Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(Vivamos cada acontecimiento de nuestra Salvación, como verdaderos protagonistas y no simples espectadores
de acontecimientos pasados).
SABADO SANTO
Es el tercer día del Triduo Pascual, día de espera y preparación que precede
a la celebración del día de la Resurrección de Jesucristo, la Pascua. El
Sábado Santo conmemora el día en que Jesús yace en la tumba después de
su crucifixión y muerte.
Esta celebración marca el inicio del Domingo de Resurrección, se desarrolla en la noche del sábado que
proclama la gloria de la Resurrección de Cristo. Esta ceremonia litúrgica evidencia el triunfo de Cristo
sobre el poder del mal, de la muerte, del pecado, simbolizado en el paso de la oscuridad a la luz,
expresado visiblemente en el encendido del Cirio Pascual. Cristo es la luz que surge triunfante de las
tinieblas, fortaleciendo nuestra fe y de Él todos encendemos nuestras velas: “Los que morimos con
Cristo, resucitaremos también con él”
La Liturgia Eucarística de la Vigilia Pascual: culmina con la celebración de la Eucaristía, donde los
fieles reciben la comunión en la alegría de la Resurrección de Cristo, Cristo vivo y resucitado se nos da
como alimento para caminar hacia nuestra propia pascua: resucitar con Él a la eternidad.
DOMINGO DE RESURRECCION
El Domingo de Resurrección, también llamado Domingo de
Pascua, es el día central y más importante del calendario
litúrgico cristiano. Es por excelencia “El Día del Señor”, en
latín: Dies Domini, del cual deriva la palabra “domingo”, día
tan grande y solemne que se anticipa y celebra incluso desde el
sábado por la noche con la Vigilia Pascual. Este domingo, es
Día del Señor, día en el que Jesucristo vence a la muerte con su
resurrección. Él es la vida, el resucitado, ya no muere más,
vive para siempre entre nosotros. La muerte ya no es la última
palabra, el poder del mal que nos tenía esclavizado, ha sido
vencido por Cristo; no hay mal o pena o tristeza que nos venza,
Jesucristo nos ha redimido, nos ha salvado; pero claro, es
preciso vivir de su mano, de su gracia, hacer nuestro su triunfo.
Es importante que nos involucremos y sintamos este gozo como un gran impulso que se manifestará en
la fiesta de Pentecostés.