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COMO FUEGO INCANDESCENTE

Y sí, sentada bajo la luna,


Cayendo en un abismo infernal,
mis luceros se convirtieron en ríos imparables.

Y la oscuridad de la noche abrazó mi fragilidad,


acariciando mis miedos mas profundos,
Sosteniendo mi soledad y conteniendo la tristeza que me inundaba.

Y quedé completamente vacía, inexistente;


sin poder sentir nada,
Solamente mis luceros apagándose.

Y de pronto, el dulce aroma de la mirra ingresó furtivamente a mi ser,


invadiéndolo por completo, hasta que
poco a poco la llama de mi interior empezó a encenderse.

Y ardió, como fuego incandescente,


quemando todas mis penas y dolores,
llenándome de valor y fortaleza.

¡Y es verdad!, no fue nada fácil que ardieran mis pesares,


sin embargo, comprendí que sería más difícil
vivir con esa agonía en mi interior.

Y este fuego incandescente que ardió en todo mi ser,


llevándose absolutamente todo, me hizo surgir entre las cenizas
más poderosa y hermosa que nunca.

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