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UNAS NAVIDADES EN ANDIN

Raúl, Omar, Abel, Candela y Noa.


2ºD

Era 24 de diciembre. Alfredo se disponía a viajar con sus dos nietas a un pueblo navideño
llamado Andín, donde todo el mundo amaba la navidad.

Estas navidades iban a ser diferentes para Alfredo y sus nietas. Hacía poco que había fallecido
Meri, la esposa y abuela.

Alfredo conoció Andín gracias a un viaje que realizó con Meri hace unos cuantos años. A Meri
le encantaba viajar.

Andín les gustó porque era un pueblo entrañable y con un gran espíritu navideño: había
mercadillo, atracciones populares, cafés y restaurantes. Todo lleno de luces de colores, árboles
de navidad, muñecos de nieve y hasta peleas de bolas de nieve que llenaban de risas las calles
y plazas.

Tanto les gustó que volvieron en muchas más ocasiones y siempre alquilaban una pequeña
cabaña cerca del aeropuerto.

Alfredo, Nerea y Sara cogieron un vuelo a primera hora de la mañana. Cuando llegaron les
estaba esperando su buen amigo Focus con su camioneta.

Focus era un hombre bonachón, algo gordito y con una nariz redonda y roja que hacía mucha
gracia. Nerea y Sara era la primera vez que lo veían y entre ellas se dijeron: ¡¡Es como Santa
Claus en miniatura!!

Lo que no sabían era que este gordito y bonachón les facilitaría mucho las cosas en unos días
tan especiales como el 24 y 25 de diciembre.

Cuando llegaron a la cabaña y recogieron las maletas, se dispusieron a sacar los adornos
navideños, pero… ¿y el árbol?

Focus que aún andaba por allí ayudando a Alfredo con la leña se ofreció a buscar uno. Se
adentraron en un bosque cercano y tras más de media hora encontraron el abeto perfecto. Con
mucho esfuerzo lo montaron en la camioneta.

Para agradecer el esfuerzo de Focus le invitaron a comer en un restaurante cercano. Hicieron


compras por el pueblo: comida, postres navideños, ponche, regalos…Pero de regreso a casa, la
carretera estaba muy nevada y había empezado a llover. ¡¡¡Habrá que tener cuidado pensaron
todos!!!

Pero… al pasar por un stop un coche les dio por detrás. Nerea, Sara y el abuelo se asustaron
mucho. Focus no perdió la calma en ningún momento: ¡¡¡Solo es un golpe!!! pensó

Se bajaron de la camioneta y vieron que los focos traseros se habían roto, el abeto se había caído
rompiendo las ramas y las botellas habían empapado los dulces navideños.

El otro coche no tenía ni un rasguño. Era un buen coche y como no, lo conducía todo un
personaje, Yuki Tsunada, nada más y nada menos que el famoso piloto de Fórmula 1.

Estaba en Andín de retiro pues estaba pasando una mala época personal y profesional. Se había
despistado y no había visto que la camioneta se había parado en el stop.

Todos estaban estupefactos. Pero…Focus dijo: ¡¡Calma!! esta es la situación y ahora hay que
buscar una solución.

Yuki que vivía cerca les ofreció ir a su casa dado que el tiempo estaba empeorando. Cuando
llegaron se quedaron alucinados: era una gran casa, con un gran árbol de navidad, luces de
colores, la chimenea encendida envolviendo la casa con un calor familiar. La mesa estaba
preparada con sopa, dulces, chocolate…había de todo. Pero ¿tanto para una sola persona?,
pensaron

Y de repente les dice: Si no tenéis planes ¿os queréis quedar?

Se miraron unos a otros y Focus confesó: que mejor manera de pasar estas fiestas navideñas
en compañía compartiendo risas, momentos, anécdotas…

El abuelo, Nerea y Sara se habían quedado sin árbol y sin comida, ¿por qué no? se dijeron.

Yuki también se confesó y les dijo que últimamente lo que menos quería era estar solo: Siempre
estoy rodeado de gente que me quieren por mi éxito, pero no siento el amor verdadero, la
compañía, la familia…

Al final todos compartieron lo más importante y lo que les dictó el corazón: ESTAR JUNTOS

COMPARTIENDO LA AMISTAD.

Y desde entonces, cada año, por las mismas fechas vuelven a Andín a pasar las Navidades
juntos.

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