.

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De los tres, el momento positivo es el placer que favorece nuestro navío, el cual nos
impulsa sin destrozarnos y nos permite la travesía sin anclarnos.

Ese punto intermedio entre la ausencia de placeres violentos y la escasez de


sensaciones se asemeja con el que duerme plácidamente, al gozar de una especie de
éxtasis leve.

Debe haber autodominio y entender que el placer no es malo, sino la incapacidad


para controlarlo. El placer surca como una brisa favorable y siempre es bueno, incluso
si nace de acciones que otros juzguen vergonzosas e inconvenientes. Lo “inmoral”
surge “por convención” y no “por naturaleza”; o sea, por prejuicios que los grupos
sociales encajan cuando etiquetan las acciones humanas y les ponen límites.

El placer, según Aristipo, se limita al instante en que se siente. Solo debe disfrutarse
en el presente. El placer pasado o futuro no es algo real; fue lo que ya pasó y lo que
todavía no será. Dejarse arrastrar por los recuerdos o anhelos próximos significa no
gozar y perder el poder sobre lo presente. Por tanto, la felicidad reside en los placeres
particulares, que se disfrutan viviendo el momento actual, sin atormentarnos por lo
ocurrido o lo que vendrá.

Aristipo sostiene que las sensaciones agradables se amoldan a la propia persona. Por
lo tanto, en su filosofía se aplica un subjetivismo del placer; lo importante de las
impresiones gratas es como a mí me parezca y no como otros lo perciban, aunque
sean la mayoría. No hay una objetividad del placer; cada cual lo asume según su
complacencia interna. Somos jueces de nuestras propias excitaciones: lo que me
parece a mí es para mí y nadie está en disposición de decir a otro que se equivoca. Si
lo que yo siento placentero lo siente desagradable, ocurre porque somos diferentes,
cada uno con su propia subjetividad.

El hedonismo de Aristipo se basa en una virtud que se agencia placeres según el gusto
personal, no cayendo en su ausencia o exceso, gozando la inmediatez del presente y
a veces tomando un rumbo distinto de las costumbres. Estos aspectos de su escuela
pueden esquematizarse del siguiente modo:

100
II. EPICUREÍSMO
El epicureísmo o Escuela El Jardín proviene de su fundador Epicuro, quien la
organiza en el año 306 a. E. C. en Atenas. Compra una casa con un extenso patio para
albergar a un grupo de compañeros y así compartir los deleites reposados que ofrece
la vida. Replantea el tema de los placeres de un modo más profundo para poder ser
feliz. Esto llevará a una tranquilidad interior, alejada de ambiciones, disfrutando
sobre todo de delicias naturales y necesarias y en compañía de amigos. Dicha
corriente ética brinda caminos para ahuyentar dolores, sufrimientos, temores y
supersticiones.

101
Epicuro nace en la isla de Samos en el 341 a. E. C.-270 a. E. C., en el ámbito de una
familia ateniense. La principal influencia filosófica la recibe de Demócrito, aunque no
lo cita.

Epicuro llega a Atenas en el 306 a. E. C. y como tenía la ciudadanía compró una casa,
donde vivió con sus discípulos. Las enseñanzas las impartía en el patio, por lo que su
escuela se conoce como los “filósofos del Jardín”. Es un lugar ubicado en las afueras
de Atenas, lejos del bullicio de la vida pública ciudadana. Se admiten mujeres,
esclavos, personas respetables y de vida disoluta entre sus miembros.

En el Jardín, Epicuro es el jefe y el sabio, y debajo de él los discípulos, asistentes y


novicios. Aquí no se permiten desavenencias filosóficas. Durante 36 años, Epicuro
dirige su agrupación y muere en el 271 a. E. C. a los 70 años. Despunta como un autor
prolífico. A su muerte deja 300 manuscritos, incluyendo 37 tratados sobre física y
numerosos volúmenes sobre el amor, la justicia, los dioses y otros temas. De sus
escritos, solo se conservan tres cartas y algunos fragmentos.

El “sabio” epicúreo no consiste en poseer mucha información, sino en alcanzar una


habilidad práctica para ser feliz, aun en medio de las circunstancias más adversas. La
investigación científica que no contribuya a la felicidad humana carece de valor. Lo
importante en Epicuro consiste en serenar el ánimo. Además de los aprendizajes
estériles, existe una actividad que le suscita el mayor daño al ser humano. Esta no es
otra que la política.

Nos recomienda dejar de aspirar a esos placeres perturbadores: “Liberémonos de una


vez por todas de la cárcel de la política”. El peligro más grande contra la calma
interior acampa en los manejos administrativos del Estado.

Epicuro ha puesto de manifiesto que la felicidad se aloja en la serenidad del alma


(ataraxia). Ese estado de tranquilidad solo se experimenta mediante la indiferencia o
apatía ante los acontecimientos políticos y el alejamiento de la muchedumbre. La
actividad pública perjudica la imperturbabilidad interior. No obstante, la mayoría de
los individuos persiguen una ficción: esperan que al ser dirigentes pueden
usufructuar poder, fama y dinero, los cuales son placeres no naturales y no
necesarios.

102
El sabio epicúreo se ahuyenta de las costumbres de las masas y rechaza los cargos
gubernamentales, no vota y solo vive para el placer de su mundo interior. Prefiere
cultivar la amistad, complaciéndose con conversaciones inteligentes. No se atarea por
un puesto estatal que desencadene la intranquilidad del alma. La felicidad no estriba
en ser el amo absoluto de la tierra, sino en la apacibilidad de nuestro ser: “la corona
de la serenidad es incomparablemente superior a la corona de los grandes imperios”.
La mayor aspiración del hombre antiguo residía en el éxito político y el epicureísmo
contradice esa ambición.

En un rango de lo óptimo a lo inferior, Epicuro ordena tres tipos de placeres:

• Los placeres naturales y necesarios, que se oponen al dolor y proporcionan la


subsistencia vital, la salud y equilibrio del alma y del cuerpo y, por
consiguiente, la felicidad.
• Los placeres naturales y no necesarios, que no provocan dolor si no son
satisfechos; se refiere especialmente a la sensualidad de los sentidos y los
placeres sexuales. Aquí se catalogan también cuestiones artificiales como
comer manjares, beber licores refinados o vestir de manera rebuscada.
También las artes forman parte de esta categoría.
• Los placeres que no son naturales ni necesarios, producto de la “vana
opinión”, que desea recoger bienes exteriores, como, por ejemplo, todos los
placeres vinculados al deseo de riqueza, poder político, fama y cosas
semejantes.

El placer es la felicidad e incluye, necesariamente, disfrute; pero no entendido de una


manera meramente sensual, sino como ausencia de dolor, miedo y deseos. No se
trata, entonces, de caer en placeres y dolores violentos.

Para Epicuro, el fin del placer radica en adquirir la ataraxia, entendida como la paz
bienaventurada del alma o la “santa serenidad”. Corresponde a una vida adversa al
dolor (aponía), a la avidez y a todo tipo de vanidades: “el placer que hablamos consiste
en la ausencia de sufrimiento físico y de perturbación del alma”.

El sabio prudente debe desembarazarse de los temores que provienen de los mitos
religiosos, de divinidades castigadoras, la superstición y del horror a la muerte. Solo
cuenta con una vida para disfrutarla y no hay más allá.

103
La doctrina de Epicuro sobre el sabio prudente que calcula los placeres que conducen
a no turbación interior, la podemos representar de la siguiente manera:

104
III. CINISMO

Antístenes de Atenas y Diógenes de Sinope son los mayores representantes del


cinismo. Estos exponentes enseñaron hacia el siglo IV a. E. C. en un gimnasio llamado
Cinosargo, que viene a significar “perro blanco” o “perro veloz”. Adoptaron un
comportamiento desvergonzado y por esa razón los compararon con los perros, que
en griego era equivalante al término “cínicos”. Promueven con su ejemplo personal
una vida natural, sencilla y libre. Sus curiosas anécdotas hacen avergonzar
cáusticamente a quienes se afanaban por las convenciones. El fin de la existencia no
se centra en obtener logros en la política, brillar por la fama, ni gozar de placeres y
lujos. La propuesta fundamental de esta escuela es que la meta humana reside
únicamente en la virtud.

Antístenes nace en Atenas hacia el 445 a. E. C. y muere en el 365 a. E. C. Se desarrolla


durante el apogeo de los sofistas, y se hace alumno de Gorgias. Antístenes se muestra
incondicional de Sócrates al que acompaña en sus últimas horas en prisión y al que
imita hasta llevar al extremo su doctrina. La imagen idealizada que Antístenes traza
de Sócrates consiste en describirlo como alguien de extraordinarias cualidades
morales, con autodominio para vencer los placeres, con capacidad para bastarse a sí
mismo, soportar fatigas y mantenerse con pocas necesidades.

Dice haber aprendido de su maestro que la felicidad no reside en adquirir grandes


posesiones, sino en perder el deseo por ellas. Por eso, Antístenes se llama a sí mismo
el más rico de los hombres porque la riqueza habita en las almas, no en los bolsillos.
La pobreza voluntaria lleva a la autosuficiencia e independencia. A las personas que
emprenden grandes esfuerzos por aumentar sus fortunas, los compadece como
enfermos.

Antístenes escribe numerosas obras sobre una variedad de temas, como la ética, la
lógica, la dialéctica (técnica de debatir) y la interpretación mitológica. Empero, solo
nos han llegado algunos fragmentos y los títulos de sus escritos. Uno de ellos se llama
Heracles, de contenido ético, en el cual exalta el trabajo duro y los sacrificios del
legendario héroe.

En las afueras de Atenas se emplaza un gimnasio de nombre Cinosargos, que quiere


decir “perro blanco, brillante o ágil”. Este recinto deportivo se destina para los
hombres de descendencia mixta, como el propio Antístenes, hijo de padre ateniense

105
y madre tracia. Kynós en griego equivale a perro o perra. Antístenes enseña en este
lugar y sus visitantes más frecuentes no se oponen a que se les apellide “perros”.

En Antístenes hay un rechazo por los conocimientos generales, incluso decía que “los
prudentes no debían aprender a leer libros para no dejarse distraer con escritos
ajenos”. Los consejos de viva voz sí resultan fructíferos para las personas. Ante esto,
prescinde de saberes como la geometría, la física y otros semejantes. Solo se debe
investigar la ética, y aspectos relativos a lo “bueno” y lo “malo”.

El pensamiento de Antístenes se basa en minimizar toda forma de erotismo. Sus


frases lo ejemplifican: “quisiera antes enloquecer que experimentar un placer”; “si
pudiese tener a mi alcance a Afrodita, le lanzaría una flecha” (Diógenes Laercio, Vidas
y opiniones de los filósofos ilustres VI, 3). En este mismo tenor, se refiere al apetito sexual
–al cual estima tan natural como el alimento–, cuando dice que preferiría satisfacerlo
sin placer pues la intensa complacencia que se deriva de él redunda en daños. De
igual forma, se debe comer y beber, no con vistas al disfrute, sino solo para calmar el
hambre y la sed. El arduo trabajo lo aconseja como el único “placer”.

En la ética de Antístenes el fin de la vida humana se cifra en la virtud, la cual nos


encarrila hacia la felicidad. Se trata de alcanzar virtudes que se dan “por naturaleza”,
como el autodominio, la autarquía o la autosuficiencia. Puede explicarse como la
capacidad de bastarse a sí mismo, no depender de cosas o de los demás, usando solo
alimentos y bebidas básicas o adaptarse a cualquier refugio.

La actitud provocadora de Antístenes lo encamina a no acomodarse a las normas


establecidas, a lo que se da “por convención”, combatiendo los placeres, laborando
duro para alejarse de las comodidades, las riquezas y la fama, y no viviendo según
las normas político-sociales y religiosas.

La propuesta ética de Antístenes se puede esquematizar con los siguientes aspectos:

106
107
El representante que más ha llamado la atención del cinismo es Diógenes de Sinope
(412-323 a. E. C.). Nunca se opone a que lo apoden “perro”. Más afirma que morder
u orinar sobre aquellos que no viven de modo natural y menear la cola para el que se
aparta de las convenciones. Intensifica lo que había planteado Antístenes, adoptando
una austeridad radical y un culto a la pobreza, durmiendo en un tonel, vistiendo con
un manto roto y usando un bastón y un bolso como distintivos de mendigo.

Diógenes conserva un desprecio total por las apariencias sociales, sobre todo con
deliberada burla, transgrediendo las normas aceptadas de decencia. No lega ningún
escrito y su enseñanza se debe a su carisma y sucesos personales.

Cuando Diógenes transita por las populosas calles de Atenas con una lámpara
encendida en pleno día declara: “busco al hombre”. Indica, cabalmente, que anda
examinando al humano que sabe vivir de acuerdo con la naturaleza y ser feliz, más
allá de todas las convenciones, etiquetas y máscaras sociales.

El “cinismo” de Diógenes involucra descalificar las conductas y la opinión


generalizada de la gente, a fin de que sean personas auténticas. Sus actos
“escandalosos” o “indecentes” se deben a que se está acostumbrado a los
convencionalismos aparentes. Testimonios aseguran que Diógenes gusta de hacer
todas las cosas a la luz del día, incluso aquellas relacionadas con las necesidades
fisiológicas y sexuales.

En la filosofía cínica, se cuestionan las instituciones sociales como el matrimonio, al


que se sustituye por una convivencia acordada entre hombre y mujer; o las de la
ciudadanía a una región delimitada, proclamándose “ciudadanos del mundo”.
Diógenes se asume cosmopolita “por naturaleza” y no reconoce vínculo, más que
“por convención”, con otras ciudades por donde transita.

Para Diógenes, el bien más preciado es la libertad. Como libertad interior, repudia la
dependencia hacia las necesidades superfluas. Como libertad social, elige el tipo de
vida que le place (es incluso sexualmente exhibicionista) y no se inhibe de decir lo
que piensa ante quien sea, sin importar si tiene poder o fama.

En Diógenes, la libertad empieza con el propio interior de la persona, con su


“autarquía”. Esta consiste en gobernarse a sí mismo, buscando las cosas naturales y
mostrando indiferencia (apatía) frente a las cosas que la gente estima como lo más

108
importante. Una famosa anécdota lo pone de relieve: cuando Diógenes tomaba el sol
y se le acercó Alejandro Magno, el hombre más poderoso de la tierra y le dijo:
“Pídeme lo que quieras”, a lo que Diógenes respondió: “No me tapes el sol”
(Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos ilustres VI, 38). Lejos de necesitar
algo que le pudiese conceder el Emperador, estaba satisfecho con el sol, lo más
natural y a disposición de todos. La felicidad no reside en el exterior, en el poder, las
riquezas o el renombre, sino en el interior del ser humano.

Diógenes después tuvo seguidores que continuaron la escuela cínica. Se puede


mencionar a Crates y su compañera la filósofa Hiparquia. Otros personajes relevantes
de la agrupación son Metrocles, Menedemo, Menipo, entre otros.

Las anécdotas picantes de la vida de Diógenes intentan derrumbar las convenciones


sociales, con el propósito de alcanzar una existencia libre, autosuficiente y natural.
En el siguiente gráfico, se muestran estos aspectos:

109
!
! D iógenes!
! De'Sinope'
! N o'escri bió' nada'
!
!
Discípul o'de'A ntístenes' Diversas'anécdotas'
!
!
! Conducta'escandalosa'
!
!
! Filosofía'
!
!
Retorno'a'lo'que'se' Libertad ' A utarquía' o'
! da'por'naturaleza' autosufi ciencia'
!
!
!
Pocas' necesidades'
!
sobre' comida,' bebida'
!
y'sexo'
!
!
!
! M étodo'
A patía'
!
!
Reproche'o'amonestación'
!
!
!
! Convenci ones'

Otros'continuadores'de'
Crates,'H iparquia'y'M etrocles'
la'filosofía'cínica'

Figura!5.4.!D iógenes.!Filosofía!cínica!y!corrosión!hacia!las!convenciones!
Roberto'Cañas,'2019.'
'

110
IV. ESTOICISMO
Estoicismo viene de la palabra griega stoá, columna o pórtico. Así se llamó la escuela
de Zenón de Citio cuando este filosofaba alrededor de una galería de columnas
pintadas en un monumento en la plaza de Atenas hacia el 301 a. C. Así empieza la
filosofía de más difusión en el periodo helenístico y que se extendió hasta la época
imperial romana. Se trata de una una serie de teorías abiertas a la discusión y
mejoramiento, que subraya la importancia de las virtudes para el alma, las cuales se
forjan soportando con aplomo los sucesos desventurados.

En Citio nace Zenón en el 333 a. E. C., en la isla de Chipre. Pudo haber sido
comerciante antes de filósofo. Se traslada a Atenas en el 312 a. E. C. a la escuela de
Epicuro, pero luego rechaza que el placer sea el fin de la vida. Más tarde Zenón se
hace discípulo de Crates, el cínico; y aunque no se adapta a su comportamiento
desvergonzado, abreva de esta filosofía el que la virtud sea la meta a obtener.

Al no ser ciudadano ateniense, Zenón carece del derecho de comprar un edificio para
efectos de organizar su propio centro de enseñanza. En el 301 a. E. C. funda su escuela
para impartir lecciones junto a un pórtico. En griego el término stoa quiere decir
“pórtico”, lo cual suscita que a sus seguidores se les llame “los de la stoa” o “los del
pórtico” o, simplemente, “los estoicos”.

Zenón muere en Atenas en el 264 a. E. C., dejando muchas obras, pero se conservan
fragmentos y solo los títulos de algunas. Entre estos, se pueden mencionar: Acerca de
la vida acorde a la Naturaleza, Sobre la naturaleza humana, Sobre el deber, Sobre la ley, Ética,
entre otros.

Para los filósofos de la Stoa, el fin de la vida humana se afinca en la virtud, que se
obtiene “viviendo según la naturaleza”, obrando para que “el propio ser se conserve,
se incremente y viva conforme a su racionalidad” (lógos).

Prevalece en el estoicismo una tendencia humana a valorar todo aquello que conserve
e incremente el auténtico ser, y a rechazar aquello perjudicial y destructor. Así, se
estiman las cosas como bienes cuando acrecientan el alma y corresponden con las
virtudes (prudencia, justicia, valentía y templanza, etcétera). Por el contrario, los
vicios (insensatez, injusticia, cobardía e inmoderación, etcétera) hay que reputarlos
como verdaderos males y equivalen a lo que disminuye la naturaleza interior.

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Las cosas corporales, sean benéficas o nocivas, son consideradas moralmente
“neutras” o “indiferentes”. De estas hay que despreocuparse porque no afectan el
alma. Se pueden distinguir las positivas a nivel físico como la vida, la salud, la
belleza, la fuerza y la riqueza; y las negativas, como la muerte, la enfermedad, la
fealdad y la pobreza (Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos ilustres VII, 92-
96).

Esa división tajante entre “bienes” y “males” (lo moral) y “cosas indiferentes” (lo
físico), indica que la felicidad se alcanza independientemente de los acontecimientos
externos, por desdichados que estos parezcan. Los “males”, en realidad, residen solo
son los vicios. Estos merman nuestra naturaleza y no los sucesos extrínsecos que la
gente en general llama males. Los acontecimientos del mundo material corresponden
a “cosas indiferentes”. Los “bienes” y “males” pertenecen estrictamente al ámbito
interior.

Las acciones humanas concordantes con la razón, o sea los “bienes”, son las “acciones
convenientes” o “deberes”, los cuales son moralmente perfectos, distintos de las
acciones viciosas y las indiferentes.

La libertad se funda en aceptar de manera racional el Destino. Adquirir la conciencia


de que los “sucesos desgraciados” o las cosas más “pequeñas” e “insignificantes”,
responden a una necesidad cósmica. El universo es un ser vivo, animado y divino.
Este penetra toda la realidad y en la materia hay una Razón (Lógos) que la dirige.
Puede llamarse Providencia, Hado, Destino o Necesidad lo que hace que las cosas
sucedan, incluso las más insignificantes. El alma humana debe ser firme y aceptar
con resignación todo lo que suceda.

A nivel ético solo queda proceder de acuerdo con los “bienes”, rechazando los
“males” y siendo apático con respecto a las “cosas indiferentes”. El sabio está ayuno
de dolor, pasión y desasosiego. Vivir de acuerdo con la naturaleza (según la razón)
significa para el sabio guiarse acorde con el orden divino del universo.

El estoicismo postula la asistencia hacia los hijos, parientes y demás miembros de la


especie humana. Impera, entonces, el ideal estoico de vivir en comunidad
ayudándose los unos a los otros y aceptando con entereza cualquier suceso político.
Es más: el bien común aventaja al bien privado. Por eso, el individuo bueno, sabio y

112
obediente a las leyes y conciente de la convivencia social; piensa más en la ventaja de
todos que en la de alguien o de él mismo.

La filosofía del pórtico respalda una ética para toda la humanidad: todos los pueblos
son capaces de alcanzar la virtud y ser ciudadanos del mundo. Según el estoicismo,
las “leyes de la naturaleza”, previas y por encima de las “leyes por convención”
establecidas en los Estados, desconocen límites fronterizos y disparidades entre amo
y esclavo, heleno y bárbaro. El estoico se adhiere al cosmopolitismo y su ciudadanía
le pertenece al mundo entero.

El conjunto de las personas son manifestaciones de la Razón divina y deben vivir en


amor fraternal y ayudarse los unos a los otros. Las diferencias externas, como la
condición social y las posesiones, no ostentan ninguna importancia en las relaciones
sociales. Los estoicos proponen, por consiguiente, la fraternidad de la humanidad y
la igualdad natural de todos los seres humanos.

De acuerdo con Zenón, la sabiduría se asocia con la libertad; mientras que la


esclavitud se condena en cualquiera de sus expresiones.

Después de Zenón la escuela estoica es difundida por Cleantes y Crisipo,


constituyendo el “estoicismo antiguo”. Después encontramos el estoicismo medio
con los aportes y mezclas de otras filosofías que realizan Panecio y Posidonio. El
estoicismo es la filosofía helenística de más: difusión, se extiende a lo largo de todo
el Imperio romano de Occidente, situado en la era cristiana. Aquí sobresalen el griego
Epicteto, y los romanos Séneca y el Emperador Marco Aurelio.

La filosofía de la Stoa de Zenón puede resumirse con el siguiente esquema:

113
114
Resumen

HEDONISMO

• Representantes del hedonismo son Aristipo de Cirene (fundador), Areté (la hija) y
Aristipo el Joven (el nieto).

• El “placer” es el máximo bien y el incentivo para obrar; mientras que el dolor su


contrario: el máximo mal. La virtud consiste en la habilidad para concederse placer y
evadir el dolor o la quietud absoluta.

• Rechazo por los conocimientos científicos, ya que no se vinculan con el bien o la


felicidad.

• Hay que ser dueño de uno mismo, liberándose de los prejuicios que se dan “por
convención”, disfrutar el presente y de acuerdo con la propia subjetividad.

EPICUREÍSMO

• Epicuro (fundador de la “filosofía del Jardín” o epicureísmo).

• Búsqueda de una sabiduría que alcance la serenidad del alma (ataraxia).

• Hay que ser indiferentes (apatía) frente a la política y las muchedumbres.

• La amistad ocupa un rol central.

• Se debe optar por los “placeres naturales y necesarios”, contrarios al dolor (aponía),
y que proporcionan salud al alma y al cuerpo.

• Se deben minimizar los “placeres naturales no necesarios”, y rechazar del todo los
“placeres no naturales y no necesarios”.

• La tranquilidad del alma incluye aprender a liberarse del temor a los dioses, al
destino y a la muerte.

CINISMO

• Antístenes es el precursor de la filosofía cínica.

• Imita de manera extremista a Sócrates.

115
• Antístenes recomienda minimizar los placeres y el disfrute. También aconseja el
trabajo duro. La virtud es desprenderse de las ilusiones sociales (fama, poder político,
dinero y placeres).

• Diógenes es el principal exponente de la filosofía cínica.

• Sarcasmo sobre los que no saben vivir de manera natural.

• Realiza actos “indecentes” para, con su ejemplo, criticar las conductas


convencionales y antinaturales.

• La filosofía se basa en alcanzar el dominio de sí mismo (autarquía), la cual valora lo


natural.

• Se ejerce una libertad al no depender de necesidades innecesarias, de la opinión


ajena o de lo que piensen los poderosos.

• Discípulos del cinismo: Crates, Hiparquia, Metrocles, Menedemo y Menipo.

ESTOICISMO

• Zenón de Citio, Chipre, es el fundador de la filosofía de la stoa o pórtico.

• El fin de la vida humana es la felicidad, la cual se obtiene “viviendo conforme a la


naturaleza”, conforme a lo que incremente la razón y la autoconservación.

• La “virtud” consiste en aceptar lo que ocurre, por desgraciado que sea; es la


adhesión racional al Destino.

• Los “bienes” y “deberes” con nuestros semejantes solo corresponden con la


“virtud”; los “males” únicamente corresponden con el “vicio”; y las acciones o
sucesos (lo físico) son “cosas indiferentes” a las que hay que mostrar apatía.
• La fraternidad de la humanidad y la igualdad de todos debe ser llevada a escala
social y política.
• Continuadores de Zenón:
Cleantes y Crisipo (estoicismo antiguo).
Panecio y Posidonio (estoicismo medio).
Epicteto, Marco Aurelio y Séneca (estoicismo acontecido durante el Imperio romano).

116
Ejercicio de autoevalución
Comentario de texto

Texto 1. El Destino o Providencia


“¿Cómo gobernándose el mundo con una Providencia, sucedan muchos males a los
hombres buenos? […] ¿Por qué, sucediendo muchas cosas adversas a los individuos
buenos, decimos que al que lo es no le puede suceder cosa mala? Las cosas contrarias
no se mezclan. Al modo que tantos ríos y tantas lluvias y la fuerza de tantas
saludables fuentes no mudan ni aun dulcifican el desabrimiento del mar, así tampoco
trastorna el ánimo del personaje fuerte la avenida de las adversidades; siempre se
queda en su ser, y todo lo que le sucede lo convierte en su ánimo color, porque es
más poderoso que las cosas externas. Yo no digo que no las sienta, pero digo que las
vence y, estando plácido y quieto, se levanta contra las cosas que le acometen,
juzgando que todas las adversas son examen y experiencias de su valor […] Haz de
juzgarte por desgraciado si nunca lo fuiste, pues pasaste la vida sin tener contrario;
nadie (ni aún tú mismo) conocerás hasta dónde alcanzan tus fuerzas; porque para
tener noticia de sí es necesaria alguna prueba, pues nadie alcanza a conocer lo que
puede, si no es probándolo. Por lo cual hubo algunos que voluntariamente se
ofrecieron a los males que no les acometían, y buscaron ocasión para que la virtud,
que estaba escondida, resplandeciese” (Séneca, De la Providencia I, II, IV).

¿Desde cuál filosofía se enmarca este texto y cómo se podría comentar teóricamente
su contenido?

117
Actividad virtual

Texto 2. Epicuro y la felicidad


A partir de la lectura del capítulo, visualice los siguientes
documentales en el portal de videos de YouTube:

Epicuro y la felicidad

https://www.youtube.com/watch?v=Z8kGrgOPHAM&list=PL5vKBXTlx6jfW4FMht
InIB9Yw4hc53giI&index=2999

¿Cómo se relacionan sus ideas sobre la felicidad con el mundo actual?

¿En cuáles acciones concretas podríamos hablar de que seguimos una posición
hedonista y cuáles no se corresponden con el hedonismo?

Actividad Virtual

Texto 3. Séneca y la ira

Observe lo siguiente y responda.

Séneca y la ira

https://www.youtube.com/watch?v=D3vFZ7ES9Wc&list=PLcAVB6EZezrodC5tRl39
92HgHWIoqs42S&index=7
118
¿Cómo se relacionan las ideas del estoicismo con mundo actual? ¿Cuál estrategia se
podría adoptar para controlar mejor la frustración o la ira?

Respuesta al ejercicio 1. El Destino o Providencia


Esta cita de Séneca, exponente del periodo imperial romano, corresponde con la
filosofía estoica. En ella se refleja que la Providencia, el Destino o la Razón cósmica
realiza sucesos necesarios. Interpretar que a alguien bueno le pasan cosas malas
significa el desconocimiento de esto. Las dificultades guardan en su seno el potencial
para que los individuos se esfuercen más y resalten mayormente sus virtudes. Lo que
se juzgó en principio un “mal”, hizo posible desplegar cualidades que estaban
adormecidas. Los “sucesos externos” no pueden afectar el alma, aunque se trate de
la pérdida de bienes materiales, menoscabo de la salud física, etcétera. Solo las
virtudes pueden acrecentar al ser humano y los vicios disminuirlo. Por tanto, no hay
que quejarse o confrontar los designios que gobiernan providencialmente el mundo.

Respuesta al ejercicio 2. Epicuro y la felicidad

Este ítem es de elaboración propia. Se deben poder aplicar las nociones sobre la
felicidad de Epicuro a situaciones y vivencias actuales.

Respuesta al ejercicio 3. Séneca y la ira

Este ítem es de elaboración propia. Se debe atender a la visión ética estoicista que
afirma que “la libertad se funda en aceptar de manera racional el Destino. Adquirir
la conciencia de que los “sucesos desgraciados” o las cosas más “pequeñas” e
“insignificantes”, responden a una necesidad cósmica”. En este sentido, el
documental relaciona esta máxima estoica con el manejo de las pasiones y la ira.

119
Glosario

apatía. Del griego a, ausencia de; y de páthos, pasión, tristeza, miedo, emoción,
consternación. La palabra griega apathés quiere decir indemne, intacto; insensible;
desconocedor de algo como lo relativo al placer, amor, piedad, odio, cólera, aflicción,
pena. Es un concepto propio de la filosofía ética helenística que indica
desapasionamiento: en el cinismo de Diógenes la apatía radica en la indiferencia por
los bienes superfluos que los individuos estiman como lo más importante; en el
epicureísmo, la apatía se refiere a la desgana hacia la actividad política y las
muchedumbres, puesto que eso atenta contra la serenidad del alma; en el estoicismo
la apatía apunta a no verse afectado por los sucesos externos que no atañen ni a la
virtud ni al vicio.

aponía. Del griego a, ausencia de; y de pónos, trabajo, fatiga, dificultad. Término
empleado en el epicureísmo para significar el alejamiento del dolor. Esto se alcanza
mediante la serenidad del alma y la escogencia de los placeres naturales y necesarios.
La felicidad epicúrea se funda en la aponía como carencia de dolores, que se derivan
de un cálculo apropiado de los placeres.

ataraxia. Del griego atáraktos, no turbado; ordenado, sin confusión. Concepto clave de
las filosofías helenísticas que remite a la serenidad, tranquilidad o imperturbabilidad
del alma, requisito fundamental para alcanzar la felicidad. En el epicureísmo, la
ataraxia es una virtud propia del sabio, que consigue la paz del alma al saber
distinguir los placeres necesarios de los que no lo son o que tienen carácter superfluo
y vano, así como perder el miedo a la muerte y al castigo divino. Para los estoicos, la
ataraxia es la virtud por la cual el sabio se pone en consonancia con la racionalidad
de la naturaleza: se aprende a discernir las cosas que son indiferentes o que no
dependen de nosotros, aunque se trate de sucesos lamentables, de modo que estos no
afecten la ecuanimidad interior.

cinismo. Del griego kynós, perro, perra; y como insulto desvergonzado, impúdico,
cínico. Escuela filosófica iniciada por Antístenes y llevada a su mayor expresión por
Diógenes de Sínope. Son llamados de esa manera por su sarcástica forma de oponerse
a los valores culturales. Su identificación con el perro radica en su aspiración a vivir
según la naturaleza y rechazar las convenciones.

120
cirenaicos. Seguidores del hedonismo, fundado por Aristipo de Cirene, antigua
ciudad griega al norte de África.

epicureísmo. Doctrina filosófica de la época helenística, fundada por Epicuro en


Atenas hacia finales del siglo IV a. E. C. (alrededor del 307/306 a. E. C.). Se reúnen en
torno a un edificio con un jardín o huerto. Por eso, se les llama “filósofos del Jardín”.

estoicismo. Del griego stoá, galería de columnas o pórtico. Consiste en la escuela de


Zenón de Citio. Este, por no ser ciudadano ateniense, carecía del derecho a comprar
un edificio. En consecuencia, profesa sus enseñanzas alrededor de los pilares
coloreados en una galería de columnas en un monumento en la plaza de Atenas. A
los seguidores de Zenón se les denomina los de la Stoa, filósofos del Pórtico,
zenónicos o estoicos.

hedonismo. Del griego hedoné, placer, gusto, agrado, complacencia. Doctrina que
enseña que el supremo bien y la meta del obrar moral es el placer. Aristipo centra el
placer en las sensaciones físicas; mientras que Epicuro aboga en primer lugar por los
placeres necesarios (comida y bebida) y de modo esporádico por los placeres
naturales (sexo).

121
122
Segunda Parte

Del Renacimiento a la Ilustración

123
124
Capítulo VI

Maquiavelo y el realismo político

125
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general
Comprender las principales características de la visión y doctrina política formulada
por Nicolás Maquiavelo.

Objetivos específicos
1. Detallar el significado que en Maquiavelo tiene el humanismo cívico.

2. Puntualizar para Maquiavelo cuál es la trascendencia del conocimiento de la


historia.

3. Especificar los rasgos que según Maquiavelo distinguen a un político exitoso.

4. Explicar de acuerdo con Maquiavelo la importancia que tiene para la política las
relaciones entre la Virtud y la Fortuna.

126
Sumario

• Vida y obras representativas


• Humanismo cívico-historicista
• La realidad de lo humano ante el poder
• La Virtud y la Fortuna

Conceptos claves

• Humanismo cívico
• Historicismo
• Virtud/virtù
• Fortuna

127
En este apartado se abordará a Maquiavelo, uno de los filósofos políticos más
notables del Renacimiento. Sus estudios los traza de un modo objetivo, realista y
científico. En esta dirección, constituye un agudo observador de las acciones públicas
como hechos palpables y no a partir de meras imaginaciones.

A pesar de que su nombre se ha tergiversado, interpretando su doctrina de inmoral


y oportunista con el título de “maquiavélico”, lo cierto es que parte de la más absoluta
sinceridad investigadora para resolver de la mejor manera posible el descarnado
entorno gubernamental de su tiempo.

Con su estilo incisivo, tajante y crudo deshilacha las hebras revueltas del poder
estatal, donde sus protagonistas combaten por su posesión, permanencia e
incremento. Con vista a ese fin se recurre, si fuera inevitable, de los medios que haya
que emplear para obtenerlo.

En las siguientes páginas se verá qué es para Maquivelo el humanismo-cívico,


entendido como una vuelta al empuje de los orígenes de las culturas griega y romana
antiguas, en aras de que estas orienten la política actual. Asimismo, se analizará cómo
hay que concebir la condición humana a la hora de fundar un Estado o dictar leyes
de un modo objetivo y no basándose en imaginaciones de perfección. Finalmente, se
explicará en qué consiste la virtud de un gobernante con resultados exitosos y cómo
este debe desenvolverse en medio de circunstancias adversas.

“La Fortuna ayuda a los fuertes” (Virgilio, Eneida, libro X, 284).

“Trate, por tanto, un príncipe de adquirir y conservar el Estado: los medios que
emplee serán siempre considerados honrosos y alabados por todos” (Maquiavelo, El
príncipe XVIII).

128
I. VIDA Y OBRAS REPRESENTATIVAS
Nicolás Maquiavelo (Niccolò Machiavelli) nace en Florencia en 1469. Es vástago de
una ilustre familia, aunque económicamente venida a menos. En 1500 ingresa a la
vida política como secretario de la segunda cancillería; es el mensajero de la
correspondencia de los representantes de la República de Florencia en el extranjero.
Es un funcionario mal pagado que solo ejecuta órdenes. No obstante, el puesto le da
experiencia sobre la política acontecida en Francia y Alemania.

Durante el transcurso de sus misiones dentro de Italia, Maquiavelo se comunica en


1502 con César Borgia, duque de la Romagna, hijo del papa Alejandro VI. Los Borgia
pertenecen a una noble familia española, que estuvo a punto de someter a media
Italia al poder de la Santa Sede y convertirla en una monarquía hereditaria. César es
percibido por Maquiavelo como un arquetipo de príncipe.

En 1512, el régimen republicano florentino cambia, retornando los Médecis (familia


de ricos banqueros que habían gobernado la ciudad de 1434 a 1494). A Maquiavelo
lo despiden y le ordenan vivir en los alrededores de la ciudad. Luego su situación se
agrava, a raíz de que se halla un papel que contiene una lista de conspiradores contra
los Médecis, y en el cual aparece el exsecretario. A Maquiavelo se lo encarcela y
tortura. Poco después, los jueces se convencen de su inocencia.

Una vez liberado, Maquiavelo se retira a una propiedad en San Casiano, cerca de
Florencia, distribuyendo su tiempo entre su esposa y sus cinco hijos. En ese entonces,
redacta El príncipe (Il Principe) y se lo dedica Lorenzo de Médecis. Sin embargo, la
obra no se publica en vida de Maquiavelo.

Una composición teatral que escrita por Maquiavelo en 1518 es La Mandrágora, en la


que mezcla el tema amoroso con la estrategia en el arte de la manipulación política.

En 1519 Maquiavelo acaba los Discursos sobre la primera década de Tito Livio; pero no
llegan a la imprenta. Aquí comenta las afirmaciones de Tito Livio, historiador
romano, y las relaciona con circunstancias de su propio tiempo, partiendo de la idea
de que en todas las épocas los hechos del pasado se reiteran en el presente.

En 1521, Maquiavelo da a conocer Del arte de la guerra; critica las instituciones


militares de su actualidad y realiza una defensa de la antigua, sobre todo la romana.

En 1527, Maquiavelo muere a los 58 años, olvidado por sus contemporáneos.

129
II. HUMANISMO CÍVICO-HISTORICISTA
El humanismo de Maquiavelo se manifiesta a partir de su admiración por la
Antigüedad greco-romana. Pero además, porque ese retorno a los orígenes permite
tomar las decisiones más acertadas en un contexto actual. Para que un político
destaque tendrá que adquirir la experiencia de los hechos de su propia época, junto
a la continua lectura de las acciones antiguas.

Maquiavelo es el iniciador del historicismo, donde se reconoce en el pasado un


conjunto de fuerzas que permiten comprender y prever las situaciones actuales y
futuras de la sociedad. Esta ciencia política se basa en observar regularidades en los
sucesos pasados y eventos recientes. Con eso se pueden inferir patrones universales
en las determinaciones políticas, puesto que la condición humana no suele cambiar:

“El que estudia las cosas de ahora y las antiguas conoce fácilmente que en todas las
ciudades y en todos los pueblos imperan desde siempre los mismos deseos y las
mismas pasiones. Por tanto, quien examine con atención los sucesos de la
Antigüedad, podrá prever con facilidad lo que ha de ocurrir en cualquier Estado y
utilizar los mismos remedios que utilizaron los antiguos; y en caso de no
encontrarlos, podrá inventarlos dada la semejanza de los acontecimientos”
(Maquiavelo, Discursos I, XXXIX).

El humanismo cívico se posa sobre una vuelta a los principios patrióticos, una forma
en la que su sociedad puede renovarse y no caer en la decadencia. Es el retorno a los
comienzos prestigiosos de un pueblo y retomar las virtudes ciudadanas originales.

El estudio de la historia cobra una vital importancia para el príncipe, quien debe
aprender de los aciertos y errores de los diversos personajes, con el objetivo de
realizarlos o evitarlos. También debe inspirarse en héroes cuyas hazañas siempre las
quiera imitar: por ejemplo, Alejandro que emuló a Aquiles o Julio César a Alejandro.

Esta sección también puede explicarse con el siguiente gráfico:

130
III. LA REALIDAD DE LO HUMANO ANTE EL PODER
A Maquiavelo le interesa detallar la figura del príncipe, como el político que
comprenda las circunstancias pretéritas y presentes de manera realista, y no basadas
en formas de gobierno que no han conocido jamás el mundo de la experiencia:

“Pero siendo mi intención escribir algo útil para quien lo lea, he considerado más
apropiado ir directamente a la verdad objetiva de los hechos, que a su imaginaria

131
representación. Muchos han imaginado repúblicas y principados que nunca vieron
ni existieron en realidad. Hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se debería vivir,
que el que deja el estudio de lo que se hace para estudiar lo que se debería hacer
aprende más bien lo que debe obrar su ruina que lo que debe preservarle de ella:
porque un hombre que en todas las cosas quiera hacer profesión de bueno, entre
tantos que no lo son, no puede llegar más que al desastre. Por ello es necesario que
un príncipe que quiera mantenerse aprenda a poder no ser bueno, y a servirse de
ellos o no servirse según las circunstancias” (Maquiavelo, El príncipe XV).

Platón es el padre de esos que “han imaginado repúblicas”, en el que el hombre no


se describe como es, sino como debería ser. A los ojos de Maquiavelo esas son
especulaciones inútiles, sin un carácter práctico. Su posición corresponde con un
realismo político. Este lo podemos entender de acuerdo con las siguientes
características:

1) Los hechos públicos hay que asumirlos según la “verdad objetiva” y no a


partir de idealizaciones o construcciones imaginarias.
2) Hay que partir de un pesimismo antropológico. El ser humano, y sobre
todo en su rol político, está sumido en pasiones destructivas e interesadas
(celos, ambición, envidia, codicia y traición, etcétera) y esto se convierte en
un criterio para tomar resoluciones.
3) Nadie prevalece si sigue únicamente pautas morales y religiosas en medio
de un Estado y una sociedad que son un vaivén de beligerancias
(expansiones de Estados, guerras entre naciones, revoluciones, querellas
por el poder y luchas de clases sociales, etcétera).
4) Al no haber seres humanos perfectos, tampoco hay dictámenes políticos
perfectos. Por eso, hay que optar por lo “menos malo” y que se obtengan
resultados favorables.
5) Como los conflictos, hostilidades y desavenencias son constantes en los
Estados, hay que recurrir a las leyes, el engaño o a la fuerza militar según
el caso.
6) Pueden conjuntarse consejos prácticos (o un saber político), que se basan
en una cierta lectura de la historia y en la práctica efectiva del momento.
Estas prescipciones le sirven a quien se lance en la contienda política y así
se desempeñe con más eficacia.

132
Estos enunciados muestran que el príncipe tiene como fin primordial obtener,
conservar y ampliar el poder político. Igualmente, debe procurar no ser siempre
bueno y actuar “según la necesidad”. Esto porque lo humano es imperfecto y nunca
hay que confiarse:

“Porque de los hombres en general se puede decir esto: que son ingratos,
inconstantes, hipócritas y disimulados, que huyen de los peligros y están ansiosos de
ganancias; mientras les haces bien cuando la necesidad está cerca, te son enteramente
adictos, te ofrecen su sangre, su caudal, su vida y sus hijos; pero cuando la necesidad
desaparece, se rebelan” (Maquiavelo, El príncipe, capítulo XVII).

En Maquiavelo, existe un realismo con respecto a la escasa capacidad de los


individuos para realizar el bien. Tal comportamiento solo puede ser inducido por el
halago, la fuerza y el temor de caer en privaciones en la vida.

La reputación del monarca resulta imprescindible y, por tanto, surge la pregunta: “¿Si
vale ser más amado que temido, o todo lo contrario?” Ambas cosas son deseables;
aunque es difícil que se cumplan al mismo tiempo. Lo que da más seguridad reside
en ser temido por encima de amado.

Los individuos suelen tener menos consideración en ofender a quien aman que a
quien temen. El amor puede cambiarse por la utilidad propia y transformarse en
ingratitud; en tanto el temor al castigo es un lazo que no suele romperse entre los
hombres. La suficiencia para amedrentar depende del príncipe, mientras que el afecto
resulta cambiante por parte de los súbditos.

Ser temido no significa en modo alguno provocar odio. El desprecio es cosa grave
porque siembra conjuraciones. Maquivelo propone para evitarlo el abstenerse “de
robar la hacienda de sus ciudadanos y a sus mujeres” (El príncipe, XVII).

Tocarle el bolsillo y el honor a los gobernados conlleva un resentimiento y una sed


de venganza que se puede volver contra el gobernante que lo suscitó. Entre robar y
matar, es más fácil justificar lo primero; no obstante, las personas suelen recordar con
más dolor la pérdida de un capital que de un ser cercano:

“Cuando le sea indispensable derramar la sangre de alguien, hágalo cuando exista


justificación conveniente y causa manifiesta; pero, sobre todo, absténgase de tomar

133
los bienes ajenos: porque los hombres olvidan más pronto la muerte del padre que la
pérdida del patrimonio” (Maquiavelo, El príncipe XVII).

Hay una frase que se atribuye a Maquiavelo, pero que no está en ninguno de sus
escritos: “El fin justifica los medios”. Dicha afirmación debe ser matizada pues el
filósofo florentino censura a quienes emplearon medios abominables para llegar al
poder:

“No se puede llamar virtud a matar a sus conciudadanos, traicionar a los amigos, y
carecer de clemencia, de humanidad y de religión; estos medios pueden llevar a
adquirir el imperio, pero no la gloria” (Maquiavelo, El príncipe VIII).

En los Discursos Maquiavelo plantea el valor superior de la “sana máxima”. Esta se


ejemplifica con la fundación de la ciudad de Roma por Rómulo, quien causó diversas
muertes, entre ellas la de su hermano Remo; pero que “merece excusas” por sus
atroces crímenes, porque sus acciones fueron cruciales para lograr la seguridad del
nuevo Estado.

Su punto de vista es que no se puede censurar a ninún político “por emprender


alguna acción, por extraordinaria que sea, para ser útil a la organización de un reino
o a la constitución de una república”. Por ende, la “sana máxima” se resume en la
frase:

“Los actos reprensibles pueden justificarse por sus efectos; y cuando el efecto es
bueno, como lo fue en el caso de Rómulo, siempre justifica la acción” (Maquiavelo,
Discursos I, IX).

Para Maquiavelo, existe una diferencia entre el buen y el mal uso de las crueldades:

“Podemos llamar bien empleadas (si es lícito hablar bien del mal) a aquellas que se
ejercen de una vez, por la necesidad de proveer a la propia seguridad, y en las que
después no se insiste, sino que se convierten cuanto es posible en mayor utilidad de
los súbditos; mal empleadas son aquellas que, aunque al principio sean pocas, con el
tiempo aumentan rápidamente en vez de disminuir” (Maquiavelo, El príncipe VIII).

Al nuevo príncipe le toca ejecutar atrocidades solo cuando se presente una ocasión
necesaria, irremediable y excepcional, aplicándola en bloque para no tener que volver

134
a ella en otra circunstancia y así ofender menos; los beneficios, a la inversa, se deben
hacer poco a poco, a fin de que se saboreen mejor.

Otra pregunta fundamental consiste en si “¿es más digno de alabanza para un


príncipe ser fiel a su palabra y ser siempre sincero?” En El príncipe (XVIII), su autor
insiste en que la experiencia ha mostrado a políticos que han hecho grandes cosas
violando sus juramentos y promesas, imponiéndose con astucia a los demás y
triunfando sobre aquellos que se apegaban a la lealtad.

Cuando el monarca se tope con conflictos que deban ser resueltos, existen dos
maneras de afrontarlos: uno con las leyes, como propio de lo humano; y otro con la
fuerza, de modo similar a los animales. Empero, como muchas veces la primera no
basta, conviene valerse de la segunda. Por consiguiente, a un príncipe le es ineludible
adquirir la naturaleza del centauro, mitad bestia y mitad hombre, para hacer buen
uso de la una y de la otra, ya que si se emplean por aparte no son duraderas.

Las leyes representan la razón, mientras que el elemento bestial representa lo


instintivo, la fuerza y la astucia. Un soberano, según las circunstancias, actuará con
los procedimientos puramente humanos o con los propios de la bestia; pero, si quiere
ser más efectivo, con ambos:

“Existen dos maneras de combatir: una con las leyes, la otra con la fuerza. La primera
es propia del hombre; la segunda de las bestias [...] Un príncipe debe saber de tal
suerte utilizar eficazmente la bestia, el hombre, o las dos” (Maquiavelo, El príncipe
XVIII).

El gobernante exitoso, según las exigencias de cada situación, recurre a su parte


humana, salvaje o de ambas. Si se trata de la índole bestial, sabrá imitar a la zorra y
al león: porque la zorra no opone resistencia a los lobos y el león carece de la pericia
para evitar las trampas.

Requiere, al mismo tiempo, la astucia de la zorra para eludir las emboscadas de los
enemigos y de la fuerza del león para aniquilarlos. Dentro del ámbito de los
compromisos políticos el príncipe ha de ser como la zorra y no cumplir con la fe
pactada, si eso redunda en perjuicio propio. Cuando las ventajas de un juramento
han desaparecido, no tiene por qué respetarse. El poco valor de las promesas se
asienta en las características humanas:

135
“Si los hombres fueran todos buenos, este precepto no sería bueno; pero, como son
malos y no cumplirían su fe con respecto a ti, tú tampoco tienes que cumplirla con
respecto a ellos. Nunca le faltan a un príncipe razones legítimas para disimular el
incumplimiento de lo pactado” (Maquiavelo, El príncipe XVIII).

Los gobernantes que saben actuar como zorras suelen ser los que más prosperan,
pues entienden que, en el arte de disimular y traicionar según la conveniencia, reside
el éxito político. El parecer, la hipocresía y el disimulo son los que llevan a obtener
los mejores resultados:

“Es necesario saber encubrir la verdad y tener gran habilidad para fingir y disimular:
los hombres son tan simples y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes,
que quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar” (Maquiavelo, El príncipe
XVIII).

Lo vital para un regente no es que posea todas las cualidades, sino que parezca
poseerlas. Resulta bueno para él aparentar innumerables excelencias humanas,
incluso el serlo realmente resultaría algo magnífico; no obstante, un príncipe en
ocasiones tiene que volverse hacia lo contrario y se ve obligado, para preservar el
Estado, a obrar contra la caridad, la humanidad y la religión misma.

El consejo propuestro por el filósofo florentino dicta que, si la libertad y seguridad


de la nación requiere entrar en el camino del “mal”, hay que perpetrarlo sin titubear.
Los intereses de la patria son la principal preocupación y, por lo común, no suelen
ser compatibles con la bondad, la justicia y la sinceridad. El líder que antepone los
provechos de su nación a cualquier otro valor será siempre por las mayorías elogiado.

Lo primordial para un estadista es el éxito, sin importar que haya habido buena o
mala intención. El pueblo juzga por la apariencia, sobre todo dejándose arrastrar por
la opinión pública y lo que ve. En política, la “verdad” reside en lo que la gente cree:

“En las acciones de los hombres, y sobre todo de los príncipes, que no pueden ser
investigadas ante un tribunal, lo que se considera es el resultado. Procure, pues, un
príncipe conservar y mantener el Estado: los medios que emplee serán siempre
considerados honorables y alabados por todos; porque el vulgo se deja seducir por la
apariencia y los acontecimientos, ¿y no es el vulgo lo que constituye la

136
muchedumbre? Los pocos espíritus penetrantes no tienen lugar en él, cuando la
mayoría tiene dónde apoyarse” (Maquiavelo, El príncipe XVIII).

Otra regla que ha de seguir el gobernante para no embolsarse fama de aborrecible


ante sus subordinados es que nunca se muestre inconstante, cobarde o indeciso; más
bien debe exhibirse con grandeza, valor y seriedad, procurando que sus sentencias
sean irrevocables y no permitiendo ser engañado por nadie.

Es indispensable que el príncipe posea armas efectivas, lo cual le traerá buenos


amigos y aliados. Asimismo, no debe trabajar en provecho de otro jefe supremo,
puesto que eso lo encumbra a concentrar más poder ajeno y, en definitiva, haber
bregado “por su propia ruina”. También debe expresarse claro al manifestar su
amistad o enemistad con tal o cual Estado, no abrazando el partido de la neutralidad
porque la ausencia de decisión es propia de los monarcas débiles.

Lo idóneo para que un mandatario conquiste el poder reside en que utilice “armas
propias” y se distinga por sus cualidades. Por el contrario, no debe buscar “las armas
de otro”. En consecuencia, tendrá que conjuntar un ejército nacional y patriótico, y
evitar milicias mercenarias.

Seguidamente, este tema del realismo político puede estudiarse mediante esta
sinopsis gráfica:

137
! La#realidad#de#lo#humano#ante#el#poder#
Realismo Político
!
1. No imaginar Conquistarlo, No se depende de
! repúblicas y Poder político
conservarlo y la moral y la
atenerse a la religión
! verdad objetiva ampliarlo
Fin
último
!
2. Pesimismo Príncipe o político Medios
! antropológico

! Debe ser “bueno” o Entre ser amado y temido,


3. Quien es solo
bueno y no puede “malo” según la lo ideal es ambos, pero
! entrar también en el “necesidad” del Estado sino es posible, ser temido
mal, está destinado al
! fracaso político
Debe poseer un balance Puede usar el disimulo,
! proporcionado entre el engaño y el fraude
4. La perfección no cualidades y defectos cuando sea pertinente
! existe en política y
hay que elegir la vía
de lo “menos malo”
Debe proyectar
! Debe ser generoso
una buena imagen Debe usar
sin caer en el
o apariencia armas
! 5. Los conflictos son
dispendio; pero
resulta preferible propias y
constantes en los un ejército
! Estados y hay que No debe ser siempre que sea avaro
antes que “mano nacional
recurrir a leyes, fiel a las promesas o
! engaños o fuerza juramentos rota”
militar según el caso
! Abstenerse de tocar
6. Consejos prácticos el honor y el dinero
(lectura de la historia y de los gobernados
! del presente) Conflictos

! Crueldades
Sana máxima: los
Ser humano Centauro actos malignos se
! justifican si
Bien Mal suscitan efectos
! aplicada aplicada Razón Bestia beneficiosos
s s l
!
De una sola Repetidas
veces y sin
Leyes Zorra León
vez y con
resultados resultados
favorables favorables Astucia Fuerza

Figura 6.2. Una perspectiva realista de lo humano y la política


Roberto Cañas, 2019.

138
IV. LA VIRTUD Y LA FORTUNA

El gobernante más estimado para Maquiavelo es el que obtiene un territorio gracias


a su “Virtud” (virtù). Sus diversos significados envuelven un despliegue de energía,
fuerza, empuje, resolución, astucia, ingenio, prudencia calculadora y ferocidad. Por
eso, no se trata de una virtud moral o religiosa. Aquí se retoma el vigor de la antigua
República romana, basada en la libertad, buenas costumbres, austeridad, gallardía y
empuje con la que lograron sobresalir.

La virtud de Maquiavelo es la capacidad política, tanto del gobernante como de sus


súbditos para proteger la seguridad y libertad del Estado, con la condición de que
debe ser prioritario a cualquier otro valor, ya sea ético, jurídico o religioso.

Pero existen potencias que contrarrestan las cualidades de los mandatarios, sobre
todo si son escasas:

“Donde los hombres tienen poca virtud, la Fortuna puede hacer un gran despliegue
de sus poderes” (Maquiavelo, El príncipe XXV).

La Fortuna no influye por completo sobre los grandes personajes, porque estos
“permanecen siempre resueltos” y saben que “no deben ceder nunca”. Pero ningún
príncipe, por capaz que fuera, vive ajeno a las fuerzas determinantes de la Fortuna.
Esta procede de la mitología romana y recibe otros nombres como Destino, Fatalidad,
Hado o Suerte (fatum). La visión del mundo de Maquiavelo supone que para el éxito
político se requiere 50 por ciento de virtud y 50 por ciento de Fortuna.

A la par de la diosa Fortuna está la Ocasión. Esta es una mujer con un pequeño
mechón de pelo y por poco calva. Para Maquiavelo la Ocasión aparece en estrecho
vínculo con la Fortuna y la Virtud. La Ocasión se asoma como un ofrecimiento
fortuito de la Fortuna, condicionando el éxito o el fracaso en las acciones humanas.
Al estar la Ocasión con un pie en la rueda de la abundancia y casi alopécica, no se
puede agarrar con facilidad, ni tampoco hay que desaprovechar el fugaz lapso en que
aparezca. Exige, igualemente, prudencia para contenerse a la hora de realizar
acciones cuando la Ocasión no se ha asomado. En caso de que lo haga, se debe
proceder con virtud y determinación sin demora para tomarla en el momento justo.

139
¿Pero puede hacer algo una persona “virtuosa” cuando la Fortuna no favorece y la
Ocasión no despunta?

Para Maquiavelo, el predominio de la Fatalidad no es total pues resulta plausible


cortejarla y aun dominarla para un hombre de verdadero empuje o virtud. Esta es el
único antídoto contra los embates de la Suerte antojadiza: conviene ser impulsivo,
audaz y autoritario, y no moderado y respetuoso con ella. El Hado se compara con
un torrente violento, que al desbordarse arrastra consigo todo lo que encuentra a su
paso y el político con virtud actuará con violencia y audacia.

El siguiente cuadro sinóptico se esquematiza las relaciones entre la Virtud y la


Fortuna:

!
Virtud!y!Fortuna!
! 50% 50%

! Virtud' Fortuna'
Ocasión'
!
Cuado ambas coinciden
!

Divinidad Fugaz y
! No se
romana referente calva o
refiere a un Éxito escurridiza
! asunto al destino, suerte
moral o o hado
! religioso

!
Capacidad política que Audacia y Prudencia y
! involucra energía, agresividad determinación
fuerza, empuje,
! resolución, astucia,
ingenio, prudencia
! calculadora, ferocidad, Político, príncipe o gobernante
gallardía y tenacidad

Figura 6.3. El éxito basado en la convergencia entre la V irtud y la Fortuna


Roberto Cañas, 2019.

140
Resumen
• Las naciones deben recuperar los valores patrióticos antiguos, con el fin de hacerlos
revivir en el presente.

• La historia es una herramienta de la política, al indagarse en ella regularidades y


ejemplos para comprender mejor los sucesos actuales, y tomar decisiones.

• Rechazo por las repúblicas imaginarias (utópicas).

• Debe entenderse al ser humano como es y no como debería ser.

• El gobernante ha de actuar “según la necesidad” y dentro de lo que la condición


humana permite, la cual es más proclive hacia la imperfección moral.

• Sana máxima: “Los actos reprensibles pueden justificarse por sus efectos”.

• Las crueldades se aplican como último recurso y se efectúan de una sola vez y no
poco a poco.

• El político justifica su proceder con su imagen o apariencia de buen gobernante,


sabiendo disimular sus errores.

• Un mandatario se sostiene en el poder por sus resultados y logros, de manera que


cualquier falla que tenga será siempre disculpada.

• Ante los problemas el político debe usar las leyes (lo humano). Pero si eso no
resulta, tendrá que recurrir a la fuerza (lo bestial).

• El gobernante exitoso cuenta con buenas armas propias y reclutas nacionales.

• La “virtud” del individuo de acción política consiste en que posea voluntad férrea,
fuerza, empuje, resolución, astucia, ingenio, capacidad previsora y combatividad.

• El político sabrá aprovechar la ocasión para realizar sus actos y será audaz y
agresivo contra los embates de la Fortuna (fuerza ciega imprevisible).

• El príncipe deberá actuar con diligencia cuando se presente la Ocasión que lo


favorezca, pero deberá ser prudente y no actuar si esta no se manifiesta.

141
Ejercicio de autoevalución
Comentario de texto

Texto 1. El principio del que debe partir quien disponga de un Estado y de sus
leyes

“Es necesario que el que funda un Estado y le da leyes, suponga que todos los
hombres son malos y que están dispuestos a emplear su malignidad siempre que
tengan una ocasión propicia para ello. Si en algún caso esa malignidad está oculta
algún tiempo, es por razón desconocida que, a causa de no tenerse experiencia de lo
contrario, no se manifiesta; pero el tiempo, del cual dicen que es padre de todas las
verdades, no tarda en ponerla al descubierto” (Maquiavelo, Discursos sobre la Primera
Década de Tito Livio I, IX).

¿Cuáles características de Estado y leyes se derivarían según los presupuestos de


Maquiavelo?

Actividad virtual

Analice la siguiente noticia de internet

Texto 2. Trump es 'maquiavélico’; pero Obama también


lo era.
https://elpais.com/internacional/2017/10/20/actualidad/1508501103_191043.html

142
¿Cuáles características del pensamiento de Maquiavelo se atribuyen a estos
presidentes? A raíz de lo estudiado en el capítulo, ¿está de acuerdo con esta
caracterización?

¿Cuáles actitudes, posiciones y opinionentes de estos dos presidentes poseen un


matiz “maquiavélico”? ¿Por qué?

Texto 3. Comparación de afirmaciones


En el capítulo se ha afirmado que el príncipe “debe expresarse claro al manifestar su
amistad o enemistad con tal o cual Estado, no abrazando el partido de la neutralidad,
pues la ausencia de decisión es propia de los monarcas débiles”.

Compare esta afirmación con ley costarricense n.o 9288, “Proclamación de la Paz
como derecho humano y de Costa Rica como país neutral” disponible en:

Actividad virtual

http://www.pgrweb.go.cr/scij/Busqueda/Normativa/Normas/nrm_texto_completo.a
spx?param1=NRTC&nValor1=1&nValor2=79024&nValor3=99732&strTipM=TC

¿Cómo se relaciona esta proclama de neutralidad con el pensamiento de Maquiavelo?


¿Cuál posición considera idónea para los tiempos actuales?

Investigue en internet sobre el tema de neutralidad perpetua de Costa Rica. ¿Cuáles


opiniones, debates y visiones existen sobre esta proclama en el ámbito nacional e
internacional?

143
Respuesta al ejericio 1. El principio del que debe partir quien disponga de un
Estado y de sus leyes

Para Maquiavelo, un gobernante exitoso tiene conocimiento de la condición humana


y de procurar leyes en las cuales sus súbditos lo teman y no se atrevan a sacar su
frustración escondida. El mandatario tendrá que fingir cuando le sea inconveniente
decir la verdad y no ser necesariamente fiel a sus promesas.

También dispondrá de un armamento idóneo y un ejército nacional para mantener la


seguridad interna y externa de la nación. Lo peor que puede hacer un mandatario es
mostrarse temeroso e indeciso ante las decisiones del Estado.

Tampoco lo anterior implica que actúe insistentemente con fiereza excesiva porque
generaría aborrecimiento de su pueblo. Una crueldad es un acto extraordinario que
las circunstancia exigen y que debe ejecutar en bloque. El Estado y las leyes tienen
que ser protegidas por una milicia patriótica que cuente con buenas armas.

Respuesta al ejercicio 2. Trump es 'maquiavélico’; pero Obama también lo era.

Este ítem es de elaboración propia. Se debe atender que, en la nota, se destacan


características como el engaño y el acoso, que poseen un tinte maquiavélico.
Asimismo, se destacan los dobles discursos (sobre la paz y la guerra) que pueden
considerarse como posiciones maquiavélicas en la política contemporánea.

Respuesta al ejercicio 3. Comparación de afinmaciones

Este ítem es de elaboración propia. Se debe poner atención, sin embargo, a la


diferencia radical entre la posición de Maquiavelo y la establecida en la neutralidad
perpetua de Costa Rica.

144
Glosario
fortuna. En la tradición romana la Fortuna es la diosa del tiempo, la ocasión y la
suerte, porque en su palacio hace girar las ruedas que cambian repentinamente las
cosas del mundo. En Maquiavelo aparece con un significado político, al asociar de
manera indesligable a la Fortuna con la virtù (virtud). La propuesta del florentino es
que el éxito o el descalabro estatal dependen de la convergencia o el desencuentro
entre la Fortuna y la acción humana. De manera imprevisible, existe una
determinación para los individuos o personajes de la vida pública (“Fortuna
particular”) y para los Estados o naciones (“Fortuna general o universal”). En El
príncipe su autor precisa que el libre arbitrio de la mitad de las acciones no queda
totalmente anulado por la Fortuna; pero con la condición de que la virtud política
esté predispuesta a ejecutar actos impetuosos y osados.

historicismo. Se trata de estudiar la historia para identificar patrones de


comportamiento reiterativos en diversas épocas. En tiempos pretéritos, hay fuerzas
reales que permiten comprender y prever las situaciones actuales y futuras de la
sociedad.

humanismo. Consiste en retomar la cultura de la Antigüedad realizada por los griegos


y romanos, con el fin de que oriente los acontecimientos actuales. Maquiavelo le
otorga un significado cívico al localizar ejemplos y personajes que insuflaron
patriotismo en el pasado y que puedan inspirar nuevos bríos en el presente.

realismo político. Expresión que designa en Maquiavelo una “prescripción” (reglas,


fórmulas o consejos para alcanzar el éxito político), y una “verdad efectiva” (al
analizar la crudeza de los hechos y estar en antagonismo con la idealización, utopía
o moralización). El realismo político maquiavélico se fundamenta en los siguientes
factores: 1. Un pesimismo sobre la condición humana y su propensión primordial a
las imperfecciones (maldad, ingratitud, cobardía, hipocresía, codicia, etcétera). 2. La
aceptación de que el Estado se aboca a la hostilidad interna y externa (que se expresa
como revueltas, revoluciones, rivalidades entre clases sociales, guerras, etcétera). 3.
El fin de la política es la adquisición, conservación y ampliación del poder, y que los
medios empleados terminen siendo aceptados. 4. La política no está supeditada a la
moral o la religión; más bien la primera puede utilizarlas para otorgarle más
legitimidad a sus acciones. 5. Una dimensión jerárquica en las relaciones de poder o
desigualdad entre gobernantes y súbditos, de manera que el que posee el poder es

145
quien establece cuáles son las “necesidades” del Estado. 6. La política es efectiva si se
alimenta de los resultados, comprendiendo que a veces las circunstancias conducen
a que se opte por los males menores (cuando haya que emplear crueldades, faltar a
la palabra, hacer uso de la fuerza o de la astucia, etcétera).

virtud o Virtù. Término que usa Maquiavelo y que no lo desliga de Fortuna. La virtud
maquiavélica posee un carácter político, aunque está presente tanto en gobernantes
como en ciudadanos pues de ambos depende la grandeza del Estado. La virtud lejos
de concebirse como buena voluntad, pureza o integridad moral, hay que redirigirla
como firme determinación, audacia, astucia, fuerza y el uso de un cálculo que mide
las consecuencias efectivas de las decisiones. Cobra énfasis una virtud propensa a la
acción y un descrédito de la pasividad y contemplación. Incluso la virtud, si se quiere
sobreponer contra los embates de la Fortuna, debe ser imprudente, osada y violenta.
Empero, la Fortuna muchas veces derrota a la virtud, la cual en estos casos se
restringe a una heroica tenacidad.

146
Capítulo VII

Pensamiento político utópico

147
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general
Analizar la noción de utopía en tanto guía social y política.

Objetivos específicos
1. Explicar el humanismo cristiano presente en la utopía de Tomás Moro.

2. Comprender las ideas que se conjuntaron en torno al socialismo utópico.

3. Especificar las críticas formuladas contra las utopías.

4. Explicar las perspectivas que rehabilitan el pensamiento utópico.

148
Sumario

• Concepto de utopía
• La utopía como “humanismo cristiano” en Tomás Moro
• El socialismo utópico
• Crítica contra las utopías
• Reivindicación de los ideales de las utopías

Conceptos clave

• Utopía/eutopía
• Humanismo cristiano
• Socialismo/socialismo utópico

149
En este apartado se examinará el tema de la utopía. Para eso, se puntualiza en autores
que critican su entorno estatal y plantean su reorganización desde ficciones literarias.
Se trata de proyectar escenarios políticos imaginarios, ligados con la ética, con la meta
de contrarestar los males que aquejan la civilización. Quizás en un futuro se pudieran
fundar sistemas colectivos cercanos a estos modelos. Tomás Moro en el Renacimiento
revitaliza esos presupuestos mediante su novela Utopía de 1516, que en la
Antigüedad había tenido como precedente la República de Platón. También en esta
sección se explicará el “socialismo francés” del siglo XIX, llamado después
“socialismo utópico”, que llevará a la práctica algunos modelos interesantes de
comunidades, rompiendo con las formas de convivencia basadas en la desigualdad.
De cualquier modo, si en el pasado numerosas cosas eran utopía y hoy ya no lo son,
eso despierta la necesidad de seguir insistiendo en ideales orientadores que
transformen al ser humano y la sociedad.

“Así toda la isla forma como una gran familia”(Tomás Moro, Utopía II).

“Nada mejor que el sueño para engendrar el porvenir. La utopía de hoy es carne y
hueso mañana” (Víctor Hugo, Los miserables VIII).

150
I. CONCEPTO DE UTOPÍA

El anhelo por mundos terrenales perfectos resulta muy antiguo; sin embargo, la
invención del vocablo “utopía” proviene de Tomás Moro en 1516, en su obra del
mismo nombre. La etimología del término procede del griego oὐ = carencia de, y tópos
= lugar. Significa, entonces, ausencia de un sitio localizable o país de ninguna parte.
Otra palabra similar es eutopía (de eὖ = buen), un “sitio magnífico”.

La ficción política no es algo inadmisible ni absurdo, pero sí consiste en un programa


que exigiría mucho de los seres humanos y, por eso, resulta difícil su ejecución.

Un relato político imaginado es una construcción con palabras de una posibilidad


que parece mejor que la existente. La utopía representa un modelo que se debe
reproducir un mapa para orientarse en medio de los desmoronamientos políticos. A
pesar de concebirse previamente que su realización sea complicada, algunas de las
reformas sociales que incorpora valdría la pena que se aplicaran en un Estado sin
rumbo.

Cuando se compara el ensueño utópico con el contexto existente, se visibilizan más


sus grietas y todo lo que le falta por alcanzar a nivel de justicia y bienestar general.
La utopía significa, por consiguiente, una crítica contra la sociedad del momento. El
relato ficticio condena la ideología dominante por medio de un discurso novelesco,
en el cual aparecen, por un lado, la escenas inventadas de una sociedad maravillosa
y, por otro, lo que podemos inferir de negativo sobre la realidad política imperante.

Los rasgos típicos de las utopías se resumen en los siguientes: la consecución de la


mayor felicidad para sus miembros; la ilimitada confianza en la educación; lo
colectivo por encima de lo individual; la abolición de la propiedad privada; el deseo
de retornar a una pureza originaria; el humanismo; una sociedad regida por sabios
gobernantes; leyes simples y poco numerosas; un Estado consciente de su
superioridad, que se aísla y que no desea ser contaminado por otros; y la igualación
de la mujer con respecto al hombre.

Los aspectos indispensables de las utopías se pueden graficar con la siguiente


sinopsis:

151
Utopía!

tópos

E utopía+ eὖ+
tópos

Platón, República Apela a la


(hacia el 374 a. ficción como
E.C.); Thomas recurso Crítica indirecta contra
More, Utopía expresivo la sociedad existente
(1516)

Modelo o mapa para


orientarse en las reformas

Características

Figura 7.1. Aspectos de la Utopía


Roberto Cañas, 2019.

152
II. LA UTOPÍA COMO “HUMANISMO CRISTIANO” EN TOMAS
MORO

Tomás Moro nace en Londres en 1478. Se desempeña en las ramas de derecho, poesía
y teología. Siempre se mantiene en el catolicismo y rechaza la Reforma protestante
encabezada por Martín Lutero. Moro entabla amistad con el gran humanista Erasmo
de Rotterdam.

Moro ocupa importantes cargos políticos: jurista, miembro del Consejo privado del
rey Enrique VIII, tesorero de la Corona y Canciller de Inglaterra. En 1535 Moro es
procesado por mandato de Enrique VIII por el cargo de alta traición. Este le había
pedido al Sumo Pontífice la nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón y el
Papa la rechaza. Enrique VIII, ante la negativa, se declara cabeza de la Iglesia de
Inglaterra. Moro no se pone de parte de su monarca y, por eso, este lo condena a ser
decapitado.

La obra principal de Moro está escrita en latín y se llama (Libro del estado ideal de
una república en la nueva isla de Utopía) (Libellus de optimo republicae statu deque
nova insula Utopia). Aunque usualmente solo se denomina (Utopía).

Al inicio de este texto exhibe el ambiente social de Inglaterra a inicios del siglo XVI.
Vastos terrenos que antes se dedicaron a la agricultura, se modifican en campos de
pastoreo para ovejas, cuyos productos cesan de aprovisionar las necesidades del
consumo humano para las mayorías, Se convierten en comercio textil que concentra
la riqueza en una minoría. Los campesinos, empujados por la miseria, concurrieron
en masa a las ciudades, sin adquirir un trabajo decoroso. De eso solo pueden irrumpir
problemáticas: hambre, enfermedades, desocupación, criminalidad y otras. El Estado
impone medidas represivas y violentas, en lugar de buscar las causas y remedios de
los conflictos sociales.

Moro denuncia esas injusticias de su época, aspirando a una reforma social. Deja de
lado dar consejos al monarca. Los atropellos que padecen los sectores marginados
constituyen el foco de atención de su “humanismo cristiano”.

153
Aquí se recalca la común aceptación de que la esencia del cristianismo no consiste
únicamente en reverenciar los sacramentos, dogmas y rituales de la Iglesia. La
verdadera naturaleza del cristianismo es una “forma de vida”, que se expresa por
medio de “acciones” justas, buenas o virtuosas. En el relato del canciller inglés, los
utópicos “están convencidos de que solo una vida activa y la práctica de la caridad
hacia su prójimo les valdrán la felicidad después de la muerte” (Moro, Utopía II).

La recomendación de Moro estriba en que la verdadera santidad consiste en llevar


una vida de virtud y no solo llamarse “cristiano”. Los que se dicen adeptos a esta fe
muchas veces lo son de nombre, mientras que los utópicos por la vía racional han
practicado principios concordantes también con el cristianismo.

El humanismo cristiano desenmascara a los sectores sociales que han lesionado el


bien colectivo, privilegiando solo su interés particular. La sociedad figurada por
Moro cuenta con un régimen igualitario y comunista. Ahí todos los utopos trabajan
para todos, no poseyendo posesiones individuales.

La igualdad de recursos colectivos Moro la enuncia con estos términos: “el único
medio de distribuir equitativamente los bienes y de asegurar la felicidad de la
sociedad humana es la abolición de la propiedad” (Utopía I). La justicia social no
existe donde las posesiones las concentran unos pocos. El oro es un metal sin valor
en esta asociación ideal con el que fabrican juguetes y orinales.

El autor de Utopía imagina también la destrucción de las escalas sociales del “grado”
por nacimiento o dinero. En su lugar, se le debe tributar distinción a las personas de
verdadera virtud. Esto quizás sería tildado de ilógico por muchos, que han sido
sometidos para creer que el buen apellido y el capital constituyen la categoría más
grande que se puede aspirar.

El humanismo cristiano de Moro lo hace también oponerse a toda forma de conquista


militar: “La paz merece que le prestemos tanta atención como la guerra” (Utopía I).
Las incursiones corrompen las costumbres, desatando un gusto por el saqueo y el
asesinato más descarado. En lugar de la “ambición bélica” hay que optar por las
“honorables actividades de la paz” (Utopía II). En ellas se desinfla el orgullo y la
pompa militar a su verdadera condición inhumana.

A continuación, se sintetiza con una figura el pensamiento utópico de Moro:

154
155
III. EL SOCIALISMO UTÓPICO

En el siglo XIX aparece el llamado “socialismo francés”, cuyos principales


representantes son Saint-Simon, Fourier, Proudhon, Blanc y Cabet. Después se
extiende a Inglaterra con Robert Owen.

Las concepciones de dicha corriente surgen como reacción contra las condiciones
laborales nefastas en la era de la Revolución Industrial, cuando tomó auge el
liberalismo capitalista. Desde entonces, unos pocos concentran monopolios
multiplicando sus ganancias por los medios de producción, mientras que las masas
de obreros se empobrecieron. Empiezan a operar las leyes de la oferta y la demanda,
las cuales determinan los precios, excluyendo toda intervención estatal.

Ese oscuro horizonte de explotación de la clase proletaria mueve a la reflexión de


filósofos, filántropos y economistas, quienes se van a enrolar en torno a la idea de
“socialismo”, como opuesto al individualismo.

El fundador del socialismo francés es Henri de Saint-Simon (1760-1825). Su escrito


fundamental se llama La industria (1817). Sostiene la aplicación práctica de los
principios del cristianismo, exaltando la fraternidad humana como el motor de la
actividad social en lugar del lucro. La explotación del proletariado se debe a que es
un heredero directo del esclavo antiguo y del siervo medieval.

Pero eso se puede cambiar si la propiedad privada se socializa y el derecho de


herencia se suprime. A pesar de las dificultades, hay un progreso en la historia, en el
cual los seres humanos se van a desarrollar según su capacidad y sus obras. Puede
aspirarse a un Estado renovado, productor e industrial, que distribuya el trabajo y
preste dinero. Se trata de que el sistema político use el capitalismo con un rostro
equitativo y fomente la solidaridad social.

El “sansimonismo” constituyó un moviento que se da después de la muerte de Henri


de Saint-Simon en 1825. Inspira a seguidores con ideales de reestablecer la sociedad
en su conjunto, a partir de la fundación de proyectos comunitarios.

Uno de ellos fue Charles Fourier (1772-1837), un crítico del liberalismo industrial y
de la familia tradicional centrada en la monogamia. Su principal obra es El nuevo
mundo industrial y societario (1829). Aquí desaprueba la empresa privada, pues el

156
capitalismo produce una industria que entra en crisis de superproducción,
arrastrando a una anarquía económica que disemina legiones hambrientas de
proletariados.

Propone, en su lugar, un sistema de “falanges” o “falansterios”. Consisten en


comunidades cooperativas: alrededor de unas 1600 personas agrupadas en albergues
para labores de agricultura e industria. Serán la base para reformar las condiciones
históricas y alcanzar la “Edad de la Armonía Universal” o la “época del Nuevo
Mundo Societario”.

La organización de la nueva sociedad, según Fourier, se conformará por mujeres que


estarían equiparadas con los hombres, al haber una igualdad de derechos, al abolirse
la vida familiar pues los niños serían educados por la comunidad, desapareciendo el
cansancio de las tareas domésticas y las represiones patriarcales. Varones y mujeres
pueden vivir de acuerdo al propio placer y se fomenta la completa libertad sexual.
Fourier se muestra interesado por la situación de las mujeres y el reconocimiento de
sus derechos. Desde su punto de vista una sociedad justa, feliz y libre, no puede darse
si las mujeres están excluidas. La selección para los puestos no se funda a partir del
sexo, sino de la capacidad y habilidad para desempeñarlos. Las profesiones
importantes darán en este sentido apertura a las mujeres. Una de las afirmaciones
famosas es:

“El grado de civilización que las diferentes sociedades han alcanzado siempre, ha
sido proporcional al grado de independencia del que han gozado en ella las mujeres”
(Fourier, Oeuvres Complètes, 132-33).

En los falansterios de Fourier cada cual producirá lo que le guste elaborar. Podrá
incluso realizar diversos oficios. Así terminará encontrando más satisfacción en su
“trabajo atrayente”, que en las fiestas, bailes o espectáculos. Esto porque cada cual
eligirá el empleo según su vocación.

Los discípulos de Fourier ensayaron su programa, constituyendo falanges en Europa


y América, pero las experiencias fracasaron. La mayoría de sus integrantes no estaban
preparados ni comprometidos.

En el siguiente esquema sinóptico se exponen las propuestas centrales de Saint-


Simon y Fourier:

157
158
IV. CRÍTICA CONTRA LAS UTOPÍAS
Los socialistas utópicos mantienen la presunción novelesca de que los seres humanos
son esencialmente buenos y aquilatan en su naturaleza sobresalientes aptitudes de
sociabilidad y cooperación. Creen que con reformas sociales basta para extinguir la
codicia hacia el lucro, al que se le rinde culto casi religioso en el mundo capitalista.
Pero la realidad es que los grupos dirigentes y económicamente más poseedores,
difícilmente van a tener un súbito desprendimiento, por el cual repartan sus
beneficios hasta el punto de que salgan perdiendo con él.

Al socialismo francés, Louis Auguste Blanqui lo denomina “socialismo utópico” en


1839, por su carácter ingenuo y no insurgente. También Marx y Engels se suman a las
reprobaciones, tildándolo de socialismo asistencialista y de meros retratos ficticios de
la sociedad venidera, que invoca una supuesta benignidad humana y que carece de
iniciativas políticas revolucionarias.

Los escritos utópicos parecen un resguardo contra las desgracias que se soportan en
una época específica y hasta un mecanismo para activar las conciencias, pero en la
práctica no han variado la marcha imperante de los sucesos. Las utopías reprobaron
un periodo problemático, pero nunca demolieron, ni siquiera parcialmente, el curso
de los acontecimientos. El juego literario crea un reverso de la sociedad imperfecta,
pero esos proyectos no pasan de ser una ilusión.

Una fuerte objeción contra las utopías es que sus gobernantes al asumir que tienen la
“sabiduría” y la “verdad”, los lleva a instituir Estados represivos. El ciudadano se
convierte en un instrumento al servicio de la organización estatal. Los mandatarios
se valen de sus supuestos conocimientos superiores y establecen planes por encima
de los derechos de sus subordinados.

Así lo señala Karl Popper en La Sociedad Abierta y sus Enemigos de 1945 con respecto
a la República de Platón. Pero esto se puede extender a casi todas las utopías
posteriores. El convencimiento absoluto en un sistema que se cree ideal y perfecto,
conlleva, irremediablemente, a la intolerancia y el totalitarismo sobre cualquier otra
propuesta diferente. Es más: si hay opiniones en contra que puedan desestabilizar la
supervivencia de la “sociedad ejemplar”, deben ser segregadas o aplastadas.

159
Las inconsistencias de las utopías se esquematizan con el siguiente cuadro:

160
V. REIVINDICACIÓN DE LOS IDEALES DE LAS UTOPÍAS

Karl Mannheim, en su libro Ideología y utopía de 1929, le asigna al género utópico un


poder político de transformación. Formula que la utopía es un diseño que puede
modificar la organización social vigente, persuadiendo a la colectividad o a una de
sus partes. Separa la noción de “ideología”, como perspectiva conservadora que
consolida los intereses cobijados por los grupos dominantes, con respecto a la
“utopía”, como pensamiento que intenta destruir el orden existente.

Nunca se debe renunciar a los ideales y a la iniciativa por renovar nuestro entorno.
La utopía sirve para reforzar la fantasía creadora, en medio de un mundo que se
puede tornar totalitario. Al mismo tiempo, representa un sendero para romper con
la ideología conservadora basada en la adaptación al orden establecido.

Cuando acontecen crisis existe la necesidad humana de acudir a la utopía. ¿Por qué
entonces hay que extirpar el impulso a soñar en sociedades mejores? Quien, por una
parte, considera que la única forma de asociación justa es cuando se mutilan las
libertades personales, equivale a un modo pobre de entender el pensamiento utópico.
Por otra parte, desestimar de plano las propuestas que hoy son imaginarias, podría
conducir a aceptar indolentemente sistemas de convivencia deshumanizantes.

La función orientadora de la utopía permite trazar un conjunto de metas utópicas


para mejorar la sociedad. En tal dirección, se pueden enlistar las siguientes:

1. El pacifismo (oposición a todo enfrentamiento armado y mantener la concordia


entre las naciones); 2. La conservación ambiental o protección de la naturaleza (el
cuidado por la diversidad del entorno, la salvaguardia de los animales y de todos los
seres vivos en general); 3. La igualdad de oportunidades (la lucha por los derechos
de los niños y de las personas con discapacidad, de oponerse contra la violencia que
se ejerce contra las mujeres, los ancianos, las minorías sociales, las convicciones no
legitimadas y los que se sustraen a las creencias); 4. Los derechos humanos
(principios inherentes a la condición humana y que deben estar resguardados por los
Estados); y 5. La solidaridad planetaria (compromiso contra el hambre, la pobreza y
las epidemias mundiales). Estos valores significan una guía para la humanidad y de
su futuro promisorio sobre el mundo.

161
Seguidamente, se presenta el esquema que resume la significación de retomar los
ideales utópicos:

162
Resumen
• Los orígenes antiguos de la utopía se remontan a la República de Platón.

• La palabra “utopía” fue acuñada por Tomás Moro en 1516 en su obra del mismo
nombre. Su etimología se deriva del griego oὐ: ausencia de; y tópos: lugar.

• La utopía es un proyecto político que critica las problemáticas circundantes y


plantea una mejor forma de organización, que podría algún día llegar a realizarse.

• Las utopías confían en la bondad natural humana y su aptitud para el colectivismo.

• Características esenciales: felicidad e igualdad para todos; la educación como factor


prioritario; el colectivismo; la abolición de la propiedad privada; reencuentro con la
bondad original; el humanismo; una sociedad dirigida por sabios; leyes sencillas y
escasas; un Estado aislado; y la nivelación de la mujer con respecto al hombre.

• Tomás Moro en Utopía muestra la desafortunada situación social inglesa a


principios del siglo XVI, donde los cambios sociales han empobrecido a grandes
masas de población.

• A Moro no le interesa aconsejar gobernantes, sino denunciar las injusticias de su


tiempo, a fin de fomentar reformas sociales.

• Fundamenta su concepción política mediante el “humanismo cristiano”, entendido


como una “forma de vida” que se lleva al plano de la acción, de la virtud activa.

• Ataca los grupos sociales (la nobleza y la burguesía), que han descalabrado el bien
público y apadrinado el bien individual.

• El relato de la isla Utopía describe a habitantes que aplican los principios cristianos
por medios racionales, superando a los europeos que han contado con la ventaja de
la revelación divina.

• La isla Utopía se caracteriza por ser un sistema igualitario entre hombres y mujeres;
es comunista al no existir la propiedad privada y todos trabajan para todos.

• Moro pretende invertir los criterios de valoración social, pues de acuerdo con la
“opinión pública”, la nobleza de nacimiento y el dinero otorgan el mayor prestigio,
cuando en realidad es algo que depende exclusivamente de la vida virtuosa.

163
• El socialismo francés o utópico acaece durante el siglo XIX, como crítica frente a los
abusos hacia el proletariado que se produjeron a raíz de la Revolución Industrial y el
liberalismo económico.

• El “socialismo” es un pensamiento político que se contrapone al individualismo


capitalista, donde el lucro personal es el móvil que genera la riqueza.

• Saint-Simon es el iniciador y formula la necesidad de socializar la propiedad


privada, abolir la herencia, que el Estado intervenga en materia económica y sea
productor, a fin de distribuir el trabajo y prestar dinero.

• Charles Fourier propone un sistema de comunidades cooperativas para labores de


agricultura e industria, a fin de que se multipliquen y se instaure una nueva “Época
del Mundo Societario”. Aquí habrá igualdad de derechos entre hombres y mujeres;
libertad sexual; y el trabajo es fuente de satisfacción.

• Las utopías poseen la ingenua creencia de que el ser humano es fundamentalmente


bueno, y que históricamente no lo ha sido porque las condiciones político-sociales se
lo han impedido.

• Son débiles los medios que proponen los autores utópicos para cambiar el orden
existente.

• Marx y Engels les objetan a los socialistas utópicos la ausencia en su pensamiento


de toda acción violenta y revolucionaria, pues con simples reformas, el sistema de
injusticia social capitalista no cambia; los burgueses no van a tener una súbita
iluminación moral, que los hará compartir la fortuna que han amasado.

• Los Estados utópicos suelen caer en el autoritarismo y la represión porque los


valores colectivos deben suprimir todo estorbo e individualismo.

• Karl Popper argumenta que las utopías, al postular que sus mandatarios poseen la
“verdad”, conllevan intolerancia y crueldad contra los sectores disidentes.

• Karl Mannheim establece que la utopía tiene un poder político de transformación


del orden establecido, y resulta opuesta a la “ideología” (los valores de los grupos
dominantes).

164
• Los ideales utópicos que se pueden reivindicar e en presente son: 1. Pacifismo; 2.
Conservacionismo ecológico; 3. Igualdad de oportunidades; 4. Los derechos
humanos; y 5. La solidaridad planetaria.

165
Ejercicio de autoevalución
Comentario de texto

Texto 1. El altruismo como ideal moral y político


“Trabajar por el bien público es un deber religioso. Echar por tierra la felicidad de
otro para conseguir la propia es una injusticia. Privarse, en cambio, de cualquier cosa
para dársela a los demás es señal de una gran humanidad y nobleza, pues reporta
más bien que el que nosotros proporcionamos. Al mismo tiempo, esta buena obra
queda recompensada por la reciprocidad de servicios. Y por otra parte, el testimonio
de la conciencia, el recuerdo y el reconocimiento de aquellos a quienes hemos hecho
bien producen en el alma más placer que hubiera causado al cuerpo el objeto de que
nos privamos. Finalmente, Dios compensa con una alegría inefable y eterna la
privación voluntaria de un bien efímero y pasajero”. Thomas Moro, Utopía II.

1. ¿Cómo se implementa ese amor por la humanidad en Utopía de Thomas Moro?

Texto 2. La Utopía posee un poder político


Se ha afirmado, en la sección V, que la utopía posee un poder político de
transformación, pues el anhelo por una sociedad mejor puede conducir a las personas
a tomar acciones concretas en su búsqueda. ¿Considera usted que la utopía puede
jugar un papel importante en las democracias actuales? ¿Qué ideales utópicos
podrían idenficarse como “guías” para nuestras sociedades?

166
Actividad virtual

Texto 3. El lugar de la utopía en el siglo XXI


Lea el siguiente artículo titulado El lugar de la utopía en el siglo XXI,
disponible en el siguiente enlace:

https://elpais.com/elpais/2015/05/27/opinion/1432724543_688680.html

¿Qué funciones le atribuyen a las visiones utópicas en el siglo XXI? ¿Está de acuerdo
con la función que le otorga a la utopía, en la actualidad, el sociólogo Zygmunt
Bauman?

Respuesta al ejercicio 1. El altruismo como ideal moral y político


Thomas Moro plantea un relato de ficción donde desarrolla los ideales del
humanismo-cristiano. Los que imaginariamente viven en la isla Utopía cuentan con
virtudes más cercanas al cristianismo, que los que en la vida real lo son solo de
nombre. En esta sociedad utópica lo más importantes reside en el bien común, el
pacifismo, el desprecio por el dinero y lo superfluo, la exaltación de las virtudes y la
eliminación de un sistema social donde se tributan honores por el rango en el
nacimiento y la posesión económica. Esta ficción resulta una estrategia para criticar
el sistema político existente. El humanismo cristiano es operante y activo, su objetivo
es implementar la caridad social que repercutirá sobre el bien público.

Respuesta al ejercicio 2. La Utopía posee un poder político

Este ítem es de elaboración propia.

167
Respuesta al ejercicio 3. El lugar de la utopía en el siglo XXI

La utopía puede ser útil, en la actualidad, para valorar los programas electorales que
se nos ofrecen, para pensar en la sostenibilidad ecológica, la familia o las ciudades
inteligentes. Lo importante de la utopía es que “busca pensar más allá de los límites
convencionales del pensamiento social y político y dibujar la imagen de una sociedad
buena, incluso perfecta, lo hace dentro del margen de lo posible, esto es, partiendo
de las realidades psicológicas, sociales y tecnológicas existentes”.

Para Bauman, “en lugar de meta ideal, compartida y, en principio, inalcanzable, la


utopía hoy sería una huida hacia adelante sin meta definida; una huida en la que el
individuo busca evadir la incertidumbre y alcanzar una felicidad más permanente
que el solo hecho de comprarse ropa nueva o irse de vacaciones”.

168
Glosario
utopía. Sociedad ideal no ubicable. Del griego oὐ = carencia de, y tópos = lugar, sitio,
puesto; país, territorio, localidad, distrito, región; espacio; condición, categoría.
Palabra acuñada por Tomás Moro en su relato Utopía de 1516, en el cual describe
mediante una fantasía literaria una organización político-social, que concibe como
ideal de sociedad o como modelo para criticar los Estados existentes. En Moro el
pensamiento político utópico se mezcla con el “humanismo cristiano”. El “socialismo
utópico” de los siglos XVIII y XIX fustiga el capitalismo e intenta, mediante reformas,
llevar a la práctica Estados renovados, que proporcionen las condiciones necesarias
para la felicidad humana.

eutopía. De eὖ = buen; y tópos, región, y otros. Sitio magnífico o ejemplar. Sinónimo


de utopía.

humanismo cristiano. Corriente de Tomás Moro para referirse a un cristianismo más


simple y útil para el prójimo. Se trata también de desenmascarar vicios de la sociedad
(basada en la desigualdad social y en la que se valora los apellidos nobles y el dinero).
Se postula tener una vida consagrada a la virtud, buscando lo espiritual y ayudando
a los demás. La verdadera naturaleza del cristianismo es una “forma de vida”, para
efectos de subsanar su corrupción mediante propuestas reformistas o utópicas.

socialismo. Doctrina política que refleja la inmemorial lucha entre los ricos y los
pobres, entre los poseedores y los desposeídos, a fin de instaurar una reivindicación
igualitaria, un espíritu “de reparto”. El socialismo surge estrictamente como reacción
frente al desarrollo de la gran industria y del liberalismo económico en la Europa de
finales del siglo XVIII, y ve propagarse al proletariado como una clase nueva y
marginada de condiciones dignas de vida. Aparecen filósofos, filántropos y
economistas en Francia e Inglaterra que crean el denominado “socialismo utópico”,
a partir de los escritos y prácticas sociales emprendidas por Saint-Simon, Fourier,
Owen, Blanc y Proudhon. El término “socialismo” es acuñado en 1832 por el
saintsimoniano Pierre Leroux, en oposición a individualismo. Aunque en este grupo
no existe una completa uniformidad en sus propuestas, se puede decir que, en
términos generales, sostiene una hostilidad hacia el capitalismo y anhela organizar la
sociedad a partir de una plataforma cooperativista, fundada en el intenso cultivo de
la tierra, un Estado que distribuya el trabajo y preste el dinero, sin necesidad de
recurrir a medios violentos.

169
170
Capítulo VIII

Pensamiento político liberal inglés:

Hobbes y Locke

171
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general

Comprender las propuestas políticas del liberalismo inglés presentes en Hobbes y


Locke.

Objetivos específicos

1. Describir para Hobbes las características del “estado de naturaleza”.


2. Explicar en qué consiste para Hobbes el Estado-Leviatán.
3. Describir de acuerdo con Locke las características del “estado de naturaleza”.
4. Explicar, según Locke, la distinción y subordinación de los poderes dentro del
Estado.

172
Sumario

THOMAS HOBBES
• Vida y escritos políticos
• El Estado de naturaleza
• El Estado-Leviatán

JOHN LOCKE
• Vida y escritos
• El estado de naturaleza
• El “contrato” que origina el gobierno civil
• La distinción entre los poderes
• Derecho de insurrección

Conceptos clave

• Estado de naturaleza
• Absolutismo
• Guerra de todos contra todos
• El hombre es un lobo para el hombre
• Estado/Leviatán

173
En este apartado se examinará una filosofía política realista, cuyo propósito es la
defensa de un Estado a la vez atemorizante y bienhechor. Se trata de Thomas Hobbes
(1588-1679) y su elaboración de una brillante teoría sobre el origen de la sociedad y
el poder.

Desde su punto de vista, los seres humanos se agrupan en sociedades por el miedo a
la muerte, al encontrarse en un “estado salvaje”, ausente de reglas o justicia, y donde
la vida se convierte en una “guerra de todos contra todos”, en un contexto de abuso,
violencia y fraude. El egoísmo y el deseo de poder humanos los arrastran hacia su
autodestrucción, por lo cual los individuos deseosos de evitarlo transfieren mediante
un pacto toda su fuerza a un solo hombre. Estos establecen un Estado atemorizante
con la capacidad de hacer respetar las leyes.

Ya sea el monarca o el órgano competente tienen como requisitos indispensables


adoptar las medidas pertinentes con vistas a lograr la paz común y el bienestar
general. Los detalles de esa propuesta Hobbes los plasma en sus tratados Sobre el
ciudadano y de manera más amplia en el Leviatán. En este último escrito mencionado,
concibe una forma de Estado usando la metáfora de la gran bestia bíblica, un
monstruo con un poder descomunal y aterrador.

Con una coherencia en sus propuestas justifica el poder absorbente estatal como
correctivo ante las inclinaciones antisociales humanas. El monarca debe ser exitoso y
generar paz y prosperidad entre sus gobernados; y en caso de no lograrlo hay que
darlo por muerto. No se trata, entonces, de exaltar la conjunción del poder en uno
solo para endiosar al gobernante, sino que se obtengan los resultados que impidan
retornar a la miserable condición del estado de naturaleza.

“El gobierno de muchos no es bueno, ¡haya un solo jefe!”(Homero, Ilíada II, 204).

“De manera que doy como primera inclinación natural de toda la humanidad, un
perpetuo e incansable deseo de conseguir poder tras poder, que solo cesa con la
muerte” (Hobbes, Leviatán I, 11).

174
I. Thomas Hobbes

Thomas Hobbes nace en Malmesbury, Inglaterra, en 1588. Desde su juventud


adquiere un excelente dominio del griego antiguo y del latín. Emprende estudios en
Oxford y después viaja en 1634 a Italia. Ahí conoce personalmente a Galileo. En 1640
reside en Francia y sostiene una controversia contra Descartes.

En 1642 Hobbes publica Sobre el ciudadano (De Cive). Y en 1651 se edita Leviatán: o la
materia, la forma y el poder de un Estado eclesiástico y civil (Leviathan: Or the Matter, Form,
and Power of a Commonwealth Ecclesiastical and Civil).

También en 1651 Hobbes regresa a Inglaterra y bajo la protección del rey Carlos II se
le concede una pensión vitalicia. Sin embargo, sus postreros años son afligidos por
las acusaciones de ateísmo y herejía que se desprenden de su pensamiento. Aunque
no es procesado, a Hobbes se le excluye de la vida intelectual y sus escritos son
censurados. Muere a los 91 años, en 1679.

Nuestra naturaleza humana según Hobbes es insaciable. No existe un “supremo


bien”, algo cuya plenitud nos sea suficiente. Los antojos, sentidos e imaginación
nunca permanecen estáticos, siempre demandan ganas de algo. La felicidad es
asumida como un continuo progreso en el deseo, un pasar ininterrumpido de un
objeto a otro, o de una imagen mental a otra. Conseguir una cosa es solo un medio
para obtener la siguiente. La avidez humana no ansía gozar solamente una vez, por
un breve instante, sino que pretende asegurar la realización de los anhelos futuros.

El poder es la condición indispensable de la felicidad. Honor, riquezas, deleites, no


son más que formas de poder. En los humanos, hay un deseo inextinguible, incesante
y perpetuo de poder, que no acaba más que con la muerte. El deseo voraz de nuestra
especie es el de acumular poderes ilimitados. Ni siquiera un rey está satisfecho con
su hegemonía, por más grande que fuera, pues siempre se empeña en promulgar
leyes a su favor, en urdir la guerra para obtener mayores riquezas, gloria,
comodidades y placeres sensuales.

En medio de este deseo natural de acrecentar superioridad, cada hombre tiene que
disputarlo con los demás:

175
“La competencia por alcanzar riquezas, honores, mando o cualquier otro poder, lleva
al antagonismo, a la enemistad y a la guerra. Porque el modo como un competidor
consigue sus deseos es matando, sometiendo, suplantando o rechazando a quien
compite con él” (Hobbes, Leviatán I, 11).

Ante el temor de ser derrotados o muertos por el adversario, los hombres toman
previsión y buscan incrementar su fuerza, a fin de perjudicar con mayor eficacia a
quien le amenace. Dicha situación se denomina “estado de naturaleza” y se define
mediante la frase: “La guerra de todos contra todos (bellum omnium contra omnes)”.
(Hobbes, Leviatán I, 13).

Esta conflictividad no consiste solamente en batallas ni en el acto de luchar, sino que


se extiende por un periodo en el que el arranque de confrontación es lo
suficientemente desalmado. El estado de guerra en la naturaleza humana es una
constante, no algo esporádico. Los combates nunca finalizan en nuestra especie a
menos que haya ventajas si se realiza lo contrario.

Tal estado bélico impide el desarrollo de la cultura, de las leyes, la justicia y la moral.
La paz no es la forma de vida que se da naturalmente entre las personas. La condición
humana se describe por su implacable rapacidad: “El hombre es un lobo para el
hombre” (homo homini lupus est). (Hobbes, Sobre el ciudadano, Epístola dedicatoria).

La tendencia de los humanos a infringirse perjuicios unos hacia otros, tiene como raíz
la vana estima que tienen de sí mismos, ocasionando que en el estado natural pululen
en todas partes envidias y sospechas constantes, que amenazan contra su propia
preservación.

¿Pero se puede salir de esa situación miserable? Bajo la amenaza de exterminio de


nuestra especie, resulta crucial salvarse saliendo del estado de guerra; la urgencia de
sobrevivir obliga a usar la fuerza correctiva para enmendar la destructividad. Todo
hombre, por necesidad natural, desea lo que es bueno para él. La razón calcula que
acordar la paz le resulta favorable.

Esta temática sobre el estado de naturaleza y la deplorable condición humana se


puede ver mediante el siguiente esquema sinóptico:

176
177
Según Hobbes, previo a la organización política se da un escenario de constante
miedo, sufrimiento y hostilidad. Los hombres deciden, impulsados por “las
necesidades de su propia naturaleza”, a buscar el modo remediar tan deplorable
situación. Ante el insufrible estado de guerra y el aniquilamiento mutuo, resulta
necesaria la instauración de un poder gubernamental, cuyo fin es procurar la
supervivencia humana y el que la vida sea más grata. El Estado se define en estos
términos: “un poder visible que los mantiene atemorizados y que, con la amenaza
del castigo, los obliga a cumplir sus convenios”. (Hobbes, Leviatán II, 17).

Las leyes por sí solas son insuficientes para constituir una sociedad, pues requieren
de un poder tangible que obligue a los individuos a respetarlas: “los convenios,
cuando no hay temor a la espada, son solo palabras que no tienen fuerza suficiente
para dar a un hombre la menor seguridad” (Hobbes, Leviatán II, 17).

El Estado se establece para Hobbes porque los habitantes calculan que es conveniente
para ellos. El único modo de institucionalizar esta autoridad superior es
estableciendo un convenio entre todos y cada uno de sus miembros, confiriéndole el
poder a un solo hombre o a una asamblea de hombres, en aras de que sustituya la
voluntad de todos y que represente a todos.

El Estado hobbiano es un conglomerado social unido en un hombre o un grupo de


ellos, o sea, en una persona (como una especie misteriosa de unidad divina). Ella
ocurre “con el consentimiento de todos y cada uno de los miembros de la multitud”.
Es una autoridad que “llega a poseer y a ejercer tanto poder y tanta fuerza”, que
puede llamarse dios mortal o Leviatán.

Para Hobbes, el Estado posee supremacía sobre lo religioso. Por eso es, a la vez,
“eclesiástico y civil”. Ninguna autoridad espiritual puede erigirse en rival del
soberano y la obediencia ciudadana resulta prioritaria.

Una frase bíblica que describe al Leviatán es: “no hay poder sobre la tierra que se le
compare” (Job 41). Su figura se mide con la de un gigante descomunal, cuyo cuerpo
se halla compuesto por individuos adheridos y aglomerados en sus brazos y torso.
Es poseedor de una doble naturaleza, pues encarna, por un lado, los símbolos de la
fuerza militar y, del otro, del poder religioso.

178
Hobbes identifica al Leviatán con su propuesta de Estado, concebido como una
especie de “dios mortal”, un monstruo invencible, espeluznante y bienhechor.
Armado de las potestades temporales y espirituales, impone el temor necesario para
que sus subordinados lo obedezcan y no tengan una regresión al estado retorcido de
naturaleza, donde se da el acometimiento de todos contra todos.

Los individuos se someten de modo sumiso al Estado, que posee todos los derechos
y poderes (judicial, legislativo y ejecutivo). No hay división de autoridades o partidos
políticos, porque eso sería debilitarlo. Se trata de un absolutismo político en el cual el
gobernante lo decide todo ante el pesimismo sobre la naturaleza humana.

Según Hobbes, el monarca se compromete a alcanzar como deber fundamental el ser


exitoso. Fracasar conduce a la disolución del cuerpo político; implica a regresar “a la
condición calamitosa de guerra del hombre contra cada otro hombre, lo cual es el
mayor mal que puede acontecerle en su vida”.

Cuando el Estado es débil, o cuando una guerra interna o extranjera le dan un golpe
mortal, sus habitantes no registran más relación con él que la que se tiene con un
“cadáver”. Los súbditos, sin ningún sentimentalismo, se preservan el derecho a
buscar su protección en otra parte. Si el soberano, con la ventaja de poseer un poder
absoluto y no sometido a las leyes, cuando resulta incompetente de proporcionar a
su pueblo paz y prosperidad, hay que darlo por muerto y unirse al que esté en
condiciones de lograrlo.

De seguido, se proponen esquemas sinópticos en los que se muestra el propósito


humano de acordar la paz y confiarse a un Estado-Leviatán que lo proteja:

179
180
!

!
Evita. el. estado. de.
! guerra.en.su.interior. Estado' Leviatán. Debe.ser.exitoso.

!
Tiende.a.ser.una.monarquía. Representa.a.todos..
y.tal.vez.una.asamblea.
! Bien.
No.hay.división.de.poderes. común. Tienen.un.origen.
!
ni.partidos.políticos. estatal.y.orientan.sobre.
lo.que.se.puede.o.no.
!
Forma:.monstruo.o.Dios.mortal.
Leyes. hacer.

! Proporciona.paz.y.
Civil.y.eclesiástico.
prosperidad.material.
! Un.poder.evidente.que.
intimide.y.coaccione.con. Una.construcción.
! sanciones.la. no.natural,.sino.
contravención.de.las. artificial,.por.
! leyes. Pacto.de. conveniencia.
sumisión.
!
El. poder. militar. resulta.
Materia.
! persuasivo. para. hacer. Ciudadanos.
respetar.los.convenios..
Temor. Anticipación.de.
! males.futuros.
Fuerza.invariable.
! y.duradera. Virtud.política.

Figura 8.3. H obbes. La mejor opción para la paz y prosperidad: el Estado-Leviatán


Roberto Cañas, 2019.

181
Resumen

• La felicidad es pasar de un deseo a otro, de un objeto a otro, de una imagen mental


a otra; pero hay un carácter efímero en la satisfacción de los deseos.

• El poder es la condición fundamental de la felicidad, el cual se busca obtener por


múltiples caminos (poder político, poder económico o poder social, etcétera).

• El poder es insaciable, pues nadie ha alcanzado la plenitud absoluta.

• El estado de naturaleza se da cuando no existe un poder coercitivo o Estado. Esta


condición es una “guerra de todos contra todos”, una situación no solo de actos
bélicos, sino también de constante miedo y peligros, donde la vida “es solitaria,
pobre, desagradable, brutal y corta”.

• El egoísmo humano y querer obtener siempre provecho ajeno llevan a que “el
hombre sea un lobo para el hombre”.

• La razón al buscar la preservación lleva a acordar la paz.

• El Estado-Leviatán impone temor con las armas y resguarda las leyes.

• Encarna tanta fuerza y poder, que se denomina “dios mortal” o “Leviatán”


(monstruo invencible y aterrador).

• Los individuos se someten al Estado, que posee todos los derechos y poderes.

• No hay división de poderes, cuerpos políticos intermedios y partidos políticos.

• El soberano debe ser exitoso y proporcionar paz y bienestar; pero, si no lo logra, los
súbditos, sin ningún reparo, deben deshacerse de él y buscar otro.

182
II. LOCKE Y LA TEORÍA DEL ESTADO LIBERAL
En esta sección se analizará el aporte de John Locke (1632-1704) a la teoría política.
Su obra tiene una gran influencia sobre el el movimiento ilustrado, el liberalismo, la
teoría de la división de poderes y el Estado laico. Su época en Inglaterra corresponde
con luchas encarnizadas entre los partidarios del rey y los del Parlamento, entre la
nobleza y la burguesía.

En apoyo de estos últimos, surge el Tratado sobre el gobierno civil de 1690, justificando
la Revolución Liberal inglesa de 1688. Por eso, la perspectiva de Locke está en
oposición contra los sistemas absolutistas, que apoyan una autoridad política
desmedida del monarca.

Desde su óptica, la administración pública debe garantizar los derechos


fundamentales a sus ciudadanos, como la protección de la vida, la libertad y la
propiedad privada. Por el contrario, si no es capaz de dar seguridad en ese sentido el
gobierno es sustituible.

Sus propuestas se basan, por tanto, en establecer pautas concretas para una
delimitación y separación de dos poderes fundamentales, el Ejecutivo y el
Legislativo; así como un énfasis por el derecho a poseer propiedad privada, como
fruto del esfuerzo y de las libres transacciones, sin que el gobierno intervenga en ello.

“La finalidad misma del gobierno es el bien público y la conservación de la


propiedad” (John Locke, Segundo tratado sobre el gobierno civil , XIX, § 239).

“Concedo sin dificultad que el poder civil es el remedio apropiado para los
inconvenientes que ofrece el estado de naturaleza; esos inconvenientes tienen
seguramente que ser grandes allí donde los hombres pueden ser jueces en su propia
causa” (John Locke, Segundo tratado sobre el gobierno civil, II, § 13).

John Locke nace en 1672 en Wrington, cerca de Bristol, Inglaterra. Estudia en la


Universidad de Oxford, donde obtiene el título de Máster en Artes en 1658, y ahí
mismo imparte clases de griego, retórica y filosofía moral desde 1661 hasta 1664.

En 1689, Locke publica Carta sobre la tolerancia. Considera que se debe promover, con
respecto a las creencias adoradoras, un “derecho absoluto y universal a la tolerancia”.
Separa lo político de lo religioso, pregonando la secularización del Estado: “todo el

183
poder del gobierno civil afecta exclusivamente a los intereses civiles, se limita a las
cosas de este mundo y no tiene nada que ver con el otro”.

En 1690, Locke da a la luz dos libros que lo harán famoso. Uno de ellos es una obra
epistemológica, el Ensayo sobre el entendimiento humano: sostiene una filosofía
empirista en la cual la mente humana desde que nace se asemeja a una “tabla rasa”
que la experiencia sensorial graba; no existen ideas innatas. Y el otro es una obra
política, titulada Dos tratados sobre el gobierno civil (Two Treatises on Civil Government).

En 1696, Locke es nombrado por Guillermo de Orange como comisionado de la


Cámara de Comercio, encargada de regular el comercio de Inglaterra con sus
colonias. Ocupa el puesto durante cuatro años y luego dimite debido a una
enfermedad. Muere en 1704 en el castillo de Oates, en Essex.

A. El estado de naturaleza
En el Segundo tratado sobre el gobierno civil, Locke parte del “estado de naturaleza” y
del “contrato originario”, que originan gobierno político.

Para Locke, el estado de naturaleza exhibe dos características básicas: 1. la libertad:


los hombres “ordenan sus actos y disponen de sus propiedades y de sus personas
como mejor les parezca, sin necesidad de pedir permiso y sin depender de la
voluntad de otra persona”; y 2. la igualdad, “donde todo poder y jurisdicción son
recíprocos y nadie tiene más que otro”.

El “sentido común” del ser humano equivale a una guía para saber que todos son
libres e iguales, impidiendo atropellar a los demás. Eso protege al inocente y castiga
al abusador. En ese periodo anterior a la sociedad, nadie se topaba con el abuso de
“un poder absoluto y arbitrario”. No había caos, desenfreno ni guerra.

De acuerdo con Locke el estado de naturaleza es relativamente pacífico. Los hombres


son, en general, “industriosos y razonables”; pero necesitan garantizar la
salvaguarda de su propiedad privada. Esta existe en el estado de naturaleza, que es
anterior a toda convención social. Cada cual ha dispuesto de la tierra; y con su trabajo
puede obtener de ella lo necesario para su manutención.

¿Pero si estos habitantes estaban “bien” en el estado de naturaleza, por qué


decidieron salir de este voluntariamente? Locke responde que al ser hombres

184
precavidos, se percataron que su exposición a ciertas dificultades podía empeorarse.
El estado natural es perfectible y puede llegar a ser mejor.

Según Locke, el punto débil del estado de naturaleza es que carece de leyes y jueces
revestidos de autoridad, a quienes recurrir en casos de agresiones y conflictos.
Tampoco existía una policía capacitada para imponer la resolución de los juicios
fallados. Se podría degenerar en un ambiente destructivo donde cada cual, por
propia mano, hace prevalecer sus derechos. Habría que delegar el poder en un
gobierno, que sea capaz de proteger de forma más completa la igualdad y la libertad
primitivas, y, sobre todo, la propiedad privada.

Este tema puede también abordarse con el siguiente cuadro sinóptico:

185
B. El “contrato” que origina el gobierno civil
El “contrato originario” es lo que da nacimiento a las sociedades políticas:

“Siendo los hombres libres, iguales e independientes por naturaleza, ninguno de ellos
puede ser arrancado de esa situación y sometido al poder político de otros sin que
medie su propio consentimiento. Este se otorga mediante convenio hecho con otros
hombres de juntarse e integrarse en una sociedad destinada a permitirles una vida
cómoda, segura y pacífica de unos con otros, en el disfrute tranquilo de lo que les
pertenece en propiedad, y una salvaguardia mayor contra cualquiera que pretendiese
perjudicarles y hacerles daño” (Locke, Segundo tratado sobre el gobierno civil, VIII, § 95).

Todos cuantos acepten libremente formar parte de un cuerpo político, están en la


obligación de someterse al dictamen de la mayoría o de sus representantes. Solo el
consenso del pueblo da origen a un gobierno legítimo.

Un gobierno absoluto no es válido, puesto que los hombres nunca habrían esperado
entrar en una situación peor que la del estado de naturaleza. Las personas tendrían
que estar dementes para otorgarle un poder inmenso a uno solo, con el cual, en vez
de sacarlas de los males y la ruina, las haga creer dulcemente que es bueno para ellas
ser devoradas.

A criterio de Locke, el poder político legítimo es un custodio que protege los derechos
de los propietarios. Estando a su servicio para administrar y asegurar su bienestar y
prosperidad. Las pertenencias otorgan dicha y placeres, y su protección constituye el
propósito primordial del gobierno.

La idea del contrato que funda la sociedad civil se muestra en el siguiente esquema
sintético:

186
187
C. La distinción entre los poderes
De acuerdo con Locke la delimitación de poderes, o el que cada sector estatal tenga
su cuota de autoridad, sea el monarca o el Parlamento, significa la respuesta para
evitar un abuso indebido. Constituye, además, la clave para lograr un gobierno
representativo y constitucional.

Los hombres que renuncian a la igualdad y libertad primitivas del estado de


naturaleza para efectos de entrar en sociedad lo hacen para que un poder legislativo
conforme un marco legal atinente al bien común, con el objetivo de salvaguardar sus
personas, libertades y propiedades.

Otro órgano gubernamental es el poder ejecutivo, encargado de aplicar las leyes en


el interior del Estado. Este mismo recibe también el nombre de poder federativo
porque atiende los asuntos de política exterior: la guerra, la paz y los tratados
internacionales.

Resulta inconveniente que las entidades legislativa y ejecutiva estén en las mismas
manos. Hay dos razones: una, de carácter práctico, según la cual resulta innecesario
que el cuerpo legislativo esté siempre en ejercicio pues no hay que crear códigos
constantemente; lo conveniente es que haya un poder ejecutivo que permanezca
siempre activo en la aplicación de los estatutos; otra, de índole moral, en que unir
ambos poderes en un solo sujeto o grupo significa “una tentación demasiado fuerte
para la debilidad humana, que tiene tendencia a aferrarse al poder”. Tal circunstancia
daría lugar a que las leyes “las redactasen y aplicasen de acuerdo con sus intereses
particulares, llegando por ello a que esos intereses fuesen distintos de los del resto de
la comunidad” (Locke, Segundo tratado sobre el gobierno civil, XII, § 143).

El supremo poder es el Legislativo, de manera que en la comunidad política el poder


ejecutivo debe estarle subordinado. Lo fundamental estriba en elaborar las leyes y esa
sagrada misión le corresponde solo al Legislativo. Este es el alma del cuerpo político,
el principio vital por el cual los miembros del Estado disfrutan de su conservación,
de sus derechos como propietarios y su felicidad.

El poder ejecutivo es un subalterno a las órdenes del Legislativo y debe rendirle


cuentas. El cuerpo parlamentario posee supremacía y tiene la facultad de tranferir o
reemplazar al monarca. Los legisladores no pueden preverlo todo y hay casos

188
variables que quedan a la discreción del ejecutivo. Este asume un puesto de confianza,
una concesión que no debe extenderse más allá de lo exigido por el bien común.

D. Derecho de insurrección
Locke considera que el pueblo al consentir unirse en sociedad presta su aval al poder
legislativo y ejecutivo para formar un gobierno, cuya meta es la cristalización del bien
público, como la seguridad de los ciudadanos y el resguardo de la propiedad
privada. El poder es un “depósito” (trust), confiado a los gobernantes en beneficio de
los propietarios.

Los ciudadanos conservan una soberanía latente y en caso de que el contrato no se


viole, cuenta con la opción de reclamar y juzgar las medidas pertinentes. Ya sea que
el ejecutivo haga un mal uso de su prerrogativa, o que el Legislativo intente
esclavizarlo, pierden su autoridad y el pueblo puede usar la fuerza. Si alguno de ellos
abusa con exceso de su poder, tomando para sí las propiedades de los habitantes,
“debe ser considerado justamente como el enemigo común y la peste del género
humano, y como tal tratado” (Locke, Segundo tratado sobre el gobierno civil, XIX, § 230).

Este derecho de insurrección prorrumpe cuando alguno de los cuerpos estatales lesiona
los derechos naturales, en especial la libertad y la propiedad. La dejadez del pueblo
hace que esté más propenso a aguantar las injusticias, que a luchar en defensa de sus
derechos.

Pero si son muy pesadas las cadenas del absolutismo, la obediencia desaparece. La
resistencia a la autoridad se asoma cuando al público se le han ultrajado sus garantías.
Para sacudirse de esas injusticias, los ciudadanos pueden restablecer un nuevo poder.
La rebelión acontece porque ha aparecido una faceta de guerra, un escenario peor
que al que había en el estado de naturaleza.

¿Acaso el pueblo debe resignarse como un cordero, que presenta sin la menor
resistencia su cuello para que lo desgarre el lobo dictador? No se trata de incitarlo a
sublevars porque antes hay que recurrir a la prudencia e, incluso, invocar al cielo.

A continuación, se propone el esquema sinóptico correspondiente:

189
190
Resumen
• En el estado de naturaleza, para Locke, existe la libertad (ordenar los actos y
propiedades dentro de los límites de la ley natural) e igualdad (nadie posee más
poder que otro).

• No es un estado de desenfreno y de guerra de todos contra todos.

• La razón natural dicta que todos son libres e iguales, e impide abusar de los demás.

• Se sale del estado de naturaleza para amparar la vida y la propiedad privada, no


por propia mano, sino delegándolo en un gobierno.

• El contrato originario funda la sociedad civil o política, mediante el consentimiento


de todos sus asociados o de aquellos que los representen.

• El poder legítimo es el que salvaguarda la vida y las propiedades.

• La felicidad reside en tener posesiones, las cuales dispensan placer y el Estado debe
ser un custodio para ellas.

• La delimitación de los poderes (legislativo y ejecutivo) es necesaria para evitar el


abuso en el Estado.

• Los individuos delegan en poderes coercitivos lo que corresponda para ayudar a


los demás y aplicar las leyes.

• El poder legislativo se distingue por proteger las personas, libertades y


propiedades, y hace las leyes.

• El poder ejecutivo aplica las leyes en el interior del Estado, y en el exterior es un


poder federativo que se encarga de los tratados internacionales, la guerra y la paz.

• No es adecuado que el poder ejecutivo y el poder legislativo estén en las mismas


manos, por razones prácticas (no es necesario legislar siempre, pero sí aplicar las
leyes) y por razones morales (unir los poderes es un incentivo muy poderoso que
tiende al abuso).

• El poder principal es el legislativo, y el ejecutivo debe estarle subordinado (aquel


le puede pedir cuentas o transferirlo).

191
• El poder legislativo no puede preverlo todo, por lo que le otorga un puesto de
confianza al ejecutivo para que en algunos casos actúe según su discreción.

• El derecho de insurrección debe estar debidamente justificado como una violación


de la ley natural o del contrato originario, cometido por los gobernantes.

• Cuando el poder legislativo, el ejecutivo o ambos esclavicen al pueblo o lesionen la


libertad y propiedad privada, se justifica el derecho de insurrección.

192
Ejercicios de autoevaluación
Comentario de texto

Texto 1. Las condiciones de miseria de los tiempos de guerra


“Todas las consecuencias que se derivan de los tiempos de guerra, en los que cada
hombre es enemigo de cada hombre, se derivan también de un tiempo en el que los
hombres viven sin otra seguridad que no sea la que les procura su propia fuerza y su
habilidad para conseguirla. En una condición así, no hay lugar para el trabajo, ya que
el fruto del mismo se presenta como incierto; y, consecuentemente, no hay cultivo de
la tierra; no hay navegación, y no hay uso de productos que podrían importarse por
mar; no hay construcción de viviendas, ni de instrumentos para mover y transportar
objetos que requieren la ayuda de una fuerza muy grande; no hay conocimiento en
toda la faz de la tierra; no hay cómputo del tiempo; no hay artes; no hay letras; no
hay sociedad.Y, lo peor de todo, hay un constante miedo y un constante peligro de
perecer con muerte violenta. Y la vida del hombre es solitaria, pobre, desagradable,
brutal y corta” (Thomas Hobbes, Leviatán I, 13).

Explique a qué se refiere Hobbes con esos “tiempos de guerra” que describe.

Texto 2. Aclare cómo Locke distingue y subordina los poderes dentro del Estado.

Texto 3. Compare la caracterización que realizan Thomas Hobbes y John Locke


acerca del “estado de naturaleza humana”. Señale sus principales rasgos. A partir
de estos rasgos, conteste:

1. ¿Cuál es la función del Estado?


2. Desde su criterio, ¿cuál es la mejor explicación del estado de naturaleza? ¿Por
qué?

Respuesta al ejercicio 1. Las condiciones de miseria de los tiempos de guerra

Hobbes identifica los “tiempos de guerra” con el “estado de naturaleza”. Esto se debe
a que la naturaleza es insaciable y no hay un “supremo bien” que la llene. Busca
entonces poder durante toda su vida de manera voraz. Esto lleva a los individuos a
la constante confrontación, enemistad y la guerra de todos contra todos. Este período
bélico paraliza el desarrollo de la cultura, de las leyes, la justicia, la moral y el

193
progreso. La paz no es la forma de vida que se da naturalmente entre las personas,
porque “el hombre es un lobo para el hombre”. El estado de naturaleza es la peor
condición que puede existir por la mutua destructividad.

Respuesta al ejercicio 2. Aclare cómo Locke distingue y subordina los poderes


dentro del Estado.

Para Locke la delimitación de poderes significa la respuesta para evitar un abuso


indebido. Hay dos Poderes: el Legislativo que elabora un marco legal orientado al
bien común, a proteger las libertades y propiedades. Otro es el Poder Ejecutivo, que
aplica las leyes en el interior del Estado y recibe también el nombre de Poder
Federativo (atiende los asuntos de política exterior: la guerra, la paz y los tratados
internacionales). Resulta inadecuado que las entidades Legislativa y Ejecutiva estén
en las mismas manos. El supremo poder es el Legislativo y el Ejecutivo debe estarle
subordinado. Este es un subalterno a las órdenes del Legislativo y debe rendirle cuentas.
El cuerpo parlamentario posee supremacía y tiene la facultad de reemplazar al
monarca. Los legisladores no pueden preverlo todo y hay casos variables que quedan
a la discreción del Ejecutivo. Este asume un puesto de confianza, una concesión que
no debe sobrepasar los límites de lo exigido por el bien común.

Respuesta al ejercicio 3. Compare la caracterización que realizan Thomas Hobbes


y John Locke acerca del “estado de naturaleza humana”.

Los principales rasgos de la caracterización de Hobbes sobre el estado de naturaleza


consisten en el anhelo de poder de los seres humanos, lo que conduce a una guerra
de todos contra todos. Los seres humanos son malignos por naturaleza. Por tal razón,
el Estado es la institución encargada de mantener, mediante la fuerza y el temor, la
supervivencia humana y la paz social.

Por otra parte, para Locke el estado de naturaleza se caracteriza por los rasgos de la
libertad y la igualdad. Un aspecto fundamental de este estado consiste en la posesión
de la propiedad privida. El Estado civil asegura, mediante un contrato voluntario,
que se respeten estas condiciones, junto con una protección absoluta de la propiedad
privada. En el momento en que el Estado atente contra los individuos que lo
instauraron, estos pueden sublevarse contra él de manera legítima.

La segunda parte del ejercicio es de elaboración propia.

194
Glosario
absolutismo. Forma de gobierno en la cual el poder reside en una única persona, a
quien deben de obedecer y no le pueden pedir cuentas sobre sus actos. Además, sus
decretos reales son superiores a cualquier Constitución o ley. No hay que confundirlo
con totalitarismo, en el que gobierna un partido único. Hobbes es el mayor teórico
del absolutismo monárquico, como solución a la depravada naturaleza humana y
cuyo sistema autoritario y amenazante puede proporcionar la seguridad y el
bienestar social.

estado de naturaleza. Se trata de un supuesto de algunos filósofos de los siglos XVII y


XVIII, que especulan acerca de un entorno de convivencia anterior a la aparición del
Estado civil, y con eso justificar un planteamiento moral o político.

Para Thomas Hobbes en sus escritos Sobre el ciudadano y Leviatán el estado de


naturaleza es lo mismo que “la condición natural de la humanidad”. Al ser los
individuos iguales entre sí desconfían y se hacen la guerra, habiendo un constante
miedo y peligro de perecer violentamente (Leviatán, I, 13). El estado de naturaleza es
el escenario más calamitoso para los seres humanos.

Para John Locke, en su Segundo tratado sobre el gobierno civil (II, § 4), el estado natural
es donde los individuos tienen completa libertad de ordenar sus actos y disponer de
sus propiedades, y una igualdad con respecto a los miembros de su misma especie.
Al ser personas razonables, no viven en una situación de desenfreno (II, § 6). Se
abandona el estado de naturaleza para fundar el gobierno civil, para que este se
encargue de garantizar mejor la propiedad privada.

bellum omnium contra omnes. Expresión latina que significa “la guerra de todos contra
todos”. Hobbes la expone en Sobre el ciudadano (Prefacio) y el Leviatán (I, 13), para
indicar la condición natural humana anterior a la institución de un Estado absoluto.

homo homini lupus. “El hombre es un lobo para el hombre”. Frase original latina del
comediógrafo romano Plauto en su escrito Asinaria (verso 495). Hobbes le otorga un
carácter serio, con el fin de determinar la naturaleza humana destructiva.

Leviatán. Hobbes entiende este término sinónimo de República o Estado, constituido


como una especie de monstruo bíblico aterrador (Job 41). Su finalidad es garantizar
la seguridad particular, pero debe ser imponente ante los gobernados para

195
mantenerlos atemorizados y con amenaza de castigo para hacer cumplir las leyes. Se
trata de una forma de Estado absoluto, de tipo monárquico, en que se concentran
todos los poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), pero buscando la paz social y el
bien común. De no haber estas condiciones, se retorna a la insufrible situación de
guerra.

196
Capítulo IX

El pensamiento político de

Montesquieu, Rousseau y Kant

197
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general
Comprender las propuestas políticas y éticas de Montesquieu, Rousseau y Kant.

Objetivos específicos
1. Detallar, según Montesquieu, el significado que envuelve la libertad política.

2. Puntualizar qué entiende Montesquieu por el equilibrio de los poderes en el


Estado.

3. Comprender según Rousseau los aspectos que abarca su noción de contrato social.

4. Explicar las razones que Kant establece sobre el carácter injustificable de la mentira.

198
Sumario

• Montesquieu. El equilibrio de los tres poderes


o Vida y obras
o El “espíritu de las leyes”
o La libertad política y el equilibrio de poderes
• Rousseau. Sociedad corrupta y soluciones políticas
o Vida y obras
o Crítica contra la civilización
o El contrato social y la Voluntad General
o La soberanía
o La ley y el legislador
o El gobierno como sospechoso de atentar siempre contra la
o soberanía
• Kant. La ética del deber absoluto
o Vida y obras fundamentales
o La ley moral del imperativo categórico
o La formulación del imperativo categórico
o Elevación de lo moral
o ¿Es ético mentir por amor a la humanidad?

Conceptos clave

• Libertad política
• Voluntad general
• Absoluto
• Razón práctica
• Deber
• A priori
• Deontología

199
Montesquieu (1689-1755) fue un aristócrata y pensador francés, uno de los autores
más influyentes del Iluminismo. Desarrolla la tesis sobre la armonización de los tres
poderes en su obra Del espíritu de las leyes. Aquí establece que las proclamas
constitucionales deben limitar la hegemonía de los monarcas, dado que estos suelen
caer en la violencia y abuso. Para eso, traza un fraccionamiento en la autoridad de los
órganos que rigen la nación, de modo que se contrarresten entre sí o que alguno no
sobrepase a los demás.

Su teoría se plasma con la división del gobierno en judicial, legislativo y ejecutivo.


Estos se respaldaldarán, en la práctica, en instituciones como los Tribunales de
Justicia, el Congreso y el Ejecutivo (presidencia y ministerios). La burguesía después
adapta sus propuestas a los nuevos Estados, consolidándose hasta la fecha como la
única forma viable de organización.

“¿Quiere el príncipe que yo sea su vasallo, cuando no saco ninguna utilidad de mi


sumisión? ¿Pueden exigir mis conciudadanos el injusto cambio de la utilidad suya
con mi propia desesperación?”(Montesquieu, Cartas persas, LXXVI).

“Pero es una experiencia eterna, que todo hombre que tiene poder siente la
inclinación de abusar de él, yendo hasta donde encuentra límites”.
(Montesquieu, Del espíritu de las leyes XI, 4).

200
I. MONTESQUIEU. EL EQUILIBRIO DE LOS TRES PODERES

Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu, nace en el castillo La Brède, cerca


de Burdeos, en 1689. Realiza estudios de derecho en Burdeos y París. En 1714 es
consejero de sección de un órgano judicial y entre 1716-1728 llega a ser presidente de
este.

Después deja su cargo y viaja por Italia, Suiza, Alemania, Holanda e Inglaterra. En
esta última nación vive entre 1729-1731, investigando sobre sus instituciones políticas
y valorándolas en alto grado.

Regresa a Francia en 1731 y en algunos cortos periodos en París, pues desde 1727 lo
nombran miembro de la Academia francesa que está ahí ubicada. Muere en su castillo
La Brède en 1755.

Montesquieu escribe sobre temas literarios y de filosofía política. Las Cartas persas las
publica de manera anónima en 1721. Consisten en una correspondencia entre dos
aristócratas de Persia que están de viaje por Europa; realiza una sátira de la sociedad
francesa, critican al clero y a las clases dirigentes absolutistas. Este texto representa
uno de los primeros escritos de la Ilustración.

Su segundo libro sobresaliente se llama Consideraciones sobre las causas de la grandeza


y decadencia de los romanos, de 1733, una de las primeras obras importantes de la
filosofía de la historia. Después de veinte años de trabajo, en 1748, le editan su tratado
Del espíritu de las leyes (De l’Esprit des lois).

Por “espíritu” Montesquieu entiende “las diversas relaciones que las leyes pueden
tener con diversas cosas”. Una cadena de innumerables vínculos que las leyes
guardan entre ellas: “con sus orígenes, con el objeto del legislador y con el orden de
las cosas sobre las que se legisla”. Es preciso saber leer no solo la letra de la ley, sino
su espíritu, cómo este se enlaza con la historia, tendencias y modos de ser de los
diversos pueblos.

Las “leyes” Montesquieu las entiende, “en su significación más amplia”, como “las
relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas”. Estas deben tener
una relación necesaria y objetiva con la geografía y costumbres de los coterráneos, de
los que habrá que derivar las instituciones políticas:

201
“Deben adaptarse a los caracteres físicos del país, al clima helado, caluroso o
templado, a la calidad del terreno, a su situación, a su tamaño, al género de vida de
los pueblos según sean labradores, cazadores o pastores. Deben adaptarse al grado
de libertad que permita la constitución, a la religión de los habitantes, a sus
inclinaciones, a su riqueza, a su número, a su comercio, a sus usos y costumbres”
(Montesquieu, Del espíritu de las leyes I, 3).

Los códigos no pueden ser establecidos como una mera imitación de otras latitudes,
aun cuando hayan sido exitosas. Hay que crear las leyes atendiendo a innumerables
indagaciones, que son específicas para determinados residentes de un lugar, y que
tienen que ver con su forma de gobierno y libertad política, e incluso con los climas
y el espíritu general, carácter o genio de cada nación.

Montesquieu centra sus esfuerzos en la teoría sobre la libertad política, donde aborda
también el tema de la distinción de poderes. ¿En qué consiste, entonces, la libertad?
No consiste en hacer todo lo que se quiera, como a veces eso cree el pueblo en las
democracias; en “el derecho de hacer todo lo que las leyes permiten” (Del espíritu de
las leyes II, 3).

Consolidar un Estado con instituciones moderadas que salvaguarden los estatutos,


es lo que lleva a la libertad y no tanto una forma específica de gobierno. En sí mismas,
ni la democracia ni la aristocracia son Estados libres. Los individuos con poder casi
siempre abusan de él.

¿Qué se puede hacer ante ese perpetuo mal? La única salida para impedir la
usurpación gubernamental es que “el poder frene al poder”. Cuando el fin del Estado
es la libertad política, no puede haber un dominio exclusivo y centralizado. Ha de
haber, en su lugar, una distribución del poder en tres instancias superiores.

La descripción sobre cómo deberían estar delimitados los poderes del Estado,
Montesquieu lo expone de una manera general: por el poder legislativo, el príncipe, o
el magistrado, promulga leyes para cierto tiempo o para siempre y enmienda o
deroga las existentes. Por el segundo poder, dispone de la guerra y de la paz, envía o
recibe embajadores, establece la seguridad y previene las invasiones. Por el tercero,
castiga los delitos o juzga las diferencias entre particulares. Llamaremos a este poder
judicial, y al otro, simplemente, poder ejecutivo del Estado (Del espíritu de las leyes XI,
6).

202
En Montesquieu la libertad corre peligro, cuando el poder legislativo está unido al
poder ejecutivo en la misma persona o cuerpo político porque se podría temer que el
monarca o los diputados “promulguen leyes tiránicas para hacerlas cumplir
tiránicamente”.

Por otra parte, resulta necesario ponerle fronteras al poder judicial: “tampoco hay
libertad si el poder judicial no está separado del legislativo ni del ejecutivo. Si va
unido al poder legislativo, el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería
arbitrario, pues el juez sería al mismo tiempo legislador. Si va unido al poder
ejecutivo, el juez podría tener la fuerza de un opresor”. (Montesquieu, Del espíritu de
las leyes XI, 6).

En el despotismo, anida una voracidad por condensar el poder en uno solo. El


germen corruptor más reiterativo en un Gobierno es el órgano ejecutivo, que
ambiciona por su propia condición rebasar sus bordes.

Es preciso indicar que las palabras “separación de poderes”, en Del espíritu de las leyes
nunca aparecen. Puede recordarse que Locke sí separa dos órganos gubernamentales,
el legislativo y el ejecutivo, pero los actos judiciales son una extensión de este último.
Montesquieu se satisface con que llegue a existir una armonía y un equilibrio de las
autoridades del Estado.

Lo importante es que cada parte del engranaje político se regule mediante pesos y
contrapesos, que cada uno sea una especie de “lastre” o “freno” para los otros y así
se contrarrestan mutuamente. La burguesía poco después adapta las ideas de
Montesquieu y la separación de poderes se termina convirtiendo en una especie de
dogma.

Sobre el espíritu de las leyes, la libertad política y la armonía de los Poderes en


Montesquieu, pueden visualizarse los esquemas sinópticos correspondientes:

203
204
II. ROUSSEAU. SOCIEDAD CORRUPTA Y SOLUCIONES POLÍTICAS

En este apartado se explicará a la filosofía de Rousseau. Para eso, hay que empezar
con su crítica a la sociedad corruptora y su idealización del estado de naturaleza y
del “buen salvaje”. También se abordará sus objeciones hacia los gobiernos que hacen
perder la libertad y la autenticidad. La filosofía política roussoniana parte de un
concepto de Estado más participativo y radical que cualquier otro autor de su época,
pues aboga por la imposición de lo que denomina la “Voluntad General”, en
detrimento incluso de las libertades individuales.

Otros temas que se verán es su consideración de la soberanía política y sus


características, el carácter supremo de la ley, el legislador que no participa del poder
político, y el estar atentos ante el abuso de autoridad del Poder Ejecutivo.

“Los hombres no son, naturalmente, ni reyes, ni grandes, ni cortesanos,ni ricos; todos


han nacido desnudos y pobres, todos sujetos a las miserias de la vida, a los pesares,
a los males, a las necesidades, a los dolores de toda clase; en fin, todos están
condenados a muerte. He aquí lo que es verdaderamente el hombre; he aquí de lo
que ningún mortal está exento. Comenzad, por tanto, por estudiar de la naturaleza
humana lo que esta tiene de más inseparable, lo que constituye la mejor humanidad”
(Rousseau, Emilio o de la educación IV, 328).

“El Poder Legislativo pertenece al pueblo y no puede pertenecer más que a él”.
(Rousseau, El Contrato Social III, I).

Jean-Jacques Rousseau nace en Ginebra, Suiza, en 1712. Su madre muere como


consecuencia del parto. Su infancia transcurre en compañía de su padre, Isaac,
relojero. Más tarde, Jean-Jacques es asignado a un pastor calvinista y después a sus
tíos. A los dieciséis años, Jean-Jacques sale de Ginebra y encuentra refugio en Les
Charmettes, en casa de Madame de Warens, quien funge para este como amiga,
madre y amante. En 1741 se traslada a París, donde entabla amistad con Diderot y
por medio de él con los enciclopedistas. Rousseau se dedica a ser maestro privado de
música y su talento como compositor en ese género nunca le dispensa el esplendor
que espera.

205
En 1745, conoce a Thérèse Lavasseur, de veintitrés años, con quien engendra a cinco
hijos, que son entregados a un orfelinato. En 1749, Rousseau redacta artículos sobre
música para la Enciclopedia. En 1750, la Academia de Dijon exhibe un concurso de
ensayo con la pregunta: ¿ha contribuido el conocimiento científico y el arte a mejorar
las costumbres? Eso propicia el opúsculo roussoniano Discurso sobre las ciencias y las
artes. Presenta una visión en la que los gobiernos despóticos las emplean para
manipular a los súbditos. La obra le vale el primer lugar.

En 1755, escribe el Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Después
publica la novela Julia o la nueva Eloísa en 1761. Un año después dio a conocer El
Contrato Social o principios del derecho político y Emilio o de la educación. Con rapidez las
autoridades civiles y eclesiásticas de París y otras ciudades censuran estos dos
escritos y se dicta orden de arresto contra su autor, aunque nunca fue procesado.

En 1765, acepta la invitación de David Hume, el filósofo escocés, para vivir en su casa
en Inglaterra como huésped. Después de dos años en Inglaterra, Rousseau parte a
París. Aquí empieza a redactar las Confesiones, concluida en 1768, con el objeto de
conocerse a sí mismo.

Más tarde, Rousseau escribe en torno a temas variados: unos diálogos, acerca de la
botánica y sobre el origen de las lenguas. Su último manuscrito inacabado lo titula
Las ensoñaciones del paseante solitario. Aquí realiza descripciones imaginativas, en
contacto con la naturaleza y donde el sentimiento resalta como el factor primordial.
Aquejado por la enfermedad, accede a la solicitud de hospitalidad del marqués de
Girardin, en cuyo castillo pasa sus últimos mesesy muere en 1778.

A. Crítica contra la civilización


Rousseau plantea la necesidad de retrotraernos a un estado primitivo, en que el alma
aún no había sido alterada por los “avances” de la civilización. Describe la hipótesis
de un “buen salvaje”, quien en otros tiempos todavía no estaba afectado por los vicios
del progreso, se distinguía por ser libre y vivía en el estado de naturaleza.

Su dependencia y esclavitud aparecieron con el arribo de la sociedad. Por


consiguiente, el hombre es naturalmente bueno y la sociedad lo corrompe.

Con una descripción curiosa, el filósofo ginebrino sostiene que la desigualdad


humana comenzó con el advenimiento de la propiedad privada: “el primero que, al

206
cercar un terreno, y se le ocurriese decir: ‘esto es mío’; y después encontrara personas
lo bastante simples como para creérselo, fue el verdadero fundador de la sociedad
civil” (Rousseau, Discurso sobre el origen de la desigualdad II, 248).

B. El contrato social y la Voluntad General


“El hombre ha nacido libre, y sin embargo, en todas partes se halla encadenado. Hay
quien se cree amo de los demás, cuando no deja de ser más esclavo que ellos. ¿Cómo
se ha producido este cambio?”. Estas líneas inician El Contrato Social (I, I) y su creador
expone que el derecho a la libertad humana es una condición natural e inalienable,
porque “renunciar a la libertad es declinar a la cualidad de hombre”.

El único fundamento legítimo de la obligación se encuentra en el “contrato social”.


Este solo puede ser estipulado entre todos los miembros que lo integran, con el fin de
no perder la libertad original y cosechar los beneficios que derivan de la vida afiliada.
El objetivo primordial es el siguiente:

“Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja de toda la fuerza común
la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual, uniéndose cada uno a todos,
no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo y quede tan libre como antes”
(Rousseau, El Contrato Social I, VI).

Mediante un contrato social se conservaría las ventajas de la libertad de la antigua


naturaleza, pero desde un nuevo orden social. Esa forma de asociación Rousseau la
llama “Voluntad General” y la expone de este modo:

“Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema
dirección de la Voluntad General, y recibimos en cuerpo a cada miembro como parte
indivisible del todo”. Rousseau, El Contrato Social I, VI.

Cada miembro se priva, por completo, de todos sus derechos, a favor de la


comunidad. Por consiguiente, la condición es igual para todos, ya que cada uno se
compromete hacia los demás.

¿Qué es la Voluntad General? Rousseau la describe como “un acto puro del
entendimiento que razona, permaneciendo las pasiones en silencio”. Significa una
alta moralidad, renunciando a los intereses egoístas y particulares, en beneficio del
bienestar colectivo. Lejos de ajustarse a una totalidad absoluta, involucra a una

207
mayoría moralmente calificada, para decidir sobre el bien común. La Voluntad
General implica decidir y actuar según el deber moral.

C. La soberanía
El soberano se constituye a partir de una totalidad política y estas constituyen sus
características esenciales:

1. Inalienable. Lo que se suele delegar es el poder. La voluntad general no se


transfiere. Para Rousseau resulta equivocado identificar “soberanía del pueblo” con
“representación electoral”. Se rechazan los sistemas políticos parlamentarios, porque
los electores solo son libres en el momento de la elección y luego se convierten en
esclavos (El Contrato Social II, I).

2. Indivisible. A la soberanía le corresponde según Rousseau mantenerse unida. Se


refiere al cuerpo de toda la nación. Dividir la supremacía soberana equivale a
matarla; e incluso reconociéndola una en su principio; pero en la práctica al separarla
en poder legislativo, ejecutivo, judicial y ministerios, implica también debilitarla (El
Contrato Social II, II).

3. Infalible. La voluntad general no puede errar, porque esta “es siempre recta y
nunca cesa de buscar la utilidad pública” (Rousseau, El Contrato Social II, III). El
principio democrático consiste en que el pueblo se ha colectivizado, ha enmudecido
los intereses particulares y quiere, perpetuamente, el bien de todos.

4. Absoluta. Rousseau había efectuado la distinción del doble rol de los individuos:
1) como “ciudadanos” o partícipes en la autoridad soberana; y 2) en cuanto
“súbditos” o sometidos a las leyes del Estado. Este último aspecto establece una
obediencia a la autoridad suprema de la soberanía, siempre que no sea “ninguna
cadena inútil a la comunidad” (El Contrato Social II, IV).

Las temáticas roussonianas abordadas pueden esquematizarse del siguiente modo:

208
209
D. La ley y el legislador
La ley surge por la voluntad general y le otorga movimiento al cuerpo social. Los
mandatos constitucionales poseen un carácter sagrado y debe sentirse hacia ellos un
respeto prácticamente religioso. Colocar en lo más alto las normas constituye la meta
de la dirección estatal:

“El gran problema de la política es encontrar una forma de gobierno que coloque la
ley por encima del hombre” [Rousseau, Carta a Victor Riquetti, Marqués de Mirabeau
(4) ]. Se deben concebir las regulaciones que beneficien al país y no a los particulares.

La tarea sagrada de elaborar las leyes no reside en la totalidad del pueblo, los cuales
más bien suelen tener necesidad de guías. Se requiere, entonces, la figura de un
legislador (Rousseau, El Contrato Social III, VI).

Rousseau alaba a varios autores que crearon códigos para sus ciudades: Moisés,
quien dio mandamientos a los judíos, Solón a Atenas, Licurgo a Esparta y Calvino a
Ginebra. El legislador no se parece a los que ocupan cargos en los parlamentos
actuales porque quien crea las leyes renunciará a ocupar un puesto político.

El legislador es parte del Estado. Sin embargo, las leyes que este crea no las ratifica
ni ejecuta. Esa acción solo le corresponde a la soberanía del pueblo. Pero hay dos
inconvenientes: uno, un personaje tan fuera de serie no aparece con frecuencia; y otro,
la autoridad jurídica de turno deberá decidir respaldarlo (Rousseau, El Contrato Social
III, VII).

A continuación, se presenta un cuadro que muestra estas temáticas:

210
211
E. El gobierno como sospechoso de atentar siempre contra la soberanía
Después de comentar la dificultad de encontrar al legislador, (ese personaje
infrecuente), aparece otro obstáculo: ¿cómo aplicar la ley?

Existe la necesidad de recurrir a una administración estatal, que es distinta a la que


es ejercida por el poder superior. Se trata de la tajante distinción entre el soberano,
pueblo en corporación que vota las leyes, y el Gobierno, grupo de individuos que las
aplican.

En el poder legislativo, como manifestación de la Voluntad General, “el pueblo no


puede ser representado; pero puede y debe serlo en el Poder Ejecutivo, que no es más
que la fuerza aplicada a la ley” (Rousseau, El Contrato Social III, XV).

El Gobierno es un mal necesario y constituyen solo “ministros del soberano”. Tendrá


un rol subordinado con respecto a la soberanía. Hay que vigilarlo, porque siempre
será sospechoso de estar en contra de los que lo nombraron.

El gobierno se restringe a un “cuerpo intermedio establecido entre los súbditos y el


soberano para su mutua correspondencia, encargado de la ejecución de las leyes y
del mantenimiento de la libertad, tanto civil como política” (Rousseau, El Contrato
Social III, I). Esta agrupación se halla conformada por magistrados, reyes, príncipes,
presidentes o gobernantes, quienes no son legítimamente “soberanos”.

La sociedad nunca le va a transferir al gobierno todos los derechos y convertirlo en


amo. El único sometimiento del pueblo es hacia la ley.

La mayor parte de los gobiernos, históricamente, no han sido más que la usurpación
de la soberanía. Por eso, no hay un sistema en esencia bueno, ni siquiera si se hacen
mezclas entre ellos como en los casos de regímenes mixtos. Tampoco la organización
popular resulta adecuada, sobre todo la representativa moderna. Esta se limita a
nombrar periódicamente a sus “representantes”, quienes lo que traman es sustraer la
soberanía de la nación. A los ciudadanos hay que “obligarlos a ser libres”, lo que
significa que no se mal acostumbren a delegar el poder político. Una verdadera
democracia solo es benéfica para “un pueblo de dioses”, pues “un gobierno tan
perfecto no conviene a los hombres” (Rousseau, El Contrato Social III, IV).

El siguiente esquema sinóptico repasa las consideraciones tratadas:

212
213
III. KANT. LA ÉTICA DEL DEBER ABSOLUTO

En este apartado se expondrán los fundamentos de la ética Kant. En en este sentido,


se explicarán contenidos como la razón práctica, el deber, las máximas e imperativos
(principalmente el categórico), el respeto, y la prohibición de la mentira, entre otros.
También se verán en esta propuesta algunos conceptos que se contraponen:
autonomía y heteronomía, deontológico y eudemonismo, a priori y a posteriori,
etcétera.

La filosofía moral kantiana demanda mucho de los seres humanos, formulando


acciones que quizás no lleven al placer o la felicidad. La exigencia que imponen los
juicios morales solo depende de la buena voluntad, que actúa según lo correcto e
independientemente de las motivaciones externas.

“Hay dos cosas que llenan mi ánimo de una admiración y un respeto siempre nuevos
y crecientes: el cielo estrellado por encima de mí y la ley moral que hay en mí” (Kant,
Crítica de la razón práctica, A 288).

“Haz aquello mediante lo cual te haces digno de ser feliz” (Kant, Crítica de la razón
pura A 809).

Immanuel Kant nace en Königsberg (hoy Kaliningrado), localidad de Prusia Oriental,


en 1724. Hijo de padres humildes y de familia numerosa. Lo crían bajo la religiosidad
pietista, una corriente del protestantismo que insiste en los aspectos prácticos del
cristianismo, atinentes a la caridad y la piedad. Estudia en la Universidad de
Königsberg y ahí mismo se convierte después en profesor, de 1770 a 1797. No
obstante, abandona su cátedra por problemas de salud. Muere en 1804, a los 79 años,
en su ciudad natal.

Entre las obras principales kantianas se distingue la Disertación, de 1770. Once años
después, aparece la Crítica de la razón pura, que expone sus objeciones a la metafísica
y presenta su análisis de ciencia natural.

Las concepciones éticas de Kant se localizan en los tratados: Fundamentación de la


metafísica de las costumbres, de 1786; la Crítica de la razón práctica de 1788; y Metafísica

214
de las costumbres, de 1797; En su filosofía moral se transparentan influencias del
estoicismo y el cristianismo. En 1790, publica Crítica de la facultad de juzgar, donde
reflexiona sobre los temas concernientes a lo bello en el arte y lo sublime en la
naturaleza.

Su único escrito que reviste un formato directamente político es su Proyecto de paz


perpetua de 1795. Consiste en una propuesta de fundar una estructura mundial de
gobierno, un orden jurídico supremo que puede imputar la guerra como ilegal; y así
cada uno de sus Estados afiliados en particular estaría comprometido a salvaguardar
la paz.

A. La ley moral del imperativo categórico


Kant distingue en el ser humano tanto una “razón teórica”, capaz de conocer
científicamente, como una “razón práctica”, que da órdenes a la voluntad a fin de
ejecutar acciones morales.

Así como existe un mundo físico gobernado por leyes universales que son
descubiertas por la razón teórica, hay un universo moral con leyes aplicables a
cualquier situación y que son postuladas por la razón práctica.

Por razón práctica, se entiende la facultad de elegir con libertad, independientemente


de los impulsos, necesidades, pasiones sensibles, sensaciones de agrado o sinsabor.

La voluntad no es una fuerza ciega e irracional, sino lo que distingue a los seres
reflexivos. Esta actúa de conformidad con la rectitud o el deber. Los seres humanos,
en vez de gobernarse por los instintos y apetitos (como ocurre con los animales),
quieren poner en práctica leyes concebidas por su inteligencia.

Dicha razón práctica, para que sea estrictamente moral, ha de ser “pura”. Esto
significa que la razón no está mezclada con lo empírico y que es a priori
(independiente de la experiencia).

La razón práctica pura es capaz de obrar por sí sola, desligada de todas las
condiciones concretas. En cambio, la razón práctica no pura, condicionada por
impulsos, necesidades, costumbres y pasiones, está gobernada por estímulos y no
por la voluntad.

215
Para Kant, los principios de la moral no dependen de la experiencia ni de las
motivaciones empíricas. La ética se basa en la razón pura práctica y la voluntad, que
no dependen de los estímulos sensibles. Desvincularse de los incentivos materiales
lleva a proponer principios morales universales, válidos para toda la humanidad sin
excepción. Se trata, por tanto, de alcanzar leyes morales o normas generales con
validez incondicionada.

Existen los “principios prácticos” o generales, que determinan en un sentido amplio


la voluntad y de la que dependen numerosas reglas prácticas particulares. Los
principios prácticos son criterios dados en la experiencia que posibilitan,
fundamentan o determinan algo dependiente de ellos. Tales principios se dividen en
dos grandes grupos: 1. máximas, y 2. imperativos.

Las máximas son principios prácticos que solo remiten a las personas que se las
proponen a sí mismas y no son para todos. Son subjetivas, porque varían de un
individuo a otro, y dependen de las circunstancias de la vida. Así, por ejemplo,
alguien que se haya desenvuelto en un ambiente agresivo podría tener como máxima
“véngate de todas las ofensas que recibas”. Para este sujeto, resulta justo comportarse
de ese modo, pero tal acción no se puede aplicar universalmente.

Los imperativos son principios prácticos objetivos o válidos para todos. El imperativo
es un “deber hacer”. La razón le ordena a la voluntad que actúe de acuerdo con una
regla, sin que intervengan factores emotivos y empíricos que la desvíen, como suele
suceder.

Los imperativos, a su vez, se subdividen en dos tipos: a) hipotéticos, y b) categóricos.

Los imperativos hipotéticos responden a alcanzar determinados objetivos. Son


válidos bajo la hipótesis de que se quiera lograr un propósito designado. Se basan en
la prudencia y la habilidad para conseguir objetivos que conducen a maximizar la
felicidad o el placer.

Algunos ejemplos son: “has de trabajar y ahorrar en la juventud, para no padecer


miseria cuando llegues a la vejez”; “si quieres pasar el curso, estudia todos los días”
y “si quieres estar fuerte, entrena con constancia”; etcétera. Se basan en
“prescripciones” prácticas, que derivan de la persona que los quiere y necesita, y de

216
las eventualidades en que se encuentra. No son universales porque dependen de las
metas de cada cual.

Los imperativos categóricos impelen la voluntad no para obtener una meta deseada,
sino haciendo a un lado las consecuencias que se puedan derivar. El calificativo
“categórico” afirma algo de modo explícito y absoluto, es decir, de manera
incondicional. Implica un deber en forma de mandato y exigencia.

La ética kantiana es el cumplimiento “del deber por el deber”, o, también: “Si puedes,
debes”. Este no es el caso de compromisos morales realizados por el propio interés,
como el de un vendedor que, por temor de perder su clientela, sirve con honradez
aun a los compradores inexpertos. Tampoco se trata de seguir conductas
espontáneas, en las que a veces se ayuda a un necesitado por simpatía o lástima.

El deber de nuestro filósofo implica seguir la “ley moral”, la cual no admite intereses
personales. Consiste en la norma suprema de todos los imperativos, que impone al
sujeto, de manera objetiva, un comportamiento moral recto: “hacer el bien y evitar el
mal”.

El imperativo categórico es una “ley moral” en la que se debe actuar sin atenerse a
las consecuencias. Por el contrario, la “ley material” sí depende del contenido o de
las secuelas que se desprendan (lo que pase después de la experiencia: a posteriori).
Así, por ejemplo, “si matas, vas a la cárcel”, “si mientes, pocos te creerán”, etcétera.
Son prescripciones prácticas que se justifican en las sensaciones de placer y
desagrado.

El imperativo categórico es “formal”. Significa que ordena una acción por su propia
bondad, sin esperar obtener algún provecho. La razón práctica considera que se trata
de una realización moral necesaria y que la humanidad entera debería efectuarla.
Cuando se realiza algo es por la calidad moral de la acción y nunca porque se deriven
factores materiales: que los demás hablen bien de mí, el Ser Supremo me premie, que
la persona receptora de mi acto me retibuya, etcétera.

Por tanto, la ética kantiana no es “material”, la cual hay que comprenderla en cuanto
a que el fin último de los actos está en el resultado, ya sea la felicidad o el placer
(inmediato o futuro).

217
El aspecto formal conduce al principio de que lo moral no es lo que se ejecuta, sino la
intención con que se obra. En este sentido, Kant escribe: “lo único incondicionalmente
bueno es la buena voluntad” (Fundamentación de la metafísica de las costumbres I). Una
intención honesta debe estar presente siempre y darse no de manera relativa, según
la conveniencia o el interés particular. La bondad incondicional solo se realiza por
deber y eso significa que es moralmente correcto.

A la ética le corresponde el cumplimiento de la virtud por el deber mismo, siendo su


móvil una ley interna. La legalidad y su expresión por medio del derecho implican el
cumplimiento de deberes que son externos, y su fundamentación radica en su fuerza
represiva.

Los entes públicos podrían sancionar a los infractores y eso conduce a que por miedo
se respete su normativa. La ética no se opone al derecho, pues lo que las distingue es
su motivación.

En el caso de pagar los impuestos, a nivel ético se realiza por cumplir con el deber de
acatar la ley interior de amar y respetar a los demás y de ser buen ciudadano ante las
necesidades del Estado, habiendo siempre una buena intención, incluso aunque no
haya peligro de ser alcanzado por el “peso de la ley”; pero cuando alguien se conduce
según sus propios intereses y necesidades, las normas jurídicas se cumplen por
amenaza al castigo: “Si no pago, recibo un embargo”.

Para entender mejor las clasificaciones kantianas, se ofrece el siguiente esquema que
las resume:

218
219
B. La formulación del imperativo categórico
La ley fundamental de la razón práctica plantea el imperativo categórico. Kant la
redacta de este modo: “obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer
siempre como principio de una legislación universal” (Kant, Crítica de la razón práctica
A 54).

Un segundo enunciado del imperativo categórico queda en estos términos:

“Actúa de modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en la


persona de todos los demás, siempre como fin y nunca como simple medio” (Kant,
Fundamentación de la metafísica de las costumbres IV, 429).

Aquí presenta un concepto elevado de ser humano, que debe ser valorado en toda su
dignidad, y nunca hay que reducirlo a un mero instrumento u objeto a nuestro
servicio.

Una tercera formulación del imperativo categórico así se expone: “obra según aquella
máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal.
Actúa de modo que tu voluntad, con su máxima, pueda considerarse como
legisladora universal” (Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres IV, 421).

El imperativo categórico también se abrevia en la regla de oro de la ética: “No hagas


a los demás lo que no quisieras que te hagan a ti”; o, expresado de manera afirmativa:
“realiza en tu prójimo aquello que quieras para ti”.

C. Elevación de lo moral
La razón formula el imperativo categórico y mueve a la voluntad a actuar sin
importar las consecuencias.

Si seguimos a Kant e imaginamos que un dictador nos amenaza con aplicarnos la


pena de muerte, en caso de que no levantemos falso testimonio en contra de un
hombre honrado.

Aquí pueden suceder dos situaciones: una, que el amor a la vida propia sea lo más
importante, por lo que haya que ceder, declarar una falsedad y luego tener
remordimiento; y otra, que es posible ser sinceros, porque existe una ley moral en
nosotros que nos obliga, a pesar de los acontecimientos, a que debemos decir la

220
verdad y nuestra conciencia de la libertad nos garantiza que podemos hacerlo. El
arrepentimiento irrumpe cuando no hicimos lo que pudimos haber hecho.

La ética kantiana exige ser “autónoma”. Esto significa que la ley moral provenga de
la propia conciencia y no de una instancia ajena al fuero interno. Las éticas anteriores
son “heterónomas”, en donde el sujeto está compelido por instancias como la
felicidad, la sensualidad, los acontecimientos, etcétera. La ética de Kant es formal y
no material porque no prescribe realizar nada concreto, ninguna acción que esté
acomodada por las sensaciones de júbilo, miedo, esperanza u otra. La mayor parte
de las escuelas éticas han tenido, fundamentalmente, una base “eudemonista”
(tendiente a la búsqueda de la eudaimonía o felicidad). Kant, por el contrario, propone
una filosofía moral que subraya el deber. Este se independiza de las ganancias
personales que contaminan la pureza de la intención. Estamos ante una moral
“deontológica” (del griego déon: lo debido, lo obligatorio). La bondad de un acto
depende de su elevada calidad moral y no de ventajas prácticas que se obtengan.

Lo sustancial a la hora de realizar una buena acción en sentido kantiano es que se


realice por puro deber, de manera desinteresada. No valdrían actos determinados por
los entornos. Si se socorre a un desvalido, el motivo no ha de ser la lástima (un
sentimiento que pretende evitar vivir lo que padece el prójimo). Tampoco esa buena
obra se ejecutaría, con el fin de mostrarse generoso (por simple vanidad), o con la
intención de que me vean los demás (por hipocresía) o para congraciarme con Dios
(para que después este me premie).

La ética de Kant subraya dentro de los sentimientos morales el “respeto”. Este nace
sobre la valoración que efectuamos sobre la dignidad de los seres humanos y nunca
como objetos a nuestro servicio.

Por eso, se refiere de manera exclusiva a las personas y no a las cosas; los cuerpos
inanimados y los animales suscitan amor, temor, pánico, pero no respeto. Se puede,
por ejemplo, amar, odiar o admirar a una gran inteligencia o a un poderoso.

Empero, el respeto emerge frente a aquellos que encarnan la ley moral en su interior
y proceden de acuerdo con la santidad del deber, incluso marginando su propia
seguridad y placer.

221
222
D. ¿Es ético mentir por amor a la humanidad?
En el imperativo categórico decir la verdad es una obligación, pero sin estar
determinado por las circunstancias particulares (su contenido o situaciones
concretas). ¿Pero se podría mentir por amor a la humanidad? En esa línea, se localiza
la objeción que le hizo a Kant su contemporáneo, el escritor y político francés
Benjamin Constant:

“El principio moral, por ejemplo, de que decir la verdad es un deber, si se tomase de
manera absoluta y aislada, haría imposible toda sociedad. Tenemos la prueba de ello
en las consecuencias muy directas que de ese principio ha sacado un filósofo alemán,
que llega hasta pretender que, ante asesinos que te pregunten si tu amigo a quien
persiguen se ha refugiado en tu casa, la mentira sería un delito: […] decir la verdad
no es, pues, un deber más que para con aquellos que tienen derecho a la verdad.
Ahora bien, ningún hombre tiene derecho a una verdad que perjudica a otro” (Kant,
Teoría y Práctica, 61).

En su artículo Sobre el presunto derecho de mentir por filantropía Kant no justifica el


fingimiento. Ni siquiera por circunstancias atenuantes, como en el trágico caso de que
sirva para proteger a una persona querida. Desde su óptica lo moralmente recto se
desmarca de los acontecimientos, esto es, que nuestro amigo muera por culpa de
nuestra sinceridad o que se salve gracias a nuestra farsa.

La franqueza es un principio que debe aplicarse sin excepción, independientemente


del desenlace, sea este feliz o no. Kant admite que nadie está forzado a hablar, sobre
todo si quien lo apremia recurre a la fuerza. Además, resulta factible contemplar el
derecho de evadir la respuesta o no decir la verdad plena.

Pero, en caso de no poderse evitar una respuesta, habría que atenerse al principio de
la veracidad, por grave que sea el perjuicio para uno mismo o para otros. Los motivos
humanitarios no justifican la mentira, porque se dependería de factores casuales,
contingentes o accidentales.

En Kant se da una fuerte aversión por la impostura. La concibe como la fuente de


todo mal en el mundo. La denomina una “corrompida mancha en la naturaleza
humana” (La paz perpetua VIII, 422). También la desaconseja por completo: “No es
buena para nada, cualquiera que sea el propósito que se persiga, porque en sí misma

223
es moralmente mala y reprochable” (Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico en la teodicea
VIII, 270).

Además, la califica en términos de “una degradación y, en cierto modo, una simple


anulación de la dignidad humana” (Metafísica de las costumbres VI, 429). Quien miente
está ajeno a la dignidad y el respeto (Crítica de la razón práctica A 165). Asimismo, el
mentiroso se lo puede reputar como alguien que “tiene todavía menos valor, que si
no fuera más que una mera cosa” (Metafísica de las costumbres VI, 429).

La prohibición del engaño es un deber, a pesar de que produzca agrado, evite una
molestia o que se considere una “mentira piadosa”. La obligación de decir las cosas
de manera verídica hay que cumplirlo sin excepción, incluso si esto nos alejara de la
felicidad.

Con el siguiente esquema, se resume el tema de la mentira y las consecuencias


morales que esta provoca:

224
225
Resumen
• “Espíritu” se concibe como las diversas relaciones que las leyes guardan con
diversas cosas o vínculos con la materia que se legisla.

• Las leyes “son las relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las
cosas”.

• Las leyes deben poseer una dimensión objetiva y relacionada con las costumbres y
condiciones específicas de los pueblos.

• Las leyes deben adaptarse con las formas de gobierno, la libertad política, los climas
y el carácter de cada región.

• La libertad política es lo que mandan y permitan las leyes.

• Solo los Estados con instituciones moderadas son los que llevan a buen término la
libertad política, pues hay una tendencia inmemorial humana a abusar del poder
hasta donde le pongan freno.

• El equilibrio de poderes debe darse para evitar la apropiación desmedida del poder,
siendo el remedio para que el poder detenga el poder.

• El poder político tiene que descentralizarse, deslindarse en 3 poderes: 1. Poder


legislativo: donde los magistrados derogan y promulgan leyes; 2. Poder ejecutivo:
ordena lo concerniente a la guerra y la paz, los asuntos internacionales, y la seguridad
interna y externa; y 3. Poder judicial: castiga los delitos o juzga los litigios
particulares.

• Cada uno ejerce un contrapeso, con el objetivo de que el poder no se resbale hacia
un solo lado.

• La corrupción política sucede cuando se pierde la libertad política, una vez que el
poder legislativo y el ejecutivo convergen en una sola persona o que el ejecutivo se
convierta en un juez opresor.

• El poder ejecutivo es el más propenso a extender sus tentáculos, adueñándose de


los otros poderes.

226
ROUSSEAU

• Realiza una exaltación del “buen salvaje” en el estado de naturaleza.

• El hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo corrompe.

• La desigualdad surge con la aparición de la propiedad privada.

• Rousseau considera que la única asociación política legítima, la cual protege a todos
sus miembros y estos continúan siendo libres, es el contrato social.

• Por Voluntad General se entiende la rehabilitación moral, en la que se renuncia a


los intereses particulares en beneficio de la colectividad.

• La Soberanía es la expresión de la voluntad general en su carácter activo y decisorio.


Presenta las siguientes características:

1. Inalienable: es un poder irrenunciable, pues no se puede transmitir ni delegar; es


un sistema político directo y no representativo.

2. Indivisible: se refiere al conjunto político soberano, no divisible en poderes


independientes.

3. Infalible: no puede equivocarse porque procede del pueblo calificado, que se dirige
a la utilidad pública y que ha amordazado su egoísmo.

4. Absoluta: el cuerpo político posee un poder absoluto sobre todos sus afiliados, los
cuales mantienen obligaciones con respecto a aquel.

• La ley es lo que activa al cuerpo social y debe tener una dimensión de respeto
reverencial.

• El éxito de un sistema político germina cuando la ley está por encima del individuo.

• La ley se instituye para el beneficio común y no para beneficiar particularmente a


alguien.

• El pueblo requiere un guía o legislador, una figura extraordinaria y genial, la


encomendada para redactar las leyes.

227
• El legislador no debe detentar un derecho legislativo, pues contaminaría su obra
con intereses particulares.

• El gobierno es el órgano que ejecuta la ley y no ejerce la soberanía, eso solo le


corresponde al pueblo en corporación que vota las leyes.

• El gobierno es un ministro del soberano, a fin de aplicar las leyes y velar por la
libertad.

• Ninguna forma de gobierno es buena; ni siquiera una mezcla (régimen mixto).


Tampoco la democracia, cuyos representantes periódicos usurpan la soberanía del
pueblo, que no está acostumbrado a la libertad.

• Hay que estar pendientes y vigilantes del gobierno, ya que es propenso a caer en
su vicio primordial: apropiarse de la soberanía.

KANT

La ética de Kant divide la Razón del siguiente modo:

• A) Razón teórica (conocimiento científico). B) Razón práctica (determina la


voluntad y la acción moral hacia el deber ser).

• La razón práctica si pretende alcanzar leyes morales universales, válidas para


todos, ha de ser “pura” o a priori, no mezclada con lo empírico o la experiencia.

Voluntad y apetitos:

• La voluntad es la obediencia a las leyes de la razón y se diferencia de los apetitos,


impulsos y necesidades (que dependen del agrado y disconformidad).

Determinación de la voluntad:

• Es movida por los “principios prácticos” (criterios que se aplican a la experiencia).

“Principios prácticos”:

• A) Máximas (subjetivas y dependen de las circunstancias). B) Imperativos


(objetivos y válidos para todos).

228
• Los imperativos son un “deber hacer”. La razón práctica le ordena a la voluntad
que actúe de acuerdo con esa regla.

Imperativos:

• A) Hipotéticos (procuran alcanzar objetivos designados o son prescripciones a fin


de lograr metas concretas). Son “leyes materiales”, pues dependen del contenido. B)
Categóricos (determinan la voluntad no para obtener una meta concreta o
consecuencias). Es “categórico” porque se da de manera absoluta e incondicional.
Implica el deber por el deber, sin consideraciones utilitarias. Consiste en seguir la ley
moral de practicar siempre el bien y evitar el mal.

• Los imperativos categóricos se basan en “leyes formales”, no vinculadas al


contenido o materia; no dependen de las consecuencias sino de la intención o buena
voluntad, de conformidad con el deber hacia leyes morales internas apoyadas en
buenos principios.

Diversas formulaciones del imperativo categórico:

• “Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre como
principio de una legislación universal”.

• “Actúa de modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en la


persona de todos los demás, siempre como fin y nunca como simple medio”.

• “Actúa de modo que la voluntad, con su máxima, pueda considerarse como


legisladora universal”.

• “No hagas a los demás lo que no quisieras que te hagan a ti”.

• “Realiza para los demás aquello que quieras para ti”.

Racionalismo ético:

• En el imperativo categórico, la razón que capta leyes morales determina a la


voluntad para actuar.

• Mediante la libertad se adquiere responsabilidad para actuar según el deber que


impone la ley moral.

• La ética kantiana es “autónoma” porque su fuente es el fuero interno.


229
• También la ética de Kant es “deontológica” porque procura alcanzar “lo debido”
según principios absolutos y nunca sobre consecuencias prácticas.

• Diversas filosofías morales previas a Kant son “heterónomas”. La heteronomía


significa que las acciones humanas están regidas por influencias externas: la felicidad,
el placer u otras inclinaciones.

Respeto:

• Es el único sentimiento con un fundamento racional y es móvil de la moral al ser


inquebrantable frente a sus leyes.

• El respeto solo se refiere a personas, no a cosas o animales.

• Respetamos a quienes hayan realizado la ley moral según el deber, aun a costa de
su bienestar.

Mentira:

• Kant tiene una repulsión hacia la mendacidad: no es ético mentir, so pretexto de la


atenuante de un amor por la humanidad.

• La rigurosidad de la ética kantiana condena toda forma de disimulo, a pesar de los


efectos no deseados que pudiera tener el decir la verdad.

• El engaño es la raíz de las perversidades en el mundo; resulta moralmente mala y


reprochable; una degradación y atropello contra la dignidad humana; el mentiroso
se reduce descendiendo al valor de las cosas.

• La prohibición de la patraña es un deber moral para con los demás, que se concreta
de modo preciso, sin contradicción, sin excusas.

• Decir la verdad y repudiar la mentira no siempre lleva a la felicidad.

230
Ejercicio de autoevaluación
Comentario de texto

Texto 1. La soberanía no radica en sus representantes y el gobierno


“La soberanía no puede ser representada, por la misma razón que no puede ser
enajenada; consiste esencialmente en la Voluntad General, y la voluntad no se representa
[…] Los diputados del pueblo no son, por tanto, ni pueden ser sus representantes, no
son más que sus delegados; no pueden concluir nada definitivamente. Toda ley que
el pueblo en persona no haya ratificado es nula; no es una ley […] No siendo la ley
otra cosa que la declaración de la Voluntad General es evidente que en el poder
legislativo el pueblo no puede ser representado; pero puede y debe serlo en el poder
ejecutivo, que no es más que la fuerza aplicada a la ley” (Rousseau, Contrato Social, III,
XV).

¿Cómo puede relacionar los enunciados de ese pasaje con la filosofía política de
Rousseau?

Texto 2. El estado de naturaleza que establece Rousseau


Explique la posición sobre el estado de naturaleza que establece Rousseau y cómo se
contrasta con:

1) La visión de Hobbes, estudiada en el capítulo anterior.


2) El carácter de la propiedad privada según Locke, analizada en el capítulo
anterior.

Actividad virtual
Texto 3. ¿Se equivocó Montesquieu?
Lea la siguiente nota periodística titulada ¿Se equivocó
Montesquieu?, disponible en:

https://elpais.com/elpais/2012/10/17/opinion/1350477103_640975.html

231
¿En qué consiste el denominado “determinismo geográfico” y cómo se relaciona con
la posición de Montesquieu? ¿Cuáles ejemplos se mencionan como casos que no
encajan en el determinismo geográfico?

Respuesta al ejercicio 1. La soberanía no radica en sus representantes y el gobierno

Para Rousseau la primera característica de la soberanía reside en que es inalienable.


No se puede delegar o tranferir el poder a cuerpos intermedios, representantes o
diputados. La libertad ciudadana reside en que no delege lo que debe ejercer por sí
misma. El pueblo como corporación de ciudadanos es quien vota y ratifica las leyes
como emanación del interés común o Voluntad General.

El Gobierno equivale a los “ministros del soberano” y posee un rol subordinado con
respecto a este. Sin embargo, se necesita del poder ejecutivo para que aplique las leyes
mediante la coerción a los súbditos. Pero hay que vigilarlo, porque siempre será
sospechoso de estar en contra de los que lo nombraron. La mayor parte de los
gobiernos han sido la usurpación de la soberanía. Por eso, no hay un sistema en
esencia bueno; ni siquiera la democracia o mezclas como en los casos de regímenes
mixtos.

Respuesta al ejercicio 2. El estado naturaleza que establece Rousseau

Para Rousseau, el ser humano en estado salvaje es naturalmente bueno, la sociedad


es quien lo corrompe. Una función del contrato social consiste, precisamente, en
preservar de la mejor forma posible la libertad de que gozan las personas en su estado
natural.

En este sentido, su visión se contrapone a la noción de Hobbes de que el “hombre es


un lobo del hombre” y que el Estado se crea que evitar, de manera cohercitiva, un
estado de guerra perpetua entre las personas (que son malas por naturaleza).

Asimismo, para Rousseau el inicio de las civilizaciones está vinculado con el origen
de la propiedada privada. En la medida en que la sociedad “civilizada” corrompe a
las personas, la propiedad privada sería el paso fundacional de los males humanos.

232
Para Locke, por el contrario, la propiedad privada es un elemento esencial de la
libertad que se posee en el estado de naturaleza y que los Estados deben proteger.

Respuesta al ejercicio 3. ¿Se equivocó Montesquieu?

Este ítem es de elaboración propia. Sin embargo, se debe atender a la noción de que,
para Montesquieu, las leyes no deben ser idénticas para todos los Estados, sino que
deben atender a las diferencias de tipo climático y geográfico, entre otras.

En este sentido, las ventajas de una nación sobre otra pudrían ser explicadas por este
tipo de diferencias (esto es el “determinismo geográfico”). El artículo en cuestión
señala que esta es una reducción del problema y que el éxito y la riqueza de los
Estados se deben a muchos factores, por lo que no es posible señalar una única causa
(como la ubicación geográfica) para ella.

233
Glosario
absoluto. En Kant significa desligado de todas las condiciones y limitaciones y, por
tanto, incondicionado o ilimitado. En Kant el deber es absoluto, porque no depende
de las inclinaciones de los apetitos, los intereses materiales, recompensas o castigos,
sino de una ley interior universal que obliga ineludiblemente a acatarla.

a priori. En la terminología de Kant, quiere decir lo previo o independiente de la


experiencia. También equivale a “puro”, que no depende de las sensaciones, placeres
o situaciones materiales.

deber. Para Kant lo que es bueno moralmente. Significa el actuar de la voluntad de


acuerdo con la ley moral de manera incondicional y según la buena intención, aunque
no tenga necesariamente un resultado feliz. El deber es una obligación, un apremio
moral o una coacción interna que capta la razón práctica para acometer acciones, a
pesar de que se den a disgusto.

deontología. Del griego déon: lo debido, lo obligatorio. Significa seguir el puro deber,
de manera desinteresada. Aquí la bondad de un acto depende de su elevada calidad
moral y no de ventajas prácticas que se obtengan. La ética kantiana es deontológica
porque privilegia el deber por encima de la felicidad.

libertad política. Para Montesquieu la libertad política la otorgan las leyes y su


adaptado ordenamiento a una determinada región. Esta no consiste en realizar lo que
uno quiera, como a veces acontece en las democracias donde el pueblo parece vivir
en libertinaje en cuanto a las normas. La libertad es el derecho de hacer todo lo que
las leyes permiten o no prohíben. La adecuada codificación jurídica lleva una
separación de los poderes del Estado, de modo que se dé un equilibrio y uno no
absorba las funciones de los otros. La pérdida de la libertad política recae en la
tendencia humana a abusar del poder hasta donde topa con un freno. Por eso, existe
la preocupación en torno al poder ejecutivo, en cualquiera de sus variantes, a
concentrar atribuciones, lo que llevaría a la tiranía, el sistema opuesto a la libertad
política.

razón práctica. Para Kant se trata de la facultad de la inteligencia que se da sus propias
leyes morales, basadas en la dignidad humana y no dependientes de ningún interés
subjetivo ulterior. Es la fuente de la verdadera moralidad.

234
voluntad general. No es un concepto que Rousseau defina con exactitud, pues con este
se refiere a un contexto político. Se vincula a su idea de un contrato social del pueblo
para conservar sus derechos naturales, sobre todo la libertad, y garantizar la
elevación de sus facultades morales. Resulta contrario a la voluntad particular con
intereses egoístas y se refiere a una organización estatal que vela prioritariamente por
el bien común y la soberanía en sus actos políticos.

235
Tercera Parte

Siglo XIX

236
Capítulo X

La filosofía política de Marx

237
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general

Comprender la filosofía política de Marx.

Comprender las nociones generales del materialismo histórico de Karl Marx.

Objetivos específicos

1. Explicar la concepción idealista de la dialéctica de Hegel.

2. Comprender de acuerdo con Marx qué es el materialismo histórico.

3. Detallar cómo ocurrió según Marx la lucha de clases sociales a lo largo de la


historia.

4. Puntualizar según Marx cómo puede llegar a darse el comunismo.

238
Sumario

• Vida y obras
• Crítica de Marx a Hegel
• Materialismo histórico
• Lucha de clases sociales
• Advenimiento del comunismo

Conceptos claves

• Dialéctica
• Tesis
• Antítesis
• Síntesis
• Alienación
• Burguesía
• Proletariado

239
En este apartado se examinará a Karl Marx, uno de los autores contemporáneos de
más influencia. Su lema de que la filosofía no debe tanto pensar el mundo, sino sobre
todo transformarlo, se convirtió más tarde en un hecho tanto para Oriente como para
Occidente. Marx lanza críticas severas contra el capitalismo, en el que la burguesía o
los círculos acaudalados acaparan la riqueza, adueñándose de los medios de
producción y donde los obreros son meros utensilios. Sin embargo, está seguro de
haber descifrado el desarrollo histórico desde leyes científicas, las cuales anticipan la
inevitable revolución del proletariado. Esta teoría dialéctica Marx es tomada del
filósofo Hegel con diversas modificaciones.

El humanismo marxista intenta liberar a la sociedad de la explotación sobre la que se


sustenta la civilización capitalista. Por eso, interpreta la anatomía de la sociedad en
cuanto determinada por la productividad económica, que desencadena, a su vez,
lucha entre grupos antagónicos. Su propuesta consiste en organizar a los
trabajadores, a fin de instaurar la revolución política y la dictadura del proletariado.
Más tarde, acontecerá el comunismo puro como clausura completa de las clases
sociales y la desaparición del Estado represor.

“La miseria religiosa resulta en el fondo la expresión de la miseria real y la súplica


contra la miseria real. La religión es el anhelo de la criatura oprimida, el sentimiento
ante un mundo sin corazón, el espíritu de situaciones en las que está ausente el
espíritu. Es el opio del pueblo”. Marx, Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel 7

“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero
de lo que se trata es de transformarlo”. Marx, Tesis sobre Feuerbach XI

240
Karl Marx nace en 1818 en Tréveris, Alemania, y su origen familiar es judío. Realiza
estudios superiores en la Universidad de Berlín para cursar historia y filosofía; se
licencia en 1841 con una tesis titulada Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de
Demócrito y la de Epicuro.

En 1845, a raíz de sus publicaciones periodísticas en pro de los artesanos, Marx es


expulsado de Francia y se refugia en Bruselas. En ese mismo año con la contribución
de Friedrich Engels, redactan La sagrada familia, en contra de la filosofía de Hegel. En
1844, Marx compone los Manuscritos económico-filosóficos (sobre el tema de la
alienación del trabajo para los obreros en la sociedad capitalista), y la Crítica a la
filosofía del derecho de Hegel. Junto a Engels, publican en ese año las Tesis sobre Feuerbach
y, entre 1845-46, dan a la luz La ideología alemana, que empieza a esbozar una
concepción materialista de la historia.

En 1847 Marx escribe la Miseria de la filosofía, en la que ataca al “socialismo utópico”.


En ese mismo año la Liga de los Comunistas, “asociación internacional de
trabajadores”, de carácter clandestino, celebra un congreso, en el cual encargan a
Marx la redacción de un panfleto de la agrupación, que lo lleva a cabo con la ayuda
de Engels. El ensayo aparece en 1848 en Bélgica con el nombre El Manifiesto
Comunista. Posteriormente, Marx pasa una breve temporada en Colonia, donde
procura volver a realizar artículos periodísticos, pero no logra editarlos y es
deportado. Más tarde regresa a París, pero se le prohíbe la residencia, por lo que parte
a Londres hacia 1849. Aquí pasa penurias económicas junto a su esposa Jenny von
Westpholen y sus seis hijos, que logra resolver gracias a la ayuda proporcionada por
Engels.

Marx publica en 1859 la Crítica de la economía política. También se dedica a elaborar la


voluminosa obra El Capital, cuyo primer tomo aparece en 1867, mientras que los otros
dos los publica de manera póstuma Engels. En 1883, Marx fallece en Londres.

241
I. CRÍTICA DE MARX A HEGEL

La visión de Hegel consiste en que la realidad implica un proceso. Lo perfecto no


reside en lo estático. La verdad en lugar de estar fija se revela en su actividad. El
devenir existe en lo divino y se engendra gracias al automovimiento del Espíritu
(Geist). La divinidad no se manifiesta aparte del mundo, sino inserta en él.

Todo el progreso histórico no es más que el desarrollo de este Espíritu, con el objetivo
de alcanzar la verdadera conciencia y conocimiento de sí mismo.

En Hegel se da un “idealismo filosófico”, por cuanto la realidad de todo cuanto existe


no se aloja por completo en lo físico. Se trata de la supremacía de las ideas, el espíritu,
el alma, etcétera, frente a los seres materiales, y, en el caso de Hegel, que estos últimos
están determinados por una racionalidad: “Lo que es real es racional; lo que es
racional es real”. Puede hablarse de Dios encarnado en la historia de la humanidad,
conociéndose a sí mismo en diversos estadios de avance.

La “dialéctica” hegeliana es la ley del cambio, en la cual existen contradicciones


internas en el mundo, que se suscitan como una afirmación (tesis), que hace surgir de
ella misma su contrario o negación (antítesis); y uno y otro son “conservados” y
“superados” por un concepto más general, la negación de la negación (síntesis).

Esta marcha del Espíritu se despliega en la historia, bajo condiciones de superación


de obstáculos o situaciones de alienación (convertirse en algo distinto). Es parte de la
antítesis y no algo malo. Significa un impulso necesario para ascender a una escala
superior. En esa dirección, Hegel en la Fenomenología del Espíritu escribe el aforismo:
“El búho de Minerva no emprende su vuelo sino en el ocaso”. El símbolo de la
sabiduría con sus grandes ojos solo destella en los momentos álgidos y críticos,
cuando surge la conciencia lúcida de los pueblos.

La filosofía de Hegel le hereda una serie de herramientas conceptuales a Marx, como


la importancia de la historia, la dialéctica y la alienación. Sin embargo, Marx declara:

“Mi método dialéctico es no solo diferente del hegeliano, sino lo opuesto. En Hegel
el método está de cabeza. Hay que ponerlo de pie”. El Capital, Prólogo, vol. I 13.

242
El Estado y la religión, para Marx, no se producen a partir del desarrollo de un
Espíritu, pues todo esto no es más que consecuencia de las condiciones materiales y
opresivas de vida.

A continuación, puede apreciarse un esquema en el que se grafica la filosofía idealista


de Hegel, en la que el Espíritu al buscar el conocimiento de sí mismo pasa por etapas
históricas alienantes y se supera dialécticamente:

243
244
II. MATERIALISMO HISTÓRICO

Este es el bastión de la teoría de Marx y se conforma por 2 aspectos interrelacionados:

1. Por “materialismo” se entiende que la única realidad es la materia, perceptible solo


por un órgano corporal, el cerebro. Fuera de este no se dan la conciencia y el
pensamiento, por espirituales que parezcan. De acuerdo con Marx, el acontecer
histórico no está gobernado por ideas abstractas, sino por factores materiales de vida:

245
“No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino que, al contrario,
es su ser social el que determina su conciencia”. Marx, Contribución a la crítica de la
economía política, Prólogo.

Las personas protagonizan la historia, pero de ningún modo según su voluntad, bajo
condiciones escogidas por ellos mismos. Los individuos están supeditados por
situaciones que encuentran, que les son dadas y transmitidas del pasado. Los
componentes materiales del desarrollo económico-social son los que condicionan lo
que acontece durante el presente y el futuro.

2. En la sociedad moderna, donde su soporte se cifra en el capital financiero, la


economía ocupa un lugar preponderante, de influjo casi absoluto; y, más en concreto,
el fenómeno de la producción de bienes y servicios. Por tanto, la economía de las
sociedades capitalistas constituye su “estructura” (su armazón interior). Sobre ella, y
conformada por ella, se edifica la “superestructura”, que está integrada por todo el
aparato jurídico, político, moral, religioso, cultural, o ideológico, que abarca la vida
entera de esa sociedad.

Hay una relación tan estrecha entre la estructura y la superestructura (a causa del
dominio y condicionamiento de la primera sobre la segunda), que se pierde de vista
que el dinero, la propiedad privada o la producción material mueven y justifican la
moral, las leyes, la educación, las guerras, el arte, y casi todo lo que conforma la
civilización. Estas últimas son formas ideológicas que carecen de autonomía, pues si
se modifica la estructura económica todas ellas cambian junto a esta.

246
III. LUCHA DE CLASES SOCIALES

La confrontación social Marx y Engels la exhiben por medio de una filosofía de la


historia:

“I. Burgueses y proletarios. La historia de todas las sociedades que han existido hasta
nuestros días, es la historia de las luchas de clases […] luchas entre clases explotadas
y clases explotadoras, entre clases dirigidas y clases dirigentes, en los diversos
estadios de la evolución social […] En la actualidad la clase explotada y oprimida es
el proletariado; la clase que la explota y oprime, la burguesía”. El Manifiesto Comunista
I.

La “burguesía” encaja con los capitalistas modernos, los dueños de los medios de
producción social que generan riqueza y, para lograrlo, contratan obreros. Estos son
los “proletarios”. En la época actual, carecen de medios de producción propios,
teniendo que vender su fuerza laboral, a cambio de un salario para poder subsistir.

¿Por qué el pueblo se ha dividido, cada vez más, en dos grandes campos enemigos,
en clases sociales que se enfrentan directamente?

Historia sintética de la opresión social: Dicho avasallamiento fue desconocido en los


tiempos prehistóricos. Da inicio con los asentamientos humanos, cuando el trabajo se
especializa y los medios para generar riqueza se concentran en pocas manos. A
consecuencia de ese nuevo régimen de propiedad, se empiezan a segmentar de la
sociedad clases definidas. Hombres libres y esclavos en la Antigüedad, patricios y
plebeyos en Roma, señores feudales y siervos en la Edad Media, representan algunos
ejemplos de la cadena de opresores y sometidos.

El Renacimiento europeo, por medio del mercantilismo, hace surgir los primeros
brotes de la burguesía. Durante la Baja Edad Media aparece una nueva clase social

247
que abre inesperadas rutas hacia África, Asia y América, desarrollando como nunca
la navegación y el comercio. Ese grupo emergente propicia la formación de las
nacientes ciudades (los “burgos”), intensificando los medios de intercambio y las
nuevas necesidades de consumo humano.

La Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII, transforma por completo el modo
de vida social. La máquina de vapor aplicada al transporte marítimo y terrestre
acelera prodigiosamente el mercado mundial del comercio; las fábricas con
innovadoras máquinas y herramientas, en vez de pequeños talleres domésticos y
artesanales con objetos hechos a mano, incrementan la productividad y la
especialidad laboral. Los recursos finacieros se concentran en pocas manos y se
entronizan los nuevos cabecillas de la gran fábrica industrial, los burgueses.

Para Marx, la burguesía desempeña históricamente un papel revolucionario.


Destruye el modo de vida medieval, una sociedad cimentada sobre la nobleza de
sangre, el fervor religioso y la holgazanería. Estos dueños del capital logran mediante
revoluciones políticas, acabar con los gobiernos regidos por las clases aristocráticas e
instituir el Estado representativo moderno.

Pero el movimiento y la inseguridad constante caracterizan a esta época burguesa de


todas las anteriores, incubando en ella misma su propia dialéctica. La burguesía aloja
la tesis y los proletaeriados son su antítesis. Cuántos más logros posea una de las
polaridades dialécticas, mayor será la superación de su opuesta. Por eso, Marx parece
halagar los logros del capitalismo; pero su intención consiste en anunciar una nueva
sociedad regida por las clases explotadas que rebasarán el anterior periodo.

El proletariado pasa por diversas etapas de su desarrollo y libra una lucha contra la
burguesía desde el momento en que surge. Al inicio de la aparición de esta esfera
social, las demandas de los obreros son aisladas; después se organizan en una misma
fábrica contra el burgués que los explota directamente; pueden, incluso, destruir
mercancías, averiar y desvaratar máquinas, incendiar fábricas, entre otros sabotajes.
El trabajo que debe ser la esencia humana pierde ese sentido para el obrero y se
convierte en fuente de alienación, porque disminuye su potencial y lo empobrece en
lo interior solo para enriquecer al capitalista.

En una segunda fase los trabajadores se aglomeran en masas cada vez más grandes,
de manera que su fuerza aumenta y adquieren más conciencia de ella. Las colisiones

248
contra la burguesía ya no son un altercado a ciegas, sino que se hace consciente la
“lucha de clases”. Los obreros forman coaliciones en defensa de sus salarios. Gracias
a los nuevos medios de comunicación los proletariados consiguen unirse, advirtiendo
que la disputa no solo guarda un carácter local, sino también internacional. El
hundimiento de la burguesía y la victoria del proletariado son inevitables: “la
burguesía produce, ante todo, sus propios sepultureros” (Marx y Engels, El Manifiesto
Comunista I).

Los proletariados son la nueva clase revolucionaria, que organiza los fundamentos
de su dominación por el derrocamiento violento de la burguesía, hasta formar la
verdadera democracia. La consigna comunista es: “¡Proletariados de todos los países,
uníos!” (Marx y Engels, El Manifiesto Comunista IV).

En el siguiente esquema, se muestra esa dialéctica en cuanto lucha de clases sociales


a lo largo de la historia:

249
250
IV. ADVENIMIENTO DEL COMUNISMO

Después de la sublevación del proletariado, Marx augura su dominio, su


“dictadura”. Esta nueva supremacía política la realizarán los países más avanzados
o civilizados, y adoptarán las 10 medidas de la naciente sociedad:

“1) Expropiación de la propiedad inmobiliaria, y utilización de la renta inmobiliaria


para gastos del Estado; 2) fuerte impuesto progresivo a los artículos extranjeros; 3)
abolición del derecho a la herencia; 4) confiscación de la propiedad a todos los
emigrados y rebeldes; 5) centralización del crédito en manos del Estado, por medio
de un banco nacional con capital del Estado y su monopolio exclusivo; 6)
centralización en poder del Estado de todos los medios de transporte; 7) incremento
de las fábricas estatales, de los instrumentos de producción y mejora de las tierras
para beneficio colectivo; 8) obligación de trabajar para todos; 9) combinación de la
agricultura y la industria, medidas encaminadas a hacer desaparecer el contraste
entre la ciudad y el campo; y 10) educación pública y gratuita de todos los niños;
eliminación del trabajo infantil; y régimen de educación combinado con la
producción material”. Marx y Engels, El Manifiesto Comunista II.

La puesta en práctica de esas medidas constituye la inauguración del “despotismo”


del proletariado, la fase intermedia entre la sociedad burguesa y la comunista. Su
aplicación reside en un requerimiento pasajero. A pesar de que no se acomoden en
interés de la libertad, funcionan para someter a sus adversarios, para borrar las
marcas de la antigua sociedad burguesa. En términos dialécticos, la burguesía como
portadora de la tesis, engendra su contradicción, su negación o antítesis, el
proletariado; este, después de la revolución, se convierte en clase opresora y
dominante, engendrando en su momento la síntesis: la sociedad sin clases sociales.

El comunismo, como el “salto a la libertad”, es la tercera etapa: desaparecen los


antagonismos sociales porque ya no hay poder político en sentido estricto, ya no hay
Estado bajo el rol ideológico, como instrumento de opresión y de las contrariedades
humanas. Los individuos serán des-alienados, libres y colectivistas.

251
Este arribo inevitable del comunismo para Marx puede graficarse del siguiente modo:

252
Resumen

Crítica de Marx a Hegel

• Los fundamentos filosóficos de Hegel son utlizados por Marx con modificaciones.

• La filosofía hegeliana concibe una realidad dinámica, en que un Espíritu Absoluto


se conoce a sí mismo a lo largo de la historia, teniendo diversas fases de desarrollo
progresivo.

• La “dialéctica” es el conjunto de contradicciones que mueven la realidad: la


afirmación (tesis), que hace aparecer de ella misma su negación (antítesis), y lo que a
ambas unifica, conserva y supera es la negación de la negación (síntesis).

• Marx voltea la filosofía de Hegel, transformando su “idealismo” en “materialismo”.

• Para Marx las condiciones materiales de vida, históricas, dan lugar a las
instituciones políticas, jurídicas y religiosas y no como Hegel creía, que estas eran el
resultado de una racionalidad espiritual.

Materialismo histórico

• El materialismo histórico consiste en que las bases económicas son los cimientos de
toda transformación social; el motor del cambio no es la conciencia humana tomada
individualmente, las ideas o la voluntad divina, sino lo material, el tejido económico
y los intereses lucrativos de las clases sociales dominantes.

• La conciencia no determina la vida, sino que las condiciones materiales y


económicas determinan la conciencia.

• La economía en las sociedades capitalistas constituye su “estructura” (su armazón


interior); y sobre ella y determinada por ella, se edifica la “superestructura”, que está
integrada por todo el aparato jurídico, político, moral, religioso, cultural, o
ideológico, que abarca la vida entera de esa sociedad. Si la estructura cambia, la
superestructura también.

253
Lucha de clases sociales

• La historia de las sociedades humanas es hasta la fecha, la historia de las luchas de


clases sociales. En la Antigüedad amos y esclavos, en la Edad Media señores feudales
y siervos, y en la Modernidad la burguesía y el proletariado.

• Por “burguesía” se entiende el grupo conformado por los capitalistas, los dueños
de los medios de producción, y por “proletariado” las masas empobrecidas, que
venden su fuerza laboral a aquellos a cambio de su subsistencia.

• La clase burguesa surge como superación de la sociedad feudal, al beneficiarse de


las nuevas rutas comerciales que inician durante el Renacimiento y, sobre todo,
cuando acontece la Revolución Industrial.

• La burguesía logra mediante revoluciones políticas, acabar con los gobiernos


regidos por las clases aristocráticas e instituir el Estado representativo moderno.

• La burguesía revoluciona prodigiosamente la sociedad, pero da lugar, por


necesidad histórica y dialéctica, a sus propios sepultureros; la clase proletaria.

• La burguesía representa la tesis; el proletariado la antítesis; y la sociedad comunista


sin clases sociales antagónicas, la síntesis.

• En su fase madura del desarrollo histórico el proletariado se unirá y protagonizará


una revolución política abierta, conquistando la verdadera democracia.

Advenimiento del comunismo

• La revolución total solo puede ser realizada por el proletariado, derribando a la


burguesía del poder político.

• Los países donde haya acontecido la revolución del proletariado, tomarán las
siguientes diez medidas: 1. abolición de la propiedad privada; 2. impuestos a
artículos extranjeros; 3. abolición del derecho a la herencia; 4. confiscación de la
propiedad a todos los emigrados y rebeldes; 5. solo habrá monopolio de bancos
estatales; 6. el transporte solo estará controlado por el Estado; 7. incremento de las
fábricas y la producción; 8. obligación de trabajar para todos; 9. combinación
armónica entre la agricultura y la industria; y 10. educación pública y gratuita de
254
todos los niños; eliminación del trabajo infantil; régimen de educación combinado
con la producción material.

• Durante un tiempo no preciso se dará la dictadura del proletariado, a fin de que no


retorne el dominio burgués.

• Ese despotismo es una fase intermedia entre la sociedad capitalista y la comunista;


según la dialéctica, la burguesía (tesis), engendra su contradicción, el proletariado
(antítesis); este, después de la revolución, se convierte en clase opresora y dominante,
engendrando en su momento la síntesis: la sociedad sin clases sociales.

• El comunismo, como “salto a la libertad”, hará desaparecer por completo todo


choque de clases sociales.

• El Estado se extinguirá, no como organización pública, sino en su rol político,


ideológico, represivo, que ejerce “legalmente” la violencia.

255
Ejercicios de autoevaluación

Comentario de texto

1. A. La influencia de la estructura sobre la superestructura

“El resultado general al que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor
a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su vida, los hombres
contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad,
relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de
sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción
forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la
superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de
conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso
de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la
que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su
conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas
materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo
que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad
dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las
fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una
época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o
menos rápidamente, toda la inmensa superestructura encogida sobre ella. Cuando se
estudian esas revoluciones, hay que distinguir siempre entre los cambios materiales
ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con
la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas,
religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en que los
hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo”. Marx,
Contribución a la crítica de la economía política, p. 37.

¿Cómo podría comentarse esta cita de Marx a partir de sus fundamentos políticos?

256
Ejercicio de autoevaluación

B. Distinga qué es la dialéctica para Hegel y Marx.

La dialéctica para Hegel consiste en el conjunto de contradicciones que mueven la


realidad: la afirmación (tesis), que hace aparecer de ella misma su negación (antítesis),
y lo que a ambas unifica, conserva y supera es la negación de la negación (síntesis).
Este filósofo parte de una visión idealista en la que el Espíritu se despliega a lo largo
de la historia de la humanidad en diversas fases conociéndose a sí mismo. Las
instituciones políticas y religiosas son manifestaciones de ese Espíritu.

Marx dijo que Hegel estaba de cabeza y él lo puso de pie. El pensamiento marxista
parte de un materialismo que determina las condiciones de vida y la dialéctica se
expresa como la lucha de clases sociales en la historia: amos y esclavos en la
Antigüedad, señores feudales y siervos de la tierra en la Edad Media, y burgueses y
proletariados en la Edad Moderna. Cada una de esas polaridades supera a la anterior.
Marx considera que en su época la burguesía equivale a la tesis, engendrando su
negación o antítesis, el proletariado; y este, después de la revolución que realizará, se
convertirá en la clase opresora y dominante. Más adelante, se suscitará la síntesis: la
sociedad sin clases sociales.

Actividad virtual

Lea la siguiente noticia, disponible en el siguiente sitio web:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-40611669

257
Identifique al menos una de las ideas del marxismo que se consideran vigentes en la
actualidad. ¿Por qué se trata de un aspecto relevante para el mundo de hoy?
¿Tienen estas ideas importancia para nuestro propio país?

Respuesta al ejercicio A. La influencia de la estructura sobre la superestructura

En el texto puede verse el tema del “materialismo histórico”: la materia es la única


realidad condicionante. Esto se muestra mediante la frase de Marx: “no es la
conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es
lo que determina su conciencia”. La historia no se realiza bajo voluntad propia, sino
desde condiciones dadas y transmitidas del pasado. Las estructuras materiales del
desarrollo económico-social prefijan lo que sobreviene durante el presente y el
futuro.

Por otra parte, la estructura determina la superestructura. La primera corresponde a


la producción económica que determina las diversas manifestaciones como las leyes,
la moral, la religión, la educación, etcéterea (lo ideológico). Resulta difícil que se dé a
la inversa. Hay un nexo tan cercano entre la estructura y la superestructura, que
puede pasar inadvertido que el dinero, la propiedad privada o la producción
material, accionan la moral, las leyes, la educación, las guerras, el arte y casi todo lo
que integra la civilización. Estas últimas, en caso de que se cambiara la estructura
económica, también se modificarían.

Respuesta al ejercicio B. Distinga qué es la dialéctica para Hegel y Marx.

Este ítem es de elaboración propia. Sin embargo, se debe enfatizar el hecho de que el
legado marxista tiene muchas repercusiones para las sociedades actuales. Aspectos
como la inequidad social o las crisis económicas pueden aplicarse a nuestra propia
realidad nacional, recurriendo a algunos ejemplos recientes.

258
Glosario

Alienación. Del latín alienus, extraño a uno, ajeno; deuda, hipoteca; enajenado,
perturbado. Hegel se refiere desde una perspectiva religiosa que el Espíritu se aliena
o extraña para comprenderse mejor a sí mismo a lo largo de la historia. Marx en los
Manuscritos económico-filosóficos (1844) considera que los obreros se alienan con el
trabajo explotador del capitalismo. Ellos venden su fuerza laboral empobreciendo su
interior a cambio de la subsistencia, convirtiéndose en mercancías y no desarrollando
sus auténticas facultades. Dicho término resulta equivalente a contradicción o
antítesis.

Antítesis. Término compuesto. Del griego antí y antíos, en frente, de frente, de cara;
en vez de, en lugar de; al encuentro; opuesto, contrario. También la palabra thésis,
proposición; colocación. Y el sufijo sis, que indica presencia o acción. La antítesis
señala la confrontación o desencuentro entre dos ideas, substancias o principios. Un
vocablo afín de la antítesis es “contradicción”. Hegel incorpora la antítesis o
contradicción como uno de los componentes de la tríada dialéctica. Propone que la
autocontradicción es la fuerza motriz objetiva del Espíritu, dada como una negación
o escisión que impulsa su desarrollo. En Marx, la antítesis es la clase social carente de
los medios de producción económica y que recibe explotación a cambio de la
subsistencia. En diferentes periodos de la historia aparece como esclavo, siervo de la
tierra y proletariado.

Burguesía. Un término usado en la fraseología de Marx. Al final de la Edad Media


(siglo XIV) aparece en Europa esta clase social acomodada dedicada al comercio y
con un rol dominante en los burgos o nuevos espacios de las ciudades nacientes. Este
grupo no pertenece a los nobles, religiosos o siervos de la tierra. El amasar un capital
económico les da la posibilidad en el siglo XVIII de adquirir con las revoluciones
políticas el poder en el Estado y con la Revolución Industrial la condición de ser
dueños de los medios de producción económica. La burguesía explota a los
trabajadores acumulando capital.

259
Dialéctica. El término “dialéctica” posee diversos significados a lo largo de la historia
de la filosofía. Entre los sofistas la dialéctica versa sobre el arte de debatir o disputar
con argumentos, es decir, una especie de “diálogo” donde hay dos razones en pugna.
En Platón la dialéctica consiste en un método de razonamiento abstracto, a fin de
ascender por encima de los sentidos y alcanzar las Ideas inteligibles. En Hegel y Marx
(este último junto a Engels), la dialéctica trata sobre el desarrollo de lo real con base
en las contradicciones que lo constituyen (tesis/antítesis/síntesis). El enfoque
dialéctico de Hegel es idealista, atinente a un Espíritu y sus diversas manifestaciones
históricas. La dialéctica de Marx y Engels es materialista, puesto que analiza los
conflictos de las clases sociales y lo que se conserva y supera después de esos
antagonismos. En los tiempos modernos, la burguesía representa la tesis y el
proletariado la antítesis; y después de la revolución y de la dictadura del proletariado
arribará la síntesis conformada por la sociedad sin clases sociales antagónicas.

Proletario. Del latín proles, raza, descendencia, linaje. Durante el Imperio romano en
la Antigüedad, los proletarios (proletarius) eran los ciudadanos de la clase más baja y
aportaban sus hijos o prole para el ejército. Marx entiende por proletarios a los
trabajadores asalariados modernos, quienes están privados de los medios de
producción propios y se ven obligados a vender su fuerza laboral para poder
subsistir.

Síntesis. Del griego sýn, juntamente; a la vez; de acuerdo con; al mismo tiempo que.
Y thésis, propuesta, afirmación. Sýnthesis equivale a combinación, arreglo, mezcla;
reunión, composición, síntesis; invención. Para Hegel la dialéctica tiene tres
momentos: a) tesis, b) antítesis y c) síntesis. La tesis consiste en la fase afirmativa; la
antítesis es la negación de la tesis; y la síntesis subsume a ambas; o sea, conserva la
tensión de la tesis y de la antítesis en una superación o progreso. Estas se manifiestan
en el devenir, el pensamiento, la historia humana y el Espíritu Absoluto. Tales tríadas
se pueden rastrear en la historia: 1. en el arte: a) arte oriental, b) arte clásico, y c) arte
románico; 2. en la religión: a) religión oriental, b) religión griega, y c) religión

260
cristiana; y 3. en la filosofía: a) la Antigüedad griega-romana, b) la cristiandad
medieval, y c) la Modernidad.

Tesis. Del griego thésis, colocación, disposición, ordenación; establecimiento,


institución, implantación; imposición; proposición, aserto, tesis; depósito, pago;
posición, situación geográfica. Propuesta o aseveración con un sustento investigativo
previo. Consiste en una perspectiva demostrable, ya sea desde una justificación
racional sometida a debate (filosofía) o científica (según un método experimental
riguroso). Otro significado se localiza en la dialéctica de Hegel, en la que parte de una
tesis, después su contrario, una antítesis y la resolución de ambas en una síntesis. La
tesis hegeliana en su primera fase es la afirmación para el desarrollo del conocimiento
y la acción (Espíritu subjetivo). La tesis representa el estado original como identidad
subjetiva del Espíritu y resulta verdadera hasta tanto no surja una antítesis que la
contradiga.

261
Capítulo XI

La filosofía del superhombre de Nietzsche

262
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general

Comprender la filosofía ética del Superhombre de Nietzsche.

Objetivos específicos

1. Explicar, según Nietzsche, el significado de la “muerte de Dios”.

2. Puntualizar, de acuerdo con Nietzsche, cómo surge la conciencia moral.

3. Especificar cuáles son las críticas que Nietzsche le formula al cristianismo.

4. Examinar el alcance que tiene para Nietzsche la transmutación de todos los valores.

263
Sumario

• Vida y obras
• La muerte de Dios y el Superhombre
• La transmutación de todos los valores

Conceptos clave

• Filosofía del martillo


• Muerte de Dios
• Superhombre
• Transmutación de todos los valores
• Conciencia moral
• Nihilismo

264
Aquí se abordará a Friedrich Nietzsche, un autor que no escribe de manera
sistemática. Su redacción la suele ofrecer en formato de prosa poética y tiende a ser
simbólica. Esta filosofía intenta plasmar un desenmascaramiento de los valores
tradicionales que inmovilizan y empobrecen al individuo, a fin de remover esas capas
que adormecen su genuino yo, su ser creador que ama la vida mundana y finita. Su
obra se enmarca, entonces, desde una doble vertiente: una de carácter negativa,
crítica, demoledora de las teorías y conceptos que han vertebrado durante siglos la
cultura occidental; y otra de carácter positivo, de captar la vida en su fondo intuitivo,
metafórico y efervescente original. La paradoja de la propia vida de Nietzsche es que,
a pesar de haber padecido de locura durante la última década de su vida, ha sido una
de las mentes más lúcidas del pensamiento contemporáneo. Resulta difícil encontrar
un filósofo de renombre posterior que no deje entrever alguna carga de la dinamita
de sus palabras.

“Gris es toda teoría, pero eternamente verde el áureo árbol de la vida”. Wolfgang
Goethe, Fausto, p. 31

“El hombre es un dios cuando sueña, y un mendigo cuando reflexiona”. Friedrich


Hölderlin, Hiperión o el eremita en Grecia, Canto I

Friedrich Nietzsche nace en la región de Turingia, Alemania, en 1844. Su padre se


desempeña como pastor protestante. Entre 1864-65 estudia filología clásica en Bonn
y Leipzig. Es el tiempo en que descubre la filosofía de Schopenhauer. A los 24 años,
la Universidad de Basilea lo nombra catedrático de filología clásica.

En 1872 Nietzsche inicia el primer momento de su filosofía, de tendencia romántica,


caracterizado por la influencia de Richard Wagner y Arthur Schopenhauer. Es el año
en que publica El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música. Entre 1873 y 1876
se editan sus cuatro Consideraciones intempestivas.

Hacia 1878 aparece un segundo período intelectual de Nietzsche, de transición, en el


cual es un librepensador, se interesa por la ciencia, critica los ideales trascendentes
(Dios, moral, trasmundos) y se empiezan a asomar sus tesis fundamentales: la muerte

265
de Dios, la voluntad de poder, el eterno retorno de lo mismo y el superhombre. El
primer libro que inicia esta etapa es Humano, demasiado humano.

En 1879 la salud de Nietzsche empeora y decide jubilarse por enfermedad, por lo que
la Universidad de Basilea le otorga una pensión. Pasa temporadas en Italia y el sur
de Francia. En 1881 publica Aurora. Pensamientos sobre los prejuicios morales, y en 1882
ve la luz el texto La gaya ciencia.

En 1883 empieza la tercera fase del pensamiento nietzscheano, sus escritos de


madurez o período crítico. En Rapallo, Génova, empieza a escribir su obra maestra:
Así habló Zaratustra, que termina en su cuarta parte hasta 1885, durante su estancia en
Roma y Niza. Sus páginas revelan una filosofía de la existencia, elaboradas con prosa
poética, llena de símbolos, con una brillante plasticidad de las imágenes.

En 1886 publica Más allá del bien y del mal, preludio de una filosofía del futuro. En 1887
se le imprime Genealogía de la moral, un escrito polémico. En 1888 se establece en Turín.
En ese mismo año aparece su ensayo El caso Wagner. Un problema para amantes de la
música, e inicia el escrito Crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo, que se
deja ver en 1889.

Después redacta El Anticristo. Maldición contra el cristianismo, que se edita hasta 1894.
También elabora Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es, que se presenta de manera
póstuma en 1908. Finalmente, en Turín trabaja en su última obra, La voluntad de poder,
que no logra terminar. En 1900 muere en medio de la demencia, sin percatarse del
gran éxito que habían alcanzado sus libros.

I. LA MUERTE DE DIOS Y EL SUPERHOMBRE

En la novela-ensayo Así habló Zaratustra, Zaratustra es un personaje que a los 30 años


(la edad en que Jesús de Nazaret comienza la exposición de su enseñanza), se refugia
en la montaña. Después de 10 años de soledad, a la edad del florecimiento,
exuberante de sabiduría como la abeja que fabrica una miel que se desborda, decide
“descender” para compartirla con los hombres. Se levanta al iniciarse el alba, con sus
animales, el águila y la serpiente, símbolos del orgullo y la astucia, valores opuestos
a la humildad y pobreza de espíritu cristianos.
266
En su camino por el bosque Zaratustra se encuentra con el santo ermitaño, apartado
también de la sociedad para amar únicamente a Dios y no a los hombres, pues estos
a sus ojos son demasiado imperfectos. Pero este santo está vacío, no atesora nada para
decírselo a la humanidad, pues su vida solitaria solo se vincula a Dios por medio de
la oración. Cuando se separa de él, Zaratustra le manifiesta así a su corazón: “¡Será
posible esto! ¡Este viejo santo no se ha enterado todavía de que Dios ha muerto!”
(Nietzsche, Así habló Zaratustra I, 2)

Zaratustra, quien no dialoga con lo celestial, sí tiene muchas cosas que decir a los
hombres, les habla en el lenguaje de lo propiamente humano. Luego de la muerte de
la divinidad ya no se invoca lo sagrado y no hay por qué doblegarse ante lo
sobrenatural. La defunción de Dios es el hecho más grandioso que divide la historia
de la humanidad; no el nacimiento de Cristo. Quien viva en esta etapa estará en una
historia más alta que ninguna de las que hayan transcurrido porque significa la
muerte de todos los valores absolutos que han lisiado al individuo.

En torno al deceso y las cenizas de Dios, Zaratustra proclama la doctrina del


“Superhombre” (Übermensch). Término que significa también sobre-hombre, ultra-
hombre o supra-hombre. Se trata de un hombre nuevo, que ama la vida y que,
borrando las quimeras del cielo, retorna a la grandeza de la existencia humana. Los
que nos hablan de mundos sobrenaturales, son predicadores de la muerte, hacedores
de carroña de la vida. Con el Superhombre los valores han cambiado. Esta anuncia
un “sentido de la tierra”, que significa que el Superhombre se trasciende a sí mismo,
en este mundo, y no en la dirección de Dios.

Uno de los discursos de Zaratustra más atractivos es el que lleva el título “Las tres
metamorfosis”. Se trata de la transformación de la esencia del hombre que se
desprende a partir de la muerte de Dios, ello es, de la conversión que se opera de las
cadenas del desvarío religioso a la libertad creadora:

“–Os indicaré las tres metamorfosis del espíritu: cómo el espíritu se convierte en
camello; el camello, en león; y el león, finalmente, en niño”. Nietzsche, Así habló
Zaratustra I, 10.

267
El camello representa al hombre que se doblega ante el ídolo religioso, el que se
inclina hacia el poder de Dios, el que se apresura a cargar con su joroba grandes pesos
en un desierto abrasador y que se asusta de los “fantasmas” de la trascendencia. Está
sometido de manera resignada y voluntaria a sus pesados mandamientos y
“deberes”.

Pero el camello puede mudarse en león. La mentalidad sumisa se libera de la


servidumbre que le agobiaba desde fuera. El león personifica la ferocidad del hombre
que se rebela contra su último dios: la moral objetiva y universal, los valores del
Estado y la sociedad. El espíritu humano del león dice “no” a la imposición de los
valores religiosos y sociales, es una libertad que no le interesa portar los grilletes de
los deberes. Pero esa libertad es negativa, o sea, no constructiva; el león, a pesar de
su rebeldía contra el mundo imaginario de la religión y los valores tradicionales, no
propone nada en su lugar.

El león supera al “tú debes” del camello, convirtiéndolo en “yo quiero”, en una
voluntad que todavía no posee la soltura de la creatividad, de la libertad para
concebir nuevos valores. Esta la tiene solo el niño: su inocencia, olvido, un nuevo
comienzo, un juego, una rueda que gira sobre sí misma, un primer movimiento, una
afirmación santa.

Después de la muerte de Dios y de socavar las pautas político-sociales, emerge el


carácter de aventura y juego de la existencia, su desafío de proyectar los nuevos
valores. Al Superhombre se arriba mediante una metamorfosis interior, que pasa por
el hombre servil del mundo celestial, el hombre rebelde del mundo estatal y social, y
el hombre lúdico-creador de la tierra.

A continuación, puede apreciarse un esquema sinóptico de Nietzsche que trata sobre


la muerte de Dios, el Superhombre y sus tres metamorfosis:

268
269
II. LA TRANSMUTACIÓN DE TODOS LOS VALORES

Desplomar la tradición occidental es la meta de lo que denomina la “transmutación


de todos los valores” (Nietzsche, La genealogía de la moral I, 7). Se basa en aplicar la
“filosofía del Martillo”: asestar los martillazos de la crítica contra la religión, la
filosofía y la moral tradicionales. El artista golpea con el martillo el cincel sobre el
bloque de mármol, a fin de que emerja una bella forma; así el martillo destruye y
pulveriza al hombre tal como lo ha petrificado la tradición occidental, con vistas a
que se plasme el superhombre. Después de la
muerte de Dios, golpea con el martillo sobre las
Filosofía del Martillo: en su obra El
verdades absolutas más veneradas, vislumbrando
crepúsculo de los ídolos Nietzsche emplea una
el “crepúsculo de los ídolos” como la tarea por
metáfora: “la del martillo”. Procura asestar
forjar.
martillazos de su crítica hacia todos los
aspectos que han acarreado un
Pordescenso
otra parte, la religión cristiana constituye,
vital, como la metafísica, el cristianismo
históricamente,
y la la rebelión de los esclavos
modernidad. Todos sus “ídolos”
orientales
hay que contra sus señores, los representantes de
demolerlos y disolver su “objetividad”,
los valores
la nobles de Grecia y Roma. Las dos
cual intenta hacer creer que susreligiones
mandatos más grandes del mundo, el budismo y el
para todos deben ser lo mismo.
cristianismo,
Estos son religiones de los dolientes y
dogmas contradicen la esencia de
enfermos,
la vida ylo cual desencadena una “moral de
proceden de una moral de la debilidad,
rebaño”. Se
la presenta como una moral de temor,
enfermedad y la decadencia. De
basada
lo que
ense
la tendencia de nivelación e igualdad, de
trata, más bien, es de exaltar valores
instintos
de débiles,
la una “moral de esclavos”, que
existencia terrenal o mundana durante
en todo siglos
su ha atentado contra la voluntad
esplendor. audaz y poderosa, aristocrática y de jerarquía, es
decir, la “moral de señores”.

Por causa de la decadencia de los auténticos valores


de la vida por parte de la religión y la metafísica,
Nietzsche las denomina “nihilistas” porque
desvalorizan la existencia humana en este mundo,
asignándole una dimensión de “nada”. La vida concreta cobra un valor ficticio. La
metafísica de Platón le atribuye al mundo de las Ideas la verdadera realidad y le
endosa al mundo material un carácter de sombras, simulacros, copias imperfectas; el

270
cristianismo, por su parte, eleva a Dios y al más allá por encima de lo terreno. Pero
son inversiones de mundos, deformaciones de la vida. Una vez transmutados todos
los valores, de acuerdo con la filosofía nietzscheana, “bueno” y “malo” acreditan otro
significado: bueno es todo lo que otorga “grandeza”, que eleva la vida en este mundo,
lo que la confecciona en su genuino realce; mientras que lo malo es lo bajo, el instinto
de venganza contra la condición superior, que glorifica la atrofia de los pobres y
desteñidos de espíritu. Si la moral de señores es activa, creadora de nuevos valores,
la moral de esclavos es pasiva, reverente ante una tabla de valores impuesta.

Nietzsche llama a la moral de señores “moral de guerreros”, y a la moral de esclavos


“moral de sacerdotes”. Los guerreros simbolizan las virtudes corporales; los
sacerdotes amparan el “espíritu”, a partir de su impotencia y fracaso en esta vida. La
génesis de la moral se produce como resultado de valores contrapuestos. En sus
orígenes, las acciones de los privilegiados (los amos) revisten un tinte de amoralidad,
distinguiéndose de los que se sumen en la inferioridad (los esclavos). El contraste
bueno/malo acontece cuando los esclavos “se vengan convirtiendo los atributos de la
supremacía en vicios”. Si una vez se dijo que los favorecidos (los “buenos”) hay que
ligarlos con los poderosos, ahora se predica que los sumisos heredarán la Tierra.

El judeocristianismo es la rebelión de los esclavos de la moral, no siendo la religión


del amor, sino la religión del odio y resentimiento contra lo noble, poderoso y bello.
Es una inversión contra los valores que enaltecen la vida:

“¡Los miserables son los buenos; los pobres, los impotentes, los bajos son los únicos
buenos!; ¡los que sufren, los indigentes, los enfermos, los deformes, son también los
únicos piadosos!” Nietzsche, La genealogía de la moral I, 7.

Los valores superiores se trastocaron: el orgullo se volvió pecado; la caridad, la


humildad y la obediencia desbancaron a la competencia, el orgullo y la autonomía.
Clave para el triunfo de la moral de esclavo es el perpetrar la creencia de que su
manera de ser irradia como la “única verdadera moral”.

La “conciencia moral” lejos de ser una entidad espiritual, es una “interioridad”, un


conglomerado de instintos reprimidos:

“Todos los instintos que no se desahogan hacia fuera se vuelven hacia dentro [...]
Todo el mundo interior, originalmente delgado, como encerrado entre dos pieles, fue

271
separándose y creciendo, fue adquiriendo profundidad, anchura, altura, en la
medida en que el desahogo del hombre hacia fuera fue quedando inhibido”.
Nietzsche, La genealogía de la moral II, 16.

El hombre, al estar atrapado por las cadenas sociales, y al resultarle difícil poder
descargar sus instintos hacia fuera, los canaliza hacia dentro. En el ser humano los
instintos se enmascaran, como ocurre con el instinto de crueldad, la parte inseparable
de su ser. El placer de ver sufrimiento es una alegría, una festividad en la historia de
la humanidad. Estos instintos básicos de crueldad, enemistad, agresión, destrucción,
constituyen el sótano oculto de la cultura humana. Cuando estas inclinaciones se
vuelcan hacia fuera, se expresan como actos delictivos, prácticas penales
desproporcionadas, la “domesticación” del animal humano, etcétera. La conciencia
moral no es más que el instinto de crueldad refrenado en su desahogo hacia los demás
y que, por consecuencia, se dirige hacia dentro. La bestialidad, ingrediente
primordial del ser humano, cuando se reprime se convierte en una “cámara de
suplicios” contra sí mismo.

Ahora bien, ¿de dónde nace la “mala conciencia”? Una genealogía de la moral implica
remontarse a tiempos prehistóricos. La mala conciencia, auto-martirio o
remordimiento se originan de la “culpa”. Pero la culpa no se refiere a la
responsabilidad moral, sino que es una “deuda”. Hay que notar la relación entre un
acreedor y un deudor; pero cuando el acreedor es la sociedad y el individuo no
cumple sus compromisos y promesas, entonces es deudor, se vuelve culpable y la
organización estatal descarga sobre él su crueldad revestida de moralidad y
legalidad.

En el caso de la religión se mantiene el mismo sentimiento de culpa. Las antiquísimas


familias se sentían deudoras de sus ancestros, porque ellos hicieron posible su forma
de vida; y, para pagarles su deuda o exonerar su culpa, les rendían homenajes,
sacrificios, oraciones, entre otros. Pero a medida que la deuda o culpa crecía,
aparecían los dioses cada vez más poderosos; y cuando la deuda se hizo impagable,
fue porque los dioses llegaron a su máxima altura: al Dios único y omnipotente. El
padrenuestro es la súplica ante el Dios todopoderoso para que constantemente
perdone nuestras faltas o deudas. Por tanto, el ateísmo es no contraer deudas, culpas,
una inocencia como la del niño que juega.

272
En el siguiente esquema sinóptico se grafica la transmutación de todos los valores de
Nietzsche. En ella intenta desbaratar la moral de esclavos y crear valores guerreros
de exuberancia:

273
274
Resumen

La muerte de Dios

• La muerte de Dios significa la muerte de todos los absolutos, sea de Dios, del bien
y del mal, etcétera.

• Es la instauración de una nueva época histórica, donde se ama la vida terrenal y se


vuelve la espalda a las ilusiones celestiales.

El Superhombre

• Tiene un significado simbólico y representa al hombre nuevo, que ama la vida, lo


terrenal, y se aparta de los relatos fantásticos de lo sobrenatural.

• Es alguien que se supera, que se trasciende a sí mismo.

• La génesis del Superhombre acontece por medio de tres metamorfosis: 1. camello


(el doblegarse obedientemente ante los fantasmas religiosos); 2. león (rebeldía frente
a los valores religiosos y estatales) y 3. niño (creador lúdico de nuevos valores).

La transmutación de todos los valores

• Nietzsche pretende invertir, romper con todos los valores que estrechan la
existencia y promover los que exalten la vida en su carácter mundano.

• En un sentido amplio y metafórico, se defiende la voluptuosidad como la


embriaguez de finitud, la sed de dominio como la voluntad incesante y el egoísmo
como la copa que por sí misma se desborda de su plenitud.

• La transmutación de todos los valores se apoya en emplear la “filosofía del


martillo” (los martillazos representan una crítica contra la religión, la filosofía y la
moral tradicionales). Consiste en pulverizar los valores absolutos que han debilitado
la vida humana.

275
• Se critica la filosofía a partir de Platón en adelante, que ha calumniado al mundo
terrenal para supuestamente escapar a un “mundo real”.

• La religión cristiana representa los valores de los esclavos orientales, una “moral
de rebaño”, basada en los enfermos y los dolientes, que logra reprimir la “moral de
amos”, basada en la voluntad audaz y poderosa.

• La religión y la metafísica adquieren una dimensión “nihilista”, al ser entendidas


en cuanto que la vida humana tiene un valor de “nada”, un carácter ficticio,
ensombrecido; son deformaciones inversiones del mundo y de la vida.

• La transmutación de los valores implica revalorar lo “bueno” y lo “malo”, en que


el primero es lo que confiere “grandeza” y eleva la vida en este mundo, y el segundo
es la vida disminuida y la venganza contra la existencia superior.

• La Genealogía de la moral muestra que la “moral de señores” es la “moral de


guerreros”, que representan las virtudes corporales, mientras que la “moral de
esclavos” equivale a la “moral de sacerdotes”, que custodian el “espíritu”, a partir de
su impotencia y fracaso en esta vida.

• Los valores de la civilización griega y romana terminan desplomándose por causa


de la moral de los esclavos, de la religión oriental judeocristiana, que convierte los
atributos de la supremacía y nobleza en vicios. En su lugar, privilegia los valores de
la impotencia, la enfermedad, la deformidad y la pobreza, haciendo creer que son
absolutos, que constituyen la “única verdadera moral”.

• La “conciencia moral” significa una interioridad de instintos reprimidos que, en


lugar de desaguarse hacia afuera, hacia los otros, más bien se vuelven hacia adentro.

• La conciencia moral surge del instinto natural humano hacia la crueldad. Esta, en
lugar de verterse hacia afuera, se inhibe canalizándose hacia adentro.

• La conciencia se torna “mala”, en la medida en que brota un remordimiento, una


“culpa”, equivalente a una “deuda”, de carácter impagable, al Dios único y
omnipotente, al estarle hipotecada la existencia.

276
Ejercicio de Autoevaluación

Comentario de texto

A. La muerte de Dios y el Superhombre

“Y Zaratustra habló al pueblo y le dijo: –Yo os muestro al superhombre. El hombre


es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis hecho vosotros para superarlo? Hasta
hoy, todos los seres han creado algo por encima de ellos, y ¿queréis ser vosotros el
reflujo de esta ola enorme prefiriendo retornar a la animalidad antes que superar al
hombre? [...] El más sabio de entre vosotros no es más que una cosa disparatada; un
híbrido, producto de una planta y un fantasma. Sin embargo, ¿os he hablado yo de
transformaros en fantasma o en planta? ¡Helo aquí! ¡Yo os muestro al superhombre!
El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: “Sea el
Superhombre el sentido de la tierra.” ¡Yo os exhorto, hermanos míos, a que
permanezcáis fieles a la tierra y a que no deis crédito a los que os hablen de
esperanzas ultraterrenas! Éstos, lo sepan o no, son envenenadores. Son los
denigradores de la vida, los moribundos y envenenados, de los que la tierra está
hastiada: ¡que se marchen, pues! En otro tiempo la blasfemia hacia Dios era la mayor
de las blasfemias; pero Dios ha muerto y con él, sus blasfemadores. ¡Lo que hay ahora
de más terrible es blasfemar de la tierra y apreciar en más las entrañas de lo
impenetrable que del sentido de la tierra! El alma miraba antes con desdén al cuerpo
y nada había superior a este desdén. Quería ella que él fuese enfermizo, repugnante
y hambriento. ¡De esa manera pretendía evadirse de él y de la tierra! ¡Y esta alma era,
también, enfermiza, repugnante y hambrienta!”. Nietzsche, Así hablaba Zaratustra, I,
3.

¿Para Nietzsche cómo se relaciona el “Superhombre” con la “muerte de Dios”?

277
Actividad virtual

B Lea el texto ¿Ha muerto Dios?, disponible en el siguiente sitio web:

https://elpais.com/elpais/2018/03/26/opinion/1522079873_884931.html

¿Cómo relaciona el autor la noción de Nietzsche de que “¿Dios ha muerto”, con el


surgimiento de nuevos dioses en la actualidad? ¿Está de acuerdo con esta posición?

Respuesta pregunta A. La muerte de Dios y el Superhombre

Nietzsche utiliza para expresar sus propuestas un lenguaje metafórico. Desde su


punto de vista, la defunción de Dios constituye el acontecimiento más grandioso que
divide la historia de la humanidad, no el nacimiento de Cristo. En esta nueva era
emerge el Superhombre, que destruye los valores absolutos que han lisiado al
individuo. El sentido de la tierra significa recuperar la vitalidad de lo mundano y la
fuerza de la vida innovadora. También consiste en sepultar las doctrinas decadentes
de los que predican una existencia después de la muerte. Solo liberándose de la idea
de la divinidad y el alma se puede construir una moral auténticamente humana y
encontrar un sistema de valores que exalten una existencia desbordante. Cuando
Dios muere, el Superhombre está obligado a plantear un nuevo código ético centrado
en el cuerpo, la materia, la finitud, la creatividad y la excelencia de todo lo que
podemos llegar a ser.

278
Respuesta pregunta B. Sobre la muerte de Dios

Este ítem es de la elaboración propia. El estudiante debe relacionar lo visto en el


capítulo con la posición aparecida en el artículo de opinión. Se debe mostrar una
posición comprensiva y crítica respecto de las “nuevas deidades” del mercado, el
patriarcado y el fundamentalismo.

279
Glosario

Conciencia moral. Es el modo en que Nietzsche en La genealogía de la moral, en el


segundo tratado, denomina a la forma interna de autopercepción. Resulta de una
interioridad de los instintos que no se desahogan hacia fuera, sino que vuelven hacia
adentro. El instinto de crueldad es la esencia humana: en los pueblos fuertes es el
placer de hacer sufrir al que lo merece y en los individuos moralizados o
cristianizados es una cámara de suplicios interna.

Filosofía del martillo. Esta imagen es empleada por Nietzsche la emplea en su


ensayo Crepúsculo de los ídolos. Con ella denota la crítica y demolición que debe
realizar la filosofía contra el pensamiento occidental, la moral y la religión que han
empantanado lo humano a través de la historia. La filosofía es una es una actividad
liberadora que destruye la ilusión de trasmundos o la trascendencia después de la
muerte. Hay que pulverizar esos valores decadentes de la tradición y erigir los que
exalten la vida terrenal en su plenitud. El camino de la decadencia fue llevado a cabo
por Sócrates, Platón, Descartes y Kant, entre otros, y las religiones budistas y
judeocristianas, que despreciaron y huyeron del mundo material (el real). La filosofía
del Martillo los derrumba y construye valores superiores.

Muerte de Dios. Nietzsche fue ateo, por lo que desde su punto de vista Dios nunca
ha existido y su deceso es simbólico. Anuncia que la creencia en Dios ha caducado y
eso implica una nueva época gloriosa para la humanidad. La credibilidad hacia Dios
es un efecto de la vida decadente. La idea de Dios es un refugio para los que no
pueden aceptar la existencia en su finitud y dimensión trágica. En la primera parte
de Así habló Zaratustra, Nietzsche propone la “muerte de Dios”, como la
rehabilitación de los valores concernientes a la vida mundana en su exuberancia. El
ser humano solo puede superarse si elimina la idea de Dios que estaba por encima
de él. La muerte de Dios equivale a destruir los absolutos, el idealismo, el desprecio
del cuerpo, la infidelidad hacia lo terrenal y gestar las condiciones para la llegada del
Súperhombre.

Nihilismo. Del latín nihil, nada. En Nietzsche, significa atribuirle a la vida un valor
de “nada”, desvalorizando la existencia. Budismo, cristianismo y metafísica
occidental son nihilistas porque menosprecian lo mundano, lo cambiante, lo físico y
la vida misma, en aras de defender una ficción religiosa o filosófica (un trasmundo
eterno o reino suprasensible).
280
Superhombre. Término de Nietzsche para la palabra alemana Übermensch. El prefijo
über, significa “superior” o “sobre”; mientras que el sustantivo Mensch quiere decir
“hombre”, “humano”, “persona”. El concepto Superhombre es equivalente a hombre
superior, ultrahombre, sobrehombre o suprahombre. Nietzsche aplica el término
para el individuo que crea un sistema de valores mundanos, vitales y que exaltan la
existencia terrenal en todas sus fases. Parte de la muerte de Dios, a fin de destruir sus
valores decadentes y transmutarlos. El superhombre representa el último paso de
superación del hombre de la moral mórbida.

Transmutación de todos los valores. Del alemán Umwertung, transvaloración,


inversión, subversión o derrumbamiento. El Superhombre destruye los valores de los
resentidos y crea nuevos valores que magnifican la vida en todas sus dimensiones.

281
282
Cuarta Parte
Siglo XX

283
284
Capítulo XII

Sigmund Freud: el problema de la moral

285
Objetivos de aprendizaje

Objetivos generales

Comprender a partir de la teoría del psicoanálisis de Freud las problemáticas que se


desprenden de la moral.

Analizar las principales ideas de Sigmund Freud acerca de la naturaleza y estructura


de la mente humana y la conciencia moral.

Objetivos específicos

1. Explicar, según Freud, en qué consiste la primera tópica del psiquismo o las tres
partes de la mente humana.

2. Describir cómo interpreta Freud las manifestaciones de la libido en sus diversas


fases a lo largo de la vida humana.

3. Detallar la segunda tópica del psiquismo o las instancias de la personalidad.

4. Detallar cuál es, según Freud, el origen del sentimiento de culpa y la conciencia
moral.

286
Sumario

• Vida y obras
• El inconsciente y su emersión en los sueños
• La libido
• “Ello”-“yo”-“superyó”
• Génesis de la conciencia moral
• El malestar en la cultura

Conceptos clave

• Psicoanálisis
• Cultura
• Libido
• Ello
• Superyó
• Tabú
• Cultura
• Malestar
• Neurosis
• Sublimación
• Eros
• Thánatos
• Yo

287
En este apartado, se estudiará a Sigmund Freud. Usualmente, es abordado dentro de
la historia de la psicología, pero sus alcances la desbordan pues involucran aspectos
que nos interesan en el campo de la ética. Como creador de la teoría del psicoanálisis,
generó un cambio en la imagen del hombre. No hay actos de su conducta que no
puedan ser revelados por los procesos inconscientes de la mente, sean sueños,
equivocaciones, olvidos, u otros. Por primera vez, aparece una teoría por la que la
sexualidad es la raíz explicativa de las acciones humanas, desde la infancia hasta la
vejez, y se convierte en la perspectiva que interpreta la vida normal y las
enfermedades mentales. Esas profundidades humanas dan cuenta también de
manifestaciones culturales como la conciencia moral. Con Freud se origina una
percepción de un sujeto destronado: ya no se puede ver como un ser estrictamente
racional, al sacar a flote toda su maraña de traumas, complejos, aberraciones y
conflictos.

“Si la cultura es la vía ineludible que lleva de la familia a la humanidad, entonces, a


consecuencia del innato conflicto de ambivalencia, a causa de la eterna querella entre
la tendencia de amor y la de muerte, la cultura está ligada indisolublemente con una
exaltación del sentimiento de culpabilidad, que quizá llegue a alcanzar un grado
difícilmente soportable para el individuo”.

Sigmund Freud, El malestar en la cultura 102

Sigmund Freud nace en Freiberg, Moravia (actual República Checa), en 1856. Procede
de familia judía, perteneciente a la baja burguesía vienesa. En 1881 obtiene su
doctorado en medicina en Viena, aunque decide no ejercerla. Durante un tiempo se
especializa en anatomía cerebral y, para ganarse la vida, abre una consulta privada
para suministrar terapia contra las “enfermedades nerviosas”.

A partir de 1885-86 entra en contacto con las técnicas hipnóticas para el tratamiento
de la histeria desarrolladas por Jean-Martin Charcot. Si alguien es sugestionado en
un estado intermedio entre la vigilia y el sueño, puede atreverse más fácilmente a
expresar las vivencias traumáticas de su pasado, liberando sus pulsiones reprimidas.
Sin embargo, Freud más tarde desestima ese método, pero sigue de Charcot la
preocupación por contar con un diagnóstico del paciente (una perspectiva racional),
a fin de poderlo tratar.

288
Entre 1882-95 Freud entabla vínculo con Joseph Breuer, que incluso asume como una
figura paterna. Aprende de él el método catártico, que le sirve de base para esbozar
su propia teoría psicoanalítica. La catarsis es un procedimiento de liberación
emocional, cuando un individuo habla acerca de sus problemas íntimos y
experimenta una “purgación” de sus conflictos inconscientes.

Sin embargo, durante los últimos años del siglo XIX Freud abandona la catarsis
porque revivir verbalmente un mismo hecho pretérito doloroso continuamente no
supone más alivio. Por eso ensaya su método propio: el de la “asociación libre”, con
el objetivo de aplacar en sus pacientes la histeria e interpretar sus sueños.

Entre las numerosas obras de Freud encontramos Estudios sobre la histeria (1895); La
interpretación de los sueños (1900); Tres ensayos sobre teoría sexual (1905); Tótem y
tabú (1913); Introducción al psicoanálisis (1917); Más allá del principio de placer
(1920); Psicología de las masas y análisis del “yo” (1921); El “yo” y el “ello” (1923); El
porvenir de una ilusión (1927) y El malestar en la cultura (1930). La fama de Freud en
esos años crece y se organizan congresos, asociaciones y revistas de psicoanálisis en
Europa y Norteamérica. Debido a su origen judío, Freud ante la presión ejercida por
el régimen nazi, se vio obligado a abandonar Austria, e instalarse en Inglaterra,
donde muere al año siguiente, en 1939, como consecuencia de un cáncer en el maxilar.

I. EL INCONSCIENTE Y SU EMERSIÓN EN LOS SUEÑOS

A partir de la Interpretación de los sueños Freud establece su primera consideración


“tópica” del psiquismo. Emplea la palabra griega tópos, que significa “lugar”, para
referirse a cada una de las partes de la mente humana. La primera tópica del
psiquismo se desarrolla a partir de tres sistemas: consciente-preconsciente-
inconsciente.

El consciente constituye la periferia del psiquismo, la cáscara que lo recubre, que en


primera instancia nos oculta, bajo su forma, los vastos mecanismos subterráneos que
lo determinan. Se remite a percibir el mundo y a obedecer los impulsos que emergen
del inconsciente y preconsciente.

289
Lo inconsciente, de acuerdo con Freud, es lo psíquico propiamente dicho o su
realidad esencial. Lo consciente no es lo verdaderamente psíquico, sino lo
inconsciente. Así, problemas sexuales, histerias, chistes, distracciones y lagunas
mentales, entre otros, están conectados con el olvido de situaciones penosas,
dolorosas, temibles o traumatizantes que se viven en el pasado, y son, por
consiguiente, “reprimidas” por la conciencia. Esas tendencias inhibidas, al volverse
inconscientes, hacen borrar de la mente nombres, personas, ambientes y sucesos.

El preconsciente es el sistema intermedio entre el consciente y el inconsciente. Su


característica fundamental reside en que sus contenidos poseen un acceso voluntario
para el “yo” consciente. De esa manera, la censura se manifiesta leve con respecto al
acercamiento que la conciencia tiene con sus contenidos; únicamente selecciona
aquellos aspectos que el individuo necesita para su vida. Es el nivel de la memoria,
los recuerdos y las representaciones ligadas al lenguaje.

En La interpretación de los sueños Freud, muestra que existen contenidos reprimidos en


el inconsciente porque en la actividad onírica, en el acto de soñar, hay un “contenido
manifiesto” (aquello que se recuerda y se relata, al despertarse) y un “contenido
latente” (aquel sentido del sueño que el sujeto no logra descifrar). Pero en realidad,
el contenido latente contiene el verdadero significado del sueño mismo, mientras que
el contenido manifiesto no es más que una máscara, una fachada.

Freud explica que en las raíces ocultas de los sueños se localizan impulsos reprimidos
que el sueño trata de satisfacer, pues este no es más que la realización de un deseo.
Si durante la vigilia se produce un férreo bloqueo del “yo” hacia el inconsciente,
durante el sueño; ese “yo” se desembaraza, logra zafarse en gran medida de
mecanismos represores, careciendo de frenos contra algunos aspectos que se
consideren reprochables, vergonzosos o indignantes.

Sin embargo, no debe pensarse que las cohibiciones de la parte consciente


desaparecen completamente durante el sueño, una parte de ella permanece activa, en
cuanto censura onírica, y prohíbe al deseo inconsciente que se manifieste en la forma
que le es propia. Aunque atenuada, siempre hay “censura onírica”, por lo que sus
contenidos latentes se someten a modificaciones, suavizaciones, símbolos,
deformaciones, “que convierten en irreconocible el significado prohibido del sueño”.

290
En suma, el sueño es la realización (enmascarada) de un deseo (reprimido). Los
sueños son, por tanto, el camino seguro para desentrañar lo inconsciente.

A continuación, puede visualizarse un esquema sinóptico de Freud sobre la primera


consideración de las regiones psíquicas:

291
II. LA LÍBIDO

Represión y censura, que son producciones sociales inculcadas a los individuos,


entran en acción cuando se refieren a deseos y recuerdos de naturaleza sexual, que
en determinados contextos son catalogados de “vergonzosos”, por lo que ni siquiera
se puede hablar sobre ello. Freud reconoce abiertamente en la vida humana una
“libido” originaria, una fuerza primaria cuantitativamente variable, conectada con
los instintos o deseos sexuales. Los deseos procedentes del hambre y la sed no son
pecaminosos, no están reprimidos: se sacian cada vez que se tienen ganas; pero los
impulsos sexuales, por el contrario, sí se reprimen, aunque reaparecen más tarde en
los sueños y las neurosis. Por eso, las perturbaciones más comunes están ligadas a la
vida amorosa y quienes las padecen las encubren con mentiras y vergüenza.

Desde la infancia brotan los instintos y, por consiguiente, las pulsiones eróticas. La
sexualidad infantil responde a numerosas clases de sensaciones placenteras. La
principal fuente de placer sexual en los infantes consiste en la excitación de
determinadas zonas del cuerpo especialmente sensibles, además de los órganos
sexuales: la boca, el ano, la uretra, así como la epidermis y otras zonas sensibles. El
autoerotismo o el estímulo de específicas partes corporales es la meta de la sexualidad
infantil (Freud, Tres ensayos sobre teoría sexual 3). La sexualidad infantil es, entonces,
“autoerotismo”, ya que se exterioriza como una conquista del placer que el niño
encuentra en las áreas erógenas de su propio cuerpo.

Hay, según Freud, diversas etapas en el desarrollo sexual, caracterizadas por el


“objeto” capaz de producir placer. Las primeras cuatro fases de la sexualidad
humana están dirigidas al propio “yo”, en una especie de autoerotismo o libido
narcisista: 1) la primera zona erógena es la boca (fase oral), que abarca el primer año
de vida y aparece bajo el predominio de los componentes orales, como la succión de
los recién nacidos; 2) la fase anal, envuelve el segundo y tercer año de vida y que está
dominada por el placer de satisfacer el estímulo de las evacuaciones; 3) la fase fálica,
que va de los 4 a 5 años, donde aparece una primacía de los genitales, en el sentido
de que el niño busca placer tocándose esos órganos y experimenta un nuevo interés
por sus progenitores.

292
En la fase fálica surgen los “complejos”, que pueden entenderse como un conjunto
de ideas y recuerdos ligados a emociones muy intensas. Aquí aparece el conflicto
edípico, caracterizado por sentimientos infantiles ligados a la presencia simultánea
de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores. Esta hostilidad-amorosa se
puede manifestar de dos maneras:

A) Complejo de Edipo positivo: odio hacia el ascendiente del mismo sexo y atracción
hacia el progenitor del sexo opuesto.

B) Complejo de Edipo negativo: amor hacia el ascendiente del mismo sexo y rechazo
hacia el progenitor del sexo opuesto.

En la tragedia griega Edipo rey de Sófocles, Edipo, sin saberlo, mata a su padre y toma
como esposa a su propia madre. Estos mitos son modificaciones magnificadas del
deseo infantil de odio hacia el progenitor del mismo sexo y del enamoramiento hacia
el progenitor del sexo contrario. Cuando se trata de los niños, ellos concentran sus
deseos placenteros en la persona de la madre y desencadenan impulsos hostiles
contra su padre, al que asumen como un rival. En sentido contrario, las niñas
incorporan una actitud semejante. Esa situación, que engendra celos, ansiedad y
temor de las represalias del progenitor del propio sexo, se supera en los casos
normales mediante una “identificación” posterior con el modo de comportamiento
del progenitor temido, con lo que se adquieren las líneas básicas del rol del propio
sexo.

Ulteriormente a la interiorización de esa figura temible, se supera la etapa edípica y


se dan fases en las que se busca el placer en los estímulos que se desprenden de
objetos externos del cuerpo. A partir de aquí inicia 4) el periodo de latencia, que se
extiende hasta la pubertad, cuando empiezan a entrar en funcionamiento las
glándulas sexuales y la atracción hacia una pareja que lleva a la unión sexual.

Después se instaura 5) el periodo genital. Esta se prolonga hasta el final de la vida y


tiende en primer lugar hacia el placer y solo de manera secundaria se pone al servicio
de la reproducción. Además, abarca todos los impulsos afectuosos, el amor o la
ternura, que son deseos sexuales inhibidos.

En el siguiente esquema sinóptico de Freud, se muestra a la libido y sus diversas


manifestaciones a lo largo de la vida:

293
294
III. “ELLO”-“YO”-“SUPERYÓ”

Lo que en la primera tópica del aparato psíquico equivale a lugares (consciente-


preconsciente-inconsciente), de naturaleza biológica, en la segunda tópica son
instancias de la personalidad: tres sujetos en uno (“ello”-“yo”-“superyó”).

El “ello” constituye el conjunto de los impulsos inconscientes de la libido, el fondo


extenso y nebuloso de nuestra personalidad, donde parte de ella se mantiene
reprimida; consiste en la fuente de la energía sexual (una caldera que hierve en
excitación continua) y pertenece al ámbito de lo inconsciente amoral y egoísta. El
“ello” es la sede de los instintos; no habita en su seno orden ni lógica pues es la parte
primitiva del ser humano. Sin parar, el “ello” busca descargar su torrente de empuje
para encontrar satisfacción.

El “ello” es inseparable de la libido, puesto que siempre tiene la tendencia a descargar


una satisfacción inmediata y total. Esa tendencia se manifiesta como el “principio de
placer”, que para Freud es el elemento constitutivo básico de la vida, según el cual
todo acto que se realice tiene como fin la consecución del placer.

El “yo” es la instancia mediadora entre el “ello” y el mundo exterior; el “yo” se


imprime como la portada del “ello”, su vocero, la punta consciente del iceberg, cuyo
profundo bloque submarino es el “ello”. El “yo” es también una parte del “ello”,
modificada por la influencia del mundo exterior. Se organiza a partir de procesos
múltiples conformando la percepción, el pensamiento, la racionalidad, la memoria y
la personalidad, entre otros. El “yo” resulta embrionario durante la infancia, pero
después se desarrolla mediante la socialización o a partir de los vínculos que entabla
con los demás.

El “superyó” se empieza a formar a los 5 años. Aquí se asienta el sentimiento de culpa


y la conciencia moral. Significa una instancia interna que se autocastiga cuando
transgrede las normas imperantes o cuando se desvía del ideal del “yo”. El “superyó”
se origina de un proceso de interiorización, por el cual los niños se identifican con la
autoridad de una de las figuras paternas, incorporando sus características.

Más tarde, se amplifica como una interiorización con las demás autoridades, dando
cabida a los modelos, valores y modos de conducta promulgados por la sociedad, la

295
religión, y la ideología, etcétera, cuyos representantes (que sustituyen la autoridad
de los padres) son los maestros, amistades influyentes, sacerdotes y otros. El
“superyó” en un inicio responde a una autoridad paterna, después se convierte en
un “superyó” social.

El “superyó” lucha contra las descargas irrefrenables del “ello”, canalizándolas


mediante el “principio de realidad”, en el que se priorizan las obligaciones del “deber
ser”. El “superyó” administra la energía libidinal, adaptándola a las demandas
sociales y ejerciendo un autodominio para posponer, a fin de dar rodeos a sus
apetencias placenteras. Incide en ocasiones a nivel físico con sensaciones de asco,
vergüenza o temor con vistas a inhibir la apetencia carnal.

Al “yo” se le exige la difícil labor de arbitrar entre los instintos agresivos, egoístas y
biológico-sexuales del “ello”, y las prohibiciones, los tabúes y la moralidad que la
cultura le impone interiorizando su “superyó”. El “yo” ha de lidiar en medio de dos
principios: el de placer y el de realidad.

Mediante el principio de placer, la energía biológica-sexual del “ello” busca


satisfacerse de manera inmediata. Pero, al mismo tiempo, se topa con el principio de
realidad que sobrecarga el opresor “superyó”. Este compele a las pulsiones eróticas,
agresivas y autodestructivas a encauzarse hacia otros rumbos, los cuales considera
correctos según la civilización. El principio de placer impulsa a la satisfacción
instintiva, al goce, al deleite y a la huida del dolor; sin embargo, en el ámbito de la
cultura el “yo”, sometido por la autoridad del “superyó”, le impone el principio de
realidad que subordina el placer al deber.

Sobre la segunda tópica del psiquismo y sus tres instancias de la personalidad puede
observarse el siguiente esquema sinóptico:

296
297
IV. GÉNESIS DE LA CONCIENCIA MORAL

En Tótem y tabú, Freud analiza los orígenes del oscuro sentimiento de culpa que
asedia a la humanidad desde tiempos inmemoriales y que en muchas religiones se
ha condensado en la aceptación de una culpa primitiva, un pecado original. Es, en el
fondo, un delito de sangre que la humanidad primordial ha echado sobre sus
espaldas. El crimen antiguo más atroz que se produjo para la horda primitiva fue el
asesinato del padre, quien acaparaba para sí solo a las mujeres, incluyendo a sus hijas,
sin compartirlas con sus hijos; estos cometieron un parricidio, porque deseaban
adquirir sexo y poder, aunque se generó en ellos un sentimiento de culpa colectivo.

Resulta preciso aclarar que ese hecho pudo haberse efectuado en diversas
comunidades o, simplemente, haberse solo anhelado cometer, lo cual generaría el
mismo desenlace.

En todo caso, como consecuencia de ese proceso afectivo ambivalente amor-odio


hacia el progenitor, surge el “remordimiento” (la angustia que actúa sobre el “yo”
como forma de castigo), Aparece, entonces, la “conciencia de culpabilidad”.

Ese peso de desconsuelo por una culpa cometida y que se transmite de generación en
generación desde los inicios de la vida social, todavía acompaña a los seres humanos.
Esa antiquísima culpa desencadena las religiones patriarcales (que son la adoración
e idealización inconsciente hacia el padre asesinado).

Posteriormente, cuando la antigua organización tribal cambia, se produce el


advenimiento de las familias y el sentimiento de culpabilidad se torna personal; se
traslada al complejo de Edipo, que se empieza a manifestar con la hostilidad hacia el
padre que el niño experimenta cuando este le usurpa el amor materno. Sin embargo,
después de que se identifica con él, incorpora para sí un “superyó” que reprime su
agresividad, convirtiéndose este en la “conciencia moral”.

En El malestar en la cultura, Freud argumenta que en el ser humano al prevalecer su


naturaleza violenta, sádica, destructiva, constituye, sin duda, un obstáculo que
tropieza contra el desarrollo de la civilización. En nuestra especie, a diferencia del

298
resto de la naturaleza, todavía no se ha adquirido el equilibrio con respecto a las
influencias del mundo exterior y los instintos que internamente nos asedian.

El mecanismo psíquico que se ha adoptado es que los impulsos de agresión son


internalizados, primero a partir de la autoridad paterna, para que después la
sociedad, la cultura y la religión la terminen de consolidar, construyendo un gran
“superyó”. Su función es vigilar celosamente el “yo”, hacerlo sentir culpable cuando
ha cometido algo considerado “malo” o, incluso, con solo que reconozca la intención
de realizarlo. Pero esta consideración no proviene del sujeto, (pues hay actos “malos”
claramente satisfactorios), sino que se deriva del miedo a la pérdida del amor de los
padres, en el caso del niño, y de la pérdida de protección que la sociedad proporciona
al adulto.

Para Freud el sentimiento moral tiene su génesis en el condicionamiento cultural, que


surge en el ámbito familiar y social. La conciencia moral es la consecuencia de la
renuncia a los instintos. Un “yo” pecaminoso puede, quizás, ocultar sus actos de la
sociedad, bajo el riesgo de perder su amor o hasta ser castigado; pero no puede
ocultarse ante el “superyó”, ni siquiera sus pensamientos más siniestros o la
necesidad de satisfacer sus instintos y deseos prohibidos.

La “conciencia moral” o “superyó” se vuelve más severo mientras más “buena” sea
la persona de acuerdo con los parámetros sociales. En efecto, aquellos que transitan
por el camino de la santidad son precisamente los que se acusan de la peor
pecaminosidad. Es más, los sucesos externos desgraciados -muchas veces vistos
como expresión de la voluntad divina, suelen acrecentar el sentimiento de
culpabilidad y hacen fortalecer un “superyó” estricto, inflexible y riguroso.

El fracaso contribuye mucho más a suscitar la reacción moral que cuando se obtiene
el éxito. La frustración exterior intensifica enormemente el poderío de la conciencia
en el “superyó”; mientras la suerte sonríe, la conciencia moral es indulgente y
concede grandes libertades al “yo”; en cambio, cuando la desgracia golpea, se hace
examen de conciencia, reconociendo los pecados, elevando las exigencias de la
conciencia moral y se imponen privaciones, castigos y penitencias.

Los factores que incidieron en la aparición de la conciencia moral, según Freud,


pueden examinarse en el siguiente esquema sinóptico:

299
300
V. EL MALESTAR EN LA CULTURA

“Parece indudable, pues, que no nos sentimos muy cómodos en nuestra actual
civilización”, dice Freud al inicio de su ensayo El malestar en la cultura. Con esas
palabras, expresa el desencanto con respecto hacia los logros culturales porque estos
no tienen como misión fomentar la felicidad humana. La cultura, incluida en ella la
ciencia y la técnica, no contribuye al bienestar de la humanidad; dota a las personas
de muchos objetos, pero no incrementa su felicidad. Es más, el sentimiento de
culpabilidad se acrecienta a partir del desarrollo cultural. El progreso de la cultura
exige un precio y este se paga con la pérdida de felicidad y el aumento del sentimiento
de culpabilidad.

¿Qué se entiende por “cultura” y “felicidad”?

La “cultura” designa el conjunto de producciones e instituciones que distancian


nuestra existencia de la de nuestros antecesores animales y que sirven a dos fines:
proteger a los seres humanos contra la naturaleza y regular las relaciones entre ellos.

La “felicidad” es, por un lado, evitar el dolor y el displacer y, por otro, experimentar
intensas sensaciones placenteras; consiste, entonces, en la continua aplicación del
principio de placer. La felicidad surge de la complacencia, casi siempre instantánea
y episódica, de necesidades acumuladas que han alcanzado un cierto nivel de
tensión.

Por el contrario, la desdicha amenaza continuamente nuestro cuerpo a su decadencia,


enfermedad, vejez y muerte; el mundo exterior puede encarnizarse contra nosotros
con fuerzas destructoras; y las relaciones con otros seres humanos pueden emanar
las aflicciones más dolorosas, atinentes a la familia, el Estado y la sociedad. Ante esas
situaciones, los individuos rebajan sus pretensiones de felicidad y el principio de
realidad se torna más poderoso que el principio de placer; se cree que moderar la
vida instintiva bajo el gobierno de las instancias psíquicas superiores es una coraza
contra la pesadumbre. Sin embargo, la satisfacción de nuestras apetencias es lo más
cercano a lo que puede llamarse felicidad. Pero la organización social usualmente nos
priva de ellas exigiéndonos sacrificios.

301
Las necesidades instintivas proceden de la energía de la libido y si no son satisfechas,
se subliman o desplazan hacia otras actividades a fin de eludir la frustración del
mundo exterior. Por medio de actuaciones artísticas, científicas, religiosas, narcóticas,
u otras, se canalizan como “satisfacciones sustitutivas”, las pulsiones biológico-
sexuales.

Se trata, por consiguiente, de una represión instintiva, un malestar que genera la


cultura y que desencadena “neurosis” (satisfacciones sustitutivas de deseos sexuales
no realizados). Además, toda neurosis, nerviosismo o frustración, oculta cierta
cantidad de sentimiento de culpabilidad inconsciente, la cual se ensaña contra el “yo”
bajo la forma de castigo o remordimiento.

Existe una situación paradójica, pues, por un lado, los seres humanos buscan
necesariamente su propia felicidad y, por otra, deben adaptarse a la cultura, la cual
le impone pesadas obligaciones, no solo mediante medios externos coactivos, sino
mediante mecanismos psíquicos represivos para que restrinja su sexualidad y sus
tendencias agresivas. Ser feliz es un espejismo cultural, a pesar de ser proclamado
como un derecho inalienable.

Por otra parte, el proceso social de la especie humana refleja en grande las
características de los individuos que la componen, de manera que también puede
captarse un superyó cultural, análogo al superyó del sujeto particular. Es así como
hay una sublimación cultural: el egoísmo de felicidad individual se desplaza hacia el
altruismo de entrega hacia los demás. En lugar de buscar satisfacer nuestros instintos,
el superyó cultural pone como precepto:

“Amarás al prójimo como a ti mismo (pretendiendo suprimir la agresividad


humana). Ese superyó mayúsculo se edifica a partir de personajes de abrumadora
fuerza espiritual que fueron denigrados, maltratados o aun despiadadamente
eliminados por sus semejantes, suerte similar a la del protopadre, que solo mucho
tiempo después de su violenta muerte asciende a la categoría de divinidad”. Freud,
El malestar en la cultura V.

El “superyó” cultural, al elaborar sus ideales y normas en torno a las relaciones que
los seres humanos deben llevar entre ellos, forma la “ética” (obsesión narcisista de
considerarnos mejores que los demás). Pero las exigencias morales de este “superyó”
social exceden sus límites y el individuo dominado se vuelve neurótico e infeliz. El

302
imperativo “amarás al prójimo como a ti mismo” es, por un lado, un desperdicio,
pues cada quien ha de procurar darle amor a quien se lo merece; y, por otro, es un
mandamiento irrealizable, una inflación del amor que menoscaba su valor. Pero para
la cultura que exige renuncia personal, estima que “cuanto más difícil sea obedecer
el precepto, tanto más mérito tendrá su acatamiento”.

La renuncia, restricción y desvío de la libido, además de incrementar malestar, hace


que los seres humanos sean impotentes para frenar las poderosas tendencias
agresivas, por lo que se genera un desequilibrio entre Eros y Thánatos. Si la
satisfacción sexual-genital no se libera, ocurre una consiguiente tendencia a destruir.
Los que más se logran adaptar socialmente son los capaces de sublimar sus instintos
hacia objetivos de interés común, hacia el ámbito de las creaciones culturales; pero
sigue siendo una canalización incompleta.

“La felicidad no es un valor cultural” porque la cultura implica la sustitución del


principio de placer por el principio de realidad y ese canje crea malestar. Los afanes
e intereses culturales han introducido excesivas restricciones en la satisfacción de las
pulsiones humanas, han cohibido la sexualidad y exigen la transformación de
impulsos libidinosos en actividades sustitutivas; por ejemplo, en horas de trabajo
disciplinado. La cultura lleva a sustituir la satisfacción inmediata por una satisfacción
retardada, a suplir la libertad y la ausencia de represión por adquirir seguridad.

En todo caso, el desdichado yo tiene una difícil tarea por realizar pues sirve a tres
amos y pone empeño en armonizar sus exigencias y órdenes: el mundo exterior, el
superyó y el ello. El malestar y las neurosis envuelven a un yo que debe conciliar las
exigencias de la realidad exterior, los impulsos agresivos del ello y la estricta
autoridad del superyó. Es más, de la tensión entre el yo y el superyó aparece el
sentimiento de culpabilidad, que lo mantiene incómodo, reprimido e insatisfecho. La
cultura ha fundado instituciones, leyes y sistemas políticos, orientados a castigar la
destructora agresividad humana; pero no ha fomentado las condiciones para
instaurar la felicidad.

Estando debilitado el Eros, ¿cómo puede la cultura frenar la agresividad natural


humana? El camino escogido, como se ha observado, es reforzar el superyó o la
conciencia moral. ¿Pero será suficiente para una época donde el poder de la
destructividad global no tiene fronteras? Lejos de que la cultura cumpla con su

303
función de defendernos de la naturaleza, por el contrario, nos puede arrastrar hacia
nuestra propia aniquilación, haciendo que el instinto de muerte llegue a imperar, por
haber descuidado la pulsión de vida.

A continuación, puede apreciarse un esquema sinóptico sobre el malestar en la


cultura, de Freud:

304
Resumen

Primera tópica del psiquismo: consciente-preconsciente-inconsciente.

• El consciente es la fachada del psiquismo, pues está determinado por el


inconsciente (la realidad esencial del psiquismo).

• El inconsciente guarda los contenidos penosos, dolorosos o traumatizantes vividos


en el pasado.

• El preconsciente es el sistema intermedio entre el consciente y el inconsciente, que


le permite al “yo” consciente acceder libremente, con escasa censura, a los recuerdos
recluidos en las capas inconscientes de la mente.

• Los sueños. Se caracterizan por dos contenidos fundamentales:

A) Contenido manifiesto: lo que se recuerda y relata al despertar (el cascarón o la


apariencia).

B) Contenido latente: el sentido del sueño que el sujeto no logra descifrar (es su
verdadero significado, que se expresa por medio de modificaciones y símbolos).

La libido

• Como una fuerza primaria cuantitativamente variable, la “libido” se asocia con los
instintos o deseos sexuales.

• Sobre la sexualidad existe represión y censura; como es una energía no desechable,


nunca desaparece y más bien se acumula, retornando después en los sueños y en las
neurosis.

Fases de la sexualidad:

1. Fase oral: abarca el primer año de vida y el placer se da en la succión.

305
2. Fase anal: abarca el segundo y tercer año de vida; y el placer se da en las
evacuaciones.

3. Fase fálica: abarca de los 4 a los 6 años; el placer se da tocándose los órganos
genitales, y hay un gran interés hacia los padres. Surge el conflicto edípico; el niño
descarga deseos placenteros hacia la madre y la niña hacia el padre, así como un odio
hacia el progenitor del mismo sexo (complejo de Edipo positivo). Puede haber otra
variante: los niños (varones o mujeres) aman el progenitor del mismo sexo y rechazan
el del sexo contrario (complejo de Edipo negativo).

4. Fase de latencia: proceso de crecimiento y maduración sexual que se prolonga hasta


la pubertad y que lleva a la unión carnal.

5. Fase genital: que se extiende hasta el final de la vida y tiende en primer lugar al
placer y únicamente de modo secundario a la reproducción.

Segunda tópica del psiquismo

• “Ello”-“yo”-“superyó” (son las instancias de la personalidad). El “ello” está


constituido por los impulsos inconscientes de la “libido” (energía sexual), en que una
parte de ella se mantiene reprimida; el “ello” es una fuerza instintiva, amoral, egoísta,
que siempre busca obtener satisfacción.

• El “ello” es inseparable del “principio de placer”, según el cual toda acción satisface
como fin lograr placer.

• El “yo” es la instancia mediadora entre el “ello” y el mundo exterior. El “yo” posee


un papel secundario, al estar determinado por la influencia del “ello”.

• El “superyó” se forma hacia el quinto año y es donde se establece el sentimiento de


culpa y la conciencia moral.

• El “superyó” es la internalización de los ideales y normas morales, que se inician


con la autoridad de los padres, la sociedad, la ideología y la religión.

• El “superyó” disputa contra los arrebatos indomables del “ello”, encauzándolos


mediante el “principio de realidad”, el cual consiste en administrar la energía
libidinal adaptándose a las demandas sociales, dejando para después las apetencias
placenteras; es decir, otorgando preeminencia a las obligaciones del “deber ser”.

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• El “yo” tiene la difícil labor de mediar entre los instintos agresivos, egoístas,
sexuales del “ello”, que se resumen en el principio de placer, y las prohibiciones, los
tabúes, la moralidad y los deberes, resumidos en el principio de realidad, que la
cultura le impone interiorizando su “superyó”.

Sentimiento de culpa y conciencia moral

• El sentimiento de culpa se manifiesta a nivel colectivo, en la inmemorial horda


primitiva, a partir del asesinato cometido de los hijos contra el padre, con el objetivo
de poseer a las mujeres que este monopolizaba.

• Con el surgimiento de las familias, el sentimiento de culpabilidad se hace personal,


se trasplanta al “complejo de Edipo”: el niño manifiesta hostilidad contra el padre
porque este usurpa el amor materno; sin embargo, después se identifica con él,
incorporando para sí un “superyó”, que constituye el fundamento de la “conciencia
moral” y la asunción de roles.

• La conciencia moral es la consecuencia de la renuncia a los instintos, puesto que el


“superyó” vigila siempre al “yo” haciéndolo sentirse culpable, ya sea cuando haya
cometido algo que se considera “malo” o con solamente por haber tenido la intención
de cometerlo.

Eros y Thánatos

• Son los impulsos sexuales o libidinales, procedentes del “ello”, que son opuestos,
y que se suelen presentar juntos en un mismo individuo.

• El Eros corresponde al instinto de vida, sexo, reproducción, amor, creatividad y


espíritu constructivo; mientras que el Thánatos, equivale al instinto de muerte, odio,
agresividad, destrucción y suicidio.

• La energía libidinal de cada individuo no se puede destruir, solo canalizar por


otros rumbos. Cuando el Eros no se expresa por medio de la sexualidad concreta, se
dirige por otros caminos, como los de la producción artística, filosófica o científica
(actividades que la civilización considera positivas), realizando un acto de
“sublimación”.

• El fortalecimiento de Eros lleva a un debilitamiento de Thánatos y viceversa.

307
El malestar en la cultura

• La cultura no se propone como objetivo el desarrollo de la felicidad humana; más


bien, el progreso ha significado un incremento del sentimiento de culpabilidad.

• Por “cultura” se entiende el conjunto de producciones e instituciones que


distancian nuestra existencia de la de nuestros antecesores animales y que sirve a dos
fines: proteger a los seres humanos contra la naturaleza y regular las relaciones ellos.

• Por “felicidad” se entiende evadir el dolor y experimentar intensas sensaciones


placenteras, satisfaciendo las necesidades acumuladas (aplicando el principio de
placer).

• En la civilización, el principio de realidad se impone al principio de placer; o sea,


se minimizan las sensaciones placenteras y se concede prioridad a las obligaciones
sociales.

• La represión cultural provoca que la energía libidinal mediante las pulsiones


biológico-sexuales no se satisfagan directamente, solo se “sustituyan”, en el mejor de
los casos, por “sublimaciones” artísticas, científicas, etcétera., y en el peor, por
“neurosis”.

• La restricción de la libido en la civilización, además de incrementar malestar, hace


que los individuos sean impotentes para frenar las poderosas tendencias agresivas,
dándose un desequilibrio entre Eros y Thánatos; si la satisfacción sexual genital no se
libera por vías culturales creativas, se genera como consecuencia una tendencia a
destruir.

• El “yo” debe arbitrar entre las exigencias de la realidad exterior, los impulsos
agresivos del “ello” y la estricta autoridad del “superyó” individual y colectivo; esa
ardua tarea le provoca malestar, culpabilidad e infelicidad, lo que podría incluso
poner en peligro la sobrevivencia de la especie humana.

308
309
Ejercicio de Autoevaluación

Comentario de texto

A. La segunda tópica del psiquismo: “Ello”-“Yo”-“Superyó”

“Ahora que osamos aproximarnos al análisis del Yo, podemos volvernos a aquellos
que, sintiéndose heridos en su conciencia moral, han propugnado la existencia de
algo más en el hombre y responderles: ‘Ciertamente, y este elevado ser es el ideal del
Yo o Superyó, representación de la relación del sujeto con sus progenitores”. Cuando
niños, hemos conocido, admirado y temido a tales seres elevados y, luego, los hemos
acogido en nosotros mismos. El ideal del Yo es, por tanto, el heredero del complejo
de Edipo, y con ello, la expresión de los impulsos más poderosos del Ello y de los
más importantes destinos de su libido. Por medio de su creación se ha apoderado el
Yo del complejo de Edipo y se ha sometido simultáneamente al Ello. El Superyó,
abogado del mundo interior, o sea del Ello, se opone al Yo, verdadero representante
del mundo exterior o de la realidad [...] La tensión entre las aspiraciones de la
conciencia y los rendimientos del Yo es percibida como sentimiento de culpabilidad.
Los sentimientos sociales reposan en identificaciones con otros individuos basados
en el mismo ideal del Yo`.” Sigmund Freud, El Yo y el Ello, p. 571-572.

¿Cómo se forma el superyó, cuál es su relación con respecto al complejo de Edipo


y cómo se genera el sentimiento de culpabilidad?

310
Actividad virtual

B. El impacto en la sociedad la obra de Sigmund Freud.

La obra de Sigmund Freud ha incidido mucho un gran impacto en


la sociedad, la cultura y el arte. Lea el siguiente texto.

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/09/140925_freud_frases_comunes_finde
_jgc

¿En qué ámbitos de la cultura ha influido el pensamiento de Freud? ¿Cuáles


críticas se le han realizado?

Respuestas

Respuesta a la pregunta A. ¿Cómo se forma el superyó, cuál es su relación con


respecto al complejo de Edipo y cómo se genera el sentimiento de culpabilidad?

En la segunda tópica de psiquismo se da la división de tres instancias de la


personalidad:

El Ello corresponde a las necesidades primarias de la vida (hambre, sed, deseo de


orinar e instinto sexual, etcétera) y se basa en el principio del placer.

El Superyó, que se forma hacia los 5 años en el vínculo de los padres con la imposición
de normas, reglas, religión y moral. Aquí opera la conciencia que se forja a partir la
imitación de modelos humanos y se sacrifican los placeres personales.

Y el Yo, la parte de la personalidad que se adapta conforme al ambiente,


comprendiendo el mundo que lo rodea y distinguiendo las amenazas que lo acechan.
Se guía por las funciones de la percepción y el pensamiento, y es un mediador entre
el Ello y el Superyó. A partir de la superación del complejo de Edipo ocurre una
311
identificación con la figura paterna del mismo sexo y se internalizan sus mandatos al
buscar parecerse a este. A eso se le llamará “conciencia moral”, la imitación de un
ideal (representado por la figura paterna, maestros o héroes) que debe alcanzarse,
renunciado hasta donde se pueda a las demandas del Ello. Apartarse de ese camino
significaría remordimiento y vergüenza.

Respuesta la pregunta B. ¿En qué ámbitos de la cultura han influido el


pensamiento de Freud? ¿Cuáles críticas se le han realizado?

Este ítem es de elaboración propia. Sin embargo, el estudiante debe reconocer el


impacto del pensamiento de Freud en la cinematografía y el arte en general.
Asimismo, debe explicar algunas críticas que se le han realizado desde el feminismo
y otras corrientes de pensamiento, reseñadas en la nota.

312
Glosario

Cultura. Del latín colere, cultivar, fomentar. En sentido extenso, el modo en que los
seres humanos moldean o transforman la naturaleza, constituyéndola en su mundo
o realidad. En Freud el término “cultura” sitúa el conjunto de las producciones e
instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestros antecesores animales y
que sirven a dos fines: proteger a los seres humanos contra la naturaleza y regular las
relaciones entre ellos.

Ello. Para Freud, equivale al conjunto de tendencias e impulsos instintivos y


contenidos psíquicos reprimidos por el “yo”, que constituyen la parte inconsciente
de la psique. El “ello” conforma el sector primitivo y caótico de la personalidad, cuyo
torrente de pulsiones persiguen satisfacer el hambre, lo sexual, la agresividad y
cualquier impulso o necesidad. Es la causa principal del comportamiento humano y
opera de acuerdo con el principio de placer, sin atender las solicitudes de la realidad.
La mayor parte del “ello” permanece desconocida y ahí se enfrentan las pulsiones de
vida (Eros) y de muerte (Thánatos).

Eros. De los vocablos griegos erõ, estar enamorado; eroé, fuerza, ímpetu, empuje;
alcance; y éros, amor; pasión; deseo vehemente; exaltación, alegría. Según Freud, Eros
es el instinto de vida, de conservación de la especie humana, ligado a la naturaleza
del “ello” y coexistente con el Thánatos. En el adulto se manifiesta como pulsión
sexual o satisfacción genital, aunque a nivel de la cultura el Eros es reprimido; es un
instinto coartado en su fin (aunque inconscientemente siga siendo sexual). Esta
reordenación psíquica permite llevar a la práctica el amor universal a todos los seres
humanos que prescriben ciertas éticas; pero sirve, sobre todo, a un fin cultural: al
eliminar el carácter exclusivo que tiene el amor sexual hace posible, de manera más
amplia, los vínculos de amistad y los vínculos con la comunidad.

Libido. Del latín libido, deseo, inclinación, gana, voluntad; capricho, fantasía; vejar a
su antojo a alguien en sus bienes; deseo desarreglado, desenfrenado, violento; pasión;
sensualidad, voluptuosidad. Para Freud por libido se entiende la energía de las
pulsiones biológico-sexuales. Propone una “consideración económica” de la libido,
en el sentido de que su energía es mensurable y no puede destruirse; es una
perspectiva cercana a la dinámica, por cuanto esa energía circula por los diversos
lugares del aparato psíquico, no siempre con el mismo ritmo, intensidad y sentido;

313
otras veces se almacena cuando el “yo” se lo impide, produciendo represión. Su
significado también se extiende como energía del Eros o pulsiones de vida.

Malestar. Para Freud el “malestar” constituye una frustración de los instintos


sexuales y sus derivados, los cuales pueden analizarse desde dos sectores: desde el
exterior o las restricciones que la cultura impone por medio de su “moral sexual” o
sus mandamientos éticos altruistas; y desde el interior del aparato psíquico, mediante
el “superyó” represivo, que se opone al principio de placer. En su ensayo El malestar
en la cultura es donde este tema.

Neurosis. Del griego neûron, nervio; fuerza, vigor; y osis, que es un sufijo empleado
en la terminología médica para nombrar enfermedades o procesos mórbidos. Las
neurosis constituyen estados alterados de la conducta, distintas de las psicosis.
Incluye diferentes casos de inadaptación: fobias, histerias y obsesiones. Las neurosis
según Freud se originan de conflictos internos a escala inconsciente que,
secundariamente, son exteriorizados.

Psicoanálisis. Término usado por Freud en al menos tres sentidos: 1. como método
terapéutico, que intenta curar o alivianar las enfermedades nerviosas y las
perturbaciones neuróticas (reconciliándose con el pasado o haciendo consciente lo
inconsciente); 2. como método de investigación, que busca averiguar las causas
(etiología) que originan los procesos y desencadenan los síntomas de las
enfermedades nerviosas; y 3. como teoría científica sobre el ser humano y la cultura,
que generaliza la existencia de procesos inconscientes en todos los sujetos, lo que
lleva consigo prolongar la vida psíquica más allá de los procesos conscientes. De esa
manera, el psicoanálisis es una hermenéutica o interpretación del sentido latente,
oculto, enmascarado, del que se acoraza el “yo” consciente. Si los actos y
producciones humanas no son siempre lo que parecen, es preciso proceder a
otorgarles una interpretación, un sentido profundo y completo.

Sublimación. Del latín sublimis, suspendido en el aire; alto, elevado; sublime. Proceso
psíquico postulado por Freud para explicar ciertas actividades humanas valoradas
por la cultura como el arte y la investigación intelectual que aparentemente no
guardan nexo con la sexualidad, pero que sí encuentran su energía en la pulsión

314
sexual. Estas son actividades sustitutivas que canalizan la libido sexual hacia fines
“sublimes”.

Superyó. De acuerdo con Freud, una instancia de la personalidad que ejerce


funciones similares a las de un juez o censor con respecto a la instancia del “yo”. El
“superyó” se identifica con lo que llamamos conciencia moral; cuando entra en
disonancia con respecto al “yo”, aparece el sentimiento de culpabilidad. Existe,
además, un “superyó” cultural, que impone demandas éticas que exigen la renuncia
a las necesidades instintivas o libidinales de la instancia del “ello”.

Tabú. Es un término polinesio que significa “lo prohibido”. Son las conductas
moralmente inaceptables para un grupo humano o religioso. Romper con esas
contravenciones equivale a una falta gravísima contra la sociedad que lo impone. En
la mayoría de los pueblos el incesto, el parricidio, el canibalismo, entre otros actos,
exhiben una infracción terrible.

Thánatos. Término griego que significa muerte; homicidio, asesinato; pena de


muerte; horror a la muerte; la Muerte [personificada]. Según Freud Thánatos equivale
al instinto de muerte o destrucción, enraizado en el “ello”. Se halla también presente
en el sadismo, en el cual la satisfacción sexual se encuentra acompañada de
satisfacción y placer por medio de la violencia. Junto al Eros, el Thánatos constituye
uno de los dos instintos primarios humanos.

315
316
Capítulo XIII

La ética de los valores de Max Scheler

317
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general

Comprender los aspectos medulares de la ética material de los valores de Max


Scheler.

Objetivos específicos

1. Explicar, de acuerdo con Scheler, la diferencia entre bienes y valores.

2. Detallar, siguiendo a Scheler, las características fundamentales de los valores.

3. Indicar, con base en el pensamiento de Scheler, cuáles son los criterios para
clasificar los valores.

4. Describir, según Scheler, las características esenciales de la simpatía y el amor.

318
Sumario

• Influencias y obras
• Crítica contra la moral kantiana
• Los valores y sus características fundamentales
• La simpatía y el amor

Conceptos clave

• Axiología
• Valor
• Simpatía

319
En esta sección se estudiará la axiología o filosofía de los valores según Max Scheler.
La trascendencia de esta temática ocupa un espacio primordial en la educación
humana tanto familiar como institucional y tiene sus gérmenes de reflexión en este
pensador de la época contemporánea. Su concepción filosófica posee bases religiosas
y se circunscribe dentro de la “ética material de los valores”. Su propuesta remite a
la importancia de las emociones en los vínculos que entablan los seres humanos y
cómo estos generan valores.

En esa dirección, plantea la independencia de los valores en su carácter de eternos e


invariables y como distintos de los “bienes” (las cosas tangibles y circunstanciales).
La ética de Scheler pretende superar la de Kant y, por eso, en vez de dar énfasis al
deber, se orienta hacia la persona y los valores (a su descripción minuciosa, sus
características esenciales y jerarquía). En este apartado también se verá cómo se
describe de manera esencial el amor y la simpatía en las relaciones interpersonales.

“El corazón tiene razones que la razón no comprende”.

Pascal, Pensamientos 277

“El hombre en cuanto hombre, es decir, en cuanto ser espiritual o persona, es el lugar
y la ocasión del surgir de los valores sentimentalmente perceptibles”. Max
Scheler, Ética, t. II, p. 45

Max Scheler nace en 1874 en Munich. Ejerce como docente en las Universidades de
Jena, Munich y Colonia. Se aplica a áreas del conocimiento como la antropología
filosófica y la ética. Es uno de los primeros en percibir el peligro para Alemania del
surgimiento del nazismo. En 1928 es llamado por la Universidad de Francfort del
Meno, pero muere antes de iniciar sus cursos.

El fuerte de la obra de Scheler reside en el terreno de la ética y está escrita con una
prosa emotiva que refleja fielmente su doctrina. La influencia que recibe gira en torno
a la “filosofía de la vida”, dándole una especial importancia a lo espiritual. Admira a
Agustín de Hipona, Pascal, Nietzsche, Dilthey y Bergson.

También entra en contacto con el método fenomenológico de Husserl, el cual aplica


al campo axiológico de una manera libre. De aquí proceden sus escritos Esencia y
formas de la simpatía (1913) y El formalismo en la ética y la ética material de los valores, el
cual se lo suele abreviar como Ética (1913-1916). Después publica dos colecciones de

320
ensayos con los títulos Acerca de la subversión de los valores (1919) y De lo eterno en el
hombre (1921). En esta época Scheler es un cristiano fervoroso, volcánico, alguien que
intenta transmutar todos los valores, pero haciéndolos colgar de los valores
religiosos. Sus escritos tienen una destacada influencia sobre el campo de la filosofía
de la religión.

En una etapa posterior, Scheler toma un rumbo filosófico distinto pues abandona su
concepción cristiana del Dios trascendente; el hombre se convierte en “el escenario
único de la divinización”. Es la idea de Hegel de que Dios adquiere conciencia de sí
mismo en la humanidad. No obstante, la muerte de Scheler trunca el desarrollo de
este giro filosófico. Esos temas los esboza en textos como Las formas del saber y la
sociedad (1926) y, sobre todo, en El puesto del hombre en el cosmos (1928).

I. CRÍTICA CONTRA LA MORAL KANTIANA

A pesar de los elogios que Scheler le tributa a la filosofía moral de Kant, pretende
superar sus limitaciones, en especial su formalismo y racionalismo. La ética kantiana
subraya la importancia de actuar por deber ante la exigencia de una ley moral, formal
y universal; y censura los actos cuyas motivaciones corresponden a objetos físicos o
materiales que susciten placer, bienestar o felicidad. Estas, de acuerdo con Kant,
atañen a éticas materiales, que se adecuan a la experiencia, a lo empírico, y tienen
como fundamento el egoísmo instintivo humano.

Sin embargo, Scheler asevera que Kant produce una ética del resentimiento (“la
tensión entre el deseo y la impotencia”), castrando la alegría de vivir. Por eso la ética
de Scheler no es la del deber, sino la del “valor”. Kant confunde los bienes con los
valores, cuando son distintos.

Los bienes para Scheler son cosas que poseen valor; los valores, por su parte, son
esencias, intuiciones a priori, independientes de la experiencia, conceptos ideales que
permiten estimar o desestimar los hechos individuales. Los valores no son objetos
físicos, a pesar de que se relacionen con ellos: su forma de ser es, justamente, el valer
para el hombre; son cualidades esenciales que se convierten en bienes. Una máquina,
por ejemplo, es un bien, y el valor es su utilidad; una obra de arte es un bien, suscitado

321
por el valor de la belleza; un acto heroico es un bien, cuyo valor es la nobleza; la ley
es un bien, a causa del valor de la justicia.

La crítica a la ética de Kant por parte de Scheler junto a su propuesta de la naturaleza


de los valores se pueden visualizar con la siguiente representación gráfica:

322
II. LOS VALORES Y SUS CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES

Los bienes son hechos o cosas, mientras que los valores son esencias. Los valores
están adheridos a los bienes u objetos y el componente emotivo del ser humano los
concibe como objetos ideales. Estos no se extraen a partir de una actividad teórica,
sino de una “intuición emocional”. Los valores no se captan por la razón o la facultad
cognoscitiva, sino por el “sentir emocional”. El aprecio, la preferencia, el gusto o el
agrado originan y confieren el valor a los bienes objetivos. Para que algo sea
catalogado como “bien” es porque posee un atractivo para el individuo, quien lo
concibe como valioso. Los bienes, en resumen, son, mientras que los valores se
aprecian.

Negarle al sentimiento la capacidad de percibir valores es un prejuicio, el cual se


enfrasca en creer que el intelecto es la única fuente de las actividades espirituales. Por
tanto, la captación de los valores no es intelectual:

“Existe un modo de experiencia cuyos objetos son inaccesibles para el intelecto: éste,
en relación con ellos, se muestra tan ciego como el oído y la oreja ante los colores”.
Scheler, Ética, t. II, p. 26.

Por medio de la vía emotiva captamos los valores, de orden eterno, los cuales se nos
revelan intencionalmente en el preferir, amar y odiar algo.

Por tanto, los valores para Scheler son esencias (reales, objetivas, invariables,
absolutas), anteriores a la experiencia (a priori), independientes de los sujetos que los
valoran y develados como vivencias por la intuición emotiva.

Además, los valores presentan tres características fundamentales: 1. polaridad, 2.


cualidad y 3. jerarquía.

La polaridad indica que todo valor contiene para el sujeto un nexo a dos partes
contrapuestas, producidos por el encanto o por la repulsión; de manera que puede
hablarse de un polo positivo y un polo negativo del valor; todo valor posee su

323
contravalor: la paz encuentra su contraste con la guerra, la tolerancia con la
intolerancia, etcétera.

La cualidad implica que el valor sea superior o inferior, que invista niveles
cualitativos; un valor no se aprecia cuantitativamente, bajo escalas numéricas. El
amor y el odio, por ejemplo, concentran grados de intensidad y no se pueden apresar
en cifras matemáticas. También los valores que se derivan de las personas son
superiores a los que se derivan de las cosas apreciadas o bienes materiales.

La polaridad y la cualidad hacen que los valores cuenten con jerarquía porque están
escalonados u ordenados según su importancia.

Esta clasificación toma en cuenta cinco criterios: 1. durabilidad: la escogencia de los


valores más elevados se dispensa porque son los más durables, distintamente de los
pasajeros y efímeros; 2. no divisibilidad: los valores se prefieren en tanto que sean
menos divisibles porque los valores inferiores se fraccionan para poderse gozar,
como comidas, bebidas, etcétera; 3. fundación: otro elemento al preferir los valores
más sublimes consiste en que fundan a otros, como el placer, por ejemplo, que se
apoya en lo vital, en la salud; 4. profundidad de la satisfacción: un valor más alto es
el que produce una satisfacción más plena; 5. menor relatividad: los valores máximos
son los valores absolutos, que son los menos relativos.

A continuación, se puede mostrar una tabla axiológica para explicar a Scheler. Aquí
se parte de los valores inferiores, que son los sensibles; hasta llegar a los más
elevados, que son los religiosos:

324
325
III. LA SIMPATÍA Y EL AMOR

En la obra Esencia y formas de la simpatía Scheler postula la simpatía como el cimiento


de las relaciones interpersonales. La vida emocional es el auténtico fundamento para
vincularse con los demás. Consiste en una forma afectiva de sentir con el otro, ya sea
como contagio emotivo o compartir situaciones en común. La persona tiene una
apertura hacia el prójimo y comprende sus vivencias. La simpatía coincide con la
empatía como la capacidad de colocarse en el lugar del otro.

Mediante la simpatía se supera el egocentrismo y se asegura la posibilidad de la


comunicación y comprensión humana. Equivale a un sentimiento para captar quién
es mi semejante, basado en sus emociones de dolor o alegría. La compenetración
mutua revela la realidad del otro, como un valor igual al nuestro. La simpatía es el
arranque para el amor a la humanidad.

Pero la simpatía tiene límites. La comprensión profunda con las demás personas
depende de que se comparta nacionalidad, familia y amigos, etcétera. Resulta difícil
sentir con los otros si no pertenecen a la esfera de mi colectividad. No obstante, el
amor sí supera esos linderos con los que colisiona la simpatía y resulta superior a
esta.

Para Scheler, el amor es un valor y puede orientarse hacia lo más alto o bajo en una
escala. El amor tiene su opuesto en el odio. De aquí surgen tres direcciones: las
formas, las especies y los modos.

Se distinguen tres formas de amor y de odio, que se basan en los actos emocionales.
En el estrato inferior de los movimientos vitales o corporales está el amor pasional,
que se relaciona con los valores de lo noble y de lo vulgar. En los eventos psíquicos o
del yo está el amor intelectual, dirigido a los valores del conocimiento y de lo bello.
En el nivel de los actos anímicos se halla el amor espiritual de la persona, apuntado
hacia los valores de lo sagrado y lo profano.

De estas formas se disciernen las especies de amor y odio. Aquí se aprecia una
intensidad distinta en las emociones. Ejemplos de especies de amor son el amor
materno, el amor a la patria o el amor sexual.

326
Los modos del amor y del odio se relacionan con la simpatía y se expresan con
tonalidades distintas porque dependen de condiciones socialmente establecidas y
cambiantes. Cada pueblo marca diferencias con respecto a sus manifestaciones de
valores como cortesía, piedad, agradecimiento y amistad, entre otros.

De seguido, se presenta, un esquema sinóptico que muestra según Scheler las


manifestaciones de la simpatía y el amor:

327
328
Resumen

Crítica contra la moral kantiana

• Scheler le reprocha a la moral de Kant su estancamiento en el deber, con un carácter


formal y racional.

• Scheler antepone, en su lugar, una moral de los valores, con un carácter material y
emocional.

Valores

• Por “valores” puede entenderse un conjunto de esencias, intuiciones a priori,


independientes de la experiencia, conceptos ideales que permiten estimar o
desestimar los hechos individuales.

• Se debe distinguir entre los “bienes”, que son hechos, cosas, con un contenido
“material”; y los “valores”, que son esencias (reales, objetivas, invariables y
absolutas), anteriores a la experiencia (a priori).

• Los valores están adheridos a los bienes u objetos y el componente emotivo del ser
humano los concibe como objetos ideales, a partir de una “intuición emocional”; los
bienes son, mientras que los valores se aprecian.

• Los valores tienen tres características fundamentales: 1. Polaridad (se contrapone


un valor positivo y uno negativo); 2. Cualidad (niveles cualitativos de superioridad
e inferioridad); y 3) Jerarquía (se escalonan en orden de importancia).

Criterios de jerarquía axiológica

• 1. Durabilidad (los valores más durables, distintamente de los pasajeros); 2. No


divisibilidad (los valores se prefieren en cuanto sean menos divisibles y
fragmentarios); 3. Fundación (se priorizan los valores que fundan o son la base para
otros); 4. Profundidad de la satisfacción (un valor más alto es el que produce una
satisfacción más plena); 5. Menor relatividad (los valores máximos son los valores
absolutos, los menos relativos).

329
Jerarquía de los valores (de menor a mayor)

• 1. Valores sensibles; 2. Valores de la civilización; 3. Valores vitales; 4. Valores


culturales (estéticos, ético-jurídicos, intelectuales) y 5. Valores religiosos.

Simpatía

• Consiste en el vínculo de las relaciones interpersonales.

• Significa sentir con el prójimo o ponerse en sus zapatos.

• Constituye un modo de humanizarse al superar el egoísmo y compenetrarse con


las vivencias felices o tristes de otros.

• La simpatía tiene límites porque no se suele dar en ámbitos más allá de la propia
nacionalidad o colectividad.

Amor

• Un sentimiento más extenso que la simpatía.

• El amor es un valor que puede ser elevado o bajo y tiene su polaridad en el odio.

• Hay tres direcciones del amor: las formas (corporal, intelectual y espiritual), las
especies (intensidades distintas) y los modos (expresiones singulares en los diversos
pueblos).

330
Ejercicios de Autoevaluación

Texto 1. Naturaleza de los valores

“Aunque nunca se hubiera ‘juzgado’ que el asesinato era malo, hubiera continuado
el asesinato siendo malo. Y aun cuando el bien nunca hubiera ‘valido’ como ‘bueno’,
sería, no obstante, bueno”. Max Scheler, Ética, t. I, p. 80.

¿Cómo puede explicar partiendo de ese pasaje la naturaleza de los valores de acuerdo
con Scheler?

Texto 2. Criterios que establecen una jerarquía de los valores

“Los valores más inferiores de todos son, a la vez, los valores esencialmente
“fugaces”; los valores superiores a todos son, al mismo tiempo, valores eternos [...]
En la profundidad de la satisfacción que los valores producen, es, no obstante, una
conexión de esencias que el valor “más alto” produce también una satisfacción más
profunda [...] Todos los posibles valores se “fundan” en el valor de un espíritu
personal e infinito y de un universo de valores”. Max Scheler, Ética, t. II, p. 136, 140.

¿Cuáles criterios son los que utiliza aquí Scheler para establecer su jerarquía de
valores?

331
Actividad virtual

Texto 3. Visualice el siguiente video, disponible en el siguiente


sitio web, (Canal UNED de España):

https://canal.uned.es/video/5a6f95a8b1111fc5248b4820

¿Por qué se afirma que, según este autor, hay algunos valores que no pueden
cambiar?

¿Cómo se conectan los seres humanos y los pueblos con los valores?

332
Respuesta al texto 1. Naturaleza de los valores

Scheler considera que los valores no solamente valen, sino también que realmente
son. Poseen existencia como esencias ideales y se hayan anteriores a la experiencia
humana. Por tanto, los valores se dan a priori en el percibir emocional de la persona.
Los valores tienen la característica de la objetividad y su captación depende de la
intuición sentimental. No hay una relatividad de los valores, al ser estos
permanentes. Por eso, el asesinato es un valor negativo y el bien uno positivo,
independientemente de las circunstancias históricas o situaciones personales. Estas
condiciones variables pueden incidir en el modo de percibir los valores, pero estos
permanecen siempre los mismos en su verdadera realidad y jerarquía. Los valores
son objetivos, trascendentes e inmutables; el individuo cambia.

Respuesta al texto 2. Criterios que establecen una jerarquía de los valores

Para Scheler, los valores se dan de acuerdo con una escala: en inferiores y superiores.
Esta jerarquía es objetiva y se manifiesta a priori en la intuición emocional con la
preferencia de la persona. Los valores inferiores como el placer y el gusto son fugaces.
Estos también por ser materiales envuelven divisibilidad y relatividad. Empero, al
manifestarse los valores del placer solamente en los sentidos, la intuición que se tiene
de ellos como valores pertenece al orden espiritual. Por otra parte, los valores más
elevados dados en lo santo o religioso (que tienen su opuesto en los antivalores de lo
profano o sacrílego) constituyen los valores espirituales más elevados, indivisibles,
absolutos e independientes de los objetos en que se los ubica. El valor supremo es
Dios y la persona abierta al universo infinito de valores lo capta. Ese sentimiento
espiritual provoca la satisfacción más profunda, por encima de las valoraciones
culturales, vitales, sociales y sensoriales.

333
Respuesta al texto 3. Sobre los valores que no pueden cambiar.

Este ítem es de elaboración propia. El estudiante debe ser capaz de comprender que
ciertos valores poseen una “permanencia”, como por ejemplo el odio, lo cual no
puede ser positivo o loable. Por otra parte, debe comprender que la empatía
emocional también juega un papel importante en la escogencia de los valores, tanto
para seres humanos, como para pueblos enteros.

334
Glosario

Axiología. Del griego áxios, de gran valor; digno, merecedor; estimable, que vale la
pena; proporcionado, conveniente; precioso; y de lógos, palabra; razón, explicación;
discusión filosófica; tema, cuestión, materia. Max Scheler plantea una ética axiológica
en la que defiende la objetividad de los valores, donde estos se dan a priori (es decir,
existen independientemente de que haya algún sujeto que los llegue a experimentar).
Esa objetividad de los valores significa también que sean materiales y que se capten
por medio de las vivencias emocionales.

Simpatía. Del griego sýn, juntamente; a la vez, en favor de; de acuerdo con; por medio
de; y páthos, todo lo que uno experimenta o siente; sufrimiento, desgracia, infortunio;
suceso, coyuntura; estado del alma, disposición moral; afecto, pasión. En Scheler
equivale al sentir de la vida emocional que permite la comprensión de las otras
personas, internalizando parte de sus vivencias o identificándose con ellas. La
simpatía como sentir lo que experimentan otros, no rebasa los límites de la
nacionalidad, el contexto familiar ni los amigos.

Valor. El término “valor” es una ampliación del concepto clásico “bien” o “bondad”.
Aparece por primera vez en la filosofía de la segunda mitad del siglo XIX. A partir
de Nietzsche el valor cobra una dimensión filosófica, cuando acuña las expresiones
“juicio de valor” y “transmutación de todos los valores”. Posteriormente, el tema de
los valores ha sido investigado por diversos autores, entre ellos Max Scheler y su
reflexión axiológica.

335
336
Capítulo XIV

El existencialismo

337
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general

Comprender los aspectos teóricos que integran la filosofía existencialista y el aporte


específico realizado por Jean-Paul Sartre.

Objetivos específicos

1. Identificar los autores e ideas precursoras de la filosofía existencialista.

2. Describir las características que integran la filosofía existencialista.

3. Poner en claro las propuestas de Jean-Paul Sartre sobre el significado del


humanismo existencialista.

4. Explicar según Sartre los diversos aspectos que envuelve la libertad.

338
Sumario

• I. Principios constitutivos del existencialismo


• Precursores de existencialismo
• Representantes y tendencias
• Características comunes

• II. Jean-Paul Sartre: el compromiso con la libertad
• Vida y obras
• La libertad
• Vergüenza, amor y odio

Conceptos clave

• Absurdo
• Existencialismo
• Libertad
• Mala fe

339
En esta sección, se abordará la corriente filosófica existencialista. Frente a las filosofías
que interpretan al ser humano de manera colectivista, las filosofías de la existencia
son, en cambio, una afirmación del individuo particular, de su ser propio y singular,
con sus peculiaridades distintivas de angustia, temporalidad, libertad, conciencia de
los otros y ser para la muerte. El existencialismo no puede reducirse al mal clima de
las dos guerras mundiales ni tampoco a la moda de los años cincuenta. Implica una
forma de pensar la vida -si se quiere sombría y pesimista- aceptando el sinsentido del
mundo, desde la propia subjetividad y no amparada a conceptos universales del
hombre; el existencialismo es una búsqueda personal de autenticidad, de un
humanismo en que cada individuo es un proyecto por realizar de factura irrepetible.
En esta corriente, no vamos a encontrar una escuela homogénea pues sus
representantes divergen en las temáticas y estilos expositivos, que van desde el
tratado, la novela y hasta el teatro, entre otros.

Dentro los diversos exponentes de la filosofía existencialista veremos las propuestas


fundamentales de Jean-Paul Sartre. El énfasis de su pensamiento está puesto sobre el
tema de la libertad que se asocia a la responsabilidad y el compromiso; abarca la vida
personal y también los acontecimientos políticos. Las relaciones interpersonales son
igualmente cruciales y conflictivas, por lo que se tratará la perspectiva sartriana sobre
la mirada, la vergüenza, el amor y el odio.

“Yo soy yo y mis circunstancias”.

José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, p. 93

“Si en el ánimo de un hombre ha explotado la libertad,

los dioses ya no tienen ningún poder sobre él”. Sartre, Las moscas, Acto II, Segundo
Cuadro, Escena V

340
El existencialismo o filosofía de la existencia es un movimiento filosófico
contemporáneo que aparece en Europa; inicia después de la Primera Guerra Mundial
(1914-18) y se extiende durante las dos décadas siguientes a la Segunda Guerra
Mundial (1939-45). Su origen y desarrollo refleja la situación histórica de un
continente devastado: se trata de una filosofía de la crisis, no solo por los conflictos
bélicos apuntados, sino también en razón de una pérdida de la libertad por parte de
regímenes totalitarios comunistas y fascistas.

El existencialismo se resume como la filosofía de la decepción pues se cuestionan


todos los optimismos que acreditan un sentido, un progreso de la historia, una razón
filosófica y científica que fundamenta todas las cosas. Corrientes como la Ilustración,
el idealismo alemán, el positivismo y el marxismo soviético son adversados. Ya no
pueden prolongarse movimientos filosóficos que anulen al ser humano particular,
creyendo en una totalidad que lo engloba. El marxismo soviético y el nacional-
socialismo alemán impusieron, cada uno a su manera, un colectivismo estatal por
encima de los individuos particulares; mientras que el existencialismo trata de
rescatar al ser humano concreto en su singularidad, en los rasgos que lo distinguen
como único e insustituible.

Las raíces del existencialismo se localizan en el filósofo y teólogo danés Sören


Kierkegaard (1813-1855). Fue el primer gran impugnador de la filosofía idealista de
Hegel, quien a sus ojos no logra explicar la vida personal, las opciones, la angustia y
la desesperación de cada sujeto. Para Kierkegaard la existencia de un individuo no se
limita a una explicación conceptual, a un pensamiento puramente abstracto, lógico o
científico. Lo real es lo personal, es decir, su “existencia”. Esta es, ante todo, el
existente humano. Hay que partir de la experiencia interior de cada cual, de su
“subjetividad”, que consiste en su existencia como libertad, y como posibilidad para
poder-ser.

El hombre solo logra comprenderse mediante su subjetividad, pues lo cuantitativo es


propio de los objetos, mientras que lo cualitativo es propio de los fenómenos de la
conciencia, de los seres que circundan el ánimo humano. Por otra parte, esa
interioridad se resume en la existencia del hombre concreto, que se plasma como
“angustia” o “desesperación” ante el futuro incierto. La causa de ello es que al
individuo se le presentan muchas posibilidades de “elección”, las cuales podrían
conducirlo a situaciones más terribles que las presentes.

341
Otro precursor del existencialismo es Arthur Schopenhauer (1788- 1860), cuya
filosofía pesimista e irracionalista descarta que se pueda construir un sistema que
interprete racionalmente la historia humana, la cual no es más que un azar ciego, una
voluntad irracional de la naturaleza. La vida para los seres humanos es dolor,
sufrimiento, desgarramiento trágico, “el peor de todos los mundos posibles”, del que
el arte redime solo temporalmente.

Nietzsche también figura como un antecesor del existencialismo, al haber


incorporado en su filosofía sus críticas contra la razón que pretende aprisionar
abstractamente la efervescencia de la vida. Además, defiende la aceptación de la
propia existencia aun en su carácter trágico, y reprueba los valores religiosos,
metafísicos y de la modernidad.

Un filósofo de hondo influjo y temporalmente más cercano al existencialismo lo


constituye Edmund Husserl (1859-1938), cuyo método fenomenológico es empleado
por sus principales exponentes. Heidegger, Marcel, Sartre y Merleau-Ponty aplican
constantemente el método fenomenológico, a fin de describir la esencia de las
emociones y vitalidad humana, aunque no participen de las tesis husserlianas.

Otros que allanaron el camino del existencialismo en el campo de la literatura fueron


el novelista ruso Fíodor Dostoievski (1821-1881) y el escritor judío checo Franz Kafka
(1883-1924), cuyas obras magistrales están impregnadas de una problematicidad
humana muy profunda, como la angustia, el sin sentido de las cosas y la culpabilidad,
etcétera.

Los representantes más prestigiosos del existencialismo son los alemanes Martin
Heidegger y Karl Jaspers, los franceses Gabriel Marcel, Jean-Paul Sartre, Maurice
Merleau-Ponty y Albert Camus, y el italiano Nicola Abbagnano.

Entre ellos no se concede una unidad, como en otras corrientes de pensamiento. Por
un lado, aparece un existencialismo ateo en Heidegger, Sartre y Camus, y, por otro,
un existencialismo cristiano en Jaspers, Marcel y Abbagnano. Sin embargo, Sartre es
el único que aprueba esa calificación.

Por otra parte, Heidegger rechaza el término “existencialismo” porque se reduce a


una antropología filosófica, a una doctrina sobre el hombre, dejándose de lado, según
su punto de vista, la ontología o el problema del ser, que abraza al primero.

342
El análisis de la existencia humana no solo se aborda mediante tratados filosóficos,
sino también es objeto de una vasta obra literaria, como en los casos de teatro y
novela, que se dan mediante la pluma de Sartre, Camus y Simone de Beauvoir,
quienes acentúan las expresiones más sombrías del ser humano.

I. CARACTERÍSTICAS COMUNES
A pesar de que el existencialismo no es una escuela homogénea de pensamiento, se
pueden estructurar los siguientes rasgos comunes.

1. Un rasgo reiterado en el existencialismo es que el tema de investigación es la


“Existencia” o “modo de ser” peculiarmente humano. Se utiliza menos la palabra
hombre y se prefiere la denominación “Existencia”, “Yo”, conciencia o “ser-para-sí”.

2. Esta filosofía parte de una vivencia “existencial”, de una experiencia personal


capaz de suscitar un giro completo a la Existencia.

3. La Existencia es una manera de ser específicamente humana, la cual se ha escogido


libremente, ante una gama de posibilidades y riesgos. No se debe dejar que los otros
resuelvan en nuestro lugar, pues el ejercicio de la libertad es irrenunciable. Por eso,
la Existencia es pura “subjetividad”, el ser humano se crea libremente a sí mismo
mediante las posibilidades finitas que elige.

4. La “actualidad” de la Existencia es un aspecto fundamental del existencialismo.


Ello quiere decir que la Existencia no viene dada o viene hecha, sino que se hace cada
día, a raíz de cada opción diaria. La Existencia no es una esencia, algo dado por
naturaleza, predeterminado e inmutable, sino lo que haya decidido ser. No es de
manera definitiva, sino un “proyecto” continuo de elecciones realizadas a lo largo de
momentos. La Existencia, al ejercer su libertad, se crea a sí misma, deviene es parte
de la temporalidad.

5. Se asume un carácter absurdo del mundo, al carecer de congruencia racional o


justificación o, al menos, la imposibilidad de conocerlo plenamente.

6. La circunstancia humana se halla, ante todo, inacabada y abierta, se vincula con el


mundo y con las demás Existencias. El ser humano es su “situación”, a partir de los
nexos que establece con los otros.

7. El existencialismo se opone al pensar abstracto, racionalista, cientificista, pues de


esa manera no se logra apresar la realidad, la cual, justamente, hay que “vivirla”.
343
II. JEAN-PAUL SARTRE: EL COMPROMISO CON LA LIBERTAD

Nace en París en 1905. En 1929, se gradúa como licenciado en Filosofía en la Escuela


Normal Superior de París. Ahí conoce a Simone de Beauvoir, quien se convierte en
su compañera de por vida. Entre 1933-35 estudia la fenomenología de Husserl en las
Universidades de Berlín y Friburgo, donde escribe La trascendencia del ego. Enseña
filosofía en centros de enseñanza media francesa hasta el inicio de la Segunda Guerra
Mundial. En 1939 se enrola en el ejército de su patria, y en 1940 cae prisionero por los
soldados alemanes. Al año siguiente lo liberan, participando activamente en el
movimiento de resistencia francesa, mientras comienza a publicar sus obras literarias
y filosóficas.

Sartre se compromete con las cuestiones sociales y políticas de su tiempo. Al


comienzo de los años cincuenta se incorpora públicamente al marxismo; no obstante,
luego de la invasión de Rusia a Hungría, en 1956, rompe relaciones con el Partido
Comunista. Esa participación lo instala como hombre público, conocido
mundialmente. En las últimas décadas de su vida, realiza su labor de manera
infatigable como filósofo, novelista, dramaturgo y conferenciante.

En 1964 gana el premio Nobel de literatura, aunque se niega a recibirlo. Lo rechaza


explicando en una carta a la Academia sueca que él tenía por regla declinar todo
reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura deben
desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones.

Sartre se solidariza con los más importantes acontecimientos de su época, como la


Revolución Cultural china y el Mayo 68 francés. En 1973, ya casi ciego, se retira de la
vida pública. Muere en París en 1980.

La obra sartriana es prolija. Con su novela La náusea (1938), comienza a crecer su fama
de escritor. En 1945 sale de la imprenta su tratado filosófico principal, El ser y la nada.
Después siguen El existencialismo es un humanismo (1946) y Crítica de la razón dialéctica
(1960), que trata de compaginar el existencialismo con el marxismo. Su narrativa
como novelista continúa con la publicación de La edad de la razón (1945), El
aplazamiento (1945) y La muerte en el alma (1949). Publica, además, varias piezas de
teatro: Las moscas (1943), A puerta cerrada (1945), La mujerzuela respetuosa (1946), Las
manos sucias (1948), El Diablo y el Buen Dios (1951), Nekrassov (1956) y Los secuestrados

344
de Altona (1960). Otros escritos suyos son: Cuestiones de método (1957), que expresa una
crítica al marxismo; Las palabras, que evoca su infancia; y los tres tomos de El idiota de
la familia.

La libertad de acuerdo con Sartre no es un hecho dado, definitivo, natural, sino algo
que se construye:

“El hombre no es nada más que su proyecto, no existe más que en la medida
en que se realiza, no es por lo tanto más que el conjunto de sus actos, nada más
que su vida. De acuerdo con esto podemos comprender por qué nuestra
doctrina horroriza a algunas personas. Porque a menudo no tienen más que
una forma de soportar su miseria, y es pensar así: las circunstancias han estado
contra mí; yo valía mucho más de lo que he sido; evidentemente no he tenido
un gran amor o una gran amistad, pero es porque no he encontrado ni un
hombre ni una mujer que fueran dignos [...] En el fondo es esto lo que la gente
quiere pensar: si se nace cobarde, se está perfectamente tranquilo, no hay nada
que hacer, se será cobarde toda la vida, hágase lo que se haga; si se hace héroe,
también se estará perfectamente tranquilo, se será héroe toda la vida, se beberá
como héroe, se comerá como héroe. Lo que dice el existencialista es que el
cobarde se hace cobarde, el héroe se hace héroe; hay siempre para el cobarde
una posibilidad de no ser cobarde y para el héroe de dejar de ser héroe. Lo que
tiene importancia es el compromiso total, y no un caso particular, una acción
particular lo que compromete totalmente”. Sartre, El existencialismo es un
humanismo [18, 43].

Una vez que el ser humano ha sido arrojado a la vida, se vuelve responsable de todo
lo que hace, de su proyecto fundamental: su vida. Ninguno puede externar excusas
convincentes: si fracasa es porque ha elegido fracasar. Buscar pretextos significa tener
“mala fe” o auto-compadecerse. Se trata de una actitud negativa del ser humano con
respecto a sí mismo, negándose en lo que es, mediante un auto-enmascaramiento.

En la mala fe se pretende ser algo que no se es, renunciando a tomar las riendas de la
vida para refugiarse en la trascendencia. La mala fe trama astutas ficciones: se soslaya
que el sujeto es aquello que proyecta ser. Si soy movilizado, por ejemplo, en una
guerra, esta es mi guerra; me la he merecido porque podía no enrolarme mediante el
suicidio o la deserción, y si por el motivo que sea me enrolo, en el fondo he elegido

345
esta guerra. No le puedo echar la culpa a los demás o asumir que es un designio
divino misterioso porque yo soy quien tomé la elección.

La libertad humana, como lo indica Sartre (El ser y la nada, p. 516), es el fundamento
de todos los valores y constituye el ser del hombre. Si el sujeto estuviera determinado
por su pasado, entonces no podría escoger; pero lo cierto es que escoge, lo cual quiere
decir que convierte en nada su pasado. También se aventura por algo que, como tal,
no es (una posibilidad o la nada). No somos libres de renunciar a ser libres, o “el
hombre está condenado a ser libre” (Sartre, El existencialismo es un humanismo [27]). A
pesar de que el mundo resulta absurdo las escogencias implican una amplia
responsabilidad. Incluso el acto de negarse a elegir es también una elección (Sartre,
El ser y la nada, p. 675).

Dos tesis fundamentales, mutuamente interrelacionadas, se localizan en la


antropología de Sartre:

1) Que el ser humano, como tal, no posee naturaleza alguna, ninguna esencia fija; su
esencia es, más bien, la libertad, la indeterminación, la nada.

2) La existencia precede a la esencia; nos hacemos a lo largo de la vida según el uso


que le damos a la libertad.

Sartre defiende un humanismo existencialista, distinto del humanismo clásico, que


toma al ser humano como fin y valor superior, un ideal o esencia de hombre universal
que todos deberían alcanzar. En su nueva concepción de humanismo existencialista,
cada individuo cuenta con su propia subjetividad, debe de encontrar sus propios
valores singulares y proyectarse intensamente en su existir.

La libertad es inseparable y se revela en la “angustia”, sentimiento que implica el


“compromiso” de crearse cada uno sus propias normas o valores, pues hay que
afrontar que no existen normas o valores válidos para todos. De aquí surge, a su vez,
la responsabilidad, puesto que las decisiones que tomo no solo me afectan a mí
mismo, sino también a mis semejantes. Huir de la angustia refugiándose en un Dios
omnipotente y omnisciente es autoengañarse, al bloquear el ejercicio de la libertad.
El ser humano es el único que debe decidir en cada situación concreta.

La aceptación de la libertad incondicionada constituye para Sartre la “autenticidad”.


El ser humano es conciencia y libertad; nunca puede convertirse en un objeto. Es, por

346
tanto, reacción frente a lo dado, inconformidad ante una realidad extraña. La
dimensión absurda del mundo pone en evidencia que el hombre es “una pasión
inútil”, está condenado al fracaso. La vida es una aventura absurda pues en ella el
individuo se proyecta continuamente más allá de sí mismo, como si quisiese volverse
Dios.

En el siguiente esquema sinóptico pueden observarse las propuestas sartrianas que


se fundamentan en la libertad ineludible:

347
Resumen

Existencialismo

• Movimiento filosófico que aparece en Europa, después de la Primera Guerra


Mundial (1914-18) y se extiende durante las dos décadas siguientes a la Segunda
Guerra Mundial (1939-45).

Precursores

• Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche, Dostoievski, Kafka y Husserl.

Representantes

• Los alemanes Martin Heidegger y Karl Jaspers, los franceses Gabriel Marcel, Jean-
Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Maurice Merleau-Ponty y Albert Camus, y el
italiano Nicola Abbagnano.

Características

1. Énfasis por la “Existencia” o “modo de ser” peculiarmente humano.

2. Parte de una vivencia “existencial”, de una experiencia personal capaz de suscitar


un giro completo a la Existencia.

3. La Existencia es una manera de ser específicamente humana, la cual se ha elegido


libremente, ante una gama de posibilidades y riesgos; no se debe dejar que los otros
elijan en nuestro lugar, pues el ejercicio de la libertad es irrenunciable.

4. Se prioriza la “actualidad” de la Existencia pues esta no viene dada o viene hecha,


sino que se hace cada día, a raíz de cada elección diaria; la Existencia no es una
348
esencia, algo dado por naturaleza, sino lo que haya decidido ser, un “proyecto”
continuo de elecciones.

5. Se asume un carácter absurdo del mundo, al carecer de congruencia racional o


justificación o, al menos, la imposibilidad de conocerlo completamente.

6. El ser humano se da a partir de los nexos que establece con los otros, con las demás
Existencias.

7. Hay una oposición contra el pensar abstracto, racionalista, cientificista, pues de esa
manera no se logra apresar la realidad, la cual, justamente, hay que “vivirla”.

349
Jean-Paul Sartre

La libertad

• La conciencia al estar vacía de ser, es nada, únicamente proyecto, posibilidad,


libertad.

• La libertad no es un hecho dado, definitivo, natural, sino algo que se construye.

• La libertad consiste en hacerse responsable de todo lo que hace, del proyecto


fundamental: la vida; buscar pretextos o culpabilizar a otros es “mala fe”, auto-
enmascaramiento.

• La libertad humana es el fundamento de todos los valores y no puede haber


evasivas para renunciar a ejercer la libertad porque “no somos libres de dejar de ser
libres” o “el hombre está condenado a ser libre”.

Antropología

• 1. El ser humano no posee naturaleza alguna o ninguna esencia determinada; su


esencia es, más bien, la libertad, la indeterminación o la nada. 2. La existencia precede
a la esencia; nos hacemos a lo largo de la vida, según el uso que le damos a la libertad.

Humanismo existencialista

• Es distinto del humanismo renacentista, que toma al ser humano como fin y valor
superior, un ideal o esencia de hombre universal que todos deberían alcanzar; en el
humanismo existencialista, cada individuo cuenta con su propia subjetividad y debe
encontrar sus propios valores singulares y proyectarse intensamente en su existir.

Angustia

• Ejercer la libertad lleva a encontrarse con la “angustia”.

• La angustia es un sentimiento que implica el compromiso de crearse cada uno sus


propias normas o valores porque hay que afrontar que no existen normas o valores
válidos para todos; de aquí surge, a su vez, la responsabilidad, ya que las decisiones
que cada uno toma no solo lo afectan a sí mismo, sino también a sus semejantes.

350
351
Ejercicio de autoevaluación

Comentario de texto

Texto 1. Caracterización del humanismo existencialista

“Lo que tienen en común todos los existencialistas es simplemente que


consideran que la existencia precede a la esencia. ¿Qué significa esto
exactamente? Consideramos un objeto fabricado, por ejemplo, un libro o un
cortapapel. Este objeto ha sido fabricado por un artesano que se ha inspirado en
un concepto; se ha referido al concepto de cortapapel, e igualmente a una técnica
de producción previa que forma parte del concepto, y que en el fondo es una
receta. Así, el cortapapel es a la vez un objeto que se produce de cierta manera y
que, por otra parte, tiene una utilidad definida, y no se puede suponer un hombre
que produjera un cortapapel sin saber para qué va a servir ese objeto. Diríamos
entonces que, en el caso del cortapapel, la esencia, es decir, el conjunto de recetas
y cualidades que permiten producirlo y definirlo, precede a la existencia; y así
está determinada la presencia frente a mí, de tal o cual cortapapel, de tal o cual
libro. Tenemos aquí, pues, una visión técnica del mundo, en la cual se puede decir
que la producción precede a la existencia [...] El Existencialismo declara que hay
por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe
antes de poder ser definido por algún concepto, y que este ser es el hombre [...]
El hombre, tal como lo define el Existencialismo, si no es definible, es porque
empieza por no ser nada. Solo será después, y será tal como se haya hecho. El
hombre es el único que no solo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere,
y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este
impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace”. Jean-
Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo [14-16].

352
¿Cómo puede comentar, a la luz de la filosofía de Sartre, la cuestión de la existencia
humana como el resultado de lo que este hace de sí mismo?

Respuesta al texto 1. Caracterización del humanismo existencialista.

Para Sartre, no hay nada que preceda al ser humano. Sus actos nacen en el instante
en que los realiza. Por consiguiente, carece de factores predeterminados en su
naturaleza o en el medio circundante que lo condicionan. Lejos de alegar normas o
valores anteriores a cada individuo singular, este es creador de sus propias normas o
valores. Esto por cuanto él las elige. La constitución fundamental humana reside en
la libertad. Está condenado a ser libre y no puede privarse de ella. Significa que es
responsable de cada acto que realice. Incluso si se tratase de acciones por las que este
decida negar su libertad, es un acto de libertad.

El ser humano puede tener ideas preconcebidas (esencias) de las cosas y luego
realizarlas. Eso pasa con la fabricación de los objetos y su carácter utilitario. Pero de
él mismo no hay algo similar, a pesar de que se haya imaginado que en la mente Dios
ya estuviéramos previstos. Tampoco hay una definición o una esencia de lo que es la
humanidad. El individuo se forja en su existir con sus experiencias.

Por otra parte, desde la filosofía existencialista sartriana el mundo no tiene finalidad
y resulta absurdo. Por eso, la persona parte de su existencia y de su libertad,
aceptando con rebeldía que es una pasión inútil. Debe portar la angustia como
conciencia de su libertad, asumiendo un compromiso y una responsabilidad de
tomar decisiones que lo afectan a sí mismo y a sus semejantes. Lo que el individuo es
y su sociedad, ambos resultan de decisiones enteramente libres.

353
Actividad virtual

Texto 2. Lea la siguiente nota aparecida en el diario ABC de España:

https://www.abc.es/cultura/cultural/abci-jean-paul-sartre-y-absurda-
obligacion-existir-201809180208_noticia.html

¿Cuáles aspectos de la novela La Náusea reflejan una perspectiva existencialista de la


vida? ¿Por qué lleva por nombre este título?

Respuesta al texto 2. Diario ABC de España:

Este ítem es de elaboración propia. El estudiante deberá tomar en cuenta el carácter


nihilista, el pesimismo y a la libertad del personaje Roquentin, como elementos
centrales de la visión existencialista de la vida. La náusea se produce por el asco que
a la persona le producen las cosas y los seres que le rodean.

354
Glosario

Absurdo. Del término latino absurdus, quiere decir disparatado, inverosímil, lo que
está sordo. El absurdo se convierte en una categoría de la filosofía existencialista.
Sartre emplea el término absurdo, indicando que el entorno en cuanto tal carece de
justificación y es puramente contingente. En su novela La náusea plantea la ausencia
de sentido de la existencia y la incomprensión del mundo que nos rodea. El término
“náusea” revela un simbolismo en el que se experimentan vivencias ante una
realidad inaccesible, que llenan de pesimismo y angustia, pero que preparan al
individuo singular para ejercer su libertad.

Existencialismo. Concepto global desde el cual se inscriben corrientes filosóficas que


enfatizan la “existencia”, no en el existir en general, sino en el modo hacerse la
existencia humana singular o particular. Tiene como precursor al filósofo danés Sören
Kierkegaard, quien es un impugnador del idealismo alemán de impronta hegeliana,
en el que el hombre específico es un mero momento en el desarrollo del Espíritu. El
existencialismo surge hacia finales de la década de 1930 en Alemania con Heidegger
y Jaspers; y en Francia con Sartre, Marcel y Camus. Pueden distinguirse en el
existencialismo tendencias creyentes en lo divino, agnósticas y ateas (en esta última
se circunscribe Sartre).

Libertad. Sartre aborda este tema en sus propuestas filosóficas y obras literarias. La
libertad es el ser del hombre y el fundamento de la ética. No equivale a un simple
concepto definible, sino a una experiencia que se vive y se manifiesta de diversas
maneras según las circunstancias de cada individuo singular. Su fórmula
existencialista de que la existencia precede a la esencia significa que la persona no
nace marcada por algo que la antecede, sino que se hace, según las situaciones y
contingencias. Contra todo determinismo, donde hay una relación necesaria de causa
a efecto entre el pasado y el presente, se opone la idea de libertad que fundamenta
los proyectos humanos. Esta es la condición humana inherente y no se puede
renunciar a ella. La frase sartriana dice: “El hombre está condenado a ser libre” (El
existencialismo es un humanismo [27]). Aquí pudiera haber una contradicción cuando
se relacionan las nociones de libertad y condena (prisión o no-libertad). Al no haber
un ser superior que fije el curso del mundo, estamos forzados a realizar propósitos,
aunque estos parezcan absurdos. Por tanto, el ser humano es el único que le da
355
sentido a su existencia, siendo responsable de sus elecciones. Tal libertad la vive
subjetivamente, de acuerdo con sus propias peculiaridades y está obligado a decidir
por sí mismo sin echarle la culpa a los demás.

Mala fe. Del francés mauvaise foi. Término empleado por Sartre cuando el individuo
se inhibe de ejercer su libertad. Esa actitud lleva al sujeto a cosificarse o auto-
engañarse. Sin embargo, todo ser humano está obligado a ejercer su libertad y a elegir
con autenticidad. Ello contrasta con lo que solo buscan complacer a los demás o
muestran una actitud gregaria, culpabilizando a otros por sus circunstancias
personales o sociales. Ellos emplean la mala fe, al no aceptar que son corresponsables
de esas situaciones.

356
Capítulo XV

La Escuela de Frankfurt

357
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general

Comprender los alcances de la Escuela de Frankfurt como teoría crítica de la


transformación social y los aportes que sobre ella realiza Herbert Marcuse.

Objetivos específicos

1. Explicar los hechos históricos, los propósitos y las temáticas que integran la Escuela
de Frankfurt.

2. Especificar qué es, para Marcuse, el “hombre unidimensional”.

3. Describir por qué la sociedad tecnológica avanzada absorbe cualquier cambio


cualitativo, sea del discurso político, el lenguaje, el arte o la filosofía.

4. Puntualizar si para Marcuse queda alguna esperanza para la transformación social.

358
Sumario

• Desarrollo y propósitos de la Escuela de Frankfurt


• Marcuse. Crítica a la civilización industrial avanzada y alternativa de cambio
• Vida y obras
• El hombre unidimensional

Conceptos clave

• Teoría crítica de la sociedad


• Hombre unidimensional

359
En esta parte se analizarán los rasgos más destacados de la Escuela de Frankfurt y en
particular de Herbert Marcuse, uno de sus principales exponentes. La conmoción
producida por acontecimientos que marcan el siglo XX, como la Revolución rusa, las
dos guerras mundiales, los totalitarismos fascistas, nazistas y estalinistas, la
revolución tecnológica y el cambio hacia valores eminentemente consumistas,
incidieron como material de análisis y crítica de este movimiento.

Su pretensión es ser combativo y basarse en la interdisciplinariedad: en integrar, en


un todo, disciplinas como la sociología, la economía, la psicología y la filosofía. Eso
con el fin de interpretar de manera más totalizante los mecanismos opresores de la
organización política desarrollada e impulsar su transformación. Esta corriente se
nutre principalmente de teorías como el marxismo y el psicoanálisis y analiza temas
que van desde el arte de vanguardia, los efectos de la tecnología, la industria cultural
o la instrumentalización del ser humano.

Aquí se abordarán las críticas de Marcuse contra la sociedad industrial avanzada y


cómo esta emplea mecanismos para anular las objeciones contra el sistema político y
el pensamiento alternativo. El foco de atención de este apartado es el “hombre
unidimensional”, quien vive en un mundo unidimensional, vertebrado de acuerdo
con una ideología de un solo formato. Este corresponde con una administración
social “totalitaria” porque maneja el incremento y la complacencia de las
necesidades, paralizando la resistencia contra el todo. Asimismo, se describirá cuáles
son las soluciones que ofrece para rechazar la dominación existente.

“La idea de agotar las posibilidades técnicas dadas, de utilizar plenamente las
capacidades existentes para el consumo estético de masas, forma
parte del mismo sistema económico que rechaza la utilización
de esas capacidades cuando se trata de eliminar el hambre”.
Adorno y Horkheimer, Dialéctica de la Ilustración, p. 184

“La conquista tecnológica y política de los factores trascendentes en la existencia


humana, tan característica de la civilización industrial avanzada, se afirma como
satisfacción lograda de un modo que genera sumisión
y debilita la racionalidad de la protesta”.
Marcuse, El hombre unidimensional, p. 105

360
I. DESARROLLO Y PROPÓSITOS DE LA ESCUELA DE FRANKFURT

El movimiento filosófico denominado Escuela de Frankfurt surge en el Instituto para


la Investigación Social, asociado a la Universidad de Frankfurt a inicios de la década
de los años veinte. A partir de entonces, cobra gran importancia porque adquiere los
rasgos de una tendencia filosófica dedicada a elaborar una “teoría crítica de la
sociedad”. Esta denominación es acuñada por Max Horkheimer, quien a su vez
publica junto Theodor Adorno Dialéctica de la Ilustración (1947), una de las obras más
significativas del movimiento.

El propósito fundamental reside en que la investigación social ha de ser “la teoría de


la sociedad como un todo”; no se restringe a realizar estudios especializados: intenta,
más bien, examinar las relaciones que enlazan mutuamente los sectores económicos
con los históricos, los culturales con los psicológicos, o unir intelectuales procedentes
de diversos campos como la estética, las artes, la sociología, la antropología y, sobre
todo, la filosofía, partiendo de una visión global y examinadora de la sociedad
contemporánea.

Los afluentes de pensamiento en los que abreva la Escuela de Frankfurt son,


principalmente, el hegelianismo, el marxismo y el psicoanálisis freudiano. Aspiran,
incluso, a integrar a Marx con Freud (de amalgamar un “freudomarxismo”). Sin
embargo, se circunscriben a un marxismo heterodoxo, no oficial y más del periodo
humanista-filosófico de Marx.

En ese sentido, asumen que el marxismo no es un cuerpo doctrinal estático pues las
construcciones teóricas cambian en la medida en que la realidad social también
cambia; el capitalismo del siglo XIX con el que Marx enfrenta no es el mismo que hoy
vivimos, por lo que se hacen necesarias nuevas categorías de análisis. Por eso, buscan
sacar a la luz las contradicciones de las sociedades totalitarias, ya sean de la
burocracia comunista o del dominio avasallador del mercado capitalista.

Marcuse, en El marxismo soviético, critica duramente las mutaciones de la Revolución


rusa, por su tendencia hacia la burocracia, por convertir el marxismo en un dogma, y

361
el que el Estado quede en manos de una casta de funcionarios investidos de un poder
totalitario y represivo.

La teoría crítica más que un enfoque destinado a interpretar el mundo, pretende su


transformación. La filosofía vinculada con el análisis social reclama una participación
en la práctica política (praxis). Sin esta, la teoría es carente de realidad y se convierte
en una especulación puramente teórica o metafísica. Los frankfurtianos tienen como
interés capital desarrollar una teoría crítica que haga posible una sociedad donde se
dé una organización racional de la actividad humana, en la cual no haya explotación.

Procura ser una comprensión totalizante y dialéctica de la sociedad en su conjunto y,


de manera más precisa, se propone descifrar los mecanismos opresores de la sociedad
industrial avanzada en aras de operar un giro fundamentado que rescate e integre
los valores plenamente humanos, como la libertad, la creatividad, la satisfacción en
el trabajo y la armoniosa colaboración entre las personas.

Para entender adecuadamente las pretensiones de la corriente frankfurtiana, hay que


enmarcarlas dentro de los acontecimientos históricos en el que se formularon. Se
comienza con la época de la posguerra (1918), después de la primera conflagración
bélica mundial; más tarde acontece la Gran Depresión de 1929, que sume al mundo
en el desconcierto económico capitalista; es el periodo en el que emergen el fascismo
italiano (1925), el nazismo alemán (1933) y el estalinismo en Rusia (1929).

En 1939, da inicia la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial, que se extiende hasta


1945, con la caída de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki; en su
conjunto fueron consecuencias, obviamente, nefastas: en pérdidas humanas
significan más o menos cuarenta millones de víctimas y la devastación de la mayoría
de las naciones beligerantes. A partir de entonces, los vencedores y usufructuarios de
la guerra se levantan como superpotencias, conformando dos bloques expansionistas
e ideológicamente antagónicos: Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS).

Comienza la “Guerra Fría”, situación de hostilidad entre esas naciones que, sin llegar
al empleo declarado de las armas, disemina un miedo ante una posible destrucción
total, pues cada bando pretende minar el régimen político del adversario por medio
de bloqueos económicos, propaganda, espionaje, invasiones o apoyo a revoluciones
y grupos guerrilleros en el Tercer Mundo, etcétera. Esos hechos aceleran, de manera

362
irrefrenable, la carrera armamentística, como parte de la sociedad tecnológica
avanzada.

Dichos temas políticos son centro de las reflexiones de los miembros de la Escuela de
Frankfurt, así como otros más de carácter teórico, como la relación entre Hegel y el
marxismo, las corrientes de pensamiento contemporáneas como el existencialismo,
las filosofías del lenguaje y de la ciencia, así como también el arte de vanguardia, la
tecnología, la industria cultural o el problema de la autoridad. Todos ellos agrupan
una diversidad de elementos que se entrecruzan en el movimiento.

II. MARCUSE. CRÍTICA A LA CIVILIZACIÓN INDUSTRIAL


AVANZADA Y ALTERNATIVA DE CAMBIO

Herbert Marcuse nace en Berlín en 1898, en el seno de una familia judía. Realiza
estudios de filosofía en las Universidades de Berlín y Friburgo, donde conoce a
Husserl. En 1922 se doctora; su director de tesis es Martin Heidegger. Marcusse y
elabora el escrito Ontología de Hegel y el fundamento de una teoría de la historia. En 1933,
Marcuse empieza a trabajar en el Instituto de Investigación Social en Frankfurt, junto
a Horkheimer y Adorno.

Sin embargo, en ese mismo año los nazis llegan al poder y clausuran el Instituto.
Marcuse, junto a otros miembros de la Escuela, se traslada a Estados Unidos. Allí
llega a adoptar la nacionalidad americana en 1940 y a trabajar para el gobierno
federal. Ejerce la docencia en distintas Universidades: Columbia, Harvard, Boston y
San Diego. Marcuse muere en Alemania en 1979.

Las obras más destacadas de Marcuse son Razón y revolución (1941), Eros y
Civilización. Investigación filosófica sobre Freud (1955), El marxismo soviético
(1958), El hombre unidimensional (1964), Tolerancia represiva (1965) y El final de la
utopía (1968); igualmente, La sociedad industrial y el Marxismo (1968), Un ensayo
sobre la liberación (1969), Psicoanálisis y política (1969), Cultura y Sociedad (1970),
Ética de la Revolución (1970), La Sociedad Opresora (1972), y La agresividad en la
sociedad industrial avanzada. Y otros ensayos (1979).

363
El hombre unidimensional es el que está arraigado a la civilización industrial
“avanzada”, con nuevas formas de control. Se trata de “una sociedad que parece cada
día más capaz de satisfacer las necesidades de los individuos por medio de la forma
en que está organizada”, pero que “priva a la independencia de pensamiento, a la
autonomía y al derecho de oposición política de su función crítica básica” (Marcuse,
El hombre unidimensional, p.p. 31-32). El consumismo y el creciente bienestar ante
nuevas demandas los transforman en seres cada vez más adaptados al sistema. La
disconformidad con este resulta socialmente inútil.

El “hombre unidimensional” es el que vive en un mundo unidimensional, justificado


y estructurado de acuerdo con un pensamiento de una sola dimensión. Se trata de
una sociedad “totalitaria” porque opera mediante la manipulación de las necesidades
por intereses creados, impidiendo que surja una oposición efectiva contra el todo.

Hay que distinguir las necesidades “verdaderas”, como las vitales (alimento, vestido
y habitación en el nivel de cultura que esté a su alcance), que son el requisito para la
realización de otras necesidades; y las necesidades “falsas”, aquellas que intereses
sociales particulares imponen al individuo para su represión, agresividad y miseria.

Para Marcuse la sociedad industrial avanzada ejerce su dominio, su control total, de


un modo sutil, manipulando los deseos y las necesidades de las personas. En esta no
solo determina las ocupaciones, habilidades y actitudes socialmente requeridas, sino
también las necesidades y aspiraciones individuales.

En ese tipo de civilización, se justifica ante todo su productividad y eficiencia, su


capacidad de incrementar y difundir las comodidades, de convertir lo superfluo en
necesidad. Los individuos se han alienado pues se identifican con sus mercancías:
encuentran su razón de ser o su alma en su automóvil, sus aparatos electrónicos o su
casa.

Ya no hay espacio para la disconformidad y la crítica, la sociedad unidimensional


“integra en sí toda auténtica oposición y absorbe en su seno cualquier alternativa”
(Marcuse, El hombre unidimensional, p. 48). La organización industrial avanzada es
capaz de inmovilizar la posibilidad de un cambio cualitativo para un futuro
previsible, pues la dominación está disfrazada de abundancia y libertad.

364
La democracia consolida mediante su aparato administrativo una dominación más
firmemente efectiva, que la que en el pasado habían instaurado los gobiernos
absolutistas.

Los sistemas políticos actuales en la sociedad industrial avanzada no ofrecen una


auténtica libertad pues no gestan en su interior las fuerzas que podrían superarla:
anulan la posibilidad del pensamiento negativo, divergente, dialéctico,
“bidimensional”. Con ello deja en nada las opciones para el cambio. Se produce,
entonces, “el cierre del universo político” al haber una contención del cambio social:

“Si los individuos están satisfechos hasta el punto de sentirse felices con los
bienes y servicios que les entrega la administración, ¿por qué han de insistir
en instituciones diferentes para una producción diferente de bienes y
servicios diferentes? Y si los individuos están precondicionados de tal modo
que los bienes que producen satisfacción también incluyen pensamientos,
sentimientos, aspiraciones, ¿por qué han de querer pensar, sentir e imaginar
por sí mismos?” Marcuse, El hombre unidimensional, p. 80-81.

Tanto en el escenario político comunista como capitalista, el Estado es totalitario, en


ambos se ejerce una ideología en la cual la conciencia de sus seguidores se enajena.
En el contexto soviético, la burocracia del partido ejercía un control total represivo
sobre las iniciativas individuales. Y por parte de los países occidentales, las clases
proletarias han perdido el más mínimo interés por rebelarse contra las estructuras
neoliberales, por lo que no son un factor decisivo revolucionario de la historia (como
había creído Marx). Integrados a las diversas comodidades materiales que la sociedad
capitalista les ofrece, los trabajadores no contemplan ya ninguna perspectiva de
transformación: se sienten relativamente satisfechos en medio de la abundancia
consumista.

Se limitan a contentarse con las falsas necesidades de la codicia, la competencia, la


posesión de bienes y servicios, sofocando así el potencial humano para la creatividad,
la crítica y el mutuo enriquecimiento cultural. Se convierten en robots satisfechos y
consideran la sociedad actual como la mejor: la única forma posible o deseable de
administración política.

La sociedad industrial y tecnológica está organizada para conseguir un dominio cada


vez más eficaz sobre el hombre y sobre la naturaleza, para utilizar de un modo cada

365
vez más eficaz sus propios recursos. Su poder se estructura con base en un “Estado
de bienestar y de guerra”, que proporciona las condiciones para que se distribuya
una cantidad cada vez mayor de bienes y servicios, incidiendo para que los
individuos sean sumisos; su productividad adormece la creatividad y mantiene la
paz mediante la constante amenaza de guerra.

Para desarrollar esa productividad, la sociedad tecnológica avanzada requiere


perpetuar el trabajo y la fatiga para las mayorías, lo que implica realizar labores que
deshumanizan. Aquí el trabajo se ejerce como necesidad de subsistir y no de placer,
ocio creador o juego imaginativo.

Las obras maestras del arte, del pensamiento y la alta cultura que conmocionaron su
tiempo y más allá, que cumplen una función subversiva y liberadora son ahora
anuladas y re-manufacturadas por el sistema de distribución masivo. La música
sinfónica se adapta para comerciales, los más profundos textos literarios se deforman
en películas. La sociedad unidimensional absorbe la oposición y la diferencia
cualitativa.

La satisfacción del hombre unidimensional se restringe a adquirir muchos y variados


objetos. Se limita a ser un “receptor” de marcas comerciales, en el que la
administración tecnológica ejerce un dominio sobre su mente y lo que lo rodea. En él
se produce, entonces, “el cierre del universo del discurso”. En efecto, las palabras
pierden su significación profunda, su riqueza conceptual, sus múltiples acepciones.
Hay una devaluación de nombres como “libertad”, “igualdad”, “democracia”, “paz”,
“revolución”, entre otros, pues en la sociedad unidimensional todo tiene una
“abrumadora concreción”. La utilidad y las imágenes cercenan la riqueza del
pensamiento. La ciencia experimental se vuelve lo más importante, mientras que los
valores, lo estético, lo cultural y las humanidades son “reliquias de otro tiempo”.

Si la sociedad industrial absorbe, reprime y comercializa todo cambio cualitativo y el


nuevo proletariado (en otro tiempo, la fuerza revolucionaria) lo seduce el
consumismo y el confort, ¿cómo pueden surgir fuerzas que pongan fin a la represión
y superar las contradicciones que laten en su seno? ¿Cómo puede operarse un cambio
efectivo si las tendencias totalitarias de la sociedad unidimensional convierten en
ineficaces los caminos y los medios tradicionales de protesta? Si la posibilidad de
encontrar alternativas ya no reside en las masas populares, ¿dónde están entonces?

366
Para Marcuse, los nuevos sujetos revolucionarios se encuentran en los marginados,
los extranjeros, los “extraños”, los perseguidos de otras razas y colores, los que
carecen de empleo, los incapacitados, los estudiantes o los que no están sujetos al
sistema. Así describe esos substratos que, al no estar directamente insertados como
piezas dentro de la sociedad unidimensional, con valentía se niegan a mantener el
orden de valores imperante:

“Su presencia demuestra, mejor que nada, la necesidad inmediata y real de


poner fin a condiciones e instituciones intolerables. Por eso, su oposición es
revolucionaria, aunque su conciencia no lo sea. Su oposición golpea al
sistema desde fuera, y por tanto no es derrotada por el sistema; se trata de
una fuerza elemental que viola las reglas del juego y, al hacerlo, lo revela
como una partida manipulada. Cuando se reúnen y salen por las calles, sin
armas, sin protección, para pedir los derechos civiles más elementales, saben
que se están enfrentando a perros, piedras, bombas, la cárcel, los campos de
concentración, e incluso la muerte. Su fuerza está detrás de toda
manifestación política en favor de las víctimas de la ley y el orden. El hecho
de que hayan empezado a negarse a jugar el juego puede ser el hecho que
señale el principio del fin de un período”. Marcuse, El hombre unidimensional,
p.p. 285-86.

A pesar de que Marcuse no aclara cómo sería un proceso revolucionario


protagonizado por estos actores, los sitúa como la esperanza. También resulta
probable que los resultados que obtengan no sean los mejores, pero su presencia es
“el espectro que se halla presente una vez más, dentro y fuera de las fronteras de las
sociedades avanzadas”. Puede ser incluso, que en algún momento histórico los
individuos de conciencia más lúcida y las fuerzas más explotadas se retroalimenten.
Ofrecer herramientas de pensamiento dialéctico o divergente es todo lo que puede
hacer la teoría crítica de la sociedad, a fin de dar un “gran rechazo” contra la opresión
del mundo unidimensional.

Todas estas concepciones de Marcuse se pueden sintetizar con el siguiente esquema:

367
368
Resumen

• La Escuela de Frankfurt fue un movimiento filosófico que tuvo su origen en el


Instituto para la Investigación Social, asociado a la Universidad de Frankfurt en
Alemania, a inicios de la década de los años veinte del siglo anterior.

• Se propone elaborar una “teoría crítica de la sociedad”, analizando la sociedad


contemporánea como un todo, de manera global; no se circunscribe a estudios
especializados, sino que intenta examinar las relaciones que enlazan a los diversos
campos, como el económico, histórico, político, cultural, psicológico, estético,
sociológico, antropológico y filosófico.

• La Escuela se nutre del hegelianismo, el marxismo y el psicoanálisis freudiano,


incluso integrándolos mutuamente.

• Pretende sacar a la luz las contradicciones de las sociedades totalitarias, ya fueran


el fascismo, la burocracia comunista o el dominio opresor del consumismo capitalista.

• El contexto histórico del movimiento acontece después de la primera conflagración


bélica mundial (1918); la Gran Depresión de 1929; el periodo en el que emergen el
fascismo italiano (1925), el nazismo alemán (1933), y el estalinismo en Rusia (1929);
la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945); y la “Guerra Fría” entre los
Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Herbert Marcuse

• Según Marcuse, el “hombre unidimensional” es el que vive en un mundo


unidimensional, justificado y estructurado de acuerdo con un pensamiento de una
sola dimensión; es el que se halla en una civilización industrial “avanzada”, con
nuevas formas de control y “totalitarismo”, que limitan la independencia de
pensamiento, la crítica, la autonomía, el derecho a la oposición política, al manipular
sus necesidades en función de intereses creados.

Necesidades “verdaderas”

• Son las vitales (alimento, vestido y habitación en el nivel de cultura que esté a su
alcance), el requisito para la realización de otras necesidades, tanto sublimadas como
no sublimadas.

369
Necesidades “falsas”

• Son aquellas que intereses sociales particulares imponen al individuo para su


represión, consolidando la agresividad, la miseria y la injusticia; son formas de
control, mediante los cuales poderes externos imponen masivamente el modo de
comportarse, consumir, divertirse, descansar, amar y odiar.

• La sociedad industrial avanzada manipula esas necesidades falsas, determinando


las ocupaciones, las habilidades, las actitudes socialmente requeridas y las
aspiraciones individuales.

• En ese tipo de civilización se hace creer en el carácter “racional” de su


irracionalidad, defendiendo la productividad y eficiencia, la capacidad de
incrementar y difundir las comodidades, y transformar lo innecesario en necesidad.

¿Es posible una sociedad bidimensional?

• La sociedad unidimensional disfraza su dominación por medio de la opulencia,


confort y democracia aparente, anulando la oposición y la crítica, absorbiendo en su
seno cualquier alternativa o cambio cualitativo.

• La sociedad industrial no gesta en su interior las fuerzas que deben superarla:


neutraliza la posibilidad del pensamiento negativo, divergente, dialéctico y
“bidimensional”.

• En la sociedad unidimensional ocurre “el cierre del universo político”, al contenerse


el cambio social, proporcionando bienes y servicios para las mayorías, a fin de
hacerlos “felices” y donde no tienen que pensar, sentir e imaginar por sí mismos.

• Las clases trabajadoras en el ámbito capitalista han perdido el más mínimo interés
por rebelarse y ya no son un factor decisivo revolucionario de la historia (como
sostiene Marx). Están integrados a las diversas comodidades materiales que la
sociedad capitalista les ofrece. Los proletariados no advierten ya ninguna perspectiva
de transformación: se sienten relativamente satisfechos en medio de la abundancia
consumista, se convierten en “robots satisfechos” y consideran la sociedad actual
como la mejor: la única forma posible o deseable de organización social.

• Las obras maestras del arte, del pensamiento y la alta cultura que conmocionaron
su tiempo y más allá, que cumplen una función subversiva y liberadora, son ahora
370
anuladas y re-manufacturadas por el sistema de distribución masivo; hay un cierre
del universo del discurso, en el que los conceptos pierden su significación profunda,
y la utilidad y las imágenes son lo más importante.

• La doctrina filosófica promueve la sociedad unidimensional es el “positivismo”,


defiende la ciencia experimental, y sirve de base a la racionalidad tecnológica y a la
lógica del dominio; mientras que los valores, lo estético, lo cultural y las humanidades
son guardados como reliquias del pasado.

• Los nuevos sujetos revolucionarios son los “extraños”, los perseguidos de otras
razas y colores, los que carecen de empleo, los incapacitados o los estudiantes; incluso
en algún momento histórico los individuos de conciencia más lúcida y las fuerzas
más explotadas se retroalimentarían.

• Ofrecer herramientas de pensamiento dialéctico y recurrir como ejemplo a aquellos


que han dado su vida al “gran rechazo” del orden establecido es lo que puede hacer
la teoría crítica de la sociedad.

371
Ejercicio de autoevaluación

Comentario de texto

Texto 1. Las nuevas formas de control

“La dominación -disfrazada de opulencia y libertad- se extiende a todas las


esferas de la existencia pública y privada, integra toda oposición auténtica,
absorbe todas las alternativas. La racionalidad tecnológica revela su carácter
político a medida que se convierte en el gran vehículo de una dominación más
acabada, creando un universo verdaderamente totalitario en el que sociedad y
naturaleza, espíritu y cuerpo, se mantienen en un estado de permanente
movilización para la defensa de este universo”. Herbert Marcuse, El hombre
unidimensional, p. 48.

¿Cuáles son, según Marcuse, los mecanismos por los cuales la sociedad
contemporánea ejerce una forma encubierta de dominación?

Actividad virtual

Texto 2. Lea el siguiente texto publicado en el periódico El país

https://elpais.com/cultura/2018/02/21/babelia/1519230319_532857.html

372
¿Cuáles son los periodos principales de la denominada Escuela de Frankfurt? ¿Cuáles
son sus características?

Actividad virtual

Texto 3. Realice una lectura de la siguiente nota referida a Herbert Marcuse:

https://www.infobae.com/america/cultura-
america/2019/07/31/utopista-critico-filosofo-olvidado-y-guru-
intelectual-de-las-protestas-estudiantiles-de-los-60-y-70-quien-fue-
herbert-marcuse/

¿Cuáles características se atribuyen a este pensador de la Escuela de Frankfurt?


¿Cómo valora su posición sobre las sociedades actuales?

373
Respuesta al texto 1. Las nuevas formas de control

Para Marcuse, la sociedad contemporánea, al generar necesidades cada vez más


diversas, desarrolla también mecanismos de control de los individuos, anulando su
independencia de pensamiento, autonomía y oposición política. Esta sociedad
mediante su industria crea aspiraciones y satisfacciones que infunden sometimiento
en los consumidores. Muchas veces, sus intentos de generar cambios cualitativos en
el conglomerado social son absorbidos por el sistema. Al operarse una organización
social de las necesidades superfluas a gran escala, los gustos y el pensamiento son
manipulados hacia un aparente confort. En otros tiempos el lenguaje, el arte y el
pensamiento crítico fueron herramientas revolucionarias, así como también las
acciones subversivas de las clases sociales oprimidas; pero con la aparición de la
sociedad tecnológica avanzada, esas fuerzas han sido neutralizadas y reinsertadas
como piezas de consumo. Por ejemplo, camisetas con la imagen de un prócer
revolucionario o grafitis críticos son comercializados y el sistema los subsume como
una moda, haciéndolos perder su fuerza discrepante.

Respuesta al texto 2. Periódico El país

En el texto se mencionan tres etapas principales de la Escuela de Frankfurt, acaecidos


durante tres generaciones de intelectuales destacados. La primera etapa va desde
1923 hasta la expansión del nazismo, dominada por una preocupación acerca del
saber global. La segunda etapa es la continuación de estos trabajos luego de la
Segunda Guerra Mundial y la tercera se corresponde con los años 80. En esta década
destaca la obra de Jürgen Habermas, quien se centra en los procesos comunicativos
entre iguales.

Respuesta al texto 3. Sobre la lectura a Herberth Marcuse:

Este ítem es de elaboración propia. Se deben reconocer atributos importantes de


Marcuse como su “utopismo”, su optimismo y su compromiso con luchas y
movimientos sociales importantes de su época.

374
Glosario

Teoría crítica de la sociedad. Interpretación de Horkheimer y Adorno en su ensayo


Dialéctica de la Ilustración (1947). Distinguen, por un lado, la “teoría tradicional
científica”, que busca dominar el entorno, mejorar el aparato productivo y donde las
especialidades están compartimentadas; y, por otro, la “teoría crítica de la sociedad”,
la cual conjunta diversos saberes para abordar un mismo problema. Los ámbitos
naturales y sociales no deben ser excluyentes, ni tampoco tiene por qué excluirse la
subjetividad del investigador. También ensayan unificar corrientes distintas como la
economía-política de Marx con el psicoanálisis de Freud (freudomarxismo). En
definitiva, la teoría crítica intenta desde una visión interdisciplinaria y polémica
transformar la sociedad.

Hombre unidimensional. Denominación dada por Herbert Marcuse en su ensayo El


hombre unidimensional (1964). Consiste en el individuo que está inserto en el sistema
de la sociedad moderna avanzada, la cual ha desarrollado mecanismos de
sometimiento políticos, tecnológicos, discursivos y estéticos para fijar en él una única
manera de ver las cosas. La modernidad, al incrementar el consumismo, despliega
una mercantilización de la cultura y una tecnificación donde las conciencias quedan
homogeneizadas. El control funciona al bombardear con propaganda y publicidad a
los sujetos, a fin de seducirlos e inhibir en ellos cualquier signo de rebelión o de
pensamiento alternativo.

375
376
Capítulo XVI

Filosofía y posmodernidad

377
378
Objetivos de aprendizaje

Objetivo general

Comprender los rasgos que caracterizan el pensamiento posmoderno a partir de las


bases aportadas por Jean-François Lyotard.

Objetivos específicos

1. Detallar cuál ha sido el contexto político y cultural que suscitó la posmodernidad.

2. Explicar cuáles son las características fundamentales del pensamiento


posmoderno.

3. Describir según Lyotard los grandes relatos que la posmodernidad cuestiona.

379
Sumario

I. Fundamentos del pensamiento posmoderno


• A. Entorno político y cultural de la posmodernidad
• B. Características comunes de la posmodernidad

II. Lyotard. Fundador del pensamiento posmoderno


• Vida y obras
• La incredulidad ante las grandes narraciones

Conceptos clave

• Metarrelato
• Posmodernidad
• Paralogía

380
En este último apartado se abordará la posmodernidad. Esta constituye un amplio
espectro de movimientos artísticos, literarios, sociológicos y filosóficos que se
producen durante la segunda parte del siglo XX e inicios del XXI, y que se opone a
los modelos izados por la modernidad. Después del fin de la Guerra Fría, como
consecuencia del desplome del comunismo y de su símbolo representado en la caída
del muro de Berlín en 1989, se ocasiona una declinación de las ideologías. Además,
se acrecienta una omnipresencia de los medios de comunicación colectiva en un
mundo globalizado.

Lo posmoderno se encuadra como un pensamiento de desencanto, relativista e


híbrido, que defiende otras formas de discursos alternativos, como los oriundos de
los grupos marginados o de cultura popular, así como el rechazo por la autoridad
intelectual, científica y política. Desde entonces, se desconfía de los “grandes relatos”
de la modernidad.

Los sofistas son sus más antiguos padres precursores, defensores del relativismo y
del subjetivismo, y, sobre todo, Nietzsche, quien desmitifica los valores de la
sociedad decadente y postula la importancia no de los hechos, sino de sus múltiples
interpretaciones. Los pensadores más destacados de la posmodernidad donde se
reflejan estos acontecimientos e ideas son: Gilles Deleuze, Jean Baudrillard, Jean-
François Lyotard, Michel Foucault, Gianni Vattimo, Jacques Derrida y otros más.

“Todo lo que es sólido se desvanece en el aire”.

William Shakespeare, La tempestad, Acto 4, escena 1, 1.150

“Si profeso mi sistema de valores –religiosos, éticos, políticos y étnicos–

en este mundo de culturas plurales, tendré también una aguda conciencia

de la historicidad, contingencia y limitación de todos estos sistemas,

empezando por el mío”. Gianni Vattimo, La sociedad transparente, p. 85

381
I. FUNDAMENTOS DEL PENSAMIENTO POSMODERNO

A. Entorno político y cultural de la posmodernidad

La expresión “posmodernidad” es oriunda del contexto del arte, básicamente de la


arquitectura, como una mezcla abigarrada de estilos artísticos antiguos, medievales,
exóticos y contemporáneos.

El término “posmodernidad” presenta dificultades pues el vocablo apunta, por un


lado, hacia una conclusión definitiva de la “modernidad” y, por otro, hacia el periodo
que sigue luego de ella. A veces se prefiere la expresión “tardomoderno”, por no estar
tan comprometida con una ruptura tan drástica con la modernidad. Sin embargo, un
rasgo distintivo de la posmodernidad es la imposibilidad de definirla, de encasillarla
bajo una nomenclatura, ya que los representantes de dicho movimiento son reacios
hacia todo lo que denote unidad o verdad definitiva.

¿Es la posmodernidad tan solo una idea, una moda, un brote cultural, una condición
social o quizá todo esto a la vez? ¿Puede ser un falso problema, del cual, lógicamente,
caben solo respuestas o puntos de vista imaginarios? Durante la década de los años
ochenta deambula en las mentes frenéticas de al menos un grupo de intelectuales que
escriben acerca del tema y en los medios de comunicación a veces se ventila. Cada
vez más se integran al asunto diversas disciplinas que van desde la filosofía, la
sociología, la antropología y la ciencia política.

Modernidad es un periodo que inicia desde el siglo XV. Acontece con el


Renacimiento, pasa por la Ilustración en la que se protagonizan revoluciones políticas
como la francesa, surgen las bases de la Revolución Industrial que se consolida
durante los siglos siguientes, y la razón y el progreso son sus constitutivos
fundamentales.

La filosofía crítica de Nietzsche contra la metafísica, el cristianismo y los valores de


la modernidad marcan el primer paso hacia la posmodernidad. Nietzsche muere en
1900 y no es el creador de la posmodernidad, pero sí su precursor o fuente de
inspiración del movimiento, al promover la importancia de la pluralidad discursiva
o interpretativa.

382
La desazón intelectual contra la modernidad también se gesta durante el siglo XX. El
espíritu de la modernidad empieza a desgastarse con el pensamiento de Freud, quien
analiza las represiones e insatisfacciones del mundo moderno. La Escuela de
Frankfurt, encabezada por Adorno, Horkheimer, Benjamin y Marcuse, diagnostican
el fracaso de la modernidad que, lejos de emancipar a los individuos, los conduce a
formas de vida alienantes y totalitarias. Es más, denominan al nuevo ámbito
“sociedad administrada” o “capitalismo tardío”.

La modernidad había confiado en el poder majestuoso de la razón, pretendiendo


liberar de todo prejuicio y autoridad, así como develar el camino hacia el progreso,
la felicidad y la verdad. Empero, las dos guerras mundiales del siglo XX,
acompañadas de totalitarismos y de exterminios masivos, así como de la posterior
polarización ideológica del mundo, incidieron para que se rechazara ese infructuoso
proyecto. Durante la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI acontece un marco
de referencia nuevo.

La década de los sesenta presenta desafíos culturales y políticos de notable


importancia. Entre ellos destacan la Revolución Cultural china de 1966 y el Mayo
1968 francés, donde los estudiantes universitarios emprenden movimientos de
protesta, establecen una alianza con los obreros y campesinos, y elaboran una
impugnación contra la cultura “burguesa”. Esos pronunciamientos dejan notables
repercusiones en todo el mundo, incluso con represiones y masacres por parte de los
gobiernos de ese entonces.

En lo cultural, surgen formas de arte y convivencia ligados con los movimientos de


rebeldía juvenil como los hippies, la liberación sexual, la música rock y el pop art. El
movimiento hippy se crea en San Francisco, Estados Unidos, en 1967, como un
repudio contra la violencia y la guerra de Vietnam, oponiéndose contra la sociedad
burguesa, rechazando su materialismo, masificación, burocracia y cánones estéticos.
Su protesta, a diferencia de las organizaciones estudiantiles politizadas china y
francesa, corresponde a una tendencia emocional y social, encauzada al amor, la paz
y a juntar pequeñas comunidades.

En el plano artístico aparte de la música rock, destaca en ese periodo el pop art. Este
término significa la abreviación de la expresión inglesa popular art (arte popular). Es
una corriente que inicia primero en la pintura desde 1962, surgida como reacción

383
contra la pintura abstracta, a fin de romper la dicotomía entre el arte culto y el arte
popular, o sea, fundir el arte con la vida cotidiana. El pop art transforma en objetos
artísticos los objetos de consumo, como, por ejemplo, el arte-realidad de Andy
Warhol; donde todo es arte, como sus presentaciones de latas de sopa apiñadas, un
viejo inodoro o combinaciones de cómics, etcétera.

Otros hechos específicos significativos de corte político son el fin de la Guerra Fría,
con la consecuente caída del muro de Berlín (1989) y la reunificación de las dos
Alemanias. También se suma la independencia de los países del este de Europa y de
las repúblicas de la antigua URSS; el colonialismo comunista se derrumba y se
produce la independencia de un Estado tras otro. Como aspecto relevante se destaca
el retiro de la segregación racial contra las mayorías negras (apartheid) en Sudáfrica
en 1992. Todo este es el tiempo del apogeo de la globalización de la economía
mundial y el universo omnipresente de los medios de comunicación colectiva, el
ensanchamiento de internet y, posteriormente, las redes sociales.

El vasto progreso científico y tecnológico, el industrialismo y el consumismo sin


precedentes hacen ver el lado oscuro de la modernidad que se expresa en la
degradación amenazadora contra el medio ambiente, el agotamiento de recursos
irremplazables, el deterioro de la capa de ozono, la extinción masiva de especies
animales y vegetales, el calentamiento global y el cambio climático.

B. Características comunes de la posmodernidad

La posmodernidad mantiene algunas características comunes que suelen acentuar


sus diversos exponentes y que se pueden detallar de la siguiente manera:

1. Objeciones hacia los supuestos poderes ilimitados de la ciencia. La modernidad o


el pensamiento ilustrado asume la exclusividad de la ciencia para conocer la verdad,
rebajando toda forma de conocimiento originado de la fe, la intuición, los mitos y el
arte. La doctrina de la modernidad es el positivismo, el cual considera a partir de su
fundador Auguste Comte, que las dos etapas infantiles y adolescentes de la
humanidad, la religiosa y la metafísica, son superadas por la madura etapa científica,
dominada por el método experimental y la absoluta objetividad. Lo real es
susceptible de medirse, matematizarse y verificarse según métodos rigurosos. Sin

384
embargo, eso es cuestionado por los posmodernos, quienes han venido a impugnar
lo estable, definitivo y permanente en cualquier campo.

2. Disolución del etnocentrismo. Se adversa la creencia de que el progreso y el sentido


de la historia está en la realización del hombre europeo moderno. Los ilustrados,
Hegel y Marx, los positivistas y nacionalismos europeos propugnan que sus culturas
representan el ideal de civilización. Sin embargo, las crisis económicas, los daños
contra la naturaleza, las guerras mundiales y el incremento armamentístico revelan
un ocaso de los pueblos hegemónicos. Por su parte, los pueblos llamados
“primitivos”, colonizados o tercermundistas poseen modos de vida tan válidos como
cualquier otro, no necesariamente peores o inferiores.

3. Diferencia. A raíz del incremento de los medios de comunicación colectiva y de la


posibilidad de conocer simultáneamente los sucesos en cualquier parte del planeta,
es posible abrirnos hacia la diferencia, entendida como una multiplicidad de
identidades culturales, muchas maneras de ver y vivir el mundo. Se trata, entonces,
de un reconocimiento de la alteridad; es decir, de dos o más individuos con ideas,
sentimientos, modos de ser, a veces coincidentes o, muchas veces, distintos de los
nuestros. Salta a la vista la importancia que cobra la voz de las minorías, los
desvalidos, contraculturas, subculturas o tribus urbanas de todas clases, como una
pluralidad de cosmovisiones o subjetividades con las que incluso se puede gestar una
comunicación.

4. Relativismo. Al aceptar las diferencias y vivir en un ámbito plural resulta inevitable


rechazar los valores absolutos, eternos o universales, que se hallan petrificados por
los discursos de los grupos dominantes. La posmodernidad es, por tanto, un volver
al relativismo de Protágoras, para quien “el hombre es la medida de todas las cosas”:
en cada persona, según su criterio, sopesa las ventajas y desventajas de los diversos
modos de vida, no habiendo un punto de referencia válido para todos.

5. Comunicación de masas. La sociedad posmoderna se caracteriza por el papel


preponderante que adquiere la comunicación masiva. Esa difusión de los mass media
torna el mundo en una realidad más compleja y caótica. El universo comunicativo
muestra, por un lado, un tejido heterogéneo de identidades que pueden
aproximarnos a ellas o, por otro, irrealidades e imágenes artificiales, como producto
de los prejuicios y el lucro.

385
6. Ausencia de ideologías y de relatos definitivos. Al suceder el fin de la Guerra Fría,
del mundo bipolar de derecha o izquierda, tienden a evaporarse las ideologías
políticas, entendidas como una percepción unilateral del mundo (del Estado, la
sociedad y el ser humano, etcétera). Eso hace que se genere una actitud filosófica
crítica frente al discurso moderno, desnudando su significado en términos del poder
social que se reviste detrás de esas grandes narraciones. Los héroes que erige el
discurso alienante moderno no son sino uno más entre tantos pues no hay verdad,
sino micropuntos de vista.

7. Esteticismo polimorfo: ante un mundo alienante, el principal mecanismo de


defensa es refugiarse en las experiencias estéticas. En ellas se viven otros mundos
posibles, lo cual manifiesta también la contingencia, relatividad y no fijeza de la
“realidad” a la que nos hemos circunscrito. La posmodernidad implica, por
consiguiente, una actitud crítica frente a las pretensiones sociopolíticas del arte
reconocido académicamente u oficial y se plantea con mirada renovada el arte de
masas, la cultura popular y las creaciones valoradas solo como subjetividades (arte
hecho por mujeres, arte afroamericano, etcétera), tradicionalmente fuera del discurso
de la cultura moderna.

Dadas las dificultades que encierra hablar acerca de un pensamiento posmoderno,


aún en gestación, pueden barajarse diversos representantes como Lyotard, Vattimo,
Derrida, Lipovetsky, Finkielkraut, Rorty, Toffler, Luhmann, Baudrillard, Castoriadis,
Foucault, Deleuze y otros.

III. LYOTARD. FUNDADOR DEL PENSAMIENTO POSMODERNO

Jean-François Lyotard nace en Versalles, Francia, en 1924. Se gradúa en filosofía, en


1950; imparte más tarde cursos en diversas universidades (Sorbona, Nanterre, y
Vincennes). Se afilia al grupo “Socialismo o Barbarie”, asociación de izquierda crítica,
conformado por intelectuales franceses, que en 1956 durante las revueltas en
Hungría, en resistencia contra el estalinismo del comunismo soviético. En 1974, se
aparta de esta agrupación y publica Economía libidinal, que combina el pensamiento
de Marx y Freud.

386
En 1979 da a la luz La condición posmoderna, que lo convierte en el “padre de la
posmodernidad”. En 1983 aparece su escrito La diferencia, que plantea que el discurso
humano ocurre en un variado pero discreto número de dominios inconmensurables,
ninguno de los cuales tiene el privilegio de pesar más sobre los otros. El pensamiento
transita por la dispersión y la apertura a un universo de proposiciones, que acoge
una diversidad de voces y escritos. La “realidad” tendrá más riqueza en cuanto más
testimonios disímiles se viertan sobre ella. Expresar las cosas de múltiples maneras
destacando la diferencia, es el ideal de verdad.

Lyotard muere en París en 1998.

En el libro La condición posmoderna, Lyotard define los nuevos tiempos de la siguiente


forma: “Simplificando al máximo, se tiene por “posmoderna” la incredulidad con
respecto a los metarrelatos”. Se trata de las grandes narraciones de la tradición, cuyo
fin es legitimar determinados saberes. No obstante, las historias de otros tiempos en
la actualidad han sido sustituidas:

“En las sociedades clásicas, el saber quedó regulado por relatos míticos, por
leyendas [...] El orden clásico enseñó, simultáneamente, lo real y con él lo bello
y lo justo [...] La Ilustración fabricó un gran relato que abarcó naturaleza y
sociedad [...] Todo esto se ha hundido con la posmodernidad. Nuestros “saber
vivir” y “saber escuchar” han aprendido a experimentar prescindiendo de las
Grandes Narraciones”. Jean-François Lyotard, Le Monde (entrevista).

La posmodernidad intenta reemplazar las memorias de antaño por una multiplicidad


inacabable de narraciones. En una entrevista, Lyotard lo explica de este modo:

“Las sociedades denominadas modernas reposan sus discursos de verdad y


de justicia sobre grandes relatos históricos y también científicos, unos y otros
se colocan en la línea de una impresionante odisea progresista. En las
sociedades posmodernas, en las cuales vivimos, lo que no se encuentra es
precisamente la legitimación de lo verdadero y de lo justo [...] Ya nadie cree
en las salvaciones globales”. Lyotard, Le monde. (entrevista, )

387
En las distintas épocas el saber se legitima, oficializa o consolida mediante una
autoridad que lo respalda. Así, en las sociedades clásicas el saber se regía por medio
de relatos míticos, enseñando con ellos qué era lo real, lo bello, lo bueno y lo justo.
Con la modernidad se fabricaron relatos sobre la naturaleza, la razón, el progreso, la
sociedad y la ciencia; la posmodernidad, por el contrario, pretende experimentar
prescindiendo de esas grandes narraciones.

Estos metadiscursos hacen creer ilusoriamente en la liberación y están conformados,


principalmente, por los siguientes tipos: 1. científico, 2. iluminista, 3. marxista y 4.
liberal. Pueden detallarse, sumariamente, de esta forma:

1. Científico. Desde el Renacimiento hasta nuestros días, la ciencia ha descubierto las


leyes que rigen el mundo. Sin embargo, su multiplicación en diversas disciplinas y
subdisciplinas revelan su carencia de unidad en cuanto al saber e incluso su carácter
provisional.

La ciencia es, simplemente, una “forma de discurso”, cuya naturaleza aleatoria es


limitada o local. Por otra parte, la ciencia no es neutra o desinteresada; está ligada a
la comercialización de las aplicaciones de los descubrimientos; la ciencia y la
tecnología no se encaminan necesariamente hacia el hallazgo de la verdad; son
trampolín “del desarrollo económico y la expansión del poder sociopolítico”.

En opinión de Lyotard, “la naturaleza del conocimiento está cambiando”. Eso se


debe a que “es difícil ver qué otra dirección podría tomar la tecnología
contemporánea si no es la de la informatización de la sociedad” (La condición
posmoderna, p. 9). El resultado se vuelca hacia un incremento del control social y
político mediante el uso eficiente de la tecnología pues quienes se benefician de ella
poseen la razón y cuentan con la autoridad para tomar las decisiones.

2. Iluminista: se asume el poder ilimitado de la razón para desentrañar todos los


misterios. El hombre moderno cree que existe un progreso indefinido de la
humanidad y su historia. Sin embargo, las Guerras Mundiales y los regímenes
totalitarios endosan lo contrario.

Asimismo, por influencia del pensamiento ilustrado se llega a creer que el factor del
progresivo desenvolvimiento de la libertad radica en la educación, pero todo quedó,
a fin de cuentas, reducido al desarrollo de competencias y al rendimiento

388
empresarial. Desde el punto de vista de Lyotard, las sociedades avanzadas se
concentran cada vez más en encontrar “la contribución óptima de la educación
superior para alcanzar la mayor eficacia posible del sistema social” (La condición
posmoderna, p. 39). La razón, que se asumía emancipadora, es desbancada por la
racionalización tecnocrática. El aprender para lograr el conocimiento no tiene un
valor por sí mismo, sino por su eficacia y por su mercantilización.

3. Marxista: en este relato se promueve la revolución de los proletariados, quienes


están destinados a la salvación de la humanidad entera, mediante una sociedad sin
clases sociales. Su esperanza parte de un metarrelato científico (la dialéctica), con el
cual se hace creer que, inexorablemente, se podrán emancipar de la alienación y
explotación.

4. Liberal: pretende legitimar el gobierno democrático como la única forma de


organización viable, en tanto que el éxito de los seres humanos consiste en
incrementar su afán de lucro y que no haya límites para la manipulación
indiscriminada de la naturaleza y la explotación laboral. El capitalismo liberal,
después de la caída del comunismo como sistema político después de 1989 y de su
supresión como ideología alternativa, ha subrayado que la finalidad humana se
centra solo en el disfrute individual de bienes y servicios.

Para Lyotard esa incredulidad con respecto a esos metarrelatos no conduce a tratar
de proponer un sistema alternativo al vigente, pues sería volver a construir otro
relato. Más bien, consiste en actuar en espacios muy diversos para producir cambios
concretos. Por eso, hay que defender la pluralidad cultural y la riqueza de la
diversidad; ya no interesa la verdad, las propuestas definitivas, sino el derecho a
promover la diferencia.

Según Lyotard, lo importante no es el consenso de los expertos, sino la “paralogía”


(lo que contradice los discursos oficiales). En este sentido, se puede incursionar en la
experimentación, la invención y la creatividad en los juegos del lenguaje.

La posmodernidad busca la deslegitimación, sea de relatos especulativo-metafísicos,


de emancipación política, sociales o religiosos. Para la mentalidad moderna, la
verdad acaba, en manos de las macroempresas de la información y de las
instituciones del Estado. Empero, el pensador posmoderno reparará en la validez de
la multiplicidad de los discursos sin jerarquía alguna. Pensar no va más allá de las

389
ocurrencias, de los impulsos del deseo o de colocar unas frases después de otras. En
todo caso, las descripciones de Lyotard, a pesar de que tocan muchos de los síntomas
de la sociedad contemporánea, conducen, lejos de una solución satisfactoria, a un
torbellino de interrogantes filosóficas.

A continuación, puede observarse un esquema sinóptico sobre el pensamiento de


Lyotard:

390
391
Resumen

Posmodernidad

• El término “posmodernidad” significa, por un lado, una conclusión definitiva de la


“modernidad” y, por otro, un periodo que sigue luego de ella; la reflexión en torno a
lo “postmoderno” empieza a surgir durante la década de los años ochenta y abarca
campos que van desde la filosofía, la sociología, la antropología y la ciencia política.

• En el movimiento, existe una crítica contra la modernidad y toma como filósofo


inspirador a Nietzsche, quien objeta las verdades absolutas y propicia la relevancia
por la pluralidad discursiva o interpretativa.

• También Freud y la Escuela de Frankfurt son fuentes importantes de crítica contra


la modernidad y autores retomados dentro del movimiento posmoderno.

Hechos culturales

• Surgen formas de arte y convivencia ligados con los movimientos de rebeldía


juvenil como los hippies, la liberación sexual, la música rock y el pop art.

Hechos históricos

• La década de los sesenta manifiesta desafíos culturales y políticos como la


Revolución Cultural china de 1966 y Mayo de 1968 francés, cuando los estudiantes
universitarios organizan movimientos de protesta, establecen una alianza con los
obreros y campesinos, e impugnan la cultura “burguesa”.

• La caída del muro de Berlín (1989) y la reunificación de las dos Alemanias; la


independencia de los países del este de Europa y de las repúblicas de la antigua
URSS; la difusión de internet y, posteriormente, de las redes sociales; el retiro de la
segregación racial contra las mayorías negras (apartheid) en Sudáfrica (1992); el auge
de la globalización de la economía mundial y el universo omnipresente de los medios
de comunicación colectiva.

• El lado oscuro de la modernidad se revela en la degradación amenazadora contra


el medio ambiente, el agotamiento de recursos irremplazables, el deterioro de la capa
de ozono, la extinción masiva de especies animales y vegetales, el calentamiento
global y el cambio climático.

392
Características

• 1. Objeciones hacia los supuestos poderes ilimitados de la ciencia; 2. La disolución


del etnocentrismo; 3. Se resalta la diferencia o multiplicidad de identidades
culturales; 4. El relativismo donde se rechazan los valores absolutos, eternos y
universales; 5. Se destaca el rol preponderante que adquiere la comunicación masiva;
6. Se insiste en la desaparición de ideologías y de relatos definitivos; 7. Esteticismo
polimorfo, en el que una pluralidad de expresiones culturales tienen cabida y no solo
la cultura oficial.

Representantes posmodernos

• Lyotard, Vattimo, Derrida, Lipovetsky, Finkielkraut, Rorty, Toffler, Luhmann,


Castoriadis, Foucault, y otros.

Lyotard

Incredulidad ante las grandes narraciones

• Según dice Lyotard en La condición posmoderna: “Simplificando al máximo, se tiene


por “posmoderna” la incredulidad con respecto a los metarrelatos”.

• El escepticismo postmoderno deslegitima los saberes cumbre, afincados en el


progreso, la liberación y la salvación humana.

• Esos “grandes relatos” son discursos estructurados en los siguientes campos: 1.


Científico (enfocado en la comercialización de las aplicaciones de los
descubrimientos, el control sociopolítico y no encaminada necesariamente hacia el
hallazgo de la verdad); 2. Iluminista (creyente del progreso histórico humano y del
poder emancipador de la razón y del salto cualitativo a escala de libertad e historia);
3. Marxista (el relato del proletariado, cuyos miembros, por medio de la revolución a
partir de leyes dialécticas, salvarán a la humanidad entera, mediante una sociedad
sin clases); 4. Liberal (legitima el gobierno democrático como la única forma de
organización viable, mientras que el éxito consiste en incrementar el lucro y la
explotación humana o de la naturaleza).

393
Ejercicio de autoevaluación

Comentario de texto

Texto 1. Legitimación tecnológica en los discursos de control político-social

“Reforzando la tecnología, se ‘refuerza` la realidad y, por tanto, las posibilidades


propias de tener razón. Recíprocamente, la tecnología se refuerza tanto más
eficazmente si se tiene acceso al conocimiento científico y a la autoridad de la toma
de decisiones”. Jean-François Lyotard, La condición postmoderna, p. 4.

¿Cómo puede comentar el análisis de Lyotard acerca de la construcción de la


“realidad” mediante la tecnología, el acceso al conocimiento científico y el poder en
la toma de decisiones?

Actividad virtual

Texto 2. Lea la siguiente nota publicada en el periódico El País

https://elpais.com/elpais/2012/02/07/opinion/1328616099_621222.html

¿Cuáles características del posmodernismo se relacionan con lo estudiado en el


capítulo? ¿Cuáles son las carencias de este periodo?

394
Respuesta al texto 1. Legitimación tecnológica en los discursos de control político-
social

El mundo está dirigido por las tendencias del mercado económico de las
macroempresas o grandes corporaciones. Dichas manipulan la información en el
campo de la ciencia hacia direcciones convenientes para incrementar el capital. Esto
funciona mejor con el uso cada vez más sofisticado de la aplicación práctica que
implementa la tecnología, la cual impone una visión de lo que debe ser la “realidad”.
Antes, las sociedades se impresionaban con los relatos míticos; y tal situación hoy ha
cambiado con la autoridad que impone la tecnología de la información. Las
decisiones se adoptan de conformidad con la eficacia económica y una única visión
de las cosas; nunca según un pensamiento divergente o cuestionador.

Respuesta del texto 2 publicada en el periódico El País

Este ítem es de elaboración propia. Se debe enfatizar la idea de, para Lyotard el rasgo
más distintivo de la posmodernidad era la caída de las grandes narrativas que habían
sustentado el edificio moderno; esto es, de las ideologías emancipadoras que lo
habían inspirado desde la Ilustración de Kant y Voltaire. Como carencias o defectos
de la posmodernidad pueden señalarse: la desactivación de la crítica (por ejemplo
política), el narcicismo, la ética del tener y el consumismo, entre otros.

395
Glosario

Metarrelato. Del griego metá, en medio; juntamente con, al lado de; a continuación
de; más allá. Otros términos aledaños son metanarrativa, macrorelato o grandes
discursos. Para Jean-François Lyotard, los metarrelatos son incorporados como
versiones persuasivas para comprender y adaptarse a los acontecimientos científicos,
históricos, religiosos y sociales, haciendo creer que son la respuesta y solución a todas
las problemáticas en esos campos. Distingue cuatro tipos discursivos que han
generado adeptos en los últimos tiempos: 1. científico, 2. iluminista, 3. marxista y 4.
liberal. El pensamiento posmoderno se enfrenta a ellos cuestionándolos, al no ser
tablas de salvación para las problemáticas existentes.

Paralogía. Del griego pará, al lado; junto a, a lo largo de; en, entre; ante, frente a;
contra; más allá de. Y lógos, palabra, dicho; expresión, proposición; razón, explicación;
dicho común; palabra; discurso, conversación; estudio, tratado; relato, narración.
Para Lyotard, la paralogía corresponde a un juego del lenguaje que resulta
incompatible con los procedimientos vigentes, conduciendo a modificar los
esquemas de pensamiento más allá de sus fronteras. La ciencia y conocimiento
individual avanzan al buscarse nuevos significados en la información disponible, no
cerrándose en fronteras establecidas por discursos oficiales o dogmas. No se parte de
un modelo de ciencia estable, determinista, oficial y continuo; sino abierto, paradójico
y no inserto en reglas fijas. La paralogía procuraría impugnar los discursos oficiales
y abocarse hacia la experimentación, la invención y la creatividad en los juegos del
lenguaje.

Posmodernidad. Actitud filosófica crítica frente al discurso moderno, que pone en


cuestión sus valores y formas de legitimar la verdad. Pretende demoler los relatos de
la modernidad y desnudar su significado en términos del poder sociopolítico que lo
constituye. Es una posición que conduce a la defensa del relativismo, el nihilismo, el
subjetivismo y las diferencias entre los seres humanos. A nivel histórico, está marcada
por el fin de la Guerra Fría (1989) y la expansión masiva de los medios de
comunicación.

396
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