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POROSIDAD

La porosidad es la capacidad del suelo de drenar el exceso de agua con facilidad. El suelo
poroso cuenta con ingredientes orgánicos e inorgánicos de diferentes tamaños que no se
adhieren fácilmente unos con otros. Esta flojedad permite que el agua fluya. Los suelos
arenosos y pedregosos son los más porosos. Los suelos arcillosos y limosos, con pequeñas
partículas unidas, son los que menos drenan y se inundan con mayor facilidad. Los suelos
porosos tiene una gran cantidad de bolsas de aire diminutas.

Beneficios

Los suelos porosos y saludables drenan libremente, eliminando el exceso de agua de las
raíces de las plantas. La mayoría de las plantas que permanecen constantemente en suelos
saturados, se deterioran y mueren con rapidez. Los suelos porosos con gran cantidad de
materia orgánica no sólo drenan el exceso de agua, sino que también almacenan la
humedad y los nutrientes necesarios para las raíces. Además, los suelos porosos están bien
aireados. Esto los protege contra hongos que causan podredumbre, proporciona oxígeno a
las raíces y permite que las lombrices de tierra hagan su trabajo para mejorar el suelo.

PERMEABILIDAD

Permeabilidad es la propiedad que tiene el suelo de transmitir el agua y el aire y es una de


las cualidades más importantes que han de considerarse para la piscicultura. Un estanque
construido en suelo impermeable perderá poca agua por filtración.

Mientras más permeable sea el suelo, mayor será la filtración. Algunos suelos son tan
permeables y la filtración tan intensa que para construir en ellos cualquier tipo de estanque
es preciso aplicar técnicas de construcción especiales. En un volumen de está colección que
aparecerá próximamente se ofrecerá información sobre dichas técnicas.

¿Qué factores afectan a la permeabilidad del suelo?

Muchos factores afectan a la permeabilidad del suelo. En ocasiones, se trata de factores en


extremo localizados, como fisuras y cárcavas, y es difícil hallar valores representativos de
la permeabilidad a partir de mediciones reales. Un estudio serio de los perfiles de suelo
proporciona una indispensable comprobación de dichas mediciones. Las observaciones
sobre la textura del suelo, su estructura, consistencia, color y manchas de color, la
disposición por capas, los poros visibles y la profundidad de las capas impermeables como
la roca madre y la capa de arcilla, constituyen la base para decidir si es probable que las
mediciones de la permeabilidad sean representativas.

El suelo está constituido por varios horizontes, y que, generalmente, cada uno de ellos tiene
propiedades físicas y químicas diferentes. Para determinar la permeabilidad del suelo en su
totalidad, se debe estudiar cada horizonte por separado.

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La permeabilidad del suelo se relaciona con su textura y estructura.

El tamaño de los poros del suelo reviste gran importancia con respecto a la tasa de filtración
(movimiento del agua hacia dentro del suelo) y a la tasa de percolación (movimiento del
agua a través del suelo). El tamaño y el número de los poros guardan estrecha relación con
la textura y la estructura del suelo y también influyen en su permeabilidad.

CAPILARIDAD: es la propiedad que permite al agua moverse en todas direcciones en la


masa terrosa. Cuando el suelo tiene gran poder capilar casi no se puede retener el líquido.

HUMEDAD: es la medida de agua que contiene la tierra como consecuencia de hallarse


retenida en espacios superficiales o subterráneos.

COLOR

El color es, probablemente, la característica más evidente cuando se observa la superficie o


el perfil de un suelo y constituye su respuesta a la radiación electromagnética en la región
visible del espectro. Es, además, una característica muy utilizada por el edafólogo para
obtener información sobre la génesis del suelo y sobre sus propiedades físicas y químicas.

El color del suelo viene dado por la existencia y proporción de compuestos orgánicos y
minerales. La materia orgánica produce colores oscuros, generalmente negruzcos o pardos,
como consecuencia de la presencia de ácidos húmicos. La acumulación de materia orgánica
procedente de la muerte y descomposición de organismos vivos (hojas, raíces,
microorganismos y pequeños animales) les confiere a los horizontes superiores de los
suelos unos colores más oscuros que los que presentan los materiales más profundos. Una
excepción a esta regla es la de los suelos llamados podsoles, en los que un proceso
continuado de lixiviación ha transportado la materia orgánica hacia horizontes inferiores,
provocando en ellos el color oscuro característico.

PROPIEDADES QUÌMICAS DEL SUELO

Las propiedades químicas del suelo varían con el tiempo.

La meteorización del material de partida por el agua determina, en gran medida, la


composición química del suelo que por último se ha producido. Algunas sustancias
químicas se lixivian en las capas inferiores del suelo donde se acumulan, mientras que otras
sustancias químicas, que son menos solubles, quedan en las capas superiores del suelo. Las
sustancias químicas que se eliminan con más rapidez son los cloruros y los sulfatos, a los
que siguen el calcio, el sodio, el magnesio y el potasio.

Los silicatos y los óxidos del hierro y el aluminio se descomponen con mucha lentitud y
apenas se lixivian. Cuando algunos de estos productos se ponen en contacto con el aire del
suelo, tienen lugar reacciones químicas como, en particular la oxidación, que provoca la
formación de sustancias químicas más solubles o más frágiles que las originales. En

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consecuencia, se aceleran los procesos de meteorización, aumenta la lixiviación* de las


sustancias químicas y se producen otros cambios en la composición química del suelo.

Cuando los suelos anegados que contienen sulfuros ferruginosos (piritas) se exponen al
aire, como por ejemplo, durante la construcción de estanques, éstos pueden convertirse en
suelos ácido-sulfáticos de agua dulce, lo que provoca la oxidación de las piritas y la
acidificación del suelo. El agua del estanque puede entonces hacerse demasiado ácida para
la piscicultura .

El aire presente en el suelo contiene también dióxido de carbono. Al combinarse con agua,
ese gas puede formar un ácido débil (ácido carbónico) que reacciona con algunas de las
sustancias químicas del suelo para formar otras.

COMPLEJO ARCILLOSO-HÙMICO

Los complejos arcillo-húmicos (CAH) se forman por la combinación de arcillas y de


humus, los dos en estado floculado, seguido del trabajo de los microorganismos del suelo, y
sobre todo de las lombrices, que gracias a su presencia en medio líquido (como en un tubo
de ensayo) pueden unir estas moléculas (negativamente polarizadas) por un catión
bivalente: el calcio (Ca2+). Parece que el mucus de algunos organismos también puede
desempeñar un papel en la formación de estos complejos que se hacen estables e insolubles
una vez secos (como el cemento cuando "fragua"), lo que explica la resistencia del humus
al agua y a la erosión y el mantenimiento de su estructura y su excepcional capilaridad.

INTERCAMBIO CATIÒNICO

La capacidad de intercambio catiónico es una medida importante de la fertilidad a la


productividad potencial de los suelos.

Gracias a su estructura química, las partículas de arcilla y la materia orgánica del suelo
tienen carga negativa neta. Esto significa que los cationes (iones con carga eléctrica
positiva) son atraídos y retenidos sobre la superficie de estos materiales del suelo. Los
cationes de la solución del suelo están en equilibrio dinámico con los cationes absorbidos
sobre la superficie de la arcilla y la materia orgánica.

La CIC es una medida de la cantidad de cationes que pueden ser absorbidos o retenidos por
un suelo.

Los suelos contienen cantidades variables y clases diferentes de arcilla y materia orgánica,
de modo que la CIC total varía ampliamente. La materia orgánica tiene una CIC alta, por lo
que los suelos con un alto contenido de materia orgánica presentan por lo general una CIC
mayor que la de los suelos con un bajo contenido de materia orgánica.

Los cationes que revisten mayor importancia en lo que se refiera a las plantas son el calcio
(Ca++), magnesio (Mg++), potasio (K+), amonio (NH4+), sodio (Na+) e hidrógeno (H+).

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Los primeros cuatro cationes son nutrientes de las plantas y son importantes para el
crecimiento vegetal. Los dos últimos tienen un efecto marcado sobre las características
físicas y químicas del suelo.

La cantidad relativa de cada uno de los cationes que son absorbidos en la superficie de las
partículas de arcilla está estrechamente relacionada con propiedades importantes del suelo.
Los suelos altamente ácidos exhiben un alto porcentaje de iones hidrógeno adsorbidos,
mientras que los suelos que poseen un pH favorable de 6 a 8 tienen un alto porcentaje de
iones calcio en esa condición. Los suelos con alto contenido de iones sodio presentan un
estado de dispersión y resisten la infiltración del agua, en tanto que los que poseen un alto
porcentaje de iones calcio están bien agregados y exhiben altos caudales de infiltración.

Los suelos minerales con una CIC alta tienden a ser más fértiles que los que poseen una
CIC baja. La probabilidad de que los nutrientes se pierdan por lixiviación es baja, por lo
que el suelo posee una mayor capacidad para almacenarlos y suministrarlos a los cultivos.
La CIC varía ampliamente La gama de valores dentro de cierta clase de textura se debe en
parte a diferencias en el contenido de materia orgánica.

PH DEL SUELO

El pH del suelo es una medida de la acidez y alcalinidad de este. Afecta a la vida de las
plantas al afectar la solubilidad de los nutrientes en el suelo. La mayoría de los nutrientes
de las plantas son más solubles y por consiguiente están más disponibles para las plantas en
los suelos ácidos. Unos pocos nutrientes, sobre todo el fósforo, están más disponibles en los
suelos alcalinos. Los suelos que están cercanos al pH neutro ofrecen los beneficios de tener
en general la mayor disponibilidad de nutrientes.

MATERIA ORGANICA DEL SUELO

Siempre que se habla de fertilidad de un suelo se toma en cuenta principalmente la cantidad


de macro y micronutrientes que el suelo puede proveer a las plantas, dejando en segundo
plano un aspecto muy importante acerca de la fertilidad del suelo: la cantidad de materia
orgánica (MO).

La materia orgánica representa, aproximadamente, el 5% en el volumen de un suelo ideal.


A pesar de ser un porcentaje relativamente pequeño, su presencia es altamente importante
en el crecimiento de las plantas. La adición de residuos orgánicos al suelo, provenientes de
plantas y animales y su posterior descomposición por los microorganismos, establecen dos
procesos que determinan el nivel al cual se acumula materia orgánica en los suelos.

Las plantas son la principal fuente de materia orgánica, ya que parte de sus hojas, tallos,
flores, frutos y generalmente todo el sistema radical, se quedan en el suelo cuando el
cultivo es cosechado. Estos residuos generalmente son frescos, es decir, poseen
aproximadamente entre 60 a 90% de humedad, lo cual depende del tipo de residuo

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orgánico. Esto significa que entre el 40 a 10% de materia seca podría incorporarse al suelo
y su composición es muy variada: carbohidratos, grasas, aceites, lignina y proteínas, son los
principales constituyentes y ellos son fuentes de carbono, hidrógeno y oxígeno, así como
también, en el caso de las proteínas, de nitrógeno, azufre, hierro, fósforo, los cuales
pudieran ser aprovechables por las plantas una vez que los microorganismos descomponen
estos compuestos.

IMPORTANCIA DE LOS MICROORGANISMOS DEL SUELO.

Los microorganismos del suelo, son los componentes más importantes de este. Constituyen
su parte viva y son los responsables de la dinámica de transformación y desarrollo. En un
solo gramo de tierra, encontramos millones de microorganismos beneficiosos para los
cultivos.

En desinfecciones severas, como las que se realizan en cultivos bajo plástico, anulamos
muchos de estos microorganismos, que estaban de forma natural en el suelo. En cierta
medida, esta idea va paralela a la actual medicina en el hombre; ¿es bueno tomar un
medicamento que nos anule aquellos microorganismos perjudiciales, pero… a la vez,
elimine también aquellos que nos son beneficiosos?.

Estos microorganismos beneficiosos que se encuentran en el suelo, son bacterias,


actinomicetos, hongos, algas y protozoarios. Un suelo fértil es aquel que contiene una
reserva adecuada de elementos nutritivos disponibles para la planta, o una población
microbiana que libere nutrientes que permitan un buen desarrollo vegetal.
Cuando se quema un bosque, observamos la importancia de todo lo que estamos diciendo,
ya que muere toda la plantación, pero muere también el suelo de esta, por lo que tardará
mucho tiempo en recuperarse.
En la agricultura tradicional, se alternaban las líneas de cultivo en el suelo, o bien se dejaba
descansar la tierra durante un tiempo. Actualmente, en la agricultura intensiva, el suelo
apenas está sin cultivo, y se planta siempre en la misma línea de terreno, por lo degradamos
el suelo rápidamente.

Por todas estas razones, se está empleado lo que se denomina “Biofertilización”, que
consiste en aumentar el número de microorganismos de un suelo, para de esta forma,
acelerar todos los procesos microbianos, aumentar la cantidad de nutrientes asimilables por
la planta, etc..
Una biofertilización correcta, ayuda a una fertilización tradicional, reduciendo el uso de
energía de la planta a la hora de absorber los distintos nutrientes, disminuye la degradación
del agroecosistema y reduce la pérdida de nutrientes del suelo por lixividados, sobre todo
de nitrógeno.
Pero estos microorganismos actúan a la vez como agentes de control biológico, con lo que
reducimos aquellos microorganismos indeseables en el suelo y favorecemos los organismos
útiles para los cultivos, con lo que aumentamos la producción de la planta.

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Existen muchos hongos en el suelo que son beneficiosos para las plantas. Un hongo, está
constituido por una serie de filamentos más o menos anchos, que se les denomina hifas. Al
conjunto de hifas del hongo, se le denomina micelio.
La forma de reproducción de los distintos hongos se realiza mediante las esporas, que se
producen en los cuerpos fructíferos. La espora para un hongo, es algo similar a la semilla
para una planta.

El ciclo de vida de los distintos hongos que producen enfermedades en las plantas, es muy
diferente de unos a otros. Todos comienzan con una espora que al germinar, produce una
serie de hifas, que producirán una serie de cuerpos fructíferos, generándose nuevas esporas.
En este artículo, nos centraremos en unos hongos que son beneficiosos para el suelo y para
la planta, y que se engloban dentro del Género Trichoderma.

Los hongos beneficiosos que viven en el suelo y ayudan a las plantas a crecer podrían ser
más fáciles de usar por los granjeros, según científicos del Servicio de Investigación
Agrícola (ARS) que están estudiando estos organismos valiosos.

Los hongos, llamados micorriza, viven dentro y fuera de las células de raíces y las ayudan a
alcanzar nutrientes extendiendo hilos largos, llamados hifas, dentro del suelo. La planta, en
cambio, provee glucosa y posiblemente otras materias orgánicas que los hongos necesitan
para sobrevivir. Desafortunadamente, las prácticas agrícolas modernas han reducido las
poblaciones de los hongos formadores de micorrizas arbusculares (AM por sus sigas en
inglés), los tipos más comunes.

MICORRIZAS

¿Qué es una micorriza?

Son asociaciones entre ciertos hongos beneficiosos del suelo y la inmensa mayoría
de las plantas. El hongo entra dentro de las raíces sin dañarlas, y ayuda a la planta a tomar
alimentos y agua, y a que crezca más sana. La planta micorrizada es capaz de resistir mejor
condiciones ambientales adversas (sequía, salinidad, plagas) por lo que es mas rentable.

La importancia de los microorganismos del suelo en la relación suelo - planta

Tratando de utilizar un lenguaje sencillo a partir de relaciones que se puedan dar entre
microorganismos, tanto intra como inter específicas, y sabiendo además que ello dependerá
de la propia biología del suelo más el tipo de vegetales cultivados y/o naturales sobre el
mismo, es que trataremos por medio de esta nota de delinear una serie de factores que
hacen al crecimiento y desarrollo de tales microorganismos así como la importancia de los
mismos en la nutrición de las plantas.

Una de las razones principales de la existencia de microorganismos del suelo consiste en


verlos como co-responsables del suministro de elementos o compuestos inorgánicos
nutricionales, orientados particularmente hacia las plantas superiores (de modo de poder

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cumplir con su ciclo de vida a través del crecimiento y desarrollo), así como su función
también específica de descomponer y mineralizar la materia orgánica que de una u otra
forma se incorpora al suelo.

Esta última función, la de participar como descomponedores de la M.O. (materia orgánica),


tiene un doble papel; no sólo en el ámbito que nos ocupa a través de la presente nota, sino
muy especialmente, en el tratamiento específico de ciertos contaminantes en el suelo; lo
que será tratado en otra oportunidad, de modo que el lector vea y traduzca su trascendencia.

Los microorganismos edáficos se ven perfectamente influenciados por las características


intrínsecas del ambiente en el que crecen y se desarrollan; así debemos tener en cuenta
dentro del “universo suelo”:

- Aspectos físicos (proporción de minerales primarios y secundarios provenientes de la


roca madre – espacio poroso ocupado por aire o agua – M.O. – microorganismos)

- Aspectos químicos. Sabemos que parte de la M.O. se transforma en el suelo en CO2


(bióxido de carbono) y H2O (agua), mientras que otra buena parte por medio de complejos
mecanismos termina en grandes moléculas (insolubles) que forman lo que se conoce con el
nombre de “humus”. También se debe poner especial atención en suelos agrícolas de
importante actividad y con estratos arcillosos (horizontes subsuperficiales con cualidades
propias), en donde se suma a la actividad biológica la presencia de “enzimas” (producto de
la descomposición de células y tejidos vegetales). Esa fracción arcillosa (con ciertas y
determinadas cualidades) es la que permite una suerte de “retención” (fenómenos de
superficie – “adsorción”) que hace a su función de “intercambiador”, dando además un
hábitat propicio para los procesos de síntesis de humus.

- Humus. Por lo ya expuesto hasta aquí, sabrá apreciar el lector la complejidad del mismo,
si bien comúnmente se habla muy vagamente de este tipo de sustancia química; siendo
entonces un producto orgánico insoluble en agua y muy estable, formado
fundamentalmente por tres fracciones: ácidos fúlvicos, ácidos húmicos y huminas. Pero
dicha estabilidad se estima que puede ir “de cinco a dos mil años”, conforme al tipo de uso
que le demos al suelo. Será probablemente mixto el origen del humus en los suelos: por un
lado a través de la producción de cierto tipo de sustancias (similares a los ácidos húmicos y
de tipo fenólicas), por parte de algunos de los microorganismos (Azotobacter spp.,
Streptomyces spp.), y por otro lado, por la misma presencia de cierto tipo de arcillas en el
perfil del suelo que promueve un hábitat ideal para que ocurra tal polimerización
(reorganización) de la que hablábamos antes.

El suelo es habitado por una enorme variedad de microorganismos vegetales (microflora


del suelo) y animales (micro fauna del suelo) y aun por organismos animales que van desde
dimensiones sub-microscópicas a dimensiones medias e inclusive relativamente grandes
(macro fauna).

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Las actividades de los diversos grupos de organismos del suelo, están interrelacionadas
entre si y con las condiciones del ambiente prevalecientes a cada momento, verificándose
que la población microbiana se ajusta rápidamente a las variaciones de estas condiciones
ambientales y que son estas que fundamentalmente determinan el sentido en que la
actividad de estas poblaciones se desarrolla más que la especie o el número de
microorganismos presentes.

La acción microbiana del suelo depende, entre otros factores, de la temperatura, aireación y
condiciones de humedad, reacción y tenor en elementos nutritivos y de la competencia y
antagonismos que se establecen entre los propios grupos de microorganismos.

La intensidad de descomposición de la materia orgánica es tanto más pequeña cuanto más


baja es la temperatura entre 5 ºC y 30 ºC y a bajas temperaturas se verifica que una vez
estabilizada la baja tasa de descomposición, las pérdidas en materia orgánica son pequeñas
y se nota una cierta tendencia para formarse residuos ricos en nitrógeno.

Para altas temperaturas, entre 45ºC y 75ºC y cuanto más aumente la temperatura, la
intensidad de descomposición también disminuye, en condiciones de humedad suficiente
pero no excesiva, reduciendo la aireación, se disminuye la actividad microbiana y
principalmente se modifica el sentido en que se procesa la descomposición muy
especialmente en relación a los productos finales de esta actividad.

Las bacterias son el grupo más importante de organismos del suelo, en el cual, en
condiciones favorables, alcanzan números extraordinariamente elevados. Existen bacterias
aeróbias estrictas, anaerobias estrictas y facultativas.

Las aerobias estrictas, obtienen su oxígeno del aire y solo prosperan por tanto en suelos
bien aireados. Las segundas no necesitan de oxígeno gaseoso, o son aún perjudicadas por
este, por lo que se encuentran en suelos compactos y(o con drenaje deficiente. Su actividad
es mucho menor que la de las primeras

Las denominadas facultativas, constituyen el grupo más importante y actúan tanto en un


caso como en el otro.

Las bacterias desempeñan un papel importante en la descomposición de residuos orgánicos


y en la formación de humus, e incluyen organismos fijadores de nitrógeno amoniacal, en
azoto nítrico (nitrificación).

De las bacterias fijadoras de nitrógeno, una (Rhizobium) viven en simbiosis con


leguminosas, fijando el nitrógeno en nódulos de las raíces de estas. Otras no-simbióticas,
obtienen el azoto del aire y la energía de la descomposición de residuos vegetales

Es el caso de la Azotobacter y de la Beijerinckia; aerobias y del Clostridium pastorianum,


anaerobio.

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Las bacterias son, en general, bastante exigentes en calcio y prosperan especialmente en


suelos de reacción levemente ácida a levemente alcalina.

Los hongos pueden alcanzar en el suelo una masa total superior a la de las bacterias. Son
probablemente todos heterótrofos y en ciertas condiciones parecen ser de los organismos
del suelo más aptos para descomponer el sustrato.

Algunas especies son depredadoras de protozoarios y de nemátodos. Son en general menos


exigentes en calcio y más tolerantes de la acidez que las bacterias.

Ciertos hongos viven en simbiosis con las raíces de plantas superiores, cuyo desarrollo
parecen beneficiar. Las asociaciones de hongos y raíces son conocidas como micorrizas

Las algas incluyen especies que probablemente realizan fotosíntesis y algunas fijan el
nitrógeno del aire. Se desarrollan principalmente en la capa superficial de suelos anegados.
Parecen desempeñar un papel importante en la aireación de suelos pantanosos. En cuanto a
las exigencias de calcio se aproximan más de las bacterias que de los hongos.

La micro fauna del suelo incluye principalmente protozoarios, nemátodos y también micro-
artrópodos. La macro fauna está constituida principalmente por anélidos, artrópodos y
también gasterópodos y algunos mamíferos.

Los protozoarios son las formas más pequeñas de vida animal. La mayor parte de ellos se
alimenta principalmente de bacterias, por lo que, en general, tenderán a limitar la
proliferación de estas. Por otra parte, ciertas bacterias actúan más intensamente en la
presencia de determinados protozoarios.

De los nemátodos, muchos se alimentan de materia orgánica en descomposición, de


elementos de la microflora del suelo y posiblemente de protozoarios. Varios son
depredadores de otros elementos de la fauna del suelo, incluyendo otros nemátodos.

Existen también nemátodos parásitos de las plantas superiores y que por ello, han sido
mejor estudiados.

De los microartrópodos se pueden citar los ácaros, arácnidos que en su mayor parte se
alimentan de residuos vegetales y hongos y ciertos insectos apterigotas (Collembola), que
utilizan materia orgánica en descomposición y son de los insectos que pueden encontrarse
en mayor número en el suelo.

De los anélidos, tienen importancia vital las lombrices. Cuando abundan, contribuyen
mucho al aporte de detritos vegetales que caen sobre el suelo en la masa de este, por lo
menos hasta cerca de 15 a 20 centímetros de profundidad. Con efecto llevan los detritos
para los canales que abren en el suelo y allí son más accesibles a la acción microbiana.
Además de ello, conjuntamente con los residuos vegetales y deyecciones animales, ingieren
partículas terreas y parte de sus glándulas digestivas segrega carbonato de sodio.

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Un papel importante para las plantas juegan las bacterias benéficas del suelo, ya que al
asociarse con ellas les permiten, por una parte, aumentar su crecimiento y desarrollo y, por
otra, las protegen contra otros organismos del suelo que causan enfermedades.
Ecológicamente, a esta relación benéfica entre las bacterias y las plantas se le denomina
“mutualismo”, el cual se define como la condición en la que dos seres vivos de diversas
especies viven juntos habitualmente (pero no necesariamente), con beneficio recíproco para
el hospedero (planta) y el simbionte (bacteria).

Microorganismos que benefician a las plantas: las bacterias PGPR

¿Cómo se asocian bacterias y plantas?

La mayoría de estas asociaciones ocurren al nivel de la rizosfera; pero, ¿qué debemos


entender por rizosfera? Lynch la define como toda aquella porción de suelo que está
fuertemente influenciada por las raíces de las plantas, la cual a su vez se divide en tres
partes: rizoplano (microorganismos pegados a la raíz), endorrizosfera (microorganismos
dentro de la raíz) y ectorrizosfera (microorganismos que actúan de manera circundante a la
raíz). Dicha asociación se inicia como respuesta al llamado “efecto rizosférico”, el cual
sucede a través de un intercambio de señales que se disparan a partir de la interacción
microbio-planta, con resultados claramente benéficos para los dos.

Cerca del 40% del carbono fijado en la fotosíntesis, en la parte aérea de la planta, puede ser
excretado a la rizosfera, lo que afecta positivamente a la mayoría de las bacterias que ahí
habitan, las cuales se nutren de los exudados de las raíces que emiten las plantas, como
azúcares, vitaminas, factores de crecimiento, ácidos orgánicos, glúcidos y mucigel.

¿Qué son las bacterias PGPR?

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Kloepper definió en 1978 a un tipo de bacteria como PGPR (por sus siglas en inglés, que
significan plant growth promoting rhizobacteria, o rizobacteria promotora del crecimiento
vegetal), la cual mostró ser un organismo altamente eficiente para aumentar el crecimiento
de las plantas e incrementar su tolerancia a otros microorganismos causantes de
enfermedades. En años recientes se ha creado cierta controversia respecto de cuándo
considerar a una rizobacteria como PGPR, por lo que se han establecido algunas
características que definen a este grupo. En primer lugar, que tengan una elevada densidad
poblacional en la rizosfera después de su inoculación en las plantas, ya que una población
que declina rápidamente tiene una baja capacidad competitiva con la microflora nativa del
suelo. Después, que posean capacidad de colonización efectiva en la superficie de la raíz y,
como consecuencia, puedan influir positivamente en el crecimiento de la planta. Además,
que puedan controlar de manera natural y eficiente a otros microorganismos del suelo
capaces de enfermar a las plantas; y por último, que no produzcan daño en el hombre. La
aplicación de este tipo de rizobacterias ha dado como resultado la promoción evidente del
crecimiento en plantas, observándose un incremento en la emergencia, vigor, biomasa,
desarrollo en sistemas radiculares e incrementos de hasta 30% en la producción de cultivos
de interés comercial, tales como papa, rábano, jitomate, trigo y soya, entre otros.
Actualmente, el uso de microorganismos representa sólo 1.4% (380 millones de dólares)
del mercado global para el control de plagas y enfermedades. Ejemplo de ello es el
producto generado a partir de la rizobacteria Bacillus thuringiensis, que ha mostrado ser un
organismo altamente eficiente para el control de plagas, siendo el bioplaguicida más
abundante en el mercado mundial.

Influencia de las rizobacterias en el crecimiento

La promoción del crecimiento en las plantas inoculadas con rizobacterias ocurre por varios
factores; uno de ellos es por la síntesis de ciertas sustancias reguladoras de crecimiento,
como giberelinas, citocininas y auxinas, las cuales estimulan la densidad y longitud de los
pelos radicales, aumentando así la cantidad de raíces en las plantas, lo que incrementa a su
vez la capacidad de absorción de agua y nutrimentos y permite que las plantas sean más
vigorosas, productivas y tolerantes a condiciones climáticas adversas, como las heladas o
las sequías.

Otro factor importante por el cual las rizobacterias ayudan a las plantas es que existen
ciertas especies que las hacen nutrirse mejor; por ejemplo, las Pseudomonas sp., las cuales,
al solubilizar algunos nutrimentos poco móviles del suelo, como el fósforo, mejoran el
ingreso de este macronutrimento hacia la planta, lo que se traduce en una mayor cantidad
de biomasa. Otras especies, como Rhizobium sp. y Bradyrhizobium sp., aumentan el aporte
de nitrógeno, influyendo directamente en el crecimiento, desarrollo y rendimiento.
Recientes investigaciones demuestran que existen algunos mecanismos indirectos que
influyen en el crecimiento y desarrollo de las plantas, como la producción de ciertos
metabolitos que, al funcionar como antagónicos de microorganismos perjudiciales, hacen
que las plantas se desarrollen en un ambiente idóneo libre de patógenos y tengan un mayor
crecimiento y desarrollo.

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Las rizobacterias como control natural de agentes patógenos

Rizobacterias como las del género Pseudomonas sp., suprimen numerosos fitopatógenos del
suelo, tales como bacterias, hongos, nematodos y virus mismos que pueden llegar a reducir
las cosechas de forma espectacular en los cultivos establecidos tanto en invernadero como
en campo. Las vías de control que estos organismos ejercen se da a través de diversos
mecanismos de defensa que involucran la producción de compuestos bacterianos, como
sideróforos, ácido cianhídrico (HCN) y antibióticos. Incluso se ha comprobado que las
rizobacterias inducen en algunos casos un sistema de resistencia en las plantas que hace que
puedan tolerar el ataque de diversos patógenos del suelo al mismo tiempo.

PRINCIPALES SUELOS DE COSTA RICA

Origen, características y manejo

La presencia de una alta variabilidad de material parental, distribuido en un relieve


heterogéneo y sometido a la acción de condiciones climáticas y biológicas muy variables,
ha originado en el territorio costarricense, en un tiempo relativamente corto, una manifiesta
diversidad de suelos.

De los órdenes de suelos establecidos por la Taxonomía de Suelos, como se puede observar
en el Cuadro 1 son de importancia agronómica en el país 4 órdenes que pueden agruparse
de la siguiente manera: Vertisoles, Andisoles, Alfisoles y Ultisoles, y los Inceptisoles.

Cuadro 1. Extensión aproximada de los Ordenes de suelos en Costa Rica.

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Orden Km2 Porcentaje


Inceptisoles 15642 38.9
Ultisoles 8402 21.0
Andisoles 5874 14.4
Entisoles 4963 12.4
Alfisoles 3857 9.6
Vertisoles 621 1.6
Molisoles 546 1.4
Espodosoles 62 0.9
Oxisoles 60 0.2
Histosoles 390 0.0

Fuente: Mata, R. 1991. Los Ordenes de suelos de Costa Rica. Taller de


Erosión. Memoria, Heredia, MADE, UNA.

VERTISOLES

Distribución, extensión y uso

Los Vertisoles se encuentran en las zonas planas y depresionales del Pacífico Seco de Costa
Rica, en el cual la duración de la estación seca es de 4 a 6 meses. Su extensión es muy
limitada (2% del país), pues se circunscriben a esas zonas depresionales y a posiciones
similares en la parte occidental del Valle Central (Santa Ana, Pozos, Lindora, Ciruelas).

A pesar de su elevado riesgo de inundación, estos suelos son intensamente utilizados en


agricultura, y en el Valle Central están siendo incluidos en desarrollo urbanísticos.

El principal cultivo que se siembra en los Vertisoles es el arroz bajo el sistema inundado, o
como arroz de secano durante la estación lluviosa. Cuando se dispone de riego y con un
buen sistema de manejo de la humedad del suelo, es factible sembrar caña de azúcar, sorgo,
melón, soya, algodón, y otros productos hortícolas como chile picante o tomate para salsa.
En general, la siembra de especies arbóreas, incluyendo forestales, no es abundante ni
recomendable en este tipo de suelos dado que su crecimiento es muy lento debido a la poda
de raíces durante la estación seca y a los excesos de humedad durante la época lluviosa. A

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pesar de que algunos de estos suelos están cubiertos con pasturas, el manejo de las mismas
es muy difícil y la producción animal es baja.

Origen

Para que se origine este tipo de suelo es necesaria la confluencia de ciertos factores: una
zona depresional que impida el buen drenaje, los materiales ricos en Si, Ca y Mg que se
acumulan y una estacionalidad muy definida.

Propiedades mineralógicas

Las condiciones anteriormente mencionadas propician la formación de arcillas 2:1 del tipo
montmorillonítico. De todos los tipos de arcilla, estas son las más ricas en Si y las que
presentan las propiedades coloidales más acentuadas. Entre partícula y partícula de
montmorillonita quedan láminas contiguas de Si, que no forman puentes de H ni ningún
otro tipo de enlace entre sí, lo que ocasiona que permanezcan en forma bastante individual,
sean muy pequeñas y se hidraten entre capas de manera abundante, ilimitada y reversible.
Esto las convierte en arcillas de tipo expandible con una gran superficie específica,
características de alta cohesión, adhesividad, plasticidad y capacidad para retener agua,
aunque desde un punto de vista agrícola el agua disponible para el cultivo sea baja. Debido
a sus reacciones de contracción y expansión, las cuales dependen de su contenido de
humedad, estos suelos afectan negativamente las labores agrícolas y la instalación de obras
de ingeniería.

Propiedades físicas

La mayoría de los Vertisoles tiene menos de un metro de profundidad, generalmente son de


color oscuro, presentan poca diferenciación de horizontes y textura arcillosa. Al inicio de
las lluvias, cuando los suelos están agrietados, el movimiento vertical del agua ocurre a
través de las aperturas, con lo que las arcillas del subsuelo se expanden rápidamente
sellando el sistema. Bajo estas circunstancias los suelos resultan prácticamente
impermeables y por lo tanto, se inundan. Además, al secarse lo hacen en forma extrema,
formando bloques masivos que se fracturan en grandes grietas que afectan obras de
infraestructura como canales de riego, cercas postes de alumbrado, etc.

La mecanización resulta una práctica dificultosa y onerosa, dependiente de los límites de


consistencia y del contenido de humedad.

Propiedades nutricionales

Son suelos fértiles, con un pH alto, elevados contenidos de Ca y Mg y que pueden presentar
condiciones adecuadas para el suplemento de elementos cuando se adicionan materiales
orgánicos. Sin embargo, bajo condiciones de riego por inundación, la adición de residuos
orgánicos provoca la reducción de Fe y Mn, elementos que pueden llegar a niveles tóxicos
para la mayor parte de los cultivos.

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En general, se considera que sus limitantes productivas son esencialmente físicas y no


nutricionales. Las arcillas 2:1 presentan gran capacidad de retención de cationes en sus
superficies externas e internas, especialmente de K y NH4, lo que ocasiona un
comportamiento particular de esos dos elementos a los cuales hay que prestar especial
atención en su manejo. El K, además, por los grandes contenidos de Ca y Mg puede
encontrarse en condiciones desbalanceadas que ejerzan un efecto antagónico y dificulten su
absorción por las plantas, especialmente si sus niveles son bajos. En las condiciones de
estos suelos, el P disminuye su solubilidad al ligarse al Ca; sin embargo, debe recordarse
que dentro de los diferentes tipos de fosfatos presentes en los suelos, los fosfatos de Ca son
los más fáciles de solubilizar. Debido al elevado pH, los contenidos de elementos menores
catiónicos son bajos y pueden llegar a constituirse en una limitante importante para el
crecimiento de las plantas.

Manejo

Fertilizaciones de mantenimiento del cultivo, atendiendo con énfasis particular los niveles
de K y de Zn, constituyen el manejo nutricional básico en estos suelos. También, está muy
documentada la respuesta a S. La utilización de pesticidas debe ser cuidadosamente
planeada cuando se efectúan rotaciones de cultivos debido a que algunos de ellos pueden
ser atrapados entre las micelas arcillosas durante el primer cultivo y liberados cuando se
riega durante el segundo ciclo.

Gracias a los proyectos hidroeléctricos en la Región de Guanacaste abre la posibilidad de


riego de los Vertisoles, labor que requiere de una alta inversión en infraestructura y de un
programa de investigación y adopción de tecnología que permita utilizar el agua en forma
rentable y sostenida.

ANDISOLES

Distribución, extensión y uso

Los Andisoles o suelos derivados de materiales volcánicos ocupan:


a. Las zonas centrales del país: el Valle Central y las faldas de sus volcanes en todos sus
flancos
b. Las faldas de la Cordillera de Guanacaste
c. La región entre Coto Brus y la frontera con Panamá por acción de las cenizas del Volcán
Barú
d. Algunas regiones de la Zona Norte y Atlántica donde se encuentran deposiciones
volcánicas arrastrados por los ríos sobre las cuales se han desarrollado Andisoles.

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Aunque en extensión apenas alcanzan el 14% del territorio nacional constituyen el eje
central de la producción cafetalera, una de las más importantes actividades agrícolas del
país, y además sostienen una gran parte de la producción de caña de azúcar, hortalizas,
diversos productos no tradicionales de exportación (flores, helechos, fresa) y la ganadería
de leche de altura. También en los suelos volcánicos de la Zona Norte y de la parte del
Atlántico se asienta parte de la última gran expansión bananera del país, produciéndose en
ellos muy favorablemente también las raíces y tubérculos, así como el palmito y otra gran
gama de ornamentales exóticas.
Origen

Como son suelos que se originan a partir de cenizas volcánicas, éstos sufren un
rejuvenecimiento frecuente, y se ven enriquecidos nutricionalmente en forma constante.
Cuando las cenizas son gruesas como ocurre cerca de los cráteres de los volcanes, los
suelos clasifican como vitrands, mientras que en las partes intermedias del relieve con alta
y constante humedad, dominan los udands, con una mayor presencia de ustands en las
partes bajas, donde ocurre la estacionalidad de las lluvias.

Propiedades mineralógicas

Debido al patrón deposicional según el tamaño de las partículas y a las bajas temperaturas
cerca de los cráteres las cenizas sufren un proceso de meteorización lento por lo que,
mineralógicamente, lo que se encuentra en esas zonas es vidrio volcánico asociado con
pocas cantidades de óxidos de Si, Al y Fe. En las pendientes medidas, la arcilla dominante
es la alofana que es un coloide de características muy particulares, amorfo e hidratado, que
aparece en esos sistemas como producto obligatorio de la descomposición de las cenizas
volcánicas en zonas húmedas. La alofana es una arcilla inestable, o sea, muy reactiva, de
modo que imprime comportamientos peculiares a estos suelos. En busca de mayor
estabilidad la alofana se hidrata, se liga a la materia orgánica formando complejos
organominerales difíciles de descomponer y fija aniones. En la posición distal de la
pendiente, donde la época seca es marcada, domina la haloisita, típica de los suelos pardo
rojizos y pardo amarillentos de las zonas cafetaleras y cañeras del Valle Central.

En color oscuro de los Andisoles se asocia a contenidos elevados de alofana mientras que
los colores pardo amarillentos están relacionados con altas concentraciones de haloisita. En
el caso de Adisoles de colores pardo rojizos es común encontrar caolinitas.

La actividad fumarólica ácida de los volcanes en período de descanso causa deposiciones


de lluvia ácida en las zonas aledañas, las cuales conducen hacia una meteorización más
intensa del sistema con una mayor lixiviación de bases además de causar pérdidas
considerables en el rendimiento de los cultivos.

Propiedades físicas

Debido a la presencia de altos contenidos de compuestos organominerales estables,


especialmente en el horizonte superficial, los Andisoles resultan ser suelos muy bien

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estructurados que propician el buen drenaje, pero a su vez, presentan una buena retención
de humedad.

Estos suelos poseen una baja densidad aparente y baja resistencia al corte tangencial, por lo
que son fáciles de arar, labor que se recomienda realizar con el uso de animales para evitar
su erosión; en el caso de utilizar maquinaria pesada o con sobrepastoreo, esta propiedad los
hace susceptibles de compactarse.

En partes cercanas al volcán estos suelos son de textura franco arenosa o más gruesa,
mientras que en las posiciones intermedias del relieve presentan texturas francolimosas o
francas, y en las partes inferiores ocurren con texturas arcillosas, particularmente en el
horizonte B. Esta característica afecta notoriamente la disponibilidad de nutrimentos, dado
que, la fijación de algunos de ellos es más tenaz conforme la textura se hace más fina. De
la misma manera, los Andisoles de textura más gruesa requieren de una frecuencia de riego
mayor. Es importante destacar que las cenizas recién depositadas y los suelos volcánicos
en sus primeros estados de desarrollo son bastante susceptibles a la erosión hídrica, y si a
esto se agregan las fuerzas pendientes en que ocurren propias de una fisiografía de
montaña, y el uso intensivo a que son sometidos, se corre el riesgo de erosionarlos muy
rápidamente, lo cual, a pesar de su buen profundidad efectiva, puede causar problemas de
pérdida de potencial y de asolvamiento de represas para generación de energía
hidroeléctrica a mediano plazo.

Propiedades nutricionales

Nutricionalmente, estos suelos pueden catalogarse como de fertilidad moderada, y su


potencial está definido por las características de las cenizas que los forman. Las cenizas del
Volcán Irazú, por ejemplo, son más ricas en bases que las cenizas del Póas y éstas más que
las del Volcán Barú. Tienen la ventaja de renovarse con suficiente frecuencia, por lo tanto
son suelos que se mantienen “jóvenes” y conservan buenos niveles de nutrimentos. Sin
embargo, como por lo general están situados en zonas en donde la pluviosidad es media o
alta, mucha agua pasa por el pedón, lo cual unido a su buen drenaje, los hace susceptibles a
empobrecerse gradualmente.

Su fertilidad potencial puede estimarse por medio de la suma de bases (Ca, Mg, K); entre
mayor sea ésta, los suelos ofrecen mayor capacidad para el desarrollo de cultivos. La alta
fijación de P que por lo general supera el 70% y llega fácilmente a valores de 95%
constituye la principal limitante de estos. También el B y el S, por su condición de aniones,
pueden ser fijados, por lo que el cultivo del café muestra respuesta a la aplicación de estos
elementos.

En cenizas muy recientes, el N es el elemento más limitante. Con pocas excepciones su pH


es neutro y no responden al encalado a menos que haya acidificación inducida por el mal
uso de fertilizantes de efecto residual ácido, o como medio para favorecer la
descomposición de la abundante materia orgánica.

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Los suelos fluviovolcánicos ligeramente ondulados y planos de la Zona Norte y parte del
Atlántico, especialmente aquellos formados por los aluviones de los ríos Sarapiquí, Sucio,
Chirripó, Tortuguero y Destierro, por su reciente apertura a la agricultura intensiva, no han
sido adecuadamente estudiados; sin embargo, por estar ubicados en donde el intemperismo
es más fuerte (más temperatura y más agua), probablemente presenten más problemas
nutricionales que en las partes altas, lo que se suma al hecho de que muchos de ellos son
mal drenados y muestran una alta susceptibilidad a la compactación.

Manejo

Las aplicaciones de fórmulas ricas en fosfatos solubles, en grandes cantidades y en forma


localizada, o encalados livianos que favorezcan la liberación del P orgánico, son los
principales manejos practicables, en estos suelos indiferentemente del cultivo.

El N, salvo que la mineralización fuera extremadamente eficiente, también es limitante; sin


embargo, la aplicación masiva de este elemento en formas amoniacales de efecto residual
ácido son la causa de la acidificación de extensas áreas, particularmente pastizales y
cafetales. En estas condiciones se requieren aplicaciones fuertes y periódicas de cal, las
cuales se han reportado como muy beneficiosas en caña de azúcar y en café. El Mg se
vuelve importante si las cenizas son bajas en dicho elemento (laderas del Póas,
principalmente) o si se practica una fuerte fertilización potásica. Además del B, el nivel de
Zn debe revisarse con regularidad, y si fuera del caso, puede regularse mediante
aplicaciones foliares.

En el caso de plantaciones de café el uso de sombra puede reducir la necesidad de


fertilizantes inorgánicos debido a una reducción en la capacidad fotosintética del cultivo y a
la adicción de N fijado biológicamente por las leguminosas arbóreas.

El uso de agroquímicos en este tipo de suelos tiene diferentes repercusiones. En el caso de


la papa y dependiendo del número de años de cultivo, pueden encontrarse concentraciones
de P disponible mayores a 80 ppm con mucha frecuencia, hecho considerado como
beneficioso. En el caso de los fungicidas cúpricos usados como protectores contra
enfermedades del cafeto en plantaciones altamente intensivas, se ha encontrado que la
velocidad de acumulación anual de este elemento es de aproximadamente 1 ppm, por lo que
podría llegar a ser un problema a muy largo plazo ya que para llegar a un nivel de toxicidad
se requiere de cantidades superiores a 100 ppm.

ALFISOLES Y ULTISOLES

A estos dos órdenes de suelos pertenecen los suelos más viejos y meteorizados del país.
Las diferencias entre Alfisoles y Ultisoles son químicas y se establecen en el subhorizonte,
por lo que en términos agrícolas prácticos, puede considerarse que presentan una capa
arable muy semejante. Frente al manejo intensivo estos dos tipos de suelos comienzan a
mostrar mayores diferencias entre sí, presentando los Ultisoles los problemas nutricionales

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más acentuados. En todo caso, los Alfisoles presentan subhorizontes más básicos y,
particularmente, en Costa Rica, se presentan en ambientes más secos.

Distribución, extensión y uso

En el país, estos órdenes abarcan una gran área, aproximadamente un 31% del país (21%
Ultisoles, 10% Alfisoles), sin embargo, no todos están en uso y, por lo general, se
consideran de integración marginal a la producción agropecuaria. Durante la expansión
ganadera de los años setenta, estos suelos fueron los más utilizados en pastos para la
producción de ganado de carne, considerándose ésta como una práctica degradativa que por
abandono posterior de los potreros, ha conducido a la sucesión de charrales, tacotales y
bosques secundarios. En estos suelos se produce prácticamente toda la piña del país,
además de cítricos, mango, aguacate, palmito, tubérculos, raíces, caña de azúcar, etc. en el
Pacífico Sur se están estableciendo grandes plantaciones cafetaleras y de Gmelina arborea
para producción de pulpa, ambas con fuertes limitaciones nutricionales. En el caso de los
Ultisoles, el problema de acidez puede reducirse mediante el encalado con lo que se
aumenta su fertilidad, o a través de la selección de especies, variedades o cepas tolerantes a
la acidez y a bajo contenido de P.

Los Ultisoles se encuentran en la Zona Norte (Sarapiquí, San Carlos, Cutris) en el Sur
(Pérez Zeledón, Buenos Aires y en las regiones fronterizas con Panamá) y en las
estribaciones de la Cordillera de Talamanca, tanto hacia el Pacífico como hacia el
Atlántico.

Las áreas principales de Alfisoles se ubican en la Península de Nicoya, y en asocio con los
Vertisoles de la llanura de desborde del río Tempisque. En esta zona las plantaciones
forestales de Tectona grandis, Bombacopsis quinatum y Gmelina arborea se han
desarrollado favorablemente, a la par de pequeñas plantaciones de café. Otros Alfisoles se
presentan en el Pacífico Central (Grecia, Atenas, Orotina, San Mateo) en fincas pequeñas
de frutales (mango, marañón, tamarindo, caimito) y quintas de recreación.

En cualquiera de los casos, estos suelos “rojos” ocupan por lo general, las partes altas de las
cuencas y las posiciones más altas de las pendientes, o sea, aquellas zonas que no han
estado sujetas a proceso alguno de rejuvenecimiento, y por el contrario han estado
sometidas a constante livixiación.

Origen

Estos suelos se originan por el movimiento vertical del agua por períodos prolongados en
condiciones de alta temperatura sobre prácticamente casi cualquier tipo de material
parental. Su principal característica es la formación de un horizonte argílico o sea de
acumulación de arcilla iliviada (que migra del horizonte superficial al profundo). Para que
la lixiviación ocurra con intensidad, la precipitación debe ser más elevada que la
evapotranspiración potencial en condiciones de drenaje libre, esto es que la tabla de agua
debe encontrarse muy profunda y separada de la superficie. Este proceso conlleva la

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pérdida de cationes mono y divalentes (Na, K, Ca y Mg) con la acumulación de cationes tri
y tetravalentes como el Al, Fe y Si. La coloración de estos suelos se debe principalmente al
grado de hidratación del Fe el cual, en su forma oxidada, confiere tonalidades pardo rojizas
o rojizas en las pares cóncavas del relieve, y en su forma hidratada da cabida a los colores
pardo amarillentos y amarillentos en las depresiones convexas de estos paisajes.

El principal criterio para clasificar estos suelos como Ultisoles y Alfisoles es la presencia
de un horizonte argílico y/o kándico subsuperficial, en el primer caso bajo condiciones
ácidos (trópicos húmedos), y en el segundo, de neutras a básicas (trópico húmedo seco).

Propiedades mineralógicas

Mineralógicamente, presentan predominancia de arcillas 1:1 (principalmente caolinita) y


óxidos de Fe y Al. Aunque estos materiales son finos, la formación de puentes de H en las
1:1, propicia que las partículas se agreguen entre sí dando estructuras más desarrolladas.
Estas a su vez se recubren de óxidos y constituyen un tipo de partícula de mayor tamaño
que es conocida como “pseudoarena”.

Propiedades físicas

La presencia de agregados estables en estructuras granulares confiere a estos suelos una


condición física excelente, en particular, en lo que se refiere a sus drenajes naturales. Sin
embargo, si existen prácticas de manejo como sobrepastoreo o una mecanización intensiva
que modifiquen estas características naturales las condiciones físicas pueden deteriorarse
irreversiblemente. El encalado de estos suelos, si bien favorece las condiciones de
fertilidad, en exceso también puede conducir e incrementar su erosión al favorecer la
defloculación de las arcillas. Estos efectos, desde el punto de vista de productividad, son
mucho más acentuados en Ultisoles que en Alfisoles pues se unen a su pobreza nutricional
creándose un ambiente edáfico poco amistoso para las raíces de la planta.

Propiedades nutricionales

Desde el punto de vista nutricional, las buenas condiciones de agregamiento de estos suelos
representan condiciones ideales para la lixiviación de nutrimentos, especialmente las bases
(Ca, Mg, K) lo que conduce a acentuados problemas de acidez. Además, los materiales
arcillosos de estos suelos al unirse unos con otras, restringen su superficie específica y
ofrecen una muy pobre capacidad de intercambio de cationes efectiva, lo que determina su
muy baja fertilidad. Al ser suelos ácidos, aparte de los problemas directos de toxicidad de
Al y en menor grado de Mn, también presentan problemas de disponibilidad de P por
fijación del mismo al Fe y al Al. Como no se presentan buenas condiciones para la
acumulación de materia orgánica, y los nitratos se pierden muy fácilmente por lavado, la
disponibilidad de N es siempre baja. Muchos de los microelementos son solubles en
medios ácidos, lo que permite su pérdida por lavado; sin embargo, en suelos viejos y
expuestos a mucho lavado, por lo que es común que se encuentren en niveles de
insuficiencia.

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Manejo

Un encalado prioritario que contemple tanto el suplemento de Ca como el de Mg, así como
la selección de germoplasma tolerante a condiciones ácidas, generalmente, es la acción
inicial que debe practicarse en estos suelos. La fertilización abundante y fraccionada de
NPK sostiene la producción en dichos suelos, cuando se contempla la adicción de
elementos menores en el momento oportuno. Prácticas de fertilización orgánica ligadas a
encalado pueden también ser una fuente importante de nutrimentos y de mejoramiento de
las propiedades físicas alteradas por el mal manejo.

INCEPTISOLES

Origen y distribución

En Costa Rica los Inceptisoles están ampliamente distribuidos. Existe una buena cantidad
de ellos en zonas ligeramente onduladas y planas y su origen proviene del efecto de
meteorización que sufren los sedimentos aluviales, coluviales y coluvioaluviales
depositados cuando permanecen sin recibir nuevos aportes por un cierto período de tiempo.
Si en estas situaciones se produce una condición de mal drenaje por la presencia de una
tabla de agua muy superficial, estos Inceptisoles se clasifican como aquepts, que son suelos
importantes en los primero 100 m de elevación del país. Cuando el agua es salobre,
además, se puede encontrar un horizonte, sulfhídrico bajo vegetación de mangle lo que
permite clasificarlos como Sulfaquepts. Este gran grupo es importante pues en esos
terrenos se explota el mangle, se crían camarones y de ellos se extraen sal. Las inceptisoles
de zonas aluviales planas o casi planas son los suelos de mayor potencial agrícola en Costa
Rica y entre ellos se destacan los valles de los ríos Tempisque, Bebedero, Tárcoles, Parrita,
Térraba, Sierpe y Coto, en el Pacífico, y Matina, Reventazón, Parismina, Pacuare, Estrella y
Sixaola, en el Atlántico.

Extensión y uso

Por el origen relativamente reciente de la mayoría de los materiales parentales, este orden
de desarrollo incipiente es muy abundante (alrededor de un 39% del territorio nacional) y se
encuentra distribuido por todo el país, generalmente en una forma asociada a los otros
órdenes, de modo que es común encontrar toposecuencias que incluyan Inceptisoles con
características típicas de otras clases como: líticas, fluvénticas, ándicas, vérticas u óxicas.

Como son suelos con características poco acentuadas, igualmente son suelos poco
problemáticos (excepto aquellos que presentan mal drenaje) que permiten una amplia gama
de actividades de producción agropecuaria, entre las que se pueden mencionar: la mayor
parte del banano y la palma de aceite que se produce en el país, la caña de azúcar, el cacao,
el café, los granos básicos, ganadería en todas sus formas, bosques de producción y

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recientemente se han incorporado los cultivos no tradicionales tales como: mango,


aguacate, melón, pimienta y raíces y tubérculos, flores, tropicales, etc.

Propiedades

Las características químicas y mineralógicas cambian según sea el origen de estos suelos,
no hay predominancia de ningún material en especial, y en general, lo que se encuentra en
ellos son mezclas de varios tipos de arcillas y minerales primarios.

Todas las otras propiedades, de igual manera, se presentarán en condiciones intermedias, o


alteradas por procesos intergradacionales que originan tendencias de tipo esmectítico,
alofánico, orgánico u oxídico.

Manejo

Los Inceptisoles mal drenados en los cuales se instalan plantaciones comerciales requieren
de prácticas de avenamiento, las cuales son económicamente viables siempre y cuando la
frecuencia de inundaciones sea baja.

Desde el punto de vista nutricional, en la Zona Atlántica se han identificado dos grandes
paisajes, a saber, los Inceptisoles del Atlántico Norte desarrollados a partir de materiales
volcánicos depositados en forma aluvial, que se diferencian de los Inceptisoles del
Atlántico Sur por su menor respuesta al K, ya que los últimos se forman a partir de
materiales calcáreos.

En los Inceptisoles de regímenes ústicos de Guanacaste, es común encontrar respuesta a la


aplicación de S y Zn especialmente en el cultivo del arroz.

Los Inceptisoles de los Valles de Pacífico Sur pueden presentar problemas de toxicidad de
Cu generadas en el pasado por aplicaciones masivas de este elemento en el cultivo del
banano, que constituyó durante varias décadas, junto con el cacao, el cultivo principal en
esta zona. El uso de fertilizantes en estos cultivos fue limitado. Hoy en día estas áreas se
siembran con palma de aceite, con fertilizante y con sistemas de drenaje.

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