Está en la página 1de 14

La revolución de Luis Scola

en Italia: lo que tenía


pensado para la Selección lo
desarrolla en Varese
Luis tomó lo aprendido en la NBA y lo gestiona como
CEO: el uso de estadísticas avanzadas para apostar a un
estilo de juego distinto en Europa, que cautiva al hincha y
le permite pelear con los poderosos. Testimonios que
detallan el camino, incluyendo dos argentinos que lo
acompañan en el proyecto que soñaba para nuestro país
CEO
club
Scolaitaliano
dellevó
la institución
sus
queconocimientos
creceeuropea
de la mano
(Prensa
del del
básquetbol
ex
Varese
jugador,
Pallacanestro)
al Varese,
que ahora
un es
“Este proyecto no es otra cosa que el que había escrito y
diagramado para la selección argentina, que después las
distintas circunstancias hicieron que no se dé. La base es el
mismo proyecto, con algunos cambios”. Por un lado, duele lo
que cuenta Luis Scola. Y, por el otro, genera admiración.
Porque es una lástima que, una vez más, los grandes talentos
argentinos, en este caso del deporte, estén aportando sus
capacidades en el exterior. Porque, aunque se haya retirado hace
apenas dos años, el capitán eterno del seleccionado venía hace
rato sumando conocimientos y experiencias para esta nueva
etapa en su vida. Luifa soñaba con que fuera en la
Confederación Argentina de Básquet (CAB), pero su
enfrentamiento con la dirigencia, especialmente con el
presidente Fabián Borro, lo terminó llevando lejos del país, a
Italia, puntualmente al Varese, donde hoy es parte dueño y
CEO de una institución con mucha historia que busca resurgir.
Acá lo intentó, combatió con declaraciones y desde adentro, en
sus últimos años como jugador, hasta que entendió que no le
iban a abrir las puertas. Entonces, enfiló para seguir su carrera,
como directivo, en la organización que sí lo habían aceptado en
sus últimos dos años como la leyenda del básquet que es. Y
hoy, poco tiempo después, recoge sus frutos, despertando el
orgullo nacional. Porque, en Italia, todos hablan del Varese,
organización que está quinta en la Lega hasta la fecha, peleando
entre los poderosos, pese a tener el presupuesto más bajo. Pero
también por el cómo, un estilo de juego distinto, moderno,
atractivo, que genera ilusión en el hincha y que habla de la
capacidad de gestión del líder argentino. En esta nota la historia
completa de la huella que está dejando Scola, en este caso con
la ayuda de dos compatriotas talentosos, quienes aportan sus
testimonios, junto al encargado de la parte estadística, para
entender la revolución en Varese.

Varese comenzó a construir su proyecto y el estilo de juego del


equipo basándose en principios ambiciosos, puntualmente en
números (estadísticas) para luego tomar decisiones en la
cancha, un concepto innovador para el básquet europeo, que en
general se resiste a los cambios que comenzaron hace décadas
en la NBA y, en los últimos años, se radicalizaron, con un juego
muy vertical, de ida y vuelta, con mucho tiro externo y una
copiosa anotación. Allí, en la mejor liga del mundo, está la
génesis para poder entender el nuevo fenómeno que protagoniza
el argentino desde la gerencia. Scola, sabemos, cumplió su
sueño de jugar en la NBA entre 2007 y 2017. Fue una década
(promedió 12 puntos y 6.7 rebotes en 26 minutos) donde se
dedicó a jugar pero, fiel a su personalidad, a aprender para
alcanzar siempre su mejor versión, incorporando cada pequeño
detalle como buena esponja que es. De Houston, puntualmente,
se llevó más que sus mejores recuerdos. Allí conoció a Daryl
Morey, el excéntrico directivo formado lejos del ámbito del
deporte, en carreras como Ingeniería Informática y
Administración de Empresas, que luego aplicó sus
conocimientos a las organizaciones deportivas, primero en los
Boston Celtics, luego en los Rockets y ahora en los 76ers de
Filadelfia.

Morey subió al puesto de general manager justamente en el


mismo momento que llegó Scola a Houston. Y a partir de 2012,
cuando sumó a James Harden, empezó a cambiar radicalmente
el rumbo de la franquicia, aplicando una filosofía que se
centraba en tomar decisiones en base al análisis de los datos en
vez de guiarse por la intuición de los expertos. Firme creyente
de la estadísticas avanzadas aplicadas al deporte, entendió que
los equipos debían lanzar más de tres puntos y menos de dos,
salvo que fuera abajo del aro o con volcadas. “¿Para qué
lanzar un tiro de media distancia que vale dos si podés
alejarte un par de metros y que valga tres? El riesgo es un
poco mayor pero la recompensa es significativa, un 33%
mayor”, fue su leitmotiv. De esa forma aplicó las matemáticas
y fue generando una revolución en el juego. Una revolución que
hizo que a ese sistema lo apodaran MoreyBall, un juego de
palabras que refieren a Moneyball, la película de hace 12 años
que contó la historia real de Billy Beane, gerente general de
Oakland Athletics, el equipo de béisbol de Las Grandes Ligas
(MLB), que utilizaba las estadísticas avanzadas -manejadas por
un joven economista con ideas radicales- para fichar jugadores,
en vez de hacerles caso a los habituales especialistas en la
evaluación del talento.

Morey hizo algo similar sobre todo desde 2016, cuando


contrató a Mike D’Antoni, uno de los técnicos más disruptivos
de la historia. Estadounidense formado en Italia que jugó y
dirigió en La Bota, mamando la filosofía FIBA pero conociendo
bien la de la NBA. D’Antoni tenía la referencia de los Denver
Nuggets de Doug Moe, que durante los años 80 habían jugado
un sistema (llamado freelance o laissez faire) que daba mucha
libertad a los jugadores y buscaba que el equipo lanzara rápido
para no permitir que las defensas se plantaran o supieran
predecir el ataque rival. Denver jugaba a muchas posesiones y
se apoyaba en la anotación. Durante nueve temporadas aquel
equipo bajó una sola vez de los 115 puntos por partido. Y, lo
más importante, resultó un sistema exitoso. Nueve años
seguidos en playoffs y una final de conferencia (1985).

Pallacanestro)
Luis
donde Scola
está generando
en su nuevouna
rolrevolución
de directivo(Prensa
en el Varese
Varesede Italia,
Fue el nacimiento de un estilo que después tuvo continuadores.
Uno de ellos fue Don Nelson, que implantó algo similar en los
Warriors a fines de los 80. DT innovador y arriesgado,
desarrolló un estilo de juego veloz para darles chances de anotar
a tres goleadores puros que tenía. Chris Mullin (promedió 25.4
entre esas dos), Mitch Richmond (23) y Tim Hardaway (19)
formaron un tridente devastador que se ganó el apodo de Run
TMC por las primeras letras de los nombres, que eran iguales
que un famoso grupo de rap. Un trío que, amaba el
estilo Correr y Tirar (Run & Gun) y revolucionó la
competencia en apenas dos temporadas. Hasta Manute Bol, el
jugador más alto de la historia (2m31), lanzaba de 3 en ese
equipo…

D’Antoni tomó una página de ambos y la aggiornó en Phoenix


Suns. Entre 2002 y 2008, pergeñó un estilo similar al Run TMC.
En este caso fueron los Suns del SSOL (Seven seconds or less)
los que impactó a la NBA a partir de 2004, cuando llegó Steve
Nash y el coach encontró al líder ideal para desarrollar una
forma de juego tan “salvaje” como la de Nelson, pero en otra
NBA, en la cual ya importaba más la defensa. Phoenix volaba
en la cancha y tiraba rápido, antes de los siete segundos (el
límite es 24), sobre todo de tres (establecieron un récord de 796
en una temporada), convirtiéndose en un equipo hermoso para
ver que revitalizó la NBA. Mike convenció a sus muchachos
que era la única forma de competir con los mejores del
momento, sobre todo los Spurs y Lakers, equipos dominantes
con estrellas bajo el aro como Tim Duncan y Shaq O’Neal. Un
sistema que tuvo un gran éxito en fase regular, pero nunca
alcanzó los objetivos en playoffs.

La siguiente página en la cadena de la evolución (para algunos,


involución) del juego fue la de D’Antoni en los Rockets.
Con Harden, un escolta convertido en base que podía acelerar,
tirar y pasar. A él decidió abrirle la cancha y lo hizo
potenciando hasta el extremo una tendencia de jugar con
jugadores más pequeños y abiertos. La transformación hizo que
las torres (pivotes de más 2m15) tan buscadas en el pasado
quedaran en desuso. La moda hizo que hoy no convenga ser tan
alto, aunque suene contradictorio por hablarse de básquet. Es
preferible medir menos y ser más versátil, hacer más cosas,
sobre todo tirar mejor al aro. Un proceso que ha cambiado
radicalmente el juego. Hoy uno observa un partido y no tiene
nada que ver con lo que veía hace 20 años. Prácticamente ha
muerto el juego de media distancia, casi no se ven pases
interiores y el juego de poste bajo ya casi no existe. Muchas
veces se ven cinco jugadores abiertos, cada vez más bajos,
buscando un tiro de tres puntos, a veces sin importar la
distancia ni la forma... Una tendencia que se agigantó con la
decisión de los Rockets de prescindir de su mejor pivote (Clint
Capela) y empezar a jugar con cinco jugadores de 2 metros o
menos, en 2020. El smallball, como le dicen en USA, llevado a
la máxima expresión. No tuvo los resultados esperados, pero
fue una salida al no poder sumar el talento necesario para
pelearles a los poderosos.

Cuando Scola asumió en Varese, se preguntó cómo hacerlo. “Al


tener el equipo con el presupuesto más bajo de la liga,
pensamos que si hacíamos lo mismo que los demás, íbamos a
perder, porque el resto tenía más dinero. Entonces identificamos
áreas donde los demás equipos están retrasados, como el
desarrollo de jugadores y el uso de analytics, y tratamos de
acortar esa distancia de presupuesto siendo innovadores, usando
números. Traer un jugador que vale uno y llevarlo a que valga
100, por caso”, contó en una nota en La Nación. Con los riesgos
que algo así conlleva. “Cuando empezás, no tenés nada, solo
una idea. Me parece genial el concepto de hacer algo que
nadie está haciendo, de algo que está mal o que no va a
funcionar. Lo que estoy haciendo en Varese es como si fuera
una startup”, precisó.
Varese
Luis
del Varse
Scola
Pallacanestro)
yapostó
posicionarlo
a las estadísticas
entre los mejores
para reconstruir
de la Legael(Prensa
básquet
Desde su lugar, buscó darle al equipo una identidad única y
reconocible. Y lo hizo a través de datos duros, de estadísticas,
que pueden servir para analizar el rendimiento propio o el
ajeno, pero también para evaluar procesos, descubrir nuevas
formas de jugar y encontrar talento que otros no aprovechan.
Para eso invirtió. “Nuestro presupuesto de analytics es el
equivalente a un jugador titular y si bien no hay números
oficiales, probablemente seamos el equipo que más gasta en
eso. Hay muchas cosas donde ayuda. Con tecnología podés ver
una serie de partidos y analizarlos estadísticamente, armando
filtros. Con la estadística podemos ver 15.000 partidos en un
segundo. Y con el ojo humano son cuatro en un día. Y es una
persona que se dedicó solo a ver partidos en ese día, y es
tremendamente inefectivo”, explicó.

Para completar el proceso fue a buscar a las personas idóneas


para llevar a cabo su proyecto. Primero, una mano derecha. Y
eligió a Michael Arcieri, con 12 años de experiencia en la
NBA y que asumió como general manager en enero del año
pasado. Luego por un entrenador a fin a su idea: Matt Brase,
un joven (40 años) a quien Luis conoció en los Rockets, donde
este DT fue desde scout hasta asistente de D’Antoni pasando
por directivo. Para terminar de rodearse fichó a dos argentinos,
a uno que no conocía tanto pero tenía muy buenas referencias
en el desarrollo del talento joven (Herman Mandole) y el otro,
su preparador físico personal desde hace muchos años, Marcelo
López, aquel que lo puso en la forma física que le permitió
brillar en el Mundial 2019 y luego jugar hasta los 41. Uno
estaba incómodo en la CAB, como Coordinador de formativas,
y el otro era el PF de Boca Básquet. Hoy ambos son piezas
valiosas en el Varese.

“Tras un año en la CAB, me surgió la oferta de Varese y lo


evalué como una excelente oportunidad para comenzar mi
carrera en Europa, en una liga de buen nivel. Lo hablé con mi
familia y agente, nos pareció un paso adelante en mi carrera. En
Varese tengo un doble rol: soy asistente del equipo de serie A,
enfocado en la ofensiva y, a su vez, soy el Head of Player
Development, un puesto fundamental en la franquicia, porque
queremos desarrollar y mejorar a cada jugador desde U15 a
Serie A. Estoy encargado de intentar que esta nueva idea que
proviene del front office, a la que adhiero 100%, se realice en
cada categoría, desde los entrenamientos individuales y las
entradas en calor hasta como utilizamos las analytics para
corregir o trabajar con un jugador”, explica Mandole, quien
antes de llegar a la CAB había trabajado con Julio Lamas en el
seleccionado de Japón.

Marcelo López es el Head of Strenght & Conditioning que


busca unificar la forma en que se trabaja en lo físico desde las
formativas a la Seria A. “Toda la franquicia, desde el front
office, departamento de Analitycs, departamento de Physical
Conditioning y de Player Development están orientados hacia el
mismo lugar, el desarrollo del jugadores y contratar y “crear”
jugadores que sean playmakers (armadores). La cultura Varese
es una sola y todos tenemos que cuidarla y trabajar para que se
respete al 100%”, informa Mandole.

Herman
Scola se Mandole,
llevó paraaVarese
la derecha,
(Prensa
unoVarese
de los Pallacanestro)
argentinos que Luis
López, más allá del lugar que ocupa, es un enamorado de lo que
plantea la gerencia para el juego. “Es la primera vez que estoy
en un equipo con este estilo de juego. Estamos presenciando en
el básquet FIBA un juego más veloz que busca acercarse a la
perfección de ejecución, algo nada fácil porque habitualmente
la propia velocidad puede ser el desencadenante del error. El
estudio propio de analytics que realiza el equipo, profundizando
en comportamientos, números y probabilidades, encuentra
períodos del propio juego en los que se pueda disminuir ese
grado de error y potenciar la posesión”, analiza sin dejar de
valorar lo que genera en los hinchas del equipo. “Los juegos
tienen un frenesí, son rabiosos y se nota que la dinámica que
propone el equipo genera tanto placer como la victoria
misma. La gente está entendiendo que ganar es lindo pero
que cada domingo se acerca al estadio para ver un show de
atletas y estrategias, y que disfruta de ver un estilo de juego
que pocos equipos en el mundo pueden hacer”, completa.

Mandole también hace su evaluación: “El éxito no me


sorprendió porque no es algo que estemos inventando, es un
sistema/estilo que ya funcionó en otros lugares, como la NBA,
y que nosotros lo estamos realizamos en Europa, donde no se
utiliza demasiado. Quizá lo que esté llamando más la atención
es que lo estemos llevando al extremo, y que consideremos tiros
eficientes y no eficientes y que solo busquemos los primeros”,
comenta para luego darle lugar a Luca Capelletti, el encargado
de Analysis & Research. “Los tiros que buscamos en el orden
que queremos son tiros cerca del aro sin oposición, sean
bandejas o volcadas, luego tiros libres y después los tiros de tres
puntos, desde las esquinas o de frente al canasto. Siempre
queremos que sean tiros sin contestar (spot up). Miramos
mucho las estadísticas de eficiencia, sobre todo puntos por
posesión o los ratings. Y, a veces, las de frecuencia o calidad,
sin depender tanto del resultado final”, explica el italiano en
charla con Infobae.

Capelletti cuenta que si bien es el único que trabaja con los


números dentro la organización, recibe ayuda de una empresa
externa, Full Field, además de usar aplicaciones y servicios de
estadísticas, como Synergy, Instat y Sportcode. “Todo nace de
la gerencia, de Scola y Arcieri, quienes quisieron darle una
identidad NBA a nuestro equipo. La revolución del tiro de tres
allá ya había afectado al juego de Europa, pero todavía hay
muchos entrenadores que no quieren cambiar completamente
sus ideas. Desean mantener el ritmo de juego histórico en el
continente, jugando sets de jugadas, pero nosotros estamos en
otro camino, más vertical y veloz, porque estamos seguros que
puede ser un sistema ganador”, completa.
Los resultados están a la vista. Con este estilo, el equipo es el
líder de la Lega en puntos anotados por juego (promedio de 91)
y ya superó los 100 en siete partidos, siendo también el primero
en este rubro. Además es primero en posesiones cada 40
minutos (80.5) y en partidos con al menos 10 triples (16). Lo
mismo que en tiros de tres intentados (32.6), llegando a un uso
del 48% de triples en relación al total de los lanzamientos. Todo
lo detallado le reditúa estar cuarto en eficiencia ofensiva en el
torneo. Y, además de un lugar privilegiado en las posiciones,
genera que la organización acumule ocho soldouts seguidos
como local.

sumó al su
Marcelo
durante proyecto
López,
últimaelVarese
etapa
preparador
en(Prensa
la selección
físico
Varese
queargentina,
trabajó
Pallacanestro)
con
también
Luis Scola
se
Capelletti aclara que no es un estilo “fácil de jugar”, que
requiere que “todos los jugadores estén en la misma página” y
que los entrenadores puedan convencerlos de las ventajas que
tiene. Acepta que tiene similitudes con aquel sistema de
D’Antoni en Phoenix. “No es igual, pero la idea es esa. De
hecho, nosotros estamos llegando a 81 posesiones por juego
contra 71-73 del resto de los equipos”, compara. Mandole
prefiere no hablar de Run & Gun a la hora de ponerle un
nombre al estilo. “Es mucho más elaborado. Y tampoco somos
un equipo que solo tira triples. En nuestra idea, el triple no es lo
primero que buscamos, pero sí puede ser una consecuencia. No
queremos ‘correr y tirar’ porque eso sería lanzar a cualquier
costo, queremos buscar un tiro eficiente en el menor tiempo
posible, con la certeza mediante grandes muestras de datos que
los lanzamientos en los primeros segundos de la posesión son
los que mayor punto por posesión (estadística avanzada)
obtienen”, profundiza.

Para López es un desafío distinto como PF, pero no tanto por el


estilo sino por cómo ha cambiado el acondicionamiento. “El
mundo deportivo, principalmente el básquet, entendió que la
variable volumen no es hoy la más importante, como lo fue por
mucho tiempo con pre-temporadas tediosas y eternas, o dobles
turnos sin fundamentos. Actualmente la estrategia, la
inteligencia, el comportamiento físico-técnico y el poder
diagramar una ondulación de cargas hace que podamos tener
jugadores mejor desarrollados y con menores índices de fatiga,
crónica y aguda. Entrenar más no te lleva a mejores resultados.
Te puede tanto acercar como distanciar de tus objetivos,
depende de cómo se utilice esa variable, pero lo seguro es que
trabajar sobre la calidad y la inteligencia estratégica de cargas te
coloca cercano a tu deseo como jugador. Entonces intentamos
ser precisos a la hora de seleccionar las cosas que necesitan los
jugadores y los distintos equipos de la organización: cantidad y
duración de entrenamientos colectivo, sean individuales o
grupales, cantidad de días de reposo, o juegos por semana.
Cuanto más control tengamos de esos componentes, más
lograremos potenciar las cualidades de los jugadores”, resalta
Marcelo desde Italia.

Mandole no se anima a responder sobre si el actual estilo del


Varese sería posible llevarlo a cabo con nuestro seleccionado,
como pensaba Luifa, viendo el personal que se tiene a mano,
con poca altura y jugadores que corren bien el campo. “No me
siento en condiciones de decir si esto que hacemos acá
podría haber funcionado, básicamente porque para que
cualquier sistema funcione hay que tener tiempo para
trabajar y eso es algo que en la selección no se tiene, sobre
todo con sistema de ventanas. Creo que los entrenadores que
tiene y tuvo la selección armaron lo mejor que pudieron su
sistema con el personal y tiempo que contaban”, analiza.

López, por su parte, avanza sobre el valor de Scola. Marcelo


conoce a Luis desde hace mucho tiempo, desde su rol como
jugador hasta el de cuasi directivo, pasando por el actual, de
CEO. “El siempre mostró dotes de racionalidad y lógica,
capacidad, inteligencia, y gestión en su forma de pensar y de
diagramar su carrera deportiva, por lo cual no me sorprende
todo lo que ha logrado y tiene por delante... Son de esas
personas que no se les abren las oportunidades, sino que
generan el contexto y el entorno para que esa chance alcance su
mayor crecimiento y progreso cuando pone atención en ellas”,
opina mientras comienza a aparecer sobre la mesa el tema de no
poder disfrutar su capacidad en nuestro país. “No plasmar todo
el conocimiento obtenido durante tantos años en el máximo
nivel es desaprovechar un talento, el de la experiencia y la
información obtenida que tiene “hoy” tanta validez como la
propia de haber jugado, principalmente entendiendo que se
puede nutrir a tantos jóvenes con esa enseñanza y que se puede
confeccionar con los recursos propios, la mejor versión posible
de un club o sociedad en su ideal y en aquellos que lo rodean”,
completa.
Luis Scola en su rol de directivo (@Links Sports)
-¿Sentís, como muchos argentinos, que es una lástima que
este proyecto lo esté llevando allá en vez de en Argentina?

-Creería que el no poder realizar el proyecto en su país, en los


colores que representó en cada juego, es algo molesto y
doloroso para él. Pero sinceramente no soy quién para hablar de
sus sentimientos porque puedo intuirlos pero sería una falta de
respeto hacerlo. Si hay algo particular que lo define es que no se
queda esperando nada de lo que pudo pasar o puede llegar a
pasar. Va para adelante viendo dónde y cómo puede aplicar lo
que desea. Algunas veces debemos pensar no tanto en donde
nos gustaría estar o realizar tal cosa, sino que tenemos que
pensar en estar en aquellos lugares que valoren lo que hacemos
y pensamos, que nos permitan plasmar nuestro potencial
profesional y humano, esos terminan siendo los lugares
“ideales”.

En este caso para Scola es Varese. Es Italia. Allí es donde


vuelve a desafiar el conocimiento dominante, buscando
encontrar riquezas en recursos humanos subvaluados. No
sorprende. Luis se preparó para algo así. Y se capacitó. Su
primera huella como ejecutivo ya podemos llamarla LuifaBall.
Lástima que no sea donde él y todos soñamos. ¿Será algún día?

También podría gustarte