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La mayor parte de la actual provincia de Buenos Aires estaba poblada por tribus nómades: los
querandíes, los pampas y los tehuelches que recorrían sus llanuras cazando y pescando.
Desarrollaron una rica artesanía en cerámica, telas y cuero.
La Conquista
El primer español que llegó a las costas de Buenos Aires fue Juan Díaz de Solís, quien dio
noticias a los europeos de la existencia del Río de la Plata al que llamó mar Dulce. Pedro de
Mendoza en 1536 fundó Buenos Aires y debió abandonarla por el hambre y la falta de recursos
naturales fácilmente explotables. Juan de Garay, en 1580 volverá a fundar la ciudad que había
quedado despoblada de personas pero superpoblada de caballos, descendientes de los dejados
por Mendoza. Con Garay vendrán las vacas y se incrementará notablemente la actividad
ganadera al punto de crearse el sistema de vaquerías, que eran permisos otorgados para la caza
del ganado y la obtención del sebo y los cueros.
La Colonia
En 1772 el Rey Carlos III creó la Intendencia de Buenos Aires y cuatro años más tarde, el
virreinato del Río de la Plata. Con la apertura del puerto de Buenos Aires, la actividad económica
de la provincia crece notablemente y florecen los pueblos como Baradero, Pergamino y San
Antonio de Areco a la vera de las rutas comerciales. Las vaquerías fueron reemplazadas por las
estancias y surgieron los saladeros, establecimientos ubicados cerca de la capital donde se
salaba la carne vacuna para conservarla y poder exportarla, generalmente hacia Brasil y los
Estados Unidos y se curtían los cueros para exportarlos hacia Inglaterra. Se fue consolidando así
la clase más rica de la provincia: la de los estancieros que alternaban la vida en el campo con
sus negocios en la ciudad.
La Revolución
Entre 1810 y 1820 se suceden los gobiernos nacionales que tienen su sede en Buenos Aires y no
hay autoridades de la provincia de Buenos Aires. La mayoría de estos gobiernos con excepción
de la Junta Grande (1810-1811) privilegiaron los intereses de la provincia de Buenos Aires sobre
los del resto del país.
El período rosista
En 1827 asumió el gobierno de la provincia el federal Manuel Dorrego, quien intentó desarrollar
una política en beneficio de los sectores populares y de defensa de la soberanía nacional. Pero
fue derrocado y fusilado por el unitario Juan Lavalle en diciembre de 1828. Entre 1829 y 1852
manejará los destinos provinciales Juan Manuel de Rosas. Rosas, uno de los estancieros más
ricos de la provincia fomentará notablemente la actividad ganadera y las exportaciones,
extendiendo la frontera hacia el sur. Su estilo de gobierno será muy autoritario persiguiendo y
reprimiendo duramente a la oposición. Mantuvo una firme actitud frente a los bloqueos del
puerto de Buenos Aires por parte de Francia e Inglaterra lo que le valió la felicitación del general
San Martín. En febrero de 1852 el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, invadió
Buenos Aires con apoyo brasileño y derrocó a Rosas quien marchó al exilio.
Tras su triunfo Urquiza firmó con la mayoría de las provincias el Acuerdo de San Nicolás que lo
nombraba director provisorio de las Provincia Unidas, repartía las rentas aduaneras y convocaba
a un Congreso General Constituyente. Los porteños rechazaron el acuerdo y acaudillados por
Bartolomé Mitre y Valentín Alsina se separaron del resto del país formando un estado propio.
Durante casi 10 años (1852-1861) la provincia será un Estado independiente que crecerá
notablemente gracias al disfrute exclusivo del puerto de Buenos Aires y su aduana.
La etapa conservadora
La etapa radical
Entre 1916 y 1930 gobernaron los radicales impulsando el desarrollo agrícola y ganadero de la
provincia y terminando con las prácticas políticas fraudulentas. Extendieron el ferrocarril hasta el
puerto cerealero de Bahía Blanca y fomentaron la actividad industrial, lo que le fue dando un
nuevo perfil a la provincia. La crisis mundial de 1929 afectará seriamente la economía de la
provincia, en particular a los pequeños y medianos productores rurales.
La crisis provocó el traslado de mucha gente del interior hacia la provincia en busca de trabajo
en las fábricas que se fueron abriendo para producir aquí lo que antes se importaba.Tras el
golpe de estado del general José F. Uriburu que derrocó al presidente Yrigoyen, volvió el fraude
electoral y gobernaron la provincia los conservadores. Entre ellos se destacó Manuel Fresco,
admirador de Mussolini y Hitler, quien gobernó la provincia entre 1936 y 1940 implantando un
modelo autoritario y persiguiendo a la oposición sindical y política. Fresco se definió como
"conservador popular" y llevó adelante una política de obras públicas y de captación de votos a
cambio de empleos y alimentos para la gente más necesitada.
La etapa peronista
La etapa contemporánea
Fuente: "www.elhistoriador.com.ar"