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Bajo el ébano de la noche estrellada,

resuena el eco de una historia dorada.

Cultura afro, canto de resistencia,

tejida en notas de pura presencia.

Jazz y blues, lamentos del alma,

surgen como ríos de calma.

Hip-hop que es danza de rimas sinceras,

pulsar eterno de historias enteras.

En la danza de la noche, el reggae se cuela,

como susurro que al corazón consuela.

Melodías que hablan de libertad,

tejiendo sueños en la oscuridad.

En la esencia de un sueño, resuena la voz,

de Luther King, anhelo de paz y arroz.

Mandela, faro de justicia y luz,

trayendo consigo un mañana de cruz.

Maya, poeta de alas desplegadas,

vuela entre versos de palabras bordadas.

Ciencia que florece en campos de Carver,

y Jemison, estrella que al cielo pudo elevar.

En el lienzo de la vida, colores de África,

patrones que cuentan una historia rica.

Moda que es arte, gastronomía que es danza,

en el palpitar del tiempo, la nostalgia avanza.


Susurra el viento entre telares de esperanza,

la herencia afro, la danza de la bonanza.

En el corazón, un eco de gratitud,

por las huellas dejadas en esta eternidad en plenitud.

Así, entre notas y sueños que se entrelazan,

la cultura afro, eterna llama que abraza.

Nostalgia dulce, como el eco de un tambor,

resonando en el alma, fuente de amor.

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