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Universidad de Chile

Vicerrectoría de Asuntos Académicos


Programa Académico de bachillerato

El Enfoque Experiencial de Eugene Gendlin y el Cambio Psicológico


Monografía para optar al grado de Bachiller en Ciencias Sociales

Autor: Rafael Salazar Pereira


Profesor guía: Miguel Carmona

Santiago, Chile
Enero 2021
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Resumen
En el presente ensayo monográfico se describe cómo ocurre el cambio
psicológico desde el enfoque experiencial de Eugene Gendlin, destacado filósofo y
psicólogo estadounidense. Para ello, se presentan los fundamentos de su filosofía de lo
implícito, la importancia de los fenómenos encarnados y luego su teoría del
Experiencing. Seguidamente, se introducen conceptos importantes de la teoría de
Gendlin, como los de felt sense, referente directo, carrying forward y reconstitución
procesal, los que forman parte de las bases del método de Focusing, técnica que puede
aplicarse al trabajo psicoterapéutico. Finalmente, se explica cómo es posible interpretar
el cambio de personalidad desde el enfoque experiencial de Gendlin superando los
obstáculos que se le presentaron a las corrientes tradicionales de la psicología.

Palabras clave: Cambio psicológico, Enfoque experiencial, Eugene Gendlin, implícito,


experiencing, Focusing.
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Introducción

Las diferencias del carácter que podemos notar entre distintas personas han
llamado la atención de grandes pensadores a lo largo de los años. En psicología, existe
una rama llamada Psicología de la Personalidad, donde se proponen varias teorías de
la que buscan explicar cómo esta se constituye y cómo sucede el cambio de la misma.

Las teorías tradicionales de la personalidad se han centrado en determinar cómo


los individuos llegan a tener una personalidad en particular y cómo esta se mantiene a
pesar de las circunstancias (Gendlin, 1964). Dicho de otro modo, la han estudiado y
definido en términos de su contenido (valores, necesidades, impulsos, rasgos, etc.) y su
persistencia. Por ejemplo, el psicoanálisis freudiano ha considerado a la personalidad
como el producto de las elecciones del yo entre las pulsiones del ello y los filtros del
superyó (Seelbach, 2013), reprimiendo aquellas experiencias que resultan
contradictorias y dejándolas fuera de la conciencia (Gendlin, 1964). Por otro lado, el
modelo centrado en el cliente de Rogers piensa la personalidad como contenidos reales
de experiencia fruto de la relación organismo-ambiente y la noción de sí mismo,
rechazando y distorsionando cierta evidencia sensorial (Gondra, 2011). Eugene Gendlin
considera que las diversas explicaciones que se le han dado a la construcción de la
personalidad no nos permiten concebir el cambio de esta, sino que se plantea como
teóricamente imposible en la medida en que, estos modelos, se han enfocado en
formularla de acuerdo con sus contenidos y estructuras auto-preservadoras. No
obstante, las distintas corrientes en psicoterapia aseguran que es posible generar algún
cambio en los pacientes, de modo que, a pesar de las resistencias que supone la
personalidad por definición, se realice el cambio de esta (Gendlin, 1964).

A causa de esta contradicción que se produce entre los modelos teóricos de la


personalidad y el eventual cambio psicológico, el destacado filósofo y psicólogo Eugene
Gendlin (1964) ha sentido la necesidad de “reformular […] las definiciones de los
elementos constitutivos de la personalidad” (Sección La Relación Interpersonal párr. 5)
para poder abordar de mejor manera el fenómeno del cambio.
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Gendlin estudió filosofía en la Universidad de Chicago, donde trabajó con Carl


Rogers en estudios de terapia clínica y pudo ser introducido en psicoterapia (Parker,
2007). Fue allí, colaborando con Rogers en los primeros estudios sobre la terapia
centrada en el cliente, donde sus ideas comienzan a concretarse mediante
observaciones y mediciones (Torpey, s.f.). En consecuencia, Gendlin pudo hacer
importantes aportes que le merecieron el premio al Psicólogo Destacado del Año de la
Asociación Psicológica Americana (Parker, 2007). El filósofo y psicólogo ha dedicado su
vida a desarrollar un novedoso paradigma para comprender el mundo, explicado en su
obra Un Modelo de Proceso, y el enfoque experiencial, que consiste en un sistema
teórico filosófico que orienta su práctica a la psicoterapia mediante el focusing (Torpey,
s.f.).

Este ensayo monográfico tiene por objetivo comprender cómo ocurre el cambio
psicológico desde la mirada procesal del enfoque experiencial de Gendlin. Para ello, se
llevará a cabo una reconstrucción argumental de la obra de Eugene T. Gendlin. En
primer lugar, se explicarán sus postulados sobre la filosofía de lo implícito, luego su
teoría de la experiencia llamada experiencing y, por último, el método que desarrolló
orientado a la psicoterapia denominado focusing.

Influencias del pensamiento de Gendlin


Eugene Gendlin, al igual que Martín Heidegger, creía que todo debía llevarse a
la filosofía “to questioning how it is thought” [para cuestionar cómo es pensado]
(Gendlin, 1989, p. 4). Por suerte para él, fue primero filósofo y luego se instruyó en la
psicología. Por esta razón, el método experiencial desarrollado por Gendlin está
fuertemente vinculado a la filosofía, lo que le permite relacionar la experiencia y los
conceptos tanto en la teoría como en la práctica psicoterapéutica (Gendlin, 2003).

Gendlin consideraba que se podían hallar las piezas que fueron articulando el
método experiencial en ciertos autores, siendo los más destacados Edmund Husserl,
Maurice Merleau-Ponty, Wilhelm Dilthey y Carl Rogers (Barceló, 2008; Dufey, 2009;
Gendlin, 1989; López, 2018). De esta manera, es posible notar una fuerte influencia de
la fenomenología, el existencialismo y la psicología humanista.
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Según cuenta él mismo, Gendlin (1989) se reconoce como un fenomenólogo. De


manera similar a Husserl, Gendlin interpretaba los fenómenos desde una perspectiva
en primera persona, desde la vivencia (Barceló, 2008; Gendlin, 1999; López, 2018).
Husserl entendía la vivencia como “todo acto psíquico, que es intencional y es esencial
en ella la referencia a un objeto” (Barceló, 2008, p. 417). Eugene Gendlin notó que la
fenomenología de Husserl comprendía que sólo podían ser objetos de estudio aquellas
cosas a las que pudiésemos referirnos a través de la conciencia, ya que conocemos el
mundo mediante ella (López, 2018). Sin embargo, la fenomenología no explica cómo se
producen conceptualizaciones tan contradictorias de los fenómenos entre distintas
personas y modelos explicativos (Gendlin, 1989).

Merleau-Ponty, por otra parte, pero de manera complementaria, comprende que


el acto de percibir no es un estado reflexivo de la conciencia, sino que es “una
modalidad intencional en virtud de nuestro cuerpo” (Barceló, 2008). Gendlin toma esta
idea y, de manera semejante, considera que el cuerpo es la condición de posibilidad de
la creación del mundo. Merleau-Ponty postula que “el ser humano no es la suma de una
mente y de un cuerpo, sino que es conciencia corporizada” (Barceló, 2008, p.8). De
esta manera, rompe con las confrontaciones dualistas occidentales, como cuerpo/alma,
objeto/sujeto, entre otros (López, 2018), y afirma que “el hombre existe entrelazado en
el mundo” (p. 5). Gendlin, tal como Merleau-Ponty, comprende la existencia como un
proceso vivo y corporal desde donde surgen las conceptualizaciones (Dufey, 2009).

Por otro lado, Dilthey, explica Gendlin (1989), “brought creativity into my problem.
Understanding is creative. […] Experiencing is an understanding” [trajo la creatividad a
mi problema. El entendimiento es creativo. […] Estar vivenciando es un entendimiento]
(p. 2). Es decir, entendemos algo si eso se crea en nosotros, y eso luego debe,
necesariamente, rehacerse fuera de nosotros. Además, Wilhem Dilthey descubre la
vida desde su composición histórica, donde “cada ‘cosa’ es un ingrediente” (Barceló,
2008, p. 6) que adquiere sentido en ella. Para Dilthey la vida es una continuidad, dentro
de la cual la realidad, condicionada por la mismidad de la persona, se da como
fenómeno y como proceso en “acción recíproca con el mundo” (p. 7).
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Así mismo, la idea de sujeto de Gendlin (1989) fue afectada por las ideas de
Heidegger, tanto de manera indirecta como directa, ya que él, de manera similar a
Dilthey, propone que este es un ser histórico, que no puede ser extraído de su contexto,
planteando la idea de ser-en-el-mundo.

Por último, Gendlin (1989) se interesó en la Terapia Centrada en el Cliente de


Carl Rogers, quien trabajaba en la Universidad de Chicaco, misma universidad donde
estudiaba él. A Eugene Gendlin le atrajo la psicoterapia rogeriana porque esta no
impone interpretaciones a la persona, sino que facilita una correcta simbolización de
experiencias sentidas de manera física (Barceló, 2008; Gendlin, 1989). El filósofo fue
instruido por Rogers y prontamente hizo reformulaciones la teoría de su mentor, lo que
luego fue incorporado en psicoterapia (Gendlin, 1989).

Eugene Gendlin colaboró en estudios de investigación junto a Rogers, y


descubrieron que los clientes más exitosos eran aquellos que referían su discurso a una
sensación corporal. Estos, al describir sus experiencias y sentimientos, iban
corroborando con algo internamente sentido (López, 2018). Por esta razón, Gendlin
crea un método para ayudar a los clientes a realizar este proceso, el que llamó
Focusing.

El método del Focusing se encuentra fundamentado en las formulaciones de la


filosofía de lo implícito. Es decir, Gendlin quiso llevar a la práctica sus planteamientos
filosóficos (Barceló, 2008).

Uno de los conceptos importantes que ayudan a comprender el cambio de


personalidad propuesto por Gendlin (y que se explicará en las secciones siguientes),
proviene de las teorías de Rogers. Este se refiere a la “tendencia actualizante”, que es
aquella inclinación natural de los seres humanos a desarrollarse (Barceló, 2008). Carl
Rogers pensaba que el terapeuta facilitaba, mediante una relación positiva y empática,
que esta tendencia logre generar el cambio de personalidad (Gendlin, 1964; Gondra,
2011).

Sin embargo, Rogers no acaba de explicar cómo surge este cambio de


personalidad. Por esta razón, Gendlin se adentra en las teorías de la personalidad para
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rastrear cómo es que esta sucede, si es que sucede. Para su sorpresa, se percató de
que las corrientes tradicionales de la psicología, como el psicoanálisis y el humanismo,
sólo se limitaban a describir que el cambio sucedía, pero ninguno logra dar con una
explicación para este. Es más, Gendlin considera que estas teorías no permiten explicar
el cambio debido a que se centran en mostrar cómo las personas llegan a conformar su
personalidad y a no cambiar, por lo que realiza una doble crítica: la crítica al paradigma
del contenido y al de la represión (Gendlin, 1964).

En resumidas cuentas, el autor afirma que, por un lado, no podemos explicar el


cambio de personalidad si esta está definida en términos de un contenido que se
mantienen a pesar de las circunstancias. Por otro lado, si una personalidad “es como
es, y permanece como tal porque no puede tomar en cuenta estas experiencias”
(Gendlin, 1964, p. 4), debido a que los individuos “reprimen los factores que están en su
interior […] y cualquier cosa externa a él que esté relacionada con estos factores” (p. 4),
no podemos pretender que la simple toma de conciencia de estas experiencias genere
un cambio. Estos son el paradigma del contenido y de la represión, respectivamente.

Finalmente, Eugene Gendlin reformula el cambio de personalidad explicando


cómo se originan los contenidos de la personalidad y cómo nos hacemos realmente
conscientes de aquello que nos impide cambiar. Para este efecto, es necesario
comprender el sistema teórico que ha creado el autor para poder interpretar la
experiencia.

La filosofía de lo Implícito: ¿Qué es lo implícito?


Como se había enunciado, Eugene Gendlin fue filósofo antes que psicólogo, por
lo que su obra se encuentra nutrida de un incesante análisis filosófico-conceptual
(Gendlin, 2003). La teoría experiencial desarrollada por el pensador contiene, en su
base y en su extensión, un sistema filosófico construido por él mismo, que llamó la
Filosofía de lo Implícito.

La filosofía de lo Implícito significa una revolución para el pensamiento y las


nociones sobre el experienciar. El modelo de Gendlin nos permite pensar la ciencia, la
espiritualidad y la vida de nuevas maneras (Parker, 2007), puesto que considera a los
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conceptos ya no más como un sistema de símbolos para demarcar lo que está “allá
afuera”, sino que plantea que el lenguaje apunta “hacia dentro”. A diferencia del
entendimiento clásico entre la relación experiencia-concepto en la cual se sitúa el
origen de los conceptos en el mundo exterior, Gendlin plantea que los conceptos
surgen en relación con la experiencia interior individual.

Será más fácil de comprender mediante un ejemplo. Imagínese, el lector,


explicando su día a alguien. Usted usaría ciertas palabras y en cierto orden, contando
sobre un viaje acalorado y los olores primaverales, dándose a entender lo mejor que
puede. Sin embargo, su amigo oyente se distrajo y le pide que vuelva a contarle. Note
usted, que luego de disgustarse, comienza a rearmar su historia, con nuevas palabras,
nuevo orden. De pronto se olvida de una palabra, o su amigo le pregunta sobre los
olores, cómo eran. Note nuevamente cómo su mirada se vuelca hacia dentro, como si
buscase algo en su interior, hasta que siente que encontró las palabras adecuadas que
expresan fielmente lo que quiere transmitir. ¿Cómo es posible que pueda repetir lo que
dijo de manera creativa y fiel sin siquiera pensarlo? ¿Cómo sabe usted qué palabra
representa mejor la sensación experienciada? Esto es posible gracias al conocimiento
Implícito encarnado. Sabemos qué decir; nuestras palabras son dichas con todos los
componentes gramaticales, significados precisos y sentimos las equivocaciones
(Parker, 2007) de manera pre-conceptual, corporalmente sentidas.

Lo implícito es un tipo de conocimiento de significados sentidos que se


encuentran en el cuerpo de manera pre-simbólica (Barceló, 2008; Gendlin, 1964;
Parker, 2007), es decir, de manera previa a la utilización de símbolos como los que
utiliza el lenguaje. Antecede al pensamiento verbal, y dota de significado a las palabras,
que, sin el referente de lo implícito, serían sólo sonidos o imágenes. Gendlin (1999)
consideraba que “esta sensación siempre posee una mayor riqueza de lo que
expresamos con las palabras y no logramos saber todo lo que es o pudiera llegar a
ser”. (p.40)

El cuerpo y la sensación sentida


Todos podemos darnos cuenta de la existencia de este tipo de contenido o modo
de experienciar implícito, aunque, al comienzo, parezca difícil para algunos. Si bien
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puede resultar interesante rastrear las causas de esta dificultad, en este momento nos
limitaremos a describir y explicar qué es y qué no es lo implícito, en términos generales.

Lo implícito comprende una parte de los procesos de significación de la


experiencia que es vivenciada a nivel corporal; son sensaciones con sentido. Eugene
Gendlin (1964) llamó a esta sensación, particular y diferenciable de otras, como felt
sense (significado sentido o sensación sentida en español). Tanto lo implícito como la
sensación sentida forman parte de la conciencia. Además, “la mayoría de los
fenómenos vitales y conductuales suceden apoyándose en significados implícitos”
(p.13), aunque no siempre tenemos noción de ello.

La sensación sentida se experimenta como un todo complejo al cual podemos


referirnos si es que dirigimos nuestra atención hacia el cuerpo, generalmente hacia la
zona central de este (garganta, pecho, estómago) (Gendlin, 1964; 1999). A este
proceso Gendlin lo llamó referente directo, y es fundamental en su terapia de focusing
ya que, como se explicará más adelante, pone en marcha el proceso del sentimiento en
el presente. Nuestros cuerpos se sienten a sí mismos, en su ambiente o situación
presente, de manera más amplia que la mera cognición. Cuando nos referimos
directamente a estas sensaciones con significado podemos enriquecer el proceso de la
experiencia. Cuando intentamos explicitar esta sensación, es decir, poner en
interacción la sensación sentida con símbolos, literalmente podemos sentir si nos
estamos acercando o alejando a lo que realmente significan estos contenidos implícitos
(Gendlin 1999; 2012). Algo que resulta sumamente interesante es que una vez que
logramos simbolizar verbalmente estos contenidos implícitos, la sensación pareciera
moverse o desaparecer. A pesar de todo, cuando el significado de “eso” que sentimos
corporalmente se explicita en palabras, estas contienen mucho menos significado que
lo implícito en el interior. (Gendlin, 1964). Gendlin (1964), en “Una Teoría del Cambio de
Personalidad”, lo explica de la siguiente manera:

“Por ejemplo, cuando pensamos en un problema debemos pensar en un número


respetable de consideraciones conjuntamente. No lo podemos hacer
verbalmente. De hecho, no podemos pensar acerca del significado de estas
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consideraciones si tuviéramos que revisar interminablemente los símbolos


verbales” (p.12).

En otras palabras, el cuerpo es capaz de “pensar” más significados


conjuntamente de los que podemos referirnos mediante palabras. El significado que
contienen estas sensaciones es mucho más amplio de lo que podría llegar a encapsular
el lenguaje en sí mismo.

Ahora bien, podría objetarse que la sensación sentida es una emoción, un


malestar físico corriente, o incluso imaginación. Si bien, todas tienen algo en común con
la sensación sentida, estas son diferenciables.

Por ejemplo, cuando tenemos una emoción, podemos reconocerla y nombrarla


sin muchos problemas. Cuando estamos enojados, sabemos que sentimos enojo. En
cambio, la sensación sentida es compleja y difícil de identificar, y generalmente está
constituida por distintos factores, de los cuales algunos son emociones. Por otro lado,
las emociones no se mueven una vez son identificadas, mientras que la sensación con
significado “se abre; fluye hacia adelante” (Gendlin, 1999, p.98). Un último ejemplo, es
que las emociones son más uniformes, es decir, si me sumerjo en “esta tristeza que
siento”, me siento más triste. Por el contrario, cuando ahondamos en las sensaciones
sentidas, podemos encontrarnos con una multiplicidad de aspectos diferentes1.

En síntesis, reconocer el contenido implícito en el cuerpo puede resultar


complejo al principio. Sin embargo, los procesos de la experiencia contemplan
sensaciones sentidas, aunque no haya plena noción de ello. Además, cuando logramos
referirnos a las sensaciones sentidas, la experiencia puede enriquecerse mediante el
uso de símbolos. Como veremos más adelante, llevar adelante el proceso de la
experiencia mediante referencias directas de sensaciones sentidas, es una de las
claves para que suceda el cambio psicológico.

1 Eugene Gendlin especifica más diferencias entre la sensación sentida, las emociones, la imaginación,
las sensaciones físicas normales y la ansiedad. Estas se pueden encontrar Gendlin, 1999.
11

El cuerpo sintiente
Utilizar el lenguaje para explicar el modelo de procesos de Gendlin es una tarea
compleja si nuestro objetivo es ser entendidos. La razón de esto puede deberse a la
forma intuitiva en que hemos aprendido a relacionamos con los conceptos. Por la
influencia del racionalismo científico, al punto de condicionar nuestras formas
espontáneas de pensar la realidad. Eugene Gendlin consideraba que entender el
mundo, mediante lo que él llamaba “modelo de unidades”, no nos permite entender el
fenómeno de la vida (Parker, 2007).

El modelo de unidades consiste en una visión de mundo donde este, y las cosas
que hay en él, son unidades que existen separadas unas de otras, las cuales, además,
estarían determinadas por causas externas como las leyes de la naturaleza (Parker,
2007). Gendlin pensaba que, aun siendo este modelo exitoso, nos presenta trabas para
comprender la vida, debido a que los seres vivos existen en una implicación continua
con el ambiente, no como dos cosas, sino como una interacción permanente.

Aquí radica la dificultad de explicar el modelo procesal. El modelo de unidades


ha tenido tanto éxito para la ciencia y la tecnología durante tanto tiempo, que se ha
vuelto una forma de pensar intuitiva, revistiendo los conceptos con un entendimiento de
exterioridades. Cuando intentamos explicar qué es el cuerpo para Gendlin, primero
debemos sobrepasar estos límites del lenguaje del modelo de unidades.

El cuerpo ya no es un cuerpo disociado de la mente, ni un objeto entre objetos


en el mundo. El cuerpo tampoco es un mero instrumento de percepción y el
pensamiento su piloto, que lo siente como se sienten las demás cosas (Gendlin, 2003;
Merleau-Ponty, 2016). El cuerpo es interacción con el ambiente; pero no como dos
cosas externas una de la otra, sino como un solo sistema.

Volvamos al problema con el lenguaje. El modelo de unidades nos ha ayudado a


estudiar el cuerpo clásico, separándolo en partes de otras partes. De esta manera,
intentamos comprender sus mecanismos mediante sistemas. Sin embargo, si
pensamos en el sistema digestivo, sabemos que el funcionamiento de este no puede
darse si no es en relación con el sistema circulatorio, nervioso, y el resto de ellos. De
12

esta manera, lo que suceda en el sistema digestivo afectará a los demás sistemas y
viceversa. Ahora bien, lo que se ha descrito es el funcionamiento de un humano entero
analizado en términos de unidades. Aun así, a esta visión se le puede criticar que el
humano descrito sigue incompleto.

Rob Parker (2007) nos da un ejemplo para explicar al ser humano desde una
perspectiva de proceso. Imagínese caminando con espontaneidad. Notará que, para
dar un paso tras otro, cada parte del proceso tendrá que verse implicada con la anterior,
y a la vez, implicar la siguiente. Todos los sistemas descritos por el modelo de unidades
tendrán que interactuar de forma continua. Empero, ¿qué sucede si aparece
bruscamente una bajada empinada? Si usted no alcanza a percatarse, perderá el
equilibrio e, incluso, podría caer. Si está atento, ocurrirá una actualización cuerpo-
ambiente, y todas las funciones de este se reorganizarán en conjunto e implicación
mutua. Justamente a esto nos referimos al decir que el cuerpo y las situaciones que
vivencia son un solo sistema. El cuerpo y el ambiente están en constante interacción,
pero no como dos cosas externas e independientes entre sí, sino en implicación
continua.

En el modelo procesal de Gendlin (2003), el cuerpo juega un rol fundamental. Él


postula que “nuestros cuerpos se sienten a sí mismos viviendo en nuestras situaciones”
(p. 2), dándose cuenta de “la situación entera” (p. 2), conteniendo toda la información
de manera implícita en él. Toda experiencia se vive primero a nivel corporal y se
almacena como sensaciones sentidas que pueden ser explicitadas. El ser humano es
considerado, de ahora en adelante, conciencia corporeizada.

La teoría del Experiencing

Del análisis anterior del cuerpo, se desprende la importancia que el enfoque


experiencial le da a los procesos del cuerpo-ambiente, entendido como interacción.
Desde esta perspectiva, es el proceso el que hace a la estructura. Es durante esta
interacción continua entre el cuerpo y el ambiente la que da forma al propio sistema. La
interacción con el medio ambiente, vida corporal, sentimientos, significados cognitivos,
relaciones interpersonales y el sí mismo, son un mismo proceso (Gendlin, 1964). En
13

consecuencia, si queremos comprender de mejor manera el fenómeno de la vida y la


psicología humana, debemos poner atención a dicho proceso.

La Psicología descubrió la experiencia, y hasta entonces, había intentado


comprenderla mediante la conceptualización del mundo. El lenguaje y la cultura fueron
el principal acceso a la experiencia y a la conciencia, donde el orden y comprensión de
estas viene dado por las interpretaciones culturales y lingüísticas (Gendlin, 2003). Sin
embargo, el significado de la experiencia (o de las cosas experienciables), era
entendido como un orden impuesto desde fuera. Autores como Eugene Gendlin, han
intentado enmendar la noción del proceso de significación, cargándolo de “valores
relativos al organismo, al proceso vivencial y experiencial del individuo” (Dufey, 2009,
p.5), en contrapartida a la idea de significado de “algo que está fuera de los sujetos
[…], a lo cual accedemos mediante la razón, o un acto cognitivo abstracto” (Dufey,
2009, p.5).

En contraste a los reduccionismos positivistas y posmodernos, Gendlin nos


muestra que podemos tener acceso a la experiencia mediante nuestros cuerpos
(Gendlin, 1992, como se citó en Gendlin, 2003). En Psicología, la experiencia se
emplea para denominar un suceso psicológico en concreto, sin embargo, desde una
mirada de proceso, Gendlin propone el término Experiencing (Gendlin, 1964). La
partícula “ing” (en inglés) se utiliza para visualizar la experiencia en términos de
proceso, lo que en español se suele traducir por gerundios “experienciando” o
“vivenciando”.

Eugene Gendlin (1964) ha sistematizado una teoría de la experiencia, siempre


considerada como un proceso sentido corporalmente. Esta teoría considera que el
experiencing “constituye la preocupación básica del fenómeno psicológico” (p.11), pero
a diferencia de la palabra “experiencia”, esta se piensa como un proceso de eventos
concretos siempre en marcha y en constante actualización. Como el experiencing es un
fenómeno amplio y complejo, Gendlin definió aspectos más específicos de este,
algunos de los cuales ya han sido explicados a lo largo de este ensayo. A continuación,
se presentarán diversas formas de experiencing que ha descrito Eugene Gendlin en su
Teoría del Experiencing.
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Lo implícito, es la forma de experiencing concretamente sentida. Como


explicamos antes, es un tipo de conocimiento, que se encuentra como sensaciones
sentidas (felt sense en inglés), implícito en el cuerpo de manera pre-simbólica. Este
proceso se encuentra siempre en el presente, con el pasado y el futuro intrincados.
Eugene Gendlin (1964) sostiene que la mayoría de los procesos vitales y el
comportamiento ocurren sostenidos en este contenido implícito.

Las sensaciones sentidas, son significados que se sienten con el cuerpo. Estas
guían el proceso de explicitación de la mayoría del contenido que logramos simbolizar
verbalmente. Es un todo complejo más amplio que la cognición, es decir, con las
sensaciones sentidas siempre hemos contenido mucho más significado implícito de lo
que podemos explicitar con símbolos (Gendlin, 1964). Es difícil capturar todo el
significado de una sensación sentida en una sola palabra. Además, la sensación
sentida es cambiante; es posible sentir como esta “se mueve” de un lugar a otro del
cuerpo (este fenómeno es más fácil notarlo en terapia de focusing). También es
consciente (Gendlin, 1999). Así como se siente con el cuerpo, se siente en la
consciencia. Por último, es individual, pues dice relación con la experiencia única de
vida.

El referente directo es la manera de referirse a este contenido implícito; es


cuando nos dirigimos con nuestra atención directamente a un experiencing en concreto,
poniendo en marcha nuestro proceso del sentimiento. Implica la formulación, mediante
símbolos, de una experiencia en curso. (Gendlin, 1964; López, 2018)

La interacción entre los significados implícitos y explícitos (símbolos sonoros o


visuales) es un experiencing imprescindible para llevar adelante el proceso de
simbolización completo. Eugene Gendlin (1964) sostiene que “los símbolos deben
actuar con el sentir antes de darle un significado” (p.14). Si bien los símbolos significan
algo, este significado no tiene sentido si no está interactuando con el experiencing
corporal. Por otro lado, y al mismo tiempo, los significados sentidos están incompletos
si no interaccionan con los símbolos. El contenido implícito contiene innumerables
aspectos, pero este no está conceptualmente formado, explícito y luego oculto, sino que
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se encuentra de manera preconceptual, y requiere interactuar con símbolos (explicitar)


para poner en marcha el proceso corporalmente sentido (Gendlin, 1964).

Carrying forward (autopropulsión, o llevar adelante en español), es un proceso


de “ponerse en marcha” de un contenido implícito, corporalmente sentido gracias a
símbolos y significados sentidos. Como dijimos antes, un proceso es llevado adelante
cuando el contenido implícito interacciona con símbolos y es explicitado (Barceló,
2008). En este proceso, se experimenta una continuidad corporal. Este concepto,
implica que el organismo lleva adelante activamente los procesos vitales de desarrollo
del ser humano (López, 2018). Cuando el proceso es puesto en marcha, este es
impulsado en una dirección que no es predicha ni forzada, y tiene su propia dirección
(Gendlin, 1964; 1999).

En suma, podemos notar que el experiencing es fundamentalmente interacción.


Por lo tanto, el sujeto humano se configura como un proceso constante, donde el
cuerpo-ambiente es un solo sistema que emerge durante la interacción. El vivenciar de
los individuos es interacción entre sentimientos y símbolos, así como en los procesos
vitales físicos son interacción entre cuerpo y ambiente. En la Teoría del Experiencing,
los sucesos psicológicos se conceptualizan como un proceso de interacción de eventos
concretos y presentes (situaciones que involucran la vida corporal, sentimientos,
significados cognitivos, etc.), los que son el objeto de estudio de la Psicología
experiencial (Gendlin, 1964).

Para comprender el cambio psicológico desde la perspectiva de Eugene Gendlin,


es necesario conocer qué son y de qué manera ocurren los sucesos psicológicos. Los
distintos tipos de experiencing descritos por este autor, nos ayudan a visualizar el
proceso del sentimiento en constante interacción con los sucesos de la vida. Sin
embargo, el cambio psicológico no sucede mediante la mera comprensión y utilización
de conceptos, por lo que el entendimiento del experienciar, en sus distintas formas, no
es suficiente. En consecuencia, Gendlin, en palabras de Barceló (2008), “diseñó […] un
método para poder enseñar el proceso de cambio y desarrollo personal y facilitar a las
personas la conexión con su experiencia interna” (p.20).
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El Focusing
Eugene Gendlin desarrolló un método práctico para poder ayudar a las personas
a conectarse con su experienciar (Barceló, 2008). Esta técnica es denominada focusing
(focalizar en español), y es “el proceso total que sobreviene cuando el individuo se
dirige al referente directo del experienciar” (Gendlin, 1964, p.15). En otras palabras, el
focusing implica hacer emerger una sensación sentida (felt sense), reconocerla,
dirigirse directamente a ella e intentar poner en marcha el proceso del sentimiento con
la utilización de símbolos.

Eugene Gendlin había notado que aquellos que podían referirse a la sensación
sentida en las primeras sesiones de terapia, tenían mayores probabilidades de éxito al
final de esta, por lo que desarrolló el método del focusing para poder ayudar a quienes
tenían más dificultades para concientizarse de ella. En efecto, varios estudios han
confirmado lo que Gendlin observó en sus primeros trabajos clínicos con Rogers
(Gendlin, 1999; Parker, 2007).

Durante una terapia de focalización, se puede experienciar cómo una sensación


corporal, al comienzo ambigua y difusa, tiene significado implícito. Luego, se da un
proceso de simbolización, es decir, este referente se relaciona con símbolos (palabras,
imágenes, expresiones corporales), para después relacionar estos elementos
explicitados con aprendizajes, vivencias, recuerdos, y más, todos guiados por su
experienciar presente. Finalmente, el sujeto podrá sentir cómo la sensación sentida se
desplaza de un lugar del cuerpo a otro (López 2018). Gendlin (1964) describe a este
movimiento como un cambio corporalmente sentido, es decir, el significado de “eso”
cambió y es posible verificar ese cambio porque se siente en el cuerpo; es más que un
cambio lógico.

Mediante el Focusing, la persona se concentra en los componentes del proceso


del experiencing (Barceló, 2008). Con esta técnica, se explicita el experienciar para
llevar adelante una situación en concreto de la vida del paciente. Aunque la técnica del
focusing puede utilizarse para la terapia psicológica, también es empleada para
diversos fines, como la creación artística, escritura, y otras prácticas profesionales.
Thinking at the Edge (Pensando desde el Borde en español) es esta forma de
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desarrollar el contenido implícito de nuestros cuerpos, para articular una idea nueva
(Gendlin, 2009; Parker, 2007). Esto es posible porque el focalizar nos permite
posicionarnos al límite del surgimiento del conocimiento implícito. Pensar desde el
Borde es pensar con el cuerpo, con significados implícitos y así generar conceptos
explícitos auténticos y novedosos (Dufey, 2009; Gendlin, 2009).

En síntesis, el focusing es tanto un método terapéutico como una técnica útil


para poner en relieve los procesos del experienciar con un enfoque corporal. Es una
herramienta que moviliza el cambio psicológico mediante la focalización guiada por un
experto en focusing. A este respecto, Gendlin (1964) afirma que el cambio ocurre en
una dirección impredecible, autopropulsada y guiada por el proceso sentido del cliente.
En definitiva, el focusing reactiva el proceso del sentimiento que estaba inmóvil y pone
en marcha el cambio.

El cambio psicológico para Eugene Gendlin


Hasta este punto, hemos señalado los cimientos filosóficos que están a la base
del pensamiento de Eugene Gendlin. Además, hemos explicado la teoría de la
experiencia propuesta por el autor denominada Experiencing, la cual consiste en
visualizar el vivenciar como un constante proceso de interacción entre
sensaciones/símbolos y cuerpo/ambiente. Luego, se expuso un método práctico,
mediante el cual se busca acompañar a un paciente en su proceso experiencial,
consiguiéndose como resultado la movilización de un proceso corporalmente sentido,
es decir, generando un cambio psicológico. A este método diseñado por Gendlin se le
llamó Focusing.

Ahora bien, se deben comprender algunas características del proceso del


sentimiento que hacen el cambio posible. Dentro de la teoría del experiencing, existe un
concepto muy importante que impulsa y guía el proceso de cambio. Este es la
autopropulsión o carrying forward explicado anteriormente. La capacidad
autopropulsora del sí mismo es el motor natural del cambio, sobre la cual se apoya la
terapia de Focusing. Es decir, al focalizar, se logra poner en marcha un proceso sentido
de significación, y, a veces, se reactiva un proceso que se encontraba detenido
(Gendlin, 1964). En consecuencia, cuando el individuo se compromete con la
18

focalización de un referente, el proceso del sentimiento autopropulsado puede sentirse


corporalmente como un movimiento de este referente, y podrán descubrirse nuevos
pensamientos, sentimientos y recuerdos.

Cuando sucede el movimiento de un referente directo, Gendlin (1964) afirma que


existe un cambio. Recordemos que, en el experienciar, los significados sentidos están
incompletos, implícitos en el cuerpo, y estos pueden ser puestos en marcha mediante la
interacción con símbolos. Empero, la persona sólo puede simbolizar aquello que ya
está funcionando implícitamente; en una situación normal, siempre existen procesos
implícitos que pueden ser llevados adelante. En cambio, algunas veces podemos
encontrarnos con lo que los psicólogos han denominado experiencias reprimidas,
inconscientes, o negadas. Para Eugene Gendlin (1964), este aspecto del experienciar
está estructurado rígidamente y “no son experiencing” (p.29). Desde un punto de vista
externo, Gendlin lo describe como si muchos aspectos del experiencing estuvieran
desaparecidos, es decir, los funcionamientos implícitos deberían estar ahí, pero sólo
podemos notar aquellos procesos que escapan a la estructura rígida. En consecuencia,
los aspectos que se encuentran en una estructura rígida “no están en proceso” (p.30),
pues estos se encuentran congelados.

Anteriormente, hemos dicho que los psicólogos clínicos describen que los
“contenidos inconscientes” llegan a ser “conscientes”, pero no han logrado dar una
explicación a este fenómeno. Eugene Gendlin (1964), por su parte, explica que los
procesos que se encuentran congelados pueden volver a ponerse en marcha mediante
una reconstitución procesal.

Una reconstitución procesal ocurre cuando los aspectos de un proceso que


estaban congelados logran ponerse en marcha funcionando implícitamente (Gendlin,
1964). La reconstrucción procesal, implica que ciertos contenidos deben ser
simbolizados antes que otros. Es decir, existe una jerarquía en el proceso de
descongelamiento debido a que no se pueden simbolizar aquellos procesos sentidos
que se encuentran detenidos. Para lograr una reconstrucción, la simbolización de unos
contenidos debe facilitar la reconstrucción de procesos detenidos para que funcionen
implícitamente y puedan ser simbolizados posteriormente.
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Entonces, un experienciar puede ser llevado adelante con símbolos o sucesos


que interactúen con aspectos implícitos del proceso. Por otro lado, el experienciar
resultante podría implicar aspectos congelados que comenzarán, poco a poco, a
reconstruirse, como si fuera una cadena de simbolizaciones (Gendlin, 1964).

Mientras el paradigma de la represión no explica cómo una persona logra


hacerse consciente de un contenido reprimido, Eugene Gendlin (1964) propuso que,
cuando la estructura se ha vuelto rígida y el experienciar ha dejado de funcionar
implícitamente, el individuo no puede responderse a sí mismo, “ni llevar adelante su
propio experienciar” (p.33). Normalmente, las personas no son capaces de reconstruir
su propio experiencing por sí solas. Estas, necesitan primero respuestas para
reconstituir el proceso de interacción de esos aspectos congelados. Pero ¿de dónde
vienen estas respuestas?

La relación interpersonal produce una diferencia en el experienciar. Los modos


de experienciar suelen ser distintos estando solos que en compañía. En efecto, la
persona puede sentirse censurada o incluso puede ser capaz de tolerar de mejor
manera algunas situaciones desagradables estando con alguien que le brinde
seguridad (Gendlin, 1964). Las respuestas que brinda un otro exceden a nuestro
experienciar, promueve y actualiza nuestro proceso, poniendo en marcha nuevos
aspectos de este.

Como se mencionó en los capítulos anteriores, el proceso vital básico es


interacción cuerpo/ambiente. Así mismo, el modelo procesal experiencial considera que
el experienciar es una interacción entre sentimientos y sucesos (sonidos, palabras,
conductas, gestos, etc). Por lo tanto, las respuestas que brindan otras personas afectan
el modo de experienciar de los sujetos (Gendlin, 1964). Por lo tanto, “si hay una
respuesta, habrá un proceso de interacción en marcha” (p.30). Cuando ciertos aspectos
del proceso se encuentran congelados, el experienciar no funciona implícitamente, de
tal manera que el individuo es incapaz de responderse a sí mismo. Por lo tanto, la
persona necesita, primero, respuestas para poder reconstruir el proceso de interacción
de los aspectos detenidos (Gendlin, 1964).
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Las personas en general no pueden responderse a sí mismas, pues estas


respuestas son “una estructura totalmente cristalizada” (Gendlin, 1964, p.33) que no
lleva adelante el proceso corporalmente sentido. En cambio, “se debe responder […]
[al] experienciar que está funcionando, no a la estructura” (p.33). De ahí que el
terapeuta de Focusing esté entrenado en reflejar respuestas que apunten a los
aspectos del experienciar que sí funcionen implícitamente, pues sólo así es posible
llevar adelante dicho proceso y reconstruir el proceso congelado.

El cambio comienza desde el estar experienciando diferente. Las respuestas del


terapeuta (palabras, gestos, técnicas de reflejo) ayudan en la medida en que
interactúan y ponen en marcha el experienciar (siempre en proceso) del paciente
(Gendlin, 1964). Sin embargo, esto no quiere decir que el cambio no pueda ocurrir fuera
de la terapia psicológica. Los sucesos que interactúan con el experienciar de los
individuos también pueden poner en marcha el proceso del sentimiento y generar
cambios en la personalidad. El cambio psicológico es la diferencia producida por las
respuestas de otros (sucesos) que ponen en marcha el experienciar concreto del sujeto.
La relación interpersonal es necesaria para reconstruir el proceso congelado, de tal
manera que la persona pueda llevar adelante su auto-proceso (Gendlin, 1964).

Por último, es necesario aclarar qué son los contenidos de la personalidad desde
la perspectiva del modelo procesal. El paradigma del contenido presente en las teorías
psicológicas clásicas considera a los contenidos de la personalidad desde una
perspectiva objetiva, es decir, como si fueran objetos estables que se mantienen en el
tiempo. Sin embargo, Eugene Gendlin (1964) plantea que los contenidos sólo pueden
pensarse como tal en términos de proceso. Esto significa que los contenidos son
aquellos aspectos de un proceso sentido que está siendo llevado adelante. Dicho de
otro modo, sólo podemos hablar de contenidos de la personalidad en la medida en que
los procesos sentidos de un experienciar en concreto están interactuando con sucesos
(como por ejemplo con símbolos verbales y situaciones de la vida cotidiana).

Recordemos que los símbolos verbales representan un experienciar sentido


implícitamente, aunque de manera más simple, y que, además, sólo podemos referirnos
a aquellos procesos sentidos que no están congelados. Por lo tanto, cuando los
21

significados sentidos se ponen en marcha y se ha reconstruido un proceso congelado,


se vivencia un constante cambio del contenido. Los procesos detenidos no son
contenidos pues no tienen procesos funcionando implícitamente. Estos son estructuras
rígidas que no pueden interactuar con sucesos, ni simbolizarse. Los significados
generales que se dan a este supuesto contenido no son aspectos que formen parte del
proceso en ese momento (Gendlin, 1964).

Con la discusión anterior no queremos decir que los contenidos de la


personalidad no puedan ser “significados simbolizados con implicancias lógicas”
(Gendlin, 1964, p.34), sino que los psicólogos tienden a reducirlos y descuidar el hecho
de que los contenidos son aspectos procesales.

En suma, el cambio psicológico sucede en las relaciones con otros, donde las
respuestas interpersonales (como otros sucesos) interactúan con el experienciar
implícito y ponen en marcha un proceso concreto. El cambio de los contenidos
(aspectos procesales) es un cambio sentido corporalmente como un desplazamiento
del referente directo, y este llevar adelante puede reconstruir los aspectos congelados
del proceso. De esta manera, a partir de experienciar de un modo diferente, el individuo
puede llegar a sentir cómo algo nuevo surge desde el cuerpo. Las soluciones provienen
de allí, de la interacción que logra poner en marcha su experienciar produciendo,
finalmente, un cambio de personalidad.

Conclusión
En este ensayo monográfico, se ha desarrollado el enfoque experiencial de
Eugene Gendlin, que, en psicología, presenta una visión del fenómeno psicológico
encarnado, es decir, que considera que toda experiencia se vive primero a nivel
corporal. En consecuencia, Eugene Gendlin planteó una teoría desde la cual poder
interpretar la experiencia con una perspectiva de proceso, la que se conoce como
Teoría del Experiencing. En esta, el experienciar (experiencing) constituye el fenómeno
básico de la Psicología y la personalidad, ya que, mediante el cuerpo, en constante
interacción con el ambiente, podemos tener acceso a los fenómenos de la vida
humana. Desde esta mirada, la estructura de lo vivo es algo que surge del proceso
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interactivo del cuerpo ambiente; la experiencia es interacción y podemos tener acceso a


ella mediante nuestros cuerpos.

Luego, podemos concluir que la Teoría del Experiencing es útil para reinterpretar
el fenómeno del cambio de la personalidad puesto que nos presenta un marco
conceptual para comprender el experienciar desde una visión de proceso enfocado en
el cuerpo. Los conceptos de la felt sense (significado sentido) y el carrying forward
(llevar adelante o poner en marcha) nos permiten dar una explicación de cómo la
interacción de sentimientos y sucesos ponen en marcha un proceso de cambio. Así
pues, podemos decir que el cambio psicológico sucede cuando un significado sentido,
al cual nos estamos refiriendo directamente, se moviliza gracias a la interacción con
sucesos que responden al contenido implícito del cuerpo.

Consecuentemente, es importante comprender que el cambio de personalidad


también puede suceder cuando las estructuras que estaban congeladas vuelven a
funcionar implícitamente. La teoría de Gendlin reformula lo que él ha llamado el
paradigma de la represión, proponiendo que, lo que las corrientes tradicionales de la
psicología han entendido como contenidos reprimidos, son en realidad estructuras
congeladas que dejan de estar en proceso, pero que pueden ponerse en marcha
mediante una reconstitución procesal consecuencia de poner en marcha aspectos
implícitos funcionales que se encuentren implicados con dicha estructura.

Además, se ha determinado que los contenidos son aspectos procesales de un


experienciar concreto, dejando de lado el modelo de unidades y objetos. Esto
corresponde a la reformulación del paradigma del contenido en términos de proceso y
con una mirada experiencial.

(Lo amarillo debería borrarlo? Me da la sensación de que no es tan importante)

Finalmente, se puede destacar la importancia de las relaciones interpersonales


para que se produzca un cambio de personalidad. Se ha argumentado que esto se
debe a que las respuestas que otro da a nuestro proceso implícito, ponen en marcha el
experienciar excediendo nuestras auto-limitaciones. Por esta razón, el focusing en
psicoterapia es una herramienta útil para favorecer un cambio de personalidad, ya que
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el psicoterapeuta busca acompañar el experienciar del paciente relevando los aspectos


del proceso que funcionan implícitamente. De manera similar, puede resultar
beneficioso incluir otros métodos con enfoque corporal a las terapias clínicas. La
práctica de yoga, meditación y técnicas de respiración también dirigen la atención de la
persona para sentir el cuerpo (o sentirse cuerpo), permitiendo experienciar el momento
presente. Sería interesante ahondar en investigaciones en relación la manera en que a
estas y otras prácticas corporales pueden utilizarse para nutrir el desarrollo de las
psicoterapias con enfoque experiencial.

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