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Todo éste horror empezó un domingo en la tarde, te estoy hablando de finales de los años

80s, en aquel entonces yo tenía unos dieciocho años, habíamos acabado de comer y mi
papá había traído algunas películas de Jackie Chan del videoclub, nos acomodamos todos
en la sala, mi mamá nos había hecho palomitas con caramelo, nos esperaba una buena
tarde, pero apenas puse la cinta en la videocasetera la luz se fue, todo se quedó en silencio
por unos segundos, y entonces el cuadro con la foto de los abuelos que estaba en medio de
la pared frente a nosotros, sin más se cayó, como si alguien lo hubiera descolgado, del
golpazo contra el suelo todos saltamos asustados.
El vidrio se hizo pedazos y el marco se partió en dos, la imagen en blanco y negro de los
abuelos quedó toda maltrecha sobre el piso, todavía ni nos reponíamos del susto cuando el
foco de la sala empezó a parpadear y la televisión empezó a encenderse y apagarse sola,
yo pensé en ese momento que tal vez había un corto en la instalación, pero tras unos
segundos el foco y la televisión se apagaron al mismo tiempo y todo volvió a quedar en
silencio.

Volteé a ver a mi hermano Gerardo y después a mis papás, todos parecíamos un poco
sorprendidos, pero también me di cuenta que mi papá se veía más pálido que de costumbre
y tenía la mirada fija sobre la fotografía de los abuelos en el piso, parecía como ido, y
entonces empezó a ladear la cabeza muy despacio de lado a lado sin quitar la mirada de la
imagen, la verdad si se veía muy macabro haciendo eso, si me dio miedo, mi mamá que
estaba a su lado le habló por su nombre un par de veces pero no reaccionó, y no fue hasta
que lo sacudió suavemente por el hombro que pareció que regresaba de ese trance.

Por un momento se nos quedó mirando extrañado, sin decirnos una sola palabra, y sin más
se levantó del sillón como un autómata y se dirigió hacia la cocina, nosotros nos quedamos
más que desconcertados por ese raro comportamiento de mi papá sin saber qué hacer,
cuando regresó traía una escoba y un recogedor, se fue detrás del televisor hacia donde
estaba lo que quedaba del marco, antes de empezar a barrer los pedazos de vidrio recogió
la foto y se le quedó mirando otra vez, entonces vimos como se le empezaron a escurrir sus
lágrimas, se volteó hacia nosotros y nos dijo que su mamá había muerto, los tres nos
quedamos sin habla, de qué estaba hablando, por qué nos decía eso, entonces mi mamá le
preguntó alarmada si le habían avisado al teléfono de su trabajo sobre el fallecimiento de la
abuela, mi papá solo movió la cabeza negativamente, no me había percatado pero sus
movimientos eran cada vez más lentos.

Entonces mi mamá, intrigada, se levantó del sillón y le preguntó que cómo sabía que había
muerto la abuela, entonces mi papá nos dijo muy despacio y quedito, como si fuera un
secreto: «se vino a despedir», la respuesta de mi papá nos dejó helados, mi mamá corrió
abrazarlo, Gerardo y yo también nos levantamos a confortarlo y después le quitamos la foto
de los abuelos de las manos y empezamos a barrer los pedazos de vidrio, mi mamá lo
agarró por el brazo y se lo llevó a su recamará, y mientras recogíamos aquel desastre
Gerardo me preguntó si recordaba cuándo fue la última vez que habíamos visto a los
abuelos, yo traté de hacer memoria y caía en cuenta que ya tenía mucho tiempo, quizá más
de diez años, cuando yo tenía unos ocho y él unos cinco, en ese momento me pasó por la
mente una pregunta que ya me había hecho tiempo atrás: por qué mi papá nos alejó de
ellos, pero por más que tratamos de hallar una razón o motivo no pudimos encontrarlo.
Mientras Gerardo se fue a tirar los pedazos de vidrio al bote de la cocina, yo le eché un ojo
al apagador del foco de la sala, por si estaba sumido o roto, pero no, al parecer estaba bien,
y después revisé el contacto donde estaba enchufada la televisión para ver si encontraba
alguna parte del cable pelado o chamuscado, pero no encontré nada, ni siquiera el olor de
plástico quemado.

Gerardo regresó de la cocina y nos volvimos a sentar ahí en la sala, no había regresado la
luz, entonces pensamos que el problema podría ser del transformador que estaba en la
esquina de la calle, en ese momento mi mamá salió de la recámara y se fue a sentar con
nosotros, no tuvimos que preguntarle, nos dijo que había acostado a mi papá, que tenía
algo de temperatura y que le había dado un par de pastillas para que se le bajara, pero que
lo estaría checando a cada hora porque si no se normalizaba habría que llevarlo a
urgencias, la noté preocupada, los tres guardamos un profundo silencio, yo creo que
ninguno quería hablar del extraño comportamiento que había tenido hace un rato mi papá,
ni mucho menos mencionar eso de que la abuela se había venido a despedir de él, pero en
ese momento sonó el teléfono sobre la mesita a lado del sillón, los tres saltamos del susto
otra vez, mi mamá que estaba más cerca contestó, levantó el auricular, al parecer era para
mi papá, ella dijo que estaba un poco indispuesto pero que si gustaba dejar el recado que
ella se lo pasaba.

En ese momento vi el rostro de mi mamá entristecerse, y después dijo un «sí, gracias»


apagada, colgó el auricular y agachó la mirada como apenada, mi hermano y yo nos le
quedamos mirando llenos de curiosidad, ella apretó los labios y a pesar de que sus ojos se
humedecieron, sé que se aguantó las ganas de llorar, y con voz entrecortada nos dijo que
había llamado un pariente de mi papá, para avisarle que su mamá había muerto por la
mañana, que la velarían en su casa y que mañana la enterrarían en el panteón del pueblo.

Por:Juan Jose Mendoza Berny

Grupo:4-10

Nombre del familiar:Dolores Montes Hernandez

¿Que es de ti?:Mi abuelita

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