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La Fe Viva

Devociones católicas diarias para


Enero • Febrero • Marzo 2020

“Síganme”
Mateo 19:21
María, por su parte, guardaba todos
estos acontecimientos y los volvía
a meditar en su interior.
— Lucas 2:19

ESTIMADOS AMIGOS:
Al comenzar este año que tiene un aspecto armo-
nioso por ser 20-20, un arreglo que para los numerólogos
simbolizan la fe y la confianza en las relaciones –el dos–
y la integridad, el ciclo de la perfección y la realización
completa en Dios –el cero.
Esos elementos deben estar presentes en nuestras
vidas todos los años, pero en este año en particular cada
día que abramos este librito y veamos el 2020 será mi
oración por ustedes, familia y comunidad de lectores,
que se sientan inspirados para hacer que sus pensamien-
tos negativos se conviertan en pensamientos de fe, y sus
dudas en confianza, seguros de que el amor infinito de
Dios desea para ustedes la realización plena y llevarlos
a completar la perfección del círculo del amor que un
día se cerrará cuando seamos uno con nuestro Padre
Celestial.
Todas las bendiciones del nuevo año desciendan
sobre ustedes y sus familias,
Marina A. Herrera, editora
La Fe Viva
Devociones católicas diarias para
Enero • Febrero • Marzo 2020

Volumen 18 • Número 2
Marina A. Herrera, Editora del español
Kasey Nugent, Editora adjunta
La Fe Viva ofrece reflexiones diarias basadas en pasajes bíblicos
de la misa diaria. Las lecturas bíblicas para la misa del día se
incluyen al pie de cada devoción para ayudar a los católicos a
rezar y meditar según el espíritu del tiempo litúrgico. A menos
que se anote, las citas son de la Biblia Latinoamérica, que es de
uso generalizado en los Estados Unidos.
IMPRIMATUR
Obispo Mark S. Rivituso, obispo auxiliar • Arquidiócesis de St. Louis
Copyright © 2020 de Creative Communications for the Parish

La Fe Viva Vol. 18 No. 2 is published quarterly in January, April, July and October
by Creative Communications for the Parish, 1564 Fencorp Drive, Fenton, MO
63026, a subsidiary of Bayard, Inc., sponsored by the Augustinians of the As-
sumption. Subscription rates: 1 year, $15.00; single copy, $4.50. Canadian GST#
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Nota: Algunas veces La Fe Viva da permiso a otras organizaciones para usar nues-
tras listas con propósitos de promoción. Si no desea recibir esos envíos, tenga la
bondad de notificar nuestra oficina en Fenton, MO o por correo electrónico en
info@livingfaith.com.
■ Foto de la tapa, iStock / JohnnyPowell.
Miércoles, 1° de enero • María, Madre de Dios

Mantener viva la historia


Todos los que escucharon a los pastores quedaron
maravillados de lo que decían. Y María, por su parte,
guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a
meditar en su interior. Lucas 2:18-19

MARÍA NOS DA UNA GRAN FORMA de empe-


zar el nuevo año: mantener la historia de Navidad en
nuestro corazón y meditar sobre ella todo el año. Al fin
y al cabo, es la historia de Dios convertido en humano,
y no es algo cuyo significado puedes agotar en una sola
narración. Ni en cientos de narraciones.
María conocía esta historia directamente. La com-
prendía de una forma única, de adentro hacia afuera, se
podría decir. A lo largo de su vida, meditó sobre todo
lo que había pasado. Y así, el misterio de la presencia y
acción de Dios en ella continuó manifestándose.
María, Madre de Dios, meditó mucho y, por medio
del Espíritu Santo de su hijo, Jesús, el misterio de la
Encarnación se puede manifestar también en nosotros.
Señor Jesús, mantén viva la historia de tu nacimiento en
nuestro corazón para poder crecer en la fe, la esperanza y el
amor.
Mark Neilsen

Números 6:22-27 • Salmos 67:2-3, 5-6, 8


Gálatas 4:4-7 • Lucas 2:16-21
Jueves, 2 de enero • San Basilio Magno
y san Gregorio Nacianzeno

El camino recto
Yo soy… la voz que grita en el desierto:
Enderecen el camino del Señor. Juan 1:23

CUANDO ALGUIEN IMPORTANTE viajaba por el


desierto, era común enviar un equipo adelante a limpiar
los matorrales y montículos para que el camino fuera
llano y recto, así como hoy un equipo despeja el cami-
no para una caravana presidencial. Juan Bautista dice
que no es un mesías ni un profeta, sino el hombre que
“endereza el camino del Señor”.
En Hechos 13:10, Pablo da vuelta esto y le dice a
quien aleja a las personas de Jesús: “¿Cuándo termina-
rás de torcer los rectos caminos del Señor?” El mensaje
de la verdad es recto, sencillo y claro, mientras que el
engaño es intrincado, retorcido.
¿Cómo sabemos cuál es el camino recto? En Lumen
fidei, el papa Francisco dice: “quien se pone en camino
para practicar el bien se acerca a Dios… caminamos
hacia la plenitud del amor”.
Señor, por favor, ayúdame hoy a seguir tu camino recto de
amor, y que no me aparte hacia desvíos retorcidos.
Phil Fox Rose

1 Juan 2:22-28 • Salmo 98:1-4


Juan 1:19-28
Viernes, 3 de enero • El Santísimo Nombre de Jesús

¿Qué es realmente importante?


Ahí viene el Cordero de Dios, el que carga con el peca-
do del mundo. De Él yo hablaba al decir: “Detrás de mí
viene un hombre que ya está delante de mí…”.
 Juan 1:29-30

JUAN BAUTISTA ERA un ser único. Tenía seguidores.


Era respetado. Podría haber aprovechado su creciente
prestigio y haber hecho el ingreso de Jesús en el minis-
terio más desafiante de lo que ya era. Pero Juan aceptó
que Jesús era el Cordero de Dios, enviado por el Padre
para borrar el pecado del mundo. Sabía que Jesús esta-
ba muy por delante de él.
Hoy vemos a muchos en la búsqueda de la fama y la
fortuna momentáneas. La gente se expone de manera
humillante en los “reality shows” de la televisión. En
las redes sociales, a menudo se comparten demasiados
datos personales vergonzosos.
Juan Bautista no lo habría entendido. Necesitamos
saber qué es verdaderamente importante y quién está
por delante de nosotros.
Dios, concédenos la sabiduría para conocerte a ti y a tu
hijo.
Paul Pennick

1 Juan 2:29—3:6 • Salmo 98:1, 3-6


Juan 1:29-34
Sábado, 4 de enero • Santa Isabel Ana Seton

Mirar y ver
Al día siguiente, Juan estaba allí otra vez con dos de
sus seguidores. Cuando vio pasar a Jesús, Juan dijo:
“¡Miren, ése es el Cordero de Dios!” Los dos segui-
dores de Juan lo oyeron decir esto, y siguieron a Jesús.
 Juan 1:35-37

EN ESTE RELATO DEL PRIMER CAPÍTULO del


Evangelio según san Juan, se torna evidente lo impor-
tante que es mirar y realmente ver para discernir, para
conocer, para encaminarnos y para permanecer.
Juan Bautista fija los ojos en Jesús y discierne que es
el Cordero de Dios. Jesús ve que los discípulos de Juan
lo siguen, y les invita a ver dónde vive, y ahí permane-
cen con él. Más tarde, Jesús observa a los que se habían
juntado y fija la mirada en Simón, al que llama Pedro.
Y ya sabemos lo que esto significó más adelante para
Pedro y para nosotros, la Iglesia.
Es crucial para cada uno de nosotros detenernos,
fijarnos y ver la presencia de Dios en las personas y en
las situaciones, y ubicarnos dentro del Reino de Dios.
Caso contrario, vivimos distraídos, alejados, aislados.
Un momento de atención cambia todo.
Señor, enséñanos a mirar y ver, a oír y escuchar.
Olga Pavisich-Ryan

1 Juan 3:7-10 • Salmo 98:1, 7-9


Juan 1:35-42
Domingo, 5 de enero • Epifanía del Señor

¿Has tenido tu propia epifanía?


Qué alegría más grande… Se arrodillaron y le
adoraron. Mateo 2:10-11

EL DESEO HUMANO ESENCIAL es sentir a Dios.


Con esa experiencia fuertemente grabada en nuestro
corazón, vivimos con paz interior y seguridad: Dios
está con nosotros. Sin esa experiencia, aunque lo sepa-
mos, estamos inquietos y siempre buscando.
La epifanía es la fiesta del encuentro con Dios. El
largo viaje de los Magos es un símbolo de la búsqueda
humana de lo divino. “Qué alegría más grande” cuan-
do encontraron a Jesús, Dios con nosotros.
Ahora es el momento de mirar nuestra vida. ¿Te-
nemos una seguridad interna sólida de que Dios está
con nosotros? Si no, comienza el viaje de los Magos,
buscando a Dios en el aquí y ahora. Pídele a Dios que te
revele el ser divino.
Si ya has tenido tu propia epifanía, da gracias a Dios
por el maravilloso regalo. Al encontrar al Señor, los
Magos se arrodillaron y lo adoraron.
Mons. Stephen J. Rossetti

Isaías 60:1-6 • Salmo 72:1-2, 7-8, 10-13


Efesios 3:2-3, 5-6 • Mateo 2:1-12
Lunes, 6 de enero • San André Bessette

Luz en la oscuridad
Empezaron a seguir a Jesús muchedumbres: gente de
Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del
Jordán. Mateo 4:25

A MATEO LE APASIONA la geografía. En los relatos


de la infancia, tiene cuidado de incluir la ubicación de
Jesús: Nazaret, Belén, Egipto, de regreso a Judea, un
desvío a Galilea. Jesús caminó por la Tierra Santa sin
importar fronteras, enseñando y curando a los elegidos
y los extranjeros, a limpios y sucios, hombres y muje-
res. Qué irónico y triste que la tierra del Príncipe de la
Paz sea uno de los lugares más violentos del mundo,
donde vivir en peligro es la norma y el hijo de toda
madre está en riesgo.
Hoy es lo que mi familia llama la “verdadera Epi-
fanía”. Se desarma el árbol y los adornos y las luces
regresan al ático. En este día que celebra la luz que
brillaba en la oscuridad, tal vez nos anime recordar que
cuanto más oscuro es el lugar, más brillante parece la
luz. Traigamos luz a los rincones más oscuros de nues-
tro corazón y convirtámonos en el instrumento de paz
que tanto necesita este mundo.
Paige Byrne Shortal

1 Juan 3:22—4:6 • Salmo 2:7-8, 10-12


Mateo 4:12-17, 23-25
Martes, 7 de enero • San Raimundo de Peñafort

Amor desbordante
Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el
amor viene de Dios. 1 Juan 4:7

QUÉ MARAVILLOSO SENTIMIENTO es sorpren-


derse por un acto generoso de otro, conmoverse por
una amabilidad inesperada sin ningún compromiso.
Para mí, cada vez que recibo este tipo de amor, es Navi-
dad. No importa cuán pequeña sea la acción, ¡el hecho
de que el amor sea de Dios hace que sea importante! El
tiempo navideño es un plan de estudio de lecciones dia-
rias sobre cómo recurrir al amor como nuestra manera
de ser. Todo el tema sobre “Dios es amor” puede sonar
un poco poético mientras disfrutamos de la gloria del
Rey recién nacido. El nacimiento de Cristo, sin embar-
go, nos muestra concretamente cómo Dios es amor.
Dios envió a su único Hijo al mundo para que pudié-
ramos tener vida, y nos hizo libres de aceptar el regalo
de la vida o no. El amor es gratuito, sin exigencias. El
amor no puede evitar desbordarse en beneficio del otro.
Sor Kathryn J. Hermes, F.S.P.

1 Juan 4:7-10 • Salmo 72:1-4, 7-8


Marcos 6:34-44
Miércoles, 8 de enero

Actos casuales o guiados por Dios


“Ánimo, no teman, que soy yo”. Marcos 6:50

SIEMPRE ME SORPRENDE cómo la gente ve los mis-


mos actos diferentemente. Una persona verá la mano de
Dios constantemente trabajando; otra lo atribuirá a la
casualidad.
En la lectura del Evangelio de hoy, los discípulos “no
habían entendido lo que había pasado con los panes”.
Además, cuando Jesús fue hacia ellos en el mar, no lo
reconocieron. En esa etapa temprana de ser discípulos,
“tenían la mente cerrada”.
Nuestro desafío es el mismo. Mientras nos converti-
mos en discípulos, también debemos reconocer a Jesús
y su trabajo en nuestras vidas. De lo contrario, los actos
parecerán simplemente casualidades, y no reconocere-
mos a Jesús.
¿Tu vida es una serie de casualidades o Dios guía
tu vida? Hoy, rezamos para que, como los discípulos,
podamos reconocer la presencia del Señor en nuestro
entorno y su mano que siempre nos guía.
Mons. Stephen J. Rossetti

1 Juan 4:11-18 • Salmo 72:1-2, 10, 12-13


Marcos 6:45-52
Jueves, 9 de enero

Palabras amables y exigentes


Todos lo aprobaban y se quedaban maravillados, mien-
tras esta proclamación de la gracia de Dios salía de sus
labios. Lucas 4:22

ALGUNOS DE LOS QUE estaban maravillados por


Jesús lo siguieron; a otros les gustó lo que decía, pero
volvieron a sus vidas; y otros se desalentaron por sus
palabras y se unieron a su persecución.
Uno puede desalentarse por palabras amables cuando
el orador no vive el mensaje. Como dijo Ralph Waldo
Emerson: “Lo que eres habla tan fuerte que no pue-
do escuchar lo que dices”. Para quienes tratamos de
proclamar el Evangelio, ya sea predicando o criando
hijos, escribiendo o cantando, a veces las palabras están
destinadas a superar nuestras acciones. ¿Qué pode-
mos hacer? Admitir nuestras limitaciones y buscar el
perdón.
Podemos rechazar las palabras porque exigen de-
masiado. Vamos a la iglesia y cantamos sobre seguir a
Jesús, el amor, la paz y el perdón, pero ¿quién puede
estar a la altura del mensaje? Nuevamente, para no ser
uno de los perseguidores, reconocer los límites y buscar
el perdón es el camino a seguir.
Paige Byrne Shortal

1 Juan 4:19—5:4 • Salmo 72:1-2, 14-15, 17


Lucas 4:14-22
Viernes, 10 de enero

La “gracia” de la lepra
Señor, si tú quieres, puedes limpiarme. Lucas 5:12

ACTUALMENTE, PUEDE SER un poco desalentador,


especialmente para nosotros los sacerdotes. Nuestras
sociedades se han vuelto tan seculares, que no solo
poca gente va a la iglesia, sino que ni siquiera piensan
en Dios… para nada.
Me parece asombroso. ¿Dónde planean pasar la eter-
nidad? El problema hoy en día es que pocos se hacen
esa pregunta.
Creo que era similar en tiempo de Jesús. En el
Evangelio de hoy, ¿quién fue el que buscó a Jesús y “le
suplicó”? No era el adinerado; era un pobre leproso.
Era un marginado que sufría, condenado a una muerte
miserable.
El leproso recibió la gran “gracia” de reconocer su
necesidad de Jesús. No le desearía una enfermedad tan
espantosa a nadie. Pero espero que todos conozcamos
nuestra necesidad de Dios y, como el leproso, suplique-
mos a Jesús que nos cure.
Mons. Stephen J. Rossetti

1 Juan 5:5-13 • Salmo 147:12-15, 19-20


Lucas 5:12-16
Sábado, 11 de enero

Dios… por medio nuestro


El amigo del novio está a su lado y hace lo que él le
dice y se alegra con sólo oír la voz del novio. Juan 3:29

NOSOTROS, COMO JUAN BAUTISTA, vivimos


nuestras vidas en referencia al novio. Cristo vino a la
tierra como a un matrimonio. Él vino a desposarse, en
íntima unión, con cada persona que existe, para dar su
vida enteramente y ganar el amor y la devoción de cada
una. No creas que la devoción es decir nuestras oracio-
nes en silencio el domingo. Mejor imagina dos personas
muy enamoradas. Como cristianos, al igual que Juan
Bautista, somos los presentadores de los planes de boda
divinos, preparamos el camino en la vida de algunas
personas para la llegada del novio. Juan sabía que
estaba aquí por una razón, y tú y yo también. Al final,
se trata de lo que Dios hace en y por medio de nosotros
por el bien de todos. Detente y escucha su voz.
Sor Kathryn J. Hermes, F.S.P.

1 Juan 5:14-21 • Salmo 149:1-6, 9


Juan 3:22-30
Domingo, 12 de enero • Bautismo del Señor

Ver las cosas de forma diferente


Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: “Verdadera-
mente reconozco que Dios no hace diferencia entre las
personas. En toda nación mira con benevolencia al que
teme a Dios y practica la justicia”. Hechos 10:34-35

HACE UNOS AÑOS FUI a buscar un par de lentes


nuevos, pero cuando me los probé, sabía que no veía
bien. La mujer que me atendía insistía que era la receta
correcta y me dijo que solo tenía que acostumbrarme.
Luego de tres días de sufrimiento, devolví los lentes y,
al investigar un poco, descubrieron que la oculista no
había actualizado sus notas. No podía ver porque los
lentes estaban hechos con una receta vieja.
A veces sabemos en nuestro corazón que algo no está
bien. Tal vez reconocemos que algo es injusto, pero
aceptamos la situación aunque nos haga sentir incómo-
dos. Hoy nos recuerdan que Dios envió tres visiones
a Pedro antes de que entendiera lo que Él trataba de
comunicar. Para nosotros también, cooperar con el
espíritu inmanente es un desafío continuo que requiere
la voluntad de ver las cosas de forma diferente.
Terri Mifek

Isaías 42:1-4, 6-7 • Salmo 29:1-4, 9-10


Hechos 10:34-38 • Mateo 3:13-17
Lunes, 13 de enero • San Hilario

En pocas palabras
[Jesús] decía: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de
Dios está cerca. Renuncien a su mal camino y crean en
la Buena Nueva”. Marcos 1:15

LOS BIBLISTAS DICEN QUE estas dos frases cortas


dichas por Jesús en el Evangelio según san Marcos
constituyen el corazón de su mensaje. Así, si no sabe-
mos bien lo que significan estas palabras, es posible que
nos estemos perdiendo algo importante. Los conceptos
clave aquí son “Reino de Dios”, “renunciar” y “creer en
la Buena Nueva”. El primero se refiere a la penetración
gradual pero imparable de toda la creación con el amor
de Dios. El segundo, “renunciar”, significa que esta-
mos llamados de por vida a guiar nuestros corazones y
nuestras vidas lejos de actitudes estrechas, egocéntricas
y propensas a la violencia e ir hacia el amor por Dios y
la compasión amorosa por los demás. El tercero, “creer
en la Buena Nueva”, significa aceptar la gran noticia de
Jesús de que el amor de Dios es confiable, sin importar
lo mal que estén las cosas.
Señor Jesús, ayúdame cada día a renunciar y creer en la
buena nueva.
Mitch Finley

1 Samuel 1:1-8 • Salmo 116:12-19


Marcos 1:14-20
Martes, 14 de enero

Oración sincera
Si me quedé tanto rato orando ha sido porque mi su-
frimiento y mi pena son muy grandes. 1 Samuel 1:16

ANA RECURRE A LA ORACIÓN, desconsolada por


no tener hijos. En la agitación de sus emociones, abre
su corazón a Dios. Y termina su oración con una sen-
sación de paz, después de haber puesto su dolor en las
manos de aquel a quien ella confía su vida. Finalmen-
te, concibe un hijo, Samuel. La experiencia de Ana de
mostrar su angustia al rezar no implica que los pedidos
de todos ante Dios son contestados tan directamente
como los de ella. Más bien, confirma la posible sereni-
dad luego de una oración sincera como la de Ana, que
no calló nada al acercarse a Dios. La paz se arraigó en
ella después de su pedido. “Su cara tenía otro aspecto”.
Este cambio se produjo porque Ana salió lista para
aceptar lo que fuera, confiando en que Dios estaba con
ella.
Amigo amado, estás listo para escucharme cuando rezo.
Quiero ser sincero y confiar todos mis pensamientos y sen-
timientos a tu cuidado.
Sor Joyce Rupp, O.S.M.

1 Samuel 1:9-20 • 1 Samuel 2:1, 4-8


Marcos 1:21-28
Miércoles, 15 de enero

“Hacer tu voluntad…”
He elegido, mi Dios, hacer tu voluntad,
y tu Ley está en el fondo de mi ser. Salmo 40:9

DESPUÉS DE TENER UN HIJO, a mi esposo y a mí


nos dijeron que probablemente no podríamos tener
otro. Aunque finalmente tuvimos dos hijas más, varias
décadas más tarde, aún recuerdo mi dolor y decepción.
También recuerdo los celos abrumadores que sentí
cuando una amiga concibió fácilmente a su tercer hijo.
Luché contra mis emociones hasta que un día sentí la
necesidad de ofrecerle a ella las cosas de bebé que nues-
tra hija ya no usaba. Por alguna razón, esa acción me li-
beró del resentimiento y de los celos que me apresaban.
Podemos pensar que hacer la voluntad de Dios es una
carga o un trabajo arduo, pero lo contrario es cierto.
Aunque nos puede resultar difícil seguir nuestros mejo-
res instintos, acabaremos encantados con nuestra nueva
libertad si escuchamos y obedecemos.
Terri Mifek

1 Samuel 3:1-10, 19-20 • Salmo 40:2, 5, 7-10


Marcos 1:29-39
Jueves, 16 de enero

Vivir nuestra gratitud


Al instante se le quitó la lepra… Marcos 1:42

¿ALGUNA VEZ TE PREGUNTASTE cómo el leproso


curado siguió con su vida cuando Jesús lo liberó de
su espantosa condición? Después de haberse curado,
Jesús le dice que no hable de ello, pero lo hace de todas
formas. De hecho, el leproso curado no puede mantener
la boca cerrada. Él está muy agradecido, abrumado de
alegría por ser de nuevo parte de la sociedad y vivir sin
las discapacidades de su enfermedad.
Pero a medida que pasaron los años, ¿valoró el rega-
lo? ¿Finalmente se olvidó del Sanador? ¿O dio gracias
cada día por el resto de su vida? ¿Cambió de alguna
manera significativa? ¿Fue el hombre curado más atento
y comprensivo con quienes eran rechazados? ¿Fue muy
generoso con su presencia y talento para ayudar a los
necesitados? Quiero creer que sí. No he tenido lepra,
pero la gracia de Dios ha nutrido mi crecimiento de
muchas maneras. Estoy agradecida. Quiero mostrarlo
de la forma en que vivo.
Sor Joyce Rupp, O.S.M.

1 Samuel 4:1-11 • Salmo 44:10-11, 14-15, 25-26


Marcos 1:40-45
Viernes, 17 de enero • San Antonio

Un momento de enseñanza
Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la
multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el
boquete bajaron al enfermo en su camilla. Marcos 2:4

¿QUIÉN DICE QUE NO HAY RISAS en los Evange-


lios? Esta es una escena digna del Gordo y el Flaco o de
Buster Keaton. Imagina la reacción del dueño de la casa
cuando cuatro zoquetes agujerean su techo. ¡Hablando
de gracioso! Además, la multitud alrededor de Jesús
debió volverse loca mientras hacían el agujero para
bajar al hombre en camilla entre medio de ellos. ¡Qué
caos! ¡Qué risa! Como de costumbre, por supuesto, los
expertos religiosos solo sonríen; están muy ocupados
en ser santurrones. Casi se puede escuchar a Jesús sus-
pirar por la incapacidad de ellos para reírse cuando es
perfectamente apropiado.
Típicamente, por supuesto, Marcos usa el relato para
contarnos algo sobre Jesús y su poder, una lección que
trasciende la situación cómica.
Mitch Finley

1 Samuel 8:4-7, 10-22 • Salmo 89:16-19


Marcos 2:1-12
Sábado, 18 de enero

Amor inclusivo
Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un
buen número de cobradores de impuestos y otra gente
pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus
discípulos. Marcos 2:15

CUANDO YO ERA JOVEN, mi madre invitaba a


cenar a adolescentes con los que trabajaba en un res-
taurante. A veces eran doce personas más en nuestra
pequeña casa, pero nadie se sentía indeseado o inopor-
tuno. Ahora me doy cuenta del gran logro que fue
reunir a un grupo tan diverso. Fue quizás una de las
pocas veces en que niños populares se sentaron con los
socialmente marginados, y alumnos talentosos pasaron
tiempo con quienes luchaban por aprender o seguir en
la escuela.
Mi madre no forzaba a nadie a venir; iban porque
ella les caía tan bien como para dejar de lado sus dife-
rencias y disfrutar mutuamente. Seguro que mi madre
no sabía que me enseñaba una gran lección sobre la
comunidad, pero al igual que con cualquier buen maes-
tro, su ejemplo está grabado en mí. Diariamente me
pregunto a quién intento excluir y cómo mis razones
para hacerlo atascan la luz del amor incondicional.
Terri Mifek

1 Samuel 9:1-4, 17-19; 10:1 • Salmo 21:2-7


Marcos 2:13-17
19 de enero • 2° Domingo del Tiempo Ordinario

Hasta el último extremo de la tierra


Tú serás, además, una luz para las naciones,
para que mi salvación llegue hasta el último ex-
tremo de la tierra. Isaías 49:6

YO ME PREOCUPO CON razón por mi relación con


Dios, y a veces me enfrento de lleno a la pregunta de
dónde pasaré la eternidad. Pero no todo es acerca de
mí, ni tampoco de ti. Sí, Dios quiere transformarnos
llenándonos de la luz de Cristo, pero no solo para que
podamos gozar de nuestra propia salvación. Los extre-
mos de la tierra también necesitan salvación, y Dios nos
usa para llevar su luz a donde antes no había.
En general pensamos en el trabajo misionero en tér-
minos geográficos: llevar el Evangelio a tierras extran-
jeras. Hace poco, el papa Francisco nos instó a llevar la
luz de Cristo a los extremos del espíritu humano: a los
solitarios, a los desesperados, a los rechazados, a los
desesperanzados.
Señor, espero el gozo eterno de tu salvación. Que tu gracia
me haga luz para los extremos de la tierra, donde sea que los
encuentre.
Mark Neilsen

Isaías 49:3, 5-6 • Salmos 40:2, 4, 7-10


1 Corintios 1:1-3 • Juan 1:29-34
Lunes, 20 de enero • San Fabián, san Sebastián

Amor significa…
La obediencia vale más que el sacrificio
y la fidelidad, más que la grasa de los carneros.
 1 Samuel 15:22

“AMOR SIGNIFICA NUNCA TENER que decir per-


dón”, dice la famosa frase de la película. La idea es que
si alguien realmente nos ama, nos aceptará tal como
somos, con defectos y todo.
Eso puede ser así en las películas, pero no tanto con
Dios. Sin duda, él realmente nos ama y siempre nos
perdona, pero ignorar tercamente su guía solo nos
causa dolor. Aunque parezca mucho pedir, al final
somos mucho más felices cuando renunciamos a nues-
tra voluntad y hacemos lo que Él desea, sin importar
cuán desagradable o difícil parezca. Ser un seguidor de
Cristo consiste en escuchar y luego hacer, no de pensar
que sabemos más que él lo que es mejor y pedir perdón
más tarde.
Tu voluntad, no la mía, Señor.
Melanie Rigney

1 Samuel 15:16-23 • Salmo 50:8-9, 16-17, 21, 23


Marcos 2:18-22
Martes, 21 de enero • Santa Inés

Santificar el sábado
El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hom-
bre para el sábado. Marcos 2:27

DIOS NOS DIO EL SÁBADO como día de descanso


y para asistir al culto. Jesús desafió a las autoridades
religiosas que agobiaban a la gente con represalias si
violaban las leyes y costumbres del sábado, por ejemplo
al mitigar el hambre desgranando espigas. Podemos
perder la idea del significado del sábado cuando lo
adaptamos a nuestros propios fines estrechos y espera-
mos que otros nos imiten.
Esa actitud no libera a la gente para reposar en Dios.
En lugar de eso, puede sobrecargarla con prácticas que
se alejan del don original del sábado de mejorar la vida.
Está escrito que Dios trabajó seis días al crear el univer-
so y descansó en el séptimo día. Y estamos hechos a su
imagen y semejanza, lo que incluye un día de descanso
bien merecido y la libertad de saber que Dios está pre-
sente en el ocio. El sábado, o domingo, debe reservarse
para el bienestar de toda la persona. Fuimos hechos
para trabajar, y reposar, con Dios.
P. James Stephen Behrens, O.C.S.O.

1 Samuel 16:1-13 • Salmo 89:20-22, 27-28


Marcos 2:23-28
Miércoles, 22 de enero • Día de oración por la
protección legal de los niños en el vientre materno

El amor sin límites de Dios


¿Salvar una vida o matar? Marcos 3:4

A LO LARGO DE LOS AÑOS he tenido el privilegio


de acompañar a muchas mujeres y hombres que sufrie-
ron el dolor del aborto, buscaron el perdón, se perdo-
naron y nombraron a sus hijos. Se responsabilizaron de
sus abortos. Fue un proceso de crecimiento y curación
emocional y espiritual. Mencioné a los hombres que
estuvieron implicados en el aborto de su pareja porque
a menudo se sienten excluidos del proceso de duelo por
el hijo y niegan lo sucedido. Estos hombres también
necesitan llorar, sanar, buscar el perdón y perdonar-
se. Hay un grupo llamado Proyecto Raquel, donde la
gente que tiene asuntos no resueltos por el aborto puede
encontrar refugio, curación y esperanza. Recuerda, el
amor y la compasión de Dios no tienen límite.
Fr. Martin H. Padovani, S.V.D.
Curando relaciones heridas

1 Samuel 17:32-33, 37, 40-51 • Salmo 144:1-2, 9-10


Marcos 3:1-6
Jueves, 23 de enero • San Vicente, santa Mariana Cope

El favorito de la maestra
Eso le disgustó mucho a Saúl quien se enojó. Se dijo:
“… a David no le falta más que la realeza”.
 1 Samuel 18:8

TODOS CONOCEMOS A HIJOS o hijas favoritos,


personas que entran como si nada en una situación y no
contribuyen tanto como nosotros, pero reciben todo el
crédito por recaudaciones exitosas, ferias ministeriales
y otras acciones. Son vecinos, compañeros de trabajo,
compañeros feligreses, a veces incluso nuestra familia
y amigos. La mayoría de las veces, ni se dan cuenta de
cuánto nos enoja la injusticia de todo esto.
Por suerte, Dios no nos juzga por la popularidad
o la adulación pública. Él sabe lo que hacemos en su
nombre, sin importar que otros estén conscientes de
nuestros esfuerzos o los aprecien. Y, al final, su opinión
es la única que importa. Cada uno de nosotros puede
estar entre los hijos más amados de Dios.
Padre, tú sabes mejor que nadie lo que hago en tu nombre.
Que eso me baste.
Melanie Rigney

1 Samuel 18:6-9; 19:1-7 • Salmo 56:2-3, 9-13


Marcos 3:7-12
Viernes, 24 de enero • San Francisco de Sales

Fiel compañía
Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso, y se
reunieron con él. Marcos 3:13

JESÚS ELIGIÓ DOCE HOMBRES para ser sus com-


pañeros. Ellos tenían muchos rasgos muy humanos.
Con el tiempo, mostraban con palabras y acciones
impaciencia, temor, traición, duda, malentendidos,
impetuosidad, mezquindad. Y se equilibraban con
coraje, firmeza, fidelidad, confianza, bondad, pureza
de corazón. En definitiva, estos compañeros tenían los
mismos rasgos que nos molestan y nos gustan, porque
los encontramos fácilmente en nosotros mismos. A pe-
sar de sus defectos, Jesús se mantuvo fiel a ellos. Jesús
los amó, los alentó, los perdonó y confió en ellos. Él les
compartió su propio espíritu. Nosotros compartimos
también ese don y se nos llama a ser pacientes unos
con otros en el camino de la vida. Grandes y poderosos
misterios surgieron de estos compañeros de Jesús, aun-
que apenas entendían lo importante que eran. Somos
instrumentos vivos de la gracia y el poder de Dios, aun
en nuestros momentos más débiles.
P. James Stephen Behrens, O.C.S.O.

1 Samuel 24:3-21 • Salmo 57:2-4, 6, 11


Marcos 3:13-19
Sábado, 25 de enero • La conversión de San Pablo

¿Quién está a cargo aquí?


El Señor Jesús… me ha enviado para que recobres la
vista y quedes lleno del Espíritu Santo. Hechos 9:17

CONSIDERA LA SITUACIÓN de Ananías. Él cono-


cía las cosas horribles que Saulo hizo a los seguidores
de Cristo, pero se le pedía que le impusiera las manos.
¿Qué piensas de eso?
A diario, es posible que nos encontremos con gente
que nos ofende: un familiar molesto o alguien que nos
lastima física o emocionalmente. A veces, necesitamos
evitarlos por nuestra propia seguridad. Pero, a veces,
se nos llama a dejar de lado nuestro disgusto por lo
que son o lo que han hecho o dicho. Quizás Dios nos
pide que recemos por ellos, que los perdonemos o que
sirvamos como instrumento de su toque curativo en
ellos. Como Ananías, podemos tener el don de ser parte
de un momento de conversión.
Padre, ayúdame a amar y a servir en tu nombre en lugar
de juzgar.
Melanie Rigney

Hechos 22:3-16 o Hechos 9:1-22


Salmo 117:1-2 • Marcos 16:15-18
26 de enero • 3er Domingo del Tiempo Ordinario

Tenemos un llamado
Jesús los llamó y en seguida ellos dejaron la barca y a
su padre y lo siguieron. Mateo 4:21-22

EN EL EVANGELIO DE HOY, Jesús llama a sus


primeros discípulos. Esa es la vocación de cada uno de
nosotros. Pedro y los demás fueron llamados a romper
con su pasado y a ayudar a Jesús con su misión.
¿Cuál es nuestro llamado? Simplemente, continuar la
misión de Jesús. Hacer que él y su Evangelio sean cono-
cidos y amados. A menudo se dice: “Tú y yo somos el
único Evangelio que leerán algunas personas”. Cuan-
do nos vean vivir de la forma que Jesús enseñó, y con
alegría, se inspirarán. Y continuaremos siendo lo que
Jesús fue: “una luz para los que caminan en la noche”
(Isaías 9:1).
Al comenzar un nuevo año calendario, no queremos
estar satisfechos simplemente “marcando el tiempo”.
Queremos ser discípulos fieles y sinceros del Señor
Jesús. Trata de empezar cada día preguntando: “¿Qué
puedo hacer hoy para mostrar el amor y la compasión
de Jesús a la gente con la que me encontraré?”.
P. Martin Pable, O.F.M.Cap.

Isaías 8:23—9:3• Salmos 27:1, 4, 13-14


1 Corintios 1:10-13, 17 • Mateo 4:12-23
Lunes, 27 de enero • Santa Ángela de Mérici

La oración de Cristo prevalece


¿Cómo puede Satanás echar a Satanás? Si una nación
está con luchas internas, esa nación no podrá manten-
erse en pie. Marcos 3:23-24

EL DIABLO QUIERE ARRUINAR nuestro camino


hacia Dios. Desea que caigamos con él en la muerte
y en la alienación de Dios eternas. Para lograr este
objetivo, en el camino desea caos y división. Quiere que
la división reine desde la esfera más íntima de nuestra
vida interpersonal hasta la ruptura de nuestras relacio-
nes con los demás y, en última instancia, con un mundo
y un cosmos fracturados. Su deseo es tan claro como
las formas en que nos aqueja a nosotros y a nuestro
mundo con divisiones.
En otro aspecto totalmente diferente, conocemos la
oración de Cristo por nosotros y por el mundo. No
hay necesidad de deducirlo, porque él habló de manera
clara y explícita. Él rezó ante nosotros: “No ruego sólo
por éstos, sino también por todos aquellos que creerán
en mí por su palabra” (Juan 17:20).
Conocemos el deseo del diablo. Conocemos la
oración de Cristo. Y sabemos que la oración de Cristo
prevalece.
P. Louis J. Cameli
El diablo que no conoces

2 Samuel 5:1-7, 10 • Salmo 89:20-22, 25-26 • Marcos 3:22-30


Martes, 28 de enero • Santo Tomás de Aquino

Bailar con todas las fuerzas


David bailaba… con todas sus fuerzas delante del
Señor… 2 Samuel 6:14

ESTAMOS MUY PROGRAMADOS. Trabajamos sin


parar. Pasamos horas concentrados frente a varios tipos
de pantallas electrónicas. Confundimos cumplir con
nuestras tareas con vivir realmente. ¿Bailar delante del
Señor con todas las fuerzas? ¿Quién hace eso? Tallos
secos de aciano en mi patio, meciéndose en el viento
frío; un elegante cardenal rojo revoloteando con gracia,
de rama en rama; mi nieto pequeño corriendo de un
lado a otro con alegría cuando abre la puerta y ve que
la abuela vino de visita; estudiantes sin clases una tarde
de invierno; una joven con pequeñas bailarinas y un
tutú de gasa, ¡todos bailando delante del Señor con
todas las fuerzas! Necesito ponerme mis zapatos de
baile y aprender de David, de toda la creación y de los
niños. Mi Compañero Divino me espera para empezar
el baile.
¡Señor, quiero bailar delante de ti todo este precioso día!
Jennifer Christ

2 Samuel 6:12-15, 17-19 • Salmo 24:7-10


Marcos 3:31-35
Miércoles, 29 de enero

Quitar las espinas


Otros la reciben como entre espinos; éstos han es-
cuchado la Palabra, pero luego sobrevienen las
preocupaciones de esta vida, las promesas engañosas
de la riqueza y las demás pasiones, y juntas ahogan la
Palabra, que no da fruto. Marcos 4:18-19

UNA VEZ LLEVÉ A MIS HIJOS más pequeños al


jardín botánico local, donde paseamos por su lugar
favorito, el desierto.
Por descuido, me apoyé contra un cactus muy
pinchudo y se me incrustaron muchas espinas. Y eran
persistentes. Cada vez que pensaba que había quitado
la última, unos minutos más tarde, sentía el pinchazo
de otra, distrayéndome del momento con mis hijos.
Ay, esas espinas. Los antojos y deseos de los que ha-
bla Jesús no son dolorosos en el momento, pero cuando
los dejo entrar, son difíciles de quitar. Se instalan pro-
fundo en los pliegues de mi vida, llamando mi aten-
ción hacia adentro. Olvido las semillas del Sembrador
mientras quito las espinas y me preocupo.
Dios amoroso, ayúdame a quitar las espinas.
Amy Welborn

2 Samuel 7:4-17 • Salmo 89:4-5, 27-30


Marcos 4:1-20
Jueves, 30 de enero

Apreciar lo que tenemos


al que produce se le dará más… Marcos 4:25

CASI SUENA COMO SI JESÚS aprobara la queja más


frecuente: “Los ricos se hacen más ricos y los pobres,
más pobres”. Seguro que esto no es lo que Jesús quiere
decir. Analicemos estas palabras con más profundidad.
La primera parte del dicho (“Al que produce se le
dará más”) es fácil de entender. Piensa, por ejemplo,
en alguien que hace ejercicio a menudo. Esa práctica
contribuye a la salud de un cuerpo que ya es sano. Es lo
mismo en nuestra vida espiritual: si la alimentamos por
medio de la oración, los sacramentos y la lectura de la
Sagrada Escritura, crecemos espiritualmente.
La segunda parte del dicho puede desconcertar, ya
que al que no produce se le quitará incluso lo poco
que tiene. Seguramente Jesús piensa en las personas
que malgastan sus vidas por estar resentidos con gente
más afortunada o talentosa que ellos. ¿Qué pasaría, en
cambio, si apreciaran y trabajaran para mejorar lo que
tienen? Todos conocemos personas que hicieron preci-
samente eso. Los respetamos. Y Dios también.
P. Martin Pable, O.F.M. Cap.

2 Samuel 7:18-19, 24-29 • Salmo 132:1-5, 11-14


Marcos 4:21-25
Viernes, 31 de enero • San Juan Bosco

Sembrar un reino
… pero una vez sembrada, crece y se hace más grande
que todas las plantas… Marcos 4:32

Un sueño del verano pasado: tarareando por el sendero


para bicicletas, siguiendo el ritmo del pedaleo, el sol en
mi espalda, el canto de los pájaros, estoy impresionada
por la abundancia de Dios. Oleadas de flores de distin-
tos tonos de morado cubren los terraplenes y llenan los
barrancos. Conocidas localmente como “phlox salvaje”
estas plantas crecen tan abundantemente que fueron
clasificadas como “invasoras”. Digo: “¿Cómo puede ser
invasiva la belleza?” ¿Quién sembró la pequeña semilla
que creció tan generosamente? Una mano humana no.
Si Jesús hubiera nacido y crecido en Wisconsin, ¿habría
contado una parábola sobre el “phlox salvaje” en vez
de la mostaza? En todos lados, Jesús está sembrando
un reino de extravagancia, un lugar donde eres amado
más allá de todo. Observa a tu alrededor hoy, y luego
nutre las minúsculas semillas que crecen silenciosa y
continuamente en una profusión de amor y gracia en
este mundo que “ya es y todavía no” el Reino de Dios.
Jennifer Christ

2 Samuel 11:1-10, 13-17 • Salmo 51:3-7, 10-11


Marcos 4:26-34
Sábado, 1° de febrero

Con los ojos de Dios


Entonces Natán dijo a David: “Ese hombre eres tú”.
 2 Samuel 12:7

El otro día, reflexionaba acerca de la falta de conoci-


miento de sí mismas, bastante profundo para mí, de
un par de personas. Esto me desconcertó porque eran
personas inteligentes. Luego mi conciencia se llenó de
recuerdos con las palabras “astilla”, “ojo” y “viga”,
y me dispuse a considerar mis propios problemas al
respecto.
Finalmente me di cuenta de que las veces que estuve
menos consciente de mí misma y más despistada sobre
mi vida y qué decisiones tomar, siempre fueron momen-
tos en que mi vida de oración estaba seca. Es irónico,
pero cuánto más me cierro en mí, en realidad menos
comprendo sobre mí misma.
David, cuya visión estaba reducida por el pecado,
solo pudo comenzar a ver con claridad otra vez cuando
Natán, el profeta, lo confrontó. Solo con los ojos de
Dios pudo ver quién era realmente.
Señor, me acerco a ti, preparada, lista para ver, escuchar y
conocerme en ti.
Amy Welborn

2 Samuel 12:1-7, 10-17 • Salmo 51:12-17


Marcos 4:35-41
Domingo, 2 de febrero • La presentación del Señor

Vivir el futuro
Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no
moriría antes de haber visto al Mesías del Señor.
 Lucas 2:26

¿DE QUÉ MANERA DIOS comunicó la promesa a


Simeón de que llegaría a ver al Mesías? ¿Cuántos años
tenía Simeón cuando Dios hizo esa promesa? ¿Quién lo
sabe?
Una pregunta más interesante puede ser: ¿cómo era
para Simeón tener siempre esa enorme promesa ante
él? Me imagino que cada vez que algo muy bueno le
pasaba, o algo malo, debe haberse dicho: “¿Qué es
esto comparado con lo que Dios va a hacer para mí?
¡Voy a ver al Mesías!”. Sabía en su corazón que Dios lo
había elegido para algo increíblemente maravilloso e
importante. ¿Se sentía especial e importante y humilde
y expectante, todo al mismo tiempo? La promesa debe
haberlo hecho seguir adelente y perseverar, sin impor-
tar lo difícil que se pusieran las cosas. Al final de cada
día, podía estar seguro de que estaba mucho más cerca
del encuentro que Dios había planeado para él.
¿Entonces qué clase de Simeones debemos ser tú y yo,
teniendo en cuenta lo que Jesús nos prometió?
Kevin Perrotta

Malaquías 3:1-4 • Salmo 24:7-10


Hebreo 2:14-18 • Lucas 2:22-40
Lunes, 3 de febrero • San Blas, san Oscar

Acudir a Dios
Yo me acuesto y me duermo,
y me levanto: el Señor me sostiene.
No le temo al pueblo que me rodea,
que por todas partes me amenaza. Salmo 3:6-7

POR LO GENERAL ES A LA NOCHE cuando me


imagino las peores cosas que me podrían pasar. Aun-
que de manera hábil me distraje de esos pensamientos
durante el día, sucede cuando me voy a dormir que
recuerdo que moriré y que todos los que amo mori-
rán. Probablemente se hacen más oraciones a Dios a la
noche que en cualquier otro momento. En ese momento
muchos de nosotros reconocemos nuestra vulnerabili-
dad.
Darnos cuenta de esto es doloroso, pero también nos
abre a Dios. Cuando rezamos a la noche, podemos en-
comendarle nuestra alma, del mismo modo que muchos
niños lo hacen en la primera oración que aprenden.
Esto puede comenzar como un ejercicio para hacernos
sentir mejor. Pero si recurrimos a Dios débiles y teme-
rosos, al menos recurrimos a Él.
Dios que nos amas, ayúdame a recordar que estás conmi-
go, día y noche, en vigilia o en mis sueños.
Karla Manternach

2 Samuel 15:13-14, 30; 16:5-13 • Salmo 3:2-7


Marcos 5:1-20
Martes, 4 de febrero

No conocemos el plan de Dios


¿Por qué no morí yo en vez de ti?… 2 Samuel 19:1

EL ANTIGUO TESTAMENTO TIENE su parte de


relatos de muertes horrendas. En el libro de Samuel nos
enteramos de la muerte de Absalón, uno de los hijos del
Rey David. Absalón lidera una revuelta contra su pa-
dre. Durante ese conflicto, queda atrapado en un árbol
por su cabello y uno de los soldados de David lo mata.
A pesar de la ruptura familiar, el dolor vence al Rey
David, quien desea haber muerto en lugar de su hijo.
Pocos sucesos en la vida de un padre o de una madre
pueden ser más duros que la muerte de un hijo. Lamen-
tablemente, todos conocemos a parejas que han tenido
que soportar este dolor y pérdida terribles. En estos
momentos, la misma base de nuestra fe se ve desafiada.
Al igual que David, clamamos por una respuesta. “¿Por
qué no yo en vez de este hijo?” No conocemos plena-
mente el plan de Dios. Pero en medio del dolor, sabe-
mos que Dios está allí.
Querido Dios, que todos los que perdieron un hijo sientan
tu amor y misericordia.
Paul Pennick

2 Samuel 18:9-10, 14, 24-25, 30—19:3 • Salmo 86:1-6


Marcos 5:21-43
Miércoles, 5 de febrero • Santa Águeda

Llegar a la línea de partida


Yo dije: “Ante el Señor confesaré mi falta”.
Y tú, tú perdonaste mi pecado”. Salmo 32:5

“HAY UN GRAN NUDO de problemas en nuestra


familia. No sé cómo lidiar con ellos. Pero entiendo que
no puedo comenzar a desatarlos hasta que no deje de
beber”.
Para cualquiera que hace frente a su alcoholismo, eso
parecería ser un logro fundamental. El salmo de hoy
nos guía a todos hacia algo similar. Enfrentamos pro-
blemas parcialmente creados por nosotros en nuestra
vida privada y pública. Se necesita humildad, sabiduría,
valor y amor de nuestra parte para alcanzar la recon-
ciliación, la sanación y la cooperación. En efecto, el
salmo nos dice: “No progresarás hasta que confieses la
participación de tu pecado en estos problemas. Pero si
reconoces tu pecado al Señor, encontrarás el perdón.
Y esa liberación marcará una total diferencia en cómo
manejas los problemas”.
Esto es más que una buena teoría. Pruébalo. Lee los
primeros siete versos del Salmo 32, examina tu con-
ciencia y realiza una buena confesión.
Kevin Perrotta

2 Samuel 24:2, 9-17 • Salmo 32:1-2, 5-7


Marcos 6:1-6
Jueves, 6 de febrero • San Pablo Miki y compañeros

Necesidad del perdón de Dios


Y si en algún lugar no los reciben ni los escuchan, no
se alejen de allí sin haber sacudido el polvo de sus pies:
con esto darán testimonio contra ellos. Marcos 6:11

JESÚS DIJO ESTAS PALABRAS a sus discípulos al


enviarlos a proclamar el Evangelio. Dijo, si la gente
rechaza la Palabra, sigan de largo. Persevera. No aban-
dones. Lamentablemente, escuché este pasaje usado
incorrectamente con mucha frecuencia. Siento decir que
yo misma lo hice. Lo incorporé para mis propósitos,
citándolo silenciosamente para mí misma porque no me
sentía aceptada o apreciada, empapando mi indigna-
ción con el resplandor de la honradez.
Aunque eso es olvidarse de lo central, ¿o no? Cuando
me siento ofendida, a menudo ese es el momento cuan-
do más necesito escuchar el mensaje del Evangelio. Y
si hay algo de lo que tengo que deshacerme, es proba-
blemente mi propia arrogancia, mi propio entusiasmo
para defenderme. Escuchar el Evangelio significa, entre
otras cosas, recordar que yo también necesito la gracia
y el perdón de Dios.
Señor Jesucristo, abre mi corazón a tu Palabra.
Karla Manternach

1 Reyes 2:1-4, 10-12 • 1 Crónicas 29:10-12


Marcos 6:7-13
Viernes, 7 de febrero

Un testimonio incómodo
Pues Juan le decía [a Herodes]: ‘No te está permitido
tener a la mujer de tu hermano’. Marcos 6:18

HERODES ANTIPAS, rey de Galilea, se casó con He-


rodías, que había estado casada con su medio hermano
Filipo pero se había divorciado de él. Juan Bautista
señalaba públicamente que este tipo de matrimonio es-
taba prohibido por la ley de Moisés. Herodes no acogió
con gusto lo que él decía, y Herodías tampoco, y man-
dó encarcelar a Juan y finalmente ejecutarlo. Mientras
estaba en la cárcel, ¿reflexionaba Juan sobre lo extraño
de su situación? Predicar sobre moralidad sexual no
había sido su principal preocupación. Su enfoque era
avisar a la gente sobre el plan salvador de Dios, y aler-
tarlos sobre la venida del Mesías. Sin embargo, no fue
por este mensaje que se enemistó con Herodes, sino por
haber declarado su inmoralidad sexual.
Muy pocos diríamos que la moralidad sexual es el
tema principal que tratamos. Pero surgen situaciones
en las cuales casi no podemos evitar dar testimonio de
la verdad sobre la sexualidad en los planes de Dios. Si
consideramos esta tarea extraña e indeseable, podría-
mos recordar a Juan Bautista, y pedirle que nos ayude.
Kevin Perrotta

Sirácides 47:2-11 • Salmo 18:31, 47, 50-51


Marcos 6:14-29
Sábado, 8 de febrero • San Jerónimo Emiliani,
santa Josefina Bakhita

Saber qué necesitamos


El Señor Dios… le dijo: “Pídeme lo que quieras y te lo
daré”. Salomón le respondió: “… yo soy todavía muy
joven y no sé aún actuar… Concede pues a tu servidor
que sepa juzgar a tu pueblo y pueda distinguir entre el
bien y el mal”. 1 Reyes 3:5-6, 7, 9

Salomón sabía que era joven. Sabía que no tenía todas


las respuestas. Pero deseaba ser un buen gobernan-
te, por lo cual le pidió ayuda a Dios: tener sabiduría,
comprensión y discernimiento. Me pregunto si este es el
caso en que Dios da lo que se necesita incluso antes de
pedirlo. ¿Quién fuera de un joven sabio podría percibir
la vulnerabilidad de la juventud? ¿Qué corazón sino
uno comprensivo podría tener en cuenta sus propias
limitaciones? Si Salomón era bastante sabio para pedir
sabiduría, ¿lo era porque Dios ya lo había hecho sabio?
¿Ya le había dado a Salomón la respuesta a sus oracio-
nes antes de alguna vez pensar en pedirlo?
Dios Padre, ya sabes lo que necesito. Escucha mi oración.
Karla Manternach

1 Reyes 3:4-13 • Salmo 119:9-14


Marcos 6:30-34
9 de febrero • 5° Domingo del Tiempo Ordinario

Estar presente
Si das al hambriento lo que deseas para ti
y sacias al hombre oprimido,
brillará tu luz en las tinieblas,
y tu oscuridad se volverá como la claridad del
mediodía. Isaías 58:10

Una buena amiga tiene un don particular para saciar a


los oprimidos. Como directora de una escuela grande
de la ciudad, raramente pasaba un día sin una crisis
grande o pequeña, pérdidas o “sufrimientos”: el mal
comportamiento de un niño perturbado, la noticia de
una enfermedad terminal, la muerte repentina de un
padre o madre, la inesperada despedida de un cuida-
dor empleado, la montaña rusa emocional de un amor
juvenil.
¿Cómo “saciaba ella al hombre oprimido”? Muy
simple, siempre estaba presente. Está presente ante la
necesidad humana, y dona su tiempo para acompañar
a los que están lastimados, disminuidos, limitados o
sufren de algún modo. Aunque su presencia no pueda
modificar las circunstancias contra las cuales lucha su
comunidad, el estar con ellos recuerda empáticamente
que Dios siempre nos acompaña en las tinieblas.
Sor Chris Koellhoffer, I.H.M.

Isaías 58:7-10 • Salmo 112:4-9


1 Corintios 2:1-5 • Mateo 5:13-16
Lunes, 10 de febrero • Santa Escolástica

El ‘fleco’ de su manto
Ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que les
dejara tocar al menos el fleco de su manto.
 Marcos 6:56

EN EL TIEMPO DE JESÚS, la plaza era el lugar donde


estaba la acción. Allí la gente se reunía para comprar
el pan cotidiano, para encontrarse con los vecinos y
enterarse de lo nuevo. Entonces cuando fue al pueblo
el maestro sanador del que todos hablaban, la plaza se
llenó de emoción y esperanza.
Hoy día, los centros comerciales, los edificios de
oficinas y el Internet han reemplazado la plaza. Sin
embargo, la gente que sufre sigue reuniéndose en estos
lugares, buscando algo verdadero más allá del ruido y
la confusión. Van en busca de sanación y aceptación.
Estamos llamados a trabajar en esta plaza, usando el
manto con flecos de Jesús, y dejando que los que están
a nuestro alrededor nos toquen y sientan la presencia de
Jesús que vive en todos nosotros.
Señor, que las personas a las que yo toque hoy toquen a
Jesús.
Steve Givens

1 Reyes 8:1-7, 9-13 • Salmo 132:6-10


Marcos 6:53-56
Martes, 11 de febrero • Nuestra Señora de Lourdes

Más que solo palabras


¿Podría Dios en realidad habitar en la tierra? ¡Si los
cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte,
cuánto menos lo podrá esta Casa que he construido!
 1 Reyes 8:27

SALOMÓN EN ESTE PASAJE marca algo que es exac-


tamente lo opuesto a la idolatría. El rey acabó de com-
pletar una estructura majestuosa para el culto y celebró
su dedicación, pero sabe que es solamente la obra de
sus manos y no debe confundirse con el Todopoderoso.
Nunca fui y seguramente nunca seré el arquitecto
de un lugar de culto, pero construí muchas ideas que
imaginaba podían contener o explicar a Dios. Utilicé
palabras para describir la voluntad de Dios y resumir
sus preferencias, en función de lo que había deduci-
do de maestros respetados y confirmé con mi propia
experiencia. Y hubo veces que mi propia inteligencia
me impresionó tanto que estuve cerca de adorar algo
inventado de la nada.
A Dios no lo podemos contener en nuestras palabras
e ideas insignificantes, aunque son necesarias para en-
tenderlo mejor, nunca las confundamos con lo real.
Señor, mantennos fieles a ti.
Mark Neilsen

1 Reyes 8:22-23, 27-30 • Salmo 84:3-5, 10-11


Marcos 7:1-13
Miércoles, 12 de febrero

Moverse con cautela


Con la ley del Señor en su corazón,
sus pasos no vacilan. Salmo 37:31

CADA VEZ QUE VEO GENTE con dificultad para


caminar por una enfermedad, fragilidad o por un
accidente, noto con cuánto cuidado y lentitud dan cada
paso. Está claro que no hay lugar para no pensar o no
estar atentos; estudian el camino que tienen por delante
y planean cada movimiento con cuidado y precaución.
Cuando reflexionamos sobre la vida de los santos que
nos precedieron o las personas santas que caminan a
nuestro lado, nos damos cuenta de que muestran una
conciencia similar en la vida del Espíritu. Se toman a
pecho la enseñanza y el testimonio de Jesús, que los
guía mientras avanzan con amor, conciencia y fideli-
dad.
Sor Chris Koellhoffer, I.H.M.

1 Reyes 10:1-10 • Salmo 37:5-6, 30-31, 39-40


Marcos 7:14-23
Jueves, 13 de febrero

Acudir a Dios
Su corazón… ya no fue totalmente del Señor Dios…
 1 Reyes 11:4

COMO DIRECTOR ESPIRITUAL, a veces la gente


me dice que no puede sentir la presencia de Dios en su
vida. Sienten que Dios no está “con ellos”, incluso en
la oración. Por supuesto que entiendo estos sentimien-
tos, hasta yo mismo los tuve. De hecho, ¿cuántos de
nosotros vamos por la vida conscientes de la presencia
de Dios en todo momento?
Vivir nuestra vida en una relación con Dios es la
historia de nuestra fe y, como todos los buenos relatos,
en gran medida depende del punto de vista de quien lo
cuenta. Porque aunque no percibamos la presencia de
Dios –como les sucedió a muchas personas santas a lo
largo del tiempo– la verdad es que Dios nunca no está
“con nosotros”. Somos nosotros los que nos alejamos,
los que nos vemos atrapados en el ajetreo de la vida
y olvidamos que Dios siempre está a nuestro lado,
esperando que regresemos a él para aceptar su abrazo,
como un padre paciente y misericordioso esperando el
regreso de su hijo pródigo.
Dios, dirígime hacia ti para poder sentir lo cerca que estás.
Steve Givens

1 Reyes 11:4-13 • Salmo 106:3-4, 35-37, 40


Marcos 7:24-30
Viernes, 14 de febrero
San Cirilo, monje, y san Metodio

Abrirnos a Dios
En seguida levantó los ojos al cielo, suspiró y dijo: “Ef-
fetá”, que quiere decir: “Ábrete”. Marcos 7:34

CADA VEZ QUE YO GOLPEABA la puerta del apar-


tamento de mi vecino anciano, Santos, en alto edificio
donde vivíamos, él siempre gritaba: “¡Abierto!”. Dejaba
la puerta sin llave durante el día para que los visitantes
no tuvieran que esperarlo en su lento y doloroso cami-
nar hacia la puerta.
“¡Abierto!” también describe el espíritu de Santos de
recibimiento y profunda escucha con todos los vecinos.
Hoy, muchos años después, aún me siento envuelto en
el amor ante el recuerdo de su consideración.
A veces en nuestra vida, tal vez estemos mucho más
necesitados de que Dios diga: “¡Effetá!”. “¡Ábrete!”.
“Ábrete a las maravillas del mundo creado a tu alre-
dedor, al cuidado y apoyo de familia y amigos, a las
luchas por las cuales creces, a mi amor constante para
ti”.
Dios amoroso, en este Día de San Valentín y siempre, abre
mi corazón a la gratitud.
Sor Chris Koellhoffer, I.H.M.

1 Reyes 11:29-32; 12:19 • Salmo 81:10-15


Marcos 7:31-37
Sábado, 15 de febrero

Devolver
Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tienen?”.
 Marcos 8:5

FRENTE A LOS DESASTRES y tragedias en el mun-


do, ya sea hambre, tormentas devastadoras, guerras o
enfermedades, nuestra respuesta más natural a menudo
es perder la calma y decir: “¡Esto es demasiado! No
puedo hacer nada por ello. Se lo dejaré a otras perso-
nas”. Imagina a Jesús y sus discípulos frente al desafío
de alimentar a cinco mil seguidores con algunos panes
y un par de pescados. Gritamos: “¡Imposible!”. “Deje-
mos que se las arreglen”.
Pero este no es el modo de Cristo. El modo de Cristo
es permitir a Dios obrar con lo poco que traemos a
cualquier situación para hacer un gran cambio en el
mundo. Ninguno de nosotros tiene muy poco que ofre-
cer. Siempre tenemos suficiente cuando le ofrecemos a
Dios exactamente lo que nos ha dado –nuestra misma
vida y dones– nuestro tiempo, talento y tesoro.
Jesús, recibe de vuelta lo que me has dado, y úsalo para
traer tu amor al mundo.
Steve Givens

1 Reyes 12:26-32; 13:33-34 • Salmo 106:6-7, 19-22


Marcos 8:1-10
16 de febrero • 6° Domingo del Tiempo Ordinario

Extiende la mano a Dios


Dios ante ti puso el fuego y el agua;
extiende la mano a lo que prefieras.
 Sirácides 15:16

¿RECUERDAS EL PROGRAMA de televisión Let’s


Make a Deal (Hagamos un trato)? Tal vez todavía exis-
ta en alguna forma. Los participantes tenían la opción
de escoger lo que estaba detrás de tres cortinas: un auto
nuevo, un conjunto de cuchillos carniceros o un pan
viejo. No era exactamente fuego y agua ni algo bueno o
malo, pero sí podrías salir decepcionado.
Recibimos muchas opciones de cómo seguir a Cristo.
No es siempre tan sencillo como el bien o el mal. Sin
embargo, podemos desilusionar a Dios y a nosotros.
Podemos elegir ayudar a los pobres, o podemos ignorar
el llamado de Dios de amar al prójimo. Podemos dejar
de contar chismes, o podemos fingir que es solo una
conversación. Podemos perdonar y olvidar, o podemos
prolongar nuestro resentimiento. Podemos tener com-
pasión y respeto por los demás, o podemos tratar a la
gente como si realmente no importara. Todos podemos
elegir “Extender la mano” a Dios.
Paul Pennick

Sirácides 15:15-20 • Salmo 119:1-2, 4-5, 17-18, 33-34


1 Corintios 2:6-10 • Mateo 5:17-37
Lunes, 17 de febrero • Los siete santos fundadores de la
Orden de los Siervos de la Virgen María

Ser más como Jesús


Hermanos, considérense afortunados cuando les toca
soportar toda clase de pruebas. Santiago 1:2

PROBABLEMENTE ODIEMOS ADMITIRLO, pero


a veces las pruebas son buenas para nosotros, como
supone Santiago. El salmo de hoy también repite esta
verdad con estas palabras: “Sé, Señor… que con razón
me has afligido”. ¿Cómo pueden las pruebas y afliccio-
nes ser buenas? Nos recuerdan nuestros límites y que
muchas cosas en la vida están fuera de nuestro control,
de ahí la necesidad de confiar absolutamente en Dios.
Las pruebas y aflicciones pueden engendrar virtudes
como humildad, paciencia, entendimiento, sabiduría
y compasión; esas hermosas cualidades que a menudo
equiparamos a la madurez humana y espiritual. Y eso
es muy bueno. Pero la madurez no es una consecuencia
automática de la tribulación. Las pruebas nos pueden
convertir en personas mezquinas, egoístas y peleadoras.
Pero depende de nosotros. ¿Qué pruebas enfrento en
este momento en particular? ¿En qué tipo de persona
estoy dejando que me conviertan?
Jesús, salvador que sufre, que todas mis pruebas, grandes
y pequeñas, me ayuden a parecerme más a ti.
Sor Melannie Svoboda, S.N.D.

Santiago 1:1-11 • Salmo 119:67-68, 71-72, 75-76 • Marcos 8:11-13


Martes, 18 de febrero

Toma en serio las preguntas de Jesús


Entonces Jesús les dijo: “¿Y aún no entienden?”.
 Marcos 8:21

NOS PODEMOS REÍR DE lo torpes que son los discí-


pulos, pero nos iría mejor si tomáramos las preguntas
que Jesús les hace a ellos como preguntas para nosotros
mismos. ¿Aún no comprendemos lo que significa ser
sus discípulos? Gran parte del tiempo debemos admitir
que casi no tenemos ni idea. ¿No recordamos todo lo
que nos enseñaron sobre Jesús y sobre el significado del
Evangelio? Con frecuencia, actuamos como si recordá-
ramos, pero nuestras acciones y palabras contradicen
nuestro comportamiento. Con mucha frecuencia no
actuamos en virtud de nuestro bautismo como miem-
bros del cuerpo de Cristo en tiempo y espacio. En
cambio, los que nos observan ven pocas diferencias
entre nuestra vida y la de la persona “buena” promedio
pero sin fe que anda por la calle. Por consiguiente, será
bueno para nosotros tomar las preguntas de Jesús como
dirigidas también a nosotros.
Señor Jesús, ayúdame a comprender tus palabras y ser tu
verdadero discípulo.
Mitch Finley

Santiago 1:12-18 • Salmo 94:12-15, 18-19


Marcos 8:14-21
Miércoles, 19 de febrero

Prontos a escuchar,
lentos para hablar
Sean prontos para escuchar, pero lentos para hablar y
enojarse, pues la ira del hombre no realiza la justicia de
Dios. Santiago 1:19-20

TENGO QUE ADMITIR que mis estallidos realmen-


te hablan de mí: mis deseos, mis frustraciones, mis
opiniones, mis interpretaciones. Pierdo los estribos con
los niños porque tuve un mal día; hablo mal a un com-
pañero de trabajo porque discutí con mi esposo esta
mañana. Se me acaba la paciencia porque decido que
no me deberían importunar. ¿Y cuántas veces empeoré
las cosas metiéndome en conclusiones o efectuando
objeciones sin escuchar primero?
Santiago no dice que la ira sea mala o que nunca
debemos sentirla. Pero nos anima a recordar todo el
cuadro: estamos aquí para alcanzar la justicia de Dios.
Señor, ayúdame a escuchar de verdad, a pensar antes de
hablar y a ser lenta para enojarme en pro de tu reino.
Anne Pushkal

Santiago 1:19-27 • Salmo 15:2-5


Marcos 8:22-26
Jueves, 20 de febrero

Pensar como Jesús piensa


Pedro, pues, lo llevó aparte [a Jesús] y comenzó a re-
prenderlo. Marcos 8:32

PEDRO PROCLAMA QUE JESÚS es el Mesías tan es-


perado. Jesús debe de haberse sentido satisfecho, tal vez
diciéndose a sí mismo: “¡Lo entienden! ¡Finalmente!”.
Pero cuando Jesús luego les dice a sus discípulos que
“sufrirá mucho” y “será condenado a muerte”, Pedro
lo lleva aparte y trata de hacerlo cambiar de idea. Para
Pedro, los conceptos de “Mesías” y “sufrimiento” no
van juntos.
A veces somos como Pedro. Nosotros, también, trata-
mos de cambiar lo que piensa Jesús, modificar sus en-
señanzas, en especial cuando nos resultan difíciles. Por
ejemplo, el perdón. Sí, debemos perdonar en la mayoría
de los casos, digamos, pero seguramente no en este. ¿Y
eso de compartir nuestros bienes con los demás? Tal
vez con alguien que sufrió una desgracia, ¡pero segu-
ramente no con los que son siempre perezosos! Una
buena pregunta para hoy: ¿Estamos amoldando alguna
de las duras enseñanzas de Jesús para que nos resulte
más cómodo ser discípulos?
Sor Melannie Svoboda, S.N.D.

Santiago 2:1-9 • Salmo 34:2-7


Marcos 8:27-33
Viernes, 21 de febrero • San Pedro Damián

Una vida colmada de fe


[Jesús dijo]: “si alguno se avergüenza de mí y de mis
palabras en medio de esta generación adúltera y peca-
dora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él
cuando venga con la Gloria de su Padre rodeado de sus
santos ángeles”. Marcos 8:38

¿NOS AVERGONZAMOS DE JESÚS y de sus pala-


bras? Oh, hubo veces y situaciones, en las que podría-
mos haber “dado testimonio” de nuestra fe y no lo
hicimos. Pero nos arrepentimos de esas veces y situacio-
nes, ¿o no? ¿De esto está hablando Jesús aquí? ¿Cuál es
el significado más completo de “avergonzarse” de Jesús
y de sus “palabras”?
Con frecuencia, necesitamos atribuirnos más mérito
del que nos damos en lo que se refiere a vivir una vida
digna de un católico sincero. Por ahora, al menos, no
contemos las veces en las que no defendimos nuestra fe.
En cambio, pensemos en las maneras en que, incluso a
diario, por medio de nuestras acciones, damos testi-
monio de nuestra fe y de nuestra identidad católica.
La mayoría de las veces, somos más fieles de lo que
pensamos.
Señor Jesús, gracias por todas las maneras en que me
ayudas a vivir como tu discípulo.
Mitch Finley

Santiago 2:14-24, 26 • Salmo 112:1-6 • Marcos 8:34—9:1


Sábado, 22 de febrero • La Cátedra de San Pedro

Una ‘piedra’ muy humana


Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y so-
bre esta piedra edificaré mi Iglesia… Mateo 16:18

¡QUÉ PIEDRA! Este pescador veterano perdió la fe y


tuvo que ser rescatado cuando Jesús lo invitó a caminar
sobre el agua. Reprendió a Cristo y lo reprendieron más
de una vez. En la Transfiguración, Pedro estaba tan
abrumado que quería construir unas tiendas para Jesús,
Moisés y Elías. En el Monte de los Olivos, se quedó
dormido, y luego cortó la oreja del servidor del sumo
sacerdote. Y finalmente, en la hora de mayor necesidad
de Cristo, Pedro lo negó, no solo una vez, sino tres.
Como a mi sabio amigo le gusta recordarme: “Dios
no llama a los que están preparados, Él prepara a los
que llama”. Fue Pedro, no el apóstol más calmo, más
estable, el elegido por Jesús para guiar su Iglesia. Tal
vez fue el corazón abierto de Pedro y el amor genuino
que tenía por Jesús lo que eclipsó todos sus sentimien-
tos humanos.
Señor, ayúdame a recordar el ejemplo de Pedro cuando
piense que no estoy preparada, que fallaré o que mis errores
son muy grandes. Me juzgas con un criterio diferente, y
tienes un propósito para mí.
Anne Pushkal

1 Pedro 5:1-4 • Salmo 23:1-6


Mateo 16:13-19
23 de febrero • 7° Domingo del Tiempo Ordinario

Parte del paquete del Evangelio


No te vengarás ni guardarás rencor contra tus paisa-
nos. Levítico 19:18

EN EL ESTE DE PENNSYLVANIA, en el año 2006,


un hombre disparó y mató a un grupo de niñas amish
en su escuela rural. Luego se suicidó. Cuando el abuelo
de una de las niñas asesinadas se enteró de la tragedia,
sus primeras palabras fueron: “No debemos pensar mal
de este hombre”. ¡Qué ejemplo poderoso de la disposi-
ción de abstenerse de la venganza! Cuando nosotros o
nuestros seres queridos son lastimados o insultados a
propósito por otra persona, el pensamiento de vengan-
za puede fácilmente desencadenar una respuesta y mu-
chas veces resulta en palabras de ira o venganza física.
La venganza parece ser la solución correcta, pero no
es la solución cristiana. Jesús en muchísimas ocasio-
nes nos enseñó que no debemos vengarnos. Muchas
veces prediqué el evangelio de poner la otra mejilla,
y aún tengo que escuchar a alguno que dice: “Linda
homilía, Padre”. Simplemente no nos gusta el mensaje
antivenganza, pero es el mensaje de Jesús. Es una parte
esencial del paquete del Evangelio.
Te alabamos, Señor, por tu infinita misericordia.
P. James McKarns

Levítico 19:1-2, 17-18 • Salmo 103:1-4, 8, 10, 12-13


1 Corintios 3:16-23 • Mateo 5:38-48
Lunes, 24 de febrero

Renovar el alma
El muchacho quedó como muerto, tanto que muchos
decían que estaba muerto. Marcos 9:26

ESTOY EN MEDIO DE que terminen de pintar mi


casa. Está siendo un proceso inesperadamente largo,
durante el cual mi casa se ve horrible desde hace sema-
nas.
Es un desastre en varias capas, que se ve a medida
que el pintor prepara la superficie. Raspa y descascara
la pintura, exponiendo las áreas de desgaste y podre-
dumbre, y hay días después que se va que parece que él
debiera ser condenado.
Pero eso es lo que tiene que hacer. Antes de poder
verse bello, debe verse un desastre.
Para muchos de nosotros, esto no es solo una cues-
tión de apariencias, sino de ser. No podemos decir si
“tiene que” suceder, porque quién sino Dios sabe la
respuesta a eso, pero la mayoría de las veces, esa es la
forma que es, ¿o no? Los momentos de comunión y
vida más intensa con el Señor vienen después de mo-
mentos en los que más nos sentimos desgastados.
Señor sanador, confío en que tú puedes sanarme y
hacerme nuevo.
Amy Welborn

Santiago 3:13-18 • Salmo 19:8-10, 15


Marcos 9:14-29
Martes, 25 de febrero

Según la voluntad de Dios


Si piden algo, no lo consiguen porque piden mal; y no
lo consiguen porque lo derrocharían para divertirse.
 Santiago 4:3

PEDIR ES UN TIPO DE ORACIÓN, pero otras son


oraciones de adoración, acción de gracias y contrición.
Nuestras oraciones para pedir, suplicar, son las únicas
de las cuales esperamos alguna respuesta. Suponemos
que Dios está contento cuando ofrecemos adoración
y alabanza, damos gracias por bendiciones y pedimos
perdón por haber pecado. Pero las oraciones de petición
nos pueden desilusionar cuando no recibimos lo que
queremos obtener. Humorísticamente, escuché a un
orador decir que si le pidiéramos a Dios por la mañana
algunas cruces para cargar ese día, nuestras oraciones
serían atendidas antes del desayuno.
Cuando ofrecemos oraciones de petición como lo
hizo Jesús, estamos rezando bien. Jesús pidió no tener
que beber la copa, o sea sufrir la crucifixión, pero agre-
gó: “no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Esa debería
ser nuestra actitud en todas nuestras oraciones de peti-
ción. Entonces podríamos sentir que nuestras oraciones
tenían una respuesta: tal vez no la que queríamos, sino
siempre según la voluntad de Dios.
P. James McKarns

Santiago 4:1-10 • Salmo 55:7-11, 23 • Marcos 9:30-37


Miércoles, 26 de febrero • Miércoles de Ceniza

Vivir en el ahora
Este es el momento favorable, este es el día de la sal-
vación. 2 Corintios 6:2

PUEDE SER DIFÍCIL vivir en el presente. En cambio,


podemos vivir en el pasado, prendidos de los así llama-
dos “buenos viejos tiempos” o lamentándonos por los
errores que cometimos hace unos años. O vivimos en
el futuro, anhelando ser liberados de nuestras pruebas
presentes o temiendo lo que pueda deparar el futuro.
La Cuaresma es un buen momento para tratar de vivir
en el presente. ¿Por qué? Como el escritor británico
C.S. Lewis dijo: “El presente es el único momento en el
cual puede realizarse una tarea o recibirse la gracia”.
Esta Cuaresma, practica vivir en el ahora. ¿Cómo?
Cuando picas cebolla para un guisado, pica la cebolla.
Enfócate en la actividad que estás haciendo. Cuando
asistas a una reunión, asiste a la reunión. Cuando ha-
bles con alguien, dale toda tu atención. Cuando reces,
reza. La salvación viene en todos los ahoras de nuestra
vida. ¡Une suficientes ahoras bien vividas, y tienes una
vida bien vivida!
Dios de todo tiempo, ayúdame a valorar el momento pre-
sente y a estar abierta a la gracia de cada ahora.
Sor Melannie Svoboda, S.N.D.

Joel 2:12-18 • Salmo 51:3-6, 12-14, 17


2 Corintios 5:20—6:2 • Mateo 6:1-6, 16-18
Jueves, 27 de febrero
Jueves después del Miércoles de Ceniza

El gozo de ser discípulos


También Jesús decía a toda la gente: “Si alguno quiere
seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su
cruz de cada día y que me siga”. Lucas 9:23

ESTAS PALABRAS NO PARECERÍAN ofrecer mucho


incentivo de seguir a Jesús. Cargar con nuestra cruz a
diario, ¿no sería muy alto el precio? Es cierto que las
cosas importantes de la vida siempre tienen un pre-
cio. Piensen en el saludable olvido de sí mismo que los
casados necesitan para que su matrimonio sea verda-
dero dador de vida. Si los amigos quieren que crezca su
amistad, tienen que prestar atención a las necesidades
de uno y del otro. Ese necesario olvido de sí mismo
a veces puede parecer como cargar con nuestra cruz.
¿Entonces por qué la gente lo hace? Tal vez es porque
aman.
Jesús tomó su cruz por amor a nosotros, y por el
mismo motivo, tomamos nuestra cruz para seguir a
Jesús. Sin amor, no podremos olvidarnos de nosotros y
levantarnos al desafío de seguirlo.
Señor, lléname con el poder de tu amorosa presencia para
que pueda conocer el gozo de seguirte.
P. Kenneth Grabner, C.S.C.

Deuteronomio 30:15-20 • Salmo 1:1-4, 6


Lucas 9:22-25
Viernes, 28 de febrero
Viernes después del Miércoles de Ceniza

Ocuparnos de los demás


¿No saben cuál es el ayuno que me agrada?…
Compartirás tu pan con el hambriento,
los pobres sin techo entrarán a tu casa,
vestirás al que veas desnudo
y no volverás la espalda a tu hermano. Isaías 58:6-7

EL AYUNO OCASIONAL puede ser una práctica va-


liosa porque nos enseña el autocontrol. Pero compartir
nuestros alimentos con los hambrientos es ir un poco
más lejos, porque nos agranda el corazón para incluir
a aquellos que necesitan nuestro cuidado compasivo. Y
cuanto más se agrande nuestro corazón, más se parece
al corazón de Jesús, que tiene lugar para todos nosotros.
En Holy Cross Village donde vivo, muchos donan ali-
mentos, poniendo sus ofrendas en canastas en nuestra
capilla. Otros donan a bancos de alimentos o ayudan
en comedores locales. En la Sagrada Escritura Dios
nos pide que ayudemos a los hambrientos. Estas son
algunas de las maneras en las que podemos responder.
Ayudar a otros a veces pone una sobrecarga en nuestro
tiempo y nuestros recursos. Pero el gozo de ayudar a los
que necesitan resta importancia al costo.
Señor, que me ocupe de los demás como tú te ocupas de mí.
P. Kenneth Grabner, C.S.C.

Isaías 58:1-9 • Salmo 51:3-6,18-19 • Mateo 9:14-15


Sábado, 29 de febrero
Sábado después del Miércoles de Ceniza

Dar pan de diferentes maneras


Si das al hambriento lo que deseas para ti
y sacias al hombre oprimido,
brillará tu luz en las tinieblas,
y tu oscuridad se volverá como la claridad del
mediodía. Isaías 58:10

ISAÍAS DICE “da al hambriento lo que deseas para ti”.


No se puede ser más claro ni más específico. Estamos
llamados a dar de comer al hambriento, y a hacerlo
de muchas maneras: aportando insumos a un banco
local de alimentos, ayudando en un comedor, dando un
cheque, llevando comida a los confinados. Pero “lo que
deseas para ti” puede ser otra cosa aparte de “pan”.
La gente tiene hambre de otras cosas además del
alimento físico. En esta Cuaresma mira a tu alrededor
y pregúntate: ¿Quién en mi vida tiene hambre de mi
tiempo o atención? ¿Quién anhela un halago o un sim-
ple reconocimiento mío? ¿Quién necesita mi aliento o
consejo? ¿Quién podría usar un abrazo o mi compañía?
¿Quién necesita mis oraciones? Isaías dice que hay “ma-
gia” al dar pan a los demás: ilumina toda nuestra vida.
Dios de generosidad inagotable, ayúdame a satisfacer el
hambre de al menos una persona que encuentre hoy.
Sor Melannie Svoboda, S.N.D.

Isaías 58:9-14 • Salmo 86:1-6 • Lucas 5:27-32


1 de marzo • 1er Domingo de Cuaresma

Somos amados
Pero Jesús le respondió: “Dice la Escritura: El hombre
no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios”. Mateo 4:4
SATANÁS HA RETADO a Jesús a convertir las
piedras del desierto en pan. Después de ayunar por
cuarenta días, Jesús tiene hambre. Responde con este
pasaje escrito en Deuteronomio 8:3 acerca del tiempo
de los israelitas en el desierto.
Todos tenemos tiempos en el desierto que nos po-
nen a prueba, debilitan nuestro ánimo y menoscaban
nuestra esperanza. Tenemos hambre de seguridad,
alegría y paz. La respuesta de Jesús nos guía hasta las
nutritivas palabras de Dios. Para mí, ha sido un gran
cambio prestar atención a versículos de la Escritura que
me dan vida y copiarlos. Las últimas palabras que Jesús
escuchó antes de ir al desierto en el Evangelio según san
Mateo fueron las de Dios diciendo: “Este es mi Hijo,
el Amado; en él me complazco”. La Cuaresma puede
ser un tiempo para escuchar los pasajes de la Escritura
que satisfagan nuestra hambre y fortalezcan nuestra
confianza en que somos amados.
Querido Dios, ayúdame a escuchar tus palabras de amor
esta Cuaresma.
Patricia Livingston
Génesis 2:7-9; 3:1-7 • Salmo 51:3-6, 12-14, 17
Romanos 5:12-19 • Mateo 4:1-11
Lunes, 2 de marzo • Cuaresma, día de semana

Comienza por nosotros


Ama a tu prójimo como a ti mismo. Levítico 19:18

SIEMPRE SE HABLA del mandamiento nuevo de Je-


sús: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a ti mismo”. Esta frase viene a decir que en la
práctica, la única forma de amar a Dios sobre todas las
cosas es amar al prójimo como a uno mismo. ¿Cómo se
puede amar a Dios si no? ¿Rezando mucho?¿Haciendo
ofrendas y ayunos?¿Purificando nuestros pensamientos
y deseos?
Parece que falta algo ¿no? Rezar mucho para que
seamos capaces de seguir a Jesús con nuestros actos;
ofrecer donativos y ayunar para que otros vean alivia-
da su necesidad; purificarnos para que nuestros actos
sirvan para llevar a Jesús a los de nuestro entorno.
Vale notar que la cita al comienzo de esta reflexión
no es del Evangelio, es del Levítico. Es decir, no es un
mandamiento nuevo. Lo nuevo es que hizo falta que
Jesús viniera en persona a darnos la clase práctica de
cómo hay que hacerlo. Da la sensación de que sigue
haciendo falta que nos recuerden la lección porque no
hemos aprendido casi nada.
Ven Jesús, no me dejes olvidar tu lección ni dejar de
seguir tu ejemplo.
Ana Aguirre

Levítico 19:1-2,11-18 • Salmo 19:8-10, 15 • Mateo 25:31-46


Martes, 3 de marzo • Santa Katharine Drexel

Reverdecer nuestra vida


Así será la palabra que salga de mi boca.
No volverá a mí con las manos vacías
sino después de haber hecho lo que yo quería,
y haber llevado a cabo lo que le encargué.
 Isaías 55:11

LA CUARESMA, en el hemisferio norte se celebra en


la “primavera”. Este es un tiempo que nos recuerda de
manera enfática y concreta que la nueva vida ha estado
germinando durante todo el invierno gélido y oscuro.
Aunque no hayamos podido ver ninguna prueba de este
crecimiento durante los áridos meses anteriores, el ciclo
de la vida avanza continuamente.
Isaías nos dice que la palabra de Dios también da
frutos y siempre reverdece, que siempre abunda en
poder para volver a crearse. Que, mientras transcu-
rre este tiempo de Cuaresma, podamos entrar en esta
primavera litúrgica escuchando con atención la Palabra
de Dios y con profunda fe en el poder creativo de Dios
para hacer brotar vida en cada corazón, en cada rincón
del mundo.
Sor Chris Koellhoffer, I.H.M.

Isaías 58:10-11• Salmo 34:4-7,16-19


Mateo 6:7-15
Miércoles, 4 de marzo • San Casimiro

Momento para el amor


Porque así como Jonás fue una señal para los habi-
tantes de Nínive, de igual manera el Hijo del Hombre
será una señal para esta generación. Lucas 11:30

EN EL EVANGELIO según san Mateo, “La señal de


Jonás” significa la resurrección. En Lucas, Jesús es como
Jonás en el sentido de un profeta que viene a llamar
al pueblo al arrepentimiento. En la Cuaresma, somos
llamados al arrepentimiento. Por años, pensé que eso
exigía que nos identificáramos como grandes pecadores
con algún tipo de cruda autoacusación escrupulosa.
Fue liberador saber que la palabra “arrepentimiento”
en griego simplemente significa voltearse. Alejarse de lo
que no es vivificante. El mensaje profético de Jesús tiene
un reto central: “Ámense unos a otros”.
La Cuaresma puede ser un tiempo para observar el
amor que damos. ¿Está nuestro corazón enterrado en el
resentimiento? ¿Hay alguien a quien necesitamos comen-
zar a perdonar? ¿Hay alguien que necesite nuestra ayuda
y más generosidad? ¿Demostramos amor hacia nosotros
mismos con respecto a la manera en que comemos, bebe-
mos y descansamos?
Dios, ayúdame a ver la Cuaresma menos como un tiempo
para la culpa y más como un tiempo para el amor.
Patricia Livingston

Jonás 3:1-10 • Salmo 51:3-4,12-13,18-19 • Lucas 11:29-32


Jueves, 5 de marzo • Cuaresma, día de semana

Amor infinito
¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra
cuando le pide pan? Mateo 7:9

EL AÑO PASADO, mi sobrina, que es una joven adul-


ta y vive sola alejada de su familia, comprensiblemente
se sintió aterrorizada cuando hubo una persecución
policial y un bloqueo en su vecindario. Inmediatamente
llamó a su madre, que permaneció al teléfono hablando
con ella toda la noche para que Jenny pudiera sentirse
conectada con una voz amorosa, familiar y tranqui-
lizadora, con alguien que nunca la abandonaría. La
mañana siguiente, cuando mi hermana tenía que irse a
trabajar, le pasó el teléfono a su marido, quien continuó
con la conversación y la conexión.
Cuando presenciamos actos altruistas y la entrega
completa del tiempo propio y la energía emocional (¡y
el sueño!) que muestran tantos padres, tutores y cuida-
dores, podemos vislumbrar el inconmensurable cuidado
que Dios tiene por cada uno de nosotros, día tras día y
durante toda la noche.
Sor Chris Koellhoffer, I.H.M.

Ester 14:1,3-5,12-14 • Salmo 138:1-3,7-8


Mateo 7:7-12
Viernes, 6 de marzo • Cuaresma, día de semana

Recordamos las palabras de Jesús


Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es
cosa que merece juicio. El que ha insultado a su herma-
no, merece ser llevado ante el Tribunal Supremo; si lo
ha tratado de renegado de la fe, merece ser arrojado al
fuego del infierno. Mateo 5:22

VIVO EN UN ESTADO en el cual hay más carros que


conductores registrados. También vivo en la región
más densamente poblada del estado más densamente
poblado. Estos factores, sin duda, contribuyen al hecho
de que la mayoría de los automovilistas conduzcan en
un estado muy agitado. Estoy bastante segura de que
los “insultos” a los que hace referencia el versículo son
epítetos moderados en comparación con lo que se dice
detrás del volante y con los dientes apretados en nues-
tras carreteras estatales.
Todo el tiempo, casi el 50 por ciento de los residen-
tes de nuestro estado profesan ser seguidores de Jesús,
cuyas palabras hoy nos retan. Ya sea en el asiento del
conductor, en un juego, esperando en la cola, al teléfo-
no o en el salón de conferencias, ¿dónde es más necesa-
rio recordar las palabras de Jesús?
Claire J. King

Ezequiel 18:21-28 • Salmo 130:1-8


Mateo 5:20-26
Sábado 7 marzo • Santas Perpetua y Felicidad

Admite tus imperfecciones


Amen a sus enemigos… sean ustedes perfectos como es
perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.
 Mateo 5:44, 48
EL MANDAMIENTO DE JESÚS de amar a nues-
tros enemigos conmovió a sus oyentes y sigue siendo
un gran reto en la actualidad. Hay graves conflictos,
ataques terroristas y piratería destructiva en muchas
partes: en nuestra política, en la Iglesia, en la familia…
A menudo, cada lado cree que su postura u opinión
son “perfectas”, a menudo con una fervorosa morali-
dad como si la suya fuera la posición perfecta del Padre
celestial.
Una vez escuché a un biblista decir que estaba con-
vencido de que una expresión más exacta de lo que
Jesús realmente aparece en Lucas sobre el mismo ser-
món: “Sean compasivos como es compasivo el Padre de
ustedes” (6:36). Para los judíos, la misericordia de Dios
era la perfección de Dios.
Me es más fácil amar a quienes atacan mis ideas y
valores cuando trato de ser misericordiosa que cuando
trato de ser perfecta. Admitir mi imperfección con com-
pasión y humor hace más sencillo amar a aquellos con
quienes tengo dificultades.
Patricia Livingston
Deuteronomio 26:16-19 • Salmo 119:1-2, 4-5, 7-8
Mateo 5:43-48
8 marzo • 2° Domingo de Cuaresma

Llamándonos a nuevas tierras


Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre,
y anda a la tierra que yo te mostraré. Génesis 12:1

ME DETENGO POR un momento para “convertirme


en Abraham”. También he salido de tierras que alguna
vez conocí y amé íntimamente. He recorrido nuevos
caminos y adoptado nuevas maneras de vivir. Me he
alejado de lugares que alguna vez llamé mi hogar. Sin
embargo, en todas mis partidas, las transformaciones
más profundas no han sido causadas por los paisajes
físicos que he abandonado. Hay tierras incluso más
difíciles de abandonar.
Si bien es cierto que he abandonado la tierra de las
respuestas fáciles y he ingresado a la tierra de las pre-
guntas eternas, más retos me esperan. Anhelo abando-
nar la tierra de la voluntad propia y abrazar la tierra de
la entrega. Quisiera dejar la tierra de la acumulación y
abrazar la tierra de la simplicidad. Tal vez, algún día,
abandonaré la tierra del temor y entraré a la tierra de la
confianza.
Oh, Dios, ayúdame a creer, como lo hizo Abraham, que
eres Tú quien me llama a estas nuevas tierras.
Sor Macrina Weiderkehr, O.S.B.

Génesis 12:1-4 • Salmo 33:4-5, 18-20, 22


2 Timoteo 1:8-10 • Mateo 17:1-9
Lunes, 9 de marzo • Santa Francisca de Roma

Seamos compasivos
Sean compasivos como es compasivo el Padre de
ustedes. Lucas 6:36

HACE POCO, UN NIÑO AMIGO se enfermó grave-


mente de forma repentina. Sin pensarlo, me encontré
implorándole a Dios misericordia, una y otra vez.
Realmente no sé qué papel desempeñaron mis oracio-
nes, pero, un día, me quedé con una extraordinaria
sensación personal de la compasión de Dios, incluso
antes de saber que el niño se había recuperado. Tal vez,
esto se debió a que sentí con tanta profundidad nuestra
necesidad humana de compasión.
El Evangelio según san Lucas proclama la misericor-
dia de Dios, abundante y rebosante. Podemos mostrar
misericordia, no porque seamos Dios, sino porque Dios
la derrama sobre nosotros. Estos días de Cuaresma, nos
atrevemos a abrir los ojos a nuestros pecados y fraca-
sos. Y así podemos conocer más que nunca ese ilimita-
do aceite de la misericordia que nos acaricia y que fluye
hacia nosotros desde Dios y, por medio de nosotros, a
otros.
Ten misericordia, Señor, y permítenos ser misericordiosos.
Mary Marrocco

Daniel 9:4-10 • Salmo 79:8-9, 11, 13


Lucas 6:36-38
Martes, 10 de marzo • Cuaresma, día de semana

Dignos de enseñar a otros


Hagan y cumplan todo lo que ellos dicen, pero no los
imiten. Mateo 23:3

COMENCEMOS SUGIRIENDO QUE, a los efectos


prácticos, los escribas y los fariseos de este Evangelio
somos nosotros. Quienes entre nosotros alientan a
otros a asumir nuevos patrones de crecimiento cierta-
mente pueden tomarse a pecho este mensaje de Jesús.
Jesús sabía que los maestros de su tiempo (esos somos
tú y yo en la actualidad) enseñaban correctamente. Las
prácticas que debían observarse y ponerse en práctica
eran parte de su plan de estudios. Su preocupación era
la siguiente: ¿ponían en práctica lo que enseñaban?
¿Coincidian sus palabras con sus acciones? Son pre-
guntas que debemos hacernos. Es fácil darles a otros
consejos que nosotros no ponemos en práctica. Muy
probablemente, muy pocos prediquemos con el ejemplo.
Sin embargo, debemos hacer un esfuerzo en nuestra
vida para tomar en serio lo que esperamos de otros.
Escucha tus palabras. Mira cómo vives para poder
ser digno de enseñar a otros.
Sor Macrina Weiderkehr, O.S.B.

Isaías 1:10, 16-20 • Salmo 50:8-9, 16-17, 21, 23


Mateo 23:1-12
Miércoles, 11 de marzo • Cuaresma, día de semana

El servicio es superior a la fama


El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que
los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su escla-
vo. Mateo 20:26-27

LA TENDENCIA HUMANA a querer buscar el pri-


mer lugar y la distinción no es nada nuevo. Ya entre los
discípulos vemos que la madre de los hijos de Zebedeo
veía que Jesús estaba destinado a ser grande entre los
hombres. Y no tiene ningún reparo en pedir lugares
prominentes para sus hijos.
Jesús aprovecha la ocasión para enseñarnos una de
sus más importantes reglas: para ser grande hay que
“servir a los demás no servirse de los demás” como
le gusta decir al Papa Francisco. En esta Cuaresma
busquemos cada oportunidad para servir a los necesi-
tados entre nosotros y especialmente a los que menos
sospechan que estamos conscientes de su necesidad. Y
no tiene que ser una necesidad física, puede ser también
una palabra de aliento, de misericordia, de perdón.
Señor en tí confío que el servicio es superior a la fama y al
poder.
Marina A. Herrera

Jeremías 18:18-20 • Salmo 31:5-6, 14-16


Mateo 20:17-28
Jueves 12 marzo • Cuaresma, día de semana

Abiertos a la sanidad
El corazón es lo más complejo,
y es perverso: ¿quién puede conocerlo?
Yo, el Señor, escudriño el corazón
y sondeo las entrañas… Jeremías 17:9-10

DURANTE UNA ECOGRAFÍA, me intrigaba obser-


var en la pantalla lo que el doctor veía dentro de mi
cuerpo mientras me lo explicaba. Él entendía mucho
mejor que yo y podía decirme lo que necesitaba. Aun
así, él y todo su conocimiento científico, apenas han
comenzado a explorar los misterios del cuerpo.
Tal vez, se parece a cuando el corazón está enfermo:
no el órgano físico, sino el núcleo interior de la perso-
na. No comenzamos a entender nuestro corazón ni qué
lo aflige, salvo que sepamos que sufre cuando de alguna
manera se aleja de Dios. Solo al permitirle a nuestro
corazón estar abierto a la búsqueda de Dios —en lugar
de levantar un muro u ocultarnos en rincones oscu-
ros— este puede comenzar a sentirse y volverse mejor.
Aunque podríamos sentir temor o vergüenza de invitar
al Bendito a entrar, nuestras devociones de Cuaresma
nos bridan ayuda especial para abrirnos a esa sanidad.
Ven, Señor, examina mi corazón y conóceme.
Mary Marrocco

Jeremías 17:5-10 • Salmo 1:1-4, 6


Lucas 16:19-31
Viernes, 13 de marzo • Cuaresma, día de semana

El bien surge del mal


Aquí estoy. Génesis 37:13

HE LEÍDO EL RELATO de José muchas veces, pero


nunca antes me llamaron la atención estas palabras:
“¡Aquí estoy!”. El padre le pedía a José que fuese donde
estaban sus hermanos para ver si estaban bien. Sabe-
mos del odio que sentían los hermanos por José porque
su padre lo amaba profundamente. Sin embargo, es ob-
vio en este relato que en el corazón del padre también
había espacio para los otros hermanos. ¿Por qué otra
razón mandaría a José a ver si estaban bien? El corazón
que ama tiene mucho espacio. José fue a ver cómo esta-
ban sus hermanos y, lamentablemente… conocemos la
historia. Sus hermanos no estaban bien; los consumían
los celos.
Aun así, las palabras aquí estoy permanecen en mi
corazón. Nosotros también podemos responder al
llamado de Dios. ¡Aquí estoy! En cierto sentido, esto
es lo que hizo José al obedecer el pedido de su padre.
Conocemos el resto de la historia. A veces, de lo malo
surge algo bueno. ¿Podemos decir “aquí estoy”?
Sor Macrina Weiderkehr, O.S.B.

Génesis 37:3-4, 12-13, 17-28 • Salmo 105:16-21


Mateo 21:33-43, 45-46
Sábado, 14 de marzo • Cuaresma, día de semana

Del pecado al amor


Hubiera deseado llenarse el estómago con las bellotas
que daban a los cerdos… Finalmente recapacitó…
 Lucas 15:16-17
¿QUIÉN HUBIERA PENSADO que la comida de los
cerdos sería un lugar de gracia? En el Evangelio mucho
es al revés. Pensamos en nuestros fracasos y pecados
como obstáculos o barreras. En esta parábola, el Hijo
Pródigo se había alejado de la vida, del amor y el bien
lo más que pudo, había malgastado su herencia, le ha-
bía roto el corazón a su padre y sus acciones lo habian
llevado al punto más bajo posible.
¿Era el fin de todo para él? No: era el comienzo. ¿Qué
ocurrió allí, en el lugar más oscuro –entre los cerdos–
que permitió que la luz brillara con tanta pureza y
resplandor? ¿De qué manera se transformó el pecado en
amor? Durante la Cuaresma y la Semana Santa, –escu-
chamos la parábola de esta transformación, este amor
incondicional que no se impone, que nunca abandona,
que siempre da la bienvenida y se alegra de que seamos
lo que somos. ¿Demasiado bueno para ser verdad? La
evidencia está en todas partes.
Gracias, Señor, incluso por mis fallas, cuando estas se
vuelven motivos para encontrarte.
Mary Marrocco
Miqueas 7:14-15, 18-20 • Salmo 103:1-4, 9-12
Lucas 15:1-3, 11-32
15 marzo • 3er Domingo de Cuaresma

“Se va derramando”
Pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por Él el
amor de Dios se va derramando en nuestros cora-
zones… Romanos 5:5

DERRAMAR. ESA PALABRA indica flujo, movi-


miento, ingreso a un recipiente de algún tipo. Lo que
se derrama es el amor divino. Y el recipiente en el cual
se derrama es nuestro corazón. Qué imagen exquisita
para llevar con nosotros al avanzar en nuestros días,
especialmente si en esos días hay personas o situaciones
que distraen nuestra atención de la tranquilidad. ¿Qué
ocurriría si nos detuviéramos a recordar este versículo
de la Escritura y la imagen del amor de Dios fluyendo
en nosotros cuando nos sentimos frustrados, desalenta-
dos, ansiosos y enojados? Recordar que somos reci-
pientes del amor divino podría hacernos regresar a la
mejor versión de nosotros, en la cual residen la bondad,
la paciencia, la esperanza, la comprensión y el perdón.
Después, el amor divino derramado en nuestro corazón
se desbordará sobre la vida de otros.
Oh, Amor que siempre fluye, mientras derramas tu
bondad en el recipiente de mi ser, rezo para permitir que se
desborde sobre la vida de otros.
Sor Joyce Rupp, O.S.M.

Éxodo 17:3-7 • Salmo 95:1-2, 6-9


Romanos 5:1-2, 5-8 • Juan 4:5-42
Lunes, 16 de marzo • Cuaresma, día de semana

Sed de Dios
Sediento estoy de Dios, del Dios de vida;
¿cuándo iré a contemplar el rostro del Señor?
 Salmo 42:3

LA HERMANA MARY LUKE, una tranquila religiosa


durante sesenta y un años, se mostraba inquieta. Le
pregunté si estaba angustiada. “Oh, no”, respondió
dulcemente, “Es tanto lo que deseo beber de la gloria
del Cielo que me pongo tensa en la espera”.
Todos sentimos una sed de Dios que nada puede sa-
ciar. Podemos intentar darle de beber a nuestro corazón
sediento con compras que nunca nos satisfacen, con de-
seos de poder y prestigio que solo nos deshidratan aún
más o con búsquedas de posición y reconocimiento.
Sin embargo, sentir sed espiritual es una gracia. Nos
exhorta a cruzar el desierto de la vida con un santo
anhelo de llegar al oasis que está adelante. Nos reta a
ofrecerles a otros un sorbo del cucharón de la compa-
sión. Y esta sed nos mantiene avanzando con confianza
en la fe hasta beber de los esplendores del Cielo y ver a
Dios cara a cara.
Sor Bridget Haase, O.S.U.

2 Reyes 5:1-15 • Salmos 42:2-3; 43:3-4


Lucas 4:24-30
Martes, 17 de marzo • San Patricio

Golpear la cabeza contra las barreras


No nos cubras de vergüenza
sino que trátanos según tu benevolencia y según
tu gran misericordia. Daniel 3:42

LA PRIMAVERA PASADA, un zorzal petirrojo se


detuvo a descansar en un árbol fuera de la ventana de
nuestro comedor. Posado en una rama frente a la venta-
na, vio su reflejo. Comenzó a volar hacia la ventana re-
iteradamente para ahuyentar al intruso imaginario. Por
días y semanas, se golpeó la cabeza en la ventana y se
obsesionó tanto con deshacerse de su competidor, que
no pudo encontrar una compañera en todo el verano.
Tratamos de ahuyentarlo, aunque insistía en este com-
portamiento inútil. Pero nos dio una pequeña lección al
reflexionar en las ocasiones en nuestra vida en las que
no queríamos abandonar algún comportamiento que
nos impedía avanzar. ¿Con qué frecuencia nos golpea-
mos la cabeza contra obstáculos y nos resistimos a las
indicaciones de Dios en nuestra vida?
Dios, trátame con bondad y misericordia cuando sea
demasiado terca como para escucharte.
Sor Ruth Marlene Fox, O.S.B.

Daniel 3:25, 34-43 • Salmo 25:4-9


Mateo 18:21-35
Miércoles 18 de marzo • San Cirilo de Jerusalén

La necesidad de gracia
Si las guardan y las practican, pasarán por sabios e
inteligentes. Deuteronomio 4:6

EN DEUTERONOMIO, Moisés insta al pueblo a prac-


ticar las “normas y leyes” de Dios. “Practicar” indica
vigilancia, prestar atención a lo que piden y actuar en
consecuencia. Reconozco en mi vida lo necesario que
es percatarse de esto. No es una cuestión de pregun-
tarse qué se espera de las doctrinas del Evangelio si
quiero ser seguidora de Jesús. Es más una cuestión de
si soy consciente de lo que hago o no hago, pienso o no
pienso, siento o no siento, con relación a esas doctri-
nas. Cuando estoy ensimismada, rápidamente pierdo
oportunidades de vivir debidamente. Cuando dismi-
nuyo el rápido ritmo de la vida, cuando me detengo a
rezar, cuando dejo de tratar que la vida vaya solo como
quiero que vaya, es entonces cuando puedo observar lo
que se necesita para seguir los dos grandes mandamien-
tos de amar a Dios y amar a otros como a mí mismo.
Siempre necesito la gracia del Dios Santo para hacerlo.
Sor Joyce Rupp, O.S.M.

Deuteronomio 4:1, 5-9 • Salmo 147:12-13, 15-16, 19-20


Mateo 5:17-19
Jueves, 19 de marzo • San José

Me enseña a salir de aprietos


… un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo
de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu
esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu
Santo”. Mateo 1:20
En mi juventud aprendí de José una técnica muy útil
para resolver los dilemas que se me presentan. José
supo qué hacer sobre el embarazo de María con un
hijo que no era de él, y salir huyendo a Egipto cuando
Herodes quería matar al Niño Jesús. Tomó esos pasos
después de recibir la respuesta en un sueño.
El ejemplo de José me inspira siempre a esperar un
sueño que me dé la pauta para el camino a seguir y
creo que he seguido la ruta que Dios había trazado
para mí en todos las encrucijadas importantes de mi
vida. Ahora, con la abundancia de imágenes que llenan
nuestra mente, los sueños con significado son escasos.
Preferimos recibir mensajes de texto que inspiraciones
de ángeles.
Es por eso que la recomendación de dejar a un lado
los celulares antes de dormir sea buena no solo para
el sueño sino también para ponernos en contacto con
esa dimensión nuestra de la mente donde nos puedan
hablar los ángeles de Dios.
Marina A. Herrera
2 Samuel 7:4-5, 12-14, 16 • Salmo 89:2-5, 27, 29
Romanos 4:13, 16-18, 22 • Mateo 1:16, 18-21, 24 o Lucas 2:41-51
Viernes, 20 de marzo • Cuaresma, día de semana

El Segundo Mandamiento
Y después viene este otro: Amarás a tu prójimo como a
ti mismo. Marcos 12:31

Dios mío, qué difícil. No es difícil cuando me siento y


rezo mientras el cielo se ilumina con el amanecer y mi
corazón siente que puede expandirse para incluir a todo
el mundo en el amor. Pero es difícil en una noche llu-
viosa cuando salgo tarde del trabajo, necesito algunos
artículos para la cena y hay alguien con un carro lleno
en la cola para “10 artículos o menos”. ¡¿En serio?!
¿Tengo amor para este prójimo? Pienso que Jesús diría
“Sí. Este es exactamente el prójimo al que debes amar”.
Esta Cuaresma, trato de concentrarme en el próji-
mo que me fastidia. Cuando me enojo con alguien,
trato de detenerme y verlo, deliberadamente, como
una persona en medio de la vida, sufriendo presiones
y ansiedades que no puedo imaginar. Esto me ayuda a
dejar atrás mi reacción inicial (que habitualmente es el
surgimiento de las tensiones de mi vida) y tenerle com-
pasión como a otra persona en el complicado camino
de la vida. No siempre logro hacerlo, pero habitual-
mente avanzo un poco en el cumplimiento del segundo
gran mandamiento.
Aileen A. O’Donoghue

Oseas 14:2-10 • Salmo 81:6-11, 14, 17


Marcos 12:28-34
Sábado, 21 de marzo • Cuaresma, día de semana

Reconocer nuestros defectos


Te doy gracias porque no soy como los demás hombres.
 Lucas 18:11

ESTE ES EL MEOLLO de la hipocresía: se basa en


una profunda negación de cómo yo podría ser como
otra persona, especialmente si esa persona luce o actúa
de una manera que es inaceptable ante los ojos de los
demás. Sin embargo, dentro de cada uno de noso-
tros existe el potencial para lo bueno o para lo malo.
Henri Nouwen escribió sobre esta realidad en With
Open Hands: “Con compasión, puedes decir ‘Ante los
oprimidos, reconozco mi rostro y, en las manos del
opresor, reconozco mis manos. Su carne es mi carne; su
sangre es mi sangre’”. Uno de los momentos de gracia
de mi vida fue cuando admití que sentía odio por otra
persona. Nunca pensé que podía odiar a alguien. Me
consternaba encontrar ese sentimiento dentro de mí.
Este bendecido reconocimiento me ha ayudado enorme-
mente para ser menos crítica con otros.
Sor Joyce Rupp, O.S.M.

Oseas 6:1-6 • Salmo 51:3-4, 18-21


Lucas 18:9-14
22 de marzo • 4o Domingo de Cuaresma

“Que pueda ver”.


Le preguntaron [los fariseos]: “¿Qué te hizo? ¿Cómo te
abrió los ojos?” Él les dijo: “Ya se lo he dicho y no me
han escuchado. ¿Para qué quieren oírlo otra vez?”
 Juan 9:26-27

TODO EL CAPÍTULO 9 en el Evangelio según san


Juan se ocupa de la curación del ciego y la reacción de
los fariseos. No pueden creer que Jesús haya curado al
hombre puesto que este no podía ver antes de la cura-
ción. Quieren escuchar el relato una y otra vez porque
buscan el hueco que les permita justificar su increduli-
dad.
Si hubieran escuchado, habrían llegado a la fe. Se
habrían sorprendido por el milagro de lo ocurrido y, al
menos, habrían sentido curiosidad por el hombre que
lo hizo.
No es fácil escuchar el relato del ciego sin buscar un
hueco: tal vez, realmente no estaba ciego; tal vez, era
psicosomático; tal vez, había alguna sustancia química
curativa en el lodo o en la saliva de Jesús.
Escuchemos este Evangelio para poder profundizar la
fe en el poder de Jesús para abrir nuestros ojos.
Señor, ¡que pueda ver!
Mark Neilsen

1 Samuel 16:1, 6-7, 10-13 • Salmo 23:1-6


Efesios 5:8-14 • Juan 9:1-41
Lunes, 23 de marzo • Santo Toribio de Mogrovejo

Reconocer el milagro
Si ustedes no ven señales y prodigios, no creen.
 Juan 4:48

NUNCA ESTOY MÁS dispuesta a creer en los mi-


lagros que cuando quiero mucho algo. Si alguien que
conozco está enfermo o si yo sufro alguna dificultad,
mi fe en Dios parece capaz de superar cualquier obs-
táculo: “Sé que puedes sanar a las personas, Señor. Sé
que puedes ayudarme”.
Pero, ¿qué hago después de no recibir respuesta a una
oración? Inmediatamente busco razones mundanas
por las cuales las cosas resultaron como lo hicieron,
para no sentirme agobiada por el poder abrumador de
Dios. Después de todo, una coincidencia provechosa es
mucho menos amenazante para mi independencia que
un verdadero milagro.
Señor, a veces, mis dudas persisten, incluso después de
haber visto señales y prodigios. Remedia mi incredulidad,
para que pueda vivir y toda mi familia también pueda creer.
Elizabeth Duffy

Isaías 65:17-21 • Salmo 30:2, 4-6, 11-13


Juan 4:43-54
Martes 24 de marzo • Cuaresma, día de semana

¡Levántense!
Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda”.
 Juan 5:8

ESTE HOMBRE ESTABA ENFERMO, ciego, cojo y


tullido. He sentido en cierta medida esos padecimientos
en mis tiempos de quebrantamiento espiritual. Mi peca-
do me ha enfermado. No he podido verme a mí o a mi
situación con claridad. Me he sentido atorada, incapaz
de avanzar. Me he sentido rota y traicionada, tendida
sobre mi camilla.
Jesús vino a mí en ese estado de tristeza. Habla
palabras de paz y poder. Siente compasión por nues-
tra confusión y nuestro dolor, pero, alabado sea Dios,
nuestro Salvador no nos deja inmersos en esa situación.
Levántate, dice. Deja esa camilla. Levántate y camina.
Escucho su voz claramente. Sacúdete esa autocompa-
sión y levántate. Él hace su parte: la sanación. Nosotros
hacemos nuestra parte: caminamos.
¿Sientes que estás tendido en tu camilla hoy? Jesús
nos llama a quitarnos el polvo y avanzar.
Kristin Armstrong

Ezequiel 47:1-9, 12 • Salmo 46:2-3, 5-6, 8-9


Juan 5:1-16
Miércoles, 25 de marzo • La Anunciación del Señor

El camino espiritual
Pero el ángel le dijo: “No temas, María, porque has
encontrado el favor de Dios”. Lucas 1:30

LA HUMILDAD DEL ÁNGEL en esta escena siempre


me ha conmovido porque refleja la humildad de Dios.
Dios no nos impone las cosas. A medida que pasan
los años y parece que no hubiera ningún avance en mi
camino espiritual, debo admitir que a veces desearía
que Dios me impusiera cosas. Deseo que Dios me haga
más compasiva y santa sin que yo tenga que cometer
los mismos errores una y otra vez. A veces, deseo poder
llegar en helicóptero a la cima de alguna montaña
espiritual.
Pero, lamentablemente, el camino espiritual es un
recorrido, no un destino, y Dios no puede hacer ese
recorrido por mí. Dios solo puede esperar pacientemen-
te a que yo tome mi camino tortuoso con mis defectos
y experiencias hacia el inmenso amor que envió a un
ángel a reconfortar a una muchacha. Saber que el amor
está presente conmigo en el camino, sin importar cuán
difícil sea, aumenta mi fuerza para seguir.
Aileen A. O’Donoghue

Isaías 7:10-14; 8:10 • Salmo 40:7-11


Hebreos 10:4-10 • Lucas 1:26-38
Jueves, 26 de marzo • Cuaresma, día de semana

Ven a Cristo
Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener
vida. Juan 5:40

ES EXTRAÑO VER a cuántos lugares iremos en


búsqueda de la vida antes de darnos cuenta de que esta
proviene de Jesús solamente. Después de todo, Él es el
camino, la verdad y la vida.
Procuraremos crear vida a partir de relaciones, de
adquisiciones materiales, de la profesión, de la paterni-
dad, de nuestras pasiones, de nuestros viajes, de nuestra
egoísta conciencia de uno mismo. Tratamos de generar
sentido en nuestra apariencia, nuestra imagen y nues-
tras cosas. Dedico más tiempo a mí que a él. En nuestra
búsqueda de paz, propósito y plenitud, coleccionamos
un salón de trofeos lleno de ídolos. Pero el vacío nunca
se disipa, nunca estamos plenos, nada dura lo suficiente.
Finalmente, algo ocurre. Habitualmente, es algo
grande y, finalmente, lo entendemos. Todos los ídolos
se vuelven polvo, nuestros pedazos se dispersan y, final-
mente, nos rendimos ante el hecho de que no tenemos
idea de lo que hacemos.
No esperemos algo tan grande, algo que nos cambie
la vida. Podemos cambiar nuestra vida hoy mismo
viniendo a Cristo.
Kristin Armstrong

Éxodo 32:7-14 • Salmo 106:19-23 • Juan 5:31-47


Viernes, 27 de marzo • Cuaresma, día de semana

Reivindicación para los justos


Si el justo es hijo de Dios, Dios lo ayudará
y lo librará de sus adversarios. Sabiduría 2:18

¿NO ES ESTO LO QUE todos queremos creer? ¿Que si


una persona hace lo que Dios quiere, tendrá protección
contra el daño, especialmente contra la maldad de otras
personas? Pero nuestra experiencia nos indica que no es
así. Tampoco fue así para Jesús.
El pensamiento expresado en este pasaje del Libro
de la Sabiduría refleja un concepto erróneo de lo que
significa que Dios nos cuida. Quienes piensan de esta
manera “No conocen los secretos de Dios” (versícu-
lo 22). Desde la perspectiva de esta breve vida en la
tierra, el destino de los justos parece trágico, incluso sin
sentido. Pero, visto desde el amor eterno de Dios, hay
recompensa y reivindicación para los justos.
Esa es nuestra esperanza, una esperanza que va más
allá de los esquemas y los cálculos de la sabiduría
mundana.
Señor Jesús, fortalece mi fe en tu cuidado eterno por mí y
por quienes amo.
Mark Neilsen

Sabiduría 2:1,12-22 • Salmo 34:17-21,23


Juan 7:1-2,10,25-30
Sábado, 28 de marzo • Cuaresma, día de semana

“Un cordero al matadero”


¡Y yo que no tenía más sospecha que el cordero al que
llevan tranquilo para matarlo! No sabía lo que estaban
tramando para perderme. Jeremías 11:19

EN POCOS DÍAS, conmemoraremos la muerte del


Cordero de Dios. Cristo, el inocente, hará su recorrido
final hasta Jerusalén. Lo saludarán como al Mesías. En
menos de una semana, esa alabanza se convertirá en
burla. Tendrá su última cena en la sala superior con sus
discípulos. Rezará al Padre en el huerto de Getsemaní.
Observará a sus amigos más cercanos traicionarlo y
negar que lo conocían. Sin quejarse, soportará un juicio
tortuoso y tomará una cruz. Tendrá una muerte terrible
en el Calvario, pero, ¿como un cordero confiado que va
al matadero? No, este suplicio es más que eso.
Jesús no es un torpe animal que desconoce su desti-
no. Es plenamente consciente de su papel en este drama
humano trascendental. Su acto es abnegado y puro. Es
una expresión del amor sublime que tiene por nosotros
que nos ofrece el don de la vida eterna. Derrama su
sangre para que podamos vivir. Por nosotros, este es un
sacrificio que tiene que ocurrir.
Paul Pennick

Jeremías 11:18-20 • Salmo 7:2-3, 9-12


Juan 7:40-53
29 de marzo • 5o Domingo de Cuaresma

Un Dios que llora


Y Jesús lloró. Juan 11:35

LOS RABINOS JUDÍOS relatan la muerte de Moisés.


No está en la Biblia, pero tiene un mensaje hermoso.
Moisés una vez le dijo a Dios: “He trabajado tan duro
y he sufrido tanto por ti y tu pueblo. Por favor, no me
dejes morir”. Pero Dios respondió: “Eres humano, tie-
nes que morir”. Cuando llegó el día, Dios bajó del Cielo
y se llevó a Moisés en brazos. Y, cuando Moisés murió,
Dios tomó su último respiro con un beso. Luego, según
dicen los rabinos, una gran lágrima rodó por el rostro
de Dios.
En el Evangelio de hoy, Jesús siente una profunda
tristeza por la muerte de su amigo Lázaro. Al llegar a la
tumba, se siente profundamente conmovido. Y entonces
aparecen esas maravillosas palabras, el versículo más
breve de la Biblia: “Y Jesús lloró”. El llanto de Dios por
la muerte de Moisés es solo una hermosa historia; con
Jesús, realmente ocurrió.
Pero ese no es el final de la historia. La muerte no
será la última palabra; la muerte no triunfará. La
última palabra es la resurrección y la vida eterna al
compartir nuestro dolor.
P. Martin Pable, O.F.M. Cap.

Ezequiel 37:12-14 • Salmo 130:1-8


Romanos 8:8-11 • Juan 11:1-45
Lunes 30 de marzo • Cuaresma, día de semana

Caminemos juntos
Tampoco yo te condeno. Juan 8:11

CON QUÉ DULZURA y simpleza salen estas palabras


de los labios de Jesús. A menudo, nos preparamos para
escuchar lo opuesto de parte de Dios. Tal vez, eso es lo
que nos impide acercarnos a él en ocasiones. En otras
ocasiones, como quienes querían apedrear a la mujer
adúltera en el Evangelio de hoy, es posible que espere-
mos que juzgue a otros –aquellos a quienes ya hemos
juzgado y hemos encontrado indignos– y nos sorpren-
demos cuando no lo hace.
El Salmo 23, que cantamos hoy, promete aguas
tranquilas, consuelo y guía, una mesa colmada y una
copa rebosante incondicionalmente. No porque nunca
fallemos, sino porque su amor nunca falla.
Cuando concede misericordia, ¿podemos recibirla?
¿Cuando fluye libremente para todos nosotros? ¿Pode-
mos caminar juntos en esas aguas?
Señor misericordioso, abre mi corazón a la bondad y la
misericordia que llenan mi vida y permíteme ser mensajero
de tu paz.
Mary Marrocco

Daniel 13:1-9, 15-17, 19-30, 33-62


Salmo 23:1-6 • Juan 8:1-11
Martes 31 de marzo • Cuaresma, día de semana

Un plan sencillo
El pueblo fue a ver a Moisés… Números 21:7

EN ESTA LECTURA, no hay una sola palabra de Moi-


sés registrada. No hay ningún arrebato emocional ante
las desagradecidas quejas del pueblo como podríamos
haber visto anteriormente en su vida. Aquí, la situa-
ción es simple: el pueblo se quejó. El Señor los castigó.
Moisés oró por ellos. El Señor le dijo qué hacer para
que el pueblo no muriera. Moisés lo hizo. Cualquiera
que mirara a la serpiente de bronce que había colocado
en un poste viviría.
Es un sencillo plan estratégico para la misión. El
rebaño del Señor siente inquietud y frustración y anhela
la inmediata satisfacción y alivio en el desierto de la
vida. Los encontramos con amor y oración, y nos con-
vertimos en un puente entre ellos y el Señor. Obedientes
a los creativos llamamientos de Dios, lo hacemos visible
en medio de ellos para que puedan verlo a él y el cuida-
do que tiene de ellos. Mientras están cautivados por el
Amor que cuelga de un madero, viven.
Es simple, y solo podemos vislumbrar con modesto
asombro el amor de Dios por el pueblo que está crean-
do.
Sor Kathryn James Hermes, F.S.P.

Números 21:4-9 • Salmo 102:2-3, 16-21


Juan 8:21-30
Oraciones diarias
y bendiciones
Oración antes del trabajo
D IOS MÍO, te ofrezco mi trabajo en espíritu de pe-
nitencia. Mis obras son la continuación de las tuyas.
Divino Corazón de Jesús, por medio del Corazón
Inmaculado de María, te ofrezco mis oraciones, obras
y sufrimientos de este día en reparación de todos mis
pecados y en unión de todas las misas que se celebren
hoy; y las ofrezco por las intenciones del Santo Padre.
Amén.
Aceptación de la voluntad de Dios
SEÑOR, YO ACEPTO de tu Mano, con ánimo y
gustoso, cualquier género de vida y muerte que quie-
ras darme con sus amarguras, penas y dolores; como
prueba de mi amor para unirme a tu Redención por mí
y mis hermanos, con la esperanza luminosa de la eterna
felicidad junto a Ti. Amén.
Oraciones diarias
y bendiciones
A Cristo Crucificado
Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús! postrado en tu
santísima presencia; te ruego con el mayor fervor impri-
mas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza
y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito
firmísimo de la enmienda, mientras que con todo el
amor, y con toda la compasión de que soy capaz, voy
contemplando tus cinco llagas, comenzando por aquello
que dijo de ti el santo profeta David: “Han taladrado
mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis
huesos.” Amén.
Anima Christi
A lma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo,
sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del
costado de Cristo, purifícame. Pasión de Cristo,
confórtame. ¡Oh buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus
llagas, escóndeme. Nunca dejes que me separe de ti.
Del enemigo maligno, defiéndeme. En la hora de mi
muerte, llámame, y manda que vaya a ti, para que con
tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.
Oraciones diarias
y bendiciones
Oración de Cuaresma
SEÑOR JESÚS, en tu hora más difícil pediste a tus
amigos velar y orar contigo. Danos el valor de per-
manecer fieles a ti, rodeados como estamos por las
dificultades de nuestra vida. Ayúdanos a aprender de
ti lo que significa tomar nuestra cruz cada día y hacer
la voluntad del Padre. Al acercarnos a ti con nuestras
plegarias y acciones durante la Cuaresma, abre nuestros
ojos para apreciar el don de tu gracia santificante en
nuestra vida. Te lo pedimos en tu Santísimo Nombre.
Amén.
Acto de contrición
D IOS MÍO, con todo mi corazón me arrepiento de
todo el mal que he hecho y de todo lo bueno que he
dejado de hacer. Al pecar, te he ofendido a Ti, que eres
el supremo bien y digno de ser amado sobre todas las
cosas. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia,
hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las oca-
siones de pecado. Señor, por los méritos de la Pasión
de nuestro Salvador Jesucristo, apiádate de mí. Amén.
Agradecimiento
Creative Communications for the Parish recibe copias
de libros sobre espiritualidad. Estos libros son evaluados
por editores que seleccionan citas breves para incluir en
La Fe Viva. Agradecemos a los siguientes las breves citas
en este ejemplar: Louis J. Cameli, The Devil You Don’t
Know, © 2011 Ave Maria Press; Martin H. Padovani,
Healing Wounded Relationships, © 2006 Twenty-Third
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‘Son un signo de la cercanía
de Cristo a estos hermanos
necesitados de esperanza’
Estimados lectores de La Fe Viva:
El Papa Francisco hace poco se dirigió a un grupo
de capellanes de prisiones y les pidió que les dijeran a
los presos que él reza por ellos.
Les recordó que “son un signo
de la cercanía de Cristo a estos
hermanos necesitados de espe-
ranza”.
La oración es siempre el
mejor lugar para empezar, y los animo a ustedes, tam-
bién, a rezar por las mujeres y hombres encarcelados.
Al apoyar el trabajo de Living Faith Foundation ustedes
también serán “un signo de la cercanía de Cristo” a los
que están necesitados de esperanza.
La Fe Viva y Living Faith son distribuidos sin costo
a los capellanes por vía de la Living Faith Foundation,
y son formas sencillas de rezar con la Escritura. Un re-
galo de $35 permitirá a 40 reclusos recibir LFV por un
año. Cualquier regalo es siempre apreciado y hará mucho
bien en las cárceles de todo el país. Gracias por sus ora-
ciones y apoyo continuo.
Que sean fortalecidos en la fe, la esperanza y el amor.
Envíe un cheque o giro postal pagadero a LF Foundation, a:
Living Faith Foundation • 1564 Fencorp Drive
Fenton, MO 63026-2942
En este ejemplar
■ Devociones diarias (Enero–Febrero–Marzo 2020)
■ Oraciones diarias y bendiciones (páginas 93-95)

LFV-70-P

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