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Historia 3
Historia 3
Argentina indígena: La población del actual territorio argentino a la llegada de los españoles a
principios del siglo XVI sumaba unas 330.000 personas agrupadas en una veintena de grupos étnicos.
Los habitantes del Noroeste, de las Sierras Centrales y de la Mesopotamia practicaban la agricultura,
mientras que el resto del territorio estaba ocupado por grupos de cazadores-recolectores. Las
culturas más extendidas fueron los diaguitas al Noroeste, los guaraníes, los tupíes, los tobas y los
guaycurúes en el Noreste, los pampas en el centro y los tehuelches, mapuches y onas en el Sur.
Conquista y colonia (1492-1776): En 1536 Don Pedro de Mendoza fundó Santa María de los Buenos
Ayres, la primera ciudad argentina. La miseria y el hambre doblegaron a Mendoza y su gente y
Buenos Aires quedó despoblada hasta su segunda fundación por Juan de Garay en 1580. Las
ciudades argentinas fueron fundadas por conquistadores que provenían de distintas zonas de
América. La corriente pobladora del este, llegada desde España, tomó como base de operaciones la
ciudad de Asunción y fundó las ciudades litorales. La que vino desde el Perú ocupó el Tucumán,
como se llamaba entonces a todo el Noroeste argentino. Las ciudades cuyanas fueron fundadas por
la corriente proveniente de Chile.
Virreinato (1776-1810): Lo que hoy es la Argentina perteneció al virreinato del Perú hasta que en
1776 el rey Carlos III creó el Virreinato del Río de la Plata, cuyo primer virrey fue Pedro de Ceballos.
La capital, Buenos Aires, se convirtió en un gran puerto comercial y se incrementó notablemente la
exportación de cueros, tasajo y de la plata proveniente de las minas del Potosí. El sistema de
monopolio impuesto por España prohibía comerciar con otro país que no fuera la propia España.
Esto encarecía notablemente los productos y complicaba la exportación al tiempo que fomentaba el
contrabando a gran escala. En 1806 y 1807 se produjeron dos invasiones inglesas, que fueron
rechazadas por el pueblo de Buenos Aires, alistado en milicias de criollos y españoles. En cada
milicia, los jefes y oficiales fueron elegidos democráticamente por sus integrantes. Las milicias se
transformaron en centros de discusión política.
Revolución e Independencia (1810-1820): Las invasiones inglesas demostraron que España estaba
seriamente debilitada y que no podía ni abastecer correctamente ni defender a sus colonias. La
ocupación francesa de España por Napoleón, la captura del Rey Carlos IV y su hijo Fernando VII y la
caída de la Junta Central de Sevilla decidieron a los criollos a actuar. El 25 de mayo de 1810 se formó
la Primera Junta de gobierno presidida por Cornelio Saavedra, que puso fin al período virreinal.
Mariano Moreno, secretario de la Junta, llevó adelante una política revolucionaria tendiente a
fomentar el libre comercio y a sentar las bases para una futura independencia.
Entre 1810 y 1820 se vive un clima de gran inestabilidad política. Se suceden los gobiernos (Primera
Junta (1810), Junta Grande (1811), Triunviratos (1811-1814) y el Directorio (1814-1820) que no
pueden consolidar su poder y deben hacer frente a la guerra contra España. En esta lucha se
destacaron Manuel Belgrano, José de San Martín, llegado al país en 1812, y Martín Miguel de
Güemes. Las campañas sanmartinianas terminaron, tras liberar a Chile, con el centro del poder
español de Lima. El 9 de julio de 1816 un congreso de diputados de las Provincias Unidas proclamó la
independencia y en 1819 dictó una constitución centralista que despertó el enojo de las provincias,
celosas de su autonomía.
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Era de Rivadavia (1820-1829):A partir de 1819 en el país se fueron definiendo claramente dos
tendencias políticas: los federales, partidarios de las autonomías provinciales, y los unitarios,
partidarios del poder central de Buenos Aires. Estas disputas políticas desembocaron en una larga
guerra civil cuyo primer episodio fue la batalla de Cepeda en febrero de 1820, cuando los caudillos
federales de Santa Fe, Estanislao López, y de Entre Ríos, Francisco Ramírez, derrocaron al directorio.
A partir de entonces, cada provincia se gobernó por su cuenta. La principal beneficiada por la
situación fue Buenos Aires, la provincia más rica, que retuvo para sí las rentas de la Aduana y los
negocios del puerto.
Época de Rosas (1829-1852): En 1829 uno de los estancieros más poderosos de la provincia, Juan
Manuel de Rosas, asumió la gobernación de Buenos Aires y ejerció una enorme influencia sobre
todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, retuvo el poder en forma autoritaria,
persiguiendo duramente a sus opositores y censurando a la prensa, aunque contando con el apoyo
de amplios sectores del pueblo y de las clases altas porteñas. Durante el rosismo creció
enormemente la actividad ganadera bonaerense, las exportaciones y algunas industrias del interior
que fueron protegidas gracias a la Ley de Aduanas. Rosas se opuso a la organización nacional y a la
sanción de una constitución, porque ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras al
resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña.
Buenos Aires y la Confederación (1852-1862): Justo José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos,
una provincia productora de ganado como Buenos Aires que se veía seriamente perjudicada por la
política de Rosas, que no permitía la libre navegación de los ríos y frenaba el comercio y el desarrollo
provinciales. En 1851, Urquiza se pronunció contra Rosas y formó, con ayuda brasileña, el Ejército
Grande con el que derrotó definitivamente a Rosas en Caseros el 3 de febrero de 1852. Urquiza
convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución
Nacional. Pero aunque ya no estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los
mismos y Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina dieron un golpe de estado, conocido como la «Revolución
del 11 de Septiembre de 1852». A partir de entonces, el país quedó por casi diez años dividido en
dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná).
La separación duró casi diez años, hasta que en septiembre de 1861, el líder porteño Bartolomé
Mitre derrotó a Urquiza en Pavón y unificó al país bajo la tutela porteña.
Organización nacional (1862-1880): Luego de la batalla de Pavón se sucedieron los gobiernos de
Bartolomé Mitre (1862-68), Domingo F. Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880),
quienes concretaron la derrota de las oposiciones del interior, la ocupación del todo el territorio
nacional y la organización institucional del país fomentando la educación, la agricultura, las
comunicaciones, los transportes, la inmigración y la incorporación de la Argentina al mercado
mundial como proveedora de materias primas y compradora de manufacturas.
Actividades:
1) Lee el texto y subraya las ideas principales.
2) Selecciona palabras claves para cada período histórico.
3) Elabora una línea de tiempo sobre la etapa analizada e incluye las palabras claves.
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La división internacional del trabajo Así como Adam Smith había teorizado sobre la división del
trabajo en la fábrica, para que la especialización hiciera más rentable la explotación, del mismo
modo se planteó en el siglo XIX la división del trabajo entre las distintas naciones del globo. Según
las teorías europeas –adoptadas por países no europeos, como el nuestro– Europa, que tenía gran
cantidad de población, capitales y recursos minerales, debía dedicarse a la industria. En cambio, las
antiguas colonias –cuya independencia era apoyada por los economistas, a fin de que entren en el
sistema de librecambio– tenían tierras más baratas, lo que las hacía más aptas para la producción de
materias primas y alimentos para la Europa industrializada. Pese a la resistencia de los productores
agropecuarios europeos a aceptar el librecambio, porque esto significaba su desprotección frente a
otros productos de menor precio, primaron los intereses de los industriales. A éstos les convenía que
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bajaran los precios de los alimentos básicos porque, como a los obreros se les pagaba un salario
equivalente a la comida que necesitaban para alimentarse, al depreciarse el trigo y la carne, podrían
al mismo tiempo disminuir los sueldos y aumentarían sus ganancias. A quienes no les convenía la
división internacional del trabajo era a los pueblos no industrializados: la materia prima –según lo
que ya había afirmado Adam Smith– no es la verdadera riqueza de las naciones, sino los productos
elaborados, que daban trabajo a mayor cantidad de personas y producían acumulación de capitales.
Pero esto no fue visualizado en muchos países –el nuestro, por ejemplo– porque las clases
propietarias prefirieron la ganancia fácil, sin mucha inversión, que les proporcionaba la explotación
agropecuaria en las grandes extensiones de tierra que poseían. Y la acumulación de capital que estas
ganancias (extraordinarias, en las dos últimas décadas del siglo XIX) no fue invertida en general
productivamente en industrias –que daban menor margen de beneficio que el campo– sino en
artículos de lujo y de placer. Ya en el siglo XX los precios de las materias primas bajaron y los de los
productos manufacturados siguieron elevándose, y la balanza comercial de estos países se deterioró.
Para sumarse a la división internacional del trabajo y con el objetivo de «modernizarse», los países
productores de materias primas debieron transformar su estructura: instalar ferrocarriles, construir
mejores puertos, mejorar los medios de comunicación. El ferrocarril se transformó en el «símbolo
del progreso», y todos los estados latinoamericanos del siglo XIX comenzaron la construcción de vías
férreas. Esto se hizo, siendo nuevamente beneficiados los países industrializados con los préstamos
que se otorgaron a los gobiernos, con la exportación de ferrocarriles y demás implementos, y con la
exportación de mano de obra, que buscaba trabajo en los nuevos países.
Los sindicatos fueron aceptados en Inglaterra, dijimos, a partir de 1825; en Francia recién fue
anulada su prohibición en 1864 –ya que Napoleón III permitió a partir de 1860 un mayor desarrollo
sindical, para ganarse el apoyo de los obreros–, y en Alemania en 1869. A finales del siglo XIX son
reconocidos como representantes legítimos de los trabajadores, que ya se organizan en gremios
locales, regionales, nacionales, e incluso en una unión internacional. Los sindicatos son asociaciones
que comenzaron siendo obreras y se extendieron luego a otros trabajadores (empleados, rurales, de
diferentes servicios) en los que la agrupación se realiza por rama de ocupación u oficio, y su objetivo
es obtener mejores condiciones de trabajo y de vida por medio de contratos o convenios colectivos
en los que se determinan los salarios, los horarios, las vacaciones, la protección contra el despido
arbitrario, y la organización para crear fondos en casos críticos (solventar huelgas y la alimentación
básica de los compañeros), mejorar su sistema de salud y todo lo que se pueda hacer para el
bienestar de los trabajadores y sus familias. La primera Asociación Internacional de Trabajadores
(AIT) surgió en 1864 con la unión entre asociaciones obreras inglesas (más fuertes) y francesas,
quienes habían enviado una delegación obrera a la Exposición Universal de Londres de 1862, y con la
representación belga y suiza. El papel de Carlos Marx (de quien hablaremos más adelante) en esta
asociación fue muy importante, porque quería fortalecer a través de la misma al movimiento obrero.
Los exhortó a la unión: «Proletarios del mundo: uníos!». Esta I Internacional reunía los delegados en
congresos anuales en diferentes ciudades europeas, y tenía su sede del Consejo General en Londres.
Se disolvió después de las disidencias con los anarquistas y su escisión en 1872. En 1889 se formó la
II Internacional, con sede en Bruselas, y que duró hasta la Primera Guerra Mundial. A fines del siglo
pasado, las asociaciones obreras se diferenciaron ideológicamente en tres tendencias básicas: las
sindicalistas revolucionarias, las socialistas y las anarquistas. 3.
El sindicalismo revolucionario
Los primeros socialistas Los abusos de los capitalistas sobre los obreros, la miseria y la
desprotección en los que éstos vivían, llevó a distintos pensadores y dirigentes políticos a buscar la
transformación del sistema capitalista de propiedad privada, para lograr una sociedad más justa. El
socialismo que surgió en el siglo XIX, (aun con diferencias organizativas e ideológicas más o menos
importantes entre las distintas tendencias) sostiene que el derecho de propiedad debe estar
fuertemente limitado; que los obreros deben controlar los principales recursos económicos, y que
esto se debe llevar a cabo para que exista una igualdad no sólo jurídica y política (como afirman los
liberales) sino fundamentalmente social, para que haya una real igualdad de oportunidades entre los
seres humanos. Porque muchas de las libertades individuales del liberalismo (como la de estudiar y
formarse, elegir entre diferentes modos de vida o de trabajo, el derecho de propiedad) pueden ser
detentadas por quienes tienen cierta capacidad económica mínima. El término comunismo comenzó
a usarse como sinónimo de socialismo en Francia en 18399 . También en esta época comenzó a
denominarse socialistas utópicos a los socialistas, pero el término «utópico10» fue instalado cuando
Marx y Engels denominaron «socialistas utópicos» a los primeros socialistas, en contraste con el
«socialismo científico» que ellos propugnaban.
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El socialismo de la segunda mitad del siglo XIX fue proclamado «científico» por Carlos Marx (1818-
1883) y Federico Engels (1820-1895) en contraposición a los socialismos anteriores, que no tenían
base teórica seria ni profunda.
• Algunos conceptos de la teoría marxista Ambos elaboraron una explicación del mundo –el
materialismo dialéctico– y una explicación de la historia, el materialismo histórico. Según la primera
el mundo es material, su conocimiento es posible, y su naturaleza está en constante cambio y
movimiento, con contradicciones internas que surgen de la lucha entre aquello que nace y se
desarrolla, y aquello que declina y muere. De acuerdo al materialismo histórico, el curso de la
historia se desarrolla siguiendo leyes precisas, teniendo bases materiales. Afirma que la estructura
social y la vida colectiva son determinadas por la estructura económica. Postuló la lucha de clases
como motor de la historia y de la transformación de la sociedad. Según la teoría de Marx, en el
capitalismo el hombre está alienado por la «deshumanización» del trabajo en la fábrica, en la cual el
hombre ya no es dueño de su trabajo creativo.
. El anarquismo
El revolucionario ruso Mijail A. Bakunin (1814-1876) fue uno de los fundadores del anarquismo
moderno. Había sido condenado a muerte por la Rusia zarista pero, tras su destierro en Siberia, logra
ir a Londres, donde conoce a Marx e integra con él la I Internacional. Pero pronto chocarán, porque
Bakunin lucha por la destrucción de toda autoridad política o religiosa –incluso la disolución del
Consejo General de la Internacional, ya que éste consideraba que las distintas seccionales nacionales
y locales debían tener un carácter autónomo– y prefiere no colaborar con políticos o movimientos
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burgueses. En cambio, Marx prefería apoyar a los movimientos burgueses siempre que éstos
favorecieron los intereses de los trabajadores.18 Los anarquistas intentaron fundar una nueva
Internacional, después de la disolución de la primera, pero fracasaron. Sin embargo, se fue
propagando su accionar en el movimiento obrero organizado, formando grupos secretos para la
acción directa. Ésta consistía en el asesinato político de jefes de gobiernos, reyes o personas con
gran poder político, social o económico. En 1881 un atentado anarquista asesinó al zar ruso
Alejandro II; los hechos terroristas ocurrían en toda Europa, pero eran más frecuentes en Italia y
España. Ejercían «propaganda por el hecho», pero se trataba en general de acciones individuales. De
todos modos, el anarquismo sumó numerosos trabajadores industriales, que comenzaron a
organizarse no ya por oficio sino por rama industrial, para luchar por los derechos de los
trabajadores. Había diferencia entre los objetivos de distintas corrientes anarquistas; algunas
propiciaban más la acción individual y otras más la huelga general, la revolución, o simplemente la
acción mutualista para beneficio de los obreros. Los países con mayor predominio anarquista entre
los obreros fueron España, Italia, Francia y Estados Unidos; los gobiernos, aterrorizados, procedieron
a la represión indiscriminada, ejecutando a sospechosos. Por ejemplo, en 1886, se asesinó en
Chicago a cuatro dirigentes anarquistas, y en 1927 se ejecutó a los anarquistas Sacco y Vanzetti,
acusados de un asesinato que no habían cometido (recién cincuenta años después se reconoció su
inocencia). A la Argentina llegaron anarquistas, socialistas y sindicalistas revolucionarios con la gran
inmigración de finales del siglo XIX; incidieron en la organización de la clase obrera argentina, que se
vio reflejada la lucha entre las distintas tendencias y en las primeras leyes para el obrero en el siglo
XX. Fueron reprimidos y repudiados por los gobiernos, que hicieron leyes para expulsarlos de los
países adonde inmigraban.
Los Imperialismos
Entenderemos por Imperialismo al periodo histórico en el que las principales potencias
establecieron dominación efectiva sobre amplios territorios, organizando su administración
y afrontando costosas guerras y otros gastos para asegurar su posesión. Este periodo
comienza con la madurez del capitalismo hacia 1880 y con diversas variantes se prolonga
hasta los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, donde tuvo lugar el proceso de
descolonización e independencia de los países africanos y asiáticos.
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En https://elpasadodeltiempohmc.wordpress.com/2018/12/16/la-era-del-imperialismo-1870-1914/
como instrumento político al desviar la atención de la población hacia conflictos externos, liberando
a las clases dirigentes de la presión social que implicaban las graves desigualdades que provocó la
industrialización y la migración.
Tecnológicas: El desarrollo de redes de comunicación cada vez más eficientes, como el ferrocarril, la
navegación a vapor, el telégrafo y el teléfono, ampliaron el horizonte nacional hacia realidades
distantes, pero que se fueron integrando progresivamente a la propia, unificándolas.
prensa y las escuelas. A la vez, aumentaron los conflictos de carácter limitado (en Marruecos, en los
Balcanes, etc)
En 1880 llegó al poder el general Julio A. Roca, quien consolidó el modelo económico
agroexportador y el modelo político conservador basado en el fraude electoral y la exclusión de la
mayoría de la población de la vida política. Se incrementaron notablemente las inversiones inglesas
en bancos, frigoríficos y ferrocarriles y creció nuestra deuda externa. En 1890 se produjo una grave
crisis financiera en la que se cristalizaron distintas oposiciones al régimen gobernante. Por el lado
político, la Unión Cívica Radical luchaba por la limpieza electoral y contra la corrupción, mientras
que, por el lado social, el movimiento obrero peleaba por la dignidad de los trabajadores desde los
gremios socialistas y anarquistas. La lucha radical, expresada en las revoluciones de 1893 y 1905, y el
creciente descontento social, expresado por innumerables huelgas, llevaron a un sector de la clase
dominante a impulsar una reforma electoral para calmar los ánimos y trasladar la discusión política
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de las calles al parlamento. En 1912, el presidente Roque Sáenz Peña logró la sanción de la ley que
lleva su nombre y que estableció el voto secreto y obligatorio.
Aunque en este sistema se cumplía con las formalidades electorales, la mayoría de la población
estaba excluida de las decisiones políticas, ya que desde el Estado se implementaron una serie de
mecanismos para garantizar la victoria del PAN y obstaculizar a la oposición el acceso al poder. Entre
los recursos más usuales se encontraba el fraude electoral, que consistía en realizar distintas
maniobras tendientes a falsear el resultado de las elecciones: se excluía a los opositores del padrón
electoral, se falseaban identidades, se ejercían presiones sobre el sufragante –dado que el voto no
era secreto sino “cantado”– y, si lo consideraban necesario, hasta se cambiaban las urnas o se
alteraban los resultados del escrutinio. En muchas ocasiones, el Gobierno Nacional intervenía los
gobiernos provinciales para asegurar el resultado de una elección. Estas prácticas políticas le
quitaron legitimidad a la democracia.
La crisis del régimen oligárquico
A fines de la década de 1880, los efectos de una grave crisis económica mundial repercutieron
seriamente en nuestro país. La expansión económica se detuvo, provocando la disminución de los
salarios, el aumento de la desocupación y el empeoramiento de las condiciones de vida de los
trabajadores. Al mismo tiempo, la élite gobernante se dividió, debido a que el poder de decisión se
había concentrado cada vez más en un pequeño grupo liderado por el entonces presidente de la
nación, Miguel Juárez Celman, quien además ocupaba la presidencia del PAN. En 1889, la oposición
al gobierno dio lugar al surgimiento de una nueva agrupación, la Unión Cívica.En 1890, la Unión
Cívica llevó a cabo la “Revolución del Parque”, que constituyó el primer cuestionamiento violento al
orden imperante desde 1880. Si bien la Revolución del Parque fue derrotada, el presidente Juárez
Celman tuvo que renunciar al cargo. La presidencia fue asumida por el entonces vicepresidente,
Carlos Pellegrini.
Luego de la Revolución, aparecieron fuertes tensiones entre los miembros de la Unión Cívica. Por
esta razón, en 1891 Alem y los sectores que lo apoyaban crearon la Unión Cívica Radical (UCR), que
exigió la vigencia plena de la Constitución, elecciones limpias y honestidad en la administración
pública. El movimiento se extendió desde Buenos Aires a distintas ciudades del país, y en 1893 y
1905 encabezó dos revoluciones armadas contra el gobierno que no lograron su objetivo. A
principios del siglo XX, la UCR amplió su base social con la incorporación de vastos sectores de las
nuevas clases medias que fueron surgiendo como producto de los cambios económicos y sociales:
pequeños comerciantes, empleados, chacareros.
El sector de la élite que llegó al gobierno en 1910 había entendido que “debía cambiar algo para no
perderlo todo”. Una de las reformas más urgentes estaba relacionada con la participación del pueblo
en la elección de los gobernantes, es decir, con el sistema electoral. El presidente Roque Sáenz Peña
impulsó en 1912 la sanción de la Ley General de Elecciones conocida como “Ley Sáenz Peña” que
estableció el voto secreto, universal y obligatorio para todos los ciudadanos varones de la República
Argentina.
La élite dirigente pensaba que la nueva ley daría legitimidad al sistema político dado que, por
primera vez, sería posible la participación de las minorías en el gobierno. Desde su perspectiva, las
nuevas fuerzas políticas del radicalismo y el socialismo se integrarían al sistema como tales, mientras
que los grupos conservadores tradicionales mantendrían el poder. Sin embargo, en 1916, en las
primeras elecciones nacionales realizadas de acuerdo
con la nueva ley electoral, se impuso la Unión Cívica Radical. Su principal dirigente, Hipólito Yrigoyen,
asumió la presidencia de la nación. El país comenzó así a transitar un nuevo camino hacia la
participación ampliada.
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Actividades:
a- ¿Por qué los gobiernos de este período fueron conservadores en lo Político y liberales en lo
económico? ¿Qué significa “gobierno de unos pocos”?
b- ¿Cuál era el pensamiento de la generación del 80? ¿Qué medidas favorecieron? Ejemplificar.
c- ¿Qué recursos utilizaron para perpetuarse en el poder? Caracterizar brevemente.
d- ¿Cuáles son las causas de la Crisis del Régimen Oligárquico? ¿A qué se llamó Revolución del
Parque? ¿Qué consecuencias provocó?
e- ¿Qué partido político importante surge en 1890? ¿Qué ideas plantea?
f- ¿Qué establecía la Ley Sáenz Peña?
g-Según lo leído, quienes sancionaron esta Ley ¿pensaron que iba a terminar con la elección de un
presidente radical?
1. Lean atentamente las interpretaciones propuestas e indiquen cómo explican los autores el
estallido de la Primera Guerra Mundial. Establezcan en qué aspectos ponen el acento a la
hora de dar su explicación de la guerra (económicos y culturales). Responda y luego citen un
fragmento para justificar su respuesta.
2. El mapa a) muestra a Europa antes de 1914 mientras que el mapa b) muestra a Europa luego
de la Primera Guerra Mundial: ¡¿Qué modificaciones observas en el mapa de 1919?
La Revolución Rusa
Lee el texto:
La Revolución Rusa es uno de los acontecimientos con mayor trascendencia en toda la Edad
Contemporánea y se le denomina así al conjunto de sucesos acontecidos entre febrero y octubre de
1917 que conlleva la destitución del régimen zarista y el establecimiento del comunismo como
nuevo sistema de gobierno.
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Actividades:
a)¿De qué forma llega al poder el radicalismo? ¿Qué sectores sociales apoyaban al nuevo gobierno?
b)¿Qué implicaba la consigna de Yrigoyen la “reparación nacional”?c) ¿Por qué los proyectos de ley
del gobierno quedaban sin sanción en el Congreso?4.La Reforma Universitaria:a)¿A qué se llamó la
Reforma Universitaria? ¿Qué reclamaban los estudiantes universitarios?b)¿Qué ideas justificaban las
peticiones de los estudiantes? ¿Qué querían cambiar?c)¿Cuál fue la importancia de este movimiento
estudiantil en la historia de la Educación superior?
Los trabajadores de los “Talleres Metalúrgicos Pedro Vasena e hijos”, se habían declarado en huelga
en diciembre de 1918 procurando una mejora salarial y la reducción de la jornada laboral a ocho
horas. La industria metalúrgica se había visto profundamente afectada por la Primera Guerra
Mundial e intentaba bajar costos. Los obreros, a su vez, pretendían obtener mejoras en sus
condiciones de trabajo y en sus salarios. La huelga pronto se convirtió en un conflicto sindical
generalizado que pasó a la historia como la Semana Trágica.
Vasena tenía sus depósitos en el barrio de Nueva Pompeya y sus talleres se encontraban en
Cochabamba y Rioja, barrio de San Cristóbal; en Pompeya es donde se desataron los primeros
enfrentamientos entre los huelguistas y las fuerzas de seguridad - policías y bomberos- que
secundaban la acción de los rompehuelgas y que dejaron el primer día cuatro muertos y cuarenta
heridos, todos del lado obrero.
El conflicto escaló, impulsado por la intransigencia patronal y de la Federación Obrera de la Región
Argentina (FORA) del V Congreso de tendencia anarquista, así como el accionar violento de
rompehuelgas contratados por las patronales, hasta que se desató la represión abierta por grupos
parapoliciales amparados por el gobierno, la policía y el Ejército, asesinando, deteniendo y
torturando a miles de personas, mientras las población respondía con una pueblada generalizada.
Los episodios de la llamada Semana Trágica en su totalidad dejan un terrible saldo cercano a las mil
víctimas y más de cuatro mil heridos entre la acción de las fuerzas represivas y los grupos civiles
armados opositores a las protestas obreras, como la Liga Patriótica Argentina que integraban, entre
otros, Manuel Carlés, Domeq García o el bisabuelo de José Alfredo Martínez de Hoz, y en la cual se
juntaban algunos de los miembros más conspicuos de la sociedad embebidos en ideas
conservadoras, católicas y nacionalistas.
El mismo gobierno que reprimió tuvo luego que reconocer la justicia del reclamo y días después
accedió a lo solicitado por los obreros.
Desde el punto de vista económico, el primer gobierno de Yrigoyen debió enfrentar los problemas
derivados de la Gran Guerra. Su política fue mantener la neutralidad, que implicaba
económicamente continuar con el abastecimiento a los aliados, que demandaban
alimentos baratos (carne enlatada) y artículos industriales, como frazadas. Pero, se
estancaron las exportaciones de maíz y carne refrigerada.La guerra también significó la paralización
de las importaciones de bienes industriales y de capitales externos, especialmente de Europa. El
gobierno nacional procuró proteger la industria, con el fin de favorecer el proceso de sustitución de
importaciones, que trajo como resultado un relativo desarrollo industrial vinculado a la elaboración
de productos alimenticios, a labores textiles y mecánicas. Al finalizar la guerra, se reanudaron
las importaciones y nuevamente quedó relegada la industria nacional.La imposibilidad de importar
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combustible actuó como un estímulo para la explotación petrolera. En 1922, con el objetivo de
lograr el autoabastecimiento de petróleo, el gobierno de Yrigoyen creó Yacimientos Petrolíferos
Fiscales (YPF). Aunque la producción aumentó, la mayor parte provenía de compañías extranjeras
como la Standard Oil de Estados Unidos, y la Shell, británica y en escasa medida, YPF.
El petróleo se convirtió en una cuestión política, la nacionalización del petróleo, es decir, la
exclusión de las empresas petroleras, fue un proyecto político dela segunda presidencia de
Yrigoyen (1928).
Actividades:
.Explique brevemente el impacto de la Primera Guerra Mundial en la economía argentina.
¿Cuál fue el conflicto político interno sucedido durante la gestión de Alvear? ¿Por qué se llevó a
cabo la división del radicalismo?
¿Cuáles fueron los cambios que se dieron en la economía del país después de 1920?
Explique el significado de la consigna: “Comprar a quien nos compra”.
malestar social que llevó a huelgas, entre otras cosas. El gobierno comenzó a perder apoyo político.
La oposición responsabilizó por la crisis económica a la administración del gobierno radical. Yrigoyen
representaba una amenaza para los intereses de los sectores económicos dominantes, que lo veían
muy permisivo ante las demandas obreras.En la sociedad surgieron tendencias antidemocráticas
que veían como ejemplar los regímenes autoritarios europeos (fascismo italiano); estas ideas
autoritarias tuvieron eco entre los conservadores tradicionales, quienes sentían temor por
el avance del comunismo en el mundo.
A partir de una conspiración entre grupos cívico-militares, comenzaron a conformarse las
condiciones para el derrocamiento del gobierno radical.El 6 de septiembre de 1930, el general
José Félix Uriburu, director del Colegio Militar, encabezó un movimiento con apoyo de cadetes
del Colegio Militar y una cantidad de civiles que se volcó a las calles en su apoyo, obtuvieron la
renuncia de Yrigoyen. Quedaba inaugurado un peculiar período de la historia del país.
Actividades:
Según el texto, ¿Cuáles fueron los problemas económicos, sociales y políticos que afectaron al
segundo gobierno de Yrigoyen? ¿Qué tendencias antidemocráticas surgieron y que sectores
opositores conspiraron para lograr el Golpe de Estado de 1930?
oro. Una importante novedad político-económica de los años veinte es el creciente papel económico
del Estado respecto a la época del laissez faire prebélico. Anticipando lo que ocurrirá en versión
ampliada en la segunda posguerra mundial, el gasto público tendió a aumentar, particularmente en
sus capítulos más sociales (pensiones, desempleo, salud, educación y vivienda). En una muestra en la
que figuran las economías más avanzadas, el gasto público pasó de representar el 11% del PIB en
1870 al 13% en 1913 y 23% en 1937.
El entramado trabajosamente construido durante la difícil posguerra comenzó a resquebrajarse
cuando, desde 1928, los inversores norteamericanos, atraídos por la burbuja financiera que estaba
expandiéndose en la Bolsa de Valores neoyorquina, comenzaron a dejar de invertir en el exterior.
1.2-Lee los testimonios que se refieren a la grave crisis económica de 1929. 1.3-Responde: a- Explica
el significado del concepto “Gran Depresión”. b- ¿Cómo se puede explicar la Gran Depresión según el
Presidente norteamericano? c- ¿En qué se diferencia la apreciación del Presidente Hoover y el
economista británico Keynes? d- ¿Qué opinas del testimonio que entrega el accionista Groucho
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3) Elabora un cuadro sinóptico que contenga: Fecha de inicio y cierre/ Países intervinientes
(Alianzas)/Causas/Etapas/Consecuencias.
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reducida y dividida en cuatro zonas de ocupación entre norteamericanos, ingleses, franceses y rusos.
La capital, Berlín, fue igualmente dividida entre los cuatro vencedores. Italia perdió porciones
limítrofes de su territorio y todas sus colonias. Japón fue despojado de todo lo conquistado durante
la guerra y también de Manchuria y Corea. Algunas de sus islas fueron entregadas a la Unión
Soviética. Consecuencias del conflicto: Costo Humano: La guerra dejó el trágico saldo de millones de
muertos y de heridos. De ellos, la mayoría correspondió a población civil, cuyas ciudades fueron
arrasadas por bombardeos y por las tropas aliadas o del eje. A ellos se sumaron millones de personas
que debieron abandonar sus hogares tras el avance de las tropas nazis, o bien retornar a Alemania
tras la liberación de Europa del 27 Este. Además, se produjeron exterminios masivos de población,
como los llevados a cabo por el régimen nazi, y que quedaron al descubierto tras la caída del
régimen. Impacto económico: La destrucción de las ciudades y de la infraestructura productiva y de
transporte provocó serios problemas para la reconstrucción europea. La guerra ocasionó el
desabastecimiento de alimentos, la subida de los precios y el desamparo de la población civil.
En el plano financiero, las mayores dificultades provinieron del alto endeudamiento que se había
contraído para poder pagar la guerra. Cambios políticos: En Europa occidental se produjo un retorno
a los regímenes democráticos, que adoptaron posturas partidarias de una mayor intervención del
Estado en áreas sociales. En Europa del Este, la influencia del Ejército Rojo fue fundamental para que
se establecieran gobiernos al estilo soviético. Surgimiento de nuevas potencias: La guerra terminó
por socavar el poderío europeo, lo que llevó al surgimiento de dos nuevas potencias: EE. UU. y la
URSS. Pero, además, el debilitamiento europeo provocó que muchas de las colonias en África y Asia
iniciaran el camino para consolidarse como países independientes.
Extraído de: https://saladehistoriacl.files.wordpress.com/2018/09/14203gm.pdf
CONSECUENCIAS
27
28
Los Aliados tomaron la decisión de utilizar la bomba atómica como medio para poner fin al
conflicto bélico que había comenzado en 1939. La bomba se lanzó sobre Japón el cual estaba unido
a las potencias que apoyaban a Hitler. Debes recordar que en 1941 Japón había atacado las bases
navales de Estados Unidos en los que se conoce como ataque a Pearl Harvor, por ello la bomba
también significaba una forma de demostrar la venganza...
El golpe de estado del general José Félix Uriburu, perpetrado el 6 de septiembre de 1930, inauguró
un período de trece años en el que ocuparon la presidencia, gracias al fraude electoral, el general
Agustín P. Justo, el radical alvearista Roberto Marcelino Ortiz y el conservador Castillo.
Esta etapa de nuestra historia, conocida popularmente como «la década infame», se caracterizó por
la ausencia de la participación popular, la persecución a la oposición, el fraude electoral, la tortura a
los detenidos políticos, la creciente dependencia de nuestro país y la proliferación de los negociados.
La intervención del Estado en la economía se limitó durante este período de profunda crisis
económica y social, a resguardar con fondos públicos los intereses privados de los grandes grupos
económicos, desentendiéndose del hambre, la desocupación y la miseria que soportaban un alto
porcentaje de las familias argentinas. Este manejo discrecional de los presupuestos por parte del
gobierno, fomentó la corrupción y los negociados, grandes protagonistas de esta década infame. La
mayoría de los negociados tenían su origen en el gobierno y sus funcionarios.
29
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la
sé razón!
En el 510 y en el 2000 también Cualquiera es un señor, cualquiera es un
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos ladrón
y estafaos Mezcla'o con Toscanini, va Escarfaso y
Contentos y amarga'os, valores y doblé Napoleón
Pero que el siglo 20 es un despliegue Don Bosco y La Mignón, Carnera y San Martín
De maldad insolente, ya no hay quien lo Igual que en la vidriera irrespetuosa
niegue De los cambalaches se ha mezcla'o la vida
Vivimos revolca'os en un merengue Y herida por un sable sin remaches
Y, en el mismo lodo, todos manosea'os Ves llorar la Biblia junto a un calefón
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que Siglo veinte, cambalache problemático y febril
traidor
Ignorante, sabio o chorro, pretencioso El que no llora no mama y el que no afana es
estafador un gil
Todo es igual, nada es mejor Dale nomás, dale que va
Lo mismo un burro que un gran profesor Que allá en el horno se vamo' a encontrar
No hay aplaza'os, ¿qué va a haber? Ni No pienses más, sentate a un la'o
escalafón Que a nadie importa si naciste honra'o
Los inmorales nos han iguala'o Si es lo mismo el que laburaNoche y día como
Si uno vive en la impostura y otro afana en su un buey
ambición Que el que vive de las minas
Da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de Que el que mata, que el que cura
bastos O está fuera de la ley
Caradura o polizón Fuente: Musixmatch - Compositores: Enrique
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El Pacto Roca-Runciman
https://www.elhistoriador.com.ar/tulio-halperin-donghi/
Grandes cambios se avecinan Durante más de una década (1943-1955) la figura de Juan Domingo
Perón dominó la escena política argentina. Eran años de grandes cambios y profundas
transformaciones. El gobierno peronista logró la inclusión de la clase trabajadora a la vida política
nacional y la formación de una verdadera identidad obrera. Sin embargo, su manera de manejar las
cuestiones políticas y económicas le valieron muchos opositores y enemigos. Su figura y la de su
esposa María Eva Duarte de Perón generaron los más extremos sentimientos: idolatría por una parte
y rechazo visceral por la otra. A través del estudio de este período, tan importante de la historia
argentina, podrás elaborar tus propias conclusiones.
Para ver:
https://www.youtube.com/watch?v=fceo8TCwxWw
https://www.youtube.com/watch?v=5tNVgcsHBNg
Para leer:
32
En 1943, el coronel Juan Domingo Perón participó activamente del golpe militar que derrocó al
gobierno conservador de Ramón Castillo. Producido el recambio en el aparato gubernativo, Perón
ocupó el Departamento Nacional del Trabajo. Desde allí Perón iniciaba su carrera política.
Perón desarrolló una intensa tarea desde la recientemente creada Secretaría de Trabajo y Previsión
tendiente a captar la voluntad política de los trabajadores. Hizo aprobar decretos-ley de vital
importancia en el campo laboral. El poder de Perón iría creciendo junto con su popularidad. En 1944
el general Edelmiro Farrell desplazó de la presidencia al general Pedro Ramírez y nombró a Perón
Ministro de Guerra primero y Vicepresidente cinco meses después. Algunos sectores militares vieron
con preocupación la creciente influencia del Coronel.
Perón fue obligado a renunciar a principios de octubre y fue detenido y trasladado a la Isla Martín
García. El 17 de octubre de 1945 miles de trabajadores provenientes del cordón industrial del Gran
Buenos Aires ocuparon la Plaza de Mayo decididos a no moverse hasta que Perón apareciera en los
balcones de la Casa Rosada. Por la noche finalmente el Coronel pudo estrenar su saludo con los
brazos en alto. Perón se había impuesto y ya ocupaba un lugar destacado en la política nacional.
Pocos días después, ocurrieron dos hechos significativos para la historia del peronismo: la creación
del Partido Laborista por parte de los sindicatos adeptos para lanzar la candidatura de Perón y el
casamiento de éste con Eva Duarte, una joven actriz de radio con quien convivía desde hacía
algunos meses.
Fuente 1
Discurso de Perón
“Con la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión se inicia la era de la política social
argentina. Atrás quedará para siempre la época de la inestabilidad y del desorden en que estaban
sumidas las relaciones entre patrones y trabajadores. De ahora en adelante, las empresas podrán
trazar sus previsiones para el futuro desarrollo de sus actividades, tendrán la garantía de que si las
retribuciones y el trato que otorgan a su personal concuerdan con las sanas reglas de convivencia
humana, no habrán de encontrar por parte del estado sino el reconocimiento en pro del
mejoramiento y de la economía general, y, por consiguiente, del engrandecimiento del país. Los
obreros, por su parte, tendrán la garantía de que las normas de trabajo que se establezcan,
enumerando los derechos y deberes de cada cual, habrán de ser exigidas por las autoridades del
trabajo con el mayor celo, y sancionado con inflexibilidad su incumplimiento. Unos y toros deberán
persuadirse de que ni bajo la astucia ni la violencia podrán ejercitarse en la vida del trabajo,
porque una voluntad inquebrantable exigirá por igual el disfrute de los derechos y el cumplimiento
de las obligaciones”.
Fuente 2
33
“La medida más avanzada, y cuyas consecuencias políticas y sociales resultaron más importantes,
fue sin duda el Estatuto del Peón, instaurado por el decreto 28.169/44. En apariencia, nada en él
resultaba muy revolucionario. El decreto establecía un salario mínimo, condiciones mínimas de
alimentación y de vivienda, y precisaba también las obligaciones de las partes en materia de
horarios de trabajo, indemnizaciones por despido y asistencia médica; establecía además la
obligatoriedad del descanso dominical y de las vacaciones pagas.
Las clases dirigentes podían aceptar que los trabajadores urbanos obtuvieran ciertos beneficios
sociales por la intervención del gobierno, pero consideraban que el sector rural, sostén del poder
oligárquico, era intocable y escapaba a la acción estatal. El estatuto intentaba reemplazar la
buena voluntad del patrón y modificaba las relaciones sociales paternalistas del campo argentino.
El Estado penetraba en las estancias, cometiendo así una verdadera violación de la propiedad
privada. El estatuto protegía al peón que ya no dependía sólo del patrón sino de una voluntad
superior a la de éste. Ese decreto, que no introducía grandes cambios en el terreno económico ni
en las condiciones de vida de los peones, fue recibido entonces como una verdadera revolución y
provocó el odio social tenaz de los grandes propietarios contra Perón.”
Rouquié, Alan. Poder militar y sociedad política en la Argentina. 1943-1973. Tomo 2, Buenos Aires,
Hyspamérica, 1983.
Fuente 3
“Si las empresas monopolistas, los grandes industriales y los grandes productores agropecuarios se
resisten a la política ´obrerista´ de Perón no es tanto porque realmente afecte sus ganancias ya
que ellos controlan precios y tarifas, sino que se debe a que la Secretaría de Trabajo y Previsión se
inmiscuye en la administración de la empresa o estancia, trata de imponer en las fábricas o
haciendas a sus dirigentes sindicales leales y, de ese modo, perturba la disciplina en el trabajo. En
aquellos casos en que esa Secretaría ha obligado a los patrones a conceder mejoras en los salarios,
lo ha hecho con el fin de obligar a los obreros a ingresar en las organizaciones sindicales
controladas por ella para hacerlos servir a sus fines políticos. Por otra parte, entre los patrones
progresistas cunde la inquietud porque la formación de esos sindicatos gubernamentales de tipo
fascista va acompañado del surgimiento del pistolerismo sindical. En lugar del dirigente sindical
que educa, organiza y orienta a los obreros y empleados, enseñándoles principios de organización
de disciplina, de conciencia de clase y de lucha organizada para obtener sus reivindicaciones, el
peronismo hace aparecer al dirigente sindical pistolero, a la cabeza de bandas armadas, que
extorsiona e impone su voluntad a obreros y patrones.”
Codovila, Victorio. Dirigente del Partido Comunista Argentino. “Plan para extirpar la amenaza
fascista en la Argentina. Hay que derrocar a la camarilla del GOU.” 1944.
Fuente 4
La postura del Partido Socialista
“Con el pretexto de iniciar en el país la política social, desconocida, según él, por todos los que lo
habían precedido, el coronel buscó prosélitos y preparó sus huestes por medio de una vasta
organización electoral, que denominó Secretaría de Trabajo y Previsión”.
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1) Lean la fuente 1 y respondan: ¿cuál es el rol que le atribuye Perón al Estado? ¿Qué ruptura marca
con el pasado?
2) ¿Por qué el Estatuto del Peón Rural causó tanta conmoción? ¿Qué intereses afectaba? ¿Por qué?
3) ¿Cuál es la visión que tienen el comunismo y el socialismo del peronismo?
El 17 de Octubre
¿Perón se despide?
“Si la revolución se conformara con dar comicios libres, no habría realizado sino una gestión a
favor de un partido político.
Esto no pudo, no puede, ni podrá ser la finalidad exclusiva de la revolución… La obra social
cumplida es de una consistencia tan firme que no cederá ante nada y la aprecian no los que la
denigran sino los obreros que la sienten. Esta obra social que sólo los trabajadores la aprecian en
su verdadero valor debe ser también defendida por ellos en todos los terrenos… Dejo firmado un
decreto de una importancia extraordinaria para los trabajadores. Es el que se refiere al aumento
de sueldos y salarios, implementación del salario mínimo, vital y básico y la participación en las
ganancias… Y ahora, como ciudadano, al alejarme de la función pública, al dejar esta casa que
para mi tiene tan gratos recuerdos, deseo manifestar una vez más la firmeza de mi fe en una
democracia perfecta, tal como la entendemos aquí. Dentro de esa democracia fijamos nuestra
posición incorruptible e indomable, frente a la oligarquía… Yo les pido que en esta lucha me
escuchen. No se vence con la violencia; se vence con la inteligencia y la organización. Por eso les
pido también que conserven una calma absoluta y cumplan con lo que es nuestro lema de siempre:
del trabajo a la casa y de casa al trabajo… Pido orden para que sigamos adelante en nuestra
marcha triunfal; pero si es necesario algún día pediré la guerra.”
FUENTE 1
“Un conato de revolución militar obligó a Perón a retirarse transitoriamente del poder y permitió la
cuidadosa organización de su retorno a la vida pública en condiciones excepcionales que
demostraban el trasfondo de su política y sus planes. Con la colaboración desembozada de fuertes
grupos militares y de la policía se organizó el 17 de octubre de 1945 una marcha sobre Buenos Aires
para exigir la ´libertad´ de Perón. El movimiento tenía –en gran escala- la misma estructura interna
de otros que anteriormente había organizado la policía para otorgar un poco de calor popular a los
actos de gobierno de la revolución de 1943; pero era inequívoco que ahora existía también un
movimiento espontáneo de masas populares para las cuales el nombre de Perón se había
transformado en bandera de un movimiento social.”
José Luis Romero. Las ideas políticas en la Argentina. Buenos Aires, 1981.
FUENTE 2
“No hay nada en nuestra historia que se parezca a lo del 17 de octubre. Porque lo más singular del
17 de octubre fue la violenta y desnuda presentación de una nueva realidad humana que era
expresión auténtica de una nueva realidad nacional. Y eso es lo que le resultó más chocante a esta
Buenos Aires orgullosa de su rostro europeo: reconocer en esa horda desaforada que tenía el color
de la tierra una caricatura vergonzosa de su propia imagen. Caras, voces, coros, tonos desconocidos:
la ciudad los vio con la misma aprensión con que vería a los marcianos desembarcando en nuestro
planeta. Argentinos periféricos, ignorados, omitidos, apenas presumidos, que de súbito aparecieron
en el centro mismo de la urbe para imponerse arrolladoramente. Por eso lo del 17 de octubre
provocó un rechazo instintivo, visceral, por parte de quienes miraban desde las veredas el paso de las
turbulentas columnas. Empezaba la mañana cuando comenzaron a llegar rotundos, desafiantes,
caminando o en vehículos que habían tomado alegremente por asalto y cuyos costados repetían
hasta el hartazgo el nombre de Perón en tiza, cal y carbón. A medida que avanzaban, las cortinas de
los negocios se bajaban abruptamente. Nadie los conducía, todos eran capitanes.”
Realicen una comparación de las visiones existentes acerca de lo sucedido en esa fecha. Extraigan y
sinteticen de cada fuente las opiniones encontradas acerca de:
La Tercera Posición: “En el orden político, la Tercera Posición implica la soberanía de las naciones
al servicio de la humanidad en un sistema cooperativo de gobierno mundial. En el orden
económico, la Tercera Posición es el abandono de la economía libre y de la economía dirigida por
un sistema de economía social al que se llega poniendo el capital al servicio de la economía. En el
orden social, la Tercera Posición entre el individualismo y el colectivismo es la adopción de un
sistema intermedio cuyo instrumento básico es la justicia social. Esta es nuestra Tercera Posición,
que ofrecemos al mundo como una solución para la paz”. Mensaje del Presidente Perón al
inaugurar las sesiones del Congreso Nacional, 1° de Mayo de 1950
Al asumir la presidencia Perón elaboró un Plan Quinquenal (Primer Plan) que intentó transformar la
estructura económica del país fomentando la industria y estimulando el mercado interno.
37
Paralelamente, el Estado peronista emprendía una importante política de estatizaciones acorde con
una corriente mundial en ese sentido. Pese a las buenas intenciones, el peronismo no logró
transformar a la industria en la principal fuente de ingresos del Estado, cuyas divisas seguían
proviniendo de la exportación de granos y carnes.
Una difícil situación internacional, con mercados cerrados, el fuerte boicot norteamericano contra
nuestro país y dos malas cosechas consecutivas obligaron a Perón a replantear su política
económica. En 1949, promediando su primera presidencia, Perón convocó a elecciones para una
Asamblea Constituyente. El amplio triunfo peronista permitió incluir en el texto de la constitución la
posibilidad de la reelección del presidente y los derechos del trabajador. Se establecieron también
los derechos del Estado sobre las fuentes de energía y el fomento de la intervención estatal en la
economía.
Fue muy activa su política en materia de salud, asimismo se organizaron las obras sociales basadas
en los aportes de los trabajadores, los patrones y el Estado, bajo control sindical. También se
extendió el sistema de jubilaciones. Otro avance importante, en materia social, fue la
implementación de las vacaciones anuales pagas y el desarrollo de la hotelería gremial y el turismo
social. Estos avances permitieron a muchas familias acceder a las vacaciones en las playas o en la
sierra. Perón intentó mantener el apoyo de las Fuerzas Armadas, presentándose como un hombre
del ejército y satisfaciendo sus demandas profesionales. Crecieron los cargos en los rangos más altos
del ejército, se incrementó el presupuesto y se modernizó su equipamiento. La Iglesia apoyó a Perón
durante sus primeros años de gobierno. Por su parte, Perón mantuvo la enseñanza religiosa en las
escuelas, integró a su gobierno militantes católicos a desempeñar cargos públicos y aumentó su
presupuesto. Perón estuvo acompañado en su labor de gobierno por Eva Perón quien se fue
transformando en un verdadero nexo entre el pueblo y Perón. Esto generaba alrededor de su figura
grandes odios por parte de los sectores opositores al peronismo, la alta burguesía, sectores medios,
la iglesia y parte de las Fuerzas Armadas, que veían con recelo el carisma y los importantes espacios
de poder que iba ocupando. Eva Perón propició la sanción de la Ley de Sufragio Femenino que se
convirtió en realidad en 1947. En las elecciones de 1952 las mujeres pudieron, por primera vez en la
Argentina, hacer efectivo el derecho al voto.
Sin embargo, a pesar de toda la obra desarrollada en su gestión, Perón reforzó el gobierno con una
serie de medidas de control y represión. Los miembros de la Corte Suprema fueron reemplazados
por jueces cercanos al gobierno. Muchos profesores fueron despedidos de las universidades, las
emisoras de radio fueron paulatinamente adquiridas por personas cercanas a Perón y se impuso en
ellas el discurso oficial; además los periódicos oficiales fueron censurados e incluso expropiados,
como La Prensa en 1951. Se reforma la Constitución Nacional En 1949, durante su primera
presidencia, Perón convocó a elecciones para elegir a los futuros constituyentes. Estos integrarían la
Asamblea Constituyente que tendría por objeto reformar la Constitución Nacional.
Al cumplirse el primer mandato de Perón, el gobierno se preparó para presentarse en las próximas
elecciones de 1952. Eva Perón nunca ocupó un cargo político, sin embargo en 1951 fue propuesta
por los sindicatos como candidata a la vicepresidencia. Este proyecto no llegó a buen término
porque su candidatura fue impugnada por distintos sectores de la oposición, entre ellos las Fuerzas
Armadas. Por otra parte, estaba muy enferma y terminó falleciendo el 26 de julio de 1952. Sus restos
fueron despedidos por una multitud pocas veces vista. Con su muerte Perón perdió un apoyo
realmente sólido de su gestión.
Segunda presidencia.
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La reforma constitucional, junto con la Ley de Voto Femenino, sancionada gracias al impulso de
Evita, llevarían en 1951 a Perón a un amplio triunfo electoral y a un segundo período de gobierno.
Perón logra llegar a ocupar por segunda vez la presidencia, con el 62 % de los votos, antes del
fallecimiento de su esposa. Sin embargo, el contexto en el que asumía era muy diferente al del año
1946. La oposición, sectores conservadores, parte de las Fuerzas Armadas, la Iglesia Católica, los
intelectuales entre otros, fue tomando más fuerza y hubo algunos intentos de levantamiento militar,
entre 1951 y 1952, que fueron desarticulados. Frente a estos hechos la política del gobierno se
endureció y provocó que la oposición visualizara, aún más, al peronismo como autoritario y deseara
con tenacidad su caída.
El Segundo Plan Quinquenal planteaba volver a una economía más tradicional y la aplicación de
ajustes en los salarios y las políticas sociales. Las bases del modelo peronista comenzaban a
tambalear y se produjo un acercamiento con los EEUU materializado en el polémico contrato
petrolero firmado con la Standard Oil de California, que contradecía gran parte de los principios
doctrinarios peronistas y daba enormes ventajas a la compañía norteamericana.
El peronismo tuvo ciertas características autoritarias y personalistas que irritaba a la oposición.
Durante gran parte del gobierno de Perón fue muy difícil poder expresar ideas opositoras con
libertad. La mayoría de los medios de comunicación estaban en manos del Estado y los restantes
sufrían permanentes clausuras. En las universidades, los estudiantes protestaban por el bajo nivel
educativo y la importante presencia de profesores de tendencias fascistas. Líderes como el radical
Ricardo Balbín y el Socialista Alfredo Palacios sufrieron la cárcel y el exilio.
La crisis desatada en 1952, coincidente con la muerte de Eva Perón, debilitó notablemente al
modelo peronista y le fue restando apoyos.
En 1954, estalló el conflicto con la Iglesia Argentina cuando ésta decidió apoyar la creación de un
partido Demócrata Cristiano, siguiendo las orientaciones mundiales del Vaticano. Perón se ofendió
porque consideraba a su partido democrático y cristiano, y no veía la necesidad de crear otro. De
aquí en más las pasiones se desataron. Perón sancionó una Ley de Divorcio, legalizó los prostíbulos y
suprimió la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas. La Iglesia encabezó la oposición
y, el 11 de junio de 1955, la tradicional procesión de Corpus Christi se transformó en una
multitudinaria manifestación antiperonista. El descontento eclesiástico alentó la disconformidad
militar y comenzó a prepararse un nuevo golpe cívico militar.
El primer intento golpista se concretaría el 16 de junio con el bombardeo de la Plaza de Mayo por
parte de la Marina con el objetivo de matar a Perón. La acción causó más de trescientos muertos.
Por la noche, grupos de peronistas quemaron en represalia las principales iglesias de la Capital.
Perón intentó parar la ola de violencia pero ya era tarde. El 16 de septiembre las fuerzas armadas
tomaron el poder expulsando a Perón quien finalmente marcharía al exilio por 18 años.
ETAPA PERONISTA
Aspecto Político
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Aspecto Económico
Aspecto social
José Luis Romero fue un historiador e intelectual argentino, considerado como el máximo
representante de la corriente de renovación historiográfica que, a mediados de la década de 1950,
introdujo las perspectivas de la Historia social en la Argentina.
3.1- ¿Por qué para Mariano Plotkin Perón tuvo una concepción autoritaria de la política?
3.2- Según Romero,¿qué finalidad tenía la propaganda durante la etapa peronista? ¿Qué rol cumplía
la oposición? ¿Por qué te parece que dice “reducida” oposición? ¿Qué recursos, más allá de la
propaganda, se utilizaban?
Observa las imágenes: ¿Conoces estos diarios? ¿Qué visión tenían de la situación? ¿Estaban a favor o
en contra del Golpe de Estado? ¿Por qué te das cuenta?
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En 1955 un golpe militar con amplio apoyo político y social derrocó a Perón, quien marchó al exilio.
Tras el breve interregno de Lonardi, militar de corte nacionalista y católico, un nuevo golpe de
comando puso al Ejército, representado por Pedro Eugenio Aramburu, y a la Marina, representada
por Isaac Rojas, a la cabeza de un gobierno, cuyo objetivo medular era eliminar al peronismo de la
vida nacional, apuntando fundamentalmente al movimiento obrero. El decreto 4161 y los
fusilamientos de junio de 1956, máxima expresión de la reacción, se combinaron con la reforma de
la constitución (1957) y la implementación de un proyecto económico liberal ideado por Raúl
Prebisch, que buscaba desmontar el modelo peronista y lograr la “estabilización” económica con el
respaldo del FMI. En este marco de violenta persecución, comenzó la denominada “resistencia
peronista”, que se extendió también a numerosos sectores populares no peronistas. No sin
oposición interna, el régimen militar concedió una apertura electoral que creyó controlar y que dio
paso al período de las democracias condicionadas encabezadas por gobiernos radicales.
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mejorar los salarios reales de los trabajadores, reactivar la economía por medio de créditos a los
empresarios medios y proveer a los sectores indigentes con los alimentos básicos para su
subsistencia.
Así nació el P.A.N. (Plan Alimentario Nacional), con las discutidas entregas de cajas, ya que se
acusaba al gobierno de hacer beneficencia en lugar de encontrar soluciones reales, y de que además
éstas servían para hacer proselitismo político. Cultural y educativamente el retorno a la democracia
significó la libertad de expresión y de creación. En confrontación con esta política, se levantaron
voces autoritarias contra el “libertinaje” o la “libertad desenfrenada”; al mismo tiempo, hubo un
“destape cultural” que se expresó también comercialmente con publicaciones pornográficas.
El condicionamiento económico
El gobierno democrático heredó una situación económica pésima, con el país en bancarrota. La
situación empeoró debido a dos factores externos: se redujeron en el mundo los precios de los
productos agrícolas (por lo que los ingresos por exportaciones disminuyeron), y además, Estados
Unidos aumentó unilateralmente el interés que Argentina debía pagar por la deuda externa, por lo
que ésta se incrementó en 600 millones de dólares. Las clases dirigentes no estaban a favor de la
suspensión del pago, que probablemente provocaría un embargo financiero internacional y
represalias a escala mundial. Buscaban la posibilidad de volver a renegociar la deuda externa. Las
renegociaciones en toda América Latina fueron impulsadas por los secretarios de Tesoro
norteamericanos, James Baker (1985-1988) y Nicholas Brady (1989). Pero implicaban una
disminución del nivel de vida para la mayoría de la población y, como consecuencia, el descontento
popular. Es decir, Alfonsín heredaba una situación económica que lo dejaba en un callejón sin salida.
El Plan Austral
Presionado por los acreedores externos, Alfonsín adoptó el Plan Baker (primer tramo del canje de
deuda por más deuda en bonos) y reemplazó en 1985 al ministro de Economía Grinspun por el
neoliberal Juan Vital Sourrouille.
Para obtener consenso, convocó a una movilización popular con el pretexto de que peligraba la
democracia, y anunció la implantación de una “economía de guerra”. Sourrouille implementó el Plan
Austral (en el que mil “pesos argentinos” eran reemplazados por un Austral), que frenó la inflación y
disminuyó compulsivamente la deuda del gobierno con los proveedores nacionales; para ello
congeló precios, tarifas públicas y salarios. El plan funcionó bien durante un año, pero en 1987 se
encontraba con serias dificultades. Tras la victoria electoral del radicalismo de 1985 para diputados,
los comicios de 1987 para gobernadores y diputados nuevamente fueron ganados por el peronismo.
La defensa de los derechos humanos
A fines de la dictadura y comienzos de la democracia, día a día se descubrían cientos de cadáveres
no identificados (NN, o non nominatus), muchos enterrados en fosas comunes. La indignación
popular iba en aumento. Alfonsín creó por decreto, en diciembre de 1983, la Comisión Nacional
sobre la Desaparición de Personas (Conadep). La Conadep, presidida por el escritor Ernesto Sábato y
compuesta por numerosas personalidades tenía como misión investigar y reunir pruebas sobre los
secuestros, la tortura, los asesinatos, el destino de los detenidosdesaparecidos y las prisiones
secretas ilegales. Durante nueve meses recogió miles de denuncias y testimonios de sobrevivientes
de los campos de concentración y de familiares y amigos de desaparecidos. Los resultados de su
investigación se sintetizaron en el emblemático informe Nunca más. Los militares comenzaron a ser
juzgados por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, pero éste se expidió ocho meses después,
diciendo que el accionar militar contra la subversión fue inobjetable. Los casos, más de diez mil,
fueron pasados a la Cámara Federal; el fiscal Julio César Strassera tomó 709 casos paradigmáticos y
el tribunal analizó 280, sobre los cuales dictó sentencia en el juicio a los nueve ex comandantes de la
última dictadura durante el año 1985. Hubo diferentes condenas: cadena perpetua al teniente
general Jorge R. Videla y al almirante Emilio E. Massera; 17 años de prisión al teniente general
Roberto E. Viola, 8 años al almirante Armando Lambruschini, 4 años y 6 meses al brigadier general
Orlando R. Agosti. El tribunal dictaminó las absoluciones para Galtieri, Graffigna, López Anaya y Lami
45
Dozo. Las condenas no llegaron a satisfacer a miles de damnificados por el terrorismo de Estado. Las
Madres de Plaza de Mayo estuvieron disconformes ya que no se llegaba a conocer toda la verdad
sobre los crímenes, ni se determinaba quién dio la orden ni quién la cumplió. El fallo no contempló el
delito de “genocidio”, ni de “asociación ilícita”: se juzgó por separado a cada militar. Las Madres
afirmaban que se aceptaba en la práctica la hipótesis militar de la “guerra sucia”, partiendo de un
supuesto estado de beligerancia entre dos demonios: un demonio estaba constituido por los
militares que encarnaban al terrorismo de Estado, y otro, por los militantes políticos armados o
“subversivos”.
Sin embargo, el juicio fue importantísimo porque era la primera vez que los responsables de una
cruenta dictadura en América Latina se sentaban en el banquillo de los acusados y tenían un número
de prontuario. La opinión pública local e internacional estaba conmocionada. La sentencia disponía
el enjuiciamiento de oficiales superiores que ocuparon los comandos de zonas, subzonas y centros
clandestinos de detención. Los procesos judiciales aumentaban día a día en número, y no se
limitaron a militares, sino que también, en 1986, fue extraditado desde Miami (y murió en prisión)
José López Rega, acusado de corrupción y de conspiración terrorista por su papel en la Triple A.
Alfonsín redujo el presupuesto militar y pasó a oficiales de alto rango a retiro. Estas medidas y los
juicios provocaron reacciones de ultraderecha, como colocación de bombas, acusaciones al gobierno
de “marxista” y a las asociaciones de derechos humanos de “terroristas”, mítines contra el gobierno
por parte de amus (Familias de los Muertos por la Subversión), etcétera. Sin embargo, los juicios a
los genocidas se seguían multiplicando. Para frenarlos, en diciembre de 1986 Alfonsín promulgó la
Ley de Punto Final que imponía un límite de sesenta días para presentar acciones penales contra
integrantes de las Fuerzas Armadas o de Seguridad, o también contra personas que hubieran
cometido delitos vinculados a la instauración de formas violentas de acción política (“subversivos”)
hasta el 10 de diciembre de 1983. Más de 50.000 personas se reunieron en protesta por la Ley, pero
igualmente se implementó, por lo que las víctimas debieron hacer las denuncias antes de que se
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venciera el plazo. Pudieron receptarse miles de acusaciones de torturas y masacres colectivas antes
del marzo de 1987. Las Madres de Plaza de Mayo consideraron que era una amnistía encubierta y
lanzaron una campaña nacional con la consigna “Cárcel a los genocidas”. Los militares siguieron
disconformes, porque querían que se reivindique su accionar, en lugar de ser enjuiciados. El fin de
Semana Santa de 1987 hubo un ataque directo a la democracia: el mayor Ernesto Barreiro se
acuarteló en el Regimiento 14 de Córdoba, y, en Campo de Mayo, bajo el mando de Aldo Rico y con
la consigna Subordinación y valor, una centena de militares se embetunaron la cara en señal de
guerra y se sublevaron. Querían reivindicar la “lucha contra la subversión”, pedían amnistía,
suspensión de las citaciones judiciales y cese de la “campaña de hostigamiento a las Fuerzas
Armadas en los medios”; señalaban que no eran golpistas, sino que se consideraban militares del
“Ejército que peleó en Malvinas”. En contra de los carapintadas, cientos de miles de personas fueron
a Plaza de Mayo para dar el apoyo cívico al gobierno de Alfonsín. El Presidente instó a los sublevados
a deponer las armas; luego habló a la multitud deseándoles “Felices Pascuas” y, proclamando “La
casa está en orden. No habrá sangre en Argentina”, invitó a los concurrentes a retirarse. Aunque
Alfonsín negó siempre que hubiera prometido concesiones a los carapintadas, poco después, en
junio de 1987, el Congreso sancionó la Ley de Obediencia Debida por medio de la cual se eximía de
responsabilidad a los oficiales superiores y sus subordinados por haber obedecido órdenes ilegales
de sus superiores, e incluso cometido “excesos” como la tortura. (No se incluyeron dentro de la
“Obediencia Debida” a los delitos de violación, robo, secuestro y apropiación de niños.) De este
modo, en ese momento sólo la cúpula militar quedaba bajo condena. A estas Leyes de Punto Final y
de Obediencia Debida se las calificó como “leyes de impunidad”, porque dejaban sin castigo a gran
parte de los represores. Esa medida pretendía apaciguar al ambiente militar, aunque la ciudadanía
estaba disconforme. Algunos jueces dictaminaron la inconstitucionalidad de estas leyes, pero la
Corte Suprema de Justicia, de mayoría alfonsinista, aprobó su constitucionalidad por tres votos
contra dos. No obstante, otras dos rebeliones militares en 1988 pusieron en vilo al país. En enero, el
coronel Aldo Rico huyó de su reclusión (una casaquinta en Bella Vista) y se volvió a sublevar, esta vez
en Monte Caseros (Corrientes), aunque a diferencia de la anterior, Rico fue perseguido por el
Ejército y encarcelado. A fin de año se levantó en Villa Martelli (Gran Buenos Aires) el coronel
carapintada Mohamed Alí Seineldín, quien reclamaba una amplia amnistía para los militares
procesados y juzgados. También terminó en prisión, pero la represión alcanzó a los ciudadanos que
rodeaban a los cuarteles en repudio a la nueva prepotencia militar. La movilización popular exigió el
castigo de los represores con el cántico: “No hay rebeldes / no hay leales / los milicos son todos
criminales”. En enero de 1989 un pequeño grupo guerrillero denominado Movimiento Todos por la
Patria –liderado por Enrique Gorriarán Merlo, ex integrante del ERP– intentó copar el cuartel de la
Tablada creyendo que estaban salvando al país de un golpe militar planificado por los carapintadas.
El Ejército aprovechó para hacer una demostración de fuerza y señalar cómo ellos podían aplastar a
la subversión marxista que aún estaba viva: un gran combate contra un exiguo equipo les sirvió para
reivindicar su rol. Tras tomar el control del cuartel, las Fuerzas Armadas fusilaron a varios
guerrilleros que capturaron con vida (según imágenes captadas por la televisión española)
La relación con la Iglesia La Iglesia tuvo una creciente hostilidad hacia el gobierno radical cuando se
debatía la Ley de divorcio. Hubo amenazas de excomunión hacia los diputados que la votasen y
manifestaciones callejeras en contra. Pero la mayoría de la sociedad, católica o no, estaba de
acuerdo en la sanción de esa ley que regularizaría la situación de numerosas familias, por lo que
finalmente se promulgó en 1987. Se completó la modernización de las relaciones familiares con la
legislación referida a la patria potestad compartida, ya que antes pesaba principalmente la decisión
paterna. A cambio, la Iglesia obtuvo un lugar privilegiado en el Congreso Pedagógico que debatía las
bases de la futura Ley Federal de Educación. Defendió la enseñanza de la religión católica en las
escuelas y la incorporación de los principios cristianos dentro de la educación, aunque no fuera
religiosa.
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La consulta popular por el diferendo austral En 1978 estalló un litigio fronterizo con Chile y se
convino en someterlo al arbitraje del Papa. La decisión de Juan Pablo II daba a Chile la posesión de
las tres islas, Picton, Lennox y Nueva, frustrando ambiciones argentinas. Alfonsín prefería aceptar la
resolución papal, porque negar su laudo (ya solicitado) significaría ponerse en una postura belicista,
que volvería a darle un mayor poder al Ejército. Sin embargo, no contaba con el apoyo total del
Congreso, ya que en la Cámara de Senadores pesaba la opinión contraria a la cesión de las islas. Para
presionar al Congreso, Alfonsín convocó a una Consulta Popular (no vinculante, cuya decisión influía,
pero no era obligatoria, porque en ese momento el referéndum no estaba contemplado en la
Constitución Nacional). Pese a que no era obligatorio el voto, concurrió una gran mayoría de la
población a sufragar, y lo hizo por la aprobación del tratado. El deseo de paz había triunfado en la
población.
La relación con el sindicalismo Alfonsín sabía que la mayoría de los gremios eran peronistas y por lo
tanto opositores. También era cierto que estaban enquistados en las jerarquías sindicales los
mismos grupos (la “burocracia sindical”) desde hacía muchos años, y que no habían existido
elecciones gremiales realmente limpias. Trató de restringir su poder por medio de un mayor control
de los recursos económicos, y de desplazar a los viejos sectores convocando a elecciones con
supervisión estatal, pero los sindicatos resistieron la medida. La ley de reforma sindical no pudo ser
sancionada en el Senado, y los sindicatos siguieron bajo el control justicialista. En oposición a la
política económica de Alfonsín, la CGT realizó 13 paros generales. Los salarios reales después del
primer año de gobierno radical habían descendido, y la disconformidad había aumentado.
La hiperinflación
Cuando fracasó el Plan Austral, el gobierno lanzó el plan “Primavera” (agosto de 1988) para
controlar la inflación, pero no tuvo éxito. Alfonsín tuvo sus opositores no sólo en el peronismo, sino
también en los grandes capitales externos. Con la devaluación del peso en febrero, –”golpe de
mercado” impulsado por la banca extranjera con sede en el país3 – la carrera de los precios fue
infernal y la economía se descontroló. Después de largos períodos de alta inflación, se había llegado
a la hiperinflación, donde los precios se remarcaban todos los días e incluso dos veces por día: sólo el
mes de julio registró una inflación de casi el 200 por ciento.
Las elecciones presidenciales del 14 de mayo le dieron el triunfo al peronismo. El gobierno saliente
no podía esperar hasta el 10 de diciembre: era un plazo demasiado largo, y ya se había afectado la
credibilidad del equipo económico. Existieron saqueos de almacenes y supermercados por parte de
gente que estaba al borde del hambre y por otra que aprovechaba la situación, estimulados por
opositores que querían provocar una imagen caótica. El mal recuerdo de esta situación angustiosa
para la sociedad argentina fue usado durante toda la década siguiente como disciplinamiento social,
a fin de que el pueblo aceptara ajustes impopulares. Raúl Alfonsín debió anticipar la finalización de
su período, entregándole la banda presidencial a Carlos Saúl Menem, el 8 de julio de 1989.
oposición a Herminio Iglesias, y le ganó en 1987. La conducción del partido justicialista fue,
entonces, renovadora.
Para las elecciones presidenciales de 1989 se hicieron elecciones internas en el peronismo en 1988.
Cafiero tuvo como opositor a Carlos Saúl Menem, quien tuvo gran capacidad para tejer alianzas con
distintos sectores desplazados por la renovación (entre ellos la “burocracia sindical”), e incluso de
grupos que habían pertenecido a la extrema derecha o a la extrema izquierda, y se ganó el apoyo de
los sectores más populares con su imagen de “Facundo Quiroga” moderno, desprejuiciado y con la
promesa de la “revolución productiva” y el “salariazo”. Menem ganó en la interna y también fue
elegido por mayoría en las elecciones presidenciales del 14 de mayo de 1989. El 8 de julio asumió la
Presidencia de la Nación, y tuvo como compañero de fórmula a Eduardo Alberto Duhalde (quien
renunció a los dos años para ser electo gobernador de la provincia de Buenos Aires)
Del peronismo al menemismo Menem tomó un rumbo completamente diferente al anunciado antes
de las elecciones, con el aval de las empresas más poderosas del país. Sus primeros ministros de
Economía fueron directivos de la mayor empresa privada del país, Bunge y Born (BB), tradicional
enemiga del peronismo por ser estatista y promotor del bienestar social.
Menem se distanció cada vez más de la política económica, social e internacional llevada a cabo por
Juan Domingo Perón, criticó a los disidentes peronistas afirmando se quedaban “en el 45”, es decir,
con la doctrina de Perón de 1945, y planteó que él se adecuaba a las condiciones económicas de la
política “de mercado” imperantes en el mundo: desde el comienzo, aceptó los criterios fijados por el
Consenso de Washington (que rigieron al país hasta el 2003).
Cavallo y el plan de Convertibilidad Para lograr la estabilidad económica, en marzo de 1991 asumió
como ministro de Economía Domingo Cavallo. Puso en marcha el plan de Convertibilidad por el cual
fijó la paridad peso-dólar (un peso reemplazaba a 10.000 australes y valía como un dólar) y el Estado
no podría emitir pesos sin su respaldo en dólares. Cavallo logró poner en práctica el plan económico
neoliberal que muchos economistas intentaron imponer sin éxito desde 1955. ¿Por qué pudo?
Menem estaba apoyado por el electorado peronista, que había sido hasta ese momento el gran
opositor a esas medidas. Los dirigentes sindicales y políticos combativos que podrían haber luchado
en contra, habían desaparecido en la última dictadura. Los sindicatos se habían debilitado por los
años de represión y por la destrucción de la industria nacional. La dirigencia política se encontraba
con los condicionamientos de la inmensa deuda externa y un país descapitalizado, y no tenía
proyectos creíbles para la mayoría de la población. Las medidas tomadas por Cavallo fueron las
clásicas del liberalismo: abolió el control de precios, incluso de los combustibles; quitó las trabas
aduaneras, eliminó la promoción industrial, paralizó las obras públicas, recortó los presupuestos de
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salud y educación. Pero, además privatizó las grandes empresas de servicios públicos: se vendieron
ENTEL (empresa telefónica nacional), SEGBA (electricidad), Aerolíneas Argentinas (aviación), OSN
(Obras Sanitarias de la Nación), ferrocarriles, empresas siderúrgicas o petroquímicas; se cedieron
bajo concesión, rutas viales para su mantenimiento y mejoramiento, con la autorización del cobro de
un peaje, etcétera. Pese a esto, la deuda externa en 1995 se aproximaba a los 100.000 millones de
dólares. Pero la inflación bajó increíblemente para la historia económica argentina; hubo rubros en
los que se registró deflación (es decir, baja de los precios) debida a la recesión, a los precios de los
productos importados y a la falta de poder adquisitivo de la población en general. Sindicalismo y
flexibilización laboral Para poder gobernar, Menem logró quitarle poder al secretario general de la
CGT, Saúl Ubaldini; para ello contó con la ayuda de los gremialistas Jorge Triaca y Luis Barrionuevo. Si
durante el gobierno de Alfonsín hubo trece paros generales, durante el primer gobierno de Menem
casi no los hubo. Algunos gremios se opusieron a las privatizaciones de empresas del Estado con
grandes movilizaciones, pero el rechazo no fue unánime y muchos aceptaron las medidas como
hechos irreversibles. Pese a las resistencias, también se consintió en la eliminación del régimen
anterior de jubilaciones estatales y su reemplazo por la privatización de la seguridad social (las AFJP).
Los medios de comunicación no se hicieron eco de los reclamos no escuchados por el gobierno, y las
movilizaciones por los despidos masivos en empresas estatales que cerraban o en la administración
pública que reducía sus plantas fueron aisladas. Los ajustes prosiguieron con el objetivo de bajar el
costo laboral para los empresarios: en 1991 se sancionó la Ley Nacional de Empleo, que facilitó el
trabajo temporario por plazos no mayores de seis meses y creó el seguro de desempleo. La Ley de
Accidentes de Trabajo redujo los montos por indemnizaciones y se sancionaron sucesivas leyes que
flexibilizaron las normas laborales a favor de los empleadores. El gobierno quiso desregular las obras
sociales, hecho que les quitaría poder a los sindicatos y ampliaría las posibilidades de las empresas
privadas de la salud. El temor a esas leyes hizo que la central obrera se pusiera firme en ese aspecto,
en 1992 y un grupo de sindicatos más combativos (entre ellos ATE –Asociación de Trabajadores del
Estado– y CTERA –Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina–) se
escindió de la CGT creando la CTA (Congreso de Trabajadores Argentinos). Los indultos y la relación
con los militares Menem afirmaba que quería la reconciliación y la pacificación de las fuerzas
armadas, y concedió amplios indultos a los represores procesados y condenados por sus
responsabilidades en la “guerra sucia” contra la “subversión”, a los inculpados por su actuación en la
guerra de Malvinas y a los detenidos por las sublevaciones militares durante el gobierno de Alfonsín.
Los indultos fueron muy criticados por toda la sociedad, que consideraba que era otra ley más de
impunidad, pero dejaron satisfecha a la mayoría de los militares. Sin embargo, un grupo liderado por
Seineldín se lanzó el 3 de diciembre de 1990 a un nuevo levantamiento militar. Esta vez fue
severamente reprimido y Menem cosechó una mayor popularidad por la medida. Seineldín estuvo
preso hasta que el senador a cargo del Poder Ejecutivo, Eduardo Duhalde, lo indultó mayo de 2003.
El agotamiento del modelo económico En octubre de 1995 el Indec (Instituto Nacional de Estadística
y Censos) dio a conocer el más alto índice de desocupación que había tenido la Argentina: entre
desempleados y subempleados había 3.600.000 personas, la desocupación había alcanzado el
alarmante nivel del 18,6 por ciento. El ministro de Economía Domingo Cavallo redujo los aportes
patronales con el objetivo de disminuir el costo laboral, para que los empresarios pudieran contratar
más empleados. En realidad, esto significó una importante merma en los recursos del Estado que
debían volcarse hacia los jubilados y la sociedad en general. El modelo económico estaba
agotándose: se habían gastado los fondos de las privatizaciones sin disminuir la deuda externa. Los
acreedores externos presionaban constantemente para que el Estado redujera sus gastos y para que
se aplicaran políticas aun más neoliberales, que conducían a una concentración pronunciada de la
riqueza en las manos de grandes sectores capitalistas. La reducción de los aportes patronales
significó una transferencia de fondos de los más pobres (los jubilados y los que requerían ayuda
social) hacia los más ricos, que pagaron menos.
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Tráfico de armas y explosión el Río Tercero La República Argentina era uno de los países garantes de
paz en el conflicto peruanoecuatoriano. Pero fue acusada por el gobierno peruano por la venta de
armas a su contendiente, y también recibió protestas de Ecuador por la mala calidad de armamento
que recibieron. Es decir que el Estado argentino fue acusado internacionalmente por tráfico
clandestino de armas (vendidas mediante la “triangulación” con Venezuela, que figuraba como
destino de las mismas). La venta de armas había sido autorizada mediante decretos secretos
firmados por los ministros de Defensa, Relaciones Exteriores y Economía. El segundo caso de tráfico
fue la introducción de armas a Croacia entre 1991 y 1995, país afectado por el embargo de
armamento de las Naciones Unidas. Antes de conocerse estos hechos, en noviembre de 1995
estallaron cinco polvorines de la planta de Fabricaciones Militares en Córdoba, que arrasaron parte
de la ciudad de Río Tercero y provocaron varios muertos y muchos heridos. El gobierno habló de un
“accidente”, pero los análisis efectuados por peritos y los testimonios indicaron que se trataba de un
hecho intencional. Recién unos años más tarde se vinculó esta investigación con el tema de la venta
de armas: la explosión habría posibilitado la destrucción de documentación y la evidencia de
armamento faltante en los inventarios de las Fuerzas Armadas. Distintos funcionarios estuvieron
presos o procesados por el tráfico de armas, entre ellos el ex jefe del Ejército, general Balza; el
empresario Emir Yoma, el ex ministro de Defensa Erman González y el ex presidente Carlos Menem
(liberado por la Corte Suprema de Justicia tras 166 días de arresto en el año 2001).
Atentados: terrorismo internacional e inmovilismo judicial En marzo de 1992 un atentado con un
“autobomba” hizo estallar la Embajada de Israel en Buenos Aires; murieron 29 personas y hubo
cientos de heridos. Dos años más tarde otro atentado de grandes dimensiones –cuyo origen y
propósitos pueden haber sido los mismos que el anterior: sembrar el terror en la colectividad judía
internacional– conmocionó a la sociedad argentina. Ya no se trataba de un crimen dirigido a una
embajada extranjera, sino a una institución civil nacional: la Asociación Mutual Israelita Argentina,
AMIA. Causó 85 muertos y más de 300 heridos, más allá de los profundos daños psicológicos que el
terrorismo provocó en un gran sector de la población. Una impresionante movilización popular (unas
ciento cincuenta mil personas bajo la lluvia) repudió el hecho y responsabilizó al gobierno por la falta
de investigación y prevención tras el anterior atentado. El proceso judicial adoleció de gravísimos
defectos e irregularidades, que la asociación Memoria Activa semanalmente se encarga de delatar:
permanece constantemente reclamando justicia. El gobierno de Israel acusó al gobierno de Irán por
ambos atentados, y éste lo desmintió reiteradamente. Las investigaciones no fueron resueltas, pero
se sabe que el atentado nunca hubiera podido llevarse a cabo sin la complicidad de una “conexión
local” que diese apoyo material y humano a un ataque de esas características.
La reforma constitucional La Constitución Nacional necesitaba ser actualizada y Menem tenía interés
en ser reelecto. Por eso propuso la modificación de períodos –tanto de Presidente y Vicepresidente
como de Diputados y Senadores– y la reelección consecutiva. Apuró los tiempos de la reforma para
que la nueva Constitución se aprobara en 1994, a fin de poder presentar su candidatura en 1995.
Raúl Alfonsín, consciente de que Menem tenía la mayoría en el Congreso (y también la tendría en las
elecciones para Convencionales Constituyentes), por la cual podría imponer prácticamente cualquier
modificación, y temeroso de que eso sirviera para aumentar el poder presidencial ilimitadamente, se
reunió en la quinta presidencial para acordar varios puntos. El acuerdo se conoció públicamente
como el Pacto de Olivos entre Alfonsín y Menem y fue repudiado por la oposición, que consideró
que de este modo el radicalismo se integraba al oficialismo. La Convención Nacional Constituyente
sesionó en las ciudades de Santa Fe y Paraná, en 1994. Las principales reformas establecidas fueron:
la reelegibilidad del presidente por dos períodos consecutivos; el acortamiento de su período a
cuatro años y el de los senadores a seis; el agregado de un senador más por la oposición por cada
distrito electoral; la posibilidad de la consulta popular vinculante (plebiscito y referéndum); la
designación de un jefe de gabinete de ministros; la inhabilitación a perpetuidad para ocupar cargos
públicos para quienes se subleven contra el orden constitucional; la inclusión de los partidos
políticos en la Constitución; la acción de amparo, Hábeas corpus y Hábeas data como garantía de los
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derechos humanos; el derecho de los indígenas; la elección de los magistrados judiciales por medio
de un Consejo de Magistratura; el derecho de los habitantes de Capital Federal a elegir a su propio
intendente, etcétera. La reelección de Menem El 14 de mayo de 1995 Carlos Saúl Menem fue
reelegido Presidente y tuvo como Vicepresidente a Carlos Ruckauf, sin necesidad de segunda vuelta.
Con el 48 por ciento de los votos, aventajaba ampliamente al recientemente creado Frepaso, con
José O. Bordón (más del 28 por ciento), que logró una muy buena elección para la escasa estructura
partidaria que tenía. El radicalismo, que tras el Pacto de Olivos había caído en descrédito total, hizo
la peor elección de su historia: Massaccesi resultó con apenas un 17 por ciento. Menem gozaba del
consenso de una amplia capa de población, que lo votó básicamente por la estabilidad económica,
producto de la aplicación del plan de Convertibilidad.
Historia V : Argentina, América y el mundo en la segunda mitad del Siglo XX, 5º Año secundaria /
Marisa Gallego y Teresa Eggers-Brass. - a ed. - Ituzaingó : Maipue, 2011.