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SRA TEENS EDENTON 0066 b 666 oe eee eee eee eee eee ee: NNNNNRRP PPP HW Seeoecececes Nv ® * e PAD P tecvessece a PER ha) El autor y la obra El hijo del elefante Cémo se le arrugé la piel al rinoceronte El origen de los armadillos Las manchas del leopardo, Los deseos El gato que hacfa lo que queria Actividades 1 eee RKP KH WK eesees © e es Ruovseo Keune nacié el 30 de diciembre de 1865 en la ciudad india de Bombay. En su niferescuchs historias populares, contadas or institutes nativas, que le provocaron tun amor inusitado por esa India ancestral y extol seis aos fue eniado a inglate- ra para estudiar en coegis ngeses. En 1882 regres ala India convert dbo.enperiodista y comenzé a trabajar como editor y ecritor. Su obra abarca poems, novelas y cuentos. Ambientadosprincipelmente ‘en India y Birmania, en la época en la que estaban bajo e poder britni- «o.£n 1907, Kipling se convene primer esrtor inglés en obtener el Premio Nobel de Literatura, Fallecié en Londres el 18 de enero de 1936, El autor de esta versién motocicleta | La historia de los cuentos ‘Los seres humanos han narrado historias desde tiempos remotes. Las narraciones ocupan, incluso en la actual era de la imagen, un lu far importante. Tanto es asi que por lo general no transcurre un dia sin que escuchemos o conteros un relato, ya sea una historia sobre algo que nos sucedié, algo que haremos o algo que inventamas. Los eventos narran historias que invitan a los lectores u oyentes (si el cuento es leido en voz alta o narrado oralmente) a ingresar a otro mundo: el mundo de la ficcién. Aqut ya no interesa silos hechos {que se cuentan sucedieron o no, porque ef mundo dela fccin tiene s y en cada cuento se representa un mundo donde hhechos tal vez imposibles en el mundo real, En un cuento se narra una historia, es decir, una serie de acon- tecimientos que les suceden a los personajes en un determinado cuento consta de tres momentos. Parte de una 1 suelen presentarse los personajes y el lugar donde se desarrollan los hechos. Esa situacién inicial cambia porque ‘curre un acontecimiento que laaltera,aesto se lama conflcto 0 com- plicacién, Suceden entonces nuevos acontecimientos que buscan resol Ver ese conflicta, esto es la resolucin o desenlace. De este modo, los ‘acontecimientos dela historia se ordenan en una secuencia. ebeeces PPP TIN HAPEERER AEA: el Los cuentos de Kipling Los cuentos que integran este libro son versiones de algunas historias que Rudyard Kipling publicd en 1902, relatos, en el libro Just So Stories (tradu cuentos de asi fue o Precisamente asi) cin eran grabados en xilografia hechos por mismo, Kipling escribis estas historias para su hija Josephine, a quien solia contarle abulas Las fabulas son narraciones breve y sencilas, protagoni- ads generalmente por animales, en las que suele haber una ersefanza sobre las virtues y los defects propia de los seres humanos, Las prota sonistas de Las animales originales y otras historias también son animales ‘que se enfrentan a circunstancias a través dels cuales aprenden. 'N| mismo tiempo, estos relatos de Kipling transcurren en tiem os remotos y el tema central es cémo los animales modificaron su fisonomia o sus hébitos. En este sentido, se aproximan a las leyen- des. Las leyendes son relatos que buscan explcarelorigen de algo y fueron creadas de manera colectiva por pueblos que ain no posefan ‘una explicacién cientifca para esos fenémenos. Porque si bien las ‘respuestas tardan en llegar, las preguntas son vieja. Tal vez no haya ‘nada tan antiguo como la curiosided. De este mado, los cuentos de Rudyard Kipling poseen caracterist- «cas de més de un género, presentan el magico mundo de los animales originales y dan respuesta a inquietudes que cualquiera puede tener. otros seis expaiiol como Los lustraciones de esa edt- Log arimles originale y otra hictoria 19 AHN HH HA HAKRM 4. El hijo del elefante En tiempos muy, muy lejanos, mi querido lector, el lefante no tenia trompa. Tenia tan solo una nariz oscu- ra, del tamafo de una bota, que no le servia para agarrar nada. Pero resulta que en Africa hubo un elefante ~era un ca- chorro, el hijo de otro elefante-, que siempre estaba ha- ciendo preguntas. su tia, el avestruz, le preguntaba por qué le crecfan asi las plumas de la cola. Y su tia respondia con fastidio: *iBasta de molestar!”. A su tio, el ancho hipopétamo, le mpre los ojos colorados. Y su : “iBasta de molestar!”, Pero el hijo del elefante segufa lleno de curiosidad. Quiso saber por qué los melones tenian ese gusto y se lo pregunté a su tio peludo, el mandril. “iBasta de molestar!”, le respon- did el mandril. A su tia més alta, la jirafa, le pregunté por qué tenfa manchas en la piel. Ella, como los otros, le dij: “iBasta de molestar!”. Lo animales originlt y otras historias | 13 a El hijo del elefante era insaciable: tenia preguntas sobre todas las cosas que ve'a, escuchaba, olfa, tocaba. Una hermosa mafiana de primavera, este cachorro hizo una pregunta que nunca habia hecho antes: —£Qué come el cocodrilo? Todos le respondieron con un poco de miedo: =IShhhh! iBasta de molestar! Mas tarde, el hijo del elefante se encontré al péjaro Ko- lokolo en la rama de un arbusto. Ni mi padre, ni mi madre ni mis tios me dan explicacio- nes, y se enojan por mi curiosidad le dijo ef elefante-. IPero yo todavia quiero saber qué le gusta comer al cocodrilol El péjaro Kolokolo se puso serio y sombrio, y le respon- dié: —Tienes que ir hasta las orillas del venerable, verdoso, vasto y viscoso rio Limpopo. Alli podrés averiguarlo. ‘Ala mafiana siguiente, el pequefo elefante agarré cin- cuenta kilos de bananas (de las pequefias y manchadas), cincuenta kilos de cafia de azticar (de esas largas y sabro- jete melones (de los amarillos y suaves), y anun- —iAdiés! Me voy a las orillas del venerable, verdoso, vas- toy viscoso rio Limpopo, a descubrir qué come el cocodrilo. 14 [Rudhord Kipling Y se marché, comiendo metones y tirando las céscaras por ahi, porque con su nariz oscura no podia recogerlas. Fue desde el oeste hacia el este, pas6 por algunos pue- blos y ciudades, y después doblé hacia el norte. Entonces llegé a las orillas del venerable, verdoso, vasto y viscoso rio Limpopo, tal como le habia indicado el péjaro Kolokolo. ‘Ahora debes saber, queridisimo lector, que el hijo del ele- fante jamas habia visto un cocodrilo y no sabia cémo era. Lo primero que encontré fue una serpiente pitén de dos colores, enroscada sobre una piedra, —Disculpe —pregunt6 el pequenio elefante, muy educa- do-, dha visto algiin cocodrilo por estos lugares tan sin- gulares? —€Que si he visto un cocodrilo? —rio la serpiente, burlo- na. £Y qué més me vas a preguntar? =Me gustaria saber qué come el cocodrilo —dijo el ele- fante. La serpiente pitén de dos colores se puso seria, se desen- roseé veloz y respondié: —iBasta de molestar! Qué raro! -murmuré el hijo del elefante-. Mi padre, mi madre y todos mis tios me dicen lo mismo cuando les, hago preguntas. éSeré igual en todas partes? Loc animales originales y obra httorie | 15 Se despidié educadamente de la serpiente, la ayudé a en- roscarse de nuevo y siguié su camino. Entonces pis6 algo que creyé que era el tronco de un érbol, en ta mismisima orilla del ro, Pero no, mi querido lector, no era un tronco. Era nada menos que el cocodrilo, que de pronto abrié un ojo, —Disculpe —pregunté e! pequefio elefante, muy educa- do-, dha visto algin cocodrilo por estos lugares tan singu- lares? El cocodrilo abrié el otro ojo y levanté la mitad de su cola del barro. —Yo soy el cocodrilo —dijo, y derramé lagrimas de coco- drilo para demostrar que decia la verdad. El pequetio y curioso elefante se emocioné. Usted es precisamente al que estuve buscando todos estos dias! —dijo—. Por favor, épodria decirme qué le gusta comer? —Claro, pequerio —respondi lo diré al ofdo. Cuando el hijo del elefante arrimé su cabeza a la boca olorosa y filosa del cocodrilo, el cocodrilo le mordié la nariz, que hasta ese dia no era més larga que una bota. —Creo...—mascullé el cocodrilo entre dientes— iCreo que hoy empezaré comiendo un cachorro de elefante! 1 cocodrilo~, Acércate y te 16 | Rutard Kipling PHOK HTH NNNNRA SHH HOA ze ae aie Esto, mi querido lector, al hijo del elefante le molesté mucho, Hablando por su nariz, exclamé: —iSuéldebel iMe esdé lasdibando! ‘A escucharlo, la serpiente pitén de dos colores bajé de su piedra, se arrastré por la orilla, se acercé y dijo: =Mi joven amigo, te recomiendo que ahora mismo tires ‘con todas tus fuerzas, 0 ese camarada con abrigo de cuero te arrastraré a la corriente antes de que puedas decir “mu”, © lo que sea que dicen los elefantes. El hijo del elefante le hizo caso: se senté sobre sus patas traseras y tiré y tird y tind, y su nariz empezé a estirarse. El cocodrilo también tird y tird y tird, sin abrir fa boca y sin soltar, mientras se revolvia en el agua. Con cada tirén, la nariz del elefante se estiraba més, se hacia més y més larga, ‘Ya media cerca de un metro y medio. —iBasda! iBe duele bucho! se quejé el hijo del elefante, Entonces la serpiente pitén de dos colores se enroscé dos veces como un nudo entre las patas traseras del elefan- tey dij —Viajero ingenuo y temerario, ahora vamos a hacer mu- ccha fuerza, Si no, ese buque de guerra con cubierta blin- dada (con esto, mi querido lector, se referia al cocodrilo) pondré fin para siempre a tu carrera, Loe animale original “7 DbedbbIG: an pad Ella se puso a tirar, el hijo del elefante tir, bién el cocodrilo, Pero el elefante y la serpiente fuerte, y al fin el cocodrilo solt6 la nariz con un iplafl que se pudo ofr a todo lo largo det rio. El pequefio elefante quedé sentado de golpe en la arena k -acias ala serpiente pitén de dos colores, se en volvié la nariz en hojas de banano y la puso a refrescar en el venerable, verdoso, vasto y viscoso rio Limpopo. —tPara qué haces eso? —pregunté la serpiente =Mi nariz qued6 muy mal, esté toda deformada —res- pondi6 el hijo del elefante—. Estoy esperando que se encoja -Entonces vas a tener que esperar mucho tiempo —dijo la serpiente-. Algunos no saben lo que les conviene... El hijo del elefante esperé durante tres dias que en- cogiera su nariz. Se ponfa bizco para mirarla, pero no: la nariz no se achicaba nada. Resulta, mi querido lector, que el cocodrilo la habia estirado hasta convertiria en una auténtica trompa de elefante, tal como las que co- nocemos hoy. AA final del tercer dia llegé un mosquito y lo picé en un hombro, Antes de darse cuenta de lo que hacia, el hijo del clefante revoleé la trompa y con el extremo le dio un golpe mortal tot animale origi —iPrimera ventaja! —dijo la serpiente pitén de dos colo- res. No podrias hacer eso con tu vieja nariz de bota. Ahora trata de comer un poco. E! hijo de! elefante extendié la trompa y arrancé un gran manojo de pasto. Lo sacudié contra sus patas para quitarle {a tierra y se lo metié en la boca. —iSegunda ventajal —dijo la serpiente-. No podrias ha- cer eso con tu vieja nariz de bota. éY no te parece que el sol calienta mucho aqui? —Asi es —respondi el hijo del elefante. Y antes de darse cuenta de lo que hacia, tomé un poco de barro de las orillas del venerable, verdaso, vasto y vis- oso rio Limpopo y se lo eché sobre la cabeza. Le quedé tuna gorra de lodo, pegajosa, refrescante y resbalosa, que le chorreé por detrés de las orejas. —IVentaja niimero tres! —dijo la serpiente—. No podrias hacer eso con tu vieja nariz de bota. £0 si? Es cierto. iMuchas gracias por todo! Creo que es hora de volver con mi familia {Asi e hijo del elefante emprendié la vuelta a casa, mien- tras experimentaba con su trompa. Cuando queria comer tuna fruta, la sacaba de un érbol en ver de esperar a que ca yera, como hacia antes. Cuando queria pasto, lo arrancaba 20| Rudyard Kipling de la tierra en vez de arrodillarse. Si las moscas lo moles: taban, rompia una rama y la usaba de espantamoscas. Y si se sentia solo, cantaba con la trompa, con un sonido més fuerte que el de cien cometas todas juntas. demas, fue recogiendo todas las céscaras de melén que habia dejado, porque era un paquidermo realmente muy limpio y ordenado. Una noche oscura lleg6 a su casa. —ECémo estan todos? ~saludé. Su familia se alegré mucho de verlo después de tantos dias, Cuando se acercaron, él desenrollé su trompa.. —IA la banana! ~exclamaron—. £Dénde aprendiste ese truco? Qué El hijo del elefante les conté sus aventuras. —fista es mi nueva nariz —explicé—. Me la dio de recuer do cl cocodrilo del venerable, verdoso, vasto y viscoso rio Limpopo. —Se ve muy fea —dijo su tio peludo, el mandril. Es cierto —admitié el hijo del elefante—. iPero es muy util! Para demostrarlo, levanté a su tio peludo de una pata y lo zarande6 de un lado al otro, riendo sin parar. Después les, mostré cémo tomaba frutas de los drboles, arrancaba pasto iste a tu nariz? Lot animales originals otras bietria | 21 sin arrodillarse y cantaba con el sonido de cien trompetas todas juntas. ‘Ala mafiana siguiente, toda su familia se puso en camino hacia el venerable, verdoso, vasto y viscoso rio Limpopo, para que el cocodrilo les diera narices nuevas. Y desde ese dia, mi querido lector, todos los elefantes que ves, y también losique no ves, tienen trompas igualitas a la trompa de aquel cachorro curioso y preguntén, el del elefante. Tengo seis fiefes ayudantes que no usan botas ni turbantes. Ellos me enseftaron todo lo que sé. Se flaman Qué, Quién y Cudndo, Cémo, Dénde y Por qué. Pero conozco un pequefio lector ‘tin més curioso que yo (y mucho més que mi tia). Hace mil preguntas por dia de todo tamarto, forma y color. 22) Ruthord King PRPAAAPARARNHH EER HEH HHH HH HHH HE HE SSCCCHCKC OKC HEHEHE EHES eeeeeeesa 2. Cémo se le arrugé la piel al rinoceronte Mi querido lector: habia una vez, en una isla desierta del Mar Rojo, un parsit que vivia en una carpa, sin otra cosa que su sombrero (que reflejaba el sol de una manera esplendo- 05a), su cuchillo y un calentador para cocinar, de esos que queman mucho. Un dia, el parsi junté harina y agua y pasas y ciruelas y anicar y otras cosas, y se hizo una torta que tenfa como medio metro de ancho y un metro de alto. Era una comida superior, verdaderamente magica El parsi la puso en el calentador, la cociné y la cociné y la cociné, hasta que estuvo bien tostada y con un gran aroma, Pero justo cuando iba a comerla, desde el desolado interior deshabitado de la isa leg a la playa un rinoceronte con un cuerno en su nariz, dos ojos medio rojos y pocos modales. En esos dias, mi querido lector, la piel del rinoceronte le quedaba bastante ajustada al cuerpo. No tenia arrugas T Pesore ptenscete a laanigua Pia Exe pueblo ue hai lo que oye nd. tos animales originals y otras hctorias | 23 % e en ninguna parte. Pero —y en eso es igual ahora, y siempre serd igual-- el rinoceronte no tenia modales. Dijo “iArrfl". Y el parsi solté la torta y corrié y se trepé a una palmera, sin llevar con él nada més que su sombrero, que reflejaba e! sol de una manera esplendorosa. El rinoceronte tiré el calentador con su nariz, la torta rod6 por la arena y él la pinché con su cuemo, se la comié ¥ 5 fue, moviendo su cola, al desolado interior deshabitado de la isla, EI parsi bajé de la palmera, levants el calentador y recité estos versos: Quien fa torta comié que ef parsi cocin grave error cometié, Semanas mas tarde, hubo una ola de calor tan fuerte en €l Mar Rojo, que todo el mundo se sacé la ropa que tenia Puesta, El parsi se quité el sombrero, y el rinoceronte se uité la piel (que en esos tiempos se abrochaba por debajo, Con tres botones), se la colgé al hombro y bajé a la playa a bajarse. No dijo nada sobre la torta, porque no tenia moda- les —ni los tiene ahora, ni los tendré nunca—. Dejé su piel en la arena y se metié en el agua, chapoteando y haciendo burbujas con la nariz, 241 Radyo King “ El gris rinoceronte, ancho y fuerte, aquelfa vez tuoo muy mala suerte. Se comié una torta equivocada 1 la piel le quedé toda arrugada. Si quisieras saber fo que se siente, ‘mi querido lector, haz lo siguiente: rompe en tu cama muchas galletitas y trata de dormir con las miguitas. Lag animales originals y otras hitoriee | 27 ‘sf estaba cuando el parsi pasé y lo vio. El hombre sonrié de oreja a oreja, bailé tres veces alrededor de la piel y se froté las manos. Fue hasta su carpa, lené su sombrero con rmigas de torta (el parsi nunca comia otra cosa que torta, ¥ nunca barrfa su carpa). Volvié a la orilla, tor la piel del r- noceronte y la llené con pasas y migas viejes, secas y duras. Después se trepé a su palmera y se senté a esperar. El rinoceronte salié del agua y se puso su piel, pero esta le picaba. Se quiso rascar y la cosa empeors. Se tird en la arena y rod6, rodé y rod6, y cada vez las migas le picaban més. Corrié hasta donde estaba la palmera y se froté, froté y froté contra el tronco. Tanto se frot6, que la piel se le arru- 6 sobre los hombros, y por debajo, y sobre sus piernas, y hasta los botones se le salieron de tanto frotar. Todo eso lo puso de muy, muy mal humor, pero nada afecté a las pasas y migas secas, que quedaron del lado de adentro de su piel, picando y haciendo cosquillas. ‘Asi que volvié enojado al desolado interior deshabitado de la isla. Y desde aquel dia, mi querido lector, todos los rinocerontes tienen grandes arrugas y pliegues en la piel, y muy, muy mal humor. En cuanto al parsi, se bajé de su palmera con su sombre- ro, guardé su calentador y se fue a vivir a otros lugares. 26 [Radyard King HN EET TT ate TEE tae att El gris rinoceronte, ancho y fuerte, ‘quella vez tuvo muy mala suerte. ‘Se comié una torta equivocada y fa piel le quedé toda arrugada. Si quisieras saber fo que se siente, ‘mi querido lector, haz lo siguiente: rompe en tu cama muchas galletitas ¥ trata de dormir con fas miguitas. ae animales originals otras httoia | 27 TESEVELITEVILEL ETE SeRSRAAHHRARHHH EKA RBR KH AR ARH MAB HAME 0666606006000 0086 3. El origen de los armadillos | tiempos muy, muy lejanos. Justo en el corazén de aquellos tiempos habia un erizo pinchudo y espinudo que vivia en las orillas del turbio Ama- zonas, comiendo babosas chiclosas y otras cosas ast, Tenia tuna amiga, la tortuga firme y lenta, que vivia en las oillas del turbio Amazonas comiendo lechugas verdes y otras cosas ast, Y de esa manera, mi querido lector, todo estaba bien. Pero en e30s tiempos remotos habia también un jaguar pin- tado que vivia en las orillas del turbio Amazonas y comia todo lo ue podia atrapar. Si no cazaba venados o monas, comia ranas yy escarabajos, y si no conseguia ranas ni escarabajos, iba a ver 28 su mamé, y ella le ensefiaba cémo comer erizs y tortugas. —Hijo mio —le explicaba, moviendo la cola, cuando en- ‘uentres un erizo debes arrojarlo al agua para que se des- Una hermosa noche, en las orillas del turbio Amazonas, el jaguar pintado se encontré al erizo pinchudo y espinudo ya la tortuga firme y lenta, sentados bajo el tronco de un 4rbol caido. Como no podian escapar, el erizo pinchudo y espinudo se enrollé como una pelota, y la tortuga firme y lenta escondié su cabeza y sus patas dentro de su capara- 6n, como hacen las tortugas. Y de esa manera, mi querido lector, todo estaba bien, Quiero que me presten atencién —dijo el jaguar pinta- do-, porque esto es muy importante. Mi mamé me dijo que cuando encuentre un erizo tengo que tirarlo al agua para que se desenrolle, y cuando encuentre una tortuga debo sacarla de su caparaz6n con mi zarpa como si fuera una cuchara, Diganme, écudl de ustedes es el erizo y cul la tortuga? Porque no me doy cuenta. —LEstés seguro de lo que dijo tu mami? —pregunt6 el erizo pinchudo y espinudo~. éRealmente seguro? Tal vez te dijo que cuando desenrolles una tortuga hay que sacarla del agua con una cuchara, y que cuando zarpes a un erizo debes arrojarlo con un caparazén. —dEstés seguro de lo que dijo tu mami? —pregunté tam- bién la tortuga firme y lenta—. cRealmente seguro? Tal vez te dijo que cuando tires al agua un erizo, debes hacerlo 30 | Rudra Kiking a eee eedaes GROMARRMARH RRP PREP EMO R EPP PRE FEE COOb Od eedesneee ir Con tu zarpa, y que cuando atrapes una tortuga, debes co- arazonarla hasta que se desenrolle, —No ereo que haya dicho nada de eso —respondié el ja- uar pintado, un poco confundido—. Por favor, diganlo de ‘nuevo, pero mas claro. —Cuando arrojes agua con tu zarpa como una cuchara, tienes que desenrollarla con un erizo —dijo pinchudo y espi- nudo—, Recuerda eso, porque es importante. ortuga firme y lenta—. Pero cuando zarpes dentro de la tortuga con una cuchara. éTe de entender? —Me hacen doler las manchas de la piel —dijo el jaguar pintado. Ademés no me interesan sus consejos. Yo solo Quiero saber cuél de ustedes es el erizo y cuél la tortuge. —No te lo diré. Y no podrés sacarme de mi caparazén usan- do tu zarpa como una cuchara ~dijo pinchudo y espinudo. —iAjé! —dijo el jaguar pintado-. Ahora sé quién es la tortuga. iYa vas a ver! El jaguar lanzé su zanpa justo cuando pinchudo y espinudo se enroll y la pata se le llené de pds. El golpe hizo rodar al ¢rizo a unos matorrales, donde estaba demasiado oscuro para encontrarlo. Para peor, el jaguar pintado se llevs la zarpa a la boca y las pas lo lastimaron més, Cuando pudo hablar, dijo: tes enimales originale otras historia | 31 —Entonces ese no era una tortuga. Pero...—y aqui se ras- 6 la cabeza con su zarpa sin pias—, ecémo sé que el otro sfes una tortuga? —Yo soy una tortuga —aseguré firme y lenta—. Tu madre tenia razén cuando te aconsejé que me sacaras del capara- zn usando tu zarpa como una cuchara. Adelante. —Pero si antes me dijiste que mi madre habja dicho una cosa diferente.. —Bueno, supongamos que ti dices que yo dije que ella dijo una cosa diferente. No veo que eso implique ninguna diferencia, porque si ella dijo lo que té djiste que yo dije que ella dijo, es lo mismo que si yo dije que ella dijo lo que dijo, —Recién dijiste que te sacara del caparazén usando mi zarpa como una cuchara. .Qué puede paser si lo hago? —pregunté el jaguar pintado, precavido. No lo sé, porque nunca me sacaron de mi caparazén. ‘Pero si quieres ver cémo me escapo nadando, puedes tirar- me al agua. —Mezclaste tanto las cosas que ya no sé dénde tengo la ca- beza y dnde la cola pintada, Mi mama me dijo que tenia que arrojaral agua a uno de ustedes. Y como veo que tienes tantas, ganas de que lo hage, creo que en realidad no quieres que lo haga... Asi que vamos, salta al agua turbia de! Amazonas. 32] Rudyard ing eeeeee reer er eee eee Pree PPUYUUETESEXUXUUECEEE CORRE OEe eeeeeeeed La tortuga se sumergié en silencio en el rio, Nadé bien lejos y salid donde pinchudo y espinudo la estaba espe- rando. —Nos escapamos justo —dijo el erizo—. No me cae bien ese jaguar pintado. LQuién le dijiste que eras? Le dije honestamente que era una honesta tortuga, pero no me creyé. Me hizo saltar al rio para ver si lo era, y se qued6 muy sorprendido. Ahora fue a contarle a su mami. iEscuchal El jaguar pintado rugia aqu‘y alla, entre los érboles y los matorrales, a orillas del turbio Amazonas, hasta que llegé jo ella, meneando la cola, qué estuvis- te haciendo? —Traté de sacar de su caparazén algo, usando mi zarpa ‘como una cuchara, y me quedé llena de pias —

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