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CAPÍTULO 36

El que se estresa pierde


El estrés engorda y enferma
Anatomía del cerebro
Nuestro cerebro está constituido por tres partes:
En primer lugar, la corteza cerebral, nuestro cerebro consciente, el que maneja
nuestra conciencia, memoria, control de movimientos e intelecto. En segundo lugar,
y debajo de la corteza, tenemos nuestro sistema límbico, que controla nuestras
emociones; es propio de los mamíferos y aquí encontramos el tálamo, el hipotálamo,
las amígdalas y el hipocampo, y, por último, más abajo tenemos el cerebro primario,
primate o reptiliano, que es autónomo y controla la supervivencia y funciones básicas
como la temperatura, la respiración y la frecuencia cardiaca.
Este cerebro es 250 veces más rápido que el cerebro racional, utiliza el 90 % de
la energía de todo el cerebro y aquí se encuentra el tallo o tronco cerebral, el bulbo
raquídeo, la protuberancia y el sistema reticular activante.
El cerebro reptiliano o de reptil es nuestro sistema nervioso autónomo, que
controla las funciones básicas e involuntarias como la frecuencia cardiaca, la tensión
arterial, la temperatura, la frecuencia respiratoria, el movimiento de las vísceras, la
digestión, la salivación, la sudoración, la dilatación de pupilas y la micción.
Se divide en 2 subsistemas: el sistema nervioso simpático y el parasimpático; y
ambos cumplen un papel preponderante en la homeostasis fisiológica de nuestro
cuerpo.
En este capítulo hablaremos de nuestro sistema nervioso simpático y cómo su
activación persistente, prolongada y duradera nos mantiene estresados, causa la
enfermedad metabólica, cerebral y psiquiátrica, y además nos hace subir de peso.
El sistema nervioso simpático y su relación con el estrés
Al activar el estrés, el sistema simpático activa la glándula suprarrenal, una glándula
importante que se encuentra en el polo superior del riñón y que genera todas las
hormonas esteroideas en su corteza: el cortisol (zona fascicular), las hormonas
sexuales (zona reticular) y todas las catecolaminas, la adrenalina y la noradrenalina
en su médula. Así, cuando nos estresamos, se activa la médula suprarrenal,

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