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PON A TRABAJAR

EL PODER
DE TU MENTE
SUBCONSCIENTE

SUPERA TU ÉXITO PERSONAL


Y PROFESIONAL POR MEDIO DE EL PODER
DE TU MENTE SUBCONSCIENTE

DR. JOSEPH MURPHY


Obra compiada y revisada por el
Dr. Arthur R. Pell

Título original: Putting the Power of Your Subconscious Mind To Work

Traducción:José Real

Única edición aprobada por The Murphy Trust


© 2009, Jean L. Murphy Revocable Trust

Publicado por acuerdo con Prentice Hall Press,


miembro de Penguin Group (USA) Inc.

De la presente edición en castellano:


© Arkano Books, 2009
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Primera edición E-Book: noviembre de 2011

I.S.B.N.: 978-84-96111-99-8

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ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro
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obra.

Índice
INTRODUCCIÓN:
Conoce el poder de tu mente subconsciente

PRIMERA PARTE

APROVECHAMIENTO PLENO DE LOS ATRIBUTOS


PERSONALES QUE CONDUCEN AL ÉXITO PROFESIONAL

1. Establecimiento y consecución de tus metas


2. Desarrollo de la autoestima y de la confianza en sí
mismo 3. Piensa de manera más positiva
4. Dominio de la ley de atracción
5. Conviértete en una persona más entusiasta
6. Hazte más flexible y adaptativo
7. Sobreponte a las preocupaciones y al estrés
8. Vence al miedo
9. Perfecciona tus poderes creativos
10. Suprime tus malos hábitos

SEGUNDA PARTE

OBTENCIÓN DE LA COOPERACIÓN
Y APOYO DE LOS DEMÁS

11. Conviértete en un líder


12. Creación de un equipo dinámico
13. Reconozcamos con sinceridad el mérito de los
demás 14. Comuniquemos de una manera más efectiva
15. Cómo tratar con gente difícil
16. Administra tu tiempo
17. Aprende a vender tus ideas
18. La consecución de tus aspiraciones profesionales
Acerca del autor
Acerca de Arthur R. Pell
Introducción
CONOCE EL PODER DE TU MENTE SUBCONSCIENTE

Cualquier cosa que tu mente consciente asuma y crea que es


verdadera, tu mente subconsciente la aceptará y la llevará a cabo. Cree
en la buena fortuna, en la guía divina, en la acción correcta y en todas
las bendiciones de la vida. Eres el regidor de tu alma (de tu mente
subconsciente) y el responsable de tu destino. Tenlo siempre presente:
tienes la capacidad de elegir. ¡Escoge la vida! ¡Escoge el amor!¡Escoge
la salud!¡Escoge la felicidad!

¿Estás descontento con tu carrera profesional? ¿Te impide progresar una acusada
falta de oportunidades? ¿Quieres lograr tus objetivos? No tienes por qué estar
eclipsado por un jefe dogmático o atascado por innumerables requisitos
burocráticos, como tampoco tienes que depender de la suerte o de un hecho fortuito.
Tienes la fuerza dentro de ti; un poder que se hará cargo de tu carrera.
Todo lo que logramos y todo lo que dejamos de lograr es un resultado directo de
nuestros propios pensamientos. Sólo a nosotros nos pertenecen nuestras fortalezas y
debilidades, nuestras purezas e impurezas. Somos nosotros los únicos que podemos
cambiarlas; nunca otra persona. Tanto nuestra felicidad como nuestro sufrimiento se
desarrollan en nuestro interior. Como pensamos, así somos; como continuemos
pensando, así permanecemos.
Como es natural, hay algunas cosas que no puedes cambiar; entre otras, el
movimiento de los planetas, el cambio de las estaciones atmosféricas, las mareas y
las salidas y las puestas del Sol. Ahora, eso sí, puedes cambiarte a ti mismo. Puedes
transformarte por medio de la renovación de tu mente. Es la clave para darle un
buen empuje a tu carrera profesional. Tu mente es una grabadora; de aquí que todas
las creencias, impresiones e ideas aceptadas conscientemente por ti queden grabadas
en ese ámbito más profundo que es tu mente subconsciente. Por tanto, si aprendes a
encauzar tu mente subconsciente, podrás muy bien controlar el desarrollo de tu
carrera profesional.
Sí, créetelo; posees el poder necesario para cambiar aquello que esté en tu mente
subconsciente. Todo comienza dando, de forma manifiesta, los pasos necesarios
para absorber patrones edificantes de pensamiento. Así que, además de ideas
creativas, ten pensamientos relacionados con la belleza y con el amor, que ensalcen
la paz y la sabiduría. Ten por seguro que tu mente subconsciente te responderá en
consecuencia
y transformará tu mentalidad, tu cuerpo y las circunstancias que rodeen tu vida. Esto
es particularmente cierto cuando se trata de dar un paso adelante en tu carrera
profesional. Mucha gente imposibilita su desarrollo profesional por miedo; esto es,
por miedo a contrariar a un jefe, por miedo a la reacción de unos rivales, por miedo
a un estancamiento burocrático. En efecto, todos y cada uno de estos miedos pueden
paralizar tu carrera, pero sólo si tú lo permites.
Si confías en tu propia capacidad y trabajas con ahínco para conseguir los
objetivos de la empresa, te harás con el poder de tu mente subconsciente, que te
servirá para salvar todos los obstáculos.
Al poco tiempo que un importante bufete de abogados contratara a Jules H., un
brillante y joven abogado, éste se dio cuenta de que había una docena de otros
jóvenes abogados que, al igual que él, intentaban encaramarse a los mejores puestos
de la empresa. Todos eran extremadamente competentes y tenían más o menos el
mismo nivel de aspiración. La mayoría de estos colegas, según observó nuestro
hombre, siempre se estaban quejando de las muchas horas que empleaban en
trabajos rutinarios en vez de dedicarlas a actividades interesantes de índole
puramente jurídica, que era lo que todos ellos deseaban. Jules, por su parte, aunque
tan frustrado como sus compañeros, recurrió al poder de su mente subconsciente y
se dijo a sí mismo: «Sin duda alguna este trabajo es aburrido y soporífero, pero es el
precio que tengo que pagar si quiero seguir adelante. Haré este trabajo, aunque para
ello tenga que utilizar mi corazón y no mi cerebro. Y lo afrontaré como si se tratase
del más interesante estudio jurídico que me hayan asignado nunca en la facultad de
derecho.» Pues bien, no tuvo que pasar mucho tiempo para que sus jefes
reconocieran su superioridad y comenzaran a encargarle casos más importantes, lo
cual dio lugar a que adquiriese una categoría más elevada que sus rivales.
Psicólogos y psiquiatras sostienen que cuando los pensamientos se trasvasan a la
mente subconsciente, las neuronas quedan de alguna manera marcadas. En cuanto tu
subconsciente acepta una idea, enseguida procede a ponerla en práctica. El
subconsciente funciona por asociación de ideas y utiliza todos los conocimientos —
por muy insignificantes que sean— que hayas adquirido a lo largo de tu vida para
llevar a cabo su propósito. Se vale del poder infinito, de la energía y de la sabiduría
que hay dentro de ti. Ajusta todas las leyes de la naturaleza de forma que pueda
salirse con la suya. Hay veces en las que parece que aporta una solución inmediata a
tus cuitas, pero en otras puede tardar días, semanas o incluso más en hacer esta
aportación.
Tu mente subconsciente es como la tierra, que acepta cualquier clase de idea, ya
sea buena o mala. Tus pensamientos son activos y podrían parangonarse con las
semillas. Los pensamientos negativos o destructivos germinan en tu mente
subconsciente hasta que finalmente brotan de ellos acciones acordes con sus
características. No te olvides de que tu mente subconsciente no se para a comprobar
si tus pensamientos son buenos o malos, verdaderos o falsos; aunque, eso sí,
reacciona a tenor de la naturaleza de tus pensamientos o sugerencias. Por ejemplo, si
tú conscientemente asumes algo como cierto, aunque en realidad pueda ser falso, tu
mente subconsciente lo aceptará como cierto y se prestará a conseguir resultados en
consonancia con este convencimiento. Tu mente subconsciente no puede argumentar
de manera controvertida. De aquí que si tú le das sugerencias erróneas, las aceptará
sin más como verdaderas y procederá a llevarlas a cabo como condiciones,
vivencias y acontecimientos. Con frecuencia se la conoce como mente subjetiva, ya
que adquiere percepción de su entorno por medios independientes de los cinco
sentidos.
Tu mente subjetiva percibe por intuición. Es el asentamiento de tus emociones y
el almacén de tu memoria. Tu mente subjetiva realiza sus más altas funciones
cuando la mente objetiva está inoperante o en un estado adormecido o aletargado.
Tu mente ve sin tener que utilizar los órganos naturales de la visión. Posee las
facultades de la clarividencia y de la clariaudiencia.
Cuando estas dos mentes —la consciente y la inconsciente— funcionan en paz y
en concordia, el resultado es armonía, salud, serenidad, alegría y felicidad. Todo los
males, los dolores, los sufrimientos, las guerras, los delitos y la enfermedades que
aquejan al mundo son debidos a una relación inarmónica entre las mentes consciente
y subconsciente. Ten en cuenta que tu subconsciente es impersonal e
indiscriminatorio.
El modo de pensar habitual de tu mente consciente produce surcos profundos en
tu mente subconsciente. Por tanto, si tus pensamientos habituales son armoniosos,
pacíficos y constructivos, podemos decir que son muy favorables para ti mismo y
para tu carrera profesional.
Por otro lado, si estás a merced del miedo, de la preocupación o de cualquier otra
forma de pensamiento pernicioso, el remedio está en reconocer la omnipotencia de
tu mente subconsciente y prescribir libertad, felicidad, buena salud y prosperidad.
Tu mente subconsciente, al ser creativa y formar unidad con tu origen divino,
procederá a crear la libertad y la felicidad que tú con tanto fervor has prescrito.
Lo casual o lo accidental no tiene nada que ver con el derrotero que tome tu
carrera profesional, ni tampoco tu desgracia ni tu fortuna están predestinadas. A tu
mente subconsciente no le afecta en absoluto la veracidad o la falsedad de lo que tú
conscientemente sientas o creas que es verdad. Quédate sólo con lo que sea
verdadero, amoroso, noble y divino, y verás cómo tu subconsciente reacciona en
consecuencia.
Aunque los filósofos, teólogos y pensadores de todas las épocas han sido
conocedores de lo que acabamos de exponer, no está de más que sea recordado a
cada generación para que ésta lo aplique a sus miembros.
Tanto en su gran éxito editorial, El poder de tu mente subconsciente, como en
posteriores escritos, el Dr. Joseph Murphy ha sintetizado este concepto; concepto,
cabe decirlo, ampliamente difundido, toda vez que miles de hombres y mujeres
hicieron acto de presencia en sermones y conferencias que pronunció en un buen
número de países, y a los que hay que añadir millones de ellos que escucharon sus
emisiones de radio.
El Dr. Murphy convierte estas teorías en modos prácticos de abordar la vida y te
proporciona un programa lógico que te ayudará a dejar de condenarte a ti mismo. Se
te demostrará que ahora estás en disposición de reivindicar lo que quieres ser. Ahora
puedes poseer lo que desees poseer. Ahora puedes hacer lo que desees hacer. Puedes
vivir en esta atmósfera mental; atmósfera que, paso a paso, se precipitará por
ósmosis desde tu consciente hasta tu subconsciente, convirtiéndose gradualmente,
por poco que la alimentes y sostengas, en una convicción. Entonces tus limitaciones
se desintegrarán y, como un ave Fénix, renacerás de las cenizas del pasado
convertido en una nueva persona.
Adquirirás una nueva visión, una nueva imagen de ti mismo, una nueva
conciencia. Son tus creencias más arraigadas y tus adhesiones emocionales las que,
en definitiva, te gobiernan y te controlan. Cualquier idea o creencia que domine en
tu mente subconsciente se hará con el control de tus pensamientos y también de tus
acciones y reacciones. Si crees en el fracaso, no puedes tener éxito. Podrías trabajar
con dureza durante dieciocho horas diarias y no tener éxito, y ello porque el fracaso
es la idea dominante en tu mente. A tenor de lo que pienses, así te irán las cosas. Es
lo que dice la ciencia de la mente.
Aprenderás a esperar lo mejor, a desear de antemano el más prometedor futuro, a
creer que todo es posible. Con esta nueva imagen de ti mismo, experimentarás el
júbilo y la emoción de la realización de tus sueños. Aprenderás a aplicar una serie
de principios que te ayudarán a progresar en tu carrera profesional.
Si bien el contenido de este libro está principalmente extraído de las obras del Dr.
Murphy, ha sido, no obstante, aumentado con ideas y ejemplos adicionales con el
fin de demostrar lo valioso que es su mensaje para los lectores del siglo XXI.
Habida cuenta del origen sacerdotal del Dr. Murphy, muchas de sus
manifestaciones llevan la impronta de su firme creencia en Dios. Sin embargo, tanto
si eres religioso, agnóstico o ateo, puedes experimentar cómo esta Inteligencia
Infinita trabaja para ti. No necesitas ningún credo. Si llamas, te responderá. Es
impersonal, no tiene en consideración a la persona. Para la gente creyente, esta
Inteligencia Infinita es Dios; para otros, es algo profundo que llevamos dentro. Si lo
deseas, puedes llamarla Inteligencia Sobrehumana o mente subliminal.
Si tienes un problema —ya sea mental, físico o sentimental— que te impida
prestarle a tu trabajo la dedicación adecuada, hazte preguntas como éstas: «¿A qué
le estoy dando la espalda?», «¿Qué es aquello con lo que no me quiero enfrentar?»,
«¿Estaré ocultando mi resentimiento o animadversión hacia alguien?» Plántale cara
al problema. Soluciónalo con el conocimiento de tu mente profunda y a sabiendas
de que el Principio Vital siempre busca sanar, restaurar. Este principio es la fuerza
vital que nos anima. Nunca condena. Nunca castiga. Nunca juzga. No puede. Tú sí
puedes emitir juicios sobre ti mismo por medio de tu propio pensamiento; la
conclusión a la que llegues o el veredicto que des está en tu misma mente. Ten
siempre en cuenta que el Principio Vital no puede penalizarte. No puede juzgarte.
Tu eres el que moldea y da forma a tu propio destino, porque tú, en definitiva, eres
lo que piensas con tu corazón o con tu subconsciente.
Date cuenta, por tanto, que los pensamientos son cosas, que lo que tú pienses es
lo que atraerás hacia ti mismo y que lo que tú te imaginas es en lo que te convertirás.
Si lo haces así, tu vida se llenará de hechos maravillosos; porque sólo hay Un Poder,
y este Poder se encuentra en tu interior. Eres el capitán que está en el puente de
mando dando órdenes, por lo que tu mente subconsciente hará suya la impresión que
tú le des y la llevará a cabo, ya sea ésta —como hemos dicho— verdadera o no.
Acepta, pues, sólo aquellas cosas que sean verdaderas.
Cuando nuestra mente está atestada de falsas creencias, ideas y opiniones, reina
en ella el desorden; pero cuando está repleta de eternas verdades, se hace entonces
invulnerable. Aquellas personas que estén llenas de confianza y de fe no llegarán
nunca a estar sugestionadas por el miedo. Estas personas refuerzan su fe y su
confianza mediante el principio del éxito, y refuerzan, además, el concepto de que la
Inteligencia Infinita no puede fallar. Sólo las personas que no poseen la necesaria
confianza en sus poderes internos son susceptibles de estar sugestionadas por el
fracaso.
Numerosos experimentos realizados por psicólogos y psiquiatras con personas en
estado hipnótico, pusieron de relieve que la mente subconsciente es incapaz de
llevar a cabo tareas de selección y comparación, tan necesarias en todo proceso de
razonamiento.
Ten siempre presente que tu mente consciente es el centinela que vigila la puerta
y que su principal función es proteger tu mente subconsciente de impresiones falsas.
Lo más seguro es que no estés al tanto de una de las leyes básicas de la mente; me
refiero a la que asegura que la mente subconsciente es susceptible de ser
sugestionada. Ya hemos dicho que la mente subconsciente no es capaz de comparar
o discriminar, como tampoco lo es de razonar o pensar por sí misma. Esta última
función es propia de la mente consciente. La mente subconsciente lo único que hace
es reaccionar a las impresiones que le proporciona la mente consciente; no
manifiesta preferencia alguna por una u otra línea de acción.
Recuerda: ningún tipo de sugestión puede imponer algo a la mente subconsciente
en contra de la voluntad de la mente consciente. Tu mente consciente posee la
facultad de rechazar toda sugestión que sea falsa o negativa.
Lo aconsejable es que procures que tu mente subconsciente sólo sea afectada por
sugestiones sanas, benditas, elevadas y que sean edificantes para ti mismo en todos
los sentidos. No te olvides del hecho de que tu mente subconsciente siempre te toma
la palabra; de que hace a pie juntillas lo que le dices. Por tanto, si tú le dices con
insistencia que «no conseguirás ese ascenso» o que «no lograrás tus fines», ella hará
todo lo posible para que se cumpla lo que tú dices.
Otras influencias que recibe tu subconsciente son sugestiones provenientes de
otras personas. En cualquier época y en cualquier país de la Tierra, el poder de la
sugestión siempre ha representado un papel relevante en la vida y en el pensamiento
humanos. Mediante la constante reiteración de comentarios tales como «eres un
pecador», «el demonio tomará posesión de ti» o «cuando mueras irás al infierno», la
sugestión ha sido el poder controlador de la religión en muchas partes del mundo.
Comentarios como éstos introducen el miedo en el ánimo de la gente.
Ya desde la infancia, la mayoría de nosotros nos hemos sentido muchas veces
sugestionados de una manera negativa. Por otro lado, debemos decir que las
sugestiones constructivas son de todo punto maravillosas y magníficas. Una
sugestión negativa es, con mucho, el más destructivo de todos los patrones de
respuesta de la mente, ya que da lugar a conflictos armados, situaciones de miseria,
sufrimientos, prejuicios raciales y religiosos, y a toda clase de desastres. Los
dictadores, los déspotas y los tiranos del mundo saben mucho del poder de la
sugestión. Stalin la practicó, Hitler la practicó, Osama bin Laden la practicó. Todos
ellos se valieron de la religión o de los prejuicios raciales para excitar
emocionalmente a sus respectivos pueblos. Una vez que consiguieron imponer en
millones de personas el grado de excitación emocional adecuado, lo mantuvieron e
incluso lo exacerbaron creando nuevas y oportunas sugestiones negativas y
repitiendo hasta la saciedad ciertas consignas.
En cualquier ámbito de tu vida estás expuesto a sugestionarte de forma negativa.
He aquí algunas de las sugestiones más corrientes en relación con tu trabajo y
carrera profesional: «no vas a poder», «nunca conseguirás nada», «no debes
hacerlo», «seguro que fracasarás», «no tienes ninguna posibilidad de lograrlo»,
«estás equivocado», «es inútil que lo intentes», «no es cuestión de lo que sepas, sino
de a quién conozcas», «no vale la pena que te esfuerces», «hagas lo que hagas, a
nadie le importa», «no tiene sentido esforzarse tanto», «ya eres demasiado viejo»,
«las cosas están cada vez peor», «la vida es un interminable calvario», «no puedes
ganar», «te despedirán muy pronto», «no puedes fiarte de nadie».
Todo lo anterior son órdenes dirigidas a tu mente subconsciente que contribuirán
a que tu vida se convierta en un verdadero infierno. Serás un ser frustrado, neurótico
e inhibido. Frecuentarás la consulta del psiquiatra, porque eres tú mismo quien te
está produciendo estas sugestiones destructivas.
Puedes desprenderte de todas estas sugestiones negativas alimentando con
oraciones a tu mente subconsciente o también leyendo reflexiones edificantes antes
de quedarte dormido. Esto neutralizará todas las ideas destructivas. No tienes que
estar influiado por las sugestiones negativas. Si echas una mirada atrás, no te costará
trabajo recordar cómo tus padres, tus amigos, tus parientes, tus jefes y tus sacerdotes
contribuyeron por medio de campañas a la implantación de estas sugestiones
destructivas. El propósito de estas campañas era controlarte o meterte el miedo en el
cuerpo. Si cavilas un poco, te darás cuenta de que muchas de estas sugestiones
tienen por objeto hacer que pienses, sientas y actúes de la forma que otros desean y
que tomes el camino que a ellos más le conviene. Está claro que no eres la marioneta
de nadie. Debes escoger tu propio camino: el camino que conduce a la plenitud, a la
libertad. Y este camino está dentro de ti. Todo lo que des por cierto en tu mente
consciente, lo experimentarás con tu mente subconsciente. Por tanto, piensa que
Dios, o la Inteligencia Infinita, te está guiando, que la acción correcta reina con
carácter supremo, que te gobiernan la ley divina y el orden, que la paz divina ocupa
tu alma, etcétera. Procura creer en todas estas cosas. Aunque tú no seas su creador,
sí puedes activarlas y potenciarlas a lo largo de tu vida.
Piensa como te venga en ganas. Tienes el poder de controlar tus propias
emociones. En tu puesto de trabajo y en tu carrera profesional, eres tú, no tus
superiores ni tus compañeros, quien debe tener el pleno control de tu destino.
Invoca la inspiración celestial. En cuanto aceptes estas verdades con tu mente
consciente, tu subconsciente las llevará a cabo y te percatarás de que no hay nada
que te impida la consecución de tus objetivos, de que te estás moviendo en la
dirección que has escogido para tu carrera profesional y para tu vida.
Estamos obligados a creer que podemos mejorar nuestra vida. Cualquier creencia
—ya sea verdadera, falsa o meramente indiferente—, si se sostiene más allá de un
determinado período de tiempo, se asimila y queda incorporada a nuestra
mentalidad. A menos que sea anulada por otra de índole contraria, la creencia, más
tarde o más temprano, toma forma y es expresada o experimentada como cualquier
otro hecho, condición, circunstancia o acontecimiento de la vida. Dentro de nosotros
se encuentra el poder que nos permite cambiar creencias negativas en positivas y,
por añadidura, cambiar nuestra vida por otra mejor.

DR. ARTHUR R. PELL,


COMPILADOR
Primera Parte

APROVECHAMIENTO PLENO DE LOS ATRIBUTOS PERSONALES


QUE CONDUCEN AL ÉXITO PROFESIONAL

Algunos nacen grandes, algunos alcanzan la grandeza, y otros la


reciben sin buscarla.
SHAKESPEARE, La duodécima noche

Aunque hay mucha gente que se da de cara con el éxito sin buscarlo, la mayoría
de las veces tenemos que poner algo o mucho de nuestra parte para la lograrlo. Por
desgracia, no hay muchas personas que sean conscientes del poder que existe dentro
de ellas para salir de una situación funesta y comenzar a subir la escalinata del éxito.
De forma latente, cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior unos poderes
que no usamos, pero que, sin embargo, esperan ser activados. Muchos no tenemos
confianza en nosotros mismos o tenemos nuestra propia estima por los suelos. Otros
vivimos en un estado constante de preocupación o de miedo. Algunos encontramos
en nuestra carrera profesional —o en otros aspectos de nuestra vida— obstáculos
inesperados que, en principio, nos parecen insalvables. Muchos de nosotros tenemos
empleos sin futuro o simplemente odiamos tener que levantarnos por las mañanas
para tener que soportar un ambiente laboral que nos es hostil e ingrato. Nos gustaría
cambiar, pero nos sentimos incapaces de hacerlo.
Tú puedes cambiar tu propia vida. Y para hacerlo, puedes encontrar dentro de ti
las herramientas necesarias. Todo lo que tienes que hacer es ponerlas a punto,
utilizarlas y comprobar los resultados.
En los próximos capítulos analizaremos los atributos personales que conducen al
éxito y estudiaremos, además, cómo mediante la canalización de los poderes de tu
mente subconsciente puedes llegar, en menos tiempo, a culminar con pleno éxito tu
carrera profesional.
1
Establecimiento y consecución de tus metas

Para recibir, debes dar. Si le prestas atención mental a tus objetivos,


ideales y proyectos, tu mente profunda te respaldará.
Todas las personas que tienen éxito comienzan fijándose una meta. El
establecimiento de unas metas y de una estrategia para lograrlas son el primer paso
que hay que dar en el largo camino que te llevará al éxito. Si sabes de antemano a
dónde quieres llegar y cómo piensas hacerlo, podrás tomar el rumbo correcto,
aprovechar bien tu tiempo y concentrar debidamente tus energías y emociones.
Si a un barco se le avería el timón, podría seguir navegando durante cierto
tiempo, pero nunca llegaría a ningún sitio; como no fuese por casualidad, nunca
arribaría a puerto. Es más, si no avistara tierra en un tiempo determinado, se le
podría estropear la carga y no servir ésta para nada. Todo barco no debe perder en
ningún momento el rumbo que le llevará a su puerto de destino, y además tendrá
que hacerlo contra viento y marea, ya que es a ese puerto donde va consignada la
carga que transporta.
Por consiguiente, si una persona quiere probar las mieles del éxito, no debe ir a la
deriva por el océano de la vida, tiene que poner siempre proa hacia el puerto de
destino; y tiene que hacerlo no sólo cuando el mar esté tranquilo y las corrientes y
los vientos le sean propicios, sino también cuando esté atravesando condiciones
meteorológicas adversas; esto es, cuando se vea rodeado por las brumas de la
frustración y zarandeado por los golpes de mar de la oposición.
TODO COMIENZA CON UN SUEÑO

¿Tienes algún sueño, alguna visión relacionada con tu futuro? ¿Eres rico en este
sueño? ¿Famoso? ¿Feliz? Mucha gente sueña con un futuro prometedor, si bien en
la mayoría de los casos se queda sólo en eso: en un sueño.
Las personas que han alcanzado el éxito también han tenido sueños de esta clase,
lo que pasa es que ellas los han convertido primero en objetivos y luego en realidad.
Sus sueños no eran vagas esperanzas de éxito; no, sus sueños estaban compuestos
por metas específicas a cuya consecución se dedicaron en cuerpo y alma. Edison
soñó con un mundo en que la energía eléctrica iluminara la noche. Stephenson soñó
con una máquina de vapor que arrastrara vagones y eliminara el trabajo agotador de
hombres y animales. Beethoven soñó con una música que elevara el espíritu. No
sólo fue la fama la que ocupó los sueños de grandes actores, pintores, músicos y
escritores, sino el modo en que utilizarían sus respectivos talentos para conseguir el
éxito.
Soñar no es algo que sea exclusivo de los grandes genios. Cualquier persona que
haya tenido éxito nos dirá que todo comenzó con una esperanza, con un sueño. A lo
largo de los años, centenares de hombres y mujeres han declarado que todos sus
logros comenzaron con un sueño que luego se convirtió en una meta; meta ésta que
dio lugar a un plan de acción especialmente dirigido a su consecución.
Soñar tampoco es una acción que esté solamente reservada a los jóvenes. Nunca
es demasiado tarde para tener un nuevo sueño que dé paso a nuevas aspiraciones
que, a su vez, terminen en nuevos éxitos. Es impresionante lo que han conseguido
personas que tuvieron en su vida sueños tardíos. Benjamin Franklin, por ejemplo,
tenía más de cincuenta años cuando le dio por estudiar ciencias y filosofía. Milton,
ciego y todo, había cumplido ya los cincuenta años cuando cogió la pluma para
terminar su poema épico El paraíso perdido.
Asimismo, los sueños no son propios de personas que sufren discriminaciones o
prejuicios existentes en su época. Durante incontables años, las mujeres se han visto
notablemente constreñidas en lo relativo a su actividad laboral. Hubo un tiempo en
que sus aspiraciones profesionales estaban limitadas a lo que se conocía como
«trabajos femeninos». Para emprender una carrera profesional distinta, se necesitaba
una fuerte determinación y una gran valentía. Un ejemplo de esto lo tenemos en
Elaine Pagels, profesora en Princeton y autora de libros de gran éxito editorial sobre
gnosticismo y cristianismo primitivo. Pagels decía que había sido educada en una
época en la que era de todo punto impensable que una mujer intentara cursar
cualquier carrera académica. En su caso, emprendió con entera libertad el camino
que a ella le gustaba, descubriendo más tarde que incluso podía ganarse la vida con
su trabajo. Su sueño se había convertido en su meta.
En la actualidad existen muy pocas barreras que impidan a alguien dedicarse a la
actividad profesional que le apetezca. Es significativo el hecho de que en algunas
facultades de los Estados Unidos, entre ellas las de derecho y medicina, la mitad o
más de los estudiantes sean mujeres.
En los noventa y en los primeros años del segundo milenio, muchas empresas
estadounidenses comenzaron a subcontratar trabajos a países en los que el coste de
la mano de obra era sustancialmente más bajo. Esto dio lugar a que miles de
personas se quedaran sin trabajo. Algunas de ellas se jubilaron, mientras que otras
—sin dejar de lamentarse de su mala suerte— desistieron de ganarse el sustento por
sí mismas y recurrieron a las ayudas que les ofrecían los organismos de bienestar
social. La mayoría de estas personas, sin embargo, optaron por hacer uso de sus
facultades personales y se prepararon convenientemente para ocupar puestos de
trabajo en otros ámbitos laborales. Muchas de ellas tuvieron que comenzar de nuevo
e incluso ganando un sueldo más bajo que en su anterior empleo; pero lo hicieron
con una energía y con un entusiasmo renovados, lo cual les permitió, sin arredrarse
lo más mínimo, volver a subir una vez más la escalinata del éxito.
En circunstancias como éstas, la determinación cuenta más que el cerebro. Sólo
aquellos que tengan la firme determinación de que nada les impedirá conseguir su
propósito, serán los que, con perseverancia y valor, se harán con los laureles de la
victoria. Para aquellos que luchan con fuerza y constancia, los sueños se convierten
en objetivos y los objetivos en logros y realidades.
Los grandes atractivos de la vida, aquellas cosas que hacen que valga la pena
vivirla, que nos han rescatado del trabajo monótono y elevado por encima de la
mediocridad y del mal gusto, se las debemos a nuestros soñadores.
CONVERSIÓN DE LOS SUEÑOS EN METAS

Por desgracia, hay demasiados soñadores que se quedan sólo en eso: en


soñadores. En este caso, los sueños permanecen siendo sueños. Para hacer que los
sueños se hagan realidad, tienes que convertirlos en metas. Tras esta conversión, ya
no son fantasías, sino objetivos que puedes desplegar ante ti a modo de mapa de
carreteras para que te indique el modo de llegar al éxito. Debes acompañar tus
sueños con un propósito, con la determinación de que harás todo lo que puedas para
transformarlos en realidad.
Una mujer que tuvo una vez un sueño y que lo convirtió en un esplendoroso
objetivo, es la diseñadora de ropa Rachel Roy. La vocación que Rachel siente por la
moda tiene su origen en las películas que vio cuando tan sólo era una niña. Los
vestidos que las mujeres llevaban en la pantalla les daba, al parecer, un aura de
confianza y fascinación sensual, cualidades éstas muy apropiadas para conseguir
éxito. Rachel hizo suyo el sueño de que podía crear un aura similar para ella y otras
mujeres, un estilo glamuroso que propiciara una autoestima positiva.
Antes del comienzo de cada curso escolar, su madre la llevaba de compras para
proveerla de la ropa que llevaría en el colegio. En una de las tiendas, llamó la
atención de Rachel la falta de calidad y de estilo que tenía la ropa expuesta para su
venta, lo que la llevó a la convicción de que, si se afanaba en ello, podía diseñar
prendas de vestir de mejor traza y presentación que la que estaba viendo. Su madre
le dijo que esa actividad recibía el nombre de diseñadora de modas. A partir de ese
momento su sueño tenía un nombre: el de «diseñadora de modas». Según sus
propias declaraciones, este sueño dio paso a la meta de llegar a ser una figura
relevante en el mundo de la moda.
Su primer empleo fue de empleada de almacén. A partir de aquí inició una carrera
meteórica hacia puestos de mayor envergadura: ayudante de jefe de tienda, asesora
personal de compras* y estilista en varias tiendas de lujo. No tuvo que pasar mucho
tiempo, para que se viese diseñando moda y ocupara un alto puesto directivo en su
empresa.
Cuando su esposo, Damon Dash, quiso inaugurar una línea independiente de
vestidos, Rachel se vio en la tesitura de tener que elegir entre irse a trabajar con él o
seguir escalando puestos en su brillante carrera profesional. Escogió la primera
alternativa y se volcó en su nueva actividad; en ella tocó todas las facetas del
negocio y se esforzó al máximo para ser imprescindible. A los seis años de su
ingreso, y cuando estaba a punto de introducir una línea de ropa, Damon vendió la
compañía. Pero por aquel entonces Rachel ya sabía que podía llevar un negocio por
sí misma y fundó su propia empresa. Desde el principio, sus diseños tuvieron una
gran aceptación, y hoy en día está considerada como una de las diseñadoras más
destacadas del sector de la moda.
Hay un gran camino entre desear y conseguir; sin embargo, Rachel Roy no se
contentó sólo con desear o soñar, sino que hizo de su sueño una meta y trabajó con
ahínco para conseguirla.
TU ARMA SECRETA:
LA MENTE SUBCONSCIENTE

Nuestra mente subconsciente posee un tremendo poder para crear en nosotros el


hábito de la buena esperanza, el cual no es otra cosa que el estar en todo momento
convencidos de que podremos lograr todo lo que ambicionemos, de que nuestros
sueños tendrán siempre una realización feliz.
El propio hábito de pensar que el futuro nos deparará muchas satisfacciones, que
nos espera la prosperidad y la felicidad, que tendremos una buena familia, una casa
estupenda y una brillante carrera profesional, y que no habrá nada que nos impida
disfrutar de todo lo anterior, es el mejor capital con el que podemos iniciar nuestra
vida.
Tienes siempre que aspirar a lo ideal; de esta forma, tu subconsciente te
responderá y las cosas que te gustaría que se hiciesen realidad —ya sea una buena
salud, un carácter noble o una estupenda carrera— tendrán su materialización en tu
vida. Si visualizas esta materialización lo más vívidamente posible y procuras por
todos los medios que ésta tenga lugar, es mucho más probable que ocurra que si no
lo haces.
El deseo es sólo efectivo cuando cristaliza en decisión. Es el deseo, junto con la
firme determinación de que se cumpla, el que produce el poder creativo. Es el
anhelo, el ansia y el afán los que juntos dan lugar a resultados.
Si deseas perfeccionarte en un determinado aspecto, visualiza este aspecto lo más
vívida y tenazmente que puedas, y sostén un elevado ideal a lo largo de la línea de tu
ambición. Mantén esto persistentemente en tu mente hasta que compruebes su
aparición y realización en tu vida. Has nacido para ganar, para conquistar y para
llevar una vida cuajada de triunfos.
Cuanto más claras sean las instrucciones que le des a tu subconsciente, más podrá
éste ayudarte. La mente interna acata tus órdenes de forma parecida a cómo los
maquinistas encargados del motor y de los controles de un trasatlántico obedecen las
instrucciones que les facilita el capitán desde el puente de mando. Si las palabras
son inequívocas y precisas, la tripulación no tendrá problema alguno en darle al
buque el rumbo ordenado o la velocidad requerida.
Pero si tú, como capitán, no estás seguro de lo que quieres, entonces a tu mente
subconsciente le llegará un mensaje un tanto difuso y tu barco seguirá una
trayectoria aleatoria, zigzagueante o circular.
Tienes que decirle a tu subconsciente exactamente lo que quieres. Necesitas
dirigirlo para que te ayude a conseguir tus objetivos. Cuando realmente sepas cuál
es tu verdadero deseo, tu mente subconsciente te guiará de manera infalible hasta su
cumplimiento. Pero para esto, ella necesita estar segura de que tú quieres conseguir
tu objetivo de una manera genuina, ferviente y decidida, y de que no te olvidarás de
él para sustituirlo por uno cualquiera de tus otros deseos contradictorios o caprichos
momentáneos que pululen por tu mente. Para estar en disposición de alcanzar tus
metas, tienes que convertirte en un pensador positivo.
SI CREES EN TUS OBJETIVOS, LOS CONSEGUIRÁS

La prosperidad comienza en la mente y es imposible alcanzarla mientras tu


actitud mental le sea hostil. No tiene sentido esforzarte en conseguir una cosa y estar
pensando en otra; todo debe ser creado mentalmente en primer lugar y todo está
sujeto a seguir un patrón mental determinado.
No podrás nunca ser próspero si lo que realmente esperas, o medio esperas, es
seguir siendo pobre. Solemos conseguir lo que esperamos, por lo que no esperar
nada es no conseguir nada.
Si estás dando todos tus pasos por el sendero que lleva al fracaso, ¿cómo puedes
tener esperanzas de llegar a la meta del éxito? Tomar el camino equivocado de la
negra, depresiva y desesperanzadora perspectiva —aun cuando estemos
afanándonos en la dirección contraria— es cargarnos los resultados de nuestro
esfuerzo.
Los pensamientos son imanes que atraen cosas de su misma naturaleza. Si tu
mente no le hace ascos ni a la pobreza ni a la enfermedad, te traerá pobreza y
enfermedad. No hay posibilidad alguna de que produzcas lo opuesto de lo que tienes
en tu mente, ya que tu actitud mental es el patrón que está insertado en tu vida.
Todos los logros, sin excepción, se realizan primero mentalmente.
El terror al fracaso y el miedo a una posible humillación impiden que gran
cantidad de personas obtengan las cosas que tanto desean; y lo hacen socavando su
vitalidad e incapacitándolas, mediante la preocupación y la ansiedad, para realizar
ese trabajo creativo y efectivo que tan necesario es para darles el triunfo.
Sé optimista. Acostúmbrate a apreciarlo todo con talante constructivo, a verlo
desde el lado amable y esperanzador, desde el lado de la fe y de la confianza.
Abstente de mirar a la vida con duda e incertidumbre. Adquiere el hábito de creer
que va a suceder lo mejor, que lo bueno triunfará. Ten fe en que, con toda seguridad,
la verdad se impondrá al error, en que la armonía y la salud constituyen la realidad
del momento, y en que la discordia y la enfermedad están temporalmente ausentes
de esta realidad. He aquí la actitud del optimista, la postura que en definitiva
modificará el mundo.
ANALÍZATE A TI MISMO

Sólo hay una persona en todo este mundo que te puede encarrilar por el camino
del éxito. Y esa persona eres tú.
Antes de que puedas determinar cuáles son las metas que podrías alcanzar a lo
largo de tu vida, tienes que evaluarte a ti mismo. Haz un recorrido investigador por
el interior de tu mente y descubre en tu subconsciente qué es a lo que tú aspiras
realmente en la vida y con qué recursos cuentas para conseguir esta aspiración.
Debes ser realista, toda vez que puede darse el caso de que escojas una meta
como deseable y no tengas las cualidades necesarias para lograrla. Puedes muy bien
desear ser una estrella de cine o un cantante de ópera, pero si careces de las aptitudes
y del talento necesarios, lo mejor es que te olvides de este deseo. Ahora bien, lo que
sí puedes hacer es intentar destacar en una actividad que no hayas tocado antes, ya
que puedes poseer cualidades y pericias hasta entonces desconocidas para ti y que te
podrían servir para iniciar una carrera profesional satisfactoria y rentable.
¿Cómo puedes descubrir esto? Pues mirando con detenimiento y profundidad
dentro de ti. Un cuidadoso ejercicio de introspección sacaría esto a la luz. La
mayoría de los adultos saben ya de lo que son capaces y no capaces de hacer, lo que
les gusta y lo que no les gusta. Puede ser que en tu caso la cuestión no sea tan obvia;
pero si es así, la introspección te permitirá ir más allá de la obviedad y analizarte a ti
mismo a fondo.
Un buen ejemplo de esto lo encontramos en Shonda Rhimes, guionista y
productora de los programas Grey’s Anatomy y Private Practice de la televisión
estadounidense. Siendo aún una niña ya sabía que con el tiempo llegaría a ser
escritora. Como no sabía escribir, se imaginaba historias y las grababa en una cinta
magnetofónica. Su madre, para estimularla, se las transcribía, dándoles de esta
forma una mayor materialidad.
Lo que tienes que hacer es repasar sistemáticamente tus estudios, tu experiencia,
tus aficiones y las cosas que te interesan. Busca aquellos aspectos de tu vida en los
que has tenido éxito y te han producido alegría y satisfacción. Todas estas
circunstancias son indicativas de aquellos ámbitos en los que podrías tener éxito en
el futuro. No obstante, esto es sólo el comienzo.
Desde el principio de sus respectivas carreras, las personas de éxito suelen tener
una idea bastante exacta de los medios con que cuentan. Haz, por tanto, un
inventario de todos tus posibles recursos y capacidades. No te detengas en lo que
hasta ahora hayas conseguido en la vida y ten en cuenta también lo que crees que
eres capaz de conseguir. La inmensa mayoría de la gente joven comienza su carrera
con un conocimiento muy escaso de sus capacidades mentales, y sólo más tarde, con
el transcurso del tiempo, empezará poco a poco a descubrirlas.
La mayoría de las personas sólo descubren un pequeño porcentaje de sus
habilidades y, por ello, nunca levantan cabeza y se quedan estancadas en puestos de
trabajo de poca categoría y bajo salario. A pesar de contar con recursos, permanecen
sumergidas en la mediocridad. Si estas personas pudiesen detectar sus propios
recursos, estarían en disposición de aspirar a mejores puestos de trabajo. Sea por la
razón que fuere, nunca se vieron inmersas en un ambiente que espolease sus deseos
de progreso o nunca tuvieron la ocasión de producir la chispa que encendiese el
gigantesco poder de ese «gran interno» que poseen.
Una forma de identificar tu potencial oculto sería preparar una lista que incluyera
las principales actividades, como por ejemplo académicas, laborales y de cualquier
otra índole, en las que hubieses tenido una participación activa. Una vez
confeccionada esta lista, tendrías que estudiarla para determinar cuáles actividades
te gustaron, cuáles te fueron satisfactorias y cuáles te resultaron desagradables.
Josh D., de veinticinco años y con estudios superiores, estaba muy descontento
con su trabajo de perito-tasador de siniestros en una compañía de seguros. Había
hecho un curso posgrado sobre dirección empresarial y aceptado este puesto con la
intención de que le sirviese de trampolín para dar el salto a un cargo directivo.
Cuando relacionó todas las clases de actividades que realizaba, llegó a la conclusión
que lo que menos le gustaba era realizar tareas que requiriesen un gran detallismo.
Se dio cuenta de que su jefe y el jefe de su jefe dedicaban la mayor parte de su
tiempo a realizar trabajos de esta naturaleza. Observó también que el aspecto de su
trabajo que más le gustaba era tratar con los asegurados, entrevistarlos y ayudarlos a
tramitar sus partes de siniestro. Al revisar sus actividades escolares y su trabajo en
un grupo social, descubrió que las actividades para él más gratificantes eran las que
estaban relacionadas con la gente. Josh puso esta cuestión en conocimiento del
departamento de recursos humanos de su empresa, donde le apuntaron que quizá su
cometido ideal fuese la venta de seguros. Accedió al cambio y ahora disfruta de un
trabajo que le está llevando por el sendero del éxito.
UNICIDAD DE PROPÓSITO

La gente de éxito está plenamente convencida de que sólo debemos


comprometernos a alcanzar una sola meta. La resolución que se toma sin reserva
lleva en sí misma una gran fortaleza; por tanto, un propósito fuerte, persistente y
tenaz que queme todos los puentes que quedarían a sus espaldas, eliminará todos los
obstáculos que encuentre en su camino y nos llevará hasta la meta sin importarle en
modo alguno el tiempo, el sacrificio y el coste que esta acción le exigiría.
Para tener éxito, debes concentrar todas las facultades de tu mente sobre la
consecución de una determinada finalidad y tener, además, lo que se llama
tenacidad de propósito; esto es, la inquebrantable decisión de vencer o morir.
Cualquier otra circunstancia que te desvíe de este propósito debe suprimirse.
Una persona de talento que persiga un solo y bien definido objetivo, logrará más
que otra doblemente talentosa que desperdicie energías y no sepa exactamente qué
hacer. Si hace que sus poderes converjan sobre una sola cosa, la criatura más débil
de este mundo puede conseguir algo, mientras que la más fuerte no conseguirá nada
si dispersa sus poderes aplicándolos sobre muchas cosas.
Una pizca de pólvora en el casquillo de una bala que esté alojada en un fusil será
más efectiva en una ejecución que un buen puñado de pólvora que no esté confinado
en dispositivo alguno. En este caso, es el cañón del fusil el que hace que la pólvora
proyecte con fuerza la bala y la dirija hacia el objetivo; si no fuese por él,
difícilmente alcanzaría la bala su propósito.
Quien mucho abarca poco aprieta. Las personas que paladean las mieles del éxito
suelen seguir un programa. Establecen un plan de acción y lo siguen a rajatabla. Una
vez estructurado el plan, lo ponen en práctica por encima de todo. Sin dar un solo
rodeo, dirigen sus pasos directamente a la consecución de su objetivo. No hay nada
que desvíen a estas personas de su camino; si se encuentran con un obstáculo y no
pueden pasar por encima de él, pasan entonces a su través. El empleo constante y
persistente de nuestras facultades hacia el logro de un propósito central fortalece
nuestra acción; por el contrario, la utilización de esas mismas facultades sin una
finalidad definida, lo único que hace es debilitar nuestros esfuerzos. Nuestro poder
mental debe proyectarse sobre un solo y bien definido objetivo, ya que si no lo
hacemos así, nos puede pasar como a esas máquinas que se le avería el volante
regulador, que ven sensiblemente trastocados su rendimiento y su forma de
funcionar.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES

Ya sea en tu carrera profesional o en cualquier otro aspecto de tu vida, el


establecimiento de unas metas que sean lógicas y alcanzables es el primer paso que
tienes que dar para tener éxito. Debes plantar en tu mente subconsciente las semillas
que te permitan aceptar y especificar estas metas. A continuación te detallo siete
aspectos a tener en cuenta en la realización de este proceso:

1. Las metas deben describirse con claridad. Procura explicar inequívocamente


qué es lo que deseas lograr. Sé específico y directo al definir el objetivo. Decir,
por ejemplo, «mi meta es llegar a ser el mejor vendedor de mi empresa» no
deja de ser aceptable, pero hubiese sido aún más aceptable si hubieras
especificado más y dicho: «Mi meta es alcanzar un volumen de ventas de
tantos miles de dólares (la cifra que sea) en el próximo ejercicio económico, y
a lo largo de los tres años siguientes aumentar la cifra del año anterior en un
diez por ciento.» Ahora ya conoces tu objetivo, con lo cual habilitas tu mente
subconsciente a que te ayude a concentrar tus esfuerzos para alcanzar las cifras
especificadas.
2. Las metas deben tener algo de reto. Si te propones un objetivo que sea fácil de
conseguir, no tendrás motivación alguna para superarte a ti mismo. Fíjate unas
metas que te estimulen a seguir adelante y a esforzarte más de lo normal para
llegar hasta ellas. Las personas que gustan de este juego de superación
reconocen que, una vez que se alcanza un objetivo, tienen que fijarse
inmediatamente otro para tomar aliento y proseguir con su proceso de
perfeccionamiento y desarrollo.
3. Las metas deben ser medibles. No siempre es posible cuantificar y medir los
objetivos, si bien los hay que pueden medirse de acuerdo con magnitudes
financieras o cualesquiera otras magnitudes numéricas. Puedes establecer
las cifras de ventas que deseas conseguir al mes, al trimestre o al año,
expresándolas en unidades de producto o en euros. Lo mismo ocurre con las
cifras de producción a alcanzar. Incluso los objetivos intangibles pueden
cuantificarse y convertirse en elementos medibles. Las metas más amplias y
complejas pueden dividirse en varias partes y establecerse una fecha para la
consecución de cada una de ellas. De este modo puedes tener una idea
anticipada, y más o menos exacta, de lo atrasado o adelantado que estés con
respecto a la consecución de la totalidad de una determinada meta, lo cual te
servirá para ajustar tus esfuerzos a la situación real.
4. Las metas deben estar basadas en acciones. A no ser que en la fase de su
establecimiento se tengan en cuenta las acciones que se llevarán a cabo para
conseguir los objetivos, éstos no son más que sueños. Acción es sinónimo de
actividad, ya sea ésta mental, física o emocional. Debes estar mentalmente
preparado para pensar en cualquier momento en tus objetivos y en las acciones
que tendrás que realizar para alcanzarlos. Tu mente subconsciente te servirá
de ayuda en la conversión de tus pensamientos en acciones.
5. Las metas deben expresarse por escrito. Un modo de asegurarte de que tus
metas no queden relegadas, o caigan en el olvido por el ajetreo de tu vida
cotidiana, es anotarlas en un papel. Haz una lista de todas ellas y agrúpalas en
metas a largo, medio y corto plazo. Escríbelas con grandes letras y colócalas en
un sitio en el que puedas verlas todos los días: en tu despacho, en el frigorífico
o en el espejo de tu cuarto de baño. Léelas, memorízalas, reléelas y hazte
diariamente esta pregunta: «¿Qué estoy haciendo para alcanzar estas metas?»
6. Las metas deben comunicarse a otra persona. Otra forma de evitar que tus
objetivos sigan el mismo camino que normalmente siguen los buenos
propósitos que solemos tomar por Año Nuevo, es comunicárselos a alguien;
alguien que te infunda respeto, alguien a quien tú escuches. Bill Wilson, uno
de los fundadores de Alcohólicos Anónimos, sostenía que una de las razones
principales por las que sus miembros se mantenían sobrios era el hecho de que
hacían a los demás partícipes de sus objetivos. Lo mismo decía Jean Nidetch,
fundadora de los establecimientos Weight Watchers (clínicas de
adelgazamiento).
7. Las metas deben ser flexibles. Hay veces en que un cambio de circunstancias
da lugar a que una meta deje de ser pertinente. Las condiciones económicas
podrían no ser las idóneas para montar el negocio que tenías pensado; los
adelantos tecnológicos podrían haber convertido tu meta en obsoleta, o
podrías haber cometido errores en tus cálculos y tu meta no sea ahora viable.
Ninguna de estas circunstancias justificaría, por supuesto, el abandono de la
meta. Podría ser que sólo requiriese un replanteamiento o un poco más de
estudio. Si te encuentras ante una situación como ésta, evalúa las nuevas
circunstancias y acomete los ajustes necesarios.
*
Un asesor (o asesora personal) de compras es un profesional que acompaña y aconseja al cliente en sus
compras de prendas de vestir y complementos. Cuando el cliente no tiene tiempo, lo sustituye y hace
personalmente las compras por cuenta de éste. Sus servicios pueden ser requeridos tanto para la vida cotidiana
(actualización de vestuario, novedades, etcétera) como para actos especiales. Este trabajo nació en Nueva York
para ayudar a aquellas personas (generalmente grandes personalidades y artistas) cuya apretada agenda les
impedía realizar determinadas compras. [N. del T.]

2
Desarrollo de la autoestima y de la confianza en sí mismo

Si crees que eres un fracasado y te retratas a ti mismo como tal,


indefectiblemente serás un fracasado. Haz del éxito un altar. Piensa que
has nacido para triunfar y para ganar. Preséntate a ti mismo como
persona de éxito, feliz y libre, y ten por seguro que lo serás. Cualquier
cosa que pienses y sientas, y adquiera el carácter de verídica en tu mente
subconsciente, se encastrará en tu subconsciente y pasará a ser una
experiencia más en tu vida. Es la ley de la mente; una ley que es directa,
inmutable, intemporal y perpetua. Ten fe y superarás todos los obstáculos.

Puede haber innumerables razones para que a una persona le sonría el éxito en su
profesión o negocio y a otra no. Los muchos años que he cambiado impresiones con
personas de distinta extracción —ricas y pobres, famosas y corrientes, líderes y
gregarias— han permitido que me diese cuenta de que uno de los elementos más
significativos que predestina a una persona al éxito o al fracaso es cómo se sienta
consigo misma. Aquellos que verdaderamente se aman a sí mismos, que piensan que
son seres portadores de valores, tienen muchas más posibilidades de tener éxito que
aquellos otros que no piensan de esta forma.
¿Qué tienen las personas de éxito que los demás no tienen? A mi entender,
autoestima y confianza en sí mismas. Creen en ellas mismas y en el poder que
tienen en su interior.
LA AUTOESTIMA: INGREDIENTE BÁSICO DE LA CONFIANZA EN SÍ MISMO

Como mejor se define la autoestima es diciendo que es sentirse bien consigo


mismo. Las personas que tienen un alto concepto de sí mismas creen que pueden
conseguir el éxito en la mayoría de las cosas que emprenden. Se respetan a sí
mismas y saben que los demás también las respetan. Esto no quiere decir que se
comporten en todo momento con optimismo y que estén siempre sonriendo y de
buen talante. Todos tenemos días malos y circunstancias en las que no sale nada
derecho. La gente con alta autoestima acepta esto y no se deja amilanar por la
adversidad.
La autoestima forma parte de la confianza en sí mismo. Para sentirte bien de las
decisiones que tomas, debes confiar en ti mismo. Debes estar verdaderamente
convencido de que eres una persona de valía. Si careces de autoestima, ¿cómo
puedes entonces tener la tranquilidad de que tus decisiones son las adecuadas?
¿Por qué la gente adolece de falta de autoestima? La razón más corriente es que
haya tenido anteriormente algún fracaso en su vida y tema que lo tendrá de nuevo.
También ocurre que otras personas —por lo general sus profesores o incluso sus
propios padres— no hayan encontrado nunca satisfactorio su rendimiento escolar, o
de cualquier otra índole, y le hayan producido un complejo de inferioridad.
Asimismo, hay personas que, aun cuando hayan probado las mieles del éxito, han
tenido serios reveses que se han apoderado de sus respectivas mentes y les han
imbuido una falta total de confianza en cualquier cosa que hagan.
La clave para cambiar los sentimientos que tengas para contigo mismo está en tu
mente subconsciente, y el único camino que tienes para llegar a ella es a través de tu
mente consciente. Tu subconsciente está en todo instante controlado por la idea
dominante y, entre dos proposiciones contradictorias, siempre aceptará la más
fuerte. Si utilizas expresiones tales como «necesito tener confianza en mí mismo,
pero no lo consigo», «estoy esforzándome todo lo que puedo», «yo mismo me
obligo a rezar» o «empleo toda la fuerza de voluntad que tengo», puedes estar
seguro de que tu error reside en tu propio esfuerzo.
Algunas personas echan mano de la «fuerza de voluntad» para modificar sus
normas de conducta; pero recurrir a la fuerza de voluntad para conseguir este
cambio es más bien una acción justificativa que efectiva. Para conseguir algo en
este sentido, debes desterrar de tu subconsciente todos tus pensamientos negativos,
y la fuerza de voluntad lo único que hace es reforzar los pensamientos de este tipo.
Con el solo uso de la fuerza de voluntad no puedes obligar a la mente subconsciente
a que acepte una idea tuya. Los intentos de esta índole están condenados al fracaso y
sólo se consigue con ellos el efecto contrario del que realmente se busca.
Recurriendo a tu fuerza de voluntad, lo que haces es grabar aún más en tu mente
subconsciente la situación que estás tratando de superar. Por ejemplo, si un fumador
(o una fumadora) para dejar este nocivo hábito decide utilizar su fuerza de voluntad,
en los momentos en que las
ganas de fumar le tienten a encender un cigarrillo, repetirá una y otra vez «no
fumaré», «no fumaré», «no fumaré»... Pues bien, con esta letanía sólo consigue que
la mente se centre aún más en la acción de fumar. Si, en vez de esto, el firnador se
dedicara a rememorar y saborear las ventajas que conlleva el hecho de liberarse de
la dependencia del tabaco —menos gastos, mejores perspectivas de salud, ausencia
de olores, etcétera—, la mente subconsciente respondería en consecuencia.
Si reemplazas en tu mente consciente los pensamientos negativos por positivos,
éstos se filtrarán y descenderán al subconsciente.
NUNCA TE CONSIDERES UN FRACASADO

Son tus propias estimaciones, esquemas y creencias los que de verdad tienen
trascendencia en tu vida, no lo que puedan pensar de ti otras personas. Si alguien te
dice que «eres un fracasado y que nunca llegarás a ser algo», ¿qué es lo que debes
hacer? Algo muy sencillo, decirte a ti mismo que «lo que digan los demás es
irrelevante, que has nacido para ganar y que, por tanto, triunfarás». Remacha esta
autoafirmación diciéndote que «debes triunfar, que vas a conseguir el éxito de una
manera única y notable».
Cada vez que una persona te diga que vas a fracasar, es una ocasión que tienes
para reforzar tu fe en el poder de tu mente subconsciente, la cual nunca falla. En
otras palabras: no culpes a los demás de tus fracasos. No le eches tampoco la culpa a
situaciones coyunturales difíciles. Las personas de éxito tratan por todos los medios
superar cualquier situación, por muy adversa que ésta sea. Lo más seguro es que
tengas algún que otro fracaso, pero esto no quiere decir que tú seas un fracasado.
Tienes dentro de ti la suficiente fuerza creadora como para darle la vuelta al fracaso
y convertirlo en éxito. Piensa que las personas que estén a tu alrededor no pueden
influir en ti. A menos que tú lo consientas, estas personas no cuentan con el poder de
manipularte.
Con cada uno de tus éxitos, crecerá en tu interior la autoestima. Es más, tu
autoestima crecerá incluso aunque de vez en cuando tengas un fracaso; para lograr
esto, sólo tienes que pensar en que el poder está todavía contigo, que crees en él y
que siempre responderá a tus requerimientos.
Eres lo que crees que eres. Te crearás a ti mismo con la imagen que tienes de ti en
tu propia mente. Tu autoestima y tu autoconfianza son tan sólo la proyección de tu
misma imagen. Si consigues formar una imagen tuya fuerte y positiva, llegarás a ser
una persona más feliz y con más posibilidades de éxito. Serás una persona capaz de
superar cualquier obstáculo —por muy importante que sea— que encuentres en tu
camino, así como alcanzar las metas que tú mismo te fijes.
Para hacer realidad lo anterior, el principal requisito es creer en ti mismo, en lo
que haces y en tu destino supremo. La seguridad o la confianza en uno mismo
adquiere su mayor expresión cuando va acompañada por el convencimiento de que
nuestro yo real es un regalo de Dios, y que con Dios todas las cosas son posibles.
Adquiere una nueva mentalidad ahora mismo; no pierdas ni un segundo. Esta
nueva mentalidad estará basada en la idea de que uno puede poseer lo que desee;
que las cosas suceden tal como uno cree. Practica la vieja máxima que dice:
«Asegúrate primero que estás en lo cierto, y luego sigue adelante.» No permitas que
nada te cambie ni ponga en peligro tus convicciones. Haz esto parte integrante de tu
mentalidad. Ten la seguridad que con esta clase de creencia no se te puede escapar el
éxito y que siempre darás pasos hacia delante en la vida.
ESCRIBE UN GUIÓN POSITIVO PARA TU VIDA

Los psicólogos nos dicen que cada uno de nosotros escribimos un «guión» para
nuestra propia vida. Este guión puede ser optimista o pesimista, que nos haga felices
o desgraciados, que refleje autoestima y actitudes positivas o que presente una vida
dominada por el negativismo, incluso por el odio a uno mismo. Los hombres y las
mujeres que cosechan fracasos en los primeros tramos de sus carreras son proclives
a perder su autoestima y su confianza en sí mismos. Estos fallos tempraneros
afectan a sus psiques y, por tanto, no es raro que subconscientemente escriban para
sí mismos unos guiones en los que el fracaso sea el leitmotiv y ellos los
protagonistas; y lo seguirán siendo a menos que renueven su fe en ellos mismos.
Si has escrito un guión típico de un fracasado, este guión dominará tus
pensamientos y tus acciones. Siempre te considerarás a ti mismo un perdedor y todo
apunta que lo terminarás siendo. A menos que vuelvas a escribir el guión, estarás
abocado a tener toda una vida jalonada de fracasos e infelicidades.
La mayoría de los hombres y de las mujeres de éxito no nacieron con el éxito
implantado en sus genes. Las biografías de muchas de estas personas eminentes nos
hablan de que antes de alcanzar sus metas, tuvieron que luchar contra la pobreza, la
depresión y lo que parecían ser obstáculos insalvables.
Para llegar hasta donde llegaron, tuvieron que reescribir su propio guión mental y
cambiar su imagen de negativa a positiva. Luego, por su determinación, dedicación
y trabajo, comenzaron a disfrutar del éxito que habían plasmado en su guión.
Nadie partió desde tan bajo como lo hizo Frederick Douglass. Nació con la
consideración de esclavo en una plantación de algodón. Si nos atenemos a las
oportunidades de perfeccionamiento y mejora personales con las que pudo contar,
tenemos que decir que estaba en una situación tan desasistida y hostil como
cualquier otra persona de su condición, lugar y época. Supongamos que cuando
pudo darse perfecta cuenta de su falta de libertad y de las negras perspectivas que
tenía delante de él, se dijese a sí mismo: «Estoy aquí bajo la condición de esclavo.
Por muy ambicioso que sea y por muy ansioso que esté por salir de este ambiente,
nunca podré lograrlo porque nací en esclavitud. Mis padres son esclavos y mis
abuelos fueron también esclavos. No tengo la más mínima posibilidad de conseguir
la educación necesaria para iniciar otra vida fuera de esta plantación.»
Pues bien, si él se hubiese hecho este razonamiento, ¿crees que hubiéramos oído
hablar de Frederick Douglass. Por supuesto que no. Al igual que lo hicieron
millones de sus semejantes, hubiera vivido y muerto como esclavo. Pero en su caso,
él no pensó que no podía hacerse nada, sino que pensó todo lo contrario y tomó la
firme determinación de salir de su condición de esclavo.
Redactó un guión para sí mismo en el que recurría a ese misterioso poder que, en
estado de latencia, se encuentra en nuestro interior y que siempre acude a nuestra
llamada. Por lo visto, este poder le sirvió para allanar cualquier obstáculo,
aparentemente insuperable, que se interpusiera entre él y su libertad y educación.
Carteles pegados a las paredes, papeles impresos de la basura y un viejo almanaque
que se encontró en la plantación le sirvieron para aprender las letras y las palabras.
Nunca tuvo un verdadero libro en sus manos antes de aprender a leer.
Con medios tan escasos y en un entorno tan poco propicio, este muchacho
esclavo se las ingenió, primero, para que lo manumitieran, y luego para adquirir un
nivel de educación adecuado. Se ganó una buena reputación internacional como
adalid de una raza esclavizada; actividad ésta a la que dedicó toda su vida. Su figura
no pasó inadvertida al presidente de Estados Unidos, quien le nombró embajador en
Haití.
Tú también puedes reescribir ese guión que te mantiene empantanado en los
estratos más bajos de la vida. Una tarea así requiere dedicación y un esfuerzo
continuo; pero si quieres salir de verdad del agujero en que te encuentras, no tendrás
más remedio que emprenderla.
Los siguientes consejos facilitarán esta tarea:

Ámate a ti mismo. Como no lo hagas tú, no esperes que los demás te amen y
te respeten.
Confía en ti. No te sientas inseguro si tienes que tomar decisiones que afectan
a tu vida. Si te fijas unos objetivos y tienes el convencimiento de que lograrás
alcanzarlos, no debes tener miedo de tomar unas decisiones que, en todo caso,
te ayudarán a conseguir tu propósito.
Quédate con lo positivo. Lo más seguro es que a lo largo del proceso tengas
algunos reveses. En este supuesto, lo más apropiado es no darles demasiada
importancia. Fíjate sobre todo en tus logros diarios y, con ello, le darás aún
más consistencia a tu guión de éxitos. La autoestima es perecedera y, por
consiguiente, debe ser constantemente nutrida y reforzada. Su alimento son
las palabras, las acciones, las actitudes y la experiencia, y sobre todo tu
determinación personal de mantenerla alta e intacta.
Exígete mucho. Cuando consigas un éxito, por muy pequeño que éste sea,
felicítate a ti mismo; ahora bien, procura no caer en la autocomplacencia.
Utiliza los pequeños logros como incentivo para conseguir otros más grandes.
Repítete una y otra vez el mantra que hizo famoso el psicólogo y farmacólogo
francés Émile Coué: «Día tras día, en todos los aspectos, me va mejor y
mejor.»
ARÉNGATE A TI MISMO

Hay veces en que necesitamos alentar a nuestra autoestima y, para ello, debemos
actuar como lo haría el preparador (o la preparadora) de un equipo deportivo.
Cuando el equipo flaquea, ahí está su preparador para enardecer los ánimos, y uno
de los métodos más efectivos es dirigirse a sus componentes y soltarles algo
parecido a una arenga. Con bien escogidas palabras, el preparador les imbuye
entusiasmo, confianza en sí mismos y no sólo el deseo de ganar, sino también el
compromiso de no escatimar ningún esfuerzo para lograr la victoria.
En el plano personal, también necesitamos una arenga de vez en cuando. La
necesitamos en el instante en que decae nuestra alegría de vivir, cuando estamos
deprimidos y cuando hemos tenido un fracaso. Asimismo, necesitamos que alguien
nos aliente cuando perdemos confianza o dejamos de creer en nosotros mismos.
Pero en estas circunstancias, ¿dónde está el preparador?
En estos casos, no nos queda otro remedio que ser nuestro propio preparador. Para
cambiar el guión en tu mente, date una arenga. Convéncete a ti mismo de que eres
bueno, de que eres un ganador y de que, puesto que has tenido éxitos en el pasado,
no hay razón alguna para que no los tengas ahora. Una arenga personal de este tipo
planta en tu mente subconsciente semillas de autoestima; y si se repite una y otra
vez, terminará por filtrarse hasta tu mente subconsciente para convertirse en las
raíces de tu conducta.
La autoestima nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida. En los años
juveniles nos empuja hacia delante, nos sostiene cuando llegamos a la mediana edad
y nos renueva durante los años postreros de nuestra vida.
Adquiere la sana costumbre de borrar en tu guión personal las palabras negativas
y sustituirlas por otras positivas. En vez de palabras de desesperación, siembra
palabras de esperanza; en vez de palabras que den la noción de fracaso, utiliza
palabras que den la noción de éxito; en vez de palabras de derrota, piensa en
palabras de victoria; en vez de palabras de consternación, añade palabras de aliento;
en vez de palabras de apatía, usa palabras de entusiasmo; en vez de palabras de odio,
pronuncia palabras de amor. Si reemplazas todas las palabras negativas por otras de
signo contrario, puedes estar tan seguro, como que el día sigue a la noche, de que la
autoestima y la confianza en ti mismo impregnarán tu vida.
AFRONTA Y DERRIBA LOS OBSTÁCULOS

La confianza en uno mismo puede tambalearse cuando surgen algunas


adversidades. Hay momentos en que vemos que los planes no se están desarrollando
como deberían hacerlo, que de buenas a primeras aparecen nuevos obstáculos o que
todo parece que se va a derrumbar de un momento a otro. Éstos son los momentos
en los que tienes que renovar la fe en ti mismo. Éstos son los momentos en los que
tienes que echar mano a todas las reservas que Dios te ha dado a fin de plantarle cara
a los problemas y neutralizarlos. Seguro que vencerás, y este éxito te servirá para
mejorar tu autoestima.
Los buenos ejecutivos normalmente creen que cuanto más sólido y grande sea el
obstáculo, más confianza en sí mismo requiere su superación y más valiosa es la
experiencia. En los comienzos de su carrera, A. G. Lafley, quien con el tiempo
llegaría a ser consejero delegado de Procter & Gamble, estando a cargo de las
operaciones de su compañía en Asia, tuvo que afrontar los desastrosos efectos
económicos de un pavoroso terremoto que tuvo su epicentro en Japón. A raíz de
esto, Lafley declaró que pudo hacer que su compañía sorteara con éxito estos
formidables obstáculos porque nunca perdió la confianza en sí mismo y porque tuvo
en cuenta que uno aprende diez veces más en una crisis que en épocas normales.
Un caso muy parecido fue el de Jeff Immelt, en la actualidad consejero delegado
de General Electric (GE), quien pasó bastantes apuros con motivo de una crisis. En
1988, año en que se descubrió que millones de refrigeradores tenían instalados unos
compresores defectuosos, Jack Welch, a la sazón consejero delegado de la
compañía, le asignó la misión de arreglar la situación aun cuando Immelt carecía de
experiencia en lo concerniente a refrigeradores y reclamaciones. Este último
comenta que él no sería ahora consejero delegado si no hubiese tenido confianza en
su habilidad para salir airoso de esa «misión imposible», considerada por muchos
como un obstáculo insalvable.
Otro ejemplo de superación de un serio obstáculo lo tenemos en John Chambers,
consejero delegado de Cisco y considerado en el mundo de los negocios como uno
de los oradores más elocuentes y electrizantes. Memoriza tanto el texto de sus
conferencias, que da la impresión de que las está improvisando. Otro rasgo
característico suyo es el no tener reparos en bajar del estrado cuando tiene que
dirigirse a alguien de una forma personal y directa. Procura siempre mirar al público
a los ojos. Es un mago de la palabra, cuyas conferencias son adjetivadas por la
prensa especializada como «asombrosas».
Cuesta trabajo creer que este hombre, modelo de elocuencia, tuviese que superar
grandes obstáculos con el fin de acaparar la presencia de ánimo necesaria para
aparecer delante de una audiencia y hablar.
¿Qué fue lo que le confirió esta confianza en sí mismo? Ni más ni menos que la
fuerza de carácter que adquirió al tener que superar una dislexia. Para poder
dirigirse con efectividad al público, Chambers se vio obligado a observar unas
pautas de trabajo casi espartanas y, en vez de lamentarse por ello, aprovechó el
desafío para su transformación personal. Suele decir que la dislexia le obligó a ver el
cuadro en su conjunto en vez de detenerse en sus detalles. Esto le ayuda una
enormidad en sus charlas, ya que a las audiencias, por regla general, les aburren los
detalles. Su dislexia también le obligó a aprenderse de memoria extensos pasajes de
sus conferencias, así como a prepararlas con más cuidado y celo que el común de las
personas; esto le da a sus exposiciones públicas un raro toque de proximidad y
frescura.
A su método de exponer —con arte y vivacidad— un material memorizado, se le
puede tachar de todo menos de monótono y mecánico; y, por supuesto, no se
asemeja en nada a la simple acción de leer el texto en un papel. Justo es decir que
John Chambers no es sólo una persona que superó una nociva deficiencia infantil,
sino que además no permitió que esta deficiencia pusiese límites a su desarrollo
vital. Para superar su dislexia, y para desarrollar su confianza en sí mismo, hizo toda
clase de sacrificios; algo que le ha convertido en un destacado hombre de empresa
que habla con claridad y convicción sobre los sueños de las personas, del valor de
sus productos y de ese «cuadro completo» que todos queremos ver.
DEJA DE CASTIGARTE A TI MISMO

Todo lo que aceptes sin reserva en tu mente, lo obtendrás en tu experiencia vital;


y será así, cualesquiera que sean las condiciones, las circunstancias o los poderes
que estén presentes en el momento. Repite con convicción las siguientes verdades:
«el ascenso será mío», «el éxito será mío», «la acción correcta será mía», «la riqueza
será mía». Al hacer esto, estas verdades se depositarán en tu mente subconsciente —
también llamada mediadora creativa— y en tu vida sucederán grandes maravillas.
Una secretaria de un bufete de abogados se quejaba así a su pastor: «Nunca me
dejan tranquila. Mi jefe y mis compañeros de oficina son perversos y crueles
conmigo. Y por si esto fuera poco, mis parientes me han tratado mal durante toda mi
vida. Debe ser que llevo a cuestas alguna maldición. Sé que no soy buena. A veces
me entran ganas de tirarme al lago.»
El pastor intentó explicarle que, pensando así, ejercía una crueldad mental contra
ella misma, y que la autoflagelación y la pena trascienden y tienen su confirmación
en la dimensión externa de la sociedad. Si eres duro contigo mismo, no esperes que
los demás te traten bien y con conmiseración cuando te toque lidiar en el ruedo de la
vida. Si crees que eres un vil gusano, todo el mundo tratará de aplastarte. Lo que el
buen pastor intentaba decirle a su feligresa era que las actitudes y las acciones de los
que la rodeaban estaban en consonancia y corroboraban el estado interno de su
mente.
Desde ese instante nuestra secretaria dejó de castigarse a sí misma. Procuró
evocar la visión de su jefe felicitándola por su eficiencia en el trabajo. También se lo
imaginó anunciándole que había decidido aumentarle el sueldo. La chica daba
constantemente muestras de cariño y buena voluntad tanto a su jefe como a todos
sus compañeros. Después de estar muchas veces al día durante varias semanas
comportándose de acuerdo con las imágenes mentales que se formaba, se quedó
totalmente perpleja cuando su jefe la felicitó por su trabajo; y todavía más cuando,
algunos meses más tarde, la ascendió a un puesto directivo. En un corto espacio de
tiempo, pudo comprobar las maravillas que encierra la mente profunda. Sin duda
alguna, encontró la llave que abría la cámara del tesoro.
NO DIGAS QUE «NO PUEDES», DI QUE «SÍ PUEDES»

Norman Cousins, editor de la revista literaria mensual The Atlantic Monthly y


autor de Anatomy of an Illness* y Human Options, es un ejemplo viviente de cómo
la mente subconsciente nos pone en disposición de dar rienda suelta en nuestro
interior a recursos que, a pesar de pertenecemos, están aún sin aprovechar.
Cousins se vio atacado por una enfermedad que casi le paralizó el cuello, los
brazos, las manos, los dedos y las piernas. Hospitalizado enseguida, se le
diagnosticó una grave enfermedad que tenía que ver con los tejidos conjuntivos. El
doctor le informó que sus probabilidades de recuperación era una entre quinientas.
En principio, Cousins permitió que tanto los médicos como el hospital hicieran
con él «lo que estaba mandado hacer». Le administraron fármacos, le hicieron
pruebas que confirmaron el diagnóstico y pronosticaron una evolución bastante
inquietante.
Pero, a pesar de todo, Cousins se negó a aceptar su sino. Estaba enteramente
convencido de que la risa, la confianza en sí mismo y el deseo de vivir tenían
valores terapéuticos.
Sin demora alguna, preparó un plan que, en esencia, buscaba sentimientos
positivos y reconfortantes. Además de en recursos médicos, su plan estaba basado
en el apoyo y en el calor humanos, en la risa y en el cariño de su familia. Solicitó
que los médicos del hospital le diesen de alta, escogió una habitación en un hotel y
contrató a una enfermera; después de esto, se dedicó a ver películas de humor y
programas de televisión. Comprobó que diez minutos de risa sana y auténtica le
atenuaba el dolor y le proporcionaba dos o tres horas de un sueño reparador; las
primeras que pudo tener después de muchos meses.
Semana tras semana, Norman Cousins fue ganando en fortaleza; año tras año, su
movilidad mejoró de manera patente.
Creía firmemente que su experiencia personal era la prueba del poder de la
voluntad de vivir y del poder de la confianza en sí mismo, ya que, para él, ambos
poderes se habían aliado para desatar y liberar las enormes fuerzas que tenemos
dentro de nuestra naturaleza corporal. Cousins tuvo una existencia activa y
productiva durante más de dieciséis años.
SÁCALE PROVECHO A TUS PUNTOS FUERTES

La confianza se encuentra siempre en la raíz de cualquier logro. La convicción de


que podemos hacer una cosa, posee un tremendo poder. Las personas que tienen fe
en sí mismas están libres de muchas grandes dudas y temores sobre el fundamento
de sus acciones, sobre sus propias capacidades y sobre lo que le deparará el futuro.
Como le pasa a la mayoría de los mortales, aunque hasta estos momentos no
hayas tenido en tu vida un éxito sonado, lo más probable es que seas realmente
bueno en algunas de las cosas que haces. Puede que no seas el empleado más
eficiente de tu departamento, pero a lo mejor tienes unas facultades especiales para
determinados aspectos del trabajo que te harían ganar el respeto de los que te
rodean. Puede darse el caso de que no seas tan buen atleta como tus compañeros de
clase, pero esto no es óbice para que hagas un trabajo excelente en la clase de arte.
Quizá no ganes tanto dinero como tus vecinos, pero eres capaz de arreglar cualquier
chisme que se averíe en tu casa. y en la de ellos.
Es lógico y humano que te preocupen tus deficiencias. A veces estas deficiencias
sirven de acicate a ciertas personas para empeñarse a desterrarlas de su vida, pero en
otras lo que hacen es que se sientan inferiores. En vez de hacerte mala sangre
pensando en lo que no haces bien, resérvales un lugar privilegiado en tu mente a las
cosas que haces realmente bien. De este modo, tanto tu autoestima como tu
confianza en ti mismo se dispararán hacia arriba y te catapultarán hacia el éxito en
todos tus proyectos.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES

Si piensas que no sirves para nada y te pintas a ti mismo como un fracasado, lo


más seguro es que logres muy pocas cosas meritorias en la vida. Piensa en el
triunfo. Cree a pie juntillas que eres la personalización del éxito.

Hazte a la idea, desde este preciso instante, que puedes hacer lo que te
propongas hacer y que puedes llegar a ser lo que buenamente quieras llegar a
ser. Piensa, asimismo, que puedes tener lo que desees tener y que lo que
creas se materializará en ti.
Como no te quieras y no te respetes a ti mismo, no podrás ni siquiera
comenzar a dibujar una imagen propia de éxito. No hay razón alguna para que
presentes perpetuamente una imagen propia negativa. Debes crearte una
imagen positiva si quieres llegar a ser una persona de éxito.
Cuando pienses sobre ti mismo no lo hagas de forma descalificadora,
escatimadora o derrotista; tampoco te califiques de débil, ineficiente o
enfermo. Piensa que eres perfecto, completo y entero.
En tu recorrido por el camino de la vida encontrarás, sin duda alguna,
obstáculos que te cerrarán el paso. Nunca pierdas la confianza en ti mismo.
El camino que conduce al éxito no suele ser fácil. Programa a tu mente
subconsciente de forma que esté en todo momento dispuesta y sea capaz de
acometer y derribar cualquier barrera que te impida alcanzar tus metas.
*
Hay traducción castellana: Anatomía de una enfermedad o la voluntad de vivir, Editorial Kairós, S. A,
Barcelona, 1993.

3
Piensa de manera más positiva

La ley de la vida es la ley de la creencia. Una creencia es un


pensamiento en tu mente. No creas en cosas que te dañen o te hieran.
Cree en el poder de tu subconsciente para sanar, motivar, fortalecer y
hacerte prosperar. Según lo creas, así te sucederá.

Las personas que tienen una forma de pensar negativa nunca llegan a lograr algo.
Excepto deterioro, destrucción y muerte, no hay vida en una persona negativa. La
negatividad es la gran enemiga del éxito. La gente que siempre está echando todo
por tierra, que siempre se está quejando de lo mal que le van los negocios y demás
cosas, de su mala salud y de su falta de dinero, es la gente que atrae sobre ella
influencias destructivas y negativas, y la que hace que todos sus esfuerzos resulten
fallidos.
Los pensamientos constructivos abandonan a todo aquel que caiga en el
derrotismo y tienda a utilizar un lenguaje pesimista; y ello porque no se le ocurre
nada que tenga la más mínima afinidad con un positivismo existencial, ni nada
tampoco que lo inicie o fomente. Los principios creativos no pueden subsistir en
medio de una atmósfera destructiva; en una atmósfera en la que no puede tener lugar
ni un solo logro. Las personas con talante negativo andan siempre de capa caída y
son las que, con harta frecuencia, experimentan la amargura del fracaso. Son seres
que pierden el poder de afirmación; pérdida que los desconcierta y les impide seguir
adelante.
LA NEGATIVIDAD SE APODERARÁ DE TU PODER

Si te entregas a ellos, los pensamientos negativos paralizarán tus aspiraciones.


Echarán a perder tu existencia. Aniquilarán tu confianza en ti mismo y te harán
víctima de tus propias vivencias en vez de ser tú quien lleves las riendas de ellas. El
poder de realizar o lograr cosas tiene mucho que ver con la fe y la confianza que
tengamos en nosotros mismos. Sea lo que fuere lo que intentes llevar a cabo, no lo
conseguirás hasta que no estés plenamente convencido de que puedes hacerlo.
Nunca dominarás algo hasta que no te sientas dominador y realices, primero, toda la
acción de dominar en tu propia mente. Toda acción debe ser pensada o nunca será
forjada. Para que cualquier acción se materialice en el plano real, debe haber sido
antes llevada a cabo en la mente de la persona ejecutora.
Por desgracia, hay mucha gente que permite que los pensamientos de temor y de
fracaso le amarguen la vida. Esto da lugar a que estas personas se conformen con
trabajos comunes y de escaso porvenir; trabajos que conllevan unos ingresos para ir
sólo tirando, un estilo de vida caracterizado por la mediocridad y un mínimo de
satisfacción profesional. A veces se da la triste circunstancia de que a estos
empleados les surgen ideas constructivas e innovadoras y, por miedo, no las dan a
conocer. «Qué gano con exponer mi idea —piensan— si no la van a aceptar.»
Los hombres y las mujeres que tienen inquietudes y actitudes positivas no se
contentan con formar parte del «montón». Al sustituir el miedo por la confianza en
sí mismas, las carreras profesionales de estas personas suelen ser ascendentes.
SÉ POSITIVO EN TUS RELACIONES CON LOS DEMÁS

Cuando tengas un pensamiento maligno, insano o letal hacia otra persona, ten la
suficiente entereza para gritarte: «¡Alto! ¡Marcha atrás!» Ponte de cara al sol y hazte
la reflexión de que si no puedes hacer nada bueno en esta vida, ¿qué vas a hacer
entonces? ¿Sembrar por doquier semillas de violencia, malicia y odio?
Por supuesto que no. Tanto en tu trabajo como en cualquier otra faceta de tu vida,
procura relacionarte con los demás de forma amable, caritativa, cariñosa y
magnánima. Comportándote así, no humillarás ni obstaculizarás a tu prójimo, sino
que, en vez de rencores y sombras, esparcirás por el mundo sonrisas y luces; ayuda y
ánimo en vez de desaliento.
Cuando Marisa L. se cambió de empresa y empezó a trabajar en su nuevo
empleo, se percató de que era la única afroamericana de su departamento. Trató de
hacer amistades entre sus compañeros, pero fue sistemáticamente rechazada. No
sólo hacían como si no existiera, sino que además se esforzaban por hacerle la vida
imposible.
El primer impulso de Marisa fue denunciar al departamento de recursos humanos
una situación que, a todas luces, era un claro quebrantamiento de la igualdad de
oportunidades en el trabajo; sin embargo, lo pensó mejor, y finalmente decidió
manejar el asunto ella misma. En vez de adoptar una postura defensiva y de
enfrentarse abiertamente con sus compañeros, eligió la vía del diálogo cordial y
positivo. Sustituyó su resentimiento por una actitud comprensiva acerca del
comportamiento de sus compañeros y les invitó a que pusieran de su parte la mejor
voluntad para cambiarlo. Se enteró de lo que hacía cada uno e hizo todo lo posible
para compartir con ellos los conocimientos especializados que ella tenía y por los
cuales fue contratada.
No tuvo que pasar mucho tiempo para que Marisa contara, primero, con el respeto
de sus colegas, y luego, al cabo de cierto tiempo, con su amistad. Consiguió que
fuese aceptada como «una más de la camarilla».
PROCURA ADOPTAR UNA ACTITUD OPTIMISTA

No hay una costumbre tan reconfortante como mirar siempre el lado bueno de las
situaciones. Pensemos en que las cosas se van a solucionar y que no van a ir a peor;
que vamos a triunfar y no a fracasar, y que, suceda lo que suceda, seremos felices.
Para aumentar tu satisfacción laboral y establecer relaciones que te ayuden a
triunfar y a progresar profesionalmente, no te desprendas nunca de una actitud
optimista y expectante —la actitud que siempre busca y espera lo mejor, lo más alto,
lo más placentero—, y no te permitas, bajo ningún concepto, caer en el pesimismo y
el desaliento.
Cree de todo corazón que harás lo que estés llamado a hacer. Nunca, ni por un
solo instante, abrigues la menor duda sobre tu éxito. No le des cabida al fracaso en
tu mente, en el supuesto de que intentara colarse. Ábrela sólo para que entren
«pensamientos beneficiosos»; esto es, pensamientos que favorezcan la culminación
de los proyectos que te propones llevar a cabo. Rechaza cualquier «pensamiento
perjudicial», cualquier postura que propicie la apatía, cualquier cosa que, incluso de
manera indirecta, pudiese inducir al fracaso o a la infelicidad.
Arianna Huffington, prominente personalidad televisiva y co-fundadora del
periódico digital Huf inton Post, pasó su infancia en Grecia. Siendo todavía una
colegiala, vio en una revista una foto de la Universidad de Cambridge, lo que la
movió a comunicarle a su familia y a sus amigos que deseaba estudiar en ése centro.
Todo el mundo, y sobre todo su padre, le dijo que una idea como ésa era
francamente descabellada y que, por consiguiente, debía descartarla de plano. A
pesar de esto, para tener una impresión más realista de cómo sería la estancia de
Arianna en dicha universidad, su madre compró dos billetes de avión de bajo coste
para visitar, acompañada de su decidida hija, la ciudad de Cambridge. Durante los
días que permanecieron allí no se entrevistaron con miembro alguno de la
institución universitaria; se limitaron a pasear bajo la lluvia y a comportarse como si
ya Arianna residiera en la localidad.
Tres años más tarde, Arianna obtuvo una beca y fue admitida en la Universidad
de Cambridge. Le agrada decir que su madre le inculcó el afán de probar cosas
nuevas y que, desde muy pequeña, sabía que una actitud positiva podía derribar
cualquier obstáculo. Durante el transcurso de los siguientes años, el talante positivo
de Arianna le permitió cosechar éxitos en política, televisión y, últimamente, en el
campo del periodismo digital.
Independientemente de lo que pretendas hacer o ser, aborda siempre la pretensión
con una actitud que se caracterice por la ilusión, la esperanza y el optimismo. Te
asombrará el hecho de comprobar lo mucho que se han acrecentado y perfeccionado
todas tus facultades, así como la mejora que, en general, tú mismo has
experimentado.
Dos hermanos se asociaron para montar juntos un negocio. Durante varios años el
negocio les fue bastante bien, pero empezaron a especular en los mercados de
futuros y productos básicos y terminaron perdiendo absolutamente todo, incluso sus
empresas y sus ahorros. Como debían la cifra de cincuenta mil dólares y no podían
pagarla, no tuvieron más remedio que declararse en quiebra.
Uno de los hermanos, poseedor de un carácter emprendedor y positivo, se hizo
esta reflexión: «Aunque no me queda nada de lo que tenía, me meteré de nuevo en
negocios y recuperaré lo que he perdido. He aprendido una buena lección, que
terminará rindiéndome buenos dividendos. Tengo fe y confianza en que saldré del
atolladero en que me encuentro; además, facultades para conseguirlo no me faltan.
Tengo mucho que ofrecer y seré de nuevo un hombre al que el éxito le sonría.»
Entró a trabajar en una agencia de valores y, puesto que tenía un buen número de
amistades, no le fue difícil conseguirle a su empleador nuevos clientes.
Su hermano, sin embargo, se sentía humillado y desgraciado por haberlo perdido
todo. A todo aquel con quien se encontraba le contaba lo de sus pérdidas y repetía
hasta la saciedad el consabido estribillo de que la culpa de todo la había tenido su
agente de bolsa; creía que así justificaba una situación que sólo era producto de sus
propias decisiones y errores. Sus amigos comenzaron a darle de lado y su salud se
vio gravemente quebrantada por su desmoralización y abatimiento. Rehusó todo tipo
de ayuda psíquica e ingresó en las filas de los ciudadanos beneficiarios de la
asistencia pública.
Tenemos, pues, a dos hermanos que sufrieron la misma pérdida. Uno encajó bien
el revés y reaccionó de manera apropiada, mientras que el otro se creyó hundido
para siempre y no hizo nada para salir adelante. Esto nos da pie a pensar que lo que
en realidad importa no es lo que nos suceda personalmente, sino cómo nos tomemos
lo que nos ha ocurrido; es decir, cómo reaccionamos ante la adversidad. Uno de los
hermanos, según hemos visto, solucionó su problema de la manera más ventajosa,
para sus intereses particulares, utilizando sabiamente su conocimiento y sus
facultades para forjarse de nuevo una vida mejor. Descubrió que el éxito y la riqueza
se alojaban en su propia mente.
SUSTITUYE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS POR PENSAMIENTOS POSITIVOS

Si cohabitas con pensamientos negativos, el flujo de tu Fuerza Vital se ve


retenido en tu mente subconsciente como sucede cuando alguien pisa una manguera
de jardín y no deja correr el agua. Cuando esto sucede, los sentimientos negativos
agazapados en tu subconsciente salen de su escondite para manifestarse bajo la
forma de cualquier enfermedad, ya sea ésta física o mental.
Arroja fuera de ti todo lo que sea negativismo, mala voluntad, crítica aviesa y
autocondena, y una vez hecho esto llena tu mente con pensamientos constructivos
de armonía, salud, paz, alegría y buena voluntad; verás cómo se transforma tu vida.
Si piensas de forma constructiva tomando como base los principios universales,
podrás cambiar todas los aspectos negativos de tu mente y, seguidamente, llevar una
vida llena de atractivos.
Para poder transitar por el camino real que te llevará a todo tipo de riquezas —
espiritual, mental, material y monetaria—, no coloques nunca obstáculos o
impedimentos en los caminos de los demás, como tampoco sientas por ellos celos,
envidias o resentimientos. Ten en cuenta que tus pensamientos tienen propiedades
reproductoras y, por consiguiente, cualquier sentimiento que albergues con respecto
a los demás se reproducirá en tus propias vivencías.
En muchos lugares de trabajo, los empleados compiten entre sí con objeto de
ascender a puestos más altos e incrementar así su poder. Tanta es la ambición de
algunos, que no dudan en zancadillear a los otros aspirantes con tal de conseguir sus
propósitos.
A lo largo de los años, Barry G. ha desempeñado las tareas de su puesto de forma
más que ejemplar. Ha sido alabado por sus innovaciones y felicitado por la alta
calidad de su trabajo. Estaba previsto que su jefe se retirara a final de año y Barry
confiaba en que sería él la persona designada para ocupar su puesto. Así las cosas,
seis meses antes de que ocurriese lo previsto, fue transferido al departamento otro
empleado cuyo nombre era Carl R. Este empleado transferido, que había visto cómo
no había sido tenido en cuenta para ocupar una vacante de más categoría en su
departamento de origen, comenzó a hacer campaña para obtener un ascenso en su
nuevo departamento.
Pronto consideró a Barry como su principal rival en la ocupación de la vacante
que se produciría, por lo que aprovechaba cualquier oportunidad para rebajar su
prestigio y, al mismo tiempo, aumentar sus propias posibilidades. En las reuniones
procuraba ponerle un sinfín de pegas a cualquier propuesta que hiciera Barry. Hacía
lo indecible para derivar la atención del jefe hacia lo que él hacía y, siempre que
podía, ponía todo su interés en hacer más difícil el trabajo de Barry. En el pecho de
éste bullían el resentimiento y la indignación. Había trabajado duro durante varios
años para obtener el ascenso, y ahora Carl estaba poniendo todo de su parte para
quitarle de en medio. Después de pensarlo mucho y de consultarlo con su pastor y
con sus amigos más íntimos, Barry empezó a darse cuenta de que no podía vencer
en su propio terreno a un intrigante de la talla de Carl. Esto hizo que optara por una
estrategia diferente.
Se atendría a sus propios méritos y facultades y dejaría de preocuparse por las
estratagemas de Carl. Se hizo esta reflexión: «Carl es un trabajador competente. Su
aspiración es lógica y tiene muchas cualidades valiosas para nuestro departamento.
Yo, por mi parte, soy tan competente como él y lo he demostrado una y otra vez.
Continuaré concentrándome en mi trabajo y en el logro de mis objetivos. Nada que
mi rival haga o diga puede influir en mi forma de trabajar ni modificar el concepto
que tengo de mí mismo.»
Tras esta reflexión, Barry continuó haciendo un trabajo excelente y cuando llegó
el momento de ocupar la vacante dejada por la jubilación de su jefe, él fue el
elegido. A menos que tú se lo concedas, ninguna insinuación o comentario
descalificador proveniente de otra persona tiene poder suficiente para hacerte daño.
Las insinuaciones adversas tienen poder, pero no es el mismo Poder que te impele a
moverte y que poseen la armonía, la belleza, el cariño y la paz. Cuando los que te
rodean expresan negativismo o difunden comentarios adversos relativos a tu
persona, ten siempre presente que tienes la facultad de fundirte mentalmente con la
Inteligencia Infinita que hay dentro de ti y cuyos principios son el amor, la
generosidad y la armonía; ninguno de ellos, como ves, con el menor atisbo de
negativismo.
Nunca termines un comentario negativo, dale inmediatamente la vuelta y verás
cómo en tu vida sucederán cosas maravillosas. Si te has dejado dominar por el
miedo, la preocupación o por cualquier otra forma perjudicial de pensamiento, tu
mente subconsciente la aceptará como pedida por ti y procederá a incorporarla en tu
experiencia vital. Para no llegar a esta situación desastrosa, lo mejor es dedicar tus
pensamientos a la bondad, a la paz y al perdón. De este modo, tu mente
subconsciente, al ser reproductora, procederá igualmente a reproducir en tu vida los
atributos que, de modo tan reiterativo, has pensado o proclamado.
Cada vez que piensas o expresas pensamientos negativos, estás prolongando la
situación que está perturbando tu paz mental y abocando tus proyectos al fracaso; de
hecho, lo que haces es orar en tu contra. Haz que tu silencioso pensamiento interno
se corresponda con el objetivo que deseas conseguir. El fracaso es pensar
negativamente y es el producto de varias causas. Una de ellas, quizá la más
importante, sea la convicción de que el fracaso es inevitable.
Cada parte de tu ser expresa entonces estos pensamientos, lo que dará lugar a que
tu vida externa evidencie lo que tú conscientemente estás grabando en tu mente
subconsciente. De aquí que no debamos afirmar internamente algo que no queramos
experimentar externamente.
ES ESENCIAL TENER ASPIRACIONES

A muchas personas les iría bastante mejor en la vida si hubiese alguien


constantemente a su lado que las incitase a la acción, les diese energía, las
entusiasmara y las motivara; lo que pasa es que generalmente estas personas no
suelen sentir inclinación por hacerlo ellas mismas y, por tanto, permanecen sumidas
en su mediocridad. Para moverse, estas personas necesitan la fuerza impulsora de
los demás. Cuando alguien les da una buena reprimenda, aviva sus esperanzas o
regenera sus aspiraciones diciéndoles de lo que son capaces; se recargan como si de
una batería de automóvil se tratara. Tras esto, funcionan estupendamente unos días
hasta el punto de que nos hacen pensar que se han reactivado para siempre, que
mantendrán su entusiasmo por los siglos de los siglos;
pero no es así, de pronto se derrumban y vuelven a su estado anterior de desidia.
Pierden toda su energía y hay que proceder, una vez más, a recargarla. Estas
personas, al parecer, son absolutamente incapaces de moverse por sí mismas.
Adolecen de una acusada falta de iniciativa y dinamismo. Hay que moverlas como
se mueven las piezas sobre un tablero de ajedrez. Cuando son conscientes de que
están solas, de que no tienen a nadie en que apoyarse o les surta de fuerza motora,
entonces parece como si estuviesen desconcertadas, como si no supieran qué hacer.
Hay una buena cantidad de hombres y de mujeres que aspiran llegar a lo más alto,
pero carecen de una energía propulsora propia. Estas personas suelen esperar a que
algo suceda, a que alguien les facilite el acceso a un buen puesto, a que un amigo
influyente las ayude a conseguir un ascenso.
Es gente que aplica con maestría la ley del mínimo esfuerzo; que se desvive por
conseguir el éxito, pero que teme que el precio le resulte demasiado gravoso. Para
esta gente, la vida que exige el éxito es en extremo agotadora, ya que a su juicio hay
en ella abundantes dificultades, siendo la más importante mantenerse en la cima una
vez alcanzada. Esta gente va de un lado para otro con una idea indefinida metida en
la cabeza: la de que hay algo bueno para ella en este mundo que, más tarde o más
temprano, conseguirá por arte de birlibirloque y, por tanto, lo único que hay que
hacer es esperar con paciencia. Mientras eso tan bueno llega, no pone reparo alguno
a que otros la ayuden y la apoyen. Esta falta de seguridad en sí misma, esta
dependencia de elementos externos, dan al traste con cualquier progreso y logro.
Sam L. estaba frustrado. Le dijo a su consejero laboral que él nunca se hubiese
imaginado que tendría que buscar trabajo. «Siempre pensé que mi padre o mi tío me
darían empleo en uno de sus negocios. Incluso después de que estos negocios se
fuesen a pique, estaba convencido de que me contrataría uno de los muchos
contactos que mi familia tenía.»
A Sam nunca se le pasó por la cabeza hacer o conseguir algo por sí mismo. A lo
largo de su vida todo se lo habían dado hecho. Sin embargo ahora, a pesar de su
buena preparación académica, se encontraba por primera vez en una situación en la
que, aparte de él mismo, no tenía a nadie que le pudiese ayudar.
Sam no tenía otra alternativa que enfrentarse a la realidad. Tras varias semanas de
trabajo con su asesor laboral, llegó a conocer una serie de datos que podrían
ayudarle en su pretensión de conseguir un puesto de trabajo. En efecto, llegó a saber
cuáles eran sus puntos fuertes y débiles, cuáles trabajos le gustaban y cuáles le
disgustaban, las oportunidades de trabajo existentes en diversos sectores
económicos, la clase de formación adicional que necesitaba para obtener el tipo de
trabajo que le agradaba y, el dato más importante de todos, que si quería convertirse
en un ser humano bien integrado en la sociedad, tenía que convencerse plenamente
de la conveniencia de valerse por sus propios medios; esto es, de depender de él
mismo y no de los demás.
Por regla general, en la vida no se presentan muchas oportunidades que nos
saquen de la pobreza y del anonimato y nos meta de lleno en la riqueza, el honor y la
fama. Pocas veces tenemos ocasión de salvar a una persona rica que se esté
ahogando en la playa o que un millonario (o una millonaria) se enamore
perdidamente de nosotros. Ten siempre presente una simple verdad: siempre sacarás
a relucir tu carácter, tu estado de ánimo. Carácter equivale a destino. El carácter es
tu forma de pensar, sentir y creer. El carácter está constituido por los valores
espirituales que has entronizado en tu mente y por la integridad y la honestidad que
has establecido en ella. Estas cualidades pagan dividendos.
TÉCNICAS PARA CONTRARRESTAR EL PENSAMIENTO NEGATIVO

El método ideal para evitar estados emocionales perjudiciales o engorrosos es


practicar la llamada ley de sustitución; ley que consiste en reemplazar un
pensamiento negativo por otro positivo o constructivo. Cuando algún pensamiento
negativo invada tu mente, no trates de expulsarlo por la fuerza; en lugar de ello, dite
a ti mismo: «Mi fe está en todas las buenas cosas.» Verás como al conjuro de esta
frase desaparecen los pensamientos negativos de la misma forma que la luz disipa la
oscuridad.
Habrá veces en que te encontrarás con que tu mente ha vuelto a caer en sus
antiguos hábitos de agobiarse, de quejarse, de preocuparse y de tener en cuenta el
veredicto de los demás. Cuando estos pensamientos vuelvan a tu mente, da la
siguiente orden: «¡Alto ahí! Mis pensamientos constituyen el medio que utilizo para
alimentar mi subconsciente.» Tanto si es un asunto relacionado con el trabajo como
si es una cuestión personal, emite esta orden cientos de veces, o incluso miles, si
fuese necesario.
Hay mucha gente que cuando ocurre en su vida una catástrofe pierde toda
esperanza y adopta una actitud negativa generalizada. A otras personas, sin
embargo, una catástrofe les infunde, incluso bajo las condiciones más horripilantes,
una gran fortaleza de ánimo y un acusado espíritu de sacrificio. La hostería de Susan
y Sherman Goldstein, situada en Martha’s Vineyard (Massachusetts), fue destruida
por
el fuego en diciembre de 2001. Esta desgracia les dejó en tal situación que durante
un mes no pudieron ni hacerse la comida, por lo que tuvieron que ser alimentados y
hospedados por amigos y otros propietarios de negocios.
No permitieron que el desastre les amargara la vida. Antes que nada, reabrieron el
restaurante de la hostería con el fin de dar constancia de su presencia en la ciudad.
Durante el tiempo que duraron los trabajos de restauración, colocaron una
gigantesca pancarta en la destruida hostería en la que podía leerse: «Cuando la vida
te dé limones, haz limonada.» Los Goldstein aprovecharon el incendio para
transformar una modesta hostería, con habitaciones viejas y pequeñas, en una
instalación hotelera magnífica — rebautizada con el nombre de Mansion House—
que proporciona hospedaje y comida a una extensa clientela. Susan Goldstein dice
que el fuego, a pesar de su poder destructivo, ha servido para que pudiesen subir de
categoría en su actividad profesional. El pensamiento positivo de estas dos personas
les ha permitido superar su desgracia y comenzar de nuevo.
VlSUALIZACIÓN

Imagínate de qué modo te enfrentarás con los desafíos que se te presentan a


diario. Si, por ejemplo, vas a hacer la presentación de un producto, preparar un
informe para una reunión de dirección o dedicarte a cualquier otra actividad
productiva, hazte una composición mental de lo que vas a decir, cómo lo vas a decir
y qué es lo que harás para lograrlo. Ensaya mentalmente, una y otra vez, todo lo que
tengas pensado; así, lo que sea se introducirá fácilmente en tu subconsciente y
empapará cada neurona de tu cerebro. De esta manera, tú mismo te convencerás de
las muchas posibilidades que tienes para conseguir el éxito, ya que cuando estés
realmente presentando el producto, informando al consejo de dirección o realizando
esa actividad productiva, tu subconsciente se hará cargo de la situación con objeto
de que logres los resultados apetecidos.
GRACIAS A DIOS QUE ES LUNES

El acrónimo GDQV («gracias a Dios que es viernes»*) se considera que refleja la


actitud típica o el estado de ánimo de la mayoría de los trabajadores
estadounidenses. Esperamos con ansia que llegue el fin de semana por el respiro y el
descanso que estos dos días conllevan. Este deseo no tiene nada de censurable,
puesto que tenemos todo el derecho del mundo a disfrutar de nuestros días de
asueto. Sin embargo, no todo el mundo piensa igual;
la gente de éxito y ambiciosa no ven el momento en que llegue el lunes para
poder reanudar su trabajo.
Mucha gente habla de la «depresión de los lunes» y hay que decir que esta gente
se ha resignado ya a lo que le depare el «destino» y ha comenzado a bloquear sus
respectivas vidas. El lunes suele llegar con un cierto aire de resignación. El domingo
esta gente decreta conscientemente su futuro y su subconsciente responde en
consecuencia. Lo más seguro es que estas personas ni siquiera sepan que han estado
planeando con antelación y que, por tanto, han creado su «destino». Si tú reemplazas
esta resignación por pensamientos positivos acerca del trabajo que haces y piensas
en los retos y oportunidades que este trabajo conlleva, eliminarás de una vez para
siempre las mañanas depresivas de los lunes.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES

El pensamiento positivo comienza con el conocimiento del poder


del subconsciente.
Controla tu carrera profesional. No dejes que tu jefe, tus compañeros o
cualquier otra persona determinen el rumbo que ha de tomar tu trayectoria
laboral. No te olvides nunca de que posees la facultad de contrarrestar aquellas
influencias negativas que podrían obstaculizar la proyección ascendente de tu
carrera.
Para progresar sin contratiempos, no hay nada mejor que observar una actitud
optimista y esperanzadora —la actitud de quien siempre busca lo mejor, lo
más alto y lo más gratificante—, y no permitirte nunca caer en el pesimismo y
en el desaliento.
Nunca termines un comentario negativo, dale inmediatamente la vuelta y verás
cómo en tu vida sucederán cosas maravillosas. Tu mente subconsciente, al ser
reproductora, procederá igualmente a reproducir en tu vida los atributos que,
de modo tan reiterativo, has pensado o proclamado.
Imagínate de qué modo te enfrentarás con los desafíos que se te presentan a
diario. Si, por ejemplo, vas a hacer la presentación de un producto, preparar un
informe para una reunión de dirección o dedicarte a cualquier otra actividad
productiva, hazte una composición mental de lo que vas a decir, cómo lo vas a
decir y qué es lo que harás para lograrlo.
*
En inglés, TGIF («thank goodness it’s Friday»). [N. del T.]

4
Dominio de la ley de atracción

En nuestras relaciones, los humanos nos comportamos como imanes. Si


hacemos pasar un imán por encima de un montón heterogéneo de cosas,
el imán sólo extraerá de este montón aquellos materiales que posean unas
determinadas características físicas para ser atraídos por él; pues bien, lo
mismo sucede con los contactos humanos, que constantemente estamos
atrayendo hacia nosotros —-y, por tanto, estableciendo relaciones—
personas y cosas que tienen una cierta afinidad con nosotros, sobre todo
estética e ideológica.

¿Por qué algunas personas llaman fácilmente la atención, hacen amistades con
naturalidad y se ganan sin esfuerzo alguno la admiración del prójimo, mientras que
otras, por el contrario, mantienen a duras penas relaciones con los demás?
Cuando conocemos a ciertas personas, quedamos impresionados por su agradable
«personalidad». Algo que emana de estas personas nos mueve a depositar en ellas
nuestra confianza, a admirarlas y a sentirnos cómodos a su lado. Son personas que
dominan la ley de atracción. Es gente que llama la atención de sus jefes, de sus
clientes y de cualquier persona con que se relacione. Estos hombres y mujeres son
los que normalmente elegimos como mentores nuestros. Forman un grupo que sirve
de cantera a las empresas para contratar a sus directivos, y suele ser gente que sube
con suma facilidad la escalinata del éxito.
El psicólogo estadounidense William James define la personalidad como un
conjunto de patrones de conducta —característicos y de evolución personal— que
determina el funcionamiento diario de los niveles consciente e inconsciente. Se dice
que la personalidad representa el equilibrio entre los impulsos innatos y una
combinación de controles externos y conscientes.
Lo importante aquí es recordar que las características atractivas pueden cultivarse
y desarrollarse. Algunas de nuestras facetas son connaturales —la apariencia física,
la inteligencia básica y algún que otro talento—, si bien todos tenemos capacidad
para perfeccionar y desarrollar al máximo nuestras cualidades innatas con el fin de
conseguir ese tipo de personalidad que será la admiración de los demás. En
resumen, podemos aprender a utilizar la ley de atracción.
No es fácil convertirse en la persona que uno quiere ser; para empezar, hay que
tener como mínimo un ferviente deseo y una decidida disposición para potenciar lo
más posible nuestras facultades innatas. De ti depende observar de forma natural un
comportamiento sociable, alegre, optimista y positivo; o sea, una personalidad que
merezca la aprobación de las mujeres y de los hombres con que te relaciones.
LOS RASGOS DE PERSONALIDAD SE ADQUIEREN

William James sostiene que la personalidad es la suma total de todos los rasgos
del individuo. Esto incluye, además de los poderes del cuerpo y de la psique de la
persona, sus vestidos, su casa, su esposa e hijos, sus ancestros y amigos, su
reputación y su actividad profesional, sus posesiones y su cuenta bancaria. Todas
estas cosas producen la misma diversidad de sentimientos o sensaciones. Si
aumentan y prosperan, tendrás un sentimiento de triunfo; si menguan y languidecen,
te sentirás desalentado o vencido. Puede ser que en cada caso difiera la intensidad de
los sentimientos, si bien su naturaleza será en todos muy parecida.
La personalidad es la forma con la que solemos expresarnos hacia fuera, hacia el
mundo externo. No solamente somos animales sociables que gustamos de la
compañía y del trato con los demás, sino que además tenemos una propensión
congénita a hacernos notar —sobre todo de manera favorable— entre los de nuestra
clase.
Ciertas personalidades son más poderosas y valiosas que el mero atractivo físico
y, en determinadas ocasiones, que el mismísimo saber. Poseer una personalidad de
aceptación general es un don divino, puesto que con ella podemos influir en los
caracteres más fuertes, escalar hasta los puestos más altos de las empresas y, a
veces, incluso controlar el destino de las naciones.
Las personas que poseen este carisma influyen en nosotros de un modo
inconsciente. En el momento en que estamos en su presencia nos invade un
sentimiento de grandeza. Son un ejemplo para sus subordinados y clientes, y la
mayoría ve en ellas un modelo a imitar, tanto en el trabajo como en la vida en
general. Despliegan ante nosotros posibilidades que ni siquiera sabíamos que
existían. Nuestro horizonte se ensancha; sentimos cómo nuestro ser se va haciendo
con un nuevo poder; experimentamos una sensación de alivio, como si nos quitaran
un gran peso de encima que ha estado oprimiéndonos durante largo tiempo.
Gran parte del encanto de una persona carismática se debe a sus maneras finas y
educadas. El tacto es también un elemento muy importante, quizá el que más. Eso de
saber con exactitud qué es lo adecuado que hay que hacer y ser capaz de hacerlo en
el momento oportuno, es algo que tiene un gran valor. Un buen juicio y una dosis
idónea de sentido común son indispensables para todo aquel que trate de adquirir
este mágico poder. El buen gusto es también uno de los ingredientes del encanto
personal. No es posible ofender el gusto de los demás sin herir su susceptibilidad.
Una de las mejores inversiones que uno puede hacer es adquirir, y luego prodigar,
buenas maneras, un trato cordial y unos sentimientos pletóricos de generosidad; en
suma, pujar sobre el precio del delicioso arte de complacer. Es una inversión mucho
más rentable que la que se haga en bienes materiales, ya que todas las puertas se
abren de par en par a una personalidad brillante y atractiva. Más que bien recibidas,
son buscadas por todas partes.
Los rasgos de personalidad pueden adquirirse. Aunque convengamos que todos
los seres humanos deben tener los mismos derechos y oportunidades, tenemos que
reconocer que no todos tienen la misma inteligencia, la misma fuerza física e
idénticos niveles de energía; no obstante esto, y con independencia de su estatus
social, cualquier ser humano puede mejorar los anteriores atributos por medio del
autoaprendizaje y el autodesarrollo. Como es natural, las personas más ansiosas por
aprender y más deseosas de sobresalir serán las que tomarán la delantera. Tras elegir
los rasgos de personalidad que se desea adquirir, uno puede trabajar sobre ellos para
desarrollarlos. En estos casos, el interés y la perseverancia son los elementos clave.
Las principales cualidades que determinan al ser humano perfecto es la paciencia,
la generosidad, la humildad, la cortesía, el desprendimiento, el buen carácter y la
sinceridad. Estos rasgos no son innatos, pueden adquirirse. Considéralos como el
marco de la personalidad que deseas crear a partir de las cualidades encontradas en
tu propia y compleja naturaleza.
Es de lamentar, sin embargo, que haya personas que posean todas estas
cualidades y no sean vistas como poseedoras de una agradable personalidad; la
razón: no tener una buena apariencia. No me estoy refiriendo a la belleza física. No
tienes por qué haber nacido con una cara o una psique hermosa para proyectar hacia
los demás una buena apariencia; ahora bien, como no vayas vestido pulcra y
adecuadamente, lleves siempre en la cara una sonrisa en vez del ceño fruncido y
seas limpio y bien hablado, tus excelsas cualidades no serán percibidas.
La apariencia personal es importante porque es la primera impresión que la gente
tiene de ti; impresión ésta que determina que te den o no la oportunidad de
demostrar tus inmejorables cualidades.
No sólo te juzgará tu prójimo por tu aspecto externo, sino que tú mismo te fijarás
en la apariencia para juzgar a los demás. Hay una tendencia instintiva en la gente a
adoptar para sí misma la estética externa que ve en las personas que admiran. Y así
vemos que se viste con el mismo estilo de ropa, que imita sus peinados y cortes de
pelo o que anda, habla o se comporta como sus modelos. Pues bien, algo muy
parecido puede hacerse con otras cualidades. Así que fíjate en los rasgos de
personalidad de la gente que respetas y procura hacerlos tuyos. En esta gente puedes
encontrar la persona que deseas ser. No te fijes solamente en los hombres y mujeres
que conozcas, sino que debes ampliar tu búsqueda a personas, tanto del presente
como del pasado, que tengan lo que para ti es la personalidad ideal y que, por
consiguiente, anheles adquirir.
BUSCA LO MEJOR

Es muy fácil; todo estriba en ir por la vida buscando lo bueno y lo bello en vez de
lo feo y lo desagradable, lo noble en vez de lo rufianesco, lo resplandeciente y alegre
en vez de lo oscuro y triste, lo esperanzador en vez de lo desesperante; en suma,
buscar el lado bueno de la vida y desechar el malo. Dirigir siempre tu rostro hacia la
luz del sol es tan fácil como mirar siempre las sombras y, sin embargo, esto tan
simple es lo que marca la diferencia en tu carácter entre estar contento o
descontento, entre ser feliz o desgraciado, y en tu vida entre disfrutar de prosperidad
o entrar en decadencia, entre tener éxito o sufrir un fracaso. Introduce estos
pensamientos en tu mente subconsciente. Es así cómo se pone en práctica la ley de
atracción.
Aprende, pues, a buscar la luz. Rechaza de plano dar albergue en tu mente a
sombras, borrones, imágenes negativas o a cualquier otra cosa que resulte
discordante; no te desprendas, en cambio, de todo lo que sea placentero, útil y
edificante. Esto, además de transformar tu personalidad en muy poco tiempo, le dará
un cambio radical a tu forma de mirar las cosas.
Un modo de desarrollar en ti mismo los mejores rasgos de personalidad es fijarse
en los mejores rasgos de los demás. Si adoptas una actitud magnánima con respecto
a todas las personas que conoces, si tratas de horadar la máscara con la que se cubre
tu prójimo con el fin de llegar hasta lo más hondo de sus entrañas y si cultivas
sentimientos bondadosos para ofrecérselos a todo el mundo, puedes adquirir el
inapreciable don que es la afabilidad de carácter.
Nada te proporcionará beneficios más altos que adquirir la facultad de hacer que
los demás se sientan cómodos, felices y satisfechos consigo mismos. Del mismo
modo que el Sol ahuyenta las tinieblas, las personas luminosas disipan la
melancolía, la tristeza, la preocupación y la ansiedad de todos aquellos seres con los
que entran en contacto. Si estas personas se incorporan a un grupo de gente cuya
conversación ha languidecido y todos sus componentes parecen aburridos, lo más
seguro es que le den una nueva luminosidad a la situación del mismo modo que el
Sol se la da al paisaje cuando, después de una tormenta, se abre paso a través de las
densas y plomizas nubes. Inmediatamente, todo el mundo se contagia del espíritu
jovial del alegre ser que acaba de unirse al grupo; las lenguas se desatan, la
conversación que languidecía cobra vivacidad y animación, y en el ambiente
predomina el regocijo y el buen talante.
Procura ser empático. La gente empática es la que se pone en el lugar de la
persona con la que se interrelaciona. Esta gente no sólo escucha lo que la otra
persona le dice, sino que en ese momento siente lo que ella siente. ¿Cómo puede
alguien no reaccionar positivamente ante gente de esta clase?
MANTÉN UN TALANTE JOVIAL

A menos que tengas una actitud mental exenta de amargura y doblez, y estimes
que cada día es una bendición divina que merece ser disfrutada y saboreada,
arrastrarás una vida infeliz y poco productiva.
No podemos hacer un buen trabajo si en nuestro pecho tienen cobijo sentimientos
de venganza o animadversión hacia nuestro prójimo. Para que nuestras facultades
den lo mejor de sí mismas, tienen que trabajar en un clima de perfecta armonía.
Nuestro corazón debe estar henchido de buena voluntad si queremos realizar un
buen trabajo, ya sea con las manos o con la cabeza. El odio, la venganza y los celos
son venenos tan letales para todo lo bueno que hay en nuestro interior, como lo es el
arsénico para nuestra existencia física.
Una actitud amable, un detalle de buena voluntad hacia alguien, es nuestra mejor
protección contra pensamientos amargos, de odio o injuriosos de cualquier clase. En
toda personalidad agraciada existe un encanto al que es muy difícil sustraerse.
Cuesta mucho despreciar a la persona que lo posee. Hay algo en ella que te atrae.
Aunque estemos ocupados, preocupados o nos disguste mucho ser interrumpidos, no
tenemos fuerza moral para despedir con cajas destempladas a alguien que tenga una
personalidad agradable.
EL SECRETO DE SER AGRADABLE

Emerson * solía decir: «Lo que eres habla tan alto que no puedo oír lo que dices.»
En efecto, no podemos disimular lo que somos y lo que sentimos porque irradiamos
hacia fuera nuestro hálito, nuestra personalidad; y ésta, según sean los rasgos y las
cualidades que predominen en nosotros, se mostrará fría o cálida, atractiva o
repelente.
La persona que sea egoísta siempre pensará en ella y buscará su propio provecho,
mientras que la que sea desapegada, antipática o codiciosa nunca podrá irradiar un
hálito cálido y tierno. Si el egoísmo, la indiferencia, la avaricia y la codicia son los
elementos dominantes de tu forma de ser, más tarde o más temprano los sacarás a
relucir, con lo cual te ganarás el rechazo de los demás, ya que son cualidades que la
gente instintivamente detesta.
Las cualidades que atraen tienen mucho que ver con la extroversión y el amor al
prójimo, mientras que las que repelen son todo lo contrario: introvertidas y
representativas de un amor a sí mismo. Es decir, la gente que no tiene magnetismo
es egocéntrica y, por tanto, piensa demasiado en ella y sólo en ella. Le cuesta
desprenderse de alguna cosa en beneficio de los demás, es absorbente y siempre
intenta sacar tajada de lo que sea. Carece de simpatía, de cordialidad y de
compañerismo. Es gente solitaria.
Un imán sólo atrae los objetos de hierro. De aquí que no atraiga a la madera, al
cobre, al caucho o a cualquier otra sustancia que no contenga nada de hierro. Siendo
un niño pudiste comprobar que a tu pequeño imán se pegaba una aguja pero no un
mondadientes. Sólo atrae lo que le es afín.
Las personas son imanes humanos. Si hacemos pasar un imán por encima de un
montón heterogéneo de cosas, el imán sólo extraerá de este montón aquellos
materiales que posean unas determinadas características físicas para ser atraídos por
él; pues bien, lo mismo pasa con los contactos humanos, que constantemente
estamos atrayendo hacia nosotros —y, por tanto, estableciendo relaciones—
personas y cosas que tienen una cierta afinidad con nosotros, sobre todo estética e
ideológica.
Nuestro entorno, nuestras amistades o nuestra condición general son el resultado
de nuestra atracción mental. Estos elementos han llegado a nosotros en el plano
físico porque nos hemos concentrado en ellos, porque nos hemos relacionado
mentalmente con ellos; esto es, que nos son afines y, por tanto, permanecerán con
nosotros en tanto en cuanto dure en nuestra mente esta afinidad.
APLICACIÓN DE LA LEY DE ATRACCIÓN

Hay personas que poseen un magnetismo natural, y si analizamos su carácter


descubrimos que poseen determinadas cualidades que todos admiramos por instinto.
Hablamos de las cualidades que atraen a todo ser humano, como son la generosidad,
la magnanimidad, la cordialidad, la simpatía desbordante, una filosofía amable de la
vida, el afán de ayudar y el optimismo. Todas estas personas son seguidoras de la
ley de atracción.
Estas cualidades, sin excepción, son susceptibles de ser adquiridas, cultivadas y
perfeccionadas en sumo grado. Y si los haces, conseguirás que te escuchen en
lugares en los que otros no serán escuchados.
Tus negocios, tu reputación y tu éxito dependerán en gran medida de la clase de
impresión que causes a los demás. Por consiguiente, si se trata de gente joven,
aplicar la ley de atracción para desarrollar una personalidad magnética, convincente
y atractiva es de todo punto importante. Cultiva las cualidades relacionadas con los
sentimientos y las emociones. El intelecto y el poder mental tienen poco o nada que
ver con el magnetismo personal. Es el corazón, y no el cerebro, el que arrastra y
engancha a la gente.
Cabe señalar que conseguir lo anterior no es algo que sea muy difícil. Todo el
mundo está llamado a cultivar la facultad de complacer y la fortaleza de carácter que
harán que se sienta en este mundo como un verdadero elemento activo. Si se conoce
la ley de atracción —las cualidades y características que diferencian la personalidad
magnética de la no magnética—, es relativamente fácil cultivar el primer tipo de
personalidad y desechar el segundo. Es decir, podemos adquirir y perfeccionar las
cualidades mentales relativas a la generosidad, a la magnanimidad, a la jovialidad y
a la solidaridad, y olvidarnos de sus opuestas; y así, mientras realizamos esto,
comprobaremos que nos vamos interesando más por los demás y que éstos, en justa
correspondencia, se interesan más por nosotros. A medida que nos vamos
convirtiendo en imanes humanos (o sea, a medida que vamos dotando a nuestro
hálito de pensamientos benévolos y de palabras e ideas que paulatinamente nos
acercan más a lo que es una personalidad aceptada y atrayente), nos damos cuenta
de que cada vez somos mejor recibidos en los sitios a los que vamos, como así
mismo más solicitados. Nuestro poder de atracción va in crescendo.
Mediante la incorporación a tu mente subconsciente de las cualidades que tú
admiras en otras personas —las cualidades que más te gustan—, tú mismo te harás
atractivo a los ojos de los demás. En cuanto estas cualidades calen en ti, empezarán
a caracterizarte y, por consiguiente, a dotarte de una personalidad arrebatadora y
atractiva.
VIVE UNA VIDA SANA

El primer paso para hacerte con el magnetismo que necesitas es mejorar tu salud,
si ello fuese necesario. Una buena salud, acompañada por una adecuada actitud
mental y por una mente optimista, esperanzada, jovial y feliz, aumentarán tu
magnetismo hasta cotas insospechadas.
Una persona saludable da sensación de fortaleza, vigor y coraje, mientras que
aquella a la que le falte vitalidad parece que necesita más de los demás que los
demás de ella. La fortaleza física y una salud exuberante contribuyen a la creación
de una personalidad atractiva y vigorosa. Las personas que poseen una mentalidad
entusiasta, que tienen ojos chispeantes, andares elásticos y que, además, bullen de
un lado para otro haciendo alarde de una gran vitalidad física, cuentan con una
enorme ventaja sobre aquellas otras que son enfermizas y físicamente débiles.
ADMITE TUS ERRORES

Una forma de ganarte la antipatía de la gente es comportarte como una persona


engreída, presuntuosa y dogmática que nunca reconoce sus propios errores. El genio
de la inversión financiera Warren Buffett, probablemente uno de los hombres más
ricos del mundo, no sólo sabía sacarle partido a sus «fracasos» y «errores», sino que
llegó incluso a hacer publicidad de ellos.
En 1989, en su publicación periódica «Carta a los inversores», inauguró la
práctica formal de hablar de sí mismo incluyendo una lista de sus errores. En esta
carta, Buffett no sólo confesaba los errores en los que había incurrido, sino que
también daba pelos y señales de las oportunidades que había perdido por no actuar
de manera apropiada. Buffett es del parecer que la sinceridad beneficia por igual al
directivo y al accionista. Y lo expresaba en estos términos: «El consejero delegado
que engaña a los demás en público, puede terminar engañándose a sí mismo en
privado.» Buffett cree en la conveniencia de analizar las equivocaciones propias en
vez de centrarnos sólo en los aciertos.
Quizá sea este grado de franqueza o sinceridad lo que hace que Warren Buffett
disfrute tanto trabajando. Tiene fama de estar siempre contento y dispuesto a apoyar
a quien sea, de estar verdaderamente entusiasmado de tener que ir a trabajar cada
día. La gente se siente atraída por él. ¿Será porque es rico? ¿O más bien por todo lo
contrario?
BRÍNDALE AYUDA A LA GENTE QUE CONOZCAS

Haz lo necesario para que la gente piense que ha conocido a una persona sincera.
De entrada, no saludes a la gente con un seco «¿cómo está usted?» o «mucho gusto
en conocerle», ya que, por regla general, ninguno de estos saludos expresa algún
tipo de sentimientos. Procura ser lo más sociable que puedas. Mira a la gente
directamente a la cara y haz que sienta tu personalidad. Extiéndele gustosamente
una mano acompañada de una sonrisa y una palabra amable; de esta forma le darás a
entender a la gente que se ha puesto en contacto con una fuerza auténtica, a la par
que le imbuirás el deseo de verte de nuevo.
Si quieres contar con la amistad de todo el mundo, tienes que cultivar la
cordialidad. Debes abrir de par en par la puerta de tu corazón y no dejar abierta,
como hacen muchos, sólo una pequeña rendija, como si le dijeran a la gente:
«Podéis mirar un poco, pero no entraréis hasta que yo no sepa si me interesa o no
vuestra amistad.» Muchas personas se muestran poco generosas en lo que toca a la
cordialidad; es como si quisieran reservarla para una mejor ocasión o para los
amigos íntimos. Piensan que es demasiado valiosa como para dilapidarla
concediéndosela a todo el mundo.
Te sorprenderá comprobar lo que este apretón de manos cálido y jovial, y este
saludo cordial, harán en cuanto a crear un lazo de buena voluntad entre la persona
que ves por vez primera y tú mismo. Esta persona dirá para sus adentros: «He aquí
una personalidad realmente interesante. Me gustaría saber más acerca de esta señora
o caballero. El saludo que me ha dispensado se sale de lo corriente. Evidentemente,
esta persona ve algo en mí que no ve la mayoría de la gente.»
Practica la buena costumbre de ser cordial, de recibir a la gente con el corazón en
la mano, de otorgarle un saludo caluroso y sincero, y verás cómo este gesto tan
simple hará maravillas en tu favor. Te darás cuenta de que la frialdad, la inseguridad
y la indiferencia de tus contactos personales, o ese distanciamiento con que tratabas
a todo el mundo y que tantos quebraderos de cabeza te ha dado, desaparecerán como
por arte de magia. La gente verá que tú realmente evidencias un franco interés y que
de verdad deseas conocerla, complacerla y relacionarte con ella. La práctica de la
cordialidad incrementará de forma espectacular tu capacidad social. Desarrollarás
unas cualidades de atracción personal que ni siquiera soñabas tener. No faltarán
personas que quieran asociarse contigo, que soliciten tu opinión o que te ayuden a
hacer realidad tus sueños.
ELIGE UN MENTOR. SÉ UN MENTOR

Una forma estupenda para progresar en tu carrera profesional es buscar el amparo


de un mentor. Este hombre o mujer suele poseer todos los atributos analizados con
anterioridad y no sólo puede, sino que también está dispuesto a compartirlos con los
demás.
Los mentores son personas que han llegado a dominar la ley de atracción.
Además de proporcionar los conocimientos adecuados, ayudan a sortear los
intríngulis propios de la idiosincrasia de cada empresa.
Y cuando hayas logrado el éxito y accedido a un puesto de dirección, puedes
recompensar a tu mentor convirtiéndote a tu vez en el mentor de un empleado recién
ingresado en la compañía.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES

A menos que tengas una actitud mental exenta de amargura y doblez, y


estimes que cada día es una bendición divina que merece ser disfrutada y
saboreada, arrastrarás una vida infeliz y poco productiva. Elimina la
negatividad de tus pensamientos.
Si se conoce la ley de atracción —las cualidades y características que
diferencian la personalidad magnética de la no magnética—, es relativamente
fácil cultivar la primera y desechar la segunda. Es decir, podemos adquirir y
perfeccionar las cualidades mentales relativas a la generosidad, a la
magnanimidad, a la jovialidad y a la solidaridad, y olvidarnos de sus opuestas;
y así, mientras realizamos esto, comprobaremos que nos vamos interesando
más por los demás y que éstos, en justa correspondencia, se interesan más por
nosotros.
Estudia a aquellos hombres y mujeres —personas que conozcas personalmente
o que hayas leído sobre ellas— cuya personalidad te produzca admiración.
Toma todas y cada una de estas personalidades como modelo de conducta.
Aprende a irradiar alegría y generosidad. Reparte felicidad sin reserva alguna.
Procura ser empático. La gente empática es la que se pone en el lugar de la
persona con la que se interrelaciona. Esta gente no sólo escucha lo que la otra
persona le dice, sino que siente lo que ella siente en ese momento. Las
personas, por regla general, tienen a esta gente en muy buena estima. Procura
tener entusiasmo. La gente que está entusiasmada consigo misma y que
emprende cualquier trabajo con decisión y sin la menor duda acerca de su
éxito, tiene todas las posibilidades de lograr su objetivo. El entusiasmo
multiplica tu poder y eleva a su más alto nivel cualquier talento que tengas.
Un modo de aplicar la ley de atracción en tu lugar de trabajo es estimular a
tus empleados a que expresen sus ideas, sobre todo cuando éstas difieran de
las tuyas. Esto no sólo te proporcionará una mayor abundancia de ideas
nuevas, sino que comprobarán que tienes en cuenta sus propuestas y los
consideras como colegas, no como subordinados.
Agénciate un mentor y sigue su consejo. Procura que sea una persona
que admires y de la que puedas aprender. Cuando hayas logrado el
éxito, arréglatelas para ser el tutor de otra persona.
*
El autor quizá se refiera a Ralph Waldo Emerson (Boston, 1803-Concord, 1882), escritor, filósofo y poeta.

5
Conviértete en una persona más entusiasta

El entusiasmo siempre ha sido el ingrediente secreto de la fórmula que


emplearon las personas que consiguieron el éxito; además, es uno de los
máximos artífices de la felicidad de aquellos que lo poseen.

El término entusiasmo procede del griego y literalmente significa «estar poseído


por Dios». En realidad se trata de una posesión absorbente o controladora de la
mente por parte de un determinado interés o de cualquier actividad profesional. Para
ello, debes creer que te anima la energía del Poder Infinito y que las ideas creativas
que se despliegan en tu interior desvelan todo lo que necesitas saber. Asimismo,
debes tener fe en que la respuesta del Poder Infinito te ayudará a conseguir tu
objetivo. Esto genera un entusiasmo que es alentado y sostenido por el positivismo
de tu fe. Paulatinamente se abre ante ti un nuevo mundo de posibilidades de logros.
La gente que cuenta con una personalidad agradable es entusiasta con respecto a
su vida, a su trabajo, a sus relaciones y a sus objetivos. El entusiasmo se origina en
los estratos más profundos de nuestro ser. El entusiasmo es algo que no se puede
fingir. El entusiasmo fingido mediante gestos falsos, sonrisas forzadas y comentarios
exagerados se nota muy fácilmente. Si estás convencido de que lo que haces vale la
pena, que tiene sentido, que es interesante y que es susceptible de logro, este
convencimiento tendrá su debido reflejo en tus acciones y en tu forma de
comportarte.
SÉ ENTUSIASTA ACERCA DE TU TRABAJO

¿Qué es lo que hace que un empleado, por regla general, consiga tres o cuatro
veces más cosas que otro? Esta diferencia no siempre es debida a una cuestión de
pericia o capacidad personal, pues a menudo tiene que ver con el carácter del
esfuerzo. La gente de éxito suele poner más celo que los demás en todo lo que hace.
Aporta a su trabajo tal entusiasmo y brío que, casi sin notarlo, incrementa tanto su
calidad como su cantidad.
Con bastante frecuencia, y a primera hora de la mañana, he oído a empleados
decir lo mucho que temían a la jornada laboral que tenían por delante, que las horas
transcurrían con exasperante lentitud y que sentían una gran alegría cuando su vía
crucis terminaba. Estaba claro que no estaban entusiasmados lo más mínimo con su
empleo. ¿Puede alguien que considera un martirio una simple jornada de trabajo, o
que la ve con ojos de esclavo, triunfar en la vida?
Los que de verdad están hechos de una pasta triunfadora son los empleados que
se responsabilizan de su trabajo como si fuese algo propio y aquellos otros que se
sienten orgullosos por el mero hecho de realizarlo. Nada molesta tanto a un
empleador que ver a sus empleados realizando sus tareas con indiferencia y desgana,
como si para ellos el trabajo fuese un mal necesario, algo que inevitablemente hay
que sufrir para no morirse de hambre.
Por el contrario, los trabajadores que llevan a cabo sus tareas con energía,
determinación y entusiasmo le están asegurando a su patrono que las faenas que
tienen asignadas no sólo las harán, sino que las harán bien.
Cuando los empleados se arrastran de un lado para otro como si la existencia
fuese una gran carga, cuando emprenden su trabajo con reparo o repugnancia, el
empresario sabe que nunca llegarán a ser algo en la vida.
EL ENTUSIASMO ES CONTAGIOSO

El entusiasmo siempre ha tenido su expresión en el mundo. No en vano


multiplica nuestras fuerzas y eleva nuestra capacidad hasta niveles insospechados.
El entusiasmo es una cualidad de gran aceptación en el mundo empresarial. Es
también tan contagioso que, aunque no queramos y antes de que nos demos cuenta,
ya estamos contagiados de él. Si pones demasiado corazón en tu trabajo, tu
entusiasmo podría ser el causante de que un posible cliente olvidase de que estás
tratando de realizar una venta.
Hay personas que realizan un espléndido trabajo cuando su entusiasmo está por
las nubes. Si están entusiasmadas, son fecundas, prolíficas en ideas, originales,
creativas, fuertes y efectivas; sin embargo, no tienes nada más que esperar a que su
entusiasmo se enfríe un poco para ver cómo se desinflan como un globo. Todo su
empuje se viene abajo y, mientras duran estas horas bajas, no sirven prácticamente
para nada. Sólo les cabe esperar a que lleguen de nuevo las horas altas. Te las
encuentras un día y te parecen que se van a comer el mundo, pero te las encuentra al
día siguiente y ves, no sin sorpresa, que están descorazonadas y pesimistas. Su
trabajo avanza a trancas y barrancas, y su pujanza se ve notablemente disminuida
hasta que no reciben un nuevo suministro de energía.
Krista Hawkin es una mujer que nunca pierde su entusiasmo. Toda las semanas se
las compone para avivar el interés de centenares de posibles clientes, y es famosa
por ello. En un sentido estricto, no puede decirse que sea una directiva, una líder, ni
tampoco una agente comercial; se dedica a guiar a las visitas por las dependencias
de la fábrica de Hyundai Motors en Montgomery (Alabama), una de las
instalaciones fabriles técnicamente más avanzadas del mundo y que produce al día
miles de coches.
Todo el mundo sabe que Krista, con su pasión y entusiasmo, es maestra en eso de
convertir visitantes en clientes. Muestra un personal interés por los hombres y las
mujeres que componen sus grupos de visitantes y los anima a que formulen
preguntas, que contesta con largueza, entusiasmo y sin emplear palabras técnicas.
Los expertos saben que todo aquel que trabaja para una marca comercial la lleva
de alguna manera consigo mismo y la proyecta hacia el mundo exterior; por esto
también saben que cada interacción personal que este trabajador efectúe es una
oportunidad para dar a la marca una imagen enérgica y entusiasta. Krista es un
ejemplo modélico de esto, de ahí que sea tan efectiva. Asegura que sabe
perfectamente lo que la factoría ha hecho por la comunidad y por el estado de
Alabama, y que, por ello, es feliz desviviéndose por ella. Nunca utiliza la palabra
«empleados»; para ella, cada cual es un miembro del equipo y la calidad de los
vehículos está directamente relacionada con la energía de la gente que los fabrica.
Nunca inicia una visita con el propósito de vender coches; su meta es entretener e
informar a los visitantes, algo que indirectamente le ha valido para incrementar las
ventas.
MANTÉN VIVO TU ENTUSIASMO

El entusiasmo es inconstante; puede desaparecer con facilidad. Es un arte


aprender cómo podemos conservar el entusiasmo en medio del abatimiento, aunque,
a pesar de esta grandeza, este aprendizaje no envuelve muchas dificultades.
Simplemente es cuestión de controlar el pensamiento, de mantener a toda costa los
pensamientos negativos fuera de nuestra mente. No hay nada que quite con más
rapidez el entusiasmo y las ganas de emprender algo que atiborrar la mente con
pensamientos destructivos y discordantes. Sin duda alguna podemos controlar
nuestro talante, y el mejor modo de ahuyentar las tinieblas es anegar la mente con
luz del Sol.
Una manera de generar entusiasmo es asumir el papel que deseas representar y
representarlo con entusiasmo. Si eres ambicioso y pretendes hacer grandes cosas,
debes estar siempre entusiasmado contigo mismo.
Tom J. sabía que sería una ardua tarea convencer a su jefe de que modernizara el
sistema electrónico. Para disipar de algún modo la preocupación de su jefe por el
coste adicional que dicha modernización implicaría, preparó una documentada
presentación en la que explicaba de qué forma el nuevo sistema aceleraría el trabajo
y reduciría los errores. Sabía que por norma su jefe era reacio a aceptar ideas, por lo
que de entrada pensó que ni siquiera valía la pena intentarlo, ya que, sin pensárselo
dos veces, rechazaría de plano la propuesta. Pero Tom estaba tan entusiasmado con
el proyecto, que decidió no amilanarse y llevar a cabo la presentación; puso tal
empeño en ella, que logró el consentimiento de su jefe en cuanto a la instalación del
nuevo sistema.
Hay algo tan peculiar en la atmósfera que rodea a las personas entusiastas que
hace que las veamos como indiscutibles ganadoras; algo en su misma apariencia que
consigue que antes de que suenen los primeros tiros, tengan la mitad de la batalla
ganada.
Enfila tu mente hacia el objetivo que quieras lograr, pero hazlo con tal resolución,
con tales bríos, de forma tan definitiva y con una determinación tan entusiasta, que
nada en el mundo te pueda privar de su consecución.
Lucy A. intentaba iniciar su vida laboral ocupando un puesto de auxiliar
administrativo en un establecimiento médico. Un certificado, emitido por una
escuela de la comunidad, acreditaba que había cursado estudios de administración
clínica; no obstante esto, era rechazada una y otra vez por falta de experiencia
laboral. Para no caer en el desánimo, se dio a sí misma una charla reconfortante:
«Quiero este trabajo. Desde un punto de vista académico estoy preparada. Soy una
trabajadora concienzuda y diligente, por lo que seré de gran ayuda a los doctores.»
Cuando hizo la siguiente entrevista, estaba totalmente decidida a conseguir el puesto
vacante. Mientras se dirigía a la consulta del doctor, estuvo repitiéndose una y otra
vez la
charla reconfortante compuesta por ella. Entró en la consulta destilando confianza
por todos sus poros, y contestó a las preguntas del doctor con tal soltura y
entusiasmo que éste no tuvo inconveniente alguno en adjudicarle el puesto. Algunos
meses más tarde, el doctor le comentó que cuando se enteró por su solicitud de que
no tenía experiencia, decidió hacerle una entrevista de cortesía y rechazarla; pero
que luego, al percatarse de su entusiasmo, cambió de parecer y decidió darle una
oportunidad para ver que tal se defendía en el puesto. Lucy volcó también su
entusiasmo en el propio trabajo y se convirtió en la mano derecha del doctor.
¿ERES LOCOMOTORA O VAGÓN?

Sólo hay dos clases de sujetos y sólo dos. No podemos hablar de buenos y malos,
porque es bien sabido que los buenos son medianamente malos y los malos
medianamente buenos. Tampoco podemos hablar de felices y desgraciados, ni de
ricos y pobres ni de humildes y pretenciosos. No, nada de esto. Las dos clases de
gente que pueblan el mundo son los que tiran y los que se dejan llevar. Vayas donde
vayas, te encontrarás con que las poblaciones se dividen precisamente en estas dos
clases de personas. Y por muy raro que parezca, también descubriremos que, por lo
visto, hay veinte vagones por cada locomotora. ¿Eres una locomotora o, por el
contrario, eres un vagón que se deja arrastrar? ¿Sueles apoyarte en cualquiera que
sea más dinámico que tú? Estás aquí para desarrollar, para trascender. Estás aquí
para enfrentarte a problemas, dificultades y desafíos, y por supuesto para superarlos.
No estás aquí para darles la espalda y salir corriendo. Lo meritorio es salir airoso de
cualquier problema o contratiempo. Si hay alguien que te haga el crucigrama, la
cosa no tendría gracia, sería demasiado insípida. La gracia está en solucionar uno
mismo el crucigrama.
Para el ingeniero constituye una gran satisfacción superar o solucionar todos los
obstáculos, fallos y problemas que se le presenten durante la construcción de un
puente. Estás aquí para afilar tus herramientas mentales y espirituales a la par que
creces en sabiduría, fortaleza y comprensión. Estás aquí para añadirle entusiasmo a
tu vida y a las vidas de aquellos con los que te relacionas.
EL ENTUSIASMO CONDUCE AL LOGRO

Cuando estamos entusiasmados con algo que hacemos, toda la actividad,


cualquiera que ésta sea, se empapa de nuestra animación, de nuestra dicha y de
nuestro sentimiento interno de satisfacción. No siempre es fácil ilusionarse con
muchas de las cosas que tenemos que hacer diariamente; no obstante, si nos
esforzamos un poco es posible que lo logremos.
Lo que sucede en la mente es lo que determina los resultados. Si estás realmente
entusiasmado, puedes verlo perfectamente en el brillo de tus ojos, en tu despierta y
vibrante personalidad. Puedes verlo en tu forma de andar, incluso en la energía de
todo tu ser. El entusiasmo marca la diferencia en tu actitud con respecto a los demás,
a tu trabajo y al mundo en general. Es el gran determinante de la animación y el
deleite de la existencia humana.
Por supuesto que debes estar entusiasmado contigo mismo y con tus habilidades
personales, pero también es necesario que lo estés con lo que estás haciendo; es
decir, con el producto que estás fabricando o vendiendo, con la música que estás
componiendo y con el ensayo que estás escribiendo.
¿Cómo puedes llegar a entusiasmarte con algo? Antes que nada, tienes que creer
en lo que estés haciendo. Entérate lo más posible de todo lo relacionado con el
producto, con la idea o con el concepto que en ese momento acapare tu atención y tu
tiempo. Consigue toda la información que puedas. Investiga a fondo el objeto de tu
dedicación. Vívelo. Cuanto más sepas de él, más formará parte dicho objeto de tu
vida, y, lógicamente tu entusiasmo por él crecerá.
Si indagamos en la vida de los grandes hombres y mujeres —ya hayan destacado
en el campo de la política, de la empresa, de las ciencias o de las artes—, enseguida
descubrimos en ellos un rasgo común: todos, sin excepción, estuvieron o están
entusiasmados con su trabajo y con su vida. El entusiasmo hizo posible que
Beethoven compusiera sus más grandes sinfonías a pesar de su sordera. El
entusiasmo hizo posible que Colón convenciera a la reina Isabel de que costease el
viaje que le supuso descubrir un nuevo continente, y también el entusiasmo fue el
que le permitió resistir cuando las posibilidades de éxito parecían casi inexistentes.
Tú también tienes este poder. Así que dales salida a tus talentos y habilidades,
ármate de entusiasmo y procura enterarte de todo lo que puedas acerca de tus
poderes internos. Si lo haces así, podrás elevarte hasta alturas insospechadas. Pídele
a la Inteligencia Suprema que albergas en tu interior que te provea de todo lo
necesario, y verás cómo ella atiende tu petición. Sé enteramente consciente de que
es la Inteligencia Infinita la que te está ayudando, la que te está revelando talentos
ocultos, la que te está abriendo nuevas puertas y la que te está mostrando el camino
que debes seguir. Además, el Principio Orientador, que está también dentro de ti, te
conducirá y te guiará en todos los caminos que tengas que recorrer.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES

Enfila tu mente hacia el objetivo que quieras lograr, pero hazlo con tal
resolución, con tales bríos, de forma tan definitiva y con una determinación
tan entusiasta, que nada en el mundo te pueda privar de su consecución. La
gente de éxito suele poner más celo que los demás en todo lo que hace.
Aporta a su trabajo tal entusiasmo y brío que, casi sin notarlo, incrementa
tanto su calidad como su cantidad.
Cuando estamos entusiasmados con algo que estamos haciendo, toda la
actividad, cualquiera que ésta sea, se empapa de nuestra animación, de
nuestra dicha y de nuestro sentimiento interno de satisfacción. No siempre es
fácil ilusionarse con muchas de las cosas que tenemos que hacer diariamente;
no obstante, si nos esforzamos un poco es posible que lo logremos. El
entusiasmo es contagioso. Cuando estás entusiasmado, tus ojos relucen, tu
voz vibra y tus andares se vuelven más elásticos. El entusiasmo empapa todos
los aspectos de tu conducta y de tu personalidad. Tu jefe lo nota, tus
subordinados y tus colegas se dan cuenta de ello y tus clientes son
favorablemente influidos por él.
El entusiasmo es inconstante; se puede perder con facilidad. Es un gran arte
aprender cómo podemos conservar el entusiasmo en medio del abatimiento,
aunque, a pesar de esta grandeza, este aprendizaje no envuelve muchas
dificultades. Simplemente es cuestión de controlar el pensamiento, de
mantener a toda costa los pensamientos negativos fuera de nuestra mente. No
hay nada que quite con más rapidez el entusiasmo y las ganas de emprender
algo que atiborrar la mente con pensamientos destructivos y discordantes. Sin
duda alguna podemos controlar nuestro talante, y el mejor modo de ahuyentar
las tinieblas es anegar la mente con luz del Sol.
6
Hazte más flexible y adaptativo

El condicionamiento y las convicciones subconscientes dictan y


controlan todas nuestras acciones conscientes. Puedes condicionar de
nuevo tu mente identificándote con las verdades eternas. Puedes hacerte
con una personalidad maravillosa y prodigiosa si introduces en tu mente
conceptos relacionados con la paz, con la alegría, con el amor, con el
buen humor, con la felicidad y con la buena voluntad. Ocupa tu mente con
estas ideas. Si lo haces, estos conceptos descenderán hasta el nivel
subconsciente.

Seguramente habrás oído ese viejo refrán que dice que «si algo no está roto, no lo
arregles». Como todo refrán, hay en él algo de verdad. En efecto, cambiar las cosas
por el gusto de cambiarlas no supone ventaja alguna, no se gana nada con ello. No
obstante, para seguir adelante, para ver las cosas a través de nuevos prismas, a
menudo es necesario un cambio. Es fácil y cómodo hacer la misma cosa repetidas
veces. Si lo que hacemos ha sido desarrollado por nosotros mismos, hay incluso más
propensión a resistirse al cambio. Muchas veces nos enamoramos de nuestras
propias ideas y somos reacios a cambiarlas, aunque se vea que ello implicaría una
clara mejora.
Otra razón por la que muchas personas se niegan a considerar la posibilidad de un
cambio es el miedo al fracaso. A nadie le gusta sufrir los sinsabores de la derrota,
pero ninguna empresa puede llegar a un buen final si no se intenta por lo menos, aun
cuando cada intento lleve aparejado el riesgo de que el asunto no funcione.
Para asegurarte de que estás dispuesto a revisar y reevaluar todo lo que haces con
miras a realizar los cambios necesarios, debes darle a tu mente subconsciente un
carácter adaptativo. Si aprovechas cualquier oportunidad para reforzar la apertura de
tu mente y tu flexibilidad, tu mente subconsciente, en vez de resistirse al cambio y
optar por el statu quo, se convertirá en un vehículo para la adaptación de nuevos
conceptos. La gente de éxito asume riesgos; no se ciñe a los métodos y
procedimientos que ya ha utilizado.
Es verdad que corres el albur de fallar, pero para contrarrestar esto de alguna
manera debes procurarte la dosis adecuada de flexibilidad que te haga encajar los
reveses y te anime a intentarlo otra vez. Tenemos que aprender de nuestros yerros y
aprovechar lo que hemos aprendido para orillar nuevos fracasos. R. H. Macy tuvo
que cerrar sus primeros siete grandes almacenes, pero en vez de considerar esto
como un fracaso «definitivo», continuó intentándolo y hoy en día es uno de los
detallistas que más venden en los Estados Unidos. El jugador de béisbol Babe Ruth
falló bateando más de mil trescientas veces; sin embargo, estos fallos quedaban
olvidados por las setecientas catorce carreras que hizo a lo largo de su vida
deportiva. Thomas Edison nunca se dio por vencido, pero la perseverancia no lo es
todo. Cada vez que fallaba uno de sus experimentos, estudiaba la causa y seguía
buscando soluciones. Sus fracasos lo único que hacían era agudizar su flexibilidad y
adaptabilidad. En vez de desengañarle, le motivaban para seguir intentándolo.
SÓLO TÚ PUEDES CAMBIARTE

Si eres rígido en tu forma de pensar y te cuesta adaptarte a lo nuevo, debes


corregir tu rigidez y tu falta de adaptabilidad. Y ninguna otra persona puede hacerlo
por ti. Lo primero que tienes que aceptar es que eres el único (o la única) que
puedes cambiarte. Esto es el comienzo de un cambio real que afecta a toda tu
personalidad.
Divídete mentalmente en dos yoes: el que eres ahora y el que desearías ser.
Échale un vistazo a los pensamientos que envuelvan temores, preocupaciones,
celos, ansiedades u odios que pudieran estar esclavizándote o aprisionándote. Te has
desdoblado en dos con el propósito de disciplinarte tú mismo. Una parte de tu ser es
la mente humana que trabaja en ti, y la otra es lo Infinito buscando expresión a
través de ti. Todo depende de cómo te veas tú mismo.
En un país asiático circula una leyenda que habla de un granjero que fue a un
pueblo a ver a un hombre sabio con la intención de contarle su vida y las penurias
que estaba pasando. No sabía cómo iba a salir adelante, le confesó al sabio. El
miedo al futuro dominaba su mente. Quería abandonarlo todo; estaba harto de luchar
contra las adversidades. Parecía que en cuanto solucionaba un problema, enseguida
aparecía otro nuevo.
El sabio le rogó que bajase al lago y trajese un cubo lleno de agua. Cuando tuvo
el cubo delante de él, vertió el agua dentro de tres cacharros y colgó cada uno de un
gancho para colocarlos sobre el fuego. Pronto el agua de los cacharros empezó a
hervir. En el primero de los cacharros echó un manojo de zanahorias, en el segundo
unos huevos y en el tercero un puñado de hojas de té.
Dejó que todo hirviese durante una media hora, al cabo de la cual retiró los
cacharros del fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en una escudilla; cogió los
huevos y los puso en otra escudilla, empleando una tercera para verter el té.
Volviéndose hacia el granjero, le preguntó: «Dime, ¿qué es lo que ves?»
«Pues zanahorias, huevos y té», le contestó el granjero. A renglón seguido, el
sabio dijo: «Coge las zanahorias y dame tu impresión.» El granjero las tuvo un
instante en sus manos y dijo: «Las zanahorias se han reblandecido.» Entonces el
sabio le pidió al granjero que cogiese un huevo, lo rompiese y le quitase la cáscara.
Una vez que hizo estas operaciones, el hombre observó que el huevo se había
endurecido. Por último, el sabio le rogó al visitante que sorbiera un poco de té. El
granjero sonrió al paladear su rico sabor. El granjero no pudo contenerse más y
preguntó: «Pero ¿qué significa todo esto?»
El hombre sabio le explicó entonces que cada uno de estos elementos había
sufrido la misma adversidad: el hervor del agua. Sin embargo, cada uno de ellos
había reaccionado de un modo distinto. La zanahoria había entrado en el agua fuerte
y dura, pero expuesta a la acción del agua hirviendo se había vuelto débil y blanda.
El huevo, por el contrario, había entrado extremadamente vulnerable y frágil, pero
su
cáscara externa lo había protegido y había hecho que el agua caliente endureciese su
interior. Las hojas de té eran un caso único, ya que ellas solas habían cambiado el
agua.
«¿Cuál de estos elementos eres tú? —le preguntó al granjero—. Cuando la
adversidad llama a tu puerta, ¿de qué formas la recibes? ¿Eres una zanahoria, un
huevo o una hoja de té?»
Cuando recapacites acerca de los problemas que te acosan en la vida, pregúntate
lo siguiente: «¿Quién soy yo? ¿Soy la zanahoria que parece fuerte, pero que con el
dolor y la adversidad me reblandezco y pierdo mi fortaleza? ¿Soy el huevo que
comienza con un corazón frágil y un espíritu fluido, pero que con la pérdida de un
trabajo, una ruptura matrimonial, un revés financiero o cualquier otra descarnada
prueba me vuelvo duro y rígido? ¿O soy una hoja de té?» La hoja de té cambia
realmente las características del agua caliente; es decir, la propia circunstancia que
produce el dolor. Cuando el agua se calienta, desprende fragancia y sabor. Si eres
una verdadera hoja de té, cuando las cosas presentan su peor cara, tú te creces y
cambia la situación a tu alrededor. Cuando llega la hora de la verdad y se exige lo
máximo de ti mismo, ¿te pones a la altura de las circunstancias?
¿De qué forma le haces frente a la adversidad? ¿Como una zanahoria, un huevo o
una hoja de té?
EL PENSAMIENTO POSITIVO FAVORECE LA ADAPTABILIDAD

Ten siempre presente esta gran verdad: no tienes por qué aprobar los
procedimientos o sistemas de uso común, ni tampoco reaccionar mecánicamente
como tú hacías anteriormente; reacciona y piensa de manera distinta. Tienes que ser
una persona de éxito. Por consiguiente, a partir de este momento debes dejar de
identificarte con aquellos pensamientos negativos que suelen desmoralizarte y, en su
lugar, encauzar tus pensamientos a solventar, de una forma nueva y diferente, los
problemas que te acucian.
SÉ PERSEVERANTE

La historia de uno de los estadistas más grandes de los Estados Unidos no se


caracteriza precisamente por ser un ejemplo de fácil éxito, sino más bien de
contumaz perseverancia. Fracasó en los negocios a la edad de veintiún años y salió
derrotado en las elecciones de 1833 como candidato para una legislatura estatal. Fue
elegido en 1834. Su prometida murió en 1835. Tuvo una crisis nerviosa en 1836.
Fue derrotado en 1838 cuando presentó su candidatura para presidente del
Congreso. En 1840 no consiguió el nombramiento de compromisario electoral. En
1843 fue derrotado en su candidatura para el Congreso. En 1846, finalmente, fue
elegido para una sola legislatura del Congreso, siendo derrotado de nuevo en 1848.
En 1855 no pudo conseguir un escaño en el Senado; en 1856 no pudo ver cumplido
su deseo de ser vicepresidente, y en 1858 fue de nuevo vencido en unas elecciones
para el Senado. Por fin, en 1860 fue elegido presidente de los Estados Unidos. No
podemos negar que hubo grandes contratiempos en la vida de Abraham Lincoln.
No hay nada en este mundo que pueda sustituir a la perseverancia. Desde luego,
el talento no. Estamos hartos de ver cómo fracasan gente de talento. La genialidad
tampoco. Es casi proverbial la imagen del genio recluido en su torre de marfil. El
conocimiento académico por sí solo tampoco es suficiente. El mundo está lleno de
gente con grandes conocimientos y que, sin embargo, van de un lado para otro sin
oficio ni beneficio. La perseverancia y la determinación por sí solas son
omnipotentes.
En nuestro universo todo cambia y no podemos hacer nada al respecto. Los
gobiernos también cambian. No es raro que te despiertes una mañana y compruebes
que hay un nuevo presidente o un nuevo rey, o que una revolución haya puesto lo de
arriba abajo, y viceversa. Todo está sujeto a mutación.
Cuando nos enfrentamos con serios contratiempos, somos dados a hacer dejación
de todo y sumirnos en la depresión; en casos como éstos, debemos tener presente
una antigua leyenda que tiene como protagonista al rey Salomón.
Encontrándose triste y deprimido, el rey les pidió a sus chambelanes que le
buscasen un anillo que había visto una vez en sueños.
«Si estoy contento y satisfecho, me asalta el temor de que mi dicha dure poco, y
si no lo estoy, también me asalta el temor de que mi pesar me va a durar para
siempre. Encontradme el anillo que mitigará mi sufrimiento», pidió con
desesperación.
Todos los chambelanes de Salomón salieron a recorrer el reino con ánimo de
encontrar el anillo. Finalmente, uno de ellos encontró un viejo joyero, que grabó
sobre un sencillo arete de oro esta inscripción: «Esto también pasará.» Cuando el rey
recibió el anillo y leyó la inscripción, su pesar se trocó en alegría y su alegría en
pesar, y luego ambos estados dieron paso a la ecuanimidad.

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