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En la danza del vivir, me encontré perdido, entre sombras que intentaban

opacar mi brillo. Pensé que me estaba apagando, pero en realidad, ya me


estaba encendiendo, un fuego vital.

Me animé a mirar dentro, a desentrañar mi esencia, a descubrir la verdad, la


sublime presencia. Encontré personas que no sumaban a mi vida, me despojé
de cadenas, rompí ataduras heridas.

Vencer miedos, prejuicios, venenos ocultos, caminar hacia adelante, sin importar
los insultos. Anular el juicio ajeno, abrazar mi verdad, donde no me aceptan, es
donde no es mi hogar.

En ese rechazo, descubrí mi potencia, un resurgir de fuerza, una nueva


conciencia. Hice cuerpo al conocimiento, letra a la inteligencia, transformé cada
sombra en pura experiencia.

En la danza de la vida, convertí la convicción en arte, desafié el ninguneo, con


valentía y parte. Mi corazón se triza, se reconstruye con amor, habito desde el
gozo, mi esencia exterior.

Sorteé la mierda del mundo, siendo auténtico, con ternura y sensibilidad, mi ser
se hizo recto. En el ser genuino, reside la verdadera esencia, y desde ese lugar,
se expande la presencia.

Gozo desinteresado, irradiando luz pura, caminando el sendero de una vida sin
censura. Habiendo dejado atrás la carga del pasado, soy libre, auténtico, en este
presente abrazado
Sortear la maldición del mundo porque la muerte es el hecho y la ligereza del sentir concibe a la
acción.
En realidad, me estaba encendiendo, incluso cuando viviendo respiraba un apagón
En la entraña dolía, pero ahí estaba defendiendo mi esencia, la verdad y lo sublime de estar
presente. Algo se manifiesta naturalmente ,conduciendo al cese de las ataduras, los juicios, las
heridas, las cadenas que aún retienen a aquellos que permanecen en ese lugar.
Abrazos danzados a todo lo que sea el hogar, que regenera la fibra con fuerza y le da de comer
a la conciencia. Hacer cuerpo al conocimiento, letra a la inteligencia , y de un impulso pararse
frente a la ola que te aplasta la carne contra la contundencia de la arena y acomoda las sombras,
carcomidas de experiencias.
El corazón se triza y se reconstruye, habitando el gozo y el dolor.
Y lo hago eco -Sortear la maldición del mundo porque la muerte es el hecho y la ligereza del
sentir concibe a la acción. -
Sorteé la maldición del mundo, siendo auténtico y temerario, con ternura y
sensibilidad, en un acto revolucionario. En lo genuino, donde reside la esencia
verdadera, se expande la presencia, aunque la muerte se cierne, ligera.

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