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Sintesis:

Claus y Valeria, una pareja joven en crisis, llegan a casa de sus suegros en la
madrugada de Navidad con sus hijos y un auto averiado. Las tensiones aumentan
cuando Claus discute acaloradamente con su padre conservador y luego hace
compras navideñas con su tarjeta de crédito, enfrentándose a Valeria por su
desconexión emocional. En la fiesta, un enfrentamiento explosivo con su padre
disfrazado de 'Santa Claus' desencadena un colapso emocional en Claus, llevándolo
a golpearse el rostro. Desorientado, se ve envuelto en un altercado en una discoteca,
siendo brutalmente golpeado por tres hombres. Al amanecer, de regreso en casa,
emocionalmente afectado, atiende a su bebé y propone a Valeria dejar el lugar con
sus dos hijos.
Motivación

Los eventos ocurridos durante la pandemia le dieron una forma a mi intimidad que
nunca había experimentado antes. Tenía la sensación de estar viviendo algo histórico
de un modo completamente distinto y que no sucedía solamente en la televisión.
Esto no era como el atentado del once de septiembre o el proceso de paz con las
FARC, que son quizás, los dos grandes eventos históricos que marcaron mi vida.

Esto era otra cosa.

Esto era un virus que nos obligaba a encerrarnos en casa por periodos
insufriblemente largos.

Esto era una especie de prueba espiritual y psicológica que a mi, particularmente,
me llevo al límite.

La pantalla era la alternativa, la pantalla era la salvación, pero al mismo tiempo, la


pantalla era el enemigo.

Entregarse a la pantalla era sucumbir ante el bombardeo de publicidad, desidia,


depresión, ansiedad y miedo que provocaba la pandemia. Yo estaba a merced de las
redes sociales y la televisión. La pantalla, el encierro y la familia eran como los
ingredientes de una bomba que se sentía que iba a estallar en cualquier momento.

En mi casa estalló la bomba.

Rossana, mi pareja y yo, tomamos la muy tonta decisión de pasar la pandemia en


casa de mis padres porque Cantave, el hijo de mi novia, era muy inquieto y
necesitaba espacio.

Nos encerramos un mes los tres en su casa y lentamente nos fuimos transformando
en niños con un hijo. Eramos los hijos de mis papas y el hijo de mi novia se
transformaba en una especie de hermano menor que teníamos que cuidar. La falta
de intimidad real, el tiempo y la ausencia de soberanía sobre el espacio, hizo que la
violencia se acumulara en nosotros tres hasta que cualquier situación, por más
mínima que fuera, se transformaba en una batalla campal. Un día eché a mi novia
de casa de mis padres pues no soportábamos más la vida juntos bajo ese techo y la
relación se fue abajo.

Un mes después fui a buscar a Rossana donde su hermana en Tabio y hice todo lo
que pude para que volvieramos a estar juntos. En ese momento por fin decidimos
que íbamos a tener una familia lejos de mis padres y bajo nuestras propias reglas, un
par de meses después, ella estaba embarazada.
Al final del año, la pandemia había matado y había hecho renacer mi familia.

Vengo pensando que alrededor de ese extraño arco narrativo es que viene
formándose la ficción que he estado escribiendo en estos últimos años. Mi
intención es filmar y mostrar todas aquella pulsiones que buscan tapar y ver suerte
de grieta familiar que se oculta y se disfraza con bastante sutileza. Justamente me
interesa analizar lo que sucede con esta máscara familiar durante el periodo
navideño.

II.

Recuerdo bien que cuando nació mi segundo hijo Noah y quise volver a ver “Fanny
y Alexander” de Bergman. Tenía un vago recuerdo de una intensa y oscura película
familiar en navidad. En las noches, Noah siempre se despertaba y yo debía acunarlo
en un huevito que yo mecía mientras caminaba por la casa. Como se me hacía
demasiado largo y tedioso el tiempo, y además me dolía mucho el brazo de pasar
tanto tiempo caminando y meciendo al bebé, resolví acunarlo mientras iba de una
esquina a la otra mientras ponía una película. De esa forma, en 5 o 6 noches distintas
vi de nuevo Fanny y Alexander. Yo venía escribiendo este proyecto en el marco de
una maestría de escrituras creativas y me interesaba muchísimo la idea de hacer una
película de intimidad visceral en medio de una navidad colombiana, en el contexto
político particular de los estallidos sociales y los debates que abre profundas brechas
a nivel ideológico y político en las familias de todo el país. Yo mismo experimenté
profundos y fuertes debates con mis padres por salir a marchar en medio del
estallido social del 2020.

Al ver Fanny y Alexander mientras acunaba a mi hijo fui descubriendo algo que no
recordaba: Era una película navideña familiar con fantasmas y pesadillas. Era una
película con una intensa presencia del miedo. A mi esto me interesó muchísimo y
luego comencé a escribir fervientemente pensando no ya en hacer una película de
fantasmas, sino en hacer una película donde pudiese manifestarse una suerte de
energía fantasmal violenta que atraviesa a la familia, que suele permanecer oculta,
una energía destructiva y furiosa capaz de mostrar una verdad desgarradora.

“Noche buena” es entonces una película navideña contenida en 3 días que busca
condensar el tiempo, el espacio y los personajes para extraer de allí esa violencia
oculta bajo las buenas maneras. Una violencia que busca salir y que encuentra en
ese carnaval lleno de alcohol, música bailable y debates políticos, su medio perfecto
para manifestarse, como una suerte de duende que aparece y nos muestra una
imagen tremenda de lo que somos.
Este fue el disparador

Una referencia para hablar de la puesta en escena

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