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René Descartes, el filósofo y matemático del siglo XVII, no abordó directamente el tema del

aprendizaje en sus obras principales, pero sus ideas filosóficas y su enfoque epistemológico han
influido en las teorías posteriores sobre el conocimiento y el aprendizaje.

Descartes es conocido principalmente por su enfoque en el método deductivo y su afirmación de


"Cogito, ergo sum" (Pienso, luego existo). Su método cartesiano implicaba dudar de todo lo que se
pudiera dudar hasta que se encontrara un fundamento sólido e indudable para el conocimiento.

El método de Descartes, también conocido como el "método cartesiano", es un enfoque


sistemático para la búsqueda de conocimiento que René Descartes delineó en su obra "Discurso
del Método" (Discours de la méthode), publicada en 1637. Este método consta de cuatro reglas
básicas:

egla de la evidencia clara y distinta: Descartes sostiene que se debe aceptar como verdadero solo
aquello que se pueda percibir con claridad y distinción. La claridad y la distinción son criterios
epistemológicos que ayudan a determinar la certeza de una idea.

Regla de la división del problema en partes: Sugiere que se debe dividir cualquier problema
complejo en partes más simples y manejables. Esto facilita la resolución del problema al abordar
cada parte de manera individual y sistemática.

Regla del ordenamiento: Implica la necesidad de ordenar los pensamientos, comenzando por los
conceptos más simples y avanzando gradualmente hacia los más complejos. Este enfoque
ordenado facilita la comprensión y la resolución de problemas.

Regla de la revisión y el control: Requiere que se realice una revisión completa y exhaustiva de la
solución propuesta, para asegurarse de que ningún aspecto importante se haya pasado por alto y
para verificar la validez de cada paso del razonamiento.

El método cartesiano es un método racionalista que enfatiza el uso de la razón y la duda metódica
como medios para alcanzar el conocimiento seguro y verdadero. A través de este método,
Descartes buscaba establecer una base firme para el conocimiento, evitando la influencia de la
opinión no fundamentada y la autoridad dogmática.

El método cartesiano, aunque fue diseñado principalmente como un enfoque filosófico y


epistemológico, también puede aplicarse en contextos cotidianos para resolver problemas y tomar
decisiones. Aquí tienes algunos ejemplos de cómo podrías aplicar el método cartesiano en
situaciones de la vida diaria:

Tomar decisiones importantes: Supongamos que estás considerando cambiar de trabajo. Podrías
aplicar el método cartesiano dividiendo el problema en partes más manejables: identificar los pros
y los contras de tu trabajo actual, investigar las oportunidades potenciales, considerar tus
habilidades y preferencias, y evaluar cómo cada opción afectaría tus metas a largo plazo.

Resolver problemas técnicos: Si estás tratando de solucionar un problema técnico en tu


computadora, podrías aplicar el método cartesiano dividiendo el problema en partes más
pequeñas: identificar el síntoma del problema, investigar las posibles causas, probar soluciones
paso a paso y verificar la efectividad de cada una.

Planificación de proyectos: Si estás planeando un proyecto, como organizar un evento


comunitario, podrías aplicar el método cartesiano dividiendo el proyecto en etapas y tareas más
manejables: identificar los objetivos del evento, dividirlo en fases (como planificación, promoción,
ejecución y evaluación), asignar responsabilidades y revisar el progreso en cada etapa.

Resolver conflictos interpersonales: En una discusión o conflicto con otra persona, podrías aplicar
el método cartesiano dividiendo el problema en partes: identificar los puntos de desacuerdo,
entender las perspectivas de ambas partes, buscar soluciones alternativas y evaluar cómo cada
opción podría resolver el conflicto de manera satisfactoria.

En estos ejemplos, el método cartesiano proporciona una estructura lógica y ordenada para
abordar problemas complejos, facilitando la toma de decisiones informadas y la resolución
efectiva de problemas en la vida cotidiana

- Regla de la evidencia clara y distinta: Ejemplo: Antes de aceptar una nueva información o
noticia que encuentras en línea, podrías aplicar esta regla al evaluar su veracidad.
Buscarías fuentes confiables y evidencia sólida que respalde la información, evitando
confiar en rumores o afirmaciones poco fundamentadas.
- Regla de la división del problema en partes: Ejemplo: Si te enfrentas a la tarea de limpiar
tu casa, podrías dividir el trabajo en partes más manejables. Podrías empezar por una
habitación, dividiéndola en secciones más pequeñas como el área de estar, la cocina y el
baño, y luego trabajar en cada sección por separado hasta completar la limpieza de toda la
casa.
- Regla del ordenamiento: Ejemplo: Cuando estás elaborando una lista de tareas pendientes
para el día, podrías aplicar esta regla al priorizar las tareas según su importancia y
urgencia. Organizarías la lista en orden de prioridad, abordando primero las tareas más
importantes o aquellas con fechas límite más cercanas.
- Regla de la revisión y el control: Ejemplo: Después de cocinar una comida siguiendo una
nueva receta, aplicarías esta regla al revisar y evaluar el resultado final. Analizarías si el
plato cumplió con tus expectativas, si hubo algún paso que podrías mejorar para la
próxima vez, y si te gustaría hacer ajustes en la receta para adaptarla a tus gustos
personales.

Estos ejemplos ilustran cómo el método cartesiano puede aplicarse en situaciones cotidianas
para abordar problemas de manera lógica, sistemática y reflexiva.

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