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ENCONTRANDO NUESTRO LUGAR EN LAS PROFECÍAS

Encontrando nuestro lugar en las profecías

A. Este año lo hemos iniciado con esta palabra rhema: Necesitamos encontrar nuestro lugar en las
profecías, nuestra parte en su historia. No se trata de adaptar a Dios a nuestras pequeñas historias, sino
de encontrarnos nosotros en su historia. La voluntad de Dios en la tierra, avanza con personas que
encuentran su parte en su gran plan.

B. Menospreciar las profecías apaga el Espíritu, pero cuando valoramos las profecías, las abrazamos y
decidimos colaborar con el cumplimiento de estas, se enciende el Espíritu (hay una gracia abundante
viniendo sobre los que alinean su vida a las profecías bíblicas).

“19 No apaguéis al Espíritu.20 No menospreciéis las profecías”. 1 Tesalonicenses 5:19-20

TRES CLAVES PARA ENCONTRAR NUESTRO LUGAR EN LAS PROFECÍAS

1. ENCUENTRA TU IDENTIDAD EN LAS PROFECÍAS

“19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas
para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? 20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.
21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor,

como dijo el profeta Isaías”. Juan 1:19-23

A. Juan el Bautista (el mayor de los profetas, según Jesús) no fue definido por lo que otros decían
de Él, sino que encontró su identidad en las profecías. Para saber quién eres, primero debes
descubrir quién NO ERES. No eres las expectativas de otros (ni siquiera de los que mejor piensan de
ti), eres lo que tu PADRE ESCRIBIÓ SOBRE TI.

B. Lo que está escrito en la Palabra sobre ti, te define. ¿Lo has encontrado? (Eres amado, eres
perdonado, eres escogido, eres un hijo, etc.). Tu futuro es lo que la Biblia profetiza: vas a vencer en
la hora más oscura, vas ver a Dios cara a cara y reinar con Él sobre la tierra, eres la generación
que perseverará hasta el final y verá a Cristo volver. No importa qué digan las circunstancias,
reinarás con Cristo sobre la tierra. Él ya te vio desde el futuro, y brillarás con la gloria del Señor en el
Reino de tu Padre.

“Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga”.
Mateo 13:43

C. Una cosa es leer la Biblia, y otra que la Biblia te lea (te diga quién eres y lo que Dios hará
contigo). Jesús encontró su lugar en las profecías y, de esta manera, se volvió un abridor de ojos y
encendedor de corazones.

“Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras
lo que de él decían”. Lucas 24:27

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“44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario
que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras”. Lucas 24:44-45

2. ENCUENTRA TU INTIMIDAD EN LAS PROFECÍAS

Las profecías no son para llenar tu mente de información escatológica, sino para llenar tu corazón de
deseo por Cristo y hambre por su voz.

A. Hay una combustión espiritual explosiva que mueve nuestro interior a la voluntad de Dios:
Conectar las profecías escritas en la Palabra con la voz del Espíritu en nuestro corazón por
movernos en ambientes de intimidad.

• PALABRA ESCRITA (profecías) + PALABRA VIVIENTE (intimidad) = ACTIVACIÓN DE PROPÓSITO

• BIBLIA – INTIMIDAD = INFORMACIÓN (lleva al orgullo y religiosidad)

• BIBLIA + INTIMIDAD = REVELACIÓN (lleva a la humildad y propósito)

“29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita
el pecado del mundo. 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí;
porque era primero que yo. 31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel,
por esto vine yo bautizando con agua. 32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu
que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. 33 Y yo no le conocía; pero
el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu
y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo. 34 Y yo le vi,
y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”. Juan 1:29-34

B. Cuando unes las profecías a la intimidad, todo se acelera en tu vida. Las profecías no son para
llenarte de información, sino para llenarte de movimientos en la voluntad del Padre.

C. Las profecías son las expectativas del Padre sobre el futuro de la Iglesia. Como un papá que
escribe un libro sobre su hijo, que le dice quién es, qué tiene que hacer, qué peligros va a enfrentar y
cómo vencer al final. Sin embargo, ese Papá no está muerto (no es un testamento), sino que está
comprometido con acompañarnos en el camino.

3. ENCUENTRA TU POSICIÓN EN LAS PROFECÍAS

“Porque este es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero (angelos) delante de tu faz,
el cual preparará tu camino delante de ti”. Mateo 11:10

A. ¡Está escrito! Los mensajeros que Dios envía para preparar el camino habitan delante de su faz.
Dios envía a los que permanecen posicionados delante de su rostro. Otro ejemplo es el ángel Gabriel:

“Respondiendo el ángel (angelos) , le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios;
y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas”. Lucas 1:19

B. El rostro de Jesús contiene los tesoros capaces de romper todo espíritu de pobreza, vacío y
maldición, que un ser humano puede tener. Pablo dice que está luchando para que puedan acceder
a esos tesoros.

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“2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas
de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, 3 en quien están escondidos
todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Colosenses 2:2-3

“6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció
en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.
2 Corintios 4:6

C. Hay una generación que busca sus manos, pero otra que busca su rostro (Sal. 24). Este es el
clamor MARANATA:

“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara…” 1 Corintios 13:12

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